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Peter Pan Draco Malfoy y tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 3 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
ele tomlinson escribió:Eso es bueno por que haci conoces mas gente pero al mismo tiempo no por que no tenes un lugar definido pero bueno, tengo 13 y vos??korediaz escribió:El año pasado estuve viviendo allí, ahorita realmente no se puede decir que viva en un lugar definido, ando de un lado a otro. y si estoy esperando poder ir a casa para subir...ele tomlinson escribió:Es enserio sos Hondureña yo tampoco me había encontrado jamas alguien de Honduras soy de Tegucigalpa y tu. Bueno hermosa siguela cuando puedas siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiikorediaz escribió:ele tomlinson escribió:Hola soy tu nueva lectora me llamo Elena y soy de Honduras me podes decir Ele o Ely me gusta mucho tu novela se me hace muy interesante y por eso te pido que la sigas por favor siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
woooo!!! nunca me había encontrado a alguien mas que fuese hondureña, por que si no te has fijado en mi perfil también soy hondureña... y de que parte eres??
Y si la voy a seguir, todavía no tengo fecha fija, y me alegra mucho que te guste ely, ¿sabes? no me esperaba una respuesta tan pronto ha sido una sensación muy bonita, gracias por comentar, besos
¿Cuántos años tienes?
Bueno ya me hiciste sentir anciana yo tengo 19 casi 20. y bueno si es una ventaja pero cansa.
Estoy publicando otra novela en wattpad por si quieres pasarte te dejo el link
http://www.wattpad.com/story/20367486-aguas-eternas
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Lo prometido es deuda...
Capítulo 6
La morocha corría velozmente atravesando la parte más oscura del bosque tenebroso, escuchaba como los sonidos de los cascos retumbaban en la penumbra. Miraba cada dos por tres con el constante miedo de que aun la persiguieran. Y es que de las dos semanas que llevaba prófuga del orfanato, tres veces le habían seguido, su ropa hilachosa estaba próxima a arruinarse, si no la reponía pronto, se quedaría sin nada. Hace más de dos días que llevaba sin comer. Empacó comida en el orfanato y en la casa de su padrino, pero no era seguro quedarse allí, pues ya le habían encontrado una vez. Luego por tomar aquel atajo extraño se extravió.
Llevaba horas corriendo y ya no sentía las piernas. El sonido de los cascos iba en aumento y trato de correr más rápido, tanto que no vio las raíces de un árbol. Tropezó con ellas y rodó por un barranco, sentía como su visión daba vueltas y se quedaba sin aliento, intentó levantarse y no lo logró. Lo último que sus ojos ámbar captaron fue a un hombre inclinándose para verla.
En medio de la inconciencia notó que estaba rememorando todo lo sucedido. Primero cuando estando en compañía de Lucía, su compañera de dormitorio. Estaban hablando de un chico que conocieron en un festival de ciencias que preparó su cole. Él le coqueteaba mucho y descaradamente, solo conocía su nombre, Tobías, era guapo pero a ella no le gustaba, castaño, alto y fornido parecía un playboy sacado de revista. Al comer unas palomitas viendo su película favorita Cazadores de Sombras, el pecho le ardía y el amuleto en su brazo, el fénix que su padrino le había regalado para su cumpleaños, era un amuleto de fortaleza, les avisaba cuando el otro se enfermaba, pero solo dolía poco y unos minutos. Ahora le lastimaba fuertemente el brazo y no se quitaba llevando media hora.
La desesperación le consumía, ya había hablado con las mojas del orfanato y ninguna quería darle permiso para ir a la casa de su padrino. Era la única que conocía su ubicación, Severus Snape nunca le daba su dirección a nadie. Tenía tres días de retraso, siempre llegaba el primer día de vacaciones. En su mente astuta e ingeniosa se formaba un plan para fugarse, no se quedaría con la duda de su único familiar vivo. En la noche después de que todos se durmieran, avanzó en compañía de su inseparable y fiel compañero, Ian, se conocían desde que el mismo día llegaron al orfanato, Ian de tres años y ella de uno. Incluso a las monjas les sorprendía que gateando permanecían juntos.
La mayoría en el orfanato creían que ellos eran novios, pues su cercanía era mucha. Lo que sí, compinches, siempre, travesura de uno era la del otro también, entonces ahora que ella se marchaba durante su último verano en el orfanato, solo le faltaban cuatro meses para cumplir los dieciocho años. Volvería al acabar el verano como siempre y solo pasaría dos meses más. Tenía dos opciones, la primera era ir a vivir con su padrino y tratar de integrarse a su fantástico mundo. La segunda era mudarse con Ian, quien tenía abiertas las puertas de su apartamento para ella. Él trabajaba como guardián de medio tiempo en el orfanato, para pagar el apartamento y estudiaba para superarse. Era un chico ejemplar en todo momento, bueno al menos cuando no hacía de las suyas.
Ian le ayudó a saltar el cerco para salir. Por si sola nunca lo hubiese conseguido.
-Cuídate por favor, sabes que lo eres todo para mí y nunca soportaría perderte.
-Lo haré
Dicho esto la morocha desapareció entre las sombras dejando al morocho con una profunda agonía, la amaba y nadie nunca la remplazaría.
Soet corrió fuertemente para alejarse lo más posible del orfanato, no podía dejar que le encontraran, llegó a la carretera que le guiaría a la guarida, donde encontró el pasadizo secreto que solo se activaba con la barita de su padrino y la suya. Si Soet desde pequeña supo que era una hechicera. Su padrino era un mago, le había enseñado todo cuanto sabía y era buena, según él su madre era una gran hechicera, de su padre no le gustaba hablar, pero sabía que también había sido un gran mago y jugador de quidich, el talento lo llevaba en la sangre.
Al activar el ladrillo este se dio vuelta y del otro lado aparecieron los polvos flú. Aun recordaba el primer día que los había usado a sus ocho años, bueno la primera vez que ella recordaba. Los tomó y se adentró en la chimenea donde los aventó y pronunció “mansión Snape”, donde inmediatamente apareció. Buscó en toda la casa y no había rastros de nadie. No conocía ningún otro lugar donde pudiera haber ido.
Se quedó allí las siguientes noches del mes. Los días los ocupaba buscando en los alrededores por si encontraba alguna pista de su desaparición. Nada, era como si el mismísimo suelo se lo hubiese tragado. El alimento que empacó en el orfanato se le acabó y tubo que elaborar su propio hechizo para rellenar de comida la despensa de la casa. Un día decidió que ya no buscaría más allí, si no que se adentraría en el bosque que había visto. Llenó su bolso marrón y se disponía a salir cuando las puertas de la casa fueron desplomadas por un grupo de personas, en la delantera iba un hombre con el aspecto de maniático que intentó derrotarla, al igual que los otros pero logró lo que nunca logró, el hechizo de tele transportarse directamente al bosque. Le absorbió muchas energías pero logró seguir corriendo.
Llegó a una casita abandonada, donde se quedó durante dos semanas y medio en paz, cuando nuevamente le encontraron y le siguieron, por suerte ya conocía bien esa parte del bosque y se tele transportó a unos diez kilómetros de distancia. No fue lo suficientemente rápida, el tipo de aspecto loco iba tras ella. Usó nuevamente el hechizo y esta vez funcionó bien. Siguió corriendo a velocidad, me matan si no.
Se tele transportó hasta que no supo ni donde se encontraba. Y justamente allí antes de desplomarse frente a aquel desconocido, creyó ver un centauro, supo que estaría segura. La mayoría de personas creían que eran malos pero su padrino le había enseñado que si no les hacías maldades, ellos pasaban de ti. Su padrino aunque casi nunca mostrara sensibilidad, guardaba sentimientos muy grandes y fuertes por su madre, quien en un pasado lejano había sido su mejor amiga y por ello aunque con su padre nunca se llevaron bien, ella intercedió por el haciéndolo su padrino. Según él le había contado, un mago tenebroso les lanzó un hechizo mortal, al igual que a ella, pero por alguna extraña razón a ella no le causó la muerte, solo aquella marca que llevaba en la frente en forma de rayo, aquella misma que cubría con un espeso fleco. Su cabello era siempre tan rebelde, era una batalla eterna que por lo general ganaba.
Sentía su cuerpo doliente, no sabía cuánto llevaba en la misma posición, vio como las imágenes de Lucia, Hestia, la gatita que Ian le regalo, el mismo Ian y su padrino vagaban en sus pensamientos. Se mareó un poco y su mente entró en colapso y lo sintió. La cabeza le dolió en su totalidad y vio oscuridad, a lo lejos se escuchaba unos cuchicheos que no entendía, como si estuvieran en otro idioma pero a medida el dolor cedía, comprendía una que otra palabra.
-¿Y qué pasa si nunca despierta…?
- No seas pesimista Harry, ella despertará, ya lo verás_ habló una chica, mientras Soet luchaba con sus párpados para que se abrieran.
Era como mil infiernos juntos…
Besos chocolatosos y hasta el proximo
Capítulo 6
La morocha corría velozmente atravesando la parte más oscura del bosque tenebroso, escuchaba como los sonidos de los cascos retumbaban en la penumbra. Miraba cada dos por tres con el constante miedo de que aun la persiguieran. Y es que de las dos semanas que llevaba prófuga del orfanato, tres veces le habían seguido, su ropa hilachosa estaba próxima a arruinarse, si no la reponía pronto, se quedaría sin nada. Hace más de dos días que llevaba sin comer. Empacó comida en el orfanato y en la casa de su padrino, pero no era seguro quedarse allí, pues ya le habían encontrado una vez. Luego por tomar aquel atajo extraño se extravió.
Llevaba horas corriendo y ya no sentía las piernas. El sonido de los cascos iba en aumento y trato de correr más rápido, tanto que no vio las raíces de un árbol. Tropezó con ellas y rodó por un barranco, sentía como su visión daba vueltas y se quedaba sin aliento, intentó levantarse y no lo logró. Lo último que sus ojos ámbar captaron fue a un hombre inclinándose para verla.
En medio de la inconciencia notó que estaba rememorando todo lo sucedido. Primero cuando estando en compañía de Lucía, su compañera de dormitorio. Estaban hablando de un chico que conocieron en un festival de ciencias que preparó su cole. Él le coqueteaba mucho y descaradamente, solo conocía su nombre, Tobías, era guapo pero a ella no le gustaba, castaño, alto y fornido parecía un playboy sacado de revista. Al comer unas palomitas viendo su película favorita Cazadores de Sombras, el pecho le ardía y el amuleto en su brazo, el fénix que su padrino le había regalado para su cumpleaños, era un amuleto de fortaleza, les avisaba cuando el otro se enfermaba, pero solo dolía poco y unos minutos. Ahora le lastimaba fuertemente el brazo y no se quitaba llevando media hora.
La desesperación le consumía, ya había hablado con las mojas del orfanato y ninguna quería darle permiso para ir a la casa de su padrino. Era la única que conocía su ubicación, Severus Snape nunca le daba su dirección a nadie. Tenía tres días de retraso, siempre llegaba el primer día de vacaciones. En su mente astuta e ingeniosa se formaba un plan para fugarse, no se quedaría con la duda de su único familiar vivo. En la noche después de que todos se durmieran, avanzó en compañía de su inseparable y fiel compañero, Ian, se conocían desde que el mismo día llegaron al orfanato, Ian de tres años y ella de uno. Incluso a las monjas les sorprendía que gateando permanecían juntos.
La mayoría en el orfanato creían que ellos eran novios, pues su cercanía era mucha. Lo que sí, compinches, siempre, travesura de uno era la del otro también, entonces ahora que ella se marchaba durante su último verano en el orfanato, solo le faltaban cuatro meses para cumplir los dieciocho años. Volvería al acabar el verano como siempre y solo pasaría dos meses más. Tenía dos opciones, la primera era ir a vivir con su padrino y tratar de integrarse a su fantástico mundo. La segunda era mudarse con Ian, quien tenía abiertas las puertas de su apartamento para ella. Él trabajaba como guardián de medio tiempo en el orfanato, para pagar el apartamento y estudiaba para superarse. Era un chico ejemplar en todo momento, bueno al menos cuando no hacía de las suyas.
Ian le ayudó a saltar el cerco para salir. Por si sola nunca lo hubiese conseguido.
-Cuídate por favor, sabes que lo eres todo para mí y nunca soportaría perderte.
-Lo haré
Dicho esto la morocha desapareció entre las sombras dejando al morocho con una profunda agonía, la amaba y nadie nunca la remplazaría.
Soet corrió fuertemente para alejarse lo más posible del orfanato, no podía dejar que le encontraran, llegó a la carretera que le guiaría a la guarida, donde encontró el pasadizo secreto que solo se activaba con la barita de su padrino y la suya. Si Soet desde pequeña supo que era una hechicera. Su padrino era un mago, le había enseñado todo cuanto sabía y era buena, según él su madre era una gran hechicera, de su padre no le gustaba hablar, pero sabía que también había sido un gran mago y jugador de quidich, el talento lo llevaba en la sangre.
Al activar el ladrillo este se dio vuelta y del otro lado aparecieron los polvos flú. Aun recordaba el primer día que los había usado a sus ocho años, bueno la primera vez que ella recordaba. Los tomó y se adentró en la chimenea donde los aventó y pronunció “mansión Snape”, donde inmediatamente apareció. Buscó en toda la casa y no había rastros de nadie. No conocía ningún otro lugar donde pudiera haber ido.
Se quedó allí las siguientes noches del mes. Los días los ocupaba buscando en los alrededores por si encontraba alguna pista de su desaparición. Nada, era como si el mismísimo suelo se lo hubiese tragado. El alimento que empacó en el orfanato se le acabó y tubo que elaborar su propio hechizo para rellenar de comida la despensa de la casa. Un día decidió que ya no buscaría más allí, si no que se adentraría en el bosque que había visto. Llenó su bolso marrón y se disponía a salir cuando las puertas de la casa fueron desplomadas por un grupo de personas, en la delantera iba un hombre con el aspecto de maniático que intentó derrotarla, al igual que los otros pero logró lo que nunca logró, el hechizo de tele transportarse directamente al bosque. Le absorbió muchas energías pero logró seguir corriendo.
