Sometimes... Someone. [7 días] Larry Stylinson.

Día 05
Parte II

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Detuve el auto donde comúnmente lo estacionaba cuando pasaba mis días observándolo sentado frente aquella lapida, antes de que todo esto pasara, es extraño que ahora él estuviera a mi lado y más extraño aún que yo lo estuviera trayendo a este mismo lugar.

Espere a que se bajara, pero no lo hizo. En cambio dio un profundo suspiro antes de mirarme.

- ¿Me acompañas?

Contuve el aliento. ¿Qué?

- Yo… – No sé por que su proposición me sorprendió tanto –  No creo que deba. – intente excusarme.

- Por favor – pidió.

Últimamente me pasaba que no podía decirle que no ha aquellas dos esmeraldas suplicantes ante mi. Mirándolo a los ojos asentí y salí del auto al mismo tiempo que él.

No había pisado un cementerio desde el funeral de mi padre y ahora, debido a Harry he estado aquí en dos ocasiones, hoy y el día en que todo esto comenzó. Lo seguí hasta que se detuvo y yo me detuve mucho antes que él, dejando una distancia considerable entre nosotros, pero aun así alcance a leer.
“Anne Cox.”

Y después de eso estaba la fecha de su nacimiento junto con la de su fallecimiento. Trague saliva ruidosamente. Cinco años.

¿Llevas viniendo a este cementerio desde hace cinco años?

Contuve una exclamación de sorpresa. Algo en mi pecho dolió.

Harry…

Lo mire sus ojos brillaban con emoción contenida, le encanta este lugar, quizá por que aquí esta la única persona con la que él quisiera estar, quizá por que de alguna manera lo considera su hogar.  

- Mamá, tengo que presentarte a alguien.

Sus palabras me sacaron de mis pensamientos. Mis ojos se abrieron en asombro. Me estaba mirando.  
- Madre, él es Louis. Louis, ella es mi madre.

Lo miré sin saber que decir ni que hacer. Mi cerebro se tardo en reaccionar.

- Mucho gusto - hable por fin y Harry me sonrió complacido.
Le sonreí sin mucho ánimo.

Lo escuche decir algunas cosas mientras me alejaba para regalarle un poco de privacidad.

Una parte de mi quería escuchar todo lo que Harry tenia que decirle a su madre, la otra parte se negaba a escuchar esa intima platica. Lleve mi mano a mi pecho solo para comprobar que seguía ahí, pues estaba latiendo tan fuerte que dolía.

Harry

Esta vez el camino de regreso a casa no fue extraño, esta vez fue diferente.

Podía sentir la mirada de Louis sobre mí, pero no su mirada fría, o molesta o indiferente, era otra mirada, una mirada que no me incomodaba, pero aun así me seguía poniendo nervioso, aunque de manera distinta. Y no se como eso sea posible.

Yo lo miraba de vez en cuando, fingiendo estar mirando por la ventana de su lado, pero nuestras miradas siempre terminaban encontrándose, y si, sonreíamos, ambos sonreíamos. ¿A qué? Quien sabe. ¿Por qué? No lo sé. Pero lo hacíamos.

Me dirigía a mi habitación cuando por fin llegamos a su departamento pero mis pasos se desviaron hacia el gran ocaso y la mezcla de colores que se veía a través del gran ventanal. Nunca había visto algo tan bonito, se veía gran parte de la ciudad opacada por el hermoso cielo. Sentí la silenciosa presencia de Louis a mis espaldas.

- Ya veo por que te gustan los grandes ventanales – hable y él se posiciono a mi lado mirando a través de la ventana lo que yo estaba apreciando.

- Me gusta observar.

- Es hermoso.

- Lo es – Susurró.

Lo miré y me di cuenta que no estaba mirando lo mismo que yo, me estaba mirando a mi.

No sé como sucedió que de un segundo a otro el ambiente entre nosotros se volvió tenso, ninguno de los dos se movía ni decía nada, debería estar yéndome a mi habitación pero no lo hice. Mis pies no respondían a las órdenes de mi cerebro. Las sonrisas se habían ido. Nos miramos no se por cuanto tiempo sin hablar.

Se acerco lentamente a mí, pero con precaución, como si temiera que pudiera escapar.

- Harry… - Susurro mi nombre en un hilo de voz – Hay algo que quiero hacer.

Estaba demasiado cerca, tanto que podía sentir su aroma impregnando mis fosas nasales.

- ¿Qu-qué...- balbucee-  quieres hacer?

El aire caliente que salió de sus labios acaricio mi rostro, pero eso no me incomodo por que no me moví.

- Quiero besarte – Sus labios rozaron los míos mientras pronunciaba esas palabras.

Sentí el rubor instarse intensamente en mis mejillas y un corazón latiendo ruidosamente en mi pecho.
- Hazlo.

Se acerco a mí rompiendo esa diminuta distancia que nos separaba y justo antes de que mis ojos se cerraran no sé por qué, pude ver su sonrisa y sus ojos azules brillantes.

No era la clase de beso que podría esperarme de Louis, esperaba algo duro y descuidado, incluso violento y salvaje. Pero en cambio sus labios se sintieron  dulces, cálidos y suaves. Inseguros, mientras se posaban sobre los míos como si tuviera miedo a lastimarme. Nadie me había besado así y era consciente de que nadie volvería a besarme así, nunca.

Puso su mano tiernamente sobre mi mandíbula y su pulgar acaricio lentamente mi mejilla. Estaba invitándome a separar mis labios y así lo hice, abrí la boca para él. Sentí la temperatura de mi cuerpo elevarse cuando su lengua entro en mi boca, húmeda y caliente, suave y delicada. Me acerque más a él y rodee su espalda con mis brazos. Percibí con mi tacto la tensión de sus músculos de la espalda y su corazón latiendo sobre su pecho. Había algo trascendente, algo que no me atrevía a mencionar. Me estaba tratando con demasiado cuidado y todo era tan íntimo, tan…perfecto. Tan perfecto como lo debe ser un primer beso.

Sus manos acariciaron la piel de mi cuello hasta extenderse y sujetarme de la nuca. Mi lengua tímida se movió por fin hasta adentrarse en su boca y poco a poco explorar su dulce cavidad bucal. Sentí todo mi cuerpo vibrar cuando nuestras lenguas se encontraron. Empezando así un lento baile, que ninguno de los dos quería parar. Y yo…deje de respirar.

Sus manos bajaron lentamente, por mi cuello acariciando la piel a su paso, un poco más hasta mis hombros, a lo largo de mi espalda y se detuvieron  hasta tomarme de la cintura, mis manos desesperadas y torpes subieron apretándolo más a mi y enrede mis dedos en su suave cabello.  Por alguna razón mi cuerpo nadaba en sensaciones, sensaciones desconocidas, sensaciones entre las manos y labios de Louis.

Sonidos desde el fondo de mi garganta fueron atrapados por la boca que me besaba cuando una de sus rodillas se coló entre mis piernas en un intento de estar más cerca, el beso se había vuelto más urgido, mas necesitado, no se de que, pero necesitado.

Nos separamos un poco, solo para tomar aire. Nuestras respiraciones eran agitadas. Y sentí mi cara arder cuando sus ojos me miraron, suaves, pero intensos, dulces, pero apasionados, llenos de un brillo, un brillo que contenía algo, algo que seguramente tenían los míos también cuando lo miraban en aquel momento.  

- ¿Puedo? – preguntó señalando mi camisa.

Yo asentí sin saber por qué.

No separo la mirada de mi, cuando su mano tomo de mi camisa levantándola lentamente, la quito y se deshizo de la suya, tan rápido como pudo para no perder el contacto que estaban teniendo nuestros ojos.

