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Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
Nombre: Nick, el Orgulloso
Autor: Sandra Marton
Adaptación: Si.
Género: Drama, Romance & un poco Hot.
Advertencias: Por mi parte Ninguna.
Otras Páginas: No, que yo sepa.
Nick, el orgulloso
Tn______ Reyes Viera quedó prendada de la potente masculinidad de Nick y termino embarazada y sola. No le quedo más que remedio que aceptar la vergüenza de regresar a su casa en una pequeña ciudad de Brasil...
Nick Jonas, experto en inversiones, tuvo que viajar a Brasil para comprar un enorme rancho por encargo de su padre. Una vez allí, se entero de que el rancho en cuestión perteneció a la familia de Tn_____, la única mujer a la que no había podido olvidar... Sin embargo, poco quedaba de la modelo profecional que el conoció en Nueva York. Además, no tardó en descubrir que Tn_____ no estaba sola. La acompañaba un niño de cabello oscuro del que era madre...
Sólo pensaba en reclamar a su hijo...
La sigo??
Última edición por ~★~PatuJonasDeLerman~♥~ el Mar 21 Feb 2012, 4:42 pm, editado 2 veces (Razón : cerrarlo)
MichelleWilliams♥JB
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
HI NUEVA LECTORAA WAAA LA NOVE STA RE BUENAA SEGUILAAA PLZZZ
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
raqel d' Jonas(NJJ<3 escribió:HI NUEVA LECTORAA WAAA LA NOVE STA RE BUENAA SEGUILAAA PLZZZ
Bienvenida¡¡¡¡¡
MichelleWilliams♥JB
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
Bienvenida¡nina de jonas ♥ escribió:siguelaaaaaaaaa
MichelleWilliams♥JB
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
Capitulo 1
Nick Jonas estaba en la flor de la vida. Era un hombre rico, poderoso y tremendamente atractivo. Trabajaba mucho, era competitivo en el juego y, en las escasas noches en las que se iba solo a la cama, dormía profundamente hasta la mañana siguiente.
Aquella noche no era la exepción. Estaba soñando. En su sueño, caminaba lentamente a lo largo de una estrecha calle que conducía a una casa. Apenas podía verla por la espesa niebla que lo cubría todo, pero allí estaba. Sus pasos se aminoraron. Aquél era el último lugar de la tierra en el que deseaba esta. Una casa en una zona residencial. Un monovolumen aparcado frente al garaje. Un perro. Un gato. Dos niños.
Y una esposa. Una mujer, la misma para siempre...
Nick se sentó en la cama de un saltó tratando de respirar. Un temblor cubrió su grande y musculoso cuerpo. Dormía desnudo y mantenía las ventanas abiertas incluso en aquella fechas, a principios de otoño. A pesar de todo, tenía la piel cubierta de sudor.
Un sueño. Sólo había sido eso. Una pesadilla producida, tal vez, por las ostras que había tomado la noche anterior. O por la copa de coñac justo antes de irse a la cama. O... Se echó de nuevo a temblar. Había vuelto a revivir un recuerdo de hacía mucho tiempo, de lo que ocurrio cuándo tenía dieciocho años y era tan sólo un estúpido enamorado.
Lo que él había pensado estar enamorado.
Había estado saliendo muchos meses con Teresa D´Angelo sin tocarla. Cuándo lo hizo por fin, una caricia llevó a otra y esa otra a más y esa última a otra... y ella le dio una noticia que estubo apunto de hacerle caer de rodillas.
-Estoy embarazada, Nick - le susurró entre lágrimas.
El se quedó atónito. Era muy joven, sí, pero sabía lo suficiente para utilizar preservativos. Sin embargo, la amaba. Teresa lloraba entre sus brazos y no hacía más que decir que él le había arruinado su vida. Que tenía que casarse con ella.
Nick lo habría hecho. Habría cumplido como hombre. Sin embargo, el destino, o la suerte, o como se quiera llamarlo, había decidido intervenir. Sus hermanos se dieron cuenta de que estaba muy retraído. Lo sentaron, le dieron cerveza suficiente para que se relajara un poco y, entonces, sin andarse por las ruedas, Joe le preguntó que le pasaba.
Nick les habló de su chica. Los tres hermanos, Joe, Kevin y Frankke se miraron los unos a los otro, lo miraron a él y le preguntarón si había perdido el juicio. Si había utilizado un preservativo,
¿cómo era posible que ella se hubiera quedado embarazada? Teresa tenía que estar mientiendo.
Nick se abalanzo sobre Frankke porque fue él quien lo dijo primero. Cuándo Joe y Kevin lo repitieron, se abalanzó también sobre ellos. Entonces, Frankke lo inmovilizó con una llave.
-La amo, maldita sea - dijo Nick -. ¿Me oís? La amo y ella me ama mí.
-Ama tu dinero -le espetó Joe. Por primera vez en muchos días. Nick soltó una carcajada.
-¿Qué dinero?
Frankke lo soltó. Kevin señaló que la chica no sabía que estaba forrado. Que los cuatro hermanos Jonas habían rechazado el dinero y el poder de su padre, junto a lo que ambas cosas suponían.
-Pregunta por ahí -dijo Frankke, el mayor de todos-. Entérate de de con cuántos tíos a estado.
Nick volvió a abalanzarse sobre él. Joe y Kevin lo sujetaron.
-Usa la cabeza- le soltó Joe-, y no esa verga que tienes entre los pantalones.
