The Game ☢

… Te hacen la vida divertida…
…Una profunda experiencia vital.
Recuerdo las palabras de Niall mientras paso los dedos por el relieve de las letras, es una sensación suave aunque me causa algo de escozor y puedo sentir en el papel el olor de su perfume. ¿A qué se refería? Yo sé divertirme, aunque no de la misma forma en la que él lo hace, no creo que ese sea motivo suficiente para que me regale algo sin ni siquiera explicarme.

Me acomodo en el sofá de segunda mano que tengo en mi sala y cambio al canal financiero, recuerdo que cuando era pequeña lo odiaba con toda mi alma, incluso Patrick, mi padre, me castigaba obligándome a verlo, recuerdo en especial una noche, a Patrick le gustaba dejar esos electrodomésticos desconectados mientras no estaba, y cuando llegaba de trabajar se sentaba en el sofá, se quitaba los zapatos y colocaba los pies en el otomán café que ya estaba roído mientras le pedía al primero que pasaba que se lo conectara, el gandul solo nos gritaba y se fumaba uno de los caros puros que robaba de alguna tienda, pero todo lo dejaba en cuanto me veía, acusándome de alguna cosa solo para que me sentara junto a él a ver el estúpido canal, esa vez decidí terminar con ese castigo y dañe el televisor, justo antes de que llegara, moje el enchufe, pero preciso me encontró a mi cerca. Así que me tuve que aguantar una pequeña quemadura y un mes sin salidas fuera de colegio-casa, pero valió la pena, duramos seis meses sin televisor y después de eso no quiso obligarme más a verlo.

Que curiosa es la vida, a veces luchamos tanto contra la corriente, intentando encontrar nuestra propia luz entre tanta oscuridad que nos rodea, criticando la forma en la que otros hacen las cosas, quejándonos por la forma en la que nos tratan nuestros padres y creyendo que la vida que tenemos en realidad es la peor simplemente por ser la nuestra, pero finalmente terminamos cayendo en el mismo hoyo del que hemos intentado con tanto esfuerzo salir.
Y así ha sido para mí, y quizás sean las costumbres que ya se han arraigado en mi interior, el caso es que ahora me encuentro de la misma forma en la que él se encontraba cada noche, solo que he reemplazado ese puro lujoso por una copa de vino barato, y en realidad no me arrepiento, ni siquiera por la decepción en sus ojos cada vez que me veía, ni la decepción en sus ojos cuando se despidió de mi antes de morir, ni siquiera por el hecho de que si no fuera por él no habría estudiado lo que estudie ni estaría ahora trabajando en un lugar tan prestigioso, porque ninguna de esas cosas quita que haya tenido una vida de mierda, partiéndome el lomo trabajando en casi cualquier cosa, sin amor y sin un padre de verdad que me diera una vida integra, ni siquiera aunque tuviera por mujer a una persona tan buena como ella.

—…de Oklahoma ha decidido poner fin a sus operaciones. —Escucho lo que dice el hombre en el televisor—. Después de pasar los últimos meses tomando malas decisiones la empresa petrolera será liquidada mañana siguiendo la asesoría de Global Advisors S&P y dejando a más de cinco mil empleados sin trabajo, así que muchos podrán decirle adiós a su tan anhelada pensión… —aún no creo en esas palabras, fue exactamente lo mismo que pensé en cuanto hice el informe—. Liam Payne, presidente de G.A. ha declarado que estudió todas las opciones con su equipo y que vio en esta la mejor… —Esto es lo último que esperaba, esas palabras me hacen sentir muy bien e incluso creo que yo podría ser parte de ese equipo.


Hoy no ha sucedido nada en absoluto, tenía la idea de que llegaría y Carther me pasaría de una vez la carta de ascenso o al menos una felicitación por haber concordado con los economistas más influyentes del país, pero no, nada de nada. Así que en cuanto he salido de la oficina he ido al banco con Jenna, la recepcionista y también mi amiga hace más de cuatro años, decidí que así no tenga un ascenso y me mantenga estancada quitando chicles de zapatos y regándole café a gente importante, me daré una buena vida, y eso comienza con una tarjeta de crédito.
Jenna me dijo que ese era un total robo y que me iba a hundir en intereses, pero tampoco es que yo sea una compradora compulsiva, de hecho también me acompaño al centro comercial y apenas si gaste unos dólares en zapatos, faldas y vestidos de diseñador, tampoco es que cinco bolsas y seis cajas sean todo el establecimiento. En fin, Carther me ha llamado en cuanto el sol se estaba poniendo, según él mi presencia inmediata en la oficina era de vital importancia, así que deje a Jenna sola y corrí con todas mis compras hacia el Chrysler, pensando que habría una reunión o algo así; todo eso me ha traído a estar hacinada en un pequeño cubículo rodeada de cosas muy caras ubicadas estratégicamente en el piso y revisando informes de otros “futuros empresarios” como les ha llamado el maldito de mi jefe, creo que nada podría ser más humillante.

Después de una hora y media revisando esos papeles suspiro, he terminado y he hecho las notas correspondientes de cada cosa, voy en el elevador y comprendo el porqué de esa obra de Beethoven,  creo que no podría sentirme peor. Ya en el vestíbulo observo en una de las paredes un gran cartel que conecta con el techo y llama mi atención: «CRS. Consumer Recreation Services. Piso: 31», han puesto una sucursal en el edificio y creo que es mucha coincidencia, pero de cualquier forma deben tener muchos clientes y muchos de ellos deben trabajar en este edificio, así que después de todo, si, diría que sí, que es una coincidencia, extraña, pero al fin y al cabo coincidencia.
¿Debería subir? Los paquetes en mis manos me piden que no lo haga, me dicen que más bien coja el metro hacia Brooklyn y cuide que no los roben para así poder descansar en mi pequeño armario de aglomerado, pero tengo que admitir que Niall me ha dejado con la duda y necesito saciar mi sed de conocimiento, así que vuelvo de nuevo a la cabina con la música del horror y marco el ‘31’.

En cuanto las puertas de abren me veo justo en frente de la recepción, en ella hay una chica con un uniforme en dril azul que consiste en un conjunto de falda y chaqueta tipo blazer, me acerco a ella, parece ser mucho más baja y miserable que yo pero tiene un aire altivo que me repugna, sin embargo intento hablarle mientras le muestro la tarjeta de regalo, pero me levanta uno de sus dedos con uñas de esmalte rojo mal puesto diciendo que la espere, así que me trago mis palabras y observo tras ella unas letras como las de G.A. solo que en plateado y con las iniciales y logo de lo que les compete, fue obviamente lo primero que pusieron entre todas las cosas que están moviendo a esta planta; una planta que en realidad es muy normal aunque no se parece en nada a las de G.A. las paredes son negras separadas en pequeños cuadrantes y los pisos son en cerámica blanca, además las luces en el techo dan la impresión de que todo se va a hacer tan pequeño hasta el punto de comprimirnos, y todo empeora aún más cuando las ventanas no están visibles como lo estarían en un lugar normal.
—Esperamos no haberle ocasionado ninguna molestia, gracias por confiar en CRS… —dice la mujer al teléfono, y después gira la cabeza hacia su derecha y se dirige al hombre que usa un traje sin corbata ni chaqueta y que esta hojeando unas revistas mientras come lo que parece ser arroz chino— ¿Louis, podrías atender a la señorita? —le pregunta, él gira la cabeza y me encuentro con sus ojos que son de un azul pálido.
—Mmm si claro —dice con la boca llena y se acerca a mí con la cajita de comida aún en las manos— ¿Qué hay? Louis Tomlinson. Ingeniería informática, análisis de datos. —Me estrecha la mano sin importarle que este cargada, ubico las cosas como puedo y lo saludo, sin embargo no le digo mi nombre.
— ¿Podría saber de qué va esto exactamente? Me han regalado esta tarjeta pero no me han dicho muy bien en qué consiste. —Se la paso y él la toma dándole vueltas en sus manos.
—Muy bien, si, excelente, vamos allá, empecemos. —Y con un gesto de su mano me indica que lo siga, me acomodo y camino tras él—. Perdona por todo esto. —Señala las cosas a su alrededor—, estamos mudándonos, estoy seguro de que tengo un despacho en algún sitio por aquí.
Continuamos caminando, hay cajas por todos lados y noto a través de las puertas de vidrio que muchas de las oficinas aún están desocupadas. La gente corre de un lado a otro llevando papeles, libros, muebles… y a nadie parece importarle “la clienta” que camina entre ellos cargada, ni siquiera al que me está atendiendo que se detiene súbitamente haciendo que casi choquemos y me pasa la cajita para que se la tenga mientras toma unas carpetas de una mesa que está en el pasillo. Comienza a caminar de nuevo y le devuelvo su cajita con cuidado de no votar mis cosas.
— ¿Tienes hambre? —Me ofrece de la cajita pero yo niego con la cabeza—. De Belmont Dragon, la mejor comida china en todo Manhattan.

