Las doce rosas rojas | novela colectiva.

Capítulo 10

Mamá golpeteo la puerta varias veces para poder avisarme que ya era la hora, aunque ya estaba despierta hace un largo tiempo seleccionando mi ropa y preparándome para poder ir a la preparatoria. Tendría la oportunidad de ver nuevamente a Liam, y enterarme de los chismes por mis compañeras del banco de adelante.

Me despoje de la ropa y entre en la ducha, algo que amaba de mi era mi cabello largo y rizado así que era de cuidarlo demasiado para que se mantuviera encantador; cuando termine de darme un baño salí apresurada ya que había escuchado a mi celular sonar, y de seguro era Zoey avisando que me pasaría a buscar para poder ir juntas.

Cogí de la cama mi camisa a cuadros color azul claro, y una musculosa negra debajo de ella. Me coloque apresurada un jean negro bastante ajustado, tome mi mochila y salí apresurada de la habitación, corriendo prácticamente por las escaleras.

—Cariño— Me llamo mi madre desde la cocina.

— ¿Qué sucede? — Pregunte después de tirar mi mochila hacia un lado e ir con ella. —Ya estaba por irme, Zoey me vendrá a buscar— Agregue después de un tiempo.

—No me has contado cómo te fue anoche, me gustaría saber si ese chico te correspondió— Un leve sonrojo se asomo por mis mejillas.

—Pues, no— Dije directamente. —Tiene novia, y me lo dejo claro— Mi madre corrió a mis brazos, aunque la verdad no me sentía muy mal por ello, lucharía de alguna forma u otra por él. —Pero, no me daré por vencida— Sonreí orgullosa. Mi madre beso mi cabeza, y me dio un fuerte abrazo.

—Jamás te lo dije pero… tu padre también tuvo novia en ese tiempo, se decía que terminarían comiendo perdices de lo felices que “eran” —Hizo las comillas con sus dedos y soltó una risa. —Yo sabía que estaban pasando por mal de amores, y ahí fue cuando fui por él— Mi madre sonrió al parecer recordando tiempos pasados.

—Ellos son muy felices, y Liam le es muy fiel— Solté con un tono triste.

—Eso es lo que ellos aparentan… — El timbre sonó interrumpiendo la charla.

— ¿Por qué lo dices tan segura? — Hable desentendida aceptando el dinero que mi madre había sacado de su bolsillo.

—Simple intuición, cariño— Me guiño uno de sus ojos, se acerco para darme un beso en la frente y luego se  marcho en busca de mi padre para poder desayunar junto a él.


Luego de tomar mi mochila me aproxime a la puerta encontrándome con una de mis mejores amigas. —Hey— Rio Zoey, acercándose para darme un abrazo.

—Hey— Ambas soltamos risas, usualmente nuestro saludo era así, raro.

— ¿Qué cuestas de nuevo? — Pregunto mi amiga mientras comenzábamos a caminar hacia la preparatoria, la cual quedaba a unas tres calles de donde vivía.

—Mi hermana está furiosa porque una rosa roja bailo con Dylan, se la paso la noche llorando en su cama…

—Oh, lo siento— La interrumpí.

—Ella estará bien, hoy no quiso ir. Así que tuve que venir sola, pero para mí es mejor ya que no la escucho sobre sus problemas de amores, o alguna que otra cosa con sus amigas— Agrego sonriente. — ¿Tú fuiste al baile?

—Nope— Negué con la cabeza y luego sonreí. —Mamá se sentía mal, así que quede con ella— Reí forzadamente, era mala mintiendo, bastante mala. —Supongo que tú tampoco fuiste.

—Acertaste, me quede en casa leyendo, nadie me invito para el baile y sola no quería bailar.

—Somos dos.




Llegamos apresuradas al instituto, aunque aun habían alumnos afuera fumando o haciendo lo que fuese, divise a lo lejos a Liam junto con algunos amigos. Estaba con su novia, el pasaba sus brazos por la cintura de ella, y uno que otro beso Liam le otorgaba al cuello de la cobriza.

