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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
dios mio please siguela espero k no se acaben separando me encanta esta novela te eespero siguela
besoissssssssssssssssssss mari
besoissssssssssssssssssss mari
Devon.
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
Reportando siguela !!
**Hale**
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
CLARO QUE NOS GUSTA!!!!!!!!!!!! O TU ESTAS LOCA????? A quien no le puede gustar mi Iceman... aixxxxx!!!!! ME LO COMO PERO YA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Gracias por la 3ª temporada, es como si ya formaras parte de mi dia a dia, cuando me despierto, ahi esta en mi correo la novela!! GRACIAS POR TODO
PD: SIGUE PRONTO, TQ
ANNA :enamorado:
PD: SIGUE PRONTO, TQ
ANNA :enamorado:
Anna Payne1D
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
siguelaaaaaaaaaaa porfaaaa
||Hazzy||
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
siguela me encanta tu novela esla mejor q e leido bess
kamiii
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
||Hazzy||
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 2 (Parte 1)
—Joderrrrrrrrrrrrrr.
Tumbándome de nuevo en la maravillosa y enorme cama que comparto con mi amor, cojo mi móvil y tecleo:
¿Todo bien?
Me preocupo por mi chico tanto como él se preocupa por mí. Y un minuto después recibo la contestación:
Cuando esté contigo, todo volverá a estar bien.
Te quiero
Sonrío como una boba, me revuelco en la cama y disfruto de su aroma en las sábanas. Holgazaneo un poco y después abro el Facebook en mi portátil y subo una foto de Harry y mía en la playa. Dos segundos después, mi muro se llena de comentarios de mis amigas las guerreras. Divertida, leo cosas como: «¡Cómete a tu marido!» «¡Si tú no lo quieres, dámelo a mí!» O aquello otro de «¡Quiero un
Harry en mi vida!».
Me río. Las guerreras, esas amigas que un día conocí a través de una red social, están felices por mi boda y no paran de bromear sobre mi luna de miel. ¿Será que me envidian?
Tras una ducha fresquita, decido llamar a mi padre. Quiero hablar con él. Miro el reloj y calculo la diferencia horaria. En España es de madrugada, pero sé que él ya está levantado. Le pasa como a Harry, duerme poco.
Me siento en la cama, marco el número, se oyen dos timbrazos y, cuando descuelgan, digo:
—Orale, papitooooooooooo. ¡Buenasssssssss!
Al reconocer mi voz, mi padre suelta una carcajada.
—Hola, vida mía. ¿Cómo está mi morenita?
—Bien, papá, ¡todo genial! —Y tras oírlo reír, añado—: Esto es una pasada y me lo estoy pasando genial con Harry.
—Me encanta saberlo, bonita.
—En serio, papá, tienes que animarte y venir. Deberías decirle al Bobby y al (Namigo) que el próximo viaje lo tenéis que hacer aquí. Os va a encantar.
Mi padre suelta una carcajada.
—Ojú, morenita, ¡al )Namigo) no lo sacamos de España ni jarto vino tinto! Fue a tu boda a Inglaterra sólo porque eras tú. ¡No te digo más!
—¿Tan mal lo pasó en el viaje?
—No, hija, lo pasó muy bien. Pero lleva muy mal el tema de la comida. Según él, ¡como en su casa no se come en ningún lado!
—Pues haz el viaje con el Bobby y su mujer, ¡seguro que les encanta!
—Eso sí... a ésos seguro que les gusta.
Hablamos durante un buen rato. Le cuento mil cosas y me cuenta cómo va todo. Está algo preocupado por la crisis. Ha tenido que despedir a uno de sus mecánicos y eso a mi padre se le ha clavado en el corazón. Cuando consigo que sonría de nuevo, pregunto:
—¿Nick se está portando bien?
—Como una malva, y menuda niñera que es para Miley. ¡Se la come a besos! —Yo sonrío al imaginarlo y él prosigue—: En serio, cariño, se está divirtiendo mucho con los muchachos de la urbanización y con Lux. ¡Vaya camarilla más peligrosa forman esos dos! Por cierto, no veas lo que le gusta al jodío el jamoncito. Y tiene buen paladar. No le des jamón corrientito, que rápidamente me mira y dice: «(Npadre), ¿este jamón es del malo?».
—¡No me digas!
—Ya te digo. Y el salmorejo de la Emily, ¡ojú!, lo tiene loquito. —Yo me río—. No hay vez que no entremos en el bar que el muchachillo no pida un salmorejo. Y lo dicho, con Lux lo pasa genial. Le ha enseñado a montar en bici y...
—Por Dios, papá, a ver si le va a pasar algo —digo preocupada.