Llegó a una casita abandonada, donde se quedó durante dos semanas y medio en paz, cuando nuevamente le encontraron y le siguieron, por suerte ya conocía bien esa parte del bosque y se tele transportó a unos diez kilómetros de distancia. No fue lo suficientemente rápida, el tipo de aspecto loco iba tras ella. Usó nuevamente el hechizo y esta vez funcionó bien. Siguió corriendo a velocidad, me matan si no.
Se tele transportó hasta que no supo ni donde se encontraba. Y justamente allí antes de desplomarse frente a aquel desconocido, creyó ver un centauro, supo que estaría segura. La mayoría de personas creían que eran malos pero su padrino le había enseñado que si no les hacías maldades, ellos pasaban de ti. Su padrino aunque casi nunca mostrara sensibilidad, guardaba sentimientos muy grandes y fuertes por su madre, quien en un pasado lejano había sido su mejor amiga y por ello aunque con su padre nunca se llevaron bien, ella intercedió por el haciéndolo su padrino. Según él le había contado, un mago tenebroso les lanzó un hechizo mortal, al igual que a ella, pero por alguna extraña razón a ella no le causó la muerte, solo aquella marca que llevaba en la frente en forma de rayo, aquella misma que cubría con un espeso fleco. Su cabello era siempre tan rebelde, era una batalla eterna que por lo general ganaba.
Sentía su cuerpo doliente, no sabía cuánto llevaba en la misma posición, vio como las imágenes de Lucia, Hestia, la gatita que Ian le regalo, el mismo Ian y su padrino vagaban en sus pensamientos. Se mareó un poco y su mente entró en colapso y lo sintió. La cabeza le dolió en su totalidad y vio oscuridad, a lo lejos se escuchaba unos cuchicheos que no entendía, como si estuvieran en otro idioma pero a medida el dolor cedía, comprendía una que otra palabra.
-¿Y qué pasa si nunca despierta…?
- No seas pesimista Harry, ella despertará, ya lo verás_ habló una chica, mientras Soet luchaba con sus párpados para que se abrieran.
Era como mil infiernos juntos…
Besos chocolatosos y hasta el proximo
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Bueno para animarlas a volver y comentar aqui va un pequeño regalito...
Capítulo 7
Dos semanas antes (con los chicos)
-Bien entonces solo tenemos que alejarla de los chicos hasta después de su cumpleaños, suena sencillo-. Dijo Ron con la boca llena
-No especifica eso, pero si es la principal sospecha-. Resumió Hermione. Luego de leerles en voz alta el contenido del libro cuyo fin no estaba escrito.
La elegida
Érase una vez una niña muy particular, una bruja, que asistía a Hogwarts y pertenecía a la casa de Slitering; era muy simpática y sociable. Sus mejores amigos vivían en grifindor, hufflepuf y ravenclow. A excepción de uno, Tom Riddle, una real serpiente, descendiente de Salazar S.
Uno de esos días, Dorea, que así se llamaba la niña ahora de una edad de diecisiete años, conoció el amor junto a uno de los más guapos jugadores de quidich, Charlus Potter. Tom sintió que perdía a una de sus seguidoras, Dorea naturalmente lo negó. A cambio de creerle, le pidió una prueba, un hechizo en el futuro, de todos modos él no siempre estaría solo, le entregaría a su nieta como horrocrux. Ella le devolvería su vida como la conocía, de diecisiete años eternamente... Al momento en el que ella otorgara su alma, el viviría. Amaría.
Los chicos se veían unos a otros, confundidos por el cuento. No había sido de gran ayuda, Seguían sin saber exactamente qué es lo que sucedía con la muchacha. El cuento no especificaba nada, ni que significaba aquello de otorgar el alma, todo era tan confuso.
La mente de Hermione trabajaba a la velocidad de la luz, uniendo los pedazos del rompecabezas; tal como estaban las cosas era necesario y urgente. El amor jugaría un papel importante tal y como con la vida de Harry. Seguramente sí habría que alejarla de los chicos, el problema residía en que si ella ya había otorgado su alma como decía el cuento.
Y en qué consistía otorgar el alma.
Tom Riddle, Lord Voldemort sí que había jugado sucio. No solo destruyó la vida de Harry, sino que también planeó destruir la de toda la familia. Era difícil llegar a comprender a Dorea, por mucho que fuese su amigo, nada le daba el derecho de hacer lo que hizo, dar a un ser inocente que ni siquiera existía en ese entonces.
Harry, hermano de la ahora en peligro jovencita que traería de regreso al más monstruoso ser de todos los tiempos, a este punto ya estaba seguro que en el pasado, en el momento en que Dorea había hecho ese trato con él, también lo había hecho con un montón de maldiciones y no de las que ves en los libros de hechizos oscuros. En resumen, nada podía empeorar.
Los siguientes días fueron una mezcla de caos y hechizos para todos ellos. A su disposición estaba la mansión Malfoy y una gran colección de libros que podrían ayudarlos. Hermione leyó más que en toda su vida. Hasta se atrevió a ver en los prohibidos que en otra ocación nunca se acercaría. Los demás también ayudaban, bueno, unos más que otros y Ron.
Su apetito no se redujo en ningún momento. Terich cocinaba y les llevaba la comida: a Ron a cada rato y casi nunca a la biblioteca, Harry por decreto de Gynny tomaba un descanso las tardes en el jardín principal, con ella por supuesto. George permanecía a parte del resto, sin recibir ninguna clase de reclamos, perder a un gemelo no se supera en unos días, pero agradecían que permaneciera a su lado, mayormente Harry.
Neville y Luna se daban un tiempo antes de comenzar con una relación formal y ayudaban en todo lo que podían. El señor Weasly se reunia con ellos cada tarde para probar algunos hechizos con toda la protección posible, por si alguno salía mal u otros de dudoso resultado. Esperanzados por encontrar uno que les ayudara a resolver su difícil situación pues no era con cualquier objeto que estaban tratando. Era con vidas humanas, magos y muggles por igual.
El que sorprendía era Draco, pues desde que encontraran el cuento, se convirtió en un Hermione. Leía a toda hora y las que no, coordinaba un grupo de búsqueda de la muchacha, formado por los elfos domésticos de su casa y ahora libres que recibían una paga por aquello. En medio de todo aquello, sentía una pequeña satisfacción: Lo contrataron en el hospital San Mungo como doctor. El ni en sus locos sueños se imaginó con aquello, en lo que trabajaría medio tiempo y estudiaría para reafirmar sus conocimientos. Aunque esto tampoco hubiese sido posible sin la carta de recomendación de Harry, quien tendría un alto rango junto a sus amigos a excepción de Luna quien había decidido trabajar en el ministerio de creación de pociones para alejar animales mágicos de los hogares (MICREPOAAMAHO) sí, que nombre más complicado.
Hermione se levantó muy molesta de su sitio, el libro que tomó, era el último que leería ese día, nada daba ninguna pista, sea de donde fuere que Lord Voldemort sacó ese hechizo, había desaparecido.
Algo la sacó de su concentración, una pared se movió dejando un pensadero a la luz. Inmediatamente se acercó a él mientras les gritaba a los chicos que vinieran pues ellos se encontraban almorzando. Un pensamiento flotaba.
Al estar juntos, sumergieron su cabeza para ver una escena totalmente descabellada:
Harry, Ron y Hermione a paso veloz sobrepasan a un muñeco oso, obviamente con alguien dentro. Momentos después se ve a una morocha bonita y conocida por los chicos, quitarse la cabeza de oso e ir con un joven también morocho que la toma de la mano y la abraza. Juntos se dirigen al orfanato.
-¿Qué?-. pregunta Neville mientras los demás solo vean a Harry conteniéndose para no gritar o explotar en todo caso.
-Estuve tan cerca de ella ¡Maldición! Estuve tan cerca… ya me canse de este juego, es mejor que quien los manda aparezca pronto-. Ginny corrió a su lado para abrazarlo y calmarlo, mientras Ron y Hermione solo sienten pena, pues ellos también estuvieron allí.
-No lo sabíamos Harry, tranquilízate, lo averiguaremos-. En su mente resonó un: tarde o temprano –Ese muchacho me pareció muy familiar pero no sé a quién encuentro parecido, ¿se les ocurre alguien?-. A lo que ellos movieron negativamente la cabeza.
En la noche, con dificultades logran conciliar el sueño, solo para ser despertados a mitad de ella por una hurraca con una nota en la pata. Luna es quien lo cogió y leyó en voz alta:
-La encontrarán muy pronto y cuando eso llegue será el fin para todos vosotros y el mundo mágico. Nunca encontrarán el hechizo.
-No nos quedaremos aquí por más tiempo sin hacer nada. Vamos a descansar y mañana temprano saldremos con el equipo de búsqueda-. Los chicos solo pudieron asentir a la orden directa que acababa de dar Harry, hace mucho que no le veían así de preocupado. Hoy había esperanza.
Al siguiente día todo fue como lo acordado.
Luna y Neville fueron al mundo muggle con un grupo de cinco elfos, se dedicaron a investigar exhaustivamente en los sitios más concurridos como centros comerciales, estadios, anfiteatros, mercados, muelles, aeropuertos, instituciones públicas y privadas; y en otras no tan concurridas como calles solitarias, edificios abandonados y todo lo que se les cruzara por el frente. Se detuvieron solo para el almuerzo y la cena. Con mapas en mano estaban preparados para abarcar la cuidad completa y en dos o tres semanas el país, de ser posible.
Hermione y Ron exploraron la zona este por vía aérea, volaron todo el día en búsqueda de la morocha. El equipo de nueve elfos buscaba por tierra sin descanso, buscaban hasta por debajo de las piedras y su magia les permitía buscar mejor que los magos, no se explicaban como ella podía camuflajearse de ellos tan bien. Durante los siglos que llevaban al servicio de magos, nunca ninguno se volvió indetectable por ellos, eran mejores que los perros guardianes que los muggles tenían para sus investigaciones.
Harry y Ginny por otra parte se mantuvieron en el lado oeste también por vía área con la diferencia de que ellos bajaban de vez en cuando para indagar en lugares sospechosos. Preguntaron a los magos que encontraron si la habían visto y ninguno dio razón. El equipo de seis elfos repartió volantes a diestra y siniestra, en el caldero Chorreante (no sé en qué dirección queda, pero voy a hacer de cuenta que es por esta) notaron como antiguos mortífagos lucían misteriosos, lo que llamó su atención y decidieron llamar a los magos para informarles, mismos que no tardaron en llegar e interrogar a los tipos que aludieron tener una venganza que realizar a un viejo sastre, cosa que no creyeron pero tuvieron que dejarlos ir.
El señor Wesley les ayudaba con la zona norte dirigiendo un grupo de búsqueda de quince elfos, su mente no paraba de hacer conclusiones, tenía al menos unos trece sospechosos para aquellas notas y pensamientos anónimos, solo que en su interior sabía que ninguno era lo suficientemente inteligente o conocedor de esa clase de magia para llevarlo a cabo. Y sabía que si solo se concentraba un poco más daría con el lugar indicado. Si los elfos no encontraban nada, que esperanzas podían tener, ella llegaría sola. O eso lo hacía pensar la nota que recibieron los chicos la noche anterior, lo que lo entristecía un poco más, pero considerando que la última vez también lo creyeron imposible y lo lograron, esta vez también lo lograrían.
La zona sur quedó en manos de George y Draco que habían preferido las escobas que los animales voladores dado el historial que el rubio tenía con ellos. No querían provocar más problemas de los que ya existían. Registraron piedra por piedra hasta el anochecer y sin darse por vencidos a la siguiente mañana hicieron lo mismo, hasta el mediodía cuando Draco recordó:
-¡Eso es!, cómo no se nos ocurrió antes, está allí-. Exclamó alterado ante la incrédula y burlesca sonrisa de su acompañante
-¿De qué hablas?
La señora del internado nos lo dijo, ¨se escapó hace dos semanas y no podemos dar con su padrino pues ella es la única que conoce su dirección¨-. Los ojos de George se agrandaron y entendió el punto al que el nuevo integrante del grupo quería llegar: Soet buscaba a su padrino y qué mejor lugar para buscarlo que la mansión de este.
Se comunicaron con los demás para que llegaran al lugar y para cuando Harry llegó, todos ya estaban presentes
-Cómo no se nos ocurrió antes, era tan claro-. Se lamentaba Hermione luego de revisar la casa entera y no encontrar a la morena ni pistas suyas. Bueno exceptuando el hecho de que la puerta había sido derribada y los escombros no permitían observar nada concreto que pudiera ser suyo.
Era obvio que allí había entrado muy molesto y en parte buscando algo pues los cajones del despacho de Snape estaban regados.
Regresaron a la mansión Malfoy llevándose una sorpresa en la entrada, Narcissa Malfoy los esperaba en la sala, al recibirlos los notó a todos tensos y con aspecto cansado, que no contarstaba con lo que ella calcularía según el tiempo de vacaciones que tomaron. Draco era la viva imagen de Lucius cuando estaba trabajando en uno de los encargos del señor tenebroso. Hermione al verla tan preocupada decidió contarle el secreto que guardaban, nada seguiría como hasta ahora en el mundo mágico, la celebración y la paz, si no daban con la muchacha y con el hechizo correcto, para su ya muy mala suerte Narcissa no pudo ayudarles más pues no recordaba gran cosa de la historia del abuelo.
Tres días después una lechuza interrumpió su desayuno, pululando exagerado y haciendo que la señora Malfoy se levantara a recoger la carta era del señor Wesley y era remitida a Harry Potter. Se la dio y al leerla se quedó blanco de la sorpresa. Ginny como siempre de bien educada se la sacó de las manos para verla ya que él no pronunciaba palabra.
Besos y hasta el próximo
Capítulo 7
Dos semanas antes (con los chicos)
-Bien entonces solo tenemos que alejarla de los chicos hasta después de su cumpleaños, suena sencillo-. Dijo Ron con la boca llena
-No especifica eso, pero si es la principal sospecha-. Resumió Hermione. Luego de leerles en voz alta el contenido del libro cuyo fin no estaba escrito.
La elegida
Érase una vez una niña muy particular, una bruja, que asistía a Hogwarts y pertenecía a la casa de Slitering; era muy simpática y sociable. Sus mejores amigos vivían en grifindor, hufflepuf y ravenclow. A excepción de uno, Tom Riddle, una real serpiente, descendiente de Salazar S.
