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El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Última edición por andreita1122 el Vie 29 Nov 2013, 9:15 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Noooooooo Por que la cancelas es perfectaa la novela T.T no la canceles realmente la amo :(
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
No se porque no comentan pero yo siempre comento cuando subes D:
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Giiiiiirl! Yo siempre trato de comentar cuando puedo, pero de edad hay veces que me es imposible y no me gusta poner un simple "síguela".
De verdad espero que no la canceles, y yo trataré de comentar màs..
De verdad espero que no la canceles, y yo trataré de comentar màs..
Karrie58
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
No se preocupen no lo are, ya subo capitulos
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Emm bueno hola sinceramente la novela esta muy buena para cancelarla ¿Te digo algo? Pocas son las novelas con las que me engancho de verdad y esta es de las pocas, soy nueva lectora me llamo Jazmine dime Jazz o Jazzy como sea bueno no la canceles por que esta muy buena la verdad
mecha styles
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
CAPITULO 23
Ya le había dicho antes que se iría a casa después de que ella lo llevara ante el psíquico, pero realmente no había considerado lo lejos que era eso hasta este momento. Por alguna razón que no entendía, el pensamiento de que se fuera de la Tierra, de pronto la entristeció. Ella quería que se fuera, desde luego, sólo que no a tantos años luz de distancia.
¿Y por qué tanta prisa por volver, de todos modos? ¿Acaso tenía una familia: una esposa e hijos que esperaban su regreso? ______ casi pronunció una retahíla de las peores palabrotas que conocía. Aquí estaba ella, deseando a Harry, triste porque la abandonaba y él muy bien podría estar casado.
Aunque no iba a preguntarlo. Ellos no tenían ningún tipo de relación y, como seguramente le diría, eso no era asunto suyo.
—¿Estás casado?
¡Maldita sea! La pregunta surgió antes de que pudiera detenerla. El hombre había tratado de seducirla, después de todo.
—Casado es unido de por vida, ¿no?
—Sí. Significa eso.
—Entonces, no —de pronto la miró ofendido—. Si fuera así, yo no te habría tocado.
—Oh.
No estoy aliviada, pensó, mientras olas de una emoción desconocida recorrían sus venas. Estoy simplemente contenta de que el hombre tenga algo de moralidad.
—Así que, ¿conoces la forma de volver a casa?
—Sólo si encontramos un verdadero místico y sólo si.... —se paró y miró a lo lejos.
—¿Qué? ¿Sólo si me acuesto contigo?
—No. Sólo si te enamoras de mí —contestó él rotundamente.
Ella parpadeó.
—No entiendo.
—Es parte de la maldición. Tú me liberaste. Ahora, libremente y de corazón, debes ofrecerme tu amor o volveré a convertirme en piedra. Esta vez, para siempre.
—Es broma, ¿no? ¿Intentas llevarme a la cama otra vez? —ella se rió, el sonido débil e inseguro.
—¿Realmente crees que bromearía sobre mi libertad? —la convicción absoluta en su voz sonó alta y clara.
—No —dijo ella suavemente—. Imagino que no.
—Mi hermano lo planeó todo para que otra me besara, una mujer a la que yo desprecio. Creyó que podría ser divertido el que me viera forzado a perseguir a una mujer que aborrezco. Pero fuiste tú, tú y no ella, quien me salvó —Harry suspiró—. No era mi intención contarte todo esto, ______. Pero eres tan obstinada que pensé que no había otro camino. ¿Puedes intentar, al menos, ayudarme?
—No sé como contestar a eso.
La enormidad de la situación la golpeó como un martillo. El destino de Harry dependía de ella. Dios mío. Él también podía haberle pedido que convirtiera su pelo en oro de catorce quilates y lo tejiera.
—Me temo que, si te dijera que te amo, sería una mentira.
—Eso ya lo sé, pero yo puedo hacer que me ames —dio un paso hacia ella—. Sólo dame una oportunidad y le daré a tu cuerpo un placer inimaginable.
—¿Cómo haría eso que me enamorara de ti?
—El placer corporal a menudo conduce al amor en una mujer.
Por un breve momento, ______ vaciló. Oh, ella no dudaba de su afirmación, y esto era lo que más la asustaba.
—¿Si dijera que sí y terminara entregándote mi corazón, te quedarías aquí conmigo? ¿Durante un tiempo?
Él sacudió rígidamente la cabeza.
—No.
Ella soltó una risa inestable, desprovista de humor.
—Me pides mucho, pero das poco a cambio.
—Eso también lo sé —aunque parecía correctamente apenado, no ofreció una sola concesión—. Puedo hacer que valga la pena, dándote placer.
Señor, ¿qué iba a hacer? No podía decirle que no; arruinaría su vida. No podía decirle que sí; arruinaría la suya.
—Tendrás que darme tiempo para pensar en todo esto.
Él frunció el ceño.
—El tiempo es mi enemigo.
—Bueno, es todo que te ofrezco ahora mismo. Tómalo o déjalo.
Él soltó un largo suspiró.
—Lo tomaré.
Ambos se quedaron en un incómodo silencio.
—Sabes —dijo ella finalmente para disipar la tensión—, tendrás que usar un poco de magia para afilar ese cuchillo que me robaste —esa línea de conversación parecía bastante inofensiva—. Es para usarlo en la cocina, no en la batalla.
—Antes lo habrás usado para partir animales.
Maravilloso. Simplemente maravilloso.
—He cogido prestadas otras armas de tu casa, también —añadió él.
Como si hablara de algo tan doméstico como unas zapatillas de conejito, él se volvió hacia la nevera, despreocupadamente.
El temor se deslizó por su espina dorsal, glacial y opresivo. La mañana había comenzado mal y cada vez se ponía peor.
—¿Qué, exactamente, has cogido prestado?
Él había encontrado un par de zapatos viejos de Liam, y observó cómo le mostraba las tijeras atadas con correas a su tobillo izquierdo, el cuchillo sobre su tobillo derecho, la espátula metálica en su cadera y el rodillo de cocina en su espalda, anclada por la cinturilla de sus pantalones.
—¿Qué vas a hacer con eso? —señaló el rodillo de cocina con la mano.
—Cuando las armas afiladas me fallen, golpearé a mi enemigo hasta la sumisión.
—¿Y la espátula?
—No estoy seguro, pero seguramente quien la diseñó estaba pensando en la tortura.
Una tortura, tenía razón.
—No puedes ir por ahí matando y torturando a la gente. Eso no es algo que se haga en este planeta —dijo las palabras con la suficiente fuerza como para que él se enterara—. Ponlo todo en su sitio ahora mismo.
—No —una dura chispa oscureció sus ojos, y sacudió la cabeza—. En esto no me convencerás. Entrando en una situación desconocida, un hombre debe estar preparado para lo peor.
Tenía razón, pensó ______, pero nunca lo admitiría en voz alta. Estar preparado para lo peor era la primera lección en la autodefensa. Aunque en ninguna de sus clases se había mencionado el derrotar a un atacante con una espátula. Un lápiz, tal vez. Incluso llaves.
Bienvenida linda, que bueno que te gusté la novela
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
¿Bromeas? La novela esta tan fkflkkfhfklhdKLASHDDPDKLEHF8EWFWEYF ¿Sabes? No aguanto para leer las escenas hots ¿Cuantos caps debo esperar para que llegue lo hot? Dime haslo por la nueva :hug: :omg:
mecha styles
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Siiiiii la seguiste que bueno por que esta novela es fantástica gracias por adaptarla y no cancelarla. Prometo comentar cada vez que subas.
Siguela pronto :D
Besosssss...........:)
Siguela pronto :D
Besosssss...........:)
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
CAPITULO 24
Realmente, ¿qué daño podía hacer si se quedaba algunas de esas "armas"? Ella nunca las usaba, de todos modos. Y si le hacían sentirse más seguro, pues eso era lo más importante. No podía imaginarse el ser transportada a otro mundo, sola e indefensa.
—¿Por qué no hacemos un trato? —sugirió—. Puedes quedarte con las tijeras y la espátula.... —y sintiéndose como una *****, añadió— ...pero los cuchillos y el rodillo de cocina permanecerán aquí.
El silencio llenó la estancia mientras él consideraba su oferta.
Finalmente, él cabeceó.
—Acepto el trato. ¿Ves lo dispuesto a negociar y lo razonable que soy?
—Oooh, eres un autentico asno —su cara se iluminó, y ella añadió—, ¡no te daré una moneda, antes besaría tu..... De acuerdo, simplemente no es justo!
Sus ojos centellearon con alegría, haciendo que su pálido iris azul brillaran como diamantes en un cielo nocturno.
—No me tomaré la molestia de castigar tu impertinencia... a no ser que, por supuesto, desees el castigo en la cama. Tenemos tiempo suficiente antes de visitar al hechicero.
Ella hizo rodar sus ojos, tratando de exteriorizar frescura y naturalidad. En el interior, sin embargo, su cuerpo gritaba ¡hip, hip, huuurraaa, todavía hay tiempo!
—Asegúrate de que las armas están ocultas cuándo salgamos de casa, ¿vale?
—No soy un jovencito inexperto —su alegría fue sustituida rápidamente por la ira—. Sé que las armas deben ocultarse mientras no haya indicios de batalla.
Bueno. Con cada palabra que decía, su irritación aumentaba. Ahora mismo él parecía listo para atacarla con los cuchillos por haber desafiado e insultado su inteligencia. Hora de cambiar de tema.
—¿Encontraste algo bueno para comer?
—No —su expresión perdió la mayor parte de su irritación—. No me enseñaste a preparar esto —sostuvo un tupperware lleno de pasta. Una delgada capa de queso y mayonesa cubría la superficie.
Ewww, pensó. Él había tratado de hacerse un emparedado con eso.
—Es lo más duro, insípido y asqueroso que he comido alguna vez.
______ notó varias señales de mordiscos alrededor de las esquinas del tupperware. La risa amenazó con burbujear fuera de su garganta, pero se la tragó.
—Eso es el recipiente, tonto. La comida de verdad está dentro —curioseó el plástico con los dedos. La acción hizo que rozara su mano, enviando una sacudida eléctrica por todo su brazo. Inestable ahora, dejó el plástico a un lado—. De todos modos, no querrás esto para desayunar.
—Pero estoy hambriento, y no tienes nada más —se acarició la mandíbula.
Ufff, alojar a un extraterrestre era más caro de lo que ella había previsto.
—Hay una cafetería a unos quince minutos de aquí. Hacen los mejores batidos. Podemos estar fuera en menos de una hora.
En su rostro brilló débilmente el placer una fracción de segundo antes de que el pánico se colocara allí. Un momento más tarde, se puso pensativo. Negó con la cabeza.
—No —su tono no reflejaba ninguna emoción—. Primero iremos al hechicero. Estoy impaciente por encontrar al que me llevará a casa. Después de eso, me concentraré en ti. Y te conseguiré, ______. No lo dudes —eso último fue dicho en un tono oscuro, desafiándola a contradecirlo.
Ella jadeó.
—Tú puedes estar dispuesto a saltarte el desayuno, pero yo no. Café y una tortilla con queso, eso...
—No. Está decidido.
—Pero...
—No, ______.
—Está bien —refunfuñando, cogió la guía telefónica del anaquel bajo el microondas—. Tenemos tiempo para visitar a un psíquico. Uno. Si éste no trabaja, no tendrás suerte por hoy. Tengo hambre y tengo trabajo que hacer, y sólo prometí llevarte a un sitio — rezó simplemente para que él entendiera que eso era lo justo.
—Si lo que quieres es convencerme de comer primero, tales payasadas no son necesarias. He decidido que te permitiré convencerme....en la cama.
Siempre volvía a lo mismo.
—Sabes, cabe la posibilidad de que tú me dieras un millón de orgasmos y yo, aun así, no me enamore de ti. Por tu propio bien, deberías replantearte tu estrategia.
¡Ja! ¡Chúpate esa!, pensó ella, hojeando las páginas amarillas.
—El único modo de estar seguros es dejándome darte un millón de orgasmos.
Sin echarle un vistazo, ella contestó.
—No.
¿Cómo pudo ser tan tonto como para pensar que sus desafíos eran divertidos? se preguntó Harry. La mujer lo volvía loco con sus negativas. No me toques. No me gustas. No me hagas temblar de placer.
CAPITULO 25
Si la necesitara simplemente debido a la maldición, quizás, el oírle decir que "No" no le molestaría tanto. Pero, sin embargo, cada vez que la veía, hablaba con ella, pensaba en ella, ______ levantaba emociones en su interior que él preferiría no tener. Ella, poco a poco, se le estaba metiendo bajo la piel, y eso no le gustaba. Se suponía que era ella la que se enamoraría de él, y no al revés. Él sabía demasiado bien que estas sensiblerías románticas eran peligrosas.
No comprendía como ella se podía apoderar de él con tanta rapidez y pericia. ¿Manejaba algún tipo de magia que no podía sentir? Quizás. Sí, quizás. Eso explicaría muchas cosas. Maldición, creía que estaba seguro aquí, tanto mágica como emocionalmente. Y aquí estaba él, de pie, queriéndola, necesitándola, como nunca había querido a ninguna otra. Bueno, tenía que hacer algo para evitar enternecerse aún más. Pero, ¿cómo podía luchar contra ella y ganarla al mismo tiempo?
—Aquí hay uno —dijo ______, su dulce voz interrumpiendo sus pensamientos—. La Casa del Misticismo. Un lugar donde los deseos más profundos son hechos realidad —hizo una pausa—. Me suena a broma pesada, pero tú eres el experto. Está sólo a cinco kilómetros de aquí, y el anuncio dice... " que el dueño posee el poder antiguo de los Druidas” —anunció ______ con voz burlona
¿Druidas? Harry se enderezó y le prestó toda su atención. Aunque no pudiera leer la lengua de ______, le arrebató el grueso tomo amarillo de sus manos y buscó la página. Druida. Druida. Druida. El nombre golpeaba en su cabeza, como un eco de salvación. Seguramente esto no era ninguna coincidencia. Conocían a la gente de su madre como los Druinn. Quizás fueran los mismos.
—Y bien, ¿qué piensas? —Preguntó ______, observándolo fijamente por encima del escudo de sus espesas pestañas—. ¿Suena como la clase de lugar que buscabas?
Él asintió
—Es exactamente la clase de lugar que busco. No perdamos más tiempo. Nos vamos inmediatamente.
______ decidió aceptar que el día sólo iba a peor cuando se encontró parada delante del viejo y destartalado edificio con un neón que rezaba SABÍA QUE ENTRARÍAS en brillantes letras rosadas.
La luz del sol destellaba con fuerza sobre la descolorida pintura amarilla, azul y dorada que decoraba la madera astillada. Faltaban varias tejas de la azotea, y algunas, notó, estaban esparcidas a través del césped delantero y encajados entre los hierbajos. Ella se deprimió ante tal atrocidad y luchó contra el impulso de ofrecer sus servicios, gratuitamente, simplemente por liberar al mundo de esa vista tan horrorosa.
—¿Estás seguro de que es la clase de sitio que buscas? —le preguntó a Harry por tercera vez.
Su mirada exploró el recinto, recogiendo cada detalle.
—¿Es esta la casa del psíquico Druida? —eso era lo mismo que había contestado antes.
—Sí.
—Entonces es exactamente la clase de sitio que busco.
______ continuó poco convencida.
—En vez de confiar en alguien más, ¿por qué simplemente no juntas tus talones y pides que te envíen de vuelta a casa?
Un músculo se movió en su mandíbula y los segundos pasaron en silencio.
—¿Y bien?
Nada.
No necesito esas ofensas, pensó ella sombríamente. Siempre que le preguntaba algo personal, él se enfadaba, como si ella no tuviera ningún derecho a conocer nada sobre él. Por supuesto, el se llevaría su corazón. ¿Pero darle aunque fuera una diminuta información personal? Infiernos, no.
—Vamos —dijo ella, enfadada con él... y consigo misma—. Vamos a terminar con esto.
El hombre era demasiado reservado, demasiado obstinado y estaría mejor sin él. Si este psíquico tenía el poder de ayudarle, ______ decidió en ese instante que mentiría y le diría que lo amaba sólo para conseguir echarlo de su vida.
Con la cabeza alta, caminó hacia la entrada. Extendió la mano, tocó el pomo y se quedó de pie, esperando. Harry no se acercó a su lado. Frunciendo el ceño, ella se giró. Su extraterrestre estaba de pie en el mismo lugar en el que le había dejado, su barbilla inclinada a un lado, sus piernas separadas.
—No percibo nada de magia aquí —dijo él.
Su propio ceño se hizo más profundo. Él cerró sus ojos y soltó el aire.
—Tampoco sentiste la magia en mi contestador automático, y mira lo que hiciste.
—Esto es diferente.
Ella quiso preguntar por qué era diferente, pero sabía que no conseguiría ninguna respuesta.
—¿Quieres marcharte?
—No —aún así no se acercó a la entrada.
¿Estaba simplemente nervioso? ¿Previendo el éxito? ¿El fracaso? O ¿tenía razón? Realmente no había magia aquí. Ella así lo creía y decidió advertirle de lo obvio.
—Si no hay magia, no serán capaces de ayudarte.
—El más poderoso Druinn es capaz de disfrazar y ocultar su poder.
Pese a todo, no parecía convencido de que ese fuera el caso aquí. De hecho, cada emoción, excepto la convicción, pasó por sus rasgos: duda, esperanza y determinación.
En aquel momento, su comportamiento la conmovió. Él quería volver a casa; no podía culparlo por eso. Si la situación fuera al revés, ella desearía lo mismo y haría algo, usaría a cualquiera, para conseguir lo que quería, y probablemente tampoco compartiría información personal con extraños. Al menos, él era honesto sobre sus intenciones.
—Entremos e intentémoslo —dijo ella suavemente.
—Necesito un momento más.
—Bien. Tómate el tiempo que necesites.
