I Hope It Hurts {Ashton Irwin

Capítulo 4

Ashton Irwin

Noche de póker, mis favoritas; la adrenalina de las apuestas, el ganar. No hay nada que se compare, una noche dónde solo hay hombres, cerveza, cartas, cigarrillos y la posibilidad de irse a casa tres veces más rico o un poco más pobre. Nadie interfiere con mis noches de póker.
Hasta hoy.  
— ¡Ashton!—. Aquella chillona voz llama por tercera vez. Irritado como el infierno por estar llegando tarde giro a mirar a mi querido rollo, quién me observa expectante y molesta— ¿Y bien?
— ¿Y bien que Sharon?—. Cuestiono sin ganas de jugar a las adivinanzas.
Ella suelta un grito indignado, con el que corro el riesgo de terminar sordo o con la audición severamente afectada y golpea sus tacones contra el suelo en una de sus típicas pataletas. Respiro profundamente dando lo mejor de mí para permanecer en calma. Tomo un largo trago de mi cerveza y me encojo de hombros ante su mirada.
— ¡No puedo creer que lo hayas olvidado!—. Parece estar a punto de llorar— ¡Es nuestro aniversario de dos semanas!
Bufo, sin saber si debería reír o llorar. Dejo la cerveza en la mesa y me levanto, caminando hacia ella.
—Mira, Sharon. Primero: nosotros no somos novios o algo así como para celebrar un aniversario. Segundo, incluso si lo fuéramos, las personas no celebran dos semanas de estar juntos; grábatelo en la cabeza. ¿Está bien?—. Ella baja la mirada, mirándose como un niño al que le acaban de dar una patada. Ruedo los ojos suspirando en signo de rendición—Si quieres te llevo a cenar mañana.
—Si quieres seguir follándome me vas a llevar hoy Ashton Irwin—. Levanto ambas cejas, completamente sorprendido. ¿Quién se cree esta chica que es?
Sonrío arrogantemente tomando su barbilla entre mis dedos en lo que debería ser un acto de ternura.
—Supongo que tendré que encontrarme otra chica a la que follar. Que sacrificio, ¿no crees?—. Mis últimas palabras destilan sarcasmo, sus ojos se llenan de indignación y sorpresa. La suelto y me alejo de ella antes de recibir un golpe, pero ella se mantiene estática, como en shock—Te quiero fuera para cuando vuelva—. Sin dejarla protestar tomo mi chaqueta y salgo del apartamento en paso rápido.  


— ¿Alguien dobla?—  Uno de los chicos pregunta, no lo conozco. Es su primer día jugando, va ganando y me está sacando la piedra con su arrogancia. Bufo dando el doble de fichas: no sabe con quién se está metiendo—Muy bien entonces.
El tiempo pasa y no me está yendo bien, estoy distraído y ansioso, desde hace unos cuantos meses ha sido así; sin poder concentrarme, con mis pensamientos siempre en otro lado. Comienzo a hartarme de eso, tengo que encontrar alguna manera de volver a ser yo. Decido terminar por hoy, no necesito perder más dinero.
Me levantó para irme soportando los insultos de los chicos, no me interesa lo más mínimo lo que ellos piensen de mi. Giro a la derecha y puedo ver una mirada fulminándome a lo lejos. Calum Beckett me escruta con la mirada. Saludo con una mano pero él no me devuelve el saludo; Suspiro, desde que su hermanita rompió conmigo no me soporta, solíamos ser mejores amigos.
—Hola Beckett—. Intento de nuevo acercándome a él, sé que en algún momento se le pasará. Rueda los ojos y vuelve su vista al televisor del bar— ¿No vas a hablarme? Vamos hombre sabes que es una estupidez que sigas enojado conmigo, es noche de póker hombre. ¿No quieres dar una partida?— Cuestiono. Siempre jugamos juntos, tal vez por eso me va del asco últimamente.
—No. Fuera de mi vista Irwin—. Gruñe, tomando un trago de su vaso.
—Calum no puedes odiarme para siempre. No seas tan dramático, no que puedas evitarlo—. Me acerco un poco más a él, intentando bromear.
—Estoy en una cita con mi prometida. Fuera de mi vista—. Repite con un tono aún más fuerte, veo como aprieta su mandíbula y sé que está conteniéndose. Sin embargo, decido no detenerme.
—Cal…—. La voz de una chica interrumpe nuestro argumento. Tamara, su novia rodea su brazo sabiendo que está a punto de perder la calma. Él deja de prestarme atención para dársela a su querida novia. Ruedo los ojos.
—Mira, sé que tú y tu familia siempre han sido unidos, pero lo que paso entre tu hermana y yo es nuestro asunto, no tuyo. Supéralo hombre.
Desvía su mirada de su chica y me observa, la ira reflejada en sus ojos me dice que no fue una buena idea decir lo que dije.
—Jugaste con mi hermana—. Murmura entre dientes, levantándose lentamente de su asiento. La morena intenta agarrar su brazo de nuevo pero él se desliza fuera— La hiciste creer que la amabas sabiendo lo frágil que es y luego rompiste su corazón como la gran bolsa de mierda que eres—. Se acerca a mi intentando intimidarme, doy un paso hacia atrás; no quiero meterme en problemas.
—Yo si la quería—. Susurro, estoy diciendo la verdad— Puede que haya hecho unas cosas mal pero…—. Un golpe a mi mandíbula interrumpe lo que intento decir y voltea mi cara hacia un lado, el lugar queda en completo silencio. Hago mi mejor esfuerzo de contener la rabia que comienza a recorrer mi cuerpo, tenso mis puños.
— ¡Calum!—. La chica suena estupefacta, parece que no recuerda con quién está a punto de casarse.
—Que la querías. ¡De verdad que eres una pieza de mierda!—. Me da un empujón con ambas manos.
—Calum, mi amor, no vale la pena. Mejor vámonos—. No puedo evitar bufar ante eso.
—Escucha a tu amorcito mejor, no quieres meterte en problemas con la mujer de la casa—. Escupo con rabia, su puño vuelve a impactar contra mi cara, esta vez contra mi nariz.
Está bien, el chico quiere pelea.


— ¡Ashton, bebé!—. Oh mierda, no estoy de humor para esto—Mi amorcito ¿Qué te paso?
—No te importa—. Gruño— ¿No te dije que te quería fuera de la casa?—. Me siento en el sofá de la sala. Mi espalda protesta.
—Ay bebé, eso ya no importa. Sé que no lo decías en serio—. Se sienta a mi lado en el sofá, estoy a punto de protestar. Ella da un beso a mi cuello— ¿Quieres discutirlo en la cama? Fui de compras… tengo unos conjuntos que quiero desfilar para ti.
Niego con la cabeza, soltando una media sonrisa. ¿Qué puedo decir? La carne es débil.


Sharon está recostada a un lado durmiendo. Suspiro sintiéndome enfermo; me deslizo fuera de la cama hacia el balcón. Realmente soy una bolsa de mierda. Follando con mujeres diferentes cada tanto, a veces hasta varias mujeres a la vez y todo para sacar de mi mente a unos ojos verdes que me persiguen hasta en mis malditos sueños.
¿Qué me hiciste Clarissa Beckett?

hellaaaaao: