Butterflies and Bullets.|Novela Colectiva

Capitulo 005. +

No, no, no y mil veces no. Yo no me muevo de aquí ni muerta, en serio que mi papá se sobrepasó está vez. Me rehúso a irme a Londres, ni muerta abandono mi vida en California. ¿Quién prefiere el eterno invierno que hay Londres antes que el eterno verano que hay en California?

 
— ¡Allison! Fue suficiente berrinche. ­—Sentenció mi padre.
 
— ¡No! —Chillé. Él no me puede hacer esto, protestaré cuanto sea necesario. —Haré todo el berrinche que yo quiero. Tú no me puedes hacer mierda mi vida porque se te da la gana. Esto no es justo.
 
—Tampoco sería justo ver como entierran a mi propia hija. O tal vez ni siquiera me devuelven tu cuerpo.
 
—Ahora estás dramatizando. —Dije desinteresadamente. Sin embargo comienzo a notar sus ojos lagrimosos. —Papá, no me pasará nada. De verdad. —Dije intentando tranquilizarlo. Creo que metí la pata.
 
—Por favor, obedece y anda a Londres, allá estarás más segura que en California. —Rogó aún con lágrimas en sus ojos.
 
—Está bien.
Cedí lo admito, pero ¿Quién no lo haría con su padre en frente casi llorando? Mi padre no es un hombre débil, nunca lo ha sido. La única vez que lo vi soltar un par de lágrimas fue para el funeral de mi madre, yo tenía apenas 6 años pero lo recuerdo perfectamente. Éramos como 5 personas contando al cura que estaba haciendo el velorio. Mi padre estaba tranquilo, se mantuvo así en todo momento, hasta que bajaron el cajón donde se encontraba ella. En ese momento me fije en su rostro, ese rostro tan tranquilo que siempre me miraba sonriendo, ese rostro estaba mojado a causa de sus propios ojos. Minutos después yo me encontraba llorando en el cementerio, tirada en la tierra fresca, la cual minutos después tendría que cubrir a mi madre. Desde ahí quede yo sola con él, todos estos años ha hecho lo imposible para pasar todo el tiempo posible conmigo, estoy orgullosa de decir que tengo uno de los mejores padres del mundo. Ahora lo comprendo, él la perdió, al igual que yo, pero ahora tiene miedo de perderme a mí también.
 
— ¿En qué piensas, cariño? —Dijo mientras pasaba uno de sus ásperos dedos por mi mojada cara.
 
—Te amo mucho, papi. —Mencioné con la voz rota. Sin decir nada más ambos nos fundimos en un profundo abrazo.
 
 
—Bien, ¿Tienes todas tus maletas hechas? —Preguntó mi padre. A modo de respuesta tan solo asiento, sin prestar mucha atención. —Hay un detalle más del que me olvide comentarte. —continuó con cierto recelo. Nuevamente no le presté mucha atención. —Tendrás un guardaespaldas.
 
— ¡¿Qué?! Espera ¿Qué edad piensas que tengo? ¡No necesito una niñera! —Protesté instantáneamente. ¡Vaya detalle! ¿Un guardaespaldas? Tiene que estar de broma.
 
—Se perfectamente que edad tienes, y es por eso mismo que te contrato un guardaespaldas. —Dijo haciendo énfasis en la palabra “guardaespaldas”. Vale, le enoja que le diga niñera a su bobo e inútil guardaespaldas.
 
—Ok,  dame una buena razón de porque debo tener un guarda espaldas. No tiene sentido. Entiendo que me deba ir del país, incluso del continente a una puta isla pero ¿Por qué un guardaespaldas? —Pregunté histérica. Primero me sale con que tengo que irme del país por mi seguridad, ahora me sale con que me contrato un guardaespaldas. Está más que exagerando.
 
—Tienes 18 años y te estás yendo a un país en el cual nunca antes habías estado. Me impresiona que hayas reprobado geografía sabiendo que Inglaterra  es una isla. —Ríe ante su propio comentario.
 
—Vale, no era necesario la burla. Pero piénsalo de esta manera, contrataste a un extraño, tal vez sea un terrorista y me quiere matar. —Dramaticé. Debo encontrar una manera rápida de deshacerme del guardaespaldas. No lo necesito después de todo.
 
—No soy tan estúpido como para dejarte a cargo de un desconocido, es hijo de un amigo. —Dijo sin interés alguno en la situación.
 
—Oh y ¿Confías en este tipo que dice ser hijo de tu amigo? —Dije tratando de buscar una boba excusa.
 
—Deja de buscar excusas, iras con él, quieras o no. —Sentenció y volvió la vista al periódico que había estado leyendo interrumpidamente gracias a mí.
 
—Oh, estas son tus últimas horas con tu única hija y las vas a desperdiciar en un estúpido periódico.
 
—No las estoy desperdiciando en un periódico estoy esperando a que tu guardaespaldas llegue. —Dijo haciendo burla a la palabra guardaespaldas.
 
—Sabes que no me hace gracia, Lewis. —Protesté llamándolo por su apellido, lo cual causo la risa instantánea de ambos. Reíamos como si no tuviera que estar en un avión en 2 horas, reíamos como personas normales, reíamos sin preocuparnos del timbre sonando.
 
—Debe ser tu guardaespaldas. —Dijo guardando la compostura.
 
—Si es un viejo de 40 años subiré y me tiraré del balcón yo misma.
 
—Siempre te ha gustado decir estupideces suicidas.
 
—Tú si me conoces Lewis. —Reí nuevamente mientras mi padre abría la puerta.
 
 ¡Oh Dios mío! Sexy es poco para describir a tal hombre. Un momento, yo a él lo conozco.
 
—Ashton Irwin, un gusto señor Lewis. —Se presentó el chico.
 
—Un gusto, veo que ya me conoces pero me gustaría presentarte a mi hija, Allison. —Saludó educadamente mi padre.
 
—Hola, idiota que me tira el café encima en frente de todo el mundo, definitivamente no es un gusto volver a verte. —Dije cruzando mis brazos demostrando disgusto. Era una escena divertida para ser sincera; yo enojada, mi padre sorprendido y el idiota sin saber que hacer o decir. — ¿Qué tan largo es el viaje a Londres? Pregunto para saber cuánto durara mi incomodidad.