Kevin asintió.
-Y dile que quieres que se haga la prueba de paternidad.
-Ella no me mentiría -protestó Nick-. Me ama.
-Dile que quieres hacerte la maldita prueba -gruño Kevin-. O se lo diremos nosotros en tu nombre.
Nick sabía perfectamente a lo que se refería Kevin. Entonces, de pedirle disculpas, le pidió la prueba a Teresa. Las lágrimas de la muchacha dieron paso a la furia. Le dedicó todos los insultos que habían en el Diccionario y no volvió a tener noticias de ella.Sí. Ella le rompió el corazón, pero también le enseño una lección que aún seguía turbandolo cuando menos se lo esperaba.
Como en aquel rídiculo sueño.
Respiró profundamente y volvió a reclinarse sobre las almohadas con las manos por detrás de la cabeza.
¿Matrimonio? ¿Una esposa? ¿Hijos? Ni hablar. Después de muchos años tratando de decidir que hacía con su vida, de estar apunto de perderla en un par de lugares a los que ningún hombre en sus cabales hubiera ido, había conseguido por fin encontrar su sitio. En aquel momento, tenía todo lo que un hombre pudiera desear: un ático en el que el sol de mañana entraba a raudales por la claraboya que había justo debajo de su cama. Un Ferrari colo rojo cereza. Un avión privado.
Y mujeres.
Una pícara sonrisa ilumino su masculino y hermoso rostro.
Más mujeres de las que un hombre pudiera ocuparse y todas ellas muy hermosas, sensuales y lo bastante inteligentes cómo para saber que no podrían alcanzar con él algo más permamente que una relación de pocos meses de duración.
En aquellos momentos, no estaba con nadie. <>, según lo había definido Frankke. Cierto. Y disfrutando de cada instante. Cómo con la rubia de la fiesta benéfica de la semana anterior. Nick había creído que se trataría de una aburrida reunión social. Ya ni siquiera se acordaba de cual era la causa de dicha fiesta. Jonas Brothers Investmenst había comprado cuatro entradas, pero sólo uno de los hermanos había asistido. Kevin, muy elegantemente, había dicho que le tocaba a él.
Por lo tanto, Nick se había duchado y se había cambiado en el baño privado de su despacho, se había dirigido en un taxi al Waldorf imaginándose que con estrechar unas cuantas manos y tomarse una copa de vino no muy bueno, siempre era así a pesar de que en esa ocasión la entrada costara cinco mil dólares, sería suficiente.
Entonces, había notado que alguien lo estaba observando. Se trataba de una rubia espectacular. Largas piernas. Cabello brillante. Sensual sonrisa y suficiente escote para perderse en él.
Nick se abrió paso entre los asistentes y se presentó. Tras unos minutos de conversación, la dama fue al grano.
-Hay mucho ruido aquí - ronroneó.
Nick respondió que, efectivamente, así era y le sugirió que por qué no se iban a un lugar más tranquilo en el que pudieran hablar. Sin embargo, lo que ocurrió en el taxi no tuvo nada que ver con una conversación. Carin o Carla, o cómo se llamara la rubia en cuestión,no había pedido el tiempo en tirársele encima. Cuándo llegaron a su apartamento, los dos estaban tan calientes, que apenas consiguieron entrar por la puerta...
Apartó las sábanas de su cama y se levantó. Se dirigió al cuarto de baño. Tenía el número de teléfono de la rubia, pero no lo utilizaría aquella noche, tenía una cita con una perriloja muy mona. En cuanto al sueño...
Ridículo.
Todo eso había ocurrido casi quince años atrás. Por fin había comprendido que no estaba enamorado de la chica que había afirmado estar embarazada de él y debía estarle muy agradecido por enseñarle una lección tan importante.
Cuándo uno se lleva una mujer a la cama, se dejan los pantalones en el suelo, no el sentido común.
Inclinó un poco la cabeza hacía un lado y cerró los ojos azules. Dejó que el agua le enjuagara el champú de su cabello, que era negro casi cómo la noche. Ninguna mujer, por hermosa que fuera, merecía una implicación mayor que lo que ocurría entre las sábanas.
Sin previo aviso, un recuerdo le acudió el pensamiento. Una mujer. Con ojos del color Café. Con el cabello de tantas tonalidades de rubio que parecía que el sol había quedado atrapado entre sus mechones. Una boca suave y rosada que sabía a miel...
Frunció el ceño y cerró el grifo. Mientras agarraba una toalla, se preguntó que diablos le ocurría aquella mañana. En primer lugar, aquel alocado sueño. Luego aquello.
Tn_______ Reyes. Resultaba increíble cómo se acordaba de su nombre y que no le ocurriera lo mismo con el nombre de la mujer con la que había estado la noche anterior, sobre todo por que hacía un año desde la última vez que vio a Tn________.
Un año y dos meses. Y, sí, veinticuatro días.
Lanzó un bufido.
Eso le venía por la habilidad que tenía con los números. Eso le venía muy bien en el trabajo que realizaba en Jonas Brothers, pero también le hacía recordar cosas innecesarias.
