"The Boyfriend League" (joejonas & tu)

CAPITULO 9

—No puedo creer que nos perdiéramos el lanzamiento de apertura de la temporada —Bird dijo mientras ella abría rasgando otro paquete de salchichas y las dejaba caer dentro del agua hirviendo—. Nunca me he perdido el lanzamiento de apertura… no desde que el campo fue construido, no desde que la liga universitaria vino a la ciudad.

Vertí más gramos de maíz en la máquina para hacer palomitas de maíz.

—Este es solo nuestro cuarto año teniendo un equipo universitario. ¿Así que has visto qué? ¿Tres lanzamientos de apertura?

—El número exacto no es el punto. La tradición es el punto.

—No sé porque te estás quejando. Brandon probablemente jugara todo el partido —el jugador de primera usualmente lo hacía. Él y Bird habían hablado un par de veces siguiendo los entrenamientos. A ella realmente le gustaba —. Joe es el lanzador de partida. Puede que él este fuera del montículo para el momento en el que lleguemos ahí.

Aunque no se suponía que me gustara Joe en un modo de novio, estaba interesada en verlo lanzar. No pude dejar de pensar en ese momento en el cuarto de lavandería cuando sus labios habían estado tan cerca de los míos. ¿Cómo sería besarlo?

—Tal vez debimos habernos ofrecido voluntaria para el último desplazamiento. —Bird dijo, trayéndome de vuelta del calor del casi beso al calor dentro del puesto.

—Tú querías ver los fuegos artificiales después del juego. —El último desplazamiento sí hizo limpieza.

—Adoro los fuegos artificiales.

Los fuegos artificiales eran otra tradición. Ellas los tenían en el juego de apertura, el juego del Cuatro de Julio, y el juego final de la temporada.

—Lo sé. Yo también. —Pero odiaría escoger entre ver a Joe lanzar o ver los fuegos artificiales, entre trabajar un desplazamiento con Bird o trabajar en uno sin ella. A pesar de que verdaderamente no debía de tener decisiones que hacer. Joe se suponía que era un asunto sin importancia.

En el puesto, habíamos estado bastante ocupadas al principio, mientras la gente que llegaba al campo había querido agarrar comida antes de dirigirse a los puestos.

El nuestro no era un lujoso campo. Una cerca de alambre lo rodeaba. El puesto era una sencilla construcción de madera que se veía muy parecida a los puestos de los fuegos artificiales que vimos en el lado de los caminos rurales cuando mi familia tomaba viajes a través de Texas. Teníamos una ligera brisa a través de las ventanas abiertas y un pequeño, ruidoso ventilador de suelo manteniéndonos frescos.

Como Señorita Adolescente Ragland, Tiffany estaba involucrada en un montón de locales esfuerzos para recaudar fondos. Tal vez debería hablar con ella acerca de recaudar fondos para mejorar las condiciones en el puesto.
Dos madres anfitrionas estaban tomando pedidos y manejando el dinero. No es que nadie confiara en nosotras, pero creo que nos veían a Bird y a mí como las trabajadoras gruñonas. Ellos gritaban lo que necesitaban, y ella y yo llenábamos los pedidos: Cocas (en Texas, todas las bebidas ligeras son llamadas Cocas), agua, palomitas de maíz, patatas fritas, nachos y el artículo más popular, perritos calientes. Menos mal que todo lo que teníamos que hacer para preparar los perritos calientes era plantar una salchicha en un bollo y envolverlo en un papel de aluminio. Una pequeña mesa cerca del puesto guardaba la mostaza y los condimentos, así la gente podía reparar los perritos de la manera en que ellos quisieran.

Por regla general, no pensé que nada fuera más sabroso que un perrito caliente en un estadio de béisbol, pero con el olor de cocinarlos durante más de una hora estaba causando que perdiera mi apetito.

—Por lo menos tendremos la fiesta después. —Bird dijo—.

Sus padres habían aceptado el dejarla invitar al equipo a su casa para una fiesta por abrir un juego de apertura… aunque nosotras realmente no estábamos abriendo el juego de apertura, ya que la fiesta seguía, pero todas nosotras sabíamos qué significaba. Una fiesta de excusa. Por supuesto, ella había invitado a las familias anfitrionas también. Esperaba que la mayoría de los padres estuvieran demasiado cansados como para venir.

