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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Ooooooohhhhhh estuvo fantástico el capitulo siguela prontooo por fa
Besossssss..................:D
Besossssss..................:D
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
el es muy groceroPulguita58 escribió:De verdad Harry piensa enamorar a Rayis sólo par salvarse de la maldición??? Es que con ese hombre quién no se acaba enamorando caray!
Síguela pronto porfitas!
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
ya la sigo :(L):Alex Forales escribió:Ooooooohhhhhh estuvo fantástico el capitulo siguela prontooo por fa
Besossssss..................:D
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
CAPITULO 16
—¿En qué piensas? —preguntó él de repente. —Tu cara está roja y tus ojos parecen hambrientos. Devoradores, en realidad.
Las mejillas de ______ enrojecieron más, y ella dejó de prestar atención a lo que debería.
—No me acostaré contigo, ¿de acuerdo? —Ah Señor, pensó un segundo más tarde de que las palabras salieran de su boca. Ya que estamos, podría haberle preguntado si quería que embadurnara su cuerpo desnudo con helado de caramelo-y-chocolate y se lo lamiera.
Una conocedora risa masculina llenó la pequeña cabina.
Gracias a Dios, él no contestó y el resto del camino pasó en el silencio, un silencio por el que ella se sintió agradecida.
En casa, ella le encontró a Harry una camiseta de Dallas PDT y un par de pantalones de deporte que Liam se había olvidado. Mientras que Liam siempre parecía un hombre acogedor y relajado dentro de su ropa, como un hombre que pasa el día perezosamente en casa, tirado en el sofá, viendo la TV y comiendo Twinkies, Harry parecía comestible. Su constitución solida como una roca estiraba el material y dejaba en evidencia cada pulgada de su fuerza física. ¿Alguna vez había parecido algún otro hombre tan indecente en pantalones de deporte?
Nota para mí: Escribir una dura carta a Hanes sobre lo que es apropiado para la ropa de ocio.
P.S. Nunca invitar a Liam otra vez. Su ropa es obscena.
______ entró en la sala de estar, con su recién vestido extraterrestre a la zaga, detrás de ella. Su mirada fija escaló a través de su espalda, filtrando su calor justo por debajo de su piel. Ella se paró, girando rápidamente, lista para exigirle que apartara la vista, pero, en cambio, se congeló. Por el brillo de sus ojo, sabía que planeaba alguna travesura - como el quitarse pedazo a pedazo toda su ropa. Lejos de enfadarle, el pensamiento hizo que su corazón saltara por la anticipación. ¡El muy condenado! El hombre era demasiado sexy para su propio bien, y en este momento estaba a punto de romper su paz mental.
Ella necesitaba espacio y algún tipo de enema cerebral.
Retrocedió unos pasos.
Harry la siguió. Sus miradas se encontraron y el espacio entre ellos crujió con el conocimiento.
—Si me lo pidieras, ______, podría masajear con mis manos tu cabello y liberarlo de su apretado confinamiento.
Incapaz de pararse, ella miró fijamente las manos en cuestión. Eran duras, fuertes, acostumbradas al trabajo. Las manos de un guerrero. Sí, ella pensó, en las circunstancias adecuadas serían, probablemente, capaces de masajear con una suavidad extrema e interminable ternura... y esa podría ser una de aquellas circunstancias.
Antes de que él pudiera sentir como se ablandaba, sin embargo, plantó sus manos sobre sus caderas y se esforzó en hablar con un tono impertinente.
—El día que te pida que toques mi pelo, ese día te cocinaré una comida de siete platos —lo que quería decir que nunca pasaría. No era su esclava, y además odiaba, odiaba cocinar.
Pero nunca era una palabra tan fuerte. Ella probablemente no cocinaría para él... No, eso tampoco funcionaba. Ella no podía cocinar para él. Maldito, maldito, maldito. Si sólo la tensión sexual entre ellos no generara bastante electricidad como para alumbrar el estado entero de Texas.
Harry inclinó la cabeza, con una ceja oscura arqueada y expresión divertida, como si él, de algún modo, hubiera escuchado su deliberación interna. Las esquinas de su boca se elevaron en aquella sonrisa conocedora que ella comenzaba a despreciar.
—Solo ahora no me pedirás que te toque, ______. Pero lo harás. Muchas veces.
Su ronco tono sugería que poseía un conocimiento sexual que iba más allá del Kama Sutra. Cuando la mayoría de los hombres hablaban, su voz era comparable a una Enciclopedia Británica o una Revista del Radar. Pero la sensualidad de Harry resonaba como una fuerza primitiva de la naturaleza, y él definitivamente inclinaba la balanza a su favor.
El quid del problema de ______ era que ella no tenía mucha experiencia en relaciones con hombres tan impacientes y tan versados en el sexo. Tal rostro de descarada masculinidad nunca había estado presente en ninguno de los hombres con los que ella había salido. Más bien, su altura intimidante y su reservada actitud se habían encargado de que la mayor parte de los avances se hubieran quedado en el intento.