Se vistió rápidamente con una camisa de la Universidad de Nueva York muy usada y un par de pantalones de la misma universidad y prácticamente en el mismo estado y bajó la escalera que llevaba a la planta baja de su ático. Recorrió las estancias de la casa hasta que llego a su gimnasio. En realidad, no era nada del otro mundo. Sólo tenía un Nautilus, unas pesas y unas cinta de correr. Únicamente lo utilizaba cuándo el tiempo le impedía ir a correr en Central Park, pero, aquella mañana, a pesar del sol, sabía que necesitaba algo más que correr ocho kilómetros si quería sacarse del pensamiento un par de fantasmas del pasado. Además, era sábado. Podía permitirse tiempo extra.
Cuando terminó, se paso un par de horas navegando por Internet examinando sitios en los que se realizaran subastas de Ferraris. Quería ver si había algo que se acercara al Ferrari Berlinetta 250GT <> de 1958 que estaba buscando. Hace una año había escuchado que se iba a poner a la venta en Gstaad y había pensado ir allá, pero algo había ocurrido.
Las manos se le quedaron inmóviles sobre el teclado. Tn_______ Reyes. Eso era lo que había ocurrido. La había conocido y se le había olvidado todo lo demás.
-Maldita sea- dijo Nick. Dos veces aquel día. No tenía ningún sentido. Ella era historia.
Decidió que ya había pasado bastante tiempo sentado. Apagó su ordenador, se puso otros pantalones cortos y otra camiseta y salió a correr.
El hecho de haber conseguido despertar sus endorfinas fue suficiente. Regresó a casa sintiéndose mucho mejor. La situación mejoró aún más cuando Kevin lo llamó por teléfono para decirle que acababa de conseguir el trato con el banco francés que llevaban tanto tiempo persiguiendo. Kevin ya había llamado a Frankke y a Joe. ¿Le apetecía tomar a bajar algo a su lugar favorito, The Bar The en Chelsea?
Cuando los hermanos se separaron, resultaba difícil recordar lo mal que habían pasado el día. Desgraciadamente, su buen humor desapareció cuando su madre lo llamó. Nick la quería con todo su corazón y ni siquiera sus preguntas de siempre sobre si llevaba una vida ordenada, si comía bien y si había encontradouna buena chica Italiana a la que invitar a cenar, lograron apagar el placer que sintió al escuchar su voz.
Aquello lo consiguió el mensaje que ella le transmitió.
-Nick, figlio mio, tu padre desea que Kevin y tú vengáis a desayunar mañana.
Nick sabía lo que eso significaba. Su padre llevaba tiempo con un estado de ánimo algo extraño. No dejaba de hablar de la edad y de la muerte, como si la de la guadaña estuviera ya llamando a su puerta. Nick suponía que se trataría de otra interminable letanía sobre abogados, contables y cajas de seguridad en los bancos, como si sus hijos fueran a tocar un centavo de su dinero cuando él se hubiera marchado.
Su madre sabía lo que pensaba él y todos sus hermanos. Sólo Demi & Selena, las hermanas, y ellas seguían creyendo el cuento de que su padre era un empresario en vez del don que en realidad era.
-Nick- dijo su madre-, te prepararé el pesto fritta que tanto te gusta...
Nick hizo un gesto de aprensión con los ojos. Detestaba el olor y el sabor del pesto, pero ¿cómo podía decírcelo a su madre sin herir sus sentimientos? Sospechaba que ésa era precisamente la razón de que Paul enviara aquella clase de invitaciones a través de su esposa.
Por lo tanto, suspiró y afirmó que allí estaría.
-Con Kevin. A las ocho en punto. Lo llamas tú, caro?
Este hecho al menos le hizo reír.
-Claro, mamá. Estoy seguro de que Kevin estará encantado.
Esa era la razón de que el domingo por la mañana cuando el resto de Manhattan estaba aún dormido, Nick entrara en la casa que los Jonas tenían en lo que una vez había sido Littke Italy y que ahora fuera una parte muy de moda de Greebwich Village.
Kevin había llegado antes que él.
Miley ya lo había sentado en la amplia mesa de la cocina dónde se habían tomado tantas comidas como famiglia. Sobre la mesa había innumerables platos de comida y Kevin, que no tenía un aspecto demasiado malo para haberse pasado toda la noche de fiesta con él, la perriloja y una rubia que era amiga de aquélla y que la perriloja había encontrado después de que Nick la llamara para decirle que su hermano necesitaba compañía para alegrarse. Efectivamente,considerando todo lo ocurrido la noche anterior, Kevin tenía un aspecto bastante bueno.
Kevin miró a Nick a los ojos y pronunció algo que este último supuso que quería decir <>. Nick le respondió del mismo modo.
Se había pasado toda la noche anteriro moviéndose con la perriloja, primero en una discoteca y luego en la cama de ella. Había sido una noche muy larga. Se había divertido mucho, había fornicado mucho... Durante aquellos momentos, el cuerpo había estado a lo suyo, pero la cabeza había estado en otra parte. Se había despertado en su propia cama, dado que nunca pasaba la noche en la cama de una mujer, con un terrible dolor de cabeza y sin muchas ganas de hablar.
Ni de comer la frittata que su madre acababa de poner delante.
-Mangia-le ordenó su progenitora.
Nick se echó a temblar, A pesar de todo, tomó el tenedor.
Los hermanos estaban ya son su segunda taza de expreso cuando Felipe, el lugarteniente de Paul, entró en la cocina.
-Tu padre quiere verte ahora.
Nick y Kevin se pusieron de pie, pero Felipe negó con la cabeza.
-Juntos no. De uno en una. Kevin, tú eres el primero.
