Back [Harry Styles]

me estas cargando la verdad yo todavia no se por qué te hablo

agustina le quiero poner mg a tu comentario bue

Re da q no hagas esto nunca mas, no sabes lo q me dolio leerlo charlie!!! No se cual fue la peor parte porque en todas se me cayo una lagrima. Que fea seria la vida sin harry viste???
Te juro q necesito q el le conteste y no se, se la haga llegar no se como pero q la reciba o q la busque en hawaii o algo, que aparezca el pitin este porque no doy mas
Gracias x subir, te queremo charlie te queremo

jodida sea kate ANHE LLOOOOOOOOOOOOORE MUCHO! mi bebe me rompe mi corazooooon!!! siguela porfis

Lloro lloro lloro y sigo. Llorando ay dios !!!!!!! Esa carta me destrozo y hasta mi mama lloro conmigo dijo que era hermosa y que ahhh la amaba quería una copia y la imprimí jajajaja mi madre loca, ahora ya entiende por que lloro cuando leo esto fue realmente especial se me ancho a la piel con todo lo que escribes :) te esperare a que subas realmente me dejas sin habla como tu puedes escribir así (pregunta: por favor dime te lo suplico ¿si se reencuentran ??) moriré si no charlie besos <3

chau yo me jubilo de esta novela

Ay Dios mío!!! No puede terminar con el en una carta, me alegro que le haya dicho cuanto lo ama porque se que Harry lo necesitaba saber!! Quiero que salga Harry ya!! Que la rescate de todo eso y que están juntos!! AMO tu novela! AMO a Harry y odio que este sufriendo y también odio que Kate sufra y llore porque no está con el pero bueno, síguela pronto! Suerte con la Facultad! Besos Xx IM BACK :D

Hola, Sara aquí
Por favor! No me hagas sufrir más! Donde está mi Haroldo?   
Nena, no sabes lo incre-mega-bella que eres escribiendo, sumergiendonos profundamente en esta histora salida de tu increible y gran cabezota -cabezota sin ofender, hablaba de que tiene mucha magia dentro- te e agarrado una obsecion a tu nove que te juro seriamente que no leo otra que no sean All Over Again o Back, te lo juro. No se porq, pero creo que es porq siento que no voy a encontrar una historia mejor q la tuya o con una historia bien desarrollada y desenlazada como la vuestra.
Y para subirte el autestima: Eres unica, tienes un talento y eres la MEJOR.
[size=15.555556297302246]síguela pronto! Suerte con la Facultad! Besos Xx    [/size]

No no puedo encontrar una parte que me duwla mas. Todasson dolorosas. Asdflslfjls lloro. Literalmente.
Creo que la peor es la final, el último parrafp en donde le dice por qué lo extraña. ): 
En serio quiero que aparezca Louis, estoy ansiosa por eso lol

DIOS!!!!!! es espectacular!
Te deja sin palabras!
SIGUELA POR LO QUE MAS QUIERAS!!!!!!!!!!!!!!!

CÓMO QUE LE MANDO ESA CARTA, LA MINA QUIERE QUE SE AHORQUE EL PIBE, CÓMO VAS A HACER ESO estoy enojada. 
Ojalá ya la haya superado, es una cajetuda CAJETUDA bueno, igual la quiero, de vez en cuando encima se va a hawaii
yo me puse sentimental con la parte del padre y el abrazo, se me llenaron los ojos de lágrimas, CASI lloro. 
Hacía un montón que no entraba por el tema de la escuela y eso, y leer 2 capítulos juntos me dio nostalgia de cuando leía all over again sin parar, bueno, me voy

xoxo

Charlie, hola. Por donde empiezo?... Asi! De un dia para otro olvidé mi contraseña y no logro reponerla asique hice esta nueva cuenta. Soy Zara de la firma ZaraLoves   Asiq... bueno solo queria comunicartelo igual n c si te importe o que, pero te lo comunico de todas formas.
Por cierto.... Da señales de vida que estas asustandome, chica
Igual te kiero como 100pre, no importe cuantas cuentas cree siempre seré tu fiel lectora
Besos  

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Capítulo 5.

Lunes 24 de Diciembre del 2012, 20.17 pm. Departamento espacioso -y financiado por Edward Thomson. Nueva York.

- ¿Aún no vamos a cenar? Creo que ya estamos en maldita hora, Katelyn.

Estaba estirada sobre el sillón de nuestra sala de estar, cubierta hasta el cuello de mantas y frazadas térmicas para resguardarme del frío invernal que acechaba a la ciudad. Encima mío estaba mi notebook, mientras trabajaba duro en un diseño extremadamente precario con Photoshop, para una asignatura que aún debía rendir luego de nuestras vacaciones navideñas.

Sam estaba insistiendo hacía aproximadamente dos horas para me levantara de allí, me vistiera con algo más que sábanas y remeras gigantescas y desprolijas cubriendo mi piel expuesta, y finalmente le regalara un poco de ánimo navideño.

Pero la realidad era que aún quería permanecer de esa manera, terminando mi proyecto y tomando té hasta dormirme en el calor que emanaba mi cuerpo.

- ¿Es que no habíamos arreglado que esta navidad sería diferente? Prometiste intentarlo al menos, Kate.
- No me gusta la navidad. -hablé, adentrándome en el desastre de mi abrigo.
- No te gusta los recuerdos que te trae. Pero es imposible que no te guste decorar, hablar con las personas, comprar regalos… mucho menos si eres jodidamente millonaria.
- No soy millonaria. -aclaré, destapando mi rostro para observarla. Rodó sus ojos.- Mi padre lo es.
- Gracias al cielo porque ese maldito apartamento casi no nos dejaba espacio para respirar. -dramatizó y reí.

Nos habíamos mudado al volver de Hawaii, cortesía de mi padre como sorpresa por inicio de clases. El departamento era excesivamente grande, un piso completo para ambas. Tenía dos amplias habitaciones cada una con su respectivo baño, un pequeño salón de estudio con biblioteca ya incluída, una sala de estar con muebles además de una cocina en las mismas condiciones. El espacio era blanco combinado con rojo y negro en la cocina. Era demasiado grande para ambas y hasta se sentía frío y solitario en algunos momentos.

Más aún cuando la maldita calefacción se averiaba, como en ese preciso momento.

Afuera, caían algunos pequeños copos de nieve que llegaban al suelo como agua. Vivir en el piso doce de un lujoso edificio nos permitía apreciar ese fenómeno, y era realmente precioso contemplar a la ciudad empezar a teñirse de blanco. No era común que nevara en Diciembre allí, pero esos pequeños destellos de nieve eran suficiente como para hacerme sentir en casa, por primera vez desde que había llegado allí en Abril.

Me obligué a levantarme mientras ella lo suplicaba con su mirada; agradecía por lo menos que Sam no estuviera verborrágica como siempre y lo acreditaba a un milagro navideño. Desde que habíamos comenzado la universidad, había comprendido a la fuerza que debía callarse en algunas ocasiones, sin importar lo que su psicótica mente le dijera.

Y agradecía que aplicara ese conocimiento en nuestra relación, porque no creía poder sobrevivir con alguien tan hiperactivo en mi proceso de duelo.

Salí de mi cuarto algo más de una hora después, vestida con una falda hasta mis tobillos y una camisa suelta, un saco cubriendo mis brazos del frío. Maquillé mi rostro y recogí mi cabello, además de usar zapatos, sólo para contentar a mi compañera de cuarto. Sam ya tenía la cena lista para ese entonces, y era la primera vez que cocinaba para ambas. Nuestra dieta solía basarse en pizzas, ensaladas y comida chatarra, y agradecía que ella también adorara los chocolates como yo, porque jamás se olvidaba de comprarlos.

Cenamos en tranquilidad; convivir juntas no nos otorgaba una gran variedad de temas de conversación, porque básicamente una vez al día ella invadiría el lugar donde yo me encontrara, aturdiéndolo con sus millones de relatos extensos y complicados, para que estemos al día de todo lo que ocurría en la vida de la otra. Y aunque era irritante, se había ganado mi cariño.

Samantha era la única persona en la que confiaba allí y, luego de nuestras vacaciones en Hawaii, sabía que ella también confiaba ciegamente en mí. Porque me había permitido entrar en su familia y en su círculo de amistad, porque me había mostrado todas sus inseguridades y se había expuesto ante mí; y no la había juzgado. Ni un poco. Porque tenía suficiente con mi vida como para tener prejuicios sobre la de otros.

Estábamos mirando Friends, mi colección personal, luego de haber limpiado y ordenado nuestro lugar. No había mucho más que hacer allí en Navidad que sacarnos fotos juntas, terminar de decorar y disfrutar de nuestro tiempo de tranquilidad. Nueva York era un buen lugar para las vacaciones navideñas, pero no si pretendías quedarte dentro de un apartamento.

