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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
supeeeeeerrrr meeegaaaaa geeeniaaaaal! estuvieron los cap!!
siguelaaaa ya no puedo esperar mas caps!! :)
siguelaaaa ya no puedo esperar mas caps!! :)
☎ Jimena Horan ♥
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
aa exelentes los capis :D :O Que pasara entre Nick y la rayis :O jaja Siigueelaa me encantaaaaaaa
Florjudith96
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Yaa estoy aquí y subiré cap :3
InYourDreams: No te preocupes, amo las vacaciones pero se pierde la noción del tiempo! Y en serio me encantó tu post, sonreí como estúpida enamorada :D
flor_judith96: Siento no haberte dicho (o escrito) BIENVENIDA :3 te diré Flopy, es que me gusta más Jojo.
InYourDreams: No te preocupes, amo las vacaciones pero se pierde la noción del tiempo! Y en serio me encantó tu post, sonreí como estúpida enamorada :D
flor_judith96: Siento no haberte dicho (o escrito) BIENVENIDA :3 te diré Flopy, es que me gusta más Jojo.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
CAPITULO 18
Como Mary Anne siempre había gozado de una salud inmejorable, era poco probable que el color de su mejilla y el resplandor rojizo de sus pupilas se debieran a un ataque al corazón. Más bien, la rechoncha mujer recordaba a la pequeña Reagan McNeel a punto de escupir demonios por la boca. De hecho, _____ ya la había visto así en otras ocasiones. Mamá estaba realmente furiosa. El mismo Nick se apartó considerablemente, evaluando la posibilidad de que la madre estuviera igual de loca que la hija y quisiera atentar contra su integridad física. A juzgar por su expresión, la señora Baker quería fulminarle. _____ se apresuró a traer un vaso de agua y ella lo bebió de un trago. Apuntó con el vaso vacío al hombre.
- Usted… Grandísimo traidor secuestrador de hijas…- la voz de Mary Anne sonaba distorsionada a causa de lo que fuera que la había poseído al escuchar la… ¿feliz noticia? No parecía muy contenta en realidad. Vaya, tampoco es que _____ fuera un chollo precisamente… Al menos podría mostrar un poco más de cortesía, ya que acababa de despojar a su hija del deshonroso título de “solterona de oro” que ostentaba hasta entonces.- ¿Cómo se atreve…? ¿Cómo se atreve a casarse con mi pequeña…?
- La verdad, señora, no es para tanto...- Nick se disculpaba como podía. Estaba desentrenado en eso de expulsar al demonio del cuerpo de suegras recién adquiridas.
- ¿Qué no es para tanto, dice?- la señora Baker le abofeteó dos veces, una en cada mejilla. ¿Era algún tipo de señal? ¿Ahora él tenía que hacer algo y a ella comenzaría a darle vueltas la cabeza o algo así? Ella volvió a señalarle, esta vez con su puño cerrado. ¿Qué sería lo siguiente? ¿La amable señora Baker pensaba atizarle un buen puñetazo como regalo de bodas? Se puso en guardia por si era preciso repeler el ataque.- ¿Cómo se atreve a casarse con mi _____ sin mi presencia? ¿Cuántas oportunidades cree que tiene una madre de ver a su única hija desfilar por la iglesia?
Nick iba a decir que con el divorcio y todas esas relaciones modernas que estaban de moda, aquello no era problema. _____ podía casarse y divorciarse incluso un par de veces con el mismo hombre para contentarla y nadie se extrañaría por ello. Con otro hombre, claro está. No con él. Con otro. _____ le propinó un codazo en las costillas y Nick cerró la boca de inmediato. Vaya. Si no salía pronto de aquella casa, madre e hija iban a enviarle derechito al hospital.
- Mamá, no te pongas así. Nick solo…
- ¡También tengo unas palabritas para ti, jovencita!- Mary Anne explotó definitivamente. Lloraba a moco tendido. Nick se sintió fatal. Se sintió peor que si en lugar de haberse casado con _____, la hubiera violado y descuartizado. Pero, ¿qué tonterías estaba diciendo? ¡El no se había casado con _____! Solo había fingido que lo hacía. La miró en busca de ayuda. _____ abrazó a su madre, pero la señora Baker no parecía dispuesta a firmar una tregua tan pronto y se soltó enseguida.- ¿Cómo has podido hacerme algo así? Después que he esperado años este momento… ¡Hasta había conservado mi vestido de novia para ti! ¡Y te casas sin decirme nada!... ¡En Roma!
- Se equivoca, señora… Fue en Las Vegas…- puntualizó Nick sin querer.
- ¡Cállese, joven! Aún no he terminado con usted…
- Mamá… ¿estabas escuchando detrás de la puerta?- _____ odiaba aquella costumbre de su madre. La avergonzaba como cuando era una adolescente y algún chico desesperado decidía invitarla al baile en el último instante.
- _____… Jamás me había sentido tan decepcionada, tan traicionada,
tan…
Se detuvo en seco, como si de pronto, la noticia que había recibido tomara nuevos y agradables tintes. Su expresión se suavizó un poco al clavar los ojos en Nick.
- ¿Y dice usted, joven, que están casados? ¿Casados de verdad? ¿Mi preciosa
_____ y usted…?
Su expresión se iluminó al ver como Nick asentía.
- ¡No puedo creerlo! Vaya, mi pequeña y tímida _____… Y usted no está nada mal, joven.- comentó con gesto risueño. Agitó las manos en el aire y caminó hasta el salón. Tomó el teléfono y marcó un número sin dejar de sonreír a los recién llegados. Aquella mujer era una auténtica caja de sorpresas, pensó Nick. Tan pronto parecía sacada de la película “El Exorcista”, como se mostraba radiante y animada y se disponía a llamar por teléfono como si nada hubiera ocurrido.- ¿Betty…? Te habla Mary Anne… Sí, estoy muy bien, gracias… ¿A qué no adivinas quien acaba de venir de Nueva York con un marido nuevo en la maleta?... ¡Qué cosas tienes, querida!... Claro que no he viajado a Nueva York últimamente, vieja tonta… ¡Es _____! ¡Nuestra _____! La pequeña y tímida… Sí, sí, eso ya lo había oído. Pero, ¿tímida? ¿_____? ¿Esa _____? Sin duda, la señora Baker debía estar refiriéndose a otra _____. Sin embargo, ahora no parecía tener ganas de matarle, lo cual era un alivio. _____ le arrastró hasta la cocina y una vez allí, le empujó contra los fríos azulejos.
- ¿Te has vuelto loco, Nick?- le increpó, furiosa.- ¿Esperas que deje que todos se crean esta absurda historia del matrimonio? ¡Las Vegas!... Además, odio Las Vegas, todo el mundo por aquí, sabe que odio el juego… De hecho, soy la única persona de San Jorge que no sabe jugar al póker.
- Pero, cariño… Si te encantó que me vistiera de Elvis para la ocasión…-se burló
Nick.
- No te hagas el gracioso conmigo, Nick. Quiero que entres ahí adentro y le cuentes ahora mismo toda la verdad a mi madre.
- ¿En serio quieres que haga eso, _____?- la expresión de Nick se había vuelto muy seria.- ¿Prefieres que ella sepa que estás siendo perseguida por un peligroso asesino en lugar de considerarte felizmente casada?
- No… Sí… No lo se.- se dejó caer en una de las sillas, abatida. Habló sin levantar la mirada.- Es que… Por Dios, Nick, mírate… Nadie en su sano juicio se creerá esta historia. Peor aún, creerán que me lo estoy inventando para evitar que mi madre sufra una decepción por mi condición de lesbiana… No te rías, Nick. Te advierto que a estas alturas, mi reputación ya está bastante perjudicada. Y para ser sinceros, mi adolescencia en San Jorge ya fue bastante humillante para encima tener que soportar ahora que se burlen a mi costa.
