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Our twenties
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 12
Jaeger • Reaven Inoue & Beltrán Mustang
- lovesick girl:
"Tienes que tomar una decisión sobre lo que quieres a partir de ahora." aconsejo Zenda hace dos días, y desde entonces no he podido dormir mas que unas pocas horas antes de despertarme para seguir dándole vueltas al asunto. A raíz de mi indecisión, los miedos y la ansiedad hice lo que cualquier cobarde de mi talle haría: huir. Al menos, de Charles, de Roy e incluso de Beltrán.
Todo en esta vida se decide, sin importar la consciencia moral o la presión que te ejerzan, siempre terminas por decidir y debes hacerte responsable por cada elección que tomes. En este momento de mi vida estoy enfrentándome a tomar varias decisiones simultáneamente: si agachar la cabeza y volver con Charles, si seguir al pie de la letra todas las ordenes de Roy, si soltar a Beltrán aun si eso signifique que pueda perderlo para siempre esta vez. Y la mas difícil: decidir si esta oportunidad la realmente merezco o simplemente debería desecharla y acabar con todo.
Los pensamientos auto destructivos me han acompañaron tantos años que no recuerdo el momento exacto en que llegaron para instalarse. Quizás fue cerca de los siete años en que me cuestione sobre si muriera mis padres prestarían mas atención a que me sucedía en aquel entonces, incluso si era para contarle que el abuelo solía tocarme en las tardes en que la abuela no estaba o para que vinieran a mi obra de teatro donde actuaba como un simple árbol al lado de la princesa, pero en la obra, al fin y al cabo.
Me recorre un escalofríos al recordar la mirada perversa del viejo decrepito, inevitablemente aprieto los dientes mientras mi garganta se cierra un poco. Ha pasado tiempo desde que pensé en él. Me he preguntado en muchas ocasiones si nos veremos en el infierno cuando muera, a ver si allí si tengo la oportunidad de hacer mis sueños realidad en que termino degollándolo.
Refuerzo la manta alrededor de mi cuerpo como si estuviera protegiéndome, viendo salir el sol en el horizonte. Hago un intento de sonrisa, preguntándome si en mi vida yo seré el sol que me brinde calidez en los momentos fríos y oscuros como la noche. Si algún día sentiré a eso que llaman amor propio. Petra lo ha menciono infinidades de veces al igual que Zenda, volviendo a miles de preguntas que no me atrevo a hacérselas, si para ellas este recorrido fue tan difícil como el mío, de que manera lograron aceptarse y llevar esto como una forma de vida.
Nunca estoy segura de como sobrellevar mi situación, mucho menos puedo pensar en la forma que lo hacen los demás. Pero así es la vida: te tropiezas, te das contra la pared, te vuelves a levantar y puedes volver a tropezar y a golpearte, y en algún momento terminas por aprender. ¿Qué tanto debo repetir el siglo para que finalmente llegue al aprendizaje?
—Reaven.
Miro sobre mi hombro a Flora llegando con dos tazas de café en la mano. La morena me observa con atención, como si buscara respuesta alguna del porque gran parte de las veces me refugió aquí. A veces lloro, otras rió recordando momentos del pasado, vuelvo a sentirme vacía y termino reflexionando conmigo misma en busca de encontrarle una solución al lío andante que soy. Sin embargo, me guardo mis palabras. Flora tampoco pregunta mas de la cuenta. He notado que es considerada con los demás, y no entrometerse en asuntos ajenos es una manera de serlo. Roy debería aprender un poco de ella.
—¿Taianna? —pregunto dándole un sorbo al café despacio, cuidadosa de no quemarme.
—Durmiendo tal cual perezoso. Se caería el cielo cuando se levante tan temprano —dice Flora con los ojos en blanco, hago un intento de sonrisa, contagiada por la dinámica de las dos—No te pregunto que tal dormiste porque es evidente.
—Creo que tu tampoco — Flora asiente.
—La maldita tesis va a dejarme calva.
—¿Mas?
Hace una sonrisa sarcástica estando de acuerdo conmigo. Nos mantenemos hablando sobre su tesis, la pastelería y Marco y Taianna que la exasperan mas de la cuenta. Por mi parte, hablo un poco del instituto y que estoy complicada con matemáticas.
—Yo te ayudo, a ver si recuerdo algo de la secundaria —hace una mueca no muy segura de ello, pero de todas formas acepto su ayuda.
—Gracias.
—No agradezcas, solo sigue siendo mi conejillo de indias para mis pasteles—dice finalizando la charla y centrándose en el café.
Nos quedamos sumidas en un silencio cómodo hasta que decidimos bajar al comedor. Las demás residentes se encuentran y solo saludo un tímido "buenos días", apenas reconociendo las nuevas caras que nos acompañaran a partir de ahora. Sé que le dije a Zenda que intentaría crear mas vínculos, lo que no significa que sea fácil, así que me hago un sandwich y me voy a mi cuarto para comenzar con la primera pastilla del día.
Hago la colada de Taianna solo porque la semana pasada hizo la mía, así que aprovecho el día para lavar ropa y colgarla en el tendedero en la terraza. Encuentro a Na Eun centrada en la pintura de un caballete, sorprendiendo de ver a una de las nuevas residentes en ella. Se sobresalta al verme y con su espalda protege su cuadro. Me encojo un poco incomoda por su reacción.
—Lo siento, no quería espiar.
—No, esta bien —dice un poco tímida y le echa una mirada—Soy un poco recelosa con mis cuadros, es todo.
Asiento sin decir nada mas y prosigo a seguir colgando la ropa. Después de unos segundos, Na Eun comienza a ayudarme para mas de mis sorpresas. Me sonríe a la vez que toma una de mis blusa y le coloca unos broches sobre el alambre.
—Es mas divertido si lo hacemos juntas.
Me quedo un poco estática sin saber que decirle, pero agradezco en voz baja y continuamos la tarea en silencio. Quiero preguntarle algo, no sé qué, quizás no ser demasiado borde y hablar de lo que sea para intentar dejar de ser tan cerrada con otras personas. Volteo a ella un poco brusca, llamando su atención. Espera paciente a que hable, no es hasta que miro de reojo el caballete y suelto sin pensar demasiado.
—Me gusta tu cuadro, creo que retratas muy bien.
Sus ojos se abren a la vez que un sonrojo leve se instala en sus mejillas. Comienzo a pensar que diablos fue lo que dije, si antes lo protegió fue por algo, no para que siga husmeando sobre el tema.
—Lo sient...
—Que bueno que te guste, también he hecho uno de ti.
Esta vez es mi turno de quedarme sorprendida.
—¿Me has retratado?—me sale mas brusco de lo que espero, lo noto por su expresión un poco asustada—Lo siento, es que no pensé que... bueno, eso...
—Me gusta retratar a las personas, además quería hacerles un regalo a todas—explica con una sonrisa amigable—Estoy retratando a Andy ahora.
—¿Andy?—inquiero sin saber de quien se trata.
—La chica que vino el mes pasado—le observo sin saber exactamente quien es—La que comparte habitación con Ellah.
—¿Ellah?
—Enolah, la muchacha de cabello corto.
Rebusco en mi mente las residentes y me avergüenzo por no reconocerla al instante. Soy despistada por naturaleza, pero a veces me paso de tonta. Creo que es con ella que llevamos casi el mismo tiempo aquí.
—Memoria de pato —explico sin mas.
—Esta bien, suele pasar. Pero si te sabes mi nombre, ¿cierto?
—Na Eun... —digo insegura con miedo de cagarla—¿Eres Na Eun?
Asiente sonriendo y es inevitable largar un suspiro de alivio. La conversación fluye un poco mas natural hablando de la colada semanal y sobre la cena de esta noche. Es sábado, por lo que la mayoría de las veces se pide pizza. Es una regla tacita que no entiendo bien quien la impuso, supuse que fueron quienes están hace mas tiempo aquí, aunque solo sé bien que Flora es quien lleva mas años en la residencia.
Me despido de Na Eun y aprovecho que el sueño que se presenta para dormir al menos unas horas antes de ir al mercado con Taianna. Coloco la alarma porque veo a la castaña durmiendo demasiado cómoda y temo que nos quedemos dormidas como la vez pasada. Ninguna es exactamente vigorizante, menos un sábado antes del mediodía.
Cerca de tres horas después, la alarma me despierta y me quedo veinte minutos mas en cama hasta que la segunda suena. Mi compañera gruñe adormilada y decido apagarla, dudando si realmente necesito el dinero esta semana o puedo seguir sobreviviendo a base de arroz y los pastelitos que trae Flora. Pero me niego a seguir comiendo mas dulce de lo que aguanto, así que me doy un baño rápido y le tiro un almohadón a Taianna para despertarla.
—¡Bruta! —me chilla molesta, sentándose en la cama con la cabeza echa un nido. Hago una sonrisa de costado, divertida por la imagen que me regala—¿Es que convivir con Flora te ha pegado su sutil manera de ser?
—Ya son cerca de las once, hay que ir al mercado —le explico sin mas, ignorando su sarcasmo. Taianna batalla para salir de la cama y es en mi tercer intento de asesinarla con las almohadas en que se levanta para darse una ducha rápida.
Espero hasta que me canso, le grito que la espero abajo y voy directo hacia el jardín para regarlo. Me sorprendo al ver un chico de ojos rasgados y cabello oscuro haciendo mi tarea, muy centrado y silbando una melodía que no conozco. Se voltea hacia a mi al sentir mi mirada sobre él, sonriendo con simpatía. Por un momento me quedo sin aire al ver lo guapo que es.
"¿Guapo? Guapo no. Guapísimo. Listo para combatir la guerra entre sabanas y almohadas, con fajas y latigazos" casi puedo escuchar a la pervertida de Petra en mi cabeza. Ya quiero ver como reaccionara cuando le vea.
—Hola, ¿eres una de las residentes?—su voz gruesa me eriza la piel.
—Si—murmuro con desconfianza, despertándome de la ensoñación de su belleza. ¿Qué hace aquí y por qué esta regando mi jardín?
—Soy Elio, el nieto de Cara —estira su mano libre para estrecharla conmigo.
—Reaven —me presento sin mas, asintiendo, mas no le doy la mano.
Elio la retira para rascarse detrás de la cabeza, un poco avergonzado. Lo siento, pero no me gusta que extraños me toquen.
Para rescatar el momento incómodo, Taianna sale justo con una caja entre manos de las artesanías que venderemos hoy. Se para en seco al observarlo y la sonrisa del chico desaparece suavemente. Se libran en una batalla de miradas que solo logra hacerme sentir más incomoda, así que camino sin mas rumbo a la plaza para la feria, dejándola atrás.
Después de unos minutos, Taianna grita mi nombre y detengo para esperarla.
—¿Por qué te fuiste, desconsiderada? Ayúdame a llevar esto que, aunque no lo creas, estas baratijas pesan.
—Te vi entretenida, no quise molestarte—tomo la caja entre mis manos y caminamos a la par.
—Es ese, el chico del que te hable.
Le miro sin expresión alguna, intentando recordar de que habla. La veo poner los ojos en blanco y echarme una mirada incrédula.
—Pero si te conté la semana pasada.
—Memoria de pato —me excuso nuevamente.
—Bien, Dory. Es ese con el que me encontré en pelotas. El nieto de Cara.
—Ah.
—No es necesario que lo pidas tantas veces, yo te cuento —suelta con sarcasmo que me hace sonreír de costado.
Hablamos sobre Elio un poco y como le molesta que este tenga el descaro de no acordarse de ella cuando era un pesado que la seguía a todas partes, rebato en favor del extraño que quizás es de mi familia de peces que apenas puede recordar lo que hizo en la mañana. La castaña aun así no se ve muy feliz por ello, pero una vez que llegamos a la feria su humor cambia.
El día esta demasiado caluroso y lo que vamos ganando lo gastamos en bebidas o por helados de agua. El puesto de helado frente al nuestro se esta haciendo el dinerillo del mes con nosotras, sin embargo ninguna tolera demasiado estar aquí afuera, incluso si la copa de un árbol nos hace reparo de los rayos del sol. Mi celular suena y le echo un vistazo después de que el cliente se marche tras su compra. Aprovecho para revisar el mensaje de Petra y su amenaza de terminar nuestra amistad si no le hago el favorcito. Resoplo sonoramente antes de apagar el celular y guardarlo en mi bolsillo. Tai se estira sobre la mesa, mirándome con curiosidad.
—¿Tu papá?
—Peor, mi mejor amiga.
Hace una sonrisa comprensiva.
—Ya conoces a la mía—dice haciendo referencia a Flora—Háblame de la tuya.
Me siento un poco reacia al querer abrirme un poco mas. Pero es Taianna, y lo cierto es que Flora y ella son lo mas cercano que tengo a una amistad, ademas de Petra. Hace años que no hago amigos, mas preocupada en drogarme que en conocer realmente con quienes me relacionaba en aquel tiempo.
—Quiere que sea su modelo de una colección especial que secara dentro de dos semanas, y lo cierto es que no estoy demasiado cómoda con esa idea...
—No lo hagas entonces —se encoge de hombros, como si fuese lo mas fácil del mundo.
—Si, pero con Petra nunca hay un "no" de por medio. Es tan cabezona, así como Flora.
—No me creo que exista alguien mas cabezona que esa loca y Cara.
—Créeme, podrían competir y estarse allí una eternidad hasta que alguna de las dos desista, cosa imposible.
Dudo un momento si proseguir a contarle sobre mis dudas ante su propuesta. Zenda dijo que lo hiciera, que lo viera como una aventura, pero que a fin de cuentas haga lo que crea correcto para mi. Me quedo callada unos segundos antes de continuar.
—No sé si aceptar el trabajo... no por presión—aclaro antes de que ella hable—Sino porque la paga es buena. En verdad, podría pagar este mes del alquiler gracias a ello y hasta la siguiente renta...
—Bueno—Tai se cruza de brazos y se hace hacia atrás, apoyando la espalda contra el respaldo de la silla—Si lo ves por ese lado, puede que incluso sea conveniente hacerlo. Pero si no te hace sentir incomoda...
—Nunca fui modelo, así que tampoco sé mucho como es la producción y eso. Solo me pone un poco nerviosa saber que tendré pancartas gigantes con mi cara en su tienda y que la gente lo verá.
—Pues debe ser un poco incomodo, aunque creo también que te verías muy bien—me guiña un ojo en busca de darme ánimos.
—No me creo estar a la altura de una modelo. No estoy acorde a los estereotipos ni por asomo.
Taianna me hace una mirada de arriba a abajo y levanta las cejas.
—Claro, estas fuera de cualquier cannon de belleza.—dice con evidente sarcasmo.
Pongo los ojos en blanco y sigo negando con la cabeza.
—No soy linda y soy una flacucha sin gracia.
—Estas delirando, cállate—aletea una mano en el aire, como si buscara tirar todas mis inseguridades abajo—Eres guapa, y esta una buena oportunidad para obtener dinero. Solo tienes que dejar que te fotografíen y ya. Si quieres cuando lleguemos a casa investigamos que poses debes hacer. Hasta creo que tengo guardada mi cámara en algún lugar.
Me remuevo en mi lugar un poco insegura.
—¿No será una molestia?
—Nah, será divertido. Estarás conmigo y me ayudaras también a distraer mi cabeza un poco.
Le miro sin entenderla al principio, no es hasta que recuerdo lo mal que se encontró estos días después de que la despidieran de la galería. Miro a mi costado la bebida que tengo aun cerrada y se la tiendo. Tai la toma de inmediato, un poco confundida.
—Ya veremos que se nos ocurre. Para ambas.
Compartimos una sonrisa sincera entre las dos después de echarnos ánimos mutuamente. Nuestro humor cambia y ya mas vigorizadas, empezamos a llamar a los posibles clientes con sonrisas un poco forzadas y el tono de voz mas amigable del que solemos usar. Incluso nos aguantamos el calor para negar darle mas dinero al heladero que nos mira desde su puesto con arrogancia, como si supiera que en algún momento volveremos a caer en sus encantos. Y pues, tiene razón.
Cerca del cierre, comemos nuestro último helado, descansando antes de que llegue la hora antes de guardar todo. Somos demasiado vagas para hacerlo de inmediato, incluso si quedan cinco minutos. Nos tomamos nuestro tiempo mientras hablamos del dorama de Lee Jong Suk y porque es todo lo que esta bien en un hombre.
Estoy terminando mi helado cuando diviso su figura a lo lejos acercándose con pasos acelerados. Se me cae el ultimo pedazo al suelo y siento todo mi cuerpo tensado, pensando en como escapar. Si me echo a correr es seguro que me alcance, Beltrán tiene piernas largas y Taianna va a echarme la bronca porque me escape sin ayudarle a llevar la caja.
—¿Qué te pasa?—inquiere mi compañera con helado en la boca.
—Beltrán.
—¿Todavía no le respondes los mensajes? —pregunta despreocupada, no es hasta que voltea a mirar en la misma dirección que tengo mis ojos puestos—Mierda. Hazte la muerta.
Le fulmino con la mirada a la vez que se encoje de hombros. Sin poder contestarle, ya tengo al chico delante de mi con una expresión seria en el rostro, el ceño fruncido y los labios apretados entre si, como si se estuviese reteniendo para no gritarme.
—Hola —digo sin mas, sintiéndome una cínica por saludarlo así después de que pase una semana rechazando sus llamadas tras la breve crisis en que no quise saber de él ni del mundo. Por otra parte, el sentimiento comienza a brotar y me doy cuenta que lo he extrañado un montones, aun si esta furioso conmigo.
—¿Cómo estás?
Me descoloca un poco su pregunta. Su expresión dura no se ha desvanecido.
—Bien, bien —asiento un poco incomoda y miro de reojo a Taianna. Abre la bolsa de patatas fritas y se las echa a comer como si estuviese viendo una maldita película.
—Entonces, ¿por qué estas evitándome?
Si antes me sentía incomoda, ahora es peor. Respiro profundamente por la nariz antes de incorporarme.
—¿Podemos hablar después? Tengo que ayudar a mi amiga a llevar esto a la residencia.—observo a la castaña, quien se tarda en reaccionar, mas metida en el chisme que en darme una mano. Le doy un codazo y solo entonces asiente exageradamente.
—Si, es verdad. Soy Taianna, por cierto.
—Es un placer, señorita. Beltrán Mustang —responde con un asentimiento con la cabeza, aligerando mas el tono en su dirección. Vuelve a mi—Puedo llevarlas si la mercancía es un problema.
—No—meneo con la cabeza. Eso sería mucho mas incomodo.
Beltrán suspira con impaciencia y de inmediato saca su billetera. Tai y yo compartimos una mirada antes de que él deje sobre la mesa los billetes.
—Quiero todo.
—¿Todo? —inquiere Taianna mas o igual incrédula que yo.
—Beltrán—frunzo el ceño en su dirección, estoy empezando a molestarme.
Esta vez me mira sin esa severidad y enojo para darle paso al ruego en sus ojos. Me da un golpe de culpabilidad por haber actuado tan inmadura y egoísta en estos días. De seguro le he dejado confundido porque pasamos a hablar todos los días y vernos unos pocos minutos en la noche para después ignorar sus llamadas y visitas.
—Reev, por favor.
Dudo un momento hasta que sus ojos terminan por hacerme ceder. Volteo hacia Taianna para asentir en su dirección, aunque no se ve del todo segura. De todas formas, ella respeta mi decisión, tomando el dinero para dejarlo dentro del bolso.
—Te dejo la caja para que puedas llevarte las cosas sin problemas—le dice a Beltrán con una postura neutra.
—Muchas gracias.
—Si, de nada —hace una mueca que no logro descifrar—Pasare por una heladería. Te espero en casa. Adiós, Beltrán.
—Ha sido un placer, Taianna.
Espero unos segundos hasta que confirmo que Tai esta lo suficientemente lejos. Comienzo a guardar las cosas dentro de la caja y pronto Beltrán me ayuda en un silencio tan incomodo que no quiero que se rompa porque temo mas sus palabras que su mutismo. Sin embargo, la discusión llegara pronto y solo espero que la bomba explote dentro de su auto. No le dejo ayudarme a llevar la caja, pero termina por arrebatármela sin mas y caminando en dirección a al carro. Como siempre, Beltrán hace lo que quiere.
Deja la caja en el asiento trasero y cierra la puerta, dirigiéndome una mirada penetrante antes de abrir la puerta del copiloto. Le agradezco en susurro, pese a que no responde. Se sube por su lado y enciende el motor, manejando a quien sabe donde porque tampoco me atrevo a preguntarle. Me cruzo de brazos apretando con fuerza mis costillas para controlar la ansiedad que me produce todo esto. No quería enfrentarlo así, en verdad esperaba darme un poco mas de tiempo antes de tomar mi decisión.
La semana pasada Roy me cito en la playa y me espero con un helado de limón, como siempre hacia cada vez que tenía que hablar algo importante conmigo. Nos sentamos en la orilla mientras esperaba a que terminara mi helado para finalmente dirigirse hacia a mi con un semblante serio y tranquilo. Vi en su rostro el ojo levemente morado y el labio partido, así que me imagine que se habrá liado a los golpes con Beltrán como usualmente hacían cada vez que tenían una fuerte discusión. Y por muy usual que fuese, verle así no me gusto para nada.
—Lo he pensado y creo que es mejor que te mantengas alejada de él—dijo seriamente sin una pizca de alegría que generalmente porta. Roy mantiene esta postura formal y rígida cada vez que hace un veredicto.—En verdad, creo que ambos deberíamos alejarnos.
Me tumbo el corazón al escucharlo, tan doloroso y angustioso que quise llorar. Siempre termino por arruinar todo, incluyendo la amistad de ellos. Por mucho que se esforzaran en sostenerla, mientras yo existiera en el medio seria imposible.
—Hemos decidido terminar este proyecto, nos llevara cerca de seis meses. Después, tu y yo nos mudaremos a Hamilton donde esta nuestra familia. He decidido aceptar una oferta de trabajo allá.
Esta vez si me permití llorar, no sé si molesta por su decisión sobre mi, sobre su amistad con Beltrán o porque tendríamos que ir a Hamilton con la ironía de que ni mi madre ni mis hermanas querían verme. Al final, su decisión de mudarse y dejarme atrás terminaría por ser una perdida de tiempo.
—No puedes hacerme esto —replique con las lagrimas surcando una tras otra. Se me cerro el pecho y la garganta. Negué muchas veces con la cabeza, pero Roy se mantuvo firme sin cambiar su expresión—No tienes que hacerte esto, Roy. Aquí esta Petra y van a casarse pronto. Además, ellas no me quieren cerca. ¿Has olvidado lo que dijo Ruth? Dijo que no quería volverse a involucrar con nada que tuviera conmigo, que me soltaba la mano y que estaba sola. ¿Realmente me harás volver con ellas?
Sentía el corazón latir demasiado rápido y la respiración cada vez mas entrecortada. Iba a tener un maldito ataque en ese momento, no fue hasta que meneo la cabeza y aclaro:
—No volverás con mamá. Te vendrás conmigo, viviremos juntos. Petra tiene un socio que pude ocuparse de Galena, le ayudaré a abrir otro negocio en Hamilton, y si es necesario retrasaremos el casamiento. Ella comprenderá. Lo que mas me importa eres tu, Reev.
Sabía que Petra estaría de acuerdo, aun si yo le rogase que se pusiera en contra. Intente buscar otra razón para quedarme aquí en Galena, otra razón para ver a Beltrán.
—Pero Ruth...
—Mamá puede irse a la mierda si así lo quiere—interrumpió Roy con la mandíbula apretada.—No me interesa relacionarme con ella si no desea verte. En mi casa pisara quien tu y yo queramos.
Me eche a llorar con las manos sobre la cara, demasiado inestable para poder seguir sosteniendo lo poco de fuerza que me queda. Roy es un hombre amigable, generoso y muy comprensivo, pero cuando toma una decisión es tremendamente terco y necio. No da pasos atrás una vez que algo se le mete a la cabeza, por lo que sabía que era definitivamente que en seis meses nos marcharíamos de Galena.
Intento abrazarme, pero estaba tan enojada que termine por empujarlo lejos de mi.
—Lo hago por tu bien.
—¡¿Qué sabes tu de mi bien?!—le chille con la garganta ahogada en llanto.
—Mucho mas de lo que tu podrías saber.
No quise escucharle mas y le exigí a gritos que me llevara a la residencia de vuelta. Llore toda la tarde y parte de la noche, tanto que al día siguiente tenia los ojos hinchados. Solo salí de las sabanas cuando aproveche el momento en que estuve sola para darme una larga ducha y llorar un poco mas. Me mantuve triste y ajena al mundo, esperando a que todo fuera una pesadilla.
Ahora aquí, estacionados en el puerto, nos mantenemos callados dejando que el silencio tenso siga persistiendo. No sé como decirle el plan de Roy, seguramente él ya lo sabe y quiere saber lo que yo pienso. ¿Y que debería decirle? No puedo decidir. No entre Roy y Beltrán, no ahora que mi cabeza es un lío.
—Me niego a que nos separemos de nuevo —dice de pronto, rompiendo el silencio. Rehuyo de su mirada, incapaz de sostenérsela—Roy me lo ha dicho todo, pero me vale mierda lo que él crea. Quiero escuchar lo que tu deseas.
Me quedo tensa, apretando mas mis costillas. ¿Que deseo yo? Principalmente, no estar aquí ahora mismo.
—¿Quieres separarte de mi, después de todo? —pregunta entre molesto y herido. Sigo sin verle—¿Acaso ya no me quieres? ¿Han cambiado tus sentimientos por mi?
—No—digo rotundamente porque es la verdad. Todavía le amo.
—¿Entonces? Reaven, mírame. Necesito que me mires y me digas que aun me amas.
No lo hago, demasiado enfuscada en mantenerme a flote sin querer partir a llorar. Escucho como desabrocha su cinturón y veo de reojo que mueve su cuerpo en mi dirección. Aprieto mis manos contra mis costillas, diciéndome a mi misma que debo ser fuerte contra su encanto.
—Reaven, te amo. Te amo tanto que no puedo siquiera disimularlo —susurra con suavidad. Estira una mano para tomar la mía, dándole pequeñas caricias con el pulgar. Me llena el corazón sentir su calidez, y pareciera que es suficiente para empezar a derribar de a poco las barreras—Quiero un futuro contigo, siempre lo quise y eso nunca cambio. Pero nada sirve si yo lo quiero y tu no.
Lleva mi mano hasta sus labios y retengo un suspiro de dolor. Solo hace que las cosas sean mas difíciles para mi el sentirlo así.
—¿Te acuerdas nuestra promesa? El sernos sinceros, el de hablar con nuestro corazón por mas resentido que este. Y con el corazón en mano te digo que estaré contigo en las buenas y en las malas como siempre hemos estado juntos.
Cierro los ojos mientras siento las primeras lagrimas aparecer. Me tiemblan los labios a la vez que me ahogo por completo, que no resisto y un sollozo se escapa en un gimoteo triste. Esto es suficiente para ponerlo en alerta, abriendo en grande sus ojos y fruncir las cejas con una expresión triste. No puedo soportarlo mas, es demasiado para mi y con todo lo que traigo arrastrando kilómetros y kilómetros de sentimientos que varían uno en otro, pero todos son tristes o cargados de pena. Escucharle hace que me sienta el doble de culpable porque tendría que haberse enamorado de otra chica en vez del desastre que soy. Porque le he hecho ilusiones aun sabiendo que no podría durar para siempre. Que he arruinado otra vez su amistad con Roy sabiendo lo importante que es para él. Ni siquiera puedo mantenerme establemente emocional como para dar lucha a la decisión de mi hermano ni me atrevo a cuestionarla porque sé que todo lo que dice es verdad. ¿Cómo podría amarlo si al final siempre termino por lastimarle?
Beltrán me alza con tanta facilidad entre sus brazos, desabrochando mi cinturón y dejándome sentada sobre sus piernas, acurrucada en su pecho mientras sus brazos me encierran contra él. Me duele aun mas sentir su calidez, pensando en que si otra fuera mi situación, si yo estuviese realmente bien, entonces esto no estaría pasando. Roy no se vería obligado a romper su amistad con Beltrán y tampoco estar cargando conmigo. Beltrán no tendría que separarse de su mejor amigo ni tampoco estar sufriendo por mi. ¿Por qué siempre lastimo a quienes amo, si se supone que debemos hacerlos felices y acompañar a nuestros seres queridos?
—Shh, shh. No llores, mi amor—me arrulla con cariño, acariciando mi cabello con suavidad. Sus manos grandes y afectuosas entrelazan sus dedos entre mi cabello ondulado, desenredandolos delicadamente en su paso. —Sé que es difícil para ti. No quiero presionarte ni hacerte sentir mal. Es solo que tengo miedo, tengo mucho miedo de despertar y no estés otra vez. Que no sepa donde estás y nadie pueda darme una respuesta clara. Creo que voy a volverme loco si eso vuelve a ocurrir.
Me aferro a él colocando mis brazos sobre su cuello, atrayendolo mas hacia a mi con la esperanza de que nos congelemos en esta posición y no exista posibilidad de separarnos uno del otro. Dejo que me consuele con palabras dulces y mimos que van de besos inocentes en mi cabeza y mas caricias que repelan la culpa y el llanto. No deseo dejarle, no ahora que nos hemos vuelto a encontrar y parecemos revivir de nuevo el romance que tuvimos en el pasado. Aún si termina por acabando todo otra vez, quiero darme otra oportunidad con él. Saber que lo intentamos hasta el final y que persista esa ilusión de que todo saldrá bien esta vez.
Pero no puedo seguir mintiéndome. No cuando yo no mejoro, no cuando sigo aferrada al pasado y atascada en una situación de la cual tampoco puedo salir por mi cuenta sin estar arrastrando a otros conmigo.
—Lo siento—termino por decir entre balbuceos con el tórax contraído, apenas siendo audible—Siento ser así, te mereces alguien mejor, Muss. Soy horrible.
—Ey, no digas eso —me toma de los brazos para separarme un poco de él.—Mírame, Reev. Mírame.
No tengo la fuerza necesaria para hacerlo, por lo que Beltrán cuidadosamente levanta mi mentón en alto, conectando otra vez sus ojos con los míos olvidándome entre sus fanales iluminados de amor y tristeza. Con sus pulgares en mis mejilla, limpia las lagrimas que declinan sobre esta. Un besito dulce en mi nariz es un gesto insignificante para otros, pero para mi este esta cargado de significados que acaban reconfortándome.
—Tu eres lo mejor. Soy yo quien no te merece.—meneo la cabeza en desacuerdo con él. Aprieta los labios, corriendo mechones que caen sobre mi frente hasta dejarlos reposar detrás de mis orejas. Se muestra paciente y atento, variando sus ojos a otros puntos de mi rostro. —Me gusta tu carácter, creo que es lo que mas adoro de ti. Todavía recuerdo cuando te conocí y le dijiste a mi padre con esa cara de ángel que no rompe un plato que podía comerse tu polla.
Arrugo la nariz haciendo una pequeña sonrisa, muy apenada por haber sido una malcriada en ese tiempo.
—No lo dices enserio.
—¡Claro que si! Me encanta cuando eres brusca y áspera, pero en mis brazos eres tan dulce y tierna.—besa despacio mi mejilla. Inspiro profundamente al sentir su tacto, respirando su fragancia natural. Mi mente comienza a nublarse por mi corazón latiendo, su calidez y por su olor—También me gusta cuando te pierdes mirando el amanecer o la playa. Cuando te la pasas tirando la comida en la cara, jamás creí que un pedazo de pizza pudiese doler tanto.
Me saca una risita la recordar la pelea en el restaurante en una de nuestras citas. Siempre peleábamos por tonterías, pero pronto Beltrán aprendió que discutir con comida enfrente no era buena idea. Terminaron por echarnos del restaurante, y aunque al principio entramos molestos uno con el otro, salimos partidos de risa por nuestra guerra personal de comida.
—Adoro cuando sonríes en grande, cuando frunces el ceño al molestarte y cuando eres demasiado despistada al punto de estar por perder tu propia cabeza—murmura con diversión, besando mi otra mejilla con un poco mas de presión.
Se me corta la respiración al sentir sus labios en mi cuello, subiendo mis manos esta vez hacia su cabello para estrujarlo entre mis dedos. Intento serenarme y no dejarme llevar por el calor que comienza a surgir entre nosotros. Pero es casi inevitable al sentirlo mucho mas profundo, mas pasional. Sus dientes muerden suavemente, arrastrando los sobre mi piel. El ambiente se transforma un segundo a otro, volviéndose mucho mas tenso que al comienzo, pero con otro tipo de tensión, mucho mas fuerte, de esos que se calan desde los huesos hasta el alma y te hace perder la cordura. Me acomoda de nuevo en sus piernas, esta vez dejándome a horcajadas sobre él. Tira de mis caderas para cortar aun mas la poca distancia que queda, chocando nuestras intimidades. Me saca un pequeño gemido al sentirlo refregarse contra mi, nublando mi juicio cada vez mas.
—Me encanta el sabor que tiene tu piel. Me encanta tu sabor. Amo sentirte de todas las formas posibles. Me vuelve loco—ataca a mis labios sin previo aviso, arrebatándome el aire de golpe.
Le sigo el beso, necesitándolo tanto como él, librándonos en una batalla pasional donde buscamos sentirnos satisfechos, pero no es suficiente. Nunca es suficiente con Beltrán, sus besos sabor a gloria y sus manos adentrándose en mi blusa, tomándome fuerte de la cintura, sintiendo su pelvis moverse de manera tan sensual debajo de mi, solo acrecentando aun mas el fuego entre nosotros.