Harry se pasó la mano por la cara. Aunque todo dentro de él gritaba para que abandonara este lugar, no podía alejarse. Si había una posibilidad, por pequeña que fuera, de descubrir lo que necesitaba, tenía que entrar.
Cuando intentó mover sus piernas, sin embargo, se negaron a obedecer. Frunció el ceño. ¿Qué lo mantenía allí de pie? ¿La duda? Quizás. Aunque sabía que eso no era todo. Mientras las preguntas se arremolinaban en su mente, una extraña emoción se extendía a través de él, una emoción que no podía identificar... o quizás, no quería identificar.
CAPITULO 26
¿Cuánto tiempo había pasado en Imperia? Si, como aquí, habían pasado mil palmos, ¿cuántos de sus amigos habían poseído la suficiente magia como para sobrevivir todos esos palmos? ¿Cuántos habían muerto? ¿Cuántos vivían todavía? ¿Cómo lo recibiría su familia? ¿Le darían la bienvenida con los brazos abiertos o lo considerarían un extraño? Harry inspiró profundamente. El suave olor dulce del aire lo sintió sucio en su nariz.
—Estaré a tu lado todo el tiempo —la voz de ______ le abrigó el cuerpo como una capa suave, consoladora.
Su mirada buscó la suya y observó como una serena sonrisa curvaba su boca, una sonrisa que iluminaba toda su cara. Un hombre podría perderse en su sensualidad y olvidar todos sus problemas. Olvidar su impaciencia por marcharse.
Harry cambió su peso de un pie a otro y se esforzó por apartar la mirada. La mujer era una necesidad desesperada y continua y, compendió, que cada vez le costaba más trabajo mantenerse alejado de ella.
A lo mejor cuando se marchara, se la llevaría con él; la instruiría en las formas apropiadas de comportarse con un hombre, mientras se ganaba su afecto con sus obvios encantos. Él podría hacerle el amor muchas, muchas veces, con la mágica Imperia rodeándolos. Mejor aún, ______ podría servirle como una seductora distracción si su familia lo abandonaba.
Tan rápidamente como la idea se formó en su mente, Harry la desechó. Conseguiría lo que necesitaba de ella y luego la abandonaría aquí. No había espacio en su vida para una mujer de otro planeta, sobre todo, si le hacía sentir cosas que no quería considerar.
—Cuando finalmente estemos juntos, ______, muchos mundos temblarán.
—Sí, bien… —______ hizo una pausa.
No sabiendo qué más decir, algo que sólo le pasaba con Nick, se giró para afrontar la puerta. El pomo giró fácilmente y dio un paso dentro, hundiéndose en la alfombra Borgoña. Harry la siguió esta vez. Los finos cabellos de su nuca se pusieron de punta, alzándose hacia él, deseando su toque.
¿Por qué respondía con tanta facilidad ante este hombre?
Cuando la puerta se cerró de golpe, una campana tintineó para anunciar su presencia. Se quedaron de pie en silencio, esperando, pero nadie los saludó. No había ningún empleado en la pequeña estancia. Ningún cliente.
Zarcillos de humo se elevaban del perfumado incienso a jazmín, flotando y dejando su aroma por todas partes de la desordenada habitación. La débil iluminación y las brillantes paredes le daban un ambiente místico, ayudado por la música suave y lírica que sonaba de fondo.
Finalmente, una mujer de cabellos oscuros que parecía estar en la mitad de la cincuentena, se adentró en la decorada estancia. Con sus grandes ojos color avellana y prominentes pómulos, sus rasgos eran atractivos, aunque envejecidos antes de tiempo. Ella vestía pantalones negros y una blusa blanca hechos a medida, completamente en desacuerdo con su negocio de adivina. Mirándola fijamente, a ______ le venían dos palabras a la cabeza: profesional y legal.
La sospecha creció al instante en la mente de ______.
Harry entendía más de magia, se recordó ella. Dijo que había una posibilidad de que este psíquico tuviera el poder que necesitaba y ella tenía que permitirle que descubriera la verdad, fuera buena o mala.
—¡Hola! —Saludó la mujer—. Bienvenidos a mi humilde establecimiento —tenía el cultivado acento de una dama de buena familia inglesa—. ¿Cómo puedo ayudarles? "
Harry prescindió de bromas.
—¿Posee usted el poder de abrir un vórtice?
La mujer juntó sus manos y tamborileó sus uñas, de manicura perfecta, unas contra otras.
—¿Exactamente en qué tipo de poder piensa usted?
Rápidamente, ______ colocó una mano sobre la boca de Harry.
—¿Por qué no nos da usted la respuesta a esa pregunta? Seguramente "una vidente" profesional podría contestar una pregunta tan simple.
Harry miró con curiosidad la mano en su boca, pero no se apartó de su agarre. Él cogió su palma y la capturó en el calor de su propia mano.
—No vuelvas a hacerme callar, ______ —gruñó él suavemente, las palabras susurradas sólo para ella—, a no ser que uses tu lengua.
—Ah, el joven amor —suspiró la mujer.
Primer error, casi dijo ______, sus dudas aumentando cada vez más.
La mujer más vieja le ofreció una débil sonrisa, profundizando las arrugas de las esquinas de sus ojos.
—¿No cree en lo sobrenatural, querida?
—Creo en los hechos —contestó ______, tratando de ignorar que Harry aun sostenía posesivamente su mano derecha.
Simplemente, había algo completamente satisfactorio en mantener sus manos unidas, una sutil, tranquilizadora y tangible muestra de afecto. Incluso aunque él no sintiera nada por ella, nada importante de todos modos, la acción le hacía sentirse necesitada.
—También yo creo en los hechos —contestó la mujer.
—Entonces entenderá por qué le exijo la prueba de sus capacidades —dijo ella.
Su extraterrestre no conocía nada de la Tierra, no sabía nada sobre la gente que a menudo intentaba estafar a las personas confiadas. Si esta mujer era realmente una bruja, tendría que demostrarlo.
—Desde luego que lo entiendo. Siéntense, siéntense —con una ondulación delicada de la mano, la inglesa señaló hacia una pequeña mesa detrás del cuarto—. ¿Querrán algo para beber? ¿Café? ¿Té? Hasta tengo un maravilloso elixir herbario que promueve la actividad cerebral.