- _____… Nadie va a burlarse de ti.- deslizó su largo dedo índice por la nariz de ella y _____ levantó apenas la mirada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Lo se porque yo nunca lo permitiría. Y ahora… Volvamos con tu madre. Temo que si no la detenemos, la noticia de nuestra feliz unión saldrá en todos los periódicos de la mañana.
- Y eso no sería conveniente, ¿verdad?- _____ suspiró con cierta tristeza.-
Atraería a ese hombre a este lugar. Es lo que ibas a decir, ¿no?
- Vaya. Se nota que somos un matrimonio bien avenido. Incluso me has leído el pensamiento…- Nick quería animarla, pero le estaba costando un tremendo esfuerzo hacerlo mientras pensaba que, efectivamente, ella aún seguía en grave peligro.
- Un momento.- _____ recordó algo antes de reunirse con su madre.- ¿Terroncito…?
- _____, no seas arisca. Tenemos que ser convincentes.
- Ah, no… Nick, no pienso tolerar que aproveches la oportunidad para ridiculizarme.
- Está bien. Lo prometo…- al ver como ella arqueaba las cejas a la espera de una respuesta, asintió.- Nada de terroncito. Te doy mi palabra.
- Supongo que he de fiarme. No tengo alternativa.
- La tienes, _____. Puedes pedirme el divorcio.
- Nick…- _____ comenzaba a hartarse de que la situación fuera tan divertida para él.- Una sola broma más al respecto y dejo que mi madre te haga picadillo, ¿está claro?
Nick no contestó. Estaba cansado. Y hambriento. Y algo olía de maravilla en el horno de la señora Baker. Decidió que se portaría bien hasta reponer energías.
- Usted… Grandísimo traidor secuestrador de hijas…- la voz de Mary Anne sonaba distorsionada a causa de lo que fuera que la había poseído al escuchar la… ¿feliz noticia? No parecía muy contenta en realidad. Vaya, tampoco es que _____ fuera un chollo precisamente… Al menos podría mostrar un poco más de cortesía, ya que acababa de despojar a su hija del deshonroso título de “solterona de oro” que ostentaba hasta entonces.- ¿Cómo se atreve…? ¿Cómo se atreve a casarse con mi pequeña…?
- La verdad, señora, no es para tanto...- Nick se disculpaba como podía. Estaba desentrenado en eso de expulsar al demonio del cuerpo de suegras recién adquiridas.
- ¿Qué no es para tanto, dice?- la señora Baker le abofeteó dos veces, una en cada mejilla. ¿Era algún tipo de señal? ¿Ahora él tenía que hacer algo y a ella comenzaría a darle vueltas la cabeza o algo así? Ella volvió a señalarle, esta vez con su puño cerrado. ¿Qué sería lo siguiente? ¿La amable señora Baker pensaba atizarle un buen puñetazo como regalo de bodas? Se puso en guardia por si era preciso repeler el ataque.- ¿Cómo se atreve a casarse con mi _____ sin mi presencia? ¿Cuántas oportunidades cree que tiene una madre de ver a su única hija desfilar por la iglesia?
Nick iba a decir que con el divorcio y todas esas relaciones modernas que estaban de moda, aquello no era problema. _____ podía casarse y divorciarse incluso un par de veces con el mismo hombre para contentarla y nadie se extrañaría por ello. Con otro hombre, claro está. No con él. Con otro. _____ le propinó un codazo en las costillas y Nick cerró la boca de inmediato. Vaya. Si no salía pronto de aquella casa, madre e hija iban a enviarle derechito al hospital.
- Mamá, no te pongas así. Nick solo…
- ¡También tengo unas palabritas para ti, jovencita!- Mary Anne explotó definitivamente. Lloraba a moco tendido. Nick se sintió fatal. Se sintió peor que si en lugar de haberse casado con _____, la hubiera violado y descuartizado. Pero, ¿qué tonterías estaba diciendo? ¡El no se había casado con _____! Solo había fingido que lo hacía. La miró en busca de ayuda. _____ abrazó a su madre, pero la señora Baker no parecía dispuesta a firmar una tregua tan pronto y se soltó enseguida.- ¿Cómo has podido hacerme algo así? Después que he esperado años este momento… ¡Hasta había conservado mi vestido de novia para ti! ¡Y te casas sin decirme nada!... ¡En Roma!
- Se equivoca, señora… Fue en Las Vegas…- puntualizó Nick sin querer.
- ¡Cállese, joven! Aún no he terminado con usted…
- Mamá… ¿estabas escuchando detrás de la puerta?- _____ odiaba aquella costumbre de su madre. La avergonzaba como cuando era una adolescente y algún chico desesperado decidía invitarla al baile en el último instante.
- _____… Jamás me había sentido tan decepcionada, tan traicionada,
tan…
Se detuvo en seco, como si de pronto, la noticia que había recibido tomara nuevos y agradables tintes. Su expresión se suavizó un poco al clavar los ojos en Nick.
- ¿Y dice usted, joven, que están casados? ¿Casados de verdad? ¿Mi preciosa
_____ y usted…?
Su expresión se iluminó al ver como Nick asentía.
- ¡No puedo creerlo! Vaya, mi pequeña y tímida _____… Y usted no está nada mal, joven.- comentó con gesto risueño. Agitó las manos en el aire y caminó hasta el salón. Tomó el teléfono y marcó un número sin dejar de sonreír a los recién llegados. Aquella mujer era una auténtica caja de sorpresas, pensó Nick. Tan pronto parecía sacada de la película “El Exorcista”, como se mostraba radiante y animada y se disponía a llamar por teléfono como si nada hubiera ocurrido.- ¿Betty…? Te habla Mary Anne… Sí, estoy muy bien, gracias… ¿A qué no adivinas quien acaba de venir de Nueva York con un marido nuevo en la maleta?... ¡Qué cosas tienes, querida!... Claro que no he viajado a Nueva York últimamente, vieja tonta… ¡Es _____! ¡Nuestra _____! La pequeña y tímida… Sí, sí, eso ya lo había oído. Pero, ¿tímida? ¿_____? ¿Esa _____? Sin duda, la señora Baker debía estar refiriéndose a otra _____. Sin embargo, ahora no parecía tener ganas de matarle, lo cual era un alivio. _____ le arrastró hasta la cocina y una vez allí, le empujó contra los fríos azulejos.
- ¿Te has vuelto loco, Nick?- le increpó, furiosa.- ¿Esperas que deje que todos se crean esta absurda historia del matrimonio? ¡Las Vegas!... Además, odio Las Vegas, todo el mundo por aquí, sabe que odio el juego… De hecho, soy la única persona de San Jorge que no sabe jugar al póker.
- Pero, cariño… Si te encantó que me vistiera de Elvis para la ocasión…-se burló
Nick.
- No te hagas el gracioso conmigo, Nick. Quiero que entres ahí adentro y le cuentes ahora mismo toda la verdad a mi madre.
- ¿En serio quieres que haga eso, _____?- la expresión de Nick se había vuelto muy seria.- ¿Prefieres que ella sepa que estás siendo perseguida por un peligroso asesino en lugar de considerarte felizmente casada?