Kevin esbozó una tensa sonrisa y musitó algo sobre los privilegios de los papas y los reyes. Nick sonrió y le dijo que se divirtiera.
Cuando miró el plato, vió que tenía otra frittata encima. Se la comió junto con otra taza de café. Después, comenzó a tratar de eludir los ofrecimientos de su madre. ¿Un poco de queso? ¿Unos boscotti? Tenía la rosca de pan que tanto le gustaba, de Cellini´s.
Nick le aseguró que no tenía hambre y, sin que ella se diera cuenta, miró su reloj. Se fue enojando cada vez más. Después de cuarenta minutos, se levantó de la mesa.
-Mamá, me temo que tengo cosas que hace. Por favor, dile a papá que...
El hombre de confianza de su oadre volvió a aparecer en la puerta.
-Tu padre te verá ahora.
-Qué bien adiestrado-comentó Nick-. Igual que un perrito faldero.
Felipe no dijo nada, pero la mirada que se le reflejo en los ojos resultó fácil de interpretar. Nick volvió a sonreír.
-Lo mismo te digo-dijo mientras se dirijía al despacho de su padre.
La sala tenía el mismo aspecto de siempre. Grande. Oscura. Amueblada con mal gusto y con abundantes pinturas de santos y de madonnas que colgaban de las paredes. Unas pesadas cortinas tapaban las puertas de acceso al jardín.
Paul, que estaba sentado en su sillón como si fuera un trono, le indicó a Felipe que se marchara.
-Y cierra la puerta-dijo, con voz enroquecida por décadas de fumar puros.
Nick tomó asiento en una de sus butacas que había al otro lado del escritorio con las largas piernas extendidas y con los brazos cruzados. Iba vestido con un Jersey azul marino de manga larga y unos vaqueros. En los pies llevaba unas zapatillas de deportes muy usadas. A su padre nunca le habían gustado esa clase de prendas, razón por las cual Nick se las ponía.
-Nick.
-Padre.
-Gracias por venir.
-Tú me has llamado ¿Qué es lo que quieres?
Paul suspiró, sacudió la cabeza y dejó las manos de manicura perfecta sobre la mesa
-¿Cómo te encuentras, padre? ¿Que hay de nuevo en tu vida, padre? ¿Has echo algo interesante últimamente, padre-le preguntó con las pobladas cejas completamente levantadas-. ¿Eres incapaz de mostrarte educado en la conversación?
-Sé cómo te sientes, padre. Estás como un toro, a pesar de que estás seguro de que la muerte pronto va a llamar a tu puerta. Y digamos que prefiero no saber lo que pueda haber de nuevo en tu vida-replicó Nick con una fría sonrisa-. Además, si has hecho algo interesante últimamente, tal vez deberías entretener a los federales contándoselos a ellos y no amí.
Paul soltó una carcajada.
-Tienes un buen sentido de humor, hijo mío.
-Pero no mucha paciencia, así que tú dirás. ¿Qué es lo que quieres? ¿Me das a dar otra sesión de <>? Porque, si es así...
-No se trata de eso.
-Directo al grano. Me has dejado impresionado. Por supuesto, tan impresionado como lo puedo estar, viniendo de alguien como tú.
Paul se sonrojó.
-Dos de mis hijos me insultan en una misma mañana. Soy yo quien está impresionado.
Nick sonrió.
-Supongo que tu conversación con Kevin fue tan agradable, que decidió marcharse por la puerta del jardín para no tener que pasar ni un minutos más debajo de tu techo.
-Nick, ¿crees que podrías concederme tiempo para hablar?
Vaya, vay. Un nuevo enfoque. No había ladridos. Ni órdenes. Más bien un tono de voz que rayaba la buena educación. Eso no cambiaba nada, pero Nick sintió curiosidad.
-Claro-replicó cortésmente. Consultó el reloj y luego miró a los ojos a su padre-. ¿Qué te parece cinco minutos?
Paul apretó la mandíbula, pero guardó silencio. Entonces, abrió un cajón de su escritorio, sacó una carpeta y se la ofreció a su hijo.
-Eres un inversor de éxito. ¿no es así, figlío mío? Échale un vistazo a eso y dime qué te parece.
Maldita sea. Otra sorpresa. Aquello era lo más cercano que su padre había estado de ofrecerle un cumplido. Muy inteligente. Su padre sabía que, después de aquello, él no podría resistirse a abrir la carpeta.
En el interior de la misma, había un grueso montón de papeles. Lo que vió en la primera página le sorprendio.
-Esto tiene que ver con un rancho-dijo, tras levantar la mirada.
-No se trata sólo de un rancho,sino también sobre Viera y Filho. Viera e hijo. Es el nombre de una enorme fazenda en Brasil.
-¿En Brasil?- repitió Nick, sin comprender.
-Sí-respondió su padre-.Supongo que habrás oído de ese lugar.
-Muy gracioso.
-El rancho tiene más de cuatro mil hectaréas.
-¿Y?
-Y yo deseo comprarlo-dijo Paul, encogiéndose de hombros como si nada.
Nick miró fijamente a su padre. Paul era dueño de una empreza de limpieza. De una constructora. De una inmobilaria. ¿Pero de un rancho?
-¿Por qué diablos lo quieres comprar?
-Según esos documentos, es una buena inversión.
-También lo es Empire State Building.
-Conozco al dueño-comentó Paul sin prestar atención a la comparación de Nick-. Juan Viera. Bueno, lo conocía hace algunos año.s Tuvimos... Hicimos algunos negocios.
