I Hope It Hurts {Ashton Irwin

Capítulo 3

¿Vienes tú en el menú?

[i]— ¡Ash, para!Camino por las frías calles con tranquilidad, estoy a cinco minutos de aquella cafetería y voy temprano; el clima es agradable y el lugar inspira paz. Las personas caminan, trotan y corren; cada quién con su historia. Sonrío sin poder evitar preguntarme cuál será, que les habrá traído a la ciudad de Londres.

Unos diez minutos después me encuentro con el uniforme de trabajo, comenzando mi turno. Jamás he sido camarera y soy una persona con poco equilibrio; estoy rezando por no meter la pata en el primer día de trabajo.

Me estoy colocando el delantal de trabajo cuando una chica rubia entra al cuarto de baño sonriente.

— ¡Hola! Tú debes ser la nueva. Clarissa ¿cierto?— Asiento en silencio, dedicándole una sonrisa—Mi nombre es Abigail, estoy encargada de enseñarte todo lo que se necesita para el trabajo. Como si fuera la cosa más difícil del mundo—. Rueda los ojos— Puedes decirme Abby cariño.
—Encantada. Aprecio la ayuda, en serio—. Digo intentando no perder la sonrisa, pero me siento algo incómoda con la soltura de esta chica.
—No te preocupes chica, aquí nos ayudamos entre todas—. Se encoge de hombros al tiempo que saca algo de su bolsillo— Toma, está prohibido tener el cabello suelto. Le cae algo de tu cabello a la comida y saldrá de tu sueldo—. Me indica, entregándome la banda— Puedes tenerlo trenzado o como quieras, pero tiene que estar recogido. Te esperaré afuera, no tardes demasiado.

Se da media vuelta y sale del lugar, dejándome algo abrumada. Suspiro cansada intentando prepararme para el día que viene.


—Clarissa, encárgate de atender la barra por favor—. Pide Abigail sonriendo, asiento respirando profundamente; quiero permanecer en calma, pero jamás he sido buena en esta clase de trabajos. Me va mejor en actividades sencillas en las que no tengo que hablar mucho; eso me da menos posibilidades de arruinarlo todo.

Hago mi camino a la barra y no pierdo tiempo al empezar a atender, el tiempo pasa y aunque me siento algo incómoda soy capaz de hacer el trabajo sin problemas. La tarde cae y mi turno está a punto de acabar. Tomo mi libreta y me encamino a atender al último cliente del día.

Me acerco al chico, sin prestarle mucha atención le entrego la carta distraída.

— ¿Vienes tú en el menú?—. Cuestiona con un tono grave, sexy y una voz extrañamente familiar, dirijo mi mirada hacia él algo ofendida y al mirarlo olvido por unos minutos lo que es respirar.


— ¡No puedo creerlo Niall!—. Grito emocionada por tercera vez, acercándolo para un abrazo— Oh mi Dios, ¿Qué mierda haces aquí?
—Pues me harté de aquel pueblucho y siempre me ha gustado Inglaterra—. Explica relajado, tomando un trago de su cerveza— No puedo creer que te haya encontrado aquí—. Sonríe en mi dirección— ¿Qué te trae a ti a Londres?
—Cosas de la vida—. Digo suspirando levemente, tomando un trago del vino que pedí— Mmm. Este vino está espectacular.
—Todo lo que tenga alcohol es espectacular para ti—. Golpeo su hombro, sabiendo que tiene razón. El ríe un poco y no puedo evitar seguirlo.

Niall fue estudiante de intercambio un año, recién llegado a Beverley, era un chico algo tímido pero siempre sonriente. Nos hicimos amigos con rapidez, mejores amigos. Él siempre me entendió como nadie. Hasta que tuvo que devolverse a su país y perdimos contacto. Estaba completamente emocionada por haberme cruzado con él, casi no conocía a nadie en la ciudad. Es sorprendente lo mucho que él cambio, se ve más confiado, incluso arrogante. Me gusta.

Él me mira por unos minutos y de pronto se pone serio, suspira y baja la mirada. Lo miro extrañada por su repentino cambio de ánimo. Dirige su mirada a mí de nuevo.

— ¿Cómo está Frank?—. Cuestiona, se le ve de repente nervioso.
—Ella está bien…—. Estoy confundida—Nos mudamos juntas a Londres—. Él asiente, de pronto sus ojos se iluminan con emoción. Lo observo pasmada— ¿Acaso tú y ella…?
—No—. Niega con la cabeza, al tiempo que toma otro trago— Siempre tuve mucho miedo de decir cualquier cosa. Estaba aterrorizado. Ella era…tan radiante y yo era… simplemente yo. Cuando tuve el coraje ella estaba saliendo con aquel idiota y yo estaba a semanas de irme. Siempre me he arrepentido.
—Vaya…—. No tengo palabras, ¿Cómo es que jamás vi lo que pasaba? Mira que soy una terrible mejor amiga—Yo… vaya. Niall ¿Por qué nunca me lo dijiste?
— ¿Para qué? No había nada que pudieras hacer—. La tristeza con la que habla me rompe el corazón.
—Bueno… ahora hay mucho que puedo hacer. ¿Por qué no te enseño el apartamento?
La sonrisa vuelve a su rostro y la emoción se refleja en sus ojos de nuevo. Que capacidad de cambiar de humor.


— ¡Frankie!—. Grito al entrar en el apartamento, noto que Niall se tensa a mi lado y suelto una risita, ganándome una mirada fulminante. No veo a nadie dentro, lo que es raro porque Frank sólo trabaja en las mañanas.

Me adentro más en el lugar, dejando el bolso en la barra de la cocina. — ¡Franklyn!— llamo de nuevo, no obtengo respuesta.

Giro a mirar al rubio, que me observa impaciente. Me encojo de hombros, tomando mi teléfono para averiguar dónde está; sabiendo cómo es bien podría estar en cualquier parte. Incluso en un avión a Nueva York.

— ¡Sorpresa!—. Voces provenientes de la cocina me hacen sobresaltar, suelto un grito asustado dándo media vuelta para dar con los dueños de las voces.

Franklyn, Amethyst y Lucette se encuentran paradas en mi cocina, tienen sus manos extendidas y muecas felices en sus rostros. No contengo otro grito de sorpresa. No puedo creer que ellas estén aquí. Frankie deja de mirarme y su expresión se descompone a una de confusión a sorpresa, se queda paralizada al ver al rubio a mi lado.

— ¡Chicas!—. Salto de la emoción, lanzándome a abrazar a mi hermana, quién me recibe con cariño. Han pasado tan solo dos meses y las he extrañado como nunca.
—Te he extrañado tonta—. murmura; no contesto, solo la abrazo aún más fuerte.
— ¿Qué hacen aquí?—. Cuestiono, sin soltar a Ameth.
—Pues como tú te niegas a llevar tu trasero a Beverley decidimos venir nosotras. ¿Qué yo no merezco un abrazo?—. Lucy extiende sus brazos hacia mí, y yo no dudo en lanzarme a ella. Esto es increíble.

Doy media vuelta y observo como la morena se mantiene estática, El rubio no hace ademán de moverse tampoco. Río entre dientes, ¿Cómo jamás me di cuenta de lo bien que estos dos cuadraban?

— ¿Se acuerdan de Nialler chicas?—. Pregunto para romper la tensión de esos dos. Vaya que necesitan ayuda.

Um Sowy: