Butterflies and Bullets.|Novela Colectiva

Capitulo 014. +

—Llegamos.

El taxi se detiene lentamente enfrente de un gran edificio. Yo no menciono nada, simplemente salgo del auto y miro atenta al edificio. Era impresionante para ser un edificio, del quintó piso hasta arriba todas tienen terraza. El metal era tan liso que podrías reflejarte en el, y en ese instante me estaba reflejando. Mi aspecto no era del todo lindo.
Aplaco mi cabello y me coloco unos lentes de sol para tapar las ojeras. Por detrás, el taxi se aleja, sin Zayn.

—Que bien que te dieras cuenta de tu aspecto, estabas horrible–aprieto mi puño y mi mandíbula–. Me daba vergüenza estar a tu lado.
—Tu deberías cerrar el maldito pico–ríe burlón–, no debes criticar a los demás de esa forma.
—¿Qué? ¿Te dolió?

La verdad no tengo idea, sólo se que cuando algo me duele sentimentalmente, me enfurezco. No se está es una excepción. Espero y sí sea una excepción.

—No.
—Bien, entonces ignórame si lo deseas.

Me confundo con su comentario, pero no discuto. Entramos al edificio. El portero nos recibe con una sonrisa demasiada tensa.

—Bienvenidos, ¿en qué les puedo ayudar?–Zayn empieza a hurgar entre su mochila negra–
—Un apartamento a nombre de–saca una nota de su mochila y lo lee concentradamente–... Esnia Lourdes.

¿Esnia Lourdes? ¿Qué mierda de nombre es ese? ¿Y quien es esa?

—Oh si–fija su mirada a su ordenador–. La americana, ¿es usted, cierto?–apunta hacia mí y mi boca topa con el suelo–

¿¡Pero que mierda estaba sucediendo?! ¿Acaso me acaban de cambiar el nombre? Si lo hicieron, ¿porqué a uno de mierda? Mi rabia estaba por lo cielos, al igual que la confusión y el shok.
Los dos me miraban, esperando a que contestara, pero dada a la circunstancia, no podría responder, aún estaba tratando de procesar la información. Por lo que Zayn acudió a responder por mí.

—Sí, sí es ella.
—¿Esta seguro?–me mira– Ella no parece estar segura.
—Sí es ella, le digo.

Vuelve a mirarme. Después se da la vuelta y toma una llave del respaldo. Se lo da a Zayn.

—Que tengan un lindo día.




—¿¡Qué mierda esta pasando y porqué ahora soy Esnia maldita Lourdes!?–entré al apartamento hecha una maraña de rabia–
—¿No te dijo tu padre que te cambiarían el nombre?
—¿¡Me ves como sí estuviera enterada!?
—¡No es mi culpa que tu padre fuera descuidado en ese aspecto!–avienta las maleta–
—¿¡Porqué me puso un nombre tan de mierda?!–lo miro– ¡Hay millones de nombres! ¡Pero no! ¡Escogieron uno que probablemente ni siquiera exista! ¿¡Y porqué cambiar mi nombre?!
—¡Oye!–se acerca y me mira a los ojos– ¡Tu no me culpes de que te hayan puesto un nombre de mierda!–sigue no la mirada puesta en mis ojos– ¡No me vuelvas a gritar!
—¿¡Porqué no?!
—¡Porqué se me había olvidado lo linda que eres cuando te enojas y me gritas!

Y con eso terminó la conversación. Había dado la vuelta y se dirigió a una de las puertas.

—Yo quiero esta habitación–y se encierra–.




Lo que Zayn me dijo, probablemente lo hizo para molestarme. Aunque no me molesto para nada, sólo me confundió. Pero prefiero no dar tanta vuelta a eso. Es mejor no hacerlo.
Había estado recorriendo todo el departamento. Había una cocina, dos baños y medio, cuatro cuartos, una lavandería, una sala y una asombrosa terraza, en la cual estoy en este instante. El viento corría fresco y la vista era increíble. Creo que este lugar es el mejor lugar de todo el apartamento.
La puerta deslizable se abre detrás mío, y un cabello azabache emerge.

—¿Cómo es que puedes estar aquí tanto tiempo?–frunzo el ceño. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí?– Entra, que ya esta anocheciendo.

Sacudo la cabeza y entro. Sí había una diferencia en la temperatura. Afuera estaba helando y no me había dado cuenta.

—Ordene pizza.

Abre la caja y dentro de esta había una pizza con todos los ingredientes que más desteto. Él debía saberlo.

—No comeré eso.
—Bien–toma la caja y se dirige a la sala–, más para mí.
—Idiota–por lo que veo, hemos vuelto a la normalidad. Él ríe–.
—No te preocupes. En el horno hay otro.

Abro la puerta del horno y sin duda hay otra caja. Abro la caja y en ese vienen todos los ingredientes que adoro en una pizza. Lo miro asombrada.

—No deberías creerme tan idiota como para olvidarme tus ingredientes favoritos–sonrío, tomo la caja, me dirijo a la sala y me siento junto a él–.

Y como sí fuéramos viejos amigos chocamos nuestras pizzas y empezamos a comer.