Nick se hecho a reír.
-De eso estoy seguro.
-Vino a pedirme un préstamo, pero yo lo rechacé.
-¿Y?
-Ahoraestá enfermo y me siento culpable. Debería... ¿Te divierte este asunto?
-¿El hecho de que tú te sientas culpable? Vanga ya, padre. Soy yo, no Selena y Demi. Tú no conoces el significado de esa palabra.
-Viera se está muriendo. Su único hijo, Arturo, heredará la finca. Ese chico es un inútil. El rancho lleva doscientos años en la familia Viera, pero Arturo lo va a perder todo de un modo u otro, antes de que el cadáver de Viera esté frío en su tumba.
Lo siento por tardarme tanto :) pero aquí les dejo su cap, mañana les subo más :)
Nick Jonas estaba en la flor de la vida. Era un hombre rico, poderoso y tremendamente atractivo. Trabajaba mucho, era competitivo en el juego y, en las escasas noches en las que se iba solo a la cama, dormía profundamente hasta la mañana siguiente.
Aquella noche no era la exepción. Estaba soñando. En su sueño, caminaba lentamente a lo largo de una estrecha calle que conducía a una casa. Apenas podía verla por la espesa niebla que lo cubría todo, pero allí estaba. Sus pasos se aminoraron. Aquél era el último lugar de la tierra en el que deseaba esta. Una casa en una zona residencial. Un monovolumen aparcado frente al garaje. Un perro. Un gato. Dos niños.
Y una esposa. Una mujer, la misma para siempre...
Nick se sentó en la cama de un saltó tratando de respirar. Un temblor cubrió su grande y musculoso cuerpo. Dormía desnudo y mantenía las ventanas abiertas incluso en aquella fechas, a principios de otoño. A pesar de todo, tenía la piel cubierta de sudor.
Un sueño. Sólo había sido eso. Una pesadilla producida, tal vez, por las ostras que había tomado la noche anterior. O por la copa de coñac justo antes de irse a la cama. O... Se echó de nuevo a temblar. Había vuelto a revivir un recuerdo de hacía mucho tiempo, de lo que ocurrio cuándo tenía dieciocho años y era tan sólo un estúpido enamorado.
Lo que él había pensado estar enamorado.
Había estado saliendo muchos meses con Teresa D´Angelo sin tocarla. Cuándo lo hizo por fin, una caricia llevó a otra y esa otra a más y esa última a otra... y ella le dio una noticia que estubo apunto de hacerle caer de rodillas.
-Estoy embarazada, Nick - le susurró entre lágrimas.
El se quedó atónito. Era muy joven, sí, pero sabía lo suficiente para utilizar preservativos. Sin embargo, la amaba. Teresa lloraba entre sus brazos y no hacía más que decir que él le había arruinado su vida. Que tenía que casarse con ella.
Nick lo habría hecho. Habría cumplido como hombre. Sin embargo, el destino, o la suerte, o como se quiera llamarlo, había decidido intervenir. Sus hermanos se dieron cuenta de que estaba muy retraído. Lo sentaron, le dieron cerveza suficiente para que se relajara un poco y, entonces, sin andarse por las ruedas, Joe le preguntó que le pasaba.
Nick les habló de su chica. Los tres hermanos, Joe, Kevin y Frankke se miraron los unos a los otro, lo miraron a él y le preguntarón si había perdido el juicio. Si había utilizado un preservativo,
¿cómo era posible que ella se hubiera quedado embarazada? Teresa tenía que estar mientiendo.
Nick se abalanzo sobre Frankke porque fue él quien lo dijo primero. Cuándo Joe y Kevin lo repitieron, se abalanzó también sobre ellos. Entonces, Frankke lo inmovilizó con una llave.
-La amo, maldita sea - dijo Nick -. ¿Me oís? La amo y ella me ama mí.
-Ama tu dinero -le espetó Joe. Por primera vez en muchos días. Nick soltó una carcajada.
-¿Qué dinero?
Frankke lo soltó. Kevin señaló que la chica no sabía que estaba forrado. Que los cuatro hermanos Jonas habían rechazado el dinero y el poder de su padre, junto a lo que ambas cosas suponían.
-Pregunta por ahí -dijo Frankke, el mayor de todos-. Entérate de de con cuántos tíos a estado.
Nick volvió a abalanzarse sobre él. Joe y Kevin lo sujetaron.
-Usa la cabeza- le soltó Joe-, y no esa verga que tienes entre los pantalones.
Kevin asintió.
-Y dile que quieres que se haga la prueba de paternidad.
-Ella no me mentiría -protestó Nick-. Me ama.
-Dile que quieres hacerte la maldita prueba -gruño Kevin-. O se lo diremos nosotros en tu nombre.
Nick sabía perfectamente a lo que se refería Kevin. Entonces, de pedirle disculpas, le pidió la prueba a Teresa. Las lágrimas de la muchacha dieron paso a la furia. Le dedicó todos los insultos que habían en el Diccionario y no volvió a tener noticias de ella.Sí. Ella le rompió el corazón, pero también le enseño una lección que aún seguía turbandolo cuando menos se lo esperaba.
Como en aquel rídiculo sueño.
Respiró profundamente y volvió a reclinarse sobre las almohadas con las manos por detrás de la cabeza.