- Harry yo…- titubeo al hablar, parecía nervioso – Quiero hacer algo diferente esta vez, si me lo permites. No lo voy a hacer si no quieres. Ya he hecho muchas cosas mal. – Sonó arrepentido, incluso dolido.

- Hazlo – volví a decir por segunda vez. – Quiero que lo hagas.

Restregó su nariz por mis mejillas y eso casi me hizo reír. Y creo que me pareció verlo sonreír.

Puso mis manos en la pretina de sus pantalones y no dijo nada, simplemente me miro, entendí lo que sus ojos quisieron decirme. Ahí estaba yo, desnudándolo, en el mismo espacio donde días atrás yo me había desnudado frente a él. ¿Qué cambio? No lo sé.

Hice un esfuerzo para separar mis ojos de su anatomía y sentí mi cuerpo vibrar. Él se deshizo del resto de ropa que quedaba en mí y ahora estábamos los dos completamente desnudos, el uno frente al otro y esta vez no quería huir.

Tomó mi mano y nos dirigió a ambos a su habitación. Esta vez, pude ver más partes del interior del lugar debido a que estaba más iluminado que la primera vez que estuve aquí…  

- Llena con tu luz este oscuro lugar.- susurró tan bajito en mí oído sacándome de mis pensamientos, pero no pude entender lo que significaban esas palabras.

Quizá nunca lo entienda. Quizá debí preguntar. Pero no lo hice por que su boca se unió nuevamente a la mía y dejaba de ser yo. Dejaba de ser nadie para convertirme en algo entre los brazos de Louis.

Sus manos estaban aferradas a mis mejillas y me soltó solo para depositarme con delicadeza en su cama, donde me deje yacer.
Él se poso sobre mí y no había ropa que nos separara, no había nada entre nosotros.

Y no sentía vergüenza, no cuando tenía a este Louis sobre mí.

Este Louis.

Se inclino sobre mi beso mi frente, mis mejillas, mi nariz, mi barbilla, mi cuello, mis hombros, mi pecho…

Sus besos bajaron por mi brazo izquierdo, dejando un beso cerca de la “A” tatuada en mi piel.

Estaba seguro que esos besos jamás podría olvidarlos, ni aunque quisiera, ni aunque pudiera. Suaves, delicados, pequeños pero con algo que parecía cariño.

Continuo con su camino de besos, hasta llegar a mi ombligo, acaricie su cabello, pero el alejo mis manos besando mis dedos con cuidado. Volvió a mi rostro y yo bese su mejilla. Me miro sorprendido por unos segundos, y yo me pregunte si había hecho mal, pero pronto unió sus labios a los míos, un beso dulce, un beso corto, un beso tierno.  

Su mano fría que contrastaba con la temperatura de mi cuerpo logro un estremecimiento que me recorrió desde la columna hasta la punta del pie, cuando esta se enrosco en la base de mi pene para comenzar a efectuar suaves movimientos sobre mi miembro que ya estaba erecto.
Separo mis piernas y se puso en medio de mí sin dejar de tocarme, sin dejar de mirarme.

Abrí la boca para poder respirar, ya que mi nariz no parecía inhalar suficiente aire, sus roces, su tacto. Suave, delicado, diferente.  
- No dejes de mirarme, Harry – murmuró con voz ronca.

Recordé las otras veces que habíamos hecho esto, él estaba de espaldas a mi, penetrándome con fuerza por atrás, sin mirarme, sin besarme, sin tocarme, esta vez, definitivamente era diferente.  Esta vez, me di cuenta que esto no era lo mismo que aquellas otras veces que lo habíamos hecho. Y esto, esto merecía otro nombre.

- No lo haré. No dejaré de mirarte.

Sentí su pene muy cerca de mi entrada, y devoro mis labios cuando mi interior fue inundado por él. Lento, sin prisa, sin urgencia.

Se movió con cuidado sobre mí, hasta que nos adaptamos y encajamos a la perfección. Sus ojos azules nunca me parecieron tan claros cuando rompimos el beso para seguir mirándonos.

Tome su rostro entre mis manos, admirándolo, sus ojos me avisaron que no debía hacerlo, pero lo ignore. Quería tocarlo también, quería sentirlo.
Acaricie sus hombros con la yema de mis dedos y rodee su espalda, mientras él seguía con su vaivén dentro de mí.

- No…- hablo con dificultad – No quiero contaminarte, no más de lo que ya lo he hecho.

Enterró su cabeza en mi cuello. Fruncí el ceño y bese su hombro.

- No lo haces. – susurré

Pero no estoy seguro que me haya escuchado.

Lo obligue a mirarme tomando su rostro y fui yo él que lo bese. Lo que pareció un gruñido sonó en su pecho, y tome su labio inferior entre los míos, probándolo, chupándolo, mientras el ritmo de sus movimientos empezó a incrementar, haciéndose sentir más.

Pego su frente a la mía, suspiro en mi cara, tomo mis manos uniéndolas con las mías y entrelazando nuestros dedos, apretándolos con fuerza y mi cuerpo se contrajo cuando sentí un liquido caliente invadirme.

Suspiré, gemí, y dije su nombre.

Y él… él dijo el mío.

Estábamos desnudos en cuerpo, desnudos en alma y habíamos hecho el amor.

En ese momento me sentí especial, me sentí alguien. Alguien en los brazos de Louis.

Louis

Me deje caer sobre Harry con nuestras manos todavía unidas. Sentir su cuerpo tibio bajo el mío, aún temblando. Me hizo reaccionar, y lo envolví en mis brazos.

Levante la mirada, quería verlo, no podía dejar de hacerlo por mas agotado que estaba. Es hermoso. Su cabello despeinado, sus labios rojos, sus ojos estaban cerrados mientras trataba de recuperar el aliento. Bese sus parpados cerrados antes de salir de él y acomodarme a su lado.

Esto era más de lo que podía esperar recibir de él. Probablemente para él haya sido nada, pero para mi lo fue todo.

Ninguno de los dos hablo aún cuando nuestras respiraciones estaban volviendo a la normalidad. Sabia que estaba despierto, podía sentirlo.
Su mano se movió hasta tomar la mía, poniendo sus dedos entre los míos. Sentí mi corazón brincar y lo mire divisando la “A” tatuada en su brazo. ¿Por qué no la había visto antes?

- Anne. - Dije afirmando el nombre de su madre.

- Lo hice cuando murió.

- ¿Por qué? – pregunte.


- Quería llevarla conmigo todo el tiempo, está en mi memoria, esta en mi corazón, y también la quería en mi piel. Y por que la amo. ¿No crees que es razón suficiente? – Sonrió.

No dije nada. Me incomode a su lado y él lo sintió.

- ¿Puedo preguntarte algo? – Dijo después de un rato.

Asentí.

- ¿Tus padres…?  

- Mi madre, mi padre murió.- Dije simplemente.

- ¿Y ella, dónde está?

Mi mandíbula se apretó.

- Con alguno de sus amantes en alguna parte del mundo. – respondí con poco entusiasmo.

Tome aire y continúe.

- Ella me odia, Harry. – Abrió la boca para hablar pero de su boca no salió nada y la cerro – Me odia por que le recuerdo a mi padre. Él hombre que nunca amo y probablemente por eso tampoco me amo a mi. Y yo los odio a ambos, pero no tanto como él odio que siento hacia mi mismo.
Nunca le había dicho eso a nadie. Harry no dijo nada, pero sentí su mano apretar fuertemente la mía.

- Lo único bueno que ella me dejo fue Gretta – Sonreí – Ella trabajo con nosotros desde que era muy pequeño, cuando mi padre murió la traje a vivir aquí, le hice un favor a mi madre, ella la odiaba, como a todo él mundo, o todo lo que le recordara a nosotros.

- Aprendiste una manera de comunicarte con ella.


