The Punk Muffins Tour.

 
Todos se encontraban guardando sus cosas para por fin partir a la gran ciudad de Luisiana. Se podía ver por los pasillos a un Marc molesto porque alguien tomó uno de sus sombreros favoritos, también unas traviesas Derrie y Nova molestando y corriendo por ahí. De todas formas, todos reían, entusiasmados por las nuevas fechas del tour. Pero alguien sólo se encontraba sentado en su cuarto con la maleta lista y la mirada perdida. Tres palabras. El joven Alex.
Alex en si no vivía como un jodido depresivo, tenía sus locuras y ataques de alegría, tenía ese don de conquista y esa linda sonrisa. Algo dentro de él se lo estaba comiendo vivo. No sabía cómo reaccionar ante el tour donde se encontraba. Si actuaba como una completa diva, sería algo tedioso y si actuaba como un maldito enfermo triston, sería aún más tedioso. Así que ¿qué hacer?
 
Oliver estaba conversando con su amiga, la única Rainbow, o como él le decía, lluvia. ¿Razones? Bueno, Oliver decía que como su nombre era Rainbow, y si quitas bow de "superbowl", obtienes Rain, que es lluvia. Simple y gracioso.
 
—Vale vale, no te molestaré más con Marc, pero soy fiel shipper a Mainbow, y lo sabes.—
—No es gracioso.—la  chica golpeó el hombro de su amigo para terminar cruzándose de brazos. Luego la joven notó la mirada de Oliver en Alex, mientras la curiosidad crecía más. —¿Qué miras tanto Sheppard? Digo, Alex no tiene un mono en la cabeza como para que lo mires así ¿cierto?—
—No es eso, es sólo que lo vuelvo a ver mal, había mejorado bastante.—
—Necesitas ayuda  ¿no?—
—Entonces lo harías, ¿le subirías el ánimo por mi? Eres la ideal para eso, por favor.—el chico logró un puchero frente a su amiga y colocó esos ojos de perrito mojado que atrae hasta a la persona con menos corazón en el mundo.
—Está bien sí, lo haré.—su amiga asintió y prendió camino al cuarto de Alex, donde el mismo se encontraba.
 
 
Ahí se encontraba Alex, con la mirada centrada en sus pies y silbando tranquilamente. Algo estaba claro, él nunca lloraba. Siempre se decía a él mismo, si lloras por haber perdido el sol las lágrimas no te permitirán ver las estrellas. Era parte, de tal vez, una nueva canción, cada minuto salían frases de su cabeza. Una rutina que se hacía interesante con cada oración que mencionaba.
Rainbow no lo conocía perfectamente, pero un buen pensamiento venía de él. Se lo imaginaba divertido y tranquilo, pero el joven sorprendía cada vez más.
Ella entró en la habitación y se sentó a su lado, en lo que quedaba de la cama donde dormían en Miami. Él la miró algo confundido y luego volvió a silbar, sin decir nada más.
 
—Esta lindo el ambiente.—sonreía tímidamente mientras deja una leve risa.
—¿Quién te pidió que hablaras conmigo?—no respondió, le sorprendía la respuesta tan seca de alguien tan bueno o de apariencia divertida.—Anda, dime, ¿fue Oliver? Dile que no necesito ayuda.—
—Claro que la necesitas, y.. hum.. sea quien sea el que me haya pedido, la necesitas y puedo ayudarte.—
—Bien, qué ves malo en mi que deba cambiar.—
—Hum, autoestima Alex, autoestima.—
—¿Tu lo dices?—
—Sí, tienes que cambiar tu actitud, ser más extrovertido, más atrevido, sabes. ¿Tienes novia verdad?—
—Sí, Aleen.—sonrió apenas recordó el nombre de la joven bellísima.
—Vale, pero no podrás tener esa racha de conquistador, se puede tener igual.. hum..—
—¿Qué tanto piensas?—reía DeLarge por como Rainbow hacía caras mientras pensaba.
—Hoy vas a brillar Alex, vas a cambiar.—y fue así como Rainbow comenzó con el nuevo cambio de Alex.
Desde nuevos peinados, hasta movimientos de caderas, ¡estaba loca! Pero definitivamente esa ayuda le iba a servir mucho a Alex. Se venía el viaje a Nueva Orleans, nuevo viaje, nuevo cambio. Todos iban a conocer a Alex DeLarge, de eso estaba seguro, segurísimo.

