Detrás De Las Cámaras (Larry Stylinson)

- Deja de tomar o te vas a emborrachar

Harry miró a Louis, su sonrisa destellaba aquel oscuro bar, sus dientes aun más brillantes y llamativos que las luces que parpadeaban al ritmo de la alta música, sus ojos azules eran los más preciosos que él alguna vez hubiera visto. Harry había pasado días observando al mayor, y se había dado cuenta de que en realidad gozaba haciéndolo. Louis no solo era perfecto, sino que no tenía igual.

Harry sentía algo por el camarógrafo, algo que no podía explicar, pero que lo hacía sentir como nunca, algo que no solo lo hacía sentir feliz, sino que también nervioso, e incapaz de hablar. No era amor, y él lo sabía, nunca se iba a enamorar, y aunque lo quisiera, no podría, no tenía tiempo para sentir. Había días en los que Harry quería contarle todo a Louis, días en los que no podía con tanto dolor, días en los que solo quería sentirse sin presión alguna. Pero era débil, y no podía hacerlo, no podía liberarse de sus responsabilidades. Tomó otro trago de su cerveza, y miró desafiante a Louis.

- Tal vez me quiera emborrachar

- Uhh parece que el chico malo nos está visitando esta noche – rió Louis.

Harry solo gruñó y prosiguió bebiendo. Ambos se encontraban sentados en la barra, uno al lado del otro. El bar estaba colmado de personas, algunas bailando, otras besándose, y otras haciendo exactamente lo que ellos hacían. Era un lugar agradable, mayormente bastante silencioso, pero los viernes se volvía un tanto alocado. Hoy era viernes.

El descontrol tomaba lugar en cada esquina de ese enorme cuarto, gente ebria por todos lados, y eso que apenas eran las 12 de la noche. Louis había pasado toda la tarde con Harry, un tanto sorprendido por como el rizado había aceptado su compañía sin siquiera dudarlo. Harry había querido ir al bar a beber alcohol al mediodía, pero Louis se había negado, diciendo que el día iba a ser largo y ambos tenían que mantenerse sobrios durante el trabajo. Harry había hecho pucheros que derritieron el corazón de Louis, pero de todos modos no lo habían derribado por completo. Luego de terminar el horario de trabajo, ambos marcharon hacia aquel tan deseado bar. Y aunque ninguno de los dos lo supiera, algo estaba cambiando.

- Otra – le pidió Harry al barman, quién asintió y un minuto más tarde le entrego su refrescante cerveza

- Basta – ordenó Louis, deteniendo el brazo de Harry, el cual estaba llevando su bebida a su boca. El rizado lo miró anonadado, pero el rostro de Louis se encontraba frío – Basta – volvió a repetir, su voz sonando autoritaria. Harry no supo bien que lo había calentado, pero sabía que ahora su entrepierna estaba gritando por un poco de liberación. Es el alcohol en tu sangre. Se dijo a sí mismo. Pero él sabía que no era verdad.

- No me digas que mierda hacer, necesito desahogar un poco toda esta basura que me está comiendo por dentro – gruñó Harry, mientras intentaba soltarse del apretón que Louis tenía sobre su brazo, pero era casi imposible

- ¿Y emborrachándote lo arreglara todo? Dime, ¿Qué pasara luego? Nada. Porque cuando toda esta mierda que te produce esto – Louis señaló, con su mano libre, al vaso de alcohol que Harry sostenía firmemente – Todo volverá a ser como antes, y tus putos demonios volverán, y te juro, amigo, que emborracharte todos los días de tu vida no funciona, lo digo por experiencia

- Tú, y tu jodida experiencia se pueden ir bien a la mierda

Louis no cambió ni un segundo de expresión, siguió sin demostrar ni una sola emoción, mientras que por parte de Harry, su corazón se había acelerado por haber actuado tan osado, por haber escupido palabras que lamentaría. Y quiso disculparse rápidamente, pero Louis ya lo había soltado, y había asentido. El rizado se sintió frágil sin el cálido toque del mayor, y quiso golpearse por ser tan estúpido.

