Déjame Amarte {Louis Tomlinson} CANCELADA

Después de mi merecida ducha caliente, había ido a la cocina a preparar mi chocolate. Hacía un frío infernal, y no había dejado de llover. Pero esta vez era mas suave la lluvia. Cuando mi chocolate caliente estuvo listo, me dirigí hacia la sala a sentarme en el sofá y descansar un momento. Niall me había enviado un mensaje minutos antes diciéndome que vendría a eso de las 5.
La puerta principal se abrió, dejándome ver a mi madre. Ésta traía unas cuantas bolsas y paquetes. Dejó su chaqueta en el perchero y los paquetes en el suelo.

—Hola, _____.
—Hola -susurré encendiendo la televisión- ¿Y Papá?
—En el trabajo. Tiene una conferencia así que vendrá a las ocho.
—Típico...-mascullé bufando-
—Típico, que? -preguntó confundida-
—Nada, olvídalo -respondí secamente-
—Por cierto... El mes que viene tu padre y yo viajaremos a Australia por dos semanas. -dijo desde la cocina, sirviéndose un baso de agua-
—¿El mes que viene? ¿Qué día? -me asomé hasta allá, sentándome en la barra-
—El viajemos el 13.
—¿El 13? -pregunté asombrada- Mamá... sí sabes que día es el siguiente, ¿no? -inquirí-
—La verdad... no.
—¡Esto es insólito! -bufé dándome media vuelta- ¡Estás tan metida en ti misma y en ese maldito trabajo que ni por la mierda te acuerdas de mi cumpleaños! -escupí dolida-
—!Hey! No me hables así, _____ Garrett. -frunció el ceño- Y bueno, ¡perdón!. Tengo muchas cosas en la cabeza como para acordarme de esas fechas.
—Oh por dios...-reí amargamente- Osea que.. ¿mi cumpleaños o algo sobre mi, no es importante para ti?
—No quise decir eso... -rodó los ojos-
—Oh, claro que sí. -me crucé de brazos- En mi cumpleaños pasado estuviste sólo unos minutos conmigo ya que tenías que trabajar, al igual que papá. Y esta vez te irás de viaje. ¡Vaya que te importo!. ¿El maldito trabajo es mas importante que yo? ¡Soy su hija! No el perro que lo pueden abandonar porque sí. -señalé como ejemplo a Doug. Este me ladró.
—Ya, ¿si?. No hagas que me de un dolor de cabeza. -bufó y salió de la cocina-
—Ahora soy un dolor de cabeza...-reí amargamente- Estoy harta mamá, ¿sabes?. Has cambiado mucho. Ustedes han cambiado mucho. No son los mimos. Me dejan a un lado. Pasé a ser un segundo plano para ustedes... ¿Pero sabes?, mejor que se vayan esa semana. Por fin podré tener la casa en paz.
—¡Yo también estoy harta de ti! No eres mas que una malcriada e irrespetuosa. -escupió molesta. De acuerdo, eso había dolido mucho.- Cuando te falten tus cosas personales y eso, no me vengas llorando a pedir dinero. Mas bien, no te daremos más dinero. Tendrás que ganártelo por ti misma. Trabajando.
—El dinero no lo es todo...
—Claro que sí -se rió- El dinero es importante para poder mantenernos. Mas bien deberías de estar agradecida con lo que tienes. Eres una malagradecida.
—Yo no estoy diciendo que no estoy agradecida. Sólo te estoy diciendo que no todo es dinero. Existe el amor de familia, sabes?. Que eso es algo que nosotros no lo tenemos.
—Ya te pusiste con tus cursilerías. -rodó los ojos fastidiada- Déjame en paz, ¿de acuerdo?. Ve y sal o has tus tareas, no sé. Sólo déjame en paz.

Y así, sin mas, se fue hacia su habitación.

Me quedé con la boca abierta, asombrada por su actitud. ¿Esa era mi mamá?. Sin duda, no lo era. Sentí unas terribles ganas de llorar. De tristeza, decepción y odio. Pero no lo hice. Aún así, no pude contener las lagrimas. Solté algunas y las limpié rápidamente, con furia.
Subí hasta mi habitación y me quedé ahí, hasta que Niall había llegado horas después.


—Hola, preciosa —saludó el rubio desde la puerta. Le planté un sonoro beso en su mejilla y lo dejé pasar.
—¿Quieres estar aquí o ir al patio? —le pregunté.
—Uhm, en el patio esta bien.
—De acuerdo. Ve. Yo buscaré los dulces que te tengo. —sonreí.
—Dios. Por eso te amo. —me reí y el salió hacia el patio.
Busqué en la cocina los dulces para mi mejor amigo, y luego me dirigí hacia el lugar. Pero antes, mi celular que se encontraba en la mesa al lado del televisor, sonó. Era una llamada.
Me acerqué hasta allí y lo tomé. Al ver quien era, sonreí.

