"Born To Die" (Louis Tomlinson y tu)

Luego de diez minutos para ser exactos, Louis me soltó y se limpió lo que quedaba de sus lágrimas, era claro que no podía llorar más porque ya nada más quedaba por sacar.

“Esto nunca sucedió, ¿Entendido?”Dijo Louis entre dientes y yo asentí. Entendía a la perfección el plan que se tenía entre manos.
“Es hora de volver al hospital, ¿No lo crees?”Asintió.

Caminamos en silencio y tranquilidad de regreso al hospital. Encontramos al padre de Sheryl en el mismo sillón y con su mismo rostro sin ninguna expresión facial, pero ahora lo acompañaba su esposa y Chris.

Louis se quedó atrás de mí en el pasillo cruzado de brazos, yo me acerqué a ellos para conversar.
— ¿No les han dado noticias?
—Sí—Contestó su mamá. —En cualquier momento podrá salir por su propio pie, están sólo hablando con ella, fue un susto solamente.
—Wow, me alegra escuchar eso—Dediqué una de mis más sinceras sonrisas.

Louis versión.
Me estaba destruyendo por dentro, como lo dije antes, ella es la única persona que tiene el poder de destruirme sin embargo, si ella sufre yo también.
Niall me miró con una sonrisa y se acercó a mí. Susurró en silencio, algo que solo yo pude escuchar.
—Está bien, saldrá caminando y sólo fue un susto al parecer.
—Ahora debes estar maldiciendo que ya me has dicho todo—Traté de bromear, Niall asintió.
—La verdad sí, pero si tu no le dices y yo no le digo, aquí no pasó nada.
—Estoy de acuerdo—Sonreí. —Espero ahora que lo sé, te des cuenta lo mucho que…
—Que la amas—Completó. —Lo sé.

Entonces observé un médico y una enfermera que traían con cuidado a una chica con un vestido color escarlata, automáticamente mis ojos se iluminaron y mi sonrisa de estúpido tomó presencia en mi rostro. Sheryl, es ella.
Me sentía tan nervioso al verla todavía, me pregunto ¿cuándo esto parará?
Cuando llegó hasta nosotros todos se pusieron de pie. Ella automáticamente miró a Niall y después a mí con una sonrisa, intentando fingir que nada sucedía pero su sonrisa era la más falsa que había visto hasta ahora.
—Ella está bien—Dijo el médico. — Sólo necesita cuidarse pero ya he hablado con ella sobre eso—Sonrió mientras la observaba.
— ¿Seguro que todo está bien doctor? —Dijo su madre, el doctor asintió.
—Asi es señora, vayan con cuidado y que tengan buenas… noches supongo, son las dos de la mañana—Risueño y como si caminara sobre la luz del sol, el doctor se retiró.

Sheryl rápidamente caminó hacia Niall y lo abrazó, yo me sentí incómodo, como si estuviera de sobra, su mano rodeó mi cintura y me acercó a ella y a Niall, era una especie de abrazo grupal.
No entiendo por qué ignoraba a sus padres.
—Agradezco que estén aquí ahora, Niall ¿Cómo supiste? —Tocó las mejillas rosadas de Niall.
—Louis me llamó.
—Gracias—Susurró mirándome a mí con una pequeña sonrisa. Mi vida estaba completa cuando ella estaba cerca de mí.

Su madre se acercó a Sheryl intentando abrazarla pero ella se movió.
—No me toques, ninguno de ustedes—Amenazó.
—Sheryl, no seas así con tu madre.
—No más papá—Se alejó de nosotros y se puso en medio de ése círculo familiar. —No más—Repitió.
—Bien, como quieras, vámonos de aquí.
—No, no quiero irme con ustedes a casa—Espetó Sheryl.
—No seas tan aniñada—Gruñó Chris.
—Cállate, tu eres el menos indicado para hablar ahora, Chris—Ella estaba realmente furiosa con ellos y yo estaba ansioso por saber la razón.
—Está bien, señor—Niall interrumpió. —Yo traje mi coche con gusto la llevaré de vuelta más tarde.

El padre de Sheryl frunció el ceño.
— ¿Más tarde? ¿Tienes idea de qué hora es, muchacho?
—Las dos de la mañana—Contestó sin más.
—Bien, no tarden”Gruñó y salió rápidamente. La madre de Sheryl desconcertada tocó el brazo de su hija y luego salió sin más. Chris sólo parecía que odiaba a todo ser que pudiera respirar.

