Fly away from here [Draco Malfoy] CANCELADA TEMPORALMENTE

¡HOLAAAAAAAAAA!

Me mire hacia el espejo y trate de pensar que no estaba tan horrenda como parecía en mi reflejo. El vestido era hermoso, pero no sabía si yo lo estaba en verdad. Su color era verde agua, ajustado en los pechos y con dos líneas cruzándose, suelto por debajo y con su caída larga hasta casi llegar al suelo. Los tacones, por suerte, no tenían el tacón tan alto y eran de color negro, lo que hacía juego con una pequeña cartera en mis manos.

Ginny era toda una experta en maquillaje y peinados, tardo en menos de dos minutos en colocarme brillo labial, delinearme ligeramente los ojos, y agrego un poco de rubor a mis mejillas, dándole más color. Mi cabello estaba lacio, recorrido con un rodete a lo alto y bien elegante. Aunque prefería el cabello suelto, no pude replicar nada; ella era la que más sabia de moda en el mundo mágico, y yo ni siquiera tenía idea de cómo era la moda con los muggle's a pesar de que había estado rodeada de ellos por años.

- Te ves tan hermosa – dijo Miranda con una sonrisa en el rostro. Ella también se veía bien usando ese vestido azul claro, con arco princesa y volado por debajo – Realmente, estas muy hermosa, Effy.

- Gracias – musite, sintiendo como la inseguridad estaba ahí presente.

- Bien, me voy. – tomo su cartera de arriba de la cama y me palmeo el hombro – George me espera y no quiero hacerlo esperar, espero que disfrutes con Malfoy.

Miranda salió finalmente de la habitación, dejándome sola y con todos mis complejos sobre mi misma. Nunca me había sentido de esta manera, sabía que mi cuerpo era delgado, mis pechos no eran tan grandes y mi rostro era bonito, pero no me sentía hermosa, para nada. Me aterrorizaba la idea de que Malfoy me dejara en mitad de la fiesta para ir a bailar con otra chica que sea mucho más hermosa que yo, o peor, que se fuera con la estúpida de Pansy Parkinson.

Ya estaba bien, me estaba pasando de ridícula y patética con todas mis inseguridades. Le gustara o no, él iba a enamorarse de mí, ya estaba empezando a experimentar los efectos y, mierda, esto me ponía cada vez nerviosa: yo también los estaba experimentando ante cada gesto, cada mirada y cada sonrisa egocéntrica que plasmaba en su rostro.

Suspire con profundidad y salí de la habitación antes de que llegara tarde. Hermione me esperaba con una sonrisa en su rostro, completamente emocionada. La castaña también estaba preciosa con el vestido que había elegido cuando fuimos de compras en Hogsmeade. Sonreí al pensar que Ron estaría tan arrepentido de no haberle pedido antes o que tardara cuatro años para saber que su mejor amiga era una chica.

Ambas bajamos las escaleras, aunque me atrasaba a su paso debido a que aún no me acostumbraba a los tacos y me apoyaba en la barandilla por miedo a caerme, pero Hermione parecía manejarlo a la perfección por la forma en la que caminaba de forma tan liberal en los escalones sin perder el equilibrio. Qué envidia.

Llegamos finalmente hacia la entrada, solo debíamos bajar unos escalones más para por fin llegar. Observe desde arriba, un poco escondida debido a que quería que mi amiga tuviera su gran entrada, de que Malfoy estaba allí esperándome, un tanto nervioso. Harry y Ron lo miraban mientras murmuraban entre los dos, ignorando a sus parejas, las hermanas Patil. Par de idiotas, eso eran.

Todos quedaron boca abierta – incluso mi pareja – cuando Hermione bajo las escaleras con lentitud y gracia - algo que a mí me costaría imitar - mientras que Krum se acercaba para tomarla de la mano y llevársela. Casi me rió a carcajadas por la mirada de incredibilidad de Ron.

Ya era mi turno, así que con nervios y pasos lentos, comencé a bajar las escaleras, tomando la barandilla nuevamente para no caerme. Mis nervios me estaban jugando una mala pasada, casi llego a tropezar pero me sostuve con más fuerza, mis manos sudaban a más no poder y sentía la cara roja de la vergüenza por el papelón que había presenciado.

- ¡Effy, estas hermosa! – grito Ron una vez que llegue al final de las escaleras.

- Mucho más que hermosa – opino Harry regalándome una sonrisa, a lo que tarde en corresponder.

Se acercaba una batalla enorme.

- Con permiso, Weasley – Malfoy corrió de un empujón a Ron, quien casi cayó al suelo si no fuera porque Harry lo había sostenido a tiempo – Debo cortejar a mi pareja.

