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Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
oooooooooooh santa banana xP pero que bueeeeen cap jaja uhmm..joe es realmente genial..!! me hace tener dolores de entrepierna....Digo digo...amm de cabeza dolores de cabeza jajajajaja espero cap saaaludos
Bianca
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
bia_mtz escribió:oooooooooooh santa banana xP pero que bueeeeen cap jaja uhmm..joe es realmente genial..!! me hace tener dolores de entrepierna....Digo digo...amm de cabeza dolores de cabeza jajajajaja espero cap saaaludos
Dolores de entrepierna?! :| hahahahahhahahha bueno para que se te pase el "dolor de cabeza" te dejo un capítulo dedicado a ti y a las nuevas lectoras y todo porque me traume con tus "dolores" y eso que no tengo seguro de traumas
NiinnyJonas
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Capítulo VII
___________ le tiró el sujetador a Joe. Este fue a caer encima de su regazo. Él lo miró como si nunca antes hubiera visto un sujetador.
—El rey hizo pedazos la prenda, un gesto que reveló a la joven el futuro que la esperaba. Le dijo a la doncella que su cuerpo le pertenecía y que solo podía pensar en él y en darle placer. Tenía que hacer todo lo posible para aprender cómo satisfacerlo con el cuerpo y con la boca... Entonces, cuando el rey se reclinó en su trono, la joven se quedó estupefacta al ver lo grueso y erecto que tenía el pene.
___________ esperó un momento y, como había esperado, Joe se reclinó también en el asiento. Se preguntó si iba a imitar al rey en todo, pero no fue así. Solo la miró a los ojos.
—Sin preguntas, sin pausa, la doncella se acercó al rey. Aunque nunca había hecho nada similar antes, de hecho, nunca había visto un pene, se arrodilló ante él y...
Joe la sorprendió al ponerse de pie bruscamente y derramar lo que le quedaba en el vaso.
—Ya basta.
—¿ que no te gusta mi historia?
—No —dijo. La mentira era evidente por el abultamiento que tenía debajo de la bragueta.
—¿Crees que esto te ayudará? —le preguntó ella, mientras levantaba las manos y se soltaba el pasador que llevaba en el cabello.
—No —gruñó él, con la voz ronca por el deseo—. Ve al dormitorio y túmbate.
___________ no protestó. Se frotó contra él mientras se dirigía hasta la habitación. Nada. No hubo reacción alguna. El control que Joe estaba ejerciendo la hizo echarse a temblar.
Joe contempló cómo ella se dirigía hacia el dormitorio. Se mantuvo firme hasta que ella desapareció. Entonces, se desplomó en el sofá y se mordió los nudillos para no gemir penosamente.
Era imposible estar tan excitado y no explotar. Había sentido cierta incomodidad cuando se levantó el vestido. A partir de aquel momento, había sufrido un verdadero dolor, un dolor desesperado. Una ligera brisa podría haber hecho que alcanzara el clímax.
Tenía que calmarse. No había terminado todavía. Aquella era solo la primera parte de la fantasía. Se suponía que lo mejor venía a continuación. Sí, claro. Como si pudiera aguantar un solo segundo más.
Cerró los ojos y pensó en resultados de béisbol, en arañas, que no le gustaban nada... A medida que las tarántulas avanzaban en su imaginación, la presión fue disminuyendo en otras partes.
Se tomó un poco más de whisky, lo que también lo ayudó.
Dios Santo, ¿cuánto tiempo había estado sentado allí? Probablemente ___________ se había quedado dormida. Estaría aburrida con toda seguridad. Tenía que entrar en el dormitorio, mostrarse poderoso antes ella... No podía suplicar. ___________ se rascó el costado. Entonces, volvió a colocar rápidamente la mano sobre la almohada. Si seguía esperando más tiempo, tendría que pensar en otra postura. Aquella era muy incómoda.
.Diabólico. eso era lo que era Joe. Quedarse en el salón, hacerla sufrir de aquella manera... Se le daba mejor aquel juego de lo que habría imaginado nunca. A medida que los minutos iban pasando, sintió que su propio cuerpo estaba al límite.
Había oído que algunas mujeres tenían orgasmos sin que nadie las tocara. Desgraciadamente, ella no era una, pero estaba a punto. Tan cerca... No podía creer cómo se había desnudado ante él. Recordó cómo se había inclinado ante él, la erección que había visto al darse la vuelta...
Sintió una extraña sensación en el vientre. Luego, la necesidad de apretar las piernas se hizo casi insoportable, pero se obligó a quedarse muy quieta. Su espera se vio recompensada por el sonido de unos pasos al lado de la puerta.
El modo en que la miró le pareció lo más sensual del mundo. El deseo le había cambiado el rostro por completo y había profundizado su respiración. Sentir que la deseaban tanto era el mejor afrodisíaco que conocía.
Joe se acercó a ella, demasiado lentamente, pero, en vez de unirse con ella encima de la cama, se llevó la silla que había frente al pequeño escritorio y la colocó a los pies de la cama. Entonces, se sentó y tomó un sorbo de su bebida.
—Muéstrame —susurró. Ella lo miró perpleja, sin saber lo que quería decirle—.Tócate. Muéstrame lo que te gusta.
Oh...Aquello era algo que ___________ no había hecho nunca.
—No voy a volver a pedírtelo...
Aquel hombre estaba hecho de acero. ¿Cómo podía estar tan tranquilo, tan sereno? ___________ decidió que tenía que centrarse. Aquella era la fantasía de Joe...
Se acarició el vientre con un dedo y, al llegar a la entrepierna, cerró los ojos.
—Ábrelos.
___________ obedeció y se alegró de haberlo hecho.
Capturó la mirada de él con la suya, vio su deseo, su necesidad al ver cómo ___________ se acariciaba... Toda la timidez que ella pudo sentir, desapareció en instante. Él no le miraba las manos, solo los ojos...
El instinto se apoderó de ella. Los dedos supieron inmediatamente lo que debían hacer. Separó las piernas y se llevó una mano a un pezón. Empezó a gemir de placer...
—¿Quién eres? —susurró él, con un hilo de voz—. ¿Cómo voy a saberlo? Deseo todo tu ser.
Este placer, esta intensidad que solo tengo contigo... No puedo dejar de pensar en ti...
Aquellas palabras crearon unas sensaciones eléctricas en el cuerpo de ___________ que no tenían nada que ver con el sexo. Gimió de placer. Quería detenerse, escuchar, pero no podía. No cuando Joe la miraba de aquel modo, no cuando volvió de nuevo a hablar.
—Quiero que me conozcas, ___________o Quiero ser el hombre que ves en tus sueños. Quiero que pienses en mí cada vez que te toques. Quiero que seas mía...
___________ echó la cabeza hacia atrás. Sintió que los músculos se le tensaban. Se oyó gritar como si estuviera muy lejos. Entonces, su cuerpo empezó a contraerse espasmódicamente con el orgasmo más poderoso que había experimentado nunca. Arqueó la espalda y apretó las piernas aunque los dedos continuaban sus movimientos, hasta que las sensaciones fueron tan extremas que tuvo que detenerse. Trató de conseguir aliento, de buscar equilibrio. Cuando abrió los ojos, vio que Joe ya no estaba en la silla. Estaba de pie, al lado de la cama. ___________ rodó por encima del colchón y le desabrochó el cinturón con manos temblorosas. Le bajo la cremallera del pantalon y libero su poderosa erección, que ya estaba goteando de anticipación. Lamió la humedad y el ligero toque de la lengua hizo que Joe gimiera de placer. ___________ deseaba que la penetrara. Desesperadamente. Sin embargo, una vocecita en el interior de su cabeza le recordó que aquella noche era Scherezade, la esclava que siempre guardaba algo para la noche siguiente.