-  Tu eres muy afortunado por tener la madre que tuviste – Bese su mano aun unida a la mía, ignorando lo que había dicho… por que eso significaba algo.

- ¿Zayn y tu…?

Hablo con cautela después de un breve lapso de tiempo, cambiando completamente el tema, y de alguna manera, agradecí aquello, aunque no me emocionaba mucho el nuevo hilo de la conversación.

- Si – respondí secamente.

El apriete de nuestras manos se aflojo.

- Antes trabaja en la compañía de mi padre, la que ahora me pertenece – Explique – Él simplemente quería subir de puesto. Yo lo sabia, me uso prácticamente con mi consentimiento y yo, tome su cuerpo a cambio – Hable despacio estudiando su reacción – Al final le di lo que quería. Aunque ahora tengo que aguantar su engreído ego, que creció gracias a eso.

- ¿Por qué si lo sabias le diste lo que quería?


- Sólo era un puesto más  y si se lo daba ya no tendía que verlo – Suspiré.

- Pero ahora él piensa que te gano.


- Nadie puede ganar cuando no hay nada por que luchar. Él quería dinero, asenso, prestigio, se lo di, y me lo quite de encima.

- ¿Lo amabas?

- No.

Definitivamente no.

- ¿Alguna vez lo has hecho?

- ¿Qué?

- ¿Te has enamorado?

- No. - Dije casi automáticamente.


- Y si lo estuvieras, ¿le dirías a esa persona que lo estas?

Lo pensé unos segundos antes de contestar.
- Si.

- ¿Qué le dirías?

- No lo sé, no he estado en esa situación - murmuré pensativo - Tal vez le dedicaría una canción de amor extremadamente cursi.

Harry soltó un bufido que me hizo sonreír.

- Diría lo que siento. – Me excusé encogiéndome en hombros.

- ¿Entonces seria tu canción favorita? ¿Por más cursi que sea?

- Si, seria mi favorita.
Creí que la conversación había terminado pero después de un rato lo escuche

- Las cosas mas importantes son las más difíciles de decir.

Solté su mano para abrazarlo por el hombro, él apoyo su cabeza en mi pecho.

- Deberías dormir – susurré depositando un beso en su coronilla inhalando el dulce aroma de su cabello.

Al paso del tiempo sentí  su respiración volverse más lenta. Me incline un poco y pude ver que sus ojos estaban cerrados.
Cuando invite a Harry a mi casa, había tres cosas en mi mente, sexo, ayudarlo por que no tenia hogar y una estúpida oportunidad de tenerlo cerca.
Es repulsivo, soy repulsivo, esto es lo peor que me he permitido hacer. Él era inocente, él era virgen cuando lo traje y yo destroce eso. Agarre su alma y la hice pedazos con mis asquerosas manos. Yo lo eché a perder. Él no debería estar descansando a mi lado, dormido como un dulce ángel.
Todo se me había salido de control. Demasiado pronto para darme cuenta.

Pero no había sido el odio a mi mismo lo que me había detenido a follarmelo en más de una ocasión, había algo más, algo que no me permitía mencionar, algo que no me estaba permitiendo sentir. Y algo a lo que le he huido demasiado tiempo. Algo que me hizo hacerle el amor esta noche.
No sé cuanto tiempo paso, el tiempo dejaba de ser tiempo cuando lo miraba a él. Y solamente a él. Me di cuenta que no quería pararme, que no quería salir de esta cama nunca más, podía quedarme aquí por siempre. Con él… por siempre.

- Eres muy hermoso - Confesé cuando lo creí dormido.

- ¿Por qué lo haces?

Su pregunta me sobresalto, pero mantuve la calma.

- ¿Hacer qué? – pregunté.

- Actuar como si me quisieras.

CONTINUARÁ….
Lamento no actualizar cuando debía haberlo hecho.
Gracias por esperar, gracias por sus comentarios y gracias también a los nuevos lectores.