Me separo de golpe cuando lo siento llegar a la altura de mis pechos, retirando sus manos de mi.
—Estamos a la luz del día. Es peligroso —digo con la respiración entre cortada, mirando con paranoia a ambos costados en busca de algún fisgón.
—Que se jodan. Yo solo quiero joderte a ti—lleva su mano hasta mi nuca, empinando sus labios contra los míos, volviéndose un beso mucho mas salvaje y con mucha mas necesidad que antes.—Te extraño. Extraño tanto sentirte...
Yo también quiero decirle que le extraño. Que nadie puede hacerme sentir tanto placer ni tan amada como cuando estoy en sus brazos. Que es el único que puede volverme loca con unos pocos besos y toques. Que tiene un encanto que solo él puede tener sobre mi. Me estoy dejando vencer por la pasión, la impaciencia de tenerlo dentro de mi y gritar su nombre mientras me lleva al delicioso orgasmo.
Estoy a nada de quitarme la blusa y dejar que haga lo que quiera conmigo cuando unos golpes bruscos en el vidrio me asustan, saltando de sus piernas al asiento trasero.
—¡Oigan, no pueden hacer esto aquí! ¡Estamos en un espacio publico! ¡¿Que no les da vergüenza?!—escucho a una señora gritar parándose delante del auto.
Me hago una pelota y me escondo detrás del asiento de Beltrán, escuchando como él baja el vidrio y le pide disculpas. La señora se marcha aun maldiciéndonos, diciendo que llamara a la policía si no nos vamos ahora mismo.
Beltrán arranca segundos después, una vez que nos vamos saliendo del puerto se ríe abiertamente al ser descubiertos. Me deshago de mi postura y le aviento un golpe en la cabeza, lo que logra que solo carcajee aun peor.
—¡Cállate! ¡Te dije que era peligroso y, como siempre, haces lo que quieres!—le doy otro zape en la cabeza.
—Es tu culpa, hazte responsable por seducirme—para en un semáforo y se voltea para mirarme. Su sonrisa se ensancha al verme con el cabello alborotado y las mejillas sonrojadas—Mírate, así y todo lo único que quiero es...
—¡Ya cierra el puto pico, Beltrán, y llévame a la residencia! —le chillo avergonzada y molesta con él, todavía caliente por los besos y la fregadera de nuestros cuerpos—Me vale lo que quieras, no voy a dejar que me toques aquí de nuevo.
—¿Quieres ir a un hotel, entonces? No me creo que en la residencia podamos...
Le pateo el asiento desde atrás mas roja que antes. Pero Beltrán es inmune a mis chillidos y golpes, pues lo único que hace es reírse a carcajadas, encandilándome por su sonrisa feliz y divertida, constatando a la expresión enfadada y triste con la que me busco apenas hace media hora.
Quiero seguir enojada y gritarle que es un inconsciente de mierda, sin embargo también me veo riéndome en grande por ser descubiertos y lo penoso que es esta situación. Espero hasta el siguiente semáforo antes de estirar mi cuerpo hacia delante y darle un largo beso cariñoso que opaca nuestras risitas y mantiene nuestras sonrisas intactas en nuestro rostro.
Una sonrisa en grande y una carcajada limpia, pareciera que Beltrán es el único que puede lograrlo en mi.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Mis compañeras de habitación me reciben en la terraza con muffins recién horneados y mucho café, pero me niego a comer o beber algo. Beltrán me ha llevado a una cafetería donde me estampo prácticamente un lemon pie, así que le di el gusto de verme comer y luego me trajo a la residencia. Mi corazón sigue alborotado por su causa con un sentimiento muy bonito aflorando cada vez mas, como si no terminara nunca de desarrollarse. Son efectos de estar tanto tiempo con él, aunque para mi siempre sean segundos a su lado. Nunca es demasiado con Beltrán, y casi siento la necesidad de echarme a correr para ir en su búsqueda, a ver si no lo encuentro en alguna de las calles de Galena. No sé donde vive y debería preguntarle.
—¿Qué tal tu cita?—pregunta Taianna mordiendo un muffin.
—Bien—sonrió un poco tímida, tomando asiento entre medio de ella y Flora.
No me pasa desapercibida la mirada que comparten.
—Pues se nota que si, ¿te metió mano? Porque vienes demasiado contenta —pregunta Flora. La pregunta hace que me atragante con mi propia saliva y reciba de inmediato la taza de café de Taianna.
—La vas ahogar un día de estos. ¿Estas mejor?—asiento con la cabeza rápidamente, dispuesta a dar otro trago para pasar la sensación en la garganta—Pues bien. Ahora dinos, ¿que te metió? ¿Dedo, polla o ambas?
Termino por escupir el café sobre el suelo a la vez que las dos se carcajean por mi reacción. Les suelto una mirada fulminante con las mejillas todavía sonrojadas, sin entender que manía les ha dado hoy por ponerme en vergüenza.
—No hemos hecho nada —tomo una servilleta arriba de la mesa ratona, limpiándome la cara y las manos manchadas de café—Tienen la mente podrida.
—Venias echa una tonta, pensamos que el sexo habría sido el por qué —se excusa Taianna sin nada de culpa, sirviéndose en otra taza disponible mas café del termo. Le tira dos terrones de azúcar antes de proseguir—Pero la que si necesita un buen polvazo es...
—No atentes contra tu integridad hoy, Favro.
La conversación entre las tres comienzan a fluir entre temas triviales en que me animo a participar un poco mas ahora que el buen humor se ha asentado. Nunca he tenido amigas, solo he tenido a Petra y eso fue desde los quince años en que coincidimos en el mismo lugar en una situación muy diferente a estas. Pero me agrada que en poco tiempo me sienta cómoda con ellas. Que no traten de rebuscar en mi cabeza, que no juzguen mis acciones ni recuerden mis propios errores. Supongo que todos estos años me he encontrado con personas así y las volví parte de mi vida, que al principio fui desconfiada con las dos y tarde tiempo en siquiera darle los buenos días. Quizá esto es a lo que se refería Zenda cuando me dijo que nuevas oportunidades traerían nuevas personas con diversas auras y aportes que me aportarían mucho mas de lo que creía.
Me relajo sobre mi asiento mientras escucho a Flora quejarse porque la pusieron a servir mesas de nuevo y a Taianna hablar de que mañana debe acompañar a Jasón a judo, el nuevo deporte que esta haciendo. Sin embargo, no alcanzo a sumergirme en la charla por completo, pues un mensaje de mi hermano llega a mi whatsapp con la exigencia de saber donde me encuentro porque ha llamado a la residencia y nadie me ha visto por allí. Aprieto mas de lo debido el móvil con la esperanza de opacar un poco la ansiedad que me produce ver su nombre en la pantalla, pues es como una patada que me trae de vuelta a la realidad donde soy un parásito viviendo de él, que solo quiere lo mejor para mi mientras yo me veo con su mejor amigo, ese que no quiere que ni me acerque. Y regreso al comienzo: ¿qué hago? ¿a quién elijo? ¿estoy dispuesta realmente a perder uno de los dos?
El buen humor se esfuma tan rápido como todo lo bueno que hay en mi vida. Observo fijamente el suelo traspasando el celular en mis manos, pensando en como siempre vuelvo a sentirme una victima cuando en verdad no lo soy: todo esto me lo he ganado yo misma con todas las estupideces que hice y arrepentimientos que me arrullan cada vez que me siento un poquitito bien. Me saboteo una y otra, y otra, y otra vez. No tengo remedio, y si lo tuviera, no dudaría en echarlo al escusado porque parezco estar mas contenta revolcándome en mi miseria.
Y es por lo que mas me arrepiento es de no haber terminado todo de una buena vez.
Inspiro profundo mientras me levanto del asiento, Taianna y Flora no parecen haberse dado cuenta de mi cambio de humor, o si lo hacen pues no dicen nada, cosa que agradezco en silencio. Camino un poco hacia el borde de la terraza, amasando mi pecho como si esperara a que la ansiedad baje y me permita respirar con normalidad.
Miro hacia abajo y calculo la distancia, preguntándome que tan rápido puedo llegar a morir si me tirara desde aquí. Nunca entendí porque las personas le temían a la muerte cuando no es tan malo como creen. La he sentido una vez. Fue como un sueño muy lucido. Alguien iba por detrás de mi, acompañándome; su presencia no era ninguna amenaza, mas bien era reconfortante y familiar, como si siempre hubiese estado allí. Caminaba por un espacio blanco con un aura cegadora y armoniosa, con una paz que jamás en la vida había sentido hasta ese entonces. Se divisaban breves sombras grises en los costados de lo que parecía ser un camino, todo era demasiado luminoso para que fuera demasiado oscura cualquier sombra. Parecía que camine por horas, pero no me sentí cansada en ningún momento. La compañía a mis espaldas dio un pequeño empujoncito, muy pequeño, y delante de mi apareció una puerta blanca en que se asomaba una fuerte luz blanca entre los pequeños espacios abiertos. Me llamaba infinidades de veces, con una voz tenue y dulce, mas no podía distinguir si era femenina y masculina. Solo sabía que al atravesarla todo estaría bien. Enserio, todo estaría realmente bien. No habría dolor, ni angustias, ni ansiedad y, lo mejor, es que yo dejaría de ser yo. Sería libre. Libre de todo lo que me ata aquí, aun si lo que me sujeta este impregnado de odio o amor.
Y desperté. Y al despertar, otra vez quise morir.
"¿Qué se sentirá que tu cuerpo se estalle en miles de pedazos? ¿Dolerá demasiado? ¿Moriré pronto?"
—¿Reaven?
La voz de Flora me trae de regreso a la realidad, quitándome de los pensamientos que llevan conmigo desde hace mas de una década. Pese a que no siento alegría alguna como hace un momento atrás, la sonrisa que me sale es mas autentica de las patéticas que he dado este ultimo tiempo. Supongo que mi admiración hacia la muerte sigue siendo mi fascinación y, al mismo tiempo, una de las razones por las que me encuentro de esta manera.
—Roy quiere que le envié una foto a ver si estoy aquí—comento sin mas, demasiado abrumada para querer buscar otra mentira.
Flora bufa y Taianna coloca los ojos en blanco.
—Dile que no eres una niña y que se vaya a tomar por culo.
—O dale mi numero de teléfono, que conmigo estará mas que entretenido—bromea Tai, guiñándome un ojo en el proceso.
La morena le regaña que deje de ser tan descarada mientras la castaña insiste que solo esta jugando. Me hacen sonreír, esta vez mas cierto que la sonrisa pasada. Alzo mi celular y les grabo brevemente discutiendo entre ellas sin percatarse, enviándolo de inmediato. Dejo en silencio mi celular, esperando a que mañana sea otro día y tenga mas paciencia con mi hermano. Vuelvo hacia delante, ansiando que la bella noche de Galena me lleve a otro espacio fuera de este.
Él hace lo que cree que es correcto. me digo a mi misma en busca de no culparle por algo que en verdad no tiene responsabilidad alguna. Roy siempre fue un buen hermano, incluso cuando yo no lo merecía, jamás me hizo sentir menos amada o menos valiosa. El amor tiene estas desventajas, ¿cierto? El que ames a alguien y que te amen de tal manera que te es imposible romperle el corazón apropósito. He roto muchos corazones en la vida, de quienes mas amaba como el de mis padres, mis hermanas o Beltrán, pero supongo que mi indecisión viene de raíz a que no puedo hacerle esto a Roy. No a Roy. A todo el mundo, menos a él.
"Pero, ¿estas dispuesta a romper tu propio corazón?" me pregunto, pero ya sé la respuesta: ¿debería preocuparme de romper mi corazón, si, después de todo, he sido quien mas daño me ha hecho? ¿Qué haría unos pedazos rotos mas, si aun así camino descalza sobre los vidrios y sigo abriendo viejas y nuevas heridas? ¿Vale la pena esta última oportunidad? ¿O debería simplemente soltarla y dejarme vencer? ¿La altura sera buena aventura o acaso podría morir en el lugar que absorbe mis penas?
"¿Y por qué crees que perder a Beltrán o a Roy es lo mismo que morir?"
La consciencia parece no querer darme revancha esta noche, y temo encontrar la respuesta aunque la sé de sobra: ¿quién podría amarme de esa manera mas que ellos dos, si yo ni siquiera puedo amarme así?
Busco afuera lo que no consigo dentro porque nunca me han enseñado a desarrollarlo, a formarlo. No me enseñaron a amarme a mi misma, a cuidarme, si descalificaban todo lo que hacía y la soledad fue demasiado cruda para abrazarla desde muy pequeña. Me quede sola, triste y amargada, esperando que alguien cuidase de mi como no lo hicieron mis padres, como yo nunca aprendí a hacerlo por mi cuenta. Me forme a bases de gritos, peleas y adicciones, creyendo que esa era la única manera de vivir.
Me abrazo a mi misma como si trata de consolar a la niña que fui, aquella que era demasiado timida para hablar en publico y siempre se pasaba horas en la biblioteca porque no tenía amigos, solo a los libros con palabras dificiles que intentaba leer, pero que me frustraba y lloraba en silencio porque ni siquiera el mundo literario podía atraparme.
"Debería morir y empezar de nuevo."
"Morir y empezar de nuevo."
"Morir y empezar de nuevo."
—Ya basta —digo lo suficientemente alto para que llegue a mis oídos, librándome de las dulces voces que se rondan en mi mente, quebrando aquel trance donde mi mente baja a profundidades oscuras de mi alma.
—Joder, que son solo unas fotos —escucho a Taianna ahogar un grito.
Volteo a mirarla un poco confundida, preguntándome porque tiene un pecho en la mano mientras que Flora me observa como si tuviera una cabeza de mas.
—¿Qué?
—¿Que tienes ojos en la espalda? Fuimos muy silenciosas —explica Taianna acomodándose nuevamente con el celular, levantándolo en alto—Ahora mira hacia aquí y una sonrisita, que veníamos bastante bien en tu sesión improvisada.
Levanto las cejas en alto al percatar que es lo que están haciendo. Creí que era una broma o que solo lo dijo para levantarme el animo, pero no que se tomara enserio esto de una sesión. Tenso un poco mi cuerpo y levanto mis hombros hacia arriba, como si quisiera ocultar mi cabeza entre ello. Flora suelta un silbido por debajo, formando con sus manos un cuadrado frente a su ojo.
—Tu kimono y la vista de Galena va perfecto con tu cara de muñeca porcelana —me hace gracia un poco su comentario a la vez que me sonroja un poco. No me acostumbro a los halagos.
—Si la sigues dejando roja perderemos su encanto a Blanca Nieves —regaña Taianna, aunque mas bien se ve jocosa con todo esto. —Anda, que un par mas y ya tenemos las suficientes para enviárselas a mi socia, ¡digo! a Petra.—se corrige a si misma con falso pesar.
Flora blanquea los ojos con una sonrisa de media luna, divertida por las ocurrencias de su mejor amiga.
—A ver, cambia de posición.
Mas no lo hago, estática donde estoy porque no me encuentro de ánimos para hacer nada mas. Flora por detrás hace una pose moviendo un hombro hacia enfrente y estirando el cuello levemente hacia arriba. Esta vez la sonrisa es un poco mas verdadera y la imito vagamente. No sé de qué valdrá llevarles las imágenes a Petra, de todas formas no es como si estuviese segura de aceptar el disparate.
—No tan tensa, afloja los hombros —insiste Taianna, tomándose muy enserio el papel de fotógrafa con su celular.
Intento hacer lo que dice, mas a mi cuerpo y mis ganas les cuesta procesar sus ordenes.
—¿Que es esto? ¿Una sesión de fotos?
La voz de Enolah entrando junto con Andromeda a la terraza me quita de toda concentración, colocándome mil veces mas tensa de lo que estaba antes. Esto era lo que trataba de evitar, que otros me vieran haciendo el ridículo. Tapo todo mi cuerpo con el kimono, esperando a que así me haga sentirme mas protegida. Taianna rechista por debajo y voltea hacia ellas.
—Algo así. Estamos intentando capturar la inocencia en Reaven...
—Si es que le queda—agrega Flora sin tapujo.
Le sonrió con sarcasmo, pues no tengo nada de que negarle.
—¿Y podemos participar?—pregunta Andrómeda, volteando la cara hacia Enolah, como si estuviera preguntándole si esta de acuerdo. La chica sonríe en respuesta.—Si bien no somos modelos, aportaremos con algo.
—Como con música—Enolah levanta un pequeño parlante que lleva en su mano y sube la perilla del volumen, dejando a Madonna entrometerse en la terraza.
Las miradas de mis compañeras son claras: seguimos o nos vamos, tu decides. Me siento demasiado incomoda para querer seguir con esto. Hasta hace un momento pensaba otra vez en suicidarme y ahora estoy en medio de una sesión de fotos con Like a virgen. Estoy a nada de decir que es mejor bajar, que mejor lo dejemos para otro día, esconderme y seguir sintiendo pena por mi. Sin embargo, asiento con una mueca desinteresada, ignorando el desazón en mi cabeza.
¿De qué servirá revolcarme en mi mierda, si ya he estado incluso por debajo del excremento? ¿Acaso volveré a echarme a la cama a llorar por mi miserable suerte, como toda una imbécil que se victimiza y no asume sus propios actos que le han llevado hasta aquí?
He tenido suficiente por hoy; hoy y toda una jodida vida siendo la victima.
A veces tanto dolor nos deja insensibles y los severos pensamientos se registran con naturalidad, que es tan fácil volver a la normalidad y hacer de cuenta que nunca existieron. Pero están ahí, asechándose en cualquier momento del día. Laten con precisión y sigilo, siendo maestros en embocarse a si mismos sin factores que lo desencadenen con brusquedad, carentes de gravedad. Simples cosas te hacen recordar la mierda que te traes encima.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
No tuve la suficiente valentía de enviarle las fotografías que Taianna me paso el sábado por la noche, fue hasta recién el lunes en la mañana en que Petra las recibió, respondiendo con montones de stickers sugerentes y dinámicos. Opte por ignorarla, mas la insistencia de sus mensajes concurrieron en la mañana en que trataba de terminar mi trabajo de historia del arte con Taianna, que si bien no parecía ser la mejor estudiante, al menos se defendía bastante con obras y autores. En el mensaje, Petra aseguraba una sesión de fotos para esa tarde para la colección nueva que sacaría la próxima semana, así que debía hacer todo lo mas rápido posible.
—Dile que no quieres si realmente no deseas hacerlo —me aconsejo Taianna luego de mostrarle el mensaje—No puedes hacer algo que no quieres, por mucho dinero que valga. Que, por cierto, ¿de cuanto estamos hablando?
Le dije la cifra y la opinión se le volteo por completo.
—Anda, vamos que yo te acompaño.
Y así hizo. Taianna me acompaño a la sesión de fotos, le presenté a Petra y se cayeron relativamente bien, sobre todo porque Petra tenia a Charisty con la orden exclusiva de darle a mi compañera lo que se le cantara luego de ayudarla a que viniese.
No sé si fue que la presencia de Taianna y sus poses menos disimuladas que las de Flora el sábado en la noche fue lo que me hizo entrar en una especie de trance donde la cámara y yo nos volvimos una. Deje mi mente en blanco, arrastre todo tipo de vergüenza lejos porque era lo que menos necesitaba en aquel momento y quede simplemente concentrada en seguir las ordenes del fotógrafo.
Una vez que tomamos un café y sándwiches de miga, dio tiempo suficiente para pasar las imágenes al ordenador.
—Observa lo hermosa que eres —dijo Paúl, el excéntrico fotógrafo que se juraba al verse deslumbrado por mi belleza asiática. Omití el echo de que mis raíces son asiáticas, mas yo no lo soy. Petra me dio una patada y con eso me dio a entender que nunca le dijo nada.
Le hice caso. Mire la pantalla atentamente pasar cada imagen a lo grande. No sé si fueron los efectos de las luces, los ángulos o la fortuna de que Paul era excelente en su profesión. Pero al mirar cada una de mis facciones vino una idea en mi, como una revelación importante que me había negado por mucho tiempo.
Solo cuando llegue al departamento y fui al baño luego de que Gianna lo desocupara, me observe fijamente en el espejo con el corazón latiendo un poquito, muy poquito, pero vibrante.
El cabello negro y ondulado cayendo por ambos costados. La piel blanquecina, tan blanca como la nieve y como el mármol. Dos ojos rasgados, con doble parpado y de color café. Cejas largas y gruesas, arqueadas naturalmente. Barbilla remarcada. Pómulos en alto. Labios gruesos y rojizos por naturaleza. Nariz pequeña y abotonada.
Me observe reconociéndome a mí misma.
Toque mis mejillas suavemente y pestañee rápidamente, intentando despejar las lágrimas que se asomaban con fuerza, conteniendo el sentimiento en el pecho antes de estallar.
Por la noche lo vi a Beltrán, y tras asegurarme de mentirle correctamente a Roy, me escape con él hacia la playa. Abrazada entre sus brazos sintiendo sus caricias en mi cabello y escuchándole cantar con su ronca y perfecta voz “Love of my life” de Queen. Termine perdida en su calor, en su amor y entre las olas rompiéndose en la orilla, convocando a la melodía que mas me gustaba desde que nací. Mi segunda preferida era la de Beltrán.
—¿Cómo has estado, amor de mi vida?
Hice una sonrisa de media luna, y por mas que no aparentaba demasiada felicidad, simplemente escucharle decirme así me traía la felicidad que sentí que necesitaba hace tiempo.
Pero me sentía más feliz por otro hecho. Algo que parecía más imposible que el amor de Beltrán hacia a mí.
—Hoy me he mirado al espejo y he descubierto una cosa…
—¿Qué cosa, cariño?
Me quede callada, pensando que tal vez era una gilipollez lo que iba a soltar. Beltrán sostuvo mis manos y me dio un pequeño apretón para darme ánimos. El efecto fue inmediato. No aparte mis ojos sobre el tierno manto de agua frente a mi porque pensaba que me moriría de vergüenza si correspondía a su mirada.
—Creo que soy linda, Beltrán…
No quise girarme, en verdad no quería hacerlo. Fue él quien me obligo tras besitos y cosquillas para que lo hiciera. Sostuvo mis mejillas entre mis manos y me dedico una mirada llena de amor que se mezclaban con orgullo. Todo mi pecho broto con más vigor que antes, casi extasiado. Beso dulcemente mis labios antes de sentenciar:
—Eres preciosa, Reaven. Solo que a veces eres demasiado terca para ver las cosas buenas de ti misma.
Le abrace avergonzada, escondiéndome en su cuello, mi lugar seguro en el mundo. Tuve que atribuirle la verdad. Puedes pasar tiempo desvalorándote y creyéndote la peor persona, y no importa lo mucho que otros intenten convencerte de lo contrario cuando el pensamiento se ha incrustado. Pero hay veces en que me veo en el espejo y siento que soy linda… y mucho mas que linda. Soy hermosa. Soy preciosa. Soy valiosa. Soy importante. Para mi familia, para mis amigas, para Beltrán.
Soy importante para mi.
Con pensamientos como estos, es que mis semanas buenas comienzan a surgir. Comienzan y una se siente viva de nuevo. Siente que puede exorcizar a cada demonio, que puedo derrocar cualquier trastorno, que nada puede llevarme de regreso a ese pozo de mierda.
Pero claro, esto es solo la trampa de la depresión. No todo es llanto, ni penas ni tristezas. Tiene estos momentos en que te eleva y te conviertes en invencible. Tu mente te hace creer que realmente nada es imposible, que todo con un poquito de esfuerzo ya es suficiente para conseguir lo que quieres.
¿Y sabes que sucede cuando pasan las semanas buenas?
Caes en la mierda. En la gran mierda. De esas que crees que no podrás levantarte y que necesitas más dosis de clonazepam para dormir un día entero para no terminar tomando todos los frascos de medicamentos.
Todos estos años aprendí una cosa de estos buenos momentos: a aprovecharlos, así que ahora mismo hay bastantes cosas que arreglar en mi vida. Quizá la mierda vuelva, pero ya mismo necesito ir a comerme el mundo antes que me consuma a mí misma.
Me coloco la mejor ropa de Flora y utilizo el maquillaje que Taianna tiene sobre su escritorio. Estoy repasando el labial rojo carmesí sobre mis labios en que mi compañera finalmente despierta. La observo primero luchar contra las sabanas, luego intentando identificar en que día se encuentra hasta que finalmente dirige su mirada hacía a mi. Le sonrió burlona por su expresión descolocada y me guardo su labial en el bolsillo.
—¿Reaven?
—Luego te compro otro. Este me gusta. —alcanzo mi cartera y dejo caer la correa sobre uno de mi hombro, ladeando mi cabeza hacia atrás para correr el cabello.
Sonrió aun mas divertida al ver a Taianna restregándose los ojos con sorpresa todavía. Le lanzo un beso de despedida y camino hacia la salida.
—¿Dónde vas? —inquiere todavía incrédula. Supongo que fueron demasiados meses en mi mierda para conocer estas buenas semanas en todo su esplendor.
—A trabajar. Petra me dará horas para cubrir.
—Pensé que odiabas trabajar con gente…
—Si, pero mas odio ser pobre, así que después de te veo. Chao.
Eso y que estoy ansiosa por demostrar de lo que podría ser capas si estoy bien. O mejor dicho, de lo que puedo hacer.
Jaeger.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 12.2
Jaeger • Reaven Inoue & Beltrán Mustang
- I wanna hold your hand:
Supongo que tenía demasiadas expectativas para hoy fuese un buen día. Lo habría sido si el trabajo fuese otro, no el de tratar con personas. Saque mas de cinco pares de zapatos para una chica que al final no se llevo nada, una pareja que entro buscando un vestido para el verano, y tras sacar hasta el último que estaba en la tienda, termino por comprarse el primero que se probo. Sucedieron mas pendejadas como estas en el trascurso de las cuatro horas; horas insufribles preguntando como es que Petra aguanta este fiasco.
Aguante porque no podía irme y dejarla con la tienda ella sola después de darle a Penny el día libre, pero es que tampoco recordaba cómo era trabajar aquí. Me desacostumbre del ritmo y de las sonrisas forzadas. Tuve que hacer mi mejor actuación con los clientes, respirar profundo y contar hasta diez las veces que hicieron necesario.
Petra me ayudo con algunos clientes pesados, sugiriéndole más prendas, haciendo descuentos y convenciéndolos de comprar la mejor opción para ellos. Debe ser que los años de experiencia le dieron un carisma y una actuación de primera, pues Petra no es exactamente extrovertida, pero si sabe usar la simpatía a su favor.
Cerramos al medio día para el cambio de turno, Petra hace el cierre de caja mientras yo voy a comprar el almuerzo para ambas y nos encerramos en la sala de empleados a degustar las hamburguesas. La tienda no es muy grande, pero tampoco es pequeña. Le alcanza para dividir cada sección según temporada y lo que esta en tendencias, la sección de los zapatos, carteras y hasta una modesta sala que usamos de descanso a un lado del baño. Antes no existía ni la mitad de la ropa que tiene aquí adentro, y en este último año ha vendido por montones, así que no me extraña que le ofrecieran expandirse hacia otras ciudades fuera de Galena.
“Bravía” nació hacia aproximadamente dos años, casi al mismo tiempo que Roy viniese a vivir a este pueblo. Fue una manera de poder seguir juntos sin tanta distancia de por medio afectara la relación. Pese a que sus crisis nunca llegaron a ser tan caóticas como la de Beltrán y la mía, hay veces en que veo a Petra y me pregunta como puede sobrellevar a Roy. Que es un buen hermano y un gran hombre, pero hay veces en que veo a Petra priorizar mas las necesidades de él que las suyas propias. Como esto de que nos mudaremos y retrasaran la boda. Me pregunto si lo sabe, si Roy ha hablado con ella porque ni por asomo lo ha mencionado.
Guardo silencio y le doy un mordisco a mi hamburguesa, pensando que no tengo el derecho de cuestionar nada si, al fin y al cabo, yo soy más pendeja que estos dos fusionados.
—¿Cómo va el curso avanzado?
—Bien—miento con naturalidad, pues no se me olvida que tengo tarea restante para mañana. Espero que sea un día productivo o estoy en problemas.
—Ya sabes que si necesitas ayuda me dices.
Le hago una sonrisa burlona ante tanta predisposición.
—Tu paciencia es una mierda. Sin ofender.
—Quieres ofender cuando agregas eso último—entorna los ojos, divirtiéndome aun mas—De seguro andarás pidiéndole a tus nuevas amigas que te ayuden —agrega cruzando lentamente los brazos.
Muevo las cejas hacia arriba al verle celosa, exactamente por Flora y Taianna. Arrugo la frente al igual que mi boca.
—No vas a empezar con tonterías como esas, ¿de acuerdo? —le advierto de inmediato, dándole un sorbo a mi coca— No tenemos esa relación de que nos ponemos celosas y damos la vida por la otra, o estupideces así. Si te mueres es por pendeja.
—Vete a la mierda, odiosa.
Voy por la mitad de la hamburguesa cuando decido disolver finalmente el antidepresivo en una parte de esta, intentando mezclara con el pan para difuminar el horrible sabor, mas no es demasiado de ayuda porque termina por asquearme de todas formas.
Petra se divierte ante mi miseria, a sabiendas que no importa cuanto tiempo pase, los medicamentos como estos saben horrible.
—Amada fluoxotina. La extraño —suspira con los ojos hacia arriba en un aire nostálgico y dramático.
—¿Qué? ¿Quieres una? —le tiendo el frasco hacia ella. Sacude la cabeza con seguridad—No hay pastillas para narcóticas—le recuerdo en tono de broma. Petra arruga la nariz correspondiendo el gesto.
—Ex-narcótica. Ahora futura compañera Inoue—echa su cabello hacia atrás, orgullosa de siquiera tambalear ante la sugerencia.
Los problemas de Petra con las pastillas comenzaron cuando era una niña, siendo medicada por sus padres también narcóticos y despreocupados por ella y sus otros ocho hermanos. No habla con ninguno de ellos desde que se fue de su casa y vivió en la mía, solo a Penny, su hermana menor, quien se la trajo consigo apenas cumplió la mayoría de edad y vive con ella.
No hondeamos en su pasado ni en sus experiencias. Conocemos lo suficiente de ella y fue decisión de Petra no volver a tocar ninguno de los temas relacionados. Yo se lo respeto, pues nunca faltaran mis oídos para escucharla cuando desee hablarlo algún día. O quizás nunca.
—¿Compañera?—repito con la palabra en mente.
—Antes muerta que hacerme llamar señora. Te lo juro.
—No es necesario que me lo jures. Lo sé de sobra.
La última vez que le dijeron señora se la paso yendo a todos lados con su documento en alto y exigiendo ser llamada “señorita”. Y yo la secundo, me parece una crueldad.
Acabamos el almuerzo y nos quedamos conversando un poco mas al cabo que aun queda un poco de tiempo extra. Petra comenta sobre la negociación con Morgan, los celos de Roy y sobre Penny y su nuevo novio que es un moreno de metro noventa que esta buenísimo. Yo me quejo un poco de la gente, sobre lo pesado que es Roy llamando en la noche pidiendo pruebas y del jardín que me monte en la residencia.
Hablo de cosas superficiales porque a veces no sé bien como decirle las palabras que llevo atragantadas al verla. Me gustaría decirle como me siento a veces, que siento mucho que por mi culpa tengan que retrasar la boda y que en muchas ocasiones no respondo como una amiga de verdad. Mas aunque deseo transmitirle todo ello, me retengo varias veces porque odio ser sentimental. Es tan incomodo mostrarte vulnerable con otras personas, sobre todo con quienes realmente amas. Pareciera mas fácil ser de esta manera frente a un desconocido porque no te importara lo que te diga de regreso, pero las palabras de quienes quieres se quedan contigo. Y en mi experiencia, la mayoría de las veces duelen.
Despejo las ideas tristes, recordando mi meta del día de hoy de tener un buen día, aun si fue fastidiado a medias por los gilipollas de los clientes. Un tropezón no es caída, así que prosigo a pasarla en grande. Ya habrá tiempo para sentirme miserable.
—Quizá pueda venir en los siguientes días… si es que necesitas ayuda—sugiero con casualidad, esperando a que me diga que sí. Si puedo lograr pagar el instituto por mi cuenta, mucho mejor.
—Cuando quieras horas solo dime. Penny ha estado pidiendo días libres.
Asiento llevando lo último de limonada de mi vaso hacia mis labios. Petra deja su taza sobre la mesa cuadrada de mantel canario y de su cartera saca un sobre blanco, extendiéndolo frente a mi. Puedo darme una idea de que es, mas no esperaba que fuese demasiado dinero para tener cuatro horas en el trabajo.
Le observo sin expresión, constando su sonrisa estirada hacia arriba con inocencia fingida. Canalizo mis emociones por un largo minuto en que las comisuras de sus labios comienzan a tensarse. Separo la mitad y lo dejo frente a ella, guardo lo otro en mi bolsillo.
—¿Qué haces? ¡Es todo tuyo!
—Es de la vez pasada que me prestaste dinero. —explico sin mas, esperando que sea suficiente para que no replique.
—Yo te debo mas dinero —empuja los billetes hacia a mi, tengo que retenerla con una mano sobre la suya para que pare. Aprieto los dientes ante su insistencia, recordándome que no tengo que tratarla mal solo porque quiera ayudarme—Que te lo quedes.