Sobre todo, simplemente no poseía la belleza dulce y angelical que inspiraba fervor. Lo sabía. Todos los demás lo sabían, pero eso no parecía molestar a Harry. Y tal vez ese era el motivo por el que él la afectaba tanto. El por qué a cada momento que pasaba con él sus convicciones se debilitaban un poco más. Era el primer hombre que alguna vez la había mirado como si fuera un bocado suculento para ser devorado en sabrosos mordiscos.
¿Y si no era capaz de volver a encontrar este tipo de química otra vez? ¿Y si nunca encontraba a un hombre que le hiciera sentirse una mujer, una mujer con necesidades y deseos? Si ella no agarraba a Harry mientras tenía la oportunidad......
¡Espera! Buen Dios, ¿en qué estaba pensando? Él todavía no la había tocado y ella ya estaba a punto de pedirle que la abrazara. Tenía que sofocar este fuego en ciernes que había entre ellos, antes de que las llamas se extendieran y se hiciera imparable.
CAPITULO 17
Hora de empezar "Orientación de Como Pasar la Noche con ______".
______ hizo señas para que él se sentara en el sofá. Harry negó con la cabeza.
¿Por qué me sorprendo?
—Por favor, siéntate.
Él lo hizo, sonriendo ampliamente todo el rato.
—Ahora —ella comenzó. —Creo que ya he mencionado lo de las reglas, pero me parece que debo mencionarlo otra vez. Excepto cuando te bañes, debes permanecer vestido, tanto dentro como fuera de esta casa. De otra manera te detendrán y te llevarán a la cárcel por exhibicionismo. —Y una magnífica revelación para el oficial que lo arrestará si éste fuera femenino.
—Después de que rompieras el hechizo, no fui arrestado mientras estuve de pie, desnudo, en el jardín —indicó él. —Y creo que ya sabes que el baño no es el único momento en que la ropa es un estorbo. ¿Qué me dices de esos largos combates de “aporreamiento”?
—Como tú no serás aporreado en esta casa, no tengo la necesidad de responder a esa pregunta.
Él cruzó los brazos y le dirigió una mirada divertida.
—Tus negaciones se vuelven pesadas.
Su tono tan seguro de sí mismo la molestó, después ella colocó sus manos sobre sus caderas y lo miró airadamente.
—¿Alguna vez consideraste el hecho de que yo podría tener novio? ¿Alguien de la que estuviera enamorada y estuviera comprometida?
Un minuto dio paso al siguiente, y aún así él no contestó. Ella sabía que había oído cada palabra que dicha, aunque solo fuera porque había gritado más fuerte que de lo que ladraba el perro del vecino.
—¿Y bien? Di algo.
Algo oscuro, intenso y desesperado brilló en sus ojos, pero fue rápidamente enmascarado por la indiferencia. Sin embargo, su voz no era nada indiferente cuando dijo:
—Si tienes un hombre, no deberías haberme tocado como lo hiciste. No deberías haberme besado.
______ desvió la mirada con aire culpable y notó que la luz del contestador automático destellaba.
—¿Es así? ¿Tienes un hombre?
Luego su tono se volvió amable cuando le preguntó:
—Este buñuelo está delicioso, ¿Quiere un mordisco?
Con movimientos lentos, ella se apartó un mechón de pelo detrás de la oreja. Por alguna razón, ella simplemente decidió no mentirle sobre eso.
—No, no tengo novio —su tono se endureció cuando le dijo—y te has comido mi buñuelo, sucio bastardo.
—Entonces yo no veo ningún problema. —Esta vez él habló con una voz pesada, ronca que cualquier tejano autentico habría estado orgulloso de tener. —Tú me deseas, Yo te deseo. Podemos darnos placer el uno al otro…y quizás incluso amarnos.
¿Amor? Ella inspiró aire.
—Apenas me conoces —hizo una pausa cuando se lo ocurrió una idea—oh Dios mío, eres uno de esos perdedores que le dicen a una mujer que la aman simplemente para llevársela a la cama.
—No he dicho nada de quererte, ______. —Sus rasgos se tensaron, revelando cuánto lo había ofendido. —A veces el honor es todo lo que un hombre tiene, y yo nunca me deshonraría mintiendo acerca de mis emociones. Simplemente deseé informarte que no me importaría si tú me ofrecieras tu corazón.
Y eso era mucho peor, pensó ella secamente.
—En el fondo eres un romántico, Harrycito. Realmente lo eres. Y ahora ya hemos terminado con esta conversación. —______ llegó de una zancada a su mesilla y pinchó el botón de encendido de su contestador automático.
—¡Ey!, pequeña. Me voy de la ciudad por unos días y quisiera saber si podía tomarte prestado tu....
La voz de su hermano se apagó de golpe cuando Harry saltó a través del cuarto y golpeo la pequeña caja negra hasta hacerla añicos.
— ¡Harry!—gritó ella. — ¿Por qué hiciste eso?
—No percibí ningún tipo de magia de la caja y aún así, eso habló. —Desvió la mirada hacia la destartalada la caja como si esperara que, de algún modo, los pedazos se juntaran y saltaran al ataque. —El aparato debe ser realmente poderoso para ocultar tal poder.
—La grabación de voz no es magia.
