Hot For Teacher |Novela Colectiva|

El Decano Rivers se encontraba regocijándose en su silla de cuero negro, evidentemente satisfecho del trabajo que acababa de hacer, logró contratar a seis jóvenes, que seguro refrescarían el ambiente escolar, solo esperaba no tener escándalos o algún problema. A parte de querer hacer cambios significativos en la institución, se dio cuenta de que estos novatos cerebritos necesitaban el trabajo, eran experimentados ¿Por qué no darles la oportunidad? Cada uno excelente en su campo, en el fondo sabía que no se iba a arrepentir de la decisión que había tomado, beneficiaría a los estudiantes y a la escuela. Sí, el Decano Rivers estaba orgulloso de él mismo, sin duda una de las mejores decisiones que había tomado en esa institución.

Al otro lado de la ciudad, las seis mejores amigas estaban sentadas en el balcón, bajo el sol del verano que estaba a punto de terminar, admirando a lo lejos al semental universitario que tenían por vecino ¿Qué tendrían que hacer para hacerlo suyo? Sí que estaba caliente y estas adolescentes harían lo que fuera por él. Estaban tan concentradas en ese cuerpo tan bien trabajado que no eran conscientes de que sus vacaciones estaban a punto de acabar, una sorpresita las esperaba en la escuela y la aprovecharían para cumplir sus deseos, una cita con Jake.

-¿lista?-preguntó Tony Stark estacionándose fuera de la escuela de su hija
-supongo que sí-suspiró la rubia
-¿ese no es el auto del papá de Roselyn?-señaló una camioneta
-creo que sí
-ve con ella, no quiero que entres sola-seguía protegiendo a su hija como si tuviera doce años, tal vez esa era la causa de la desobediencia y la personalidad malcriada que demostraba la rubia
-está bien-se quitó el cinturón y bajó del auto
-Paula-dijo bajando la ventana-que tengas un buen día
-tú también papá-sonrió

No podía negar que a veces su padre le causaba ternura, no solo en la forma de hablarle, le consentía como una princesa y ¿Cómo no hacerlo? Era su única hija. Esperó a que el auto desapareciera entre el tráfico, se colgó la mochila en el hombro derecho y se adentró a la instalación, moviendo las caderas con cada paso que daba, meneando su falda blanca, decorada con diminutas flores rosadas, llevaba una blusa negra que dejaba su hombro al descubierto y su larga melena rubia caía como cascada por su espalda. Tal y como lo dijo su padre, Roselyn salió del auto y apenas vio a su amiga se unió a ella y entraron a la institución. Para su suerte, o más bien capricho, los casilleros de las seis amigas quedaban en el mismo pasillo y cuando llegaron se encontraron con las demás.

-¿listas para las clases?-bromeó Ellie
-no-respondieron todas serias
-¿tienen sus horarios?-preguntó Paula y todas asintieron-física, español, deportes, dibujo, química y álgebra-revisó el papel y todas sus amigas asintieron haciendo muecas-qué divertido-espetó sarcástica

Sacó sus libros y se dirigió con sus amigas al salón de física, ocuparon toda la fila al lado de la ventana y Paula se sentó en la primera fila con Eddie.

-¿vieron a qué hora llegó Jake anoche?-preguntó Oli un poco molesta
-ugh sí, descarado-espetó Rose
-Heather es otra aventura de una noche-dijo Eddie
-sí, ya verán que en una semana ella ya será historia-dijo Paula
-y entonces ¿Quién será la próxima?-preguntó Camila
-una de nosotras-suspiró Ellie
-eso espero-dijo Oli y todas rieron mientras el timbre sonaba, los estudiantes que estaban afuera entraron al aula y las chicas se acomodaron en sus asientos
-y empieza la tortura-le dijo Paula a Eddie
-oficialmente los lunes son terribles, empezando con física y terminando con álgebra-espetó molesta
-de no haber sido por el idiota de Carter, me hubiera graduado. No podré soportar otro año en su clase-se quejó-creo que me odia-hizo puchero
-en ese caso la señorita Shannon también me detesta-añadió Eddie-detesto las matemáticas-volcó los ojos. Esperaron diez minutos en sus asientos y nadie llegaba
-creo que Carter no vino-sonrió la rubia
-o tal vez se le hizo tarde-dijo Rose quien se encontraba sentada detrás de ellas

En ese instante el Decano Rivers entró al aula con un joven de no más de veinticinco años, castaño, alto, no vestía de paño como Carter, una camisa blanca, unos vaqueros y su maletín parecían más que suficiente. La mayoría de chicas quedaron boquiabiertas con la presencia de aquel desconocido y la rubia no se salvó de dejar escapar un suspiro, aunque para su buena o tal vez mala suerte, había más hombres en su clase que mujeres.

