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Our twenties
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 06
betty. • taianna favro & elio barone.
- regrets collect like old friends:
- Me he convertido en una mentirosa. No es que me haya dado por el arte del engaño así porque sí, se trata de mera cuestión de supervivencia. Para resumirlo: me masacraron a críticas en mi última exposición, fue un absoluto y doloroso fracaso. Necesitaba un sitio donde ir a lamerme las heridas y reponerme. Galena, mi pueblo natal, parecía el adecuado para ello. El problema es que me largué de aquí a los diecinueve años bajo la promesa de no regresar y demostrar a mi familia que se equivocaban conmigo. Me negaba a volver como un perro apaleado y regalarles la satisfacción de la razón, bastante golpeada me sentía ya.
Así surge la primera mentira; dije que venía de vacaciones, a buscar inspiración en el ambiente. Sería poco tiempo, un mes, a lo sumo. La segunda mentira; que ha pasado un año y aún continúo en Galena. Y, la tercera; cada vez que hablo con Jonah, mi agente, le aseguro que nuestro plan ha funcionado y ya me encuentro inmersa en la creación de mi próxima obra. Aun cuando no he tocado ni pincel ni cincel alguno en estos doce meses. Pues la sola tentativa me produce sudores fríos. Mi único logro este año ha sido sobrevivir a todas las mentiras que solté al llegar. Que, tratándose de una persona despistada, es toda una hazaña, tampoco vamos a quitarme mérito.
—Taianna.
Aterrizo de nuevo en el Monet, directa a su ajetreo y excentricidad. Como si nunca me hubiera marchado de aquí y el año y medio que pasé en Toronto, trabajando como una artista profesional, hubiera sido un sueño. Mi corazón se salta unas cuantas palpitaciones ante esa idea. ¿Y si me quedo atrapada de nuevo en Galena? «Relájate». Esto es un bache en el camino, nada más. Antes de que me dé cuenta habré recuperado la inspiración, estaré de vuelta en la ciudad y haré que los críticos de arte que me despedazaron sin ninguna consideración, se arrepientan de sus palabras. Adiós a las mentiras y lo agotador que resulta mantenerlas.
—Taianna. —En esta ocasión, la voz aguda de mi madre es más demandante, un aviso de que más me vale prestarle atención si no quiero que me atice con el trapo que lleva colgado al hombro. Siempre ha odiado mi tendencia a sumergirme en mí misma—. ¿Estás prestando atención?
Doy unos toquecitos acompasados con la uña sobre la barra de madera. Aprieto los labios. Con la otra mano y disimulo, detengo el reproductor de música de mi teléfono y ABBA deja de susurrarme en los oídos, donde tengo ocultos los auriculares bajo el pelo.
—No. —Suelta un suspiro exasperado por sus labios pintados de rojo. La mano se acerca peligrosamente al trapo y yo me echo hacia atrás sobre el taburete.
—Decía si puedes ayudarme a preparar los cafés para la mesa. No sé dónde se ha metido Antoni. Ni tu padre, ya que estamos. Sola no doy abasto —apostilla, realizando un gesto con la mano que abarca la actividad de la cafetería.
Miro la mesa en cuestión; La Urraca, ocupada por el Equipo Pilates, un grupo de mamás vestidas con trajes de deporte idénticos que vienen todas las mañanas a pelear de forma pasivo-agresiva para demostrar quién tiene el marido más atento, el hijo más brillante y la casa más grande. Es la única mesa que aún no está atendida.
Esta no es más que otra estratagema de mi madre para ponerme a trabajar. Zelda Favro es experta en combinar sutileza y una ligera pizca de victimismo para convencer a quien se le ponga por delante de cumplir todos sus deseos. Aunque conmigo pocas veces le ha dado resultado.
—Lo tienes controlado, madre. ¡Date un poco de crédito! —exclamo con energía, alzando el brazo hacia el techo en gesto de triunfo.
—Ya que te pasas el día aquí, podrías echar una mano. Solo te he pedido unos cafés —lloriquea. Cambia de táctica,
a tope con el victimismo. Nada más le falta hacer un puchero.
«Solo unos cafés» significa que, en el momento en el que ponga un pie al otro lado de la barra, empezará a pedirme cosas y, cuando quiera darme cuenta, el sol se habrá puesto. No me molesta echar una mano a veces, si es Martina quien lo pide. Si lo piden mis padres, reniego. Se acostumbran rápidamente al «sí» y, cuando les sueltas un «no», se enfadan porque piensan que ayudarlos es mi obligación. Ya lo piensan, de hecho. Mi poca implicación con el Monet siempre ha sido un conflicto entre nosotros. Hace tres años tuvimos una discusión por este motivo y estuvimos más de seis meses sin hablarnos. Al final, el paso del tiempo diluyó sus efectos y decidimos dejarlo en el pasado.
Pero este año he comprobado que sus intenciones por confinarme en el Monet continúan presentes y que esa discusión no sirvió de nada. Ni tampoco haberles demostrado que se equivocaban. Volver ha sido como poner un caramelo a un niño en la punta de la lengua y exigirle que no se lo coma. Han visto su oportunidad de convencerme para recapacitar y lanzar indirectas poco sutiles. Y eso que no saben por qué estoy aquí. No quiero ni imaginarme cómo sería si supieran la verdad. Eso también me produce sudores fríos. Mentir se supone que no está bien, pero las mentiras son las que mantienen la precaria paz que hay entre mi familia y yo.
—He venido porque me ha llamado Martina —explico. Relegando mis pensamientos a un segundo plano.
Miro la hora en el móvil, impaciente. Estaba plácidamente dormida y su llamada de urgencia pidiéndome que viniera ha interrumpido mi sueño tórrido con Chris Evans. Pero ya llevo aquí una hora y todavía no ha aparecido. Mi madre pone sus preciosos ojos azules en blanco y desiste de su empeño, marchándose a preparar los cafés.
Martina se hace rogar un poco más. Pero, al final, traspasa la puerta de madera robusta, con el halo de prisa y estrés que siempre la acompañan. Se le nota la agitación en la respiración y tiene el pelo alborotado, encrespado sobre los hombros, como si hubiera venido corriendo.
—Ho…
—Necesito que me acompañes a por Jasón —vomita, casi tirándome de la silla cuando se coloca a mi lado.
—Creía que de eso se encargaba Patrick —hablo en tono precavido, ignorando la argamasa de odio al mencionar el nombre de mi cuñado. Martina sonríe, que es su forma de manejar el estrés, porque vive determinada a no demostrar que la falta de responsabilidad de su marido la afecta—. Imagino que tiene una buena excusa —añado.
No es que estuviera en medio de algo importante. A parte, quién soy yo para criticar a Patrick si llevo un año viviendo entre mentiras y sin hacer nada de provecho con mi vida. Pero no puedo evitarlo al ver cómo mi hermana debe hacer malabares por compaginar toda su vida mientras él se dedica a vivir la suya como si aún fuera un adolescente de diecisiete años.
—¿Vienes o no? —pregunta en un hondo suspiro, perdiendo la pose inalterable—. Tengo que salir hacia Toronto en—pausa para echar un vistazo al reloj de pulsera—una hora si quiero llegar a clase. No me da tiempo a traerlo aquí.
—Puedo ir yo a por el niño y tú me cubres un ratito. —Mi madre aparece otra vez, venida de la nada, con una sonrisa ladina. No se rinde nunca.
—¡Andando!
Pego un salto del taburete. Recojo mi mochila y tiro de Martina hacia la salida, de pronto, con muchas ganas de ir a por Jasón.
—¡Eh! —chilla mi hermana al verse arrastrada por mi ímpetu.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Damos un rodeo por el paseo del lago, que a esta hora está repleto de gente. El aire se encuentra impregnado del olor dulzón del lago y una mezcla de comida que emana de los establecimientos. Martina realiza varios amagos por caminar deprisa, pero al ver que no funciona, termina por rendirse y amoldarse a mi paso tranquilo. Enciendo un cigarrillo y suelto la primera calada con intensidad. Disfruto del calor de principios de junio bajándome el cárdigan hasta los codos. No puedo negar que he echado de menos el encanto de cuento que tiene Galena, con sus calles de piedra, casas de colores y la vista del Ontario en el horizonte, en lugar de sosos edificios. Pero, aun así, sigo prefiriendo la variedad que ofrece Toronto. Cruzarme con personas que no volveré a ver y que no conocen hasta cuándo me vino mi primera regla.
—Cuál ha sido su excusa esta vez.
Martina me ignora, continúa andando con el mentón alzado, pretendiendo mostrarse tranquila. Pasados unos segundos, no le queda más remedio que prestarme atención, al no dejar de acuchillarla con los ojos.
—Un amigo suyo le ha invitado a la presentación de un nuevo café. La empresa quiere conseguir inversores.
—Entiendo… ¿Con qué dinero va a invertir, con el que le dan por no hacer nada?
—Taianna, te lo pido por favor, no empieces —advierte a la que tomamos la curva que conduce a la zona de los colegios e institutos—. Solo ha ido a ver si merece la pena. Nadie ha dicho nada de invertir.
—Y yo no he dicho nada que no sea verdad—. Pego la última calada y aplasto el filtro en el suelo con un fuerte pisotón. Martina rueda los ojos.
Con veintisiete años, pelambrera en los huevos y un hijo, Patrick tendría que haber madurado tiempo atrás. A mí no me cabe en la cabeza que Martina no le eche en cara su falta de compromiso, cuando a los demás no tiene reparo en comunicarnos que estamos haciendo algo mal. Ella trabaja seis días a la semana en el Monet, estudia un grado de Dirección de Empresas en la universidad y, entre medias, es madre. ¿Tanto le cuesta al gandul venir a buscar a su hijo? De nuevo, sé que no soy quién para juzgar. A mí tampoco debería costarme nada empezar mi siguiente proyecto después de haber sacado adelante tres exposiciones. Pero aquí estamos.
—No era necesario que me acompañaras —digo, cambiando de tema, a la que nos plantamos a la salida del colegio de Jasón. Rodeadas de padres que cotorrean sobre trivialidades.
Me lanza un par de miradas nerviosas antes de plantarse delante de mí, más cerca de lo que necesita mi espacio personal para sentirse respetado. Cuadra los hombros y se mordisquea el labio inferior.
—Tenemos que hablar.
A mí se me escapa un amago de carcajada. Martina resopla.
—Lo siento, es que parece que vas a romper conmigo. —Me disculpo, intentando acoplarme a su estado contrito—. Tú dirás.
—Mamá y papá…
«Empezamos mal».
—¿Ahora te usan de paloma mensajera?
—Conmigo no te pones tan a la defensiva.
—Eres menos pesada.
«Y no fuiste tú quien trató de sabotear la oportunidad de mi vida, ni mandar mi autoestima a la basura», medito sin poder evitarlo. Por supuesto, Martina no está extensa de culpa, pero en comparativa; la suya es mínima, casi residual. Al haberse alargado mi estancia en Galena, me he dado cuenta que, por mucho que decidiera olvidar la discusión, nunca he llegado a perdonarlos. En Toronto era capaz de ignorarlo porque durante los últimos años solo nos hemos visto en fechas señaladas y comidas familiares esporádicas. En las que me empapaba en vino para no enterarme de mucho. No tenía que convivir con ellos, ni con su necesidad enfermiza por que haga lo que ellos desean.
—Solo para que lo sepas, no me han pedido que te diga nada de su parte —aclara. Antes de continuar, lanza un vistazo a la puerta por si aparece Jasón—. Pero ayer, mientras cenábamos, dejaron caer el tema del traspaso. Les han hecho un par de buenas ofertas.
Martina y yo no tenemos nada que ver, pero compartimos el tic de las sonrisas ambiguas. Nos sale a ambas cuando queremos ocultar nuestras emociones. Una de esas sonrisas se expande en mis labios en este momento, mientras me devano las neuronas buscando una respuesta neutral:
—¿Aceptarán alguna?
—Aún no lo saben. —Martina se agarra los codos. Veo la duda en su rostro, debatiendo consigo misma. Pero, al final—: Verás, como ya llevas aquí un tiempo, todos pensamos…
La detengo, impidiendo que formule la frase completa. Se supone que ella sí ha aceptado mis decisiones. ¿Por qué hace esto? Así de repente.
—No voy a quedarme. Volveré a Toronto dentro de poco. —Le recuerdo, en un tono ácido que no puedo controlar, las pulsaciones a mil por hora—. Y, para aclararlo de una maldita vez, ni quedándome me haría cargo del Monet.
—No te veo con muchas intenciones de irte —contraataca.
—Cuando me necesitas para pedir favores no te quejas de que ande por aquí. Tienes mucho morro, hermanita.
—Te molesta que te diga la verdad. —Se aparta el pelo de la cara, aumentando el tono de voz. Lo que llama la atención de los buitres que nos rodean, siempre dispuestos a enterarse de la vida ajena para desperdigarla por el pueblo—. Para empezar, ¿por qué sigues aquí? Según tenía entendido solo venías para un mes porque todo te iba de perlas con tu intento de vida cosmopolita. No querías ni oír hablar del pueblo, ni de nosotros.
Un golpe directo al pecho, a las mentiras que entretejí un año atrás. La vergüenza de este acontecimiento asoma la patita, recordándome mi esperpéntico fracaso y mi imposibilidad para sobreponerme. Tiene razón, me jode la verdad. Y la verdad es, aparentemente, que Martina también sigue esperando a que recapacite y cambie de parecer.
—Ya has demostrado que nos equivocábamos, ¿qué más necesitas?
Aparentemente, no. Definitivamente piensa que me fui por una rabieta. Lo ha ocultado la mar de bien todo este tiempo, eso debo concedérselo. Y yo pensando que al menos contaba con el apoyo de Martina. Me entra tal arranque de rabia, frustración y ganas de hacerle daño, que no puedo contener mis siguientes palabras:
—Si vuestra preocupación es que el Monet se lo queden unos desconocidos, dile a tu marido que se ponga los pantalones de una vez y tome el mando contigo. En lugar de tratar de convencerme a mí.
Martina parpadea por toda reacción. Después, me da la espalda de forma premeditada, zanjando la conversación Me arrepiento de inmediato de lo que he dicho, consciente de que me he pasado. Un sabor amargo se instala en mi boca. Con mis padres nunca me afectó la distancia. Después de todo, no es que antes tuviéramos una relación cercana. Pero con Martina es diferente, como ellos trabajaban de sol a sol; era mi hermana quien me peinaba por las mañanas, la que me daba el beso de buenas noches y a quien acudía siempre que tenía un problema. Es la razón por la que quise enterrar el hacha de guerra.
Así que, a pesar haber tenido razones justificadas para cabrearme, la abrazo por detrás y apoyo la barbilla en su hombro. Martina, al principio, se queda tiesa como un palo, pero no tarda en cubrir mis manos con las suyas.
—Lo siento —murmuro.
—Y yo.
También lamento tener que mentirle, haber erigido un muro entre nosotras, que crece todos los días al no poder sincerarme. Que no puedo derribar, no después de lo que acaba de pasar. Porque ahora sé que reaccionaría de la misma forma que mis padres: con alegría y regocijo ante mi fracaso. Haberlo descubierto me produce tal angustia que prefiero hacer de cuentas que no ha pasado. Voy a irme tarde o temprano, mejor mantener la paz.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Con diez años que tiene, no espero que Jasón me monte una fiesta por haber venido a recogerlo, como sí hacía cuando apenas me alcanzaba la rodilla. De hecho, he estado tratando de convencer a Martina para que le permita volver por su cuenta. Nosotras nos movimos solas por Galena desde una edad bien tierna, todo el mundo nos conocía y siempre había ojos que nos vigilaban. Pero, mientras yo disfrutaba de la independencia, mi hermana vivía preocupada porque nos fueran a secuestraran a la vuelta de cada esquina. Debido a su trauma, ahora el niño tiene que soportar ser escoltado incluso hasta el baño en un restaurante por el miedo de su madre a que nos llamen horas más tarde pidiendo un rescate.
—Menuda bienvenida —silbo al ver que Jasón se limita a darnos un asentimiento de cabeza y pasar entre nosotras sin detenerse, alejándose calle abajo.
Como digo, no esperaba una fiesta, pero mi sobrino es un niño cariñoso, normalmente me da un beso o un abrazo rápido cuando me ve. Espero que no se deba al ataque de la pubertad. Porque, a pesar de lo crecido que está, yo no puedo evitar ver al bebé que se pasaba tardes enteras acoplado en mi regazo mientras veíamos dibujos. Todavía era una cría cuando Jasón vino al mundo, así que siempre lo he visto como el hermanito pequeño que le pedí a mis padres sin éxito durante años. Tenemos un vínculo especial, que se ha mantenido indemne a la distancia y las peleas. Por mucho que no me hablara con mi familia durante meses, a Jasón venía a buscarlo casi todos los fines de semana desde Toronto y me lo llevaba conmigo.
—Vamos. —Martina, que mira el cogote del niño con aire melancólico, me agarra por la muñeca y tira de mí para reunirnos con él.
—¿Pasa algo? —pregunto, sin oponer resistencia, sorteando a críos y padres. Mi hermana me mira por encima del hombro. Advierto preocupación y dolor, que no se molesta en ocultar—. Pasa algo —confirmo.
Martina suspira con toda la fuerza de su alma. Un mal presentimiento me invade. A propósito, paramos de caminar, para quedarnos unos metros rezagadas por detrás de Jasón. Olvido cualquier rencor que se haya despertado con nuestra reciente pelea y me concentro en él.
—El año pasado unos compañeros estuvieron metiéndose con él…
—Dame nombres, que voy a tener unas palabritas con los desgraciados. —Ni siquiera dejo que termine. Una furia arcaica me sube por la garganta como una arcada.
—¡Taianna, que son niños! —exclama horrorizada.
—Eso no les da derecho a ser crueles. —Además de niños, son personas. No deberíamos excusarlos de comportamientos que en los adultos no toleramos.
—De todas formas, fue el año pasado. Los profesores tomaron medidas y se solucionó el problema.
Cuando proceso la información bien, la miro atónita, dolida, traicionada y muchos adjetivos más. «El año pasado».
Jasón tuvo problemas el año pasado y yo acabo de enterarme. Martina comprende el motivo de mi perturbación y pone lo ojos en blanco. Lo que me cabrea más.
—Ni siquiera estabas aquí. —Se defiende.
—¿Y solo por eso no tenía derecho a enterarme? Se trata de Jasón. —Mi hermana sabe que para mí no hay nada más importante en el mundo y ella ha castigado mi ausencia no haciéndome partícipe de sus problemas… Tomo todo el aire que pueden soportar mis pulmones y también lo dejo correr—. ¿Por qué la tomaron con él?
—Jasón es especial…
Ya estamos con lo mismo de siempre. Me está poniendo bastante complicado no enfadarme con ella en el día de hoy. Me enciendo un cigarro bajo su mirada reprobatoria. Pero o me destrozo los pulmones o la destrozo a ella.
—Que al niño le guste maquillarse y pintarse las uñas, no lo hace especial —escupo con el humo saliendo de mi nariz. Siento el alivio de la nicotina en el acto, templándome los nervios.
—Sabes a qué me refiero.
Me recuerdo que no merece pelear por este motivo. No puedo cambiar la forma en la que Martina lo ve. Ya he tratado de hacerlo antes y solo he terminado frustrándome. Con que apoye a Jasón y no trate de cambiarlo —como sí hace Patrick— es más que suficiente.
—Crees que se están metiendo con él de nuevo —adivino.
Martina se aplasta la melena contra el cuello, perturbada.
—No lo sé. Lleva unas semanas así. —Señala a su hijo, que se ha parado en la esquina, con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha—. He hablado con sus profesores y dicen que en el colegio todo marcha bien.
Mientras nuestra conversación avanza, nuestros pasos se ralentizan, para ganar más tiempo. Doy otra calada, a modo de preparación por la reacción que va a generar en Martina lo que estoy a punto de decir:
—¿Patrick se ha puesto pesado? —Lo digo de manera ambigua, para no atacar directamente.
—Lo conoces. —Encoge los hombros, con resignación—. Prefiere que haga…
—Sí, cosas de machotes —interrumpo, tragándome mi opinión al respecto—. Pero a Jasón nunca le ha importado… —Medito en voz alta—. No te ofendas, pero quizás estás siendo paranoica.
—Conozco a mi hijo, Taianna —recrimina con recochineo. Levanto las manos a la altura de la cara, como rogando que no me mate—. Sé que ocurre algo.
Aprieto los labios. No quiero quitarle hierro al asunto, se me ha clavado una espina en el pecho en cuanto me ha contado que Jasón sufrió bullying el año pasado. Pero yo al niño lo veo bien. Sé que tengo la mala costumbre de evadirme en mí misma y no prestar a atención a lo que ocurre a mi alrededor. Sin embargo, Jasón es la excepción. Nunca estoy tan metida en mi ombligo cuando se trata de mi sobrino. En estas semanas, en los ratos que ha pasado conmigo, se ha mostrado como el niño extrovertido, charlatán y adorable de siempre.
—Hablaré con él —digo al fin. Para comprobar por mí misma si está siendo una paranoica o de verdad le pasa algo.
—Eso ya lo he hecho. Me he asegurado de que no piense que debe cambiar nada de sí mismo para encajar.
—Se trata de lo que él quiera contar.
—Soy su madre —apostilla. Martina está celosa de que el niño prefiera contarme a mí sus problemas que a ella.
—¿Recuerdas haberle contando alguno de tus problemas a nuestros padres mientras crecíamos? —respondo, tirando el filtro consumido del cigarro—. Quizás conmigo sea más receptivo. Y, no te ofendas, pero tú eras la niña con la que todo el mundo quería estar. No entiendes bien lo que es sentirte rechazada.
—Menos mal que no querías ofenderme, guapa.
—Me refiero a que yo, como parte de la fauna rara de Galena…
—¡Está bien! —acepta a regañadientes.
No debería sentirme bien por haber ganado en una discusión así, sin embargo, no puedo evitarlo después de todos los ataques que he recibido de ella en la última media hora.
Finalmente nos reunimos con Jasón en la esquina.
—Perdona, cielo. La tía Taianna se ha hecho daño en el pie y no puede ir muy rápido —miente cual bellaca. Revolviéndole el pelo al niño.
Jasón me mira de arriba abajo y yo trato de simular una cojera. Apoyando todo mi peso en el pie izquierdo.
—Me he caído de la cama esta mañana —explico dubitativa. Ya soy una maestra en esto de mentir, pero no por ello me siento más cómoda.
Encoge los hombros y empieza a caminar. Mi hermana me dedica una mirada que quiere decir «¿Ves como no soy una paranoica?».
El trayecto de regreso al Monet transcurre en silencio. En esta ocasión, tomamos la calle principal; el camino más directo a la cafetería. Me dedico a desgranar la información que me ha dado Martina. Es cierto, me he mantenido tan alejada como me ha resultado posible de mi familia estos años, menos de Jasón. Enterarme de sopetón que lo ha pasado mal y comprender que no tuvo la confianza suficiente para contármelo, me duele de forma que no puedo explicarlo. Aunque, tampoco puedo sorprenderme. Yo misma he oculto información por miedo y vergüenza. Quizás Jasón no comentó nada por la misma razón.
Llegamos a la plaza y la voz de Martina me rescata de mis elucubraciones:
—Pórtate te bien y ayuda a los abuelos en lo que te pidan. Tu padre vendrá a buscarte sobre las cuatro, si es que no se retrasa. —Aparece la sonrisa anti-estrés al mencionar a su marido. Jasón asiente en cada una de sus indicaciones.
—¿A qué hora sales de clases?
—Sobre las seis, pero después iré a la cafetería. Antoni libra esta noche. —Habla de carrerilla, buscando las llaves del coche en el bolso al mismo tiempo. No sé cómo no sufre un ataque de nervios diario.
—Jasón puede quedarse conmigo en la residencia. Lo llevaré a tu casa después de cenar. —Me ofrezco, guiñando un ojo a mi sobrino, que sonríe ante la propuesta.
—¿Seguro? Pensé que irías al estudio a…
No he ido a mi estudio ni una sola vez desde que llegué. Esa es otra de mis mentiras. Cuando digo que voy a trabajar, lo que hago es perderme por el pueblo o quedarme a vaguear en mi habitación. Incapaz de acercarme a un lienzo.
—Ventajas de ser mi propia jefa —respondo, con un retorcijón culpable en el estómago.
—Está bien. Cuida de tu tía. —Le da varios besos en la mejilla, de esos que suenan a succión. A mí me lanza una mirada significativa, cargada de «habla con Jasón»—. Nos vemos esta noche.
Martina se marcha corriendo y nosotros, todavía en silencio, retomamos el camino hacia el Monet. La cafetería se encuentra en una de las calles anodinas a la plaza, en el casco antiguo. Puede advertirse la vejez en las grietas de las fachadas y en la cantidad de gente anciana que está de tertulia a la entrada de sus casas.
—No te duele. —habla de pronto Jasón. Arrugo las cejas, sin entender a qué se refiere. Señala mi pie, el que se supone estaba lesionado, por toda explicación. Emulo una sonrisa culpable. Si ya lo dice el refrán; se pilla antes a un mentiroso que a un cojo—. Sé que estabais hablando de mí.
—Eso es porque te queremos mucho. —Que, técnicamente, es verdad.
Encoge los hombros y da un puntapié al asfalto. ¿Frustrado? ¿Enfadado? No estoy para nada habituada a no saber qué le ocurre. Quizás es que no le ocurre nada, aparte de tener un mal día, y me estoy dejando llevar por la paranoia de mi hermana.
—También sé que le has dicho a mamá que vas a cuidarme porque piensas que no quiero estar con mi padre.
«Joder con el niño, no se le escapa una». Honestamente, soy yo la que no quiere que esté con Patrick. Además, si me voy dentro de poco, quiero aprovechar todo lo que me sea posible para estar con él. Y, con un poco de suerte, si algo le preocupa me lo cuente.
—Tonterías. —Le doy un codazo amistoso, que le arranca una sonrisa tímida—. Es porque me divierto mucho contigo. ¡Quiero que me enseñes ese maquillaje del que me hablaste la vez pasada!
Jasón se tensa de arriba abajo y yo me quedo como el personaje de la película que aprieta el botón y acaba liándola parda. De pronto me doy cuenta de algo. Lleva semanas sin pedirme que le haga un diseño de uñas y ha dejado de mandarme fotos de los maquillajes artísticos que se hace a sí mismo. Después de todo, sí que he estado con la nariz metida en mi ombligo.
—Ya no me interesa.
Tiene muchos hobbies y los cambia con frecuencia; del volley playa pasó al baloncesto, del Animal Crossing al Fornite o de leer novelas a aventuras a novelas gráficas de superhéroes, por ejemplo. Pero los que se mantienen inalterables a los cambios son ver RuPaul’s Drag Race y Glow Up mientras se atiborra a chocolate. Le apasionan ambos programas e inspirarse en los looks de les participantes para crear los suyos propios.
Será porque me he transformado en Doña Mentiras y he ganado el poder de detectarlas, pero me cuesta creer que lo haya dejado de lado. Es como si yo dijera que ya no me interesa pintar. Va más allá de un interés, es parte de mí, de quién soy. Con Jasón y el maquillaje sucede lo mismo. Es la manera que tiene de explorar su creatividad y expresarse.
¿El problema? Maquillarse es de «niñas y maricones». Que a mi sobrino le guste, a ojos de los demás, solo puede significar una cosa. Una cosa que a su padre le aterra y trata de erradicar disuadiéndolo para que se concentre en sus hobbies aptos para niños. Una cosa por la que Martina prefiere que lo deje para cuando está en casa, para que no se vayan a pensar «algo que no es». Y que, por supuesto, alentó a sus compañeros a meterse con él y provoca los giros de cuello y cuchicheos de los habitantes de Galena cuando Jasón se pasea por las calles con sus uñas pintadas o sus maquillajes.
No pasaría nada si al final fuera cierto. Lo que ocurre es que Jasón solo tiene diez años, es importante recordarlo, porque es aún demasiado pequeño para que nadie esté pendiente del género por el que se verá atraído.
Lo agarro por el codo, deteniéndonos en medio de la calle, en un arranque que me nace de lo más profundo. La fachada del Monet está a penas a dos metros. El niño abre tanto los ojos que parecen a punto de saltarle de las cuencas. Lo suelto, ya que no quiero violentarlo. Le sonrío en serio, esperando reflejar todo el amor que siento por él.
—Muchas personas intentarán convencerte de que su opinión sobre ti, vale más que la tuya. No dejes de ser tú porque los demás no te entiendan, Jasón. O porque piensen que las cosas que te gustan no deberían gustarte.
Nadie ajeno a nosotros mismos debería ostentar el poder de definirnos, ni encorsetarnos. Ni mucho menos, el poder para hacernos creer que quienes somos o lo que nos gusta, está mal. Pero, de primera mano, sé que es muy complicado llegar a entenderlo. A Jasón nunca le ha importado lo que pudieran pensar de él. Me aseguré de que fuera así, desde bien pequeño he tratado de alentarlo para ser quien quiera ser independientemente de lo que opinen los demás. Pero, por lo que acaba de decir, es posible que, finalmente, tanta presión haya hecho mella en él.
—Vale. Pero igual no quiero maquillarte esta tarde. —Aprieto los puños contra el costado, aunque mantengo la sonrisa—. Prefiero hacer los deberes con Flora.
—Menudo Judas estás hecho —reclamo, empujándolo con suavidad para que empiece a caminar de nuevo. Derrotada.
—Cada vez que me ayudas con los deberes los tengo mal. Y si me ayuda Flora, los tengo bien —dice con recochineo, atacando mi inteligencia.
—Te cambié los pañales.
—También me da brownies.
Junto los puños y me los clavo en el corazón, fingiendo que me han apuñalado. Mi teatro absurdo —seamos sinceras, se me da como el culo todo lo relacionado con el ámbito académico—, le arranca una carcajada que me ilumina todos los huecos.
Se adelanta a mí y entra en el Monet. Me tomo unos segundos de soledad. Es posible que haya perdido el interés. Lo que me lleva a pensar que quizás yo también he perdido el interés en pintar y por eso he sido incapaz de crear nada en este año. «No vayas por ahí. Solo estás bloqueada». Meneo la cabeza, deshaciéndome de ese pensamiento. En fin, es posible que después de todo el niño solo haya tenido una mala racha, al contrario de lo que piensa Martina. Rezo, sin ser creyente de nada, que así sea.