Él no respondió, ni se movió para indicar que la había oído.
—De ahora en adelante, si no entiendes algo, me lo preguntas.
Ahora él sí que le frunció el ceño como considerándola una "niña tonta".
—Mientras pierdo el tiempo preguntando, el enemigo puede encontrar su oportunidad para atacar.
—¡Mi contestador automático no es tu enemigo!
—No, ahora no —contestó él con aire de suficiencia.
—Maldita sea, Harry. No puedes simplemente destruir mis cosas. Tienes que...maldita sea —dijo ella otra vez. —Me hiciste decir una palabrota. —______ buscó dentro de su bolsillo y le entregó dos monedas. Ante su ceja levantada a modo de interrogación, ella le explicó su intento de hablar correctamente, como una dama.
Harry se rió.
—Me debes más que esto —sostuvo las monedas entre sus dedos y las inspeccionó. —Desde el momento en que me besaste por primera vez, tus muchos insultos casi me tienen chamuscados los oídos.
No pienses en sus besos. No pienses en sus besos.
—Lo que dije en el jardín no cuenta. Yo estaba en medio de una crisis.
—Crisis o no, todavía recuerdo tus palabras, justo antes de que envolvieras tu palma alrededor de mi...
—Es suficiente. —Él no hablaba de maldiciones ahora; se refería a su anterior confesión. Maldito, has invadido mis fantasías, eso es lo que ella creía que había dicho. —Estoy segura que oíste mal. Y para tu información, cuando toqué tu......Bueno, eso fue un accidente. —Antes de que él pudiera añadir algo más, ella dijo—¡pero mira que tarde que es! —intentó fingir que estudiaba su reloj de pulsera, sólo para comprender que no llevaba reloj. —¿Estás listo para irte a la cama?
Pregunta incorrecta.
—He estado listo durante mucho tiempo. —Su intensa mirada fija se deslizó sobre ella con el suficiente calor como para incinerarla. —Todavía estoy listo.
Sí, lo estás, ella pensó con un suspiro. Pero esto requería una negación rotunda, no recordar “su-hermoso-cuerpo- que- yo- podría- lamer- por- todas- partes ". Antes de que ella pudiera hacer una observación mordaz, Harry habló de nuevo.
—Me gustaría bañarme antes de…dormir. —vaciló tanto en la palabra "dormir" que más bien daba a entender "hacer el amor contigo".
Tragando, ______ condujo a Harry al cuarto de baño y le mostró como utilizar la ducha.
—Coloca una pequeña cantidad de champú en tu mano y enjabónate con la espuma el pelo. Si se te mete en los ojos…—Su voz se quebró al final, ya que mientras ella hablaba, Harry agarró el dobladillo de su camisa y tiró del material sobre su cabeza. — Ehhh, intenta que no te entre jabón en los ojos o te escocerán tanto que querrás que te los arranquen. Y yo simplemente, podría darte el gusto.
La camisa aterrizó en el suelo.
Ella había visto su pecho antes — y una parte más extensa — pero no pareció importar. Cada vez que veía su piel maravillosamente bronceada, tenía la misma reacción. Calor. Calor ardiente que estallaba en llamas. Su instinto de conservación se impuso a base de patadas esta vez, y mantuvo sus hormonas bajo control.
Tengo que dejar de reaccionar así.
—De buen grado colocaría ese jabón sobre mis ojos —dijo él con voz baja y melosa— si supiera que alejarías el dolor con besos.
—Seré yo quien ponga jabón en tus ojos si no paras con esto.
Su sonrisa viajó sobre ella como una caricia, suave y maravillosamente erótica.
—Eso si yo te permito presionar tu cuerpo contra el mío, para hacerlo.
Ella no hizo caso de aquel comentario, así como del revoleteo en su estómago.
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Estúpido y sensual Harry sigo amando como pelean entre ellos. Siguelaaaaaaaa please <3
Besosssssssssssssssss................................;D
Besosssssssssssssssss................................;D
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
CAPITULO 18
—Cuando termines, corta el agua y coloca todo en su sitio. Y si no lo entendiste, déjame que te lo explique de otra forma. No abandones el cuarto de baño sin haberlo recogido. —Dicho esto, ella corrió hacia la puerta.
—No tienes mi permiso para marcharse. —Con la experiencia de un militar entrenado, él se movió delante de ella, parándola justo antes de la fuga.
Ella retrocedió.
—No necesito tu permiso para nada.
—Eres una mujer —explicó él.
—Y tú muy observador, ¿verdad?
Él suspiró.
—Debes lavar mi espalda.
—Lávate tú la espalda.
______ se movió lentamente y dió un paso hacia delante. Otro. Y otro. Casi estaba allí. Si solamente se apartara de su camino…
—Como está claro que no me entiendes, lo explicaré de otra forma. Mis músculos todavía están rígidos por mi confinamiento y requieren del toque tierno de una hembra.
—No tocaré tu espalda por ninguna razón ya que sé que tú lo considerarás como parte de tus modificaciones de las reglas. Terminaré desnuda y en la bañera contigo.
Sus largas pestañas bajaron en una apreciación lenta, atractiva.