-buenos días jóvenes-dijo Rivers-disculpen la tardanza, pero quería avisarles que hay un nuevo personal de maestros este año y el señor Payne es uno de ellos, él será su nuevo maestro de física. Estarán conociendo a los demás a lo largo del día, espero que se puedan entender-lo último lo dijo mirando a las seis chicas que cursaban por segunda vez su último año-que tengan un buen día-se retiró del aula

El joven se encontraba de pie a escasos metros de la puerta y cuando el Decano se fue, caminó despacio a su escritorio, sin mirar a nadie, siempre observando el suelo, dejó su maletín sobre su silla y cuando levantó la vista se encontró con unos confundidos ojos azules que observaban sus movimientos. Examinó a su alumna en cuestión de segundos, mejillas ligeramente sonrojadas, su ceja derecha levantada y mordía el borde de su labio inferior, mientras que lo examinaba de pies a cabeza con esa intensa mirada azul. Tragó saliva, las rubias nunca habían sido su tipo, pero había algo en ella que le llamaba la atención, y no llevaba ni cinco minutos en el aula. Dirigió su atención al maletín de nuevo y sacó unos marcadores, cuando volvió su vista a la rubia, apoyaba su barbilla en su palma izquierda y recargaba su codo sobre el escritorio, parecía estar disfrutando de la vista, suspiró y se dirigió al pizarrón donde escribió su nombre, no sabía cómo empezar, estaba nervioso.

-buenos días, mi nombre es Liam Payne y soy su nuevo maestro de física-dijo el castaño dirigiendo su vista de nuevo a la rubia y Eddie volteó a verla encarnando una ceja divertida, buen día para escoger un asiento en la primera fila-hoy tenemos solo una hora y no nos queda mucho tiempo, así que ¿Qué les parece sí se presentan conmigo? La próxima clase les daré los temas y empezaremos-se quedó en blanco, no sabía qué más decir, sus sudorosas y ansiosas manos jugueteaban con el marcador-como ya lo dije, me llamo Liam Payne, vengo de Wolverhampton Inglaterra y me encantan los números… díganme Liam, porque el señor Payne es mi padre y me siento viejo-sonrió e hizo reír a un par de alumnas, entre ellas Paula. Cuando escuchó su risa volteó instintivamente a verla y sonrió de lado-empieza tú-la señaló sonriendo y ella frunciendo el ceño se puso de pie
-me llamo Paula Stark, mis amigas me dicen Pau, odio todas las materias que tengan relación con los números y estoy cursando por segunda vez mi último año-lo último lo dijo incómoda y Liam frunció el ceño a sus dos últimas frases, pero aun así, disfrutó al escuchar el suave timbre de su voz
-señorita Stark…
-Paula-lo interrumpió sonriendo coquetamente, tenía ese brillo maligno en sus ojos
-umh, Paula-dijo incómodo-¿Por qué está cursando su último año de nuevo?-no se sentía cómodo tratándola de tú a tú, prefería mantener distancias y más en su primer día
-porque soy pésima con los números y perdí con calificaciones muy bajas todos los periodos en física
-¿física?
-sí, todavía pienso que el señor Carter me odia-sonrió burlándose-no pude hacer nada al respecto-se encogió de hombros inocentemente-¿eso es todo… Liam?-dijo dedicándole esa sonrisa de nuevo
-sí, siéntate por favor-dijo confundido

Ambos se sentaron e hizo que los alumnos siguieran presentándose, pero toda su atención se había ido a la situación de Paula Stark, tendría que ayudarla a mejorar sus calificaciones, más bien a empezar con el pie derecho, sentía la obligación de brindarle ayuda a su estudiante. Justamente cuando el último chico se presentí el timbre sonó y despidió a sus alumnos.

-Paula, ven por favor-dijo cuando estaba a punto de salir y las chicas la esperaron en la puerta mientras se dirigía al escritorio de su maestro
-¿sí… Liam?-preguntó sonrojándose de nuevo. Él alzó la vista y sus avellanados ojos fueron directo a sus rosados labios, por una fracción de segundo se preguntó qué tan suaves o qué tan dulces serían
-estuve pensando sobre tu situación y me gustaría ayudarte-ella encarnó una ceja-a que saques buenas calificaciones-aclaró rápidamente, al parecer ambos habían tenido el mismo pensamiento en doble sentido-no he pensado bien cómo, pero ten por seguro que conmigo vas a pasar-sonrió optimista, borrando de su mente las imágenes de sus labios entrelazados
-creo que no le quedó claro lo mucho que detesto los números…
-hablaremos sobre eso después-la interrumpió-creo que ahora debe ir a su siguiente clase. No puedo permitir que llegue tarde-dijo mirando a sus amigas esperando en la puerta
-sí claro-dijo girando bruscamente sobre sus talones

Caminó meneando las caderas hasta la puerta a propósito y su maestro no pudo evitar dirigir su vista a trasero y admirar cómo movía su falda, y lo suaves que lucían sus pálidas y blancas piernas.