Por favorrrrrrrr, acabo de hablar como Harry.
—Tranquila, hija..., el muchacho es duro y, aunque se ha dado dos buenos porrazos contra la verja...
—Papááááááááááááá...
—Nada importante, mujer. Es un niño. Por un par de chichones y arañazos no le pasa nada. Eso sí..., tendrías que verlo cómo maneja la bici.
Sonrío al imaginármelos. Lux y Nick, ¿quién lo iba a decir?
Aún recuerdo la primera vez que se vieron y mi pizpireta sobrina me preguntó: «¿Por qué no me habla el chino?». Pero sorprendentemente, luego se han conocido y son tal para cual. Tanto como para que Nick exigiera irse a Jerez durante el tiempo de nuestra luna de miel.
—¿Y (NHer__)? —pregunto, para cambiar de tema.
—Tu hermana me tiene frito, hija.
Yo sonrío y lo compadezco. Cuando mi hermana regresó a España tras mi boda, decidió marcharse un tiempo a Jerez con mi padre. Yo le ofrecí la casa que Harry me regaló, para que viviese allí con las niñas, pero ni mi padre ni ella aceptaron. Quieren estar juntos.
—Vamos a ver, papá, ¿qué ocurre con (NHer__)?
—Tu hermana... me está descabalando la vida. ¿Te puedes creer que se hizo la dueña del mando del televisor? —Yo me río y él añade—: Estoy harto de ver programas de cotilleo, culebrones y chismes del corazón. ¿Cómo le pueden gustar tanto esas tonterías?
Sin saber qué responder, voy a decir algo cuando él añade:
—Y que sepas que ha dicho que cuando vengáis a recoger a Nick tras el viaje de novios, va a hablar con Harry para que le busque un trabajo. Según ella, tiene que comenzar su vida de nuevo y sin trabajar no lo puede hacer. Y, por supuesto, luego están las llamadas de Sandy.
—¡¿Sandy?! ¿Qué quiere el imbécil ese ahora?
—Según tu hermana, sólo ver cómo están las niñas y hablar con ella.
—¿Tú crees que quiere volver con él?
Oigo que mi padre resopla y finalmente responde:
—No, eso gracias al Cristo lo tiene claro.
Saber de esas llamadas no me hace ni pizca de gracia. El atontado de mi ex cuñado abandonó a mi hermana estando ella embarazada, para vivir su vida loca. Sólo espero que (NHer__) sea lista y no se deje embaucar por ese lobo con piel de cordero.
Intentando no hablar más de ese tema, que sé que a mi padre le preocupa, añado:
—En cuanto a lo de que quiere trabajar, papá, lo siento, pero en eso le doy la razón.
—Pero vamos a ver, morenita, con lo que yo gano puedo mantenerlas a ella y a las niñas. ¿Por qué quiere trabajar?
Convencida de que entiendo a mi hermana y también a mi padre, digo:
—Escucha, papá, estoy segura de que (NHer__) contigo es muy feliz y te agradece todo lo que puedas hacer por ella. Pero su intención no es quedarse en Jerez y tú lo sabes. Cuando lo hablamos, ella te dijo que sería algo momentáneo y...
—Pero ¿qué hace ella sola en Madrid con las niñas? Aquí estaría conmigo, yo la cuidaría y sabría que las tres están bien.
Sin poder evitarlo, sonrío. Mi padre es tan súperprotector como Harry y, conciliadora, añado:
—Papá... (NHer__) tiene que volver a vivir. Y si se queda contigo en Jerez, tardará más en retomar su vida. ¿No lo entiendes?
Mi padre es el ser más bueno y generoso que hay en el mundo y lo entiendo. Pero también comprendo a mi hermana. Ella quiere salir adelante y, conociéndola, sé que lo conseguirá. Eso sí, espero que no con Sandy.
Tres cuartos de hora más tarde, tras despedirme de mi padre, me lleno el estómago en el bufet libre. Todo está riquísimo y me pongo morada no, ¡lo siguiente! Cuando termino, con mi biquini verde fosforito que me hace más morena, me encamino hacia la playa. Una vez allí, busco una hamaca libre con sombrilla y, cuando la veo, me dirijo hacia ella y me tumbo.
¡Me encanta el sol!
Saco mi iPod, me pongo los auriculares, le doy al play y mi amado Pablo Alborán canta:
Si un mar separa continentes, cien mares nos separan a los dos.
Si yo pudiera ser valiente, sabría declararte mi amor...
que en esta canción derrite mi voz.
Así es como yo traduzco el corazón.
Me llaman loco, por no ver lo poco que dicen que me das.
Me llaman loco, por rogarle a la luna detrás del cristal.