Zoey tiro de mí hacia un lado viendo que varios chicos me observaban graciosos viendo como mis celos subían a flote. —Deberías mantenerlos controlados— Soltó cómplice mi amiga y luego dejo salir una risa.

—Ella hace que me sienta así, es como si lo hiciera apropósito— Brame enojada.

—No dejes que eso te arruine el día— Zoey se despidió ya que varios de sus compañeros se dirigían hacia su respectivo salón, en el almuerzo nos veríamos de nuevo.

Camine por el pasillo en busca de mi casillero para poder coger mis libros de matemáticas, odiaba con todo mi ser esa materia, simplemente no me salían los cálculos y eso me ponía de malas.

Cerré mi casillero y camine hacia el salón, todos estaban sobre las mesas comentando sobre el baile del día anterior. Los murmullos sobre las nueve doncellas que habían entregado su rosa al chico que tanto amaban, estaba feliz por ser una de ellas, esta vez no tenía que dejar pasar la oportunidad.

La profesora entro al salón haciendo un estrepitoso ruido con sus zapatos de tacón alto, me senté en mi asiento, casi el ultimo, ya que los pupitres del final del salón eran para los “rudos” de la preparatoria, junto a ellos estaba Liam.

—Bien alumnos, la anterior clase di unos ejercicios y espero que los hayan terminado— Hablo severa acomodando sus anteojos cuadrados.

No, no los hice. Me fui deslizando hasta abajo, tapándome con mi compañero que estaba delante de mi.

—Evans, — Me llamo la profesora. No quiero, no los hice, NO ¡POR FAVOR! —Deje de esconderse, quiero que me dicte los resultados.

—No los hice— Hable apenada.

—Tercera vez desde que empezamos, exactamente dos semanas.

—Lo siento, es que no me salen— Me defendí.

—Bien, en la semana le daré un tutor— Anoto algo en su libreta, de seguro mi irresponsabilidad y un tutor, otro más a la lista. —Ahora alumnos, anoten…

Me coloque mis auriculares y comencé a escuchar música. Una de las razones por las cuales no aprendía era por escuchar música en clase, estaba estrictamente prohibido, pero no me resistía a no colocarme los auriculares y entrar en mi mundo.

El timbre sonó, no me di cuenta un tiempo después hasta que vi a Liam salir con sus amigos. Apresurada tome mis libros y me encamine hacia fuera del salón donde vi a mis amigas esperarme, sonreí pero mi sonrisa se borro al instante cuando mi profesora, Johansson, me esperaba con un papel frente a mi donde claramente se veía el nombre de mi tutor y los horarios en donde podría encontrarlo. Le agradecí falsamente y luego salí de allí.

— ¿Y bien? — Me insistió Zoey.

—Malik— Bufé.

—Oh, él es bonito, simpático e inteligente, te enseñara bien— Hablo emocionada Darian, otra de mis amigas.

—Lo veré en la tarde, si quieren pueden ir al comedor, dejare mis libros e iré enseguida.

Mis amigas asintieron y se marcharon de allí, guarde el papel que la profesora me había entregado en mi libro de matemáticas y me dispuse a caminar hasta mi casillero.

El grupito de rebeldes se encontraba justo al lado mío, hablando incoherencias y diciendo alguna que otra grosería. Varias chicas de mis otras clases se encontraban ahí, pero luego se marcharon dejando a Liam con Harry, uno de sus amigos. Hablaban a susurros, y el bullicio que hacían todos por los pasillos no me dejaban escuchar con claridad.

—Te lo juro, no puedo olvidarla, fue la mejor noche de toda mi vida— Escuche a Liam susurrar. —Quiero saber quién es… —Se detuvo un momento, y luego hablo. —No, necesito saberlo.

Mis labios formaron una perfecta ‘o’ que rápidamente tape con mis manos. Él quería saber quien era. Él quería encontrarme. Él no me podía olvidar.

Hi!: