Lost Summers

Elizabeth Harris & Harry Styles

‘’ – Vamos Ellie  – una vez más lo volvió a repetir, y una vez más yo negué con la cabeza.

Si había algo a lo que verdaderamente le temía era al mar. Es hermoso, sí. Amo el olor, sí. Me encanta ver cómo la gente se lanza hacia él y gozan de aquellas hermosas olas, pero no yo. Desde que casi muero cuando era pequeña me eh negado rotundamente a volver a entrar.

– Vamos Elle, confía en mi… –  ’’

-Señorita Harris- La voz de mi Jefa retumbo en mis oídos sacándome de aquel doloroso recuerdo de verano, lo cual le agradecía de algún modo u otro enormemente. Aquellos recuerdos llevaban resurgiendo en mi cabeza la última semana y lo odiaba. Era algo que había llevado años tratando de olvidar y no lo había logrado, claro, pero al menos había llegado a tal punto de que no se apareciesen las imágenes de aquello en mi cabeza para torturarme de nuevo.

Voltee mi mirada hacía mi Jefa la Señorita Finston. Su cabello negro estaba recogido hacía atrás en una coleta, sus zapatos negros de taco obviaban que eran nuevos al igual que su atuendo, que a decir verdad le iba muy bien. Sus penetrantes ojos azules me miraban mientras una sonrisa traviesa escapaba de su rostro. Me puse de pie saliendo así de mi escritorio tras su seña de que la siguiera hasta su oficina. A decir verdad no me asustaba, me inspiraba confianza y eso era algo raro ya que no sentía eso en alguien desde hace… demasiado tiempo. Además era una chica demasiado joven para ser dueña de una enorme empresa y admiraba aquello de ella.

Entre tras de ella a su oficina cerrando la puerta, se colocó detrás de su escritorio y yo tome asiento en una de las sillas color negro enfrente de aquel escritorio color crema. El silencio no duro más que unos segundos en los que ella revolvía papeles en su cajón y luego los colocaba enfrente de mí.

– Necesito un favor Señorita Harris – comenzó a decir – Se hace un viaje cada año aquí en la empresa por motivos de verano, lamentablemente yo no podré asistir – frunció un poco el ceño pero después sonrío – como usted, Señorita Harris es mi asistente personal aquí en la empresa decidí optar por enviarla a usted –

Estiro un poco más los papeles indicando seguido que los tomara, cosa que hice con gusto. Comencé a observarlos todos detenidamente y me di cuenta que no era un viaje de ‘’trabajo’’ como yo pensé que sería, eran unas vacaciones con todo pagado para cualquier miembro de la empresa que se lo mereciese. Alce mi vista y mire a la Señorita Finston.

– No sabía que se hiciese este viaje, nadie me lo había dicho – dije algo apenada.

Pero era cierto nadie en la empresa me lo había contado y eso que según me habían dicho todo respecto a oportunidades de cualquier tipo. Incluyendo viajes vacacionales.

– Es porque nadie en esta empresa antes de usted se había merecido ese viaje, así que digamos que nadie lo sabe además de mí –

Sonrío y yo le respondí con el mismo gesto. M e hizo un ademan con su mano para que siguiera mirando el folleto y así lo hice.

Mi sonrisa no lograba quitarse de mi cara, hasta que divise el nombre de aquel lugar en el que me hospedaría con los otros afortunados empleados de otras empresas. ’’ Cowneybeach’’.

– Vamos Ellie, no seas amargada – decía suplicante mi teñida hermana.

Llevaba horas tratando de que le dijera que si la acompañaría a esas vacaciones en la playa que tanto llevaba planeando y en verdad yo ya había aceptado, internamente claro, me gustaba ver que podía ganar, además de unas estupendas vacaciones. La idea me agradaba sin contar la parte de él mar, pero imaginar mis pies tocando la arena y el sol en mi cara era fascinante.

– Te daré mi mesada por todo un año, pero por favor ya dime que sí – dijo mordiendo su labio inferior y tirándose en mi cama dramáticamente.

– No me convences – le dije. Y era verdad, el dinero no era lo que yo quería.