Porque no quiero que Jasón se sienta como me sentí yo durante años; rechazada, extraña y como si tuviera que oprimirme los huesos para encajar dentro de lo que se esperaba de mí. Hasta el punto de que tuve que salir huyendo de Galena.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
El ecuador de junio llega y, por supuesto, continúo en el pueblo. Sin hacer nada por marcharme. De hecho, he pasado estas dos semanas atrapada en el Monet por voluntad propia, trabajando sin descanso. Ha sido mi forma de compensar a Martina por la discusión que tuvimos; darle un respiro, para que pueda dedicar más tiempo a Jasón y sus estudios. No debería sentir que debo compensarla por nada, sino mosquearme por lo que sucedió. Pero es mi segundo punto débil y prefiero mantener la paz mientras esté aquí. A fin de cuentas, cuando me marche, todo quedará zanjado. A cambio, ella mata cualquier amago de nuestros padres por convencerme de quedarme. Aunque no haya sido necesario, están la mar de felices porque he estado ayudando.
Los ratos en los que no sirvo mesas, los gasto con Jasón, cuyo episodio de tristeza parece haber quedado atrás. Tirándome los trastos a la cabeza con Flora, para variar. Y con Reaven, acompañándonos en silencio cuando estamos viendo series o fumando en la terraza.
Entre medias, me fustigo a mí misma por ser incapaz de dar con la idea magistral para mi nuevo proyecto. Ninguna me resulta buena, ni mucho menos despierta mis ganas de explorarla, moldearla y dotarla de vida. Las siento mediocres y poco atractivas. Puse todo de mí en las obras que creé para mi última exposición. No hice más que trabajar durante meses, casi no dormí y adelgacé bastante por todas las comidas que me salté. Agoté tanto la mente como el cuerpo por sacarla adelante. Estaba muy orgullosa con el resultado. Entonces, pasó lo que pasó. Intento no darle mayor importancia, pero una vocecita dentro de mí me dice que, si mi trabajo más brillante —en cuanto a técnica y ejecución— tuvo tal acogida; nada de lo que cree ahora será la suficiente bueno para permitirme seguir viviendo del arte.
Hoy es miércoles. Acabo de dejar a Jasón en su casa después de pasar la tarde en la playa. Llego a la residencia sumergida en este bucle infinito de pensamientos negativos que me acompañan desde hace meses. Lo irónico de la situación, es que pintar me haría sentir mejor. Porque yo no me desahogo a lágrimas, ni palabras ni gritos: lo hago pintando y esculpiendo. O así era antes. Cuando podía hacerlo.
Al enfilar el camino de entrada a la residencia, detengo mis pensamientos y cambio el chip. Me recuerdo que no
debo forzarme. Hacer las cosas a la fuerza nunca ha ido conmigo.
A mitad de camino me encuentro con Reaven, trabajando en su jardín. Desde que su guapo novio le trajo las plantas, se ha volcado en su cuidado. Espero que la motivación le dure, porque es mejor verla entregada a algo que tirada en la cama durante días. No la conozco desde hace mucho y aunque pasamos bastante tiempo juntas, es más bien una compañía silenciosa. Sin compartir mucho de nuestras vidas. A mí me gusta que sea así, no callo cuando hablo de trivialidades. Pero cuando se trata de hablar de mí, de cómo me siento y de lo que me preocupa, me bloqueo. Con Reaven no tengo que preocuparme por esa necesidad —comprensible— que tienen las personas por saber de los demás. Porque tampoco parece muy dispuesta a hablar de ella.
Al menos, así era hasta hace unos días, cuando nos habló de Beltrán y su rehabilitación.
—Cada vez está más bonito —saludo, deteniéndome a su lado, en las baldosas de piedra rugosa.
Reaven se sobresalta, de tan concentrada que está, al escuchar mi voz. Se levanta usando los muslos de apoyo y se sacude la tierra de los pantalones. Observa las plantas con ojo crítico y se encoge de hombros, rechazando así mi cumplido.
—Espero que no se mueran.
—Mientras las cuides. ¿Mañana me acompañas al mercado?
—Sí.
Hace unos meses, me acerqué al ayuntamiento a renovar la licencia para poner un puesto en el mercado de los sábados. Tenía acumuladas vajillas, jarrones y bisutería de antes de mudarme y me pareció buena idea. No sé por qué lo hice, supongo que para seguir sintiendo que soy una artista. Le pregunté a Reaven si le interesaría ayudarme mientras le salía un trabajo más rentable y aceptó. Las ventas son desastrosas, a la gente le gusta mirar, toquetear, pero no comprar. Así que las escasas ganancias en el mercado se las doy a ella.
—He traído cena. —Levanto la bolsa llena de tupper que me ha dado mi padre a la hora de comer. Reaven hace una muesca, dando a entender que no tiene hambre, para variar—. Sube ahora, iré calentándolo.
—Gracias, pero… —comienza a decir, de nuevo agachada para continuar trasplantando y recolocando.
—Si no subes, mandaré a Flora.
—No me da miedo.
—Debería, ¿se te olvida de quién estoy hablando?
Reaven suspira rendida. Cualquier día nos manda a la mierda por nuestra insistencia —más por parte de Flora— para que coma. Yo no es que pueda rebatir mucho, porque me salto comidas y casi todo lo que me llevo al estómago es porquería.
Prosigo mi camino hacia la casa. En cuanto pongo un pie dentro, las puertas de la vivienda de Cara se abren de par en par, haciendo que me sobresalte.
—Me estabas esperando o qué —Me quejo, con una mano en el pecho, acelerado.
Cara cierra la puerta a sus espaldas sin responder. Tiene buen aspecto, a pesar de la bajada de tensión que le dio hace unos días. Se muestra igual de regia e imponente que siempre, con ese toque de dulzura y travesura que frena las ganas de una de arrodillarse ante ella y pedir clemencia.
—Te he visto desde la ventana —explica—. No me has pagado el alquiler del mes. ¿Quiere decir eso que por fin nos abandonas? —Cruza los brazos y alza una ceja.
—¿Me vas a echar de menos?
—Para nada. —Es un amor—. Solo dime si tengo que mandar a mi nieto a sacar tus cosas.
—¿Está Marco? —exclamo dando un paso hacia la puerta, emocionada. Sé que ha venido a Galena por las quejas de Flora, pero no he tenido la oportunidad de verlo todavía—. Iré a saludarlo.
—Quieta, niña. Marco no se encuentra aquí —ataja, en posición defensiva, como si temiera que fuera a noquearla y colarme en su casa—. ¿Entonces?
Me muerdo el labio, emoción esfumada y nervios a pleno. Todos los meses ocurre lo mismo. Cuando llega la hora de pagar el alquiler, me hago la tonta hasta que Cara se cansa de mí. No es por falta de fondos, todavía me queda dinero de las dos exposiciones que sí fueron bien, es con lo que he estado manteniéndome este año —aunque los ceros en mi cuenta descienden vertiginosamente—. Es lo que implica pagar un mes más por vivir aquí; otro mes perdido, de mentiras y sin conseguir lo que vine a buscar. ¿Estoy lista para regresar a Toronto? ¿Olvidarme de lo que ocurrió? A lo mejor venir a Galena ha sido un error. Quizás lo que necesito es estar allí, donde era una artista de verdad y no tenía distracción alguna.
—No…
Un ruido estrepitoso proveniente de su casa, como si hubieran tirado algo, me interrumpe. Cara se da una palmada fuerte, de resignación, en la frente y menea la cabeza de lado a lado, movimiento que acompaña su cabello corto.
—¿Todo bien?
—¡Abuela! —Se escucha una voz masculina, desesperada, desde el interior.
—Pensé que no estaba Marco —mascullo, intentando ver algo a través de los cristales de las puertas.
—No es Marco —asegura. Entonces caigo en la cuenta, Flora mencionó que los dos nietos de Cara se habían
mudado. Tiene que ser Elio. entonces. Pero a él no me hace ninguna ilusión verlo—. ¿Qué ibas a decir?
El arranque de valentía que me había embargado desaparece. Los recuerdos de lo que sucedió me atenazan la garganta. No estoy preparada para volver. Además, ya casi estamos a mitad de mes. Qué diferencia hay con que me quede unas cuantas semanas más. Quizás en ellas resuelvo mi problema.
«Más mentiras».
«Cierra el pico, mi misma».
—Mañana tendrás el dinero. —Termino por decir, con la sensación de que me han dado una paliza.
—Genial.
—¿Eso significa que ibas a echarme de menos? —bromeo, poniendo cara de corderito. Más que nada, para deshacer la sensación amarga que me está rodeando.
—Buenas noches, Taianna.
Volver a casa de mis padres no era una opción. Instalarme con Martina, donde acabaría siendo Mary Poppins y asesinando a Patrick con mi paraguas, tampoco. A Flora se le ocurrió que alquilara una habitación en la residencia mientras estuviera aquí. No estoy habituada a vivir con gente. En mi casa, como teníamos horarios diferentes, convivíamos poco. Y, en Toronto, la galería me puso un apartamento para mí sola. Pero ya estoy tan acostumbrada a vivir con gente que, cuando llego a casa y no veo a nadie, me resulta incluso extraño.
Me saco las zapatillas a patadas, sin preocuparme por colocarlas y subo los tres escalones que separan las estancias del vestíbulo, a la que suelto un escueto saludo que es devuelto de la misma forma. Enolah, Andrómeda y Josephine están en el sofá de tres plazas, con el noticiario de la noche puesto. Hana, la inquilina más reciente, tumbada de espaldas sobre la alfombra leyendo un libro. Para finalizar, Na Eun se encuentra en el sillón individual, con un cuaderno de dibujo apoyado en las piernas. Casi siempre que la veo anda dibujando y yo no puedo evitar sentir envidia, porque echo de menos esa sensación de burbuja que me daba dibujar y esculpir.
Flora se encuentra en la isla de la cocina, que tiene invadida con trastos, harinas y coberturas. Bate una masa con tanta pasión que en cualquier momento se le desencaja el hombro. Estos días no ha parado de trabajar en sus recetas experimentales.
—Menudo desastre. —Le doy un culazo para quitarla del medio y dejo la bolsa con los tupper en la encimera.
—¿Día productivo? —responde con inquina, para devolvérmela.
Flora es la única al tanto de la realidad que ocultan mis mentiras. No hubiera podido ocultárselo ni intentándolo. Es, posiblemente, la única persona que ha echado un vistazo dentro de mí como para conocerme de verdad y saber cuándo oculto algo. Además, no creo que hubiera podido sobrevivir a este año de mentiras sin una cómplice.
—Este moreno lleva trabajo. —Me he pasado la tarde tirada a la bartola en una toalla tomando el sol mientras Jasón se bañaba y se rebozaba en la arena.
—Vaga de mierda.
—No todas somos adictas al trabajo. Algunas personas también disfrutamos de la vida.
El ritmo que lleva Flora supera al de Martina y, eso es decir mucho. Cuando no está en la universidad o en casa trabajando en la tesis, está en el Tasty Pastry o en esta cocina. La verdad es que se me podría pegar algo de su empeño y constancia. «Hemos acordado que nada de forzarnos, recuerda».
—Tú disfrutas en exceso. Si llego a saber que ibas a quedarte aquí eternamente, te hubiera encerrado en tu apartamento.
Después de más de diez años, estoy tan habituada a la personalidad de Flora que no suelen herirme sus maneras bruscas de decirme «ponte las pilas». Pero, como hoy no tengo humor de que me recuerden que no he conseguido nada en estos meses, sigo contraatacando:
—Y yo que venía dispuesta a compartir contigo el fruto di mare de Félix. —Flora continúa recogiendo sus utensilios sin terciar palabra. Lo que ya es raro, le encanta la comida de mi padre. Segundos después, se acerca a las alacenas y regresa con un recipiente lleno de muffins.
—Son sin lactosa —explica, acercándolos a mi nariz. El dulce olor a azúcar y chocolate fundido me hace salivar. Alza una ceja expectante—. Los muffins por el fruto di mare.
—Trato hecho. —Antes que me lo impida, robo uno del recipiente y me alejo.
Lo creáis o no, esta chantajista de malas pulgas con la que me paso el día tirándome los trastos, es mi mejor amiga. Estamos hechas de materias incompatibles, pero es en ella donde encajamos a la perfección. Y es quizá la única persona con la que no siento que debe sellarme bajo siete llaves con candado.
—Chicas, ¿os apuntáis? Hay de sobra para todas. —pregunto a mis compañeras, tragando el muffin, cuando me acerco al salón.
Paso la mayor parte del tiempo encerrada en la habitación. Cuando alguna aparece en la estancia en la que estoy yo, busco una excusa para marcharme. Me cuesta socializar con grupos grandes, pronto me entran los agobios y me embarga la necesidad de recluirme en mi cómoda soledad. Así que no hago mucha vida conjunta con mis compañeras, más allá de las repentinas noches de juegos o las sesiones de películas. Por eso, cuando traigo cena o voy a prepararme algo de comer, suelo ofrecerles. Para no parecer tan antipática.
Aceptan el ofrecimiento de inmediato. Despejamos la mesa de café para cenar en el salón, ya que Flora tiene la isleta de la cocina hecha un desastre. Mientras yo caliento la comida y la sirvo en platos, las demás ponen los cubiertos y sacan bebida de la nevera. Antes de sentarme, me asomo a la terraza para decirle a Yeon Sun que venga. Reaven entra en casa justo cuando empezamos a comer, pero alega que va a darse una ducha primero.
—¡Está buenísimo! —exclama Josephine.
—Lástima que no le pasara el talento a Taianna —interviene Flora, enrollando una cantidad preocupante de pasta en el tenedor.
—No cocina tan mal.
—Gracias, Enolah. —Le dedico una mirada triunfal a mi mejor amiga desde el otro lado de la mesilla —¡Oye! —chillo, herida al entender que estaba lejos de alabar mis dotes culinarias. Enolah ríe bajito.
Flora señala a Andrómeda y Hana con la barbilla:
—Si queréis seguir conservando las papilas gustativas, os aconsejo que no comáis nada de lo que os dé —advierte, ya que ambas llegaron hace poco y todavía no he tenido oportunidad de intentar ser simpática con ellas. Se limitan a reír levemente, más concentradas en comer que en la pequeña trifulca.
—Na Eun, quítale el plato. —Le pido a la chica, ya que yo no llego.
—Ni se te ocurra. —Flora se pone en modo ataque, con el tenedor en ristre. Arrancándole una sonrisa a la nombrada.
En ese momento, Yeon Sun aparece desde las puertas de la terraza. Josephine le dice que se sirva un plato y nos recolocamos para que quepa. Reaven no tarda en seguirla, con el pelo mojado tras la ducha. Se sirve una diminuta cucharada de pasta en un bol antes de sentarse en el sillón, pero yo le echo otra más, ganándome una mirada asesina.
Tras arrasar con la pasta, Flora nos trae el postre: mis muffins sin lactosa, cheesecake de limón y brownie. Cuando ya no podemos más, empezamos a recoger: yo me libro por haber traído la cena, así que salgo a la terraza a fumarme un cigarro.
La noche es fría y comienzo a temblar de inmediato. Enciendo el móvil después de horas apagado para escuchar a ABBA, mi grupo preferido. Hago caso omiso a los mensajes de mamá preguntándome si mañana iré a trabajar; son justo la señal que necesito para darme cuenta de que ya he compensado a Martina de sobra. Que ya se están acostumbrando a mi presencia tras la barra.
También hay un mensaje de Jonah, que no puedo hacer como que no he visto. Bastante con que ignoro la mayor parte de sus llamadas. «Llámame cuando puedas. Es importante».
El corazón empieza a darme patadas, al tiempo que mi cabeza elucubra los motivos detrás de su mensaje: «Quiero que me enseñes en lo que has estado trabajando». «Tienes que volver». «Estás despedida». Enciendo otro cigarrillo en cuanto el otro se consume, tratando de templar los nervios. No soy de las que entran en pánico fácilmente, pero soy plenamente consciente de que he abusado de la confianza de Jonah. Ha sido muy comprensivo y paciente conmigo este año. No me ha metido prisa, ni exigido nada. Y yo se lo he pagado mintiéndole con descaro y dándole largas cada vez que hablamos; por lo que me temo lo peor.
Clavo la vista en el lago, iluminado por una luna baja y tímida. Como si alguno de ellos pudiera decirme dónde demonios se ha escondido mi inspiración.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Al día siguiente, después de ir al mercado y llevarlo todo de vuelta al garaje de casa de mis padres, decido quedarme allí a pasar el fin de semana, aprovechando que son los días más ajetreados en el Monet y apenas van a estar. A Reaven le comento que es para trabajar, que en la residencia no me concentro bien.
Lo que hago en realidad es atracar la bodega, apagar el teléfono por miedo a que Jonah se impaciente y decida llamar él —por lo visto, además de mentirosa, me he convertido en una cobarde— y me encierro en mi antigua habitación. Hoy es uno de esos días en los que necesito estar sola. No quiero ver a nadie, ni fingir que todo marcha bien. Ni ser persona, ya que estamos. Me hincho a vino y observo los dibujos de las paredes sentada en el centro de la habitación.
Los hice con doce años. Recuerdo el olor a pintura con el que tuve que convivir durante semanas hasta que estuvieron acabados. Los dibujos son reproducciones de mis partes favoritas del mundo a esa edad: La buhardilla sobre el Monet, donde nos pinté a Martina y a mí caracterizadas de Sully y Mike jugando a las canicas en el suelo. La granja de melocotoneros en flor a la que papá nos llevaba en primavera. El faro, donde una Taianna de nueve años buscaba tesoros ocultos en las rocas mientras un niño de alborotado pelo moreno la agarraba de la trenza.
Empecé a dibujar por aburrimiento, durante las horas muertas que esperábamos en la cafetería para volver a casa. Continué porque me resultaba más fácil expresar mis emociones con los pinceles. Es la única manera en la que puedo hacerlo. Pintando es como más cómoda estoy. Como más yo me siento.
Me doy cuenta que he olvidado la última vez que pinté para mí. Sin estar pendiente de cuál sería el resultado o si gustaría a los demás. Mis días se han convertido en una sucesión de «quizás». Pero, quizás, me hace falta ponerme a dibujar sin pretensiones. Solo hacerlo y ver qué sale. Reencontrarme con la Taianna que dibujaba porque lo necesitaba y no para demostrar su valía.
Movida por este deseo, me arrastro al escritorio para armarme con papel y boli. Enfoco la vista, bolígrafo en ristre. Al acercarlo a la hoja, me siento como si estuviera asomándome más de lo recomendable por un precipicio —será tanto alcohol—. Trazo la primera línea con el corazón desbocado y puñetazos de pulso en los oídos. Mi mano viaja a través del papel, la cabeza libre de pensamientos. Disfruto de los golpes de pecho, tomándolos por una adrenalina conocida y reconfortante. Hasta que me doy cuenta que estoy dibujando líneas vacías e impersonales. Es ahí cuando llegan las palabras envenenadas que me han acompañado como una sombra todos estos meses.
«Taianna Favro, que prometía convertirse en una de las grandes artistas de su generación, no cumple las expectativas con su exposición más reciente».
«Demuestra así, que una buena técnica, no es suficiente».
«Una perfección vacía es lo que encontraréis si visitáis su exposición».
Los latidos tornan caóticos. Taquicardia. Miedo. Temblores. Visión borrosa. Arrugo la hoja, la tiro y me tumbo de espaldas en el suelo; los brazos extendidos por encima de la cabeza y ésta dando vueltas. Cierro los ojos, buscando respirar con normalidad. Expulsar el eco de las prosas despiadadas. Seguir ignorando el problema y decirme a mí misma que es solo falta de inspiración.
Vuelvo a la residencia el domingo por la noche. Aún borracha y con la garganta irritada de tanto tabaco. Por supuesto, no he conseguido avance alguno, aparte de destrozarme los pulmones y otros órganos. Me lanzo en la cama. Enciendo el móvil y lo dejo bocabajo en la mesilla: escucho los mensajes llegar a él. Flora me dirige una mirada que significa «en qué vertedero has estado metida». Pero me doy la vuelta en el colchón. Todavía sin querer ser persona.
A la mañana siguiente me despierta el móvil. Adormilada, no me paro a comprobar el destinatario y respondo sin más. Grave error.
—Hola. —Me aprieto las sienes con fuerza, a ver si el palpitante dolor de cabeza se acaba. Si me sacaran sangre ahora saldrían chorros de vino.
—Un momento. —Padezco un micro infarto al escuchar la voz de Jonah. Pero me esfuerzo por mantenerme con vida, sería una lástima morir así—. Estaba comprobando que he llamado al número correcto, como me has respondido.
—Supongo que me lo merezco. —Me muerdo el labio, pasando la mirada por la habitación. Ninguna de mis compañeras está. Compruebo la hora en el reloj de pared; las tres y media de la tarde.
—Por fin estamos de acuerdo en algo —concuerda con su voz entrecortada. Le imagino caminar inquieto en su despacho, de aquí para allá. Jonah es el tipo de persona incapaz de quedarse quieta cuando está hablando—. ¿Y bien?
—Me has llamado tú.
Mentirosa, miedosa y, sumamos caradura a la lista. Nunca devuelvo sus llamadas e ignoro sus toques de atención; que no hacen más que acumularse. No me siento orgullosa. Jonah es el hombre que vio potencial en una pueblerina inexperta y le brindó la oportunidad de su vida. Es más, cuando la exposición fracasó, en lugar de echármelo en cara o mandarme a paseo —que era lo esperado—, se sentó conmigo a tranquilizarme. Juntos repasamos las críticas para ver en qué había fallado, para erradicarlo. Pero me aseguró que era algo que podía pasar en la carrera de todo artista, que no le diera más importancia de la que tenía. No fue el éxito que esperábamos, pero vendí las obras suficientes para costear los gastos. Fue él quien me alentó a tomarme un descanso lejos de la ciudad. Llevaba más de un año trabajando sin parar para sacar tres exposiciones adelante y lo que necesitaba era despejar la mente; coger fuerzas para mi próximo proyecto.
Me vine a Galena precisamente por eso. Para poner un punto y aparte en lo que acababa de ocurrir. Pero el punto se ha duplicado y se suspende hacia la eternidad.
—No estoy para que me toquen los huevos. Acabo de salir de una reunión con Jacinta—la directora de la galería. Mala señal—. Para resumir, no puedo seguir dando la cara por ti si tú no me das nada a cambio. Necesito una prueba de que estás trabajando.
Temía este momento. Cuando Jonah perdiera la comprensión al fin. Pensé que, como mínimo, sufriría un ataque de nervios cuando llegara. Sin embargo, no reacciono. El amago de infarto que he tenido al escuchar su voz, ha desaparecido. Acepto sus palabras como si me estuviera diciendo que ha subido el pan.
Permanezco en silencio. Una parte de mí quiere sincerarse, terminar con la farsa, afrontar la realidad y sus consecuencias. Harta de caminar en la cuerda floja de mis mentiras. Cansada de pretender que no hay un problema. Pero la otra se aferra con las garras desenfundadas a la negación. Porque aceptar significa renunciar a mi gran oportunidad. Nadie me asegura que vaya a encontrar otra galería. Y, entonces, ¿qué? Tendré que quedarme aquí definitivamente, de vuelta a la vida y las personas de las que hui.
—Necesito un poco más de tiempo. Me está costando encontrar el enfoque adecuado del proyecto—. «Encontrar un proyecto, para empezar».
—Cada vez que hablamos saltas con el mismo cuento. Has tenido el suficiente para presentar, al menos, una idea. No te estoy pidiendo un trabajo completo, solo una prueba de que no me estás tomando el pelo. Que, llegados a este punto, es lo que piensa Jacinta y lo que yo mismo empiezo a creer —Pausa para tomar aire, yo retengo el mío en los pulmones—. Entiendo que lo ocurrido fue un golpe duro. No serías la primera que coge miedo a volver a exponerse a las críticas. Pero los cirujanos no dejan de operar después que se les muera un paciente.
—Vaya ejemplo más tétrico.
—¿Es lo que te pasa?
Tardo unos segundos en responder.
—Estoy bien. —Juego con el borde del edredón—. Es lo que te he dicho, solo necesito más tiempo. Tendré algo dentro de poco —masculla algo que no capto. Posiblemente un insulto hacia sí mismo por ser tan blandengue.
—Tienes suerte de ser de las buenas, Taianna Favro. Porque de lo contrario, haría tiempo que hubiéramos prescindido de tus servicios. —Sonrío al saber que todavía tengo su confianza, aunque no la merezca, aunque no posee la mía propia—. Seguiré jugando esa carta con Jacinta un poco más.
—Gracias, Jonah.
—No me las des. Pero, te lo advierto. Esta es tu última oportunidad. Si no me das algo pronto se acabó.
—Lo sé.
—Llámame pronto.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
«Eres de las buenas». Me repito esta frase sin descanso. Mientras me ducho, me como una bolsa de patatas fritas y durante el trayecto hacia mi antiguo estudio. Disuelvo la pequeña crisis del fin de semana de mi memoria, como si no hubiera tenido lugar. «Eres de las buenas». Y si soy de las buenas, puedo dar con una idea aún sin inspiración. Es lo único que me ha pedido Jonah. Después el contador volverá a cero y tendré tiempo más que de sobra para trabajar en ella.
Mi móvil empieza a sonar cuando ya estoy a escasos cinco minutos del Monet. Descuelgo a ver que se trata de mi hermana.
—¿Puedes ir a buscar a Jasón? —arremete en cuanto descuelgo.
Resoplo.
—Llevo dos días sin dar señales de vida, finge que te preocupas un poco, al menos.
—Quién te crees que te arropó el otro día. Ya hablaremos de por qué estabas etílica en el suelo.
El domingo me desperté abrazada a una botella de vino, pero tapada con el edredón y una almohada bajo la cabeza. Pensé que había sido obra de alguno de mis padres, no de suya.
—¿Adónde? —suspiro, sin ser incapaz de negarme y, para eludir lo del coma etílico. También, porque sé que, si me llama, la razón es que Patrick ha vuelto a encontrar una excusa para saltarse sus responsabilidades—. Iba de camino a la cafetería.
—Está en clase de judo, sale en media hora. —Informa—. Si puedes quedarte con él, Patrick te llamará cuando esté libre.
Me trago los insultos porque aún estoy medio dormida y una trifulca con Martina por el Tarado Mayor no me sale a cuenta. Especialmente, porque lo que estoy por decirle, genera una alta posibilidad de que tengamos una.
—Es la última vez, Martina. —Me apoyo en la pared para que los transeúntes caminen sin problemas. Todos me saludan al pasar. Desventajas de crecer aquí y que mi familia tenga un negocio.
—Lo siento, sé que Patrick…
—No es que no quiera —aclaro al tiempo que saludo a la anciana del puesto de frutas del mercado con la barbilla—. Es solo que también tengo responsabilidades y un plazo que cumplir, no puedo seguir aplazándolas para hacerte favores. Así que la próxima vez, recurre a mamá o papá.
Procuro que no suene como un reclamo, sino como una mera exposición de la verdad. Yo solita he antepuesto las necesidades de mi hermana a las mías estas semanas, desde que llegué, en realidad. Es algo que me nace solo, mi lado egoísta muere en ella. Durante mi adolescencia, me volqué en hacerle la vida más fácil; porque ser madre con dieciséis años, graduarse y lidiar con Patrick, era demasiado. Por lo visto, parte de esa costumbre se mantiene dentro de mí. Pero tiene que parar. Mantener mi trabajo es más importante que facilitarle las cosas. Y, lleva años apañándoselas sin mí, puede seguir haciéndolo.
—Entendido. —Cuelga sin darme posibilidad de decir nada más.
Me quedo mirando la pantalla del móvil, pasmada. Se ha enfadado. Alucinante. Puedo comprender que mi regreso y alargar mi estancia le haya dado la idea equivocada. Hasta el punto de llegar a preguntarme si me haría cargo del Monet con ella. Ese es su sueño, tomar juntas el legado de nuestros padres. De verás lamento que el mío discrepe, tanto que incluso estuve dispuesta a compaginar la galería con la cafetería cuando me salió la oportunidad. Lo habría hecho, seguramente, de no haber ocurrido lo que ocurrió. Sin embargo, no es eso lo que me provoca temblores coléricos. Sino que se enfade conmigo cuando debería enfadarse con Patrick, porque son sus responsabilidades las que trata de encasquetarme. ¿Por qué soy la que termina pagando siempre? Hace que me cuestione si mi hermana piensa en serio que estoy obligada a anteponer su vida a la mía y que nuestra buena relación dependa de cómo de dispuesta esté yo a hacerlo.
Última edición por betty. el Dom 18 Oct 2020, 5:22 am, editado 10 veces
indigo.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 06.02
betty. • taianna favro & elio barone.
- and i've been a fool and i've been blind:
- El polideportivo está al otro lado del pueblo, así que llego con la hora pegada al culo. No tengo necesidad de entrar dentro porque Jasón ya está en la puerta, sentado en el suelo, con su judogi de blanco inmaculado y los rizos rubios pegados a las sienes por el sudor. Se levanta en cuanto me ve.
—¿Qué tal? —saludo llevándole la bolsa de deporte.
Procuro cambiar mi humor. Es una regla tácita, Jasón se queda al margen de cualquier altercado que latente entre Martina y yo. Es mejor que no piense en ella más de la cuenta. Porque igual me pongo a romper cosas.
—Bien.
Es la segunda semana de Jasón en judo. Según Martina, fue él quien pidió apuntarse. Para mí, es un intento del niño por practicar una actividad por la que nadie lo apuntará con el dedo como si fuera un marciano. Pero no quiero preguntarle y que piense que ahora soy yo quien no lo acepta. La verdad es que ha estado bastante animado estas semanas. Ha pasado muchas tardes conmigo en la residencia. Jugando con Cara al UNO, haciendo los deberes con Flora a la par que se atiborraba a brownies u observando a Reaven desde el porche cuando trabaja en su jardín, demasiado tímido para acercarse.
El niño cabizbajo de aquel día no ha vuelto a aparecer.
—¿Te he contando que hice artes marciales de pequeña? —Jasón me mira incrédulo—. El abuelo Félix quería que aprendiera a defenderme.
También querían mantenernos ocupadas el mayor número de horas posibles, ya que ellos siempre estaban en el Monet. Probé decenas de extraescolares. Hasta que di con el taller de artesanía y las clases de pintura en el centro cultural. Fue ahí donde empecé a mejorar mi técnica y tomármelo más en serio.
—¿Y qué paso? —pregunta, entendiendo que lo de las artes marciales no cuajó.
—Me pusieron a Flora de compañera. Ya por entonces daba miedo… —Emulo un escalofrío exagerado que le hace reír. Con Jasón siempre me sale la vena infantil y payasa. Además de matar cualquier emoción negativa—. Quería conservar las extremidades intactas.
—Mi compañero también es un bruto.
—¿Te gusta judo?
Encoge los hombros.
—Solo llevo dos clases.
—No te he preguntado eso. —Su ambigüedad al responder me preocupa. Pero me recuerdo que no puedo presionarlo.
—¿Podemos ir al Tasty Pastry a merendar? —Cambia de tema.
—Pues… —Tenía pensado ir al Monet, para que mis padres lo vigilaran mientras yo estaba en el estudio. Claro que, me pone tal cara de borrego que me es imposible negarme—. Está bien.
En lugar de ir caminando, cogemos el autobús. Casi no he comido nada en estos días y la carrera hacia el polideportivo me ha debilitado más de la cuenta.
El Tasty Pastry rebosa actividad a esta hora del día. Madres que meriendan con sus hijos, adolescentes estudiando y parejas que pasan el rato más perdidos en sus teléfonos que en el otro. Localizamos una mesa libre al fondo, por el lado derecho de los expositores. Distingo el porte elegante de Paco tomando nota a una mesa junto al ventanal.
—Toma, pide todo lo que quieras. —Le tiendo la carta a Jasón. Su cuerpo es mucho más menudo que las dimensiones del sillón y lo hace parecer más niño de lo que es.
—Mamá se va a enfadar —comenta, aunque con el brillo de la gula en los ojos, recorriendo de arriba abajo la carta.
—A la tía Taianna no le importa que se enfade. —Mi voz supura molestia. La reacción que ha tenido mi hermana me da una bofetada en las entrañas. Amenaza con afectarme, pero relego. Mejor la venganza; mimando a Jasón a más no poder.
Observo el establecimiento esperando a que nos atiendan. Cada vez que vengo aquí, me invaden recuerdos de mi niñez. Venía a ver a Flora con asiduidad ya que su madre la dejaba al cuidado de Cara. Nos atiborraba a dulces —podéis culparla de mi adicción al azúcar— y nos metía con ella a la cocina, donde me permitía decorar las galletas una vez horneadas. Me vienen los días de verano en los que hacía peleas de harina con Marco después del cierre y luego Flora nos obligaba a limpiar. O ya de adolescentes, cuando nos colábamos tras una noche de borrachera para hartarnos a tarta de chocolate. Para finalizar, el recuerdo fugaz y casi disuelto de Elio se cuela entre el resto, lo veo leyendo en la mesa frente al ventanal u observándonos desde lejos, poco interesado en alguno de los tres.
De pronto, me pica la curiosidad y me pregunto en quién se habrá convertido el niño flacucho y tocapelotas que conocí. En el que hacía años que no pensaba. En si me lo cruzaré en algún momento antes de marcharme.
—Buenas tardes. —La voz de Flora me saca de la ensoñación. Su cara de malas pulgas más marcada de lo habitual.
—Mi chica, mírala qué profesional —bromeo. Odia atender mesas, pero no le queda más remedio después del susto que ha obligado a Cara a bajar el ritmo de vida.
—¿Continúas borracha? Estás más cariñosa de lo normal—. El fin de semana es un borrón en mi memoria, pero el asesinato ocular que me dio Flora anoche, se ha quedado marcado como un tatuaje. Y, aunque no fuera así, ya está ella para echarme en cara con palabras mi incursión alcohólica. La muy hipócrita, que cuando bebe no hay quien la aleje de la copa.
—Yo quiero tiramisú, galleta de vainilla y batido de fresa —dice Jasón exaltado—. Y si hay brownie…
Flora le sonríe y asiente, apuntándolo todo.
—Tú qué quieres. —Me pregunta, aun escribiendo en la libreta. Sin sonrisa, por supuesto.
—¿Taianna?
Lo voz llega opacada por la contaminación acústica. Aunque eso no me impide reconocerla de inmediato. La nariz arrugada con asco de Flora, también me da una pista sobre de quién se trata. Me inclino hacia delante y veo a Marco detenido detrás de mi amiga. Con una sonrisa enorme.
—¡Marco!
Pego un bote del asiento, empujo a Flora y corro a abrazarlo. Con una efusividad que no sentía desde hace días. Marco me recibe como puede, ya que lleva las manos repletas de vasos.
—Cuidado, que las cucarachas transmiten enfermedades.
—Todavía está trabajando en sus habilidades sociales. —Comento al separarme del chico, que le dirige una mirada divertida a Flora, muy lejos de estar ofendido.
Le observo un momento. No ha cambiado mucho, aun con su pelo ensortijado y la sonrisa encantadora y consistente que pone de buen humor a cualquiera. Solo se le han madurado los rasgos, más definidos.
—Al menos ya no hace llorar a los clientes.
—Soy repostera, no camarera —arremete, cruzándose de brazos, orgullosa y altiva—. Así que dime una vez lo que vas a tomar o te quedas sin comer—. Me amenaza, aunque fulmina a Marco con la mirada.
La ignoro y me centro en Marco. No es que hayamos sido amigos cercanos, más bien éramos compinches en la niñez y adolescencia. Marco es una persona de trato fácil, con la que se puede hacer de todo. Hablar de tonterías, tomar algo y, mi pasamiento común preferido: sacar a Flora de quicio. Pero la adultez nos ha llevado por caminos separados. Esta es la primera que nos cruzamos en tres años.
—¡Cuánto tiempo! Flora me ha contado que vas a quedarte por Galena. Y que te graduaste hace unos días, ¡enhorabuena! —Le doy un leve puñetazo en el hombro.
—¿Hablas de mí? —Marco pone voz de impostada emoción.
—Es ponerte a parir o matarte, ya me dirás.
El chico se ríe, lo que la enfada más.
—La cabezona de mi abuela necesita parar un poco, así que he venido a echar una mano —Sonríe con fiero cariño al mencionarla—. ¿Y tú? Creía que estabas en Toronto trabajando en una galería.
Se me atraganta un pelín el buen humor. Por lo que saco mi sonrisa de emergencia. Soy consciente de que todas las personas fallamos y que no debería sentir vergüenza por admitirlo. «Me fue mal con mi última exposición y por eso estoy en el pueblo». Pero es precisamente la vergüenza, la sensación de derrota, la que me condujo a las mentiras en primera instancia.
—Sí, pero me he tomado unas vacaciones, demasiado trabajo. Aunque no tardaré en irme de nuevo—. «Embustera», me susurra una voz en el cerebro a la par que hablo.
—Eso dice ella. —Flora tiene que poner la puntillita, como de costumbre. Le lanzo una advertencia por el rabillo del ojo.
—Tenemos que pegarnos una juerga por los viejos tiempos, antes de que te marches —propone Marco.
—¡Claro!
Echo un vistazo a Jasón, que tiene apoyada la mejilla la mano, con aire impaciente por recibir su merienda.
—Lamento interrumpir. —Paco se manifiesta a nuestro lado. Con su porte elegante, rostro serio y las manos agarradas a la espalda.
—Hola, Paquito —saludo con una sonrisa traviesa.
—No sabía que habíamos reabierto el servicio de guardería. —Le comunica a Flora, haciendo alusión a todas las veces que nos aguantó aquí de niños. A mí, personalmente, me encantaba robarle la libreta y observar su desesperación hasta que la encontraba en el lavavajillas o en la nevera.
—¿Qué sucede? —resopla ella, dejando caer la cabeza hacia atrás.
—Un niño ha decidido explorar sus habilidades como malabarista, amontonando tazas en sus manos. —Señala al niño en cuestión, en el lado opuesto del establecimiento—. Por favor, id alguno a disuadirlo. Lo haría yo mismo, pero ir a juicio por agresión no está en mis planes—. Tarda lo suyo en hablar, le gusta arrastrar las palabras como si fuera un caracol y nunca demuestra ninguna emoción.
—Ya voy yo. —Flora me devuelve el empujón al pasar por mi lado—. ¡Ahora te traigo lo que has pedido, Jasón! —grita antes de desaparecer.
—Ponte a trabajar —dice Paco antes de darse la vuelta para irse a atender una mesa.
—Tan amoroso como siempre… —Marco rueda los ojos—. Me alegro de haberte visto ¡Llámame para tomarnos esa copa!
Le aseguro que lo haré y regreso a mi asiento. Flora aparece poco después con la comida de Jasón y aprovecho para pedir yo. Solo que a mí me hace esperar más de la cuenta. Hago intentos por robar a mi sobrino un poco de galleta, pero me da un manotazo en cada uno de ellos y no me queda más que conformarme con el olor a repostería que inunda el Tasty Pastry.
—Vas a morir por colesterol alto —apostilla Flora cuando deja los dos pedazos de tarta de hojaldre con cobertura de crema de cacahuete y el tazón gigante de café que he pedido.
—Lo que tú digas. —La despacho con un movimiento de mano y le doy el primer bocado a la tarta. Casi lloro de felicidad. Estaba muerta de hambre.
Jasón y yo comemos casi en silencia, salvo por alguna interrupción en la que me habla de la novela gráfica que está leyendo actualmente. Entretanto, reviso mi móvil a ver si Patrick se digna a dar señales de vida. Le ha cogido el gusto a eso de hacerse el inversor y ha pasado estas dos semanas acudiendo a catas de productos en Toronto, como si fuera un negociante y no un simple embustero.
—¿De verdad vas a irte pronto? —suelta Jasón después de zamparse toda la comida, acostado en el sillón, lleno y obnubilado por tanto azúcar.
Me limpio el borde de los labios con la servilleta, carraspeando. Solo tendría un motivo para quedarme y es, por supuesto, mi sobrino. Me parte el alma pensar que no voy a verlo cada día. Que, si ocurre algo, posiblemente no me entere si Jasón no me lo cuenta.
—Vendré a por ti todos los fines de semana, no te preocupes. Y puedes llamarme cuando quieras. Da igual la hora. Tú hazlo. Para lo que sea.
—Ya lo sé, si no lo pregunto porque vaya a echarte de menos. —Aprieto los labios para no reírme, me encanta la sinceridad de los niños al expresarse—. He visto un cole muy guay cerca de donde vives. Creo que voy a preguntarle a mamá si puedo cambiarme. Contigo al lado seguro que me deja.
Observo a Jasón como si se tratara de un puzle. Busco una señal de malestar, de angustia; las dos cosas que he estado temiendo que aparecieran. Pero él se muestra inmutable. Lo que es de lo más frustrante. ¿Es así como se sienten los demás conmigo?
—Jasón. Eh, mírame. —Le ordeno, inclinada en el asiento, ya que él se mira las manos unidas sobre el regajo. Alza la vista, como temeroso de que vaya a regañarlo. Dudo un momento sobre lo que voy a decir, pero termino por lanzarme—: ¿Tus compañeros han vuelto a molestarte?
—No —mascullada, con las mejillas arreboladas. Acabo de hacerle partícipe de que estoy al tanto de lo que ocurrió el año pasado y odio que se avergüence por ello. Como si fuera a juzgarlo.
—¿Seguro? —insisto.
—¡Que sí! —exclama, sobresaltándonos a ambos. No me había levantado la voz en la vida. Me quedo quieta, reteniendo incluso el aliento. Jasón se cruza de brazos y frunce los labios, enfurruñado—. Solo quiero cambiar de colegio, conocer gente nueva.
Continúo pasmada lo que se sienten como dos años bisiestos. Sin saber qué decir, ni qué hacer. En las entrañas siento que su deseo de cambiarse de colegio y «perder» el interés en el maquillaje, solo es la punta de un iceberg que se extiende kilómetros hacia las profundidades. Pero la superficie está congelada y no tengo la posibilidad de sumergirme para comprobarlo. Lo único que puedo hacer es interceder por sus necesidades. Saber que lo apoyo. No le hará mal conocer gente nueva. Jasón no tiene amigos aquí. Los únicos que tiene los ha hecho jugando Fornite y cada uno vive en una punta diferente del país.
—Hablaré con tu madre.
—¿En serio? —Levanta la cabeza como un suricato, los enormes ojos verde oliva brillantes en la iluminación amarilla de la repostería.
—Si es lo que quieres. Pero no te ilusiones, ya la conoces.
—¡Eres la mejor tía del mundo! —chilla, saltando sobre el asiento.
Entusiasmado, esperanzado. Se me cascarilla el alma. No habrá forma de convencer a la paranoica de Martina. Solo acabaremos discutiendo, sobre todo después de lo de hoy. «Qué te importa, si vas a irte». «Sabré yo lo que le conviene más a mi hijo».[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Patrick llama tan tarde que a Flora le da tiempo a terminar su turno en la repostería. Por lo que me acompaña a dejar a Jasón a su casa, que está a dos barrios de distancia del nuestro y regresamos juntas a la residencia. Caminamos en silencio, cada una a lo suyo. La puesta de sol nos tiñe de sombras y baña el cielo de un rojo fulgurante e intenso. Voy tan ensimismada que Flora tiene que evitar que me estampe con las farolas varias veces. Mi cabeza ahora mismo es una centrifugadora: mezcla la fecha límite, el deseo de Jasón de cambiarse de colegio y la reacción de Martina cuando le he dicho que no puedo continuar haciéndole de niñera; hasta convertirse en un batido denso que se me corta en el estómago. ¿Conseguiré sacar una idea? ¿Cómo convenzo a Martina para que le permita cambiarse de colegio? ¿Martina me guarda rencor por irme, como yo se lo guardo a mis padres por abogarme a hacerlo? Me sello la cabeza. No puedo pensar en esto. No puedo. Tengo que concentrarme en el trabajo.
—Uy.
Flora se detiene a mitad del camino de entrada a la residencia. Persigo la trayectoria de sus ojos, detenidos en el porche: allí se encuentran Reaven y Beltrán, acaramelados. Nada más le faltan los corazones y el polvo de estrellas flotando a su alrededor.
—Pensé que no podía verlo —susurra.
Por lo que nos contó Reaven, la relación con su novio tiene dos caras: mientras hablaba, era evidente que los une una lazo fuerte y especial. Pero, apartado el romanticismo, era fácil entrever el daño que se infringieron mientras estaban juntos. ¿Están juntos ahora? No me queda claro. Él viene todas las noches a visitarla, los veo desde la terraza cuando estoy fumando. Y, por la manera en la que se miran y la falta de espacio personal, diría que sí.
Solo tengo claro que no somos nadie para invadir su privacidad. Aunque nos preocupemos por ella. Ya la aconsejamos lo mejor que pudimos. Está en Reaven decidir qué le conviene. Y si piensa que es Beltrán, ya está. Desde fuera, es muy fácil poner en duda las decisiones de las personas. Y yo trato de no hacerlo, porque las mías están en la palestra continuamente.
—Mejor no interferir —declaro. Flora aprieta los puños. Es una antipática, pero luego tiene su corazoncito. Se preocupa por los demás más de lo que está dispuesta a demostrar.
—Era una observación, simplemente.
—Observa mientras caminas que parecemos unas raras. —La empujo disimuladamente, al ver que Reaven y Beltrán se han percatado de nuestra presencia y nos miran con curiosidad.
—Tú eres, no pareces.
—Vale, pero camina.
Llegamos a los escalones. Reaven se aparta un poco del muchacho, tímida. Echa vistazos nerviosos, alternados entre Beltrán y a nosotras. El chico planta una sonrisa encantadora, en su encantador rostro. Tiene la apariencia del perfecto caballero, de esos que promocionaban los cuentos. Que no existe, ni siquiera en ellos. Me invade una pequeña ola de rechazo en reacción a su sonrisa.
—Buenas noches, señoritas —inclina la cabeza, con una mano sobre el estómago. Me entran ganas de otear los alrededores en busca de su corcel blanco.
—Hey.
—Qué hay.
Beltrán mira a Reaven, como esperando a que nos presente o, que lo hagamos nosotras mismas. Pero se instaura un silencio incómodo al no suceder ni lo uno ni lo otro. Yo le observo, buscando una justificación a mi rechazo inicial por él.
—Chicas, subo en un rato —comunica Reaven al fin, todavía en actitud tímida. No, tímida no, más bien culpable.
Flora le dice que no tarde porque vamos a preparar la cena. Espero que el plural le haya salido inconscientemente, porque es lo último que me apetece, cocinar. Peleo un momento con la llave en la cerradura antes de precipitarnos dentro.
—El hermano es mucho más guapo. —Suelto, mientras subimos las escaleras hasta nuestra casa.
—Está prometido.
—¿Y qué? Estoy diciendo que es guapo, no declarando mis intenciones de ir a por él. —Ruedo los ojos. No entiendo por qué se le da tanta importancia a admirar la belleza de alguien del sexo opuesto.
En cuanto entramos en casa, el grito de Na Eun llena mis oídos:
—¡Funciona, malnacido!
—¿Por qué siempre se estropea cuando me estoy duchando? —Se lamenta Yeon Sun, que está envuelta en un albornoz, con el pelo chorreándole por los hombros.
Las dos chicas están frente al calentador de agua. Yeon Sun tiritando y Na Eun dándole porrazos al aparato. La decoración y el barrio muy exclusivos, pero la caldera no para de intentar que pillemos una pulmonía. Se estropea continuamente y, al menos, una vez al mes, Cara debe llamar para que lo reparen.
Sin quitarme los zapatos, me reúno con ellas.
—Ya tardaba en dar por culo —anuncio.
—No ganamos nada aporreándolo. —Flora se planta a mi lado, ya descalza—. ¿El número está en la nevera? —pregunta, caminando hacia ella.
—Eso creo —responde Yeon Sun, dando saltos en sus pies para entrar en calor.
—Ve a vestirte, no vayas a enfermarte —dice Na Eun, con su voz dulce.
—Será mejor. —Yeon Sun desaparece por el pasillo.
—Aquí no hay nada —habla Flora de nuevo, mirándome directamente a mí, que me he apoyado en la isla de la cocina—. La última vez el señor te dio a ti la tarjeta.
—Entonces no vamos a encontrarla. —Aprieto los labios, preparándome para que me grite. No soporta que sea un desastre. Por suerte, Flora se limita a inflar las aletas de la nariz, perdonándome la vida.
—Iré a pedírselo a Cara. —Se ofrece Na Eun.
—Bajo yo, así le doy el dinero del alquiler.
Saqué el dinero del banco el sábado antes de ir al mercado. ¿Dónde narices lo he metido? Doy vueltas sobre sí misma, mirando a todas partes. Flora resopla a todo lo que dan sus pulmones.
—En la mesilla de tu habitación. Cuando llegaste ayer lo tiraste al suelo y lo guardé —explica Flora, adivinando la razón de mi confusión.
—¡Qué haría sin ti! —Le pellizco la mejilla al pasar por su lado y ella me da un puñetazo que por poco me tira al suelo.
Corro a la habitación a por el dinero y salgo del apartamento segundos después. Desciendo los escalones de dos en dos. Las siluetas de Reaven y Beltrán continúan dibujadas en el cristal, como una sola. Pego unos golpecitos en las puertas de Cara, pero no obtengo respuesta. Descorro las puertas y entro en la antesala.
—¡Cara! —grito.
De nuevo, no hay respuesta. Aguardo unos segundos, dándome toquecitos con el sobre en la mano. La luz del recibidor está encendida así que tiene que estar en casa. Decido entrar. Si quiere que me dé un escobazo por invadir su privacidad, pero no podemos estar sin calentador.
Tardo un momento en procesar lo que veo al otro lado. Incluso pienso que he sufrido una alucinación repentina. Pero el cuerpo frente a mí no desaparece. No es ninguna alucinación.
Desde luego, no me refería a esto cuando esta tarde me he preguntado cómo habría crecido (y vaya que si lo ha hecho) Elio Barone ni cómo imaginaba reencontrarme con él. Así, en pelotas, con los brazos extendidos sosteniendo los extremos de una toalla y su pene dándome la bienvenida.
Debería apartar la vista y él cerrar la toalla. Sin embargo, nos quedamos paralizados, observándonos. ¿Me habrá reconocido? Yo no he tardado ni una décima de segundo, a pesar de la distracción entre sus piernas. No ha cambiado nada, solo ha terminado de definirse. Todavía largo como un junco, aunque ha perdido la flacidez de la niñez y ahora tiene los músculos precisos. Al igual que su rostro: ovalado y delicado, con la línea de la mandíbula endurecida por la edad. Cubierto por una piel suave. Los ojos negros, rasgados y cálidos, adornados por unas pestañas densas. Y la mata de pelo ondulada y abundante que le cae sobre la frente y le tapa las orejas.
La adultez le ha sentado bien: le ha regalado atractivo y belleza. Está guapo, en resumidas cuentas. Y patidifuso, no deja de mirarme como si hubiera caído del cielo. ¿Me habrá reconocido él? A pesar de llevar más de trece años sin vernos.
Los segundos pasan. No se cubre. Y yo hago esfuerzos titánicos por no volver a bajar los ojos a su entrepierna. Los genitales ajenos no entran en la lista de cosas que me escandalizan, pero no es plan de quedarme mirándole el amiguito con descaro. Me pregunto si lo estará haciendo a propósito. Elio se pasaba la vida retándome cuando éramos niños y molestándome y torturándome con su presencia.
—Si estás esperando a que chille, pierdes el tiempo. Las he visto mejores. —Se me escapa la vena maliciosa que de niña reservaba para él.
Por fin reacciona, se anuda la toalla a la cintura y cruza los brazos sobre los pectorales: marcando las clavículas y las venas de los brazos. Me fijo en las gotas de agua pegadas en su cuello.
—Parecías de lo más entretenida admirándola. —Voz grave, perlada de ligero sarcasmo y desafío. A pesar del leve rubor que se ha colado en sus mejillas. Procuro no reírme, esto de la vergüenza es nuevo—. Se llama a la puerta antes de entrar. —Señala hacia ella con la barbilla—. ¿Eres una de las inquilinas, no?
Ladeo el rostro. ¿De verdad no me ha reconocido? Tiene narices, cuando de niños se pasaba los días detrás de mí, buscando acabar con mi paciencia.
—No esperaba encontrarme al novio secreto de Cara en pelotas. —Me defiendo, con el ego herido. Fingiendo que no sé quién es, ya que él no tiene la decencia de acordarse de mí.
Elio se atraganta con su propia saliva, tose y se le abren los ojos hasta que le desaparecen las pestañas tras los mechones de pelo que le nublan la frente.
—¡Soy Elio, su nieto! —exclama escandalizado. Aprieto los labios, esforzándome todo lo que puedo por no irrumpir en carcajadas—. ¿Tú eres…?
—Taianna —respondo, marcando cada sílaba de mi nombre. Espero unos segundos a ver si por fin le cae la guinda y el recuerdo. Pero Elio se gira, agarra una sudadera del respaldo del sofá y se mete por la cabeza con rapidez. Vuelve a mirarme, esperando una explicación más extensa. «Qué fuerte, de verdad no se acuerda»—. El calentador del agua se ha vuelto a estropear y he venido a por el número de teléfono del fogonero. ¿Dónde está Cara?
—Ha salido a cenar con una amiga —explica, pasándose la mano por la frente, dejando entrever unas cejas arqueadas y finas—. Puedo encargarme yo, no te preocupes.
Apoya las manos en las caderas, mordiéndose el labio inferior. Otea el salón con gesto perdido. Me recuerda a mí cuando no sé dónde he dejado mis pertenencias.
—¿Seguro? —inquiero dubitativa, alzando una ceja. Soy consciente que mi voz sale brusca, pero la indignación por que se haya olvidado de mí persiste.
Elio se acerca al mueble del salón y empieza a abrir cajones, sin responderme. Lo dejo a su aire unos momentos, viendo cómo el grado de estrés aumenta cuando masculla por lo bajo. Al final, me compadezco de él:
—Los números y las cosas de la residencia las guarda en ese aparador. —Le explico, señalando el mueble que está bajo la ventana.
—Podrías habérmelo dicho antes —responde en tono neutro, casi suplicante. Desde luego, la edad también le ha templado el carácter—. Veamos…
Abre el cajón y pasa unos segundos revolviendo papeles. Yo observo su nuca desnuda, el ligero movimiento de la toalla sobre sus rodillas. Poco después se da la vuelta y camina hacia mí con un rectángulo de papel extendido. Lo agarro.
—Coméntaselo a tu abuela, el cargo del arreglo llegará a su cuenta bancaria. —Me meto la tarjeta en el bolsillo de los vaqueros—. Y dale esto, es el dinero de mi alquiler. Taianna Favro—De nuevo, hago hincapié en mi nombre, pero Elio no reacciona. «Menudo cabrón»—que no se te olvide—. «Otra vez».
—No creo que se me olvide después de nuestro encuentro —comenta, aceptando el sobre. Sonríe de forma encantadora, con una sonrisa de medialuna que le alcanza los ojos—. Por favor, cualquier problema que tengáis, decídmelo a mí, no a mi abuela.
—Está bien. —Muevo las manos hacia delante y atrás, un poco nerviosa. No sé si esperaba que continuara siendo el niño molesto y repelente que conocí, pero el Elio Mayor parece bastante simpático.
—¿Tienes el móvil aquí? —Asiento. Tiende la mano. Recelosa, lo saco del pantalón, lo desbloqueo y se lo paso—. Voy a apuntarte mi número, para que cuando no esté aquí, podáis localizarme. Dáselo a las demás. —Sonríe levemente, tecleando en la pantalla—. Necesito que mi abuela baje un poco el ritmo de trabajo. Para eso he venido.
—Muy bien. —Recupero el teléfono—. La próxima vez, espero verte vestido. Adiós.
Me doy la vuelta para marcharme. Aún bastante decepcionada porque no tenga la consideración de acordarse de mí. Puedo resultar una presumida, pero, ¿en serio? Después de tantos años persiguiéndome por Galena, sin dejarme a sol y sombra, va y se olvida. A lo mejor se olvidó hace mucho tiempo atrás, cuando rompió su promesa.
—Un placer conocerte, Taianna. —Se despide, cuando ya tengo medio cuerpo fuera. Me detengo, giro la cabeza y con la vena maliciosa renovada, suelto:
—Nos conocemos desde hace mucho, Elio Barone.
Le guiño un ojo y salgo justo cuando la confusión le aborda las facciones. Cuando salgo por completo de la casa, meneo la cabeza, aún sin creerme la situación surrealista que acabo de vivir. Justo en ese momento, Reaven entra de la calle, con una sonrisa bobalicona dibujada en sus finos labios. Se lleva el susto de su vida al darse cuenta de que estoy en el vestíbulo. Mete un mechón de pelo tras la oreja, avergonzada.
—Estaba… —empieza a decir acercándose a mí.
—Reaven, no sientas que tienes que justificarte conmigo. —La corto, haciendo que se sobresalte—. Ni darme explicaciones. No soy nadie para opinar sobre tu vida cuando no me lo has pedido.
La chica se toma unos segundos para procesarlo. Reaven termina por asentir, con una diminuta sonrisa.
—¿Qué hacías en casa de Cara? —pregunta cuando comenzamos a subir al piso de arriba.
—Reencontrarme con mi pasado.
Aunque el pasado es un desconsiderado que no me recuerda a mí.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Una semana más. Los mensajes de Jonah se acumulan y yo sigo sin dar con una idea. Esta vez no me molesto en mentir, solo guardo silencio. Pero lo estoy intentando, de verdad. Paso los días sentada frente a mi escritorio, con un cuaderno de dibujo abierto. Las críticas de mi última exposición a un lado, como recordatorio e incentivo. E ignoro cualquier amago de mi familia por reclutarme para que los ayude. Incluso Martina ha dejado el enfado atrás y me ha perdido unos cuantos favores. Parece que el orgullo muere ante la necesidad.
Prácticamente, no he salido de la habitación. Solo para ducharme, fumar o dar un paseo por el campo esperando a que me llegue una idea reveladora. Me alimento de las recetas experimentales que Flora me da a probar y duermo a ratos. Me estoy esforzando. Pero queda demostrado que el esfuerzo no siempre es recompensado. Y a veces, en compensación, solo te devuelve miedo y un montón de preguntas que te aterran responder.
—Vamos a beber. —Flora se arrastra en su silla giratoria hasta mí.
—Estoy trabajando —declino, volviendo a mirar a la eterna página en blanco que me ha acompañado estos días.
—Quieres que disfrute más de la vida, ¿no es cierto? —insiste, arrancándome el carboncillo de la mano. La fulmino con la mirada—. Pues necesito disfrutarla ahora. Ya. Porque esta maldita tesis va a acabar conmigo.
Lo cierto es que sí se la ve a punto de explotar. Parece una pantera encerrada en un recinto, dispuesta a arañar las paredes para que la dejen salir. No solo por la tesis, sino por toda la situación en el Tasty Pastry. Suspiro. Quizás a mí también me venga bien despejarme.
—Invitas tú —cedo por fin, levantándome de la silla.
Flora asiente y también se incorpora. Cuando coloca la silla en su sitio y se dirige hacia la puerta, la agarro por el codo y señalo a Reaven con la cabeza. Nuestra compañera está en su escritorio, con los auriculares puestos, sin percatarse de nada.
—Necesito alcohol —murmura—. Esta noche haremos una versión apta para todos los públicos.
—Tienes un problema, ¿lo sabías? —Flora no es que beba constantemente, pero cuando lo hace, agota las reservas del pueblo.
Sin decir nada, me empuja fuera de la habitación.
Pasamos por el super a coger provisiones. Flora tira la casa por ventana comprando el vino de diez dólares en lugar del que cuesta tres. También la convenzo de comprarme unas patatas fritas a la vinagreta. Nos vamos a la playa que está cerca del faro, ya que no está tan concurrida.
Hace una tarde agradable: el calor del sol contrarrestado por la brisa fría del lago. El interludio entre la primavera y el verano siempre ha sido mi momento preferido del año. Bebemos en silencio durante bastante rato.
—¡Qué injusto!
Pero Flora decide romperlo con un grito que se debe haber escuchado al otro lado del lago. Clava el puño en la arena. Aprieta la mandíbula y enarca las cejas. Me quedo patidifusa, intentando averiguar qué bicho le ha picado.
—Eh...
—Llevo años trabajando en el Tasty Pastry, acompañando a Cara, preocupándome de que vaya al médico ¡De todo! —Doy un trago de vino, disfrutando del espectáculo. Flora no estalla con frecuencia, así que es mejor dejarla vaciarse a gusto antes de intervenir—. Para que ahora vengan la cucaracha de Marco y el patoso de Elio a querer hacerse cargo.
Ha estado quejándose sin cesar de lo difíciles que le ponen las cosas en Tasty Pastry. No sé hasta qué punto será así. No digo que exagere. Pero a Flora le gusta hacer las cosas a su manera y solo a su manera. Tiene muchos problemas para transigir y aceptar las del resto. Para más índole, el Tasty Pastry es el amor de su vida. El equivalente a que alguien se metiera entre Lorelai y Rory Gilmore.
—Es su abuela y está enferma. No puedes enfadarte porque quieran ayudar. —Trato de calmarla.
—Ya te estás poniendo de su parte —reclama, quitándome la botella. Pongo los ojos en blanco. Es difícil ponerme de la suya cuando no lleva razón.
—No es eso. Pero vas a tener que lidiar con ellos te guste o no. Mejor que te acostumbres.
Arruga la nariz y hace una muesca de asco. Comprendo su frustración. He rogado para que Martina mande a Patrick a la otra punta del universo casi desde que me lo presentó a los doce años. Pero no parece dispuesta. Así que no me ha quedado más remedio que aceptar su presencia en mi familia.
—Si es que no se aburren y se marchan.
—Me he perdido. —Robo una patata de la bolsa— ¿Te quejas de que estén aquí o de que vayan a irse?
—¡Déjalo! —Bebe vino con pasión y, acto seguido, se tira sobre la arena—. Por cierto, ha muerto Hernando —añade rato después. Me mira desde abajo, usando la mano de visera para tapar el sol.
Ahora sí que estoy perdida de verdad. Quién narices es Hernando.
—Lamento tu perdida —Le sigo el juego, a ver dónde conduce esta conversación.
—No sabes quién era —traduce mi oración. Incorporándose. Le cuesta mantenerse quieta más de unos minutos seguidos.
—Ah, ¿y tú sí?
—Era un rico excéntrico amante del arte —explica en tono sabiondo, contraatacando—. Resulta que ha dejado diez mil dólares en su testamento para el centro cultural.
—Ajá. —No sé dónde quiere llegar con esto. Pero a algún sitio seguro. Cada cosa que hace o dice guarda un propósito detrás.
—Pero el dinero no es para el centro. Van a organizar un concurso de arte y, la persona que gane, se llevará el dinero. ¿Entiendes?
—¡Se me ha olvidado contártelo! —exclamo cuando me viene el recuerdo, así de la nada. La verdad, me interesa poco el altruismo póstumo del tal Hernando—. Vi a Elio el otro día, cuando fui a por el teléfono del fogonero.
Las delineadas cejas de Flora forman un arco de advertencia. Parece dispuesta a atizarme con la botella o, lanzarse sobre mí para hacerme una llave. Espero que la primera, tengo la espalda repleta de contracturas con su firma personal.
—¿Y bien?
—Pues estaba en pelotas. Está mayor, no sé si me entiendes—. Meneo las cejas y ensancho la sonrisa.
—¡Guarra! Me refiero al concurso.
—Qué pasa con él. —No lo hago por sacarla de quicio. Pero no entiendo por qué, de pronto, se muestra tan interesada. A no ser que quiera presentar el cupcake más grande del universo como obra de arte.
—En serio me pregunto si tienes algo más que serrín ahí arriba... —Señala mi cabeza con un movimiento decadente de mano—. Creo que sería buena idea que te apuntaras. Para que superes el miedo escénico.
El episodio en mi habitación del fin de semana pasado cobra vida en mi cuerpo de nuevo, despertándome el pulso. Bebo vino. Jonah dijo lo mismo la última vez que hablamos, que le había cogido miedo a exponerme a las críticas.
—No tengo miedo escénico, solo estoy falta de inspiración —reniego, relamiendo el vino que se me ha quedado en la barbilla.
—Por el miedo escénico —insiste—. El concurso puede ayudarte. Trabajar en algo, presentarlo y no estar preocupada porque tu carrera dependa del resultado.
—Me iré dentro de poco, así que olvídate del concurso. —Flora resopla, incrédula—. Lo digo en serio, Jonah me dio un ultimátum la semana pasada. Tengo que enseñarle algo pronto.
También había olvidado contarle esto. He estado demasiado sumida en mi lucha por recuperar la inspiración como para relacionarme. Y tan solo se lo cuento porque es Flora y está al tanto de todo. Cuando al día siguiente de la exposición leí las críticas, sentí tanta vergüenza, confusión y dolor que pasé días encerrada en mi apartamento en Toronto. Sin contestar las llamadas de Jonah, ni sus golpes en la puerta. Fue Flora, que tenía un juego de llaves, quien me mandó de una patada a la ducha y me obligó a ir a la galería a afrontar las consecuencias.
Esa misma tarde, después de hablar con mi agente, hice la maleta y volví con ella a Galena. Para pasar ese mes de vacaciones que se ha convertido en un año.
—También he tenido bloqueos creativos, pero ninguno me ha impedido seguir creando recetas, aunque no sean tan buenas como cuando estoy inspirada. —Pausa para el vino, cuando agarra la botella, no hay quien la detenga—. No pasa nada por aceptar que tienes un problema. Te he observado esta semana, cuando estás delante del cuaderno tienes todos los síntomas de una persona frente a su fobia.
La saliva se solidifica en mi garganta. Maldito don que tiene para dar en la diana de las cosas. Cuando yo ni siquiera veo la diana.
—Qué sabrás tú, cascarrabias.
En esta ocasión, soy yo la que se tumba en la arena, no queriendo afrontar la verdad. Cierro los ojos y me pierdo en el mareo del alcohol. Sin embargo, las deducciones de Flora persisten en mi cabeza. Pero me niego a aceptarlas —las mentiras son adictivas—. Hasta el momento, nunca había sufrido un bloqueo creativo. Sino todo lo contrario. El deseo de pintar y de esculpir vivía conmigo a todas horas. Así que no sé si Flora tiene razón o es así la manera en la que funcionan. No puedo barajar esa posibilidad ahora. Unos meses antes, tal vez. Pero es cuestión de días que Jonah diga que se me ha acabado el tiempo y yo necesito convencerme de que para entonces tendré algo.
—Con que has visto a Elio desnudo —comenta Flora, tirada a mi lado.
Giro la cabeza, con una sonrisa. La conversación ligera implica tregua. Ni yo le digo lo que ella trata de negar ni ella me lo dice a mí. Le pongo al corriente rápidamente de lo que ocurrió cuando fui en busca del número del fogonero.
—Espero que no se exhiba de esa guisa con Cara en casa. La mujer no está para sustos. —digo para poner la guinda final al relato.
—¡Taianna!
—Te puedes creer que no se acuerda de mí.
—Algunas personas olvidan los sucesos traumáticos.
En ese caso, tendría que ser yo quien lo borrara de mi cabeza. No al contrario. El fastidio del otro día renace en mi estómago. Que yo soy bastante olvidadiza, pero de las personas me acuerdo. Sobre todo, si es alguien a quien conté todas mis inquietudes y sueños cuando tenía nueve años.
—Está más simpático —comento, enterrando una mano en la arena fresca.
—Porque lo es, ha cambiado mucho —responde Flora, con voz adormilada. Un síntoma de que está borracha es que tiene más facilidad para elogiar a la gente—. Es gracioso que lleve semanas aquí y hayáis tardado tanto en veros.
—Espera, ¿lleva semanas en Galena?
Me giro hacia ella, tumbándome de lado. Tampoco es que Elio me resulte un tema de conversación apasionante. Pero mantiene a raya los pensamientos que la misma Flora ha implantado en mi cabeza momentos atrás.
—Más o menos —dice en medio de un bostezo—. Nos mensajeamos a veces para hablar de Cara. Cuando le conté que andaba delicada de salud, estuvo yendo y viniendo para estar al pendiente. Pero se instaló definitivamente después que le diera la bajada de tensión.
Sonrío cuando me viene la imagen del niño que se pasaba el día tras su abuela, siempre buscando su atención. Elio era un cretino con todo el mundo, salva con Cara. Por eso me sorprendió que, de pronto, dejara de venir a Galena los veranos. Dado que era los únicos meses al año que podía estar con ella.
—Hay cosas que no cambian —murmuro, también medio adormilada.
—Ojalá lo hicieran, así no tendría que lidia con él.
—Aún tendrías que lidiar con Marco.
—No hurgues, Taianna, no hurgues.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La puerta está pintada de azul bondi, con los nenúfares de Monet saliendo de las grietas en la madera y sus melocotones colgados de las ramas del almendro de Van Gogh; en las esquinas superiores. Así es la puerta que precede a mi mundo. Una mezcla de dos de los artistas que me inspiraron. A los que traté de imitar hasta que di con mi propio estilo. Transformé la buhardilla del Monet en mi estudio cuando pintar y esculpir se convirtió en algo más que un hobby. No puedo empezar a contar la cantidad de horas que he gastado ahí dentro. El registro de emociones, deseos, miedos y frustraciones que viven guardadas en esas cuatro paredes. Tras la puerta se encuentra mi alma, mi parte más íntima y vulnerable; por eso nunca le he permitido a nadie cruzarla.
Ni siquiera yo me atrevo a entrar ahora. Me siento una impostora. Como si fuera una Taianna diferente a la que entraba en la buhardilla en el pasado. Mediocre, fracasada, embustera y vacía. Comienzo a pensar que he perdido el talento y que las críticas tenían razón; buena técnica, pero nada que contar. Que se me ha agotado el talento y que no hay nada dentro de mí que merezca la pena plasmar en un lienzo.
Han pasado tres días más. Estar sentada en el diminuto descansillo entre las escaleras y la buhardilla, es un movimiento desesperado. «Date prisa, no podemos esperar más». El mensaje de Jonah llegó anoche, después de varios míos pidiéndole más días. He desistido de mi intento por sacar una idea. Así que he venido a mi estudio dispuesta a rebuscar entre mis obras algo que tenga el potencial de convertirse en una serie y, así, conservar mi puesto en la galería.
Pero soy incapaz de entrar. Es como si unas cuerdas me tiraran en la dirección contraria. Quizás una parte de mí ya se ha rendido, resignada a lo que parece inevitable. Llevo aquí toda la mañana. Hora y cigarrillo tras cigarrillo, dando un paso y retrocediendo dos. Sin avances.
—Hola, pequeña.
Las piernas regordetas de mi padre aparecen a mi lado. Inclino la cabeza hasta su rostro. Sus ojos verdes terroso, que heredó Martina —a mí me tocó un marrón apagado—, están fijos en la puerta que a mí me aterra. Tiene cierto aire de nostalgia que viaja hasta mi cuerpo. Si a mamá la veíamos poco por el trabajo, a papá mucho menos. Pero teníamos nuestras pequeñas tradiciones: la visita anual a la granja, los días de playa y ver Ants in Your Pants. Me compraba los materiales que necesitaba para pintar sin siquiera pedírselos, mostraba con orgullo todas las creaciones que le regalaba y, cuando me encerraba en el estudio, a ratos daba unos cuantos toques en la puerta y al abrirla, encontraba en el suelo una bandeja con comida.
Su apoyo silencioso siempre me animó. Por eso su traición fue la que más me destrozó, la que más pesa en el corazón a pesar de mis intentos por abandonarla en el pasado. Cuando ocurrió la Gran Discusión, papá no abrió la boca. Me quedé esperando a que intercediera, a que manifestara ese apoyo continuo que creía que me daba. Pero se limitó a callar. Secundado los ataques de mamá. Hay veces que el silencio es más doloroso que cualquier palabra.
El esfuerzo que ha puesto este año por contentarme, prepararme comida, no insistir mucho en que me quede y preguntarme si voy bien con mi nuevo (inexistente) proyecto; demuestra lo culpable que se siente por aquella vez. Quisiera perdonarlo, pero yo aún espero de él las palabras que no me atrevo a pedir. Porque se supone que lo dejamos atrás. Que seguimos adelante.
—¿Ocurre algo? —Me levanto del suelo, tengo los riñones y el culo entumecido de tanto rato sentada.
—Toma. —Me tiende un vaso de chupito con un líquido amarillo; es limonchelo.
Enarco la ceja.
—Por qué quieres emborracharme. No son ni la una.
—Hay un hombre abajo preguntando por ti. No parece de muy buen humor, pensé que te vendría bien. —Sonríe, arrugando las mejillas rechonchas—. Me lo bebo yo, si no quieres.
—¿Te ha dicho cómo se llama? —pregunto ahogada.
—Jordan, me parece. —Se rasca una ceja, encogiéndose de hombros. Mi padre es terrible para los nombres. Conoce a tanta gente que le es imposible recordarlos todos.
—Jonah —corrijo.
—¿Le digo que espere?
Me clavo las uñas en la palma de la mano. Miro la puerta una vez más. Sería entrar, agarrar cualquier cosa e improvisar sobre la marcha; nada que no haya hecho, fue así como me gradué en el instituto. Pero la resignación me vence. ¿Después qué? ¿Continúo esta lucha incansable por negar la verdad? ¿Sigo mintiendo y alargando una situación que no parece que vaya a solucionarse?
—No.
Acepto al fin el limonchelo y me lo bebo de un trago. Le devuelvo el vaso y empiezo a bajar las escaleras. La resignación y el miedo peleándose en mi estómago, con el limonchelo todavía ardiendo en la garganta. Me pregunto si es así como se sienten las personas condenadas a muerte.
Jonah está de pie en medio del café, entre la puerta y la barra. Observa los murales de las paredes: reproducciones de las obras de Claude Monet, asombrado. Me quedo rezagada en el límite del pasillo y le observo: se nota a la legua que es un forastero. Con su tupé canoso, la camisa de franela, pantalones de marca y mocasines de cuero. Recuerdo, con una claridad devastadora, el día que vino a buscarme a Galena. «He visto tus obras en Instagram, ¿te gustaría trabajar para mi galería?».
Ese es el hombre que me proporcionó la vía de escape que tanto necesitaba. Y, ahora será el hombre que me confinará de nuevo en la vida de la que salí huyendo. Es hasta gracioso, si lo piensas.
—Hola —saludo cuadrando los hombros, una vez reúno el valor para acercarme a él.
—Muy pintoresco —decreta, todavía mirando la decoración caótica del Monet; los muebles disparejos y rocambolescos—. Cuánto tiempo —dice a continuación.
Veo en sus ojos negros la anticipación de lo que va a ocurrir. Ni siquiera puedo tener la cara de sorprenderme. Si las mentiras sirven de algo, es para asimilar la verdad. Te dan tiempo para procesarla.
—Hablemos fuera.
Abandono la cafetería sin detenerme a comprobar si me sigue. Una vez fuera, apoyo la espalda en la fachada de piedra y enciendo otro cigarrillo, la mano me tiembla cuando acerco el mechero a la punta de este. Hace un día precioso, pero para mí es como si estuviera a punto de desatarse una tormenta.
Le ofrezco a Jonah un cigarrillo cuando se para frente a mí. No sé si para ganar tiempo y retrasarlo. Ganar unos minutos.
—¿Tienes algo para mostrarme? —En su tono hay esperanza, una que le moldea el rostro anguloso, lleno de arrugas de estrés por el trabajo.
Mi lado desesperado está dispuesto a decir que sí, a pelear, a revolcarse como un infante y negarse a aceptar la situación. Habituada al año de mentiras, cómoda en ella.
—No —murmuro, mirándome los pies—. Por eso estás aquí, ¿verdad?
Jonah inhala humo con fuerza y lo suelta con el doble de ésta. Nuestros humos se entremezclan en el espacio que queda entre nuestros cuerpos. Aguardo por sus palabras, la culminación de lo que empezó el día después de la exposición.
—Lo siento mucho, Taianna.
Sonrío, con esa sonrisa que nunca dice nada. A pesar de la resignación, pensé que me derrumbaría. Pero, al parecer, el bloqueo se ha extendido a todas las partes de mi organismo. O, tal vez, solo sea el shock. No es lo mismo esperar algo, saber que va a ocurrir, a que ocurra de verdad. Muerta la posibilidad de que ocurra lo inesperado y cambie el curso de los acontecimientos.
—No lo hagas. Has hecho lo que has podido —respondo, la voz monocorde.
—Jacinta no me ha dado más tiempo. Si hoy no volvía con tu propuesta, me ha dicho que te dé las gracias por tu trabajo, pero que tenemos que prescindir de tus servicios. —Otra calada—. Esto es un negocio y…
—Y yo no doy dinero. Lo entiendo —aseguro, aplastando el cigarrillo contra el suelo. Con tanta fuerza que me retumba la rodilla—. Gracias por todo.
Jonah me mira con cariño y pena. En el año y medio que pasé en Toronto, Jonah no solo fue mi agente, fue lo más parecido que tuve a un amigo. Pero hay amistades que no pueden sostenerse cuando un suceso así tiene lugar. Y sé que esta es una de ellas. Así que es una despedida.
—Si necesitas cualquier cosa…, si consigues recuperar tu inspiración o lo que sea que te está impidiendo dibujar, llámame. Estaré encantado de ayudarte.
—Gracias —repito.
—Eres una gran artista. —Me consuela—. Espero de todo corazón que el mundo vuelva a ver tus obras algún día.
La mentira más grande me la he dicho a mí misma. No soy una artista, ni grande ni de ningún tamaño. Porque no puedo atribuirme un título que llevo meses sin ejercer. Que me hace temblar y me da ganas de correr en dirección opuesta. Llevo engañándome desde que volví a Galena. Tal vez, incluso desde que me marché años atrás. Mis padres no se equivocaban. Estaba siendo una ilusa. Y, si las mentiras no pueden sostenerse, las ilusiones mucho menos.
Última edición por betty. el Jue 29 Oct 2020, 11:21 am, editado 4 veces
indigo.
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Re: Our twenties
- emiliaaaaa :
Omg kadnaksndkjanda estoy emocionada por leer tu cap, Ems
Y futuro compañero de vidaaaaaa—No, para la cocina —me mira de reojo mientras salimos de la Residencia—. Un compañero para ti.
Omg, me esta encantado la relación que tienen Cara y Flora jajajajaj es muy akndajdnajsnkjdas linda/cómica; ademas que ya llevan conociendo desde que llego Flora y de eso ya van 4 años—Flora, cuando tu ibas yo ya venía —me da una palmada en el hombro y suelta una risotada—, que no se te olvide.
WAIT JAJAJAJAJAJJAJAJA No esperaba que con Marco se llevaran mal
Pero voy viendo que es una relacion de esas en las que odias pero te cae bien, no me preocupo, cuando menos se den cuenta pasaran al amors—¿Qué me miras? —alzo la barbilla.
—Iba a decir que pareces más joven, pero ya se fue el efecto —sonríe de lado.
—Idiota —murmuro.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]En definitiva, me esta gustando mucho la dinámica entre estos dos
Así que Elio y Marco son nietos de Cara, omg
Esto me recuerda a mis clases de la facultad y me da nostalgiaaaaaaaaaa ay we, que buenos tiemposConozco a Paul y a Jade desde la primera clase de la carrera. Ellos ya eran amigos desde el colegio, y luego me uní yo a la ecuación. Más bien me hicieron unir después de nuestra primera practica de cocina juntos. Tres años después y aquí estamos, tratando de graduarnos.
JAJAJAJAJAJAJAJJAJJAJAJAJA me imagine a Flora literalmente mandado a la shit a varios clientes indecisos con sus pedidos o haciendo exigencias muy estúpidas venga, yo también seria así, soy re impaciente u_u
amo a este trio y Taianna con sus comentarios jajajajajjajaa, son orrooooooooooooo—¿Estás loca? Eso es demasiado, solo quiero uno —se cruza de brazos—, además, no me gustan tanto, son dulces.
—Esto es baba tras baba, ¿qué clase de gustos tienes?
—Bueno, el novio está bueno, así que… —Taianna sonríe de lado y se encoge de hombros—, tan malo no es.
Reaven suelta una risotada por primera vez en toda la conversación y yo la juzgo con la mirada. No puedo creer que compare a una persona con mis preciados pancakes.—Claro —asiento repetidas veces—. A donde sea.
—Bien, ya dijiste que si —se frota las manos y un indicio de sonrisa aparece en su rostro—. Es la graduación de Marco y luego el almuerzo familiar. Es este domingo, y la vestimenta es de-
Me quedo de piedra. ¿Qué acaba de decir? Doy varios pasos hacia atrás, subiendo los brazos y sacudiendo la cabeza. Hasta me río, porque tiene que ser un chiste. Uno muy malo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]CARA, sos la ama y señora de todo JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ me imagino la cara de WTF de Flora, tipo "es joda, verdad? me estas haciendo una broma y seguramente hay cámaras para grabar mi reacción"
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII ya me estoy dando una idea jajajajaja de que Marco será el nuevo cocinero que contratara Cara y no puedo esperar a ver la reacción de Flora cuando lo sepa, literal, explotaaaaLa graduación de Marco, como si no fuera suficiente tener que lidiar con él en la repostería ahora que terminó la carrera. Espero que se consiga un trabajo en el otro lado el mundo.
Esas son amigas—¿A quién hay que matar? —inquiere Taianna y con la cabeza indica a mi bolso.
—Marco —siseo.
las amooooooooooo jajajajajajjaajajajajja estas 3 juntas son oro puro, aunque Reaven no participe tanto pero me la imagino con su cara de "que coño hablan?"—Entonces no hay que matar a Marco, ¿o sí?
—¿Te divierte llevarme la contraria? —la miro con los labios fruncidos.
—Deberías saber a estas alturas —me dedica una de sus sonrisas perezosas.
Esta es la clase de relación que a pesar de que te fastidie su existencia, verle la jeta, escuchar su voz o que te moleste de vez en cuando, te seria raro de ser lo contrario, porque te habitúas de cierta forma a esa dinámicaSupongo que es la molestia de siempre: el hecho de que Marco sea una constante en mi vida que no voy a poder evitar, aunque quiera.“Cara no es tu familia, es la mía, así que deja de hacerte la que estás en tu casa que ella solo te tiene pena.”[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]WEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE NO MAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES dime que ese comentario no lo dijo Marco, dimeloooooooooooooooooo, dime que no es por eso que ella no lo soporta, pero no mms, PASADO DE LANZAAAAAAAAAAAAAAAA yo le hubiera dado un putazo en ese momento y nunca volverle a dirigir la palabra ahora muchas cosas tienen sentido, perooooooooooooooo pinche Marco- Spoiler:
- —¡Dulces! —exclama Hana, avanzando por el pasillo— ¿Acaso escuché dulces?
—Yo quiero dos cupcakes —Adrómeda rodea la isla para acercarse.
—No se olviden de mí —interviene Enolah, saliendo de uno de los baños.
—Creo que da a dos para cada una, y una galleta —me llevo una mano al mentón—. El requisito es que me digan a qué saben las galletas, necesito opiniones gráficas.
—Puedes traer todo lo que quieras aquí —Josephine sonríe de lado.
—Eso, no te vamos a desperdiciar nada —Yeon Sun suelta una risotada.
—Ya, ya, solo coman —ruedo los ojos.
Más tarde estamos todas sentadas y tragando felices. Le meto dos piezas de pollo a Reaven aunque me mira mal y me tira otra al plato. Empezamos con 6 underground y luego con Mad Max Fury Road. Me la paso entretenida babeando con Ryan Reynolds, Corey Hawkins y Ben Hardy; y luego con Charlize Theron, Tom Hardy y Zoe Kravitz. ¿Qué les dan a las celebridades que todos son tan hermosos?
—Reaven, come de esto —digo, pasándole uno de los cupcakes, cuando hacemos una pausa para hacer más palomitas.
—Realmente no me gusta ese sabor-
—Mejor, necesito saber si puedo convencer a alguien que no le guste que es bueno —la interrumpo, casi ensuciándola con el suspiro.
—No creo que sea posible —entrecierra los ojos.
—Nada es imposible si trabajas lo suficiente —frunzo el ceño.
—…Tu esfuerzo me casa hasta mí —suspira, rodando los ojos.
—Cómetelo —prácticamente se lo meto en la boca.
—Aigh, estúpida, me vas a ahogar —me agarra de la muñeca para alejarme, pero yo forcejeo devuelta.
—Está bien, se dar primeros auxilios —sonrío sin mostrar los dientes.
—Ese no es el problema. ¿Estás loca?
—Se le fueron varias neuronas de tanto trabajar —apunta Taianna, cruzando por detrás de nosotras con un bowl de palomitas— Deja de intentar ahogarla que caes presa.
ayyyyyyyyyyyyyy ya se que no fue mucho de la convivencia, pero me agrada leer que saben pasársela bien entre todas, a pesar que apenas se están conociendo en si, y hacen el intento por integrar a todas—Oye, ¿qué tengo que hacer para que me enseñes una de tus pinturas? —le doy un vistazo.
Na Eun se queda en silencio. Le da un último sorbo a su café y se pone de pie, con una pequeña sonrisa en el rostro.
—Ya me voy a correr.
—¿Qué? ¡Respóndeme! —me quedo boquiabierta mientras ella se sigue alejando hacia el pasillo.
—¡Suerte con tus postres!
Termina de voltearse y se va a toda prisa. Suelto un bufido y escucho su risa a lo lejos. Algún día.
la cara de frustración de Flora jajajajajajajajajaja. Ems siempre te he dicho que la comedia te sale muuuuuuuy bien y siempre me divierto con tus escenas cuando escribes así
que bonita escenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Cara toda alegre por convivir con su nieto, y orgullosa de que se haya graduado
Cara agarra a Marco y se lo lleva más hacia atrás, donde lo abraza y le reparte besos por toda la cara. Suelto carcajadas mientras saco el celular de mi cartera y siento un poco de alivio porque no tengo ningún tipo de ganas de abrazarlo también.
—¡Cara!
—Cara nada, irrespetuoso —le aprieta un cachete y yo casi me ahogo—. Abrázame y sonríe. Y después vienes tú, Gaby.
—¡Pero claro!
ay we, ya se están haciendo ship para mi yo tambien quiero ese abrazoooo—Aún estoy esperando mi abrazo —su brazo en mi cintura se vuelve más pesado.
—Cállate y atiende a la foto —digo, forzando la sonrisa.—Madre, creo que ya es tiempo de que te retires del negocio —le da una mirada firme.
Casi se me cae el tenedor. Volteo para mirar a Adriano tan rápido que me suena el cuello y abro la boca para preguntarle a qué diablos se refiere, pero la mano de Marco me frena, apretándome la rodilla.—Como no eres tú quien me manda, junior, yo haré lo que me plazca —responde Cara, sin dejar de saborear su vino y sin prestarle la mínima atención.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]PERO ESTE WE QUE SE CREE PARA DECIR ESA ESTUPIDEZ ay perdon, me enchile casi o mas que Flora pero que no mame el señor jajajajaja—Te ves bien —dice, finalmente.
—Lo sé.
—¿Te mataría aceptar un cumplido?
—Gra-cias. ¿Feliz?
—Odiosa —me empuja suavemente con el hombro.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]MI CORAZON NO PUEDE CON ESTE SHIP SIENDO QUE ES APENAS EL PRIMER CAPITULO KSJNDDKJASDNAJKSDNSAKJDSAKJDNKJDASKJDASJN COMO ME HACES ESTO A MI te odio Emiliaaaaaaaaaaaaa
Yo soy Flora en las pedas, vomitando por tomar alcohol jajajajajajajajja ay que buenos recuerdos—Lo hiciste una vez —se me acerca—. Tu cumpleaños 21 cuando celebramos en la casa de Paul, y-
—De esa noche no se habla —lo interrumpo, cruzándome de brazos. Medito si golpearlo con mi bolso.
—¿Por qué no? ¿Porque vomitaste hasta el alma? —su sonrisa se ensancha.
—¿Quieres que te lastime en tu graduación? —me inclino hacia él, cuadrando los hombros— ¿Eso quieres de regalo?
NO MARCOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO NO TE VAYAAAAAAAAAAAAAAAAAS eso le diria yo—Escuchaste que mi papá dijo que me ofrecieron trabajo en varios restaurantes. Uno de ellos es fuera del país, en Europa —se apoya en la baranda, con el gesto afligido— ¿Qué harías?
Me encanta lo directa y sin tapujos que es Flora en serio necesito gente como ella que me aconseje en el desastre de mi vida diaria—Marco, lo que importa es lo que quieres hacer tu —le señalo con el dedo—. No importa lo que te digan que el mundo espera, o lo que esperen tus padres, o lo que tú crees que debes hacer porque es lo correcto —sacudo la cabeza y trato de no hablar tan duro—. Es lo que tú quieras.
CHSM Y BESENSE CARAJOOOOOOOOOOOOOOO—¿Este es el momento donde nos abrazamos? —pregunta, dando un paso hacia mí.
—Este es el momento donde vas a comprarme postre.Alguien me agarra de los hombros, porque estoy que me tiro encima de todos —incluyendo la mesa. Cara está pálida y su mirada está desorientada, y murmura cosas que no logro entender por el bullicio. Adriano le repite lo que dice a Melina, supongo que le están diciendo los síntomas a emergencias.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]SI ME SALES CON QUE CARA TIENE UNA ENFERMEDAD GRAVE, VOY A REPUBLICA DOMINICANA A DARTE UN ZAPE EMILIA DE JESUS
WE BASTA QUE ME ESTAS DESTRUYENDO EL CORAZON, EN TU PRIMER PUTO CAPITULOOOOOOOOOOOLa ambulancia llega más rápido de lo que pensé. Todo pasa rápido. Logramos avanzar con Cara hasta el vestíbulo; sin embargo, se desploma en uno de los sillones de la entrada. Siento como si mi alma se desplomase con ella. Me tengo que agarrar de una de las columnas.La primera vez que conocí a Marco me dijo que era una intrusa y que Cara lo quería más a el que a mí. Era una niña, así que hice lo lógico: le caí a patadas. Ahora soy una adulta y entiendo que es su familia, que va por encima de todo. Sin embargo, eso no cambia que lo deteste. Lo tolero mejor de lejos, algo que parece casi imposible de lograr. Siempre está, aunque sea después de desaparecer por unos meses o un año. Es como la espinilla irritante que siempre te sale en una temporada específica del año.
Entonces el we si le dijo eso de verdad jajajajajajajajajjaja puto Marcos, weno, aunque eran niños así que no me sorprendeYo no me refería a esto. Se supone que debió irse a Europa y volver en la próxima Navidad. No esto. Marco se ve como si me estuviera dando las mejores noticias de todo el año.
—Elio también va a venir a ser camarero y a ayudar con lo administrativo —le pone el Cherry final a todo el postre.
Siento como si estuviera mirando todo mi esfuerzo pasar por delante de mí, escapándose de mis muy seguros brazos y yéndose por el precipicio. Mi espacio seguro. Con sus muros siendo derrumbados a patadas y sin advertencia por un payaso.
—Vuelvo ahora.
—¿A dónde vas?
—A vomitar…o a renunciar. Ambas, no sé.
Escucho su carcajada mientras cierro la puerta de enfrente. Qué mierda está pasando.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]POS A MI LA NOTICIA SI ME HIZO MUY FELIZ ay wn esto se esta poniendo cada vez mejor, de ser posible kasndkajdnskjdskndkjnsakjd
Weno, Ems. AMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE tu capitulo nena, ya extrañaba leer algo tuyo y como siempre te la rifaste, porque te quedo re chulo kadsnasjkd ame como describiste a Flora, su relacion con su gente mas cercana, la dinamica entre ella y Marco y omg ya estoy emocionada que quiero leer mas de ellos y eso nena, ya quiero leer tu sig cap, besos
Kateeeeeeeeeeeeeeeeeee, en estos dias dejo el comentario de tu cap
Atenea.