 
Al llegar al hotel donde se hospedaban, todas las bandas y ambos solistas fueron a los cuartos donde les correspondía. Mientras varios vloggers se dedicaban a clavar ojos en los famosos y comenzar a publicar noticias tras noticias, todo en cada vlog. Y ahí estaban preparados en la entrada, los hermanos Starr.
Por un lado, el insoportable rompecorazones de Sidney. Él era un terrible idiota si se hablaba de amor, nunca le había importado enamorarse y no se sorprenderían al saber que es groupie. Vivía en drogas y sus tres únicos amores son; él, el alcohol y su hermana Ives. Ahí entraba ella. Una jovencita de cabellera rubia con un gran futuro de vlogger. Divertida, graciosa, sencilla y agradable. No como Sid, un chico demasiado sarcástico, muy insensible y poco inocente.
¿Por qué estaban tan interesados en el tour? Ives como buena fanática de la música de The Punk Muffins decidió ver como sacaba sus ramas de vlogger y contribuía en el tour. ¿Sidney? Él buscaba chicas y divertirse un rato, además, acercarse a los famosos y traer buena información a su hermana, a él, eso le parecía bien.
 
Sidney, buscaba una manera de entrar en hotel, en si es un groupie, un fan y los fans no podían entrar pero algo en su cabeza iba a salir, un buen plan seguramente.
 
—¿Aquí es el hotel donde se hospedan los grupos del TPMT?—preguntó Sid a uno de los de seguridad, con una ceja en alto. El chico tuvo la idea de hacerse pasar por un gerente importante, vestido de traje y corbata.
—Nombre por favor.—
—Edgar Thruman Tarantino, sí.. vengo por una junta de managers, ya sabe, estos jóvenes con el punk rock.—trató de hacer los cuernos con las manos para disimular un poco y actuar como un viejo.
—¿No es un poco joven para ser alguien que esté entre una junta de managers? Es más, lo veo de 21.—
—No juzgue un libro por su portada, señor, ahora.. con permiso.—Y lo consiguió, riendo por lo bajo. Otra vez consiguió lo que quería, y adentrarse en el tour más grande lo llenaba de entusiasmo. Estaban listos para saber quién era Sidney Starr.
 
 
Joanie corría de pieza en pieza, buscaba a su hermano, Nikola. Necesitaba encontrarlo para verificar que las aguas DeLarge/Harrison, estén calmadas. A veces ayudaba a organizar un poco el tour, siendo familiar de uno de los artistas, en cierto punto, le importaba bastante los conciertos, los estilistas, las fechas, todo. Se entretenía hablando con Noel, manager de Alex. Lo molestaba y lo mandaba en algunas ocasiones pero sin abusar, obviamente. Se entretenía viviendo en un mundo tan alocado como el de un artista en plena gira.
 
—Hey, tú, chico de seguridad, ¿viste a Alex DeLarge, mi hermano?—
—¿Alex? Creo que estaba con Rainbow, si no me equivoco.—
—¡¿Rainbow?! ¡¿Desde cuándo?!—
—Vale, cálmese, tal vez estaban en prueba de vestuario, que es en unos minutos para el concierto en Smoothie King Center. —
—Iré corriendo hacía allá. Seguramente sale con sus jueguitos de “oh querida hermana, tengo una nueva novia, que divertido soy ha ha” joder..—
—¿Quiere que le traiga algo para tomar? La veo algo cansada.—
—No me conoces, no tendrías que saber cómo me siento.—el joven la volvió a mirar, y aunque Joanie sea insoportable, a él le estaba gustando, y bastante.
—Sé su nombre, algo es algo.—
—Pero yo no el tuyo.—
—Simon Ritchie.—
—No te lo pedí.—
—Vale vale, está bien.—río un poco pero le ponía de malas saber que ella no se interesaba ni en mínimo en él, aunque apenas lo conocía.
Joanie ladeó de un lado a lado la cabeza y se sentó en uno de los escalones de la escalera que se encontraba cerca. Sí, Simon le parecía lindo, pero no buscaba en su vida a un rebelde chico de seguridad (curioso) que tenía pinta de alcohólico, ella quería más, siempre más. Aún así, no lo conocía.
 