—Tengo lo suficiente y mas con lo que me pagaron por la sesión. Tómalo antes que le cuente a Roy que fuiste tu quien le choco el auto.—doy dos palmaditas en su mano para alejarme, chocando mi espalda contra el respaldo de la silla.
Mi cuerpo se relaja un poco al verle abrir los ojos y la boca a todo dar con aires de ofensa y dramatismo. No pierde la oportunidad para fulminarme con la mirada como la vil traidora que puedo llegar a ser. Golpe bajo y del que juramos hacer de cuentas que nunca paso, pero yo no juego limpio y esta no es la excepción, mucho menos con ella. Además, no es como si pudiera permitir seguir pisoteando mi dignidad aceptando dinero por lastima. Para eso ya lo tengo a Roy y me es suficiente tormento el reproche conmigo misma.
—¡Fuiste tu quien me dio esa pastilla y el alcohol!
—Si, pero fuiste tu quien prosiguió a drogarse conmigo, estúpida.
Basto un poco de batalla para que finalmente cediera, pues Roy todavía busca al culpable que estropeo su hermoso auto que tanto trabajo le costó comprarse. No debería darme gracia después de verle paranoico y furioso que se encontraba, yendo de casa en casa preguntando si vieron al imbécil que se clavo su propia tumba. Si tan solo supiera que es su preciada novia... boda seguro que no habrá.
—Y así te haces llamar mi mejor amiga…
—Si, si. —le sacudo la mano sin darle mucha importancia. Petra vuelve a ofenderse y da un pison al suelo —Ahora cállate y explícame porque me pagaron tanto dinero en la sesión. Se supone que solo sería para tu tienda.
Prosigue a contar los billetes uno por uno, acomodándolos de abajo al revés los que no están en simetría. Golpeteo la madera con los dedos en un aire impaciente, esperando a que suelte la lengua antes que le obligue yo a hacerlo. Pero Petra es tan buena haciéndose la pendeja que mi paciencia llega hasta un punto, por lo que le doy un empujoncito pateando su silla. La chica se sobresalta y se encoge en sus hombros, como si quisiera huir. Le levanto una ceja en señal de advertencia. Que hable ahora o calle para siempre, pero cuando calle es que le aventé la madre.
—Es que, humm… verás...—juguetea con los billetes, contándolos de a pares. Me observa rápidamente antes de bajar la mirada— Quizás, solo quizás, no era para mi tienda solamente...
—Explícate—exijo sin entenderle del todo, pero haciéndome una idea de que es a lo que se refiere.
—¿Te he dicho que Morgan es mi socio?
—Aja.
—¿Y también que tiene algunos otros socios y que generalmente utilizan la misma marca y a veces los mismos modelos?
Me contengo a reaccionar porque de lo contrario me quedaría sin mi tarada preferida y Roy se me lanzaría encima porque mate a su prometida. Respiro profundo por la nariz y dejo mis dedos apretar sobre el tabique para coger paciencia.
Que Dios la perdoné por ser tan tarada. Yo ya le perdoné lo suficiente.
—¿Me estas diciendo que mi imagen estará en otras tiendas? —asiente cuidadosamente, mirando el vaso de limonada que tengo frente a mi y una caja de pañuelos descartables.—¿En cuales?
—No en muchas, quizás en dieciséis sucursales... en cuatro ciudades. ¡No puedes echarte atrás, ya firmaste el contrato!
No me aguanto y le aviento la caja. Si yo me castigo por ser una estúpida, entonces nada me detiene para castigar a los demás cuando lo son. Petra suelta un aullido porque ha rebotado contra su cabeza para caer estruendosamente sobre el suelo. Yo me cruzo de brazos levantando las piernas también cruzadas sobre la mesa, esperando una explicación razonable por su osadía. ¿Qué le cuesta preguntar? ¿La mataría? ¿Y cómo espera que reaccione si mi imagen esta en dieciséis tiendas en cuatro ciudades y recién me entero?
Al recuperarse del golpe, sus afilados ojos me fulminan y lleva su mano con rapidez hacia su taza vacía.
—Atreve, anda—le reto con petulancia.
Lo duda por un momento antes de suspirar pesadamente, dejando en un golpe sonoro en la mesa y empujando con una mano mis piernas sobre su mesa hasta caer al suelo.
—¡Eres una bruta de mierda!—exclama sobándose la zona adolorida. Yo sonrió con sorna, esperando a que ese golpe le quite lo tarada.
—Jódete. ¿Quién te manda a ocultarme información?
—¡No habrías aceptado!
—Y tu que sabes si ni siquiera me preguntaste.
—Porque te conozco, Reaven Inoue.
Entorno los ojos porque me harta la misma explicación que me da todo el mundo. Tu eres así. Tu haces estas cosas. Yo sé mejor que tu lo que es bueno para ti. ¿Cómo es que siempre terminan darme por hecho solo porque soy yo?
Parte mía no les culpa por anticiparse, en el pasado fui más complicada de lo que soy ahora mismo y muchas veces le han atinado a mis reacciones o respuestas. Sin embargo, una cosa es que lo crean y otra cosa es que lo asuman con el derecho de decidir sobre lo que yo quiero o no hacer.
—Y por eso te lo mereces aun mas—respondo con mas molestia que antes. Ahora estoy mas enojada porque Petra termina por ser una más de esta gente.
—¡No hay necesidad de ser tan violenta, joder! Te lo oculte por buenas razones, ¿sabes?
—Si, tal cual me ocultaste sobre Beltrán en Galena…
—Eso ya esta perdonado, no revuelvas la mierda y déjala ir —me recuerda con el índice apuntándome.—Venga, no te enojes. Quería decírtelo cuando estuvieses de buen humor, pero lo haces difícil, amiga.
Aprieto mi tabique nuevamente y restriego mis ojos con la mano, diciéndome a mi misma que estaría dándole la razón si salto encima de ella y nos libramos de nuestras muchas tiradas de cabello. Pero es inevitable sentirme un poco lastimada y traicionada por Petra. No sé si es porque ella avanzo y yo me quede estancada, si es porque vemos la vida de diferente manera o como sobrellevamos nuestras adicciones. A veces me gustaría que estuviésemos en la misma pagina, aun si eso significara que estaría hundida en la mierda conmigo, así tal vez no me sentiría sola.
Pensar así trae al presente el pensamiento de que tan egoísta puedo ser, que prefiero que mi mejor amiga este al borde de la muerte otra vez solo para sentirme acompañada. Esto hace que baje los niveles de furia que llevo cargando, lo suficiente para aplicar lo de la comunicación asertiva de la que Zenda habla tanto. Cojo aire hasta llenar mis pulmones y cuento hasta diez, observando sus ojos de cachorro tristes como si estuviese esperando el regaño.
—Petra, entiendo cuales fueron tus intenciones, y la verdad es que no me jode tanto...
—¿Enserio?
—Aja.
—Entonces, ¿por que putas me tiras la jodida caja?—frunce el ceño esta vez mostrando su enojo.
Le entrecierro la mirada, observando como se aprovecha para colocarse de victima.
—Por mentirosa y traidora.
Ahoga un grito toda ofendida, dando un manotazo en la mesa.
—¡Repitelo y te quedas calva, hija de puta!—chilla dramáticamente. Se hace el cabello hacia atrás en mi falta de respuesta para retomar la postura—Si quieres le saco mas dinero a Morgan. Después de todo, Paul quedo encantado contigo y hasta sugirió que...
—Petra—le interrumpo antes de verle irse por las ramas como suele hacer para despejar la tensión. Se queda callada, mirándome atentamente mientras siento las facciones de mi cara ablandarse. Me relajo al tomar un poco mas de aire y comenzar:—Lo que me molesta es que asumas que te diré que no sin siquiera consultarme.
—Reaven, te conozco. Tu odias que...
—Si, Petra. Odio interactuar con extraños. Me pone incomoda, pero lo que mas me incomoda es tener enfrente a mi mejor amiga ocultándome cosas. Como lo de Beltrán, por ejemplo—intenta hablar y le detengo nuevamente con una mano en alto. Petra retrocede, mas se notan las ganas de replicar—Calla y escucha. Sea cual sea tu razón o la de Roy, son mis decisiones y no te mataría a ti ni a nadie preguntar qué es lo que quiero. ¿O acaso yo nunca tuve en cuenta tu opinión?
No quiero ser específica porque sería un golpe bajo, pero, como dije antes, yo nunca juego limpio.
—Después de que saliste de rehabilitación por segunda vez, tu tía quería que te mudases con ella, ¿te acuerdas? —la expresión de Petra cambia de inmediato, perdiendo toda chispa que le caracteriza. Me observa con unos fulminantes ojos, esta vez escuchando con más atención, pero con un deje de advertencia en estos. —Hasta Roy asumió que estarías mejor allí, pero tú la odiabas y, cómo no, si era una hija de puta. Yo fui la única que te pregunto qué mierda querías hacer y te ayude, incluso convencí a mi madre que dejara que te quedaras con nosotros. ¿Qué hubiese sido de ti sin mi?
Tardo un momento en darme cuenta las palabras que utilice y me arrepiento al instante, mas no lo demuestro. Me quedo con un sabor amargo recordando su voz en mi cabeza, acrecentando la bronca conmigo misma por repetir la ultima frase. Doy golpes bajos, pero no hay necesidad de ser miserable.
—Lo siento—digo al instante, reconociendo mi error con cierta vergüenza.
Nos quedamos en un tenso silencio entre las dos sin despegar la mirada de la otra. Los ojos de Petra estan helados al igual que sus facciones. Le ha molestado, la he herido. A veces puedo ser una gilipollas enserio.
Tras lo que parece ser interminable, Petra habla:
—Vaya, parece que has vuelto a ser una bitch —escupe con la voz contenida de la rabia—Pero por mucho que me joda tener que darle la razón a una imbécil como tu, la tienes. Mis sinceras disculpas también.
Su cuerpo se relaja y hace una sonrisa a medias. Yo me remuevo en mi asiento de la incomodidad, aun sin poder dejar ir mis propias palabras. Una vez mas, Petra demuestra que esta un paso delante de mi.
Estira una mano hacia la mía, tomándola con cariño. La acción me parece incomoda, mas no me atrevo a rechazar su gesto.
—Prometo no asumir nada y preguntarte, ¿si? No quiero que estemos peleadas.
Su sinceridad me hace sonreír un poco, así que aprieto nuestro agarre. Persiste la amargura y la angustia me invade por un momento en que tengo que respirar profundo para intentar soltarla.
—A menos que la campaña sea realmente buena y me vengas con estupideces de que no quieres. Ahora eres mi esclava.
Borro mi sonrisa y quito mi mano de la suya bruscamente, enviándole una mirada fulminante.
—Si serás tarada. No volveré a firmar que venga de ti.
—Habrías leído primero, pendeja.
—Vete a la mierda.
Sale una risa de sus labios, realmente divertida por mi reacción. Acabo de mejor humor que hace minutos atrás, alegrándome de que al menos mi carácter de mierda no la aleje lo suficiente. Y espero que no se aleje enserio.
Tras un abrazo y una palmada en la nalga con una promesa de tomar café en la semana, me despido de Petra diciéndole que debo ir a hacer tarea que me queda pendiente. Lo cierto es que en ese entonces me critico a mi misma de haberle echado en cara sus mentiras y omisiones cuando yo hago lo mismo, pues a la vuelta de la esquina me espera Beltrán en su lujoso Mustang, apoyado en este y con la vista en su celular. Pero, ¿que puedo decirle si no estoy segura si le ira con el cuento a Roy? Mas aun si todavía queda una charla pendiente conmigo misma sobre lo que quiero respecto a él.
No soy tonta y, por supuesto, las chicas que pasan a su lado tampoco lo son. Las miradas curiosas y sorprendidas van hacia su dirección, murmurando palabras entre ellas sobre lo guapo que es y que parece un actor digno de un dorama. Beltrán siempre fue atractivo, incluso cuando era un chaval flacucho sin músculos, fanático de las camisas con estampados de cómics y los sweater. Su aura misteriosa y refinada llama la atención a donde quiera que vaya, y al abrir la boca es puro encanto que logra encandilar con sutileza si no eres lo suficientemente atento para notar que es pura falsedad esa postura. Quizá es por ello en parte lo que me atrajo de él, que podía sobrevivir ocultando su verdadero yo mientras que a mi me tocaba luchaba para no seguir mis impulsos.
No pasa demasiado tiempo en que Beltrán nota mi presencia, dejando de lado su celular para hacerme una de sus sonrisas enormes y alucinantes, contagiándome. Abre sus brazos para darme la bienvenida y solo hacen falta unos pasos para hallarme refugiados en ellos, apretujándolo con fuerza hacia a mi, inspirando profundamente su perfume hasta que ligeramente quedo mareada por este.
Me ataca con besitos en mi mejilla, intentando retirarme sutilmente de mi cabeza contra su pecho. Nos sonreímos porque doy batalla a no salir de mi refugio preferido, pero las ganas de comérmelo a besos son mas fuertes que termino siendo yo quien estampa los labios contra los de él, sumergiéndonos en un dulce beso sin necesidad de profundizarlos. Me quedo prendada en la textura de sus labios y el sabor a café de sus besos, perdiéndome brevemente en ellos.
—¿Qué tal el día, cielo? ¿Has degollado alguna cabeza?—pregunta al tomar un poquito de distancia, acariciando mi mejilla con la punta de su nariz, haciéndome sonreír aun mas.
—Por poco, pero temía a que Petra me degollara a mi.
—¿A qué le podrías tener miedo tu, mi divinidad? Si ser valiente es una virtud que te sobra.
Cierro los ojos todavía sonriendo, aferrándome a él con la esperanza de que se calle, aunque divertida con toda su cursilería. Compartimos unos minutos mas derrochando azúcar antes de entrar a al auto y dirigirnos hacia una cafetería que esta a unas cuadras lejos del negocio de Petra, esperando a que la distancia sea suficiente para que no nos atrapen. En cierta parte, me recuerda a cuando éramos jóvenes y nuestros padres estaban en contra de la relación y de todas formas nos la ingeniábamos para pasar tiempo juntos. Primero a escondidas, evitando que el otro tenga problemas con los respectivos progenitores e inseguros sobre si esto valía la pena. Pero tras notar que era demasiado fuerte para seguir escondiéndonos, Beltrán me busco una tarde en mi casa y le dijo a mi madre que estaba enamorado de mi.
—Quiero a Reaven. Realmente la quiero.
Yo escuchaba todo desde las escaleras, escondida por la pared que cubría la visión, mas no perjudicaba en nada para que siguiera escuchándolo.
—Reaven es complicada, Beltrán. Deberías buscar una chica que si te convenga.
Decir que no me dolió seria mentir, pero ¿qué podría reprocharle? Si hasta hace poco había sido arrestada por consumir y vender marihuana a la salida de la escuela y mi madre paso mas que vergüenza frente a los directivos que aseguraban que era una mala influencia para los de mi clase. Empeoro cuando Vera llego con el chisme a sus padres y estos hablaron con ella, haciéndole prometer que me mantendría alejada de su precioso hijo.
—No necesito a otra chica, señora. Solo quiero a su hija.—insistió Beltrán con terquedad, sin perder ningún momento el tono de voz repleto de seguridad—Ella me hace feliz, yo le hago feliz. Reaven lo entiende. ¿Realmente le parece complicada si puede entender lo que usted y mis padres no?
Recordé la existencia del espejo sobre la pared lateral, por lo que puede observar por el reflejo la panorámica de sus cuerpos. Beltrán llevaba el uniforme escolar, el cuerpo tenso y la mirada fija en la de mi madre. Vi a esta suspirar pesadamente, acercarse unos pasos hacia él y dejando caer una mano sobre su hombro en busca de hacerlo desistir.
—Es un amor adolescente que pasara. Puedes tener un gran futuro por delante, Beltrán. No lo desperdicies con...
—Lo sé. Sé que tengo un gran futuro. —como siempre, Beltrán era demasiado soberbio para dejar pasar tal ofensa de creer que el “podría” cuando se mataba en que así fuera— Me esforzaré en tenerlo, como también me esforzaré en que entienda que esto no es algo pasajero. Y si así fuese, no quiero tener que arrepentirme por no haber hecho lo suficiente para ambos.
Mi madre dio un paso hacia atrás, alejando su mano de él y viéndolo con una mueca en los labios, como si realmente intentara descifrar si lo que decía era cierto o si tenía sentido alguno. Pese a que dolía el desprecio de mi progenitora, la dedicación de Beltrán por convencerla me calo por completo. Me dejo atónita, con las lagrimas golpeando contra mis ojos y el intenso sentimiento de creer que realmente le importaba a alguien mas allá de mi hermano. Fue en ese entonces en que acepte que él me quería, aun si todas las inseguridades gritaban que no, que no era posible, que solo debía estar aburrido de su monótona vida y se divertía conmigo, verle enfrentar a mi madre por mi me dio esperanzas y seguridad que hasta el momento no sentí.
Ruth no le quedo otra que aceptar. En la misma noche, Beltrán enfrentaría a sus padres y no le importaría si estos o su hermana no le dirigían la palabra por semanas. Se la jugo por mi, aun con la posibilidad de que recortaran su apoyo en la universidad como amenazaron. Solo logro que se esforzara el doble en conseguir su beca y sus notas no bajaran de 10.
Lastima que tire todo su esfuerzo a la mierda.
—¿Te gustaría un café o un jugo de naranja, mi botón de oro?—pregunto una vez dentro de la cafetería, ya sentados en la mesa y con el menú en nuestras manos.
Aligere el mal trago al recordar mis errores del pasado, pues ahora teniéndole en frente soy consciente que tengo una nueva oportunidad con él. Una mas para demostrarle que ha valido la pena tanto esfuerzo, tantos años distanciados y sufriendo.
—Me sorprende como sacas nuevos apodos cada vez mas cursis.
—Todo por mi amorcito. —arruga la nariz acompañado con sus sonrisas encantadoras—Entonces, ¿el jugo de naranja?
Sonreí asintiendo, todavía divertida en su esfuerzo por ser mas cursi de lo que ya es. El mozo anoto la orden y no paso demasiado tiempo entre conversaciones sobre el día y el trabajo para tenerlo frente a nosotros. Me dedico a comer de a pocos bocados porque sigo llena de la hamburguesa que comí con Petra. Beltrán luce centrado en su café y disfrutando de pasar el tiempo conmigo, pues me dedica sonrisas y miradas repletas de amor que no tardo nada en corresponder.
Nunca entendí porque siendo fríos y distantes con otras personas, incluso con las cercanas, ambos nos permitíamos envolvernos en una burbuja de romance con un amor incondicional y único. Beltrán saca de mi una Reaven que no habría conocido si no fuese por él; alguien que se permite mostrarse sensible, vulnerable, comunicativa y menos agresiva.
Puede ser que sea la conexión que tenemos desde que nos conocimos por primera vez. En que reconocimos la miseria del otro y decidimos explorarnos en una intimidad que parecía ser pasajera al principio. Pero todo comenzó a ser tan cómodo con Beltrán. No había juicios emitidos con anticipación. No había regaños antes de preguntarme como estaba y porque hacia lo que hacia. Siempre estaban sus brazos abiertos y su mente atenta para escuchar todo lo que tuviera que decir, aun si era realmente malo.
Fumábamos un cigarrillo sobre su reciente auto que le habían regalado hace unos días atrás, precisamente el día en que nos enrollamos en el carro de su padre el día que nos conocimos. Habría pasado cerca de unas tres semanas en que frecuentábamos, solo follábamos y fumábamos juntos, mas no compartíamos suficientes charlas. Con tan poco, Beltrán me atraía de manera descomunal. Me encantaba verle de perfil, de enfrente y sobre mi. Me hacía sentir importante que me eligiera a mi sobre otras chicas mucho mas atractivas que yo.
Si, así de tarada era, sintiéndome importante porque un tío del que otras chicas babean se fijara en mi. Voy a atribuirle que era adolescente y pendeja.
Acabamos de acostarnos por primera vez en la noche en que observamos una estrella fugaz y ninguno de los dos dijo nada.
—Debiste pedir un deseo —murmuro segundos después, encendiendo otro cigarro, esta vez era marihuana.
—¿Para qué? Esas estupideces no existen. Los deseos son para gilipollas.
Estiro una sonrisa divertida que me atonto por un momento, pues a la luz de la luna se veía precioso.
—Yo pedí un deseo.
Me quede callada fingiendo que mis uñas eran mas importantes que él. Le sentí acercarse, rozando su brazo con el mío.
—¿Quieres saber cual es?
—No.
—Anda, yo sé que quieres saber —me animo dando un ligero codazo.
Menee la cabeza.
—No, enserio no me importa.
Abrió la boca intentando parecer ofendido, pero la sonrisa que luchaba por formarse en sus labios termino por contagiarme. Procedí a cumplir mi capricho principal de esa noche, enredando mis brazos sobre su cuello y tirarlo hacia mis labios. Nos besuqueamos con una voracidad que se mezclaba con una calma que armonizaban a la perfección. Me recostó sobre el cofre del auto y se coloco sobre mi, le deje divagar sobre mi cuerpo con sus firmes manos que ardían en mi piel.
Todo comenzaba a volverse demasiado candente y yo me sentía satisfecha al saber que habría una siguiente ronda antes de partir a casa. Pero Beltrán decidió que era mejor probar que tan buena soy para resistir las cosquillas. Empezó jugando y aleje un par de veces su mano para indicarle que no, otras veces la lleve sobre mi pecho o mi entrepierna para que fuera al grano. Estos gestos parecieron incentivarlos aun mas, mostrándome un Beltrán infantil que no se detuvo en molestarme.
Acabe luchando contra las cosquillas en una dura batalla en que salí vencedora, pero termine con tremendo golpe en todo el cuerpo porque me tire hacia un lado del auto, cayendo con un golpe seco al suelo.
—¡Joder! ¿Estas bien, Reaven? —pregunto estirando su cuello todavía sobre el capo.
—¡Claro que no estoy bien, idiota! —le chille en respuesta.
Busque venganza lanzándole mi zapato, esperando que le diera justo en su preciosa cara. Sin embargo, fue mas rápido, lanzando un manotazo hacia el zapato en el aire y desviándolo hacia el acantilado donde estábamos estacionados.
—¡Eran mis tennis nuevos!
Lejos de preocuparse porque estuviese a nada de golpearle, Beltrán se echo a reír de mi desgracia tan fuerte que parecía ver a otra persona en ese momento. Ya no parecía el chico serio de sonrisa encantadora que tenia enamorada a todas las señoras del vecindario, mas bien parecía un niño divertido por la travesura cometida. Tenia cierta inocencia que resulto ser encandilante.
—Te comprare otros. Anda, no te enojes—decía con las manos hacia arriba, retrocediendo a la vez que me acercaba hacia él para cobrar venganza enserio.
Hice omiso a sus suplicas entre risas y fui al ataque, intentando tumbarlo para lanzar al menos unos de sus tennis sobre el acantilado. Beltrán me sujeto entre sus flacuchos brazos que dieron batalla, mas no pudo ganarme cuando le pisotee un pie y le robe un zapato, lanzándolo con todas mis fuerzas.
Nos quedamos en silencio observando como el objeto se pierde entre la oscuridad. Me voltee hacia él en busca de dar mas pelea, segura de que se molestaría. Quede otra vez sorprendida al verle con un gesto burlón, frunciendo los labios para no dejar salir una sonrisa que luchaba por aflorar.
—Esos tennis eran carísimos.
—¿Y crees que los míos no, idiota?
Se cobro su venganza, solo que esta vez no tiro mi zapato restante, sino que prosiguió a comerme la boca con besos mas voraces que antes, mas hambrientos y profundos. Fui cayendo sin oponer resistencia, decidida a querer terminar con el asunto.
Nos acostamos entre risitas divertidas, cosquillas de por medio que nos desconcentraban y reclamos tontos para luego volver a besarnos con la misma intensidad de antes. No conversamos nada profundo ni revelamos secretos incontables. Simplemente nos divertimos, la pasamos bien. Incluso después de acostarnos, jugueteamos un poco mas al borde del acantilado con la linterna del celular para ver si veíamos nuestros zapatos y, al darnos cuenta que no lograríamos recuperar el otro par, jugamos a un extraño juego de arrebatarnos el ultimo par que quedaba para ver quien debía comprarle al otro.
Al ir a mi cama esa noche, pensé que no se repetiría una experiencia así con Beltrán, no con lo distante que resultaba ser las veces pasadas después de pasar tiempo juntos. Esta ocasión fue distinta. Al día siguiente, me llevo a comprarme un par de tennis nuevos y caminamos de la mano por un parque cerca del centro comercial, robándonos besos de imprevistos y buscando siempre sentir el cuerpo del otro.
Empezamos a pasar mas tiempo juntos para no hacer nada, solo tontear, besarnos y acostarnos. Luego es que las cosas se profundizaron al ser presente en la vida del otro y todos los acontecimientos. Pase toda esa mierda en una parte porque Beltrán estuvo ahí para mi, sosteniendo mi mano, asegurándome que todo estaría bien y que yo no tenía la culpa de nada. En verdad, yo era demasiado culpable en ese tiempo, pero me consolaba su convicción ante los eventos. Mas no me atrevía a revelarle los verdaderos motivos que me llevaban a meterme en un lío tras otro. Él por su propia cuenta lo averiguo.
A veces me pregunto si yo fui la responsable de que exista la otra cara de Beltrán, esa de la que nadie conoce. Otras veces creo que prevalecía antes de mi llegada a su vida, pues con la limpieza en que realiza sus actos sucios es impecable.
Por mucho que le costara admitirlo a si mismo, Beltrán tiene mas bondad en su corazón de lo que cree. Es capaz de dar la vida por quienes quiere, eso me quedo claro después de que cubriera a Roy con su cuerpo en un accidente que lo dejo al borde de la muerte. Y eso resulta ser un gran avance para alguien narcisista y egoísta como Beltrán.
El gran defecto que tiene es que es un hijo de puta; pero un tremendo hijo de puta enserio. Para Beltrán, una vez que le fallas debes ser castigado y se las ingenia para hacerte sentir miserable, que creas que todo lo que te sucede realmente es tu culpa cuando no lo es en ocasiones. No es fácil percibirlo porque su manipulación es sutil y trabaja enredando los hilos con paciencia y calma. Ya estas perdido al darte cuenta que has caído en su trampa.
No es fácil percibirlo, lo oculta muy bien para que solo él te permita mostrarse ese lado suyo; uno oscuro y hasta a veces perverso en que no puedes volver a verle como antes. Solo Roy y yo conocemos que tan manipulador y convincente que puede ser si se lo propone, logrando que la fortuna siempre este de su lado y nunca le abandone.
Como esa vez que, sutilmente, comento que vio entrar a un chico de la clase de al lado en el receso y le vio cerca de cierto pupitre. Este le pertenecía a uno de los estudiantes que recientemente le habían rayado el auto con un objeto filoso. Curiosamente, el supuesto culpable llevaba una cadena en forma de una pequeña espada colgada en el cuello. Un dije que conocía a la perfección porque era mío.
Dieron por sentado que fue él, lo que le valió una golpiza en el estacionamiento. Nosotros observábamos desde la terraza con la violencia que le sacudían al muchacho en cada patada y puñetazo que le daban. Me hizo estremecer tal paliza, que me sentí aliviada cuando vi que un profesor se acercaba a detener la pelea.
Beltrán estaba mas concentrado en jugar con mis dedos tarareando una suave melodía con una sonrisa a medias, ni siquiera se inmuto ante la escena. Le mire de reojo con las emociones contenidas, preguntándome como es que pudo hacer semejante cosa.
—Fuiste tu, ¿cierto? —me observo fingiendo que no entendía que quería decir. Podría haber actuado mejor, él era experto en esa materia, pero quería que yo supiera que fue por su culpa—Por eso me pediste la cadena que me regalaste. Lo sabias, ¿verdad?—solté mi agarre de la de él, alejándome un paso—Sabias que ligue con él la semana pasada.
Estiro las comisuras de su labio hacia abajo con un falso puchero. Fue la primera vez que le tuve miedo, cuestionando sobre la existencia del chico que creía conocer. Si bien no llevábamos tanto tiempo, había un gran abismo entre ser un gilipollas narcisista a un manipulador que busca cobrárselas sin ensuciarse las manos.
—¿Ligaste con él? Vaya, que sinceridad la tuya, amor.
—Estas hecho una puta cabra. ¿Qué carajos contigo, Beltran?
—¿Tienes pruebas de que yo lo hice?—levanto las cejas en alto, y pese a que luchaba para no hacerlo, supe que quería sonreír con sorna, divertido por toda la situación—Puedes decirles que quizá fui yo. Anda, ve y diles. Te prometo que no me enojare contigo si me dan una paliza, sol mío.
Pero no me moví. No me atreví a decir la verdad, y fue en ese momento que si sonrió con victoria.
—Esto no pasaría si me engañaras, ¿sabes? Podrías ahorrarte este fiasco, yo esta absurda pelea y ese imbécil la golpiza de su vida.
No fue la única vez en que Beltrán se las cobraba a mis amoríos pasajeros fuera de nuestra relación. Le valió a cada uno de los que se entero una buena paliza en manos de otras personas, todas guiadas o manipuladas por Beltrán. Y ante cada acción sucia me hizo responsable, culpable por haberle engañado. Se aseguraba de esa manera de que no le sea infiel y solo me centrara en él. Le grite, pelee y lo deje incontables veces por estas mismas actitudes, mas Beltrán no se preocupaba demasiado: ambos dábamos por hecho que ninguno de los dos pasaría mas tiempo de lo necesario alejados del otro, que dos noches después nos buscábamos entre la cama del otro bajo falsas promesas y mentiras piadosas para no terminar.
Pero ha pasado tiempo. Puede que Beltrán haya cambiado. Que ya no fuera el mismo que antes. O eso intento convencerme un momento hasta que llega otro recuerdo sobre el sábado en la noche, cuando antes de dormir Taianna me tendió un fajo de billetes para mi sorpresa.
—¿Qué es esto?
—Lo de esta tarde que compro tu novio. Este es su dinero de mas que me dio—tomo mi mano y lo dejo en la palma, enviándome una mirada que supe interpretar, mas me negué a darle la razón—Pensé que esto te pertenecería a ti.
—Gracias —respondí escueta y lo guarde bruscamente en el cajón, sintiendo como la furia y la pena se asentaba.
Su acto, lejos de verse como uno de amor como en las películas y en las novelas, se sentía intimidante y arrogante. Me daba tanta vergüenza que Taianna presenciara ello porque reforzaba aun mas sus palabras que debía dejarle y pensar en mi. Y yo no quiero dejarle, por mas que sea un hijo de puta, tampoco es como si yo fuese una santa para condenarle.
Pero no pienso quedarme callada. Por mas peleas, manipulaciones de su parte y engaños del mío, nunca me quede callada y siempre le cante su mierda de frente. Así que no dudo en sacar la cantidad exacta y dejarle arriba de la mesa, extendiéndole. Beltrán se muestra confundido elevando suavemente la comisura de sus labios y frunciendo leve el ceño, toma el dinero para examinarlo antes de volver hacia mi.
—¿Y esto?
—Es tuyo. Lo de la vez pasada en la feria.
Parece costarle recordar hasta que lo hace por si solo. Hace un meneo con la cabeza con una tranquilidad envidiable e intenta devolvérmelo, mas me niego a recibirlo y escondo mis manos dentro de mi bolsillo para siquiera darle la oportunidad de encajármelos.
—No es necesario que lo devuelvas, cielo. Si pague voluntariamente por ello. —insiste.
—Es demasiado dinero, Beltrán. No deberías dispalfarrarlo así.
—Nunca es suficiente dinero dispalfarrado para ti, corazón.
Ruedo los ojos, molesta y cansada que se lo tome todo como una maldita broma. Parece llegarle el mensaje de que no estoy para sus juegos, por lo que lo guarda dentro de su saco de una volada. Hace una sonrisa un poco nerviosa, llevándose una mano hacia detrás de su nuca para rascarse el cabello. Me quedo atenta en sus movimientos, pensando inevitablemente si es una táctica para hacerme desistir o realmente se siente apenado. Nunca se sabe con él.
—No vuelvas a hacer eso. ¿Me entendiste?
—Cariño, yo solo trataba de hablar contigo y tu no estabas receptiva de ninguna manera —se excusa con una de sus sonrisas encantadoras, sonrisas que ahora no me convencen.
—Me importa una mierda. —escupo con mas énfasis de lo que esperaba—¿Qué te crees? ¿Un puto príncipe azul o un caballero de clase alta para comprar mi tiempo?
—No lo veas de esa manera. Mas bien velo como…
—Si vuelves a hacer algo parecido, la próxima vez te juro que enserio no estaré realmente para nada receptiva—aseguro mas confiada que nunca, decidida a marcar el limite desde ahora antes que sea demasiado tarde. Permitir que se cometan los mismos errores que antes es solo ver a dar los mismos tropezones —No me hagas quedar como una idiota saliendo con un imbécil. Gracias.
Si bien mis palabras intentan ser duras y hacerle llegar claro el mensaje, mi novio no se resiste para nada, es mas, hasta sonríe y asiente con aprobación. Rechazo su agarre cuando intenta entrelazar su mano con la mía, dando un leve golpecito, lo suficiente para que no me toque. Verle así sin replicar me hace levantar mas sospechas. A veces no sé cuando bajar la guardia con él.
—Me disculpare con tu amiga. —promete, pero a mi no me parece buena la idea.
—Suficiente vergüenza pasé. Olvídalo.
—Pero soy un caballero, cariño. Tengo que hacerlo. —se encoge de hombros con inocencia, volviendo de inmediato a su café para desviar el tema.
Entrecierro la mirada en su dirección, pensando si tendrá un plan maligno en mente, si pensara en cobrárselas a Taianna por devolverme el dinero. Puede parecer una pendejada, pero nunca sabes que esperarte con él. Resulta ser tan impredecible que, para cuando te das cuenta, ya te jodió la vida.
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La tarde continua con nosotros paseando de la mano en la playa, en la parte mas alejada del céntrico, todavía escondiéndonos del mundo y refugiándonos en uno creado por nosotros mismos. Acabo por aferrarme mas hacia él, siendo correspondida con mas cariño y necesidad del que profeso sentir. No sé si es que él puede notar mi indecisión sobre todo este asunto, pues he estado viéndolo sin que sea algo totalmente esclarecido.
En cinco meses me iré de Galena y quizá pase años para volver a verle, y tal vez en ese tiempo ya habré perdido a Beltrán sin poder darle otra oportunidad a lo nuestro.
Insisto en que no debe ser estrictamente una relación que dure toda la vida o un par de meses. Que esta la posibilidad de que no sirva de nada y perdamos el tiempo. Pero estoy dispuesta a perder dicho tiempo con él, en que se intente de nuevo siendo adultos sin la intención de repararlo que fuimos antes, sino construirlo de nuevo.
¿Es tan malo aferrarse a una última oportunidad? ¿Realmente es malo cuando, básicamente, yo vivo esta última oportunidad para mi propia vida? Y si esta es la batalla antes de la derrota final, ¿estoy dispuesta a vivirla lo que dure sin él?
Zenda dijo que buscara lo que me hace feliz. Beltrán lo hace, Roy lo hace. ¿Es necesario renunciar a uno de ellos?
—¿En qué estas pensando?
Se las ingenia para que aun sosteniendo mi mano rodee mi cuerpo con sus brazos, abrazándome por detrás. Siento cosquillas en mi cuello al sentir sus labios depositar un beso en una parte sensible, por lo que me remuevo un poco. Beltrán me sujeta con firmeza, apegándome más a él. Lo dejo ser, acostumbrada a tenerlo a mi alrededor, siempre con la necesidad de tocarme.
Soy consciente de que espera una respuesta clara, mas no me atrevo a decirle nada sin poder mentirle. A veces la mejor opción es dejar la respuesta en el aire, pese a que corres el peligro de que la otra persona pueda interpretar lo que quiera. Para mi suerte, Beltrán no saca juicios antes de tiempo, así que me da mi espacio para hablar. Del físico no existe, dudo que vaya a soltarme por mas que se lo grite.
Le acaricio con cariño el cabello estirando una mano hacia atrás. Eso le incentiva en esconderse en el hueco de mi cuello, repartiendo besitos y soltando cariñosas palabras en busca de reconfortarme de lo que sea que crea que me puede llegar a suceder.
Nos recostamos en la arena tras la larga caminata, observando el cielo teñirse de rojizo en todo el horizonte despejado. Sus largos dedos se enredan en mi cabeza apoyada en su pecho, tararea para mí la de Love of my life de Queen. Me aferro a él disfrutando de la melodía, esperando a que el tiempo pase mas lento de lo que lo hace, pues ya no queda demasiado para que oscurezca y deba volver a la residencia.
Estoy media dormida cuando sacude suavemente mi brazo, despertándome.
—Reev—me llama.
—Queeee—me estiro como un gato soltando lo que parece ser un maullido. Beltrán se ríe de mi, depositando un besito en mi frente. Lucho para abrir mis ojos sin saber cuanto ha pasado, pero no parece haber sido mucho. Todavía esta atardeciendo.
—Hay una cosa que quiero hablar contigo antes de que te lleve de vuelta—explica dándome pequeños incentivos para incorporarme, y por incentivos me refiero a las molestas cosquillas.
Le doy un manotazo para que me deje en paz, aferrándome nuevamente a su cuerpo y restregando mi mejilla en su pecho.
—Solo dilo.
—Tengo una propuesta de trabajo para ti.
Confundida, me incorporo hasta quedar sentada a su lado con las rodillas flexionadas hacia atrás y restriego mis ojos para intentar borrar el sueño persistente, pese a que sus palabras han sido de suficiente ayuda.
—¿Cómo te ves siendo secretaria en mi empresa?
No doy crédito a lo que dice, pues nunca pensé que Beltrán me tendría en cuenta para trabajar para él. Me quedo callada sin saber que responder, ignorando sus insistentes y calmadas perlas, como si lo que soltara no sonara un poco disparatado. Es que, no solo trabajaría con él, sino también con Roy, y eso me pone ciertamente nerviosa.
—¿Yo? ¿Secretaria?—me señaló a mi misma sin creerlo. —No se siquiera usar correctamente el word
—Trabajaste para mi madre unos meses de secretaria, ¿te acuerdas?
—Si, pero fue para pagarle la ventana que le rompí intentando llamar la tuya.
Beltrán se atreve a lanzar una carcajada en lo alto, recordando aquella vez que llegue ebria a su casa de madrugada, intentando solucionar la pelea que tuvimos por la tarde. No distinguía de izquierda o derecha que termine por hacer un lío tremendo, tanto que me valió tantos gritos de mi madre como de la de Beltrán.
Tuve que trabajar dos meses bajo sus estrictas órdenes por las tardes después de la escuela, primero para pagar el vidrio que rompí y otra por las numerosas veces en que destroce su enredadera trepándome por ella. Suponía que pasar tardes interminables en incómodos silencios era suficiente para mí, pero creo que fue más para ella porque no volvió a llegar a ningún acuerdo parecido con mi madre incluso cuando hice cosas peores.
—Como sea, estoy necesitando una secretaria después de que la mía se diera de baja.
Le entrecierro los ojos ante tanta casualidad. Justo cuando necesito una entrada económica para sustentarme por mi cuenta, él tiene un empleo para mí. Percibe de inmediato mi desconfianza, intentando tranquilizarme con una sonrisa de media luna. Sus brazos se abren y dudo un segundo en ir hacia ellos, pero acabo por ser débil ante el pequeño puchero que hace con sus labios.
—Mi secretaria se tomó una licencia por maternidad y no vuelve en seis meses—explica con calma, enredando sus brazos sobre mi cuerpo y tirando de mi. Apoyo mi mentón sobre su pecho, admirando su belleza por debajo bajo la luz del atardecer. —No será por demasiado tiempo. Lo cierto es que este mes estaremos llenos de trabajo. ¿Roy te hablo sobre la propuesta de Epic Games?
Sacudo la cabeza en negación, pues mi hermano no habla mucho del trabajo y siempre le atribuí a que no deseaba recordarlo una vez que estaba fuera. Luego entendí que otra razón podría ser por Beltrán.
—El año pasado trabajamos con ellos para un nuevo paquete de los Sims 4.
—¿Hay un sims 4?
Beltrán se muestra todo divertido al verme actuar como la abuela. Lo mas cercano que estuve de los videojuegos fue el de Dragon Ball Z para la play station 2 después de que Roy me regalara la suya y me librara batallas con Beltrán a las 2 am para averiguar quién sería el próximo en elegir nuestra cita. Y casi siempre terminaba perdiendo, pero era divertido y fácil. Quizás Mario Bross y algunos viejos de la nintendo, mas mis conocimientos quedaban hasta allí.
—Trabajamos con otros desarrolladores —continua ignorando mi pregunta. Una de sus manos comienza a bajar y subir por mi espalda con cariño. Yo me apego a él, con mas necesidad de tenerle cerca—Lo terminamos relativamente rápido, así que nos han tenido en cuenta para otros juegos. Esta vez, la propuesta es hacer una versión totalmente nueva de Fornite sin que pierda sus características importantes. Competiremos con otra pequeña empresa de desarrolladores. Están buscando personas frescas y jóvenes como nosotros con nuevas ideas, por lo que es más que una buena oportunidad: es una muy grande.
Acaba por explayarse sobre las próximas ofertas que tendrán si esto sale bien como también el sueño de crear algo más grande que videojuegos, mucho mas grande. Callo y observo ver a Beltrán desenvolverse con una seguridad inquebrantable, sin una pizca de duda en su tono ni miedo a equivocarse. Sus iris brillan en todo momento, luciendo su sonrisa verdadera estirarse a todo dar, entrecerrando sus ojos más de lo común. Le admiro contenta de que este viviendo de lo que le gusta, por otra parte, también lo hago con envidia: ha encontrado lo que desea seguir haciendo toda su vida, yo aun no puedo encontrar una sola pista para saber en que soy buena.
De todas formas, dejo mi egoísmo hacia un costado y le estrecho entre mis brazos.
—Felicidades, Muss. Les ira genial, estoy segura que ganaran.
Me devuelve el gesto con mas intensidad, besando con cariño mi mejilla. Sonrió un poco al sentir sus besitos ir por mi rostro, deteniéndose en un beso un poco mas profundo en mis labios que no tardo en corresponder. Acabo sobre sus piernas, maceándonos entre caricias y besos escuetos.
—Caroline era nuestro sostén en muchas ocasiones, y ahora que se fue, el equipo necesita otro —prosigue con la idea principal.
Niego a su mirada observando hacia otro lado porque estoy segura que voy a meter la pata y sabiendo lo importante que es para ellos, lo mejor sería que de un paso al costado antes de cagarle la oportunidad. Beltrán no se muestra de acuerdo al explicarle.
—Solo será ordenar unos documentos y a veces traer café.
—Mucho menos voy a servirles café a inútiles que no pueden hacerlo por si mismos —me produce rechazo la idea de tener que hacerlo. Estaría a nada de tirárselos por la cabeza. —Tengo mal carácter, no me van a soportar.
La sonrisa de Beltrán se estira aun mas.
—Es por ello que eres perfecta, mi cielo azul. En esa oficina se necesita alguien con carácter.
Alzo las cejas sin entender del todo su punto. Pero hay otra razón por la cual no puedo aceptar.
—¿Y Roy?
—¿Qué hay de Roy?
La falsa despreocupación en su cara no puede ser sostenida por mucho tiempo, exijo una respuesta clara de su parte porque necesito saber en que estoy metiéndome si aceptarlo. Además, no es como si mi hermano fuera tan idiota para no coordinar esa propuesta con el hecho de que segui viendo a Beltrán pese a su prohibición.
—Roy no tiene porque preocuparte.
—No seas incoherente. —digo tajante, alejándome un poco de su cuerpo. Beltrán se resiste al instante, pero lucho hasta lograr poner distancia entre nosotros. —Mis decisiones también son de su incumbencia. ¿Qué parte de que tiene mi custodia no entiendes?
—Lo que no entiendo es como te quedas de brazos cruzados permitiendo que siga teniéndola —espeta brusco. Me sorprende un poco como sus facciones proceden a mostrar lo molesto que se encuentra. Su frente se arruga y aprieta ligeramente la mandíbula, sin perderse la oportunidad de fulminarme con la mirada—No solo es un beneficio para mi tenerte cerca y ayudándome con la empresa, sino también es la ocasión perfecta para que le demuestres a Roy que puedes valerte por ti sola.
—Pero también puede ser el momento en que cabe mi tumba.
—Deja de ser tan pesimista…
—Yo soy pesimista.
—Entonces, deja de serlo —aligera la tensidad de su cuerpo, estirando una mano hacia mi hombro, bajando suavemente por mi brazo hasta llegar a mi mano, entrelazándola con la suya. Sus ojos no han cambiado, se ven mas calmados, no por ello menos molestos—No puedes pensar que harás algo malo sin siquiera intentarlo, Reaven. Además, nos tendrás a nosotros y a los chicos para ayudarte. Aprendes rápido, te adaptaras bien.
Quiero negarme y decirle que es una estupidez, que soy una tonta y que no puedo hacer nada bien. Sin embargo, termino por morderme los labios porque parte mía también está harta de estar saboteándome a mi misma constantemente. ¿Por qué no puedo pensar en que haré algo bien sin antes determinar que lo haré mal?
—Roy se va a negar.
—Roy puede joderse. Yo contrato a quien quiero.
Suelto un suspiro, imaginándome el lio que habrá una vez que me vea entrando por la oficina. Solo espero que no se liguen a los golpes otra vez, es difícil separarlos una vez que se van de manos y temo que esto termine peor de lo que están las cosas entre ellos.
Llevo teniendo una duda desde que mi hermano anuncio nuestros planes dentro de cinco meses, no me he atrevido a preguntarle entre lo que me escapaba de él y le aplicaba la ley de hielo. Pero estoy segura que Beltrán debe saber la respuesta y no andará con rodeos.
—¿Que sucederá con la empresa una vez que Roy se vaya?
Estoy preguntando por la empresa porque es lo único que parece mantenerlos unidos ahora mismo. Beltrán parece pensar lo mismo que yo, pues aunque no lo demuestra, sus ojos se ven vacíos y tristes. La culpa me da un cachetazo y la voz maliciosa me persigue.
“¿Realmente vas a aceptar sabiendo lo que les hará?”
Pasa un silencio tenso en que suelta un suspiro pesado y acaba por contestar:
—Me venderá su parte y disolveremos la asociación.
Me peino el cabello con los dedos hacia atrás, tan brusco que termino por arrancarme unos mechones. La angustia parece ir desplazándose por dentro, de pronto borrando el buen humor que me cargue en el día.
—No tienes que hacerte esto, Beltrán—digo con la esperanza de que se eche atrás y reflexione. Es mas factible perderme a mi que perder a Roy.
—Yo no me hago nada —objeta haciendo una sonrisa de costado, llegando un poco hacia sus ojos. Me rodea con sus larga piernas mi pequeño cuerpo, usándolas para estrecharme hacia él. Caigo sobre su pecho un poco sorprendida por la acción, pero no tengo tiempo para reprochar nada porque se ocupa de robarme un beso y detenerme. —Tienes que dejar de preocuparte por esas cosas.
—Como si fuera tan fácil —intento salir de sus brazos para mirarle la cara, Beltrán se ocupa de hacerme la tarea difícil hasta que suelto manotazos y me deja. Le observo molesta, intentando que comprenda porque me siento así, porque esto esta tan mal. —No es justo que acaben su amistad por mi causa. No es justo para ustedes y no tiene que ser así.
—Reaven, basta. No es culpa tuya, ¿por qué piensas así? —menea la cabeza luciendo mas serio que antes. Intento contestar, más sus pulgares sobre mis labios lo impiden—Calla y escucha bien a lo que diré: no es tu culpa, el conflicto es entre Roy y yo, y ambos somos conscientes que no eres culpable de nada.
—Pero…
—Somos adultos y cada uno tomo su propia decisión, solo nos queda hacernos cargo de ello—le dejo acariciar mi cabello con ternura una vez mas, demasiado insegura en replicarle porque en parte sé que no servirá de nada: él seguirá negando que también tengo responsabilidad en esto—Además, todavía me quedan cinco meses para hacer que se quede conmigo.
Levanto los ojos hacia él, esta vez con una advertencia de por medio y sin la preocupación anterior. Mi corazón palpita con cierto miedo a que tiene planeado, pues sus métodos nunca son moralmente correctos ni ortodoxos. Beltrán también me conoce bien, pues puede percibir lo tensa que me he vuelto.
—No voy a hacer nada malo—dice en un tono apagado, frunciendo suavemente sus ceño, mostrándose triste. Evito sentirme culpable porque tengo motivos para desconfiar de él—Te lo juro, Reev. Antes era un crío caprichoso...
—¿Y qué no lo eres ahora?
Sonríe en respuesta, aun sin estar del todo animado.
—Soy caprichoso, eso es cierto. Pero estoy siendo honesto: no haré ninguna jugarreta. Te lo prometo, cariño.
Pese a que besa mi frente y le dejo estrujarme entre sus brazos, no puedo creerle, o al menos no del todo. Tengo que darle el beneficio de la duda aunque sea difícil. Han pasado años desde entonces. Hemos crecido, somos distintos a lo que eramos.
"Entonces, ¿por que sigues teniendo miedo de lo que pueda hacer?"
Jaeger.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 12.3
Jaeger • Reaven Inoue & Beltrán Mustang
- one last time:
El viernes voy a la sesión con Zenda en que le cuento sobre mi última semana, el engañoso optimismo que estoy sintiendo al despertarme pero que se emborrona con la situación respecto a Beltrán y Roy. Despego mis preocupaciones sobre aceptar el trabajo y la insistencia del chico porque deje de importarme lo que opina mi hermano al respecto de todo. Cosa imposible.
Quedo casi sin aire al decir lo que vengo cargando hace tiempo, que es básicamente lo mismo de siempre. Culpa, miedos, preocupación, angustia, ansiedad. Me apaciguo varias veces rascando con mis uñas el largo de mis piernas hasta que creo que me he rasguñado incluso por encima de la tela. Mi piel arde, pero no me detengo.
—¿Qué hago? —pregunto dejándole su vida en mis manos, porque obviamente yo no soy capaz de tomar esa decisión.
Zenda respira profundamente por la nariz de manera suave antes de soltar un pequeño suspiro de sus labios y echarse hacia el respaldo. Toca sus rastas sueltas que caen por el largo de su pecho, adornando su cabeza con un fino pañuelo violeta.
—Primero, ve a tomar agua y deja de lastimarte.
Le hago caso sin rechistar, más ansiosa porque me dé su veredicto que en perder mi tiempo en contradecirla. Bebo agua despacio contando hasta diez, diciéndome a mi misma que nada servirá en mi progreso desquiciarme frente a mi psicóloga.
—Quiero que sepas que estoy de acuerdo con Beltrán respecto a una cosa: lo que suceda entre ellos es su responsabilidad —meneo la cabeza en busca de replicar. Zenda con sus ojos tranquilos me pide paciencia, así que espero a que continúe —No sabes si realmente lo que sucede en su relación es 100% tu responsabilidad, solo lo estas asumiendo. En el principio, dijiste que tuviste una pelea con Petra porque asume actitudes tuyas en ciertas situaciones y luego comentaste que lo harías fatal siendo secretaria. ¿Qué diferencia hay en que tú asumas cosas de ti misma a que los demás lo hagan? ¿Por qué te molesta tanto que alguien cercano tenga esta actitud si tú también las tienes contigo?
Me quedo callada porque no sé bien que contestar. Hay veces en que Zenda me deja sin palabras, justo como ahora. Me da el tiempo de procesarlo, sin presiones, y aunque intento encontrar respuestas, no puedo hallarla.
—No lo sé. Es hipócrita de mi parte, ¿cierto?
—Hipócrita es una palabra muy fuerte—arruga la nariz en desacuerdo—Digamos, contradictorio. La naturaleza humana es ser contradictorio.
—Pero yo me voy a otro extremo—se me asienta la culpa por pensar en cómo la trate a Petra cuando yo hago lo mismo: asumo, doy por sentado situaciones o como los demás se sentirán, e incluso conmigo misma. —Supongo que… siempre termina por importarme que es lo que demás piensen de mí. —me muerdo el labio inferior sin saber cómo proseguir, pero la sonrisa de Zenda me alienta—Acabo por desvalorizarme, de alguna manera u otra.
—Estas acostumbrada a pensar que te ira mal. Llevas toda una vida pensando que la mala suerte te persigue.
En pocas palabras, dice que me la pasó victimizándose. Y tiene razón.
—Me ha quedado muy presente esto de la culpa. Reaven, ¿te has puesto a pensar del por qué te sientes tan culpable con situaciones que están fuera de tus manos? Roy y Beltrán, por ejemplo.
Me cuesta un momento hablar, mas la paciencia de Zenda es una virtud para ella y una bendición para mí. Lentamente, relato mis días de adolescencia viéndolos formar una solida amistad frente a mí, apoyándose el uno al otro y compartiendo un sueño juntos. Les vi pelearse hasta el punto de ir a los puños cuando no estaban de acuerdo y se les zafaba un tornillo a ambos, como también las tímidas disculpas y los abrazos llenos de afecto que parecían no acabar. Les he visto regresar a casa borrachos cantando canciones de amor a las 5 am para después dormirse abrazados en el pórtico. Les vi participar en torneos online sobre sus videojuegos y pasar noches en vela jugando en la play station, consolándose el uno al otro si perdían o festejando como los escandalosos que pueden llegar a ser.
Tantas cosas juntas que es difícil explicar el sentimiento que traigo cada vez que les veo juntos. Parte de mi entiende que las amistades son muy diversas, pero nunca vi una amistad cambiar a la otra persona como sucede con ellos. Beltrán se vuelve menos serio y rígido, más suelto y abierto. Roy deja de asumir que debe llevar el mundo a sus espaldas y se deja apoyar en los hombros de su amigo.
Tenían algo especial, yo acabe por romperlo.
—Sin mí, ellos no tendrían estos problemas… o al menos yo no sería el detonante. Soy culpable —sentencio luego de explicarle todo.
Zenda estira los labios, asintiendo, y anota algo rápidamente en su libreta antes de dejarla de lado. Siempre me ha puesto nerviosa las malditas libretas porque no sé qué es lo que escriben. Zenda generalmente no la tiene frente a ella con la intensión de inmortalizar todo lo que digo en una hoja de papel, por lo que me siento más tranquila, es como si realmente me prestara atención en vez de esforzarse en registrar todo.
—Reaven, ¿te acuerdas de lo que hablamos de la comunicación asertiva? —asiento levemente—Genial. Entonces, creo que también es momento de que la apliques. Si tienes dudas, debes preguntarles a Roy y a Beltrán que problema hay entre ellos, mas allá de ti. Puede que incluso estén derivando sus conflictos hacia a ti inconscientemente, pero, si así fuese, sigue sin justificar que te sientas de esta manera. No está mal que sientas pena porque su relación no esté en un buen punto o que creas tener cierta responsabilidad porque seas una de las causas de sus peleas. Pero, en definitiva, no eres culpable. A final del día, son ellos dos quienes tienen que resolver sus conflictos.
No estoy del todo convencida con sus palabras, por lo que otro suspiro me sale de los labios. Zenda se queda callada, analizándome con su penetrante mirada. Se la sostengo, esperando a que halle lo que quiera que pueda percibir en mí.
—Estoy intrigada respecto a algo, y como se nos acaba el tiempo, voy a preguntártelo y quiero que en la próxima sesión me comentes que has pensado respecto a ello.
—Claro —retengo las ganas de soltar otro suspiro, esperando a que no sea una tarea demasiado difícil.
Posa la mano sobre su barbilla, sosteniéndola. Estira su cuerpo hacia delante con la mirada sin despegarse de la mía. Mi corazón late brevemente, esperando que nada de sus labios me destruya.
—He notado a lo largo de estos meses que sentirte culpable es algo con lo que cargas diariamente y en muchas de tus relaciones—acerca su libreta con la mano libre y empieza a enumerar—Tus padres, tus hermanos, Beltrán, Petra y hasta a veces con tus compañeras de residencia…
—Tengo razones para…
—Todo el mundo es capaz de encontrar razones para sentirse culpable, en mayor o menor medida—me interrumpe con serenidad—Pero, ¿por qué tú decides sentirte culpable por situaciones que están fuera de tus manos? ¿Por qué la culpa es lo primero que sale de tus labios cuando te pregunto respecto a una situación?
El tenso mutismo que se forma en el ambiente me sofoca por un momento. Pero incluso si Zenda continuara hablando o habría música en el lugar, estoy segura que me sentiría de la misma manera. Pareciera que me trajera delante de mí una de las preguntas existenciales que no sabía que existía, pero que ha sido tan clara y familiar que no evito pensar una y otra vez en la respuesta. Respuesta que no sé a ciertas, pero se cruza por mi mente. Sacudo la cabeza para despejarla, no puedo asegurar nada.
Mi psicóloga parece entenderlo, pues cierra su libreta y da por finalizada la sesión.
—Piénsalo y me lo dices la semana entrante —me guiña un ojo y me da una mirada atenta a mi vestuario—Y por cierto, te ves radiante hoy. ¿Esa jardinera es nueva?
Hago un intento de sonrisa para despejar la tensión en mi cuerpo. La ansiedad comienza a aumentar a galopeos, por lo que me las arreglo para sofocarla el tiempo necesario para salir de aquí.
—Se la tome prestada a Taianna.
—Me da gusto que entres en confianza con tus compañeras—extiende su sonrisa al notar mi breve progreso.
—Gracias. Ah, y al final no me has dicho si debo aceptar el trabajo o no…
—Ya me contaras la próxima semana que has decidido—se levanta ignorando mi sutil pedido de que me guie al menos esta vez. Pero, como siempre, Zenda me deja todas las decisiones por mi cuenta.
Nos despedimos con un abrazo corto en que termino por agradecerle y me marcho. Apenas doy un pie afuera del consultorio, la cabeza comienza a machacarme con respecto a su última pregunta. Se me cierra la garganta y la ansiedad da un pico que por un momento me quedo sin aire, tengo la cabeza a punto de explotar. Me dejo caer en uno de los escalones del pórtico de afuera del edificio mientras llevo una mano a mi pecho, intentando aligerar los brotes de ansiedad.
No hay necesidad de forzar la valentía, total que si todavía tengo una semana para hacerlo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Sábado en la noche y todas estamos reunidas en la sala común mirando una maratón de Friends mientras comemos pizza. Al principio me negué porque, ya saben, antisocial y poco predispuesta a crear un buen ambiente de convivencia. Pero Taianna insistió, Yeon también y se decidieron enviar a Flora para que me sacara de mi cueva. Interrumpí mi dorama para sumergirme en Friends, cosa de que no me quejo porque también me gusta.
Joe llega cuando vamos en la segunda ronda de pizzas y nos regala una sonrisa a lo largo.
—¿Qué hacen?
—Jugamos al nudo —comenta Yeon con sarcasmo sin apartar su mirada de la tv.
—Yo también quiero —sonríe a la pelirroja captando la broma y se saca la cartera de encima junto con el saco, colgándolos en un perchero al costado—Iré a lavar la ropa que me he dejado hoy. Guarden pizza para mí.
—Yo te acompaño, también he dejado para lavar —dice Hanna saltando de su asiento y siguiendo a la rubia.
Ninguna les presta atención, demasiadas centradas en el drama de Rachel y Ross para despegar los ojos de la pantalla. No pasa mucho tiempo en que Joe y Hanna vuelven echas unas cabras, cosa que me extraña porque del tiempo que llevo aquí y ellas también no las he visto molestarse.
Joe envía una mirada fulminante hacia Gianna y Andrómeda, quienes se la devuelven confundidas.
—¿Qué? —expresa Gianna con el ceño fruncido.
—La ropa esta cagada y meada. ¡Cagada y meada! —chilla Hanna incrédula.
—¿La mía también? —Enolah salta del sillón para acercarse a la pelinegra, quien asiente furiosamente. Vuelve hacia Andrómeda y Gianna —¡Sus gatos!
—Legolas jamás ha hecho semejante cosa, ni cuando era cachorro —Gianna se levanta en defensa de su gato y señala con el dedo a su compañera de cuarto—Fue su gata entonces.
—¡Mufasa no hace esas cosas!
La discusión escala demasiado rápido que vamos todas al lavadero donde hay prendas involucradas de cada una. Las cestas donde dejamos nuestras prendas están tiradas en el suelo con la ropa desparramada. Algunas no solo se cubren por defecación o micción, sino también por la tierra que ha caído en una de las mesetas grandes a un costado. Falta mencionar el jabón en polvo disperso por todos lados.
Por suerte, mi ropa está en un canasto más alejado de los anteriores. Lo otro que tenía para lavar era de Taianna y Flora, quienes no tardan en echarme la bronca.
—¡Que te he dicho de que tirar mi ropa en el piso! —exclama Flora en mi dirección con la cara roja.
—Pero si la he dejado en el cesto —señalo con tranquilidad al objeto tirado—No ha sido mi culpa si los gatos lo han tirado.
—¡Que no ha sido Legolas! —chilla Gianna como si me escuchara.
—¡Tampoco Mufasa!
—¡Que puto asco! —vocifera Taianna apretando su nariz y con una mueca de asco—El lavadero quedara cerrado a partir de ahora, ¡a ver si se vuelve a repetir esto!
—Y han tirado montones de jabón—comenta Na Eun agachándose y levantando los potes casi vacios. —Diablos, menudo lio.
Olfateo al levantar las prendas para dejarlas devuelta al cesto, a ver si así se termina el problema y volvemos por mas pizzas y Friends. Hago una mueca de asco sintiendo como la última rebanada golpea contra mi garganta y suelto bruscamente la ropa.
—Esto no es pis ni caca de gato —digo en voz alta, llamando la atención.
—¿Y de quién es? ¿Acaso es tuya que te cagaste aquí? —espeta Flora con los brazos cruzados y a punto de hacerse una barbacoa gatuna.
—Es de perro.
Me sale otra arcada y voy rápido a lavarme las manos. Me acostumbre a los olores fuertes de los gatos, mas nunca pude hacerlo con la de los perros porque me termina revolviendo el estomago por completo.
—¿Un perro? ¿Quién tiene un perro aquí? —pregunta Na Eun en dirección de todas.
—Tengo entendido que solo hay dos gatos —dice Hanna meneando con la cabeza.
—Lo que sea. Esto no fue culpa de Legolas—defiende Gianna, y por arte de magia, aparece su gato y lo lleva contra su pecho.
—¡Mucho menos de Mufasa! —insiste Andrómeda.
Damos por finalizada la discusión e interrumpimos la noche de pizzas para turnarnos para lavar la ropa a mano un poco antes de meterla a la lavadora. Creo por un momento que voy a salvarme, hasta que Taianna y Flora me agarran del pellejo y me dejan los guantes de látex y el jabón neutral en la mano.
—Usa lo que quieras de mi armario. No me molesta, pero me ayudas con esto, desgraciada.
Le hago caso a Tai solo porque veo a Flora con un malhumor que parece que el demonio se la llevara en cualquier momento. A ver de dónde diablos entro un perro para hacer todo este embrollo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Al final le he pedido más tiempo a Beltrán sobre ser su secretaria o no. No hay mucho que pensar, la verdad, solo no tenía el coraje de decirle que agradecía el gesto, pero que era mejor dejarlo de lado y proseguir cada uno por su camino.
Porque si, decidí hacerle caso a Roy.
Estoy prácticamente sola en el mundo. Petra se casara con Roy, por lo que nuestra relación se volvería incomoda al paso del tiempo si se desata una guerra contra mi hermano. Prefiero ahorrarles el drama. Además, no es como si fuera a sobrevivir mucho tiempo sin Roy. No es seguro que lo de Beltrán funcione, y como soy tan cobarde para arriesgarme, simplemente decido que esto es lo mejor para mí.
Intente los siguientes días mantener el optimismo, diciéndome a mi misma que el futuro podría proporcionarme una nueva oportunidad a su lado, cuando ya esté establecida y mi vida no sea el desastre que es ahora.
Estuve a nada de tener un ataque de ansiedad al ser invadida por los pensamientos pesimistas que derribaron pronto el optimismo. Me tome unas cuantas gotas de clonazepam que me dejaron dormida casi un día entero, aunque solo sirvieron para desestabilizarme el sueño y atrasar la angustia que parece desmenuzarme por dentro. Peor era si le veía con su sonrisa encandilante y sus besos que prometían felicidad por toda la vida. Sin embargo, ya soy demasiado grande para caer en promesas y dejarme llevar por emociones fuertes. Decidí aprovechar lo que quede a su lado y soltarle una vez que reúna el coraje para hacerlo.
Me ocupe en terminar las tareas del instituto con ayuda de Flora y de Yeon. Sucedió otro lío en el lavadero que llevo a mas disputas entre las residentes, pero ya era más evidente por el excremento que no podía ser del tamaño de ninguno de los gatos, por lo que Gianna y Andrómeda pronto enfurecieron por las mismas razones y no por culpar injustamente a sus mascotas. Flora dijo que hablaría con Cara, así que dejamos el asunto en sus manos y nos aseguramos de usar y vigilar el lavadero en turnos para evitar más desastres. Y cerrar con llave, eso es mucho muy importante—Si, también estuve viendo demasiado Los Simpson.
Es martes en la tarde que Roy me llama insistente, recordándome la cena con Charles. Pese a que mi hermano apenas lo soporta, este ha sido un apoyo este año en que básicamente se ocupo de mí de todas las maneras existentes. Al principio me negué porque no quiero ver a mi padre, menos si ahora no dependo de él y no tengo la obligación de hacerlo. Acabe aceptando porque Roy seguía molestando con lo mismo y Petra me dijo que era una gran oportunidad para restregarle el dinero que gane a los dos en la cara.
Me coloque un vestido corto de color azul marino que Petra me regalo hace poco más de un mes, pero que no halle una situación adecuada para utilizarlo. No tengo zapatos que le van, mas Flora me presta unos de tacones bajos de color negro que no dudo en arrebatárselos tras un "gracias". El optimismo parece volver al igual que la falsa seguridad, y pese a que sé que es todo un invento de mi propia cabeza, decido hacerme aliada de la mentira impuesta y mantenerla a flote con tal de salirme con la mía.
Nos encontramos en Holly's, un restaurante en el centro de la ciudad con toda pinta de ser de los más caros y lujosos de Galena, cosa que me sorprende porque Charles es un tacaño de primera, así que supongo que la cuenta ira por Roy. Les veo en una mesa al fondo vestidos formalmente con una conversación fluida entre ambos, pero la tensión que les rodea no parece disipar hasta mi llegada.