Me llaman loco, si me equivoco y te nombro sin querer.
Me llaman loco, por dejar tu recuerdo quemarme la piel.
Loco... loco... loco... loco... locoooooooooooooo.
Canturreo, mientras miro cómo las olas vienen y van.
¡Qué maravillosa canción para escuchar contemplando el mar!
Feliz por el momento que disfruto, abro mi libro y sonrío. En ocasiones, soy capaz de leer y canturrear. Algo raro, pero que yo puedo hacer. Pero veinte minutos más tarde, cuando Pablo canta La vie en rose, los párpados me pesan y la maravillosa brisa me hace cerrar el libro. Sin darme cuenta, me tiro en plancha a los brazos de Morfeo. No sé cuánto tiempo he dormido, cuando de pronto oigo:
—Señorita... señorita...
Abro los ojos. ¿Qué ocurre?
Sin entender qué pasa, me quito los auriculares, y un camarero que está delante de mí con una encantadora sonrisa me tiende un cóctel Margarita y dice:
—De parte del caballero de la camisa azul que está en la barra.
Sonrío. Harry ha vuelto.
Sedienta, bebo un trago. ¡Qué rico! Pero cuando miro hacia la barra con una más que encantadora y sensual sonrisa, me quedo petrificada al ver que quien me ha enviado el cóctel no es Harry.
¡Dios, qué apuro!
El caballero de la camisa azul en cuestión es un hombre de unos treinta años, alto, de pelo oscuro y con un bañador a rayas. Al ver que lo miro, sonríe y yo quiero que la tierra se me trague.
¿Y ahora qué hago? ¿Escupo lo bebido?
Pero no dispuesta a hacer nada de eso, le doy las gracias como bien puedo, dejo de mirarlo y abro el libro. Pero con el rabillo del ojo observo que sonríe, se sienta en uno de los taburetes que hay en la barra y continúa bebiendo.
Durante más de media hora, me dedico a leer, pero en realidad no me entero de nada. El hombre me está poniendo histérica. No se mueve, pero no deja de mirarme. Al final, cierro el libro, me quito las gafas de sol y decido darme un chapuzón en la playa.
El agua está fresquita y me encanta.
Camino unos metros y, cuando me llega por la cintura y veo que viene una ola, como una sirena me lanzo hacia adelante y me zambullo para después comenzar a nadar.
Oh, sí... Qué sensación tan maravillosa.
Cansada de nadar, finalmente me tumbo boca arriba y hago el muerto. Estoy a punto de quitarme la parte de arriba del biquini, pero al final no lo hago. Algo me dice que el hombre de la barra me sigue mirando, y se podría tomar eso como una invitación.
—Hola.
Sorprendida al oír una voz a mi lado, me sobresalto y casi me ahogo. Unas manos desconocidas para mí rápidamente me sujetan y, cuando consigo ponerme de pie, me sueltan. Limpiándome la cara y la boca, parpadeo y, al ver que se trata del hombre que lleva observándome más de una hora, pregunto:
—¿Qué quieres?
Él, con una guasona sonrisa, responde:
—De entrada que no te ahogues. Lo siento si te he asustado. Sólo quiero platicar, linda damita.
Sin poder evitarlo, sonrío. Soy así de tonta y risueña. Su acento mexicano es muy dulce, pero recomponiéndome, me separo un poco de él.
—Oye, mira..., muchas gracias por la bebida, pero estoy casada y no quiero platicar ni contigo, ni con nadie, ¿entendido?
Él asiente y pregunta.
—¿Recién casada?
Estoy a punto de mandarlo a paseo. ¿Y a él que le importa? Respondo:
—He dicho que estoy casada, por tanto, ¿serías tan amable de dejarme en paz antes de que me enfade y lo lamentes? Ah..., y antes de que insistas, te diré que puedo pasar de ser una linda damita a una bestia parda. Así pues, ¡aléjate de mí y no me hagas enfadar!
El hombre asiente y, cuando se aleja, lo oigo decir:
—¡Mamacita, qué mujer!
Sin quitarle ojo, veo que sale del agua y se encamina directamente hacia el bar. Allí, coge una toalla roja, se seca la cara y se marcha. Encantada de la vida, sonrío y nado de regreso a la orilla. Me siento en la arena y comienzo a hacer eso que tanto me gusta: churritos sobre mis piernas.
Ensimismada, estoy cogiendo arena mojada para dejármela caer encima, cuando veo que alguien se sienta a mi lado. Es una niña.
Encantada, sonrío y la pequeña me dice, tendiéndome un cubo de playa.
—¿Jugamos?
Incapaz de negarme, asiento y, mientras lo lleno de arena, pregunto:
—¿Cómo te llamas?
