Detrás De Las Cámaras (Larry Stylinson)

Que vida de mierda. Pensó Louis mientras caminaba tranquilamente rumbo al lugar donde tendría una entrevista de trabajo. La única entrevista de trabajo en la que él esperaba no ser llamado “vago”, “inútil” o algún otro sobrenombre despectivo que anteriormente había recibido tantas veces.

Louis, a sus ya 24 años, seguía siendo mantenido por su madre, Jay. No era como si ellos vivieran juntos, sino más bien que ella pagaba su departamento, comida y otro tipo de necesidades. Él odiaba considerablemente eso, odiaba no solo sentirse en todo momento un mantenido sino también tener la desgracia de serlo.

Había buscado empleo sin descanso por los últimos 4 meses, en los diarios, revistas, y hasta había salido a la calle y buscado en esta, pero nada de eso había sido suficiente hasta un día de febrero, tal vez el 7, o el 10. Había sido una tarde, eso era incuestionable, y Louis recordaba haber estado navegando por la web cuando se había topado con un anuncio, o más bien el nombre de una página que llamó su atención por completo. HomoEmo.

Él no era y nunca había sido estúpido, sabía o al menos tenía una idea de los contenidos que esa página podría poseer, y aun así, sin pensarlo dos veces, se había adentrado a aquel sitio. Una vez allí, se había dado cuenta de que para ver aquellos videos tenía que pagar, y ciertamente él no tenía el dinero que se requería, ni tampoco la cara como para decirle a su madre que pretendía usar su dinero para ver porno gay.

Aquel mismo día, aun en HomoEmo, Louis había encontrado la sección “quejas o sugerencias”, y leyendo algunas inquietudes de personas anónimas, él halló que necesitaban un camarógrafo para sus videos. Louis se había sentido agradecido, y por primera vez con suerte, por haber estudiado 2 años cinematografía. Eso al menos le había dado la capacidad de saber cómo manejar una cámara.

- Buenas tardes, ¿Puedo ayudarlo en algo? – Louis dirigió su mirada hacia la esbelta mujer detrás de un escrito, aquella que había hablado apenas él había puesto un pie dentro del edificio. Era rubia y con un rostro angelical. Louis no pudo evitar contemplar desde su pronunciado escote hasta las largas y delicadas piernas que se encontraban expuestas gracias a su corta y admirable falda

- Buenas tardes, vengo por la entrevista para....camarógrafo – Louis murmuró vergonzosamente, tan bajo como le había sido posible. Al parecer su murmuro había sido escuchado por la mujer ya que esta había asentido

- No seas tímido, ya son bastantes los que han venido hoy para el mismo puesto– ella comenzó a escribir algo sobre un papel, y luego lo estiró hacia Louis, quién lo tomó rápidamente – Ahí es donde tienes que ir

- Habitación 12 – él leyó en voz baja lo que estaba escrito sobre el papel. Luego frunció el ceño, desconcertado ante unos números totalmente desconocidos - ¿Y este número?

- Es mi teléfono – la mujer guiñó su ojo derecho descaradamente – Si llegas a quedar, estoy segura que vas a necesitar una mano para…aliviarte

- Lo tendré en mente – Louis implementó su tono coqueto, el cual hizo que la rubia se ruborizara de los pies a la cabeza. Él no iba a desperdiciar tal oportunidad como lo era acostarse con aquella magnifica mujer, y mucho menos si ella se encontraba así de dispuesta

Louis se despidió amablemente, y a pasos aligerados, partió hacia el cuarto donde tendría su entrevista.


Louis llegó a una sala colmada por hombres, algunos menores, otros mayores, algunos rubios y otros morochos. Todas las miradas masculinas se habían girado hacia él cuando habían sentido su presencia.

- Malditos maricas – maldijo Louis mientras se deslizaba hacia el asiento más cercano. Él odiaba que lo miraran, odiaba ser el centro de atención, y mucho más si eran hombres quienes lo observaban. Louis se sentía como un pedazo de carne cruda alrededor de lobos completamente famélicos

- ¿Quieres que te pegue, idiota? – Un hombre, demasiado enorme y musculoso, se levantó y miró a Louis con la furia llameando en sus ojos

- Dick, déjalo, no hace falta pelear – un muchacho más pequeño apareció detrás de aquel monstruo que había amenazado a Louis

- Lo sé, pero estos heterosexuales se creen mejores y simplemente quiero arrancar sus cabezas – se quejó el tal Dick, y luego se volvió a sentar junto al muchacho que había logrado calmar su rabia

Maricas. Volvió a pensar Louis al ver a los dos hombres que se habían dirigido hacia él unos segundos atrás, besándose. Él no tenía nada en contra de los homosexuales y su comunidad, pero simplemente no le parecía bien verlos intercambiar saliva.

Louis se dio cuenta de que tendría que dejar de pensar de esa forma si quería comenzar a trabajar allí, ya que besos era lo más suave que iba a tener que ver.

Él recordó los vídeos que había mirado las últimas noches, aquellos en donde dos hombres tenían sexo. Louis se había sentido diferente después de haberlos visto, como si algo en su interior hubiera cambiado. Se había sentido interesado, y hasta bastante excitado. Aunque él suponía que no era raro ya que siempre le había gustado la diversidad cuando se trataba de porno.

- Louis Tomlinson – él se giró hacia la puerta con el numero 12, ahora abierta y con un hombre completamente decrepito asomándose por esta. Louis se levantó de su silla, y evitando cualquier tipo de contacto visual, se dirigió hacia el cuarto

- Buena suerte, Louis

Él escucho a alguien deseándole buena suerte. Había sido una voz gruesa y ronca, completamente atractiva y masculina que había erizado su piel y que lo había dejado plenamente abrumado. Cuando Louis quiso darse vuelta para conocer al dueño de aquella tan fascinante voz, la puerta se cerró en su cara, y la entrevista había comenzado.