—Reaven, hola —dice Charles con nervios, levantándose de su asiento.
—Hola—respondo con sequedad, sentándome al lado de mí hermano.
Este me da un beso en la mejilla en forma de saludo, forma una de sus sonrisas compradoras como si quisiera hacer las paces después de la última vez que nos vimos. No digo nada y respondo a todas sus preguntas sobre la residencia y el instituto, dejando entrever que ya no estoy molesta. Es suficiente para que Roy se reanime, volviendo el ambiente un poco cálido y menos tenso.
—Deberíamos celebrar cuando te gradúes, Reaven. ¿Qué piensas, Roy?
—A mi me parece bien. ¿Qué dices, hermanita?
La aversión que siento al imaginarnos siendo una familia feliz y unida que nunca fuimos. Les ignoro, tomando la carta frente a mí y abriéndola.
—¿Ordenamos?—pregunto con evasión sin disfraz.
Noto de reojo que comparten una mirada, mas deciden hacer de cuentas como si nada y llaman al mesero al ya tener listo su pedido.
—Perfecto, en unos momentos traeremos su orden —comenta el chico con una sonrisa educada en el rostro—¿Puedo recomendarles la carta de vinos?
Se me cripta los nervios al escucharle, pensando que tan cerca estaré de una botella de vino desde hace mucho tiempo.
—No, gracias. Sin alcohol —se apresura a decir mi hermano, como si adivinara lo que por mi mente pasa.
Intento disimular que la sugerencia no ha calado mis huesos, y lo hago perfecto porque siempre fui una buena mentirosa. Sin embargo, el estar en un restaurante en la hora de la cena no creo que haya sido la mejor opción. Vine aquí negada y de malhumor porque tendría que verle la cara a mi padre, pero en ningún momento pensé a que tan cercano estaría mi destrucción personal.
Veo de reojo una pareja brindar con champagne, sintiendo la garganta arderme mientras el sabor y la textura de la bebida me atraviesa con fervor. Trago y bebo mi vaso de agua, ignorando como de pronto el sudor empieza a hacerse presente.
"No te rindas. No les demuestres cuanto te afecta."
Me repito constantemente esas palabras. Una y otra vez, con la esperanza de que hiciera efecto y, mágicamente, mi enfermedad se curase. En defecto, lo que pido es estúpido: soy alcohólica, lo seré toda la vida y tendré que enfrentar muchísimas situaciones como estas porque siempre estará allí la más mínima oportunidad de acceder a él. Yo no soy tan fuerte como aparento, como creen los demás que soy. La fragilidad es parte de mí. La debilidad también.
—Reaven, come—me anima Roy en un tono conciliador, dándome un breve codazo.
Pongo atención sobre la cena, esperando que mí huida de la realidad pase desapercibida por ambos. En cuanto levanto los ojos, está en claro que me han descubierto. Procuro no molestarme conmigo misma, tratar de ser más empática y comprensiva como Zenda me ha dicho. Puedo caer, puedo tropezarme; no importa cuántas veces suceda, lo importante es que vuelva a levantarme con más fuerza.
"Que sea fuerte. Que sea valiente. Que siga luchando. ¿Por qué simplemente no me dejan en paz?"
Muerdo mi mejilla interior con fuerza hasta que siento el sabor de la sangre en busca de tranquilizar las voces maliciosas. Estoy haciendo un enorme esfuerzo en mantenerme a raya, todavía sintiendo el picoteo en la cabeza de que tire todo a la mierda y que un trago no me haría daño.
Solo un trago.
Un trago y juro que no volveré a hacerlo.
Un traguito. Pequeñito.
—He sabido que Joshua entro en el negocio familiar—comenta Charles tras un silencio en que nos centramos en nuestra cena—¿Has vuelto a hablar con él, Reaven?
Dejo de cortar la carne de inmediato, consciente del escalofríos que recorre mi cuerpo al escuchar ese nombre; un nombre que siempre busco olvidar, mas en las pesadillas siempre terminan por recordármelo. Necesito beber un poco de agua antes de negar con la cabeza sin más. Pronto la angustia y la desesperación rasguñan con más profundidad en mi pecho, que necesito respirar hondo antes que me quede sin aire.
—Que lastima. Ustedes eran grandes amigos de niños.
Aprieto tan fuerte los dientes que siento que terminare por quebrarlos por completo. Sus ojos oscuros como la noche, llenos de malicia y egocentrismo invaden mi mente. Sacudo la imagen de mi cabeza, odiando tener que traerlo de regreso cuando siempre debió quedarse en lo más oscuro de mi pasado.
Pero mi padre no parece darse cuenta de mi cambio de ánimo, pues sigue insistiendo con el jodido imbécil.
—Se graduó el año pasado con honores. ¿No es un orgullo? Pese a su discapacidad... —dice con cierto orgullo y me dedica una mirada, esa mirada: como si desearía que él fuese su hijo y no la inútil que tiene enfrente—Tenía un gran futuro por delante, lastima ese dichoso accidente...
—Sí, lástima que no se termino por morirse —digo con crueldad, deseando con todas mis fuerzas que realmente se haya muerto.
Los presentes abren en grande los ojos, observándome con incredibilidad y sorpresa por mi confesión. Yo llevo un pedazo de carne a mi boca, masticándolo con brusquedad. Se me fue el optimismo a la gran mierda y la necesidad de fingir. No puedo. No puedo fingir si nombran a Joshua.
—Por los cielos, Reaven, no digas eso —regaña Charles con el ceño fruncido, moviendo sus hombros hacia atrás—Lo que paso ese joven fue horrible. Se quedo parapléjico.
—Es verdad, no debería decir eso —muevo mi lengua por dentro de la mejilla con fuerza, presionando sobre la zona lastima. Chasqueo la lengua, sonriendo con sorna —Que se quede así es mejor, sufrirá más.
—¡Reaven!—exclama Roy con evidente molestia.
Le observo con una mueca de fastidio, pensando una y otra vez porque tengo que soportar esta mierda cuando él sabe perfectamente lo mucho que odio a Joshua. Le odio. Le odio tanto que podría cortarme todas mis extremidades con un cuchillo de cocina solo para que pase la mitad de lo que tuve que pasar yo por su culpa.
—No está bien que desees el mal así. ¿Qué te pasa?—dice Charles con evidente enfado.
Ladeo mi cabeza hacia el costado, fingiendo arrepentimiento.
—Lo siento, me falto educación emocional en casa. Te lo comento porque sé que te perdiste de mucho.
No me importa nada. Ni siquiera que Charles este fulminándome con la mirada ni que Roy murmure por debajo que soy una inmadura. Me vale pura mierda, fue él quien trajo al puto Joshua a la jodida conversación y mi hermano se quedo callado en vez de interceder por mí.
Siento la cabeza a punto de estallarme y tengo atragantado todos los insultos y gritos en mi garganta, mas no les doy el gusto a ninguno de los dos imbéciles de verme perder los estribos. No voy a dejar que me sigan tachando de loca. Soy una puta desequilibrada, pero no voy a negar lo feliz que me hace saber que ese maldito no puedo levantarse de la jodida silla.
La ansiedad da porrazos en mi pecho que necesito un minuto en procesarla antes de seguir bebiendo agua. Justo en ese instante, un camarero pasa con una botella de vino a nuestro lado, robándome el aliento. Mi mirada lo sigue sin ningún disimulo, viéndole servir en la fina copa de la dama que la sostiene entre sus largos dedos.
—Reaven—me llama Roy en un tono algo desesperado.
Quedo perdida en un transe hasta que me obligo a mi misma apartar la mirada. Cierro mis manos hasta convertirlas puños, intento disimularlas sosteniendo los utensilios con fuerza. ¿Para qué mierda vine aquí? ¿Para qué revolvieran mierda del pasado? ¿O me están haciendo una prueba de cuanto puedo soportar sin lanzarme a algún cliente de aquí y arrebatarle el alcohol?
Pierdo a cada segundo mi fuerza de voluntad y mi paciencia. Estoy sofocándome con sus miradas que se refleja la lástima que sienten por mí, por esta patética alcohólica que observa la botella de vino como si fuera un puto bloque de oro. Trago mi odio al beber agua, pero no es suficiente. Necesito alcohol. Lo necesito. Lo necesito tanto que estoy a nada de tener un ataque cardiaco ante la desesperación y la angustia que siento al tenerlo tan cerca y no dar siquiera un solo trago.
Mi garganta esta agrietada, no importa cuánto agua tome, sigue en las mismas condiciones.
—¿Van a continuar con su cena o ya podemos irnos?—pregunto con exasperación mal disimulada, centrándome nuevamente en mi carne, mas el hambre se me ha ido por completo y se me cierra el estomago. Me las arreglo para seguir comiendo, consciente que joderán de que no he cenado lo suficiente, y si llegan hacerlo, pues a la mierda todo, no estoy para aguantar más estupideces.
Ellos deciden dejar el tema de lado y se centran en hablar sobre otros, tocando la política y el turismo del pueblo. Respondo poco y nada ante sus intentos de entrometerme en la conversación, dejando en claro que no quiero hablar con ninguno de los dos. Solo espero con la poca paciencia que tengo a que esta noche se termine y me refugie en la seguridad de mis cobijas, decidida a que tomare más gotas de clonazepam para conciliar el sueño de una buena vez por todas. No quiero quedarme toda la noche dando vueltas en la cama mientras Joshua y su mierda aparecen en mi cabeza, recordándome lo imbécil que fui una vez al seguir a ese infeliz.
Joshua fue mi único amigo en la infancia. Le conocí a eso de los diez años cuando mi padre y el suyo comenzaron a trabajar juntos. Teníamos la misma edad y nos llevábamos bien, sobre todo porque Joshua siempre se metía en problemas y me arrastraba consigo, pero nos divertíamos en grande. Sus padres tampoco le hacían mucho caso y su hermano mayor sobresalía en toda área, por lo que lo que él hiciera no era muy importante.
Estuvo allí el día que desperté y mi padre no estaba. Estuvo en las veces que hui de la casa de mis abuelos. También estuvo la primera vez que me emborrache y me drogue. Me observo decaer hasta lo más profundo, haciendo estupideces solo para mantener el vicio e intentar borrar las voces que me perseguían desde niña. Y solo estaba en estos últimos acontecimientos porque era quien me suministraba la mierda, quien me incitaba a seguir sus pasos y a perder la poca inocencia que aun sostenía.
Era mi compañero, mi mejor amigo. Hacíamos todo juntos y no nos importaba nada. Joshua lograba que me sintiera interesante y única, que nadie pudiera opacar mi belleza ni mi personalidad. Que yo era mucho más valiosa que Reagan. Nunca tuvimos una relación normal, nunca fuimos solamente amigos, nos relacionamos de manera más intima. No me enamore de él ni tampoco fue mi primer amor. Solo era mi mejor amigo, el único que en realidad lo tenía.
Cuando llego Beltrán, descubrí que haberle dado un espacio especial a otra persona fue lo peor que pude hacerle. Lo traicione, según sus leyes, y, por ende, debía joderme la existencia.
Y lo logro.
—¡Roy! ¡Charles!
Me quedo en trance un momento en que asimilo que escuche el timbre de mi voz, mucho más alegre de lo que alguna vez podré hacerlo. Pero yo no he abierto la boca en ningún momento. La rabia aumenta por cien, tanto que no me inmuto al soltar los utensilios en el plato, llamando la atención por el estruendoso sonido.
Volteo a mirar a Roy con una mirada fulminante, deseando que él también se muera ahora mismo. Sus ojos me evitan, abriéndose a todo dar par voltear hacia atrás. Le imito, aunque no es necesario hacerlo porque ya se de quien se trata. Y es lo peor que ha podido hacerme a sabiendas lo mucho que detesto estar en el mismo lugar que ella.
Reagan y yo siempre hemos sido dos gotas de agua. Mama solía decir que una era de agua salada y otra dulce, quise atribuirle a mi amor por el mar por su comparación, pero siempre supe que era porque la personalidad de Reagan era mucho más agradable que la mía. Diferenciarnos no era un problema. Si veías a la más revoltosa y descuidada esa era yo, si observabas a la más dulce y coqueta era mi hermana.
Lleva un vestido rosa pálido con volados mientras su cabello rizado está atado con un moño rosa chillo a un costado. Se ve preciosa con sus curvas asentadas por el cinto que lleva envuelto en su cintura y el sutil maquillaje que lleva en el rostro. Pareciera que el mundo se detiene cuando ella pasa a un lado, pues las miradas de las personas le siguen en su caminar elegante y fino, como si estuviera en una jodida pasarela.
Me abrazo a mi misma como si buscara protegerme, insegura por tenerla enfrente. Es difícil no sentirme así cuando vez la mejor versión de ti misma frente a ti. Reagan no solo es talentosa o fue una universidad prestigiosa como Julliard, sino que también gana montones de dinero por sus espectáculos mientras yo estoy luchando por sobrevivir, sin una carrera y con una adicción encima.
Me gustaría decir que tengo una relación con mi gemela como de almas gemelas, así como se les suele presumir en las pelis y en otras familias. Lo cierto es que somos casi desconocidas una de la otra, por lo que es incomodo cuando llega hacia dónde estamos y nos observamos frente a frente. Verla es tan difícil. La veo y pienso en todo lo que debería ser, pero nunca fui suficiente para serlo. En todo lo que esperaron que sea, mas nunca me dieron el apoyo para hacerlo.
Veo a alguien que si fue amada y adorada por sus padres, y mientras me comparo con ella e intento comprender porque le amaron más de lo que me amaron a mí. Porque ella fue importante. Porque ella fue quien nació con talento. Porque ella es la gemela buena y yo soy la mala.
Habría preferido no volver a verla nunca.
—Oh, hola, Reev—saluda levantando una mano hacia arriba sonriendo levemente.
—¿Qué haces aquí?—pregunto de sopetón, sin importarme la crispación en sus ojos al escucharme ser tan brusca.
—Reaven—dice Roy en un tono de advertencia. Lo hace sutil, pero para mí es una estaca clavada en mi corazón.
Empiezo a respirar mal. La ansiedad crece y me pellizco las piernas para controlarme.
—Me mude a Galena hace una semana—contesta con suavidad, sacando su falsa sonrisa de su rostro.
Ahora me han dado un puñetazo en el estomago. ¿Cómo mierda pudieron hacerme esto? ¿Cómo es que ninguno de los dos me lo dijo antes?
—¿Por qué? —digo a duras penas.
—Mmm, es complicado de decir —aprieta los labios. No es tonta, sabe que me disgusta verla. Siempre supo que la odiaba. Siempre supo que era la culpable de no haber recibido el mismo amor que ella recibió. Que fue mi condena nacer con una hermana como ella, sobresaliendo en cada área en que yo me esforzaba al máximo sin lograr el mismo resultado.
El ambiente es tan incomodo que le cuesta disimularlo, mas hace un esfuerzo y sonríe hacia nuestro padre.
—¿Puedo sentarme?
Charles y yo compartimos una mirada, insegura por su parte, frágil por la mía. Acaba por asentir, y aunque me decepciona en cierta parte, otra entiende que su amor hacia su adorada hija es más fuerte. Reagan se sienta a un lado de este, sonriéndole con cariño y tomando su mano en el proceso. Me da un golpe bajo ese gesto, dándome cuenta que ellos han retomado su relación hace tiempo.
¿Cuándo fue? ¿Fue en el mismo tiempo en que nosotros lo hicimos? ¿O fue antes? ¿A ella siguió viéndola después del divorcio? Seguro que sí. Seguramente. Nunca pudo despegarse demasiado de ella.
Roy se mantiene tenso a mi lado e intenta sostenerme de la mano, pero se la quito con brusquedad. No dejo de fulminar a Reagan, notando lo incomoda que se siente al tenerme así frente a ella. Y me da gusto, a ver si así se olvida de acercarse a mí.
Una idea cruza por mi cabeza, así que no dudo en preguntarle.
—¿Tú también te mudaras con nosotros a Hamilton?
Sus ojos se abren en grande, volteando a ver a Roy. Retengo el aire al obtener su respuesta. No me la puedo creer.
—¿Cómo supiste?
La ira es reemplaza por la tristeza. Una tristeza enorme al darme cuenta que Roy nunca espero a que fuésemos dos, sino que buscaría la forma de forzarme a establecer la relación de hermanas que nunca tuve con Reagan. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cambiaría en algo? ¿Cambiaría el hecho de sentirme tan inferior con ella a mi lado? ¿Con todo el jodido mundo comparándonos constantemente? ¿Cuándo dejare de estar en su sombra, de ser algo más que la hermana problemática de la fabulosa Reagan? ¿Por qué nadie puede amarme exclusivamente a mí?
Una vez más, me doy cuenta que no tengo a nadie de mi lado, sino que ella siempre los tuvo a todos. ¿Y yo? ¿Yo que tengo? A nadie. A nadie. A nadie.
—Creo que deberíamos pedir otra silla—dice un tanto incomoda, fingiendo una de sus sonrisas para salvar el ambiente.
—¿Otra?—inquiere Roy con el ceño fruncido.
—Si, para...
—Para mí.
De un momento a otro, Beltrán gira una silla de una mesa vacía hasta dejarla en el medio de la mesa, sentándose entre Reagan y yo. Le observo sorprendida sin comprender que hace aquí. Me tiembla el corazón de miedo, ¿acaso él también está de su lado? ¿También va a preferirla antes que a mí? ¿Se dio cuenta que no soy suficiente para él y busca reemplazarme?
Estoy a punto de huir del miedo, asustada de confirmar lo que tanto he temido. Creo que jamás me he sentido tan aliviada como ahora al ser objeto de su atención, viéndome en el reflejo de sus iris, siendo adorada por estos. Beltrán borra la inseguridad y el terror con un solo gesto, aumentando los latidos de mi corazón al sonreírme.
—Buenas noches, señor Inoue. Un placer conocerle —estira una mano hacia mi padre, quien se la toma con curiosidad.
—¿Y tú que mierda haces aquí?—pregunta mi hermano sin una pizca de tolerancia, fulminándole con la mirada.
Beltrán ignora la brusquedad de su voz, respondiendo con su tono neutral y elegante de siempre.
—Reagan te busco en la oficina. Ni siquiera sabía que estabas aquí, no quise que se perdiera de la reunión familiar. ¿Está mal?
Lo ves y crees en su inocencia, pero Roy y yo lo conocemos bien para saber que lo hizo adrede. Para demostrarme que era lo que Roy me ocultaba, que no me había pintado las cosas como yo creía. ¿Desde cuándo lo sabe? ¿Lo supo antes? ¿Se entero cuando vio llegar a Reagan? ¿Sintió algo al verla?
—Yo le insistí—se apresura mi gemela a intervenir con nerviosismo—No te molestes con Beltrán.
Me surge un odio inexplicable cuando le escucho decir su nombre en ese tono dulzón. No es noticia su enamoramiento en la adolescencia hacia él, ni tampoco como sus padres se lamentaban porque su hijo se fijo en la gemela problemática cuando existía una réplica exacta y mucho mas mejorada.
—Eres un tremendo hijo de puta, ¿lo sabes?
—Roy, tranquilo. Solo trajo a tu hermana —Charles frunce el ceño, como siempre, sin enterarse de nada—Además dijiste que Reagan estaba enferma, pero yo le veo bien...
Roy da un golpe en la mesa intentando callarlo. Tarde porque he escuchado todo. Sus ojos inquietos me observan, disculpándose en ellos por su sucia mentira. Yo no puedo más que devolvérsela con decepción, con ira. No tenía derecho a mentirme, a ocultarme sobre la presencia de mi pesadilla personal. ¿Pensaba realmente que viviéramos juntas?
Con la furia y la tristeza gobernándome, me guio por los impulsos sin importarme nada.
—He encontrado un trabajo —digo llamando la atención de los presentes. Beltrán sonríe de lado con victoria—Empezare a trabajar como secretaria de Beltrán.
—¿Qué? ¡No!—exclama Roy levantándose de la silla, tan brusco que cae hacia atrás.
Le dirijo una mirada fulminante, dejándole en claro que no tiene una puta opinión que dar en este asunto.
Somos la comidilla del restaurante, por lo que sin esperar el permiso de nadie me sujeta con brusquedad del brazo y me arrastra hacia afuera. Intento resistirme, mas no tengo musculatura que le gane a él y a nadie. No se detiene hasta llegar hasta el callejón de al lado, listo para soltarme la bronca.
—¡Te dije que te mantuvieras alejada de él! —grita furioso. Los ojos están inyectados de sangre y todo su rostro blanquecino ha pasado a ser tan rojo.
Debería controlarme, debería. Lo sé. Sé que no tengo derecho a ser una inmadura y tratarlo mal, sobre todo porque ha dado mucho por mí siempre. Pero es que no puedo evitar pensar una y otra vez que nuevamente no soy importante para él. O al menos, no tan importante como para evitar que Reagan se mude con nosotros.
—¡Tú me mentiste! ¡Me mentiste! —chillo histérica con el corazón a mil, sin cordura de la que pueda sujetarme y tratar de hablar como personas normales.
—¡No te mentí! Solo esperaba la ocasión perfecta para que lo supieras.
—Omitirme cosas también es mentirme. —sentenció, apartándolo bruscamente en su intento de volverme a sujetar el brazo—¿Qué esperabas? ¿Qué me sintiera feliz de ver su cara?
—Es nuestra hermana también—ruedo los ojos y suspira con exasperación en consecuencia—¿Por qué odias tanto a Reagan? ¿Qué te ha hecho ella?
—Existe. Ese es motivo suficiente.
—No para mí. ¿Acaso te olvidas que yo puedo decidir sobre....?
Me sale una risa sarcástica de la garganta al escuchar su amenaza de mierda. ¿Qué cree? ¿Qué eso me detendrá?
—Come mi mierda, Roy. ¿Quieres internarme? Adelante. Tengo a Zenda de mi lado para cerciorar que no tome una puta gota de alcohol. Tengo a mi psiquiatra también y a mis compañeras de residencia como testigo. Tengo a Beltrán. —digo esto último con más seguridad, acrecentando la furia en él.
—Beltrán, Beltrán, Beltrán. —repite con odio —¿Es que es lo único que te importa?
—Por supuesto que sí, porque es el único a quien le importo.
Me observa lastimado, como si realmente le hirieran mis palabras. ¿Seguirá actuando?
—¿El único? Por favor, Beltrán solo te quiere para aumentar su ego de mierda. Viste lo que acaba de hacer. ¿Realmente crees que ese imbécil ha cambiado?
—Él solo me mostro tu mentira de mierda. —le apunto con el dedo al pecho, picoteándolo con agresividad— ¿Qué esperabas? ¿Que viviera con Reagan sabiendo que no la soporto?
—¿Y qué quieres que haga? Vino a mí, me pidió ayuda. No puedo dejarla a la deriva.
—Pues debiste hacerlo. Tiene a Ruth, tiene a Rachel. Yo solo te tenía a ti.
—¡Deja de victimizarte y verla como la malvada! —vocifera con brusquedad, a punto de arrancarse el cabello—Reagan no es el monstruo que piensas...
—Eso ya lo sé. El monstruo soy yo, eso está claro.
Roy suelta un suspiro cansino, pasando las manos por sobre su rostro. Algo me dice que debo detenerme, que no tengo que seguir con esto, que tiene sus razones para hacerlo. Pero me niego. Me niego a toda posibilidad de ponerme en sus zapatos sintiendo lo horrible que se siente ser reemplazada así, desplazada.
—Reaven...
—No me mudare contigo si esa zorra lo hace. —sentencio. Se molesta al escucharme nombrar a su querida hermanita de esa forma—Te juro que prefiero morir esta vez antes que compartir el techo con esa bastarda.
—¡Reaven! ¡Basta!
—¡NO! —el grito sale desde lo más profundo de mi. —¡No la quiero aquí, Roy! ¡No la quiero!
—Escucha—toma aire antes de continuar, como si se estuviera reteniéndose a sí mismo para hacerme entrar en razón. Otra cosa inútil—Sé que no han podido establecer un buen vínculo y es responsabilidad de nuestros padres. Pero ahora tú eres adulta, Reaven, no puedes…
—¿Que no puedo? Pues claro que puedo. Puedo hacerlo. —asiento con seguridad, sintiendo que el mundo está de mi lado ahora. Que tengo la suficiente fuerza para dejarle y seguir por mi cuenta— ¿Y sabes qué? Es hora que pruebes de tu propia medicina. Decide, Reagan o yo.
Se queda estático sin dar crédito a mis palabras.
¿Qué se siente? ¿Qué se siente estar entre la espada y la pared, hermano mío?
¿Sientes esa ansiedad, esa angustia?
¿Sientes el vació y la desesperación?
Siéntela. Siéntela y muere con ella.
—No seas absurda…
—¡Reagan o yo! —le insisto con más fuerza.
Anda. Dilo en voz alta. Yo ya sé a quién has elegido.
Menea con la cabeza, observándome con decepción, cosa que me sorprende. ¿Qué esperaba? ¿Es que acaso no sabe que puedo ser incluso más perra de lo que estoy siendo ahora?
—Estas demente.
Le miro con una mueca de desprecio, notando la figura de Beltrán acercándose por detrás. Su presencia es suficiente para hacerme dar cuenta que no necesito a Roy. No lo necesito porque él no me necesita, solo necesita a su familia; a su verdadera familia, no a mí.
—¿Sabes? Recordé que dentro de siete meses tendremos otra audiencia con el juez a mi cargo, y cuando pueda librarme de tus manos, te juro que nunca más me volverás a ver.
Hay algo en sus ojos en el que me advierte. Está claro el mensaje, demasiado claro. Si no me detengo ahora, las cosas entre nosotros no volverán a ser las mismas que antes. Lo sé, lo sé tan bien que ni siquiera me importa lo más mínimo y termino por sentenciar la distancia entre nosotros.
—Voy a ser libre Roy. Libre de ti y de tu mierda moralista. Quédate con esa zorra, me da jodidamente igual. A partir de hoy no te metas en mi mierda. Ya que la has ignorado por años, sigue haciéndolo de ahora en adelante.
No dice nada. El silencio es lo único que existe en estos momentos. Ni siquiera asiente o niega. Su respuesta es solo una mirada decepcionada, llena de desaprobación e ira que contiene. También hay dolor, no puedo obviarlo sin más.
Pero así soy yo. Siempre fui así. Siempre me empuje al límite y, por ende, acabo hacerlo con los demás. Busco ponerlos a prueba, llevarlos hasta perder los estribos y la paciencia conmigo. A acabar con toda esperanza que depositan en mí. Quizá es por ello que siempre me sentí mejor estando sola, porque entonces no tendría que lastimar a nadie más que a mí misma, tampoco me agobiaría las expectativas de los demás que recaen sobre mí.
Soy así. Soy de esta manera. Nunca duran mucho mis momentos buenos que acabo por convertirme en una perra. Perjudico. Molesto. Estorbo. No les sirvo en lo absoluto. No soy lo que quieren, soy lo que puedo ser y eso es suficiente para mí.
Que se jodan todos. Pero en serio: que se jodan.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Esa noche no voy a dormir a la residencia y me siento tan libre de haber roto una de las tantas reglas de mi hermano. Tanto como hace tiempo no me sentía, como vivía reprimiéndome todo este tiempo. Decidí estar mas cómoda en los brazos de Beltrán, completamente a salvo entre ellos, refugiada de todo destino trágico que se asentará pronto. Porque todo tiene su consecuencia, y desobedecer a Roy las tiene y son grandes; lo sé.
Lo sé cuando Petra me llama a la media noche, preocupada porque teme donde me encuentre.
—Estoy en la casa de Beltrán.
Le escuche un suspiro de alivio tras la línea y luego silencio. Me la imagine mordiéndose las uñas sin saber que decir, como proseguir, de qué lado estar. No necesite que lo diga. Yo ya lo sabía. Ama demasiado a Roy para contradecirle, para apoyarme. Lo confirmo con sus siguientes palabras:
—Vuelve a la residencia, Reaven. No hagas las cosas peores. Roy está furioso.
Era consciente que Petra no tiene nada que ver y que solo intenta que llevemos las cosas en paz, que podamos resolver el conflicto sin gritarnos ni acusarnos. Más no puedo, esa noche no soy capaz de pensar bien y termino por decir más gilipolleces.
—¿Y piensas que yo no? ¿Cómo crees que me sentí al ver llegar a Reagan, que me oculto que ella estaba aquí?
Caí tarde en mis palabras al darme cuenta que le decía algo que ella ya lo sabía. Porque Petra lo sabía. Lo sabía perfectamente y de seguro fue de las primeras en enterarse. Lo peor es que era quien más conocía mis sentimientos respecto a mi hermana.
Sentí frio, mucho frio, tanto que temblé en una noche de verano.
Estoy sola.
—Tú ya lo sabías —murmuro sintiéndome desconsolada.
Estoy tan sola.
—Escucha. Hay una buena razón por la que este aquí…—intenta explicarse. Me sale una risa seca, oyendola ser tan descarada—Reagan este tiempo la ha pasado mal, realmente mal. Si no fuese porque Roy…
—¿Pasarla mal? —repetí incrédula—¿Qué puede ir mal en su vida? ¡¿Qué puede ir mal en su perfecta vida?!
—¡Escúchame!
—¡Vete al puto diablo, Petra! ¡No quiero volver a hablar contigo!
Tuve un puto ataque de pánico tras la llamada, sintiéndome aprisionada, desahuciada, desesperanzada. Nunca iba a salir de mi depresión. Nunca iba a poder ser fuerte frente a una botella de alcohol. Nunca iba a poder cumplir las expectativas de los demás. Nunca sería la primera opción de nadie. Nunca iba a amarme.
Sola.
Estás sola.
—¡Beltrán! ¡Beltrán! —intente gritar, pero las palabras salían entre cortadas por la falta de aire, sin fuerza.
Todo giraba, todo me asfixiaba. Creí que iba a morirme y no entendí porque sentí tanto terror en esos momentos cuando mis acciones siempre me encaminaban por ese rumbo. Deje mis rodillas golpearse contra la arena y tome la tela sobre mi pecho, estrujándola con fuerza en mis manos mientras intentaba retener el aire en mis pulmones. Sude. Vomite. Me repetí mil veces que debía dejarlo ser, que pasaría y me sentiría bien.
Pero los ataques de pánico son una odisea difícil de sobrellevar. Son 20 años en aguas turbulentas que te llevan a tocar fondo. Una perdición. Una eternidad. Por más que intentes luchar contra ello no te dan revancha alguna.
—Tranquila, tranquila. —decía Beltrán recostando mi espalda sobre su pecho, abrazándome por detrás. Me sostenía de los brazos, y esa simple acción me volvió aun más nerviosa—Sigue mi respiración, sígueme. Inhala. Exhala.
No podía concentrarme, al menos los primeros minutos fue así. Lentamente, con la garganta seca y los ojos llenos de lágrimas, comencé a seguir su ritmo. Respire e inhale hasta que pronto el ataque descendía levemente, a su paso cruel y muy lento.
Llore tanto que Taianna y Flora se asustaron al verme llegar la mañana siguiente.
—¿Qué te paso? ¿Estas bien?
Quise decirles que si. Que lo estaba. Que estaría bien. Quise mentirles como la buena mentirosa que siempre fui.
No pude articular ninguna palabra, solo observe sus rostros preocuparse aun mas cuando las lagrimas se amontonaron en mis ojos. Y estalle en llanto.
Estoy sola.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Los días posteriores me la pase siendo un andante por la casa, volviendo a mi yo habitual, esa que está muerta en vida. Incluso Josie se asusto cuando salí del baño y me pregunto si me encontraba bien, si quería que me hiciera un chequeo en el hospital donde trabajaba un conocido suyo. Ni siquiera le conteste. A ella ni a nadie. Me sumergí en mi mierda y me quede revolcándome en mi miseria como siempre hacia.
Las semanas buenas se fueron. Las malas llegaron.
Falte al instituto y me valió mierda. No quise ir a ver a Zenda, no conteste ninguna de sus llamadas y dejo de llamar después de que enviara un mensaje de que podía hablar con ella cuando quisiera. Supe en ese entonces que Roy había hablado. Decidí que no estaba lista para verla.
Beltrán pasó a verme todos los días, cada vez más temprano. Sus brazos y los cortos paseos por la playa me consolaban, incluso hizo mis tareas por mí para que me quedase tranquila. Insistió en llevarme al instituto, pero me rehusé. En cambio, llevo la tarea y dio una mentirilla de que me encontraba enferma. Se lo agradecí, aunque por dentro seguía encontrándome mal.
Roy no me llamo. Petra tampoco lo hizo. Ignore todas las llamadas de Charles. No me importo. Sentía que nada me afectaba. Nada. Apática ante todo.
El domingo no me siento mejor, pero estoy harta de sentir esa angustia en mi pecho cada vez que paso frente al jardín delantero que le prometí a Cara dejárselo precioso si me dejaba utilizarlo. Así que aquí me encuentro, intentando arreglar el jardín que por poco se muere a falta de atención, quitando las hierbas malas y arreglando la tierra que estaba lleno de huecos. Le pregunte a Gianna y a Andrómeda si habían sido sus gatos quienes hicieron tal travesura, pero ambas negaron haberlos sacado al jardín. Habrá sido otro animal que pasaba y no vio otra diversión que hacer huequitos.
Estoy tan concentrada en arreglar el jardín, que no me doy cuenta la presencia de Elio y otro chico tras de mi hasta que uno de ellos aclara la garganta.