- No… Sí… No lo se.- se dejó caer en una de las sillas, abatida. Habló sin levantar la mirada.- Es que… Por Dios, Nick, mírate… Nadie en su sano juicio se creerá esta historia. Peor aún, creerán que me lo estoy inventando para evitar que mi madre sufra una decepción por mi condición de lesbiana… No te rías, Nick. Te advierto que a estas alturas, mi reputación ya está bastante perjudicada. Y para ser sinceros, mi adolescencia en San Jorge ya fue bastante humillante para encima tener que soportar ahora que se burlen a mi costa.
- _____… Nadie va a burlarse de ti.- deslizó su largo dedo índice por la nariz de ella y _____ levantó apenas la mirada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Lo se porque yo nunca lo permitiría. Y ahora… Volvamos con tu madre. Temo que si no la detenemos, la noticia de nuestra feliz unión saldrá en todos los periódicos de la mañana.
- Y eso no sería conveniente, ¿verdad?- _____ suspiró con cierta tristeza.-
Atraería a ese hombre a este lugar. Es lo que ibas a decir, ¿no?
- Vaya. Se nota que somos un matrimonio bien avenido. Incluso me has leído el pensamiento…- Nick quería animarla, pero le estaba costando un tremendo esfuerzo hacerlo mientras pensaba que, efectivamente, ella aún seguía en grave peligro.
- Un momento.- _____ recordó algo antes de reunirse con su madre.- ¿Terroncito…?
- _____, no seas arisca. Tenemos que ser convincentes.
- Ah, no… Nick, no pienso tolerar que aproveches la oportunidad para ridiculizarme.
- Está bien. Lo prometo…- al ver como ella arqueaba las cejas a la espera de una respuesta, asintió.- Nada de terroncito. Te doy mi palabra.
- Supongo que he de fiarme. No tengo alternativa.
- La tienes, _____. Puedes pedirme el divorcio.
- Nick…- _____ comenzaba a hartarse de que la situación fuera tan divertida para él.- Una sola broma más al respecto y dejo que mi madre te haga picadillo, ¿está claro?
Nick no contestó. Estaba cansado. Y hambriento. Y algo olía de maravilla en el horno de la señora Baker. Decidió que se portaría bien hasta reponer energías.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
CAPITULO 19
Mary Anne no dejaba de mirarle mientras Nick masticaba con lentitud su último pedazo de ternera. Se sorprendió a sí mismo reconociendo que Mary Anne podía tener un genio de mil demonios, pero guisaba de maravilla. De hecho, era el mejor estofado que había probado nunca. Quizá si no hubiera tanta tensión en el ambiente, incluso habría aceptado que le sirviera otra ración. Pero no. La mirada de Mary Anne podía provocarle una úlcera si no hacía algo.
- Delicioso, en serio.- elogió la cena y ella le dedicó una sonrisa forzada y le sirvió una buena porción de pastel de chocolate. Lo miró y sonrió a su vez.- Gracias.
Supo que tenía que comerlo sin rechistar o Mary Anne le aplicaría alguna tortura desconocida que habría aprendido en algún campamento vietnamita durante la guerra.
- Muy bien, joven. Y ahora…
Se sobresaltó al escuchar la voz de la mujer. Tragó de golpe y soltó la cuchara sobre el plato con delicadeza. Mary Anne lo apartó con brusquedad y clavó sus ojos astutos sobre _____.
- _____, cariño, he hecho el café hace un momento. ¿Serías tan amable de ir a la cocina a buscarlo?
_____ negó con la cabeza.
- Mamá… Te conozco muy bien. Se lo que pretendes.
- No. No lo sabes.
- Mamá… Se perfectamente que en cuanto me de media vuelta, vas a torpedear a Nick con tus preguntas.- _____ se cruzó de brazos en actitud reprobadora, pero Mary Anne fingió que no sabía de qué hablaba. Al instante, _____ sonrió.- Está bien, lo harás de todos modos. Traeré el café. Pero promete que no harás que salga corriendo. No consigue una marido todos los días, mamá.
- Claro que no, ¿por quien me tomas?
- Mamá, no te hagas la inocente. Se buena.
_____ dio media vuelta. Pero, ¿qué estaba haciendo? ¿Le dejaba solo? ¿Con… ella? De repente, Nick se sintió ridículo. Se había enfrentado a criminales peligrosos sin dudarlo, pero esa mujer… Vaya, esa Mary Anne tenía un aspecto realmente aterrador. Le ponía la piel de gallina, con su colonia de lavanda y su delantal bordado y todos aquellos malditos detalles hogareños que le decían que esperaba de verdad que fuera un buen marido.
- Seamos francos, Nick.- ella prefirió sentarse más cerca, en el asiento vacío que acababa de abandonar _____.
- Creía que ya lo éramos.- trató de mostrarse simpático, pero Mary Anne no pestañeó.- Perdón.
- ¿Y bien? ¿Hace cuánto que conoce a mi hija?
- Seis meses.- su respuesta fue rápida. Sabía que si quería convencer a la buena señora Baker no podía dudar una sola vez.
- ¿Por qué ella nunca me habló de usted?
- Quizá porque es tímida, ¿recuerda?- Nick le recordó la conversación que había mantenido con su amiga por teléfono. Mary Anne refunfuñó.- No lo sabe todo de su hija, señora.
- ¿Dónde se conocieron?
- En mi consulta.- el cerebro de Nick trabajaba a velocidad terminal.
- ¿Su consulta? ¿A qué se dedica, señor Nick?
- Veterinario. Soy veterinario.- informó y Mary Anne volvió a fruncir los labios en aquel gesto que no auguraba nada bueno.- Conocí a _____ en mi consulta, en Nueva York. Ella había llevado a su gato porque algunos gamberros habían estado divirtiéndose con él… Y yo le curé.
- Así que usted curó al gato de _____.- repitió Mary Anne. Podía haber sido una gran detective, repitiendo profesionalmente las respuestas como si esperara que él las cambiara en cualquier momento. Era evidente que no creía una sola palabra. Quería atraparle.
- Sí, eso es. Después, _____ me invitó a cenar en agradecimiento.
- ¿Acaso no tenía dinero para pagarle?- preguntó la mujer con expresión desconfiada.
- Oh, sí. Claro que sí. Es que yo no quise cobrarle.
- Qué generoso. Tal vez fue un flechazo y se enamoró de mi hija al instante.- la señora Baker se burlaba descaradamente.
- Es posible.
- ¿En serio? Dígame, Nick, ¿cuál es el plato preferido de _____?
Nick tomó aire. Bien. Ahora venían las preguntas difíciles. Tendría que arriesgarse.
- Pizza.
- ¿De qué sabor?
- Peperoni. Y comida china. Le encantan los rollitos de primavera.- por suerte, tenía una memoria envidiable y no se le había escapado un solo detalle de la nevera del apartamento de _____.
- ¿Cuándo es su cumpleaños?
- 31 de diciembre. Ella siempre bromea con eso, señora Baker. – Nick observó que la mujer se ablandaba un poco.- Dice que usted no pudo ser más inoportuna al traerla al mundo.
- ¿Enfermedades, cicatrices?- Mary Anne era implacable.
- Sarampión, a los cinco años. Y una pequeña marca en la rodilla izquierda. Se fracturó una pierna al caer de un árbol cuando tenía diez años.- y añadió por si no la había impresionado suficientemente.- Y un corrector dental. De los once a los dieciséis.
