I Want You To Stay With Me (Ziam)

Hum, la verdad no se ni que decirles, a cualquier persona que leyese esta historia, pues le pido disculpas por dar a un capitulo tanta espera. No tengo excusa.

Hoy vine simplemente a reportarme, Hi no estoy muerto… y a avisarles algo, (si es que a alguien le interesa, o aún queda algún lector)el fic no está cancelado y tampoco sufro un bloqueo creativo o algo así, simplemente me tome un tiempo para analizar todo lo que he escrito y me di cuenta de que… no me gusta el inicio de la historia (desde el cap. 1 al 5) y posiblemente borre el tema y lo suba nuevamente con otro inicio, bueno solo si quieren, sino sencillamente continuo en este tema o lo borro del todo, aun no lo sé.

Aclaro que he ido escribiendo y ya llevo la "novela" en el cap. 25, nada más que me ha dado flojera subir al foro (lo sé, mátenme).

Si nadie contesta pues, *risa nerviosa*, Bye fue un gusto conocerlos. Espero que alguien se reporte y me dé un sartenazo, me diga lárgate, continúala, bórrala, lo que sea pero algo…

PD: Les dejo este sexy regalo *-*, no sé ustedes pero me recuerdan a Ziam.

Camine decidido por el largo camino hasta la avenida, en el fondo me negaba experimentar esa reacción. Sabía que era la usual en personas como Zayn, cambiantes e inestables… pero pensaba que después de decirle que lo amaba, no la viviría, que idiota fui. Que se comportaría diferente, teniendo en consideración mi amor por él.

Pero, como no amarlo después de lo vivido, como no sentirme herido después de lo dicho. Llegue a mi casa al cabo de veinte minutos. Le había dicho a Harry que Zayn no había sufrido ningún daño, insistió que le explicara, le dije que después, el sol empezaba a ocultarse manchando el firmamento de obscuridad. Quería estar solo.

Estaba molesto. La preocupación y la impotencia que había sentido anteriormente, habían quedado atrás, solo había una especie de rabia punzante que me extasiaba la sangre. En mis adentros solo decía que si intentaba usarme, o sin tan solo se le ocurría el hacerlo, lo golpearía. No era un pasatiempo, ni su pasatiempo, ni mucho menos alguien al que puede gritar cuando se le dé la gana. Me arrepentí de saludarlo en la mañana y de separarlo de la pelea ya que al aparecer le gustaba saciar su rabia con golpes. Pero aquella noche era una excepción, ya que mentiría si me dijera a mismo que me arrepentía. Un sentimiento de orgullo se apodero de mí, cubriéndome como una especie de armadura.

A la mañana, solo miraba la pizarra como si en ella estuvieran pasando un interesante programa de televisión. Ocultaba la verdadera necesidad de ello, me negaba a creer que si volteaba a verlo perdería la razón y caería de nuevo en sus ojos miel, hechizantes como nada. Toda la noche la pase pensando en la posibilidad. Era fácil planteárselo, pero hacerlo en el momento que se requería, era otro asunto. Lo tenía que hacer, no debía dejar que Zayn se llevara mi orgullo debajo de sus pies.

Ese día paso normal, intente concentrarme. Al medio día tuve que dirigirme a los cubículos para asegurarme de un cupo en las tutorías. Tenía que aprobar química, la única materia que por los momentos me quedaba. Llegue a dos metros de la puerta, me pregunte si los maestros no estarían comiendo, consulte el reloj. Daba igual solo serían 5 min de interrupción.

Como un lobo que salta a mitad de la noche, salió un chico. Tendría oportunidad de pasar, apresure el paso hasta que llegue a unos cuantos pasos delante de él. El chico, era nada más y nada menos que Zayn. Maldije en mis adentros. Era el último que quería ver cuando estaba saliendo de mi adicción por él. Destino como te osas a burlarte de mí, pensé analizando mi situación.