—¿Necesitas ayuda? —pregunto el moreno con una sonrisa simpática.
—¿Y tú eres?
—Soy Marco, el otro nieto de Cara —estira la mano para estrecharla. La miro un segundo antes de ignorarlo, volviendo a mi tarea.
—No es fan de estrechar manos —le comenta Elio en voz baja, aunque le escucho perfectamente—La abuela nos pidió que te ayudemos. Han crecido varias hierbas estas últimas semanas.
—No necesito ayuda—sueno mas borde de lo que pretendo, por lo que suspiro y levanto la mirada para observarles—Gracias, pero estoy bien sola.
Pasan unos segundos en que espero a que se marchen, sin embargo, tan tercos como su abuela, no lo hacen.
—Hemos traído fertilizantes. Se notan maltratadas y les falta energía. El calor las está matando —insiste Marco colocándose en cuclillas, enviándome otra de sus sonrisas. —Está bien desconfiar de Elio, es un poco mete pata.
—Lo dice quien ahogo las plantas de Cara y luego me echo la culpa a mí.
—¡Shh!
La divertida conversación de los primos en otro momento, seguramente menos miserable, me hubiese hecho sonreír. Mas mis ánimos no me acompañan y sigo lentamente quitando las hierbas.
Elio y Marco pronto se dan cuenta que no voy a seguir hablándoles, pues deciden imitarme y me ignoran como yo los hago, haciendo el trabajo por su cuenta y conversando entre ellos sobre el Tasty Pastry y de cómo un tal Paco los maltrata al igual que Flora.
Trabajamos un poco en el jardín y aceptamos la limonada que Cara nos trae, pero no me quedo en la conversación, pues solo bebo la limonada de un solo trago y le doy las gracias antes de volver a trabajar. Sus nietos me siguen minutos después en que los tres conversan y la hacen molestarse, tanto que les da un socarrón a los dos y vuelven entre risas para seguir con el trabajo.
Pasan al menos media hora en que ya casi está terminado, por lo que la angustia disminuye un poco.
Un auto familiar se estaciona frente a la residencia, por lo que dejo caer la palilla que sostengo en mis manos a la tierra y me incorporo, lista para recibirlo. Beltrán se baja del carro con una sonrisa enorme en los labios y dos plantines en cada mano, trayendo mas trabajo para mí. Intento sonreír, aunque me sale una mueca de costado que no transmite nada. Pero estoy bien con verle. Beltrán me hace bien.
—Vaya, vaya, ¿Quién tenemos aquí? —dice acercándose hacia nosotros, observando a los dos chicos a mis espaldas.
—¿Qué haces tú aquí? —pregunta Elio, quitándose los guantes. Marco se ve igual de sorprendido y curioso al verlo. Señala los platines con incredibilidad.
—¿Acaso son para mí? —bromea.
—No, es para mí —le sigue Elio divertido.
—Para ustedes no hay nada, idiotas —dice Beltrán en el mismo tono en que ellos, sorprendiéndome un poco. Termina por acortar la distancia entre nosotros antes de depositar un casto beso en mis labios. —Es para mí sol. ¿Cómo estas, mi precioso girasol?
—¿”Precioso girasol”? —repite Marco aguantándose la risa, aunque Elio falla miserablemente en ello.
Beltrán les ignora para prestarme atención, dejando uno de los plantines en mi mano. La observo con atención, dándome cuenta que es una aguileña. Después de las blancas, las azules son mis preferidas.
—¿Ella es la novia de la que tanto hablas?
¿Habla de mí?
—¿Les conoces? —pregunto a Beltrán en el momento que esta por contestarle a Marco.
—No, para nada —menea la cabeza con una sonrisa encantadora.
—Serás cabrón.
Le sonríe hacia Elio, dejándole ambos plantines sobre las manos. Me quita los guantes antes de lanzárselas a Marco en el pecho, quien se sobresalta por la sorpresa. Entrelazamos nuestras manos y tira levemente de mí, incitándome a seguirlo. Con tal de dejarme de sentir miserable por algunas horas, estoy dispuesta a hacerlo.
—Sigan con el trabajo, señores. Yo me voy a una cita romántica con mí gota de rocío.
—Ugh, eres insoportable—Elio arruga la nariz y nos da la espalda, dispuesto a volver al trabajo.
—Si, mejor lárgate—le despide el moreno entre risas, agitando una mano en nuestra dirección—Te lo dejaremos genial, Reaven.
No respondo ni hago gesto alguno, cosa que a ellos no parecen molestarlo porque se centran en el jardín. Beltrán decide que caminemos hacia la playa, por lo que me aferro a su brazo y continuamos en un ritmo lento y tranquilo.
Las olas del mar, la arena de bajo de mi y los brazos de Beltrán no son suficiente para mantenerme en la Tierra por demasiado tiempo, dejándome ir hacia un especie de limbo en la que pienso en millones de cosas y a la vez en nada. Me traen en momentos en que Beltrán dice algo o besa la coronilla de mi cabeza, pero fuera de ello me cuesta salir del transe donde me encuentro.
¿Y ahora? ¿Ahora que sigue?
—Hoy te ves hermosa. —comenta de pronto estrujándome entre sus brazos y llevando sus labios a mi mejilla. —Muy hermosa, mi ángel.
—Estoy llena de tierra, Beltrán.
—¿Y qué? Te ves encantadora, de todas formas.
Me dejo mimar todo lo que él quiera, necesitándolo sin necesidad de expresarlo y contenta porque Beltrán lo sepa sin decir una sola palabra.
—Respecto al trabajo—dice suavemente, como si estuviera evaluando mi reacción ante el tema. Me quedo tranquila esperando a que avance, lo que a él le da pie a continuar—¿Lo has dicho en un momento de ira o realmente vas a aceptarlo? Porque te digo que estoy ansioso porque lo hagas.
Fue un momento de ira, y mi silencio es su respuesta que asiente en un suspiro. Sus manos acarician mis hombros desnudos, no sé si lo hace para darme ánimos o para manipularme. Haga lo que haga, traerme la propuesta de regreso hace que me replantee esta oportunidad.
Esta es mi situación: estoy peleada con mi hermano, con mi padre, con mi mejor amiga. He pagado dos meses por antelación a Cara después de todo el dinero que gane en las publicidades con Petra, y me queda un poco del dinero que gane trabajando en su tienda.
Ya no sé si tengo una entrada de dinero regular, pues declararle la guerra a Roy y asegurarle que iria bien por mi cuenta fue un acto estúpido sin evaluarlo. Pero, en cierta parte, se siente liberador: liberador porque ya no me siento tanto como un parasito, y otra porque hay un brote pequeño, muy pequeño, que me insiste en que este es el momento.
Libertad e independencia. Los perdí en el momento en que me deje vencer por los vicios. Los puedo recuperar, aunque no estoy segura si podré hacerlo ahora. No tengo tanta confianza como cuando me enfrente a mi hermano.
Pero, ¿qué me impulso a hacerlo en primera instancia? La ira.
Me dejo caer hacia atrás, apoyando la parte trasera de mi cabeza sobre el hombro de Beltrán, sintiendo como él acomoda su cuerpo contra el mío para la comodidad de los dos. Observo el cielo azul con las nubes transitando de manera lenta y calma. El mundo gira sin mi. Las personas siguen sin mi. No soy indispensable. No valgo nada. ¿Qué me impulsaría ahora aceptar la oferta?
“Tú”
“Hazlo por ti”
Insiste la voz que por momentos me destruye, solo que esta vez lo hace con otra tonalidad. Con confianza, con esperanza. Que puta hipócrita.
“Aférrate.”
¿Para qué?
“Para tu bien”
Yo nunca estoy bien.
“Tú nunca quieres estar bien.”
Y tiene razón.
¿Debería acabar con todo de una buena vez?
“Aun no.”
¿Entonces?
Se queda callada por unos momentos hasta que finalmente encuentra la valentía para sentenciar.
“Una última batalla.”
Última edición por Jaeger. el Mar 16 Feb 2021, 1:03 am, editado 1 vez
Jaeger.
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Re: Our twenties
Les comento por aquí porque en el otro ya no me alcanzaba xd Lamento la tardanza, tuve problemas con este capitulo y la verdad no me gusto mucho como ha acabado pero bueno, ya esta
Me faltan comentar los caps de Gina, Andy y Bren. Estaré haciéndolo esta semana. Nuevamente disculpen la tardanza chiquis. Les mando un beso enorme a todas
Me faltan comentar los caps de Gina, Andy y Bren. Estaré haciéndolo esta semana. Nuevamente disculpen la tardanza chiquis. Les mando un beso enorme a todas
Jaeger.
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Re: Our twenties
- KATE:
- Si la impuntualidad fuera un crimen, estaría en la cárcel por el resto de mi vida, de hecho estaría allá desde hace años. Me disculpo por la tardanza, el tiempo es un asco, lo considero mi peor enemigo. Anyway por fin termine de leer tu capítulo y el resumen fue: rompió mi corazón.Por mitades, Taianna es una maravilla, más si se refiere a mentir, que capacidad tan útil, me encanto por completo la manera tan brutal de hasta mentirse ella misma, no es por ofender ni nada por el estilo, me disculpo si lo hice en mis líneas anteriores, pero de verdad me asombra demasiado como ha podido mantener una mentira así misma más de un año, una mentira que además es la mar de evidente, pero bueno, la mayoría del tiempo todos nos mentimos y nos creemos las razones por las que lo hacemos, no soy quien para juzgarAhora, la familia de Taianna da mucho que desear, es como una familia normal, me exaspera la manera en la que todas las mamás del mundo, porque ninguna se salva, utiliza la lastima para lograr mover masas, ósea a veces ni siquiera tiene que hablar para darla Aunque cause demasiada risa las películas que hacen de las familias tienen razón en lo que la mujer es la que manda en la casa, un claro ejemplo es la familia de Taianna, como si el papá no quisiera meter en problemas simplemente por dar su opinión, me frustra demasiado Y para completar la hermana, Martina es la que más me exaspera, ¿por qué no bota a la calle a Patrick? OSEA ES UN BUENO PARA NADA Me molesta en sobremanera cuando hay un hijo de por medio y ni por eso esos hombres hacen algo - no discrimino, sé que algunas mujeres también son super dejadas de la casa - pero es que de verdad, me dan ganas de patearlos hasta que entran en razón, si fueron capaces de engendrar un ser humano, que tengan los suficientes pantalones para por lo menos cuidarlos .¿Qué importa que un niño quiera maquillarse y pintarse las uñas? ¿POR QUÉ EL MUNDO NO HA ENTENDIDO QUE A CUALQUIERA LE PUEDE GUSTAR LO QUE LE VENGA EN GANA? Ósea si él quiere hacer unos maquillajes que dejen con la mandíbula en el piso hasta el mejor maquillista del mundo, que le importa a la sociedad? Si una niña quiere eructar y patearle el **** a los demás al mundo que?Por mitades, 2da parte; me fascina que por lo menos Flora comprenda a Taianna y que trate de bajarla de donde esta montada, de hecho las personas sin tacto son mis preferidas, no hay tiempo de ilusiones ; pero entiendo que el ser botada del trabajo fue una manera muy sin tacto de hacerla ver la realidad de las cosas.Elio es un bombón con ropa o sin ella Yo digo que no sufre de demencia, las personas cambian con el tiempo, así que estoy convencida que fue netamente cierto el que no se haya acordado de ella, de hecho ella me dio la impresión que estaba cruzando los dedos demasiado fuerte para que el la reconociera, como la sensación de las adolescentes cuando quiere atención pero no quieren admitir que quieren atención.
Esto me llevo años atrás, cuando golpeaba a cualquiera que se quisiera meter con mi hermana Los niños son las personas más sinceras e inocentes de la vida, pero cuando llevan malicia en su ser son totalmente asquerosas.—El año pasado unos compañeros estuvieron metiéndose con él…
—Dame nombres, que voy a tener unas palabritas con los desgraciados. —Ni siquiera dejo que termine. Una furia arcaica me sube por la garganta como una arcada.
Primero creo que el arte lo tomo de la manera en la que no debía, me explico, ella lo ama y es genial ganar dinero haciendo lo que uno ama, pero desde el momento de la fatídica pelea con los papás siento que lo vio como la mejor manera de demostrar que podía y dejo el sentimiento a un lado; no se si lo entendí bien, pero eso me trasmitió«Taianna Favro, que prometía convertirse en una de las grandes artistas de su generación, no cumple las expectativas con su exposición más reciente».
«Demuestra así, que una buena técnica, no es suficiente».
«Una perfección vacía es lo que encontraréis si visitáis su exposición».
QUE EL CARADURA DE PATRICK MUESTRE LA CARA—Lo siento, sé que Patrick…Desde luego, no me refería a esto cuando esta tarde me he preguntado cómo habría crecido (y vaya que si lo ha hecho) Elio Barone ni cómo imaginaba reencontrarme con él. Así, en pelotas, con los brazos extendidos sosteniendo los extremos de una toalla y su pene dándome la bienvenida.
A Tai le gusta Elio desde niñosAún bastante decepcionada porque no tenga la consideración de acordarse de mí.
Me disculpo de antemano el arrebato que tuve en el comentario, lo hice a penas termine de leer y todavía tenia todo fresco
pera
Re: Our twenties
Annie, muchas gracias por tu comentario, lo disfruté mucho
- Brenda:
- Hola, Brenda Tenía muchas ganas de seguir leyendo de la historia de Enolah y Mason y ver cómo se desarrolla todo entre ellos con esto del matrimonio de conveniencia.━ Carlson, después de todo, no sería Boulanger & C sin la ce. ━ Respondo. ━ Andando, cariño.
(...)
mi padre jamás me hubiera obligado a casarme con alguien a quién no amo.
Me encanta Enolah recalcando que la empresa también le pertenece y puede que aún no tenga mucha idea de cómo funciona todo y que no se la vea con muchas ganas de estar en esas reuniones. Pero igual va, después de todo es por lo que lo ha hecho, por la empresa de su familia y su familase va a llorar recordando lo que les pasóAdemás me mata cómo manda al señor este a la mierda sin mandarlo a la mierda, we stand a subtle queen━Gagnon siempre ha querido más de lo que puede tener. ━ Señala, levantando una mano a alguien tras de nosotros a modo de despedida. ━ Pero lo hiciste bien.
━ ¿Acaso escuche una pizca de orgullo en tu voz? ━ Me brinda una sonrisa ladina que lo hace lucir joven y no como el amargado al que estaba acostumbrándome.
━ No me hagas cambiar de opinión, cariño.
(...)
━ Sí, aquí. En este pueblo. ¿Te mudarias?
━ Sí.
━ ¡Claro que no, mentiroso!
━ Piénsalo un poco, no retiraré mi oferta. A la larga verás que es lo mejor.
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Sus conversaciones están llenas de sarcasmo, se están tanteando el uno al otro todo el tiempo. Me gusta porque vas descubriendo "cómo se llevan" al mismo tiempo que ellos. Lo bueno que encuentro en su dinámica es que a pesar de la situación en la que se metieron tratan de comunicarse y no se tiran mierda el uno al otro. Aunque Mason debería decirle quién piensa que es (o es, no me quedó claro si averiguó quién anda detrás de los mensajes) porque también le afecta a Enolah y no puede esperar que ella crea que está de su lado si no le da una sola prueba de ser así.
Además noto como un poquito de tensión sexual no resuelta, veremos si me equivoco“lo que no te mata te vuelve paranoico”
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]━ Haremos alguna locura solo para evitar hacer alguna peor. ━ Respondo intentado mejorar mi humor, apago mi teléfono luego de ver el mensaje de Mason:
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Adoro cómo van dando pie a una amistad poco a poco. Me gustó mucho la escena, porque tanto Hana como Enolah tenían un mal día y ambas estaban dispuestas a escucharse, pero ninguna se sentía con ganas de explicar qué les ocurría. Entonces llega Enolah y dice, mira, no nos vamos a quedar aquí lamentándonos. Mejor nos vamos al lago y nos bañamos desnudas
Mención especial al mensaje de Mason. A mí este hombre me tiene dividida en dos veredas, supongo que se debe un poco a leer desde la perspectiva de Enolah. Porque es como: vale, parece buen tipo y que se preocupa por ella hasta cierto punto. Pero luego le oculta cosas y es como que un poco recto y te hace desconfiar.
Llorando con Mason que le mandó un pastel pidiéndole perdón xd. Y Enolah como, me da absolutamente igual, no tenemos quince años, mejor se lo doy a las glotonas de mis compañeras de piso“Lo siento, fuí un idiota. M.B.”
Hermano, deja de enviarle regalitos para "comprarla" y haz lo que te pidió, dale motivos para confiar en ti. O, al menos, pídele disculpas como un adulto.
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"Litio?" JAJAJAJAAJA PLIS QUE ME AHOGO. A la pobre la pilló en un mal momento, yo estaría igual si Mason estuviera enviándome regalos en lugar de hablar como un adulto. Y hazle caso, Litio, que solo tuvo un mal día. Enolah y Elio observándose:
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El gif de la cabecera de la segunda parte
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Una de sus manos se posa tras de mi cabello y me acercan a su pecho, su mentón con la barba de algunos días roza mi frente. Su abrazo me reconforta tanto que puedo cerrar los ojos por unos segundos y recuperar todo el aire que no sabía que me faltaba, acompañado de un toque muy ligero de su esencia
(...)
Estira el brazo hacia mi dirección y pasa un mechón de pelo tras de mi oreja, su mano roza mi mejilla que puedo sentir lo delicado de su tacto contrariar su manera de ser. Se inclina un poco más hacia mí que sólo unos cuantos centímetros me separan de su rostro, para ser específicos de sus labios. Quizás demasiados.
Esta era yo leyendo que sería el cumple de la mamá y cómo se quedó Enolah al recordarlo de pronto y sentirse culpable por haberse olvidado:
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Esta fui yo cuando apareció Mason de la nada, la abrazó, la acarició y toda la cosa:
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Me sorprendió mucho que apareciera así. Quizás sabe que sería el cumpleaños de su mamá y por eso fue a buscarla. De ser así, pues le damos un mini punto porque sabía que Enolah no estaría bien
Vale, sí que lo sabía, que se lo contó Loys y por eso estaba tan preocupado. Entiendo el miedo que siente por ella, es una situación muy dolorosa, pero creo que Enolah ha demostrado que es fuerte y puede lidiar (dentro de todo) con ello. Pero me alegra que no esté sola, porque se quedó muy en shock después de darse cuenta de lo del cumpleaños
Poco a poco, Mason comienza acercarse hasta que su nariz roza con la mía, levanto mi rostro buscando sus labios, siento como su boca se entreabre para besarme de una manera lenta, no como lo harían unos amantes porque estamos lejos de serlo, ni tampoco como dos personas impulsadas por la lascivia. Su beso es necesitado, hambriento, empuja su lengua entre mis labios hasta encontrarse con la mía.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
CHILLANDO. NO ME ESPERABA ESTO (en realidad al ver el gif estaba kinda esperando que sí ocurriera, pero tampoco quería tener expectativas)
Tampoco quiero emocionarme mucho, aunque bueno, ya rompieron una barrera. Porque entiendo o al menos eso creo, que Enolah en ese momento en el que se encuentra necesita alguien a quien aferrarse y con quien distraerse. También pienso que ese es el motivo por el que Mason la detiene, porque es probable que después se arrepintiera de hacerlo. O no, realmente solo ando analizando la escena y como me lo dejaste ahí voy a tener que esperar hasta el próximo capítulo para ver cómo avanza
Al igual que el anterior, me ha dejado intrigada y con ganas de seguir descubriendo su historia. Así que aquí me quedo esperando por más
indigo.
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Re: Our twenties
CAPÍTULO 13
pandie • Jung Na Eun & Dmitri Zhou
- shy and red ears:
- — Demosle un gran aplauso a Marya Lewis, la escritora de este maravilloso libro.Los aplausos no se hacen esperar, dejo mi copa de vinotinto en la mesa de los bocadillos y me uno a la ola de aplausos que no paran hasta que Marya se posiciona detrás del púlpito que han organizado para la lectura del libro; ella sonríe a la pequeña multitud que ha venido a escuchar su nuevo cuento infantil, suspiro cuando empieza a dar unas pequeñas palabras de agradecimiento y luego empieza con la primera lectura del cuento.— Lo hiciste bien Na Eun — murmura Sam a mi lado, le regaló una pequeña sonrisa de labios cerrados fijandome cada dibujo que pasan por el proyector — Mary está verdaderamente agradecida, de hecho me dijo en la oficina que nunca pensó que alguien hiciera exactamente y más de lo que ella imaginaba para su historia, que le diste vida.— Solo hice mi trabajo, ella fue la que pensó en todo, seguir indicaciones es sencillo — murmuro dándole otro sorbo a mi copa.— No para todos es sencillo Na Eun.Me alejo por fin de la mesa de bocadillos buscando un asiento vacío, la dulce voz de niña de Marya llena por completo el silencio que se ha formado desde que creó la expectativa acerca de la protagonista de la historia.Admiro todas las personas atraídas por la historia, como en los Sam se vuelve aún más rico de lo que ya es con cada sonido de sorpresa que hacen los niños dentro de la sala, suspiro y aliviada cuando todo termina y forman una fila ordenada para hacer las ordenes y si son suertudos recibir autógrafos.Nunca llegué a imaginar que el juego de niños que empezaron Marya y sus descabelladas directrices para dibujar a cada personaje, llegarán a gustar tanto, rememoro los dolores de cabeza que me causaron los detalles que me obligó a dibujar.Y tan difícil que fue ese personaje principal.¿Cómo puede una niña de 18 años ser tan complicada?— ¡Na Eun! — salgo de mi ensoñación y funciono en automático al ver a Sam con Marya — Te estamos diciendo que deberías venir con nosotros a la comida de celebración.— Preferiría no ir — rebusco en mi mente la excusa más creíble que puedo soltar — Alguien me ha traído desde Galena, no creo que sea buena idea si no voy de regreso.— Puedes invitarlo — ofrece Marya — Eres mi ilustradora, hiciste un grandioso trabajo, la mitad del éxito es tuyo, sería genial que fueras con nosotros.— La mayoría del crédito es tuyo, yo solo plasmé lo que tenías en mente.— Aún así deberías venir con nosotros, mis padres también quieren agradecerte.— Ya me han dado toda la gratitud, tranquila Marya, fue un placer trabajar contigo — hago un reverencia no tan pronunciada y dirijo mi mirada hacia Sam, este le dice algo a Marya y ella se despide con su mano y va con sus padres.— Eres la mejor despidiendo a la gente, ¿no quieres mi trabajo? — se burla él tomando la inexistente barba en la mandíbula — ¿Te acuerdas lo que te dije cuando te asignamos el trabajo con Marya?— Que era el primero y último con ella — contesto en automático.— Es joven e inexperta, piensa que como le dimos a nuestra mejor ilustradora va a seguir sacando éxitos, lo que no sabe es que el resto del trabajo tiene que hacerlo ella con otro compañero.— La ilusionaste.— Ella sola lo hizo, sé que sufriste para sacar el excelente trabajo que siempre haces — pasa su delgado brazo por mis hombros y nos guía por la multitud hacia la puerta del lugar — No necesitas venir este viernes, ya has hecho un sacrificio al venir un martes.— Considerado de tu parte — me sacudo gentilmente el brazo, alejándome un paso hacia el pasillo, alejándose del bullicio que aún persiste dentro del salón.— Ya me conoces querida — responde arrogante — Ahora solo tienes dos proyectos y van un poco lento por culpa de esos escritores sin oficio, nunca entregan algo a tiempo, la jefa ha pedido que estes en otros dos proyectos, mañana a primera hora tendrás las especificaciones y necesitamos que hagas algunas portadas.— Esperare las indicaciones, el sábado te enviare el primer borrador de la historia de Maggie y ya sabes que en mi contrato no aparece ni en las letras pequeñas lo de las portadas.— Se te pagará como independiente, por lo tanto será una cifra con varios ceros — responde él de inmediato — Son escritores quisquillosos que no quieren a nadie más en el trabajo.Dentro del salón se escucha como llaman su nombre, él se da la vuelta y hace una seña, indicando que estará allí pronto, las personas paseando por el lugar nos miran con curiosidad y los dos nos vemos con la obligación de saludar cuando pasa un escritor por nuestro lado.— Todo estará detallado en el correo que va a estar en tu bandeja de entrada mañana — su mano derecha se extiende en mi dirección y yo la tomo con duda — Saluda a tu madre, me ha mandado una nota voz de lo más elocuente en cuanto a tus vacaciones y como te explotamos y no puedes ver a chicos — la respiración se me atasca en la garganta, produciendo una tos por el ahogo, mis mejillas y orejas se tiñen de rojo intenso — Sal mas Na Eun, aún eres joven o en el peor de los casos.— Lamento mucho el comportamiento de mi madre.— No te preocupes, me divierto mucho hablando con ella, tengo que hacerlo para poder dormir con una sonrisa en el rostro.Es lo último que dice para voltearse y entrar de nuevo al salón; me quedo unos minutos analizando lo que acaba de pasar, tomando conciencia demasiado tarde como para decir algo, así que mi vergüenza y yo salimos de la editorial.어머니![Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Trabajar en una editorial y dejar Corea no era mi proyecto de vida, de hecho el solo pensamiento de dejar mi pequeña y lastimada familia no había pasado ni siquiera por mi lista de posibilidades del futuro, pero el solo respirar aire limpio de Galena, ver la diferencia de como es este, me da la tranquilidad de nuevas posibilidades.Disfruto en silencio el viaje de regreso al que por un año ha sido mi nuevo hogar, observo el rápido paisaje que se pierde de mi vista a medida que el auto avanza, pienso en todas las veces que desee volver a Corea, de tener la responsabilidad de cada cosa mínima en casa, el pintar el paso de las estaciones reflejadas en los árboles o simplemente ayudar con los niños pequeños.Suspiro recordando a mis hermanos, a Go Hyuk arrastrando animales muchas veces muertos a su cuarto y como no dejaba que nadie los sacaran, o Min Lynn con su incesante deseo de ser linda, tantos recuerdos mientras mamá trabajaba horas extras por mantenernos alimentados, si hubiera tan solo la posibilidad de pintar cada recuerdo vivido, pero sé que lo primero que pintaría sería el rostro sonriente de papá.Las fechas de verano siempre eran duras, no solo por el sofocante calor, sino por los miles de recuerdos, decían que el dolor de la pérdida nunca dejaba nuestra alma, que se aferraba con uñas y dientes a nuestro corazón, nunca creí en eso hasta que lo experimente, simplemente aprendes a vivir con el dolor más nunca lo olvidas.Mi celular vibra en mi bolso, alejándome de la ensoñación, rebusco por él lo suficiente como para desordenar todo el contenido dentro de él, bufo con molestia hasta que lo encuentro al final de todo, lo tomo y veo que es un mensaje en el grupo de casa.정민 린Oficialmente están hablando con la chef principal del restaurante de la esquina.정고 혁Ni el nombre del restaurante te sabes???Nos regalas comida por ser familia?????엄마축하합니다!축하합니다!Sé responsable Min Lynn, ahora tienes personas a tu mando.정고 혁Hablo Na Eun, ahora sí pequeña mierdecilla, te toca ser mega responsable y alimentar a tu hermano.엄마정고 혁! No insultes a tu hermana, ella ahora es una adulta con trabajo.El autobús se detiene en la parada, recojo mis cosas con rapidez bajandome cuando algunos pasajeros ya lo han hecho, camino hacia el maletero y espero a que el conductor me entregue los lienzos que he traído de Toronto, mi celular no deja de vibrar en mi mano y cuando el conductor me hace una seña de que lo espere unos minutos vuelvo al chat grupal.정고 혁Yo solo espero que por lo menos nos den un descuento.Deberíamos apostar cuánto tiempo dura en este restaurante.El lado positivo es que ya tengo muchos cupones de descuento de los restaurantes pasados.Consiguele unos a tu hermano de éste, Min Lynn.정민 린Claro que me sé el nombre de mi nuevo trabajo, no voy a conseguirte los cupones, soy adulta desde hace mucho mamá, tranquila hermana mayor seré responsable, lo prometo.엄마A qué horas termina tu turno Min Lynn???? Cuando empiezas??? Hay otros cocineros????정민 린Empiezo el jueves, necesitaban a alguien con urgencia, el turno empieza a las 6 am y terminó a las 8 pm y si mamá, hay otros cocineros, necesitaban a un líder.¿El sueldo vale la pena por tantas horas de trabajo diarias?정민 린¡Sí! Eso es lo mejor, ahora podré ayudar más en la casa, así te tomas unas vacaciones y nos visitas hermana mayor.엄마훌륭한! Ven de visita Ne Eun, no querrás verme llegar allá.정고 혁Regalame algo en mi próximo cumpleaños hermana del medio, ahora que si tienes dinero.También espero tu regalo hermana mayor, este año no te salvas!!!!!Si mamá vuela a Canadá, yo también iré.Eso me recuerda, mamá deja de decirle a Sam acerca de salir con chicos.정고 혁Mamá le está diciendo a Sam que salga con chicos???????El conductor carraspea fuerte, levanto mi mirada rápido, dejando el mensaje a medias, le sonrió en disculpa cuando me tiende de nuevo los lienzos, los tomo todavía con mi celular en la mano, me despido agradeciendo el que me hayan traído y camino hacia la parada de taxis, cruzando los dedos para que no me pongan problema por llevar los lienzos, mi familia vuelve a ponerse activa y la vibración no para.Mamá no le está diciendo a Sam que salga con chicos, mamá le está diciendo a Sam que no tengo vida social, por lo tanto no tengo a alguien con quien darle nietos.El arrepentimiento de tirar a mamá a los tiburones de mis hermanos nunca llega, sonrió sabiendo que ellos le darán la suficiente lata como para que no me moleste con nietos por dos días, guardo el dichoso celular en mi bolsillo delantero y paro el taxi que se acerca con lentitud hacia mi.Cuando ya estoy sentada en el asiento trasero me relajo por completo, las coloridas calles de Galena pasan a mi lado, rebusco en mi cartera el dinero que le daré al señor y saco mi celular para averiguar qué han dicho mis hermanos.엄마¡Claro que no! Sam ya tiene una hermosa chica, es Jung Na Eun la que necesita ver chicos.정민 린¡Sería genial tener un cuñado! Pero… Mamá no crees que si te compramos un perro es mejor?????정고 혁정 나은! NI TE ATREVAS A VER CHICOS!!!! Los hombres son cosas insignificantes que piensan con su segunda cabeza, no quiero que ninguna de mis hermanas este en los pensamientos de esas segundas cabezas.Donde me enteré que algo así pasa…HABRÁ CONSECUENCIAS SERIAS.LO DIGO TOTALMENTE ENSERIO.엄마No quiero ningún perro, quiero ver a mis hijos con pareja.정고 혁NI LO MENCIONES MADRE!!!!NO APRUEBO ESOS PENSAMIENTOS!!!!!!정민 린Tanto que dijiste de los chicos, si te has enterado que eres uno Go Hyuk?정고 혁Porque lo sé es porque lo digo.정민 린ASCOOOOFrunzo el ceño al darme cuenta que mamá es la que desmintió todo, rememoro lo que ha pasado en los minutos antes, asintiendo cuando me acuerdo que mande el mensaje, busco otra vez por el chat pero aún así no lo encuentro, apago el móvil y lo dejo sobre mi pierna, cuando este vuelve a vibrar lo prendo de rapidez.정 나은 Ya que no tienes suficiente vida social, ven con nosotros a comer helado; en cuanto a la otra cuestión, tendré que pensarlo detenidamente.Mis ojos vuelan al nombre del chat cuando termino de releer el mensaje tres veces, Dmitri Zhōu, maldita sea!No pensé que supieras coreano.No sabes muchas cosas de mi ;)¿Cuándo es la salida por el helado?Cambio de tema… El sábado.Ahí estaré.Salgo del chat y del auto más decaída que cuando entre y todo empeora cuando veo como un lienzo tiene una mancha justo en el centro, camino con desgana hacia la puerta de la residencia luego de pagar al conductor, me detengo justo en la puerta, cuando mi racionalidad no ha regresado a mi cuerpo, junto mis manos y ruego a todas las deidades que conozco que Dmitri no diga nada al respecto sobre nuestra pequeña y vergonzosa conversación frente a Pia.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El sábado llega con más rapidez, confirmando que mis oraciones no fueron contestadas, por suerte Dmitri no nombra absolutamente nada acerca del pequeño percance que sufrimos el martes pasado, aún así sus ojos sonrientes me siguen por doquier, haciendo que mis orejas permanezcan en un contaste color rojo.— Eres mi amiga Nana — habla Pia a mi lado, logrando sacarme del pozo de vergüenza donde he estado desde que nos juntamos — De hecho desde ahora eres mi mejor amiga, Dios sabe que necesito una desde hace años, pero en mi corazón solo había espacio para ti, así que esperé por mucho tiempo y por fin estás aquí.— Nos conocimos en abril — le digo frenando su enérgica charla.— ¡Exacto! A eso me refiero Nana, el tiempo es testigo de nuestra amistad, de cómo creció durante lo poco que llevamos conociéndonos — contraataca — Solo bastó con mirar tu hermoso rostro de sirena, para saber que eras la elegida, la mejor amiga que siempre pedí en mis cumpleaños, cada vel soplada era dedicada para ti Nana, ahora no puedes dejar a tu mejor amiga sola en decisiones como esta.Rezo con todas mis fuerzas para que Dmitri no se demore más en la dichosa heladería para que pueda frenar el discurso de Pia, pero se que mi fe no es suficiente cuando sale del local y tres chicas se le acercan para hablar.— Demy no te salvará esta vez Nana — acusa la rubia mirándome con los ojos entrecerrados — Desde que sus ojos hicieron chispas, siempre se juntan para dejarme como el mal tercio.— Nuestros ojos no hicieron chispas — interrumpo de inmediato.— Lo que te haga dormir mejor en las noches querida — me regala el gesto más desdeñoso de su repertorio — Yo sé lo que vi, mis ojos no se perdieron de absolutamente nada — mientras lo dice, abre enorme los ojos y acerca dos dedos a estos, haciendo la seña de ver todo a su alrededor — Ustedes son mi mejor trabajo en la vida, seguiré fielmente guiandolos por el buen camino. Ahora no me hagas cambiar de tema, a Demy le faltan muchas chicas y chicos que saludar hasta que llegue al auto, solo espero que llegue antes de que mi helado de triple chocolate se derrita.Me doy por vencida lo suficientemente rápido, sabiendo que tiene toda la razón, Dmitri no llegará en mi rescate como para poder salvarme de la invitación de Pia, suspiro dándole a entender que me rindo, por lo tanto ella vuelve a la carga.— Como te venía diciendo, en serio necesito que me acompañes a escoger el atuendo, va a ser una noche mega especial, el verano se está acabando como arena que se escapa de nuestras manos, así que es mi oportunidad de mostrar todo lo que quiera sin verme vulgar por hacerlo o morirme de frío en el intento de guiñar a algunos chicos, es algo super importante, la mejor noche que todo ser humano puede tener, quiero pasarla en bomba, pero también conquistar a algún buen chico con el que pasar las frías noches que se avecinan.Suelto una risita detrás de mi mano derecha por las ocurrencias que sigue diciendo para tratar de convencerme, Pia habla de como la fiesta que organizan sus jefes para darle la bienvenida a los nuevos empleados será el momento perfecto para impresionar a los chicos y a las chicas, además que es mi deber como su única mejor amiga de acompañarla a buscar el mejor atuendo para lograr su cometido.Me desconecto de su discurso y observo a cada persona que pasa por la concurrido calle, como sus vidas pierden color sin darse cuenta, el gris aumentando a medida que dejan de hallarle sentido algo y todo siendo reflejado en sus rostros, volteo mi mirada a Pia, viendo como el brillo en sus ojos no mengua a pesar de las constantes negativas que le he dado el último mes, como según las largas charlas con Dmitri ha atravesado diferentes dificultades y aún así sus colores siguen igual de vivos a cuando nos conocimos en la parada de buses.— Iré contigo Pia — interrumpo — Pero tenemos que organizarlo, las dos trabajamos y tu estudias.— ¡Que maravilla! — chilla aplaudiendo con entusiasmo — Será nuestra primera salida de amigas, escucha Nana, tienes que venir a esta fiesta.— Ahí querías llegar — acuso mirándola fijamente, ella tiene la decencia de sonrojarse — Sabia que tramabas algo detrás de tu propuesta desde que escribiste a las chicas que Dmitri ya estaba en la heladeria.— ¡Me espiaste!— Escribiste el mensaje con la intención de que lo viera, tu celular estaba justo en mi rostro cuando lo mandaste.— Siempre escribo de esa manera, no significa que tienes que ver lo que estoy escribiendo — justifica ella — Pero bueno, he logrado mi cometido, has cedido en acompañarme.— A escoger tu vestido, no de ir a la fiesta — refutó de inmediato — No me gustan los lugares con muchas personas, me sofocan — explico detenidamente, con la esperanza de que ella me entienda.— Pero Nana, me siento mal si me acompañas a escoger el vestuario pero no vas a la fiesta, como si defraudara a mi mejor amiga.— Si ella no quiere ir, no puedes obligarla, pollito — las dos volteamos hacia Dmitri, que se encuentra de pie frente a nosotras, con los tres vasos de helado en las manos — Me hiciste una emboscada.— ¡Por esto mismo te la hice! — dice frustrada, se levanta y le arrebata el vaso que supone es de ella, para luego sacar una cucharada de su helado favorito y comerlo de un solo bocado — Siempre estas de su parte, soy su mejor amiga, tu solo eres su chofer, un conocido.— No te quejes pollito, de hecho yo sería el que debe estar enojado, me atrapaste por más de media hora y solo estaba a media cuadra de aquí — me tiende mi vaso de helado y agradezco con una sonrisa, suspirando feliz de no ser el centro de atención de Pia por unos instantes — A veces me asombra tu manera de manejar las masas.— Es que ustedes dos me estresan muchísimo — refunfuña como una niña pequeña, recordándome a Min Lynn, la cual debería llamar más tarde.— Dmitri también es mi amigo — los dos frenan su acalorada discusión y voltean a verme, todavía sentada en el andén.— ¡Claro que sí! — murmura Pia comenzando a caminar — Solo su amigo.Me levanto del incomodo lugar donde he estado sentada por más de media hora y camino al lado de Dmitri, siguiendo a paso lento el camino que va dirigiendo una enfurruñada Pia, pruebo mi helado de vainilla medio derretido por tanta espera y disfruto de la tarde soleada que Galena nos da.— Se le pasará cuando lleguemos a la plaza — asiento en acuerdo.— ¿El enfado porque según ella estemos uno al lado del otro para amargarle la vida o el que no haya accedido a ir a la fiesta?— La primera opción — murmura concentrado en su helado — Te tratará de convencer de ir al dichoso lugar hasta el día de la fiesta — completa sarcásticamente.Caminamos otras cuadras uno al lado del otro incluso cuando llegamos al mercado y Pia se detiene cada pocos pasos en cualquier estantería para ver que hay en ella, suspiro por quincuagésima vez al ver que ella nos sigue dando miradas acusadoras; río por lo bajo notando que es su nueva táctica para conseguir lo que desee.— ¿Cuánto cobrarías por enseñarme a pintar? — la pregunta es tan repentina que tengo que para a verlo, asegurandome de que lo ha dicho en serio.— Que me enseñes mandarín — respondo lo primero que se me viene a la mente.— Hecho.Estrechamos nuestras manos cerrando el negocio, pero no hablamos de ello por el resto del paseo; la siguiente hora nos sentamos en un café y pasamos la tarde hablando de trivialidades donde se me preguntan millones de veces el ir a una fiesta, rio con cada ocurrencia salida de los labios de Pia y cuando llego a casa en la noche, me propongo que mi próximo proyecto es hacer el puntillismo del frente de la residencia y tal vez regalarle el retrato de ella misma a la señora Cara, el cual lleva guardado en mi habitación desde hace meses.