Ella, con una preciosa sonrisa, me mira y responde:
—Angelly. ¿Y tú?
—(Tn__).
La cría sonríe.
—Tengo seis años. ¿Y tú?
Vaya... otra preguntona como mi querida sobrina Lux y, con una sonrisa, le alboroto el pelo y, cogiendo el cubo, pregunto a mi vez:
—¿Hacemos un castillo?
Maravillada, empiezo a jugar mientras el sol me seca. Me estoy poniendo muy... muy morena; como diría mi padre, ¡agitaná!
Una hora más tarde, la pequeña se va con sus padres y cuando regreso a mi hamaca, a los dos segundos un chico más joven que yo se me acerca y, sentándose en la arena, dice en español:
—Hola. Me llamo George, ¿estás sola?
Sin poder evitarlo, me entra la risa. Pero ¡cuánto se liga aquí!
—Hola, me llamo (Tn__) y no, no estoy sola.
—¿Española?
—Sí. —Y, adelantándome, añado—: Seguro que te gusta la paella y la sangría, ¿verdad?
—Oh, sí... ¿cómo lo sabes?
Divertida, sonrío. Ese acento tan característico lo conozco y, mirándolo, pregunto:
—¿Inglés, verdad?
Boquiabierto, me mira.
—¿Cómo lo has sabido?
Me dan ganas de decirle cosas como ¡guiri! ¡Aston Martin!, pero, divertida, respondo:
—Conozco un poco a los ingleses y su acento.
Dicho esto, cojo la crema y comienzo a dármela, cuando él pregunta:
—¿Te pongo crema yo?
Me paro. Lo miro de arriba abajo y digo:
—No, gracias. Yo solita me la doy muy bien.
George asiente. Tiene ganas de hablar.
—Llevo observándote toda la mañana y nadie se ha sentado aquí contigo excepto yo, ¿seguro que no estás sola?
—Ya te he respondido.
—He visto que has jugado con una niña y le has dado calabazas a un tío.
Increíble, ¿ese niñato me ha estado observando todo el rato?
—Mira, George, no quiero ser antipática, pero ¿me puedes decir qué narices haces observándome?
—No tengo nada mejor que hacer. Estoy de vacaciones con mis padres y me aburro. ¿Me dejas invitarte a una copa?
—No, gracias.
—¿Seguro?
—Segurísimo, George.
Su insistencia y su juventud me hacen reír justo cuando me suena el móvil. Un mensaje.
¿Ligando, señora Styles?
Rápidamente me muevo. Miro a mí alrededor y lo veo. Harry está en el bar y me observa.
Le sonrío, pero él no me devuelve la sonrisa. Uy... Uy... Uy...
Por su mirada sé que está pensando qué hace ese desconocido a mi lado. Y yo, dispuesta a acabar con eso, miro al chaval y le digo:
—¿Ves aquel hombre alto y castaño que nos mira desde el bar?
—El que nos mira con cara de mala leche —dice el muchacho, mirando en la dirección que señala mi dedo.
Sin poder evitarlo, suelto una carcajada y asiento.
—Exacto. Pues quiero que sepas que es inglés como tú.
—¿Y qué pasa?
—Sólo que es mi marido. Y por su cara creo que no le está gustando nada que estés a mi lado.
Su cara se contrae.
¡Pobrecito!
Harry es más grande, fornido y alto que él. Mirándome con cara de circunstancias, George se levanta y murmura mientras se aleja.
—Lo siento. Disculpa. Ya me voy. Seguro que mis padres se están preguntando dónde estoy.
Alegre, sonrío mientras se aleja. Después miro a mi maridín, pero él no sonríe. Pongo los ojos en blanco y le hago una seña para que se acerque. No lo hace. Le hago un puchero y por fin veo que la comisura derecha de la boca se le curva hacia arriba.
¡Biennnn!
Vuelvo a insistir con el dedo para que se acerque, pero al no hacerlo, decido ir yo. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña.
Me levanto y entonces se me ocurre algo.
Con una maquiavélica sonrisa, me quito la parte de arriba del biquini, la dejo sobre la hamaca y, dispuesta a darle unas buenas vistas a mi marido, camino sinuosa hasta él.
¡Qué descarada me estoy volviendo!
Harry me mira... me mira y me mira. Se me come con la vista y yo siento un calor horroroso ante mi descaro, y mis pezones se contraen.
Dios... cómo me pone que me mire así.
Al llegar, me pongo de puntillas, lo beso en los labios y murmuro:
—Te echaba de menos.
Desde su altura y sin moverse, me mira. Es mi perdonavidas particular.
—Estabas muy entretenida hablando con ese muchachito. ¿Quién era?
—George.
—¿Y quién es George?
Divertida al ver su cejo fruncido, respondo:
—Vamos a ver, cariño, George es un muchacho que está de vacaciones con sus padres. Estaba aburrido y se ha sentado a hablar conmigo. No empieces de nuevo con eso de los depredadores.
Harry no dice nada y yo recuerdo al hombre de la camisa azul.
Madre mía... madre mía... si llega a ver que se ha metido en el agua conmigo. Ése sí que era un depredador. Una cosa es George, un muchacho demasiado joven, y otra cosa era el tipo que me ha invitado al Margarita.
Tras unos segundos en los que Iceman me observa y yo estoy a punto de partirme el cuello por mirarle a la cara, finalmente sonríe y dice:
—En la habitación, en hielo, tengo algo que lleva pegatinas rosa.
Suelto una carcajada y, sin más, corro hasta mi hamaca. Recojo mis cosas a toda prisa y cuando llego de nuevo hasta él con la lengua por los suelos y las tetillas al aire, Harry me coge entre sus brazos y, tras darme un suave beso en los labios, murmura:
—Vayamos a disfrutar, señora Styles.
Esa noche hay una fiesta en el hotel. Después de cenar, Harry y yo nos sentamos cómodamente en los pufs dispuestos para disfrutar del espectáculo. El colorido de los bailes y el sabor mexicano están todo el rato presentes y lo paso en grande mientras canto:
Altanera preciosa y orgullosa, no permite la quieran consolar.
Dicen que alguien ya vino y se fue, dicen que pasa las noches llorando por él.
La bikina, tiene pena y dolor.
La bikina, no conoce el amor.
Sorprendido, Harry me mira. Sonríe y pregunta:
—¿También te sabes esta canción?
Asiento y, acercándome a él, le digo:
—Cariño, he estado en varios conciertos de Luis Miguel en España y ¡me las sé todas!
Nos besamos. Disfrutamos el momento mientras los mariachis cantan La bikina y cuando acaban y unos nuevos acordes suenan, uno de los hombres vestido de charro me invita a bailar, como a otras turistas. Yo, ni corta ni perezosa, accedo. ¡Juergas a mí!
De su mano, llego a la pista, donde el resto de los bailarines y turistas hacen lo que pueden al son de la música y yo, encantada de la vida, los imito. No me da vergüenza bailar, al revés, disfruto como una loca, mientras Harry me observa y sonríe. Se le ve tan relajado, disfruta de lo que ve y yo estoy a punto de explotar de felicidad.
Pero de pronto, en una de mis vueltas, mis ojos se encuentran con los del hombre que esta mañana me ha invitado a un cóctel en la playa y me ha seguido al agua.
¡El de la camisa azul!
Madre mía... madre mía como se le ocurra abordarme otra vez, la que se va a liar.
1Daniiella
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
Capitulo 2 (Parte 2)
Me pongo nerviosa, pero ¿por qué?
Rápidamente, miro a Harry, que me guiña un ojo, y cuando veo que el desconocido va directamente hacia él y lo saluda, pierdo el equilibrio y si no es por el bailarín, que me sujeta de la mano, me habría caído en plancha ante todo el público del hotel.
A partir de ese momento, no doy pie con bola.
¡Ya no sé ni bailar!
Observo que Harry habla afablemente con el hombre y lo invita a sentarse en mi puf.
¡Mi puf!
Unos minutos después, el baile acaba y el bailarín me acompaña hasta mi mesa. Cuando me deja, miro a Harry, que me da un beso y dice:
—Has bailado maravillosamente bien.
Asiento y, con una artificiosa sonrisa, voy a decir algo, cuando añade:
—Cariño, te presento a Juan Alberto, primo de Zayn. Juan Alberto, ella es mi preciosa mujer, (Tn__).
El otro hombre, con una guasona sonrisa, me coge la mano y, con galantería, me la besa, diciendo:
—(Tn__), es un placer conocerte... por fin.
—¿Por fin? —pregunta Harry, sorprendido.
Y antes de que yo pueda decir nada, Juan Alberto aclara divertido.
—Mi primo me habló muy bien de ella.
Me sonrojo.
Dios mío... Dios míoooooooo. ¿Qué le habrá contado Zayn?
Al ver mi cara, Harry sonríe. Sabe lo que pienso, cuando Juan Alberto prosigue:
—Pero digo por fin, porque esta mañana intenté conocerla. Pero güey, qué genio tiene tu mujercita. Me echó de su lado a patadas y me advirtió que si la seguía molestando tendría problemas muy serios con ella.