Uno de esos días, Dorea, que así se llamaba la niña ahora de una edad de diecisiete años, conoció el amor junto a uno de los más guapos jugadores de quidich, Charlus Potter. Tom sintió que perdía a una de sus seguidoras, Dorea naturalmente lo negó. A cambio de creerle, le pidió una prueba, un hechizo en el futuro, de todos modos él no siempre estaría solo, le entregaría a su nieta como horrocrux. Ella le devolvería su vida como la conocía, de diecisiete años eternamente... Al momento en el que ella otorgara su alma, el viviría. Amaría.
Los chicos se veían unos a otros, confundidos por el cuento. No había sido de gran ayuda, Seguían sin saber exactamente qué es lo que sucedía con la muchacha. El cuento no especificaba nada, ni que significaba aquello de otorgar el alma, todo era tan confuso.
La mente de Hermione trabajaba a la velocidad de la luz, uniendo los pedazos del rompecabezas; tal como estaban las cosas era necesario y urgente. El amor jugaría un papel importante tal y como con la vida de Harry. Seguramente sí habría que alejarla de los chicos, el problema residía en que si ella ya había otorgado su alma como decía el cuento.
Y en qué consistía otorgar el alma.
Tom Riddle, Lord Voldemort sí que había jugado sucio. No solo destruyó la vida de Harry, sino que también planeó destruir la de toda la familia. Era difícil llegar a comprender a Dorea, por mucho que fuese su amigo, nada le daba el derecho de hacer lo que hizo, dar a un ser inocente que ni siquiera existía en ese entonces.
Harry, hermano de la ahora en peligro jovencita que traería de regreso al más monstruoso ser de todos los tiempos, a este punto ya estaba seguro que en el pasado, en el momento en que Dorea había hecho ese trato con él, también lo había hecho con un montón de maldiciones y no de las que ves en los libros de hechizos oscuros. En resumen, nada podía empeorar.
Los siguientes días fueron una mezcla de caos y hechizos para todos ellos. A su disposición estaba la mansión Malfoy y una gran colección de libros que podrían ayudarlos. Hermione leyó más que en toda su vida. Hasta se atrevió a ver en los prohibidos que en otra ocación nunca se acercaría. Los demás también ayudaban, bueno, unos más que otros y Ron.
Su apetito no se redujo en ningún momento. Terich cocinaba y les llevaba la comida: a Ron a cada rato y casi nunca a la biblioteca, Harry por decreto de Gynny tomaba un descanso las tardes en el jardín principal, con ella por supuesto. George permanecía a parte del resto, sin recibir ninguna clase de reclamos, perder a un gemelo no se supera en unos días, pero agradecían que permaneciera a su lado, mayormente Harry.
Neville y Luna se daban un tiempo antes de comenzar con una relación formal y ayudaban en todo lo que podían. El señor Weasly se reunia con ellos cada tarde para probar algunos hechizos con toda la protección posible, por si alguno salía mal u otros de dudoso resultado. Esperanzados por encontrar uno que les ayudara a resolver su difícil situación pues no era con cualquier objeto que estaban tratando. Era con vidas humanas, magos y muggles por igual.
El que sorprendía era Draco, pues desde que encontraran el cuento, se convirtió en un Hermione. Leía a toda hora y las que no, coordinaba un grupo de búsqueda de la muchacha, formado por los elfos domésticos de su casa y ahora libres que recibían una paga por aquello. En medio de todo aquello, sentía una pequeña satisfacción: Lo contrataron en el hospital San Mungo como doctor. El ni en sus locos sueños se imaginó con aquello, en lo que trabajaría medio tiempo y estudiaría para reafirmar sus conocimientos. Aunque esto tampoco hubiese sido posible sin la carta de recomendación de Harry, quien tendría un alto rango junto a sus amigos a excepción de Luna quien había decidido trabajar en el ministerio de creación de pociones para alejar animales mágicos de los hogares (MICREPOAAMAHO) sí, que nombre más complicado.
Hermione se levantó muy molesta de su sitio, el libro que tomó, era el último que leería ese día, nada daba ninguna pista, sea de donde fuere que Lord Voldemort sacó ese hechizo, había desaparecido.
Algo la sacó de su concentración, una pared se movió dejando un pensadero a la luz. Inmediatamente se acercó a él mientras les gritaba a los chicos que vinieran pues ellos se encontraban almorzando. Un pensamiento flotaba.
Al estar juntos, sumergieron su cabeza para ver una escena totalmente descabellada:
Harry, Ron y Hermione a paso veloz sobrepasan a un muñeco oso, obviamente con alguien dentro. Momentos después se ve a una morocha bonita y conocida por los chicos, quitarse la cabeza de oso e ir con un joven también morocho que la toma de la mano y la abraza. Juntos se dirigen al orfanato.
-¿Qué?-. pregunta Neville mientras los demás solo vean a Harry conteniéndose para no gritar o explotar en todo caso.
-Estuve tan cerca de ella ¡Maldición! Estuve tan cerca… ya me canse de este juego, es mejor que quien los manda aparezca pronto-. Ginny corrió a su lado para abrazarlo y calmarlo, mientras Ron y Hermione solo sienten pena, pues ellos también estuvieron allí.
-No lo sabíamos Harry, tranquilízate, lo averiguaremos-. En su mente resonó un: tarde o temprano –Ese muchacho me pareció muy familiar pero no sé a quién encuentro parecido, ¿se les ocurre alguien?-. A lo que ellos movieron negativamente la cabeza.
En la noche, con dificultades logran conciliar el sueño, solo para ser despertados a mitad de ella por una hurraca con una nota en la pata. Luna es quien lo cogió y leyó en voz alta:
-La encontrarán muy pronto y cuando eso llegue será el fin para todos vosotros y el mundo mágico. Nunca encontrarán el hechizo.
-No nos quedaremos aquí por más tiempo sin hacer nada. Vamos a descansar y mañana temprano saldremos con el equipo de búsqueda-. Los chicos solo pudieron asentir a la orden directa que acababa de dar Harry, hace mucho que no le veían así de preocupado. Hoy había esperanza.
Al siguiente día todo fue como lo acordado.
Luna y Neville fueron al mundo muggle con un grupo de cinco elfos, se dedicaron a investigar exhaustivamente en los sitios más concurridos como centros comerciales, estadios, anfiteatros, mercados, muelles, aeropuertos, instituciones públicas y privadas; y en otras no tan concurridas como calles solitarias, edificios abandonados y todo lo que se les cruzara por el frente. Se detuvieron solo para el almuerzo y la cena. Con mapas en mano estaban preparados para abarcar la cuidad completa y en dos o tres semanas el país, de ser posible.
Hermione y Ron exploraron la zona este por vía aérea, volaron todo el día en búsqueda de la morocha. El equipo de nueve elfos buscaba por tierra sin descanso, buscaban hasta por debajo de las piedras y su magia les permitía buscar mejor que los magos, no se explicaban como ella podía camuflajearse de ellos tan bien. Durante los siglos que llevaban al servicio de magos, nunca ninguno se volvió indetectable por ellos, eran mejores que los perros guardianes que los muggles tenían para sus investigaciones.
Harry y Ginny por otra parte se mantuvieron en el lado oeste también por vía área con la diferencia de que ellos bajaban de vez en cuando para indagar en lugares sospechosos. Preguntaron a los magos que encontraron si la habían visto y ninguno dio razón. El equipo de seis elfos repartió volantes a diestra y siniestra, en el caldero Chorreante (no sé en qué dirección queda, pero voy a hacer de cuenta que es por esta) notaron como antiguos mortífagos lucían misteriosos, lo que llamó su atención y decidieron llamar a los magos para informarles, mismos que no tardaron en llegar e interrogar a los tipos que aludieron tener una venganza que realizar a un viejo sastre, cosa que no creyeron pero tuvieron que dejarlos ir.
El señor Wesley les ayudaba con la zona norte dirigiendo un grupo de búsqueda de quince elfos, su mente no paraba de hacer conclusiones, tenía al menos unos trece sospechosos para aquellas notas y pensamientos anónimos, solo que en su interior sabía que ninguno era lo suficientemente inteligente o conocedor de esa clase de magia para llevarlo a cabo. Y sabía que si solo se concentraba un poco más daría con el lugar indicado. Si los elfos no encontraban nada, que esperanzas podían tener, ella llegaría sola. O eso lo hacía pensar la nota que recibieron los chicos la noche anterior, lo que lo entristecía un poco más, pero considerando que la última vez también lo creyeron imposible y lo lograron, esta vez también lo lograrían.
La zona sur quedó en manos de George y Draco que habían preferido las escobas que los animales voladores dado el historial que el rubio tenía con ellos. No querían provocar más problemas de los que ya existían. Registraron piedra por piedra hasta el anochecer y sin darse por vencidos a la siguiente mañana hicieron lo mismo, hasta el mediodía cuando Draco recordó:
-¡Eso es!, cómo no se nos ocurrió antes, está allí-. Exclamó alterado ante la incrédula y burlesca sonrisa de su acompañante
-¿De qué hablas?
La señora del internado nos lo dijo, ¨se escapó hace dos semanas y no podemos dar con su padrino pues ella es la única que conoce su dirección¨-. Los ojos de George se agrandaron y entendió el punto al que el nuevo integrante del grupo quería llegar: Soet buscaba a su padrino y qué mejor lugar para buscarlo que la mansión de este.
Se comunicaron con los demás para que llegaran al lugar y para cuando Harry llegó, todos ya estaban presentes
-Cómo no se nos ocurrió antes, era tan claro-. Se lamentaba Hermione luego de revisar la casa entera y no encontrar a la morena ni pistas suyas. Bueno exceptuando el hecho de que la puerta había sido derribada y los escombros no permitían observar nada concreto que pudiera ser suyo.
Era obvio que allí había entrado muy molesto y en parte buscando algo pues los cajones del despacho de Snape estaban regados.
Regresaron a la mansión Malfoy llevándose una sorpresa en la entrada, Narcissa Malfoy los esperaba en la sala, al recibirlos los notó a todos tensos y con aspecto cansado, que no contarstaba con lo que ella calcularía según el tiempo de vacaciones que tomaron. Draco era la viva imagen de Lucius cuando estaba trabajando en uno de los encargos del señor tenebroso. Hermione al verla tan preocupada decidió contarle el secreto que guardaban, nada seguiría como hasta ahora en el mundo mágico, la celebración y la paz, si no daban con la muchacha y con el hechizo correcto, para su ya muy mala suerte Narcissa no pudo ayudarles más pues no recordaba gran cosa de la historia del abuelo.
Tres días después una lechuza interrumpió su desayuno, pululando exagerado y haciendo que la señora Malfoy se levantara a recoger la carta era del señor Wesley y era remitida a Harry Potter. Se la dio y al leerla se quedó blanco de la sorpresa. Ginny como siempre de bien educada se la sacó de las manos para verla ya que él no pronunciaba palabra.
Besos y hasta el próximo
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Hey girls ¿qué tal van?
Voy a estar subiendo capitulo cada sábado, hacedme saber que tal os parece como avanzan los capítulos
Besos y hasta el próximo...
Voy a estar subiendo capitulo cada sábado, hacedme saber que tal os parece como avanzan los capítulos
Besos y hasta el próximo...
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Que bueno que te gustara... y espero subir capitulo pronto, es decir el sábado si no es que antesele tomlinson escribió:Siguela hermosa si porros ame el Cap siiiiiiiiiii
besos
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Espero que les guste
Capítulo 8
-Ella apareció, está en Hogwarts-. Los presentes se levantaron y de inmediato corrieron al lado de Hermione para que esta los transportará a excepción de Narcissa quien fue con su hijo.
En la torre donde se ubicaba la dirección de la institución, una mujer de avanzada edad miraba fijamente la chimenea por donde esperaba que apareciera un hombre que le ayudaría a descifrar la identidad de la muchacha que el día anterior un centauro llevara desmayada.
El señor Wesley apareció instantes después con su mejor sonrisa, un tanto falsa sí, debido a la situación que estaba viviendo.
-Recibí su carta directora qué es tan urgente
-Acompáñeme por favor-. Y así ambos llegaron al frente de la enfermería –Desconozco su identidad, sé que usted y el ministerio podrán ayudarnos-. Entran a la enfermería donde en la segunda camilla yace dormida una joven morocha, una que buscaron por mucho tiempo, una que destruiría el mundo como lo conocían.
Estaba pálida haciendo que los muchos moradetes resaltaran, tenía cientos de rayones y según la enfermera nueva llamada Susan, tenía tres huesos quebrados al llegar, ella ya se los había curado y tardaría unas tres horas en despertar. El señor Wesley informó a la directora que sabía su identidad y que hablarían luego de que él enviara una carta urgente.
-Explíqueme ya que es todo el misterio que rodea a esta muchacha, el centauro que la traía dijo que debíamos cuidarla si apreciábamos nuestra vida-. La directora parecía indignada con semejante orden, más cuando perfectamente pudieron atenderla solo por ver el estado en que se encontraba y los harapos que traía por ropas.
-Su nombre es Soet y es la hermana de Harry-. Explicó cuidadosamente
-¿qué Harry? ¿El hijo de Cornelius?-. Preguntó con curiosidad
-No… me temo que es la hermana de Harry Potter-. La directora ahogo un chillido y sostuvo las manos sobre su pecho, se sentó en su escritorio
-¿qué lo hace creer semejante mentira?
-Es la verdad…-. El señor Wesley le narró todo lo sucedido desde lo que le contó Harry el día que encontró el pensamiento de Snape y Dombuldore, la directora solo podía escuchar todo aquello, es cierto que al verla recordó a su casi amiga Dorea pero de eso a ser la nieta estaba muy lejos. Y aun creyéndolo el panorama empeoraba, eso de que Lord Voldemort volvería, le aterrorizaba. Y si lo piensa bien hubiese sido mejor dejarla morir, claro que Harry nunca se lo perdonaría y es a él al que más se le debía la paz con la que se contaba.
Iba por su tercera taza de té cuando los héroes del mundo mágico hicieron su aparición.
-¿Dónde la tienen?-. Exigió Harry sin molestarse en saludar o preguntar por la salud de la pálida maestra.
-La enfermería-. Acotó con rapidez el señor Wesley
Los chicos de nerviosos que estaban olvidaron que podían tele transportarse hasta la enfermería, así que corrieron veloz a ella. Harry pensaba abrasarla y decirle que siempre estaría con ella pasara lo que pasara y que nunca permitiría que le hicieran daño fuera quien fuera.
Ginny sentía como un gran peso se quitaba de su espalda con ella allí las cosas podrían mejorar, tanto con los hechizos como por la salud mental de su novio, le preocupaba tanto que por encontrar a su hermana perdiera su cordura. También estaban esos nervios tan de punta con cualquier sonido y comentario.
Hermione calculaba cual sería la mejor pócima para continuar con la práctica, necesitaban la solución antes de que fuera demasiado tarde, también tendría una charla con ella para concientizarla sobre lo mejor tanto para ella como para todos. Porque siendo que no había crecido en el mundo mágico tendría muchas dudas al respecto y lo que más le preocupaba es que tampoco le tendría amor a todo aquello y le sería fácil huir de la gran responsabilidad que conllevaba ser un horrocrux y la hermana de su mejor amigo.
Ron estaba feliz por su amigo, ya dejaría de estar de tan mal humor y seguro que con los genios mágicos que eran sus amigos lo resolverían más temprano que tarde y su novia siempre tenía un plan así que creía incondicionalmente en ella, no solo en su inteligencia sino en que haría lo que creyera correcto y para el eso estaba bien. Además estaba muy alegre, Harry por fin entendería lo que era tener hermanos, familia de sangre cosa que el pobre nunca había tenido. Recordaba como en las vacaciones se alegraba mucho por los regalos que su mama Molly le enviaba, a su parecer eran muy simples pero él siempre los guardaba con mucho afecto.
Luna se moría de las ganas de conocerla en persona, al fin que ella la había estado buscando por mucho tiempo, también la ayudaría a enfrentarse a lo que fuera y la apoyaría en las decisiones que tomara, y no la conocía aun pero algo le decía que siendo hermana del niño que vivió, no podría esperarse menos, aunque algo la ponía en duda y era que había sido educada en parte por el antiguo profesor de pociones, Snape, él había sido de los buenos todo el tiempo, sí, con los medios necesarios pero no los mejores. Si convives con alguien mucho tiempo te comienzas a parecer a él, así que esperaba un carácter arrollador.
Neville comprendía la situación de su amigo pues sabía por experiencia propia que uno daría la vida por su familia y seres queridos. Lamentaba mucho lo de sus padres y al mismo tiempo se sentía orgulloso de ellos, también había demostrado ser digno hijo en la guerra pues recordaba como la espada de Godric Griffindor apareció delante de él para que la utilizara. A pesar de eso tenía fe de encontrar una solución que no afectara a nadie.
George sentía casi lo mismo, solo que más fuerte le emocionaba que Harry encontrara a su hermana, como deseaba el volver a ver a Fred, tantos años juntos en sus bromas y travesuras no se podían olvidar fácilmente, por ello sentía como si el mismo fuera el que iba al encuentro de un hermano que hace tiempo no veía, tal como sucedía con Charly y en ese momento se hizo la promesa de protegerla incluso del propio Harry, su familia y el mundo mágico si era necesario.
Harry abrió de golpe la puerta de la enfermería para encontrarse con una muchacha dormida en una camilla. No esperaba aquello. Al ver la situación entraron en silencio y vigilaron por un rato por si despertaba.
Pasaron las horas y Harry no se despegaba de la camilla quería estar allí para cuando ella despertara, ya le había sido informado el estado y la forma de su llegada. La enfermera estaba consternada por que no despertaba, incluso Draco que al rato de llegar comentó de su futura profesión y se puso a revisar algunos libros con el fin de ayudarla, ya no parecía tan reacio a la idea de salvar a la chica. Su madre, Narcissa le cambió la ropa por una nueva que ella misma le había conseguido.
La directora llevaba cerca de trece tacitas de té en su despacho siendo acompañada por el señor Wesley, Narcissa Malfoy, Tonks y Remus Lupin; el nuevo ministro de magia el señor Cornelius.
-¿Qué es lo que se hará?-. Indagó la profesora de transformaciones
-El secreto se seguirá guardando, no queremos a todo el mundo mágico revuelto, debe resolverse en privado y sé que Harry no permitirá que se lastime, ya habéis visto como no se ha movido de su lado desde que llegó… podemos buscar magia alternativa, es nuestra única opción, no creo que esa niña sepa mucho, creció en el mundo muggle-. Aportó Cornelius
-Tuvo contacto con el mundo mágico y la verdad no creo que Snape no le haya enseñado algo-. Intervino Remus, quien estaba molesto por no poder ir a ver a la jovencita ya que no lo había dejado desde que se reunieron
-Bueno no podemos hacer nada hasta que despierte, debemos esperar, avísenme si surgen cambios-. Al ver desaparecer al ministro de magia los presentes soltaron un suspiro
Cuatro días más tarde Draco observaba el sueño de la morocha, se habían estado turnando para cuidarla ya que al comienzo Harry no quería separarse y les causaba preocupación su salud. Pero la verdad es que antes de dormir y cuando tenía pesadillas le gustaba venir a verla, el simple hecho de verla le daba una paz que no entendía, tampoco es que quisiera entenderlo. La mayor amenaza del mundo frente a él y no podía hacer nada.
De un momento a otro, en su mano comenzó a formarse una bola de fuego, los chicos aparecieron y se quedaron sorprendidos con este hecho, voltearon a ver a Draco que seguía igual de concentrado.
-Siempre fuiste tú. ¿Qué es lo que pretendes?-. Gritó Harry siendo detenido por los chicos
-Juro que no fui yo, estoy tan sorprendido como ustedes, no quiero que él vuelva, no lo permitiría si de mí dependiera-. Con eso Harry se quedó más tranquilo y dirigió su mirada a Hermione que en su mano sujetaba el papel y su cara estaba pálida.
-¿Qué sucede?-. Indagó a lo que todos prestaron atención
-La… la nota dice… Él solo morirá si ella muere… ¿la dejarás morir Harry?... tampoco está firmada-. Agregó Hermione para tratar de aliviar la tensión que se creó, nadie pronunció palabra y Harry tomó asiento, cubrió su rostro con las manos y derramó unas cuantas lágrimas, nada de lo que le estaba sucediendo ni lo que le había sucedido era justo, cómo una persona podía con todo aquello, era imposible… ya era suficiente con que dañara parte de su vida como para que también dañara la de su hermana. Nadie más podía saber eso, al enterarse pedirían su muerte, tenían demasiado miedo al señor tenebroso como para dejarlo volver, pobre su hermanita.
-¡Espero estés pensando en lo correcto Harry!-. Exclamó un Draco con un tono seco y Harry se levantó de inmediato
-¿Qué se supone que es lo correcto?... ¿Matar a una hermana a la que no he tenido una oportunidad de conocer? ¿Eso?... porque no lo pienso hacer, no importa lo que crean, hay otra solución y no me cansaré hasta dar con ella-. Ya desahogado volvió a sentarse mirando a su hermana en medio de un largo sueño del cual no sabía cuándo terminaría, esperaba no fuese demasiado tarde para ese entonces.
-Tranquilícense, ya encontraremos algo, el señor Wesley nos solicitó apoyo de un grupo de magos muy experimentados en temas como estos-. Aportó Hermione mientras Draco salía furioso de la enfermería.
-Todo mejorará, no lo dudes-. Añadió Ginny
Todos salieron dejando solo a Harry él debía descansar y como no quería separase de Soet, se quedaba en la camilla continua a la suya. La noche entera no pudo dormir, ese tipo de responsabilidades nadie debería tener que si quiera pensarlas. Por muy egoísta que fuera no podía simplemente dejarla ir, la necesitaba como nunca lo había hecho en su vida. Dio vuelta una y otra vez a todas las soluciones que pensaron y concluyó que ninguna era en realidad una opción. No había nada claro y con eso no se podía solucionar nada.
A la mañana siguiente Hermione fue la primera en llegar ya que con el grupo de expertos querían probar algo al estilo muggle, tomaría unas muestras de sangre y las analizarían en el laboratorio que habían montado en la sala de menesteres. Su amigo se despertó a mitad del procedimiento y le pregunto sobre ello, se lo explico y para cuando se desanimó recordando lo del día anterior, trato de animarlo.
-Solo hay que esperar un poco cuando despierte se podrán buscar más soluciones-. Le concientizó
-¿Y qué pasa si nunca despierta…?
- No seas pesimista Harry, ella despertará, ya lo verás-. Le interrumpió Hermione.
Espero una respuesta del muchacho y al no obtenerla levanto la vista hacia él, que veía fijamente hacia la camilla. La morena había abierto los ojos.
Besos y hasta el próximo...
Capítulo 8
-Ella apareció, está en Hogwarts-. Los presentes se levantaron y de inmediato corrieron al lado de Hermione para que esta los transportará a excepción de Narcissa quien fue con su hijo.
En la torre donde se ubicaba la dirección de la institución, una mujer de avanzada edad miraba fijamente la chimenea por donde esperaba que apareciera un hombre que le ayudaría a descifrar la identidad de la muchacha que el día anterior un centauro llevara desmayada.
El señor Wesley apareció instantes después con su mejor sonrisa, un tanto falsa sí, debido a la situación que estaba viviendo.
-Recibí su carta directora qué es tan urgente
-Acompáñeme por favor-. Y así ambos llegaron al frente de la enfermería –Desconozco su identidad, sé que usted y el ministerio podrán ayudarnos-. Entran a la enfermería donde en la segunda camilla yace dormida una joven morocha, una que buscaron por mucho tiempo, una que destruiría el mundo como lo conocían.
Estaba pálida haciendo que los muchos moradetes resaltaran, tenía cientos de rayones y según la enfermera nueva llamada Susan, tenía tres huesos quebrados al llegar, ella ya se los había curado y tardaría unas tres horas en despertar. El señor Wesley informó a la directora que sabía su identidad y que hablarían luego de que él enviara una carta urgente.
-Explíqueme ya que es todo el misterio que rodea a esta muchacha, el centauro que la traía dijo que debíamos cuidarla si apreciábamos nuestra vida-. La directora parecía indignada con semejante orden, más cuando perfectamente pudieron atenderla solo por ver el estado en que se encontraba y los harapos que traía por ropas.
-Su nombre es Soet y es la hermana de Harry-. Explicó cuidadosamente
-¿qué Harry? ¿El hijo de Cornelius?-. Preguntó con curiosidad
-No… me temo que es la hermana de Harry Potter-. La directora ahogo un chillido y sostuvo las manos sobre su pecho, se sentó en su escritorio
-¿qué lo hace creer semejante mentira?
-Es la verdad…-. El señor Wesley le narró todo lo sucedido desde lo que le contó Harry el día que encontró el pensamiento de Snape y Dombuldore, la directora solo podía escuchar todo aquello, es cierto que al verla recordó a su casi amiga Dorea pero de eso a ser la nieta estaba muy lejos. Y aun creyéndolo el panorama empeoraba, eso de que Lord Voldemort volvería, le aterrorizaba. Y si lo piensa bien hubiese sido mejor dejarla morir, claro que Harry nunca se lo perdonaría y es a él al que más se le debía la paz con la que se contaba.
Iba por su tercera taza de té cuando los héroes del mundo mágico hicieron su aparición.
-¿Dónde la tienen?-. Exigió Harry sin molestarse en saludar o preguntar por la salud de la pálida maestra.
-La enfermería-. Acotó con rapidez el señor Wesley
Los chicos de nerviosos que estaban olvidaron que podían tele transportarse hasta la enfermería, así que corrieron veloz a ella. Harry pensaba abrasarla y decirle que siempre estaría con ella pasara lo que pasara y que nunca permitiría que le hicieran daño fuera quien fuera.
Ginny sentía como un gran peso se quitaba de su espalda con ella allí las cosas podrían mejorar, tanto con los hechizos como por la salud mental de su novio, le preocupaba tanto que por encontrar a su hermana perdiera su cordura. También estaban esos nervios tan de punta con cualquier sonido y comentario.
Hermione calculaba cual sería la mejor pócima para continuar con la práctica, necesitaban la solución antes de que fuera demasiado tarde, también tendría una charla con ella para concientizarla sobre lo mejor tanto para ella como para todos. Porque siendo que no había crecido en el mundo mágico tendría muchas dudas al respecto y lo que más le preocupaba es que tampoco le tendría amor a todo aquello y le sería fácil huir de la gran responsabilidad que conllevaba ser un horrocrux y la hermana de su mejor amigo.
Ron estaba feliz por su amigo, ya dejaría de estar de tan mal humor y seguro que con los genios mágicos que eran sus amigos lo resolverían más temprano que tarde y su novia siempre tenía un plan así que creía incondicionalmente en ella, no solo en su inteligencia sino en que haría lo que creyera correcto y para el eso estaba bien. Además estaba muy alegre, Harry por fin entendería lo que era tener hermanos, familia de sangre cosa que el pobre nunca había tenido. Recordaba como en las vacaciones se alegraba mucho por los regalos que su mama Molly le enviaba, a su parecer eran muy simples pero él siempre los guardaba con mucho afecto.
Luna se moría de las ganas de conocerla en persona, al fin que ella la había estado buscando por mucho tiempo, también la ayudaría a enfrentarse a lo que fuera y la apoyaría en las decisiones que tomara, y no la conocía aun pero algo le decía que siendo hermana del niño que vivió, no podría esperarse menos, aunque algo la ponía en duda y era que había sido educada en parte por el antiguo profesor de pociones, Snape, él había sido de los buenos todo el tiempo, sí, con los medios necesarios pero no los mejores. Si convives con alguien mucho tiempo te comienzas a parecer a él, así que esperaba un carácter arrollador.
Neville comprendía la situación de su amigo pues sabía por experiencia propia que uno daría la vida por su familia y seres queridos. Lamentaba mucho lo de sus padres y al mismo tiempo se sentía orgulloso de ellos, también había demostrado ser digno hijo en la guerra pues recordaba como la espada de Godric Griffindor apareció delante de él para que la utilizara. A pesar de eso tenía fe de encontrar una solución que no afectara a nadie.
George sentía casi lo mismo, solo que más fuerte le emocionaba que Harry encontrara a su hermana, como deseaba el volver a ver a Fred, tantos años juntos en sus bromas y travesuras no se podían olvidar fácilmente, por ello sentía como si el mismo fuera el que iba al encuentro de un hermano que hace tiempo no veía, tal como sucedía con Charly y en ese momento se hizo la promesa de protegerla incluso del propio Harry, su familia y el mundo mágico si era necesario.
Harry abrió de golpe la puerta de la enfermería para encontrarse con una muchacha dormida en una camilla. No esperaba aquello. Al ver la situación entraron en silencio y vigilaron por un rato por si despertaba.
Pasaron las horas y Harry no se despegaba de la camilla quería estar allí para cuando ella despertara, ya le había sido informado el estado y la forma de su llegada. La enfermera estaba consternada por que no despertaba, incluso Draco que al rato de llegar comentó de su futura profesión y se puso a revisar algunos libros con el fin de ayudarla, ya no parecía tan reacio a la idea de salvar a la chica. Su madre, Narcissa le cambió la ropa por una nueva que ella misma le había conseguido.
La directora llevaba cerca de trece tacitas de té en su despacho siendo acompañada por el señor Wesley, Narcissa Malfoy, Tonks y Remus Lupin; el nuevo ministro de magia el señor Cornelius.
-¿Qué es lo que se hará?-. Indagó la profesora de transformaciones
-El secreto se seguirá guardando, no queremos a todo el mundo mágico revuelto, debe resolverse en privado y sé que Harry no permitirá que se lastime, ya habéis visto como no se ha movido de su lado desde que llegó… podemos buscar magia alternativa, es nuestra única opción, no creo que esa niña sepa mucho, creció en el mundo muggle-. Aportó Cornelius
-Tuvo contacto con el mundo mágico y la verdad no creo que Snape no le haya enseñado algo-. Intervino Remus, quien estaba molesto por no poder ir a ver a la jovencita ya que no lo había dejado desde que se reunieron
-Bueno no podemos hacer nada hasta que despierte, debemos esperar, avísenme si surgen cambios-. Al ver desaparecer al ministro de magia los presentes soltaron un suspiro
Cuatro días más tarde Draco observaba el sueño de la morocha, se habían estado turnando para cuidarla ya que al comienzo Harry no quería separarse y les causaba preocupación su salud. Pero la verdad es que antes de dormir y cuando tenía pesadillas le gustaba venir a verla, el simple hecho de verla le daba una paz que no entendía, tampoco es que quisiera entenderlo. La mayor amenaza del mundo frente a él y no podía hacer nada.
De un momento a otro, en su mano comenzó a formarse una bola de fuego, los chicos aparecieron y se quedaron sorprendidos con este hecho, voltearon a ver a Draco que seguía igual de concentrado.
-Siempre fuiste tú. ¿Qué es lo que pretendes?-. Gritó Harry siendo detenido por los chicos
-Juro que no fui yo, estoy tan sorprendido como ustedes, no quiero que él vuelva, no lo permitiría si de mí dependiera-. Con eso Harry se quedó más tranquilo y dirigió su mirada a Hermione que en su mano sujetaba el papel y su cara estaba pálida.
-¿Qué sucede?-. Indagó a lo que todos prestaron atención
-La… la nota dice… Él solo morirá si ella muere… ¿la dejarás morir Harry?... tampoco está firmada-. Agregó Hermione para tratar de aliviar la tensión que se creó, nadie pronunció palabra y Harry tomó asiento, cubrió su rostro con las manos y derramó unas cuantas lágrimas, nada de lo que le estaba sucediendo ni lo que le había sucedido era justo, cómo una persona podía con todo aquello, era imposible… ya era suficiente con que dañara parte de su vida como para que también dañara la de su hermana. Nadie más podía saber eso, al enterarse pedirían su muerte, tenían demasiado miedo al señor tenebroso como para dejarlo volver, pobre su hermanita.
-¡Espero estés pensando en lo correcto Harry!-. Exclamó un Draco con un tono seco y Harry se levantó de inmediato
-¿Qué se supone que es lo correcto?... ¿Matar a una hermana a la que no he tenido una oportunidad de conocer? ¿Eso?... porque no lo pienso hacer, no importa lo que crean, hay otra solución y no me cansaré hasta dar con ella-. Ya desahogado volvió a sentarse mirando a su hermana en medio de un largo sueño del cual no sabía cuándo terminaría, esperaba no fuese demasiado tarde para ese entonces.
-Tranquilícense, ya encontraremos algo, el señor Wesley nos solicitó apoyo de un grupo de magos muy experimentados en temas como estos-. Aportó Hermione mientras Draco salía furioso de la enfermería.
-Todo mejorará, no lo dudes-. Añadió Ginny
Todos salieron dejando solo a Harry él debía descansar y como no quería separase de Soet, se quedaba en la camilla continua a la suya. La noche entera no pudo dormir, ese tipo de responsabilidades nadie debería tener que si quiera pensarlas. Por muy egoísta que fuera no podía simplemente dejarla ir, la necesitaba como nunca lo había hecho en su vida. Dio vuelta una y otra vez a todas las soluciones que pensaron y concluyó que ninguna era en realidad una opción. No había nada claro y con eso no se podía solucionar nada.
A la mañana siguiente Hermione fue la primera en llegar ya que con el grupo de expertos querían probar algo al estilo muggle, tomaría unas muestras de sangre y las analizarían en el laboratorio que habían montado en la sala de menesteres. Su amigo se despertó a mitad del procedimiento y le pregunto sobre ello, se lo explico y para cuando se desanimó recordando lo del día anterior, trato de animarlo.
-Solo hay que esperar un poco cuando despierte se podrán buscar más soluciones-. Le concientizó
-¿Y qué pasa si nunca despierta…?
- No seas pesimista Harry, ella despertará, ya lo verás-. Le interrumpió Hermione.
Espero una respuesta del muchacho y al no obtenerla levanto la vista hacia él, que veía fijamente hacia la camilla. La morena había abierto los ojos.
Besos y hasta el próximo...
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Hiiiiii ame el cap ya quiero saver que pasa en el siguiente cap por eso te pido por favor que lacsigas siiiiiiiii
ele tomlinson
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Me alegra que te guste, justo ahorita no puedo... pero el sábado o talvés pueda antes...ele tomlinson escribió:Hiiiiii ame el cap ya quiero saver que pasa en el siguiente cap por eso te pido por favor que lacsigas siiiiiiiii
besos
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Holi linda!!!! Amo tu novela, soy nueva lectora ;) Síguela ya!!!
MalfoyStylesBadGirl
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
hola me alegra que te guste...MalfoyStylesBadGirl escribió:Holi linda!!!! Amo tu novela, soy nueva lectora ;) Síguela ya!!!
subiendo capítulo...
besos
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Espero que les guste
Capítulo 9
Soet llevó la mano a su cabeza, dolía mucho. Luego cayó en cuenta que las personas que había visto están ahora junto a ella llenándola de preguntas, desde cómo te sientes, recuerdas lo que pasó, te duele algo, te traigo agua y la última, puedes hablar, vaya ellos por fin se daban cuenta que ella no pronuncio ninguna palabra en todo el rato que llevaba despierta.´
-¿Dónde estoy?-. Pronunció con una calma muy suya
-En Hogwarts, una escuela de…-. La castaña se quedó callada y la morena comprendió que se trataba de la escuela de la que su padrino hablaba, entonces lo recordó todo, la persecución por el bosque, la intromisión en casa de Snape y a el centauro, por suerte no se había equivocado al pensar que estaría bien.
-de magia-. Termino Soet por ella –mi padrino me habló mucho al respecto-. Los chicos se vieron y luego le regresaron la vista como en esas malas películas de detectives
-Me gustaría que nos contaras…-. Unos jóvenes interrumpieron a la muchacha entrando sin cuidado a la enfermería. Para luego quedarse parados un momento. Soet los vio uno a uno intentando analizarlos, no les veía como un peligro, uno le llamo la atención, era rubio de ojos grises, la veía con una mezcla de asombro, curiosidad, afecto y a la vez de repulsión, enfado y rencor, no sabía exactamente como podía eso mezclarse. –Antes te presentaré a algunos amigos-. Los chicos avanzaron con sonrisas algo falsas a excepción de una rubia de aspecto infantil.
-Ellos son… George Wesley-. Un pelirrojo la saludó con una sonrisa lo que se repitió con sus hermanos Ron y Ginny, Neville el pelinegro tímido, luna la rubia que hasta la abrazó, Draco el rubio de gestos severos y finalmente Hermione la castaña y Harry Potter el morocho.
-Es un gusto conocerlos, soy Soet Potter, ¿no te parece una gran casualidad tener el mismo apellido, he Potter?-. Notó el cambio en el ambiente a uno más tenso
-Ya hablaremos de eso, primero nos gustaría saber ¿cómo es que acabaste aquí?-. Preguntó Harry, la morocha les contó todo, por alguna razón sentía que podía contar con ellos y no es como que tuviera más opciones, nadie le ayudaría a dar con su padrino.
Fue un impacto la noticia de su fallecimiento en la guerra mágica, se sentía más sola que nunca pero no se atrevía a exteriorizarlo.
Las expresiones los delataban, había mucho que no le estaban contando pero no les presionaría lo que más quería en ese momento era descansar, le dolían los músculos.
Durmió la mayoría del día y cada vez que despertaba ese chico morocho estaba junto a ella, no negaba que era guapo aunque no su tipo, pero tenía la confianza de volver a dormir sabiendo que el cuidaba sus sueños. Soñó varias veces con la mirada decepcionada de Ian, le dedicaba palabras hirientes que le ponían mal. Lo conocía desde que eran niños y el jamás le diría algo así, pero se sentía tan real.
Cuando despertó a la mañana siguiente le acompañaron a pasear un poco por el jardín y le presentaron a más personas, la directora Minerva, Remus Lupin, Tonks su esposa, al ministro de magia Cornelius, incluso a ese desagradable conserje, entre otros de los cuales ya no recordaba el nombre. La tarde había sido casi igual, Hermione la invitó a la biblioteca con ella y la regañó cuando trató de colarse a la sección restringida diciendo que no le convenía aquel tipo de lecturas, lo que ella no comprendía era que Soet lo hacía por el simple hecho de la emoción que le producía.
En la noche quien la acompañó a la cena fue George con quien se sintió tan cómoda como con Ian, había acabado de encontrar un nuevo compinche con quien no tardó mucho en hacer su primera broma. Le pusieron una araña en la comida de Ron quien pegó un brinco del susto que se dio, a lo que todos estallaron en carcajadas. Nadie sospechó que hubieran sido ellos pues también habían robado la capa de invisibilidad de Harry.
En definitiva era George quien mejor le había caído, después de ese episodio, la acompaño a la habitación que le habían dado para que se acomodara esos días. Estuvieron hasta la madrugada hablando, él le conto sobre la muerte de su hermano Fred y de toda la clase de bromas que hicieron juntos.
La que más le gustó fue esa que hicieron durante un examen de la maestra loca, sin conocerla ya le caía mal, lo bueno era que la despidieron tanto del ministerio como de dar clases en Hogwarts. La idea de ver luces en el cielo le agradaba y George lo notó, le prometió que un día lo intentarían juntos.
Las clases se retomarían dentro de mes y medio, Soet luego de que le realizaran algunos exámenes de habilidad determinaron que asistiría al séptimo año, lo que la emocionaba mucho salvo por el hecho de que George no sería su compañero ya que él debía buscar una profesión a la que dedicarse. En los cuatro días que llevaba allí, consciente por supuesto, era con quien más había compartido y lo extrañaría mucho. Con Harry también pasaba mucho tiempo, ahora sabia por él, que Ginny era su novia y que Hermione y Ron, Neville y Luna también andaban. Con él era un poco raro, pues parecía como si le quisiese decir algo, titubeara un poco y después se arrepintiera, era muy tierno con ella eso no lo negaba, pero le incomodaba por que qué pensaría Ginny, sabía que no era bueno compartir tanto tiempo con él, ella podría ponerse celosa. También la trataba bien pero no quería llegar a molestarla.
Draco era quien no la trataba del todo bien, a veces era cortante e irónico, otras veces la trataba con amabilidad, confundida y frustrada decidió que no le tomaría importancia y siempre le respondería educadamente, no olvidaría la crianza de su padrino, el siempre mostraba la misma expresión con las personas y era muy educado aunque no le correspondieran.
Una mañana que quedó de reunirse con las chicas en el comedor para ir a Hosmedage, tardó mucho lo que las preocupó, no solía hacerlo. Mandaron a un fastidiado Draco a buscarla. Entró a la casa de Griffindor y a la habitación de la muchacha, llevándose una mala sorpresa.
(Minutos antes)
Soet buscaba una ropa más a su estilo, la que tanto Ginny, Luna, Hermione y Narcissa le habían traído y aunque lo agradecía, no le parecía bien usarla. La de Ginny era como muy femenina y pues nunca fue tan femenina, la de Hermione era muy formal como para salir de compras con ellas, la de luna era muy aniñada, sin intenciones de ofender a la chica, y al final las de Narcissa eran muy elegantes y ella no iba a una gala.
Se decidió por un short de Ginny, una blusa de Narcissa, un collar de Luna y los zapatos de Hermione, así las llevaba a las cuatro. Cuando estaba por salir, en el estante se fueron formando unas corrientes de neblina oscura y de inmediato se alejó quedando sobre la cama, había olvidado que debió escapar del cuarto.
Se espesó más en una parte y luego se esfumó dejando una nota. Con pasos dudosos se acercó y la tomó. Lo que decía la nota la hizo temblar.
¨ ¿Tu hermanito no te ha dicho nada?, yo que tú me molestaba con Harry¨.
Las lágrimas bajaban por sus mejillas y se auto regañaba por ser tan tonta y no relacionar su apellido a fin de cuentas era el mismo y esa familiaridad que sentía con él, seguro los demás lo sabían y por eso el actuaba raro con ella. Le molestaba, ella es cierto que no los había presionado para que le dijeran todo pero algo como eso no era algo que debían escondérselo. Iba a reclamarles cuando tocaron su puerta, abrió para encontrarse con un rubio platinado que se mostró preocupado.
-¿Cómo pudieron ocultármelo? ¡Tenía derecho a saberlo, qué les pasa, confié en ustedes y con eso me pagan!-. Exclamó gritando y dejando sin palabras al rubio ya que no entendía de cual de tantos secretos hablaba la morocha
-En primer lugar: tranquilízate, segundo: explícame de que rayos hablas-. La morocha lo vio con ojos rencorosos
-Mi propio hermano me lo ocultó, cómo puedo esperar más de ustedes cierto, mucho menos viniendo de ti-. La morocha comenzó a alejarse pero él la sujeto del brazo
-¿a qué te refieres con eso?-. Preguntó confundido
-Los demás por lo menos me tratan con educación, más sin embargo tú solo me ignoras tus palabras están llenas de sarcasmo, soy la única a la que le diriges esas miradas llenas de superioridad y desprecio, ¿crees que no me he fijado?-. Preguntó con toda la calma que pudo mantener, claro que no fue mucha
-No me importa si eso crees, así es como yo miro y si no lo hago con ellos es porque me siendo en deuda con ellos, que yo sepa a ti no te debo nada.-. Soet le dirigió una mirada de decepción
-Bien ya que lo aclaraste, suéltame-. Añadió grosera y se zafó con un jalón ya que él no parecía dispuesto a dejarla ir. Caminó dignamente por el corredor hasta que no tuvo a la vista al rubio, se dirigió al comedor a buscar a las chicas, tenían muchas explicaciones pendientes.
-Soet nos tenías preocupadas, ¿en qué tardaste tanto?-. Preguntó Hermione
-Solo en darme cuenta que tengo un hermano tan egoísta como para no hacérmelo saber-. Murmuró molesta y añadió – ¿y qué tal amanecieron?-. De forma irónica que ya se le estaba pegando. Las chicas se quedaron sin hablar un momento
-No queríamos ser nosotros quienes te lo dijéramos, era una responsabilidad de Harry, no queríamos meternos en eso-. Aportó Hermione
-¡Claro! ¿Y por qué al ver que no lo hacía, no lo dijeron ustedes?-. Gritó Soet, Hermione enmudeció y se vio tan culpable que daba pena ajena
-Escúchame-. Gritó Ginny ya furiosa, típico de ella –No te lo dijimos porque pensamos que sería más duro que te enteraras por nosotras y como puedes ver, no nos equivocamos-. Reprocho la pelirroja – ¿Cómo te enteraste?
-Esta nota apareció de la nada-. Les tendió la nota –voy a hablar con Harry-. Y se marchó del comedor con dirección al campo de quidich donde se metía siempre que no estaba en el castillo.
En la dirección de Hogwarts se debatía sobre el mejor lugar para que Soet se quedase el resto de las vacaciones
-No tengo ningún inconveniente en que sigan en el colegio Cornelius-. Expresó Minerva con convicción, creyendo que era injustificable que el ministro de magia buscara otro lugar para los chicos
-Ya te expliqué que varios se están preguntando por que unos cuantos estudiantes están aquí cuando nunca se les ha permitido permanecer en las vacaciones largas
-Pues deberíamos comentárselo a Harry, estoy segura de que él es quien debe decidir con la chica-. Lo mandaron a llamar y llegó unos cuantos minutos después
-¿pasó algo?-. Preguntó preocupado a lo que los adultos negaron y le comentaron sobre la situación, Harry pensó que sería bueno mudarse a la casa de Sirius y remodelarla un poco, quedarse allí les ayudaría a buscar más opciones y talvez estando en la casa donde vivió Dorea encontrarían respuestas.
Soet buscó en los vestidores y los armarios con escobas, pero no lo encontró a él
-Hola Georgina ¿qué haces aquí? Hoy no programamos juego
-Hola George, ¿has visto a Harry?
-Sí, estábamos hablando cuando lo mandaron a llamar a la dirección, ¿Qué ocurre?-. Ya había notado que Soet no estaba de buenas y que algo rondaba por su cabeza, aunque ella quisiera aparentar tranquilidad, su frente lucía tensa.
-Nada, después hablamos-. Dijo retirándose y dejándole con la duda de qué ocurría, más tarde se enteró por Ron de la última nota.
Soet caminó a la dirección con pensamientos dándole vuelta, porqué él no se lo había confesado, ¿de verdad planeaba decírselo? Y a los demás, los comprendía un poco, pues era cierto que el asunto era solo de ellos dos. A medida se acercó escuchó un poco de la plática dentro de la oficina. Y no le gustó nada lo que dijeron.
Hasta el próximo... besos
Capítulo 9
Soet llevó la mano a su cabeza, dolía mucho. Luego cayó en cuenta que las personas que había visto están ahora junto a ella llenándola de preguntas, desde cómo te sientes, recuerdas lo que pasó, te duele algo, te traigo agua y la última, puedes hablar, vaya ellos por fin se daban cuenta que ella no pronuncio ninguna palabra en todo el rato que llevaba despierta.´
-¿Dónde estoy?-. Pronunció con una calma muy suya
-En Hogwarts, una escuela de…-. La castaña se quedó callada y la morena comprendió que se trataba de la escuela de la que su padrino hablaba, entonces lo recordó todo, la persecución por el bosque, la intromisión en casa de Snape y a el centauro, por suerte no se había equivocado al pensar que estaría bien.
-de magia-. Termino Soet por ella –mi padrino me habló mucho al respecto-. Los chicos se vieron y luego le regresaron la vista como en esas malas películas de detectives
-Me gustaría que nos contaras…-. Unos jóvenes interrumpieron a la muchacha entrando sin cuidado a la enfermería. Para luego quedarse parados un momento. Soet los vio uno a uno intentando analizarlos, no les veía como un peligro, uno le llamo la atención, era rubio de ojos grises, la veía con una mezcla de asombro, curiosidad, afecto y a la vez de repulsión, enfado y rencor, no sabía exactamente como podía eso mezclarse. –Antes te presentaré a algunos amigos-. Los chicos avanzaron con sonrisas algo falsas a excepción de una rubia de aspecto infantil.
-Ellos son… George Wesley-. Un pelirrojo la saludó con una sonrisa lo que se repitió con sus hermanos Ron y Ginny, Neville el pelinegro tímido, luna la rubia que hasta la abrazó, Draco el rubio de gestos severos y finalmente Hermione la castaña y Harry Potter el morocho.
-Es un gusto conocerlos, soy Soet Potter, ¿no te parece una gran casualidad tener el mismo apellido, he Potter?-. Notó el cambio en el ambiente a uno más tenso
-Ya hablaremos de eso, primero nos gustaría saber ¿cómo es que acabaste aquí?-. Preguntó Harry, la morocha les contó todo, por alguna razón sentía que podía contar con ellos y no es como que tuviera más opciones, nadie le ayudaría a dar con su padrino.
Fue un impacto la noticia de su fallecimiento en la guerra mágica, se sentía más sola que nunca pero no se atrevía a exteriorizarlo.
Las expresiones los delataban, había mucho que no le estaban contando pero no les presionaría lo que más quería en ese momento era descansar, le dolían los músculos.
Durmió la mayoría del día y cada vez que despertaba ese chico morocho estaba junto a ella, no negaba que era guapo aunque no su tipo, pero tenía la confianza de volver a dormir sabiendo que el cuidaba sus sueños. Soñó varias veces con la mirada decepcionada de Ian, le dedicaba palabras hirientes que le ponían mal. Lo conocía desde que eran niños y el jamás le diría algo así, pero se sentía tan real.
Cuando despertó a la mañana siguiente le acompañaron a pasear un poco por el jardín y le presentaron a más personas, la directora Minerva, Remus Lupin, Tonks su esposa, al ministro de magia Cornelius, incluso a ese desagradable conserje, entre otros de los cuales ya no recordaba el nombre. La tarde había sido casi igual, Hermione la invitó a la biblioteca con ella y la regañó cuando trató de colarse a la sección restringida diciendo que no le convenía aquel tipo de lecturas, lo que ella no comprendía era que Soet lo hacía por el simple hecho de la emoción que le producía.
En la noche quien la acompañó a la cena fue George con quien se sintió tan cómoda como con Ian, había acabado de encontrar un nuevo compinche con quien no tardó mucho en hacer su primera broma. Le pusieron una araña en la comida de Ron quien pegó un brinco del susto que se dio, a lo que todos estallaron en carcajadas. Nadie sospechó que hubieran sido ellos pues también habían robado la capa de invisibilidad de Harry.
En definitiva era George quien mejor le había caído, después de ese episodio, la acompaño a la habitación que le habían dado para que se acomodara esos días. Estuvieron hasta la madrugada hablando, él le conto sobre la muerte de su hermano Fred y de toda la clase de bromas que hicieron juntos.
La que más le gustó fue esa que hicieron durante un examen de la maestra loca, sin conocerla ya le caía mal, lo bueno era que la despidieron tanto del ministerio como de dar clases en Hogwarts. La idea de ver luces en el cielo le agradaba y George lo notó, le prometió que un día lo intentarían juntos.
Las clases se retomarían dentro de mes y medio, Soet luego de que le realizaran algunos exámenes de habilidad determinaron que asistiría al séptimo año, lo que la emocionaba mucho salvo por el hecho de que George no sería su compañero ya que él debía buscar una profesión a la que dedicarse. En los cuatro días que llevaba allí, consciente por supuesto, era con quien más había compartido y lo extrañaría mucho. Con Harry también pasaba mucho tiempo, ahora sabia por él, que Ginny era su novia y que Hermione y Ron, Neville y Luna también andaban. Con él era un poco raro, pues parecía como si le quisiese decir algo, titubeara un poco y después se arrepintiera, era muy tierno con ella eso no lo negaba, pero le incomodaba por que qué pensaría Ginny, sabía que no era bueno compartir tanto tiempo con él, ella podría ponerse celosa. También la trataba bien pero no quería llegar a molestarla.
Draco era quien no la trataba del todo bien, a veces era cortante e irónico, otras veces la trataba con amabilidad, confundida y frustrada decidió que no le tomaría importancia y siempre le respondería educadamente, no olvidaría la crianza de su padrino, el siempre mostraba la misma expresión con las personas y era muy educado aunque no le correspondieran.
Una mañana que quedó de reunirse con las chicas en el comedor para ir a Hosmedage, tardó mucho lo que las preocupó, no solía hacerlo. Mandaron a un fastidiado Draco a buscarla. Entró a la casa de Griffindor y a la habitación de la muchacha, llevándose una mala sorpresa.
(Minutos antes)
Soet buscaba una ropa más a su estilo, la que tanto Ginny, Luna, Hermione y Narcissa le habían traído y aunque lo agradecía, no le parecía bien usarla. La de Ginny era como muy femenina y pues nunca fue tan femenina, la de Hermione era muy formal como para salir de compras con ellas, la de luna era muy aniñada, sin intenciones de ofender a la chica, y al final las de Narcissa eran muy elegantes y ella no iba a una gala.
Se decidió por un short de Ginny, una blusa de Narcissa, un collar de Luna y los zapatos de Hermione, así las llevaba a las cuatro. Cuando estaba por salir, en el estante se fueron formando unas corrientes de neblina oscura y de inmediato se alejó quedando sobre la cama, había olvidado que debió escapar del cuarto.
Se espesó más en una parte y luego se esfumó dejando una nota. Con pasos dudosos se acercó y la tomó. Lo que decía la nota la hizo temblar.
¨ ¿Tu hermanito no te ha dicho nada?, yo que tú me molestaba con Harry¨.
Las lágrimas bajaban por sus mejillas y se auto regañaba por ser tan tonta y no relacionar su apellido a fin de cuentas era el mismo y esa familiaridad que sentía con él, seguro los demás lo sabían y por eso el actuaba raro con ella. Le molestaba, ella es cierto que no los había presionado para que le dijeran todo pero algo como eso no era algo que debían escondérselo. Iba a reclamarles cuando tocaron su puerta, abrió para encontrarse con un rubio platinado que se mostró preocupado.
-¿Cómo pudieron ocultármelo? ¡Tenía derecho a saberlo, qué les pasa, confié en ustedes y con eso me pagan!-. Exclamó gritando y dejando sin palabras al rubio ya que no entendía de cual de tantos secretos hablaba la morocha
-En primer lugar: tranquilízate, segundo: explícame de que rayos hablas-. La morocha lo vio con ojos rencorosos
-Mi propio hermano me lo ocultó, cómo puedo esperar más de ustedes cierto, mucho menos viniendo de ti-. La morocha comenzó a alejarse pero él la sujeto del brazo
-¿a qué te refieres con eso?-. Preguntó confundido
-Los demás por lo menos me tratan con educación, más sin embargo tú solo me ignoras tus palabras están llenas de sarcasmo, soy la única a la que le diriges esas miradas llenas de superioridad y desprecio, ¿crees que no me he fijado?-. Preguntó con toda la calma que pudo mantener, claro que no fue mucha
-No me importa si eso crees, así es como yo miro y si no lo hago con ellos es porque me siendo en deuda con ellos, que yo sepa a ti no te debo nada.-. Soet le dirigió una mirada de decepción
-Bien ya que lo aclaraste, suéltame-. Añadió grosera y se zafó con un jalón ya que él no parecía dispuesto a dejarla ir. Caminó dignamente por el corredor hasta que no tuvo a la vista al rubio, se dirigió al comedor a buscar a las chicas, tenían muchas explicaciones pendientes.
-Soet nos tenías preocupadas, ¿en qué tardaste tanto?-. Preguntó Hermione
-Solo en darme cuenta que tengo un hermano tan egoísta como para no hacérmelo saber-. Murmuró molesta y añadió – ¿y qué tal amanecieron?-. De forma irónica que ya se le estaba pegando. Las chicas se quedaron sin hablar un momento
-No queríamos ser nosotros quienes te lo dijéramos, era una responsabilidad de Harry, no queríamos meternos en eso-. Aportó Hermione
-¡Claro! ¿Y por qué al ver que no lo hacía, no lo dijeron ustedes?-. Gritó Soet, Hermione enmudeció y se vio tan culpable que daba pena ajena
-Escúchame-. Gritó Ginny ya furiosa, típico de ella –No te lo dijimos porque pensamos que sería más duro que te enteraras por nosotras y como puedes ver, no nos equivocamos-. Reprocho la pelirroja – ¿Cómo te enteraste?
-Esta nota apareció de la nada-. Les tendió la nota –voy a hablar con Harry-. Y se marchó del comedor con dirección al campo de quidich donde se metía siempre que no estaba en el castillo.
En la dirección de Hogwarts se debatía sobre el mejor lugar para que Soet se quedase el resto de las vacaciones
-No tengo ningún inconveniente en que sigan en el colegio Cornelius-. Expresó Minerva con convicción, creyendo que era injustificable que el ministro de magia buscara otro lugar para los chicos
-Ya te expliqué que varios se están preguntando por que unos cuantos estudiantes están aquí cuando nunca se les ha permitido permanecer en las vacaciones largas
-Pues deberíamos comentárselo a Harry, estoy segura de que él es quien debe decidir con la chica-. Lo mandaron a llamar y llegó unos cuantos minutos después
-¿pasó algo?-. Preguntó preocupado a lo que los adultos negaron y le comentaron sobre la situación, Harry pensó que sería bueno mudarse a la casa de Sirius y remodelarla un poco, quedarse allí les ayudaría a buscar más opciones y talvez estando en la casa donde vivió Dorea encontrarían respuestas.
Soet buscó en los vestidores y los armarios con escobas, pero no lo encontró a él
-Hola Georgina ¿qué haces aquí? Hoy no programamos juego
-Hola George, ¿has visto a Harry?
-Sí, estábamos hablando cuando lo mandaron a llamar a la dirección, ¿Qué ocurre?-. Ya había notado que Soet no estaba de buenas y que algo rondaba por su cabeza, aunque ella quisiera aparentar tranquilidad, su frente lucía tensa.
-Nada, después hablamos-. Dijo retirándose y dejándole con la duda de qué ocurría, más tarde se enteró por Ron de la última nota.
Soet caminó a la dirección con pensamientos dándole vuelta, porqué él no se lo había confesado, ¿de verdad planeaba decírselo? Y a los demás, los comprendía un poco, pues era cierto que el asunto era solo de ellos dos. A medida se acercó escuchó un poco de la plática dentro de la oficina. Y no le gustó nada lo que dijeron.
Hasta el próximo... besos
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Hiiiiiiiiiiio ame el cap por eso te pido que la sigas siiiiiiiiiiii
ele tomlinson
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Me alegra que te gustara... justo ahorita no puedo subir, estoy en exámenes, pero el día que los termine subiré uno... besosele tomlinson escribió:Hiiiiiiiiiiio ame el cap por eso te pido que la sigas siiiiiiiiiiii
korediaz
Re: Peter Pan Draco Malfoy y tu
Y en honor a las merecidas vacaciones...
Capítulo 10
Ellos estaban planeando marcharse, dejarla abandonada, ha pero Harry no contaba con que ella supiera la verdad, pues que él se fuera a casa de su padrino que ella ira a la del suyo.
Se retiró a su habitación y comenzó a empacar las dos mudas suyas y se preparó para marcharse en ese momento. Sin otro recurso con que salir, se coló a la habitación de Harry para robar su escoba, pero no la encontró y recordó que había estado en el campo de quidich así que él la tendría consigo. Pasó al cuarto de Draco y encontró su escoba, la tomó y salió de allí a toda prisa.
Un rubio platinado que iba a los jardines a tomar un descanso, después de discutir con la morocha se metió en la biblioteca para investigar en algunos libros y al no poder concentrarse salió. Vio como la chica salía de Hogwarts en una escoba… su escoba y lo más preocupante, con una mochila en su espalda, la misma que traía cuando llegó.
No tenía tiempo para avisar, así que corrió, para fortuna suya los jardines el campo de quidich no quedaban lejos y llegó pronto, se dirigió a los armarios y tomó una escoba para seguirla. Iba a toda velocidad y le tomó unos diez minutos alcanzarla.
–Soet tienes que detenerte-. La morocha se detuvo y lo vio retándolo a continuar –no puedes irte así como así, ya sé que eso te afecto mucho, pero mírale el lado bueno, ahora tienes familia consanguínea.
Eso le molestó más, pensaba ocultarle también eso. Siguió volando, haciendo caso omiso de sus intentos por detenerla, a él ni siquiera le importaba que se quedara así que para qué hacía eso
–Ya detente y madura un poco quieres-. Murmuró el rubio, fue la gota que botó el vaso
–Planean irse, ¿qué quieres?, ¿que me quede sola en ese lugar?-. El rubio se quedó sorprendido lo que le indicó a la muchacha de que él no estaba enterado, quizá a él también lo quisieran abandonar
–Si nos tuviéramos que ir, tu vendrías con nosotros, es tu hermano, no se separaba de ti cuando estuviste dormida todo ese tiempo, no veo porque ahora quiera dejarte, ¿te has puesto a pensar o ha sido la primera idiotez que se te ha ocurrido?-. La morocha recordó cuando despertaba en la noche y él siempre dormía a su lado
–Pues eso era lo más lógico, además por qué estás aquí, que yo sepa no me debes nada-. Agregó con muy mal humor
–Como sea, regresemos antes de que nos busquen-. Regresaban cuando Draco se quedó viéndola, iba tan concentrado que no vio las ramas de unos árboles (volaban bajo por precaución a que los vieran) y salió disparado hacia abajo, su escoba se rompió en el proceso y quedó colgado con los brazos de una rama
–No te quedes allí, ayúdame-. Exigió con miedo a caer, eran como tres o cuatro metros de altura, Soet lo miró con una sonrisa picara
– ¿Quieres que te lleve?-. El rubio asintió –Vamos Draco, pídemelo por favor, que así le dan ganas a uno de hacer favores-. Duraron unos minutos en silencio hasta que accedió a decir por favor, Soet rio con ganas mientras que Draco subía atrás suyo. Llegaron a Hogwarts y ella se fue directo a su habitación a dejar las cosas, para su alivio nadie estaba dentro, ya que había ocasiones en que a las chicas se les daba por esperarla allí.
A los minutos llegó Harry, tenían que hablar y aclarar algunas cosas
–Me contaron que te enteraste, yo… yo quería decírtelo y no podía, hay muchas cosas que aún no sabes y me daba miedo, pánico pensar… no lo sé solo no tuve el valor, lo lamento-. El chico se desahogó y esperó porque su hermana le respondiera, pero ella se mantuvo en silencio, esperaba que le contara que se irían y que talvés pudieran llevarla, pero él no continuó
– ¿Solo eso dirás?
–Hay cosas que todavía no puedes saber, y me gustaría que pudieras esperarme un poco para decírtelas, me duele tener que seguir ocultándote cosas pero creo que te ahorraré las preocupaciones, entiéndeme por favor-. Rogó con ojos tan tristes a los que no pudo resistir y lo abrazó, el primer abrazo que se daban como hermanos oficialmente. –Y no me gusta mucho que te relaciones tanto con George o cualquier otro chico-. Comentó serio, pero Soet no lo tomó así y rio.
Al correr los días el asunto de Soet seguía igual, en los hechizos planteaban una solución y creían poder controlar el regreso de Lord Voldemort, no podían estar más equivocados. Los chicos se mudaron a la mansión de Sirius Black con la aprobación de la chica después de que ella quisiera irse a la mansión de su padrino. Pero le convencieron de que era lo mejor pues esta contaba con una gran seguridad. Las misteriosas charlas que mantenían en la noche a sus espaldas le preocupaba pues aunque prometió no hacerlo los espiaba de muy lejos, no sabía lo que decían pero si veía sus expresiones preocupadas.
A lo largo del mes que pasaron allí recibieron muchas visitas de Narcissa quien gustaba de conversar con ella ya que era como la hija que nunca tuvo y traía comida exquisita y por ello tocaba cazarla pues Ron quería quedarse con toda, Remus y Tonks venían mucho acompañados de Teddy que se encariñó mucho de Soet y George pues le gustaba ver todas las travesuras que hacían juntos y también le dejaban comer cuantas ranas de chocolate quisiera, en secreto, pues a sus padres no les parecía saludable.
La profesora Minerva pasaba de vez en cuando y siempre acababa regañándolos por no permanecer en un solo puesto, sin comprender que no se puede pasar una hora sin moverse; era peor que Hermione en sus peores días. También recibieron mensajes del ministro de magia que los invitaba a conocer y aprender más sobre las instalaciones, obvio que a Hermione le encantaba conocer la historia y a Soet también pues practicaban hechizos con los dementores, ella por fin pudo hacerlo bien pues en los años de práctica con su padrino nunca le había salido. Su patronus era un hermoso fénix como el collar que le regalara su madre antes de morir, por supuesto no lo recordaba pero su padrino se lo había dicho, como si ella desde un principio lo supiera. Claro que Soet tuvo que mentir con su apellido pues le advirtieron que nadie más podía saber que ella era la hermana de Harry por ningún motivo, cosa que le alertó más sobre la gravedad del problema que resolvían sin querer contarle nada.
Los primeros días después de la mudanza conoció a Xenophilos Lovegood, padre de Luna y le cayó de maravilla pues conocía mucho de animales mágicos, disfrutaba con cada consejo que le daba.
Los días en que los chicos se iban a sus reuniones secretas ella aprovechaba y bajaba al sótano y rebuscaba entre las cosas viejas de allí queriendo encontrar cualquier cosa que le quitara el aburrimiento.
La última vez que bajo allí, una nube de polvo le provocó una fuerte tos y al intentar salir chocó con un librero y este comenzó a abrirse. Con intensa curiosidad entró, utilizando una linterna grande, el hechizo lumus le parecía que abarcaba muy poco espacio. Le sorprendió encontrarse con una habitación de dama del siglo XIX, no había polvo como en el sótano pero también parecía como si nadie hubiese puesto un pie allí en años.
Una cama con dosel en el centro y un armario enorme lleno de ropa bonita y elegante. Un estante de zapatos nuevos y unas escaleras con forma de caracol en las que subió emocionada por lo que encontraría arriba. Una biblioteca completa y un escritorio muy bonito, que daban ganas de sentarse a escribir o leer, la clase de escritorio que un poeta utilizaría para escribir un gran poema.
Sobre el solo había un pequeño libro que por lo que se veía debía ser antiguo. Lo abrió y en la primera página encontró el nombre de su dueña Grismelda Black, y declaraba que era su diario privado. Bajó a la cama y acostada leyó la primera parte donde especificaba su uso: podía abrir puertas en cualquier otro sitio para entrar, solo debía llevar el anillo que estaba en el alhajero y también podía abrir puertas de salida a donde quisiera con la única condición que conociera el lugar donde iba. Podía pedir que la habitación del segundo piso tuviera lo que ella imaginara. Así que detuvo su lectura y de inmediato visualizó en su mente una sala de cine con muchas películas y comida. Tal como segundos después sucedió, vio tres: Los ilusionistas, nada es lo que parece; el último regalo y el conjuro, con la que le dio un poco de miedo más esas partes donde la mujer caía dentro de una pared.
Al salir se llevó consigo el anillo, ya no volvería al sótano nunca en su vida. No después de ver esas escenas en el sótano de la película.
Cuando regresaron los chicos quería decirles pero recordó que ellos mantenían sus secretos, porqué ella no podría tener unos cuantos. Un día antes de partir a Hogwarts fueron a Hosmedage por sus útiles. A reponer su varita, ya que en su última huida se quebró. El señor Ollivanders, le entregó varias a que probara y en la tercera encontró la suya, una de secouya con centro de dragón, de treinta y dos centímetros y flexible, se decepcionó un poco ya que creía que volvería ser como la de antes, núcleo de fénix y onir de veinte y seis centímetros y ligeramente flexible. Compró una lechuza macho a la que llamó Serpens. Y Harry una a la que nombró igual que la anterior en honor a su memoria, ya que había dado la vida por él.
En la noche se acostaron temprano por orden de Hermione y Ginny quienes expresamente se quedaron a dormir con ella para que no hiciera de las suyas y mandaron a Harry y Ron a dormir con George, les alegraba verlo más animado desde la muerte de Fred. Draco durmió en su casa como en otras ocasiones. Cuando se despertaron no perdieron tiempo y temprano llegaron a la plataforma tres cuartos. Pasaron más de mes juntos y lo sintieron corto.
En el camino guardaron silencio, algo impropio de ellos y menos si veían nuevamente a sus otros amigos. En el primer compartimiento iban Luna, Neville, Soet y George quien pensaba en la mejoría de su estado de ánimo pues él también la había notado, aun extrañaba a su hermano pero ahora tenía una hermana más y sabía que a Fred no le hubiera molestado. De hecho también planeó su próxima misión, no era de extrañarse que dieran una bienvenida a los de primer año.
Luna veía concentrada a Soet, desde al menos una semana la notaba un poco distraída y un poco alejada incluso de George, le preocupaba que sospechara algo, ella les había insistido a los demás que le dijeran la verdad, pues podía afectarla más si se enteraba por otra nota. Esperaba no volvieran pues desde que le revelara el secreto no había vuelto ninguna.
Neville dormía recostado en el hombro de su novia, el cuerpo se le hacía pesado mientras en sueños luchaba con la espada de griffindor contra un monto de hechiceros a quienes no les identificaba la cara, pero les vencía.
Soet solo recordaba que podría volver en el momento que quisiera y leería más libros, encontró una sección con cinco libreros llenos de novelas basadas en mitología y magia, sus favoritas.
En el segundo compartimento iban Hermione, Harry, y Ron comía grageas de todos los sabores y hacia muecas extrañas cuando le tocaba una con mal sabor, apilaba sobre su rodilla un montón de tarjetas de magos famosos, el primero en salirle fue Dombuldore como casi siempre y no le sorprendió cuando en una encontró a su amigo.
Hermione negaba con la cabeza cada vez que veía a Ron llenarse la boca, nunca cambiaría y así lo seguiría queriendo y aunque el misterio su amiga seguía sin resolverse sabía que estaban cerca, pues el grupo de magos con quienes trabajaba eran excepcionales y ya seguían una pista.
Harry experimentaba un ataque de celos fraternales, como los llamaba Hermione. Pero qué culpa tenía el si su hermana prefería pasar tiempo con George. Perfectamente cabía en su compartimento, pero no. Se había ido sin mirar atrás. Y tampoco comprendía porqué con el desaparecido Draco ya no se hablaban, si uno llegaba el otro se iba y se ignoraban a tal punto que ni sus miradas se dirigían. No sabía de qué se estaba perdiendo de la vida de su hermana.
