Just friends || N.C

Entré al comedor del instituto para poder limpiarlo junto a la romana o como se llame, la verdad no me importa ni un poco. Dejo mi bolso en una mesa que no parece tan sucia como las demás y subo a una silla con mi iPhone en la mano para conectarlo a la bocina y poner algo de ambiente. Cuando consigo poner una canción, la romana ya está en el comedor limpiando el suelo.

—Hola, ramera —saludo.
—Soy Romane.
—Es lo mismo, romana.
—¡Romane!

Solté una carcajada y la miré divertida, adoraba fastidiarla. La verdad es que adoro fastidiar a todo el mundo, siempre se molestan y me gritan.

—Escucha, Claflin, limpia y cállate. ¿Quieres? —Dijo tomando un trapo y tallando la mesa mientras yo seguía parada en la silla cantando.
—Escucha, sé que Sam y yo somos rubios, pero tengo algo que me hace diferente a él y se le llama vagina.
—Tú dices que Mike es mi novio, yo digo que Sam es el tuyo.
—¿Cómo lo supiste? —pregunto fingiendo sorpresa—, ¡se supone que era un secreto! Se enojará conmigo y me mandará al infierno, ¡romana, no vuelvas a decirlo en voz alta! ¿Qué no ves que estamos enamorados?

Ella suelta una carcajada y yo rio con ella. Comenzamos a limpiar cantando en voz alta, la verdad es que ella me agrada, es simpática aunque jamás hemos congeniado mucho. Creo que podríamos ser amigas o algo así, amienemigas o lo que sea. Y me encanta que niegue tanto que Mike es su novio, tal vez no sea pero bien que lo desea.

Cuando terminamos de limpiar nos sentamos, ella en una silla y yo en una mesa, digamos que me gusta llevar la contraria a todo. Si todos comen primero la sopa, yo como primero el postre; si todos se sientan en una silla, yo me siento en la mesa. En fin, me gusta ser diferente.

—Enserio, Paris, ¿sientes algo por Sam?
—No.
—¿Nada de nada?
—Nada de nada.
—¿Jamás lo has besado?
—Ya deja de hacer tantas preguntas, y sí, sí lo he besado.

Ella abre la boca tanto que podría jurar que se le iba a caer la quijada. Me da un golpe en la pierna, no entiendo por qué, tal vez era porque estaba sorprendida. Igual me molesté y le regresé el golpe mucho más fuerte, pero ella no se quejó, seguía impresionada.

—¿Cómo?
—¿No dejas de hacer preguntas en algún momento? —pregunto mirándola divertida—. Fue raro, ni siquiera lo disfruté, ambos estábamos deprimidos ese día. Bebimos y seguimos bebiendo, su novia había terminado con él diciéndole que ya no lo quería, así que estaba destrozado. Yo en cambio estaba triste porque una prima se había suicidado. Así que los dos de imbéciles, creyendo que nos sentiríamos mejor, nos besamos.
—¿Sólo se besaron? ¿O hicieron otras cosas?
—Íbamos a hacer otras cosas, como tú lo llamas, pero su padre nos descubrió. Desde entonces me odia.
—¡¿Su padre?! —chilla de pronto—, ¡dime que al menos estabas vestida!

Suelto una carcajada, sospecho que la teñida tiene un severo caso de bipolaridad extrema, se emociona demasiado. ¿Qué no sabe que las emociones extremas provocan mucha adrenalina? ¿Y que la adrenalina en exceso provoca un infarto al corazón? Si la profesora de Biología me escuchara seguramente me pondría la mejor nota de la clase, eso prueba que no soy una idiota del todo.

—No estaba del todo vestida, genio, se supone que íbamos a hacer otras cosas.
—¿Y él estaba vestido?
—¿Qué? ¿Quieres que te diga si está bueno?

Ella niega con la cabeza, pero sé que la curiosidad la está matando, aunque seguramente está enamorada de Mike.

—Está buenísimo —afirmo.
—Estás loca, Sanderson.