Harry suelta una carcajada. Le ha gustado oír eso, pero descolocado porque yo no le he contado nada, me mira y yo aclaro:
—Te dije que yo solita sé defenderme de los depredadores.
Juan Alberto se carcajea y afirma:
—Oh, sí... te lo puedo asegurar, amigo. Me dio hasta miedo.
Harry se sienta en el puf, me sienta sobre él y, tras abrazarme protector, con una guasona sonrisa pregunta.
—¿Este mexicano ha intentado ligar contigo?
Yo sonrío y el mencionado responde:
—No, güey, sólo intentaba conocer a la mujer de mi amigo. Zayn me comentó que estabais alojados en este hotel y cuando la vi supe que esta joven tan relinda era (Tn__).
Harry sonríe. Juan Alberto también y, finalmente, lo hago yo también. Todo está aclarado.
Los tres nos divertimos mientras bebemos exquisitos Margaritas y la música suena deliciosamente en el bar. Juan Alberto es tan divertido y dicharachero como Zayn. Incluso físicamente se parecen.
Ambos son morenos y atractivos, pero a diferencia de su primo, éste no me mira con deseo.
Hablamos... hablamos y hablamos y me entero de que Juan Alberto nos acompañará a España y luego viajará por Europa. Es asesor de seguridad y trabaja diseñando sistemas para empresas.
La conversación se alarga hasta las dos de la madrugada, cuando Juan Alberto nos mira con complicidad y dice, levantándose:
—Bueno..., me voy a dormir, para que ustedes lo pasen bien y lo disfruten.
Yo sonrío y Harry, haciéndome levantar, pregunta, tendiéndole la mano:
—¿Irás a la cena que ha organizado Zayn en su casa de México?
—No lo sé —responde Juan Alberto—. Me lo comentó y lo intentaré. Si no puedo, nos vemos en el aeropuerto, ¿de acuerdo?
Harry asiente, Juan Alberto también y, tras darme dos besos en la mejilla, se va.
Una vez nos quedamos solos, Harry acerca su boca a mi cuello y murmura:
—Me gusta saber que has sabido defenderte tú sola de los depredadores.
Mimosa, lo miro.
—Te lo dije cariño.
—¿Qué te parece Juan Alberto?
Al ver su mirada, levanto una ceja y pregunto:
—¿En qué sentido?
—¿Te parece sexy como hombre?
Sonrío. Creo intuir lo que pregunta y respondo:
—A mí sólo me pareces sexy tú.
—Mmmmm... Me excita saberlo —susurra sobre mi boca.
Su mirada y la mía se encuentran. Estamos a escasos centímetros el uno del otro y ya sé lo que quiere y lo deseo. Su respiración se acelera y la mía también.
¡Vaya dos!
Sonreímos y, de pronto, siento su mano bajo mi larga falda y, acalorada, pregunto:
—¿Qué haces?
Harry... mi Harry sonríe peligrosamente y, con un hilillo de voz, añado:
—¿Aquí?
Asiente. Está juguetón. Y yo me acaloro.
¿Me quiere masturbar allí?
La gente a nuestro alrededor ríe, se divierte y bebe Margaritas, mientras se oye el ruido de las olas y suena la música. Estoy de espaldas a todo el mundo, sentada en el puf frente a mi amor y siento que su mano llega a mi muslo. Traza circulitos y luego llega a mi tanga.
—Harry...
—Chis...
Histérica y nerviosa, sonrío.
Madre mía... madre mía...
Con disimulo, miro a ambos lados. La gente está a lo suyo, cuando Harry, acercándose más a mí, cuchichea juguetón:
—Pequeña, nadie nos mira.
—Harry...
—Tranquila...
Retira la fina tela de mi tanga y, rápidamente, uno de sus dedos juguetea con mi clítoris. Cierro los ojos y mi respiración se hace más profunda.
Oh, Dios..., adoro lo que me hace.
La sensación de lo prohibido me excita. Me excita mucho y, cuando Harry mete uno de sus dedos en mi interior, yo jadeo y, al abrir los ojos, me encuentro con su morbosa sonrisa.
—¿Te gusta?
Como un muñequito, asiento mientras mi estómago se descompone en mil pedazos de gusto.
¡No quiero que pare!
Él sonríe mientras su dedo juega dentro de mí y la gente, ajena a nuestro caliente juego, se divierte a nuestro alrededor.
¡Qué sinvergüenza es!
Pero me gusta... me gusta y me gusta y, entrando por fin al trapo, sonrío y me muevo en busca de más profundidad y placer.
Mi gesto de poseída lo hace resoplar.
Sí...
Lo vuelvo loco.
Sí...