_____ odia esa parte de su infancia particularmente. Se alegró de haber recopilado un informe tan completo sobre _____.
- ¿Cómo se llamaba su juguete preferido?- Mary Anne aplaudió al ver como él titubeaba.- ¡Ajá! Le pillé, señor Nick…
Pero su sonrisa desapareció cuando Nick se limpió las comisuras de los labios para responder al parecer con toda calma. En realidad, él estaba mirando por encima del hombro de Mary Anne. _____ había llegado con la bandeja del café. Gesticulaba exageradamente, le hacía señas con la cabeza en dirección… Ah, ya lo veía. Un viejo portarretratos en el corredor. Una niña de unos ocho años arrastraba de la mano algo. Un peluche enorme ¿O él la arrastraba a ella? ¿Quién era el maldito pájaro amarillo? _____ movía los labios y Nick la observaba con desesperación. “¿Cómo…? ¿Cuál es el nombre, _____…? Vamos, nena, otra vez…” Un momento, ya lo tenía. _____ le estaba echando un cable y Nick se agarró a él con desesperación.
- Orlando.- Había acertado. Lo supo enseguida por la expresión de su enemiga.
Saboreó las mieles del triunfo mientras la señora Baker apretaba los labios, furiosa.
Lanzó una mirada a _____ para pedirle que no interviniera. La tenía bajo control. Al fin. _____ se retiró sigilosamente, llevándose el café. Nick volvió a mirar a la madre.-
¿Acerté?
Mary Anne se volvió para comprobar que _____ no estaba cerca. Después, clavó nuevamente su mirada astuta sobre Nick.
- Puede que por ahora, haya tenido suerte, joven. Pero sepa que no me engaña con esa cara de niño bueno.
Nick le mostró su atractiva sonrisa. Vaya. Nunca había recibido un piropo así. Y eso que le habían llamado de todo en las calles.
- Señora…
- ¡Silencio! No me creo una sola palabra de toda esta historia. Hay algo que no huele bien, joven. Y le prometo que haré lo imposible para averiguar qué es.- Mary Anne se puso de pie. Nick la imitó. Frente a frente, los dos parecían duros contrincantes en un ring de boxeo.- Pero le diré algo, señor sabelotodo. Nadie le hace daño a mi _____.
- No quiero hacerle daño.- le sostuvo la mirada con energía.- Solo quiero cuidar de ella, Mary.
Ella dudó unos segundos. En realidad, Nick no había mentido en esta ocasión.
Quería cuidarla. Y protegerla. En eso había sido bastante sincero.
- Bien. Pero si le falla a _____, tendrá que vérselas conmigo, se lo advierto.
Nick quiso reír ante la ironía de sus palabras. Claro que Mary no podía saberlo.
Pero si le fallaba a _____, ya nada tendría importancia. Porque ella o él o peor aún, ambos, estarían muertos.
- Delicioso, en serio.- elogió la cena y ella le dedicó una sonrisa forzada y le sirvió una buena porción de pastel de chocolate. Lo miró y sonrió a su vez.- Gracias.
Supo que tenía que comerlo sin rechistar o Mary Anne le aplicaría alguna tortura desconocida que habría aprendido en algún campamento vietnamita durante la guerra.
- Muy bien, joven. Y ahora…
Se sobresaltó al escuchar la voz de la mujer. Tragó de golpe y soltó la cuchara sobre el plato con delicadeza. Mary Anne lo apartó con brusquedad y clavó sus ojos astutos sobre _____.
- _____, cariño, he hecho el café hace un momento. ¿Serías tan amable de ir a la cocina a buscarlo?
_____ negó con la cabeza.
- Mamá… Te conozco muy bien. Se lo que pretendes.
- No. No lo sabes.
- Mamá… Se perfectamente que en cuanto me de media vuelta, vas a torpedear a Nick con tus preguntas.- _____ se cruzó de brazos en actitud reprobadora, pero Mary Anne fingió que no sabía de qué hablaba. Al instante, _____ sonrió.- Está bien, lo harás de todos modos. Traeré el café. Pero promete que no harás que salga corriendo. No consigue una marido todos los días, mamá.
- Claro que no, ¿por quien me tomas?
- Mamá, no te hagas la inocente. Se buena.
_____ dio media vuelta. Pero, ¿qué estaba haciendo? ¿Le dejaba solo? ¿Con… ella? De repente, Nick se sintió ridículo. Se había enfrentado a criminales peligrosos sin dudarlo, pero esa mujer… Vaya, esa Mary Anne tenía un aspecto realmente aterrador. Le ponía la piel de gallina, con su colonia de lavanda y su delantal bordado y todos aquellos malditos detalles hogareños que le decían que esperaba de verdad que fuera un buen marido.
- Seamos francos, Nick.- ella prefirió sentarse más cerca, en el asiento vacío que acababa de abandonar _____.
- Creía que ya lo éramos.- trató de mostrarse simpático, pero Mary Anne no pestañeó.- Perdón.
- ¿Y bien? ¿Hace cuánto que conoce a mi hija?
- Seis meses.- su respuesta fue rápida. Sabía que si quería convencer a la buena señora Baker no podía dudar una sola vez.
- ¿Por qué ella nunca me habló de usted?
- Quizá porque es tímida, ¿recuerda?- Nick le recordó la conversación que había mantenido con su amiga por teléfono. Mary Anne refunfuñó.- No lo sabe todo de su hija, señora.
- ¿Dónde se conocieron?
- En mi consulta.- el cerebro de Nick trabajaba a velocidad terminal.
- ¿Su consulta? ¿A qué se dedica, señor Nick?
- Veterinario. Soy veterinario.- informó y Mary Anne volvió a fruncir los labios en aquel gesto que no auguraba nada bueno.- Conocí a _____ en mi consulta, en Nueva York. Ella había llevado a su gato porque algunos gamberros habían estado divirtiéndose con él… Y yo le curé.
- Así que usted curó al gato de _____.- repitió Mary Anne. Podía haber sido una gran detective, repitiendo profesionalmente las respuestas como si esperara que él las cambiara en cualquier momento. Era evidente que no creía una sola palabra. Quería atraparle.
- Sí, eso es. Después, _____ me invitó a cenar en agradecimiento.
- ¿Acaso no tenía dinero para pagarle?- preguntó la mujer con expresión desconfiada.
- Oh, sí. Claro que sí. Es que yo no quise cobrarle.
- Qué generoso. Tal vez fue un flechazo y se enamoró de mi hija al instante.- la señora Baker se burlaba descaradamente.
- Es posible.
- ¿En serio? Dígame, Nick, ¿cuál es el plato preferido de _____?
Nick tomó aire. Bien. Ahora venían las preguntas difíciles. Tendría que arriesgarse.
- Pizza.
- ¿De qué sabor?
- Peperoni. Y comida china. Le encantan los rollitos de primavera.- por suerte, tenía una memoria envidiable y no se le había escapado un solo detalle de la nevera del apartamento de _____.
- ¿Cuándo es su cumpleaños?
- 31 de diciembre. Ella siempre bromea con eso, señora Baker. – Nick observó que la mujer se ablandaba un poco.- Dice que usted no pudo ser más inoportuna al traerla al mundo.
- ¿Enfermedades, cicatrices?- Mary Anne era implacable.
- Sarampión, a los cinco años. Y una pequeña marca en la rodilla izquierda. Se fracturó una pierna al caer de un árbol cuando tenía diez años.- y añadió por si no la había impresionado suficientemente.- Y un corrector dental. De los once a los dieciséis.
_____ odia esa parte de su infancia particularmente. Se alegró de haber recopilado un informe tan completo sobre _____.
- ¿Cómo se llamaba su juguete preferido?- Mary Anne aplaudió al ver como él titubeaba.- ¡Ajá! Le pillé, señor Nick…
Pero su sonrisa desapareció cuando Nick se limpió las comisuras de los labios para responder al parecer con toda calma. En realidad, él estaba mirando por encima del hombro de Mary Anne. _____ había llegado con la bandeja del café. Gesticulaba exageradamente, le hacía señas con la cabeza en dirección… Ah, ya lo veía. Un viejo portarretratos en el corredor. Una niña de unos ocho años arrastraba de la mano algo. Un peluche enorme ¿O él la arrastraba a ella? ¿Quién era el maldito pájaro amarillo? _____ movía los labios y Nick la observaba con desesperación. “¿Cómo…? ¿Cuál es el nombre, _____…? Vamos, nena, otra vez…” Un momento, ya lo tenía. _____ le estaba echando un cable y Nick se agarró a él con desesperación.
- Orlando.- Había acertado. Lo supo enseguida por la expresión de su enemiga.
Saboreó las mieles del triunfo mientras la señora Baker apretaba los labios, furiosa.
Lanzó una mirada a _____ para pedirle que no interviniera. La tenía bajo control. Al fin. _____ se retiró sigilosamente, llevándose el café. Nick volvió a mirar a la madre.-
¿Acerté?
Mary Anne se volvió para comprobar que _____ no estaba cerca. Después, clavó nuevamente su mirada astuta sobre Nick.
- Puede que por ahora, haya tenido suerte, joven. Pero sepa que no me engaña con esa cara de niño bueno.
Nick le mostró su atractiva sonrisa. Vaya. Nunca había recibido un piropo así. Y eso que le habían llamado de todo en las calles.
- Señora…
- ¡Silencio! No me creo una sola palabra de toda esta historia. Hay algo que no huele bien, joven. Y le prometo que haré lo imposible para averiguar qué es.- Mary Anne se puso de pie. Nick la imitó. Frente a frente, los dos parecían duros contrincantes en un ring de boxeo.- Pero le diré algo, señor sabelotodo. Nadie le hace daño a mi _____.
- No quiero hacerle daño.- le sostuvo la mirada con energía.- Solo quiero cuidar de ella, Mary.
Ella dudó unos segundos. En realidad, Nick no había mentido en esta ocasión.
Quería cuidarla. Y protegerla. En eso había sido bastante sincero.
- Bien. Pero si le falla a _____, tendrá que vérselas conmigo, se lo advierto.
Nick quiso reír ante la ironía de sus palabras. Claro que Mary no podía saberlo.
Pero si le fallaba a _____, ya nada tendría importancia. Porque ella o él o peor aún, ambos, estarían muertos.
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Wooooooooooow! La señora si que parece sacada de una película de terror, aun que casi ninguna se le compara haha. Me encantó eso de un matrimonio fingido y mejor aún, mientras estén ahí tendrán que fingir y todo eso *-*, dormir juntos, estar juntos todo el tiempo, besarse y djfkjfhskhd emoción total...
No dije nada que no fuera cierto - el coment- haha, algún día ganarás un premio u algo así, tienes que subir más, tu nove es como el chocolate IMPRESCINDIBLE haha sube más :]
No dije nada que no fuera cierto - el coment- haha, algún día ganarás un premio u algo así, tienes que subir más, tu nove es como el chocolate IMPRESCINDIBLE haha sube más :]
Annabeth
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHH
QUEEEEEE EMOOOCIOOONN
NADIE QUIERE UN SUEGRA ASIIIII!!!!!
JEJEJE SIGUELA PORFAAAA
QUEEEEEE EMOOOCIOOONN
NADIE QUIERE UN SUEGRA ASIIIII!!!!!
JEJEJE SIGUELA PORFAAAA
chelis
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
GRACIIIAS POR LA BIENVENIDA! :D WUOOOOO que capis :O a la madre sospecha algo mmmm :S Siigueelaaa
Florjudith96
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
CAPITULO 20
_____________________________
Jojo está larguin :3 Enjoy it ;)
- No te atrevas a hacer un chiste, Nick.- le advirtió en cuanto él abrió la boca, seguramente para hacer alguna observación burlona sobre la decoración de su viejo cuarto. Se arrepintió de haber sido una adolescente tan inquieta. Como siempre amanecía en el suelo debido a que pasaba la noche moviéndose de un lado a otro, su madre había decidido que necesitaba una cama de dimensiones extraordinarias. Y gracias a ello, ahora se veía obligada a compartir su dormitorio con él. No podía excusarse y enviarle al cuarto de invitados sin que su madre sospechara, sobre todo después de que su madre hubiera pasado más de una hora relatándole los detalles de la vida de adolescente de su hija. Nick no se había perdido una palabra, mientras ella le enviaba furiosas señales desde la cocina y recogía la vajilla que habían usado para la cena. Mamá estaba encantada de que su yerno fuera un joven tan buen oyente y por supuesto, esperaba que también fuera amoroso y apasionado en la primera noche que pasaban en el hogar materno. Incluso les había acompañado hasta la puerta para asegurarse que ambos permanecían juntos en la habitación. De hecho, _____ había escuchado sus pasos al otro lado hasta bien entrada la noche y había hecho señas a Nick para que no dijera una palabra hasta que ella se lo indicara. Mamá tenía un oído híper desarrollado. “Su murciélago”, la llamaba papá, el único hombre de su vida al que _____ había amado realmente.
- ¿Se habrá dormido?- preguntó Nick en voz muy baja, probando el colchón con expresión divertida.
- Es posible.
Nick alargó la mano hasta la mesita de noche y echó una ojeada a la fotografía enmarcada. En ella, una _____ de unos quince años, sonriente y algo despeinada, mostraba a la cámara una carpa enorme y una caña de pescar. Un hombre de cabello plateado le pasaba el brazo por los hombros y la señora Baker la abrazaba orgullosa por la cintura. Los años no parecían pasar para la madre de _____. Ni para _____, a decir verdad. Aún parecía una chiquilla que acababa de pescar su mejor pieza. La miró a los ojos.
- Estás preciosa aquí.- comentó con sinceridad.
- Oh, sí… Mamá siempre fue fotogénica.- _____ le quitó el portarretratos con suavidad y acarició la imagen con la yema de los dedos.- Y hermosa. Por desgracia, yo heredé los rasgos de mi padre. Bueno, no me malinterpretes. A mamá le encanta que sea así. Dice que es como si viera a papá cuando me mira, como si él no se hubiera ido. Aunque creo que nunca me ha perdonado que me no me pareciera más a ella…
- No hablaba de tu madre, _____.- la interrumpió.- Me refería a ti.