- ¡¿Qué?! – Ron volvió a gritar cuando tome la mano que Draco me extendía. - ¡¿Él es tu pareja?!

- Ya, sigue gritando que falto todo el mundo mágico para que te escuche – espete mirándolo de forma fulminante. – Nos vemos adentro, idiotas.

Y sin nada más que decir, envolví mi brazo con el de Malfoy, lista para todas las miradas que caerían sobre nosotros. Sabía que Harry iba a matarme por asistir al baile con su peor enemigo, pero era por él, para que Malfoy dejara de molestarlo con esa estúpida campaña. Pensaba que tal vez llegaría el día en que se llevarían bien, aunque descarte esa idea con rapidez. Malfoy y Harry serian enemigos por siempre.

Como supuse, todas las miradas cayeron sobre nosotros, todas las casas – incluso los años más grandes y los profesores – nos miraban con total sorpresa e interés, sin nada de disimulación. Dumbledore sonreía de oreja a oreja, lo que me hizo pensar si el barbón no estaba enterado antes sobre el futuro que me esperaba. Nunca se sabía con exactitud con él.

- Esto me está poniendo nerviosa – murmure hacia él.

- Ignóralos.

- Como si fuera tan fácil.

- Estás muy hermosa, por cierto – sonrió de medio lado, mi corazón paro en unos segundos. No me atreví a verlo.

- Estoy escuchando eso constantemente. – aclare mi garganta antes de hablar – Gracias por el vestido, por cierto.

- Sabía que el color te gustaría.

Llegamos hasta una mesa donde estaban gran parte de Slytherin, debo añadir que la mayoría de todos me miraron de forma fulminante, menos Daphne que estaba más que contenta por verme. Aun no nos podíamos sentar ya que se iniciaba el baile de inicio donde bailarían los cuatro participantes del torneo. Me situé de lado de mi amiga, sonriendo de oreja a ojera por el hermoso vestido morado que traía puesto.

- Te ves como toda una perra – murmuramos al mismo tiempo y soltamos risitas ante la coincidencia. Blaise y Draco, quienes estaban hablando, nos miraron de forma interrogatoria.

- ¿Viste como esta vestida Cho Chang? Cedric debió elegir una mejor chica – bufo mientras se cruzaba de brazos.

- ¿Qué podemos hacer? El idiota se enamoró, pero enserio, esa tonta va a pagar por querer robar lo que es nuestro.

Bien, tal vez era lógico que Cedric pasara más tiempo con Chang porque le gustara y porque era su pareja, pero Daphne y yo teníamos serios problemas de celos; Cedric siempre había estado cuando lo necesitáramos, incluso nos soportaba en nuestros días en que las mujeres se ponen más odiosas y sensibles. Que hubiera alguien más en su vida aparte de nosotras, me hacía retorcerme por dentro y querer asesinar a quien estuviera al frente.

- Por Merlín. – Musito Daphne con la boca abierta – Granger esta hermosa, más que hermosa, y es la pareja del bombón de Krum. Yo pensé que él te invitaría al baile.

- ¿Krum? Nah, se habrá imaginado que le diría que no.

Cuando empezaron a bailar los participantes, ensanche mi sonrisa al verlo tan feliz a Cedric. Puede que quizás odiaba a esa idiota, pero si mi amigo era feliz, ¿Qué más podía hacer yo? Solo apoyarlo y rezar para que buscara a otra chica mucho mejor, o tal vez, que se quedara soltero para siempre. Bastante egoísta pero sincera.
Pronto, comenzamos todos a unirnos en el baile. Malfoy me tomo de la mano y coloco otra en mi cintura, por mi parte coloque la mía en su hombro y comenzamos a bailar. Él era un buen bailarín, yo seguía siendo un poco más torpe, pero me concentraba para no pisarlo y contar cada pasó como Neville me había enseñado.

- Estás tensa – murmuro.

- No se bailar bien – bufe y me digne a levantar la cabeza.

Grave error.

Sus ojos grises envolvieron los míos de una forma tan cruel, debilitando todo tipo de armamento para defenderme o escaparme de su encanto. La manera en que me miraba me dejaba volando en lo más alto, casi más allá de las nubes; mi corazón palpitaba de una manera tan acelerada que creí por un momento que moriría por todo lo que estaba conteniendo por dentro; mis piernas se estaban volviendo más torpes de lo común, pero seguí danzando junto a él, sosteniendo su mirada y sin querer apartarme de ella en ningún momento.

No sé en qué momento la canción término, solo que estaba sonriendo y aun sosteniendo su mirada; él también me sonreía y eso era todo lo que me importaba, no las personas que estaban a nuestro alrededor, no los comentarios que estaban haciendo sobre nosotros.

Malfoy me gustaba, y mucho.

Después del baile, pasamos todos a sentarnos en las mesas. Obviamente, me senté con rapidez al lado de Daphne antes de que pudieran robarme el lugar. Draco se sentó a mi lado, aun sosteniendo mi mano entre la suya, dándome una extrema calidez que jamás pensé recibir de alguien tan frio como él.

- Se ven tan tiernos – carcajeo y señalo nuestras manos. Sentí como la sangre se me subía a los pómulos.

- Eres una idiota – bufe, pero aun así, no aparte la mano de Draco sobre la mía.

Desgraciadamente, las soltamos para cuando empezamos a cenar y así recoger nuestra comida, aunque fue Draco quien se ofreció a hacerlo y no me dejo otra alternativa. La mesa de los Slytherin – la cual era la única que no compartía con ninguna otra casa o escuela – era totalmente aburrida, hablaban de problemas del mundo mágico, chismes de grandes familias importantes y alguno que otro de la escuela. Estaba extremadamente aburrida, no entendía porque hablaban de cosas tan superficiales y estúpidas, incluso Daphne se sumó a las conversaciones de las tontas dando su punto de vista. Agradecí al sombrero por no ponerme en una casa tan aburrida como esa, tal vez Gryffindor no era la casa más tranquila y casi ni sumábamos puntos, pero éramos mucho más divertidos que todas esas serpientes juntas.

Malfoy se había puesto a hablar con Theodore Nott, quien había llevado a Pansy como pareja. Poco me importaba la mirada asesina que retenía sobre mí, yo estaba más que satisfecha de encontrarme mucho más hermosa que ella y de tener a Draco como pareja. Ella jamás podría tenerlo, antes pasaría sobre mi cadáver y mi alma muerta como para hacerlo.

Fruncí el ceño al darme cuenta mis pensamientos. Draco no era mi novio ni nada, pero los celos que sentía eran increíblemente altos en solo pensar en que Pansy coquetearía con él.

Cuando justo creía que iba a morir de aburrimiento, Draco me toco la mano para que saliera de mis pensamientos. Me di cuenta de que éramos los únicos sentados en la mesa.

- ¿Vamos a bailar? ¿O prefieres quedarte aquí? – pregunto con su sonrisa socarrona en el rostro.

- Si te piso, es tu culpa – levante las manos en forma de defensa y el asintió con rapidez.

Tome su mano una vez más y me llevo hasta el centro de la pista, aunque de lado de sus amigos. Estos bailaban como si fueran un tronco, no tenían movimientos divertidos ni nada, incluso eran más aburridos que estar sentados con ellos. Yo no era una bailarina experta, pero yo los superaba aun por muchos puntos. Daphne parecía estar tan cansada como yo, por lo que me acerque y le propuse nuestra maldad del día.

- ¡Vamos, Blaise! – chillo tomando a su pareja.

- ¿Y ahora qué? – suspiro con el ceño fruncido y un tanto molesto.

- Nosotros vamos con ellos, y nada de peros – le advertí a Malfoy, quien tuvo una misma actitud que la pareja de mi amiga.

Caminamos entre las personas y finalmente llegamos hasta donde estaba Cedric con Cho. Al vernos, el castaño nos recibió con una exclamación de alegría, aunque su pareja se veía un tanto decepcionada al ver que habíamos interrumpido su estúpido romanticismo.

- ¿Me trajiste aquí para bailar con Diggory? No, gracias – Blaise estuvo a punto de irse, pero Daphne le tomó del brazo y le murmuro algo en el oído, lo que lo hizo asentir y comenzar a bailar junto con ella.

- ¿Qué demonios hacemos aquí?

- Tus amigos son aburridos, Draco – sonreí torcidamente – Lo siento, pero es la verdad.

A pesar de los ánimos bajos de los dos Slytherin y de Chang, nos la pasamos genial, ya sea bailando como idiotas o saltando una y otra vez mientras soltábamos carcajadas. Claro hasta que Cho le murmuro algo a Cedric y este se despidió de nosotras, disculpándose por no poder quedarse más tiempo. Daphne decidió volver con los de su casa antes de que Blaise le hiciera un escándalo. Por mi parte, me negué a seguir aburriéndome, decidí que era mejor quedarme sentada.

- Si quieres, puedes ir a bailar con ellos, no es necesario que te quedes conmigo.

- Eres mi pareja, si es necesario – revoleo los ojos, como si fuese lo más obvio.

- No soy tu obligación.

