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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Holi holi preciosuras divinas :) Llegue y con un cap larguin :B Espero les guste Jí.
Bievenida stefa2580 :D
__________________
CAPITULO 21
Bievenida stefa2580 :D
__________________
CAPITULO 21
Nick la observó durante un buen rato mientras dormía. Había amanecido. La miró con ojos entrecerrados. _____ tenía el rostro perfectamente encajado en el hueco entre su axila y su pecho. Aunque sentía el brazo entumecido por la presión de la cabeza de ella, temió que si se movía, ella despertaría. No quiso que eso ocurriera. Se la veía relajada y segura. Apartó un mechón que le caía sobre la frente con la mano libre. Un movimiento equivocado, pensó. Ella abrió los ojos al instante. Nick esperaba que se alejara de inmediato en cuanto descubriera que estaban demasiado cerca. Pero ella le sorprendió al permanecer inmóvil en la misma posición. Sonrió. _____ le devolvió la sonrisa. Nick se sermoneó mentalmente por pensar que ella estaba preciosa, con el pelo revuelto, mitad sobre la almohada mitad sobre su antebrazo, los labios entreabiertos ahogando un bostezo y las mejillas ligeramente coloreadas por la intimidad de aquel abrazo.
- Buenos días.- le dijo en voz baja.
- Buenos días.- contestó ella, somnolienta. Miraba de reojo a su compañero de cuarto, preguntándose si se sentiría igual de ridículo que ella por despertar en aquella postura. Pero no se movió. Volvió a sonreír y Nick pensó que iba a derretirse ante aquel gesto espontáneo de los labios femeninos.- Creo que tendremos que amputar.
- ¿Qué…?- parpadeó confuso. “No lo hagas”, se ordenó, “no dejes que ella te enrede, Nick”. En realidad, era muy peligroso que lo pensara siquiera. Porque, de hecho, él no podía flaquear una sola vez si quería proteger a _____.
- Tu brazo…- aclaró ella, con una chispa de diversión en los ojos.- Creo que la sangre dejó de circular de madrugada. No podemos salvarlo, Nick, lo siento.
Nick reprimió el impulso de cubrir aquella boca de pequeños besos de bienvenida matinal. Claro que comprendió enseguida que no podía hacerlo. Era una locura. Solo tenía que hacer su trabajo y largarse cuanto antes de allí. Nunca más tendría que volver a ver a _____. Entonces, ¿por qué no podía apartar la mirada de ella? Se regañó otra vez mentalmente. Sabía muy bien porqué no podía dejar de mirarla. Por Rosie. Pero Adams tenía razón. Ella no era Rosie. No se dio cuenta de que se apartaba con brusquedad. _____ tuvo que hacer un esfuerzo por conservar la cabeza que él dejaba en el aire sin la menor consideración. Le lanzó una mirada extrañada desde el otro lado de la cama. El se había incorporado y estaba sentado sobre el colchón, de espaldas a ella.
- Anoche hablaste en sueños.- comentó con naturalidad, para romper la tensión que se había creado entre ellos.
- ¿Ah, sí…? – Nick ladeó ligeramente la cabeza hacia ella. Parecía nervioso, pero lo disimulaba bien con aquella expresión tranquila que podía haber engañado cualquiera excepto a _____.- Espero no haber dicho nada comprometido.
El esperaba que _____ lo negara, pero ella no contestó.
- ¿Lo era?- insistió.
- Tal vez.- _____ probó suerte. Le había gustado el Nick de la noche anterior, sensible y considerado. Quería que regresara a la habitación y se llevara a aquel tipo extraño. No le caía bien desde que había lanzado su cabeza sobre la almohada.- Pero te doy mi palabra de que nadie sabrá nunca lo de tu manía de vestirte de mujer.
Le oyó reír. Era agradable oírle reír. Lo hacía de aquel modo increíblemente seductor que provocaba que las rodillas de _____ se aflojaran. Suerte que aún estaba acostada y él no podía verlo.
- Eres una buena chica, _____. Pero mientes muy mal.
Con un movimiento felino, Nick se aseguró de que su arma seguía oculta en su cazadora. Por un momento, le había asaltado la aterradora idea de que la madre de _____ podía haber enviado todo a la lavadora. Se tranquilizó al ver que todo estaba en orden.
Aunque no se le escapó la expresión sombría de _____. Todo rastro de buen humor había desaparecido de sus suaves facciones. El no lo sabía. Pero _____ no era tan mala actriz como pensaba. De hecho, Nick todavía no sabía que ella tenía intención de dirigirse aquella mañana a la Oficina Postal. Durante la noche, había tenido la fuerte corazonada de que Alex intentaría contactar con ella en San Jorge. Era el único lugar seguro que conocía, el único donde aquel asesino no podría seguirles la pista. Acalló la voz de su conciencia que le decía que se lo contara. “Ni hablar. Alex está en un apuro y necesita mi ayuda. No le diré nada hasta que no me asegure de que está a salvo”.
- Esta mañana tendrás que arreglártelas sin mí, Nick.- anunció, estirándose exageradamente.
- ¿Tienes una cita, _____?- se burló y añadió solo por verla ruborizar.- Espero que no hayas planeado un encuentro con ese viejo amor de juventud del que me habló tu madre.
- ¿David? – _____ arrugó la nariz con desagrado, aunque en el fondo odiaba que fuera tan evidente que no existía competencia para él en San Jorge. Nick podía al menos mostrarse más humilde y no exhibir aquella maldita expresión que se traducía una vez más en “pobre _____”. En cualquier caso, esperaba que fingiera estar un poco celoso por su propio bien. Si había algo que Mary Baker odiaba por encima de cualquier cosa, era un mentiroso. Y Nick había obtenido matrícula de honor en aquella asignatura últimamente. Suspiró como si el recuerdo de David la llenara de nostalgia. Por el rabillo del ojo comprobó que su gesto no dejaba a Nick indiferente. Le había parecido que él fruncía el ceño y que el buen humor desaparecía momentáneamente de su expresión.- Oh, no es más que un buen amigo.
Pero hubo algo en el modo en que lo dijo, que hizo que el corazón de Nick se acelerara. ¿O solo lo había imaginado? Sacudió la cabeza, molesto consigo mismo. No tenía ningún derecho sobre _____, más que aquella pequeña historia inventada sobre una boda en Las Vegas. Era absurdo que se sintiera repentinamente traicionado porque ella ardiera en deseos de saludar a un antiguo novio. De hecho, le parecía perfecto que lo hiciera. Incluso le habría parecido buena idea que ella se vistiera con algo especial para reavivar la llama de la pasión con el tal David. Bueno, le pareció buena idea hasta el momento en que ella atravesó la cocina después de darse una ducha y el aroma de su perfume afrutado le inundó los sentidos y tuvo que toser ruidosamente. El y la señora Baker compartían una taza de café y unas tostadas. Todo iba bien hasta entonces. ¿Por qué tenía _____ que estropearlo apareciendo vestida de aquella manera? ¿No podía enfundarse unos simples vaqueros y una camisa bien holgada o cerrada hasta el cuello… o mejor ambas cosas? En fin, no es que ella luciera espectacular. Tampoco era para tanto… Cierto que aquel sencillo vestido de gasa que se sujetaba con aquellos diabólicos tirantes sobre los hombros, no era nada del otro mundo. El hecho de que el vestido ondeara graciosamente haciendo vuelos sobre su pantorrilla, no le afectaba lo más mínimo. La suave pincelada de brillo que ella se había puesto en los labios y el tono sonrosado de sus mejillas, le dejaban indiferente. Su peinado, el cabello recogido en las sienes con unas horquillas del mismo tono beige del vestido, le traían al fresco. Y por descontado, _____ no entendía un rábano de estilismo aunque se dedicaba al mundo de la moda. En ese caso, ¿por qué se le revolvía el estómago como si en realidad, ella fuera su mujercita y corriera al encuentro de su amante degenerado que la obligaría a hacer todas aquellas cosas horribles que le pasaban por la mente mientras untaba otra tostada? El pensamiento le dejó sin aliento. La tostada se le rompió entre los dedos cuando _____ se inclinó sobre su brazo y tuvo que ordenar a sus ojos que no husmearan en su discreto escote… Ah, ella sólo reclamaba su propia taza de café. Esperó a que la sirviera y sonrió cuando ella le devolvió el cuchillo de la mantequilla tras untar un panecillo. Lo mordisqueó con distracción, algo que no escapó a la atenta mirada del hombre. Ella tenía una expresión soñadora que le hacía sentir deseos de vaciar el cargador de su pistola sobre ese David. Al instante, comprendió que estaba perdiendo la perspectiva. ¿Qué demonios estaba diciendo? No conocía a David Wilson, pero estaba seguro de que el hecho de haber cortejado durante toda su vida a _____, no le convertía en el criminal más peligroso del mundo. Con seguridad, no merecía que él quisiera freírle a tiros.
- Le he dicho a tu marido que puede echarme una mano con la valla del jardín.- comentó Mary, consciente de que algo extraño sucedía entre aquellos dos. Los observó a ambos, esperando que algo de lo que dijeran o hicieran, les delatara.
- ¿Está rota?- preguntó _____.
- Aún no. Pero no le vendría mal una buena mano de pintura.
- Oh, estupendo. Así podré salir a hacer unas compras. A Nick le encantará ayudarte. Es un manitas, ¿no es así, cariño?- lo había dicho con ironía, pero su rostro era angelical al hablar.
Nick ejerció demasiada fuerza con el cuchillo sobre la tostada y una vez más, observó con desconsuelo como esta se hacía añicos en sus manos. Bien. Se dio por vencido. Apuró el resto de su café de un trago y la miró. “Gracias, _____. Gracias por condenarme a trabajos forzados mientras te diviertes por ahí con ese tipo”. Parecía que _____ deseaba deshacerse de su compañía a cualquier precio. Le dolió inexplicablemente que fuera así. Y lo más importante, le pareció que ella no había comprendido que debían permanecer juntos por aquel asunto sin importancia. Sonrió con sarcasmo. Vamos, que ella padecía amnesia repentina y había olvidado que un asesino la perseguía con intención de liquidarla y apartarla para siempre del panorama.
- En realidad, querida, me gustaría acompañarte.- replicó, esperando no despertar las sospechas de Mary.- Aún no me has enseñado San Jorge.
- Oh, no hay tanto que ver, “amor mío”…- le palmeó el cachete con más fuerza de la necesaria.- Además, estoy segura de que mamá será la madre más feliz del mundo si la dejas que te haga de guía. Por no hablar de las presentaciones… No imaginas la cantidad de amigas que tiene.
“Víbora”, pensó Nick, “lo tenía todo bien planeado”. Y la vio agitar su mano en aquel gesto tan habitual en ella que le decía que no negociaría su marcha. Le dirigió una última mirada de velado resentimiento y sonrió forzadamente a Mary. Por esta vez, dejaría que _____ Baker disfrutara de unas horas de intimidad en compañía de ese… ese joven como se llamase. Y esperaba por el bien de ella, que el hombre que quería matarla, tuviera la misma opinión y no quisiera intervenir mientras él colocaba unas cuantas bisagras para Mary.
- ¿Me ha oído, señor Nick?
La voz de Mary le hizo reaccionar justo en el instante en que imaginaba algunas escenas eróticas protagonizadas por _____ y su viejo amigo. Se ruborizó como si la misma Mary hubiera podido leer sus pensamientos. Maldijo entre dientes y desterró de su mente aquellas imágenes. Y por suerte, su busca sonó insistentemente en ese momento. Nick echó una rápida ojeada al pequeño aparatito que guardaba en el bolsillo de sus vaqueros, consciente de que Mary no perdía detalle de sus movimientos.
- Mamá… ¿puedo llamarla así, verdad?- otra sonrisa forzada para disimular la preocupación que despertaba en él la llamada de Adams.- Necesito hacer una llamada urgente. ¿Cree que podría prestarme su teléfono un segundo? Le prometo que después repararé todas las vallas que me ordene sin rechistar.