De repente la multitud lanzó rugidos excitados y aplausos atronadores.

—¿Qué es eso?

—¿Qué paso?

Bird y yo preguntamos al mismo tiempo. Y por supuesto, ninguna podía ver el campo, así que ninguna lo sabía, pero seguimos preguntando hasta que uno de los más recientes clientes, directamente desde las gradas, fue capaz de decirnos que Bentley hizo un jonrón.

Bird no sabía si estar emocionada por su logro o si estar decepcionada porque ella se hubiera perdido el verlo.

—Anotará otro antes de que el verano termine. —Dije, tratando de consolarla.

—Lo sé —ella levanto sus hombros, luego los dejo caer de vuelta—. Realmente me gusta, ____*. A pesar de que solo hemos hablado un par de veces, tenemos tanto en común.

—¡Tres perritos calientes! —Una de las madres grito hacia nosotras.

—¡Dos palomitas de maíz!

Usando un par de pinzas, Bird agarro una de las salchichas balanceándose mientras yo arrancaba una bolsa para las palomitas. Con un increíble giro y arremetida de mi muñeca, la tenía abierta y lista para que pudiera verter las palomitas dentro de ella.

—¿Qué tienen en común? —Pregunté mientras arrojaba mantequilla sobre la primera bolsa, luego en la segunda bolsa de palomitas.

—Béisbol el tipo de película que nos gusta ver, programas de televisión, música. Tú lo mencionaste. Hablando de música hemos estado hablando acerca de que tal vez podríamos ir a un concierto gratis en el anfiteatro la próxima semana. Él en realidad no ha preguntado, pero he estado dejando caer algunas evidentes pistas de que yo estaba interesada. Stephanie dice que los chicos son tímidos sobre preguntar a menos que sepan que no serán rechazados. Así que yo he hecho todo lo posible excepto tatuármelo en la frente. De cualquier modo, si pregunta, ¿quieres venir con nosotros?

Me giré y coloqué las bolsas en el mostrador, justo al lado de esta gigantesca jarra de gigantescos pepinillos. Viendo el alargamiento de la fila, trate de no fruncir el ceño. ¿Por qué no estaban está gente en los puestos, donde yo quería estar, viendo el partido? Es tan injusto.

Escuche a alguien pedir M&Ms. Amaba el hecho de que todos los dulces estaban al alcance de las madres, para que lo pudieran entregar.

Mamá Uno miró de vuelta hacia mí.

—¿Dónde están las Cocas?

—No sabía que las hubiera pedido.

—Cuatro de ellas. Dos Cocas, un Dr. Pepper, un 7UP.

Fui hacia la máquina, puse hielo dentro de los vasos, y presione un vaso contra la palanca. Coloqué las bebidas llenas en el mostrador.

—¿Pajitas? —Un chico dijo.

Obviamente era nuevo en el campo.

—No hay pajitas. —Dije. Era muy fácil que la gente las tirara en el terreno. Luego la patrulla de limpieza tendría que trabajar mucho más para limpiar la zona. Por mucho que no me gustaran las concesiones en el trabajo, era mucho mejor que hacer trabajar a la patrulla de limpieza.

Otro pedido vino de las palomitas de maíz, así que volví a llenar una bolsa, viendo mientras Bird abría otra bolsa de salchichas.

—¿El concierto? —ella pregunto—. ¿Quieres venir con nosotros?

Sacudí mi cabeza.

—No quiero ser la tercera rueda.

—¿Y si la cuarta rueda es otro jugador? Estoy segura de que puedo conseguir que Brandon le pregunte a alguien. Escoge un jugador. Cualquiera. —Ella sonaba como un mago haciendo un truco de cartas.

—¿Qué patético es que el tener un jugador en casa fuera mi idea, y tengo que ser emparejada en una citas a ciegas? —Pregunté.

—No es una cita a ciegas. Los chicos saben quién eres.

—Lo que sea.