- Esta noche si – replico, formando en su rostro una sonrisa - ¿Para qué nos quedamos aquí? Odio bailar, y tú también lo odias así que, ¿vamos a dar un paseo?

Asentí tomando su mano ante la buena idea que había tenido, dispuesta a salir de esta fiesta antes de que cambie de opinión y quiera ir con sus amigos. Me hubiera gustado también bailar con Miranda, los gemelos, Neville, Ginny y Hermione, pero sabía que Malfoy no era bienvenido y era mejor evitarme problemas.

Antes de que pudiéramos salir del salón, unas manos me tomaron por detrás, y supe que estaba perdida. Malfoy volteo al ver que le había soltado, solo revoleo los ojos y miro con mala cara a los gemelos.

- Mira lo que la sabandija se tenía bien escondido, George.

- ¿Quién iba a pensarlo, eh Fredd?

- Ya, por favor, esta noche no me molesten – prácticamente, rogué regalandoles una gran sonrisa.

- Está bien. – asintió George por los dos

- Por esta noche serás libre.

- De todo pecado.

- De todo error que hayas echo.

- ¡Cuídate el lunes! – se despidieron los dos.

Salimos del gran comedor y comenzamos a caminar por todo Hogwarts mientras hablábamos de a ratos de algunas materias, de nuestras casas o algún dato poco interesante. A pesar del silencio que a veces se formaba, no era para nada incomodo, sino era un silencio que nos permitía pensar a los dos y disfrutar la compañía del otro. Aun sosteníamos nuestras manos, desde que las habíamos vuelto a juntar no se habían separado. Me estaba comenzando a asustar lo rápido que podíamos ir yendo, pero sentía que una parte de mí no quería esperar más tiempo para estar con él. Apenas era la primera vez que nos dejábamos ver juntos, una de las pocas charlas que habíamos tenido en el transcurso del año, y aun así, no podía dejar de pensar en él, en todo lo que se refería.

Llegamos hasta la torre de astronomía donde nos quedamos observando el horizonte. Se veía un hermoso paisaje delante de nosotros uno que aún no me acostumbraba ni me aburría cuando lo contemplaba.

- Fue una buena noche, ¿no? – murmuro el rubio platinado.

- Sí, eso creo – me encogí de hombros.

- ¿Y por qué el creo? – su voz sonaba un tanto molesta.

- No fue muy lindo que empujaras a Ron.

- Weasley se lo merecía – refunfuño y se apoyó en la baranda – Es un traidor de sangre.

- Pero yo también lo soy – replique quitando la mirada sobre él.

Me sentí estúpida por el nudo en la garganta que se había formado en mi garganta, incluso por el pequeño dolor que sentí al escuchar sus palabras. Malfoy se quedó callado, sin siquiera decir nada y mirando hacia el paisaje al igual que yo. ¿En que estaba pensando cuando imagine que esto podría llegar a resultar? Éramos tan diferentes, tanto que era imposible estar juntos.

- Sera mejor que me vaya – aclare mi garganta luego de hablar – Gracias por invitarme y por el vestido. Mañana te lo devolveré.

- Es un regalo – contesto con un poco de irritación en su voz.

Decidí que por esta vez ignoraría aquello, pero la próxima lo tiraría de allí arriba por idiota. Desilusionada y un tanto distraída en mis pensamientos, comencé a alejarme de él, creyendo que así todo sería mejor, pero no alcance a dar siquiera tres pasos cuando Malfoy tomo de mi muñeca y me obligo a voltear.

Su rostro estaba tan cerca de mí, nuestras respiraciones chocaban, y una vez más, sus ojos volvieron a atraparme. Cerré los ojos cuando sus labios se posaron en los míos por unos segundos hasta que los abrió y comenzó a danzar con los míos. No sabía que hacer exactamente, más los nervios y el constante martilleo dentro, solo pude seguir sus movimientos.

El beso se fue intensificando cuando con su lengua empujo mis labios, pidiendo entrar. Le di el permiso y comenzó una guerra entre nuestras lenguas, apresurando más el beso y volviéndose uno brusco y lleno de pasión. Deje mis manos caer sobre sus hombros mientras que sus brazos redondeaban mi cuerpo y lo atraían más hacia él.

No podía decir con exactitud cuando estuvimos así, solo que me sentía llena, completa y feliz. Al separarse, observo mis ojos una vez más.

- Al parecer, tendré que guardarme muchas cosas cuando estés conmigo.

Asentí brevemente y esta vez, yo fui quien lo beso y el siguió el beso.

Las cosas estaban sucediendo más rápido de lo que creía, aun así, no me importaba nada.