—¿Sería tan malo?
—¡Sí!
Él se apoyó contra el marco de la puerta y sonrió.
—Puedo prometerte que disfrutarás cada momento.
—Estoy segura de que puedes, pero aun así no estoy interesada.
Le empujó y cerró la puerta firmemente detrás de ella. Sola en el pasillo, trató de no imaginarse toda esa gloriosa piel cubierta de brillantes burbujas de jabón.
No lo consiguió.
Él surgió media hora más tarde en una nube de vapor. Un olor limpio y fresco, floral, lo envolvía. Por suerte, se había puesto los pantalones. Lamentablemente, no llevaba puesta la camisa, y él era, sin duda, pura carne cien por cien Imperia. Las gotitas de agua goteaban de su pelo y bajaban por las ondulaciones de su pecho, reuniéndose en su ombligo. Su boca se secó, y ella quiso, desesperadamente, lamer la humedad de su piel.
Señor, ¿cuándo había visto ella una criatura tan sexual?
—Todo tu 'champú' olía a perfume de mujer —acusó él.
Y de seducción, añadió ella silenciosamente.
—¿Todavía tienes hambre? —Las palabras surgieron como un graznido.
Él se animó.
—¿Me alimentarás?
—Claro. ¿Por qué no?
Se dirigieron a la cocina y ______ usó aquel tiempo para refrescar su ardiente deseo. Mientras hacía sutiles ejercicios de respiración, juntó los ingredientes necesarios para hacer un bocadillo de pavo. Ella sabía cocinar, muy bien, además. Pero en realidad no había cocinado una auténtica comida desde que salió de casa de su padre a la edad de dieciocho años. Una pequeña rebelión, supuso, por todos los años que tuvo que preparar el desayuno, el almuerzo y la cena para los hombres de la casa.
—No soy tu chef personal —le dijo a Harry— presta atención. La próxima vez, te lo harás tú. ¿Estás observando? —Antes de que pudiera contestar, comenzó, trabajando mientras hablaba. —Pan. Mayonesa. Queso. Pavo. Lechuga. Tomate. Pan. ¿Lo tienes?
Él cabeceó, y ______ le dio el bocadillo. Se comió la maldita cosa como si nunca hubiera probado nada más delicioso en toda su vida. Definitivamente eso no era masticar. De hecho, de algún modo, hizo del simple acto de masticar una hazaña apasionada. Su fuerte mandíbula se movida rápidamente. Potente e intensa.
¡Maldita sea! Ella necesitaba encontrar alguna cosa de él que no le atrajera. El Síndrome de Primea Cita era preferible a la Enfermedad Obsesiva.
Harry se preparó tres bocadillos más.
—¿Cómo son las casas en tu mundo? —le preguntó ella, sentándose su lado.
Habló entre mordisco y mordisco, con ojos cálidos por los recuerdos.
—Son mucho más grandes que las que tenéis aquí. Las piedras son más coloridas, las salas abiertas y fácilmente accesibles. A veces, parece que el cielo cubre el suelo.
Se bebió medio cartón de leche, luego se inclinó hacia atrás en su silla con un gruñido satisfecho.
—Seguro que es muy hermoso.
—Sí, lo es.
—Vamos. Te enseñaré donde dormirás. Solo.
—Tu continuo rechazo me humilla. —el irónico comentario fue dicho con una sonrisa igualmente irónica.
—Algo que necesitas —refunfuñó ella.
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
ya la seguí lindaAlex Forales escribió:Estúpido y sensual Harry sigo amando como pelean entre ellos. Siguelaaaaaaaa please <3
Besosssssssssssssssss................................;D
Es mi harry!!
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Creo que es una perfecta novela y muchas gracias por subir capítulos seguido :D ( Te adoro por eso). El capitulo como siempre fantástico y no queda mas por decir que SIGUELA PRONTO (y como se que sos genial la seguirás ;) )
Besossssssss..............;D
Besossssssss..............;D
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Se que soy mala, pero me encanta leer como Harry batalla con los artefactos terrestres jajajajaja
Hiiiiijoooo que fuerza de voluntad de Rayis para no avetársele a Harry eh! Yo ya me le hubiera entregado pero si a la primera jajajajaja
Hiiiijoooooo a ver qué pasa durante su primera noche "juntos" jijijijij
Ksssss
Hiiiiijoooo que fuerza de voluntad de Rayis para no avetársele a Harry eh! Yo ya me le hubiera entregado pero si a la primera jajajajaja
Hiiiijoooooo a ver qué pasa durante su primera noche "juntos" jijijijij
Ksssss
Karrie58
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
CAPITULO 19
Andando por el pasillo, un dulce olor a vainilla le llegó hasta las ventanas de su nariz. Era la única cosa que le gustaba del lugar. El olor. Decorado al estilo contemporáneo, el interior era demasiado atrevido, demasiado moderno, y carente de carácter. En vez de madera, las paredes parecían tapizadas con un metal de plata. En vez de alfombras o revestidos de madera, los suelos estaban cubiertos con un mosaico de azulejos. Los apliques de luz parecían garras de cerámica de animales. Ella hubiera preferido una lámpara de araña que iluminara con cientos de prismas de cristal.