—No, gracias —contestó ______, sacudiendo su cabeza. Aunque el elixir herbario picó su interés, no iba a relajar la guardia—. Estamos bien.
Harry la remolcó hasta la mesa. Después de que ella se sentara en medio, él comprimió sus largas piernas debajo de la pequeña y bajita mesa. La mujer tomó asiento justo delante de ellos.
—Deme su palma —dijo inmediatamente a Harry.
Sus labios se tensaron y él le dirigió una cortante mirada a ______.
—¿Todas las mujeres de aquí dan órdenes a un guerrero?
—Ya lo creo. Ahora dale tu mano.
Nubes tormentosas de furia llenaron los ojos de Harry, pero hizo lo que le pidió.
La mujer se encorvó sobre su palma, remontando cada línea con una uña larga y ovalada.
—Desea encontrar el camino a casa. ¿Correcto?
—Sí.
—No puede hacerlo solo —una declaración, no una pregunta.
Ese comentario hizo que apretara su mandíbula otra vez.
—Todo lo que necesita es alguien para dirigirle —dijo la mujer—. ¿Digo la verdad? —Sí.
El duro tono de su voz, como un martillo que golpeaba una pared, causó que los dedos del pie ______ se curvaran, ella estuvo enormemente contenta de que su atención no estuviera dirigida hacia ella. Con interés, observó y escuchó la conversación entre Harry y la mujer. Siempre que la inglesa hablaba, Harry se movía incómodo en su silla. Su rostro parecía tanto furioso como triste, como si acabara de aceptar que esto no iba a funcionar, pero se aferrara a ello de todos modos por si ocurría un milagro.
—Alguien puede ayudarle —decía la mujer—. Alguien le ayudará. Alguien cuyo nombre es… estoy obteniendo la visión de la letra K. Sí, sí. Alguien cuyo nombre comienza con la letra K le devolverá a casa. ¿Conoce usted a alguien cuyo nombre comienza con K?
—Sí —no pareció feliz con eso tampoco.
—Bueno, bueno —siguió estudiando su mano—. Predigo que...
—No necesito tus predicciones, mujer —de pronto, su furia venció a la tristeza y la esperanza—. Tengo que saber si puedes abrir un vórtice de modo que yo pueda dejar su mundo y entrar en el mío. ¿Puedes hacer eso o no?
—Tiene el poder dentro de usted para ir a cualquier parte que desee.
Los ojos de Harry se estrecharon en diminutas rendijas.
—No tengo el poder dentro de mí. Eso es un hecho.
—Lo tiene. Tiene un poder que, de ser correctamente alimentado, puede crecer hasta ser una fuerza poderosa.
La esperanza creció en sus ojos otra vez.
—¿Cómo alimento mi poder?
—He desarrollado una poción que atará en su interior su magia, haciendo que su carne se debilite y su espíritu interior prospere. Después de que usted beba este poderoso elixir, cantaré un cántico de fuerza y coraje sobre usted.
Aquí les dejo 3 capítulos lindas
Realmente, ¿qué daño podía hacer si se quedaba algunas de esas "armas"? Ella nunca las usaba, de todos modos. Y si le hacían sentirse más seguro, pues eso era lo más importante. No podía imaginarse el ser transportada a otro mundo, sola e indefensa.
—¿Por qué no hacemos un trato? —sugirió—. Puedes quedarte con las tijeras y la espátula.... —y sintiéndose como una *****, añadió— ...pero los cuchillos y el rodillo de cocina permanecerán aquí.
El silencio llenó la estancia mientras él consideraba su oferta.
Finalmente, él cabeceó.
—Acepto el trato. ¿Ves lo dispuesto a negociar y lo razonable que soy?
—Oooh, eres un autentico asno —su cara se iluminó, y ella añadió—, ¡no te daré una moneda, antes besaría tu..... De acuerdo, simplemente no es justo!
Sus ojos centellearon con alegría, haciendo que su pálido iris azul brillaran como diamantes en un cielo nocturno.
—No me tomaré la molestia de castigar tu impertinencia... a no ser que, por supuesto, desees el castigo en la cama. Tenemos tiempo suficiente antes de visitar al hechicero.
Ella hizo rodar sus ojos, tratando de exteriorizar frescura y naturalidad. En el interior, sin embargo, su cuerpo gritaba ¡hip, hip, huuurraaa, todavía hay tiempo!
—Asegúrate de que las armas están ocultas cuándo salgamos de casa, ¿vale?
—No soy un jovencito inexperto —su alegría fue sustituida rápidamente por la ira—. Sé que las armas deben ocultarse mientras no haya indicios de batalla.
Bueno. Con cada palabra que decía, su irritación aumentaba. Ahora mismo él parecía listo para atacarla con los cuchillos por haber desafiado e insultado su inteligencia. Hora de cambiar de tema.
—¿Encontraste algo bueno para comer?
—No —su expresión perdió la mayor parte de su irritación—. No me enseñaste a preparar esto —sostuvo un tupperware lleno de pasta. Una delgada capa de queso y mayonesa cubría la superficie.
Ewww, pensó. Él había tratado de hacerse un emparedado con eso.
—Es lo más duro, insípido y asqueroso que he comido alguna vez.
______ notó varias señales de mordiscos alrededor de las esquinas del tupperware. La risa amenazó con burbujear fuera de su garganta, pero se la tragó.
—Eso es el recipiente, tonto. La comida de verdad está dentro —curioseó el plástico con los dedos. La acción hizo que rozara su mano, enviando una sacudida eléctrica por todo su brazo. Inestable ahora, dejó el plástico a un lado—. De todos modos, no querrás esto para desayunar.
—Pero estoy hambriento, y no tienes nada más —se acarició la mandíbula.
Ufff, alojar a un extraterrestre era más caro de lo que ella había previsto.
—Hay una cafetería a unos quince minutos de aquí. Hacen los mejores batidos. Podemos estar fuera en menos de una hora.
En su rostro brilló débilmente el placer una fracción de segundo antes de que el pánico se colocara allí. Un momento más tarde, se puso pensativo. Negó con la cabeza.
