"The Boyfriend League" (joejonas & tu)

Era oficial. Tenía novio.

No es que Nick o yo utilizáramos BF o GF para referirnos el uno al otro, pero era bastante obvio.

Salíamos juntos después de la práctica y después de los partidos. Y nos estábamos dando un montón de besos.

También era obvio que cualquiera que fuera suerte que había tenido el equipo, se había disipado. Habíamos ganado tres partidos seguidos. El último partido contra los Denton Outlaws, fue un éxito. Joe hizo los mejores lanzamientos del partido.

Nunca lo vi en las fiestas de Bird, pero últimamente había estado raro. Ya no era lo mismo en nuestros rutinarios ejercicios por la mañana. Durante una sesión hicimos una lluvia de ideas para mi columna… las alegrías y la dura experiencia de acoger un jugador y de ser acogido por una familia que no sabías si se ajustaban a tus rutinas. Tuvimos una tira y afloja con algunas cuestiones. Tenía la esperanza de tener la oportunidad de entrevistarlo con mayor profundidad, como investigación para mi artículo.

Pero como he dicho, él no estaba muy de acuerdo.

Me encontré a mí misma pensando en los recientes desarrollos cuando revisé mi correo electrónico de la semana pasada.

Uno de los mensajes que apareció estaba marcado el asunto como “Agradecimiento Splash” de parte de owners@raglandrattlers.com. Aparte del domingo el equipo tendría tres días sin partido. Los dueños de los equipos, sí ellos actualmente eran los dueños, habían decidido dar las gracias a las familias por poner sus viviendas a disposición de los jugadores de equipo, celebrando un día de reconocimiento en la Splash Zone, uno de los parques de agua de la zona.

Tenían descuentos en gran medida y habían reservado un pabellón.

Por supuesto, Bird me llamó unos diez segundos después de que e-mail golpeara mi bandeja de entrada para confirmar que Brandon y ella irían definitivamente.

¿Pensaba que Nick y yo iríamos?

—En realidad, este fin de semana él va a casa para el cumpleaños de su hermana. —Le dije.

—Oh, bien —dijo Bird—. Me olvide de que se lo había mencionado a mis padres. ¿Quieres ir con nosotros?

—Probablemente no.

—Vamos ____*. Todavía nos podemos divertir. Es un reconocimiento a las familias. Debes estar allí. Después de todo tú eres la razón por la que estamos involucradas en esto. De todos modos, Joe probablemente te invite.

¿De verdad? Yo no estaba tan segura.

—Pero si no lo hace, puedes ir con nosotros. ¿De acuerdo?

—Ya veremos.

Lo dejé así, porque ahora que yo estaba acostumbrada a ser parte de una pareja, no sabía si realmente quería ser una tercera rueda de nuevo.

Un golpe sonó en mi puerta.

Está bien, mamá y papá estaban trabajando, sabía que no eran ellos. Tiffany no llamaba. Ella sentía que entrar en todas las habitaciones era su derecho.

Puse el teléfono en la mesilla de noche, me acerque a la puerta y la abrí.

Joe estaba allí de pie, con una mano en el bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros.

—Hola.

—Hola.

La incomodidad entre nosotros estaba de vuelta. Iba y venía, sin ton ni son evidente.

De repente, sus ojos se agrandaron al mirar detrás de mí.

—¡Wow! Cuando dijiste que amabas el beisbol —me miró con reconocimiento de nuevo en sus ojos— realmente lo decías enserio.

—Realmente lo hago.

—Es como un museo.

—Yo prefiero pensar que es un libro de recuerdos vivos.

Señaló la pared decorada con banderines y gorras.

—¿Coleccionas gorras?

—En realidad tengo las gorras de cada equipo al que papá y yo hemos ido a ver jugar un partido.

—¿Has visto todos estos equipos jugar en persona? —Parecía parcialmente asombrado.

Yo no podía dejar de sonreír.

—Sí. ¿Quieres verlas? Ven.

Vi como él caminaba alrededor de mi habitación, mirando todos mis objetos exhibidos. Se detuvo delante de un gran collage enmarcado de las fotos de papá y yo delante de varios estadios. El Wrigley Field, Yankee Stadium, Fenway Park, Tiger Stadium, nombrando unos pocos.

—¿Han visto los partidos en estos estadios? —Preguntó.

—Sí. Papá y yo hacemos un viaje diferente a un estadio cada año. Su sueño es visitar cada uno de los estadios, y no es divertido ir solo.

—Algunos ahora ni si quiera existen.

—Sí, lo sé. Pero yo una vez me senté en sus asientos. Genial, ¿no?

—Absolutamente.

Se volvió y me miro.

—Los carteles y fotos que hay en mi cuarto, son tuyos, ¿no?

—Un préstamo para la habitación de invitados mientras este aquí. Pensé que disfrutarías de ellos.

—Inmensamente. Gracias. Y hablando de agradecimiento. El equipo está mostrando su agradecimiento a las familias de acogida llevándolos al parque acuático el domingo. Sé que Nick estará fuera de ciudad, pero pensé que tal vez aun querrías ir. Quiero decir, no como una cita ni nada. Voy a invitar a toda la familia.

—¿No tienes que trabajar el domingo?

—Lo tengo libre.

—Suena divertido. Podríamos empaquetar un picnic…

—Yo me encargaré de eso. Como agradecimiento. Todo lo que tengo que hacer es traerte a ti misma.

—Y un traje de baño.

Él sonrió.

—Sí, y un traje de baño.

—Y una toalla. Y la loción bronceadora…

—Tal vez sería más simple si me dijeras que yo me encargo de los tickets y de la comida.