Me acerque y cruce a su lado, de reojo, no pude evitar ver su ojos, más bien el reflejo del brillo de ellos. Detuve mis pasos, ya estaba enfrente de la puerta de la oficina. Zayn debía estar ya rumbo a los salones donde se reunían los del curso, o eso pensaba pues ya no se escuchaban sus pasos. Un impulsivo deseo de hablarle y más de lanzarme sobre él me poseyó, recordé entonces como en una de esas maravillosas noches vagas sus manos sujetaron mi hombro y en un movimiento juguetón me lanzaron a la cama, impidiendo mi partida, pero a la final controlándome que era lo que contaba. Suspire.

Como podía decir que para él solo fui “uno de la lista”, si yo recordaba muy bien la forma dulce en la que me hablaba, la calidez de sus profundos ojos y la sinceridad casi palpable en cada una de las palabras que anteriormente me había dirigido. La sensación de llanto se hizo nuevamente presente, los ojos se me aguaron por ello. Idiota Liam ¿cómo podía ser tan sentimental por algo así?

Después de un recibimiento casi natural, pedí mi cupo. El profesor con mucho gusto dijo que no tendría ningún problema, su sonrisa era para mí tan hipócrita como que un político te diga que te va a ayudar, salí de inmediato.

Otra vez de la nada me encontré con su figura que a causa del sol de fondo se veía oscura como una silueta. Me miraba pero yo continúe mi camino. Mi corazón por algún motivo empezaba a latir de emoción o de disgusto, no lograba descifrar cuales de las dos emociones… tal vez eran ambas.

—Espera—Oí a mis espaldas, ya había pasado por su lado con mucho esfuerzo, ni siquiera lo mire. —- Un momento…

Me debatía entre esperar o no, “Continua” me indujo mi subconsciente. Lo medite por un momento con tal no era su madre.

—Por favor…. ¬¬¬

— ¿Me hablas a mí? —dije cortante, lo observe detenidamente. — No estarás borracho, drogado o buscando uno más para la lista  ¿verdad?…porque la última vez te arrepentiste de algo el que tuvo que pagar los platos rotos no fue otro sino yo…

— ¡Ya!—respondió en voz alta. —Solo quería pedirte disculpas por…

—Sí —lo mire firme a los ojos, tratando en vano de contrarrestar su fuerte mirada. — ¿Estás seguro que no estas drogado? no quiero que te arrepientas nada después…

— ¿Por qué tienes que comportante así? —Ahora él era quien buscaba firmeza al mirarme.

— ¿Cómo? ¡Así! —Dije burlonamente.- ¿Cómo te comportaste tu ayer? Te sientes incomoda que te traten así. Pues te informo de salgo Zayn Malik, así me sentí yo…

—Oye…no quería—Balbuceo — No tenía la intención, estaba molesto. Además no es…

Deje de observarlo para mirar mis manos sudorosas, confusas en el que hacer pues el nerviosismo les impedía coordinarse. Podía ser cierto. Pero no tenía que haberme dicho eso, si supiera lo que me causo. Teniendo la razón o no, no quería saberlo.  

—Recuerdas" Aquí no ha pasado nada. Eh, volvamos a nuestras casa…y olvida lo que ha pasado como yo…, no te sonrojes, eres mi novio eso es lo único que importa"—-dije recordando las misma palabra que él alguna vez dijo, sabía que se acordaría de ellas. —- Aquí no ha pasado nada, ni ayer ni el viernes…sigue tu vida. —Concluí pensando que quizás mi muestra de amor del viernes fue una pérdida de tiempo, de amor de todo.

—Así que aquí no ha pasado nada—inquirí tranquilamente, normal. — Creo que va a llover… Disculpa aceptada—Señale las nubes grises oscuro que se acercaban por el frente.