—No —su tono no reflejaba ninguna emoción—. Primero iremos al hechicero. Estoy impaciente por encontrar al que me llevará a casa. Después de eso, me concentraré en ti. Y te conseguiré, ______. No lo dudes —eso último fue dicho en un tono oscuro, desafiándola a contradecirlo.
Ella jadeó.
—Tú puedes estar dispuesto a saltarte el desayuno, pero yo no. Café y una tortilla con queso, eso...
—No. Está decidido.
—Pero...
—No, ______.
—Está bien —refunfuñando, cogió la guía telefónica del anaquel bajo el microondas—. Tenemos tiempo para visitar a un psíquico. Uno. Si éste no trabaja, no tendrás suerte por hoy. Tengo hambre y tengo trabajo que hacer, y sólo prometí llevarte a un sitio — rezó simplemente para que él entendiera que eso era lo justo.
—Si lo que quieres es convencerme de comer primero, tales payasadas no son necesarias. He decidido que te permitiré convencerme....en la cama.
Siempre volvía a lo mismo.
—Sabes, cabe la posibilidad de que tú me dieras un millón de orgasmos y yo, aun así, no me enamore de ti. Por tu propio bien, deberías replantearte tu estrategia.
¡Ja! ¡Chúpate esa!, pensó ella, hojeando las páginas amarillas.
—El único modo de estar seguros es dejándome darte un millón de orgasmos.
Sin echarle un vistazo, ella contestó.
—No.
¿Cómo pudo ser tan tonto como para pensar que sus desafíos eran divertidos? se preguntó Harry. La mujer lo volvía loco con sus negativas. No me toques. No me gustas. No me hagas temblar de placer.
CAPITULO 25
Si la necesitara simplemente debido a la maldición, quizás, el oírle decir que "No" no le molestaría tanto. Pero, sin embargo, cada vez que la veía, hablaba con ella, pensaba en ella, ______ levantaba emociones en su interior que él preferiría no tener. Ella, poco a poco, se le estaba metiendo bajo la piel, y eso no le gustaba. Se suponía que era ella la que se enamoraría de él, y no al revés. Él sabía demasiado bien que estas sensiblerías románticas eran peligrosas.
No comprendía como ella se podía apoderar de él con tanta rapidez y pericia. ¿Manejaba algún tipo de magia que no podía sentir? Quizás. Sí, quizás. Eso explicaría muchas cosas. Maldición, creía que estaba seguro aquí, tanto mágica como emocionalmente. Y aquí estaba él, de pie, queriéndola, necesitándola, como nunca había querido a ninguna otra. Bueno, tenía que hacer algo para evitar enternecerse aún más. Pero, ¿cómo podía luchar contra ella y ganarla al mismo tiempo?
—Aquí hay uno —dijo ______, su dulce voz interrumpiendo sus pensamientos—. La Casa del Misticismo. Un lugar donde los deseos más profundos son hechos realidad —hizo una pausa—. Me suena a broma pesada, pero tú eres el experto. Está sólo a cinco kilómetros de aquí, y el anuncio dice... " que el dueño posee el poder antiguo de los Druidas” —anunció ______ con voz burlona
¿Druidas? Harry se enderezó y le prestó toda su atención. Aunque no pudiera leer la lengua de ______, le arrebató el grueso tomo amarillo de sus manos y buscó la página. Druida. Druida. Druida. El nombre golpeaba en su cabeza, como un eco de salvación. Seguramente esto no era ninguna coincidencia. Conocían a la gente de su madre como los Druinn. Quizás fueran los mismos.
—Y bien, ¿qué piensas? —Preguntó ______, observándolo fijamente por encima del escudo de sus espesas pestañas—. ¿Suena como la clase de lugar que buscabas?
Él asintió
—Es exactamente la clase de lugar que busco. No perdamos más tiempo. Nos vamos inmediatamente.
______ decidió aceptar que el día sólo iba a peor cuando se encontró parada delante del viejo y destartalado edificio con un neón que rezaba SABÍA QUE ENTRARÍAS en brillantes letras rosadas.
La luz del sol destellaba con fuerza sobre la descolorida pintura amarilla, azul y dorada que decoraba la madera astillada. Faltaban varias tejas de la azotea, y algunas, notó, estaban esparcidas a través del césped delantero y encajados entre los hierbajos. Ella se deprimió ante tal atrocidad y luchó contra el impulso de ofrecer sus servicios, gratuitamente, simplemente por liberar al mundo de esa vista tan horrorosa.
—¿Estás seguro de que es la clase de sitio que buscas? —le preguntó a Harry por tercera vez.
Su mirada exploró el recinto, recogiendo cada detalle.
—¿Es esta la casa del psíquico Druida? —eso era lo mismo que había contestado antes.
—Sí.
—Entonces es exactamente la clase de sitio que busco.
______ continuó poco convencida.
—En vez de confiar en alguien más, ¿por qué simplemente no juntas tus talones y pides que te envíen de vuelta a casa?
Un músculo se movió en su mandíbula y los segundos pasaron en silencio.
—¿Y bien?
Nada.
No necesito esas ofensas, pensó ella sombríamente. Siempre que le preguntaba algo personal, él se enfadaba, como si ella no tuviera ningún derecho a conocer nada sobre él. Por supuesto, el se llevaría su corazón. ¿Pero darle aunque fuera una diminuta información personal? Infiernos, no.
—Vamos —dijo ella, enfadada con él... y consigo misma—. Vamos a terminar con esto.
El hombre era demasiado reservado, demasiado obstinado y estaría mejor sin él. Si este psíquico tenía el poder de ayudarle, ______ decidió en ese instante que mentiría y le diría que lo amaba sólo para conseguir echarlo de su vida.
Con la cabeza alta, caminó hacia la entrada. Extendió la mano, tocó el pomo y se quedó de pie, esperando. Harry no se acercó a su lado. Frunciendo el ceño, ella se giró. Su extraterrestre estaba de pie en el mismo lugar en el que le había dejado, su barbilla inclinada a un lado, sus piernas separadas.