¿Matrimonio? ¿Una esposa? ¿Hijos? Ni hablar. Después de muchos años tratando de decidir que hacía con su vida, de estar apunto de perderla en un par de lugares a los que ningún hombre en sus cabales hubiera ido, había conseguido por fin encontrar su sitio. En aquel momento, tenía todo lo que un hombre pudiera desear: un ático en el que el sol de mañana entraba a raudales por la claraboya que había justo debajo de su cama. Un Ferrari colo rojo cereza. Un avión privado.
Y mujeres.
Una pícara sonrisa ilumino su masculino y hermoso rostro.
Más mujeres de las que un hombre pudiera ocuparse y todas ellas muy hermosas, sensuales y lo bastante inteligentes cómo para saber que no podrían alcanzar con él algo más permamente que una relación de pocos meses de duración.
En aquellos momentos, no estaba con nadie. <
Por lo tanto, Nick se había duchado y se había cambiado en el baño privado de su despacho, se había dirigido en un taxi al Waldorf imaginándose que con estrechar unas cuantas manos y tomarse una copa de vino no muy bueno, siempre era así a pesar de que en esa ocasión la entrada costara cinco mil dólares, sería suficiente.
Entonces, había notado que alguien lo estaba observando. Se trataba de una rubia espectacular. Largas piernas. Cabello brillante. Sensual sonrisa y suficiente escote para perderse en él.
Nick se abrió paso entre los asistentes y se presentó. Tras unos minutos de conversación, la dama fue al grano.
-Hay mucho ruido aquí - ronroneó.
Nick respondió que, efectivamente, así era y le sugirió que por qué no se iban a un lugar más tranquilo en el que pudieran hablar. Sin embargo, lo que ocurrió en el taxi no tuvo nada que ver con una conversación. Carin o Carla, o cómo se llamara la rubia en cuestión,no había pedido el tiempo en tirársele encima. Cuándo llegaron a su apartamento, los dos estaban tan calientes, que apenas consiguieron entrar por la puerta...
Apartó las sábanas de su cama y se levantó. Se dirigió al cuarto de baño. Tenía el número de teléfono de la rubia, pero no lo utilizaría aquella noche, tenía una cita con una perriloja muy mona. En cuanto al sueño...
Ridículo.
Todo eso había ocurrido casi quince años atrás. Por fin había comprendido que no estaba enamorado de la chica que había afirmado estar embarazada de él y debía estarle muy agradecido por enseñarle una lección tan importante.
Cuándo uno se lleva una mujer a la cama, se dejan los pantalones en el suelo, no el sentido común.
Inclinó un poco la cabeza hacía un lado y cerró los ojos azules. Dejó que el agua le enjuagara el champú de su cabello, que era negro casi cómo la noche. Ninguna mujer, por hermosa que fuera, merecía una implicación mayor que lo que ocurría entre las sábanas.
Sin previo aviso, un recuerdo le acudió el pensamiento. Una mujer. Con ojos del color Café. Con el cabello de tantas tonalidades de rubio que parecía que el sol había quedado atrapado entre sus mechones. Una boca suave y rosada que sabía a miel...
Frunció el ceño y cerró el grifo. Mientras agarraba una toalla, se preguntó que diablos le ocurría aquella mañana. En primer lugar, aquel alocado sueño. Luego aquello.
Tn_______ Reyes. Resultaba increíble cómo se acordaba de su nombre y que no le ocurriera lo mismo con el nombre de la mujer con la que había estado la noche anterior, sobre todo por que hacía un año desde la última vez que vio a Tn________.
Un año y dos meses. Y, sí, veinticuatro días.
Lanzó un bufido.
Eso le venía por la habilidad que tenía con los números. Eso le venía muy bien en el trabajo que realizaba en Jonas Brothers, pero también le hacía recordar cosas innecesarias.
Se vistió rápidamente con una camisa de la Universidad de Nueva York muy usada y un par de pantalones de la misma universidad y prácticamente en el mismo estado y bajó la escalera que llevaba a la planta baja de su ático. Recorrió las estancias de la casa hasta que llego a su gimnasio. En realidad, no era nada del otro mundo. Sólo tenía un Nautilus, unas pesas y unas cinta de correr. Únicamente lo utilizaba cuándo el tiempo le impedía ir a correr en Central Park, pero, aquella mañana, a pesar del sol, sabía que necesitaba algo más que correr ocho kilómetros si quería sacarse del pensamiento un par de fantasmas del pasado. Además, era sábado. Podía permitirse tiempo extra.
Cuando terminó, se paso un par de horas navegando por Internet examinando sitios en los que se realizaran subastas de Ferraris. Quería ver si había algo que se acercara al Ferrari Berlinetta 250GT <
Las manos se le quedaron inmóviles sobre el teclado. Tn_______ Reyes. Eso era lo que había ocurrido. La había conocido y se le había olvidado todo lo demás.
-Maldita sea- dijo Nick. Dos veces aquel día. No tenía ningún sentido. Ella era historia.
Decidió que ya había pasado bastante tiempo sentado. Apagó su ordenador, se puso otros pantalones cortos y otra camiseta y salió a correr.
El hecho de haber conseguido despertar sus endorfinas fue suficiente. Regresó a casa sintiéndose mucho mejor. La situación mejoró aún más cuando Kevin lo llamó por teléfono para decirle que acababa de conseguir el trato con el banco francés que llevaban tanto tiempo persiguiendo. Kevin ya había llamado a Frankke y a Joe. ¿Le apetecía tomar a bajar algo a su lugar favorito, The Bar The en Chelsea?