– Bien, te prometo no traer a Valerie a la casa de nuevo, ni llevarla con nosotras –

– Trato hecho – seguido de mi respuesta me pare de mi cama dirigiéndome a mi closet para sacar mi maleta y empezar a guardar todas mis cosas.

– ¡Nos vamos a Cowneybeach! – grito Hannah saliendo al fin triunfante de mi habitación.’’

Sasha, mi Jefa, me miraba atenta y, cuando paso una mano enfrente de mi rostro fue cuando volvi a tierra.

– No acepto un no por respuesta – dijo Sasha. Y, a pesar de que yo era de esa clase de personas que se oponen cuando algo no les gusta algo, le sonreí, tome los papeles y salí se su oficina dispuesta a ir por quinta vez a la famosa Cowneybeach donde confiar en alguien no es buena idea.


’’ – Regresaré el siguiente verano y nos veremos en donde escondimos nuestro tesoro –  sonrío ampliamente seguido de mí. Me tomo de la cintura y me acerco a unos pocos centímetros de su rostro. Sus ojos no dejaban de ver los míos y su respiración se mezclaba con la mía – Confía en mi Elle –  

Despierto exaltada ante aquel recuerdo -no debí confiar en ti Styles- es lo único que logró pensar.

La niña que está al lado mío en el avión me mira raro, y cuando nota que la observo me sonríe y voltea hacia la ventana. Tomo mis audífonos y los enrollo para seguido meterlos a mi mochila puesto que noto que falta poco para aterrizar. Veo que la niña sigue mirando hacia la ventana pero de la nada, en un movimiento rápido regresa su vista a mí.

– Perdón si me escucho bastante entrometida o algo por el estilo, no suelo quedarme con la duda de nada de lo que veo y mucho menos si quiero conseguir alguna respuesta. Así que ¿puedo preguntarte algo? –

La velocidad con la que habla aquella niña de lo que a mi parecer debe tener entre 12 y 14 años de edad me recuerda a mi cuando era pequeña y curiosa me hace sonreír. Noto que ella lleva consigo una pequeña libreta forrada de algo similar a cuero color café. Observo un poco más y logro divisar un libro en sus piernas ‘’Thirteen Reasons Why’’. Dejo de observarla y me dirijo a ella que espera impaciente mi repuesta.

– Claro que puedes – sonrió y ella se emociona.

– ¿Por qué no dejabas de sonreír cuando estabas dormida? – pregunta acomodándose en su lugar del lado para lograr tener una mejor percepción de mí.

Me esperaba todo menos esa pregunta. Supongo que empiezo a palidecer porque comienzo a marearme un poco. Le pido a la azafata algo dulce y me entrega una paleta. Aún no puedo creer que haya estado sonriendo tras aquel sueño que para mí á sido una pesadilla desde el día en que mi confianza fue traicionada.

La niña aún sigue en espera de alguna respuesta pero lo único que logro decirle es.

– Ya vamos a aterrizar –


Había bajado al fin del avión, dejando a aquella niña con la duda sobre mi sonrisa mientras estaba dormida. Odiaba dejarla con la duda, pero ni siquiera yo sabía porque estaba sonriendo.

Caminaba por el aeropuerto con mis valijas y me maldecí internamente por haber llevado tantas cosas, mucho más cuando al querer agacharme a recoger mi sombrero que se había caído de mi cabeza gracias a unos niños que pasaron corriendo y me empujaron, provocará que un chico tropezará con mis maletas y callera al piso.

Tomé mi sombrero y lo coloque encima de mi mochila para ayudar a levantar al chico. Aquel era de cabello rizado y rubio. Sus ojos verdes y su piel blanca, a decir verdad bastante guapo. Su estatura parecía de uno ochenta y dos y yo ya babeaba por él, si había algo que me gustaba en los chicos era su estatura y su cabello.

– Lo siento, de verdad – le dije al chico de nombre desconocido cuando ya se encontraba de pie.

El me miró fijamente y sonrío y por el calor en mi rostro supuse que yo estaba comenzando a ruborizarme demasiado.

– No te preocupes, fue mi culpa. Estaba tratando de alcanzar a mi primo y no me fije que tus maletas estaban en el camino – río y yo seguí sus risas pero eran más por vergüenza que por diversión.

Comencé a tomar todas mis maletas, acomodándolas bien esta vez para poder salir del aeropuerto y tomar un taxi pero el chico me detuvo.

– ¿Podrías decirme tú nombre? Tienes una sonrisa demasiado encantadora como para dejarte ir así de fácil –

Sí creí que antes estaba ruborizada supongo que ahora parecía un volcán a punto de explotar. Sin embargo me detuve y lo mire.

– Elizabeth Harris – conteste.

– ¿Y a donde se dirige Señorita Elizabeth? – pregunto como si fuera mi mayordomo o algo por el estilo lo que me hizo reír un poco.

– Eso es un secreto señor…–

– Zack, soy Zack Cox – completo el enseñando una hilera perfecta de dientes formando una sonrisa.

Estaba segura de que conocía aquel apellido y por alguna razón mi mente estaba tan bloqueada y concentrada en aquel chico rubio llamado Zack que no recordaba de quien era.

– Bien, Zack iré a Cowneybeatch – dije para después empezar a caminar por el aeropuerto hacia la salida.

– Pues supongo que no será mucho el tiempo que no nos veamos, también voy hacía allá –

Volví a pararme y me gire a verlo. Alzo ambos hombros y yo negué para seguir caminando, hasta que escuche esa voz, la voz de mis recuerdos de la última semana enfrente de mí.

– Primo tenemos que irnos el auto ya está listo y yo tengo que llegar a Cownweybeach a registrarnos y avisar a la empresa que ya estamos allá. Además nos están esperando y…–

Su vista se alzó logrando que el castaño dejara de hablar repentinamente al verme. Aquellos ojos que tanto me encantaban me miraban incrédulos y yo soló deseaba que no me reconociera.

– Elizabeth ¿eres tú? – pregunto el asombrado.

Asentí. Respire profundo para poder mantener la postura enfrente de él, quería que pensase que ya lo había olvidado, eso era lo que más quería.

– ¿Eres? – logre pronunciar, y agradecí a los cielos haber entrado a teatro en la secundaria.

– Harry, ¿no me recuerdas? – me dijo.

Logré notar su voz rota en la pregunta, me dolía y eso era algo que de ningún modo aun que lo deseara profundamente podía negar.

– No, lo siento –  volví a negar.

Zack miraba la escena desde atrás y creo estaba más confundido y el que tendría que darle explicaciones tendría que ser Harry.

– Tengo que irme Zack – le dije y el asintió aun confundido – espero verte pronto –

Tomo el aza de mis maletas y volví a retomar el paso esquivando a Harry.

Cuando estaba a punto de cruzar la puerta de salida y de soltar el aire contenido para seguro soltarme a llorar (lo que no había hecho desde hace tiempo) sentí una mano en mi hombro.

– Ellie, sé que me recuerdas – dijo detrás de mí.

No voltee, tampoco seguí caminando, pero él se puso frente a mí y me miro buscando que yo hiciese lo mismo.

– Lo hago Harry, pero desearía lo hacerlo – cerré los ojos y suspire – ahora déjame pasar por favor – pedí, pero él no se movió.

– Te extrañe demasiado – empezó a decir – Lo siento – agacho la mirada.

– Olvidalo Styles eso ya fue – dije tratando de sonar lo más convincente posible y lo logre al parecer por que el me miro incrédulo.

– Entonces ¿Por qué regresaste a Cowneybeatch? – pregunto.

– Vacaciones de trabajo Styles – conteste y trate de esquivarlo pero no lo logre.

– Elle…– trato de decir.

– No me digas así Harry – dije con un tono de furia en mi voz no aguantaba más que él estuviese conmigo, mucho menos ahora, me dolía – ahora déjame pasar – me miro triste pero se corrió abriéndome paso.

Camine hacía la calle y pare un taxi, el chofer se bajó y comenzó a ayudarme a subir las maletas. Miré a Harry y él estaba sentado en un escalón con los codos apoyados en sus rodillas y su cabeza agachada entre sus manos.

Abrí la puerta del taxi para subir pero antes de hacerlo él corrió hacia mí.

– Regrese – susurro

– No lo hiciste – le dije

– Lo hice –  aseguro y se alejó.