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Re: Our twenties
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS NENAS! Mori de risa y de feels leyendo y releyéndolos, de verdad muchas gracias Y yo también me antojé de todos los dulces buscando las recetas para narrar los postres de Flora, qué mal
- todas las flores de monet para tai:
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
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(así es que estoy desde que supe que harías a Tai y a Elio para esta nc y durante todo el proceso de fichas y de crear tus historias y de modificarlas y hasta llegar aquí. Y así me la voy a pasar hasta el final de los tiempos)
Es que no das respiro, desde el comienzo matándome y haciéndome amar a Taianna con todo mi corazón (que la amo desde hace mucho pero tu me entiendes). Mira, que todo lo que le ha pasado es demasiado agridulce. Si me voy a pensar en el futuro, sé que es para bien, que tiene que tocar fondo y toda la mierda – pero ahora mismo, lo único que quiero es que la inspiración le llegue y sea feliz y mande a la mierda a todos los críticosPara resumirlo: me masacraron a críticas en mi última exposición, fue un absoluto y doloroso fracaso. Necesitaba un sitio donde ir a lamerme las heridas y reponerme. Galena, mi pueblo natal, parecía el adecuado para ello.
(…)
Pero este año he comprobado que sus intenciones por confinarme en el Monet continúan presentes y que esa discusión no sirvió de nada.
Además, todo este rollo con su familia, y su presión por manejar sus decisiones de vida con el monet en vez de que se vaya a hacer su vida con lo que ella quiere. Mira, que se me suben los humos a la cabeza y a penas es el principio del capítulo. Encima, que se me hace que esa forma de dejarlo en el pasado fue sin ninguna disculpa “real” y que todo va a resurgir en el futuro y no será bonito
Su madre, que tiene tácticas para lograr lo que quiere a costa de lo que su muy independiente hija quiere. Martina, que a penas puede mantener su vida a flote mientras Patrick bien gracias
Voy a buscar el bate, espérame«Y no fuiste tú quien trató de sabotear la oportunidad de mi vida, ni mandar mi autoestima a la basura»,
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Que yo no entiendo porqué tiene que hacerse cargo de una empresa que no es de ella y de la que no quiere hcerse cargo, viva en Galena o viva al otro lado del mundo. Que no debería ser su obligación solo porque es de sus padres. Encima, que creen que todo esto que ha hecho Tai es por una “rabieta” y siguen sin verlo como algo a lo que de verdad pueda dedicarse. En fin, la hipocresía.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Pero con Martina es diferente, como ellos trabajaban de sol a sol; era mi hermana quien me peinaba por las mañanas, la que me daba el beso de buenas noches y a quien acudía siempre que tenía un problema. Es la razón por la que quise enterrar el hacha de guerra.
Las amo Es que son tan reales. Mira que se tiran las cosas a la cara pero tienen las cachazas para disculparse. Y no sé, quiero que no haya ningún muro con ellas, y que sean contra el mundo (sus padres). Pero Martina también tiene que dejar de querer achacarle el restaurante de sus padres, porque no es justo
AJAJJAAJJAJAJAJAJJAA LA AMO AJAJJAJAJJAJAJJAJAJJA—El año pasado unos compañeros estuvieron metiéndose con él…
—Dame nombres, que voy a tener unas palabritas con los desgraciados. —Ni siquiera dejo que termine. Una furia arcaica me sube por la garganta como una arcada.
—¡Taianna, que son niños! —exclama horrorizada
Es que si, no les da derecho a ser crueles. Me pongo el uniforme y me hago pasar por una niña, y bueno, el resto es historia. Porque el bullying no tiene excusa, nunca. Y eso de que Martina lo escolta para todo, mira…Jasón, lo siento amigo Mira, no sé aquí nada, las implicaciones de que Patrick que es un padre bueno para nada intente cambiar a su hijo. Yo le cambio el acta de nacimiento y me lo llevo.
Martina celosa de la relación que tiene Jasón con Tai AJAJAJJAJAJA, pero tiene razón, tiene que entender que muchas veces uno prefiere no decirle la cosas a la madre, por mucho que ellas crean que uno debe decirles todo.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Será porque me he transformado en Doña Mentiras y he ganado el poder de detectarlas, pero me cuesta creer que lo haya dejado de lado. Es como si yo dijera que ya no me interesa pintar. Va más allá de un interés, es parte de mí, de quién soy. Con Jasón y el maquillaje sucede lo mismo. Es la manera que tiene de explorar su creatividad y expresarse.
(….)
—Muchas personas intentarán convencerte de que su opinión sobre ti, vale más que la tuya. No dejes de ser tú porque los demás no te entiendan, Jasón. O porque piensen que las cosas que te gustan no deberían gustarte.
Detesto a la sociedad. Pueblo chico, infierno grande, como dicen por ahí. Pero que es una mierda. Que Jasón no pueda hacer lo que le interesa y le da felicidad porque esa actividad tiene un género asociado con eso en la sociedad “tradicional”, y que todo lo que no se alinea con eso está mal y no debería ser. Me gustaría tirarles una bomba a todos, de verdad.
Sabias palabras, tia Taianna, amor para ti
Los adoro demasiado, con todo mi corazón—Cada vez que me ayudas con los deberes los tengo mal. Y si me ayuda Flora, los tengo bien —dice con recochineo, atacando mi inteligencia.
—Te cambié los pañales.
—También me da brownies.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Te has propuesto destrozarme el corazón. Que no se si estar feliz o triste, porque a cada rato todo cambia y se me clava el cuchillo en el corazón una y otra vez. No merece nada más que amor y arte esta muchachaPorque no quiero que Jasón se sienta como me sentí yo durante años; rechazada, extraña y como si tuviera que oprimirme los huesos para encajar dentro de lo que se esperaba de mí. Hasta el punto de que tuve que salir huyendo de Galena.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Siento esto a nivel molecular. Pero qué jodida la vida. El hecho de que Taianna se haya fajado tanto y dejado tanto de su alma en esa obra, para acabar sintiéndose así por opiniones de personas que no valen la pena y son una basura. Pero es que uno es humano y nada más, y aprender a tirarte las opiniones de la gente al infierno no es un botón con el que vengamos programados. Que no quita que sea injusto, ¿sabes? Me voy a llorarEstaba muy orgullosa con el resultado. Entonces, pasó lo que pasó. Intento no darle mayor importancia, pero una vocecita dentro de mí me dice que, si mi trabajo más brillante —en cuanto a técnica y ejecución— tuvo tal acogida; nada de lo que cree ahora será la suficiente bueno para permitirme seguir viviendo del arte.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—Gracias, pero… —comienza a decir, de nuevo agachada para continuar trasplantando y recolocando.
—Si no subes, mandaré a Flora.
(…)
—Pensé que no estaba Marco —mascullo, intentando ver algo a través de los cristales de las puertas.
—No es Marco —asegura. Entonces caigo en la cuenta, Flora mencionó que los dos nietos de Cara se habían mudado. Tiene que ser Elio. entonces. Pero a él no me hace ninguna ilusión verlo
Amo la relación de Tai con Reaven, aunque a penas es el principio, estoy toda emocionada pr los vistazos que nos pasaste por whastapp porque amo todo lo que escribes y como ya dije, a la guerra me voy. (Mas adelante me explayo más)
Y luego cuando habla con Cara (nada detiene a esta señora, es mi ídola) y se da cuenta de que Elio está en el pueblo y recula por los recuerdos que tiene con el (ALERTA SHIP, este ship ha zarpado desde siempre y nunca se va a detener, porque siempre shipper nunca inshipper). (Y NO SE HAN VISTO TODAVIA)
Yo quiero que Tai asesine Patrick con su paraguas, es buena idea—Este moreno lleva trabajo. —Me he pasado la tarde tirada a la bartola en una toalla tomando el sol mientras Jasón se bañaba y se rebozaba en la arena.
—Vaga de mierda.
—No todas somos adictas al trabajo. Algunas personas también disfrutamos de la vida.
(…)
«Quiero que me enseñes en lo que has estado trabajando». «Tienes que volver». «Estás despedida».
Y AME DEMASIADO EL TRAMO DE CUANDO LLEGA A LA CASA Y ESTA CON LAS CHICAS. Que solo digo que amo todo pero PERO ES VERDAD. Amo demasiado la amistad con Taianna y Flora. Es que son tan desiguales y ahí se encuentran, no lo sé, voy a pelear por ellas hasta el final, les doy todo
Que el tira y jala, Tai diciéndole lo desastrosa que es y Flora tirándole para que se ponga las pilas pero al final se cuentan todo y saben que pueden contar con la otra. En fin, que me muero
Cada vez que Taianna se dice a si misma algo sobre su arte y el bloqueo que tiene encima ahora mismo:
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Las pinturas de Tai, lo que pinta y cómo es su forma de comunicarse y ser 100% honesta con lo que siente no sé, es demasiado para mi, lo amo. Y luego todo toma el camino horrible por el precipicio, que se le va todo de la mano y NO SOPORTO ESTO,Solo hacerlo y ver qué sale. Reencontrarme con la Taianna que dibujaba porque lo necesitaba y no para demostrar su valía.
(…)
«Una perfección vacía es lo que encontraréis si visitáis su exposición».
(…)
Juntos repasamos las críticas para ver en qué había fallado, para erradicarlo. Pero me aseguró que era algo que podía pasar en la carrera de todo artista, que no le diera más importancia de la que tenía.
CADA VEZ QUE TAIANNA SE DICE ALGO MALO A SI MISMA SE ME ROMPE UN PEDAZO DEL ALMA, QUÉ INJUSTICIA
Pobre Jonah y pobre aun más Taianna. Que es horrible que te critiquen a más las pinturas que haces, por más que sea un pedido o que sea para uso comercial, cada cosa que una persona crea tiene algo de sí mismo dentro. Y que ella haya pasado de exposición a exposición sin descanso, y luego vengan a matarla a críticas así… espera, tengo que ir a cocerme el corazón porque se me está rompiendo otra vez
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Es una mierda, porque a veces la gente te toma del brazo y te saca todo el jugo y se enoja cuando uno pone sus límites y les dice que “no”, y no por eso significa que haya menos amor de por medio. Que es el hijo de Martina y Patrick, no el hijo de ellos dos más Taianna. Pero así es la vida no debería. Y Taianna repitiéndose a sí misma lo que le dijo Jonah, para no caer en otro bucle de malos pensamientos. Quiero protegerla de todo el mundoPor qué soy la que termina pagando siempre? Hace que me cuestione si mi hermana piensa en serio que estoy obligada a anteponer su vida a la mía y que nuestra buena relación dependa de cómo de dispuesta esté yo a hacerlo.
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Amo la relación de Taianna y Jasón—Mi compañero también es un bruto.
—¿Te gusta judo?
Encoge los hombros.
—Solo llevo dos clases.
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Me llena todos los agujeros negros. Y las implicaciones de que Jasón esté tomando artes marciales porque cree que debe cambiarse… Bueno, espero que no sea eso, y que solo quiera aprender a defenderse para partirle el culo a quién sea que lo amenace o lo moleste. (Flora se ofrece también)
(yo intento no citarlo todo pero es que ES QUE ALJALAF)Venía a ver a Flora con asiduidad ya que su madre la dejaba al cuidado de Cara. Nos atiborraba a dulces —podéis culparla de mi adicción al azúcar— y nos metía con ella a la cocina,
(…)
—¡Marco!
Pego un bote del asiento, empujo a Flora y corro a abrazarlo.
(….)
—Eso dice ella. —Flora tiene que poner la puntillita, como de costumbre. Le lanzo una advertencia por el rabillo del ojo.
—Tenemos que pegarnos una juerga por los viejos tiempos, antes de que te marches —propone Marco.
—¡Claro!
He leído este tramo mil veces y cada vez me gusta más, es que amo como escribes. La nostalgia de Taianna al recordar su niñez metida en Tasty y su amistad o complicidad con Marco (me da vida que ambos jodan a Flora, amo todo). Y el hecho de que el recuerdo de Elio sea como … no sé si la poner nerviosa y nostálgica, o ambas cosas, y el por qué me pone más emocionada aún
Por cierto, me dieron ganas de ir a una repostería con todo esto, qué nos estamos haciendo al inventar esto AJAJAJAJAAJAJ
Los amo, y amo como se llevan los tres necesito que se tomen esa copa, pero que sean 10 JAJAJAJAJAJJA Y cuando Paco llega todo antipático, AKSJADAFKAFK es que me encanta todo amo como usas a mis personajes un millón e infinito, ¿te lo dije ya?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]En las entrañas siento que su deseo de cambiarse de colegio y «perder» el interés en el maquillaje, solo es la punta de un iceberg que se extiende kilómetros hacia las profundidades. Pero la superficie está congelada y no tengo la posibilidad de sumergirme para comprobarlo.
Que Jasón no le tenga la confianza para decirle por qué quiere cambiarse de colegio (entendible) pero con el historial de que le han hecho bullying, no sé, todo mal nada bien
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AJAJJAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJ—Buenas noches, señoritas —inclina la cabeza, con una mano sobre el estómago. Me entran ganas de otear los alrededores en busca de su corcel blanco.
—Hey.
—Qué hay.
Taianna y Flora contra el mundo (el mundo en este caso es Beltrán, pero tú me entiendes). Es que me muero con la actitud qué tomaron cuando él las saludó todo galante, puro oro AJAJAJAJAJAJ y que no les cause buena espina. Me encanta la relación entre ellas tres, que es cómo si pasaran de conocerse por arriba a empezar a adentrarse en una amistad y…yo…LLORARÉ POR SIEMPRE
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—En la mesilla de tu habitación. Cuando llegaste ayer lo tiraste al suelo y lo guardé —explica Flora, adivinando la razón de mi confusión.
—¡Qué haría sin ti! —Le pellizco la mejilla al pasar por su lado y ella me da un puñetazo que por poco me tira al suelo.
Y VAMOS A LA PARTE QUE TODAVIA ME TIENE RIÉNDOME COMO UNA CONDENADA HIENA, ES QUE NO SUPERO KATE, EL MEJOR REENCUENTRO AJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJAJJAJDesde luego, no me refería a esto cuando esta tarde me he preguntado cómo habría crecido (y vaya que si lo ha hecho) Elio Barone ni cómo imaginaba reencontrarme con él. Así, en pelotas, con los brazos extendidos sosteniendo los extremos de una toalla y su pene dándome la bienvenida. (…)
(…)
—Si estás esperando a que chille, pierdes el tiempo. Las he visto mejores. —Se me escapa la vena maliciosa que de niña reservaba para él.
(…)
—Parecías de lo más entretenida admirándola. —Voz grave, perlada de ligero sarcasmo y desafío.
Y QUE SE QUEDAN UN RATO ASÍ, LOS DOS MIRÁNDOSE. Y LO QUE LE DICE TAIANNA, QUE HA VISTO MEJORES, Y LO QUE ELIO LE DICE DE VUELTA, ESTOY MAAAAAAAL
El novio secreto de Cara, me estoy ahogando AJAJAJAJJAJAJAJJA
Que me habría encantado que se reconozcan ambos aquí, no te mentiré; pero que Elio no la recuerde es mejor aún, porque ya quiero ver su reacción cuando Si se de cuenta de quién es Taianna. Que yo vivo para el drama, no voy a mentir
¿Qué PROMESAAA? ¿QUEPROMESA KATHERINE? NO SE DE NINGUNA PROMESA, NECESITO RESPUESTASSSSSA lo mejor se olvidó hace mucho tiempo atrás, cuando rompió su promesa.
—Un placer conocerte, Taianna. —Se despide, cuando ya tengo medio cuerpo fuera. Me detengo, giro la cabeza y con la vena maliciosa renovada, suelto:
—Nos conocemos desde hace mucho, Elio Barone.
Además, eso de que nunca la dejaba en paz, persiguiéndola por todos lados: se muere.
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Y TAIANNA DICIÉNDOLE QUE SE CONOCEN DESDE HACE MUCHO Y EL GUIÑO
Alguien dijo: QUEENNNNNNNNNNN
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QUITALOS DE AHI. DIBUJA POR TI Y PARA TI. Mas fácil decir que hacer, lo sé, pero es que, estoy harta, voy a sufrir demasiado, ya estoy sufriendo, porque no merece nada de estoero lo estoy intentando, de verdad. Paso los días sentada frente a mi escritorio, con un cuaderno de dibujo abierto. Las críticas de mi última exposición a un lado, como recordatorio e incentivo.
(…)
Y a veces, en compensación, solo te devuelve miedo y un montón de preguntas que te aterran responder.
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Y es que ella misma tiene que darse cuenta de todo esto. Que su trabajo vale mucho, aunque haya gente que no lo entienda, aunque no guste como esperaba. Y que al final tu cabeza no ayude, porque has interiorizado las voces de esas personas que no te suman. En vez de dar tantas matemáticas, ya nos habrían enseñado como no meternos en los asuntos de otras personas y en saber cómo manejar las emociones. Pero nooooooooo
Yo voy a intentar no citar todos los diálogos, me dije. Pero es que AMO EN SOBREMANERA A TAIANNA Y A FLORA, Y CÓMO LA USAS, Y LOS DIÁLOGOS, Y CÓMO SE LLEVAN AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA—Vamos a beber. —Flora se arrastra en su silla giratoria hasta mí.
—Estoy trabajando —declino, volviendo a mirar a la eterna página en blanco que me ha acompañado estos días.
(…)
—Necesito alcohol —murmura—. Esta noche haremos una versión apta para todos los públicos.
—Tienes un problema, ¿lo sabías? —Flora no es que beba constantemente, pero cuando lo hace, agota las reservas del pueblo.
(…)
Ha estado quejándose sin cesar de lo difíciles que le ponen las cosas en Tasty Pastry. No sé hasta qué punto será así. No digo que exagere. Pero a Flora le gusta hacer las cosas a su manera y solo a su manera. Tiene muchos problemas para transigir y aceptar las del resto. Para más índole, el Tasty Pastry es el amor de su vida. El equivalente a que alguien se metiera entre Lorelai y Rory Gilmore.
—Es su abuela y está enferma. No puedes enfadarte porque quieran ayudar. —Trato de calmarla.
—Ya te estás poniendo de su parte —reclama, quitándome la botella. Pongo los ojos en blanco. Es difícil ponerme de la suya cuando no lleva razón.
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ES QUE SON TAL PARA CUAL, o sea, que no se parecen en nada y si no fuera porque se quieren, se tiran de los pelos. Creo que por eso las amo tanto. Y aunque se quieran, se tiran de los pelos, AJAJAJAJAJAJ, porque se quieren. No se si estoy diciendo cosas entendibles, pero es que AJAJAJJAJA AMO TODO KATE
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Y que luego pasan a la conversación de la muerte de Hernando como que todo normal AJAJAJAJAJJA—Pero el dinero no es para el centro. Van a organizar un concurso de arte y, la persona que gane, se llevará el dinero. ¿Entiendes?
—¡Se me ha olvidado contártelo! —exclamo cuando me viene el recuerdo, así de la nada. La verdad, me interesa poco el altruismo póstumo del tal Hernando—. Vi a Elio el otro día, cuando fui a por el teléfono del fogonero.
Patrick tiene que morir, lo dice la ciencia. En fin, las amo no me cansaré de decirlo, punto y final.
AJAJAJAJAJAJA hay que amarlas, que una le habla de un tipo rico muerto que ninguna conoce y la otra le salta con que vio a Elio, AJAJAJAJAJAJA Y Tai diciéndole que estaba en pelotas cuando Flora le pregunta por el concurso, estoy mal Quiero más de ellas bebiendo vino y quejándose del mundo dkadkakfak y hablando de cosas a lo random
A este paso voy a terminar citándolo todo y es tu culpa porque estoy enamorada de todo y no tengo arrepentimientos AKSJDFKAFKALTambién había olvidado contarle esto. He estado demasiado sumida en mi lucha por recuperar la inspiración como para relacionarme. Y tan solo se lo cuento porque es Flora y está al tanto de todo. Cuando al día siguiente de la exposición leí las críticas, sentí tanta vergüenza, confusión y dolor que pasé días encerrada en mi apartamento en Toronto. Sin contestar las llamadas de Jonah, ni sus golpes en la puerta. Fue Flora, que tenía un juego de llaves, quien me mandó de una patada a la ducha y me obligó a ir a la galería a afrontar las consecuencias
(…)
—También he tenido bloqueos creativos, pero ninguno me ha impedido seguir
(…)
—Qué sabrás tú, cascarrabias.
(…)
Giro la cabeza, con una sonrisa. La conversación ligera implica tregua. Ni yo le digo lo que ella trata de negar ni ella me lo dice a mí. Le pongo al corriente rápidamente de lo que ocurrió cuando fui en busca del número del fogonero.
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Que sepan cuando ya dejar de decirse las cosas duras para pasar a una conversación más ligera. ES QUE ESTOY AMANDO TODO. Y Taianna diciendo lo de Elio AJAJAJAJAJ, es que está dolida porque no lo recuerde y más si fueron tan cercanos cuando estaban pequeños. Ay adkajfakka es que no puedo esperar a ver qué pasa con ellos
“Aún tendrías que lidiar con Marco.
—No me hurgues, Taianna, no hurgues. “
Qué te digo, es una de las amistades que más me gusta que hemos hecho
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Ni siquiera yo me atrevo a entrar ahora. Me siento una impostora. Como si fuera una Taianna diferente a la que entraba en la buhardilla en el pasado. Mediocre, fracasada, embustera y vacía.
Auxilio, ya no tengo sentimientos
Creo que todo esto también es parte de su bloqueo, o de su fobia, o de ambas cosas. Que tenga que lidiar con todo eso más con el rechazo de su familia, el mundo no te prepara para eso, tampoco te da los recursos.Cuando ocurrió la Gran Discusión, papá no abrió la boca. Me quedé esperando a que intercediera, a que manifestara ese apoyo continuo que creía que me daba. Pero se limitó a callar. Secundado los ataques de mamá. Hay veces que el silencio es más doloroso que cualquier palabra.
QUE JONAH ESTÁ ALLÍ, QUÉ
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Por cierto, nunca te lo dije creo, pero amo el concepto del Monet y que esté decorado con cuadros que asumo que Taianna pintó. Y me quedé con muchas ganas de ver el interior de su estudio por lo bonito que describiste la puerta.
Yo sé que nada de esto es bueno pero amando por siempre cómo narras las cosas, eh.Si las mentiras sirven de algo, es para asimilar la verdad. Te dan tiempo para procesarla.—Eres una gran artista. —Me consuela—. Espero de todo corazón que el mundo vuelva a ver tus obras algún día.
La mentira más grande me la he dicho a mí misma. No soy una artista, ni grande ni de ningún tamaño. Porque no puedo atribuirme un título que llevo meses sin ejercer. Que me hace temblar y me da ganas de correr en dirección opuesta. Llevo engañándome desde que volví a Galena. Tal vez, incluso desde que me marché años atrás. Mis padres no se equivocaban. Estaba siendo una ilusa. Y, si las mentiras no pueden sostenerse, las ilusiones mucho menos.
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ESTO ES DEMASIADO. LO HE DICHO TODO EL CAPÍTULO PERO NINGUNA VEZ FUE MENTIRA, PORQUE ES QUE ASKADJAKAKFAJFKA
Mira, es que la frustración que tengo con todos es inmensa. Que al final de cuentas, si puedo culpar a quien quiera (empezando por la familia de Taianna y la gente que cree que tiene derecho a criticar duramente cuando no se les pide opinión, o a la vida misma porque no te enseña a ser emocionalmente inteligente para lidiar con las cosas duras que hay en el mundo fuera de tu casa). Pero también, es algo que Taianna tiene que aprender a ver por si mismas, que las voces de su cabeza no tienen razón (esas que la tumban, al menos) y que sí es una artista y que no dibuje por un tiempo por x o y razón no cambia nada de eso. Que no se, me fui en una y quiero llorar
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AY KATE, qué más decirte que adoré muchísimo tu capítulo y aún más tu historia. Estaba deseando leer de Taianna y Elio desde hace mucho tiempo y ahora que has pulido la historia como quieres y empezamos por fin esta NC, estoy con mucha más ganas todavía. Adoro la forma en que escribes y la historia de tus personajes y asafjakfafjallafka amo todo, me fascina todo, soy un radio dañado pero no puedo evitarlo. Aquí la fangirl esperando gritando al infinito hasta tu próximo capítulo
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hange.
Re: Our twenties
- katerinooooooo :
Ya ansiaba leer de tu pj aunque no he leído la modificación que le hiciste a su ficha xd, así que sabré de ella conforme vaya leyendo el cap, pero se de antemano que sera un hermoso pjMi único logro este año ha sido sobrevivir a todas las mentiras que solté al llegar. Que, tratándose de una persona despistada, es toda una hazaña, tampoco vamos a quitarme mérito.¿Y si me quedo atrapada de nuevo en Galena? «Relájate». Esto es un bache en el camino, nada más. Antes de que me dé cuenta habré recuperado la inspiración, estaré de vuelta en la ciudad y haré que los críticos de arte que me despedazaron sin ninguna consideración, se arrepientan de sus palabras. Adiós a las mentiras y lo agotador que resulta mantenerlas.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Que no cunda el pánico *se apanica* que aaaaaaaaaaahg, entiendo que se sienta así o frustrada por no poder lograr avanzar en su proyecto, pero esperemos no tarde mucho en lograrlo o creo que le dará de esos ataques de estrés cuando no sabes que mas hacer con tu vida
Bueno, la madre de Taianna, Zelda, no me cae mal por el momento, pero siento que los padres siempre traerán eso de querer dejar el negocio familiar a sus hijos, es una maña fea que arraigan jajajajjaja y es cansado, así que entiendo la situación de Taianna, solo espero que la situación se solucione de manera favorable para ambos ladosNo tenía que convivir con ellos, ni con su necesidad enfermiza por que haga lo que ellos desean.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]No sabia si entristecerme o estresarme con esa situación, así que esos dos gifs son mis dos reacciones por el momento- Spoiler:
- —No voy a quedarme. Volveré a Toronto dentro de poco. —Le recuerdo, en un tono ácido que no puedo controlar, las pulsaciones a mil por hora—. Y, para aclararlo de una maldita vez, ni quedándome me haría cargo del Monet.
—No te veo con muchas intenciones de irte —contraataca.
—Cuando me necesitas para pedir favores no te quejas de que ande por aquí. Tienes mucho morro, hermanita.
—Te molesta que te diga la verdad. —Se aparta el pelo de la cara, aumentando el tono de voz. Lo que llama la atención de los buitres que nos rodean, siempre dispuestos a enterarse de la vida ajena para desperdigarla por el pueblo—. Para empezar, ¿por qué sigues aquí? Según tenía entendido solo venías para un mes porque todo te iba de perlas con tu intento de vida cosmopolita. No querías ni oír hablar del pueblo, ni de nosotros.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]PTMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ESTO ME DESTROZA KATE, PORQUE METEEEEEEEEN TANTO DRAMA DESDE EL INICIO DE LA RONDA JAJAJAJAJAJAJAA LAS ODIOOO pero ni pa mentir, que igual vivo del drama pero ahg, se están peleandoooooooooCon mis padres nunca me afectó la distancia. Después de todo, no es que antes tuviéramos una relación cercana. Pero con Martina es diferente, como ellos trabajaban de sol a sol; era mi hermana quien me peinaba por las mañanas, la que me daba el beso de buenas noches y a quien acudía siempre que tenía un problema. Es la razón por la que quise enterrar el hacha de guerra.
Así que, a pesar haber tenido razones justificadas para cabrearme, la abrazo por detrás y apoyo la barbilla en su hombro. Martina, al principio, se queda tiesa como un palo, pero no tarda en cubrir mis manos con las suyas.
—Lo siento —murmuro.
—Y yo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Me voy, antes de que este capitulo acabe con mis sentimientos ptm jajajajajajajajajjajjaa y ni va un cuarto del cap Katerinooooooooooooooooo TE ESTAS PASANDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOPor mucho que no me hablara con mi familia durante meses, a Jasón venía a buscarlo casi todos los fines de semana desde Toronto y me lo llevaba conmigo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Grax por darme una dosis, aunque sea pequeña, de ternura después de todo el drama que me lanzaste de sopetón y ademas que linda relacion tiene Taianna con su sobrino ;_______;
Ya vamos con otro drama jajajajajajajajajajaja me reire ahora porque si no siento que colapsare con tu capitulo mujer, y es muy temprano en la historia para esoMe recuerdo que no merece pelear por este motivo. No puedo cambiar la forma en la que Martina lo ve. Ya he tratado de hacerlo antes y solo he terminado frustrándome. Con que apoye a Jasón y no trate de cambiarlo —como sí hace Patrick— es más que suficiente.
Jasón se tensa de arriba abajo y yo me quedo como el personaje de la película que aprieta el botón y acaba liándola parda. De pronto me doy cuenta de algo. Lleva semanas sin pedirme que le haga un diseño de uñas y ha dejado de mandarme fotos de los maquillajes artísticos que se hace a sí mismo. Después de todo, sí que he estado con la nariz metida en mi ombligo.
—Ya no me interesa.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Ayyyyyyyyyyyyyyy Jason noooooooooooo¿El problema? Maquillarse es de «niñas y maricones». Que a mi sobrino le guste, a ojos de los demás, solo puede significar una cosa. Una cosa que a su padre le aterra y trata de erradicar disuadiéndolo para que se concentre en sus hobbies aptos para niños. Una cosa por la que Martina prefiere que lo deje para cuando está en casa, para que no se vayan a pensar «algo que no es». Y que, por supuesto, alentó a sus compañeros a meterse con él y provoca los giros de cuello y cuchicheos de los habitantes de Galena cuando Jasón se pasea por las calles con sus uñas pintadas o sus maquillajes.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Me dan ganas de mandar por un tubo a TODOS LOS HABITANTES DE GALENA QUE SE METEN EN ASUNTOS QUE NO LES CONCIERNEEEEEEEEEEEEEEEEN, pinche gente chismosa, ya me enchile
Amo a Taianna, ya me hiciste enamorarme de ella, y ni llevo la mitad del cap—Muchas personas intentarán convencerte de que su opinión sobre ti, vale más que la tuya. No dejes de ser tú porque los demás no te entiendan, Jasón. O porque piensen que las cosas que te gustan no deberían gustarte.Junto los puños y me los clavo en el corazón, fingiendo que me han apuñalado. Mi teatro absurdo —seamos sinceras, se me da como el culo todo lo relacionado con el ámbito académico—, le arranca una carcajada que me ilumina todos los huecos.