Después de dos minutos nos encontramos sentados uno frente a otro separados solo por su escritorio, en realidad me hace sentir mejor estar a su altura ahora y la silla en la que estoy parece más bien un sillón que de por sí es muy cómodo y esta como nuevo.
—Un regalo de Niall Horan, interesante —dice mirando a la pantalla de su computador y después sigue comiendo de la cajita, no puedo creer que aún no haya terminado.
— ¿Qué es?
—Tu amigo era cliente de nuestra sucursal de Londres, aunque tenía marcas muy diferentes, fue una clasificación informal. —Come otro poco—. ¿Segura que no tienes hambre? —Vuelvo a negar y me sorprende la paciencia con la que lo he tratado hasta ahora. Él, que en realidad es atractivo solo me regala una sonrisa y me pasa una tabla metálica en donde apoya unos papeles junto con un lápiz—. Necesito que llenes estos documentos, es una solicitud, y un par de test psiquiátricos, el MMPI* y el TAT*. En cuanto al cuestionario económico, no contestes a lo que no quieras, haremos un TRV*. —En realidad aunque conozco todos los términos siento que me está hablando en chino, así que me pongo a hojear los papeles mientras considero las opciones que tengo. Una de las preguntas llama mi atención.
—A veces maltrato a los animales: Verdadero o Falso. —Lo miro y él sonríe—. Me siento culpable cuando me masturbo…  —Esta vez no puedo evitar mirarlo mal, Louis me muestra la palma de sus manos como expiándose la culpa y se ríe.
—Yo no escribo las preguntas, solo… reviso las respuestas —dice bajando la mirada.
Tomo un poco de aire y suelto un suspiro mientras dejo la carpeta sobre el escritorio de metal que esta frente a mí, sigo sin comprender nada y todo el ambiente me confunde aún más.
— ¿Para qué es esto? —pregunto finalmente.
—Para tener una impresión general de tus capacidades. —La respuesta me exaspera.
—No, que para qué es esto, ¿Qué venden ustedes?
—Ohh… —dice con picardía y me lanza una mirada astuta directamente a los ojos—. Es un juego.
— ¿Un juego?
—Específicamente diseñado para cada participante. Unas magnificas vacaciones, solo que tu no las buscas, van a ti.
—Dime, ¿Qué tipo de vacaciones?
—Diferentes cada vez.
—Deléitame con los detalles. —Toda esta tela sobre el asunto es realmente molesta, pero debo aceptar que cada vez me causa más curiosidad.
—Proporcionamos… —Se queda pensando—, lo que falta —responde. Dios, ¿en serio esto va a ser así?
— ¿Y qué pasa si no falta nada? —Bien, esa una mentira hasta para mí misma, pero si Niall me quería regalar unas vacaciones entonces me podría haber dado unos pasajes a Cancún.
—Puedo sugerir un par de co…
— ¿En serio crees que voy a participar en esto sin saber de qué trata? —Lo interrumpo enojada, pero él parece tan… tranquilo.
—Primero, admite que estas intrigada. Segundo, no tienes que decidirte hoy. Haz esa estúpida prueba, rellena esos absurdos documentos. Un día tu juego comenzara, te encantara o lo detestaras, decide entonces. —Louis se levanta de la que parecía ser una silla muy cómoda y camina hasta sentarse en el escritorio, más cerca de mí—. Veras, somos como… como un club de compra de libros, te puedes retirar en cualquier momento sin ningún compromiso. —Y me mira mientras piensa que más decir—. No me quedan argumentos. —Oh. Cierra el corto monologo con otra de sus encantadoras sonrisas. Aún no se qué hacer, la cabeza me da vueltas, pero sí, es algo excitante el no saber que podría pasar.
— ¿Cuánto durara esto? —pregunto acerca de los papeles sobre el escritorio.
—Una hora y otra para la prueba física.
— ¿Física?
—Un examen superficial, digamos: abra y cierre la boca, mire al frente, cuente hasta diez…, esas cosas. Terminara enseguida. —Me estiro para agarrar los papeles y esta vez me cambia el lápiz por un bolígrafo que se saca del bolsillo.