Agarró la mano derecha de Joe y lo obligó a agarrarse el pene.
—Enséñame.
Él dudó, pero no por mucho tiempo. Se acarició lentamente, enroscando el pulgar alrededor de la punta. ___________ sabía que no iba a aguantar mucho tiempo. La respiración se le había acelerado con alarmante velocidad. Volvió a acariciarse y, entonces, gritó el nombre de ___________. Ella levantó la mirada. Sabía que era imposible, pero le parecía que estaba sufriendo. Fijó la mirada en la de ella y apretó la mandíbula. Entonces, alcanzó el clímax. Rápidamente, ___________ colocó la mano debajo de él. Cuando hubo terminado, se llevó un dedo húmedo a la boca y lo saboreó mientras se colocaba de rodillas. Entonces, lo besó.
Joe la tomó entre sus brazos y se tumbó en la cama con ella. Todo el cuerpo le temblaba. Le parecía que no podía acercarse lo suficiente a ella. La besó con pasión, sin querer soltarla.
—La próxima semana me toca a mí. Y voy a volverte loco... Voy a hacerte olvidar todo lo que hayas conocido alguna vez...
Joe la creía. Aquello lo excitaba, pero ni siquiera la mitad de lo que sentiría si ella se abriera con él y le dijera lo que quería escuchar. Cuando ella lo besó, Joe supo que se iba a marchar. Quería hacer que cambiara de opinión, convencerla para que se quedara. Sin embargo, no encontró fuerzas para enfrentarse a otra negativa. Todavía no.
Cuando ella salió al salón, Joe cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, había amanecido. Y estaba solo.
Trevor besó la mejilla de su esposa mientras esperaban que ___________ abriera la puerta. Sabía que algo le ocurría a su amiga y la preocupación de Lee lo ponía nervioso. Recordaba que la última vez que había estado tan rara había sido cuando lo de Larry... Esperaba que no se hubiera vuelto a implicar con él. La puerta se abrió lentamente. Cuando vio que ___________ no levantaba la mirada, se tensó. Y sintió que a Lee le pasaba lo mismo.
—Entrad —dijo, haciéndolos pasar a su elegante y bien decorado apartamento—. ¿Os apetece tomar algo?
—¿Tienes leche? —preguntó Lee, mientras se dirigían hacia el sofá del salón.
—Sí, claro. ¿Y tú, Trevor?
—Me gustaría algo un poco más fuerte.
—Tengo un Chardonnay muy bueno.
Trevor aceptó encantado. ___________ se dirigió hacia la cocina. Estaba descalza y vestida con unos, vaqueros y el cabello recogido en una coleta. Parecía una universitaria.
—¿Ves? —le dijo Lee—. Ya te lo había dicho.
—De acuerdo. Tienes razón. Le ocurre algo, pero ¿qué se supone que vamos a hacer nosotros?
—Hablar con ella.
—Empieza tú.
—Menudo eres...
—¿Es eso un insulto?
—Solo en ocasiones.
—¿Como ahora?
—Sí.
___________ regresó en aquel momento con las bebidas. Luego, se sentó en uno de los sillones.
—Bueno, ¿a qué le debo este honor?
—¿Es que necesitamos alguna razón para venir a verte?
—No, claro que no, pero ahora sí que hay una razón, ¿verdad?
—Sí.
—Adelante.
—Estamos muy preocupados por ti, ___________.
—No creo que sea muy difícil sentirse amenazada cuando pareces un anuncio para la asociación de productos lácteos.
Lee levantó la mano y se limpió el labio superior, que se le había manchado de leche.
—No cambies de tema.
—¿Y cuál es el tema?
—Ya sabes de qué estoy hablando. Estás muy reservada. No llamas ni la mitad de veces que antes. Has estado pasando mucho tiempo en el centro de belleza y, a pesar de que me lo prometiste hace unas semanas, sé que te has estado comprando ropa y zapatos. Muchos zapatos.
—¿Es que tienes espías en las zapaterías?
—No. Merly Fisher te vio en una tienda.
—¿Y por qué no me saludó? No he visto a Merly desde hace meses. ¿Cómo está?
—Bien. Se ha vuelto a teñir de morena y, personalmente, creo que le sienta mejor que el rubio.
Su piel no está hecha para... .—
—Eh... ¿Es que ahora vamos a hablar de Merly?—protestó Trevor.
—Lo siento, cariño —comentó Lee.
—Mirad, chicos. No me pasa nada –anunció ___________—. Solo estoy pasando una fase. Eso es
todo.
—¿Qué clase de fase?
—No lo sé. Una fase —replicó ella, poniéndose de pie.
—Cielo, ¿es que has vuelto a ver a Larry?
. —¡Dios Santo, no! —exclamó ella, horrorizada.
—Entonces, ¿estás viendo a otra persona?
—No. Y no quiero seguir hablando de esto.
—De acuerdo, pero hay una cosa más que quiero pedirte.
___________ miró a Trevor, para tratar de recabar su apoyo, pero él se encogió de hombros.
—Quiero que conozcas a una persona —añadió Lee.
—Oh, no. No quiero más citas a ciegas. Me lo juraste, Lee. Me diste tu palabra...
—Lo sé, pero esto es diferente.
—No lo es. Nunca es diferente. Olvídate de lo que me ibas a pedir. No pienso hacerlo.
—Es muy agradable...
—Mira, Lee. Te quiero como si fueras mi hermana, pero no insistas. No pienso hacerlo.
—Si tuvieras problemas, nos lo dirías, ¿verdad? —dijo Trevor.
—Sí, claro que sí. Estoy bien. Os lo juro. Estoy bien y no quiero que os preocupéis por mí. Ya tenéis bastante de lo que preocuparos —añadió, mirando el abultado vientre de Lee.
—Bueno, ¿vas a quedarte ahí sentada o vas a enseñarme esos zapatos? ~
___________ asintió con un entusiasmo que ninguno de los dos había visto desde hacía semanas y se dirigió a su dormitorio. Cuando hubo desaparecido, Lee se inclinó hacia su marido.
—Esto no se ha terminado todavía.
—Lo sé.
—En ese caso, estamos de acuerdo.
—Está bien.
—Compórtate con naturalidad.
Trevor sonrió. Lee no se rendía nunca.
El padre de Joe sirvió cuatro copas de licor. Karen. Los padres de Joe y este levantaron los vasos.
—Por mi familia— Dijo Mel Levinson
—Venga vamos a cenar— anunció la madre, después de que hubieran brindado—Se va a quedar fría—
—Pero, Bea, es una ensalada—comentó Mel—Se supone que es fría.
—La ensalada es el primer plato. Estoy hablando del resto de la comida.
Mel se encogió de hombros y tomó las manos de Bea entre las suyas. Entonces, le besó las palmas.
—Eres maravillosa—susurró—No puedo discutir contigo...
Bea apartó las manos con un gruñido, pero Joe sabía que aquel ritual era tan importante para ella como el amanecer. Iban a celebrar los cuarenta años de matrimonio a los pocos meses. Muchos de esos años habían sido muy duros. Otros, increíbles. En su mayor parte, había sido una vida llena de felicidad y amor, que era lo máximo que un hombre podía esperar.
—Eh —susurró Karen—, ¿qué te pasa?
—Nada.
—Oh, por favor...
—Ya te lo contaré más tarde —replicó él, sabiendo que no podía engañar a su hermana.
—Te tomo la palabra.
—El rey hizo pedazos la prenda, un gesto que reveló a la joven el futuro que la esperaba. Le dijo a la doncella que su cuerpo le pertenecía y que solo podía pensar en él y en darle placer. Tenía que hacer todo lo posible para aprender cómo satisfacerlo con el cuerpo y con la boca... Entonces, cuando el rey se reclinó en su trono, la joven se quedó estupefacta al ver lo grueso y erecto que tenía el pene.
___________ esperó un momento y, como había esperado, Joe se reclinó también en el asiento. Se preguntó si iba a imitar al rey en todo, pero no fue así. Solo la miró a los ojos.
—Sin preguntas, sin pausa, la doncella se acercó al rey. Aunque nunca había hecho nada similar antes, de hecho, nunca había visto un pene, se arrodilló ante él y...
Joe la sorprendió al ponerse de pie bruscamente y derramar lo que le quedaba en el vaso.
—Ya basta.
—¿ que no te gusta mi historia?
—No —dijo. La mentira era evidente por el abultamiento que tenía debajo de la bragueta.
—¿Crees que esto te ayudará? —le preguntó ella, mientras levantaba las manos y se soltaba el pasador que llevaba en el cabello.
—No —gruñó él, con la voz ronca por el deseo—. Ve al dormitorio y túmbate.
___________ no protestó. Se frotó contra él mientras se dirigía hasta la habitación. Nada. No hubo reacción alguna. El control que Joe estaba ejerciendo la hizo echarse a temblar.
Joe contempló cómo ella se dirigía hacia el dormitorio. Se mantuvo firme hasta que ella desapareció. Entonces, se desplomó en el sofá y se mordió los nudillos para no gemir penosamente.
Era imposible estar tan excitado y no explotar. Había sentido cierta incomodidad cuando se levantó el vestido. A partir de aquel momento, había sufrido un verdadero dolor, un dolor desesperado. Una ligera brisa podría haber hecho que alcanzara el clímax.
Tenía que calmarse. No había terminado todavía. Aquella era solo la primera parte de la fantasía. Se suponía que lo mejor venía a continuación. Sí, claro. Como si pudiera aguantar un solo segundo más.
Cerró los ojos y pensó en resultados de béisbol, en arañas, que no le gustaban nada... A medida que las tarántulas avanzaban en su imaginación, la presión fue disminuyendo en otras partes.
Se tomó un poco más de whisky, lo que también lo ayudó.
Dios Santo, ¿cuánto tiempo había estado sentado allí? Probablemente ___________ se había quedado dormida. Estaría aburrida con toda seguridad. Tenía que entrar en el dormitorio, mostrarse poderoso antes ella... No podía suplicar. ___________ se rascó el costado. Entonces, volvió a colocar rápidamente la mano sobre la almohada. Si seguía esperando más tiempo, tendría que pensar en otra postura. Aquella era muy incómoda.
.Diabólico. eso era lo que era Joe. Quedarse en el salón, hacerla sufrir de aquella manera... Se le daba mejor aquel juego de lo que habría imaginado nunca. A medida que los minutos iban pasando, sintió que su propio cuerpo estaba al límite.
Había oído que algunas mujeres tenían orgasmos sin que nadie las tocara. Desgraciadamente, ella no era una, pero estaba a punto. Tan cerca... No podía creer cómo se había desnudado ante él. Recordó cómo se había inclinado ante él, la erección que había visto al darse la vuelta...
Sintió una extraña sensación en el vientre. Luego, la necesidad de apretar las piernas se hizo casi insoportable, pero se obligó a quedarse muy quieta. Su espera se vio recompensada por el sonido de unos pasos al lado de la puerta.
El modo en que la miró le pareció lo más sensual del mundo. El deseo le había cambiado el rostro por completo y había profundizado su respiración. Sentir que la deseaban tanto era el mejor afrodisíaco que conocía.
Joe se acercó a ella, demasiado lentamente, pero, en vez de unirse con ella encima de la cama, se llevó la silla que había frente al pequeño escritorio y la colocó a los pies de la cama. Entonces, se sentó y tomó un sorbo de su bebida.
—Muéstrame —susurró. Ella lo miró perpleja, sin saber lo que quería decirle—.Tócate. Muéstrame lo que te gusta.
Oh...Aquello era algo que ___________ no había hecho nunca.
—No voy a volver a pedírtelo...
Aquel hombre estaba hecho de acero. ¿Cómo podía estar tan tranquilo, tan sereno? ___________ decidió que tenía que centrarse. Aquella era la fantasía de Joe...
Se acarició el vientre con un dedo y, al llegar a la entrepierna, cerró los ojos.
—Ábrelos.
___________ obedeció y se alegró de haberlo hecho.
Capturó la mirada de él con la suya, vio su deseo, su necesidad al ver cómo ___________ se acariciaba... Toda la timidez que ella pudo sentir, desapareció en instante. Él no le miraba las manos, solo los ojos...
El instinto se apoderó de ella. Los dedos supieron inmediatamente lo que debían hacer. Separó las piernas y se llevó una mano a un pezón. Empezó a gemir de placer...
—¿Quién eres? —susurró él, con un hilo de voz—. ¿Cómo voy a saberlo? Deseo todo tu ser.
Este placer, esta intensidad que solo tengo contigo... No puedo dejar de pensar en ti...
Aquellas palabras crearon unas sensaciones eléctricas en el cuerpo de ___________ que no tenían nada que ver con el sexo. Gimió de placer. Quería detenerse, escuchar, pero no podía. No cuando Joe la miraba de aquel modo, no cuando volvió de nuevo a hablar.
—Quiero que me conozcas, ___________o Quiero ser el hombre que ves en tus sueños. Quiero que pienses en mí cada vez que te toques. Quiero que seas mía...
___________ echó la cabeza hacia atrás. Sintió que los músculos se le tensaban. Se oyó gritar como si estuviera muy lejos. Entonces, su cuerpo empezó a contraerse espasmódicamente con el orgasmo más poderoso que había experimentado nunca. Arqueó la espalda y apretó las piernas aunque los dedos continuaban sus movimientos, hasta que las sensaciones fueron tan extremas que tuvo que detenerse. Trató de conseguir aliento, de buscar equilibrio. Cuando abrió los ojos, vio que Joe ya no estaba en la silla. Estaba de pie, al lado de la cama. ___________ rodó por encima del colchón y le desabrochó el cinturón con manos temblorosas. Le bajo la cremallera del pantalon y libero su poderosa erección, que ya estaba goteando de anticipación. Lamió la humedad y el ligero toque de la lengua hizo que Joe gimiera de placer. ___________ deseaba que la penetrara. Desesperadamente. Sin embargo, una vocecita en el interior de su cabeza le recordó que aquella noche era Scherezade, la esclava que siempre guardaba algo para la noche siguiente.
Agarró la mano derecha de Joe y lo obligó a agarrarse el pene.
—Enséñame.
Él dudó, pero no por mucho tiempo. Se acarició lentamente, enroscando el pulgar alrededor de la punta. ___________ sabía que no iba a aguantar mucho tiempo. La respiración se le había acelerado con alarmante velocidad. Volvió a acariciarse y, entonces, gritó el nombre de ___________. Ella levantó la mirada. Sabía que era imposible, pero le parecía que estaba sufriendo. Fijó la mirada en la de ella y apretó la mandíbula. Entonces, alcanzó el clímax. Rápidamente, ___________ colocó la mano debajo de él. Cuando hubo terminado, se llevó un dedo húmedo a la boca y lo saboreó mientras se colocaba de rodillas. Entonces, lo besó.
Joe la tomó entre sus brazos y se tumbó en la cama con ella. Todo el cuerpo le temblaba. Le parecía que no podía acercarse lo suficiente a ella. La besó con pasión, sin querer soltarla.