—¿Se siente bien señorita Joanie?—se sentó a su lado, dejando de lado su puesto de seguridad.
—¿Por qué es tan difícil enamorarse?—le dijo la joven sorprendiéndolo de una manera muy rápida.
—Em.. bueno.. el amor es como los fantasmas, todo el mundo habla de él pero pocos lo han visto, tal vez.—
—Estás loco.—
—Siempre en el amor hay un poco de locura pero en la locura hay un poco de razón.—y fue así, con unas simples palabras, que pudieron quedarse mirando un rato, un rato corto pero estaban juntos ¿no?
 
 
Todos estaban presentes preparándose para la gran noche de hoy, los estilistas estaban trabajando y viendo la prueba de vestuario para asegurar un buen show. Piper Grant, la joven pálida y tranquila se dedicaba al vestuario de los artistas, junto a otros más estilistas, claro. Era sencilla y callada, filósofa y pacífica. Hoy llevaría parte de la ropa de hoy para el dichoso Marc. Estaba emocionada, consideraba a Marc el macho alfa del Tour y alguna que otra atracción en él tenía, pero nada más.
 
—¿Marc?—tocó varias veces la puerta del cuarto del chico pero no obtuvo respuestas.
—¿Buscas a Marc? El torpe se encuentra fastidiado por Rainbow y Alex, quién sabe por qué, pero lo vi en el cuarto de DeLarge. Tristan, saludos.—pasó Tristan de Mad Sounds con una lata en la mano dirigiéndose al salón de los estilistas pero antes saludar a Piper, que tímida sonreía en la puerta del cuarto de Marc, lo que le esperaba ver al chico Allman enojado.
 
 
Gritos y golpes por todos lados, latas de cervezas en el aire y dos jóvenes gritándose estupideces. Marc contra Alex, vaya batallón. Y sin olvidar a Rainbow, que había establecido una linda amistad con DeLarge mientras lo ayudaba con su autoestima cosa que seguramente molestó a Marc y todos sabemos por qué. Celos. “#Mainbow is back!!” twitteaba emocionada Derrie junto a Emma y Nova que no se perderían la pelea ni por nada en el mundo. Bueno, la torpe pelea entre el depresivo y el diva del tour ¿no?
 
—Anda, maldito tristón, quieres ocupar mi lugar ¿no es así? ¡Responde!—
—Mira gatita en celo, no estoy ocupando nada, ¿qué ahora no puedo hablar con las chicas del tour?—sonreía sarcásticamente Alex.
—¿Te crees gracioso DeLarge?—
—Hum déjame pensarlo.. no, para nada.—
—Estas sacándome de mis casillas, y no me conoces enojado.—
—Pero supongo que lo haré ¿no?—dijo tranquilo Alex, tan tranquilo.—Aquí el único problema es Rainbow, estas molesto porque hablé con ella. Anda, admítelo, te gusta Rainbow.—
—¡Callate! Tú no sabes nada.—
—Sé bastante, créeme, pero ¿por qué entraste a mi cuarto gritando como una de esas chicas de Jersey Shore en plena pelea? Porque te molestó que hablara con ella, cuando claramente tenemos una bonita amistad, porque te recuerdo, tengo novia.—
—Vaya vaya, estamos con noche de confesiones. Bueno entonces tú admite también que te gusta Vesna, la groupie de ojitos claros, admítelo joven lagrimas.—
—No te metas en mi vida privada, cabeza de choclo.—
—Cabeza de tornillo.—
—Cabeza de azafata.—
—Cabeza de camión de bomberos.—
—Cabeza de panadero con fiebre.—y así siguieron largando insultos infantiles mientras que las chicas de Wild Lilies se iba decepcionadas porque ellas buscaban algo de acción entre los polos opuestos de Alex y Marc. ¿Rainbow? Se había cansado de la pelea hace largo rato, por lo que había tomado camino a la prueba. Pero una personita quedaba en la pelea torpe de los chicos, y era Piper.
 
