rumor has it

– Hansa – gritó el hombre tomando a su hija en sus brazos y tratando de protegerla contra la fuerza de la corriente y las cosas que ésta arrastraba.

Tanto los troncos de los árboles como los materiales de construcciones y las latas de los vehículos se estrellaban contra el cuerpo del hombre que luchaba débilmente por proteger a su pequeña mientras aún era arrastrado por la corriente.

La niña lloraba, abrazándose fuertemente contra el pecho de su padre evitando soltarse por la fuerza del agua. Estaba asustada, su cuerpo dolía y sentía como el agua entraba en sus pulmones, intentando ahogarla. Tosía intentado sacar el agua, pero esta volvía a encontrar el camino dentro de ella.

El hombre logró agarrarse de la superficie de un techo cuya casa aún se mantenía en pie por debajo del agua. Adolorido, empujó a su hija sobre el techo, dejándola levemente a salvo del agua. Respiró profundamente intentando recuperar el aire perdido y se sujetó fuertemente del borde, sin la fuerza necesaria para subir junto con su hija.

–Papá, papá– se volteó asustado ante el llamado, sólo para ver a su hijo mayor siendo llevado por la corriente. Miró a Hansa de nuevo, ella estaba a salvo, besó su frente y se dispuso a soltarse para ir tras su otro hijo, antes de poder hacerlo, se dio cuenta de que su pequeña iba a hacer lo mismo.
–No– gritó sentándola de nuevo en el techo–Quédate aquí – suspiró, miró a los ojos de Hansa y vio el miedo impreso en ellos. Cerró los ojos para contener las lágrimas y la besó en la frente de nuevo – Te amo – luego de eso, se dejó ir esperando alcanzar a su otro hijo.

Hansa miraba como su padre comenzaba a nadar a favor de la corriente, divisó a su hermano mayor unos metros más adelante.

– Papá, Dao– comenzó a llamarlos, gritaba con la esperanza de que alguno la escuchara. Su padre estaba muy concentrado intentando llegar a Dao, en cambio, su hermano, miró a Hansa y luego de nuevo a su padre.
– No, no, devuélvete – le gritó a su padre al ver que se acercaba. Unos segundos después su padre tomó a Dao de su cintura y logró agarrarse de un tronco estable que estaba cerca de ellos – no – espetó Dao desesperado – tenías que quedarte con ella, sólo tiene seis, yo le llevo el doble, tenías que quedarte con ella – luchó intentando soltarse de su padre.

A la distancia, Hansa sonrió al ver que ambos pudieron sostenerse del tronco. Estaban a salvo, o eso pensó. Las facciones tanto de su padre como de su hermano cambiaron al ver lo que venía detrás de la niña.

– Hansa – gritaron ambos, cayendo en el punto de la desesperación, intentando incluso nadar hacia ella, su padre aún sin soltar a Dao.

La sonrisa de la niña se esfumó, con preocupación, siendo testigo de las lágrimas y de la desesperación de ambos de ellos, volteó, únicamente para ver una segunda ola que parecía venir con aún más fuerza que la primera.

– Hansa…

Se levantó exaltada de la cama. Miró a su alrededor asustada, la luz del día siendo remplazada por la tenue luz matutina que se escabullía por sus cortinas, la dureza de la lata bajo de sus piernas remplaza por la suave cama bajo su cuerpo, y los gritos de su hermano y padre remplazados por el silencio que reinaba en la habitación, dejándolos únicamente resonando en su mente.

Intentaba calmar su respiración, también así como a ella misma. Respiró profundamente y se aferró a la sabana de seda que la cubría en la cama. Limpió las lágrimas de sus mejillas, las cuales no fue consciente, hasta ese momento, de que salían y se levantó de la cama, tomando camino al cuarto de baño que había en su habitación. Abrió la tubería para permitir la salida de agua y se limpió el rostro esperando eliminar el rastro de lágrimas que había quedado marcado en sus mejillas.

Apoyó sus manos en el lavamanos y miró su reflejo. El cambio era notorio, ya no era la misma niña de sus sueños. Incluso su nombre había cambiado. Suspiró y recuperó la compostura, no le podía fallar a sus padres adoptivos, ellos la habían salvado, lo menos que quería ser era una carga para ellos, así que era momento de dejar el sueño de lado, todo aquello que llegara a perturbarle, además, eso no era de importancia para las demás personas, tenía que estar bien, al menos para los demás.