El tiempo pasó y escuchamos movimiento proveniente de afuera. Faltaban diez minutos para la navidad, así que decidimos acercarnos a nuestro balcón para enfrentar el frío de la noche. Sam desapareció con la excusa de ir al baño, pero sabía que probablemente estaría escondiendo obsequios debajo de nuestro gigantesco árbol navideño. Reí ante ello; los míos estaban escondidos en el armario y los retiraría cuando fuera medianoche.

Apoyé mis codos en el vidrio que decoraba el balcón, respirando profundamente. Sonreí ante ese olor a galletas recién horneadas, familiaridad y amor. Había cierta magia en esa época del año. Cierta esperanza, cierto deseo de mejorar. Había paz y había solidaridad. Había algo que te permitía volver a empezar sin mirar atrás, ayudando al otro y mejorando como persona. Había algo que me hacía recordar, y sólo recordar.

Sam volvió para observar las increíbles decoraciones del centro de la ciudad. Las personas se encontraban en sus balcones o caminando hacia el gran árbol donde encenderían trillones de luces y fuegos artificiales para las familias que quisieran disfrutarlo. Suaves canciones navideñas se escuchaban en el aire, y podía escucharlas cerca por mi compañera, quien no dejaba de tararearlas con felicidad.

La cuenta regresiva tuvo lugar y las luces que decoraron el cielo, cubriendo las estrellas, me sorprendieron ampliamente, llenándome de una felicidad que no recordaba tener hace tiempo. Abracé con mi brazo a Sam a mi lado, deseándole una feliz navidad pero ella me abrazó con mayor ímpetu, como era de costumbre. Devolví el gesto y cuando ella me apretó con más fuerza, pude escuchar su respiración entrecortada y me separé sólo para observarla al borde del llanto.

- Hey, ¿qué está mal? -preguntó, y entendí en ese momento que ella no había estado callada por el entrenamiento que en la universidad le otorgaban al respecto; sino que algo la inquietaba, y me culpé por no haberme dado cuenta antes.
- No lo se… es la primera navidad que paso fuera de mi casa, ¿sabes? -soltó, tragando con dureza para que su voz dejara de temblar- Se que mis padres no preferirían que esté allí o que las cosas ya no son lo que eran pero… extraño estar allí, a veces. ¿No te sientes de esta manera, también? -cuestionó, quitando su mirada de la mía para evitar sus lágrimas.
- En realidad… no. -admití, mientras la sostenía por sus hombros, quitando el cabello de allí.- Es verdad que extraño, si… pero en mi caso, extraño cosas que ya no puedo tener. -sentencié, y ambas nos silenciamos por algunos segundos, los festejos a nuestro alrededor siendo el único ruido de fondo.- ¿Por qué no los llamas, cuando sea navidad allí? Ellos estarán realmente felices de escuchar de tí. -asintió, mordiendo su labio inferior.- Hey, no los has perdido. Todo es… complicado, pero sigue siendo tu familia.
- Lo se, lo se. -negó levemente, frunciendo su ceño.- ¿Por qué no entramos así te doy tus obsequios?

Me sonrió, y la abracé por los hombros una vez más para adentrarnos allí. Como era de esperarse, encontré debajo del árbol una excesiva cantidad de presentes, todos envueltos en cajas blancas con moño rojo. Corrí hacia mi habitación para sacar sus obsequios y llevarlos a la sala de estar, Samantha tan emocionada como una niña en su primera navidad consciente.

Cuando volví, ella ya habia abierto uno que, al parecer, ella misma se había comprado. Reí al encontrar un par de botas negras. Se excusó con que no podía de ninguna manera regalármelas en cuanto las vio, así que terminó comprándose unas de su talle. Me senté en el suelo junto a ella, abriendo los paquetes con ropa, relojes, anillos y otros accesorios. Ella hizo lo mismo, gritando por cada nueva prenda de ropa que se adhería a su colección.

- Adoro la navidad. -admití, una vez que terminé con todos las cajas del lugar.
- Nadie puede odiar la navidad. -me codeó y la empujé por su rudeza.
- Sabes… tengo algo más para tí.
- También yo. -habló y ambas reímos.