—Hum.. Marc, tienes que venir a terminar la prueba de vestuario.—dijo tímidamente mientras atraía la atención de Marc y su nuevo némesis, Alex.
—¡No interrumpas!—gritaron a la misma vez, causando una confusión.
—Vale ya voy, que te den DeLarge.—
—Nos vemos princesa.—sonrió Alex que no había ganado la pelea pero se sentía ganador, su autoestima estaba a la altura de un ganador y nadie lo iba a parar. Pero aún así le parecía gracioso los celos de Marc por Rainbow, definitivamente la quería, pero no lo admitía. ¿Y Alex con Vesna?
 
 
Ya dado por fin la prueba, se acercaba el show. Entraban Greenless para luego seguir con Mad Sounds y así hasta terminar con el increíble concierto que iba a dar la principal banda, The Punk Muffins. Todos preparando sonidos, Alex estaba con su electro-acústica en el cuarto. Siempre tocaba algo antes de salir a tocar frente a miles de personas, lo calmaba y le traía los pies a la tierra. El hombre inteligente no es el que tiene muchas ideas, sino el que sabe sacar provecho de las pocas que tiene, y él era uno de esos. El talento no se basa en tener dones que los demás no, sino en saber utilizarlos. Eso tenía que entrarle en la cabeza, todos dentro del tour eran talentosos, por saber utilizar sus dones.
 
—¿Se puede pasar?—tocó despacito la puerta Aleen, su queridísima novia.
—Aleen, no te veía pasar por aquí, ¿pasa algo?—tomó de las caderas a su chica y le plantó un beso perfecto para la situación. Un beso cálido y dulce, que sólo Alex podía dar.
—Sólo quiero ver a mi guapo novio, ¿algún problema en eso?—sonreía en cada beso dado por el chico.
—El problema es que me van a dar ganas de follar y tengo que presentarme frente a 18.000 personas.—
—¡Alex! Eres un idiota.—sonreía la chica mientras le daba besitos en la mejilla y se sentaba a su lado a esperar lo que quedaba para que él tocara.—Estabas tocando una canción antes de que pasara, ¿puedes tocarme un pedacito? Me gustaba cómo sonaba.—
—Vale, pero tal vez suene horrible, me refiero a que todo lo horrible produce cosas horribles y lo lindo produce cosas lindas. Es raro que no te vuelvas horrible a mi lado.—
—Oww, tierno e inocente. Anda, toca la canción ¿sí?—hizo una carita de súplica a su novio y así Alex, decidió tocarle la canción.
 

 
 
Ya estaba todo preparado, comenzaba la primera y única fecha en la gran ciudad del estado de Luisiana. Las baquetas de la batería chocaban, las guitarras se enchufaban y ni hablar de los micrófonos, el show en marcha. Definitivamente estos chicos encontraron algo en común, pasión por la música. El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos. Dicen que no hay mala música, sino malos oídos, tal vez. El mismo Cobain dijo que la música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor. Sin música la vida sería un error y de eso estamos todos de acuerdo.
Los primeros en adueñarse del escenario fueron Greenless, que iba a dejar claro quiénes eran con un gran concierto. Mad Sounds presentó una nueva canción y los gritos de los fans no paraban nunca. Así con todos los espectáculos antes de The Punk Muffins. Tessa volvió a enamorar, esa chica era imparable y sola podía lograr mucho. Y llegaba Alex, que estaba preparando nuevo material con su nuevo “look” y su nueva actitud. Eskimo Kiss cantó, sin quitar la mirada de Aleen, que lo veía desde tras bambalinas. Sí, la canción era para Aleen, le quería mucho, demasiado. Se podría decir que era la joven de su vida, la chica que tanto había esperado pero, Alex no saca tan pronto de su cabeza a las personas importantes, y Vesna era una de esas.