- ¿Sucede algo malo?- Mary frunció el ceño con la astucia que solo las buenas madres poseen.- ¿Algún cachorro en apuros?
Al principio, Nick no captó el significado de la pregunta, oculto entre tanto sarcasmo maternal. Reaccionó de inmediato al recordar la historia que habían inventado sobre su ocupación y el encuentro con _____.
- Oh, sí… Uno muy grande, Mary. Pero solo será un momento.- como ella le había guiado hasta el estudio y Nick ya divisaba el teléfono sobre la mesa auxiliar, la despidió con rapidez y cerró la puerta tras él. Como conocía bien a las buenas mujeres curiosas como ella, volvió a abrirla enseguida para comprobar que seguía allí, con la oreja literalmente pegada a la hoja de madera. Mary se apartó de un salto, sorprendida y avergonzada al mismo tiempo.
- Pensé que…
- Lo se. Gracias, Mary.- y se aseguró de ver como se alejaba y se metía en la cocina, murmurando algo entre dientes.
Después de asegurarse de que Mary no le espiaba, marcó el número del despacho de Adams. Saludó a Susie brevemente y apartó ligeramente el auricular al escuchar los primeros ladridos.
- También me alegro de oírte, Adams.- dijo con tono resignado cuando por fin cesaron los gritos.
- No me vengas con esas, Nick. ¿Se puede saber donde diablos te has metido?- una pausa, seguramente para tomar aire y seguir con la sarta de improperios.- Estoy al tanto del tiroteo en el apartamento de esa mujer. Y para ser claros, todo el mundo se pregunta porqué cierto policía insubordinado aún no ha puesto un informe sobre los hechos encima de mi mesa. Incluido el Alcalde y su benefactor, el señor L’Antino.
- Te dije que protegería a la chica, capitán.- respondió con sequedad.- Y ya sabes que odio los formalismos.
- ¿En serio?
- Adams, no me sermonees. Si vas a llamarme solo para…
- ¡Aún no he terminado!- atajó con brusquedad.- He de suponer que no te has enterado, ¿no?
- ¿Enterarme…?
- Ya veo que no.- un suspiro largo que hizo que Nick temiera lo peor.- Nick…
La otra chica… Alex, ¿recuerdas? La joven que compartía el apartamento con tu testigo.
- Diablos, Adams, déjate de rodeos, ¿quieres?
- Malas noticias, Nick. Está muerta.
Nick apretó los nudillos sobre el auricular. De pronto, se apoderaba de él la tremenda certeza de que _____ estaba realmente en peligro. Hasta ahora, aquella certeza no le había golpeado con tanta brutalidad.
- ¿Muerta… estás seguro?
- ¿Qué clase de pregunta es esa, Nick? ¿Acaso te has vuelto idiota?- vociferó
Adams.- ¡Claro que estoy seguro! Solemos comprobar ese tipo de detalles antes de emitir declaraciones como estas, ¿recuerdas?
- Pero, ¿cómo?
- Unos adolescentes buscaban algún local abandonado donde achucharse sin que nadie les viera. Encontraron su cadáver oculto bajo unas cajas vacías en un antiguo almacén de licores. Todo indica que fue estrangulada. Todavía no tengo los resultados completos de la autopsia, pero por el estado del cuerpo, creemos que lleva al menos un par de días muerta.
- Vaya…- hablaba consigo mismo. En realidad, se preguntaba como iba a contárselo a _____ sin que ella pensara que todo estaba dicho y que inevitablemente correría la misma suerte que Alex tarde o temprano. Sabía que no confiaría en él si le contaba la verdad.
- Nick… L’Antino ha confesado que mantenían una aventura.- le informó más calmado.- Creemos que uno de ellos o ambos, eran el objetivo del asesino, pero no hemos aclarado cuál es el móvil. De hecho, estamos seguros de que volverán a intentarlo contra L’Antino.
- ¿Y _____, donde encaja ella en todo esto?
- Nuestra teoría es que la tal Alex solía verse al mismo tiempo con Graham y que aprovechaba su aventura con L’Antino para disfrutar de las ventajas del apellido. Ya sabes, hoteles, champán, restaurantes caros, todo cargado en la cuenta de L’Antino. Por si algún día alguien sospechaba algo, suponemos que Alex utilizó el nombre de su compañera de piso…
- _____.- añadió Nick, furioso con Alex a pesar de todo.
- Exacto. Y por ese motivo, quien quiera que sea que asesinó a Graham, pensó que la _____ que no lo era en realidad le había visto.
- La verdadera Alex.
- O la joven cuyo nombre aparece en los registros del motel, no lo sabemos y el asesino tampoco. Por eso, tu señorita Baker puede seguir en peligro. Quizá el asesino no esté seguro de haberse cargado a los pichones correctos.
- ¿Y?
- Y en cualquier caso, necesitamos atrapar a ese tipo, Nick. La vida de L’Antino también está en peligro y el Alcalde no quiere ni pensar en otro atentado.
- ¿Qué quieres decir, Adams? Me he perdido algo de toda esta historia, ¿no es cierto?- inquirió con desconfianza.
- Quiero decir que tienes que regresar y dejar que todos hagan su trabajo.
- ¿Es una broma? ¿Pretendes que le diga a _____ que su amiga ha muerto y que la lleve de vuelta a casa como si nada?
- Nick, te prometo que vamos a protegerla.
- No.
- Nick.
- He dicho que no, Adams. Lo que me pides está fuera de toda discusión y lo sabes.- le recriminó, conteniendo a duras penas su ira.- No pienso dejar que utilicen a _____ como cebo. De ninguna manera.
- Nick, no te lo estoy pidiendo. Es una orden.
- Entonces, despídeme, porque no pienso obedecerla.
Aguardó unos segundos la respuesta de Adams. Confiaba en que el buen policía y mejor hombre que había en él supiera que solo hacía lo mejor para _____.
- Espero que sepas lo que haces, Nick. El Alcalde me ha lanzado unos cuantos piropos que dejan al Departamento en situación de uno contra diez. Ganando el Alcalde, ¿lo captas, Nick? Quiere estar informado de cada paso que demos sobre este asunto concreto.
- Y lo estará. A su debido momento.- replicó.- Pero no pienso poner en peligro la vida de esa chica, solo porque el político de turno le deba la candidatura a ese fantoche de la moda.
- Nick… Estás jugando con fuego. ¿Necesitas que sea más claro aún?- explotó
Adams y a Nick le maravilló el hecho de que solo hubiera tardado un par de minutos en hacerlo. Adams debía estar practicando yoga o alguna disciplina de relajación, tal y como le había aconsejado su médico. Le oyó toser ruidosamente al otro lado de la línea.- Maldita sea, Nick… Quieren tu placa, ¿me oyes? Te quieren fuera del caso.
- Y yo quiero que _____ viva. No te la entregaré para que el maldito Alcalde se anote un tanto y se tome unos canapés mientras alguien intenta matarla.
- Nick, no es nada personal… Y no puedes tomártelo como si lo fuera. Esa chica no es nadie.
- Te equivocas, Adams.- le corrigió con dureza y sin querer, todos los detalles que conocía sobre ella le venían a la memoria.- Se llama _____ Baker. No sabe nada de la vida, es un poco ingenua y en ocasiones despistada. Le gusta la pesca y la pizza de peperoni y de pequeña, tenía una mascota llamada Orlando. Odia la mentira y confía en que todo el mundo tiene algo bueno si sabes buscar bien. Puede que su nombre no salga en letreros luminosos y que no sea el tipo de mujer que haría que el Alcalde cancelara una de sus fiestas. Pero te aseguro que es una buena chica, Adams. Y merece vivir.
- Diablos, Nick, hablas como si ella fuera algo para ti.- al ver que él no decía nada, insistió.- ¿Lo es, Nick?
- No. Pero mi respuesta sigue siendo la misma. _____ se queda conmigo.
- Nick, no sabes…
- No, no lo se. Y no me importa. Pero _____ no hará de cebo, Adams. No lo permitiré.
- ¿Es tu última palabra?- Adams parecía a punto de estallar al otro lado. Nick suspiró. Le apreciaba realmente, pero detestaba que debido a su cargo, no tuviera más remedio que bailar al son que tocaban los políticos.
- No.- contestó con tono amistoso.- Adams, eres mi mejor amigo y el mejor policía que conozco. Y se que en el fondo, estás de acuerdo conmigo en que hago lo correcto. Si tienes que despedirme, hazlo. No te lo reprocharé. Pero no me pidas que la sacrifique. Por favor.
- Está bien… No he hablado contigo.- rezongó, conmovido en cierta medida por aquella repentina declaración sentimental que no era el estilo de ninguno de los dos.- No quiero saber donde estás. Pero no te prometo nada, Nick. Es más que probable que cuando regreses, tengas que entregar tu placa.
- Bien.- aceptó.
- Y que conste que te lo he advertido.
- Me consta, Adams.
- Cuídate…Y cuida de la chica, ¿quieres?
- Lo haré.- Nick sonrió. Al parecer, el capitán seguía siendo humano a pesar de su horrible humor. Colgó, pensando en como se las arreglaría para salir de la casa y espiar a _____ sin que ella o Mary le descubrieran.
- Buenos días.- le dijo en voz baja.
- Buenos días.- contestó ella, somnolienta. Miraba de reojo a su compañero de cuarto, preguntándose si se sentiría igual de ridículo que ella por despertar en aquella postura. Pero no se movió. Volvió a sonreír y Nick pensó que iba a derretirse ante aquel gesto espontáneo de los labios femeninos.- Creo que tendremos que amputar.
- ¿Qué…?- parpadeó confuso. “No lo hagas”, se ordenó, “no dejes que ella te enrede, Nick”. En realidad, era muy peligroso que lo pensara siquiera. Porque, de hecho, él no podía flaquear una sola vez si quería proteger a _____.
- Tu brazo…- aclaró ella, con una chispa de diversión en los ojos.- Creo que la sangre dejó de circular de madrugada. No podemos salvarlo, Nick, lo siento.
Nick reprimió el impulso de cubrir aquella boca de pequeños besos de bienvenida matinal. Claro que comprendió enseguida que no podía hacerlo. Era una locura. Solo tenía que hacer su trabajo y largarse cuanto antes de allí. Nunca más tendría que volver a ver a _____. Entonces, ¿por qué no podía apartar la mirada de ella? Se regañó otra vez mentalmente. Sabía muy bien porqué no podía dejar de mirarla. Por Rosie. Pero Adams tenía razón. Ella no era Rosie. No se dio cuenta de que se apartaba con brusquedad. _____ tuvo que hacer un esfuerzo por conservar la cabeza que él dejaba en el aire sin la menor consideración. Le lanzó una mirada extrañada desde el otro lado de la cama. El se había incorporado y estaba sentado sobre el colchón, de espaldas a ella.
- Anoche hablaste en sueños.- comentó con naturalidad, para romper la tensión que se había creado entre ellos.
- ¿Ah, sí…? – Nick ladeó ligeramente la cabeza hacia ella. Parecía nervioso, pero lo disimulaba bien con aquella expresión tranquila que podía haber engañado cualquiera excepto a _____.- Espero no haber dicho nada comprometido.
El esperaba que _____ lo negara, pero ella no contestó.
- ¿Lo era?- insistió.
- Tal vez.- _____ probó suerte. Le había gustado el Nick de la noche anterior, sensible y considerado. Quería que regresara a la habitación y se llevara a aquel tipo extraño. No le caía bien desde que había lanzado su cabeza sobre la almohada.- Pero te doy mi palabra de que nadie sabrá nunca lo de tu manía de vestirte de mujer.
Le oyó reír. Era agradable oírle reír. Lo hacía de aquel modo increíblemente seductor que provocaba que las rodillas de _____ se aflojaran. Suerte que aún estaba acostada y él no podía verlo.
- Eres una buena chica, _____. Pero mientes muy mal.
Con un movimiento felino, Nick se aseguró de que su arma seguía oculta en su cazadora. Por un momento, le había asaltado la aterradora idea de que la madre de _____ podía haber enviado todo a la lavadora. Se tranquilizó al ver que todo estaba en orden.
Aunque no se le escapó la expresión sombría de _____. Todo rastro de buen humor había desaparecido de sus suaves facciones. El no lo sabía. Pero _____ no era tan mala actriz como pensaba. De hecho, Nick todavía no sabía que ella tenía intención de dirigirse aquella mañana a la Oficina Postal. Durante la noche, había tenido la fuerte corazonada de que Alex intentaría contactar con ella en San Jorge. Era el único lugar seguro que conocía, el único donde aquel asesino no podría seguirles la pista. Acalló la voz de su conciencia que le decía que se lo contara. “Ni hablar. Alex está en un apuro y necesita mi ayuda. No le diré nada hasta que no me asegure de que está a salvo”.
- Esta mañana tendrás que arreglártelas sin mí, Nick.- anunció, estirándose exageradamente.
- ¿Tienes una cita, _____?- se burló y añadió solo por verla ruborizar.- Espero que no hayas planeado un encuentro con ese viejo amor de juventud del que me habló tu madre.
- ¿David? – _____ arrugó la nariz con desagrado, aunque en el fondo odiaba que fuera tan evidente que no existía competencia para él en San Jorge. Nick podía al menos mostrarse más humilde y no exhibir aquella maldita expresión que se traducía una vez más en “pobre _____”. En cualquier caso, esperaba que fingiera estar un poco celoso por su propio bien. Si había algo que Mary Baker odiaba por encima de cualquier cosa, era un mentiroso. Y Nick había obtenido matrícula de honor en aquella asignatura últimamente. Suspiró como si el recuerdo de David la llenara de nostalgia. Por el rabillo del ojo comprobó que su gesto no dejaba a Nick indiferente. Le había parecido que él fruncía el ceño y que el buen humor desaparecía momentáneamente de su expresión.- Oh, no es más que un buen amigo.
Pero hubo algo en el modo en que lo dijo, que hizo que el corazón de Nick se acelerara. ¿O solo lo había imaginado? Sacudió la cabeza, molesto consigo mismo. No tenía ningún derecho sobre _____, más que aquella pequeña historia inventada sobre una boda en Las Vegas. Era absurdo que se sintiera repentinamente traicionado porque ella ardiera en deseos de saludar a un antiguo novio. De hecho, le parecía perfecto que lo hiciera. Incluso le habría parecido buena idea que ella se vistiera con algo especial para reavivar la llama de la pasión con el tal David. Bueno, le pareció buena idea hasta el momento en que ella atravesó la cocina después de darse una ducha y el aroma de su perfume afrutado le inundó los sentidos y tuvo que toser ruidosamente. El y la señora Baker compartían una taza de café y unas tostadas. Todo iba bien hasta entonces. ¿Por qué tenía _____ que estropearlo apareciendo vestida de aquella manera? ¿No podía enfundarse unos simples vaqueros y una camisa bien holgada o cerrada hasta el cuello… o mejor ambas cosas? En fin, no es que ella luciera espectacular. Tampoco era para tanto… Cierto que aquel sencillo vestido de gasa que se sujetaba con aquellos diabólicos tirantes sobre los hombros, no era nada del otro mundo. El hecho de que el vestido ondeara graciosamente haciendo vuelos sobre su pantorrilla, no le afectaba lo más mínimo. La suave pincelada de brillo que ella se había puesto en los labios y el tono sonrosado de sus mejillas, le dejaban indiferente. Su peinado, el cabello recogido en las sienes con unas horquillas del mismo tono beige del vestido, le traían al fresco. Y por descontado, _____ no entendía un rábano de estilismo aunque se dedicaba al mundo de la moda. En ese caso, ¿por qué se le revolvía el estómago como si en realidad, ella fuera su mujercita y corriera al encuentro de su amante degenerado que la obligaría a hacer todas aquellas cosas horribles que le pasaban por la mente mientras untaba otra tostada? El pensamiento le dejó sin aliento. La tostada se le rompió entre los dedos cuando _____ se inclinó sobre su brazo y tuvo que ordenar a sus ojos que no husmearan en su discreto escote… Ah, ella sólo reclamaba su propia taza de café. Esperó a que la sirviera y sonrió cuando ella le devolvió el cuchillo de la mantequilla tras untar un panecillo. Lo mordisqueó con distracción, algo que no escapó a la atenta mirada del hombre. Ella tenía una expresión soñadora que le hacía sentir deseos de vaciar el cargador de su pistola sobre ese David. Al instante, comprendió que estaba perdiendo la perspectiva. ¿Qué demonios estaba diciendo? No conocía a David Wilson, pero estaba seguro de que el hecho de haber cortejado durante toda su vida a _____, no le convertía en el criminal más peligroso del mundo. Con seguridad, no merecía que él quisiera freírle a tiros.
- Le he dicho a tu marido que puede echarme una mano con la valla del jardín.- comentó Mary, consciente de que algo extraño sucedía entre aquellos dos. Los observó a ambos, esperando que algo de lo que dijeran o hicieran, les delatara.
- ¿Está rota?- preguntó _____.
- Aún no. Pero no le vendría mal una buena mano de pintura.
- Oh, estupendo. Así podré salir a hacer unas compras. A Nick le encantará ayudarte. Es un manitas, ¿no es así, cariño?- lo había dicho con ironía, pero su rostro era angelical al hablar.
Nick ejerció demasiada fuerza con el cuchillo sobre la tostada y una vez más, observó con desconsuelo como esta se hacía añicos en sus manos. Bien. Se dio por vencido. Apuró el resto de su café de un trago y la miró. “Gracias, _____. Gracias por condenarme a trabajos forzados mientras te diviertes por ahí con ese tipo”. Parecía que _____ deseaba deshacerse de su compañía a cualquier precio. Le dolió inexplicablemente que fuera así. Y lo más importante, le pareció que ella no había comprendido que debían permanecer juntos por aquel asunto sin importancia. Sonrió con sarcasmo. Vamos, que ella padecía amnesia repentina y había olvidado que un asesino la perseguía con intención de liquidarla y apartarla para siempre del panorama.
- En realidad, querida, me gustaría acompañarte.- replicó, esperando no despertar las sospechas de Mary.- Aún no me has enseñado San Jorge.
- Oh, no hay tanto que ver, “amor mío”…- le palmeó el cachete con más fuerza de la necesaria.- Además, estoy segura de que mamá será la madre más feliz del mundo si la dejas que te haga de guía. Por no hablar de las presentaciones… No imaginas la cantidad de amigas que tiene.
“Víbora”, pensó Nick, “lo tenía todo bien planeado”. Y la vio agitar su mano en aquel gesto tan habitual en ella que le decía que no negociaría su marcha. Le dirigió una última mirada de velado resentimiento y sonrió forzadamente a Mary. Por esta vez, dejaría que _____ Baker disfrutara de unas horas de intimidad en compañía de ese… ese joven como se llamase. Y esperaba por el bien de ella, que el hombre que quería matarla, tuviera la misma opinión y no quisiera intervenir mientras él colocaba unas cuantas bisagras para Mary.
- ¿Me ha oído, señor Nick?
La voz de Mary le hizo reaccionar justo en el instante en que imaginaba algunas escenas eróticas protagonizadas por _____ y su viejo amigo. Se ruborizó como si la misma Mary hubiera podido leer sus pensamientos. Maldijo entre dientes y desterró de su mente aquellas imágenes. Y por suerte, su busca sonó insistentemente en ese momento. Nick echó una rápida ojeada al pequeño aparatito que guardaba en el bolsillo de sus vaqueros, consciente de que Mary no perdía detalle de sus movimientos.
- Mamá… ¿puedo llamarla así, verdad?- otra sonrisa forzada para disimular la preocupación que despertaba en él la llamada de Adams.- Necesito hacer una llamada urgente. ¿Cree que podría prestarme su teléfono un segundo? Le prometo que después repararé todas las vallas que me ordene sin rechistar.
- ¿Sucede algo malo?- Mary frunció el ceño con la astucia que solo las buenas madres poseen.- ¿Algún cachorro en apuros?
Al principio, Nick no captó el significado de la pregunta, oculto entre tanto sarcasmo maternal. Reaccionó de inmediato al recordar la historia que habían inventado sobre su ocupación y el encuentro con _____.
- Oh, sí… Uno muy grande, Mary. Pero solo será un momento.- como ella le había guiado hasta el estudio y Nick ya divisaba el teléfono sobre la mesa auxiliar, la despidió con rapidez y cerró la puerta tras él. Como conocía bien a las buenas mujeres curiosas como ella, volvió a abrirla enseguida para comprobar que seguía allí, con la oreja literalmente pegada a la hoja de madera. Mary se apartó de un salto, sorprendida y avergonzada al mismo tiempo.
- Pensé que…
- Lo se. Gracias, Mary.- y se aseguró de ver como se alejaba y se metía en la cocina, murmurando algo entre dientes.
Después de asegurarse de que Mary no le espiaba, marcó el número del despacho de Adams. Saludó a Susie brevemente y apartó ligeramente el auricular al escuchar los primeros ladridos.
- También me alegro de oírte, Adams.- dijo con tono resignado cuando por fin cesaron los gritos.
- No me vengas con esas, Nick. ¿Se puede saber donde diablos te has metido?- una pausa, seguramente para tomar aire y seguir con la sarta de improperios.- Estoy al tanto del tiroteo en el apartamento de esa mujer. Y para ser claros, todo el mundo se pregunta porqué cierto policía insubordinado aún no ha puesto un informe sobre los hechos encima de mi mesa. Incluido el Alcalde y su benefactor, el señor L’Antino.
- Te dije que protegería a la chica, capitán.- respondió con sequedad.- Y ya sabes que odio los formalismos.
- ¿En serio?
- Adams, no me sermonees. Si vas a llamarme solo para…
- ¡Aún no he terminado!- atajó con brusquedad.- He de suponer que no te has enterado, ¿no?
- ¿Enterarme…?
- Ya veo que no.- un suspiro largo que hizo que Nick temiera lo peor.- Nick…
La otra chica… Alex, ¿recuerdas? La joven que compartía el apartamento con tu testigo.
- Diablos, Adams, déjate de rodeos, ¿quieres?
- Malas noticias, Nick. Está muerta.
Nick apretó los nudillos sobre el auricular. De pronto, se apoderaba de él la tremenda certeza de que _____ estaba realmente en peligro. Hasta ahora, aquella certeza no le había golpeado con tanta brutalidad.
- ¿Muerta… estás seguro?
- ¿Qué clase de pregunta es esa, Nick? ¿Acaso te has vuelto idiota?- vociferó
Adams.- ¡Claro que estoy seguro! Solemos comprobar ese tipo de detalles antes de emitir declaraciones como estas, ¿recuerdas?
- Pero, ¿cómo?
- Unos adolescentes buscaban algún local abandonado donde achucharse sin que nadie les viera. Encontraron su cadáver oculto bajo unas cajas vacías en un antiguo almacén de licores. Todo indica que fue estrangulada. Todavía no tengo los resultados completos de la autopsia, pero por el estado del cuerpo, creemos que lleva al menos un par de días muerta.
- Vaya…- hablaba consigo mismo. En realidad, se preguntaba como iba a contárselo a _____ sin que ella pensara que todo estaba dicho y que inevitablemente correría la misma suerte que Alex tarde o temprano. Sabía que no confiaría en él si le contaba la verdad.
- Nick… L’Antino ha confesado que mantenían una aventura.- le informó más calmado.- Creemos que uno de ellos o ambos, eran el objetivo del asesino, pero no hemos aclarado cuál es el móvil. De hecho, estamos seguros de que volverán a intentarlo contra L’Antino.