—La próxima semana me toca a mí. Y voy a volverte loco... Voy a hacerte olvidar todo lo que hayas conocido alguna vez...
Joe la creía. Aquello lo excitaba, pero ni siquiera la mitad de lo que sentiría si ella se abriera con él y le dijera lo que quería escuchar. Cuando ella lo besó, Joe supo que se iba a marchar. Quería hacer que cambiara de opinión, convencerla para que se quedara. Sin embargo, no encontró fuerzas para enfrentarse a otra negativa. Todavía no.
Cuando ella salió al salón, Joe cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, había amanecido. Y estaba solo.
Trevor besó la mejilla de su esposa mientras esperaban que ___________ abriera la puerta. Sabía que algo le ocurría a su amiga y la preocupación de Lee lo ponía nervioso. Recordaba que la última vez que había estado tan rara había sido cuando lo de Larry... Esperaba que no se hubiera vuelto a implicar con él. La puerta se abrió lentamente. Cuando vio que ___________ no levantaba la mirada, se tensó. Y sintió que a Lee le pasaba lo mismo.
—Entrad —dijo, haciéndolos pasar a su elegante y bien decorado apartamento—. ¿Os apetece tomar algo?
—¿Tienes leche? —preguntó Lee, mientras se dirigían hacia el sofá del salón.
—Sí, claro. ¿Y tú, Trevor?
—Me gustaría algo un poco más fuerte.
—Tengo un Chardonnay muy bueno.
Trevor aceptó encantado. ___________ se dirigió hacia la cocina. Estaba descalza y vestida con unos, vaqueros y el cabello recogido en una coleta. Parecía una universitaria.
—¿Ves? —le dijo Lee—. Ya te lo había dicho.
—De acuerdo. Tienes razón. Le ocurre algo, pero ¿qué se supone que vamos a hacer nosotros?
—Hablar con ella.
—Empieza tú.
—Menudo eres...
—¿Es eso un insulto?
—Solo en ocasiones.
—¿Como ahora?
—Sí.
___________ regresó en aquel momento con las bebidas. Luego, se sentó en uno de los sillones.
—Bueno, ¿a qué le debo este honor?
—¿Es que necesitamos alguna razón para venir a verte?
—No, claro que no, pero ahora sí que hay una razón, ¿verdad?
—Sí.
—Adelante.
—Estamos muy preocupados por ti, ___________.
—No creo que sea muy difícil sentirse amenazada cuando pareces un anuncio para la asociación de productos lácteos.
Lee levantó la mano y se limpió el labio superior, que se le había manchado de leche.
—No cambies de tema.
—¿Y cuál es el tema?
—Ya sabes de qué estoy hablando. Estás muy reservada. No llamas ni la mitad de veces que antes. Has estado pasando mucho tiempo en el centro de belleza y, a pesar de que me lo prometiste hace unas semanas, sé que te has estado comprando ropa y zapatos. Muchos zapatos.
—¿Es que tienes espías en las zapaterías?
—No. Merly Fisher te vio en una tienda.
—¿Y por qué no me saludó? No he visto a Merly desde hace meses. ¿Cómo está?
—Bien. Se ha vuelto a teñir de morena y, personalmente, creo que le sienta mejor que el rubio.
Su piel no está hecha para... .—
—Eh... ¿Es que ahora vamos a hablar de Merly?—protestó Trevor.
—Lo siento, cariño —comentó Lee.
—Mirad, chicos. No me pasa nada –anunció ___________—. Solo estoy pasando una fase. Eso es
todo.
—¿Qué clase de fase?
—No lo sé. Una fase —replicó ella, poniéndose de pie.
—Cielo, ¿es que has vuelto a ver a Larry?
. —¡Dios Santo, no! —exclamó ella, horrorizada.
—Entonces, ¿estás viendo a otra persona?
—No. Y no quiero seguir hablando de esto.