pera
Re: Our twenties
wtfff tengo mucho que comentar!! una disculpa para todas
Tengo mi capitulo pero me agarro sueño me fijo si lo puedo subir ahora o mañana! hehe.
- zoe:
Hola zoe! dios que emoción es leer de personas que nunca he leido!! Primero que nada gracias por tu comentario! recuerdo que el día que lo leí me levanto el animo cuando me sentía mal,, tmi tmi lo sientoSuelto un suspiro, y seguido de este otro. Últimamente solo hago que suspirar, como si así se fueran los problemas. Ojalá fuera todo tan sencillo.
Todo es tristeza y dolor aqui. Y RECIEN EMPIEZA AAA NO PUEDE SERR
Wait de quien hablamos?? no me digas de... quiero sorprendermeMe odiaba a mi misma por siquiera pensar en llamarle, como era posible que en los momentos en los que me encontraba más disgustada o deprimida seguía queriendo escuchar su voz.(...)
LITERAL esta conversación me encanto HJAJHDA Flora es la más responsable de la casa o que? todas un desastre del buen modo claro— Solo hay que saber enmascarar un poco las cosas, qué tal así: Joven con conocimientos de diferentes idiomas y enseñanza, con experiencia en distintos sectores y abierta a nuevas experiencias en el sector laboral por tal de seguir profesionalizandose y aprender nuevas aptitudes. ¿Ves? Así.
hermana i got you, cuantas nos veces nos ha pasado jajsjaja la cruda realidad amiguis abrazo contenedor para todas.Tengo tan pocas ganas de tener que enfrentarme a los conocidos "por supuesto ya te llamaremos para concertar una entrevista" o mi favorita "En este momento no necesitamos a nadie, pero me guardo tu currículum para el futuro", luego ese currículum estoy segura de que acaba en la basura pero bueno hay que ser realistas.
Pausa. Porque llegue al tercer apartado y no me había dado cuenta que habías cambiado de narrador CJAU
che che che la pelirroja descripta será yeonsun?? ajhsjgs(...)No sé si sorprenderme, sentir lástima o envidia por ella. Sacudo la cabeza y entro.Me acerco hacia ella olvidando que la tengo en el teléfono, bajo las escaleras hasta donde se encuentra y vuelvo a ponerme el móvil en la oreja justo para oír al unísono como me maldice. Debería cabrearme, pero no puedo. De repente me da igual lo incómodo que pueda llegar a sentirme en Galena, mis problemas o como demonios pienso afrontar la vida. Había añorado tanto volver a oir y ver a Yeon Sun que nada podía pararme la emoción por dentro.
NOOOOOOO escuchas eso?? estoy llorando. Encima justo estaba escuchando una canción de un anime (given) y quedo PERFECTO dios que reencuntro. Tenia la leve sospecha de que Yeonsun cuando hablaba de esa persona podría ser él. Lloro.
El APODO dumpling>>> me encanta ay
que promesa?? la audiencia exige respuestasSigo sin creer que me guarde tanto rencor, pensé que después de un tiempo se acabaría olvidando de aquella estúpida promesa, pero no fue así.
girl hablemos de desintersados tambien tengo uno *cof cof* luciel *cof cof* igual los amo baiVes, eso hacías Taemin. Me confundías tan solo con aparecer cerca y tus estúpidos gestos aparentemente desinteresados. ¿Y luego es culpa mía?
se llama lee taemin mmm no puedo dejar de pensar en el idolLee Tae Min, te odio.
Drama. igual algo romatico uwu Aunque es tristeza y dolor para yeonsun(...)— Aquí fue donde nos conocimos.
Me encanta que Yeonsun haya tenido muchos empleos, osea se podria decir que tiene mucha experiencia en varios rubros y no puede conseguir trabajo?? bueno igual eso es dificil,, vamos nena tu puedess
AHORA ese eunwoo no viene con buenas noticias. LA MADRE. Que paso??? neceitamos saber por favor zoe! asi la odiamos entre todas jhahsaj pero sí
- Micky <3 :
HOLA MICKYYY nos leemos otra vez ashdgjsdg lloro de la emoción. Ya estoy enamorada de Andromeda, te lo dije?? creo que no ay. Igual me pasa con nuestros pjs junto con el de BrenAntes de llegar al muelle me topo con una feria de artesanías y sinceramente todo me fascina. Hay muchísimas personas que venden piedras y eso me enloquece. No tienen que contarme mucho de ellas antes que saque algunos de los billetes que metí en mi bolsito y compre bastantes cosas: unos pendientes que tienen una pequeña piedra de la luna y hace juego con mi vestido; una pirita, el oro de los tontos, para tener abundancia económica y también una turmalina para que me proteja, esta piedra se quiebra cuando cumple su ciclo de protección.
Bueno no soy muy creyente de estas cosas sobre energía y las piedras pero me encanta escuchar a los que sí, osea me agradan de una no se como explicarlo. Encaja perfecto con la Andy, es como si tuviera un espíritu tan fuerte.
AAAADJHUWDHID ME ROMPI PERDON.Camina decididamente hacia a mí y me abraza fuertemente. Correspondo el abrazo, por supuesto. Su perfume me invade y mi corazón se acelera aún más si es posible.
(...)
— Andrómeda —dice por fin.
No podía asimilar que estaba ante él. Ante Cedric Callen, el amor de mi vida.
QUE PASO?? COMO QUE AMOR DE MI VIDA,, ADROMEDA TIENES MUCHO QUE EXPLICARR LLORO OTRO REENCUTRO QUE ME TRAE LAGRIMAS.
— Ella es Andy, mi hermanastra — le contesta mientras baja la mirada.
COMO. NO JODAS AY BASTA NO me rehuso a creerlo. Si no lo leo no es real.
*le vuelve el alma al cuerpo* UFFNunca fuimos hermanastros, ni siquiera por asomo.
Maldita sea. *aprieta el puño* se me rompió el corazón a mi tambien basta noooPero por fin volví a ver a Cedric Callen y está viendo vestidos de novia. Con su prometida de la mano. Justo en la habitación de al lado. Y yo aquí hiperventilando con mil sueños rotos.
NOO si son hermanastros basta quiero llorar. Todo es tristeza y dolor. A VER quien fue le chismoso?? rompo todoÉl fue mi primer todo: primer beso, más que besos y también compartimos la primera vez de los dos. Estaba en un cuento de hadas, pero este no fue como los de Disney. No tuvimos un final feliz.
NOOO bardiaste Gianna a hora va a ver ahre— Por cierto, saca a tu gata callejera mugrosa de esta habitación porque molesta a mi bebé Legolas — esto último lo dice en tono meloso como si estuviera hablando exclusivamente para el gato.Regla N° 1: No dejar la ropa tirada.
Regla N° 2: Mantener el orden y la limpieza de la habitación.
Regla N° 3: Si las tangas quedan en el baño, serán quemadas.
Regla N° 4: Ambos gatos tendrán su espacio dentro de la habitación.
Regla N° 5: Las piedritas y/o arena de los mininos serán cambiadas todas las semanas.
JSAJSHASJHA ya te había dicho que amaba las reglas que impusiste lloro. La tres es mi favorita de lejos. Una genia Andromeda.
DIOS TE VOY A CITAR TODO MICKY ME ROMPES
PORQUE A VER PORQUEE TANTO SUFRIMIENTO es un amor prohibido aaaa— Vamos, tienes una prometida. Una prometida a la que le tengo que hacer el vestido de novia. — De pronto parece acordarse de ese detalle.
— Si, tienes razón. Tengo a Megan — su voz parece sonar firme. — Pero soy capaz de dejar cualquier cosa si así te vuelvo a tener conmigo, y lo sabes. Siempre has sido mi debilidad, Andromeda Dagger.
Listo no puedo más. He sido atacada por todos hoy. Me encanto Micky tu historia es tan jdhsdghj mi favorita hasta el momento por todo el drama que se viene Y A MI ME ENCANTA EL DRAMA.
Tengo mi capitulo pero me agarro sueño me fijo si lo puedo subir ahora o mañana! hehe.
14th moon
Re: Our twenties
CAPÍTULO 14
flower. • Lee Hana & Kang Luciel
- ta te ti:
- Un mes desde mi llegada a la residencia. Tiempo para la entrega del escrito: menos de dos meses. Estado del proyecto: una hoja de word con mi nombre y la portada. Qué pretenciosa Hana.
Abro los ojos y el techo blanco me da la bienvenida. Decorar un poco no estaría nada mal, pienso. Primero tendría que preguntarle a Cara. Aunque sí debo admitir algo, me intimida un poco. Hace unos días escuche como le llamaba la atención a su nieto. Pero evitarla no es una opción, así que tendré que armarme de valor para cuando tenga que verla. Más si quiero mejorar mi primera impresión.
— No quiero ni recordarlo. — Llevo una mano a mi cara.
Con pereza me levanto de la cama, estiro todo mi cuerpo. Restriego mis ojos a lo que intento decir “buenos días” a mi compañera pero al instante cierro la boca, recordando que ella se fue más temprano.
Cambio los pijamas por mi ropa diaria que consiste en unos shorts de tela y una remera. Luego de la rutina matutina del skincare, me encamino hacia la cocina. Con un poco de nervios abro la puerta y no hay nadie por suerte. Suspiro.
— ¿Vas a entrar o qué? — Escucho una vez a mis espaldas.
No me había percatado que seguía en el umbral con la mano en la perilla. Volteo para ver de quién se trata. Es Reaven. Su rostro era inexpresivo pero aún así puedo sentir que sus ojos me están analizando y juzgando.
— ¡No! — Suelto sin pensar, ella frunce el ceño.— ... Digo ¡si! — Hago una risita y realizo mi entrada.
Durante los minutos que compartimos el mismo ambiente hasta que ella volviera a salir a lo que supongo es el jardín. No puedo evitar sentirme nerviosa ante su presencia. De hecho es la primera vez que hablamos a solas. He hablado con las demás residentes, y creo que nos llevamos bien pero ella es especial. Por un momento creí que me odiaba, pero Flora muy amablemente, me explicó que no era algo contra mí y que a ella, en su preferencia, no le gusta hablar con nadie.
A pesar de que llevo un mes, me gusta este lugar. No hablo solamente por la residencia y las chicas, sino que el mismo pueblo logró encantarme. Agradezco mentalmente a Lilah por la sugerencia. En un futuro no muy lejano, puedo visualizarme en un lugar como este. Luego de tener mi primer éxito en el trabajo y vivir en la ciudad un tiempo, puedo mudarme a este pueblo y comprar una casa. Dar mis últimos respiros aquí… Imaginar no cuesta nada.
Sonrío ante la idea. La cafetera hace “beep” indicando que ya está lista mi bebida. Busco entre los estantes mi taza. La variedad de colores y modelos de porcelana me recibe. Son muy lindas, pienso. Levanto la de color rosa pálido decorado con una H y una flor sobre la letra. Vivir con un grupo de personas, te hace tener la necesidad de marcar las cosas con tu nombre. De este modo se evitan futuros malentendidos.
No te perdono aún Yoshiko por usar mi taza del Nyan cat.
Aprieto el puño recordando el altercado que tuvimos ese día. Si no fuera por Galo, que llegaba de entrenar, se habría desatado una pelea. No soy una persona de violencia pero esta chica tira de mis hilos nerviosos.
Una vez segura en mi habitación, tomo el café mientras disfruto de unas galletas con jalea de membrillo. No me arrepiento de haberlas comprado. Mi amor por los dulces se intensifica cada vez más. Debo tener cuidado de no subir de peso. Otro problema a mi vaso, perfecto.
Me siento frente al computador e ingreso la contraseña. Abro el word, dispuesta a empezar a escribir algo mientras se reproduce mi playlist favorita de Spotify con canciones que, espero me den inspiración.
Tomo mi cuaderno donde hago anotaciones y veo el nombre de Luciel en lapicera azul y un círculo que lo resalta. Él es mi sujeto a prueba. Observo el nombre y los pocos adjetivos que tengo sobre él: "intocable", "¿rico?", "posible rompecorazones", "antipático -2", "atractivo". Mi encuentro con él trajo todo esto pero no es suficiente. Necesito más información. Y no, no era opción recurrir al raro de la universidad que conoce a todo el mundo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Muy bien Hana, has estado haciendo una investigación muy buena. Una semana de recolección de datos. Sonrío viendo mis anotaciones. Incluyen, a qué hora ingresa y cuando cierra. Atiende todo el día aunque hace una pausa para almorzar durante 2 horas aproximadamente. No es el único atendiendo, una pareja de ancianos también está detrás del mostrador. Algunas veces los tres se encuentran. Aunque mayormente él es quien está solo en la tienda.
Repaso todo lo que tengo anotado. Miro mi reloj en la muñeca. Son las 13:45hs y como es sábado debería estar cerrando. La idea es: acercarme y fingir que quiero comprar flores pero ¡oh casualidad! está cerrado, no me di cuenta. Y luego recordar el incidente pasado y como disculpa invitarlo a tomar algo.
Plan a prueba de torpes.
Guardo mi cuaderno. Y empiezo a caminar. Espero que mi cabello esté bien.
La florería estaba a una cuadra. Una cosa que aprendí fue que se llama "The Garden".
¡Oh, ahí está! El joven está guardando los floreros del aparador. Justo a tiempo.
— Hola, disculpa ¿ya están cerrando? — Preparo mi mejor sonrisa.
— Si. Vuelva el lunes. — Me sorprendo ante la respuesta abrupta. Además de que ni siquiera se digno a verme.
— Es una pena, quería comprar unas flores.
— Hay otra florería a unas cuadras adelante aún está abierta puede ir… — Levanta la vista y cruzamos miradas. - Chica abeja.
¿Disculpa?
— ¿Cómo me llamaste?
— Eres la que destruyó uno de los floreros que luego tuve que reemplazar con mi propio dinero. Me debes… — Lleva su mano a su barbilla como si estuviera pensando. — 50 dólares.
— ¿Eh?
Alto. Frunzo el ceño. Su mirada está fija en mí esperando una respuesta. No reacciono por unos segundos. Las palabras se rehúsan a salir. Estoy procesando lo que acaba de decir. ¿Habla enserio? Por supuesto que sí.
En el tiempo que me toma responder. Mi cerebro idea un plan. Invitarlo por un café en manera de compensación. Sacrificaré de mi dinero para gastos personales. Será doloroso ya que me gustaron un par de accesorios de una tienda, pero es por el bien de mi trabajo. Además, no conozco a nadie que no le guste la comida gratis.
— Bien, ya que me encuentro en deuda contigo. — Fnjo que estoy pensando. — ¿Qué te parece un café? — Él abre los ojos, está sorprendido de mi propuesta. La expresión no dura mucho y luego vuelve a su estado natural serio. Empiezo a sentir inseguridad. — ¿O un almuerzo? Lo que quieras yo invito. — Sonrío.
—¿Y si me niego?
— Considerando que estás cerrando el local y que es sábado en la tarde apuesto a que tienes hambre. — Llevomi mano a mi cadera, dándole más actitud a mi propuesta.
Suelta una risita de burla. — Sabes cuántas veces han intentado invitarme a salir con esa simple excusa?
Oh. Alerta arrogante.
Procedo al plan B: Fingir decepción.
Bajo la mirada al suelo y luego la vuelvo a subir, haciendo mi mejor expresión de apenada. Fuerzo un par de lágrimas para que se acumulen en mis ojos.
— No lo sabía. Lo siento si te incomodé o lo que sea. — Agarro mi bolso y busco la billetera. Esto es parte del plan, le voy a dar el dinero. Saco el billete. — Aquí tienes. — Sostengo el billete hacia su dirección. — Una vez más como lo siento mucho. — Hago una pequeña reverencia.
No lo tomes. No lo tomes. No lo tomes. Ruego en mi cabeza.
El papel es arrebatado de mi mano y suelto un sonido de sorpresa. No.
Se lleva la mano a la nuca y evita mirarme. — Supongo que esto alcanzará para un almuerzo.
Quedo petrificada. La expresión en mi rostro lleva la palabra “pequeña ilusa”.
— No te quedes ahí. Vamos chica abeja.
Como está a unos pasos delante mío. Asiento y corro hacia él.
Estamos caminando juntos. Mi plan funcionó. Conseguí tiempo a solas con él. Sonrío de satisfacción ante mi avance aunque no puedo evitar sentirme nerviosa. Realmente voy a estar a solas con Luciel Kang. Apuesto que el chismoso anónimo de la universidad no lo sabrá nunca.
Vamos en silencio. Por más que lo intento, no dejo de imaginar escenas románticas. Es muy pronto, lo sé, pero es que la puesta de escena no ayuda. La luz de la tarde, la sombra de los árboles, los pequeños pétalos de las flores que caen a causa de la brisa… Y ni hablar de nosotros. Luciel es más alto que yo, lleva puesto un pantalón negro no ajustado y una camisa blanca con unas pequeñas flores de cerezo que decoran el cuello. Sí, lo noté. Por mi parte llevo puesto un look tan dulce que a mi parecer… es perfecto.
Entramos a un restaurante pequeño, con pocas mesas dentro y varias mesas afuera. Aprecio la decoración, es simple pero delicada. Las paredes están pintadas de blanco y de ellas cuelgan cuadros de paisajes de lo que asumo son fotografías de Galena. Al notar lo pequeño que es, a comparación de otros restaurantes que vi, caigo en cuenta que se trata de un negocio familiar. En los pisos de arriba residen los dueños.
Me encuentro tan fascinada... — Que lindo lugar.
Espera un segundo ¿lo pensé o lo dije? No otra vez.
— Si. Me gusta mucho. Vengo seguido con mi hermana. — Comenta. Carraspea para llamar mi atención. — ¿Quieres sentarte aquí o quieres ir afuera?
— Es un lindo día, podemos comer afuera.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Recargo mi peso en la silla. Me siento enamorada... de la comida. Cuando vine a hacer turismo los primeros días, comí en varios lugares pero no creo que se comparen a este. No puedo creer que no haya pasado por aquí antes.
Le doy un sorbo a mi limonada. El sabor refrescante sacia mi sed. Es dulce y ácido en su perfecto balance. Noto las hojas de menta que le dan ese toque refrescante y fuerte.
— Mmm.
— ¿Estuvo rico? — Parpadeo con sorpresa. ¿Acaso estaba mirándome?
— Si, de hecho estaba pensando en “¿cómo nunca vine aquí?” — Suelto una risita mientras levanto los hombros.
Ahora es su turno de recargarse en la silla. Asiente. Mira hacia un costado y observo como algo lo hace reír. Volteo al mismo lado para ver que le hace tanta gracia. No hay nada, solo una maceta de pie.
— Bien. — Fija sus ojos cafés en mí, hasta ahora no me di cuenta de lo profundos y penetrantes que son. — ¿Cuánto vas a esperar para decirme lo que planeas?
¿Que? ¿Que? ¿Que?
— No creas que no me di cuenta que en la última semana me estuviste espiando - me apunta acusadoramente pero por alguna razón lleva una expresión de burla.
El corazón me empieza a latir con fuerza.
— Yo…
— ¿Por qué lo hiciste? ¿No eres un loca que gusta de mi, verdad? — No puedo responder. No sé qué responder.
Siento las mejillas calientes por la acumulación de sangre. Me siento avergonzada. Bajo la mirada inmediatamente. Mis manos aprietan la tela del short. ¿Me descubrió? Se acabó todo. Después de esto no lo volveré a ver. Piensa Hana, puedes salir de esta. Solo tengo que pensar.
Intento enumerar razones que me salvarían, pero solo caigo en la redundancia. Además de lo estúpidas que suenan. Decir la verdad no es opción, es de hecho que se ofenderá. Y obviamente que no me hablará más. Ya estoy viendo en el futuro que llega a la residencia una orden de alejamiento.
— Crees que soy rara ¿verdad? — Rio, aunque no me hace gracia a mí. — Escucha Luciel, no era mi intención incomodarte en serio es que… — Tomo aire. — Por favor no creas que soy una loca stalker como las chicas que entran seguido a tu tienda sólo para verte no, no, yo no haría eso. ¡Ah! No digo que está bien espiar desde lejos. — Niego con la cabeza varias veces. — Eso es aún más raro. Enserio, enserio, enserio no quería incomodarte es que no sabía cómo acercarme. Tal vez pensabas que soy una tonta o una rara. Dios. — Llevo mis manos a mi pecho. — Soy buena persona te lo juro, así que espero que no pienses lo contrario. — Mi mal hábito de divagar sale en el peor de los momentos. — Para que sepas no hice nada raro, no dibuje tu nombre con corazones, no te saque fotos o te dibuje ni siquiera sé dibujar, si mi vida dependiera de eso moriría de hambre. Tampoco puedo tomar fotos a distancia, bueno si puedo, cualquiera con un móvil puede hacerlo ¿no? La tecnología es sorprendente a veces…
— Espera, alto chica… ¿Cuál es tu nombre?
— Ha-Hana, Hana Lee. — Las palabras salen como un suspiro por la falta de aire.
— ¿Entonces dices que estuviste observando desde lejos toda la semana porque no sabías cómo acercarte a mí? — Habla lentamente y levanta una ceja al finalizar. — ¿Acaso yo te gusto?
Gustar.
Solo lo hago por la nota. El trabajo que probará si soy competente para mi carrera. No me gusta Luciel Kang, sólo lo estoy usando para mi propio beneficio. Así es. Respiro profundo. Despejo mi mente. La revuelta de emociones sólo fue parte de mi actuación. Exacto. Porque quiero a Luciel como modelo de mi escrito. Porque odio a los chicos como él. Porque son la razón por la cual muchas chicas se ilusionan, construyen castillos idealizando una perfecta relación que finaliza cuando ellos se aburren. Las abandonan y arrasan con todo cuál tornado, ladrillo por ladrillo. Porque…
— No, no me gustas. Solo me llamaste mi atención y si aún tengo una oportunidad ¿me dejarías conocerte? — Pregunto con una sonrisa que parece más una mueca.
Él me contempla unos segundos. Otra vez esa mirada café como el americano frío que está tomando. Está tratando de ver a través de mí. Dije la verdad. Quiero conocerlo.
— Mira, Hana, yo ahora no tengo interés… —Se viene el rechazo. Tengo que hacer algo.
— Te propongo un juego. — Lo interrumpo. De mi bolso saco mi cuaderno de notas y una lapicera. — Un juego de ta te ti. — Intenta protestar pero no lo dejo. — Seguro sabes cómo se juega ¿no?
— Si todo el mundo lo sabe. — Masculla de mala gana.
— Bueno, quiero que sepas que soy muy buena jugando. — Con mucho dolor arranco una hoja. Dibujo los patrones, dos líneas paralelas verticales y dos horizontales. — Si gano quiero que me des otro encuentro. ¿Qué dices?
Duda unos segundos.
— Está bien. — Asiente. — Y si yo gano esta será la última vez que nos veamos.
Nos tomamos la mano como si estuviéramos cerrando un trato. Que comience el juego.
1) Empiezo yo. Marco una cruz en el primer cuadro izquierdo superior.
2) Luciel procede a ubicar un círculo en el tercer cuadro derecho superior.
3) Debajo de mi primera cruz dibujo el segundo. Dos cruces verticales.
4) Con una mueca de burla, Luciel dibuja su círculo abajo de mis cruces.
5) Cayó en mi trampa, pienso. Una sonrisa de lado se marca en mis labios a la vez que la cruz en el centro de todo.
6) Como si fuera pura inercia, ubica el círculo debajo su primer círculo. Bloqueó mi intento de tres cruces horizontales.
7) Bloqueo yo esta vez, con una cruz la línea de círculos a la vez que formo una diagonal de cruces. Lo escucho maldecir. Gané.
Querido Luciel serás mi nuevo amigo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
— ¡Salud!
Estoy feliz. Al fin logré que mis amigos de la residencia en Toronto vinieran hasta aquí para tomar unas cervezas. Con el trabajo y los estudios para los finales es difícil coincidir. El ejemplo es Mateo, uno de los gemelos que no pudo venir porque tenía turno en la noche en el restaurante donde trabaja. Así que somos Lev, Isabella y Galo. Yoshiko no está invitada y nunca lo estará.
Mientras que ellos hablan sobre lo difícil que es la organización, yo los escucho atentamente. No puedo evitar sentirme el parásito sin trabajo, y mi única excusa es que estuve ocupada haciendo investigación de mi sujeto. Tema el cual no pongo en la mesa por temor a que me bombardeen de preguntas que no quiero contestar.
En la ronda de anécdotas, cuento sobre cómo me fue el ajustarme aquí y sobre mis dos compañeras que poco a poco las voy considerando como amigas. Se hizo cotidiano el dedicarnos unas horas para hablar de cualquier tema. Hasta me vi abriéndome más a ellas, pero aún no se explicar el por qué me siento intimidada. No suelo ser así normalmente.
— Oye Hana, si dices que estas chicas son tan lindas, ¿qué estás esperando para presentarnos? — Galo tiene ese espíritu de hablador coqueto, sé cuáles son sus intenciones.
— Ni te atrevas Galo. Ellas no son como las novatas de la universidad que frecuentas. Están fuera de liga - contesto burlándome.
Isabella estalla de la risa y Lev solo le da palmadas en la espalda. Galo, quien me fulmina con la mirada, sólo se limita a tomar aunque luego pasa a una sonrisa y continuamos exponiendo el historial amoroso del argentino.
— ¡Oh cierto! — Exclama Isabella, llamando la atención de todos. — No te contamos, tendremos otro compañero en casa.
— E hicimos una apuesta sobre la nacionalidad del nuevo. — Adiciona Lev con una sonrisa satisfactoria que me hace adivinar cuál fue el resultado. — Y ¡Gane!
Los quejidos y volteadas de ojo por parte del rubio y la morena no pasan desapercibidos.
— ¿De dónde viene? — Indago con diversión.
— Es un japonés, con un nombre muy extraño. Su nombre es Rei pero no es Ray como todos conocemos, si no R-E-I — Deletrea lo último. Abro los ojos sorprendida ante el acto dramático montado por la española.
— No le veo lo mal. Es más, es como mi nombre ustedes creían que era Hannah con doble n y h al final. — Reclamo con un leve puchero. Esto último hizo estallar algunas risas. — Hasta me hicieron creer que siempre estuvo mal escrito.
Volvieron a reír. A pesar de que yo sea el objeto del cual ríen ahora, me hacen feliz estos momentos.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
¡Concentración!
Hoy les presento: Hana vs un bot del solitario.
Es un juego en línea por lo que alguna vez me dejará ganar. Voy por mi 8vo intento y nada. Estoy empezando a creer que este juego es una trampa y que ahora unos hackers están infiltrándose en mi computadora. No es bueno aprovecharse de una joven que se distrae de su trabajo.
Cerré la página.