Al final del vagón Draco meditaba sobre su situación, a su madre no la respetaban, si iba por la calle o en los lugares a los que asistía la insultaban solo por los errores que toda la familia había cometido. Le molestaba y su madre solo se dedicaba a ignorarlos, lo que lo molestaba más. Debía hacer algo por ambos, quería que trataran bien a su madre, no importaba como lo trataban a él.
En una mansión destruida dos personas se reunían, una mujer de mayor edad y un hombre de unos veinte y ocho años.
-Manda la siguiente nota, les afectará más que las otras juntas-. Su risa malévola inundaba la sala.
-Sí, señora-. El hombre sale y se retuerce las manos con nerviosismo, si se distorsiona un solo detalle, todo volverá a salir mal. Y envió la nota a la casa de Sirius, donde sabía que ellos estaban.
Pero lo que no supo fue que los chicos ya habían partido y la nota no fue recibida, no ese día…
Bueno ya que mañana no podré subir, pues lo he adelantado para hoy...
Y bueno me estoy quedando seca de ideas, así que acepto sugerencias, comentarios, críticas y toda cosa que se les ocurra...
Besos y hasta la próxima
Capítulo 10
Ellos estaban planeando marcharse, dejarla abandonada, ha pero Harry no contaba con que ella supiera la verdad, pues que él se fuera a casa de su padrino que ella ira a la del suyo.
Se retiró a su habitación y comenzó a empacar las dos mudas suyas y se preparó para marcharse en ese momento. Sin otro recurso con que salir, se coló a la habitación de Harry para robar su escoba, pero no la encontró y recordó que había estado en el campo de quidich así que él la tendría consigo. Pasó al cuarto de Draco y encontró su escoba, la tomó y salió de allí a toda prisa.
Un rubio platinado que iba a los jardines a tomar un descanso, después de discutir con la morocha se metió en la biblioteca para investigar en algunos libros y al no poder concentrarse salió. Vio como la chica salía de Hogwarts en una escoba… su escoba y lo más preocupante, con una mochila en su espalda, la misma que traía cuando llegó.
No tenía tiempo para avisar, así que corrió, para fortuna suya los jardines el campo de quidich no quedaban lejos y llegó pronto, se dirigió a los armarios y tomó una escoba para seguirla. Iba a toda velocidad y le tomó unos diez minutos alcanzarla.
–Soet tienes que detenerte-. La morocha se detuvo y lo vio retándolo a continuar –no puedes irte así como así, ya sé que eso te afecto mucho, pero mírale el lado bueno, ahora tienes familia consanguínea.
Eso le molestó más, pensaba ocultarle también eso. Siguió volando, haciendo caso omiso de sus intentos por detenerla, a él ni siquiera le importaba que se quedara así que para qué hacía eso
–Ya detente y madura un poco quieres-. Murmuró el rubio, fue la gota que botó el vaso
–Planean irse, ¿qué quieres?, ¿que me quede sola en ese lugar?-. El rubio se quedó sorprendido lo que le indicó a la muchacha de que él no estaba enterado, quizá a él también lo quisieran abandonar
–Si nos tuviéramos que ir, tu vendrías con nosotros, es tu hermano, no se separaba de ti cuando estuviste dormida todo ese tiempo, no veo porque ahora quiera dejarte, ¿te has puesto a pensar o ha sido la primera idiotez que se te ha ocurrido?-. La morocha recordó cuando despertaba en la noche y él siempre dormía a su lado
–Pues eso era lo más lógico, además por qué estás aquí, que yo sepa no me debes nada-. Agregó con muy mal humor
–Como sea, regresemos antes de que nos busquen-. Regresaban cuando Draco se quedó viéndola, iba tan concentrado que no vio las ramas de unos árboles (volaban bajo por precaución a que los vieran) y salió disparado hacia abajo, su escoba se rompió en el proceso y quedó colgado con los brazos de una rama
–No te quedes allí, ayúdame-. Exigió con miedo a caer, eran como tres o cuatro metros de altura, Soet lo miró con una sonrisa picara
– ¿Quieres que te lleve?-. El rubio asintió –Vamos Draco, pídemelo por favor, que así le dan ganas a uno de hacer favores-. Duraron unos minutos en silencio hasta que accedió a decir por favor, Soet rio con ganas mientras que Draco subía atrás suyo. Llegaron a Hogwarts y ella se fue directo a su habitación a dejar las cosas, para su alivio nadie estaba dentro, ya que había ocasiones en que a las chicas se les daba por esperarla allí.
A los minutos llegó Harry, tenían que hablar y aclarar algunas cosas
–Me contaron que te enteraste, yo… yo quería decírtelo y no podía, hay muchas cosas que aún no sabes y me daba miedo, pánico pensar… no lo sé solo no tuve el valor, lo lamento-. El chico se desahogó y esperó porque su hermana le respondiera, pero ella se mantuvo en silencio, esperaba que le contara que se irían y que talvés pudieran llevarla, pero él no continuó
– ¿Solo eso dirás?
–Hay cosas que todavía no puedes saber, y me gustaría que pudieras esperarme un poco para decírtelas, me duele tener que seguir ocultándote cosas pero creo que te ahorraré las preocupaciones, entiéndeme por favor-. Rogó con ojos tan tristes a los que no pudo resistir y lo abrazó, el primer abrazo que se daban como hermanos oficialmente. –Y no me gusta mucho que te relaciones tanto con George o cualquier otro chico-. Comentó serio, pero Soet no lo tomó así y rio.
Al correr los días el asunto de Soet seguía igual, en los hechizos planteaban una solución y creían poder controlar el regreso de Lord Voldemort, no podían estar más equivocados. Los chicos se mudaron a la mansión de Sirius Black con la aprobación de la chica después de que ella quisiera irse a la mansión de su padrino. Pero le convencieron de que era lo mejor pues esta contaba con una gran seguridad. Las misteriosas charlas que mantenían en la noche a sus espaldas le preocupaba pues aunque prometió no hacerlo los espiaba de muy lejos, no sabía lo que decían pero si veía sus expresiones preocupadas.
A lo largo del mes que pasaron allí recibieron muchas visitas de Narcissa quien gustaba de conversar con ella ya que era como la hija que nunca tuvo y traía comida exquisita y por ello tocaba cazarla pues Ron quería quedarse con toda, Remus y Tonks venían mucho acompañados de Teddy que se encariñó mucho de Soet y George pues le gustaba ver todas las travesuras que hacían juntos y también le dejaban comer cuantas ranas de chocolate quisiera, en secreto, pues a sus padres no les parecía saludable.
La profesora Minerva pasaba de vez en cuando y siempre acababa regañándolos por no permanecer en un solo puesto, sin comprender que no se puede pasar una hora sin moverse; era peor que Hermione en sus peores días. También recibieron mensajes del ministro de magia que los invitaba a conocer y aprender más sobre las instalaciones, obvio que a Hermione le encantaba conocer la historia y a Soet también pues practicaban hechizos con los dementores, ella por fin pudo hacerlo bien pues en los años de práctica con su padrino nunca le había salido. Su patronus era un hermoso fénix como el collar que le regalara su madre antes de morir, por supuesto no lo recordaba pero su padrino se lo había dicho, como si ella desde un principio lo supiera. Claro que Soet tuvo que mentir con su apellido pues le advirtieron que nadie más podía saber que ella era la hermana de Harry por ningún motivo, cosa que le alertó más sobre la gravedad del problema que resolvían sin querer contarle nada.
Los primeros días después de la mudanza conoció a Xenophilos Lovegood, padre de Luna y le cayó de maravilla pues conocía mucho de animales mágicos, disfrutaba con cada consejo que le daba.
Los días en que los chicos se iban a sus reuniones secretas ella aprovechaba y bajaba al sótano y rebuscaba entre las cosas viejas de allí queriendo encontrar cualquier cosa que le quitara el aburrimiento.
La última vez que bajo allí, una nube de polvo le provocó una fuerte tos y al intentar salir chocó con un librero y este comenzó a abrirse. Con intensa curiosidad entró, utilizando una linterna grande, el hechizo lumus le parecía que abarcaba muy poco espacio. Le sorprendió encontrarse con una habitación de dama del siglo XIX, no había polvo como en el sótano pero también parecía como si nadie hubiese puesto un pie allí en años.
Una cama con dosel en el centro y un armario enorme lleno de ropa bonita y elegante. Un estante de zapatos nuevos y unas escaleras con forma de caracol en las que subió emocionada por lo que encontraría arriba. Una biblioteca completa y un escritorio muy bonito, que daban ganas de sentarse a escribir o leer, la clase de escritorio que un poeta utilizaría para escribir un gran poema.
Sobre el solo había un pequeño libro que por lo que se veía debía ser antiguo. Lo abrió y en la primera página encontró el nombre de su dueña Grismelda Black, y declaraba que era su diario privado. Bajó a la cama y acostada leyó la primera parte donde especificaba su uso: podía abrir puertas en cualquier otro sitio para entrar, solo debía llevar el anillo que estaba en el alhajero y también podía abrir puertas de salida a donde quisiera con la única condición que conociera el lugar donde iba. Podía pedir que la habitación del segundo piso tuviera lo que ella imaginara. Así que detuvo su lectura y de inmediato visualizó en su mente una sala de cine con muchas películas y comida. Tal como segundos después sucedió, vio tres: Los ilusionistas, nada es lo que parece; el último regalo y el conjuro, con la que le dio un poco de miedo más esas partes donde la mujer caía dentro de una pared.
Al salir se llevó consigo el anillo, ya no volvería al sótano nunca en su vida. No después de ver esas escenas en el sótano de la película.
Cuando regresaron los chicos quería decirles pero recordó que ellos mantenían sus secretos, porqué ella no podría tener unos cuantos. Un día antes de partir a Hogwarts fueron a Hosmedage por sus útiles. A reponer su varita, ya que en su última huida se quebró. El señor Ollivanders, le entregó varias a que probara y en la tercera encontró la suya, una de secouya con centro de dragón, de treinta y dos centímetros y flexible, se decepcionó un poco ya que creía que volvería ser como la de antes, núcleo de fénix y onir de veinte y seis centímetros y ligeramente flexible. Compró una lechuza macho a la que llamó Serpens. Y Harry una a la que nombró igual que la anterior en honor a su memoria, ya que había dado la vida por él.
En la noche se acostaron temprano por orden de Hermione y Ginny quienes expresamente se quedaron a dormir con ella para que no hiciera de las suyas y mandaron a Harry y Ron a dormir con George, les alegraba verlo más animado desde la muerte de Fred. Draco durmió en su casa como en otras ocasiones. Cuando se despertaron no perdieron tiempo y temprano llegaron a la plataforma tres cuartos. Pasaron más de mes juntos y lo sintieron corto.
En el camino guardaron silencio, algo impropio de ellos y menos si veían nuevamente a sus otros amigos. En el primer compartimiento iban Luna, Neville, Soet y George quien pensaba en la mejoría de su estado de ánimo pues él también la había notado, aun extrañaba a su hermano pero ahora tenía una hermana más y sabía que a Fred no le hubiera molestado. De hecho también planeó su próxima misión, no era de extrañarse que dieran una bienvenida a los de primer año.
Luna veía concentrada a Soet, desde al menos una semana la notaba un poco distraída y un poco alejada incluso de George, le preocupaba que sospechara algo, ella les había insistido a los demás que le dijeran la verdad, pues podía afectarla más si se enteraba por otra nota. Esperaba no volvieran pues desde que le revelara el secreto no había vuelto ninguna.
Neville dormía recostado en el hombro de su novia, el cuerpo se le hacía pesado mientras en sueños luchaba con la espada de griffindor contra un monto de hechiceros a quienes no les identificaba la cara, pero les vencía.
Soet solo recordaba que podría volver en el momento que quisiera y leería más libros, encontró una sección con cinco libreros llenos de novelas basadas en mitología y magia, sus favoritas.
En el segundo compartimento iban Hermione, Harry, y Ron comía grageas de todos los sabores y hacia muecas extrañas cuando le tocaba una con mal sabor, apilaba sobre su rodilla un montón de tarjetas de magos famosos, el primero en salirle fue Dombuldore como casi siempre y no le sorprendió cuando en una encontró a su amigo.
Hermione negaba con la cabeza cada vez que veía a Ron llenarse la boca, nunca cambiaría y así lo seguiría queriendo y aunque el misterio su amiga seguía sin resolverse sabía que estaban cerca, pues el grupo de magos con quienes trabajaba eran excepcionales y ya seguían una pista.
Harry experimentaba un ataque de celos fraternales, como los llamaba Hermione. Pero qué culpa tenía el si su hermana prefería pasar tiempo con George. Perfectamente cabía en su compartimento, pero no. Se había ido sin mirar atrás. Y tampoco comprendía porqué con el desaparecido Draco ya no se hablaban, si uno llegaba el otro se iba y se ignoraban a tal punto que ni sus miradas se dirigían. No sabía de qué se estaba perdiendo de la vida de su hermana.
Al final del vagón Draco meditaba sobre su situación, a su madre no la respetaban, si iba por la calle o en los lugares a los que asistía la insultaban solo por los errores que toda la familia había cometido. Le molestaba y su madre solo se dedicaba a ignorarlos, lo que lo molestaba más. Debía hacer algo por ambos, quería que trataran bien a su madre, no importaba como lo trataban a él.
En una mansión destruida dos personas se reunían, una mujer de mayor edad y un hombre de unos veinte y ocho años.
-Manda la siguiente nota, les afectará más que las otras juntas-. Su risa malévola inundaba la sala.
-Sí, señora-. El hombre sale y se retuerce las manos con nerviosismo, si se distorsiona un solo detalle, todo volverá a salir mal. Y envió la nota a la casa de Sirius, donde sabía que ellos estaban.
Pero lo que no supo fue que los chicos ya habían partido y la nota no fue recibida, no ese día…
Bueno ya que mañana no podré subir, pues lo he adelantado para hoy...
Y bueno me estoy quedando seca de ideas, así que acepto sugerencias, comentarios, críticas y toda cosa que se les ocurra...
Besos y hasta la próxima
korediaz
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