La dichosa prueba parece del tipo de las que te hacen para graduarte. Algunas preguntas son más absurdas que otras y creo que estoy abriendo una parte de mi alma respondiéndolas. Una que otra persona con bata me observa de vez en cuando mientras las respondo, he estado tanto tiempo acá que ya me he quitado la chaqueta y la he dejado en un gran sofá junto a los paquetes.
A la prueba escrita le siguen otros exámenes: observe estas imágenes y diga lo primero que se le viene a la mente —en este punto cabe resaltar que todo lo que me pusieron representaba algún tipo de peligro, homicidio o accidente—; levante el índice cuando escuche el bip; camine, trote, corra en esta máquina para medir sus signos; quédese en este cuarto oscuro y observe la pantalla, presione el botón cuando las imágenes correspondan a la palabra —caballo, fecundar, orgasmo, muerte, accidente, parto, mesa…—; incluso he tenido que perder más prendas en otros procesos.

—Siento haberte hecho esperar —dice Louis en cuanto entra al cuarto en el que me encuentro.
—No te preocupes, ha sido estupendo pasar toda la noche con tu magnifico equipo. —En realidad me encuentro muy enojada, me ha tomado más de cuatros horas todo este tema. Como me lo suponía, Louis ni se inmuta por mi sarcasmo.
—Bueno, solo queda esto, es un requisito de la compañía de seguros donde aclaras que tienes conocimiento del juego y que quieres participar en el. —Me pasa dos hojas grapadas—. Y nuestra garantía, el pago es a cargo de Niall y como es un regalo depende de si quedas satisfecha.
— ¿O sea que si no quedo satisfecha no tiene que pagar? —Comienzo a revisar los papeles para ver que todo esté en orden, él continua hablando.
—Jamás hemos tenido un cliente desatisfecho.
—Querrás decir “insatisfecho” —le corrijo.
—Eso es, eres una fanática de las palabras. —Sonríe y me pasa el último papel mientras me va indicando lo que debo hacer—. Iniciales, iniciales y firma aquí… con sangre —lo miro extrañada por su humor y de nuevo sonríe, creo que me va a matar así.
—Es broma. —Esta vez le devuelvo la sonrisa, creo que no es justo con él no hacerlo. Termino de firmar y le entrego los papeles—. Muy bien, te dejare la copia en recepción, en este sobre —me muestra uno negro—, y quédate el bolígrafo, te informaremos. —Me guiña un ojo y se va.
Vuelvo a casa tarde y cansada, solo quiero tomar un baño y dormir el resto de la noche, ni siquiera tengo ánimos para la copa de vino. Antes de abrir la puerta escucho un pitido proveniente de mi bolso, saco el pequeño y casi obsoleto celular y encuentro un mensaje de Carther, genial solo volví una vez fuera de horario y ahora lo va a coger de costumbre:

*¡FOX! ¿En dónde te metes? Como sea, mañana a primera hora en la última planta de G.A.*
Bien, ya no me sorprenden sus gritos, incluso aunque sean por texto. Pero bueno, eso no es lo importante, lo que verdaderamente me interesa es lo que le sigue a los signos de exclamación, el último piso es solo para los ejecutivos de alto rango, ahí es en donde esta toda la junta directiva. Creo que esto es un sueño, quizás finalmente suceda. Me acuesto y duermo como si estuviera en las nubes, todo esto es verdaderamente magnifico.

*MMPI: Una de las pruebas de personalidad más usadas en el campo de salud mental.
*TAT: Técnica de interpretación de imágenes. Prueba proyectiva que ha sido investigada, estudiada y usada como test.
*TRV: Según parece, un boletín de prensa. Información no validada.