—Louis —le contesté un poco nerviosa, sonriendo.
—Hola, ____ —contestó él— ¿Cómo estás? —preguntó. Pude adivinar que estaba viendo un partido de Soccer, ya que oyó el "Gol" de la televisión.
—Bien, gracias. ¿Y tú? —caminé hasta el patio y me senté al lado de rubio. Él levantó la vista de su móvil y se concentró en mi.
—No muy bien. No te...
—¿Qué tienes? —le interrumpí a lo que fuera que iba a decir. Mi voz sonó preocupada y eso alarmó a Niall. Que se acercó a escuchar mi conversación pero lo aparté. Él hizo un puchero y se cruzó de brazos.
—No es nada grave. Sólo un resfriado. Te llamaba para saber si te había agarrado uno también. Pero me alegra que estés bien.
—Oh —suspiré aliviada— Me había preocupado.
—¿En serio? —preguntó él. Pude percibir su asombro.
—Sí...
—¿Quién es? —preguntó Niall en un susurro.
—¿Estás con alguien? —preguntó Louis.
—Sí, Louis. Con Niall. —contesté. El rubio me miró y sonrió pícaro.
—Mándale saludos.
—De acuerdo... Oye y... ¿podrás ir a clases mañana?
—¿No te has enterado?
—¿De qué? —pregunté extrañada.
—Mañana no hay clases. Hay consejo de curso o algo así.
—¡Oh, si! —exclamé feliz. Louis rió. Su risa era muy hermosa.
—Tenemos el día libre. Creo que me quedaré en casa a descansar.
—Al parecer yo también. O tal vez pase a visitarte. ¿Se puede? —pregunté esperando que dijera que sí.
—¿Qui..quieres venir? —tartamudeo.
—Bueno sí. Si tu puedes y quieres, claro...
—Oh, ehm... De acuerdo. No tengo problema. —sonreí— Creo que este resfriado durará dos días. Según mi madre.
—¿A que hora puedo ir?
—A las... 11 de la mañana esta bien. Podemos ordenar una pizza o comida china. —propuso. Volví a sonreír.
—Perfecto. Entonces...Nos vemos mañana.
—Nos vemos mañana. Adiós. —musitó y colgó la llamada.

Me quedé unos segundos mirando mi celular y sonreí. Sentí la mirada de Niall y me sonrojé un poco.

—¿Qué?
—Te gusta. —no era una pregunta. Era una afirmación.
—¿Qué?. Claro que no... —mentí, la verdad es que... si me gustaba un poco— Sólo es mi amigo. Bueno, ahora sí se le puede decir que lo es.
—No me mientas...
—Niall... En serio.
—No te creo —alzó una ceja—
—Diablos —rodé los ojos— Bueno, tal vez sí... Un poco. No sé, ¿de acuerdo?. Estoy confundida.
—Louis es un muy chico. A pesar de que no lo conozco mucho, sé que lo es.
—Lo es —sonreí— Me costó un poco llegar a él.
—¿Mañana lo irás a ver?
—Sí —asentí— Tiene resfriado y quiero ir a verlo... Ya sabes.
—Entiendo... —sonrió—
—Hablemos de otra cosa. ¡Falta menos de dos semanas y ya te vendrás a vivir aquí! —exclamé emocionada—
—Lo sé —el rubio rió— Ya he estado empacando mis cosas.
—Me será bueno tener tu compañía. Me siento sola en esta casa. Y de paso los problemas con mis padres...
—¿Otra vez problemas? —preguntó él y suspiré asintiendo—
—Hoy discutí con mi madre y bueno... No creo que nos hablemos por un tiempo. Pero bueno, no me importa. —hice una mueca— Se irán a Australia por dos semanas y no estarán para mi cumpleaños. Otra vez.
—¿En serio?. ¿Pero qué les pasa? —se le notaba un tanto enojado— No importa. Te prometo que te haré la mejor fiesta.
—Gracias Niall —reí— Ojalá fueras mi hermano. Bueno, lo eres, literalmente.
—Lo soy —sonreí—

Nos quedamos unas largas horas hablando, bromeando y comiendo.
A eso de las diez de la noche, Niall se fue para su casa. Luego de despedirme, me fui a mi habitación y me acosté. La verdad es que estaba muy cansada y la recién discusión con mi madre me tenía un tanto desanimada. A pesar de que el rubio me había subido el ánimo.