Se sentía como una cita a ciegas arreglada para mí.

Otra ronda de jaleos, gritos, y aplausos de la multitud marchándose lentamente alrededor de nosotras. Honestamente, no podía esperar porque nuestro desplazamiento estuviera terminado para que así pudiéramos llegar a donde la verdadera acción estaba teniendo lugar.

Era la baja de la cuarta cuando a Bird y a mí se nos dijo que agarráramos palomitas y Cocas —nuestra recompensa por servir un tiempo en el infierno de la concesión— y salir del camino para que asiera el próximo desplazamiento pudiera ponerse en marcha.

No perdimos el tiempo dirigiéndonos hacia los puestos. Sin asientos reservados en nuestro pequeño estadio. Las entradas estaban en cinco dólares —excepto cuando tenían noche especiales de dólares— y la gente solo se sentaba donde quisiera. Bird y yo encontramos un poco de espacio en la banca en la tercera fila, justo detrás del lugar de bateo en el área del calentamiento del bateador. Mire sobre mi hombro y vi a mi padre sentándose en la fila más alta —su asiento favorito, porque le daba “una vista de pájaro” —. Lo salude antes volverme para concentrarme en el juego.

Ethan estaba listo para batear y Nick estaba calentando, balanceando su bate. Él se volvió para encarar la multitud, tocó con sus dedos su casco de bateo, y sonrió.

—¿Qué hay acerca de Nick? —Bird preguntó.

—¿Qué hay qué acerca de Nick? —Aquí estaba, haciendo mi coca de la pregunta repetida otra vez. Realmente necesito terminar ese hábito.

—¿Qué tal si vas al concierto con él?

—Lee mis labios sin emparejamientos.

—Me sentiré mal si lo dejo en casa sin nada que hacer. Se supone que tengo que ayudarle como su embajadora, ¿cierto? Así que tú me estarías haciendo un favor si vienes con nosotros. Seremos un grupo. Solo diversión. Sin presión. Sin emparejamientos.

—Lo pensaré.

—Me sentiré mal si lo dejo en casa sin nada que hacer. Se supone que tengo que ayudarle como su embajadora, ¿cierto? Así que tú me estarías haciendo un favor si vienes con nosotros. Seremos un grupo. Solo diversión. Sin presión. Sin emparejamientos.

—Lo pensaré.

Tal vez le pregunté a Joe, también. Quizás podríamos hacer algo con el equipo completo. Dame una oportunidad para investigar operaciones. Había montones de chicos que todavía no había calificado.

Ethan fue eliminado y Nick fue hacia el lugar de bateo. Primer lanzamiento, él golpeo la pelota fuera del campo izquierdo. Un viaje duro que rebotó en la valla publicitaria del patio de Mania. Varios negocios locales pagaban para hacer publicidad en las vallas que cercaban el jardín. Por su puesto, el negocio de mi padre tenía el más grande.

Está noche estábamos jugando contra los MCKinney Marshals. Vimos a su jardinero izquierdo pelearse por la pelota mientras Nick llegaba a salvo a primera base. El marcador estaba tres a dos, a nuestro favor, pero podíamos conseguir otra carrera.

Los marcadores igualados me ponen nerviosa.

El pitcher boletó a Tyler, casi como si fuera internacional. Tal vez lo era. Sabía que hacían eso algunas veces cuando un poderoso bateador salía a batear, especialmente si sabían que podían ser capaces de obtener una doble eliminatoria del siguiente bateador.

Y el próximo bateador era Joe.

Era zurdo. Con el bate guardado debajo de su brazo izquierdo, levanto el velcro en su guante izquierdo para batear, lo apretó, levanto el bate, y dio un paso delante de la base de bateo. Desde donde estaba sentada, pude ver su rostro claramente, la concentración, su agarre en el bate.

Como muchos otros espectadores, Bird y yo agitamos nuestros cascabeles. Nuestra muestra de apoyo. Después todos se quedaron en silencio mientras el lanzador tomaba impulso y lanzaba…

Joe solo se quedó de pie ahí mientras la pelota silbaba pasando.

Un perfecto strike.