Me di la vuelta, caminado lentamente no podía creer que pude repetir las misma palabras que alguna vez pronuncio para olvidar lo que había dicho, sintiéndome desdichado, ahora el orgullo se había escurrido, sentí vergüenza por comportarme así, solo quería disculparse. ¿Acaso no se merecía una segunda oportunidad? No tuve que pensarlo mucho, la respuesta es simple ¡No! No se la merece. Quien te entiende, me decía una vocecilla en mi cabeza. —Mi subconsciente—Pero era mejor así. Zayn quedaría como una figura en el horizonte que una vez tuve cerca, la aprecie y la sentí, pero como las cosas más bellas en la vida la tuve que dejar ir.

Al día siguiente, maldije en mis adentros. No había tenido una buena noche. Igual que la del sábado, no había podido dormir como habría querido. La imagen de Zayn, disculpándose, yo comportándome como un déspota, se introducía en mi cabeza, repitiéndose una y otra vez en flashback cada vez que cerraba los ojos. No fue hasta las 4 de mañana que caí muerto.

Ese día nos tocó servicio comunitario, y con el cansancio que cargaba, era lo mínimo que quería hacer, ayudar a otros. Nos dirigimos una farmacia pública que estaban remodelando, esta ofrecía un servicio gratuito a la comunidad por lo que se nos asignó a ayudar de forma voluntaria. Solo teníamos que limpiar, sacar la basura y pintar algunas habitaciones, aquellas que no se habían podido por falta de pintura y que ahora desgraciadamente había. La farmacia no era muy grande pero tampoco pequeña.

—Chicos para terminar más rápido y de manera organizada, los agrupare en grupos de seis personas, cada uno hará algo diferente—explico el profesor y viendo la lista, empezó a nombrar nombres al azar. —Marshall, Zayn y…

— ¡Disculpe profesor! Creo que sería mejor que nosotros mismo eligiéramos con quien queremos trabajar—- No pude mirarlo mientras lo decía, no quería que se diera cuenta por qué lo había dicho, aunque dudaba que fuera tonto como para no notarlo ¿Por qué? —De todas maneras aquí nos conocemos todos y no creo que haya ningún problema— le comente al profesor lo más amablemente posible, sin que notara mi verdadera intención, era el siguiente en el listado y a decir verdad no tenía ganas de trabajar con Zayn.

La idea de trabajar con él no me agradaba en absoluto. Estaba tratando de salir de su adicción como para estar uno al lado del otro, trabajando. Mi fuerza de voluntad era tal, que evitaba mirar lo guapo que estaba ese día. Pantalones jean desteñidos, con una camisa negra de cuello en V pegada al torso, que combinada perfectamente con su pelo negro en punta y su ojos caramelo llenos de misterio.

—Como veo que no hay ningún problema con lo que dijo el alumno Payne—dijo el profesor, sacando una hoja y un lapicero. —No los organizare yo. Agrúpense, primero se anotan aquí y luego, a trabajar.

La farmacia tenía un gran recibidor donde iban los estantes de las medicinas, que en esos momento están amontonados hacías las paredes, no pintaríamos esa parte. En el fondo más allá del mostrador, había dos puertas que conducían a depósitos después de atravesar unos largos pasillos, a cuatro cuartos en total. Allí era donde teníamos que pintar.

Una vez que el profesor no asigno a cada uno lo que debía hacer, no dirigimos a nuestras respectivas áreas de trabajo. El grupo con quien estaba, no era precisamente el mejor, la mayoría nunca había agarrado una brocha en su vida.

El cuarto que debíamos pintar era bastante amplio, siendo una de las cuatro habitaciones que contaba esa farmacia. No tenía ventanas y el aire no funcionaba. Lamentablemente el color azul celeste de las paredes no favorecía mucho al ambiente, lo hacía ver triste, honestamente no ayudaba a mi estado de ánimo. Eso era lo de menos, cuando llegara el medio día, el calor nos asfixiaría.