______ sabía que había comprado la casa por los motivos equivocados. Su padre, que tendría un infarto si se enteraba de que un extraterrestre macho se quedaba a pasar la noche con ella, creía que sólo los hombres podían ganarse la vida como reformadores de casas, o en realidad, en cualquier otro trabajo. Ella había querido demostrarle que ella, una mujer, tenía éxito en su negocio.
Hasta ese día, él no se creía que ella se ganaba sola su dinero y no lo cogía prestado de sus hermanos.
Richard James había sido criado por las enseñanzas de la " la vieja escuela”. Los hombres trabajaban y ganaban el dinero mientras que las mujeres cocinaban galletas en el horno, cuidaban de los niños y dedicaban sus vidas enteras a complacer a sus maridos. (Muchos pensaban igual que Harry.) Tal vez ese fuera el motivo de que, dieciséis años después de quedarse viudo, su padre no se había vuelto a casar. Ninguna mujer en su sano juicio lo aceptaría. Él ladraba órdenes como un sargento y esperaba total obediencia de aquellos a su alrededor.
Cuando era niña, aquel tipo de ideología fácilmente podría haber aplastado su espíritu. Aunque sus hermanos intentaron protegerla de las bajas expectativas de su padre. Ellos la habían acogido como uno de los suyos, la habían vestido con vaqueros y zapatillas de deporte en vez de lazos y blondas. Ella los había seguido a cada paso. Les había ayudado a coger ranas, tumbada al lado suyo, pescándolas en una charca cercana, y sosteniéndolas mientras ellos luchaban en el fango.
Alcanzaron el dormitorio de invitado.
— Aquí es —dijo ella, tirando del interruptor. El cuarto se iluminó al instante. —El cuarto de baño, o sala, o como quiera que tú lo llames, está tras esa puerta lateral. No es nada tan magnífico como lo que describiste, pero es cómodo y privado.
Fascinado por el origen de la luz, Harry apenas registró sus palabras. Con la punta del dedo, bajó el interruptor de plata. La oscuridad inundó la pequeña estancia. Cuando levantó el interruptor, la luz otra vez salió de la fuente elevada.
—De nuevo no percibo nada de magia, y aún así… —Arriba, abajo, arriba, abajo. Siguió moviendo el interruptor. —No imaginaba que tu mundo fuera capaz de tales cosas. Primero una caja habladora y ahora iluminación inmediata.
______ rió en voz baja, encantada por su fascinación por la tecnología.
—¿Qué usa tu mundo como fuente de luz?
—Gemas Lamori.
—¿Son mágicas?
—No, están vivas.
No podía imaginarse unas piedras vivientes.
—Incluso en Imperia, un mundo con grandes y desarrolladas capacidades místicas, nadie ha conseguido dominar aún la iluminación mágica.
—Aquí tampoco. Confiamos en la electricidad.
—Desconozco esa palabra —tiró del interruptor varias veces más.
Como explicarlo…—Electricidad es una entidad fundamental de la naturaleza que consiste en sustancias negativas y positivas llamadas respectivamente electrones y protones —soltó la definición de Webster con facilidad, —este fenómeno es observable en la atracción y repulsión de cuerpos electrificados por la fricción y en fenómenos naturales —después de todo, los cables y circuitos eran una parte importante de su trabajo, y Dios sabía cuántas clases tenía que soportar.
La luz continuó encendiéndose y apagándose.
—¿Cuenta la habitación con tu aprobación?
—Bastará. Por ahora. —Harry soltó el pequeño interruptor e inspeccionó su nueva habitación. El cuarto que le ofrecía era amplio, pero lo mejor, es que tenía el artículo más importante en la vida de un hombre después de su arma, su horri y la comida. Una cama “Por Elliea, no era la cama de ______, que es la que él hubiera querido” pensó secamente, pero una cama después de todo.
—¿Qué quieres decir con 'por ahora'? —exigió ella.
Él ocultó su diversión detrás de una amable expresión. Había esperado esa respuesta de esta mujer que seguía rechazando todos los placeres que le ofrecía; sólo que no esperaba que la dijera con tanta fuerza. Qué pequeña zorra seguía siendo, mandona e imprudente.
Compleja, también.
Desde que alcanzó su decimocuarto cumpleaños, mujeres de todas las edades, tamaño y color habían acudido a su cama, preparadas y dispuesta por sus favores. Casi todas le habían ofrecido su amor, algo que humildemente había aceptado, aunque sin darlo él a cambio. No, Harry comprendió que sería engañarlas. Le había dado a Isabella todo lo que tenía para dar, incluyendo su corazón. Había sido hechizado por su belleza misteriosa y hechicera, su buena disposición a agradar. Sólo más tarde descubrió que ella no sentía nada por él, que simplemente había seguido las órdenes de su hermano.
De todos modos, Harry siempre entendió la conducta de Isabella. La de ______, no. ¿Por qué se ponía mordaz cada vez que él se acercaba? Demasiadas posibilidades le vinieron a la mente.
¿Un antiguo amante desagradable?