Cuando los hermanos se separaron, resultaba difícil recordar lo mal que habían pasado el día. Desgraciadamente, su buen humor desapareció cuando su madre lo llamó. Nick la quería con todo su corazón y ni siquiera sus preguntas de siempre sobre si llevaba una vida ordenada, si comía bien y si había encontradouna buena chica Italiana a la que invitar a cenar, lograron apagar el placer que sintió al escuchar su voz.
Aquello lo consiguió el mensaje que ella le transmitió.
-Nick, figlio mio, tu padre desea que Kevin y tú vengáis a desayunar mañana.
Nick sabía lo que eso significaba. Su padre llevaba tiempo con un estado de ánimo algo extraño. No dejaba de hablar de la edad y de la muerte, como si la de la guadaña estuviera ya llamando a su puerta. Nick suponía que se trataría de otra interminable letanía sobre abogados, contables y cajas de seguridad en los bancos, como si sus hijos fueran a tocar un centavo de su dinero cuando él se hubiera marchado.
Su madre sabía lo que pensaba él y todos sus hermanos. Sólo Demi & Selena, las hermanas, y ellas seguían creyendo el cuento de que su padre era un empresario en vez del don que en realidad era.
-Nick- dijo su madre-, te prepararé el pesto fritta que tanto te gusta...
Nick hizo un gesto de aprensión con los ojos. Detestaba el olor y el sabor del pesto, pero ¿cómo podía decírcelo a su madre sin herir sus sentimientos? Sospechaba que ésa era precisamente la razón de que Paul enviara aquella clase de invitaciones a través de su esposa.
Por lo tanto, suspiró y afirmó que allí estaría.
-Con Kevin. A las ocho en punto. Lo llamas tú, caro?
Este hecho al menos le hizo reír.
-Claro, mamá. Estoy seguro de que Kevin estará encantado.
Esa era la razón de que el domingo por la mañana cuando el resto de Manhattan estaba aún dormido, Nick entrara en la casa que los Jonas tenían en lo que una vez había sido Littke Italy y que ahora fuera una parte muy de moda de Greebwich Village.
Kevin había llegado antes que él.
Miley ya lo había sentado en la amplia mesa de la cocina dónde se habían tomado tantas comidas como famiglia. Sobre la mesa había innumerables platos de comida y Kevin, que no tenía un aspecto demasiado malo para haberse pasado toda la noche de fiesta con él, la perriloja y una rubia que era amiga de aquélla y que la perriloja había encontrado después de que Nick la llamara para decirle que su hermano necesitaba compañía para alegrarse. Efectivamente,considerando todo lo ocurrido la noche anterior, Kevin tenía un aspecto bastante bueno.
Kevin miró a Nick a los ojos y pronunció algo que este último supuso que quería decir <
Se había pasado toda la noche anteriro moviéndose con la perriloja, primero en una discoteca y luego en la cama de ella. Había sido una noche muy larga. Se había divertido mucho, había fornicado mucho... Durante aquellos momentos, el cuerpo había estado a lo suyo, pero la cabeza había estado en otra parte. Se había despertado en su propia cama, dado que nunca pasaba la noche en la cama de una mujer, con un terrible dolor de cabeza y sin muchas ganas de hablar.
Ni de comer la frittata que su madre acababa de poner delante.
-Mangia-le ordenó su progenitora.
Nick se echó a temblar, A pesar de todo, tomó el tenedor.
Los hermanos estaban ya son su segunda taza de expreso cuando Felipe, el lugarteniente de Paul, entró en la cocina.
-Tu padre quiere verte ahora.
Nick y Kevin se pusieron de pie, pero Felipe negó con la cabeza.
-Juntos no. De uno en una. Kevin, tú eres el primero.
Kevin esbozó una tensa sonrisa y musitó algo sobre los privilegios de los papas y los reyes. Nick sonrió y le dijo que se divirtiera.
Cuando miró el plato, vió que tenía otra frittata encima. Se la comió junto con otra taza de café. Después, comenzó a tratar de eludir los ofrecimientos de su madre. ¿Un poco de queso? ¿Unos boscotti? Tenía la rosca de pan que tanto le gustaba, de Cellini´s.
Nick le aseguró que no tenía hambre y, sin que ella se diera cuenta, miró su reloj. Se fue enojando cada vez más. Después de cuarenta minutos, se levantó de la mesa.
-Mamá, me temo que tengo cosas que hace. Por favor, dile a papá que...
El hombre de confianza de su oadre volvió a aparecer en la puerta.
-Tu padre te verá ahora.
-Qué bien adiestrado-comentó Nick-. Igual que un perrito faldero.
Felipe no dijo nada, pero la mirada que se le reflejo en los ojos resultó fácil de interpretar. Nick volvió a sonreír.
-Lo mismo te digo-dijo mientras se dirijía al despacho de su padre.
La sala tenía el mismo aspecto de siempre. Grande. Oscura. Amueblada con mal gusto y con abundantes pinturas de santos y de madonnas que colgaban de las paredes. Unas pesadas cortinas tapaban las puertas de acceso al jardín.
Paul, que estaba sentado en su sillón como si fuera un trono, le indicó a Felipe que se marchara.
-Y cierra la puerta-dijo, con voz enroquecida por décadas de fumar puros.