- ¿Y _____, donde encaja ella en todo esto?
- Nuestra teoría es que la tal Alex solía verse al mismo tiempo con Graham y que aprovechaba su aventura con L’Antino para disfrutar de las ventajas del apellido. Ya sabes, hoteles, champán, restaurantes caros, todo cargado en la cuenta de L’Antino. Por si algún día alguien sospechaba algo, suponemos que Alex utilizó el nombre de su compañera de piso…
- _____.- añadió Nick, furioso con Alex a pesar de todo.
- Exacto. Y por ese motivo, quien quiera que sea que asesinó a Graham, pensó que la _____ que no lo era en realidad le había visto.
- La verdadera Alex.
- O la joven cuyo nombre aparece en los registros del motel, no lo sabemos y el asesino tampoco. Por eso, tu señorita Baker puede seguir en peligro. Quizá el asesino no esté seguro de haberse cargado a los pichones correctos.
- ¿Y?
- Y en cualquier caso, necesitamos atrapar a ese tipo, Nick. La vida de L’Antino también está en peligro y el Alcalde no quiere ni pensar en otro atentado.
- ¿Qué quieres decir, Adams? Me he perdido algo de toda esta historia, ¿no es cierto?- inquirió con desconfianza.
- Quiero decir que tienes que regresar y dejar que todos hagan su trabajo.
- ¿Es una broma? ¿Pretendes que le diga a _____ que su amiga ha muerto y que la lleve de vuelta a casa como si nada?
- Nick, te prometo que vamos a protegerla.
- No.
- Nick.
- He dicho que no, Adams. Lo que me pides está fuera de toda discusión y lo sabes.- le recriminó, conteniendo a duras penas su ira.- No pienso dejar que utilicen a _____ como cebo. De ninguna manera.
- Nick, no te lo estoy pidiendo. Es una orden.
- Entonces, despídeme, porque no pienso obedecerla.
Aguardó unos segundos la respuesta de Adams. Confiaba en que el buen policía y mejor hombre que había en él supiera que solo hacía lo mejor para _____.
- Espero que sepas lo que haces, Nick. El Alcalde me ha lanzado unos cuantos piropos que dejan al Departamento en situación de uno contra diez. Ganando el Alcalde, ¿lo captas, Nick? Quiere estar informado de cada paso que demos sobre este asunto concreto.
- Y lo estará. A su debido momento.- replicó.- Pero no pienso poner en peligro la vida de esa chica, solo porque el político de turno le deba la candidatura a ese fantoche de la moda.
- Nick… Estás jugando con fuego. ¿Necesitas que sea más claro aún?- explotó
Adams y a Nick le maravilló el hecho de que solo hubiera tardado un par de minutos en hacerlo. Adams debía estar practicando yoga o alguna disciplina de relajación, tal y como le había aconsejado su médico. Le oyó toser ruidosamente al otro lado de la línea.- Maldita sea, Nick… Quieren tu placa, ¿me oyes? Te quieren fuera del caso.
- Y yo quiero que _____ viva. No te la entregaré para que el maldito Alcalde se anote un tanto y se tome unos canapés mientras alguien intenta matarla.
- Nick, no es nada personal… Y no puedes tomártelo como si lo fuera. Esa chica no es nadie.
- Te equivocas, Adams.- le corrigió con dureza y sin querer, todos los detalles que conocía sobre ella le venían a la memoria.- Se llama _____ Baker. No sabe nada de la vida, es un poco ingenua y en ocasiones despistada. Le gusta la pesca y la pizza de peperoni y de pequeña, tenía una mascota llamada Orlando. Odia la mentira y confía en que todo el mundo tiene algo bueno si sabes buscar bien. Puede que su nombre no salga en letreros luminosos y que no sea el tipo de mujer que haría que el Alcalde cancelara una de sus fiestas. Pero te aseguro que es una buena chica, Adams. Y merece vivir.
- Diablos, Nick, hablas como si ella fuera algo para ti.- al ver que él no decía nada, insistió.- ¿Lo es, Nick?
- No. Pero mi respuesta sigue siendo la misma. _____ se queda conmigo.
- Nick, no sabes…
- No, no lo se. Y no me importa. Pero _____ no hará de cebo, Adams. No lo permitiré.
- ¿Es tu última palabra?- Adams parecía a punto de estallar al otro lado. Nick suspiró. Le apreciaba realmente, pero detestaba que debido a su cargo, no tuviera más remedio que bailar al son que tocaban los políticos.
- No.- contestó con tono amistoso.- Adams, eres mi mejor amigo y el mejor policía que conozco. Y se que en el fondo, estás de acuerdo conmigo en que hago lo correcto. Si tienes que despedirme, hazlo. No te lo reprocharé. Pero no me pidas que la sacrifique. Por favor.
- Está bien… No he hablado contigo.- rezongó, conmovido en cierta medida por aquella repentina declaración sentimental que no era el estilo de ninguno de los dos.- No quiero saber donde estás. Pero no te prometo nada, Nick. Es más que probable que cuando regreses, tengas que entregar tu placa.
- Bien.- aceptó.
- Y que conste que te lo he advertido.
- Me consta, Adams.
- Cuídate…Y cuida de la chica, ¿quieres?
- Lo haré.- Nick sonrió. Al parecer, el capitán seguía siendo humano a pesar de su horrible humor. Colgó, pensando en como se las arreglaría para salir de la casa y espiar a _____ sin que ella o Mary le descubrieran.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Dios, eso fue hermoso, el la amaa! cierto? si claro que la ama haha, sube más.. :]
Annabeth
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
oooooo qeu dulce enrtega su plaa por la rayis :D aa la amiga pobre esta muerta la mataron :S Pobre rayis :S Siigueelaaa
Florjudith96
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Subeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
MaferCastilloJonas
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Nueva lectora! Wow la nove es Genial! siguela!
MaferCastilloJonas
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
wuuuuuuaaaaaauuuuu
ya cayo redonditooooooo
jejejeje
siguelaaaaa
ya cayo redonditooooooo
jejejeje
siguelaaaaa
chelis
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Llegue :3 Sus comentarios me sacan millones de sonrisas! Son lo máximo :B
MaferCastilloJonas Bienvenida seas! ;)
Estoy subiendo cap.
Bechos.
MaferCastilloJonas Bienvenida seas! ;)
Estoy subiendo cap.
Bechos.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
CAPITULO 22
_____ sacó de su bolso el sobre que había custodiado con celo hasta estar sola en su habitación. Cerró la puerta con cuidado y echó una ojeada al jardín para asegurarse de que Nick seguía entretenido con la valla. Menudo chapuzas estaba hecho. Algo más de dos horas y aún no había avanzado nada en la reparación. Se dijo que más tarde le recordaría que si quería congraciarse con Mary tenía que poner un poco más de empeño.
Su madre detestaba a las personas holgazanas. De hecho, ahora mismo le observaba con expresión desconfiada mientras le entregaba una taza de humeante café y le invitaba a continuar el trabajo sin descanso. _____ sonrió. Mejor. Así no tendría que preocuparse de que estuviera cerca cuando ella abriera el sobre de Alex. De hecho, había tenido la extraña sensación durante la mañana, de que un par de ojos la seguían a todas partes. Si no supiera que Nick había pasado aquellas horas con su madre, casi hubiera jurado que había visto su atractivo rostro oculto tras aquella revista… Pero no. Nick no haría algo así. Habían llegado al punto de su relación, profesional, claro está, en que todo lo que se dijesen a partir de ahora sería la verdad y toda la verdad. Algo así como una comunión, un pacto de confianza que no debían traicionar. _____ silenció su conciencia con un gruñido. Está bien, le había besado aquella noche. Pero eso no significaba nada. Solo había sido un beso, no era para tanto. Nadie podía demandarla por un simple beso que él ni siquiera recordaba. Y por otro lado, estaba aquel sobre con el nombre en clave que Alex sabía que solo ella podría reconocer. Miró la dirección y volvió a sonreír. “Minnie Mouse”. Alex tenía un gran sentido del humor. Rasgó el sobre y comenzó a leer con avidez. La carta no tenía fecha ni ningún otro dato que pudiera revelar nada sobre el paradero de Alex. Solo por aquel detalle, _____ supo que algo iba mal. “Querida _____: espero que sepas perdonarme algún día. Hasta hoy, no me he dado cuenta de lo mucho que significa tener una amiga de verdad. Pero si te sirve de algo, te diré que tú has sido esa amiga para mí. Siento que no podamos despedirnos personalmente, pero tiene que ser así. Una persona muy importante quiere que desaparezca durante algún tiempo. De lo contrario, ambos tendremos graves problemas y no deseo que nada de eso suceda. _____, ya se que es horrible lo que voy a decirte, sobre todo porque eres la única persona que se ha preocupado de mí sin esperar nada a cambio. Pero tengo que contártelo. Hice algo terrible, _____. Pensé que eras lo bastante tonta como para que nunca te dieras cuenta. Pero ahora todo ha salido mal y es posible que escuches cosas sobre mi, cosas malas. Todas son ciertas, _____. Excepto una: no quería hacerte daño, de verdad. Pero te utilicé. Aproveché nuestra amistad para protegerme y no tuve el valor de contártelo después. Te elegí porque pensé que nadie repararía en la tímida e insignificante _____ y ahora no se como pararlo. Se que estuvo mal, pero yo… En fin, _____. Ya sabes como soy, un cuerpo para el placer y un cerebro de mosquito. Ahora estoy muerta de miedo. Si estás leyendo esta carta, es que has vuelto a tu casa y ya sabes de lo que te hablo. Por favor, no te enfades. No me guardes rencor. Y no hables de esto con nadie, ni siquiera con la policía. Te llamaré en cuanto todo se halla solucionado, lo prometo. Te quiere, Alex”.
_____ se llevó una mano a la boca instintivamente. Entre líneas, había podido captar el nerviosismo con que Alex le había escrito aquellas líneas. Se debatió hasta la saciedad entre el deseo de informar a Nick sobre la carta y su sentido de lealtad hacia Alex. Y sus palabras… ¿a qué se refería Alex cuando decía que la había utilizado? ¿Acaso ella había utilizado intencionadamente su nombre para hacer algo malo y por eso todos creían que estaba con ese tal Graham aquel día? ¿Era eso? _____ no podía creer que la encantadora Alex tuviera algo que ver con el asesinato de aquel tipo. La Alex que escribía aquella carta no parecía la misma chica que ella recordaba. ¿O tal vez sí lo era y como siempre, ella no había sabido reconocerlo? Se odió por ser tan tonta. Se odió por no haber podido ayudar a Alex antes de que se metiera en todo aquel lío… Aquel lío. En realidad, no tenía la menor idea de qué iba el embrollo. Ocultó la carta a sus espaldas al escuchar el sonido de la puerta al abrirse. Nick la saludó con un movimiento de cabeza y entró, cerrando la puerta tras él por si Mary andaba cerca. Se quedó apoyado contra la pared, silencioso y clavó su mirada inquisidora en ella. _____ parpadeó y rió tontamente, fingiendo que aquel había sido el mejor día de su vida.
- Nick.
- _____.- él imitó su tono risueño y desenfadado. Ella era la peor actriz que conocía. Era tan transparente que Nick casi podía oír la ruidosa batalla que se libraba en el interior de su cabeza.
- ¿Qué tal se ha portado mamá?- preguntó _____, abriendo uno de los cajones de la cómoda y dejando caer con cuidado la carta en el interior. Lo empujó muy despacio con los dedos para cerrarlo sin que él se percatara de nada.