– Verónica, lleva a tus hermanos a sus respectivos lugares de estudio – espetó la señora Rhodder a su hija mayor al ver que ella tomaba camino sola a su vehículo.
– Lo haría, pero yo no tengo hermanos – se encogió de hombros. Su madre frunció el ceño y regañó a su hija con la mirada, luego cambió la vista hacia Camilla, quien miraba incómoda la situación, y al pequeño Jonah quien se aferraba al brazo de la susodicha. – Bueno, tal vez sólo uno – corrigió mirando a Jonah – pero él ya tomó su elección. – agregó viendo como el pequeño seguía aferrado a Milla – Además, si cierta molestia hubiera pasado su examen de manejo no estaríamos teniendo esta conversación.
– Tiene razón, lo siento madre, no quiero crear más inconvenientes – habló Camilla sonrojándose al recordar su patético intento por pasar el examen de manejo.
– No tienes la culpa cariño, es normal ponerse nervioso. – miró dulcemente a Milla y negó con la cabeza mirando a Verónica.
– Eres tan falsa, ni siquiera es tu madre. – espetó Vero antes rodar los ojos y montarse al auto, para luego salir en dirección a su universidad.
– Verónica – regañó, pero su hija ya no estaba a una distancia a la cual pudiera escucharla.
– Déjala cariño, mientras más atención le prestes, más berrinche hará. – la detuvo su esposo al escuchar la última parte de la conversación mientras salía por la puerta de la casa hacia donde estaban todos los demás. – Además, es más divertido ir con papá, ¿cierto?
– Sí – gritó Jonah animado mientras corría a los brazos de su padre y éste lo alzaba.
– ¿Vienes Milla? – preguntó dulcemente viendo como ella miraba con admiración y cariño al pequeño en sus brazos.
– Claro, gracias. – asintió. Se acercó a su padre para tomar al niño en sus brazos y permitir que él se despidiera debidamente de su esposa.
– ¿Necesitas que te lleve? – preguntó antes de dejar un dulce beso en sus labios.
– No – dijo luego de ver el reloj – tengo unos minutos más antes de ir al hospital. – su esposo asintió.
– Conduce con cuidado, paso a recogerte a las seis para dirigirnos al aeropuerto – ella asintió y él la besó de nuevo, luego se dirigió al lado del conductor de su vehículo.

Camilla miraba enternecida la escena. Una de las cosas que más admiraba era el amor que se profesaban el uno por el otro, siempre lo había tomado como un ejemplo a seguir, al menos desde el tiempo que había pasado con ellos. Esa era su definición de amor, ellos se la habían dado y era tan real como todas aquellas historias que había leído en sus libros, sí era posible conseguir un amor de película, sólo que ella no tenía la valentía suficiente para buscarlo, o mantenerlo de ser el caso.

Se acercó a su madre y le dio un beso en la mejilla, para luego impulsar a Jonah a hacer lo mismo. Luego, tomó camino al vehículo. Colocó a Jonah en su silla, le colocó el cinturón de seguridad y se dirigió al asiento de adelante para tomar asiento al lado de su padre y comenzar con el camino hacia el pre-escolar al cual asistía el pequeño, y luego hacia su instituto y aunque no quisiera manchar su asistencia, no tenía ninguna prisa por llegar al mismo.


Para su mala suerte, el viaje fue más corto de lo que había esperado y ya se encontraba frente a las puertas del Constance Billard. Despidió a su padre con la mano luego de ver como el coche de éste se perdía a la distancia, suspiró y miró hacia el instituto de nuevo, sólo para ver a Bianca con sus amigas unos metros más adelante.

– Rayos – susurró para ella misma. Suspiró, sujetó más los libros contra su pecho y comenzó a caminar hacia la entrada, sin embargo, no pasó desapercibida ante Bianca.
– Y ya decía yo lo genial que llevaba siendo mi primer día. Lo acabas de arruinar rata de biblioteca. Verte es molesto. – aclamó Bianca llamando la atención de todos alrededor, provocando no más que risas hacia Milla quien se encontraba paralizada en su lugar. Ya había pasado una vez que había intentado no escucharla y seguir caminando, pero las consecuencias fueron aún mayores, por lo que ahora prefería callar y asentir, al menos cuando se requería que lo hiciera – ¿Qué haces todavía aquí? Desaparece. – hizo una seña con su mano hacia Milla para que continuara caminando, y así comenzó a hacerlo, esperando entrar al instituto y alejarse de ahí antes de que Bianca cambiara de opinión al dejarla ir tan libremente – No entiendo como dejan entrar esa clase de basura al instituto – escuchó las risas y los murmullos de acuerdo antes de llegar a perderse entre el mar de gente que aglomeraba los pasillos.