....
Porque no quiero que Jasón se sienta como me sentí yo durante años; rechazada, extraña y como si tuviera que oprimirme los huesos para encajar dentro de lo que se esperaba de mí. Hasta el punto de que tuve que salir huyendo de Galena.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Confirmo, la amo mucho
NO ME ESPERABA lo de que Flora y Taianna se conocieran de mucho tiempo, omgLo creáis o no, esta chantajista de malas pulgas con la que me paso el día tirándome los trastos, es mi mejor amiga. Estamos hechas de materias incompatibles, pero es en ella donde encajamos a la perfección. Y es quizá la única persona con la que no siento que debe sellarme bajo siete llaves con candado.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJJA no se conocen mucho entre todos, sí, pero vivo por estos momentos de convivencia sutiles—Gracias, Enolah. —Le dedico una mirada triunfal a mi mejor amiga desde el otro lado de la mesilla —¡Oye! —chillo, herida al entender que estaba lejos de alabar mis dotes culinarias. Enolah ríe bajito.
Me frustra lo frustrada que esta Taianna con toda su situación, aunque se muestre tranquila, mas que nada para guardar las apariencias
Ay we, la llamada con Jonah fue kdnakdjnasjndsakndkjsad jajajajaja pensé que en algún momento de la llamada Taianna iba a aceptar la verdad, al menos con él, pero bueno xdEn lugar de ir caminando, cogemos el autobús. Casi no he comido nada en estos días y la carrera hacia el polideportivo me ha debilitado más de la cuenta.
Bueno, pero es que Reaven y Taianna comparten el gusto por no comer? bah, para que hablo si estoy igual xd
JAJAJAJAJJA me imagino a Jason dandole una mirada toda pesada a Taianna cada que intentaba agarrarle algo de su merienda xd omg y toda la escena estuvo bonita, con Flora y Marco asdknaskjdnaskdjqLe aseguro que lo haré y regreso a mi asiento. Flora aparece poco después con la comida de Jasón y aprovecho para pedir yo. Solo que a mí me hace esperar más de la cuenta. Hago intentos por robar a mi sobrino un poco de galleta, pero me da un manotazo en cada uno de ellos y no me queda más que conformarme con el olor a repostería que inunda el Tasty Pastry.
ya me imagine el pleito jajajajajajajajajajjaaj, pero ahg deberian ver lo que sea mejor para el niño tiene 10 años y aun esta explorando sus gustos y preferencias ;_;—¡Eres la mejor tía del mundo! —chilla, saltando sobre el asiento.
Entusiasmado, esperanzado. Se me cascarilla el alma. No habrá forma de convencer a la paranoica de Martina. Solo acabaremos discutiendo, sobre todo después de lo de hoy. «Qué te importa, si vas a irte». «Sabré yo lo que le conviene más a mi hijo».Desde luego, no me refería a esto cuando esta tarde me he preguntado cómo habría crecido (y vaya que si lo ha hecho) Elio Barone ni cómo imaginaba reencontrarme con él. Así, en pelotas, con los brazos extendidos sosteniendo los extremos de una toalla y su pene dándome la bienvenida.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]OLV vaya forma de reencontrarse con alguien después de 13 años jajajajajajajjajajajaja kasdjnakdnasdnkas—Si estás esperando a que chille, pierdes el tiempo. Las he visto mejores. —Se me escapa la vena maliciosa que de niña reservaba para él.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]LA AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOO JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJ Taianna entra en mi top de mis pjs favoritos tuyos, aunque amo todos los que creas Y omg, no puedo creerme que el pelotas de Elio no la recuerde jajajajajaja
Amo mucho esta amistadCuando al día siguiente de la exposición leí las críticas, sentí tanta vergüenza, confusión y dolor que pasé días encerrada en mi apartamento en Toronto. Sin contestar las llamadas de Jonah, ni sus golpes en la puerta. Fue Flora, que tenía un juego de llaves, quien me mandó de una patada a la ducha y me obligó a ir a la galería a afrontar las consecuencias.Ni siquiera yo me atrevo a entrar ahora. Me siento una impostora. Como si fuera una Taianna diferente a la que entraba en la buhardilla en el pasado. Mediocre, fracasada, embustera y vacía. Comienzo a pensar que he perdido el talento y que las críticas tenían razón; buena técnica, pero nada que contar. Que se me ha agotado el talento y que no hay nada dentro de mí que merezca la pena plasmar en un lienzo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Ya vera su momento de inspiraciónSu apoyo silencioso siempre me animó. Por eso su traición fue la que más me destrozó, la que más pesa en el corazón a pesar de mis intentos por abandonarla en el pasado. Cuando ocurrió la Gran Discusión, papá no abrió la boca. Me quedé esperando a que intercediera, a que manifestara ese apoyo continuo que creía que me daba. Pero se limitó a callar. Secundado los ataques de mamá. Hay veces que el silencio es más doloroso que cualquier palabra.
El esfuerzo que ha puesto este año por contentarme, prepararme comida, no insistir mucho en que me quede y preguntarme si voy bien con mi nuevo (inexistente) proyecto; demuestra lo culpable que se siente por aquella vez. Quisiera perdonarlo, pero yo aún espero de él las palabras que no me atrevo a pedir. Porque se supone que lo dejamos atrás. Que seguimos adelante.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]PORQUE CHUCHAS PONEN COSAS TAN TRISTES DESDE EL INICIOOOOOOOOOOOOOO????????? mis pobres sentimientos
OMG LLEGO JONAAAAAAAAAAAAAH—Lo siento mucho, Taianna.
...
—Eres una gran artista. —Me consuela—. Espero de todo corazón que el mundo vuelva a ver tus obras algún día.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]WEEEEEEEEEEEEEEEEEyyyyyyyyyyyyyyyyyy noOOOOOOOOOOoooooo fuck this shit jajajajjaa jasdnaskdnaskjdskjdsajkdna pero para todo hay solución, yo lo se, en el fondo lo se, y espero que pronto se vuelva a encontrar a si misma
Weno Katerinooooo, ya sabes que ya queria leer de tus pjs, específicamente de Taianna porque aun no vemos algo de Elio como tal (salvo sus pelotas arre ) y omg jkasdnkajsdkjsads ame por completo tu capitulo, porque describiste muy bien a Taianna, sus defectos, que tiene varios, sobre todo las mentiras que ha creado para cubrir sus fallos como tal, pero así mismos sus virtudes, que son muchas mas, el amor a su hermana y mas acertadamente a su sobrino dkjnaskdjnasdkjsanjkas ame mucho esas escenas, su amistad especial con Flora y no se, me gusto todo ya quiero leer tu siguiente cap
Atenea.
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Re: Our twenties
- flor ^^:
- Holi flor ya x fin estoy aquí para comentar tu capítulo
Me ha gustado como has empezado por que has mostrado algo distinto, en tu caso Hana se muda de una casa a otra. Que realmente es una de las realidades más vividas por los jóvenes del mundo, emigrando de una casa a otra a no ser que vuelvan o sigan con los padres
Me gustó mucho el concepto de la casa, parecía un lugar bastante bueno para la convivencia y jo la mayoría se veían un amor de personas so lógico que en parte sea difícil para ella, pero al mismo tiempo me gustó su actitud para afrontar los nuevos desafíos.
i mean.. un amor, ojalá más personas así― Es una pena que quieras irte Hana. Te vamos a extrañar todos.
Tutores y profesores de carrera bien para guiarnos y patearnos el trasero ay, es algo que no hecho de menos en absoluto de la uni peeeeeeero como gracias a él hana va a unirse a la residencia y tener una aventura en galena pues bueno se lo perdono a su profesor, pero estoy segura de que los escritos de hana eran buenos xdEstas vacaciones improvisadas son el fruto de mi desesperación y un mental breakdown. Después de que el director de carrera y profesor calificara mis últimos escritos como “estériles”, insinuando la falta de chispa en mis historias. El único consejo que pude conseguir fue y cito “aléjate de todos tus amigos y vete a un lugar rico en colores para poder enfocarte sólo en escribir”. Mis opciones eran esto o tomar la clase de nuevo con otro profesor y no me iba rendir tan fácilmente.
ay porfavor que cute y encima le recuerda al padre ya solté una lagrimita ayMe siento dentro de esos momentos cliché de las películas, protagonizadas por un padre y su hija. El adulto rechaza la idea de que una de sus hijas abandone el nido, temiendo de que el mundo sea un lugar muy peligroso para ella.
Me encantó como nada más entrar a la casa cuando le enseña todo y de repente llega el momento de los cupcakes y me imagino que se queda como: vale, si este es mi lugar
Jaja me encantó, ella ahi pensando en voz alta y la otra también estaría como: ¿he escuchado bien? ¿me ha dicho que tengo los ojos bonitos?― Muy lindos ojos – un segundo, ¿lo pensé o lo dije en voz alta?
― ¿Disculpa?
Bueno siento que Ellah y Hana se llevarán bien, así que estoy curiosa a ver que momentos nos regalan las compañeras de cuarto
Me encantó esta parte por que me lo imaginé tal cual, la pobre llenándose de felicidad y todo lo que rodea galena tratando de llenarse con todo lo que le rodea y llenar su barra de energía de inspiración para luego volcarlo. Y va y se topa con una abeja, y tira sin querer el florero de unas flores bonitas. Pero este momento, me lo imaginé como una película, lo típico que paran y te ponen las opciones en la pantalla como si fuera un videojuego y pudieras escoger solo una y dependiendo de ello acabas en un final diferente(?) bueno pues aquí Hana escogió ser sincera, y creo que eso hará que el floristaEnumero las escusas que podrían ayudarme a salir viva de esta situación.
1. Disculparse y explicar la verdad.
{...}
2. Fue el viento.
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3. Un hechicero lo hizo.
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Descarto todas excepto la primera.que ya sabemos quien estenga una buena impresión de ella.
ay Hana, vino a revolucionar tu mundo amiga, estoy segura¿Qué acaba de pasar? Y lo más importante, ¿Quién es este chico?― Pero no entiendo ¿Quién es este tipo? ¿Es famoso? ― Al menos espero me diga que es un influencer o un modelo no tan conocido.
― ¿No conoces a Luciel? ― Niego mientras me llevo un pedazo de la torta que pedí. ― Dame un segundo. ― Vuelve su vista a su móvil. ― Tiene 24 años, va a nuestra universidad, estudia arquitectura ― Está leyendo en voz alta. ― No nos importa el año… Oh, es súper rico. Su familia tiene una casa aquí en la zona norte. ― Detiene su lectura y voltea los ojos. ― En fin, es un chico antipático. No te conviene acercarte o intentar hablar con él.
Todas queremos una amiga como Lilah, es una mezcla de daphne y velma. O al menos yo me la imaginé así, por que parece extrovertida y al mismo tiempo igual te desvela un misterio oculto. Bueno fuera de coñas, me pareció super curioso como lilah empieza a sacar información de su teléfono, como si hubiera entrado en la base de datos de la policía o algo por el estilo Por otra parte, me hace gracia que tal cual leo el diálogo en el que le informa sobre Luciel, empieza como "bua es un partidazo tía, es jóven, estudia una carrera, es rico..." y acaba de tal forma: "beh es antipático, olvídate de él. Hay tios mejores".
y ay amiga, por que me da que su amiga tiene razón y esto puede ser el inicio de algo que nos haga sufrir y nos de drama pero i'm up for the drama!aun que sufra
Eso ya me dió un poco de miedito, alguien desconocido que conoce la información de todo el mundo en solo un click ehh noo gracias, me da paranoia solo de pensarlo.― Oh. Tengo un contacto que conoce a todos en la universidad. Le preguntas cualquier cosa y lo sabe.
― No te creo, ¿Quién es? ― Rio intentado creer las palabras de la morena.
― Es anónimo.
ay estoy teniendo flashbacks de Boys Over Flowers por que esto pasaba continuamente y yo me sentía remal con estas personas,Ella le entrega un paquete y se forma una pausa. Él todo lo que hace es poner una mano en el hombro de la joven y sin cuidado, rechaza el objeto ofrecido con una especie de sonrisa. A mi parecer se vio como si se estuviera burlándose de ella.
¿Es real lo que estoy viendo? Me pregunto. Me retiro del lugar sintiéndome un poco mal por la joven.bueno honestamente pasa como en cada 5 dramas pero bueque también te digo, yo antes me muero de hacer esoasi voypero no se osea hay veces que son crueles...aun que aceptarlos tampoco es como que normal... ay no se :((
PARA CREARNOS ANSIA y para que da igual que te hayas comprando un libro ya bonito, que luego te sacan otra edición con otra portada más bonita todavía y tu sufriendo por que eres capaz de volverlo a comprar. O bien ver un libro que te parece una pasada y la portada solo te dice COMPRA, pero al mirar en el bolsillo no tienes pasta pero bueno, a mi en parte me encanta esta industria del diseño de editorialDicen que no hay que juzgar un libro por su portada. Pero entonces ¿por qué se esfuerzan tanto los editores en hacer una portada lo suficientemente llamativa para que al posible lector le nazca curiosidad?Pero si iba a llevar un experimento a cabo, necesito de un sujeto.
Bueno, por una parte, un inciso. Me sabe mal que Hana se siga sintiendo distanciada, pero es normal, no todo el mundo llega a un sitio y te cuenta su vida. sería un poco raro, aun que hay gente así pero a ver no es un gran porcentaje de la población, so amiga ten paciencia...Detengo mi vista en la esquina que une los barandales con la pared y me encuentro con una planta, a la cual le están brotando flores. Creo que ya tengo a mi sujeto.
So por eso me gustó ese momento de desahogo con andy y enolah, y sobretodo lo más importante: el final. Ese momento de YA TENGO UN OBJETIVO. épico. y lo más importante, lo que se va desarollar bc LUCIEL es el sujeto del experimento de Hana
Damn, la chica no tiene mal ojo, si este angel caído del cielo ha venido a traernos historia, dramas y salseo para rato
ay que ganas de ver como desarollas más la historia entre hana y luciel ^^ espero leerte pronto para mantenerme al tanto del experimento. me han gustado un montón los personajes y la historia, un placer leerte flor
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Our twenties
CAPÍTULO 07
Pixie.• Kim Yeon Sun & Lee Tae Min
- the world is laughing at me:
Légolas me mira fijamente con una mirada desafiante, bajo esa cara adorable se esconde un felino muy hábil, yo hago una mueca y cojo entre mis brazos mi bol con atún enlatado. Lo siento amigo, pero es mi última lata.
Miro el reloj de mi teléfono, a las seis menos cuarto. Engullo lo que me quedaba del desayuno y salgo corriendo sin tiempo para fregar el bol donde estaba comiendo. La pescadería no quedaba lejos pero si quería llegar a tiempo y cobrar tendría que correr como si no hubiera un mañana, de nuevo.
No se como lo hago que siempre acabo llegando tarde a todas partes, ¿es acaso esto parte de mi maldición? ¿Acabaré convirtiéndome en calabaza?
Lo bueno de aceptar todos los trabajos a tiempo parcial que vas encontrando por el camino es que aprendes de todo. En una ocasión estuve en una fábrica donde básicamente empaquetábamos el sushi que luego vendían en los supermercados, fue una buena inversión para ver que contenían aquellas cajas misteriosas. Nada demasiado bueno. En otra ocasión estuve en una imprenta, donde estaba en el tratamiento del papel reciclado y su impresión. Luego resultó ser una empresa que se dedicaba a falsificar no solo libros o revistas, sino documentos judiciales. Tuve la suerte de salir antes de que cerraran la imprenta, lo que tiene negarte a las insinuaciones del jefe de sector.
Cuando vivía en Corea tenía una norma desde que cumplí los veinte, un trabajo a tiempo parcial mínimo al año. Normalmente me ocupaba el verano de esa forma, trataba de ganar algo extra antes de la universidad y tratar de no ser demasiada carga para mi padre. Un intercambio por los años que le había hecho pasar anteriormente, ahora él es quien se dedicaba a evitar hablar y soltar las lágrimas mientras bebía Soju casi todas las noches.
El caso es que en esta ocasión, había aprendido un poco como funciona el negocio del pescado, las lonjas y las pescaderías.
Hay diferentes tipos de lonjas, las hay pequeñas y de kilómetro cero, en las que se preserva la pesca tradicional y sostenible donde hay género más escaso y predomina el pescado de la zona donde se encuentre. O bien, las grandes lonjas que agrupan el género de diferentes procedencias y partes del mundo. Normalmente estas últimas son unas naves de gran tamaño donde además de productos locales del país se pueden encontrar especies de los países de alrededor además de pescados de gran tamaño difíciles de encontrar.
El subastador dicta un precio que va bajando hasta que algún comprador da señales de que desea pujar por el pescado (minoristas para mercados de pueblos y ciudades, almacenes de exportación, restaurantes, etc).
En el caso de la Pescadería Galena, había dos formas seguras de obtener pescado: del maravilloso lago que tenían al lado, o bien, exportado. Lo cierto es que aunque es una pescadería pequeña, si que trataban de tener un género variado y aunque la mayoría acababa comprando género local, también se aseguran de tener pescado procedente del mar acudiendo a alguna subasta de una lonja. Como Galena no es un lugar demasiado grande, la lonja es muy pequeña y la mayoría de barcos acuden a pueblos y ciudades del otro lado del lago para hacer negocios mayores. Sin embargo, como es obvio, esta pescadería tiene un acuerdo con un barco pequeño que trae el género diariamente. Como hay tanta competición, la pescadería abre a las seis para recoger el género, todos los días. Lo que significa, que alguien tiene que recoger el género.
¿Y quien lo acaba haciendo mientras se prepara la pescadería para recibirlo?
Correcto, una servidora.
El pequeño puerto está prácticamente al lado de la pescadería, todo sea la conveniencia, ya que solo el hecho de que estuviera más lejos obligaría a los dueños a contratar un vehículo apropiado y refrigerado para transportar el género. Sin embargo a penas hay que cruzar la calle, por lo que acabo cogiendo un carro para transportar el pescado. Al llegar mi amigo con ruedas y hierro me espera a empezar a coger las cajas de pescado y apilarlas para llevarlas a la pescadería, donde Lauren me espera. Son alrededor de cuatro viajes más o menos, al fin y al cabo es algo que se hace diariamente y tampoco vendemos demasiado género variado. Una vez traigo la última remesa de género la apilo en la mesa de metal de al lado de la entrada. Cada vez que me agacho a coger una caja maldigo al sistema educativo por no haber recibido una mejor educación en medidas de riesgo laboral, ya que a fin de cuentas acabo cogiendo las cajas como puedo o mi fuerza me permite y tratando de que no caigan al suelo.
Resultado: cremas o tiras calmantes del dolor.
Hay varias razones por las que no me enamora este trabajo;
La primera y más obvia es que no importa lo que hagas, al final acabarás oliendo a pescado.
La segunda es que no importa si un día mi cuerpo me da señales explícitas a través de punzones de que no puede cargar cajas, las seguiré cargando.
Tercero, limpiar pescado no es fácil y ver parásitos menos todavía.
Y cuarta, pero no menos importante, no soy una persona con mucho mundo animal acuático, por lo que en inglés me resulta más bien difícil a veces saber que estoy manipulando y es bastante frustrante.
Hoy es martes, por lo que tan solo voy a limpiar parte del salmón que hemos recibido, para cortarlo en lomos y rodajas. Para hacerlo hay que hacerlo con cariño y delicadeza, nada de fuerza ya que si dejamos que la hoja del cuchillo siga su curso sacaremos la espina sin problema alguno (que fácil suena y que broncas me cayeron los primeros días). La otra tarea del día es que con el pescado seleccionado por Lauren se limpiará, retirará la piel, troceamos y picaremos para elaborar hamburguesas.
Son las doce de la mañana y después de acabar con mi tarea Lauren se acerca a mí con un sobre, supongo que es el dinero que me debe del mes pasado, pero para mi sorpresa es es una daga de doble filo.
— Yuna, ¿has acabado verdad?
— Por supuesto señora. —respondo lo más educadamente que puedo, como siempre.
— Muy bien, aquí tienes la paga que te debíamos —me dice entregándome el sobre, el cual abro y compruebo que la cantidad es es mayor. La miro con cara de haber comido las entrañas del pescado que habíamos tirado, y espero la bomba.— Cole se ha recuperado bastante bien, y volverá a trabajar mañana. Te he dado algo extra por estas semanas que has seguido ayudando.
— ¿Me está diciendo que estoy despedida?
— Si, pero te hemos recompensado, y generosamente a mi parecer.
Generosamente. Que chiste teniendo en cuenta que me han pagado solo dos semanas de más en vez de las dos semanas y media que llevo del mes.
— Al menos podían haberme avisado con antelación de que había dejado el hospital…
—me quejo por la poca consideración que habían tenido, aun que sabía que no había nada que hacer.
A mi reclamo ella me mira con cara de pocos amigos tratando de evocar una mueca de preocupación, o eso creo porque la cara que acaba haciendo es de lo más extraña y lo único que saco de su rostro es: ya, pero no es mi problema.
Claro que no es su problema, ni el de su marido, ni el del alcalde o la fiscalía de Canadá, ni siquiera de dios. No les sienta nada mal despedir a alguien sin quince días de antelación, o al menos cuando la persona que estaba cubriendo la baja ha salido y está en recuperación que se incorporará a su puesto de trabajo y seguirá recibiendo su nómina. Ellos tienen el trabajo hecho, a este suplente discontinuo nadie le importa. Y las consecuencias que un despido con pago en negro a una joven extrangera tratando de conseguir dinero, desde luego no es el inconveniente de las personas que se han labrado un negocio y un puesto de trabajo.
Glassy skyde Yutaka Yamada, resuena en mi cabeza como cuando tenía apenas dieciocho y era lo único que me calmaba el corazón.
No sabía si reír o llorar, la rabia me carcomía por dentro y recordar aquella canción que me transmitía un sabor agridulce. Me dejo caer en una esquina del embarcadero, suspiro y dejo caer la primera maldición que me viene a la cabeza.
Cojo el móvil, desbloqueo la pantalla y empiezo a marcar ese número que me sabría de memoria aunque esta fuera borrada como en Eternal Sunshine of the Spotless Mind: 011-0239-1291. El dedo pulgar empieza a temblar conforme se acerca a la pantalla. ¿Llamo o no llamo?
Me odiaba a mi misma por siquiera pensar en llamarle, como era posible que en los momentos en los que me encontraba más disgustada o deprimida seguía queriendo escuchar su voz. Aunque el resultado fuera un silencio vacío, un contestado diciéndome que había marcado el límite de mensajes de voz en el contestador del servidor, o incluso que aquél número no existía.
Seguro que ni si quiera tiene el mismo número de móvil y aquí estoy como una idiota aferrándome a lo único que me quedaba de él.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Miro el móvil que descansa debajo de la almohada. Son las doce del mediodía, ni siquiera soy capaz de saber que hice el anterior día después de que me despidieran, probablemente fuera trabajar en el cine después de mi derrumbe en el embarcadero.
Vuelve a vibrar el teléfono, cuelgo de nuevo y lo bloqueo.
Kim Eun Woo parecía haber salido de su escondite para acosarme a llamadas y mensajes. Probablemente buscando alguna recompensa económica por parte de madre.
El móvil vuelve a vibrar, lo que me dice que su desesperación probablemente va en aumento. Lo meto en mi lista negra de contactos y activo el modo silencioso del teléfono. La luz de las notificaciones brilla antes de que lo bloquee, al deslizar la pestaña veo que tengo un nuevo correo electrónico.
El profesor Kang pregunta por mi vuelta a la universidad, y me recuerda que el máximo de tiempo que puedo tomarme libre de la universidad es de dos años. Han pasado casi seis meses desde que abandoné la facultad por problemas personales, el señor Kang había sido lo suficientemente amable abogando por mi ante sus superiores. Me concedieron un periodo de descanso, la cuestión es saber si es un descanso o un adiós.
Suelto un suspiro, y seguido de este otro. Últimamente solo hago que suspirar, como si así se fueran los problemas. Ojalá fuera todo tan sencillo.
Me deshago de las sábanas pegadas al cuerpo y que me agarran con fuerza consiguiendo que las ganas de quedarme en la cama aumenten, pero mi estómago y la poca racionalidad de mi cerebro me sugieren que siga levantándome.
Me cambio de ropa con lo primero que veo en el armario y amarro mi cabello en una coleta para no peinarlo, no veo el motivo de hacerlo en este momento. Me giro en dirección a mi parte de la habitación y me quiero morir de la vergüenza, definitivamente soy el desastre de entre mis compañeras. Lo que me recuerda que debería hacer la colada pronto.
Salgo en dirección a la cocina para prepararme algo de comer, Eun Na parece estar acabando de comer, la saludo brevemente y abro la nevera para ver que puedo hacer.
Al verla se me cae el alma a los pies, no puedo hacer absolutamente nada por que básicamente no tengo nada. Al ver la despensa no se aclara mi cabeza, ya que con unos copos de avena y legumbres en bote poca comida voy a hacer. Cojo el huevo cocido que tenía en mi cajón y lo junto junto al arroz de la procesadora de comida ( menos mal que compartimos el arroz, si no tendría que arrastrarme hasta la tienda a comprar algo para comer o pedírselo a alguien, dejando claro lo poco previsora que estoy siendo en este momento).
Me siento en uno de los taburetes de la isla.
— ¿Solo vas a comer eso? — me pregunta mirando mi maravilla de bol arroz cocido, con un huevo, sal, aceite y las verduras que ella se había dejado. Me acerco a la puerta de la nevera y le muestro mi bandeja, la cual apenas tiene unos limones y alguna verdura de dudoso estado.
— Si, me parece que no hay otra opción hoy —le respondo con una media sonrisa sentándome en uno de los taburetes de la isla.— ¿Vas a querer eso? —le pregunto a Eun Na quien ha acabado de comer y se ha dejado parte de su acompañamiento.
Debo parecer un cachorro pidiendo comida porque enseguida me responde: —No, aquí tienes.
— Gomawo —respondo con una sonrisa y preparando una cucharada de arroz para bajar la cabeza por lo avergonzada que me siento.
Eun Na asiente y se va a lavar los recipientes en la pila, ¿puede mi compañera ser más dulce? No lo creo.
Definitivamente tengo que ir a comprar, ese debería ser al menos mi objetivo del día.
La puerta principal se abre y entra Flora, quien parece estar más seria de lo normal, si es que eso es relativamente posible. Ella sigue su camino hacia su habitación con su porte elegante como de costumbre, intercambia unas palabras con Taianna quien ha bajado de la terraza para seguir viendo una serie en la televisión de la sala.
— ¿Qué vas a hacer ahora? —pregunta Flora sin ataduras dándome un susto de muerte al aparecer si previo aviso a mis espaldas, de echo llego a soltar un gritito ahogado.
Me tomo un momento para calmar mi corazón por el sobresalto bebiendo agua como un perro para quitarme la bola de arroz que se ha formado en la garganta y responderle. Ella aprovecha para seguir su camino hasta la isla y servirse algo de agua, mira brevemente mi comida y alza una ceja junto con una mueca de ¿desaprobación? Flora a veces me resulta demasiado difícil de entender sus gestos por la intimidación que me da.
— Tendré que buscar otro trabajo.
— Empieza por mejorar tu currículum, sigo sin entender que te cogieran sin presentar nada. Y apúntate a portales de empleo.— inquiere— A ver, describirte brevemente.
Esto me pasa por llegar ayer toda dramática por que me habían despedido injustamente y dejándome caer en las esquinas por no saber qué hacer en el futuro, por no hablar del hecho que todas parecían bastante conscientes de que odiaba ese trabajo. Oler a pescado no es algo agradable, habrá que admitirlo.
— Pues soy joven, predispuesta, inmigrante, carrera inacabada, inglés medio y con ganas de trabajar de cualquier cosa si me da dinero.
— Así trabajo no te falta, pero tendrás que cambiar a una web de citas no de trabajo. — sugiere Taianna divertida, quien se ha girado hacia nosotras para intervenir en la conversación.— ¿Qué? —le dice a Flora quien le dedica una puesta de ojos en blancos a su respuesta.
— Solo hay que saber enmascarar un poco las cosas, qué tal así: Joven con conocimientos de diferentes idiomas y enseñanza, con experiencia en distintos sectores y abierta a nuevas experiencias en el sector laboral por tal de seguir profesionalizandose y aprender nuevas aptitudes. ¿Ves? Así.
— A mi me gustaba más la otra —le responde Tatiaana con una sonrisa pícara.
— Gracias, lo tomare en cuenta —respondo evitando la mirada de Flora y me encojo en mi asiento.
— Más te vale acabarlo cuanto antes, si no no encontrarás empleo pronto —sugiere, a lo que yo me dedico a asentir como un niño cuando le riñe el profesor por algún error en la pizarra.
Finalmente me dedica una leve sonrisa y asiente en sentido de aprobación y se dirige de nuevo hacia su habitación, Taianna vuelve a sumergirse en su serie y Eun Na había desaparecido. Ahí estaba yo con mi mediocre comida de nuevo.
Lo cierto es que Flora tiene razón, debería al menos actualizar e imprimir el currículum para buscar empleo. Además debería de hacerlo de forma más positiva, pero sigo con la perra de haber dejado de trabajar de un día a otro.
Tengo tan pocas ganas de tener que enfrentarme a los conocidos "por supuesto ya te llamaremos para concertar una entrevista" o mi favorita "En este momento no necesitamos a nadie, pero me guardo tu currículum para el futuro", luego ese currículum estoy segura de que acaba en la basura pero bueno hay que ser realistas.
No son fechas fáciles en las que se encuentren carteles de búsqueda de empleados a no ser que sean por bajas puntuales, y ya sabemos como acabamos cubriendo bajas de empleados…
Ya tengo dos objetivos para el día, actualizar y pasar a inglés el currículum e ir a comprar suministros.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Me había costado alrededor de media hora encontrar el supermercado de turno abierto, me seguía doliendo el cuerpo después del viaje a trompicones del autobús. Por no hablar de haber subido las maletas hasta el nuevo piso, el cual no tenía ascensor.
Ya me había instalado en Galena Town. ¿Debería estar orgulloso, no? Sin embargo me encuentro agotado, mataría por una cerveza ahora mismo.
Pero aquél lugar siempre era como un universo paralelo para mi, aquí empezó todo lo que no debería haber empezado. Me maldije a mi mismo al aceptar unas estúpidas vacaciones familiares que nunca deberían de haber pasado, y por ser tan estúpido por seguir queriendo venir para seguir huyendo de casa.
Llego a la puerta de la tienda de conveniencia y me topo con una chica pelirroja que parece estar tratando de ver la luna através del culo de la botella de vino, parando para poder respirar mientras bebe. No sé si sorprenderme, sentir lástima o envidia por ella. Sacudo la cabeza y entro.
Cojo lo primero que pillo que me pueda servir para pasar la noche, además de una cerveza que me reservaré una vez acabe de desempaquetar mis cosas. Solo a mi se me ocurre la idea de mudarme a un sitio nuevo en plena tarde.
El empleado me mira de arriba abajo al darme las bocas y me dedica una mirada de pocos amigos, pues ya ves, ni que yo quisiera pedirle el teléfono. Vaya idiota de mierda.
Al salir por la puerta me tropiezo con unas bolsas en el suelo, presupongo que son de la chica que estaba aquí sentada cuando llegué. Probablemente estaba tan ocupada pensando en acabar el líquido que poseía esa botella de vino antes de preocuparse por sus pertenencias. Cojo las bolsas con intención de ver si por casualidad está cerca para entregárselas.
Me paseo un poco por la calle sin saber muy bien a donde me dirijo, llego a unas escaleras que parecen llegar a un parque, donde veo una cabeza pelirroja que entré busca entre una bolsa de plástico.
— Ey, disculpa. — la llamo acudiendo a donde se encontraba— ¿No es tuyo esto? —amarrando las bolsas y mostrándoselas.
— Ahh si, eso parece mío —responde ella casi sin poder abrir los ojos bien, se acerca y las coge en contra su pecho.— Gracias.
La chica de cara redonda me dedica una sonrisa, consiguiendo que sus ojos se rasguen tanto que parece que desaparezcan. Su rostro rojo y su torpeza para sus pertenencias me hacen una idea de lo que habrá bebido. No debería incumbirme en asuntos que no son míos, sin embargo…
— ¿Oye podrás llegar bien a casa? Pareces haber bebido un poco…
— ¿Insinúas que estoy borracha? —pregunta sorprendida por la suposición que he hecho.— No-o estoy, podría beber todo lo que hay aquí y sería capaz de mantenerme en pie.
— Yo creo que ya has bebido suficiente, te ves bastante perjudicada —le advierto con media sonrisa.
— Te apuesto que puedo acabar bebiendo más que tu, mira ven. — insiste llevándome a una de las escaleras en las que había estado sentada anteriormente. De entre una de las bolsas saca un pack de seis cervezas y abre dos ofreciéndome una. —Debería agradecerte que me hayas traído mis pertenencias.
Dudo por un momento. No debería beber con extraños, pese a que su rostro me resulta familiar y no creo que nadie deba beber solo —aunque no es algo que me aplique a mi mismo—, finalmente acepto la cerveza y la tomo entre mis manos. Ella coge una para sí misma y se acaba la lata en menos de treinta segundos, dejándome flipado.
Seguidamente coge otra cerveza y la abre para empezar a beber de nuevo, viendo el ritmo que está siguiendo en tres minutos se acaba las cuatro cervezas restantes ella sola. Así que cojo y se la quito de las manos.
— Eh!, ¿Qué crees que estás haciendo? —grita cabreada.
— A este punto vas a acabar con un coma etílico.
— No exageres, si cuanta más cerveza entra en mi cuerpo mejor me siento. —insistió ella reclamando su bebida con la mano — Quiero seguir emborrachándome, ¿Por qué si no crees que te he invitado?
— ¿Tal vez porque tengo un rostro envidiablemente atractivo? —le respondo con cierta confianza, aunque se que no es probablemente la razón verdadera.
Ella me responde con una risa exagerada y dándole un golpe en el brazo, la cual me hirió por un momento su reacción. ¿Habría pedido mi encanto?
Luego agrega:— Ni siquiera me he fijado en cómo te ves, ¿de qué hablas?
En ese momento no sabía si aquella chica había perdido el conocimiento o si estaba realmente loca. ¿De verdad no se había fijado en mi físico? ¿Nada? Me sentía algo ofendido, no me importaba pero no creo que sea tan mediocre como para que pasen de mí de forma tan evidente.
¿Y qué me importa que esta chica no se haya fijado? No debería hacerlo. Probablemente sea por que estoy cansado, ya no sé ni lo que estoy pensando.
— Te he invitado porque no te conozco —explica ella con toda sinceridad— Creo que estoy bastante frustrada, si hubiera tenido que llegar a casa y beber con mis compañeras hubiera tenido que fingir. Tan solo quería beber tranquila para olvidar mis problemas por un momento. Es más fácil soltarlo al aire o con cualquiera que alguien a quien conozca, no tengo que preocuparme por verte de nuevo o por lo que me vas a decir. Tan solo quiero que me escuchen sin que me traten de sermonear aunque sea para tratar de ayudarme.
Vuelvo a dudar antes de responder, lo cierto es que creo que en parte puedo llegar a sentirme igual que esta chica, aunque no la conozca parece que estemos igual de perdidos. Qué casualidad, haber acabado con alguien así y aquí.
— Mmm, es verdad que no se por lo que estás pasando. Pero si lo piensas es tan solo como cuando pierdes algo y no puedes encontrarlo por mucho que lo busques, supongo que es una frustración parecida. Pero al final lo encuentras tarde o temprano.
— Si, eso es cierto —responde mirando su cerveza intensamente antes de acabarla y seguir con su monólogo.— En mi caso solo he vuelto a perder otro trabajo, que como siempre me han despedido sin previo aviso y con una cantidad menor a la que debería haber cobrado. Pero prefería ser pisoteada a no recibir nada, no puedo permitirme el lujo de enfadarme y reclamar, aunque sea mi derecho.
Para un instante para coger otra cerveza y abrirla, ¿qué lleva tres o cuatro?. Me cabreo al ver de lo que habla, se lo que es eso y es frustrante pero tampoco creo que debería haberse quedado callada, ni mucho menos. Mira al cielo durante un par de minutos antes de volver a su preciada lata de líquido de oro, vuelve a beber para aclararse la garganta.
— Por otra parte sigo evitando responder a mi tutor de la universidad, y eso que soy consciente que no voy a poder tomarme mucho más tiempo libre fuera de Corea. A no ser que quiera darme por vencido y no vuelva a la universidad. Supongo que la pregunta es si deseo volver o no.
— En el primer caso, es más sencillo, solo busca otro trabajo. Si fuiste capaz de encontrar el anterior dudo que no puedas hacerlo de nuevo. —ella se dedica a asentir con la cabeza tan fuertemente que parecía que le estuviera dando un ataque— Aun que no deberías de tratar que cumplan con tus derechos como trabajadora y no te pisoteen.
—Lo único que sé, es que no voy a volver a tratar con pescado ¿Quién demonios quiere ir oliendo a pescado todo el día?
—Apuesto a que no es nada bueno —digo riéndome por su forma de hablar, que indicaba que estaba increíblemente borracha.
— En absoluto, ¡es asqueroso!
De nuevo, que casualidad encontrarme a alguien de Corea con el mismo problema. Sin embargo siento cierta familiaridad con esta desconocida como para mandarla a la mierda, así que olvido mi personalidad brusca y desinteresada y le sigo el hilo.
— Con respecto al otro problema, supongo que tienes que ver por que es tan difícil el plantearte volver.
— Eso en realidad es bastante sencillo, no quiero volver por que no tengo prácticamente nada a lo que volver lo único que me tira hacía allí es que no querría abandonar a mi padre. —responde — Cuando miro muchas veces a las personas a mi alrededor parecen seguir un camino, puede que no les esté yendo bien en este momento o que su camino no sea fácil pero saben hacia donde tirar. El problema es que cuando veo a las personas con un sueño, las envidio. No soy capaz de soñar así, ¿sabes?
—Creo que estás siendo demasiado dura contigo misma, todos nos movemos por algo. Si no seríamos robots y no existe tal cosa, sólo has perdido la cuenta de que es lo que persigues pero solo tienes que volver a encontrarlo.
— Vaya, ¿por qué hablas tan bien? Parece que esté hablando con un amigo, creo que debo estar ya borracha porque empiezo a encontrar tu cara familiar. —suelta con toda confianza y se ríe ocultando su rostro.
Nos acabamos envolviendo en un silencio producido por la llegada de la noche, ella me ofrece la última cerveza. Nos acabamos las bebidas como dos extraños amigos que se han conocido en circunstancias parecidas.
En un momento la pelirroja se levanta tambaleándose un tanto y baja las escaleras hasta llegar a un árbol donde se deja caer, y empieza a buscar entre sus bolsillos para sacar su teléfono. Suspiro y vuelvo a recoger las bolsas que se había olvidado de nuevo a regañadientes, pero cuando me voy a acercar, mi teléfono empieza a sonar indicando que tengo una nueva llamada entrante.
Dumpling.
Tal vez fue por aquel par de cervezas, pero esta vez contesté sin dudarlo. Quería al menos escuchar su voz.
—Hola imbécil. —dice la voz a través del móvil.— ¿Por qué cada vez que siento una silla pienso en que vendrás a llenarla? —pregunta ella, y empiezo a notar que ha bebido.— Es culpa tuya, tu me haces pensar así — insiste, tratando de controlar el temblor de su voz.— ¿Por qué cada vez que siento que estoy al borde acabo llamándote?
Por un momento creo haber perdido la cabeza, no puedo creer en la posibilidad que estoy viendo. Pero al volver a mirar a la pelirroja hablar por teléfono mis dudas se disipan y la veo con claridad, ¿cómo podía haber olvidado ese rostro redondo?
Me acerco hacia ella olvidando que la tengo en el teléfono, bajo las escaleras hasta donde se encuentra y vuelvo a ponerme el móvil en la oreja justo para oír al unísono como me maldice. Debería cabrearme, pero no puedo. De repente me da igual lo incómodo que pueda llegar a sentirme en Galena, mis problemas o como demonios pienso afrontar la vida. Había añorado tanto volver a oir y ver a Yeon Sun que nada podía pararme la emoción por dentro.
Hasta que escucho unas palabras con toda claridad: — Sigo sin entender cómo pudiste romper tu promesa y arruinarme la vida tan fácilmente.
Siento que todo lo que había sentido en un instante y mi corazón se hace añicos, y vuelvo al pasado para recordar lo que preferiría haber olvidado. Siendo solo capaz de responder:— Yuna.
La reacción de mi amiga —¿puedo seguir llamándola así?— fue dejar caer su cuerpo contra el árbol que tenía al lado, quedándose dormida como un tronco sobre este. No tenía otro momento para quedarse dormida que después de haberme dado una charla magistral echándome toda la culpa estando borracha. Mírala, durmiendo como un ángel.
— Yeon Sun, despierta va. —le digo dándole golpecitos en la mejilla con el dedo, pero la pelirroja no reaccionaba. Después de varios intentos tratando de despertarla llegué a la conclusión de que ni con un trombón sería capaz de despertarla. Era consciente de ello.
Me acerqué a donde estaba y le agarré el bolso tratando de ver si tenía algo que indicara la dirección donde vivía, para mi suerte en las llaves tenía un llavero portaetiquetas con la dirección. O esperaba que fuera la misma dirección que la de su casa, aunque no era la forma más segura, ¿y si perdía las llaves? El ladrón tenía el trabajo hecho. En fin.
Me agaché a su altura para ponerla sobre mi espalda, cogiéndola de los brazos y haciendo impulso la acabé cargando. Con la mano que me restaba traté de poner la dirección de su piso en el móvil para saber a donde dirigirme, por suerte no parecía estar lejos, así que me dejé guiar por las direcciones que me decían con voz robótica.
¿Qué habrías hecho si fuera otra persona Dumpling?
Casi me da algo al ver que la dirección a su casa contenía una cuesta bastante grande, por un momento me arrepiento de haber recogido a mi amiga, pero finalmente la agarro bien para empezar a subir la cuesta. Al final iba a hacer ejercicio y todo.
A mitad de cuesta Yeon Sun parece empezar a despertarse, sin embargo todo lo que hace es empezar a maldecirme y pegarme: — Taemin, eres un idiota.
Genial, la salvo de quedarse durmiendo contra un árbol y a cambio solo recibo tortazos en la nuca y el hombro e insultos. En parte se que me lo merezco, ¿pero no era suficiente castigo tener que transportarla sintiendo su respiración en mi cuello? Aquello solo hacía que me erizara la piel, no la había tenido tan cerca en años.
¿En qué demonios piensas Taemin?
Yeon Sun hace un amago de querer bajarse una vez llegamos a la cima de la cuesta, la ayudo a bajar y empieza a andar hacia delante sola, no dura mucho porque a los diez pasos acaba cayendo de nuevo al suelo. Me acerco hacia ella y la ayudo a ponerse en pié, ella me miró con los ojos entrecerrados y me dice: — Traidor.
Estupendo, más joyas para Taemin. Sigo sin creer que me guarde tanto rencor, pensé que después de un tiempo se acabaría olvidando de aquella estúpida promesa, pero no fue así. Ella sigue tratando de caminar como puede moviendo los brazos y dando unas zancadas exageradas, acudo de nuevo a su lado y le ayudo a dejar de ir andando de lado, si no acabará dándose contra una farola.
Una vez llegamos a la esquina donde se supone que está su casa vuelve a dejarse caer en un banco, con intención de quedarse a dormir. Tal vez debería taparla con un periodico y dejarla ahí, pero a quien quiero engañar no voy a hacerlo. La vuelvo a agarrar y a cargarla en mi espalda, me debía una grande después de esto.
Al acudir a la puerta de la casa empecé a buscar la llave que coincide con la cerradura hasta que una la abrió, al entrar me dí cuenta de que había un vestíbulo donde habían varias puertas que enviaban a una casa o otras habitaciones. Sobre la escalera había una flecha que ponía residencia, di gracias al cartel antes de ponerme a subir las escaleras.
Maldita sea Yeon Sun, me debes al menos tres comidas por esto.
Al llegar a la parte de arriba volví a enderezarme al koala que llevaba en mi espalda, el cual se había estado escurriendo mientras subía las escaleras y me dirigí a la puerta para abrirla. Al hacerlo me llevé una sorpresa que hizo que se me secara la boca de inmediato: Unas cuantas chicas se asomaron para ver quien abría la puerta y se toparon conmigo cargando Yuna.
— Soy un amigo de Yeon Sun —aclaré para que no hubieran malentendidos.
— ¿Está bien? —pregunta una chica de cabello largo y ojos claros.
— Si, solo se ha quedado dormida después de unos tragos.
— Déjala en el sofá mismo, por aquí... —dice una chica delgada con un moño en la cabeza que se para para mirarme de arriba abajo.
Descargo a Yeon Sun sobre el sofá de color crema, quien a pesar de los viajes y la escalada sigue durmiendo profundamente. Dejo caer una sonrisa al verla y me vuelvo hacia la puerta.
—Perdón por interrumpir así, no podía dejarla en la calle —trato de explicarme sin saber muy bien que decir.— Un placer chicas.
Última edición por pixie. el Mar 03 Nov 2020, 8:58 am, editado 2 veces
pixie.
Re: Our twenties
CAPÍTULO 07.1
Pixie • Kim Yeon Sun & Lee Tae Min
- The return of the witch:
— Yeon Sun ¿Tienes almuerzo de sobra? — pregunta la morena — Young So se dejó el almuerzo, ¿le prestas algo del tuyo?
Después de pensarlo respondí: — Claro, de todas formas no iba a comérmelo —miento.
La morena y su amiga me dan una sonrisa a cambio y se van con mi comida a otra parte, yo me quedo en mi asiento de clase sola en una esquina mirando la ventana. Mis compañeros juegan o chismorrean entre los pasillos en la hora del almuerzo, los profesores se reúnen en su sala privada y los aplicados se esconden en la biblioteca. Tal vez debería probar esto último, solo hay un lugar al que puedo ir, pero no me apetece ver como alguien parece disfrutar de su descanso mientras yo me hundo en la autocompasión.
— ¿Y tu almuerzo? —me pregunta una voz a mis espaldas. mierda susurro antes de encontrarme con la mirada de Tae Min.
— Sunbae —le digo al sorprenderme. Finalmente le digo lo que pasó:— Young So no había traído el almuerzo y se lo dí.
— ¿Otra vez estás regalando tu comida? ¿Acaso crees que así harás amigos? —me cuestiona debido a mi comportamiento. Pues si, creo que al menos siendo amable podré tener amigos. Hay quienes funcionan así, Tae Min. — Así solo logras que se aprovechen de tí, siempre lo hacen. ¿Con qué energía piensas ir al entrenamiento?
— No tengo hambre. —sentencia, pero mi estómago tiene otros planes y acaba pidiendo comida con un gruñido.
— No creo que tu estómago pueda decir lo mismo. —contraataca sentándose frente a mi. De sus bolsillos saca dos bollos y los deja en la mesa.— Toma. He pedido uno y me han salido dos.
— ¿Por qué me das los dos?
— No tengo hambre —me responde tratando de imitar el tono que yo había usado anteriormente. Se acomoda apoyando la espalda contra la pared de la ventana y las piernas en una silla.— No has venido a la sala de música, pensaba que estarías animandome.
— Lo siento, Sunbae. —le digo con bastante indiferencia— Me duele la cabeza.
— ¿Va a seguir doliendote la cabeza el viernes? Mas te vale acudir a apoyarme en el concurso.
— ¿Para qué? Tu no necesitas suerte, tienes talento.
Me despierto en el acto con un dolor de cabeza como si me hubieran taladrado el cerebro la noche anterior. No quiero siquiera abrir los ojos para tener que enfrentarme a la luz del día.
— ¿Por qué demonios estoy recordando eso otra vez? —digo en voz alta antes de girarme y taparme con la sábana hasta la cabeza para volver a dormir.
Ves, eso hacías Taemin. Me confundías tan solo con aparecer cerca y tus estúpidos gestos aparentemente desinteresados. ¿Y luego es culpa mía?[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
No quería salir de la cama, tener que enfrentarme a otro día después de la cogorza que parecía haber pillado el día anterior no parecía ser una opción válida para mi. Sin embargo por mucho que rodara en la cama no podía volver a dormirme. Tenía la estúpida preocupación de volver a soñar con él, ya fueran recuerdos de cuando iba a la secundaria o sueños de lo más bizarros ubicándolo en Galena. Como si eso fuera posible.
Aunque había algo que no me cuadraba demasiado, y es que no estaba muy segura de cómo volví a casa. Presupongo que después de la botella de vino vine a traer las cervezas para mis compañeras, ¿no? Aunque por mi cabeza y el estómago algo me dice que bebí algo más que vino aunque no soy capaz de recordarlo. ¿Por qué? Si de normal no suelo tener lagunas.
El miedo vuelve a mi como una corriente eléctrica que hace que de un salto de la cama y empiece a buscar por todas partes mi teléfono. Al final cae de entre las sábanas y se estampa contra el suelo, me tiro a cogerlo como si fuera una diamante en bruto y lo examino para observar que no está más roto de lo que estaba ya. No me atrevo a mirar el registro de llamadas, siento que ya se la respuesta pero aún así acabo mirándolo. Sí, exactamente había acabado llamando de nuevo a Taemin.
Siempre que me da una crisis existencial acabo llamándolo. ¿Para qué si nunca lo cojo y acabo hablando con el contestador? Pues aun así a mi cabeza no parece entrarle el concepto en el cerebro, y sigo humillándome continuamente. Parezco masoquista. ¿Para qué llamar a quien no quiere escucharte y no le importas? Estoy tonta.
Me pongo una sudadera y decido enfrentarme a la luz del día y el resto de la residencia, sin mucho ánimo tengo la esperanza de que sea una hora en la que no pueda encontrarme a nadie. No estoy para hablar demasiado.
Mis deseos no se cumplen, casi todas parecen estar levantadas y en el salón o la cocina. Me arrastro hasta la nevera ocultando mi rostro con la cara, no se si haría algo anoche pero prefiero no averiguarlo. Al abrir la nevera veo que mi estante sigue vacío. ¿No compré yo ayer?
Me giro en dirección a la isla con mi desvergüenza característica para acudir a gorronear, pero antes de eso algo llama mi atención, y es que sobre una fuente de pasteles hay unas cuantas magdalenas dispuestas como si de una cafetería se tratase. Al ver los cupcakes de Flora en la isla de la cocina casi lloro de la emoción, no solo me estaba muriendo del hambre si no que encima podía comer algo delicioso.
Me pongo una taza con el café restante y algo de azúcar, me atrevo a coger uno de ellos, retirar el papel y justo cuando voy a dar un bocado aparece Flora para decirme: —¿Ya has encontrado un nuevo empleo?
Ni si quiera podía probarlo y ya tenía la angustia dentro de nuevo, ya no me sabría tan dulce, puedo jurarlo. Y eso que era de chocolate con trocitos de chocolate blanco y el centro de sirope de frambuesa. Una delicia.
Negué con la cabeza:—Estoy en ello.
— No se yo si emborrachándote estás precisamente trabajando en ello.
— Eso solo fue un descanso... —en duda de si le pegaba un bocado o no a la magdalena. Ella hizo una mueca y asintió.
— Creo que estás perdiendo el verdadero punto de la cuestión Flora, la pregunta no es si ha conseguido trabajo o no. —dice Taianna apareciendo por la cocina y uniéndose a nosotras, deja apoyado el brazo en mis hombros y añade— La verdadera pregunta es: ¿Quién era el muchacho que te trajo la otra noche?
Juro que por un momento casi acabo envuelta en una bolsa de basura para cadáveres porque se me quedó un trozo del cupcake cuando Taianna mencionó algo sobre un tío que supuestamente me había acompañado a casa. Eso se parecía mucho al sueño que había tenido de Tae Min esa noche debido a la cantidad ingente de alcohol que había consumido.
¿Habrán soñado lo mismo que yo? ¿Estaremos conectadas de alguna forma? ¿Pero cómo es posible que sueñen lo mismo que yo o que lo conozcan?
— ¿De qué estás hablando? —pregunto extrañada.
— Espera, ¿No te acuerdas? —dice Josephine con cierta alegría en su voz.
Miro a ambas como si estuvieran compinchadas tratando de gastarme una broma. O tal vez no quiera pensar en la posibilidad de que ese sueño sea real, por favor no.
— ¡Mírala no se acuerda! —exclama Taianna toda divertida por la situación.
— ¿De qué? ¿Qué pasó? ¿Qué hice?
— Nada, no es gran cosa.—trata de calmarme Josephine, aun que algo me dice que no debería de estar nada tranquila.— Solamente te emborrachaste y acabó trayéndote un amigo tuyo, al que no habíamos visto antes, te dejó en el sofá y luego caíste abajo. No parabas de renegar y decir que odiabas a Taemin.
Quiero cavar un agujero tan profundo donde nadie pueda encontrarme, ahí seguro que seré feliz y no tendré que encontrarme a nadie ni mucho menos dar la cara por lo que había ocurrido. Ah maldita sea ese sueño fue real ¿por qué no pudo ser un sueño? Ni siquiera recordaba quien me trajo a casa.
— ¡Te has dejado lo más importante! —le dice Tianna— ¿Sabías que ese chico alto y guapísimo que te trajo a casa cargando contigo en la espalda? ¿Es tu técnica de ligue?
— ¿Mi qué? —le pregunto sin acabar de creer que me esté preguntando lo que me está preguntando.— ¿Crees que en este momento estoy pensando en salir con alguien?
— No me la lieis que es lo único que le faltaba.
— Si, Flora tiene razón, mírala, no creo que esté para tus preguntas acosadoras. —le respondió Josephine, a lo que Tianna se hizo la ofendida y volvió a su libro. —Pero Yuna, ¿quién era ese chico?
Me encogí de hombros, apenas podía recordar lo ocurrido. Pero si lo que decían era cierto, y el sueño que había tenido se parecían demasiado... Creo que llegados a este punto era imposible negar que todo lo que creía haber soñado realmente había ocurrido, que me había puesto tan borracha que le había llamado, que probablemente me dormí en alguna esquina y que él acabó trayéndome a casa. Que él había vuelto.
— Supongo que sería Tae Min.
¿Sería cierto? Decirlo en voz alta no es suficiente para autoconvencerme. No podía ser, que demonios pintaba ese idiota en Galena. ¿No tendría que estar ensayando en la filarmónica de Berlín? ¿O pasando el rato bebiendo cerveza alemana? En cualquier otra parte que no fuera Canadá.
Apenas pude acabarme el cupcake, se me cerró el estómago por completo. Dejo de prestar atención a la conversación y a lo que decían mis compañeras, me embriago en mis propios pensamientos y empiezo a comerme la cabeza. Ojalá se tratara de alguien que hubiera conocido aquí en Canadá, o un viejo amigo de Corea. Pero no Taemin, no podía ser que hubiera vuelto como un maldito boomerang. No después de destrozarme cada vez que desaparece de mi lado, esta vez no iba a permitirlo.
Lee Tae Min, te odio.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La brisa de la mañana era particularmente escasa, de hecho para ser temprano hacía un calor asfixiante y con un ambiente bastante húmedo. Canadá, un día hacen veintiún grados con un aire leve pero que refresca, y al día siguiente parece que estés siendo cocido. Sin embargo en Galena brillaba un sol particularmente bonito.
Estoy segura de que las notas más altas de la pieza de Camille Saint-Saëns interpretada por la orquesta filarmónica de Nueva York podrán escucharse fuera de los auriculares, siempre que me pongo la música parece que quiera reventarme los tímpanos. Tal vez sea lo que voy buscando, no lo sé a ciencia cierta.
Trato de mantener un paso constante mientras avanzo hasta mi meta —la residencia y un medio litro de agua— evitando pensar en el jadeo que llevo encima. En este momento estoy sudando tanto, estoy segura de que si me lamo como un gato sabré a sal.
— ¡Ey, Dumpling!
Aquel nombre rebotó en mis tímpanos como si me hubieran pegado una sirena a la oreja y me hubiera dejado sorda. No podía ser, lo de hace unas noches había sido un sueño o una maldita pesadilla. Pese a que la conversación con mis compañeras de residencia indicaba lo contrario, me había convencido de que era imposible de que él estuviera en Galena. Todo iba bien, era mi cerebro aún con de hace días resaca cambiando palabras e imaginando cosas, probablemente aún no había expulsado el alcohol de mi cuerpo y seguía haciendo efecto.
— Kim Yeon Sun
Al escuchar mi nombre por completo no pude evitar pararme en seco, apenas escuchaba la música de los auriculares, aquella voz había captado toda mi atención y no era capaz de darme la vuelta. Empecé a rezar a todos los dioses, santos, budas y energía del universo para que me ayudara a despertar de aquella pesadilla, cerré los ojos tan fuerte que cuando los abrí creí por un momento haber amanecido en el cielo. Pero no fue así por que seguía en la calle paralela a la residencia, giré levemente para echar un vistazo rápido a mis espaldas para comprobar que él no estaba aquí.
Lee Tae Min estaba parado detrás con gesto burlón en su rostro.
— Aish —fue lo único que pude decir antes de volver a mi marcha incrementando la velocidad con creces. Algo que no sirvió para mucho ya que a los pocos segundos una mano me alcanzó el hombro haciéndome que me girara, si ahí estaba, el jodido Taemin. No pude hacer otra cosa que girarme de nuevo y taparme los lados del rostro para evitar toparme con su cara de nuevo.
¿Por qué de todos los lugares del mundo tuve que elegir Canadá para venir? ¿Qué demonios hace él aquí?
— Kim Yeon Sun, ¿así es como saludas a un viejo amigo? —dijo con voz áspera. A lo que se bajó y se inclinó para poder verme la cara a la fuerza. — Sigues teniendo la cara roja y los ojos chicos. —opinó, sin que nadie le preguntara. A lo que solo pude responder dándole un puñetazo en el hombro.— Vale, tal vez te hayas vuelto más fuerte.
— Tu sigues siendo completamente idiota —respondí con cara de pocos amigos.
— Un idiota increíblemente bello —dijo con una arrogancia que tiraría a cualquier rey del trono, a lo que yo rodé los ojos.
Si, seguía siendo increíblemente guapo. ¿Por qué es el mundo tan injusto? Yo me parecía a mi abuela de parte paterna con ropa de segunda mano y su pelo rizado de herencia.
Noqueó —literalmente llamó a mi frente como si fuera una puerta— y con tono gracioso me dijo: — ¿Hay alguien ahí? Parece que no te hayas recuperado demasiado bien de tu borrachera de hace dos noches.
¿Entonces lo de anoche había sido real? ¿No era un sueño raro debido al alcohol y mi desesperación? De todas las personas que podía haberme encontrado aquella noche tenía que ser él. Mi vida es un chiste.
— Fue una forma bastante graciosa de darme la bienvenida a Galena, ¿quien me habría dicho que iba a encontrarte aquí? —preguntó irónicamente con una sonrisa de oreja a oreja.
— Toma. —dijo entregándome una bolsa de plástico, la cual acepté regañadientes.
Al mirar en la bolsa pude ver la compra que había hecho el día en que mi pesadilla se hizo realidad, además de una botella de té frío. Cogí la botella y le dí un sorbo, tenía tanta sed que me daba igual el hecho de que estuviera frente a mi. Iba a querer algo a cambio, lo sé.
— ¿Eso es lo que recibo a cambio después de vernos por primera vez desde hace cuatro años? —pregunta aún alegre por la situación, a lo que no puedo evitar voltearme para mirarle extrañada.
No, Taemin. Han pasado tres años, cuatro meses y siete días desde que te dije que no volvieras a aparecer por mi vida.
— ¿Qué haces en Galena? —pregunté sin tapujos.
— Vaya, directa al grano —respondió con una sonrisa torcida.— Si que has cambiado Yeon Sun, y no solo de color de pelo.
— ¿Es raro que te pregunte qué haces aquí? Te juraba en Alemania.
— Cuando me fui acabé en Canadá, Toronto más concretamente. —me explicó, bajando la mirada por un instante. — Estoy aquí para trabajar en vacaciones.
Asentí seria mientras me concentraba en acabarme el contenido de la botella evitando mirarlo, y tratando de calmar mi sed.
— ¿Tan difícil te parece que nos volvamos a ver aquí? —inquirió sabiendo la respuesta— Aquí fue donde nos conocimos.
Ambos nos paramos a mitad de camino, siento que mi corazón se encoge y los músculos de la garganta se tensan. No puedo evitar soltar un suspiro para renovar el oxígeno en mi cuerpo, tratando de hacer un esfuerzo para girar la cabeza sin soltar una lágrima, aunque estoy segura de que mi cara de por sí rojiza ahora está más blanca que el mármol.
Como si no lo supiera cuando decidí venir aquí, Taemin. Soy aparentemente más consciente de donde estoy que tú. El millón de recuerdos buenos que me trae este sito, es de los pocos que me hicieron feliz cuando era pequeña. Sin embargo, soy más consciente del dolor que ha traído consigo, y ahora un lugar precioso en el que quería hundirme tratando de recordar la felicidad que me trajo, se va a convertir en una marea de las consecuencias que trajo.