- Ah.- _____ tragó saliva. Nadie se había referido nunca a ella con aquella palabra que se reservaba para las cosas realmente bonitas. El cumplido más parecido que había recibido había sido que la llamaran “mona”. Y eso había sido en la boda de Esther Barrow. _____ tenía entonces trece años. Llevaba aparatos en los dientes y mamá la había obligado a ponerse aquel vestido azul cielo con volantitos en el pecho. Estaba ridícula. La abuela de Esther le había palmeado la cabeza condescendiente al ver que ninguno de los chicos se animaba a sacarla a bailar. Había dicho, “qué mona” y prácticamente, había amenazado a su nieto Charly con desheredarle si no le hacía los honores. Pobre Charly…Le llevaba dos años a _____. A partir de ese día, había estado maldito entre los demás chicos. Había soportado estoicamente las bromas de sus compañeros de curso sin rechistar, hasta la había defendido un par de veces. Nada peligroso para su integridad física, claro, pero _____ se lo agradecía igualmente. Menos cuando dejaron aquella nota en su taquilla que decía que él y _____ eran novios. Eso había terminado con su etapa de caballero. A partir de ese momento, su persecución había sido implacable. Tirones en las trenzas, chistes crueles sobre su dentadura… Todo para demostrar a los demás lo mucho que ella le disgustaba. En una ocasión, había ocultado un ratón en la caja del almuerzo de _____. David Wilson había actuado con rapidez, salvándola del susto y propinándole una buena zurra a Charly. _____ no había tenido tiempo de advertir a David que no tenía miedo a los ratones. Y por otro lado, no había querido desilusionarle, ya que era el único chico de San Jorge que no se acercaba a ella para comprobar si realmente era capaz de cascar una nuez con el aparato corrector puesto. Tampoco había hecho apuestas sobre el hecho de que _____ no llevara nunca faldas a causa de una malformación de sus piernas. Lo cierto es que _____ adoraba colocarse sus viejos tejanos y subir a todos los árboles a los que su madre le prohibía subir. Y volviendo a la historia con David, ese era el motivo por el que pensaba que _____ sería algún día su esposa. Ella tenía una deuda con él y no perdía ocasión de recordárselo. Casi podía verle. Cada tarde desde aquel día daba un par de vueltas con su bicicleta alrededor de su casa. Agitaba la mano en el aire mientras gritaba a todo pulmón. “Ey, _____, ¿tomamos un helado?” No es que David Wilson fuera un bicho raro o algo así. Pero _____ no podía escucharle más de treinta segundos sin que le entraran ganas de volatilizarse en el aire. _____ siempre le suplicaba a su madre que inventara alguna excusa, como que se estaba lavando el pelo en Australia o que tenía una extraña enfermedad contagiosa que la mantendría en cama hasta que cumpliera los cuarenta.
Finalmente, su madre la arrastraba enfadada hasta la ventana. _____ le saludaba por educación, rezando porque David tropezara con alguna piedra enorme y no volviera por allí. Su padre, sin embargo, le palmeaba el trasero y reía. A él le divertía la situación. Fingía que fumaba su pipa con distracción, pero en realidad, no perdía detalle de los esfuerzos de su mujer por asegurar el futuro de _____. “Deja a la chica, mujer. ¿No ves que ese zoquete de Wilson no está a la altura de nuestra _____?”, decía. A la altura… _____ sonrió al pensarlo. Le echaba de menos. Había dejado de sentirse segura desde que él no estaba. Su mirada se entristeció y dejó la instantánea en su sitio, consciente de que Nick había percibido el cambio en su expresión.
- Parece un buen hombre.
_____ suspiró al escuchar las palabras de Nick.
- Lo era. El mejor.- añadió en un murmullo que creyó apenas perceptible, pero que a Nick le llegó con claridad.- Lograba que me sintiera especial.
Apagó la luz de la mesita y se acurrucó en su lado de la cama, nerviosa.
¿Imaginaba Nick lo turbada que la hacía sentir su cercanía? Suspiró en silencio. Si al menos mamá no se hubiera empeñado en que “Minino” durmiera fuera de la habitación. Claro que su gato no era precisamente el mejor animal de custodia. Más bien, le parecía que a “Minino” le importaba un rábano si un hombre se metía en su cama con intenciones poco caballerosas. Y por otro lado, nada en la rítmica respiración de Nick hacía sospechar que sus intenciones fueran peligrosas. Agudizó el oído. Quizá ya se había dormido. Pensó que sería buena idea que ella pudiera hacer lo mismo. Probó todas las técnicas que conocía.
- No tengas miedo… Estoy contigo…
Ya iba por el número cincuenta en su recuento de ovejas imaginarias cuando la voz de Nick la sobresaltó. Había hablado tan bajito que _____ no había podido escuchar bien lo que decía. Levantó un poco la cabeza de la almohada para liberar su oído.
- ¿Nick…? ¿Estás despierto?- preguntó en un murmullo.- Perdona, no he podido escuchar lo que…
Un único ronquido, seco y determinante, llegó hasta _____ con total claridad.
Vaya. Cuando _____ pensaba que ya no existía nada en el mundo capaz de empequeñecerla más, llegaba Nick y tiraba por la borda todas sus convicciones. De hecho, ella podía no ser una rubia despampanante de exuberantes curvas. Pero tenía su orgullo. Nick podía al menos fingir que la proximidad de ambos lo inquietaba una milésima parte de lo que la inquietaba a ella. Pero no. Nick había perdido la consciencia a la menor oportunidad. _____ estaba segura de que su viejo camisón, que la cubría hasta el cuello, no era lo que se decía una prenda seductora. Vamos, que no esperaba que Nick perdiera la cabeza en cuanto la viera con ella puesta. Pero esperaba que al menos tuviera el detalle de mostrarse mínimamente incómodo por el hecho de que compartieran la cama.
- ¿Nick…?- insistió, apretando los labios con rabia al escuchar otro ronquido, esta vez más largo que el anterior. Se convenció de que Nick se encontraba ya muy lejos de allí, aunque su musculoso cuerpo estuviera a tan solo unos centímetros de ella. - Está bien… Tampoco esperaba que contaras ovejas conmigo, ¿sabes? Mi insomnio es mi problema, lo se.
“Menudo farsante”, pensó. No le importo nada, eso es más que evidente. Ni siquiera se ha molestado en darme las buenas noches. Su trabajo… Eso es todo lo que soy para él. “¿Y acaso esperabas algo más?”, le dijo una vocecilla que se parecía mucho a la suya y que ella odió al instante. Emitió un largo suspiro que murió en sus labios cuando la voz de Nick llegó nuevamente a sus oídos. Debía estar soñando. Tal vez era una pesadilla. _____ titubeó. ¿Debía despertarle? Aunque por otro lado… Demonios… ¿No podría él hablar con mayor claridad? Apenas comprendía una sola palabra de los sonidos que él emitía entrecortados.
- ¿Nick…?- se cercioró de que estaba como un tronco. Se volvió hacia él. Saber que no podía descubrirla la despojaba de su timidez. Supo que el rostro de él estaba muy cerca. Podía percibir su aliento fresco la pasta de dientes de menta que mamá compraba. Siguió con los dedos la línea casi invisible bajo la barbilla que revelaba alguna antigua cicatriz. ¿Cómo se la habría hecho? Se preguntó qué otras cicatrices había dejado en él su peligroso trabajo. La idea la entristeció. Pensar que alguien hubiera agredido aquel cuerpo que le proporcionaba una extraña seguridad al estar cerca, no le gustaba. Tocó el áspero mentón con los dedos y sonrió. Necesitaba un buen rasurado. Al día siguiente, le preguntaría a mamá si aún guardaba la vieja maquinilla de su padre. _____ añoraba aquella imagen. Papá frente al espejo, escuchando con atención mientras se afeitaba y ella narraba los acontecimientos del día anterior en la escuela. Papá prestaba mucha atención, como si los aburridos detalles de la vida escolar de su hija fueran el relato más interesante del mundo. _____ dejó que sus dedos descansaran sobre la mejilla de Nick. Le traía recuerdos tan agradables…
- Mmmm…
_____ tragó saliva al notar como el colchón se hundía hacia su lado. Nick se había acercado. Mucho. Apartó los dedos con rapidez y contuvo el aliento cuando la mano de él cayó pesadamente sobre su cintura y se deslizó hasta su espalda para acercarla aún más. _____ ni siquiera pensó en la posibilidad de pestañear por si le despertaba. De hecho, estaba pensando seriamente en dejar de respirar por si aquello le devolvía a la realidad. Todo con tal de no soportar la humillación de que él se apartara espantado al comprobar el grado de intimidad de su postura. El calor de los muslos de Nick traspasaba la tela de su pijama, haciendo que _____ fuera muy consciente de lo cerca que estaban. Era una tontería que tuviera miedo… Nick no sabía lo que hacía. Pensó en aquella boca que olía a menta y que ahora permanecía a un milímetro de la suya. Vaya, no quería pensarlo… Pero Nick no era del tipo de hombres que una podía ignorar, a pesar de que ella se engañara y quisiera fingir lo contrario todo el tiempo. Y aquellos labios que susurraban pensamientos secretos estaban tan cerca… Incluso si le besaba, él no recordaría nada a la mañana siguiente… Claro que solo era una idea ridícula. Ella no iba a besarle. No era su estilo aprovecharse de policías desarmados e indefensos. Rió ante lo divertido de la situación. ¿Y si se atreviera…? Un beso pequeño. Un roce para comprobar que el paraíso que la había hecho sentir bajo la lluvia, existía. El nunca lo sabría. Se odió por planteárselo. Bueno, tampoco era para exagerar… No era como si le violara, ¿verdad? Armándose de valor, rozó con sus labios los del hombre. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Vaya… No recordaba que sería así…
Estaba a punto de apartarse cuando de pronto, la boca de Nick encontró la suya en la oscuridad. Fue algo inesperado. _____ no pretendía que la cosa se prolongara demasiado, pero cuando sus lenguas se encontraron, no pudo controlarlo… Después de unos segundos, se separó para tomar aire. Escuchó atentamente su respiración. El seguía plácidamente dormido… Gracias a Dios. No quería ni pensar en tener que ofrecerle una explicación sobre lo que acababa de suceder. La mano que Nick había deslizado por su espalda subió hasta su cuello y se enredó en su cabello. Sintió las yemas de sus dedos en su nuca, dibujando lentos círculos que estaban a punto de hacerla perder el conocimiento.