 

Empujando maletas y caer a la cama eran las únicas actividades que hacían los chicos luego de un largo pero gran concierto. Aún seguían las miradas entre Alex y Marc. Los managers se habían enterado de esta tonta pelea, y no les gustaba el hecho que dos dentro del tour se llevaran mal. Trataban de buscar amor y paz con ambos lo más rápido posible. No estaban tan preocupados porque sabían que los dos no serían capaces de golpearse entre si. Por un lado, DeLarge más sensible que una baquita de san Antonio, no golpearía a alguien porque sí. Del otro lado, Allman, que si era capaz de comenzar el batallón pero, estamos hablando de un joven que le tiene miedo a las cucarachas, no cunde el pánico con ellos juntos.
Joanie había reprochado muy poco a su medio hermano, lo cual se le hacía raro a él mismo. La cabeza de su “hermanita” estaba perdida en el chico de seguridad, Simon. Costaba que lo admitiera, pero sí, le gustaba. Y si Nikola o Alex se enteraban, lo mataría al pobre Ritchie, estaba claro.
Mientras llevaban a cabo varios arreglos y pruebas de sonido, Marc sólo se concentraba en vengarse de Alex, y lo que abunda en TMPT, eran las bromas. Necesitaba una mano para esto, y claro, ¿a quién iba a recurrir? Nova y Derrie.
 
—Oh Nova, ¿dónde está tu cabecita cuando la necesito? ¿Y Derrie? ¿Dónde estás que no te veo?—comenzó a mirar puerta por puerta en busca de las dos chicas.—Dexter, ¿acaso has visto a Nova y a Derrie? Las necesito rápido.—y al decir rápido uso su dedo índice para marcar lugar y señalar al suelo.
—Nova esta con los chicos de seguridad divirtiéndose un rato supongo y Derrie, no lo sé, quién sabe, es capaz de aparecer un día siendo la presidenta de los Estados Unidos.—
—Vale vale, gracias.—corrió Marc a dónde se encontraba Nova junto a un amigo, Simon.
 
—Vaya, Nova, con el futuro cuñado del idiota de DeLarge, que gracioso. Bien, mujer muévete necesito tu ayuda con un asunto.—sacó el tono amable y comenzó a apurar a la joven.
—¿Cuñado de Alex? ¿Por qué dices eso?—
—Don Sex Pistols, es obvio, todos sabemos que sales con la fría pero inteligente de Joanie, casi hermana de Alex.—espetó Marc.
—¿Cómo saben todos? Joder pero yo no..—fue interrumpido por el líder de The Punk Muffins.
—Eso no es lo que importa, Nova, anda, vamos.—
—¿En qué me necesitas?—
—Vale, quiero vengarme de Alex. Tú y Derrie  saben lo que es el terreno de bromas, ya sabes.—habló despacito al recordar la vez que estaba lleno de cucarachas.
—Podría ayudarte si quieres.—dijo Simon.
—¿No deberías llevarte bien con tu cuñado, miss rebeldía?—
—No, bueno, no lo sé. Aún así me gustaría jugar con DeLarge.—
—Esa es la actitud hermano.—Marc sonriente golpeo el hombro de Simon y se los llevo a ambos para planear algo, necesitaba ver en total vergüenza a Alex, lo veía venir, lo esperaba. Claramente esto no iba a terminar bien, por Alex no es el único vengativo que preparaba planes a escondidas. ¿Dónde más creerían que esta Derrie? Exacto, ayudando a Alex.
 
 
Luego de la prueba de sonido, los fans esperaban para un m&g ansiosos. Eightoon estaba primera en la puerta. Sus coloridos cabellos resaltaban de todos, y esperaba tanto volver a ver a Alex. Adoraba a ese chico, y lo consideraba su chico. A pesar de la relación con Aleen, ella tenía esperanzas con él. De por sí, no le caía bien la dulce joven, la consideraba poco para su chico de Sheffield.
Estaba tratando de buscar una forma de entrar, y ahí estaba Owen. Owen Shivres, al igual que Eightoon, era groupie. La chica simpática y divertida fue a hablarle al rubio. Tal vez ambos querían entrar con ganas de poder ver todo sobre sus artistas favoritos, pero en el grupo necesitaban un cerebro. Sidney Starr, ideal.
Sidney, que se encontraba otra vez de traje adentro del hotel, veía de lejos a Eightoon. No la conocía, pero le atraía, como toda chica con la que se cruzaba, o con toda cosa que se mueva y respire. Cinco palabras; hacerse pasar por alguien más. Owen y Eightoon entraron junto a Sid, que avisó a seguridad que eran asistentes. Sí, asistentes con vans, jeans rotos y cabellos de colores. Muy inteligente de tu parte, se reprochó Sid. De todas formas, la seguridad los dejó pasar, la astucia y apariencia de mafioso que tenía Sid, lograba que le hicieran caso. ¿Cómo? “Aspecto muchachos, aspecto” se decía él mismo.
 
—Bien, jóvenes, hoy somos los ángeles de Charlie ¿entendido? Tu rubio, serás obviamente la rubia, tu cabeza de crayón, serás la morocha y yo la sensual pelinegra, sencillo.—se peino ambos costados del cabello y siguió alardeando.—Nombres por favor.—
—Él es Owen y yo Eightoon.—
—¿Eightoon? ¿Qué clase de nombre es ese?—
—El que me puso mi madre ¿tal vez?—
—Bien, eso no importa. Owencito, ¿a quién quieres ver? Eres libre de investigar el loco mundo de TPMT, pero recuerda, eres asistente, no groupie, asistente.—detalló cada letra por letra.
—Está bien, gracias, ángeles de Charlie, fuera.—se fue haciendo señas raras que le dieron gracia a los dos chicos presentes.
—¿Y tú cara bonita? ¿A quién quieres ver?—
—Alex DeLarge. Bueno, a todos en general, me encantaría conocer a Rainbow de The Punk Muffins pero dicen que odia a las groupies, así que no lo sé. Por ahora me interesa Alex, nadie más.—
—Con que estas enamorada eh.—
—No, bueno sí, bueno no, ¡no lo sé!—
—Vale, cálmate, acompáñame, vamos a investigar.—
 
 
Manos a la obra. Alex y Derrie antes de prepararse para las pruebas de sonido y el m&g, estaban buscando la venganza. Bueno, Derrie buscaba divertirse un rato, y Alex buscaba venganza. Aún así, ambos establecieron una amistad. Alex era un buen chico, un gran compañero y pasar con él un tiempo ayudaba mucho, siempre con las reflexiones y las frases exactas.
Por el otro cuarto, Marc, Nova y Simon planeaban algo mejor. Querían dejarlo con la boca abierta, y tirando humo del enojo.
El problema es que, alguien había boqueado que ambas bandos estaban preparando una lucha de bromas y esto no les gusto a los managers.
Tocaron puertas de los dos cuartos y decidieron llevarse a Alex y a Marc a una terapia. De esas donde hablan de la paz, de Dios y “del amor hacía el prójimo”. Los dos chicos estaban disgustados con esto, querían irse para el m&g y terminar así el día.
 
—Chicos, tómense las manos.—dijo el hombre que se encargaba de la terapia.
—Se se, claro.—dijo Marc mirando hacia otro lado.
—Vamos Marc, tómale la mano a Alex.—dijo tan serenamente el hombre y así el chico dejó caer sus manos arriba de las de Alex, bufando. Alex se reía bajito, pero ahora le tocaba a él.
—Alex, tócale la mejilla a tu compañero.—
—¡¿Qué?! No.—
—Anda Alex.—
—Sí, anda Alex.—repitió Marc y así Alex pasó su mano por la mejilla de Marc, algo incómodo para ambos.
—¿Qué clase de terapia es esta?—dijo Marc furioso mientras se paraba del suelo, donde se habían sentado en almohadones.—¡Nos vamos!—gritó y tomó de la mano a Alex para llevárselo a fuera. Tal vez, la primera vez donde coincidieron y tomaron juntos, la misma opción.


Piper seguía con su trabajo de estilista para preparar a cada uno de los artistas antes del m&g. Nunca estuvo nerviosa, estaba más que tranquila. Era conciente de la oportunidad que tiene, pero la toma a la mejor manera. Por suerte, consiguió llevarse bien con Cat y Brezee, que no tenían problema de ayudarla, ya que ella, comenzó este día a trabajar junto al tour.
Todos los chicos eran lindos dentro, pero ella no se interesaba en eso. Buscaba la mejor manera de llevar a cabo su talento con el vestuarismo y estilismo. Había conseguido un puesto que daba a trabajar para todos los artistas en general, por lo que iba conociendo de a poco a cada integrante de cada banda.
Algo dentro de ella cambió de opinión, cuando vio con sus ojitos a un chico de traje pero joven y alto junto a una chica de cabellos de colores y un chico rubio corriendo por ahí. Los veía esconderse detrás de plantas y tratar de acercarse a los artistas. Definitivamente, el chico de traje, le encantaba.