Just friends || N.C

Caminé por los corredores del instituto tranquilamente junto a Gemma, una amiga bastante cercana que casi sabía toda mi vida. Al menos más que los demás sí. La mayoría del tiempo lo pasábamos juntas, al menos en el instituto, en casa tenía que estar con el estorbo idiota de Sam.

La mayoría en el instituto nos miraban, pero yo hacía como si no me diera cuenta, no muchos me agradaban y no quería tener que saludarlos. Gemma me hablaba sobre cosas de su vida y sobre chicos, yo fingía oírla y a todo lo decía que sí y asentía.

—Oye, ¿qué ese no es Sam con la chica nueva?

Eso llamó mi atención y me giré, en efecto ahí estaba Sam con la nueva que tanto odiaba. Realmente la odio, es sólo una japonesa fea que se cree superior. No tengo nada en contra de los japoneses, todos me agradan, menos ella porque es una zorra.

—Espera un momento —le digo a Gemma.
—Paris… —comienza.

Pero ya era tarde, me acercaba moviendo las caderas sensualmente para que esa perra se alejara de MI hombre. Me acerco a él y lo rodeo con un brazo por los hombros y le doy un beso en la mejilla. Esa mujer está por presenciar mi actuación próximamente en 3D.

—Sam, mi amor, ¿quién es ella? —digo abrazándolo más contra mí.
—Ella es Cho, es nueva, viene de Japón.
—Un placer, Cho, soy Paris la novia de Sam.
—¿Novi…? —comienza él pero le doy un golpe por detrás para que la japonesa horrenda no lo notara—. Am, sí, ella es mi novia Paris.

La japonesa hace una mueca y después sonríe falsamente como si de verdad le agradara conocerme, estoy segura de que quería tener algo con MI hombre. Bien, lo odio, pero no me gusta que otras mujeres hablen con él, mucho menos que sean tan zorra como ella. Según ella iba a seducirlo, ¡já! Ni en sueños. Ya quería asesinarla y a penas sabía su hombre, pero tenía que fingir que no me molestaba su presencia y… ¿a quién engaño? Me portaré algo grosera porque la odio.

—Un placer, Paris —dice ella tendiéndome la mano la cual no tomo.

Aleja su mano y vuelve a sonreír falsamente y siento más ganas de golpearla.

—Tengo que irme, un placer conocerlos a ambos.

Sonreímos falsamente y ella se va, en cuanto lo hace Sam me toma del brazo y me lleva a un rincón apartado donde nadie pueda escucharnos. Ahora vienen las preguntas de por qué fingí ser su novia, no puedo decir que sentía celos y que moría de envidia.

—¿Por qué dijiste eso? —pregunta molesto.
—Te hice un favor, es una zorra.
—Paris, ni siquiera la conoces, además es linda.
—Por dentro porque por fuera…
—Basta… —se queda pensando un momento para después seguir con su especie de regaño—. Estabas celosa.
—¿Yo? Pffff —bufé—. Ni fumada sentiría celos por esa china fea.
—Japonesa. Y por supuesto que estabas celosa.
—¡Que no, idiota!
—Celosa, celosa, celosa —se puso a repetirlo una y otra vez haciéndome enojar—. Celosa, celosa, celosa, celosa.
—Bien. Estaba celosa de esa china horrenda, ¿feliz?
—Si, además no tienes por qué estar celosa, sólo me pidió que le mostrara el colegio.

Suelto una carcajada, ¿colegio? ¿enserio? No creo que ella tuviera ánimos de conocer el colegio, seamos honestos nadie en el mundo quiere conocer su colegio. Eso es un perfecto pretexto para llegar tarde y que no te digan nada. Da igual, al parecer Sam se tragó la excusa completamente porque me miraba raro mientras reía, ¿es que no se da cuenta que esa maldita quiere con él?  Al parecer no, pero si quiere tener una especie de relación con él posiblemente terminaré clavándole un tenedor en el ojo.

—Eres un idiota —le digo.
—¿Y ahora qué hice?
—Ser idiota, ¿qué no te das cuenta que la Cho quiere tener algo contigo?
—Ella no quiere nada conmigo, tú y tus celos ven cosas que no están sucediendo.
—Vamos, Sam, ¿qué clase de persona le pide al sex appeal del colegio que se lo muestre? Además a nadie le importa conocer el colegio.
—¡Señorita Sanderson! —chilla la profesora Smith, que es la de historia—, ¿cómo puede decir eso de su colegio?
—Am, ¿con la boca?

Sam se pone a reírse y me lo contagia. Pero la profesora ni siquiera sonríe, bien, otra vez con la directora. Creo que esa mujer me ha visto tantas veces ahí que ahora sólo le causa gracia que vuelva a meterme en problemas.

—Claflin, Sanderson, me acompañarán a la dirección.

Sam me da un golpe en el hombro y yo se lo regreso mucho más fuerte en el estómago. Otra vez a la dirección, era mi tercera vez en esta semana seguramente la directora debe estar pensando en expulsarme del colegio. Causo demasiados problemas, supongo que soy la más problemática del colegio.

—Es mi tercera vez en esta semana —digo por lo bajo.
—La mía es la cuarta —dice Sam burlón.

Bien, ambos la pasábamos el día entero en la dirección diciéndole a la directora que no era nuestra culpa, nunca lo era en realidad. Bueno, siempre les decíamos cosas groseras a los profesores, pero en mi defensa debo decir que ellos se lo merecen. Nos tratan mal y después de todo quieren que nosotros los respetemos. Deben estar locos, además la mayoría de ellos son idiotas y odiosos, nadie los trataría bien en su sano juicio. La mayoría son solterones y ancianos de cuarenta años.

Cuando llegamos a la dirección la directora nos recibe con una sonrisa a ambos, creo que nos libraremos del problema, hemos pasado tanto tiempo con ella que posiblemente no tengamos castigo alguno. La profesora le explica la situación a la directora y ésta no puede evitar reprimir una sonrisa, parecería que muere por soltar carcajadas, pero se mantiene lo más seria posible y la profesora continúa con su discurso.

—Pero, directora, la profesora Smith me preguntó y yo le respondí —respondo en mi defensa.
—Señorita Sanderson, usted me respondió de la manera más vulgar. Y bien lo sabe —dijo la profesora Smith con su voz chillona.
—Pero… —comenzó Sam.
—Usted no se meta en lo que no le incumbe —le dijo la profesora groseramente.
—¿En lo que no me incumbe? Usted, primero que nada y con todo respeto, fue la que se metió en lo que no le incumbe. Paris y yo estábamos hablando y usted escuchó lo que no le importa.
—Lo siento, profesora Smith, pero los chicos tienen razón —dice la directora haciendo enfadar a la profesora—. Pueden irse, chicos.