LO SÉÉÉÉÉÉÉ. ESTE CAPITULO ESTÁ DEL ASCO!. Perdón por toda la tardanza. No tenía internet....
Les quiero informar algo... Puede que cancele la novela temporalmente, ¿por qué?. Ya les digo:

1. Dentro de unas semanas comenzaré las clases y no creo tener tiempo para escribir. Este año será muy agitado y fuerte, no tendré ni tiempo de entrar a internet ni nada. Y no quiero bajar mis calificaciones.

2. La verdad es que ya no tengo mucha imaginación para esta novela... Y no quiero escribir horribles capitulos para ustedes.

Espero que no me odien o algo, por favor entiendan... No estoy diciendo que la cancelaré por siempre, sólo temporalmente. En unos días les subo el cap siguiente.
Y cuando pueda, sí es posible, subiré. RECUERDEN: NO LA CANCELARÉ POR SIEMPRE, SOLO POR UN TIEMPO. O bueno para que no suene tan así, lo que quiero decir es que no podré subir tan seguido.
Espero que entiendan y tampoco me abandonen así... :( Las quiero. Y perdón por este aburrido capitulo. No me gustó mucho :sad: En unos días la sigo!!! :(L): 

A eso de las nueve de la mañana me levanté.
Hice mi desayuno ya que mi mamá se encontraba trabajando y papá –por cosa rara- tenía el día libre y se encontraba durmiendo.
A las diez me di una ducha y empecé a arreglarme para ir a lo de Louis.
No sabía qué diablos ponerme. No es que me importara mucho estar súper glamurosa o algo por el estilo… Bueno sí, me importa. Tampoco es que crean que soy la chica que anda por la calle vestida en fachas, no. A lo que me refiero es que no estoy con eso de las otras chicas que se enfrascan mucho en verse bien. Mi estilo es simple, y me gusta.
Así, como el día se encontraba fresco –ni frío, ni calor- pero hacía más que todo frío, opte por unos jeans claros medio rotos, un suéter color blanco donde en el medio decía “New York” en letras color negro, unas botas negras y un gorrito de lana blanco. Mi cabello se encontraba húmedo por lo que me apliqué un poco de espuma para que no se explotara luego. Mi cabello me encanta, pero algunas veces suele ponerse rebelde y odio eso. A veces sentía que tenía que cortar mi cabello –ya que me llegaba un poco arriba del trasero- pero Mariana me insistía que no lo hiciera, que se veía hermoso. Pero si llegaba a pasar del largo que lo tenía actualmente, sí debía cortármelo. Tan largo tampoco me gusta.
Me apliqué un poco de brillo en los labios y terminé de alistarme. Tomé mi móvil y lo guardé en el bolsillo trasero de mi pantalón, y en un bolsito guardé tres chocolates que le llevaba al castaño.
Salí de mi habitación y caminé hasta la de mi padre. Tenía que avisarle que saldría. Él sabía que estaba en casa y si despertaba y no me encontraba podría preocuparse…
¿En serio, _____? ¿Preocuparse? Lo dudo. Creo que ni hasta se daría cuenta de que salí o de que estoy en casa. Pero bueno, como sea, le iba avisar.

—Papá. —lo llamé moviendo su brazo suavemente. Éste frunció el ceño y se dio vuelta, aún con los ojos cerrados— ¡Papá!. —lo volví a llamar. Él poco a poco abrió su ojos.
—¿Qué? —preguntó con los ojos entrecerrados.
—Ah, que… Voy a salir. No llegaré hasta la tarde o la noche, no sé.
—Eh, esta bien. —bostezó— ¿Y a dónde vas?
—A casa de un amigo. Esta enfermo e iré a visitarle. —expliqué—
—Oh, está bien. No llegues tan tarde. —medio sonrió y cerró sus ojos de apoco.
—De acuerdo, Adiós. —sonreí con labios sellados y me marché de su habitación.
Al estar en la planta de abajo, tomé las llaves de mi auto y antes de salir, de despedí de Doug. Le acaricié su pancita y le di unos besitos en su cabecita.
Cerré la puerta a mis espaldas y luego fui hasta el porche a buscar mi pequeño pero amado auto. Me monté en él y dejé mi bolso en el asiento del copiloto.
Salí del lugar y tomé marcha hacia lo de Louis. Su casa quedaba un poco lejos de la mía, pero no tanto. Unos 25 minutos si no había tráfico.