¿Una exagerada modestia?
¿Una necesidad de compromiso?
¿Cuál de ellas se aplicaban a ______? ¿Todas? ¿Ninguna? Si lo supiera, podría calcular la mejor forma de acercarse a ella. Por el momento, no hacía ningún progreso, y el deseo de su cuerpo de contacto, de cualquier contacto femenino, aumentaba por segundos, creciendo en intensidad y consumiéndolo todo. Todas sus necesidades largamente reprimidas, necesidades que no tenían nada que ver con la rotura de la maldición, martilleaban en su interior.
Quizás debería satisfacer las demandas de su cuerpo sólo y, después, perseguir a ______. A lo mejor esta noche debería dejar de hablar de acostarse con ella y concentrarse en intentar ganarse su amistad. Siempre podría ahogarse en un montón de disponibles cuerpos femeninos una vez que volviera a Imperia, un lugar donde las mujeres estaban dispuestas y complacientes a entregarse sin escrúpulos. Dispuestas a desnudarlo completamente y a tomarlo en sus bocas y cuerpos mientras encontraban su propio placer.
Su mirada se deslizó hacia abajo por la longitud de las curvas de ______. Bajo la gloriosa luz de la habitación, su cremosa piel brillaba vital y saludable. La curva de sus hombros le otorgaban una encantadora elegancia, y sus tentadoras caderas aumentaban su atractivo. No, decidió. El mejor modo de conseguirla era seduciéndola, tal y como había planeado en un principio. Además, no quería sólo masturbarse. No quería esperar volver a Imperia para tener a una mujer. Ahora mismo, quería a esta mujer, de este mundo. Esta noche. Tenía toda esa pasión guerrera de ______ dispuesto a quemarlo vivo, y él tenía muchas ganas de quemarse. Y quemarse, y quemarse, y quemarse.
CAPITULO 20
Quizás podría convencerla que durmiera a su lado, ya que ninguna hembra podía resistirse a la presencia silenciosa, seductora de un hombre durante el crepúsculo. Sonrió ampliamente con anticipación. Simplemente, ¿cómo respondería ______ a un toque accidental, a la caricia de su caliente aliento, a un susurro de promesas eróticas?
Ella debía haber sentido la dirección de sus pensamientos porque soltó:
—Tengo otra regla.
Sus manos estaban apretadas en puños. Esas reglas iban a ser su muerte.
—No puedes añadir reglas cuando te resulte conveniente, mujer.
—Puedo y lo haré. Soy la responsable aquí.
—Eso es discutible.
—No, no lo es.
______ le fulminó con la mirada.
Él, a su vez, la fulminó con la suya.
—He decidido oír esa nueva regla. Puedes hablar.
A ______ no le gustaba en absoluto cuando él usaba aquel tono de "soy un hombre por lo tanto decido el destino del mundo". De todos modos obedeció y habló.
—Regla número cuatro: nada de compartir cama.
Sorprendentemente, él no se negó. En cambio, cruzó los brazos sobre su duro pecho y dijo:
—Mi ajuste a esta regla es simple. No compartiré tu cama, pero dormiré en tu habitación. Y si no te gusta, simplemente derribaré la puerta y compartiré tu cama sin tu permiso.
¡Argh! Lejos de estar asustada por su amenaza, o incluso intimidada, ______ estaba furiosa y un poquito exasperada.
—No me siento cómoda compartiendo un cuarto contigo.
—Sin embargo, lo harás —arqueó una ceja oscura en desafío. —¿O tienes miedo de tus reacciones? "
Sus ojos se estrecharon en diminutas rajas, y ella le miró fijamente, resuelta.
—No le tengo miedo a nada.
—¿Entonces por qué no me permites dormir en tu habitación?
—¡Porque no confío en que te quedes en el suelo!
Sus hombros se tensaron con la indignación.
—Te he dado mi palabra.
—Bien, quiero un juramento de sangre.
Frunciendo el ceño, él juró enfadado:
—Te juro, aquí y ahora, que no me uniré contigo bajo las sábanas esta noche. Eso no significa que no puedas unirte a mí en el suelo.
¿Por qué tuvo que poner esa idea en su cabeza? ______ señaló con un dedo a su pecho.
—¿Juras por todo lo que te es sagrado que no intentarás nada?
Las ventanas de su nariz llamearon, pero su tono fue tranquilo. Demasiado tranquilo.
—Ya he contestado a eso.
No, no lo había echo. No realmente. Sólo había prometido quedarse en el suelo. Una imagen de su glorioso cuerpo extendido sobre la alfombra de su dormitorio llenó su mente. ¿Sentiría ella su calor? ¿Notaria su suave aliento? ¿Olería el olor limpio de su piel?
Ella le había mentido hacia un momento. Tenía miedo de sus reacciones. Mucho miedo. Pero, a pesar de su miedo, iba a dejarle que se quedara en su cuarto. Señor, lo haría. Iba a dejarle quedarse en su cuarto.
Su hermano Zayn siempre decía” Mantén a los amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”. Harry no era su enemigo, pero estaba segura de que el maldito subiría en su lista negra. El hombre no se metería en su cama, pero había emitido una invitación brillantemente orquestada: Unirse.
Si él creía, ni aunque fuera solo durante un minuto, que cedería ante aquella invitación, pronto averiguaría que su erección era en la última cosa en la que pensaba. Bueno, casi la última. Vale, ella no podía dejar de pensar en la maldita cosa. Era enorme.
Soy una *****, pensó.
—Por si acaso tienes alguna idea en mente, que sepas que dormiré con una maza en una mano y un bote de pimienta en la otra.
Su expresión se volvió burlona.
—Por si acaso tú tienes alguna idea, que sepas que dormiré con una pluma en una mano y aceite de masaje en la otra.
Con aquellas palabras sonando en sus oídos, ______ sabía que no conseguiría dormir mucho. Ante el comienzo de un dolor de cabeza, ella se masajeó las sienes en un vano intento de alejarlo.
Realmente, estoy en graves problemas...
Invitado
Invitado
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
Harry y Rayis siguen siendo un par de pervertidos *_* me encanta la nove siguela pronto
Besooossssssss....................:D
Besooossssssss....................:D
Alex Forales
Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
CAPITULO 21
—Llevo tiempo imaginándome todo lo que me gustaría hacerte, ______. ¿Te imaginas todo lo que te gustaría hacerme?
Oh, sí. Sí, ella definitivamente se lo imaginaba.
—En mi mente veo a mis manos coger tus pechos, masajeándolos suavemente, mientras mi lengua lame lentamente un pezón y espera ansiosa hacer lo mismo con el otro.
Como durante toda la pasada hora, la ronca voz de Harry se deslizaba como la seda, baja, lisa y melosa, tocando a ______ en la oscuridad y dejando un rastro ardiente a su paso. Acalorada, estaba tendida en la cama, con una gruesa y suave colcha cubriéndola. Pero era el hombre tumbado en el suelo el responsable de que su sangre se calentara, no su colcha.
______ trató de recordar por qué estaba tan determinada a oponerse a él. Realmente tenía unos motivos, ¿no? Simplemente no los recordaba, y no estaba segura cuanto más aguantaría antes de que metiera todas sus preocupaciones en un cajón y se rindiera. El apasionado asalto de Harry, que había comenzado mucho antes de que empezara a hablar, destruía rápidamente todas sus defensas.
—¿Quieres sentir el calor de mi lengua?
Obligándose a si misma a no soltar un ¡SÍ!, apretó los labios con tanta fuerza que probablemente se le quedarían unas arrugas permanentes. De todos modos, ¿por qué le había permitido a Harry dormir en su habitación? ¿Y por qué, por el amor de Dios, estaba todavía en la cama y no en el suelo con él?
—Tu cuerpo suplicará silenciosamente que te toque entre las piernas —siguió despiadadamente—. Pero no te tocaré allí con mis dedos. No, bajaré besando tu estómago y te probaré con mi boca, moviendo mi lengua a izquierda y derecha, luego en círculos, creando una fricción caliente, mojada.
—¡Prometiste que no intentarías nada!
—Nunca prometí que no hablaría o lo imaginaría. Y lo que me imagino ahora mismo es muy travieso. Tú estás....
Ella dejó caer su maza y el bote de pimienta en el colchón, que, en realidad, eran un bote de laca para el cabello y una botella de agua, y se tapó con las manos las orejas, amortiguando su voz. Comenzó a roncar como un viejo con una sirena antiniebla pegada en la garganta. Todo el tiempo imaginándose que colocaba los azulejos del cuarto de baño y que les echaba la lechada para que se secara, cualquier cosa con tal de impedir que su mente pensara en cuerpos desnudos y grandes placeres.
Nunca me das lo que quiero, se quejó su cuerpo, y quiero a Harry.
Acallándolo, su mente le replicó. ¡Es que no tenemos bastantes problemas!
Azulejo. Lechada. Azulejo. Lechada. Con la voz de Harry amortiguada y su imaginación ocupada colocando azulejos, despacio, muy despacio, sus sensibilizados nervios se calmaron. El escozor de la anticipación se aquietó. Cuando creyó que había transcurrido el tiempo suficiente, dejó de fingir los ronquidos y se quitó las manos de los oídos.
El bendito silencio le saludó.
Entonces, como si él estuviera en armonía con ella en cada acción, cada sentimiento y pensamiento, Harry dijo:
—Sólo di las palabras, ______. Dilas y danos a los dos la liberación.
—De acuerdo, diré las palabras —sus uñas se clavaron profundamente en sus piernas, dejando marcadas unas medias lunas—. Diré cállate o márchate. ¡Por favor! Tenemos que madrugar y ya son las dos de la mañana. Después de que te lleve ante el psíquico, tengo que ir a trabajar. Necesito descansar.
Cinco. Diez. Quince minutos pasaron. Él no habló más. Ella hasta ni lo oyó respirar.