Y acercando su boca a la mía, susurra, tremendamente excitado:
—No te muevas si no quieres que se den cuenta.
Dios... Dios... Diossssssssssss, qué morboooooooooo...
¡Me va a dar algo!
Pero ¿cómo no me voy a mover?
Su manera de tocarme me incita a querer más y más y cuando mi gesto le revela lo que pienso, Harry saca su mano de mi humedad y mi falda, se levanta, me coge de la mano y dice:
—Vamos.
Excitada... nerviosa... y deseosa, lo sigo. ¡Lo sigo al fin del mundo!
Me sorprendo cuando veo que no va hacia la habitación. Se encamina hacia la playa. Una vez las luces del bar dejan de iluminarnos y la oscuridad de la noche y la brisa nos envuelven, mi amor me besa con desesperación.
Deseosa de tocarlo, le desabrocho la camisa y me deleito en el cuerpo de mi marido. Suave, fibroso y ardiente.
Lo toco. Me toca.
Y el ardor de nuestros cuerpos crece a cada segundo.
Entre besos y tocamientos llegamos hasta el chiringuito de la playa. Ese que prepara unos Margaritas estupendos por las mañanas. Ahora está cerrado y Harry quiere jugar. Con premura, desanuda la camisa que llevo atada a la cintura y cuando mis pechos quedan al aire, murmura:
—Esto es lo que yo quiero...
Como un lobo hambriento, se arrodilla y me besa los pezones. Primero uno y después otro. La camisa cae al suelo y me quedo sólo con la falda larga. Excitada por el momento, miro hacia el bar, donde la gente continúa divirtiéndose. Están a escasos cien metros, pero sin importarme quién nos pueda mirar, lo agarro del pelo y murmuro, acercando mi pecho derecho a su boca:
—Saboréame...
Encantado, se deshace en atenciones con mi pecho, mientras sus manos recorren mis piernas y me suben la falda lenta y pausadamente. Cuando el pezón está duro, sin necesidad de que yo se lo pida, Harry presta atención a mi otro pezón, mientras susurro:
—Sí... así... así me gusta...
Enloquecido por el momento, sus manos me aprietan el trasero y oigo cómo la tela de mi tanga se rasga. Cuando lo miro, dice divertido:
—Esto sobra.
Suelto una carcajada, pero cuando de un tirón me baja la falda al suelo y me quedo totalmente desnuda en el chiringuito, mi risa se vuelve risita nerviosa.
Estoy a escasos metros de los turistas del hotel, desnuda, con el tanga roto y dispuesta a pasarlo bien. En ese instante, una risa de mujer que no es la mía se oye cerca de nosotros. Harry y yo miramos y nos encontramos con que al otro lado de la barra del chiringuito hay una mujer y un hombre en nuestra misma situación.
No hablamos. No hace falta. Sin acercarnos los unos a los otros, cada pareja continúa con su morboso momento.
Nos excita su presencia.
Harry me besa. Ansía mi boca como yo necesito la de él. Sus manos agarran mis muñecas y me las sube por encima de la cabeza. Su cuerpo aplasta el mío contra la madera del chiringuito y noto su erección en mi estómago. Eso me excita aún más.
Duro. Latente. Lo quiero dentro de mí cuando murmura:
—Me vuelves loco.
Sonrío. Cierro los ojos y soy inmensamente feliz.
De pronto, el gemido de la mujer hace que los dos volvamos a mirar. Ella está ahora en el suelo, a cuatro patas, y su acompañante la penetra desde atrás, una y otra vez.
Sin poder apartar los ojos de ese espectáculo, observo la expresión de la mujer. Su boca, su cara, su mirada extasiada me hacen ver lo mucho que disfruta y me acaloro más.
Mirar me gusta.
Mirar me excita.
Mirar me incita a querer jugar.
—¿Te gusta lo que ves? —pregunta Harry en mi oído.
Esa pregunta me hace recordar nuestra primera visita al Moroccio, aquel restaurante tan especial al que me llevó en Madrid. Sonrío al recordar mi cara de horror de aquel entonces y suspiro al imaginar mi cara en este momento. Todo es distinto. Gracias a Harry mi percepción del sexo ha cambiado y, para mi gusto, a mejor.
Ahora soy una mujer que disfruta del sexo. Que habla de sexo. Que juega con el sexo y que ya no lo ve como tabú.
Asiento. Su voz cargada de erotismo, unido al espectáculo que observamos son, como poco, morbosos, mientras los gemidos de la mujer se oyen cada vez más y las acometidas son más duras y certeras.
Sin poder apartar la vista de eso, noto cómo Harry se suelta el cordón de los pantalones de lino y se los quita. Me hace dar la vuelta con rapidez y dice en mi oído:
—Ahora quiero oírte gemir a ti.
Sin más, me separa las piernas y, tras pasarme su dura erección por las cachas del culo, baja hasta mi sexo y, tras unos segundos en que me hace rabiar, me penetra.
Oh, sí... sí.
Su estocada es terrenal y certera. Como nos gusta a los dos. Su duro, suave y erecto pene entra totalmente en mí y mi húmeda vagina lo succiona y aprieta, gustosa de recibirlo.
El placer es enorme...
El calor me abrasa...
Jadeo y mi amor, mi amante, mi inglés me agarra posesivo por la cintura, deseoso de pasarlo bien, mientras una y otra vez me empala, arrancándome gemidos que nos vuelven locos a los dos.
Miro hacia la derecha, observo cómo los que antes gemían nos observan y sé que ahora soy yo la que le muestra a la otra mujer el nivel de mi placer.
Oh sí... quiero mostrárselo.
Quiero que sepa cuánto disfruto.
La altura de Harry y su fuerza me levantan del suelo un par de veces y yo me agarro a la madera del chiringuito, dispuesta a que él vuelva a entrar y a salir de mí. Me gusta cómo me posee.
Una y otra vez lo hace. Lo disfruto. Lo disfruta. Lo disfrutan los extraños, hasta que mis fuerzas desfallecen, mi cuerpo se vuelve gelatina y me dejo ir con un gustoso gemido. Harry llega instantes después al clímax, tras un ronco jadeo.
Durante unos segundos permanecemos quietos, sin movernos. Estamos agotados por el momento, hasta que un movimiento nos hace regresar a la realidad y vemos que la otra pareja se viste y, tras un saludo con la mano, se van.
Harry, aún abrazado a mí, saca su pene de mi interior. Me besa las costillas y, cuando ve que me encojo, me da la vuelta y, cogiéndome entre sus brazos, murmura:
—¿Te apetece un bañito en la playa?
Oh, sí... con él me apetece todo y, sin dudarlo, acepto.
Me encanta sentirlo tan natural. Tan poco envarado. Tan poco serio.
Desnudos, felices y cogidos de la mano, corremos hasta la playa. Al llegar, ambos nos zambullimos y, cuando nuestras cabezas emergen del agua, mi amor me coge en brazos y después de besarme, cuchichea:
—Cada día estoy más loco por ti, señora Styles.
Yo sonrío.
Como para no sonreír... babear... y gritar de felicidad. ¡Pedazo de marido que tengo!
Enrosco las piernas alrededor de su cuerpo y, cuando noto que su erección comienza de nuevo a crecer, con gesto divertido miro a mi insaciable, morboso y caliente esposo y susurro:
—Pídeme lo que quieras.
---------------------------------------------------------------------------
Hola mis perverts!!!
Dioooooooooooooooooooooooooooooooooooooos que capitulo :calor: jajaja estos dos no tienen limites!! a ver cuanto les dura tanto amor jijiiji... Espero que como siempre os guste el capitulo... Ah una cosa iba a poner al primo de Zayn de verdad pero luego lo pensé mejor y pues nombre de Mexicano no tiene xD, así que puse Juan Alberto jojo bueno no era mas! Disfrutad.
Lots of love :) xx
1Daniiella
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
Dani!!!! Ame txos estos capítulos han sido hermosos te amo mm no te dejo firma porq estoy desde n teléfono y q crees todos los libros q me dejaste ya los ley :( no se como es posible Pero te juro q los ley todos!!! APropósito la saga de no te oculto nada es lo mejor q hay en el mundoooooo betún porfaaaaaa dejame mas
PD no puedo creer q me halla leído los mismos libros q tu
PD no puedo creer q me halla leído los mismos libros q tu
maleja0412
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
no seas mala si haces que se separen denuevo..... ¡TE MATO! Son tan felices juntos :3 y el capitulo estuvo genial siguela pronto adios!(:
danna styles!!!
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
que chevere capitulo me gusto mucho wou si que no tienen limites jejejjeje siguelaaaaaaaaaaaaa beijos xx
||Hazzy||
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
Este par me encanta. Saludos Dani (:
Ednaas
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
Ame el capitulo dani, seguilaaaaaa :) :E
MicaelaDirectioner
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
ame el capio seguila cuando podas besos!!
Invitado
Invitado
Re: Pídeme lo que quieras o déjame (Harry Styles & Tu) (HOT +18) [Tercera Temporada] [TERMINADA]
siguela please mem a encantado los capituos an estado fenomenal jeejejejejej siguela te espero
besossssssssssssssssssssssss mari
besossssssssssssssssssssssss mari
Devon.
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