- Eres tan hermosa…
¿Qué…? ¿Hablaba con ella? _____ parpadeó, en parte molesta porque él la confundiera con la mujer que en sus sueños deseaba estrechar entre sus brazos. Por supuesto, no era ella. Pero era tan agradable sentir aquellos brazos fuertes rodeándola.
- Tan hermosa…
_____ lo dejó estar. Le perdonó la confusión a cambio de permanecer en el refugio de su pecho unos minutos más. Y antes de que pudiera darse cuenta, también ella se había dormido.
- ¿Se habrá dormido?- preguntó Nick en voz muy baja, probando el colchón con expresión divertida.
- Es posible.
Nick alargó la mano hasta la mesita de noche y echó una ojeada a la fotografía enmarcada. En ella, una _____ de unos quince años, sonriente y algo despeinada, mostraba a la cámara una carpa enorme y una caña de pescar. Un hombre de cabello plateado le pasaba el brazo por los hombros y la señora Baker la abrazaba orgullosa por la cintura. Los años no parecían pasar para la madre de _____. Ni para _____, a decir verdad. Aún parecía una chiquilla que acababa de pescar su mejor pieza. La miró a los ojos.
- Estás preciosa aquí.- comentó con sinceridad.
- Oh, sí… Mamá siempre fue fotogénica.- _____ le quitó el portarretratos con suavidad y acarició la imagen con la yema de los dedos.- Y hermosa. Por desgracia, yo heredé los rasgos de mi padre. Bueno, no me malinterpretes. A mamá le encanta que sea así. Dice que es como si viera a papá cuando me mira, como si él no se hubiera ido. Aunque creo que nunca me ha perdonado que me no me pareciera más a ella…
- No hablaba de tu madre, _____.- la interrumpió.- Me refería a ti.
- Ah.- _____ tragó saliva. Nadie se había referido nunca a ella con aquella palabra que se reservaba para las cosas realmente bonitas. El cumplido más parecido que había recibido había sido que la llamaran “mona”. Y eso había sido en la boda de Esther Barrow. _____ tenía entonces trece años. Llevaba aparatos en los dientes y mamá la había obligado a ponerse aquel vestido azul cielo con volantitos en el pecho. Estaba ridícula. La abuela de Esther le había palmeado la cabeza condescendiente al ver que ninguno de los chicos se animaba a sacarla a bailar. Había dicho, “qué mona” y prácticamente, había amenazado a su nieto Charly con desheredarle si no le hacía los honores. Pobre Charly…Le llevaba dos años a _____. A partir de ese día, había estado maldito entre los demás chicos. Había soportado estoicamente las bromas de sus compañeros de curso sin rechistar, hasta la había defendido un par de veces. Nada peligroso para su integridad física, claro, pero _____ se lo agradecía igualmente. Menos cuando dejaron aquella nota en su taquilla que decía que él y _____ eran novios. Eso había terminado con su etapa de caballero. A partir de ese momento, su persecución había sido implacable. Tirones en las trenzas, chistes crueles sobre su dentadura… Todo para demostrar a los demás lo mucho que ella le disgustaba. En una ocasión, había ocultado un ratón en la caja del almuerzo de _____. David Wilson había actuado con rapidez, salvándola del susto y propinándole una buena zurra a Charly. _____ no había tenido tiempo de advertir a David que no tenía miedo a los ratones. Y por otro lado, no había querido desilusionarle, ya que era el único chico de San Jorge que no se acercaba a ella para comprobar si realmente era capaz de cascar una nuez con el aparato corrector puesto. Tampoco había hecho apuestas sobre el hecho de que _____ no llevara nunca faldas a causa de una malformación de sus piernas. Lo cierto es que _____ adoraba colocarse sus viejos tejanos y subir a todos los árboles a los que su madre le prohibía subir. Y volviendo a la historia con David, ese era el motivo por el que pensaba que _____ sería algún día su esposa. Ella tenía una deuda con él y no perdía ocasión de recordárselo. Casi podía verle. Cada tarde desde aquel día daba un par de vueltas con su bicicleta alrededor de su casa. Agitaba la mano en el aire mientras gritaba a todo pulmón. “Ey, _____, ¿tomamos un helado?” No es que David Wilson fuera un bicho raro o algo así. Pero _____ no podía escucharle más de treinta segundos sin que le entraran ganas de volatilizarse en el aire. _____ siempre le suplicaba a su madre que inventara alguna excusa, como que se estaba lavando el pelo en Australia o que tenía una extraña enfermedad contagiosa que la mantendría en cama hasta que cumpliera los cuarenta.
Finalmente, su madre la arrastraba enfadada hasta la ventana. _____ le saludaba por educación, rezando porque David tropezara con alguna piedra enorme y no volviera por allí. Su padre, sin embargo, le palmeaba el trasero y reía. A él le divertía la situación. Fingía que fumaba su pipa con distracción, pero en realidad, no perdía detalle de los esfuerzos de su mujer por asegurar el futuro de _____. “Deja a la chica, mujer. ¿No ves que ese zoquete de Wilson no está a la altura de nuestra _____?”, decía. A la altura… _____ sonrió al pensarlo. Le echaba de menos. Había dejado de sentirse segura desde que él no estaba. Su mirada se entristeció y dejó la instantánea en su sitio, consciente de que Nick había percibido el cambio en su expresión.
- Parece un buen hombre.
_____ suspiró al escuchar las palabras de Nick.
- Lo era. El mejor.- añadió en un murmullo que creyó apenas perceptible, pero que a Nick le llegó con claridad.- Lograba que me sintiera especial.
Apagó la luz de la mesita y se acurrucó en su lado de la cama, nerviosa.