—No percibo nada de magia aquí —dijo él.
Su propio ceño se hizo más profundo. Él cerró sus ojos y soltó el aire.
—Tampoco sentiste la magia en mi contestador automático, y mira lo que hiciste.
—Esto es diferente.
Ella quiso preguntar por qué era diferente, pero sabía que no conseguiría ninguna respuesta.
—¿Quieres marcharte?
—No —aún así no se acercó a la entrada.
¿Estaba simplemente nervioso? ¿Previendo el éxito? ¿El fracaso? O ¿tenía razón? Realmente no había magia aquí. Ella así lo creía y decidió advertirle de lo obvio.
—Si no hay magia, no serán capaces de ayudarte.
—El más poderoso Druinn es capaz de disfrazar y ocultar su poder.
Pese a todo, no parecía convencido de que ese fuera el caso aquí. De hecho, cada emoción, excepto la convicción, pasó por sus rasgos: duda, esperanza y determinación.
En aquel momento, su comportamiento la conmovió. Él quería volver a casa; no podía culparlo por eso. Si la situación fuera al revés, ella desearía lo mismo y haría algo, usaría a cualquiera, para conseguir lo que quería, y probablemente tampoco compartiría información personal con extraños. Al menos, él era honesto sobre sus intenciones.
—Entremos e intentémoslo —dijo ella suavemente.
—Necesito un momento más.
—Bien. Tómate el tiempo que necesites.
Harry se pasó la mano por la cara. Aunque todo dentro de él gritaba para que abandonara este lugar, no podía alejarse. Si había una posibilidad, por pequeña que fuera, de descubrir lo que necesitaba, tenía que entrar.
Cuando intentó mover sus piernas, sin embargo, se negaron a obedecer. Frunció el ceño. ¿Qué lo mantenía allí de pie? ¿La duda? Quizás. Aunque sabía que eso no era todo. Mientras las preguntas se arremolinaban en su mente, una extraña emoción se extendía a través de él, una emoción que no podía identificar... o quizás, no quería identificar.
CAPITULO 26
¿Cuánto tiempo había pasado en Imperia? Si, como aquí, habían pasado mil palmos, ¿cuántos de sus amigos habían poseído la suficiente magia como para sobrevivir todos esos palmos? ¿Cuántos habían muerto? ¿Cuántos vivían todavía? ¿Cómo lo recibiría su familia? ¿Le darían la bienvenida con los brazos abiertos o lo considerarían un extraño? Harry inspiró profundamente. El suave olor dulce del aire lo sintió sucio en su nariz.
—Estaré a tu lado todo el tiempo —la voz de ______ le abrigó el cuerpo como una capa suave, consoladora.
Su mirada buscó la suya y observó como una serena sonrisa curvaba su boca, una sonrisa que iluminaba toda su cara. Un hombre podría perderse en su sensualidad y olvidar todos sus problemas. Olvidar su impaciencia por marcharse.
Harry cambió su peso de un pie a otro y se esforzó por apartar la mirada. La mujer era una necesidad desesperada y continua y, compendió, que cada vez le costaba más trabajo mantenerse alejado de ella.
A lo mejor cuando se marchara, se la llevaría con él; la instruiría en las formas apropiadas de comportarse con un hombre, mientras se ganaba su afecto con sus obvios encantos. Él podría hacerle el amor muchas, muchas veces, con la mágica Imperia rodeándolos. Mejor aún, ______ podría servirle como una seductora distracción si su familia lo abandonaba.
Tan rápidamente como la idea se formó en su mente, Harry la desechó. Conseguiría lo que necesitaba de ella y luego la abandonaría aquí. No había espacio en su vida para una mujer de otro planeta, sobre todo, si le hacía sentir cosas que no quería considerar.
—Cuando finalmente estemos juntos, ______, muchos mundos temblarán.
—Sí, bien… —______ hizo una pausa.
No sabiendo qué más decir, algo que sólo le pasaba con Nick, se giró para afrontar la puerta. El pomo giró fácilmente y dio un paso dentro, hundiéndose en la alfombra Borgoña. Harry la siguió esta vez. Los finos cabellos de su nuca se pusieron de punta, alzándose hacia él, deseando su toque.
¿Por qué respondía con tanta facilidad ante este hombre?
Cuando la puerta se cerró de golpe, una campana tintineó para anunciar su presencia. Se quedaron de pie en silencio, esperando, pero nadie los saludó. No había ningún empleado en la pequeña estancia. Ningún cliente.
Zarcillos de humo se elevaban del perfumado incienso a jazmín, flotando y dejando su aroma por todas partes de la desordenada habitación. La débil iluminación y las brillantes paredes le daban un ambiente místico, ayudado por la música suave y lírica que sonaba de fondo.
Finalmente, una mujer de cabellos oscuros que parecía estar en la mitad de la cincuentena, se adentró en la decorada estancia. Con sus grandes ojos color avellana y prominentes pómulos, sus rasgos eran atractivos, aunque envejecidos antes de tiempo. Ella vestía pantalones negros y una blusa blanca hechos a medida, completamente en desacuerdo con su negocio de adivina. Mirándola fijamente, a ______ le venían dos palabras a la cabeza: profesional y legal.
La sospecha creció al instante en la mente de ______.
Harry entendía más de magia, se recordó ella. Dijo que había una posibilidad de que este psíquico tuviera el poder que necesitaba y ella tenía que permitirle que descubriera la verdad, fuera buena o mala.
—¡Hola! —Saludó la mujer—. Bienvenidos a mi humilde establecimiento —tenía el cultivado acento de una dama de buena familia inglesa—. ¿Cómo puedo ayudarles? "
Harry prescindió de bromas.
—¿Posee usted el poder de abrir un vórtice?
La mujer juntó sus manos y tamborileó sus uñas, de manicura perfecta, unas contra otras.
—¿Exactamente en qué tipo de poder piensa usted?
Rápidamente, ______ colocó una mano sobre la boca de Harry.
—¿Por qué no nos da usted la respuesta a esa pregunta? Seguramente "una vidente" profesional podría contestar una pregunta tan simple.