—Está bien, pero voy a seguir adelante y decirte que no te tomes como algo personal que mamá o papá no vayan al parque acuático. Con todo eso de papá de no-usar-ejercicios-del-equipo-para-entender-cosas.

Su sonrisa creció.

—No lo tomare como algo personal.

—Bien, entonces, el domingo.

De repente dándose cuenta de lo íntimo que parecía estar en mi habitación, se aclaró la garganta y dio un paso atrás. Él dio otra mirada más a mi habitación y dio otro paso atrás.

—Es increíble lo que una habitación puede revelar.

Luego camino por el pasillo y llamó a la puerta de Tiffany.

Me pregunte que podría descubrir él de su habitación.

El domingo por la tarde Tiffany se sentó en el asiento delantero con Joe.

Cuando llegamos al parque acuático, Joe entrego a cada una de nosotras un ticket y se me ocurrió que había una cantidad de dinero que él había pagado por ellos.

—¿No te debemos dinero por eso? —Le pregunte.

—Por supuesto que no. Es mi invitación. —Dijo, mientras levantaba una nevera que había tomado de la cajuela de papá.

—Pero tú no deberías de tener que pagar por todos.

Me miró como si me hubiera convertido de repente en Tiffany.

—Es el día del agradecimiento. Por supuesto que debo pagar por las cosas.

—Pero…

—¿Podríamos irnos, por favor? —Pregunto Tiffany—. Hace mucho calor aquí en el aparcamiento.

Como si ella no creyese que haría menos calor en el parque acuático de cemento.

A medida que caminaba hacia la entrada, decidí que iba encontrar una manera de nivelar la situación por el pago de los tickets. Iría a Ruby Tuesday, me sentaría en una mesa y esperando a Joe y dejaría una buena propina. No era justo que un jugador de beisbol muerto de hambre, pagara nuestra entrada.

No es que en realidad estuviera muerto de hambre, pero aun así.
Fuera un millar de personas hacían colas para entrar en el parque, pero los grupos aparentemente utilizaban una entrada especial. Y teníamos tickets especiales, por lo que no tardamos mucho en entrar. Los propietarios de los equipos nos proporcionaron un mapa del parque acuático con el pabellón reservado claramente señalado.

Estaba justo en frente de la piscina de olas, una piscina de olas gigantes que se creaban durante un momento antes de volver a la cama. En ese momento estaba en calma.

Varias mesas de picnic estaban en el interior del pabellón. No me sorprendió ver a Bird desde nuestra reivindicada mesa.

Joe cargó la nevera en la mesa.

—Hey, chicos. —Dijo Bird mientras aplicaba protector solar en sus piernas.

Yo me lo había aplicado antes de salir de casa, dándole tiempo para que penetrara.

—Pensamos en ir a Bubba Tub primero, ya que estamos todos juntos. —Dijo.

—Yo no —dijo Tiffany—. En realidad yo no entrare en el agua. Solo me expondré junto a la piscina —ella saco de su bolso una toalla de playa—. Hasta luego.

Bird había dejado sus gafas de sol, sé que tenía de ese modo una visión más clara de Tiffany alejándose.

—¿Se trata de un parque acuático pero en realidad no entra al agua? ¿Qué pasa con eso?

—No intentes resolverlo —le dije—, no hay ningún Código Tiffany.

—Esa sería una película interesante —dijo. Luego sacudió la cabeza—. No, no lo creo. ¿Y bien? ¿Bubba Tub? Es un viaje para cuatro personas.

Bueno, esto era más que incómodo. Solo cuatro de nosotros estábamos de pie junto a la mesa. Eso sonó como una invitación para todos, incluía a Joe. Y sin embargo, ahora yo tenía novio, pero estaba segura de que no quería hacer el paseo sola…

—Estoy bien con eso. —Dijo Joe. Nada en su tono era urgente. Nada posesivo. Nada que otra cosa indicara que íbamos a pasar un buen rato.

—Sí, claro. Vamos. —Dije.

Yo me quite los Flip-flops y la camiseta que había estado usando sobre mi bikini bandeau blanco. Y sí, por un segundo, pensé que tenía la atención de ambos chicos, pero era difícil estar segura ya que llevaban gafas de sol.

Brandon se aclaró la garganta y levanto la muñeca. Una de las llaves estaba colgando de un brazalete hecho con cable.

—He alquilado un casillero de por aquí por si alguien quiere guardar su objetos de valor.

—Sí, quiero dejar mi billetera y las llaves ahí. —Dijo Joe.

—Nada para mí, gracias. —Dije.

Los chicos se alejaron juntos a ver cosas de hombres.

—Es una vergüenza que Nick fuera a casa este fin de semana. —Dijo Bird, poniendo la tapa a su bronceador y colocando el bolso en su mano.

—Sí —dije, tratando difícilmente de echarlo de menos. ¿Debería de tratarlo? —. Pero fue él quien quiso estar con su hermana.

—Definitivamente. Es un buen chico. Y tú le gustas realmente, ¿eh?

—Claro.

Bird me miró por encima de sus gafas de sol, exactamente como había mirado a Tiffany.

Me hizo retorcerme y querer explicarme.

—Sólo nos besuqueamos bastante y nada más.

—¿Quieres decir que no llagaste a la segunda base?

—No, quiero decir, que realmente no hablamos de nada. No compartimos intereses. Es difícil de explicar. Es solo que, no estoy tan feliz como pensé que estaría una vez que tuviera novio.

—Así que tal vez tienes al novio equivocado.