¿Imaginaba Nick lo turbada que la hacía sentir su cercanía? Suspiró en silencio. Si al menos mamá no se hubiera empeñado en que “Minino” durmiera fuera de la habitación. Claro que su gato no era precisamente el mejor animal de custodia. Más bien, le parecía que a “Minino” le importaba un rábano si un hombre se metía en su cama con intenciones poco caballerosas. Y por otro lado, nada en la rítmica respiración de Nick hacía sospechar que sus intenciones fueran peligrosas. Agudizó el oído. Quizá ya se había dormido. Pensó que sería buena idea que ella pudiera hacer lo mismo. Probó todas las técnicas que conocía.
- No tengas miedo… Estoy contigo…
Ya iba por el número cincuenta en su recuento de ovejas imaginarias cuando la voz de Nick la sobresaltó. Había hablado tan bajito que _____ no había podido escuchar bien lo que decía. Levantó un poco la cabeza de la almohada para liberar su oído.
- ¿Nick…? ¿Estás despierto?- preguntó en un murmullo.- Perdona, no he podido escuchar lo que…
Un único ronquido, seco y determinante, llegó hasta _____ con total claridad.
Vaya. Cuando _____ pensaba que ya no existía nada en el mundo capaz de empequeñecerla más, llegaba Nick y tiraba por la borda todas sus convicciones. De hecho, ella podía no ser una rubia despampanante de exuberantes curvas. Pero tenía su orgullo. Nick podía al menos fingir que la proximidad de ambos lo inquietaba una milésima parte de lo que la inquietaba a ella. Pero no. Nick había perdido la consciencia a la menor oportunidad. _____ estaba segura de que su viejo camisón, que la cubría hasta el cuello, no era lo que se decía una prenda seductora. Vamos, que no esperaba que Nick perdiera la cabeza en cuanto la viera con ella puesta. Pero esperaba que al menos tuviera el detalle de mostrarse mínimamente incómodo por el hecho de que compartieran la cama.
- ¿Nick…?- insistió, apretando los labios con rabia al escuchar otro ronquido, esta vez más largo que el anterior. Se convenció de que Nick se encontraba ya muy lejos de allí, aunque su musculoso cuerpo estuviera a tan solo unos centímetros de ella. - Está bien… Tampoco esperaba que contaras ovejas conmigo, ¿sabes? Mi insomnio es mi problema, lo se.
“Menudo farsante”, pensó. No le importo nada, eso es más que evidente. Ni siquiera se ha molestado en darme las buenas noches. Su trabajo… Eso es todo lo que soy para él. “¿Y acaso esperabas algo más?”, le dijo una vocecilla que se parecía mucho a la suya y que ella odió al instante. Emitió un largo suspiro que murió en sus labios cuando la voz de Nick llegó nuevamente a sus oídos. Debía estar soñando. Tal vez era una pesadilla. _____ titubeó. ¿Debía despertarle? Aunque por otro lado… Demonios… ¿No podría él hablar con mayor claridad? Apenas comprendía una sola palabra de los sonidos que él emitía entrecortados.
- ¿Nick…?- se cercioró de que estaba como un tronco. Se volvió hacia él. Saber que no podía descubrirla la despojaba de su timidez. Supo que el rostro de él estaba muy cerca. Podía percibir su aliento fresco la pasta de dientes de menta que mamá compraba. Siguió con los dedos la línea casi invisible bajo la barbilla que revelaba alguna antigua cicatriz. ¿Cómo se la habría hecho? Se preguntó qué otras cicatrices había dejado en él su peligroso trabajo. La idea la entristeció. Pensar que alguien hubiera agredido aquel cuerpo que le proporcionaba una extraña seguridad al estar cerca, no le gustaba. Tocó el áspero mentón con los dedos y sonrió. Necesitaba un buen rasurado. Al día siguiente, le preguntaría a mamá si aún guardaba la vieja maquinilla de su padre. _____ añoraba aquella imagen. Papá frente al espejo, escuchando con atención mientras se afeitaba y ella narraba los acontecimientos del día anterior en la escuela. Papá prestaba mucha atención, como si los aburridos detalles de la vida escolar de su hija fueran el relato más interesante del mundo. _____ dejó que sus dedos descansaran sobre la mejilla de Nick. Le traía recuerdos tan agradables…
- Mmmm…
_____ tragó saliva al notar como el colchón se hundía hacia su lado. Nick se había acercado. Mucho. Apartó los dedos con rapidez y contuvo el aliento cuando la mano de él cayó pesadamente sobre su cintura y se deslizó hasta su espalda para acercarla aún más. _____ ni siquiera pensó en la posibilidad de pestañear por si le despertaba. De hecho, estaba pensando seriamente en dejar de respirar por si aquello le devolvía a la realidad. Todo con tal de no soportar la humillación de que él se apartara espantado al comprobar el grado de intimidad de su postura. El calor de los muslos de Nick traspasaba la tela de su pijama, haciendo que _____ fuera muy consciente de lo cerca que estaban. Era una tontería que tuviera miedo… Nick no sabía lo que hacía. Pensó en aquella boca que olía a menta y que ahora permanecía a un milímetro de la suya. Vaya, no quería pensarlo… Pero Nick no era del tipo de hombres que una podía ignorar, a pesar de que ella se engañara y quisiera fingir lo contrario todo el tiempo. Y aquellos labios que susurraban pensamientos secretos estaban tan cerca… Incluso si le besaba, él no recordaría nada a la mañana siguiente… Claro que solo era una idea ridícula. Ella no iba a besarle. No era su estilo aprovecharse de policías desarmados e indefensos. Rió ante lo divertido de la situación. ¿Y si se atreviera…? Un beso pequeño. Un roce para comprobar que el paraíso que la había hecho sentir bajo la lluvia, existía. El nunca lo sabría. Se odió por planteárselo. Bueno, tampoco era para exagerar… No era como si le violara, ¿verdad? Armándose de valor, rozó con sus labios los del hombre. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Vaya… No recordaba que sería así…
Estaba a punto de apartarse cuando de pronto, la boca de Nick encontró la suya en la oscuridad. Fue algo inesperado. _____ no pretendía que la cosa se prolongara demasiado, pero cuando sus lenguas se encontraron, no pudo controlarlo… Después de unos segundos, se separó para tomar aire. Escuchó atentamente su respiración. El seguía plácidamente dormido… Gracias a Dios. No quería ni pensar en tener que ofrecerle una explicación sobre lo que acababa de suceder. La mano que Nick había deslizado por su espalda subió hasta su cuello y se enredó en su cabello. Sintió las yemas de sus dedos en su nuca, dibujando lentos círculos que estaban a punto de hacerla perder el conocimiento.
- Eres tan hermosa…
¿Qué…? ¿Hablaba con ella? _____ parpadeó, en parte molesta porque él la confundiera con la mujer que en sus sueños deseaba estrechar entre sus brazos. Por supuesto, no era ella. Pero era tan agradable sentir aquellos brazos fuertes rodeándola.
- Tan hermosa…
_____ lo dejó estar. Le perdonó la confusión a cambio de permanecer en el refugio de su pecho unos minutos más. Y antes de que pudiera darse cuenta, también ella se había dormido.
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Jojo está larguin :3 Enjoy it ;)
Catherine
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
oooooooooooooooooooooooooooooohhh yo quieroooooo uno asiiii
jejejeje siguelaa porfaaaaa
jejejeje siguelaa porfaaaaa
chelis
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
oooo yo quieroooo !!! Siiigueelaaa please :D Amoo los capiiis
Florjudith96
Re: Peligrosa Relación (Adaptacion Nick & tu)
Nueva Lectoraaaaaaaaaaaaaaaaaa =) :O:O:O Siguelaaa pronto =)
stefa2580
Página 5 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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