Genial manera de comenzar el primer día, pensó de manera sarcástica, dejando salir un suspiro de resignación.  


– Nick – llamó Verónica a sus espaldas.
– Y esa es mi señal para irme, lo siento hermano, te veo luego. – Patrick palmeó la espalda de Nick antes de, literalmente, salir corriendo hacia el lado contrario.
– No se corre en los pasillos – su amigo le sacó el dedo del medio antes de seguir corriendo. Unos brazos le envolvieron la cintura a sus espaldas y se volvió con una sonrisa en su rostro.
– No entiendo como andas con esos engendros – Nick ignoró el comentario y besó a su novia en los labios, la había visto en la mañana, pero sus amigas la habían arrastrado hacia al baño para cotillear, cosa que no era de su total agrado.
– ¿Ya te pusiste al día? – preguntó sarcástico.
– Por favor, Nicholas, siempre estoy al día. – rodeó los ojos y se acercó para besarlo más intensamente, unos segundos después él la tomó de la cintura y la separó de su cuerpo.

Depositó un beso en la frente de su novia al ver como la fruncía.

– No te estoy rechazando cariño. – respondió leyendo los pensamientos de la castaña – Sólo que no me emociona dar un espectáculo en público. – se encogió de hombros y depositó un tierno beso en sus labios antes de separarse completamente – Además, ambos tenemos clases. – ella rodó los ojos y tomó camino hacia donde sus amigas que la esperaban unos metros más atrás, como si no tuvieran nada mejor que hacer.

Él rió y se dirigió hacia el aula de comité de estudiantes, a la que se tenía que dirigir todas las mañanas para ponerse al día con sus deberes en la universidad. En el camino, devolvía saludos a viejos compañeros y recibía presentaciones de aquellos estudiantes que ya estaban enterados de su cargo presidencial estudiantil.

Al llegar al aula, repartió la lista de los nuevos estudiantes que se habían anotado para recorrido de la universidad entre los demás representantes del comité y cada uno se dirigió a sus debidas lecciones ya que el permiso para el recorrido no era sino hasta medio día. No mucha gente estaba enterada de las facilidades de integración que ofrecía la universidad por lo que la lista de estudiantes anotados tampoco era tan larga.

Se sorprendió al ver que el muchacho que le había correspondido estaba en la mayoría de sus clases, pero eso no hizo más que animarlo, así podría ayudarlo también durante las lecciones.

Transitar los pasillos en ese momento no se le hizo tan complicado puesto que ya todos habían ingresado a sus clases, el tenía un permiso de llegada tardía puesto a su cargo en el comité, sin embargo, sólo lo utilizaba cuando era absolutamente necesario ya que tampoco le gustaba dejar de lado sus lecciones. Tocó la puerta, se disculpó con el profesor, quien nada más le sonrió amablemente, y tomó asiento en el primer lugar que vio libre esperando distraer a la clase lo menos posible.

Sacó sus utensilios y comenzó a apuntar la materia escrita en la pizarra. Al terminar de copiar, y ver que el profesor daba un pequeño tiempo para presentarse, aprovechó para mirar a su alrededor por unos minutos. Veía caras de aburrimiento, sueño, nerviosismo, ..., sin embargo, él estaba feliz, porque, a pesar de todo, había sido un buen comienzo para su primer día.

Su celular vibró en su bolsillo y lo sacó sólo por unos segundos para ver el mensaje que recién le había llegado.


Y al parecer, el día sólo se ponía mejor.

hi:

¡Ally! No debes disculparte por tu ausencia ya que de seguro todas hemos estado ocupadas por los estudios alguna vez, ¿no?
Milla... ay, dios, que trágico lo ocurrido con su familia. Verónica es cruel, y Bianca igual, ¿acaso todos están en su contra? ¿Ah? xd Así que fiesta como a eso de las 8... hmm suena interesante para ser el primer día de clases e.e En verdad me gusto el capítulo y ansío el próximo, ya, porque en verdad todo el rollo de Nick y Vero y Milla me tienen con intriga ;-;