En el silencio que siguió, los párpados de ______ comenzaron a cerrarse. Ella cogió la laca para el cabello otra vez, lista a saltar de la cama y golpearlo con él en la cabeza si él se atrevía siquiera a roncar. Al cabo de un rato, su agarre se relajó y rodó a un lado. Su último pensamiento antes de que su mente fuera a la deriva, antes de sucumbir a la oscuridad, fue que aquel hombre necesitaba que lo amordazaran, y que ella mereciera unos azotes por permitirle entrar aquí desnudo.
CAPITULO 22
La mañana amaneció clara y despejada.
—Yo también necesito despejarme —refunfuñó ______.
Luego gimió. Sus ojos ardían y su cabeza palpitaba. Necesitaba un atracón de proteínas o pronto se encontraría en un hospital, hundida en un coma por tomar cafeína.
Normalmente hacía ocho kilómetros de footing cada mañana. Hoy, sin embargo, iba a hacer una excepción. En este momento, no podría hacer footing ni al cuarto de baño aunque su vejiga dependiera de ello.
Las sábanas y mantas se enredaban a su alrededor como el capullo de una mariposa. Se quejó con un pequeño suspiro mientras se peleaba con ellas para liberarse. Había algo tirado en el suelo, pero como no era un batido de proteínas, no se inclinó para recogerlo. Frotándose los ojos, llegó a trompicones hasta el cuarto de baño.
Se lavó la cara, luego se cepilló los dientes y el pelo. El reflejo que le devolvió el espejo estaba vidrioso por...... algo. Cansancio. Mucho cansancio. Esperando que el agua caliente, y mucho vapor, la ayudara, se metió en la ducha. Cuando salió, se colocó su bata, sintiéndose menos grogui, pero todavía ansiando un atracón de dulce fruta. Una vez que por sus venas corrieran bastante B12 como para estimular a los jubilados de Sandy Meadows, estaría lo suficientemente despierta como para tratar con Harry.
¡Harry!
Los ojos de ______ se abrieron consternados ¿Cómo podía haberse olvidado del atractivo extraterrestre de "casi dos metros" que dormía en su cuarto?
Con palpitaciones en el corazón, y ondeando su blanco albornoz, salió corriendo del cuarto de baño; explorando el suelo, sólo vio el bote de laca.
Harry se había ido.
Lo único que recordaba su presencia era la almohada arrugada y la manta enredada, juntas en un montón a los pies de su cama. Ella cogió algo de ropa del armario y se la puso a toda prisa mientras corría a través del cuarto. Apenas había conseguido cerrar la cremallera de sus pantalones vaqueros cuando entró en la sala de estar. Ningún signo de su extraterrestre.
¿Y si su madre lo había tele transportado de vuelta? Peor, ¿y si estaba todavía aquí, en su casa, examinando sus cosas? El estómago de ______ se hizo un nudo cuando se imaginó su ropa sucia esparcida por el suelo y sus electrodomésticos rotos y tirados por ahí. Atravesó el comedor, como si carbones ardientes fueran cocidos a fuego lento bajo sus pies.
Entonces lo vio.
Estaba de pie en la cocina, tarareando una canción que ella no reconoció. De espaldas a ella, saqueaba el contenido de su frigorífico. Un suspiro de alivio pasó a través de sus labios cuando notó que llevaba la ropa que le había dado anoche. Excepto que ahora su camisa estaba arrugada y los pantalones colgaban bajos sobre su cintura, burlándose de ella, atormentándola, porque un leve soplo de aire podría hacerlos resbalar hasta el suelo.
Era peligroso arder de esa forma ante la mera visión de él. Pero no sabía cómo controlar su reacción.
______ se aclaró la garganta.
Con un movimiento fluido, Harry giró y desenvainó un cuchillo atado con una correa a su tobillo, listo para golpear. Esa acción la asustó tanto, que sólo pudo parpadear, incapaz de correr, mucho menos de respirar. Él estaba allí de pie, con ese aura mortal de un hombre que sabía exactamente cómo luchar, cómo matar y mutilar, cada una de esas acciones tan aterradoras como el arma en sí misma. Cuando él comprendió quién era ella, relajó su postura y devolvió la hoja a su improvisada funda. Incluso aunque el cuchillo estuviera ahora oculto, los latidos de su corazón no redujeron la marcha. Nadie debería ser capaz de moverse tan rápido o ser tan mortífero.
—Buenos días, ______ —le dirigió una media sonrisa que borró las duras líneas de su boca—. ¿Dormiste bien?
—No. No lo hice —mordió su labio inferior, mirando aún fijamente la hoja envainada—. ¿Qué haces con ese cuchillo?
—Necesitaba un arma.
—¿Por qué?
Con un encogimiento de hombros, se volvió hacia la nevera.
—No te interesa saberlo.
—Sí, en cuanto que llevas mi arma.
—Si tanto te interesa, es para mí protección. Si... —la enfrentó otra vez, esta vez fulminándola con la mirada, como si todo dependiera de ella— …viajo a Imperia hoy, debo de estar preparado antes de que mis enemigos me encuentren por casualidad.
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Re: El príncipe de piedra lHarryl *Hot*
si lose, nomás te digo que es una adaptaciónAlex Forales escribió:Harry y Rayis siguen siendo un par de pervertidos *_* me encanta la nove siguela pronto
Besooossssssss....................:D
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