Vamos, vamos, vamos. No seas eliminado.

Joe pasó por toda la cosa de la rutina de apretar sus guantes de bateo otra vez. Dio un paso dentro de la caja de bateo.

El lanzador tomo impulso y lanzó…

Joe abanicó hacia la pelota y falló.

Sabía incluso que los mejores bateadores algunas veces eran eliminados. Me refiero a que, si golpeando la pelota era una cosa segura, no sería un deporte, pero aun así…

—¡Strike tres! —El árbitro grito después de que la siguiente pelota cruzara el lugar de bateo.

Gruñí. La mandíbula de Joe se apretó como si realmente él quisiera golpear algo… la pelota habría sido genial.

Brandon dio un paso hacia la siguiente base. Con el extremo de su bate, tocó cada esquina, tomó un paso hacia atrás, hacia delante, y tocó el centro de su base. Endureció su postura.

De repente fui consciente de que Bird agarrando mi brazo.

¡Maravilloso!

El bate golpeó la pelota mandándola fuera del campo izquierdo del jardín. Otro jonrón.
¡Otro jonrón!

Bird estaba de pie, saltando de arriba abajo, gritando, abrazándome, sacudiendo su respaldo. Yo estaba gritando y abrazándola de vuelta. Nada era más emocionante que un jonrón, incluso si no era mi chico quien lo anotaba.

¿Cuándo había empezado a pensar que Joe era mi chico? No se suponía que fuera mi chico. Él solo era el chico viviendo en mi casa.

Aun así, no pude negar que deseaba a Joe no hubiera sido eliminado. Estaba un poco avergonzada por él, lo que era totalmente ridículo. Los chicos son eliminados todo el tiempo. Era parte del juego.

Además, el béisbol era más que golpear con fuerza una pequeña pelotita sobre una cerca. El otro equipo tenía solo dos carreras, lo que significaba que Joe debió haber hecho algún impresionante lanzamiento, que yo estaba segura de tener un vistazo de primera mano a lo largo de la quinta.

El siguiente chico en el bateo fue eliminado, y finalizó la cuarta entrada. Bird y yo hicimos otra ronda de agitar frenéticamente nuestros cascabeles para hacerlos sonar, las tablillas de madera imitando el sonido de una enojada serpiente de cascabel.

—¡Vamos, Cascabeles! ¡Wuu! ¡Wuu! —Nosotras gritamos.

Estaba emocionada porque estaba a punto de ver a Joe en acción.

Solo que él no era el que estaba saliendo al montículo. Él no era el que estaba tomando impulso y lanzando la pelota al receptor. Estaba totalmente deprimida.

—Parece que Joe está exhausto por la noche. —Bird dijo.

Me callé un horrible comentario, como que sus poderes de observación me maravillaban. Sabía que no tenía ninguna razón para sacar mis frustraciones en ella, así que simplemente dije:

—Sí.

—Hey, lo veras lanzar contra los Coppell Copperheads mañana por la noche.

—Claro. Estoy totalmente tranquila

Incluso a pesar de que sabía que los abridores usualmente no lanzaban dos juegos seguidos.

Y no podía negar que estaba decepcionada está noche. Brandon y Nick estaban de vuelta en el campo. Eso debería ser suficiente. Pero en verdad quería ver a Joe jugar.
Bird me codeó.

—Entonces ve a hablarle.

—No voy a hablarle.

—¿Por qué no?

—Estoy aquí para ver el partido.

—Oh, vamos, ____*. Él está probablemente decepcionado porque fue eliminado. Dale una conversación para animarlo. Tú lo estás hospedando. Necesitas mostrarle tu apoyo. Estar allí para él. ¿A quién más conoce?

—Mi padre…

¡Maravilloso!

Escuche a la multitud gritar. Miré hacia arriba. El dolor de repente rebotó entre la parte de adelante y trasera de mi cráneo. Desde lejos, escuché a Bird chillar, sentí manos agarrándome, vi los ojos, blancos, azules, fuegos artificiales estallar alrededor mío, y tuve una fracción de segundo para preguntarme por qué el juego estaba parado…

Justo antes de que el mundo perdiera su color.