- Estupendamente. ¿Qué tal se ha portado David Wilson?- preguntó sin perder la compostura. Le había costado un gran esfuerzo convencer a Mary de que era de máxima urgencia que se ausentara un par de horas. Le había dicho que debía buscar en alguna librería un importante libro de veterinaria que contenía el remedio único que podía salvar a aquel cachorro de San Bernardo. Todavía se preguntaba como había sido capaz de inventar semejante historia. Se sintió ridículo solo de imaginar la cara que había puesto mientras le decía a Mary que había hecho un juramento y que ningún perro, gato o hámster del mundo moriría sin que él hiciera todo lo posible para salvar su vida. Y encima, _____ pretendía tomarle por idiota. De repente, le importó un rábano si ella descubría o no que la había seguido.- ¿Le ha parecido bien que otro ocupara su puesto el día de nuestra boda, querida?
- No seas irónico, Nick.- le reprochó.- Y no trates de meterte en mi vida privada fingiendo esta escena de celos.
Se adelantó para salir de la habitación, pero Nick le interceptó el paso antes de que pudiera llegar a la puerta.
- _____… En este momento, una pelea de enamorados nos vendría de maravilla para reforzar esa pequeña mentira de nuestra boda imaginaria
– pero no estaba siendo sincero. La escena de celos era real. Y además, se sentía como un idiota por haberse machacado los dedos dos veces con la puerta mientras lo pensaba.
- Piérdete, Nick.
- Entonces… ¿No habéis recordado los viejos tiempos?- insistió y su tono era peligrosamente suave al hablar.- ¿No habéis paseado cogidos de la mano, ni ha habido un casto pero amoroso beso de despedida? ¿No le has prometido que te desharás de tu odioso marido y que volverás a sus brazos en cuanto este matrimonio se convierta en historia?
- ¡Oh, cállate, Nick! – Gritó y bajó la voz enseguida al comprender que Mary podía oírles.- No te importa si David y yo hacemos manitas en los pasillos del supermercado. Solo lo haces para fastidiarme, ¿no es cierto? Te pone de mal humor que haya gente que sea capaz de utilizar el corazón para algo más que para bombear sangre hasta el cerebro. Está bien. Lo confieso, soy culpable. He visto a David, ¿y qué? ¿Vas a esposarme por ello? ¿O piensas sacar tu pistola y pegarme dos tiros directamente?
Nick estuvo a punto de aplaudir. Una gran interpretación esta vez. Sí, señor. Si no fuera porque la había seguido de cerca toda la mañana, hasta le habría convencido.
Tuvo deseos de sentarla sobre sus rodillas y azotarla en el trasero hasta que no pudiera sentarse en una semana. Claro que no era una buena idea. Porque en el poco tiempo que la conocía, había descubierto que el trasero de _____ también le gustaba bastante. Le gustaba casi en la misma proporción que aquella boca que no cesaba de soltar embustes, que se abría y se cerraba indignada, llena y sugerente, hermosa… Imaginó que la apresaba y la hacía callar. No era un método demasiado ortodoxo para hacerla hablar, ya lo sabía. Pero es que no había nada de ortodoxo en lo que sentía en aquellos instantes, en el modo en que la miraba mientras ella insistía en inventarse su papel de mujer fatal.
En un segundo y sin saber como, _____ estaba contra las cuerdas. Bueno, no exactamente contra las cuerdas. Solo era una expresión, una metáfora. ¿O no lo era? En realidad, ella estaba contra la pared y él la acorralaba con su elevada estatura y su fuerte complexión. La miró largamente, sin prisas. Por un momento, una imagen de _____, pálida y con los ojos cerrados, con aquella expresión mortecina que tantas veces había visto y una etiqueta colgando del dedo gordo de su pequeño pie, le nubló la visión. Sacudió la cabeza, aturdido y mareado. Tomó aire. Un lamentable error, ya que el aroma de ella estaba en todas partes, también en el aire. Fue como si la inhalara directamente, como si entrara por sus poros y se instalara sin pedir permiso en aquel lugar del que ella había hablado hacía un momento… Sí, justo aquel lugar. Ni siquiera se atrevía a repetir el nombre por temor a que el hechizo de la encantadora _____ le venciera.
- ¿Nick?
Eso. Era lo que faltaba. No era bastante con tenerla cerca. _____ tenía además que recordarle su proximidad pronunciando su nombre de aquella manera, con aquel tono que parecía traducirse en “sálvame, sálvame…” y que él no sabía interpretar del todo. ¿Salvarla de qué, de quién? ¿Del asesino, de él mismo? ¿Y quién le salvaría a él? ¿Quién evitaría que la señorita Baker rompiera todas las barreras y le convirtiera una vez más en un poli cretino e incompetente? ¿Quién evitaría que la historia de Rosie se repitiera? No, no podía dejar que nada le distrajera. La liberó de su encierro a regañadientes. _____ le miró confusa, pero no dijo nada. Se disponía a abrir la puerta cuando los dedos de él se cerraron con fuerza sobre su muñeca.
- ¿Alguna otra pregunta, Nick?- ella estaba furiosa y decepcionada porque en el fondo y contra sus propios deseos, había esperado que la besara.
Por su parte, Nick estaba doblemente furioso. Y ella tenía la culpa. Por sonreírle de aquella forma angelical que encerraba un diabólico plan de seducción. Y por tratar de engañarle sobre su visita a la oficina de correos. Y por sus ojos, por su precioso cabello y por su boca. Sobre todo, por esto último. Arremetió contra ella para sofocar el hormigueo en su estómago.
- Sí, una pregunta más, _____… - trató de controlarse, pero era inútil. Necesita descargar su frustración o la besaría allí mismo, en ese mismo instante. Su pregunta sonó feroz y excesivamente sarcástica.- ¿Existe alguna posibilidad, por remota que esta sea, de que alguna vez, una sola, me digas la verdad?
- No se de qué me hablas.- _____ se mostró sorprendida, pero él pudo leer en su expresión que la había cazado.
- Por curiosidad, querida, ¿tienes la menor idea de lo complicado que es proteger a una persona que se exhibe públicamente como si pidiera a gritos que la liquiden?- añadió, apretando aún más los dedos que aún retenían la mano de ella.
- Suéltame, Nick. Te aseguro que no se de qué me hablas…
- ¿En serio?- Nick la soltó y cogió al azar una de las revistas que ella amontonaba sobre la cómoda. La abrió y la colocó sobre su rostro, ocultándolo.
Después, la cerró y la devolvió con rudeza al montón.- ¿Te refresca eso la memoria, _____?
- Cielos, Nick… No se porqué estás tan enfadado. No es para tanto, en serio…-
_____ se mordió los labios, comprendiendo al fin que no había imaginado que la seguían. Se sintió humillada y rabiosa a la vez. ¿Cómo se atrevía a seguirla sin permiso?- Y además, no tenías derecho a espiarme. ¿Quién te crees que eres, mi sombra? ¿Y si realmente hubiera querido pasar un buen rato con David? ¿Qué hubieras hecho, esconderte bajo la cama mientras David y yo recordábamos los buenos tiempos? Vamos, confiesa, ¿qué hubieras hecho?
“Darte unos cuantos azotes y meter a ese Wilson un par de balas en la cabeza”, estuvo a punto de contestar. Pero sabía que no era profesional por su parte. Aunque las palabras de ella le martilleaban en el cerebro. Recordar los buenos tiempos… ¿Acaso habían sido tan buenos? ¿_____ y aquel tipo que Mary hubiera querido por yerno? ¿Su _____…? Pero, qué tonterías estaba diciendo. Ella no era su _____. No era nadie, tal y como Adams le había recordado. Sin embargo… Bueno, ella seguía esperando una respuesta y como no la tenía, maldijo entre dientes.
- ¿Y bien, Nick? Estoy esperando.- _____ era una monada, pero implacable.
Detectó cierto matiz provocativo en su tono aparentemente dulce.
- Quítate ese ridículo vestido de quinceañera enamorada, _____. Yo no soy David
Wilson y por supuesto, no se me doblan las rodillas porque te vea con él puesto.- se mostró mucho más cruel de lo que tenía planeado en un principio. Pero surtió efecto. Ella palideció completamente y le miró con ojos chispeantes.- Y no tardes. Mamá quiere que volvamos a contarle lo de nuestra romántica luna de miel.
Salió al pasillo antes de que _____ pudiera acertarle con uno de los zapatos que acababa de descalzarse. No importaba, más tarde hablarían de aquello que _____ había ocultado, muy mal por cierto, mientras discutían. Ella cerró de un portazo y contó hasta diez. “Le odio. Quiero que todo esto termine. Ahora”, era lo quería creer que sentía. Aunque en realidad, solo deseaba que la puerta se abriera nuevamente y el maldito señor Jonas le ofreciera una disculpa acompañada de algún gesto que demostrara que era humano. Como por ejemplo – y solo era un ejemplo- arrastrarla hasta la cama y hacerla gritar, aunque en esta ocasión, no precisamente de rabia.
Su madre detestaba a las personas holgazanas. De hecho, ahora mismo le observaba con expresión desconfiada mientras le entregaba una taza de humeante café y le invitaba a continuar el trabajo sin descanso. _____ sonrió. Mejor. Así no tendría que preocuparse de que estuviera cerca cuando ella abriera el sobre de Alex. De hecho, había tenido la extraña sensación durante la mañana, de que un par de ojos la seguían a todas partes. Si no supiera que Nick había pasado aquellas horas con su madre, casi hubiera jurado que había visto su atractivo rostro oculto tras aquella revista… Pero no. Nick no haría algo así. Habían llegado al punto de su relación, profesional, claro está, en que todo lo que se dijesen a partir de ahora sería la verdad y toda la verdad. Algo así como una comunión, un pacto de confianza que no debían traicionar. _____ silenció su conciencia con un gruñido. Está bien, le había besado aquella noche. Pero eso no significaba nada. Solo había sido un beso, no era para tanto. Nadie podía demandarla por un simple beso que él ni siquiera recordaba. Y por otro lado, estaba aquel sobre con el nombre en clave que Alex sabía que solo ella podría reconocer. Miró la dirección y volvió a sonreír. “Minnie Mouse”. Alex tenía un gran sentido del humor. Rasgó el sobre y comenzó a leer con avidez. La carta no tenía fecha ni ningún otro dato que pudiera revelar nada sobre el paradero de Alex. Solo por aquel detalle, _____ supo que algo iba mal. “Querida _____: espero que sepas perdonarme algún día. Hasta hoy, no me he dado cuenta de lo mucho que significa tener una amiga de verdad. Pero si te sirve de algo, te diré que tú has sido esa amiga para mí. Siento que no podamos despedirnos personalmente, pero tiene que ser así. Una persona muy importante quiere que desaparezca durante algún tiempo. De lo contrario, ambos tendremos graves problemas y no deseo que nada de eso suceda. _____, ya se que es horrible lo que voy a decirte, sobre todo porque eres la única persona que se ha preocupado de mí sin esperar nada a cambio. Pero tengo que contártelo. Hice algo terrible, _____. Pensé que eras lo bastante tonta como para que nunca te dieras cuenta. Pero ahora todo ha salido mal y es posible que escuches cosas sobre mi, cosas malas. Todas son ciertas, _____. Excepto una: no quería hacerte daño, de verdad. Pero te utilicé. Aproveché nuestra amistad para protegerme y no tuve el valor de contártelo después. Te elegí porque pensé que nadie repararía en la tímida e insignificante _____ y ahora no se como pararlo. Se que estuvo mal, pero yo… En fin, _____. Ya sabes como soy, un cuerpo para el placer y un cerebro de mosquito. Ahora estoy muerta de miedo. Si estás leyendo esta carta, es que has vuelto a tu casa y ya sabes de lo que te hablo. Por favor, no te enfades. No me guardes rencor. Y no hables de esto con nadie, ni siquiera con la policía. Te llamaré en cuanto todo se halla solucionado, lo prometo. Te quiere, Alex”.
