INOCENCIA, VENGANZA Y UN AMOR PROHIBIDO_SKANDAR Y TU

Esta noche el cielo estaba más oscuro, como boca de lobo. Era imposible que fuera igual a aquella noche sin luna al haber un eclipse, por ser luna nueva
Luna nueva. Temblé, aunque no tenía frio pero si un recuerdo doloroso
Reino la oscuridad durante mucho tiempo, hasta que hoy unos pasos hacia mi dirección.
Claire entro a la habitación a oscuras en la cual yo me encontraba, se dirigió al balcón donde yo observaba atenta hacia el horizonte sin fin en este momento
-te molesto –dijo apenada por la pequeña interrupción que me hizo
-no te preocupes, hacer nada es lo que más hago en este momento –soltó una pequeña risa por mi ocurrencia
-creo que no me llevado muy bien contigo durante este tiempo, no he sido realmente yo –bacilo durante un momento pensando que decir –nunca me he decidido a contarte bien sobre mi
-yo hice un movimiento de cabeza en desaprobación de lo dicho
-¿te gustaría oír mi historia, Julieta? –Dijo con voz divertida pues así me decía Elizabeth de vez en cuando; yo solté una carcajada ante lo que ella musito –no es muy linda, sabes creo que no es la maravillosa historia llena de rosas y claveles, ¿pero algo de nuestra existencia es así? estaríamos muertos si fuese así un final de belleza –asentí, aunque el tono de su voz no dejaba nada bueno que pensar.
-mi vida era demasiado diferente a estas, Julieta. La sociedad de ese entonces era más compleja. En 1778, bueno yo tenía veinte años, era guapa y con una vida prácticamente perfecta.
Contemplo la noche y sus nubes plateadas desde el balcón donde nos encontrábamos.
-Mi familia era de clase media. Mi padre era un reconocido medico de Barcelona, tenía un empleo fijo en el hospital de la ciudad. Comprendo que estaba muy pagado de sí mismo, ya que consideraba su prosperidad como resultado directo de su talento y el gran trabajo de toda su vida, en vez de admitir el papel desempeñado por su fortuna. Yo tenía todo lo que anhela cualquier chica en ese entonces, pues las crisis económicas explotaban repetitiva mente el país.
>mi madre se dedicaba a atender el hogar, a mí y a mi hermano pequeño, era la favorita, pero no sabía por qué, entonces tengo la vaga noción de que mis padres nunca estuvieron satisfechos con lo que poseíamos. Deseaban muchísimo más y además de grandes aspiraciones sociales… supongo que se le considera unos arribistas. Estimaban mi belleza como algo prodigioso en gran potencial
>no estaban satisfechos, aunque yo sí. Me encantaba ser Claire Haléis y era complacen te que me observaran los hombres desde que cumplí los quince años. Me gustaba que mis amigas me mirasen llenas de envidia por mi parecer, que mi madre se enorgulleciera de mí y que mi padre me comprase hermosos vestidos.
>Sabía a ciencia exacta lo que quería en mi vida y no había obstáculo alguno en ello. Deseaba ser amada, idolatrada, celebrar una boda por todo lo alto, con la iglesia llena de rosas y caminar por el largo pasillo del brazo de mi padre. Estaba segura de ser la criatura más hermosa del mundo. Necesitaba ser admirada mucho o más que respirar, ___T/N___. Era tonta y frívola, pero así me gustaba a mi misma –sonrió, divertida de su propia estimación – la influencia que tenían mis padres sobre mi había causado que anhelara las cosas materiales de la vida
>Quería una gran mansión llena de cosas lujosas, sirvientes y cocineros a mi disposición. Ya te había dicho era frívola, ególatra, joven y superficial. y no veía razón alguna de no serlo y conseguir lo que quería.
>de todo lo que quería, tenía pocas cosas de verdadera valía, pero había una en particular que si era: mi mejor amiga, llamada Ferlín, se caso a los diecinueve años con un hombre que mis padres nunca habrían considerado digno de mi: un carpintero. Al año siguiente tuvo un hijo, un hermoso bebe con el pelo ensortijado y hoyuelos, entonces fue en toda mi vida la primera vez que sinceramente sentí celos de alguien.
Claire me miro muy extraño, una mirada insoldable.
-Era una época un poco diferente a esta aunque más compleja, yo era por un año mayor que tu, pero se que estaba completamente lista para todo ello; anhelaba tener un hijo propio, mi propio hogar y un marido que me besaras al llegar del trabajo al igual que Ferlín, solo que mi estilo de vida lo quería de una manera demasiado diferente, un poco, no, muy lujosa.
Era extraño imaginar esa forma de ser de ella, siempre fue con migo amable aunque algunas veces se comportaba extraño, e imaginar ese mundo en el que vivía me daba la sensación de deja vù con migo misma; aunque su descripción parecía sacado de un cuento de hadas que al de la realidad.
Mi compañera suspiro y continúo hablando, pero su voz dio un cambio radical, la melancolía había desaparecido.
-en Barcelona había una familia demasiado acaudalada y regia, apellidada, con cierta ironía, Brenin. Reinald Brenin era el dueño del hospital este lo abastecía y recibía gran dinero por ello, en este hospital trabajaba mi padre. Y así es como conocí por primera vez a su hijo, Reinald Brenin II –frunció los labios al pronunciar aquel nombre, era como si lo soltase entre los dientes. –próximamente se encargaría del hospital entero, pues por eso iba continuamente al hospital a supervisarlo para ir a prendiendo de él. Una semana después a mi madre de una manera oportuna se le olvido darle el almuerzo a mi padre, recuerdo mi confusión cuando insistía que llevara mi vestido celeste de seda y organiza, aliso mi cabello solo para ir al hospital.
Claire miro hacia la luna y rio dolorosamente.

-muchas veces era despistada y no me fijaba de las cosas, pero esa noche, el querido Reinald me envió la primera rosa. Todas las noches de nuestro noviazgo me enviaba un ramo de rosas.
>Reinald era muy apuesto, su cabello era demasiado rubio y sus ojos eran color gris. Decía que los míos eran como violetas y bueno sigue el espectáculo de rosas y lo demás. Mis padre aprobaron nuestro noviazgo, demasiado; él era todo lo que habían soñado y lo mismo yo. Nos comprometimos a un mes y algunos días de habernos conocido.
>No fue un noviazgo largo ya que los planes de la fastuosa boda se adelantaron, esta iba a ser todo lo que yo siempre había querido, esto me enorgullecía, ya no sentía celos de Ferlín. Me imaginaba a mis niños de pelo rubio, jugando y riendo por las enormes praderas de los Brenin.
Claire se quedo callada y de su garganta salió un gruñido bajo y rencoroso, entonces me di cuenta que la historia espantosa iba a comenzar.
-esa noche me encontraba en casa de Ferlín –Susurro Claire, su rostro estaba duro como la cal. –el pequeño George era adorable, sonrisas y hoyuelos… empezaba andar por sus propios pasos. Al marcharme ferlín llevaba al niño en sus brazos acompañándome a la puerta
Resultaba difícil la manera en cómo nos encontráramos pues la luz iluminaba nuestros rostros provocando que un brillo opaco en la piel y haciendo esta a su vez que las dos nos viéramos mas pálidas
-las farolas ya estaban encendidas, ya prácticamente era de noche y hacia un frio espeluznante. Faltaba apenas tres días para mi gran boda y como era lo bastante estúpida y superficial me importaba el clima quería una boda al aire libre… -rio tristemente ante sus recuerdos, de seguro eran tan dolorosos como los míos –recuerdo todo con toda claridad, aquella noche única. A esos recuerdos me aferre durante mucho tiempo, todavía lo hago no con tanta aberración, menos pero sigue aquí
>oí unos hombres a fuertes risotadas debajo de una farola rota, estaban a una cuadras de mi casa, me dio miedo pues estos estaban ebrios, seguí caminando algo alejada de los hombres pero fue ahí cuando lo escuche
>-¡¡Clai!! –dijo
>los demás echaron a reír como idiotas, del miedo que me dieron aquellos hombres no me fije en lo bien vestidos que iban además de que entre ellos estaba Reinald y sus amigotes
-mi Claire, mi amada –grito él a tiempo que se carcajeaba con sus amigos –llegas impuntual, nos estamos congelando.
Jamás lo había visto borracho, entre ellos había un hombre recién llegado de Rusia días atrás
-que te dije Josh, no es hermosa –dijo refiriéndose a mi
-resulta decirlo, está demasiado tapada –se rieron todos al unisonó
Reinald se hizo al frente mío y rasgo parte del abrigo que llevaba, algunos de los botones cayeron al suelo, volvió a reír y quito el sombrero que llevaba, los alfileres estaban sujetos a mi cabello desde las raíces, por tanto grite de dolor eso a ellos les encanto
-no quiero que escuches lo demás, es doloroso y no quiero que por ello me tengas lastima –dijo en un hilo de voz –quede tirada en la calle, ellos se marcharon dando tumbos y riendo. Espere la muerte en la calle, la esperaba con impaciencia pero nunca llego… Gustav me encontró en ese momento, vagamente recuerdo haber estado furiosa con el por su inesperada visita pero me di cuenta que trabajaba con mi cuerpo en un intento de salvarme.
>pensé que iba morir cuando me alzo del suelo y empezó a correr a toda prisa. Me horrorizo que el suplicio no terminara…
>me halle en una habitación iluminada, pensé que me encontraba bien el dolor empezó a acabarse pero fue entonces cuando sentí algo punzante en mi cuello, muñecas y tobillos, el dolor era intenso pero luego todo paso
Gustav me conto todo absolutamente todo sin dejar detalle alguno atrás, su esposa Elizabeth lo acepto alegremente
> El día en que me mire me di cuenta que no era una broma, todo era verdad, experimente la sed y mis brillantes ojos rojos.
Seguía igual de frívola y estúpida pero me sentí mejor al mirarme, a pesar de los ojos rojos yo era la cosa, persona lo que sea más hermosa de este mundo –Claire se rio de sí misma, ella recayó en un mutismo increíble meditando y riendo al mismo tiempo de los recuerdos
-¿sabes ___T/N___? tengo un gran expediente mejor que el de Elizabeth y superior al de Gustav y mil veces mas egonico que el de August, jamás he probado sangre, bueno desde el hecho de asesinar a alguien –dijo ella orgullosa. Yo la mire dudosa, sabia a lo que se refería pero no a tanta cierta –solo he matado a seis hombre –dijo complacida de si – me vengue de esos asquerosos y pútridos hombre, si así se les puede llamar –lo dijo con tono de rencor con un sordo gruñido.
Aunque la idea de VENGANZA me sonaba mucho, era tan buena como ella, un expediente único y porque no hacerlo.