Harry miró con curiosidad la mano en su boca, pero no se apartó de su agarre. Él cogió su palma y la capturó en el calor de su propia mano.
—No vuelvas a hacerme callar, ______ —gruñó él suavemente, las palabras susurradas sólo para ella—, a no ser que uses tu lengua.
—Ah, el joven amor —suspiró la mujer.
Primer error, casi dijo ______, sus dudas aumentando cada vez más.
La mujer más vieja le ofreció una débil sonrisa, profundizando las arrugas de las esquinas de sus ojos.
—¿No cree en lo sobrenatural, querida?
—Creo en los hechos —contestó ______, tratando de ignorar que Harry aun sostenía posesivamente su mano derecha.
Simplemente, había algo completamente satisfactorio en mantener sus manos unidas, una sutil, tranquilizadora y tangible muestra de afecto. Incluso aunque él no sintiera nada por ella, nada importante de todos modos, la acción le hacía sentirse necesitada.
—También yo creo en los hechos —contestó la mujer.
—Entonces entenderá por qué le exijo la prueba de sus capacidades —dijo ella.
Su extraterrestre no conocía nada de la Tierra, no sabía nada sobre la gente que a menudo intentaba estafar a las personas confiadas. Si esta mujer era realmente una bruja, tendría que demostrarlo.
—Desde luego que lo entiendo. Siéntense, siéntense —con una ondulación delicada de la mano, la inglesa señaló hacia una pequeña mesa detrás del cuarto—. ¿Querrán algo para beber? ¿Café? ¿Té? Hasta tengo un maravilloso elixir herbario que promueve la actividad cerebral.
—No, gracias —contestó ______, sacudiendo su cabeza. Aunque el elixir herbario picó su interés, no iba a relajar la guardia—. Estamos bien.
Harry la remolcó hasta la mesa. Después de que ella se sentara en medio, él comprimió sus largas piernas debajo de la pequeña y bajita mesa. La mujer tomó asiento justo delante de ellos.
—Deme su palma —dijo inmediatamente a Harry.
Sus labios se tensaron y él le dirigió una cortante mirada a ______.
—¿Todas las mujeres de aquí dan órdenes a un guerrero?
—Ya lo creo. Ahora dale tu mano.
Nubes tormentosas de furia llenaron los ojos de Harry, pero hizo lo que le pidió.
La mujer se encorvó sobre su palma, remontando cada línea con una uña larga y ovalada.
—Desea encontrar el camino a casa. ¿Correcto?
—Sí.
—No puede hacerlo solo —una declaración, no una pregunta.
Ese comentario hizo que apretara su mandíbula otra vez.
—Todo lo que necesita es alguien para dirigirle —dijo la mujer—. ¿Digo la verdad? —Sí.
El duro tono de su voz, como un martillo que golpeaba una pared, causó que los dedos del pie ______ se curvaran, ella estuvo enormemente contenta de que su atención no estuviera dirigida hacia ella. Con interés, observó y escuchó la conversación entre Harry y la mujer. Siempre que la inglesa hablaba, Harry se movía incómodo en su silla. Su rostro parecía tanto furioso como triste, como si acabara de aceptar que esto no iba a funcionar, pero se aferrara a ello de todos modos por si ocurría un milagro.
—Alguien puede ayudarle —decía la mujer—. Alguien le ayudará. Alguien cuyo nombre es… estoy obteniendo la visión de la letra K. Sí, sí. Alguien cuyo nombre comienza con la letra K le devolverá a casa. ¿Conoce usted a alguien cuyo nombre comienza con K?
—Sí —no pareció feliz con eso tampoco.
—Bueno, bueno —siguió estudiando su mano—. Predigo que...
—No necesito tus predicciones, mujer —de pronto, su furia venció a la tristeza y la esperanza—. Tengo que saber si puedes abrir un vórtice de modo que yo pueda dejar su mundo y entrar en el mío. ¿Puedes hacer eso o no?
—Tiene el poder dentro de usted para ir a cualquier parte que desee.
Los ojos de Harry se estrecharon en diminutas rendijas.
—No tengo el poder dentro de mí. Eso es un hecho.
—Lo tiene. Tiene un poder que, de ser correctamente alimentado, puede crecer hasta ser una fuerza poderosa.
La esperanza creció en sus ojos otra vez.
—¿Cómo alimento mi poder?
—He desarrollado una poción que atará en su interior su magia, haciendo que su carne se debilite y su espíritu interior prospere. Después de que usted beba este poderoso elixir, cantaré un cántico de fuerza y coraje sobre usted.
Aquí les dejo 3 capítulos lindas
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Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
si lose, es my avhjmfjyssmecha styles escribió:¿Bromeas? La novela esta tan fkflkkfhfklhdKLASHDDPDKLEHF8EWFWEYF ¿Sabes? No aguanto para leer las escenas hots ¿Cuantos caps debo esperar para que llegue lo hot? Dime haslo por la nueva :hug: :omg:
Lo que si me cae gordo es que lo Hot empieza un pocito tarde, todavía faltan como 15 caps, o menos, pero subiré todos los días así que se pasara rapido
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Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
jaja, si ya la seguíAlex Forales escribió:Siiiiii la seguiste que bueno por que esta novela es fantástica gracias por adaptarla y no cancelarla. Prometo comentar cada vez que subas.
Siguela pronto :D
Besosssss...........:)
De nada, esque la leí y la quise compartir
Tranquila, si alguna vez no puedes no importa
Ya la segui
Invitado
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Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Siii maraton ahi ese Harry es un pillo no se da cuenta que le gusta rayis con todas sus fuerzas. Me parece que esa mujer esta inventando lo de el cantico y brebaje pero no importa siguela pronto
Te mando un Kisssssss :)
Te mando un Kisssssss :)
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Bueeeeno! Entre el rodillo y Harry queriéndosela comer el tupper me has hecho el día girl!
No se por qué, pero creo que la señora está es una charlatana y los va a estafar :(
En fin, a ver qué pasa en los siguientes capítulos.
Kssss
No se por qué, pero creo que la señora está es una charlatana y los va a estafar :(
En fin, a ver qué pasa en los siguientes capítulos.
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Karrie58
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