_____ se llevó una mano a la boca instintivamente. Entre líneas, había podido captar el nerviosismo con que Alex le había escrito aquellas líneas. Se debatió hasta la saciedad entre el deseo de informar a Nick sobre la carta y su sentido de lealtad hacia Alex. Y sus palabras… ¿a qué se refería Alex cuando decía que la había utilizado? ¿Acaso ella había utilizado intencionadamente su nombre para hacer algo malo y por eso todos creían que estaba con ese tal Graham aquel día? ¿Era eso? _____ no podía creer que la encantadora Alex tuviera algo que ver con el asesinato de aquel tipo. La Alex que escribía aquella carta no parecía la misma chica que ella recordaba. ¿O tal vez sí lo era y como siempre, ella no había sabido reconocerlo? Se odió por ser tan tonta. Se odió por no haber podido ayudar a Alex antes de que se metiera en todo aquel lío… Aquel lío. En realidad, no tenía la menor idea de qué iba el embrollo. Ocultó la carta a sus espaldas al escuchar el sonido de la puerta al abrirse. Nick la saludó con un movimiento de cabeza y entró, cerrando la puerta tras él por si Mary andaba cerca. Se quedó apoyado contra la pared, silencioso y clavó su mirada inquisidora en ella. _____ parpadeó y rió tontamente, fingiendo que aquel había sido el mejor día de su vida.
- Nick.
- _____.- él imitó su tono risueño y desenfadado. Ella era la peor actriz que conocía. Era tan transparente que Nick casi podía oír la ruidosa batalla que se libraba en el interior de su cabeza.
- ¿Qué tal se ha portado mamá?- preguntó _____, abriendo uno de los cajones de la cómoda y dejando caer con cuidado la carta en el interior. Lo empujó muy despacio con los dedos para cerrarlo sin que él se percatara de nada.
- Estupendamente. ¿Qué tal se ha portado David Wilson?- preguntó sin perder la compostura. Le había costado un gran esfuerzo convencer a Mary de que era de máxima urgencia que se ausentara un par de horas. Le había dicho que debía buscar en alguna librería un importante libro de veterinaria que contenía el remedio único que podía salvar a aquel cachorro de San Bernardo. Todavía se preguntaba como había sido capaz de inventar semejante historia. Se sintió ridículo solo de imaginar la cara que había puesto mientras le decía a Mary que había hecho un juramento y que ningún perro, gato o hámster del mundo moriría sin que él hiciera todo lo posible para salvar su vida. Y encima, _____ pretendía tomarle por idiota. De repente, le importó un rábano si ella descubría o no que la había seguido.- ¿Le ha parecido bien que otro ocupara su puesto el día de nuestra boda, querida?
- No seas irónico, Nick.- le reprochó.- Y no trates de meterte en mi vida privada fingiendo esta escena de celos.
Se adelantó para salir de la habitación, pero Nick le interceptó el paso antes de que pudiera llegar a la puerta.
- _____… En este momento, una pelea de enamorados nos vendría de maravilla para reforzar esa pequeña mentira de nuestra boda imaginaria
– pero no estaba siendo sincero. La escena de celos era real. Y además, se sentía como un idiota por haberse machacado los dedos dos veces con la puerta mientras lo pensaba.
- Piérdete, Nick.
- Entonces… ¿No habéis recordado los viejos tiempos?- insistió y su tono era peligrosamente suave al hablar.- ¿No habéis paseado cogidos de la mano, ni ha habido un casto pero amoroso beso de despedida? ¿No le has prometido que te desharás de tu odioso marido y que volverás a sus brazos en cuanto este matrimonio se convierta en historia?
- ¡Oh, cállate, Nick! – Gritó y bajó la voz enseguida al comprender que Mary podía oírles.- No te importa si David y yo hacemos manitas en los pasillos del supermercado. Solo lo haces para fastidiarme, ¿no es cierto? Te pone de mal humor que haya gente que sea capaz de utilizar el corazón para algo más que para bombear sangre hasta el cerebro. Está bien. Lo confieso, soy culpable. He visto a David, ¿y qué? ¿Vas a esposarme por ello? ¿O piensas sacar tu pistola y pegarme dos tiros directamente?
Nick estuvo a punto de aplaudir. Una gran interpretación esta vez. Sí, señor. Si no fuera porque la había seguido de cerca toda la mañana, hasta le habría convencido.
Tuvo deseos de sentarla sobre sus rodillas y azotarla en el trasero hasta que no pudiera sentarse en una semana. Claro que no era una buena idea. Porque en el poco tiempo que la conocía, había descubierto que el trasero de _____ también le gustaba bastante. Le gustaba casi en la misma proporción que aquella boca que no cesaba de soltar embustes, que se abría y se cerraba indignada, llena y sugerente, hermosa… Imaginó que la apresaba y la hacía callar. No era un método demasiado ortodoxo para hacerla hablar, ya lo sabía. Pero es que no había nada de ortodoxo en lo que sentía en aquellos instantes, en el modo en que la miraba mientras ella insistía en inventarse su papel de mujer fatal.
En un segundo y sin saber como, _____ estaba contra las cuerdas. Bueno, no exactamente contra las cuerdas. Solo era una expresión, una metáfora. ¿O no lo era? En realidad, ella estaba contra la pared y él la acorralaba con su elevada estatura y su fuerte complexión. La miró largamente, sin prisas. Por un momento, una imagen de _____, pálida y con los ojos cerrados, con aquella expresión mortecina que tantas veces había visto y una etiqueta colgando del dedo gordo de su pequeño pie, le nubló la visión. Sacudió la cabeza, aturdido y mareado. Tomó aire. Un lamentable error, ya que el aroma de ella estaba en todas partes, también en el aire. Fue como si la inhalara directamente, como si entrara por sus poros y se instalara sin pedir permiso en aquel lugar del que ella había hablado hacía un momento… Sí, justo aquel lugar. Ni siquiera se atrevía a repetir el nombre por temor a que el hechizo de la encantadora _____ le venciera.
- ¿Nick?
Eso. Era lo que faltaba. No era bastante con tenerla cerca. _____ tenía además que recordarle su proximidad pronunciando su nombre de aquella manera, con aquel tono que parecía traducirse en “sálvame, sálvame…” y que él no sabía interpretar del todo. ¿Salvarla de qué, de quién? ¿Del asesino, de él mismo? ¿Y quién le salvaría a él? ¿Quién evitaría que la señorita Baker rompiera todas las barreras y le convirtiera una vez más en un poli cretino e incompetente? ¿Quién evitaría que la historia de Rosie se repitiera? No, no podía dejar que nada le distrajera. La liberó de su encierro a regañadientes. _____ le miró confusa, pero no dijo nada. Se disponía a abrir la puerta cuando los dedos de él se cerraron con fuerza sobre su muñeca.
- ¿Alguna otra pregunta, Nick?- ella estaba furiosa y decepcionada porque en el fondo y contra sus propios deseos, había esperado que la besara.
Por su parte, Nick estaba doblemente furioso. Y ella tenía la culpa. Por sonreírle de aquella forma angelical que encerraba un diabólico plan de seducción. Y por tratar de engañarle sobre su visita a la oficina de correos. Y por sus ojos, por su precioso cabello y por su boca. Sobre todo, por esto último. Arremetió contra ella para sofocar el hormigueo en su estómago.
- Sí, una pregunta más, _____… - trató de controlarse, pero era inútil. Necesita descargar su frustración o la besaría allí mismo, en ese mismo instante. Su pregunta sonó feroz y excesivamente sarcástica.- ¿Existe alguna posibilidad, por remota que esta sea, de que alguna vez, una sola, me digas la verdad?
- No se de qué me hablas.- _____ se mostró sorprendida, pero él pudo leer en su expresión que la había cazado.
- Por curiosidad, querida, ¿tienes la menor idea de lo complicado que es proteger a una persona que se exhibe públicamente como si pidiera a gritos que la liquiden?- añadió, apretando aún más los dedos que aún retenían la mano de ella.
- Suéltame, Nick. Te aseguro que no se de qué me hablas…
- ¿En serio?- Nick la soltó y cogió al azar una de las revistas que ella amontonaba sobre la cómoda. La abrió y la colocó sobre su rostro, ocultándolo.
Después, la cerró y la devolvió con rudeza al montón.- ¿Te refresca eso la memoria, _____?
- Cielos, Nick… No se porqué estás tan enfadado. No es para tanto, en serio…-
_____ se mordió los labios, comprendiendo al fin que no había imaginado que la seguían. Se sintió humillada y rabiosa a la vez. ¿Cómo se atrevía a seguirla sin permiso?- Y además, no tenías derecho a espiarme. ¿Quién te crees que eres, mi sombra? ¿Y si realmente hubiera querido pasar un buen rato con David? ¿Qué hubieras hecho, esconderte bajo la cama mientras David y yo recordábamos los buenos tiempos? Vamos, confiesa, ¿qué hubieras hecho?
“Darte unos cuantos azotes y meter a ese Wilson un par de balas en la cabeza”, estuvo a punto de contestar. Pero sabía que no era profesional por su parte. Aunque las palabras de ella le martilleaban en el cerebro. Recordar los buenos tiempos… ¿Acaso habían sido tan buenos? ¿_____ y aquel tipo que Mary hubiera querido por yerno? ¿Su _____…? Pero, qué tonterías estaba diciendo. Ella no era su _____. No era nadie, tal y como Adams le había recordado. Sin embargo… Bueno, ella seguía esperando una respuesta y como no la tenía, maldijo entre dientes.
- ¿Y bien, Nick? Estoy esperando.- _____ era una monada, pero implacable.
Detectó cierto matiz provocativo en su tono aparentemente dulce.
- Quítate ese ridículo vestido de quinceañera enamorada, _____. Yo no soy David
Wilson y por supuesto, no se me doblan las rodillas porque te vea con él puesto.- se mostró mucho más cruel de lo que tenía planeado en un principio. Pero surtió efecto. Ella palideció completamente y le miró con ojos chispeantes.- Y no tardes. Mamá quiere que volvamos a contarle lo de nuestra romántica luna de miel.
Salió al pasillo antes de que _____ pudiera acertarle con uno de los zapatos que acababa de descalzarse. No importaba, más tarde hablarían de aquello que _____ había ocultado, muy mal por cierto, mientras discutían. Ella cerró de un portazo y contó hasta diez. “Le odio. Quiero que todo esto termine. Ahora”, era lo quería creer que sentía. Aunque en realidad, solo deseaba que la puerta se abriera nuevamente y el maldito señor Jonas le ofreciera una disculpa acompañada de algún gesto que demostrara que era humano. Como por ejemplo – y solo era un ejemplo- arrastrarla hasta la cama y hacerla gritar, aunque en esta ocasión, no precisamente de rabia.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Y uno más porque estoy extremadamente feliz y no sé por qué :/ Pero en fin un regalo para ustedes ;)
_________________________
CAPITULO 23
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CAPITULO 23
- ¿Cuánto tiempo nos quedaremos, Nick?
El saludó a la anciana que paseaba cerca de ellos sin apartar su brazo de la cintura de _____. Fue consciente del movimiento reflejo de ella, tratando de alejarse. Pero presionó con más fuerza para evitarlo.
- ¿No estás contenta de estar en casa, _____?- le susurró al oído.- No seas arisca, ¿quieres? Todo el mundo quiere conocerme y tú solo intentas encerrarme con Mary para que me someta al tercer grado.
Y tras decir esto, saludó con la mano libre a otras dos viejecitas encantadoras que le recordaban mucho a las de aquella película. ¿Cuál era el título…? “Arsénico por Compasión”, eso era. Las miró de soslayo. Sí que se parecían. Sonrió al imaginarlas en una sala de interrogatorio, zurciendo calcetines, intercambiando sabrosas recetas y mostrándose las fotos de su pequeño nietecito al que acababan de salirle los dientes.
- Oh, déjalo ya.- ella suspiró, harta ya de fingir que eran la pareja ideal.- Tienes que hablar con tu jefe. Tiene que haber otra manera de salir de esto. Tiene que haberla…
- Solo hay una, _____. Y lo sabes. Y es esperar a que atrapen a ese tipo.