Cada una salió de su habitación con una última caja envuelta en papel navideño, además de un lazo. Sonreímos e intercambiamos presentes. No hacía eso desde Louis, y el recuerdo me había generado una sonrisa incluso más grande de la que esperaba. Esperé a que ella abriera el suyo, para observar su reacción. Eso era lo mejor de los regalos; saber que a la otra persona le gustaba el pequeño gesto personalizado para ellos.

- ¿Estás bromeando? -preguntó, su ceño fruncido y la miré sorprendida.

Había armado un collage con fotos de nuestras vacaciones, y lo había impreso para que lo tuviera dentro de un portarretrato elegido personalmente por mí. Sabía que no era el mejor de los obsequios, pero me gustaban las cosas reales en vez de tanto material. Quizás a ella no, por eso había usado esa expresión. Mi mirada bajó.

- ¿N-no te gus…
- Por favor, abre el tuyo, Kate.

Fruncí mi ceño y ella insitió. Cuando lo abrí, encontré la parte trasera de un portarretrato y reí junto a ella. Decidimos que ambas daríamos vuelta el objeto a la vez, para encontrar que foto habíamos utilizado. Pero aunque ella probablemente se esperaba algo así, mi reacción no fue la misma que la de ella.

Porque en el portarretrato, presa detrás de un cristal, estaba esa foto.

Nuestra foto.

Esa fotografía instantánea que nos habíamos tomado el día de mi cumpleaños, en Cleethorpes, luego de fingir un compromiso y de que me cantara una canción.

Esa que guardaba debajo de mi colchón… que aún guardaba debajo de mi colchón, aunque no la revisara a diario.

Esa que plasmaba el único recuerdo físico que tenía de él.

- Sam…
- Creí que era hora de que la tuvieras en algún lugar no tan escondido… o si quieres escóndelo, pero al menos así no se arruinará la calidad, ni la textura ni la imagen… es bastante frágil el papel que utilizan y no sabía si iba a gustarte o si te gusta o si estás a punto de romperlo contra mi cabeza…
- Sam. -la interrumpí, mi voz cada vez sonando más baja.- Me encanta. En verdad, es el mejor regalo que me has hecho.
- Me fascina el tuyo también. Lo pondré en el estante de mi habitación.

La abracé con fuerza, una sonrisa nostálgica abandonando mi rostro. Devolvió el gesto con la misma intensidad, y supe que ella estaba ahí para mí. Que aunque los recuerdos otra vez me atormentaran, ella siempre me ayudaría a salir de ellos, regalándome memorias frescas y que me generen una sonrisa al recordarlas. Porque ella era mi amiga; sin importar que hiciera tan poco tiempo de que la conociera.

Volvimos afuera luego de ordenar en silencio, al menos de mi parte. Samantha volvió a su rutina de hablar y yo a la de escucharla, sumergida esta vez en mis propios pensamientos. Nos sentamos allí, con chocolate caliente sobre una pequeña mesa entre nosotras, galletas compradas, y frazadas alrededor de nuestros cuerpos.

- Te ofrecería de salir a algún bar, pero probablemente vuelvas a dejarme sola como en Hawaii. -tentó, sonriendo de costado, fingiendo inocencia.
- ¿De verdad estás diciendo eso? -negué, una sonrisa escapándose de mis labios- Tú eras quien te ibas con el primer “amigo” que encontrabas. Porque todos eran tus malditos amigos y siempre tenías la excusa de dejarme sola… o con otro de tus amigos. Wow. Coincidencias.
- Pero tú eras quien terminaba yéndose con ellos a sus casas, o a la playa.
- Porque tú aparecías dos horas después, aún ebria y comentándome que ni siquiera te acostaste con uno de todos los “amigos” que habías visto allí. -solté, Sam riendo ante el recuerdo- Básicamente me has engañado para que termine con la mitad de la población de Hawaii.
- Primero, ni siquiera conociste a la mitad de la población de Hawaii. -comentó, pícara- Segundo… te has acostado con quienes tú has querido y necesitado, realmente. Nadie te ha presionado en eso.
- Oh, ya déjalo, Samantha. -bromeé y ella estalló en risas.
- Quizás si influí en eso, un poco… -aceptó, mirándome con cariño.- Pero lo necesitabas, ¿sabes? -habló, más suave.
- Si… quizás. -medité, abandonando su vista de la mía.- No lo haré de nuevo, de todas formas.