—De acuerdo, pero hay una cosa más que quiero pedirte.
___________ miró a Trevor, para tratar de recabar su apoyo, pero él se encogió de hombros.
—Quiero que conozcas a una persona —añadió Lee.
—Oh, no. No quiero más citas a ciegas. Me lo juraste, Lee. Me diste tu palabra...
—Lo sé, pero esto es diferente.
—No lo es. Nunca es diferente. Olvídate de lo que me ibas a pedir. No pienso hacerlo.
—Es muy agradable...
—Mira, Lee. Te quiero como si fueras mi hermana, pero no insistas. No pienso hacerlo.
—Si tuvieras problemas, nos lo dirías, ¿verdad? —dijo Trevor.
—Sí, claro que sí. Estoy bien. Os lo juro. Estoy bien y no quiero que os preocupéis por mí. Ya tenéis bastante de lo que preocuparos —añadió, mirando el abultado vientre de Lee.
—Bueno, ¿vas a quedarte ahí sentada o vas a enseñarme esos zapatos? ~
___________ asintió con un entusiasmo que ninguno de los dos había visto desde hacía semanas y se dirigió a su dormitorio. Cuando hubo desaparecido, Lee se inclinó hacia su marido.
—Esto no se ha terminado todavía.
—Lo sé.
—En ese caso, estamos de acuerdo.
—Está bien.
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Trevor sonrió. Lee no se rendía nunca.
El padre de Joe sirvió cuatro copas de licor. Karen. Los padres de Joe y este levantaron los vasos.
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—Venga vamos a cenar— anunció la madre, después de que hubieran brindado—Se va a quedar fría—
—Pero, Bea, es una ensalada—comentó Mel—Se supone que es fría.
—La ensalada es el primer plato. Estoy hablando del resto de la comida.
Mel se encogió de hombros y tomó las manos de Bea entre las suyas. Entonces, le besó las palmas.
—Eres maravillosa—susurró—No puedo discutir contigo...
Bea apartó las manos con un gruñido, pero Joe sabía que aquel ritual era tan importante para ella como el amanecer. Iban a celebrar los cuarenta años de matrimonio a los pocos meses. Muchos de esos años habían sido muy duros. Otros, increíbles. En su mayor parte, había sido una vida llena de felicidad y amor, que era lo máximo que un hombre podía esperar.
—Eh —susurró Karen—, ¿qué te pasa?
—Nada.
—Oh, por favor...
—Ya te lo contaré más tarde —replicó él, sabiendo que no podía engañar a su hermana.
—Te tomo la palabra.
yayaya, espero les guste
las amo
Con amor,
Niinny Jonas
las amo
Con amor,
Niinny Jonas
NiinnyJonas
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
GENIAL! BUENISIMAAAAAAAAAAAAAAA!
MaferCastilloJonas
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
aa esta de lo mejrorr
porfisss sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
porfisss sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
next to you
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Nuevaa lectora!!
Siguelaa plss!!
me gusta mucho sta novee!! *_*
Siguelaa plss!!
me gusta mucho sta novee!! *_*
Yhosdaly
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Oh my godness
Voy a matar a Joe
En realidad, no, pero bueno
Es que...Ay dios
No puedo decir mucho del cap, me faltan palabras
Solo...Siguela!
Voy a matar a Joe
En realidad, no, pero bueno
Es que...Ay dios
No puedo decir mucho del cap, me faltan palabras
Solo...Siguela!
Lulajonatica
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Nueva lectora.
Siguelaa
Siguelaa
Creadora
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
NUEVA LECTOOORA :3
SIGUELA PLIS ESTA DEMACIADO BUUUUUENA (:
SIGUELA PLIS ESTA DEMACIADO BUUUUUENA (:
Invitado
Invitado
Re: Solo los miercoles (Joe y Tu) [Adaptación Terminada]
Sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
MaferCastilloJonas
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Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.