— Piérdete.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Al llegar a casa las cosas no fueron a mejor, ya que al traspasar la puerta la residencia me topé con un tipo lo suficientemente desagradable como para tener impulsos asesinos. ¿Era el día de meterse con Yeon Sun? ¿El universo había decidido castigarme así el día de hoy?
Kim Eun Woo, el diablo en carne y hueso.
Lo peor no era verlo en persona, delante de mi regodeándose por estar presente ante tantas chicas y quién sabe qué estaría pensando. Era el hecho de que hubiera tenido la cara dura de presentarse en un sitio en el que no había sido invitado previamente o haber invadido mi intimidad y espacio personal. No entendía cómo podía creer que tenía el derecho a presentarse como un maldito ángel sabiendo cómo iba a reaccionar.
— Hey Yeon Sun! —dice él con sus características gafas de sol de marca, rodeado por mis compañeras. Seguro que está disfrutando la fauna femenina.
Hago un esfuerzo por parar la furia y el fuego que empieza a incendiarme el cuerpo, trato seguir los pasos y contar hasta diez, tratar de controlar la respiración. Entonces Eun woo, se acerca a mí con los brazos abiertos para darme un abrazo exclamando:— ¡Hermanita, cuánto tiempo!
Antes de que sus brazos lleguen a rozarme cojo su brazo izquierdo lo inmovilizo y le doy un rodillazo en el estómago, a lo que él no puede evitar maldecirme y gritar por el dolor. Evito mirar a mis compañeras, cojo el cretino de una oreja y lo hago salir del apartamento.
Al bajar las escaleras me topo con Enollah, quien al vernos no puede evitar saludarnos con una una mano y dedicarnos un gesto extrañado por aquel comportamiento.
— Hi, gorgeous! —se atreve a soltar mi hermano guiñándole un ojo, a lo que le pego un golpe en la nuca con la mano que me queda.
Cuando salimos a la entrada de la casa le suelto de la oreja y lo envío de un empujón unos metros a distancia de mi. Para ser honestos creo que si lo vuelvo a tener más cerca de mi lo acabo enviando a un hospital, no sin después hacer que me hagan un chequeo por que soy consciente de que ahora mismo tengo la tensión en el nivel más alto que me lo permite mi cuerpo.
— ¿Así me tratas después de meses sin vernos?
¿Todo el mundo ha practicado la misma estúpida frase para soltarla el mismo día?
— Creo que las indirectas en las que evito tus correos, mensajes de texto y llamadas dejan claro que no quiero hablar ni contigo, ni con nadie.
— ¿No me has echado ni una pizca de menos?
— Creo que las drogas han acabado por matar ese cerebro tan pequeño que tenías —respondo con cara de pocos amigos y cruzando los brazos.
Trato de calmarme, sacar toda la paciencia que puedo acumular en mi cuerpo y gastar toda la energía por no permitirle que me saque de mis estribos. Pero no es tarea fácil, el imbécil de mi hermano siempre está a punto de hacerme estallar con un comportamiento tan elitista, superficial y de macho que se cree con un poder superior a los demás. Nada más lejos de la verdad, ya que sin dinero no es nada.
— Yeon Sun, ¿por qué eres tan cabezota? —suelta, a lo que yo inclino una ceja..— ¿Por qué has tenido que hacer todo un drama por esa estúpida petición? — al soltar esa frase, tan frescamente no puedo evitar rebuscar en la bolsa y coger algo para tarárselo en la cabeza. Resulta ser tan solo un bote de kétchup.— ¡Podrías haberme abierto la cabeza!
— Dame las gracias que no estaba apuntando a tu pobre cerebro, pero ten en cuenta que lo próximo que pateare si vuelvo a ver tu puta cara, será ese rostro que tanto quieres.
Él se tapó el rostro, tratando de protegerlo como si fuera oro y se atrevió a agregar:— Tan solo habla con mamá una última vez, solo te pido eso.
Noté como el fuego se iniciaba por mis venas y las tentaban en salir por los ojos, que se habían visto envueltos por una capa rojiza al tratar de retener las lágrimas de rabia. Este día estaba pudiendo conmigo, peor una cosa era enfrentarme de nuevo a Taemin y mis sentimientos encontrados. Y otra era tener que liar con el esbirro de mi madre. No, no quería lidiar con ello ni quería tener nada que ver con aquella pantomima. Estaba harta de esta historia, juraría que había quedado bastante claro después de abandonar a mi padre a su suerte con aquella monstruosa mujer y haber dejado mi país de origen para huir. Era obvio, todo lo que la rodeaba me traía dolor. ¿Tan extraño lo veía la gente que no quisiera ser perseguida por aquella angustia toda mi vida?
— Kim Eun Woo —lo llamé para que me mirara a los ojos.— Vuelve a mencionarla, y te juro que te mato.- Spoiler:
- pd. basicamente he estado viendo que en españa por ejemplo las pescaderias y las tiendas en general abren mucho más tarde, aun que las lonjas si que es cierto que suelen variar ese horario (me he informado y loco las grandes pueden estar de once de la noche a cuatro de la mañana descargando género, para que luego la gente se crea que es trabajo fácil). Me he guiado por un horario más europeo de algún modo idk, espero que no os importe que la pescadería abra bien pronto xD
pd1. No se si me gusta o no me gusta el capítulo, si os soy honestas. En general si pero tengo dudas lol. Por otra parte me repito más que las persianas, os vais a cansar de leer la palabra: aunque y muchas otras más. sorry.
pd2. Creo que me he desahogado de más con los líos que tengo últimamente, situaciones laborales y demás. sorry x2 :S
pd3. Si alguna cree que no hecho justicia a su pj o quiere que cambie algo, por favor decídmelo y lo haré :)
pd4. lamento el retraso y que las situaciones se hayan dado así, trataré de planificarme mejor para la próxima y espero no encontrarme en nada parecido para la siguiente ronda.
Espero que os guste jeje
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Our twenties
- voy a comprarle harina y chocolate a flora para que me haga los postres en casa xd:
he como releido varias veces tu cap, tan solo para tratar de aprender un poco más de flora, revivir el hipe flora-tai y el de flora-marco por que shippeo ambas parejas por igual jajaja y also por que ya ni me acordaba bien para comentar
hay una cosa que quiero recalcar y remarcar de tu capítulo, y es ESA DESCRIPCIÓN que me haces al preparar recetas, no solo haces que me lo imagine a la perfección, me de hambre, si no que me acaban dando ganas de cocinar ay no se es perfecto y encima ahora con los choques entre flora y marco lo hace más interesante todavía y yaaaaaay
podemos apreciar los momentos clara/flora, que son buenisimos. si es que yo creo que parecen familia, deberían hacerse una prueba de ADN xDD yo creo que las dos son super parecidas y creo que nos vas a traer más momentos como estos y estoy aquí dispuesta para recibirlos—Eres una atrevida, Flora —Cara rueda los ojos y camina con lentitud a mi lado—. Ya te dije que estoy demasiado vieja para que me estén vigilando.
—Y demasiado terca también —chasqueo la lengua—. Tu doctor me llamó y dijo que la última vez te escapaste antes de tiempo.
Y lo peor es que flora la pobre siempre tendrá las de perder, siempre nos acaban ganando los mayores y Cara no va a ser menos jaja
Por otra parte... ¿Quién será ese compañero para Flora?
Las descripciones de Galena y Tasty, creando ese ambiente a través de tus palabras además de ver lo que significan esos lugares para FloraCamino por la calle en silencio, porque muchos de los demás negocios de frente y oficinas de los lados aún no abren. La parte frontal de la repostería tiene dos filas de mesas de dos, compactas y ornamentales. La fachada es de ladrillos con la base de delante cubierta con madera y pintura color lila. En letras grandes, gruesas y de color morado claro se lee TASTY PASTRY.
Saco mi copia de las llaves y entro a mi segunda casa.
REAL que me sobresalté de la cama y empecé a mirar a mi alrededor para ver si tenía alguna cucaracha cerca, casi me da algo. ay las odio pues creí que en la cocina de verdad había una cucaracha y no que era Marco haciendo dios sabe qué en el suelo, y pensaba "¿Cuantas veces ha visto Flora cucarachas para quedarse tan tranquila ahí parada?". Me has dejado con curiosidad por saber por qué Flora llama así a Marco, no se si habrá una historia detrás o si simplemente es su forma más cariñosa de tratarlo xdd—Paco, tengo como media hora llamándote desde ahí afuera —indico, rodeando la mesa—, ¬¿qué estás haciendo tirado en el…? Ah, una cucaracha.
imaginándome a la flora yendo a por la escoba para echar a marco a porrazos jaja ay que pareja, me vas a tener living jaj por no hablar de las discusiones entre la creatividad de marco y la organización de flora, la cual tiene razón. no puedes simplemente cambiar una receta a los clientes de un día para otro, lo suyo es ir introduciendo poco a poco la nueva oferta xd—No dije nada —Marco sube los brazos—. Mira, el café está subiendo-
—Y yo voy a buscar la escoba de verdad.Preparamos todo en silencio. Separar la clara de huevo de la yema y dejarla de lado un momento. Mezclar la harina de almendra con azúcar primero, para luego agregar la clara de huevo y por último el colorante de chocolate en pasta. No tengo aroma alimentario de chocolate, así que decido dejarlo así. Trabajo en la pasta hasta que queda perfecta, que no se sale del bowl aunque lo voltee totalmente. El color es un chocolate pastel.
*cuando leo las descripciones de cocina me imagino cosas así (todo bien lindo)*:
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[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Vuelvo a darle otro vistazo a Marco de pies a cabeza.
—¿Por qué vas a la universidad cómo si fueras a una entrevista de trabajo? —ladeo la cabeza.
ejem ejem pues que vista la flora, como se fija en la cucaracha
real yo y mi hermana discutiendo por el último pedazo de tarta jaja.—¿Quieren que me coma yo el brownie para que se callen? —sonrío, recostándome de la silla.
—¡No! —gritan al mismo tiempo.
ayyy me encanta este trio de universitarios, Paul, Jade y Flora me dan ternura de volver a clase
uhhh salió lo que quería Marco, lo de las invitaciones. aun que honestamente no se por qué le llevó tanto llegar al punto de pedírselo a Flora, veo que no se llevan bien pero quiere a Cara y creo que si lo hubiera hecho sin rodeos igualmente le habría ayudado aun que le pese
ay su mamá es un amor también
ayy estos momentos amistosos me hacen acordarme de friends, cada una con su personalidad pero todas juntas. los ataques y comentarios ente tai y flora que en ocasiones estás en tensión por que no sabes si se tirarán el plato a la cabeza pero a la vez ves como el respeto y el amor de la amistad(?)—¿Es un indeseable? —pregunta Taianna, mientras baja los platos para comer.
—Es mi padre. Y sí, es un indeseable —masculla Reaven, frunciendo el ceño. — ¿Por qué haces pancakes de noche?
—No hay hora para los pancakes —la señalo con la espátula—, no digas idioteces así en mi presencia.
—Discúlpeme, todapoderosa Flora —ella rueda los ojos.
cuando hacen sonreir a raeven ay que lindoooo
creo que con esta frase de la señora Cara hace que salten mis instintos de superviviencia, no se por qué pero me da que no pide favores si no que te lo pide de tal forma que no puedas negarte por que esta señora es muuy lista—Flora, tengo un favor que pedirte.
Ven, ella quería algo, algo que Flora no quiere por nada del mundo, ay a ver que hace para convencerla—Bien, ya dijiste que si —se frota las manos y un indicio de sonrisa aparece en su rostro—. Es la graduación de Marco y luego el almuerzo familiar. Es este domingo, y la vestimenta es de-
Ves, es una bruja (en el buen sentido de la palabra) La tía cogió lo único que no podía negarse flora para manipularla y que la acompañe—Si, cenaremos en LUCIA’s. Siempre quisiste ir a probar esa comida, ¿verdad?
la tai y raeven ahí plantadas mientas flora se cambia, una ahi en su mundo y la otra como: jajaja—…¡ora! ¡Flora!
Caigo en cuenta de que me están llamando y salgo del armario. Tai me observa tirada en el suelo, con los brazos detrás de la cabeza y Reaven se abraza las rodillas.
Luego Taianna picándola aún más llevándole la contraria jaja pero siento que así Flora habla como en voz alta, y tai es como pepito grillo y así acaban tomando las decisiones me encantan, creo que tienen una relación de lo más cómica y no me cansaré de leerlas en el transcurso de la nc—También te ves bien —suelto después de un momento.
—¡Oh! —se lleva la mano a la boca— ¿Te sientes bien? ¿Acabas de decir eso de verdad?
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GRRRRRL ahh k en el fondo fondo ambos saben lo k hay ya con la foto estaba con el hipe por los topes bc aun que sea a la fuerza se acercaron, pero en este momentito es como seh ambos son actractivos y cocinan cosas deliciosas y se ven bien juntos ¿Qué esperan?
por otra parte, flora le aconsejó muy bien, en plan de que debe de hacer él las decisiones y seguir su caminoaun que ella no sepa que ese camino va en dirección a ellapero taaanto no le odia si sabe decirle las verdades.
Por otra parte k cojones con la familia que quiere despachar a Cara?! solo por que la mujer tenga ciertas dificultades de salud no significa que puedan quitarle así el negocio que la mujer bien lista y cabezona es
A ver, varias cosas que decir aquí la primera: ¿QUÉ PASÓ ESA NOCHE? por que no creo que solo fuera borachera, ahi hay algo más escondido e inedito que me huele a que hizo que otro cambió. Segundo, emm marco creo que en ocasiones también evita ciertos comentarios o conversaciones con sus giros de conversación y comportamiento, esto me hace pensar que hay más cosas que no nos han contado. y tercero, pueden ser más ricos como el azúcar? por que ella le reglaó un conjutno super cute y la reacción de marco es de un niño ayy—De esa noche no se habla —lo interrumpo, cruzándome de brazos. Medito si golpearlo con mi bolso.
—¿Por qué no? ¿Porque vomitaste hasta el alma? —su sonrisa se ensancha.
—¿Quieres que te lastime en tu graduación? —me inclino hacia él, cuadrando los hombros— ¿Eso quieres de regalo?
Marco parece que va a decir algo, pero al escucharme, hace corto circuito y me mira con los ojos bien abiertos. Aprieto la quijada.
—¿Me trajiste un regalo?
—Claro que sí, soy una persona decente. No como otros que-
—Dime que es, dime, dime —me agarra de los hombros.—Elio también va a venir a ser camarero y a ayudar con lo administrativo —le pone el Cherry final a todo el postre.
AY DIOS lo que se viene!!!!!!! El Marco y Elio juntos en el Tasty ay la family al completo, dos bombones atendiendo y ay con la tai DRAMA is coming y aca estamos esperandolo con ganas
osea
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Ay total que me ha encantado tu capítulo, Flora me gusta mucho y shippeo ya definitivamente a Marco y Flora muy fuerte. Pero la personalidad de Flora se me hace interesante, además de que creo que el fc le va completamente y me encanta solo de imaginarlo por que amo mucho a Tati Gabrielle en Sabrina y ay
Ya a parte lo de los fc, shippeos y de más, me ha encantado leerte de nuevo ems. Y me ha gustado un montón tus descripciones, sobretodo en las comidas, no me lo esperaba pero me ha encantado es como si me viera un video o algo donde me explican una receta, o los millones de series de tv que hacen sobre cocina (y me encantan) total que ha sido un gusto y espero el próximo yay
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Our twenties
- emi :
- Primero que nada, disculpa que tome la confianza y llamarte así, espero no te moleste! va para las demás también jajaja
De por si, sin tener que ir a leer la ficha, Flora se me hace una chica fuerte llena de confianza, lo voy confirmando hasta donde leo, además de cuando apareció en el escrito de Cande. En fin, amo su personalidad, la quiero en mi equipo ahre Me intriga mucho el tipo de desarrollo que tendrá, y si por ahí Marco influye en en algo aunque esta bien si no lo hace.—Usted es una señora demasiado pilla —tuerzo los labios.
—Flora, cuando tu ibas yo ya venía —me da una palmada en el hombro y suelta una risotada—, que no se te olvide.
TODA la conver con Cara es un cago de risa es viva esta señora cuidado Y CUANDO MENCIONÓ DEL FUTURO COMPAÑERO MMMMM ya me huele que sabemos quien será
OHHHH asi que se llevan mal eh?? puedo suponer que todo sera enemies to lovers (claro si es que habrá romance, puede que no haya y estaría todo bien,,, bueno)—¿qué estás haciendo tirado en el…? Ah, una cucaracha.
BASTA puedo ver a jordan fisher hacer ese gesto y comportarse tan así como dueño del lugar jajajaja y es el nieto de Cara,, pobre Flora la tiene dificil jajaja—¿No nos vamos a beber un cafecito primero? —frunce los labios en un puchero— Me levanté demasiado temprano para esto.
AAAAA DALE BOLA FLORA POR FAVORRR JAJSHAJSAMe da un beso rápido en la mejilla y se gira antes de que pueda darle un puntapié. Escucho sus risas alejándose. Suelto un chasquido y me giro, siguiendo con mi camino original por fin.
PARA PARA PARAAA osea que la chica camina con postres en su bolso??? tenia los brownies para los chicos de la u y ahora deja galletas en su casa?? no me imagino lo que tiene para la residencia JSJAJSAJ un pastel espero ahre—Traje galletas de la repostería —alzo la funda en mi brazo—, las voy a poner en la nevera.
SAME jajaja es mi segunda frase junto con "siempre hay espacio para pizza" soy fan de esta chica!!—No hay hora para los pancakes.
JHSAJHSJAH te pasas Flora, es Marco tan insoportable??—Vuelvo ahora.
—¿A dónde vas?
—A vomitar…o a renunciar. Ambas, no sé.
Ay! te juro que ya quiero leer mas sobre sus interacciones, seguro será un "no te banco" vs "me gustas pero me gustas más molestarte" bah a mi me da ese feeling idk
Me pareció de lo más linda la conversación que tuvieron los dos en el balcón, sobre eso del futuro y que el único que debería tomas decisiones es él mismo.
Sigamos cuidando de Cara para que no se nos vaya!
En fin!! me gusto mucho y espero seguir leyendo más!
14th moon
Re: Our twenties
- kate:
- Holaaa!! okey! desde que leí la ficha de taianna me llamo la atención demasiado. Además de econtrar una que otro similitud pero eso esta demás jajaja. Obviamente se marcan las diferencias que hay entre hermanas, y podrá ser que las mayores siempre son perfectas y las menores vamos ahi intentandolo? lloro, tmi.
Como mi mamá se la psa diciendo, "estos niños de hoy están más despiertos" seguido de mover su cabeza en son de negación jajaja bueno en fin cite esto como forma de habla de Jasón. Osea es un niño muuyy de esta nueva generación, que le gusta cosas inconvencionales a un "niño varón" debería gustarle, siempre se cruzará con gente a la cual no le caberá en el absoluto. Espero que Tai o su mamá, o el solo pueda pasar esta situación sin lastimarse.—También sé que le has dicho a mamá que vas a cuidarme porque piensas que no quiero estar con mi padre.
«Joder con el niño, no se le escapa una». Honestamente, soy yo la que no quiere que esté con Patrick. Además, si me voy dentro de poco, quiero aprovechar todo lo que me sea posible para estar con él. Y, con un poco de suerte, si algo le preocupa me lo cuente.
toy sad, Taianna se preocupa por su sobri. Nadie debería esconderse pero hay algunas cosas en la sociedad que deberian cambiar >> progresar wePorque no quiero que Jasón se sienta como me sentí yo durante años; rechazada, extraña y como si tuviera que oprimirme los huesos para encajar dentro de lo que se esperaba de mí. Hasta el punto de que tuve que salir huyendo de Galena.
AAAA AUNQUE SEA UNA ORACIÓN AMO LEER EL NOMBRE DE HANA EN OTROS ESCRITOS gracias por incluirlaaaHana, la inquilina más reciente, tumbada de espaldas sobre la alfombra leyendo un libro.
Este momento con ella misma, me encantó leer. Más porque me acorde que escuche de un cantante que hablaba sobre que había perdido su hobbie porque pasó a ser su trabajo. A pesar de que él lo trató con humor había cierta amargura. Yo creo que Taianna también pasa por eso, sumada a al presión que siente al tener una fecha fija de entrega con sus trabajos, y sin olvidar que siente miedo por lo que pasó con sus anterior exposición. LLORO estoy sad quiero que le vuelva la inspiración y pueda hacer una nueva exposición.Me doy cuenta que he olvidado la última vez que pinté para mí. Sin estar pendiente de cuál sería el resultado o si gustaría a los demás. Mis días se han convertido en una sucesión de «quizás». Pero, quizás, me hace falta ponerme a dibujar sin pretensiones. Solo hacerlo y ver qué sale. Reencontrarme con la Taianna que dibujaba porque lo necesitaba y no para demostrar su valía.
Algo así sucede con Hana aunque no esta tan serio
MAS ADORABLE, quiere comerse todo pero a la vez dice que su madre se va a enojar, la situación es similar en mi caso pero es mi billetera la que se enoja—Mamá se va a enfadar —comenta, aunque con el brillo de la gula en los ojos, recorriendo de arriba abajo la carta.
JHAJSJASA TIENE RAZÓN tremendo bombón es el hermano de Rae. Me encanta porque siempre hay una rspuesta como la de Flora, re "no me interesa si esta casado, viudo o de novio no quita que esta lindo"—El hermano es mucho más guapo. —Suelto, mientras subimos las escaleras hasta nuestra casa.
—Está prometido.
—¿Y qué? Estoy diciendo que es guapo, no declarando mis intenciones de ir a por él. —Ruedo los ojos. No entiendo por qué se le da tanta importancia a admirar la belleza de alguien del sexo opuesto.
NO PUEDO CREERLO OSEA NOOO,, menudo reencuentro AUNQUE debo admitir que econtrar a kim taehyung en bolas te la rifaste con esta escena AHORA COMO QUE NO RECONOCIÓ A TAI?? yo pensaba que estaba fingiendo pero al parecer no tiene ni las más pálida idea igual tan bueno era, se ofreció para ser el chico de los mandadosDesde luego, no me refería a esto cuando esta tarde me he preguntado cómo habría crecido (y vaya que si lo ha hecho) Elio Barone ni cómo imaginaba reencontrarme con él. Así, en pelotas, con los brazos extendidos sosteniendo los extremos de una toalla y su pene dándome la bienvenida.
Se nota que ambas chicas son muy cercanas bueno se conocen desde la niñez básicamente. Es bueno que Tai tenga a Flora para que le confíe su secreto. Ame toda su conversación en la playa! ojalá se anime y se meta al concurso, como dijo la morena tiene que superar su miedo escénico!!La saliva se solidifica en mi garganta. Maldito don que tiene para dar en la diana de las cosas. Cuando yo ni siquiera veo la diana.
Disfrute mucho de leerlo tanto que me sorprendió llegar al final jashjsa bueno deseo saber más sobre lo que pasará con Taianna y como llevara todo esto de su engaño.
14th moon
Re: Our twenties
- Kate:
- Holi, primero que nada una disculpota por tardar en comentar tu cap pero aquí estamos siempre al cien. Segundo, no sé si mi memoria de paloma ya nos dió para presentarnos formalmente, y si no pues de nuevo, acá B aka Lovesick. Un gusto poder leerte.
Kate, me abstuve a leer la historia para no hacerme alguna impresión de tus personajes, pero sin embargo quedé enamorada de Taianna y de Elio (sus representantes son mega guapos y tienen la onda que leí en su personalidad).
También debo elogiarte por el modo en el que trasladas una escena a otra, es algo que a mí me cuesta, me gustó mucho y te aplaudo por ello.
Y de antemano te digo que me muero porque llegué la siguiente ronda para poder leerte de nuevo.
Por otro lado me encantó como se fue desarrollando todo; en el caso de Tai amé que fuera un poco bocona, que dice lo que piensa y que en algún punto le vale lo que piensen los demás y que se contrastará esto con su ansiedad (?) y su estrés de tener que luchar por buscar inspiración para poder sentirse ella misma de nuevo, sumado con otras inquietudes como lo del negocio, lo de Jason, lo de Patrick, weeey lo de Jonah que rompió completamente mi corazón (porque sé que es estar en blanco, las criticas y no saber que hacer con tu vida pero no porque no lo intentes sino porque nada fluye )y obviamente Elio.
No sé. Me identifiqué un buen con ella, no sólo por la pintura (tomé casi cuatro años pintura y me perdía completamente en ello <3 )
En el caso de Elio, no es que pueda comentar mucho al respecto, y obviamente al leer esto:
YO ESTABA CON EL HOLY SHIT EN LA BOCA, GAL. jajajjaja ósea y le importó un comino ser admirado. JAJAJAJAJAJAJAJ siento que va a ser un dolor de cabeza para Tai y más cuando en el fondo yo siento que fingió no reconocerla. jajajaja Ya veremos.Tardo un momento en procesar lo que veo al otro lado. Incluso pienso que he sufrido una alucinación repentina. Pero el cuerpo frente a mí no desaparece. No es ninguna alucinación.
Desde luego, no me refería a esto cuando esta tarde me he preguntado cómo habría crecido (y vaya que si lo ha hecho) Elio Barone ni cómo imaginaba reencontrarme con él. Así, en pelotas, con los brazos extendidos sosteniendo los extremos de una toalla y su pene dándome la bienvenida.
Ahora para esto, no iba ni a la mitad cuando sentí la presión que ella siente por tener que dar respuestas a todo mundo, como es el caso donde su hermana le pregunta si se va a quedar y le menciona lo del Monet y me causo algo como Martina tiene que excusar a Patrick que huevos los de ese hombre! No sé estoy a favor que Tai le haya dicho a su hermana las verdades de este wey. ICAN'T—Y yo no he dicho nada que no sea verdad—. Pego la última calada y aplasto el filtro en el suelo con un fuerte pisotón. Martina rueda los ojos
Luego lo de la situación de Jason y again el imbécil de Patrick pidiéndole al niño ser más varonil se sintió como una patada en el estómago. JAJAJAJAJAJA no puedo con tanto hate, pero es que lo odio (es que tengo un buen de sobrinos a mi joven edad pero siento que si un día se encuentran en una situación así incendio el mundo )—Que al niño le guste maquillarse y pintarse las uñas, no lo hace especial —escupo con el humo saliendo de mi nariz. Siento el alivio de la nicotina en el acto, templándome los nervios.
—Sabes a qué me refiero.
Me recuerdo que no merece pelear por este motivo. No puedo cambiar la forma en la que Martina lo ve. Ya he tratado de hacerlo antes y solo he terminado frustrándome. Con que apoye a Jasón y no trate de cambiarlo —como sí hace Patrick— es más que suficiente.
También debo recalcar que amé la escena donde ella y Flora se van a bebers porque pueden y el cuerpo lo necesita. Más con lo de comprar alcohol barato JAJAJAJA porque es algo que yo y mi mejor amiga hacemos a menudo. BTW, no sé porque está tan subestimado.—Necesito alcohol —murmura—. Esta noche haremos una versión apta para todos los públicos.
—Tienes un problema, ¿lo sabías? —Flora no es que beba constantemente, pero cuando lo hace, agota las reservas del pueblo.
Sin decir nada, me empuja fuera de la habitación.
Pasamos por el super a coger provisiones. Flora tira la casa por ventana comprando el vino de diez dólares en lugar del que cuesta tres. También la convenzo de comprarme unas patatas fritas a la vinagreta. Nos vamos a la playa que está cerca del faro, ya que no está tan concurrida.
lovesick
Re: Our twenties
- 04 - Flor:
- Floooor Después de tanto tiempo (? He estado super desaparecida del foro y de wsp y del mundo. Leí tu capítulo el mimos día que lo subiste, pero cuando estaba haciendo el comentario a mi pc le entraron ganas de arruinar mi existencia, así que no pude subirlo, para no alargarme con mi excusa Luego de más de un mes, estoy aquí para ver si por fin subo el comentario .Empiezo diciendo que Hana me pareció super curiosa, si del tipo de que ella misma es curiosa, pero más del tipo que cuando vez a alguien causa curiosidad, no se si me hice entender Como de esas personas con las que te sientas y puedes pasar horas ahí hablando de cualquier cosa, porque si hay silencio todo se vuelve super incomodo para ambas partes, claro si están solo dos personas, me estoy ahogando en un vaso de agua con mi comentario y percepción de Hana (? ¡Claro que sí! El punto es que me encanto que sea super humana, como la típica chica torpe que todos señalan y se ríen, pero aún así le coges tremendo cariño .En cuanto a Luciel. ¡Lo quiero para mi! Me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta, me encanta Solo hizo dos apariciones y hablo como dos líneas, pero ya me estoy armando toda clase de películas donde él y Hana se enamoran, claramente dentro de esas películas no me salto todo el proceso que van tener para llegar a este ese punto, porque van a llegar a ese punto, cierto ? Las personas antipáticas son las más divertidas de leer y más cuando aparece alguien super curioso y torpe en la ecuación .
Imposible no comentar que pensé en el larguirucho de Haikyuu.Mi vecina a la derecha es una española que se llama Isabella, y a mi izquierda, el ruso Lev.
Enserio me encanta que sea despistada.Asiento. Ella abre la puerta y antes de ingresar se detiene, me mira de pies a cabeza. ¿Paso algo? ¿Tengo algo en mi cara? ¿Mi ropa es muy inadecuada? ― ¿No tienes pertenencias? ― Bingo.
Las prioridades, la muchacha no ha visto la casa, ni conocido a las personas con las que va a convivir, pero ya ama el lugarAmo la comida dulce. Amo este cupcake. Amo este lugar.
Me parece super curioso que todo sea como un diarioDía dos y aún sigo viva.
¡Vivan los nobios!― Escuche. ― Interrumpe. ― Está bien. Los accidentes pasan. No se preocupe.
Arrebata de mis manos el florero y con un cabeceo en forma de despedida entra a la tienda.
¿Qué acaba de pasar? Y lo más importante, ¿Quién es este chico?
JAJAJAJAJAJA Totalmente identificada con este anónimo― Es anónimo. ― Mueve sus manos como si fuera un misterio sin resolver.
Enserio que esto debe terminar bien, enserio que si; ya estoy cruzando los dedos.Creo que ya tengo a mi sujeto.
Flor, me gusto mucho la forma de diario como escribiste el capítulo, espero haber agarrado bien la esencia de Hana, si no lo hice, no te preocupes, en algún momento lo haré, lo prometo; de antemano me disculpo si mi comentario llega a rozar lo raro, me han dicho que lo soy por naturaleza
pera
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