Nick tomó asiento en una de sus butacas que había al otro lado del escritorio con las largas piernas extendidas y con los brazos cruzados. Iba vestido con un Jersey azul marino de manga larga y unos vaqueros. En los pies llevaba unas zapatillas de deportes muy usadas. A su padre nunca le habían gustado esa clase de prendas, razón por las cual Nick se las ponía.
-Nick.
-Padre.
-Gracias por venir.
-Tú me has llamado ¿Qué es lo que quieres?
Paul suspiró, sacudió la cabeza y dejó las manos de manicura perfecta sobre la mesa
-¿Cómo te encuentras, padre? ¿Que hay de nuevo en tu vida, padre? ¿Has echo algo interesante últimamente, padre-le preguntó con las pobladas cejas completamente levantadas-. ¿Eres incapaz de mostrarte educado en la conversación?
-Sé cómo te sientes, padre. Estás como un toro, a pesar de que estás seguro de que la muerte pronto va a llamar a tu puerta. Y digamos que prefiero no saber lo que pueda haber de nuevo en tu vida-replicó Nick con una fría sonrisa-. Además, si has hecho algo interesante últimamente, tal vez deberías entretener a los federales contándoselos a ellos y no amí.
Paul soltó una carcajada.
-Tienes un buen sentido de humor, hijo mío.
-Pero no mucha paciencia, así que tú dirás. ¿Qué es lo que quieres? ¿Me das a dar otra sesión de <
-No se trata de eso.
-Directo al grano. Me has dejado impresionado. Por supuesto, tan impresionado como lo puedo estar, viniendo de alguien como tú.
Paul se sonrojó.
-Dos de mis hijos me insultan en una misma mañana. Soy yo quien está impresionado.
Nick sonrió.
-Supongo que tu conversación con Kevin fue tan agradable, que decidió marcharse por la puerta del jardín para no tener que pasar ni un minutos más debajo de tu techo.
-Nick, ¿crees que podrías concederme tiempo para hablar?
Vaya, vay. Un nuevo enfoque. No había ladridos. Ni órdenes. Más bien un tono de voz que rayaba la buena educación. Eso no cambiaba nada, pero Nick sintió curiosidad.
-Claro-replicó cortésmente. Consultó el reloj y luego miró a los ojos a su padre-. ¿Qué te parece cinco minutos?
Paul apretó la mandíbula, pero guardó silencio. Entonces, abrió un cajón de su escritorio, sacó una carpeta y se la ofreció a su hijo.
-Eres un inversor de éxito. ¿no es así, figlío mío? Échale un vistazo a eso y dime qué te parece.
Maldita sea. Otra sorpresa. Aquello era lo más cercano que su padre había estado de ofrecerle un cumplido. Muy inteligente. Su padre sabía que, después de aquello, él no podría resistirse a abrir la carpeta.
En el interior de la misma, había un grueso montón de papeles. Lo que vió en la primera página le sorprendio.
-Esto tiene que ver con un rancho-dijo, tras levantar la mirada.
-No se trata sólo de un rancho,sino también sobre Viera y Filho. Viera e hijo. Es el nombre de una enorme fazenda en Brasil.
-¿En Brasil?- repitió Nick, sin comprender.
-Sí-respondió su padre-.Supongo que habrás oído de ese lugar.
-Muy gracioso.
-El rancho tiene más de cuatro mil hectaréas.
-¿Y?
-Y yo deseo comprarlo-dijo Paul, encogiéndose de hombros como si nada.
Nick miró fijamente a su padre. Paul era dueño de una empreza de limpieza. De una constructora. De una inmobilaria. ¿Pero de un rancho?
-¿Por qué diablos lo quieres comprar?
-Según esos documentos, es una buena inversión.
-También lo es Empire State Building.
-Conozco al dueño-comentó Paul sin prestar atención a la comparación de Nick-. Juan Viera. Bueno, lo conocía hace algunos año.s Tuvimos... Hicimos algunos negocios.
Nick se hecho a reír.
-De eso estoy seguro.
-Vino a pedirme un préstamo, pero yo lo rechacé.
-¿Y?
-Ahoraestá enfermo y me siento culpable. Debería... ¿Te divierte este asunto?
-¿El hecho de que tú te sientas culpable? Vanga ya, padre. Soy yo, no Selena y Demi. Tú no conoces el significado de esa palabra.
-Viera se está muriendo. Su único hijo, Arturo, heredará la finca. Ese chico es un inútil. El rancho lleva doscientos años en la familia Viera, pero Arturo lo va a perder todo de un modo u otro, antes de que el cadáver de Viera esté frío en su tumba.
Lo siento por tardarme tanto :) pero aquí les dejo su cap, mañana les subo más :)
MichelleWilliams♥JB
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
Lula_Jonas escribió:nueva lectora!
Siguela!
Bienvenida :)!
MichelleWilliams♥JB
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
nueva lectora
se ve buenisima la nove SIGUELA!!!
se ve buenisima la nove SIGUELA!!!
angie.lore6
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
NUEVA LECTORA!!!!!!!!!!
siguela!!!!! es muy buena tu nove :)
siguela!!!!! es muy buena tu nove :)
Ara
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
flor_judith96 escribió:nuevaaaa lectoraaa!! te recomendaree!!!
Bienvenida chica ! :)
MichelleWilliams♥JB
Re: Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
angie.lore6 escribió:nueva lectora
se ve buenisima la nove SIGUELA!!!
Bienvenida :)
MichelleWilliams♥JB
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