- Me iré a bailar, y cuando se te pase…lo que te este pasando, volveré – Louis había comenzado a alejarse, pero luego se detuvo – Estaré cerca, tanto como para poder verte, y para que tu sepas donde estoy, si necesitas algo, vienes – y sin más, se adentró entre la multitud


Tranquilo, Harry, tranquilo. Pensó el rizado mientras miraba a Louis mover sus caderas al compás de aquella lujuriosa música. Había dejado de tomar, y se había concentrado simplemente en ver como el cuerpo del mayor danzaba con delicadeza y naturalidad, demostrando puro talento en cada movimiento que hacía. Él pudo ver en aquellos ojos azules como amaba hacerlo, como amaba dejarse ir.

Y mierda si no estaba duro. Harry solía tener erecciones todo el maldito tiempo por su trabajo, pero él siempre las buscaba, casi nunca llegaban por su cuenta. Pero allí, observando a un feroz y transpirado Louis, el cuerpo de Harry había reaccionado al instante. Estaba a un paso de irlo a buscar y pedirle cosas que nunca le había pedido a nadie, estaba a punto de rendirse por aquel hombre, pero entonces vio algo que nubló su visión.

Otro joven rubio se acercó por detrás de Louis, sigilosamente, moviéndose alegremente, y cuando el mayor lo notó y le dio invitación a que lo tocara, el otro lo hizo sin descaro. Harry quiso gritar que nadie podía tocar a Louis, nadie que no fuera él, y eso lo sorprendió, demasiado. Nunca había sido posesivo sobre nadie que no fuera su familia, y lo que sentía sobre ellos ni siquiera se acercaba a lo que estaba sintiendo en esos momentos. Era diferente, eran celos incontrolables.

Tal vez el alcohol en sus venas le dio la valentía suficiente para levantarse y encaminarse hacia donde se encontraba Louis y aquel otro hombre. Cada paso que daba, la imagen empeoraba. El rubio mecía sus caderas, apoyando su entrepierna contra el culo de Louis, quién lo dejaba sin siquiera quejarse. Definitivamente eso enfureció mucho más a Harry.

- Quiero irme – el rizado trató de sonar normal, pero su voz había sonado más grave que de costumbre, y sabía que su cara no estaba mostrando exactamente una de sus habituales y resplandecientes sonrisas

- ¿Qué? Oh, Harry – Louis levantó su mirada, y lo miró directo a los ojos. El rizado vio la pasión dentro de su mirada, vio la necesidad, y él estuvo a punto complacerlo si no hubiera sido por aquel rubio murmurando cosas al oído de Louis
que se interponía en su camino - ¿Por qué no bailamos un rato? El es Niall, me…

- ¿Niall? ¿Niall Horan? – Harry preguntó con desconcierto, y cuando el rubio levanto su mirada, él lo pudo finalmente reconocer – Niall, maldito hijo de puta, pensé que estabas muerto

- Harry – murmuró el rubio, soltando a Louis, y dando un paso hacia el rizado – Puedo explicarlo, juro que me obligaron a hacerlo, yo…

- Me importa muy poco – gruñó Harry, buscó rápidamente la mano de Louis, y cuando la tuvo fuertemente apretada, declaró; - Nos vamos, y si te vuelvo a ver, te prometo por mi padre que te matare

Y sin darle lugar a una respuesta, Harry se alejó de aquel ruidoso escenario, llevando a Louis detrás de él. La cálida noche chocó contra ambos muchachos cuando por fin estuvieron fuera del bar. Harry soltó finalmente a Louis, pero no volteó a mirarlo, no podía. Millones de sensaciones encontradas fluían dentro de él, rabia, dolor, compasión, y los celos aun seguían allí a flor de piel.

- ¿Quieres que te lleve a tu casa? – preguntó Louis, rompiendo la tensión que se había formado en el ambiente. Harry no respondió por unos minutos largos, pensando en que poder decir, y a la misma vez esperando a que su cuerpo se relajara. Respiró profundo, y dejando sus problemas atrás, enfrentó a Louis

- Quiero que me lleves a tu casa, Louis, quiero pasar la noche contigo