Cuando finalmente llegué, estacioné enfrente de su casa. Apagué el motor, me bajé y luego coloqué el seguro.
El vecindario donde vivía Louis era casa igual que el mío. Solo que aquí era un poco más tranquilo y con menos casas. Aún así, era lindo y agradable.
Me acerqué un poco nerviosa hasta la puerta color blanca, y toqué el timbre.
Di un suspiro y a los segundos se abrió la puerta, dejando ver a la agradable señora Jay. Ésta al verme, se asombró pero me regaló una amable y agradable sonrisa.

—¡____, cariño! Que agradable verte por aquí. Ven, pasa, estás en tu casa.
Jay me dio paso y le sonreí cortés. Ella luego cerró la puerta y se giró a verme. Llevaba un delante de cocina por lo que supuse que estaba cocinando.
—También me alegra mucho verla. Gracias. —le sonreí. Le di un pequeño abrazo y un beso en la mejilla.
—Me imagino que has venido a ver a Louis, ¿no? —asentí un poco sonrojada— Él ha estado con un resfriado desde ayer. No ha salido de esa habitación y como verás, lo estoy tratando como el propio niño pequeño. —dijo bromeando a lo que sonreí y reí también.
—Sí, él me dijo. Por eso he venido a visitarle.
—Aw, que parece un gesto muy lindo de tu parte. —Jay sonrió— Estoy preparando un chocolate caliente, ¿quieres un poco?.
—Oh —asentí. Como decir que no— Claro.
—Bueno, ven. Ya está listo. Así aprovechas y te llevas el de Louis.
Asentí y ella me hizo señas para que la siguiera hasta la cocina.
Entramos y ella se dispuso a servir el chocolate en unas tasas.
—Y cuéntame, ¿Cómo se porta Louis contigo? —preguntó un tanto curiosa, mirándome de soslayo.
—Muy bien. Es un chico muy agradable. Un tanto reservado pero me cae bien. —sonreí.
—Eso es bueno —se giró a mirarme— Y bueno, Louis es así. Siempre lo ha sido, de hecho. Pero más que todo desde que comenzó a tener problemas en la escuela y bueno… con lo de su padre, mi esposo. —ella al mencionar lo último, bajó un poco la cabeza y suspiró. Sus ojos se apagaron y luchó para no soltar unas cuantas lágrimas. La verdad me sentí muy mal, perder a un padre y esposo debe ser lo más horrible del mundo. Tal vez no tenga buena relación con mi papá y sienta que a veces ni le importo, pero en el fondo, lo quiero mucho y no me imagino perderlo de esa manera.
—Oh, sí… Me lo contó. Lo lamento muchísimo. Debe ser fuerte su situación. —me acerqué hasta ella y me situé a su lado, dándole un abrazo.
—Lo es. —Suspiró— He estado superándolo poco a poco. Pero a pesar de los años, no puedo dejar de amarle y extrañarle. Pero… me toca vivir así. Louis ha sido un gran apoyo. Él también ha sufrido mucho por eso. —sorbió su nariz y pude ver sus ojos azules aguados, pero no soltó lagrimas. Suspiró— Bueno, mejor dejo de hablarte de esto. No quiero aburrirte o algo, o ponerme a lloriquear aquí delante de la amiga de mi hijo. —rió un poco.
—Oh, no, para nada, no me aburre. Pero mejor sí dejamos el tema a un lado. Nuevamente, siento mucho lo de su esposo. Sé que es una mujer fuerte y que podrá sobrellevar esto como lo ha hecho durante estos años. —le sonreí confortante y ella sonrió agradecida.
—Muchas gracias, cielo. Eres muy dulce. Realmente eres un encanto. Tus padres deben estar orgullosos de ti.
—Sí, eso creo. —mascullé con una sonrisa fingida.
—Bueno, aquí tienes los chocolates calientes. Ten cuidado para que no se te caigan. —ella me los entregó y los sostuve con cuidado uno a uno.
—Lo tendré. Bueno, gracias. Subiré ya.

Ella asintió y me dio una palmadita en la espalda. Salí de la cocina y crucé a la izquierda para subir las escaleras de madera. Con sumo cuidado lo hice, llegando por fin hasta la plata de arriba, específicamente enfrente de la habitación de Louis.
Noté que su puerta estaba semi-abierta, por lo que no tuve problema en abrirla. Antes de hacerlo, inhalé y exhalé profundamente. Con mi cadera abrí la puerta, encontrarme a Louis sentado en su cama con un suéter y sabanas encima, leyendo un libro que conocía muy a la perfección.