Domingo por la tarde. La residencia se encuentra vacía. Todas tienen planes al parecer, o están muy silenciosas que no las puedo escuchar. El calendario en mi escritorio marca los últimos días de julio. Se supone que debo aprovechar el tiempo y lo estoy haciendo.
Con respecto al progreso de mi escrito avancé una página de word. Es todo lo que me tomó hacer la introducción. Mi intención es guiarlo como una investigación pero al mismo tiempo contaré una historia. Querían algo fresco fuera de mi zona de confort, pues aquí lo tienen.
El problema es ese en cuestión. Como se trata de algo que no hice antes, me está costando mantener el hilo. Debo estar pendiente de evitar irme muy por las ramas y salir del molde “investigación”.
Suspiro. Llevo el brazo al escritorio, apoyo mi codo y mi cara sobre mi mano. Tener muchos cachetes no es bueno. Si le miro el lado positivo me hacer ver tierna. Por otro lado me dificulta estar es esta posición con anteojos. Para alguien que se la pasa usando computadora en demasía los necesita.
— El brillo jode la vista. — Asiento como si le hablara a una cámara o a alguien.
Asustada de mí misma le doy un vistazo a la habitación para verificar que estoy sola. Todo parece muy tranquilo. De hecho el orden de la habitación sería suficiente causa de susto. Ellah y yo no somos un buen ejemplo de orden y progreso.
Dos leves golpes en la puerta hacen que me sobresalte. Buscaba asustarme y ahí está.
— Quien sea que esté ahí dentro, salga es hora de cenar. — La voz es una de las chicas de la residencia, si mal no me equivoco es Na Eun.
— ¡Voy!
Comida. Justo a tiempo ya sentía vacío el estómago desde el batido de frutas. Lo tomo como señal de un break.
Última edición por flower. el Dom 21 Mar 2021, 7:05 pm, editado 1 vez
14th moon
Re: Our twenties
CAPÍTULO 14.1
flower. • Lee Hana & Kang Luciel
- bonds:
- Después de ese día que le gané en un juego de tateti a Luciel, quedamos como conocidos en plan de conocerse. El tateti es un juego de probabilidades y quiero creer que ese día las tenía todas a mi favor.
Como él trabaja todos los días no dispone de tiempo libre y como yo no tengo mucho que hacer en la casa, la idea fue la siguiente: Visitarlo en la florería. Le llevó algunos dulces o a veces caigo con comida para el almuerzo y me quedo ahí a pasar el tiempo.
Fue difícil. Los primeros días me echaba de la tienda. Era frustrante aunque siempre lo tomaba de forma divertida. Porque sabía que luego él saldría y me haría entrar de nuevo. Poco a poco logré quedarme en la tienda y en la vida de Luciel Kang.
En la tienda, si no le estoy bombardeando de preguntas, estoy ayudando con el trabajo. Asesoro a los clientes, y a veces doy mi punto de vista femenino cuando se trata de alguna persona que quiera dar flores a ese alguien especial. Acomodo las flores en el aparador y trato de alejarme de las abejas.
Río al recordar ese incidente.
― Hana… ― Una voz me saca de mis pensamientos. Parpadeo y observo la mirada expectante de Enolah que está en frente mío. Espera una respuesta. ¿De que veníamos hablando? ¿El nuevo reality de cocina con famosos? Maldición.
― Perdón Ellah, me distraje - Me erguí de hombros tímidamente. ― ¿Qué decías?
El sol matutino se colaba por la ventana y creaba luz cálida en una mañana fresca como la de hoy. Las mañanas no son nuestro mejor momento para ambas, pero por alguna razón mi compañera se ve muy linda a la luz. Y me cuestiono si mi vida sería diferente con esos ojos verdes.
― Solo te preguntaba cómo iban las cosas con el chico de la florería. ― Responde mientras cambiaba su pijama por un conjunto de short de vestir con una camisa. Nunca se viste tan formal, pensé. Seguro se va a encontrar con su “esposo”.
Hace unos días, como a estas horas de la mañana estaba saliendo a las apuradas para ir a la florería, me estaba olvidando las llaves. Corrí hasta la habitación y antes de entrar escuché la voz de mi compañera supuse que estaba hablando por teléfono. Me detuve y pegué mi oreja a la puerta. Sabía que escuchar estaba mal, es su vida privada pero se hizo imposible luchar contra la curiosidad. No podía entender con claridad la conversión ni quien era la otra persona, pero sí entendí cuando Enolah mencionó la palabra “casados”. Me quedé boquiabierta y no reaccione hasta que mi móvil sonó y me fui corriendo. Sin las llaves.
Ese día al regresar, estaba muy nerviosa al hablar con ella. No sabía si debía mencionar lo que escuché o no. Miraba su mano izquierda, puntualmente el dedo anular en busca del rastro de un anillo. Al verlo vacío decidí ocultar su secreto. Si ella no me lo dijo a mi o a Andy es porque es un secreto que no quiere que sepamos. Decidí respetar su decisión y esperar a que ella nos lo cuente.
La pregunta queda una vez ignorada cuando siento mi móvil vibrar. En la barra de notificaciones leo que el remitente es Luciel.
“¿No se te está haciendo tarde ayudante?
Lo siento. Buenos días.
Además quería informarte que llegaron las flores que tanto te gustan. Las peonias.”
― No puede ser. Lo invocamos. ― Exclamé.
Como si me leyera, Enolah se acercó a mí para leer el mensaje.
― Por dios Hana, ese chico se muere por ti. ― Suelta con una carcajada.
― No es cierto. Sólo quiere que vaya a hacer su trabajo. ― Volteo los ojos. Debo haber hecho algo gracioso porque la pelinegra vuelve a reírse.
― Ay, Hana te adoro nunca cambies. ― Una mano se posa en mi cabeza dándome suaves golpecitos, como si fuera una mascota. Mientras la otra mano está ocupada tapando su boca para no reír.
― ¡Hey! ― Cubro mi cabeza. ― ¿De qué hablas? No entiendo.
― Descúbrelo por ti sola. ― Camina hacia su armario por sus zapatos y un bolso. ― Me voy a la biblioteca, nos vemos linda. ― Me guiña y desaparece por la puerta.
Me quedo estupefacta. ¿Qué acaba de ocurrir? Al instante me llega otro mensaje. Esta vez es de mi querida compañera.
“Suerte con tu chico”
La hora marca las 10:45 am. Es tarde. Salto de la cama y corro para ducharme.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
― Tarde Lee. Si trabajaras aquí estarías despedida.
Luciel me espera en la puerta de la florería con los brazos cruzados. Si me preguntan, la camisa arremangada le hace justicia a sus bíceps. ¿Todo eso por cargar flores? Con el poco aire que tengo le doy un puño en el brazo en forma de juego.
― ¿Dónde están mis flores? ― Me hace espacio e ingreso a la tienda.
― Buenos días para ti también. Están en el mostrador todavía no las puse en la pared. Así que como castigo por llegar tarde. ― Apunta a las escaleras. ― Será tu tarea.
― Ya lo he hecho antes. Con permiso.
Pan comido. En las paredes tienen una especie de estante para poner las flores. El orden es por color. Con el fin de que quede como una graduación de colores vamos de tonos oscuros a tonos claros. Las peonias que tengo que acomodar son de color rosa claro. Así que tengo que utilizar las escaleras aunque sea por poca altura.
Uno. Dos. Tres pasos. Dispongo el ramo en su lugar. Perfecto.
― Ya que estás con la escalera, necesito el papel envoltorio del mueble de arriba. Uno con patrón y otro brilloso. ― Ordena mi supuesto “amigo-jefe”. Considero empezar a cobrarle. Levanto la cabeza en dirección al estante que está un poco alto. Trago saliva. No le temo a las alturas pero la sensación de estar muy arriba me causa un poco de vértigo. Avanzo más escalones.
Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Mis piernas están empezando a temblar. Maldición.
Tomo el pestillo de la puerta corrediza del estante y aplico fuerza para abrir. Sin resultado. Vuelvo a intentarlo. Y no consigo más que perder un poco el equilibrio.
― ¿Todo bien Hana? ― Pregunta Luciel.
― Si, es sólo que esta puerta no quiere… ― Una vez más intento moverlo.
Sucede muy rápido. La escalera se mueve y como ambas manos mías están ocupadas en la puertita, pierdo el equilibrio. Grito. Y lo único que pienso es en el golpe que me daré. Cierro los ojos esperando lo peor. Pero no pasa nada.
¿Qué extraño? No siento el duro suelo. Escucho un quejido. Hay alguien abajo mío. Abro los ojos girando al costado y el rostro de Luciel está muy cerca de mí. Puedo sentir su respiración.
― Pesas. ― Masculla aun con los ojos cerrados. Con rapidez me siento y liberarle un poco de peso, él me sigue.
― Luciel, ¿estás bien? ― Al voltear llevo mi mano con intención de llegar a su pierna pero mi mano se posa en otro lado. No me doy cuenta hasta que los ojos de Luciel se abren y un atisbo de rubor se asoma por sus mejillas. Confundida por su reacción bajo lentamente la mirada. Mi mano no estaba en su muslo, estaba en su entrepierna. Estoy tocando su entrepierna.
No. Puede. Ser.
Grito y me levanto como puedo. Empiezo a correr hacia la puerta, no sin antes agarrar mi bolso y es voz alta suelto un “Perdoname” alargando la última vocal. Estoy más que colorada. Qué vergüenza, quiero llegar a casa a meterme bajo mi cama y no salir más. Al momento de estirar mi brazo para abrir la puerta, esta misma se abre sola, o más bien, alguien ingresa y soy golpeada en la cabeza.
¿Acaso esto puede ir peor? Todo se torna oscuro.
-
Abro los ojos y lo primero que veo es un techo blanco. Blanco brillante. Del tipo que no debes acercarte cuando estás inconsciente porque significa solo una cosa. Parpadeo un par de veces para que mis pupilas se acostumbren a la luz. Estoy lista para entregarme al reino de la deidad.
Un rostro aparece en mi campo de visión. Está hablándome pero su voz se escucha lejana. Reconozco facciones femeninas así que sé que se trata de una mujer. Ella sonríe un poco preocupada. De cabellos oscuros largos que caen sobre ella. Es muy linda. Un halo rodea su figura.
― ¿Eres un ángel? ― Murmuro.
Ella abre los ojos ante mi sincero y poco respetuoso comentario, pero luego sonríe. Y se aleja.
No te vayas ángel.
La fantasía celestial se acaba cuando la siguiente persona que se acerca a mi es, Luciel Kang. Es oficial, estoy en la realidad. La realidad en la no quiero estar.
― Tonta, ¿Estás bien? ¿Puedes verme?
Está insultándome lo sé. Quiero golpearlo pero mi cabeza no da la orden. Siento una punzada y frunzo el ceño seguido de un quejido. Extraño al ángel.
― ¿Dónde... estás ángel? ― Vuelvo a murmurar mientras intento levantarme.
― No, no, no. ― Ls manos de Luciel me toman de los hombros y hace que me recueste de nuevo. ― Hana, no te muevas.
Todo a mi alrededor toma claridad. No estamos en la florería. Es una sala de una casa. Estoy acostada sobre un sillón y tapada con una manta. Luciel se encuentra sentado en la parte donde están mis pies. Sólo estamos él y yo. Me pregunto si estuve alucinando al ángel, o tal vez… confundí al ángel con Kang. Ay no.
― ¿Cómo se encuentra la chica? ― La melodiosa voz se me hace familiar. Giro mi cabeza en la dirección de la voz y ahí estaba.
― El ángel ― Exclamo y esta vez si consigo levantarme. La cabeza me da vueltas por el repentino movimiento.
― Balbuceas cosas graciosas niña. ― La joven ríe.
― Oye tonta, ella no es un ángel, es mi hermana. ― La señala. ― Selene. ―Ella sonríe y hace un gesto de saludo con la mano.
― ¿Cómo te sientes? ¿Cómo está tu cabeza? ― Pregunta mientras se acerca a mí. ―Perdóname por el golpe sinceramente no te vi. Apareciste de repente.
Solamente sonrió y siento que mi alma fue purificada. Todo el mal se fue. Otro Kang con una belleza deslumbrante. Nota mental: conseguir anteojos de sol. Si ya considero a Luciel atractivo para este mundo, la hermana no se queda atrás. Ambos pueden ser confundidos como modelos. ¡Que injusto! Y no quiero ni imaginar a los padres.
Además, sumado a la belleza de esta mujer, también es un pan de dios. Lástima que eso no sea de familia. Sí, es una indirecta para el hermano.
― Estoy bien, gracias. ― Asiento. ― Y no te preocupes estoy acostumbrada a los golpes. ― Se genera un silencio y caigo en cuenta de lo que acabo de decir. ― ¡No!, es que soy muy torpe así que seguro fui yo la que no te vio.
― Oh ― Hace una expresión de haberse acordado algo. ― Por cierto, ¿Por qué salías corriendo de la florería?
La pregunta me tomó por sorpresa. No solo a mí. Veo como Luciel se tensa y mira para otro lado. Como si fuera una película, los recuerdos vuelven a mí. La caída, como Luciel me atajó y… Maldita sea.
― ¿Qué les sucede a ustedes dos? ¿Están bien? ― Ella nos bombardea a preguntas, las cuales ambos nos rehusamos a responder.
Analizo una posible respuesta que no sea: “Oh sí, corría porque sin querer toque sin su conocimiento a tu hermano. Básicamente acoso sexual menor. Dios, qué vergüenza. Fue un accidente. No era mi intención.” Al menos no de ese modo.
Ella nos mira expectante ante nuestro silencio. ― Está bien, no me digan. ― Voltea los ojos. ― ¿Quieren comer algo? Traje una donas ― Ofrece con una sonrisa y se va en dirección a lo que asumo es la cocina.
No me atrevo a mirar a Luciel. No quiero. Tengo que salir de aquí. Agradezco la amabilidad de estas personas pero tengo una casa donde volver y una cama, de la cual no pienso salir nunca más.
― Escucha Luciel. ― Empiezo. ― Primero que nada quiero disculparme apropiadamente por lo que pasó en la florería, no me di cuenta. - Trato de mantener la calma pero los nervios me juegan en contra.
― No te preocupes por eso. Fue un accidente. Además ― se encuentra consternado y su voz cambió a una más suave. ― Quiero que me perdones, es mi culpa el que hayas subido y caído, ¿enserio estás bien?
― Sí. ― Asiento con fervor ― De hecho ahora estoy más preocupada por ti, ya que caí sobre ti. ― Quiero que suene en tono de burla pero no lo consigo.
― Mi intención era salvarte pero creo que no funcionó. ― Explica mientras se rasca la nuca.
― Aún así aprecio el gesto, gracias. ― Le doy una sonrisa para tranquilizarlo.
Ambos estamos evitando cualquier contacto. Esperamos quien mire primero a quien a los ojos para descubrir que sentimos. No quiero ser analizada por esa mirada café. Porque sé que podría llegar a descubrir algo sobre mí y tendría ventaja sobre mí. Aunque presiento que quien tiene más miedo es Luciel. Una persona que poco demuestra en facciones y actitudes, corre el riesgo de que sus ojos puedan delatarlo.
Espero estar equivocada.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Esa misma noche reflexiono sobre mis actos. Luego de disculparme una vez más con Luciel decidimos hacer como si nada hubiera pasado. Aunque fue por mi bien porque sé que para él no fue la gran cosa. Trataré de reprimir el recuerdo.
Hoy aprendí mucho sobre la vida privada de Luciel. Más de lo que él cuenta, lo que se resume a nada. Tiene una hermana, Selene. Según fui recolectando datos de sus charlas, ella es mayor por cuatro años. ¿Y tengo que creer que tiene 28 años? Me rehuso a creerlo. Podría pasar por su mellizo o incluso ser menor que él.
Si hay algo, no físico, que puedo envidiarles, es la hermandad. Se podía ver a leguas como son unidos. La manera en que jugueteaban o compartían miradas en código secreto. Un vínculo de hermanos. Me ha tocado ser espectador de dicho espectáculo y me hace añorar la existencia de un hermano o hermana. En algún momento de nuestras vidas deseamos o imaginamos cómo es que se siente tener un hermano mayor. Al menos ese fue mi caso.
Tal vez me siento celosa de ese vínculo.
Todos tenemos un vínculo en nuestras vidas: la familia y los amigos. Según el diccionario se define a la palabra vínculo como una relación entre dos personas o un grupo que comparten los mismos sentimientos, intereses o experiencias. Son diferentes tipos de vínculos.
O tal vez solo quiero hablar con mi familia.
Tener a tu familia lejos es difícil. Nos conformamos con simples mensajes o videollamadas cortas. Y vivimos con ese sentimiento que si permitimos que avance no dudaremos en agarrar nuestras cosas e irnos hacia ellos.
Antes de irme a dormir les dejo un mensaje con una foto mía tomada minutos atrás. Deseándoles un buen día y mis deseos para que se cuiden mutuamente.
― Terminaré este escrito, conseguiré los créditos suficientes y prometo visitarlos.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La tensión se siente. Tres pares de ojos mirándose entre sí, llenos de desesperación, ambición por ganar. Cartas de Uno en las manos de cada una. Vigilando el siguiente movimiento que hará nuestra adversaria con menos cartas, la cual es su turno de jugar.
Es todo o nada. La mano pálida de la castaña se extiende para abandonar una carta. Una carta de castigo, de las peores que rompen amistades y marcan el camino del triunfo asegurado.
+4. Para mi.
― Andy traidora. ― Exclamo y finjo lloriquear.
― Lo siento, Hana. ― El tono de voz con el que habla me dice que no lo siente para nada.
Tomo cuatro cartas del mazo. Tres amarillas y una roja. Esto solo demuestra lo pésimas que estamos mezclando. Refunfuño y hago un puchero mientras acomodo las nuevas adiciones.
― Como te ves muy tierna, te dejaré escoger el color que quieras. ― Comenta Andy con una sonrisa.
― Espero no te arrepientas de lo que dices. ― Cambio mi expresión a una más atrevida.
Nuestras actuaciones nos hacen reír. Miro mis, ahora, diez cartas y en el proceso de maquinar una estrategia para ganar, dejo una amarilla. Si debo dar un premio a la actuación perfecto es para Ellah, que sus facciones no expresan nada ante el cambio de color. Ha estado así para los cuatro colores, por lo que se nos hace difícil para Andy y a mí poder leerla.
Un +2 amarillo aparece.
― Listo Hana, quedaste vengada.
La castaña abre los ojos sorprendida y se queda detenida viendo la carta. Este movimiento afecta su racha de tres cartas. En lo que mi sonrisa de agradecimiento empieza a formarse, cambia drásticamente cuando otro +2 de color verde, aparece frente a nosotras.
― No puede ser. ― Ellah habla en tono exagerado. La risa malvada de Andrómeda es lo único que escucho. Siento los ojos verdes de la pelinegra que me suplican que conteste con una carta. Sin querer nos unimos con el fin de derrotar a Andy.
― Interesante jugada, mi querida adversaria . ― Busco como rematar, recuerdo que entre mi gran mazo tengo una carta de castigo. Te encontré. ― Pero no es suficiente.
+4
Todo sucede tan rápido, mi aliada saca otro +2 rojo esta vez. ¿De dónde tiene tantos +2? La sonrisa arrogante de la castaña se borra. En total son 10 cartas las que tiene que tomar. Este es el momento en el que el plan funciona y se produce la caída de Andrómeda Dagger.
Las cartas son tomadas y una vez más volvemos al juego. La alianza se rompe cuando me doy cuenta que Ellah tiene solo tres cartas, que a comparación con el resto hay diferencia. El nuevo objetivo ahora es la pelinegra.
Luego de unas rondas, el juego termina y la ganadora es Enolah. En segundo lugar queda Andy y yo quedé última, por ende soy la perdedora.
En son de derrota me derrumbo en el suelo alfombrado. Mis cartas quedan desparramadas sobre mí. Vaya suerte. Previa a la partida habíamos apostado que la que perdiese debería invitar a las ganadoras a tomar o comer, lo que sea. Así que ahora tenía que pagar. Un poco injusto considerando que ellas trabajan y yo no, pero como fue mi idea lo de la apuesta, me muerdo la lengua. Hiciste tu cama Hana, ahora duerme en ella.
Mis dos amigas intercambian un choque de palmas festejando su triunfo. Más que nada que se zafaron de pagar. Las fulmino con la mirada y niego con la cabeza.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
― ¡Fue agotador! ― Resoplo mientras extiendo mis brazos. ― ¿Sabés? Termino muy cansada, empezaré a cobrar las horas que vengo aquí. ― Bromeó.
Luciel no responde nada. Lo cual me parece extraño ya que suele atacarme con una respuesta brusca o sarcástica. Esta vez sólo se encuentra muy callado. Una vez apagadas todas las luces, cierra la puerta y prosigue a ponerle el seguro.
A pesar que el cielo aún conserva algo de luz del día, las luces en la calle empiezan a encenderse. La brisa veraniega provoca que mi vestido se mueva, por inercia llevo mis manos a mis piernas para evitarlo. Espero pacientemente a que mi amigo termine de cerrar el local.
― ¿Por qué será que los viernes las personas compran más…?
― ¿Tienes algo que hacer ahora? ― La pregunta abrupta de Luciel me interrumpe.
― No, no tengo nada que hacer… Espera ¿me estás invitando a salir? ― Lo miro fijamente, incrédula de sus palabras.
― Solo quiero compensarte la ayuda que no pedí en primer lugar. Nada más. ― Responde y se tapa la mitad de la cara con la mano si tratase de ocultar algo.
― Okey ¿a dónde vamos? ― Pregunté con una sonrisa.
― Caminemos y si vemos una heladería, te invito un helado.
Así como dijo. Estamos caminando por toda la vereda. La charla es simultánea, o me comenta algo que acaba de ver o estamos en silencio. El ambiente es tranquilo. Salvo por los momentos donde nos cruzamos con otras personas que vienen a contramano y nos tenemos que pegar, provocando que nuestras manos rocen.
― Lo siento. ― Murmuro algo nerviosa.
― Está bien. ― Asiente.
Nos encontramos con una heladería que ya está por cerrar así que solo nos conformamos con un cono de helado simple. Continuamos caminando esta vez en dirección a la residencia ya que él se ofreció a acompañarme. Obviamente le dije que sólo hasta una cuadra antes. Los hombres están prohibidos en la residencia y no quiero ser la primera en romper la regla.
Termino mi cono de helado y ya puedo ver la residencia a lo lejos. Debato internamente conmigo misma sobre, si debo pararlo ahora o debo seguir un poco más con su compañía. A pesar de que suelo molestarlo con mi presencia la mayor parte del tiempo, empecé a disfrutar su compañía, estar a su lado.
Últimamente, descubrir un poco más sobre Luciel Kang es lo que más disfruto.
14th moon
Re: Our twenties
Holii lamento la tardanza con los comentarios de Gina, Andy, Bren, Annie y Flor. Voy a estar dejándolos pronto
Última edición por Jaeger. el Jue 11 Mar 2021, 3:36 pm, editado 1 vez
Jaeger.
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Re: Our twenties
- Gina:
¡Hola Gina! Antes que nada, lamento la tardanza con el comentario, soy una vaga de las peores pero finalmente estoy aquí para leer tu cap me leí las fichas hace meses así que no recuerdo muy bien, por lo que voy un poco a ciegas. Así que venga, sorprendeme
Se entiende que Joe tenga este miedo de volver a ser lastimada porque, al fin y al cabo, fue un evento traumático. Es comprensible que no pueda tirar la caja porque aun no ha sanado, así que espero de corazón que pueda sanar algún día sus heridas y que quememos la caja juntas (ella siempre piromana)Porque siempre aparece la pregunta "¿qué fue lo que hice yo mal para que terminara así?". Sin merecer explicaciones o una razón creíble para haber cortado todo nexo conmigo. Tal vez fue lo mejor para él. Pero para mí fue el detonante de mi vida.
Por otro lado, me quede pensando mucho sobre lo que relataba sobre los tres amores de la vida. Yo solo deseo que encuentre pronto el amor, y presiento que esta cerca jujuju
Por cierto, me encanta la lista de reproducción del auto de Joe, yo quiero que me lleven a dar una vueltita por favor y que lindo que Yeon le acompañara al principio no entendía bien quien era porque salió el Kim y me pregunte si alguna de las chicas cambio el nombre de su pj xd luego de seguir leyendo me di cuenta que era Yeon. Pero en fin, vayan niñas a distraerse, no se queden tristes en casa ni por los recuerdos ni porque falta trabajo
El chasco que me lleve al leer que Yeon se paso encerrada en la oficina dos horas y todo porque Arthur no hace bien su trabajo. Joe tiene razón, le falta motivación. Puede que sea recien graduado y nuevo en esto, pero aprende de tus errores, chico. Consulta antes de entregar los planos, no esperes que te hagan todo el trabajo. Ánimo.─ Lo siento, Arthur, pero deberás arreglártelas con las correcciones que te dije este tiempo ─Me disculpo, cogiendo el bolso y encaminándome a la puerta─. Pero si tanto es, puedo venir mañana a la ciudad y ayudarte en lo que falte, no hacer todo el trabajo por mi cuenta, ¿de acuerdo?
Que pena que Joe no se sienta bien con su profesión y su trabajo. Es jodido cuando los padres intentan meter presión para que seas lo que ellos quieren que seas. Yo digo que los mande a sus padres a la mierda, total ya es adulta y tiene sus propios ingresos. Nunca es tarde para empezar, así que también ánimos para Joe
También pensé lo difícil que debe ser para ella tener esa realidad cuando hace un año atrás se hacia planes con Gordon y todo se esfumo tan rápido. Que irónico, ¿no? porque pasamos muchas veces la vida planeando cosas, analizando todo y teniendo esperanzas para cumplir nuestros sueños y metas y luego todo termina de la nada. Y pues, yo aquí reflexiva
Y Yeon tan linda entendiendo que no le quedaba de otra, la adoro
Yo venía leyendo toda entretenida a las chicas pasando una tarde probándose ropa, a Joe comprandole el conjunto que le gusto a Kim, ahi lindas eligiendo la película para ver y PUM, se desmaya QUE PASOOOOOO─ ¿Josephine? ¿Estás bien? ─Kim está cerca, pero su voz suena tan distorsionada y lejana que ya no estoy segura.─Descuida, no solía destacar de todas formas. Por cierto creo que te debería de felicitar por tu boda.
Me paralizo. Se me olvida respirar y de pronto llegan como mil estacas a clavarse en mi pecho. Me sereno antes de que me de alguna crisis, así que sigo casualmente con el tema:
─ ¿Cómo supiste de la boda?
─ Tu hermano, Jaime ─Informa y me entra la duda de porque aquel baboso no me había comentado del tema─. Me lo tope hace como dos años en el aeropuerto y hemos estado en contacto desde entonces. Me había comentado que tú y Gordon se iban a casar y de eso ya va un año, así que mis felicitaciones son atrasadas.
Esta fui yo cuando vi a Emmet aparecer (porque no se me paso por alto que Emmet es el hermoso, bello, precioso de Lee Min Ho. Osea, su fc)
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Y esta fui yo cuando nombro la boda y Gordon:
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Es que debe ser doloroso e incomodo tener esa situación. Vamos a omitir el pecado de Joe de olvidar semejante hombre hermoso porque, bueno, estaba enamorada de su ex y se entiende. Una pendeja por el amor eclipsa todo lo demás. Pero que feo debe ser que le felicite y al final la boda ni acabo se llevo porque Gordon es un gilipollas. Sé que Emmet no lo hizo con mala intención, pero bueno, metio la pata─ Que no ─Se adelanta Kim y me detengo al percatarme que alguien si se daba cuenta de lo que pasaba─. Lo siento, Joe, pero se trata de tu salud y no voy a mentir por ti ─Se disculpa, antes de dirigirse a Emmet─. Ella siempre madruga y se va a trotar un buen rato. Hay días que con suerte desayuna y otros en los que se salta varias comidas. Y sé que no comes en tu trabajo, porque nunca llevas algo de la residencia. Además ella siempre anda metida en donaciones de caridad o se ocupa siempre con cualquier cosa antes de sentarse a comer adecuadamente ─Termina con un tono que no se diferencia de molestia o preocupación.
JAJAJAJAJAJA Ame a Yeon ahí toda buena amiga diciendole "no vas a mentir pendeja, es tu salud" y mandandola al frente con el doctor pero me sorprendió que se supiera toda la rutina, igual debe ser porque comparten la habitación y eso. Me reí cuando me imagine su cara de "estas casada?" JAJAJAJA y es que si nunca le menciono debe ser toda una sorpresa.
Por cierto, encantada de Emmet que es tan lindo hasta hay otra cita el mes que viene ¿no puede ser antes? ¿por qué no el siguiente día? Joe se ve mal, doc, cuidela bien
Y CUANDO LA AGARRA CON SUS FUERTES BRAZOS Agarreme doc que sigo enferma, no le miento
Bueno hago un resumen aquí porque me quede absorta leyendo. Que Joe sienta que perdió tiempo con Gordon en una relación que no llego a nada, creo que es un error de su parte. A ver, no digo que no tenga que sentirlo así o que no tenga derecho a estar lastimada, pero esos seis años con él hubieron momentos en que se amaron, proyectaron juntos y fue feliz, de lo contario me gustaría pensar que se habría ido antes de allí (necesito saber mas del contexto de la relación. Y lo necesito porque soy una chusma). A veces las relaciones no terminan bien y es doloroso darle el cierre, cosa que ella no puede hacer, y es entendible porque no pasas seis años con alguien sin darle una parte de ti. Me gustaría que algún día pueda ver el pasado con Gordon sin sentir que perdió el tiempo o que no fue amada, que pueda hacerlo ya con el corazón sanado. Se me hace que él tuvo sus motivos, sean cuales sean, me queda la duda de porque termino el compromiso con ella.
Que Emmet quisiera ser su amigo se me hizo un poco extraño porque, a ver señor, que busca de la niña? Esta interesado? Pero bueno, también pensé que era porque se dio cuenta de la metida de pata que hizo al felicitarla por la boda que no hubo y querrá darle una disculpas mas apropiadas. No sé, me quede dando vueltas con ello pero yo ya quiero una cita entre ellos, por favor, Gina─ No es una cita.
─ De acuerdo, tu "reencuentro" ─Señala Kim con tono de burla. Solo le doy una mala mirada fingida y me despido de las demás.
SI ES UNA CITA NO TE HAGAS LA TONTA JOE
Ella ahí jugando al monopoly y por poco se le olvida que iba a salir con Emmet xd SEÑORA VAYA A CAMBIARSE YA
Se me hace muy lindo que tenga una cita después de tanto tiempo Me recuerda a una amiga mia que salio con un chico casi diez años y en su primera cita estaba toda emocionada. Ánimo Joe, que ira todo bien─ ¿Problemas?
─ Pregunto por si Gordon le dio pisca de celos o algo.
Recuerdo entonces porque era que no quería esta salida.
─ No. Descuida. No hay ningún problema.
POR QUÉ PUTAS LO NOMBRAS, HOMBRE?! CÁLLESE DE UNA BUENA VEZ
Voy a matar a alguien si me sigue nombrando a Gordon. QUE ES UNA CITA AUNQUE NINGUNO DE LOS DOS LO SEPA. YO LO SENTENCIOMi mano va instintivamente a mi panza, imaginándome cómo hubiese sido. Verla crecer con los meses y emocionarme con cada movimiento del bebe.
─ ¿Joe? ─Veo un deje de preocupación en su mirada así que solo sonrío─. ¿Te duele el estómago?
Se me fue el enojo de que nombren a Gordon cuando vi ese gesto en Joe. Voy a llorar, con permiso─ Pediatría, y de ahí derivarme a Neonatología. Supongo que sabes de lo que hablo porque Gordon te ha de haber explicado varias cosas.
Y ahora estoy frustrada de nuevo. Pase en menos de cinco minutos a estar feliz por la no-cita, frustrada porque nombra a Gordon, triste porque recordo el embarazo que no completo y ahora otra vez con Gordon. Menos mal que le dijo de una buena vez la verdad, a ver si se atreve a mencionarlo de nuevo
UUUUUUUUUUUUUUUUHHHHHHHHHHHHH QUE ONDAAAAAAAAAAAA Ósea, que paso que esta gente los abandonan antes de la boda? TREMENDO. Ahora necesito saber porque lo dejaron a Emmet, que nunca le dieron una explicación─ El día de mi boda, la novia nunca llegó.
Ahora que lo pienso. Que bronca debe ser que a dias de casarte o en el dia de la boda te dejen y sin que te expliquen porque. Mínimo decime que amas a otra persona o que no me quieres y bueno, me va a doler y te voy a odiar, pero al menos no me quedo con el chisme sin resolver. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Yo insisto que debe haber algo mas allí, pero la pregunta es qué.
Me encanto que el ambiente de la charla cambio y pudieran sentirse mas cómodos el uno con el otro, también que este esta oportunidad de volver a verse y disfrutar el tiempo juntos, que es bonito encontrar a alguien que ha pasado lo mismo que vos y de alguna manera logran reconfortarse entre ellos.
Gina me quede con muchas dudas sobre que paso para que les dejaran tanto a Emmet como a Joe. Necesito respuestas, por favor, así que espero que te toque pronto tu turno y ver que tal sigue desarrollándose la historia
Besitos
Jaeger.
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Re: Our twenties
Me falta un mundo de comentarios [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Y eso que dije que los iba a subir hace como dos meses [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Ahora si es justo y necesario, en mi planes esta ir subiéndolos este fin de semana [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] .
pera
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