- ¡Oh, perfecto! ¿Y qué esperas que haga mientras tanto?- le preguntó desesperada, deteniéndose en mitad de la acera y mirándole fijamente a los ojos.- Oye, ya se que te encanta eso de ser el héroe que salva a la chica en apuros y estoy segura de que algún día te darán una medalla por eso. Pero yo tenía un trabajo antes de que aparecieras. Tenía una vida, ¿sabes?
Nick la observó durante unos segundos. ¿En serio, _____?, quiso decirle. ¿Qué clase de vida? ¿Una vida mitad inventada, una vida con amigos a los que no les importas, rodeada de gente estúpida incapaz de ver lo especial que eres? La tomó por los hombros, apartándola al ver que interrumpía el paso a las personas que transitaban la acera. _____ sintió la dureza de la cristalera a sus espaldas. Al otro lado, la señora Vega pasaba incansablemente su plumero por las estanterías de su tienda, sin perder detalle de lo que sucedía entre ellos al otro lado del escaparate. Las manos de él aún estaban sobre sus hombros y a pesar de que su contacto la turbaba, no quiso apartar la mirada. Los ojos de él la hipnotizaban, como si quisieran ver en su interior, como si le hablaran en silencio…
- Nos están mirando.- murmuró avergonzada. Esperaba que él se apartara de inmediato. Pero en lugar de eso, sus fuertes manos se deslizaron por su garganta y se cerraron alrededor de su cara.
- Entonces, será mejor que actuemos, ¿no crees?
Antes de que ella pudiera reaccionar, los labios del hombre ya estaban sobre los suyos, moviéndose con asombrosa habilidad y ternura. _____ se dijo que solo abría la boca para protestar enérgicamente contra aquella injusta invasión en su intimidad. Pero se engañaba a sí misma. Lo hacía porque deseaba que la lengua de él entrara y tomara lo que quisiera de ella. Lo hacía porque no imaginaba nada mejor que aquella boca robándole un largo beso en una calle de San Jorge. Ni siquiera le importaba saber que él solo representaba su papel de enamorado esposo veterinario. Y lo hacía de maravilla. Cuando se apartó, ella todavía tenía los ojos cerrados. Los abrió con lentitud, ruborizándose cuando la señora Vega le sonrió a través del cristal.
- Has estado fantástico, Nick.- comentó, aparentando naturalidad. Sin embargo, tuvo que apoyarse contra el pecho del hombre para mantener momentáneamente el equilibrio.- Si algún día te echan del cuerpo, te aseguro que puedes ganarte la vida como actor.
Nick iba a darle la razón. Sabía que jugaba con ventaja si ella creía que aquellos besos solo eran parte de su trabajo. Pero al ver como David Wilson cruzaba la calle en dirección hacia ellos, algo se encendió en su interior. Volvió a pillarla por sorpresa, pero en esta ocasión, su beso fue tan apasionado que _____ estuvo a punto de caer de rodillas. Suerte que él aún la sostenía. Jadeó para tomar aire cuando Nick se apartó para saludar a David. En su excitación, le pareció que él le había susurrado algo al oído antes de soltarla. Algo como “no ha sido fingido”. Claro que solo era otra broma que le gastaba su subconsciente. Sonrió a David y se alegró al comprobar que ya no le disgustaba encontrarse con él. Quizá le había subestimado. El pesado de David se había convertido en un tipo bastante atractivo al que ya no afectaba el acné juvenil. Extremadamente alto y un poco desgarbado, había dejado de usar lentes y ahora sus ojos azules brillaban con intensidad al mirarla. _____ estrechó su mano y al momento, él se sonrojó y se llevó la mano al espeso cabello dorado, atusándolo con nerviosismo. Vaya, vaya… ¿David? Sí que había cambiado. Ahora sí que no podía entender que siguiera interesado en ella. ¿Cómo era posible que un tipo con aquella magnífica planta continuara enamorado del recuerdo de alguien como ella? Vio que a Nick no le divertía aquel encuentro, aunque se esforzaba por fingir lo contrario.
- David… Te presento a… Este es… Bueno, él es…
Nick la fulminó con la mirada. Parecía realmente furioso. _____ temió que sacara su arma y disparara allí mismo contra ellos dos. Menudo mal genio… Tampoco era para ponerse así. Solo había dudado sobre como debía presentarle. ¿Su marido, el señor Nick, solo Nick? Un error comprensible teniendo en cuenta que su matrimonio no era real.
- Nick Jonas.- estrechó los dedos de David con más fuerza de la necesaria. Sonreía, pero su expresión era maliciosa- ¿Puedo tutearte, verdad? Estaba deseando conocerte, Wilson. _____ me ha hablado mucho de ti.
- ¿En serio?- el rostro de David se sonrojó otra vez visiblemente.- Entonces, ya sabrás que tenemos mucho en común.
Nick clavó sus ojos curiosos en ella. _____ desvió la mirada, pensando en lo furioso que se pondría él en unos minutos. De hecho, había un pequeño detalle sobre
David que había olvidado mencionar y ahora… Bueno, era mejor que Nick lo averiguara por sí mismo. Se enfadaría de todas formas.
- Me refiero a nuestra profesión, Nick…- David frunció el ceño al ver como Nick guardaba silencio. Estudió con cierta desconfianza su expresión y añadió con tono prudente.- Nuestra profesión, ¿recuerdas?
Nick contó hasta diez antes de reír abiertamente. “La mataré por esto”, pensó.
- ¡Claro, lo había olvidado! Eres el matasanos de las mascotas.- bromeó.
- Sí… Y tú te licenciaste en…
- En la Universidad, por supuesto.
- Quiero decir en qué universidad, Nick. Tal vez hayamos sido antiguos compañeros sin saberlo.
- No lo creo, David. Mi expediente académico es el más movido de todo el país. De hecho, siempre fue así, desde el Instituto. Nunca lograba terminar dos semestres en el mismo lugar, debido al trabajo de mi padre… Nada menos que diplomático, ¿comprendes? Mi pobre madre y yo… Siempre viajando de un lado a otro, con mis libros de animalitos bajo el brazo, ya los adoraba entonces…Pero un auténtico lío lo de mis padres, sí… Imagínate. Todavía tengo que esperar que me envíen una postal con la dirección cuando quiero visitarles.- la miraba a ella, como si quisiera que le detuviera.
Pero _____ no podía ni pestañear, maravillada por la facilidad que él encontraba en inventarse también un falso pasado… ¡Oh, no!... Se dio cuenta demasiado tarde de que algo no iba bien.
- ¿Visitarles? Qué extraño.- David se rascó el mentó, un gesto casual de la infancia que aún conservaba.- _____ dijo que habían muerto.
- ¿Morir… quién?
- Tus padres, Nick. En un accidente el verano pasado. Mary quería conocerlos, pero _____ dijo que todavía estabas muy afectado, que ni siquiera resistirías que te hablaran del tema.
- Yo… Sí, claro… Oh, Dios, no se si lo superaré algún día… Aquel terrible accidente aéreo y todas aquellas… pequeñas partes de ellos dos, esparcidas por el lago… Necesité dos días para identificarles por completo. Todavía tengo pesadillas con eso.- espió de reojo la reacción de David. Cejas arqueadas y mirada astuta. Maldita _____…
No le había dicho que David Wilson fuera tan inteligente. Supuestamente, el joven David era un muchacho con granos en la cara que rondaba en bicicleta frente a su puerta. La descripción de _____ no se parecía nada a aquel tipo atractivo y alto que le contemplaba con gesto de “no me creo una palabra, amigo”.
- ¿Un accidente de avión, Nick?- inquirió David una vez más.- _____ dijo que había sido en Aspen, esquiando… Nick, ¿estás bien?
Oh, claro que estaba bien. Solo sudaba porque la pequeña _____ había olvidado comentar con él algunos aspectos vitales para que su historia fuera creíble. Con suerte, a estas alturas David Wilson ya se habría convencido de que uno de los dos o ambos, estaban como una cabra.
- Estoy bien, David, gracias. Pero será mejor que nos vayamos, querida…- Nick se tocó las sienes y se mordió los labios con aparente dolor.
- Vaya, cariño. Creo que estás teniendo otra crisis…- _____ ignoró el modo en que Nick tosía ruidosamente.
- ¿Crisis… seguro que estás bien, Nick?- la preocupación de David era sincera.
- No pasa nada, David. Nick sufre de “crisis episódicas por trauma post pérdida paternal”- _____ aceptó que la mano de Nick apretara la suya con rapidez.- No es grave. Pero tiene razón, tenemos que irnos.
- ¿Te veré mañana? … _____, ¿sabes que día es mañana, no?
_____ recordó de pronto qué día era al día siguiente. Fiesta popular.
Conmemoraban como cada año, la llegada de los colonos a San Jorge con la tradicional pira de fuegos artificiales. Su pequeño 4 de julio, lo llamaban.
- Claro. Allí estaremos, lo prometo.
Se despidieron de David. Nick estaba tan furioso que no quiso abrir la boca hasta atravesar el pequeño jardín de la casa.
- ¿“Crisis episódicas por trauma post pérdida paternal”?- preguntó con tono tirante.- ¿Mis padres murieron mientras esquiaban en la nieve y yo sufro de ataques de ansiedad, _____? ¿Acaso copiaste el guión de mi vida de una de esas teleseries de bajo presupuesto?... ¿Y David Wilson es veterinario? ¿Hay algo más que yo deba saber, _____, querida?
- Ya basta, Nick… Parece que de verdad estés sufriendo una crisis.
- Oh, sí… A lo mejor te doy una sorpresa y también resulta que tengo tendencias psicóticas.- lo había dicho completamente en serio, pero ella rió inexplicablemente. Cielos, qué bonita estaba… Nick no quería admitirlo. Pero _____ estaba preciosa aquella tarde. Había paseado junto a él, habían tomado un helado, le había enseñado algunos de los lugares emblemáticos del pueblo y habían contado un par de mentiras a David
Wilson. Pero solo podía pensar en que ella estaba muy guapa con sus sencillos vaqueros y su camiseta de algodón color frambuesa, a juego con sus labios. En realidad, solo podía pensar en que lo había pasado bien. Su mano en la de él, su boca en la de él, su risa asomando a la menor oportunidad… Su boca en la de él… Si no fuera porque ambos sabían la verdad, hubiera jurado que eran otra pareja más que compartían un agradable paseo y coqueteaban en las esquinas.
- _____… Cuando todo esto termine…
- ¡Entrad enseguida! – por una vez, la aparición de Mary en el jardín fue providencial. Nick había estado a punto de suicidarse sentimentalmente hacía un segundo. Pero gracias a Dios, el séptimo de caballería había llegado a tiempo de evitar el desastre. Siguió a _____, que a su vez seguía a Mary hasta el salón. La mujer estaba muy agitada e intuyó enseguida que algo no marchaba bien. Los ojos de _____ se abrieron desmesuradamente y Nick siguió con su mirada la mirada de ella. En la pantalla del televisor, una fotografía de cuerpo entero y a todo color, mostraba a una joven hermosa que anunciaba una conocida firma de lencería. Pero no se trataba de un spot publicitario. Eran las noticias de las seis. Tania Swing presentaba los sucesos. Y la chica de la foto era Alex.
El saludó a la anciana que paseaba cerca de ellos sin apartar su brazo de la cintura de _____. Fue consciente del movimiento reflejo de ella, tratando de alejarse. Pero presionó con más fuerza para evitarlo.
- ¿No estás contenta de estar en casa, _____?- le susurró al oído.- No seas arisca, ¿quieres? Todo el mundo quiere conocerme y tú solo intentas encerrarme con Mary para que me someta al tercer grado.
Y tras decir esto, saludó con la mano libre a otras dos viejecitas encantadoras que le recordaban mucho a las de aquella película. ¿Cuál era el título…? “Arsénico por Compasión”, eso era. Las miró de soslayo. Sí que se parecían. Sonrió al imaginarlas en una sala de interrogatorio, zurciendo calcetines, intercambiando sabrosas recetas y mostrándose las fotos de su pequeño nietecito al que acababan de salirle los dientes.
- Oh, déjalo ya.- ella suspiró, harta ya de fingir que eran la pareja ideal.- Tienes que hablar con tu jefe. Tiene que haber otra manera de salir de esto. Tiene que haberla…
- Solo hay una, _____. Y lo sabes. Y es esperar a que atrapen a ese tipo.
- ¡Oh, perfecto! ¿Y qué esperas que haga mientras tanto?- le preguntó desesperada, deteniéndose en mitad de la acera y mirándole fijamente a los ojos.- Oye, ya se que te encanta eso de ser el héroe que salva a la chica en apuros y estoy segura de que algún día te darán una medalla por eso. Pero yo tenía un trabajo antes de que aparecieras. Tenía una vida, ¿sabes?
Nick la observó durante unos segundos. ¿En serio, _____?, quiso decirle. ¿Qué clase de vida? ¿Una vida mitad inventada, una vida con amigos a los que no les importas, rodeada de gente estúpida incapaz de ver lo especial que eres? La tomó por los hombros, apartándola al ver que interrumpía el paso a las personas que transitaban la acera. _____ sintió la dureza de la cristalera a sus espaldas. Al otro lado, la señora Vega pasaba incansablemente su plumero por las estanterías de su tienda, sin perder detalle de lo que sucedía entre ellos al otro lado del escaparate. Las manos de él aún estaban sobre sus hombros y a pesar de que su contacto la turbaba, no quiso apartar la mirada. Los ojos de él la hipnotizaban, como si quisieran ver en su interior, como si le hablaran en silencio…
- Nos están mirando.- murmuró avergonzada. Esperaba que él se apartara de inmediato. Pero en lugar de eso, sus fuertes manos se deslizaron por su garganta y se cerraron alrededor de su cara.
- Entonces, será mejor que actuemos, ¿no crees?
Antes de que ella pudiera reaccionar, los labios del hombre ya estaban sobre los suyos, moviéndose con asombrosa habilidad y ternura. _____ se dijo que solo abría la boca para protestar enérgicamente contra aquella injusta invasión en su intimidad. Pero se engañaba a sí misma. Lo hacía porque deseaba que la lengua de él entrara y tomara lo que quisiera de ella. Lo hacía porque no imaginaba nada mejor que aquella boca robándole un largo beso en una calle de San Jorge. Ni siquiera le importaba saber que él solo representaba su papel de enamorado esposo veterinario. Y lo hacía de maravilla. Cuando se apartó, ella todavía tenía los ojos cerrados. Los abrió con lentitud, ruborizándose cuando la señora Vega le sonrió a través del cristal.
- Has estado fantástico, Nick.- comentó, aparentando naturalidad. Sin embargo, tuvo que apoyarse contra el pecho del hombre para mantener momentáneamente el equilibrio.- Si algún día te echan del cuerpo, te aseguro que puedes ganarte la vida como actor.
Nick iba a darle la razón. Sabía que jugaba con ventaja si ella creía que aquellos besos solo eran parte de su trabajo. Pero al ver como David Wilson cruzaba la calle en dirección hacia ellos, algo se encendió en su interior. Volvió a pillarla por sorpresa, pero en esta ocasión, su beso fue tan apasionado que _____ estuvo a punto de caer de rodillas. Suerte que él aún la sostenía. Jadeó para tomar aire cuando Nick se apartó para saludar a David. En su excitación, le pareció que él le había susurrado algo al oído antes de soltarla. Algo como “no ha sido fingido”. Claro que solo era otra broma que le gastaba su subconsciente. Sonrió a David y se alegró al comprobar que ya no le disgustaba encontrarse con él. Quizá le había subestimado. El pesado de David se había convertido en un tipo bastante atractivo al que ya no afectaba el acné juvenil. Extremadamente alto y un poco desgarbado, había dejado de usar lentes y ahora sus ojos azules brillaban con intensidad al mirarla. _____ estrechó su mano y al momento, él se sonrojó y se llevó la mano al espeso cabello dorado, atusándolo con nerviosismo. Vaya, vaya… ¿David? Sí que había cambiado. Ahora sí que no podía entender que siguiera interesado en ella. ¿Cómo era posible que un tipo con aquella magnífica planta continuara enamorado del recuerdo de alguien como ella? Vio que a Nick no le divertía aquel encuentro, aunque se esforzaba por fingir lo contrario.
- David… Te presento a… Este es… Bueno, él es…
Nick la fulminó con la mirada. Parecía realmente furioso. _____ temió que sacara su arma y disparara allí mismo contra ellos dos. Menudo mal genio… Tampoco era para ponerse así. Solo había dudado sobre como debía presentarle. ¿Su marido, el señor Nick, solo Nick? Un error comprensible teniendo en cuenta que su matrimonio no era real.
- Nick Jonas.- estrechó los dedos de David con más fuerza de la necesaria. Sonreía, pero su expresión era maliciosa- ¿Puedo tutearte, verdad? Estaba deseando conocerte, Wilson. _____ me ha hablado mucho de ti.
- ¿En serio?- el rostro de David se sonrojó otra vez visiblemente.- Entonces, ya sabrás que tenemos mucho en común.
Nick clavó sus ojos curiosos en ella. _____ desvió la mirada, pensando en lo furioso que se pondría él en unos minutos. De hecho, había un pequeño detalle sobre
David que había olvidado mencionar y ahora… Bueno, era mejor que Nick lo averiguara por sí mismo. Se enfadaría de todas formas.
- Me refiero a nuestra profesión, Nick…- David frunció el ceño al ver como Nick guardaba silencio. Estudió con cierta desconfianza su expresión y añadió con tono prudente.- Nuestra profesión, ¿recuerdas?
Nick contó hasta diez antes de reír abiertamente. “La mataré por esto”, pensó.
- ¡Claro, lo había olvidado! Eres el matasanos de las mascotas.- bromeó.
- Sí… Y tú te licenciaste en…
- En la Universidad, por supuesto.
- Quiero decir en qué universidad, Nick. Tal vez hayamos sido antiguos compañeros sin saberlo.
- No lo creo, David. Mi expediente académico es el más movido de todo el país. De hecho, siempre fue así, desde el Instituto. Nunca lograba terminar dos semestres en el mismo lugar, debido al trabajo de mi padre… Nada menos que diplomático, ¿comprendes? Mi pobre madre y yo… Siempre viajando de un lado a otro, con mis libros de animalitos bajo el brazo, ya los adoraba entonces…Pero un auténtico lío lo de mis padres, sí… Imagínate. Todavía tengo que esperar que me envíen una postal con la dirección cuando quiero visitarles.- la miraba a ella, como si quisiera que le detuviera.
Pero _____ no podía ni pestañear, maravillada por la facilidad que él encontraba en inventarse también un falso pasado… ¡Oh, no!... Se dio cuenta demasiado tarde de que algo no iba bien.
- ¿Visitarles? Qué extraño.- David se rascó el mentó, un gesto casual de la infancia que aún conservaba.- _____ dijo que habían muerto.
- ¿Morir… quién?
- Tus padres, Nick. En un accidente el verano pasado. Mary quería conocerlos, pero _____ dijo que todavía estabas muy afectado, que ni siquiera resistirías que te hablaran del tema.
- Yo… Sí, claro… Oh, Dios, no se si lo superaré algún día… Aquel terrible accidente aéreo y todas aquellas… pequeñas partes de ellos dos, esparcidas por el lago… Necesité dos días para identificarles por completo. Todavía tengo pesadillas con eso.- espió de reojo la reacción de David. Cejas arqueadas y mirada astuta. Maldita _____…
No le había dicho que David Wilson fuera tan inteligente. Supuestamente, el joven David era un muchacho con granos en la cara que rondaba en bicicleta frente a su puerta. La descripción de _____ no se parecía nada a aquel tipo atractivo y alto que le contemplaba con gesto de “no me creo una palabra, amigo”.
- ¿Un accidente de avión, Nick?- inquirió David una vez más.- _____ dijo que había sido en Aspen, esquiando… Nick, ¿estás bien?
Oh, claro que estaba bien. Solo sudaba porque la pequeña _____ había olvidado comentar con él algunos aspectos vitales para que su historia fuera creíble. Con suerte, a estas alturas David Wilson ya se habría convencido de que uno de los dos o ambos, estaban como una cabra.
- Estoy bien, David, gracias. Pero será mejor que nos vayamos, querida…- Nick se tocó las sienes y se mordió los labios con aparente dolor.
- Vaya, cariño. Creo que estás teniendo otra crisis…- _____ ignoró el modo en que Nick tosía ruidosamente.
- ¿Crisis… seguro que estás bien, Nick?- la preocupación de David era sincera.
- No pasa nada, David. Nick sufre de “crisis episódicas por trauma post pérdida paternal”- _____ aceptó que la mano de Nick apretara la suya con rapidez.- No es grave. Pero tiene razón, tenemos que irnos.
- ¿Te veré mañana? … _____, ¿sabes que día es mañana, no?
_____ recordó de pronto qué día era al día siguiente. Fiesta popular.
Conmemoraban como cada año, la llegada de los colonos a San Jorge con la tradicional pira de fuegos artificiales. Su pequeño 4 de julio, lo llamaban.
- Claro. Allí estaremos, lo prometo.
Se despidieron de David. Nick estaba tan furioso que no quiso abrir la boca hasta atravesar el pequeño jardín de la casa.
- ¿“Crisis episódicas por trauma post pérdida paternal”?- preguntó con tono tirante.- ¿Mis padres murieron mientras esquiaban en la nieve y yo sufro de ataques de ansiedad, _____? ¿Acaso copiaste el guión de mi vida de una de esas teleseries de bajo presupuesto?... ¿Y David Wilson es veterinario? ¿Hay algo más que yo deba saber, _____, querida?
- Ya basta, Nick… Parece que de verdad estés sufriendo una crisis.
- Oh, sí… A lo mejor te doy una sorpresa y también resulta que tengo tendencias psicóticas.- lo había dicho completamente en serio, pero ella rió inexplicablemente. Cielos, qué bonita estaba… Nick no quería admitirlo. Pero _____ estaba preciosa aquella tarde. Había paseado junto a él, habían tomado un helado, le había enseñado algunos de los lugares emblemáticos del pueblo y habían contado un par de mentiras a David
Wilson. Pero solo podía pensar en que ella estaba muy guapa con sus sencillos vaqueros y su camiseta de algodón color frambuesa, a juego con sus labios. En realidad, solo podía pensar en que lo había pasado bien. Su mano en la de él, su boca en la de él, su risa asomando a la menor oportunidad… Su boca en la de él… Si no fuera porque ambos sabían la verdad, hubiera jurado que eran otra pareja más que compartían un agradable paseo y coqueteaban en las esquinas.
- _____… Cuando todo esto termine…
- ¡Entrad enseguida! – por una vez, la aparición de Mary en el jardín fue providencial. Nick había estado a punto de suicidarse sentimentalmente hacía un segundo. Pero gracias a Dios, el séptimo de caballería había llegado a tiempo de evitar el desastre. Siguió a _____, que a su vez seguía a Mary hasta el salón. La mujer estaba muy agitada e intuyó enseguida que algo no marchaba bien. Los ojos de _____ se abrieron desmesuradamente y Nick siguió con su mirada la mirada de ella. En la pantalla del televisor, una fotografía de cuerpo entero y a todo color, mostraba a una joven hermosa que anunciaba una conocida firma de lencería. Pero no se trataba de un spot publicitario. Eran las noticias de las seis. Tania Swing presentaba los sucesos. Y la chica de la foto era Alex.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooohh ya se enteeeroooooo
porfaaaaa siguelaaaaa
porfaaaaa siguelaaaaa
chelis
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
o nooooooooo pobre rayis :S Se entero :S
siigueee
siigueee
Florjudith96
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