Un silencio cómodo y de reflexión se instaló entre nosotras, mientras la brisa fría del invierno nos golpeaba suavemente. Me acurruqué en mi lugar, y ella decidió volver a comenzar otra conversación.

- Así que… ¿extrañas lo que ya no puedes tener, verdad? -preguntó, y conocía ese tono de voz utilizado.

Esa suavidad en sus palabras, la manera de decirlo con tacto. La forma en que buscaba que me abriera a ella, aunque ya lo había hecho miles de veces. El tono de voz que implicaba confianza y seguridad en su silencio.

- Siempre… relaciono Navidad con Louis. Toda esta época, en realidad. Pasamos tres navidades juntos y su cumpleaños era en vísperas de navidad así que… prácticamente estaba todo el tiempo con él en vacaciones. Tenía sólo doce años, cuando fui a su cumpleaños y mi familia pasó navidad con la suya… mi primer beso fue en su casa, con él, debajo de un muérdago. Me había enterado que a él le gustaba, y siempre había estado enamorada de él. Éramos amigos desde que tenía nueve por nuestras familias y él era el niño mayor que estaba fuera de mi alcance... -sonreí tímidamente, sintiendo el calor subir a mis mejillas, esquivando la mirada atenta de Sam- Era tan feliz, Sam. Estaba enamorada, él también, y no había defectos en nuestra relación. Realmente extraño poder ser de esa manera; no lo sé, natural, pura. Mi vida era mucho mejor en ese entonces. Me gustaría poder tener todo eso de nuevo.
- Pero mientras más creces, cada vez todo se vuelve más difícil. Y todos tenemos un momento de nuestra adolescencia en que todo termina en desgracia y existe un cambio. Supongo que es un proceso traumático. -habló, simulando inteligencia.

Le sonreí.

- Igualmente… es la primera vez que puedo recordar esto de una buena manera. Normalmente me generaba tristeza hablar de él o recordarlo pero creo que…
- Lo has superado. -interrumpió y asentí.

Sam continuó observándome, esperando que mi relato siguiera su rumbo.

- También… pasé vísperas de navidad con Harry el año pasado…
- En verdad estaba esperando que lo nombraras. -festejó y reí ante su felicidad simple, por una victoria más que obvia.
- También me besó debajo del muérdago… y recuerdo que sólo pude pensar en Louis en ese momento. Casi estamos juntos por primera vez ese día… y no lo hice sólo porque no podía pensar en otra cosa más que en él. -sonreí de forma amarga, y ella acarició mi mano con la suya- Diablos, que diferente sería todo ahora.
- No lo habías superado en ese momento…
- Probablemente, si. ¿Sabes? Probablemente tenía todo superado. Pero era la excusa perfecta para no volver a tener algo que superar en un futuro. Era mi excusa para no tener a Harry.

Un silencio pasajero nos interrumpió y pensé que estaba terminada nuestra charla, hasta que Sam habló una última vez.

- ¿Todavía… lo extrañas?
- Lo extraño. Aún. Demasiado. Como el primer día que llegué aquí. -hice un pausa- Y desearía haber pensado como pienso ahora un año atrás.
- Probablemente estarías allí con él ahora… -delimitó y yo la asesiné con mi vista.

Sonrió como disculpas antes de continuar.

- Hey, pero quizás… nunca nos hubiéramos conocido entonces.
- Supongo que ese es el único lado bueno que puedo encontrarle a toda esta situación. -le sonreí y ella apretó mi mano.
- Encontraremos la manera de que esto sea más fácil para tí…

Sonreí sin mostrar mis dientes, fingiendo que esa sonrisa era real.

Quizás no quería que todo fuera más fácil.

Porque sabía que para que fuera más fácil, debía dejarlo ir.

Y no quería dejarlo ir.

No podía rendirme.

No podía dejarlo ir.

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Tardé como una semana en subir y lamento eso. Estoy algo bloqueada, pero espero poder adelantar en semana santa. Si todo sale bien, el martes a la madrugada estoy por acá. Gracias por todos sus comentarios y teorias, los leo y siempre me incentivan a escribir más. Me alegra haberlas hecho llorar un poco. Gracias por todo, la próx les respondo todo. Y para las que quieren releer el final de All Over Again y seguir llorando, estoy llegando a los capítulos finales en Wattpad. Y voy a empezar a subir Back por acá: http://www.wattpad.com/ccharlie. Charlie loves you♥.