Sonrío y me paro tomando mi bolso, debo ir a casa, mi madre no está nada feliz conmigo y cuando digo nada es real. Además sabe lo que sucedió con Sam y yo hace dos años, no confía en él y no la culpo. Pero me sobreprotege demasiado, no me deja salir si no le digo los detalles completamente. Y pensar que iré con papá, Sam y su padre de vacaciones. Mi padre tardó semanas en convencerla, no quería por más que se lo dijera. Decía que soy muy joven para irme de vacaciones con hombres, ¡por favor! Se trata de mi padre, mi enemigo y el padre de mi enemigo, no creo que haya gran cosa. Y para acabar de derramar el vaso iremos a Las Vegas, eso molestó muchísimo a mi madre.

Entré a casa y mi madre estaba sentada en la sala con su novio, odiaba a ese hombre. Era un gran imbécil. Creo que mi madre podría conseguirse a un hombre mucho mejor que aquél imbécil, además su nombre era Bartolomé, eso simplemente daba a entender que hasta su madre era idiota por poner un nombre como ese.

—Llegué, mamá.
—Sam está arriba —dijo ella sin girarse a verme.

Subo las escaleras con pereza. ¿Por qué no podemos poner un ascensor? Se lo he dicho varias veces a mi madre, pero cree que es un gasto innecesario. Gasto innecesario sus estúpidos tapetes para yoga.

No sé cómo Sam logró convencerla de que lo dejara subir a mi habitación. Tal vez ni siquiera prestó mucha atención por estar con su novio, la verdad es que yo podría llegar drogada, desnuda y con un negro de dos metros, pero si ella estuviera con su novio no me diría nada. De hecho, hasta me ofrecería su habitación. Mi madre es un fracaso con ese hombre.

Entro a mi habitación y Sam está tirado en mi cama como si fuera suya, creo que a veces hay demasiada confianza entre nosotros. Está medio dormido, ya que tiene los ojos cerrados y respira tranquilamente. Miró al vaso que está junto a mí y se lo tiro en la cabeza haciendo que se despierte como un loco. Me rio a carcajadas y él me mira mal.

—¡Demonios, Paris!
—Eras tú el que dormía en mi cama.
—Eso no te da derecho a tirarme un vaso con agua helada.
—No. Me da ese derecho y muchos más.
—¿Sabes? Cualquier chico te odiaría por esto.
—Ni siquiera eres un chico, bueno, sexualmente sí. Pero, ¿hace cuánto que no tienes novia? ¿Siete años? La última que tuviste fue en preescolar, ¿cierto?
—Te olvidas de que tú y yo casi cogemos, así que mejor cállate.

Me tenso y aparto la mirada de él, debo decir que ese tema me molesta y mucho. Prometimos que jamás hablaríamos sobre eso, que continuaríamos como si no hubiera pasado, pero pasó y no podemos cambiar eso.

—Prometiste que no hablaríamos sobre eso —digo con la voz medio entrecortada.
—¿Por qué no? ¿Tan malo fue?
—No, Samuel. El problema es que lo disfruté, por eso no podemos hablar de eso nunca, ¿me oíste?
—¿Así que Paris Sanderson disfrutó besar a su enemigo mortal?
—Si no cierras la boca te tiraré por la puta ventana.

Finge cerrar su boca con un cierre y yo le muestro mi precioso dedo de en medio. Me siento a su lado y me rodea con un brazo por los hombros, estoy muy cansada como para intentar romperle un dedo o algo. Recuerdo que una vez jugábamos fútbol y en vez de patear la pelota, pateé su rodilla y le rompí la pierna, no quiso hablarme durante meses.

—¿Lista para ir a Las Vegas?
—Preferiría ir a una playa, me gusta el mar.
—Vamos, ir a la ciudad del pecado será divertido.
—¿Y qué pecado harás?
—No lo sé, algo divertido.
—¿Con quién?
—Contigo.
—Espero que por algo divertido te refieras a jugar cartas.
—Ya verás, Sanderson.