Luego de minutos de silencio salimos los tres del hospital, hacia afuera y nos recargamos en el auto de Niall.
—Cariño, ¿Segura de que ya estás bien? me asusté mucho cuando te vi tan frágil sobre mí.
—Lo lamento.
— ¿Qué lamentas?
“Haber arruinado el momento tan perfecto.
—No seas boba—Besé su mejilla mientras la abrazaba por detrás. —Todos mis momentos son perfectos cuando están junto a ti, sólo quería tenerte en mis brazos así como estas ahora, sana.
—Lo… lo estoy—Susurró.
—Siento interrumpir, y les agradecería que dejaran de actuar tan amorosos, esto es incómodo y como yo soy el que tiene que darles un aventón a su casa… ustedes saben, debo quedarme a presenciar, oh no ya no hagan nada.
— ¡Ves amor! Niall es el que sí arruina los momentos perfectos—Bromeé. Sheryl rió al igual que Niall.
—Si quieres me voy y ustedes se van caminando, elige—Se defendió Niall.
—Es mejor volver ya, no queremos problemas con tus padres—Hablé a Sheryl, ella frunció el ceño.
—No quiero volver, llévenme con ustedes.
—Sheryl ¡no! —Contestó Niall al instante. —Yo tengo que ir a mi casa y Louis también—Me fulminó con la mirada, advirtiéndome que no abriera la boca y me la llevara a cualquier parte, ¡odio a este chico todavía! —Aparte, tus padres confían en mí, no puedo llegar y decir que te perdiste.

Rodó sus ojos y subió al coche sin que nadie le dijera, hice lo mismo. Niall subió al volante.
— ¿Sabes Niall? eso no es una mala idea.

Hola!
Soy una nueva lectora. Estuve unos días leiendo tu novela, soy un poco lenta, y mi familia es aficionada a robarme el laptop, pero ya terminé y me encanta!!!!!!!
me tuviste muy intrigada.
Siguela porfavor......
Besoss!!!
Att: RU

Automáticamente Niall volteó a verla y yo al mismo tiempo, los tres en silencio y Sher con un rostro lleno de inocencia, es buena fingiendo y eso es de admirarse.
— ¿Qué? —Nos dijo a ambos.—Sólo es una broma.
—Más te vale que sólo sea eso—Niall gruñó molesto y encendió el coche.

(…)
Niall detuvo el coche frente a la casa de Sheryl, la ayudé a bajarse mientras él sólo nos observaba desde su asiento.
— ¿Vas a querer que te lleve? —Dijo secamente.
—No, yo me quedaré en casa de Harry—Dije inmediatamente, aunque claro, eran un poco más de las dos de la mañana seguramente Harry se despertaría exclusivamente a abrirme la puerta. Nótese el sarcasmo.
—Ok, entonces me voy—Dijo Niall. —Adiós Sheryl, y cuídate.
—Adios Niall, gracias por… otra vez… tú sabes.
—Sí—Sonrió.

Ella estaba hablando en clave con él, ¡Já! como si yo no supiera a lo que se refieren, ahora todo es más claro, pero ella no sabrá que yo lo sé, no mientras tenga oportunidad de callar.
Niall se alejó dejándonos completamente solos, la calle silenciosa y todo el mundo durmiendo.
—Deberías robarme un día de éstos—Dijo cubriendo mi cintura con sus brazos.
—Quisiera perderme contigo y ya nunca volver a ésta vida miserable.
—Yo también lo quisiera—Besé su frente. —Sólo imagina si tu padre nos descubre, seguramente no viviré para contarlo.

Ella soltó una pequeña risita.
—Ya estoy grande y sé lo que hago con mi vida.
—Señorita, le recuerdo que si quiere tener un futuro deberá regresar a la escuela el lunes.
Ella bajó la mirada.
—No me importa el futuro, porque nadie lo tiene asegurado, no sabemos si mañana estaremos aquí… sólo me importa el presente, Louis. Ahora que estoy contigo todo es tan diferente.
—Lo sé, nunca me imaginé saliendo con una chica como tú: rara, seria, misteriosa y… tan inocente.
Golpeó mi hombro con fuerza, aunque su fuerza sólo me causaba cosquillas, es tan frágil.
— ¡Hey! —Me quejé.—Bien, será mejor que entres ya si no quieres que se enoje tu papá.
—No podría estar más enojado ya—Besó mi mejilla derecha y luego la izquierda, luego mi nariz, y mi frente.
— ¿Qué haces? —Reí.
—Queriéndote—Finalmente me dio un leve y corto beso en los labios.

Finalmente me despedí de ella y esperé a que entrara a su casa. Luego caminé débilmente hacia la casa de Harry: tres casas después de ésta.
Toqué un par de veces pero nadie me abrió, así que opté por llamarlo. Contestó.
— ¿Uh? —Una voz ronca y adormilada contestó.
—Harry, ábreme la puerta, estoy afuera de tu casa.
— ¿Comida china? yo no pedí comida china—Contestó. Éste hombre estaba más que dormido.
— ¡HARRY! soy yo, Louis.
— ¿Doris?
— ¡LOUIS!
Luego colgó. Espero que no haya colgado y dormido de nuevo.
Cinco minutos después la puerta se abrió, Harry vestía unos pantalones holgados y no traía camiseta, su cabello alborotado y sus ojos entrecerrados, la luz lo cegaba.
— ¿Qué mierda haces aquí? —Bostezó al pronunciar “Aquí”.
Luego se movió y me dejó pasar aún sin darle explicaciones.
—Mejor me dices cuando sea una hora razonable, no las dos y treinta de la mañana—Gruñó.

Subió las escaleras y yo fui tras él.

Esa noche no dormí ni siquiera un poco, es demasiada información la cual debía retener en mi cabeza, procesar, ¡Todo! ahora comprendía a Sheryl. Ella estaba enferma y lo único que quería disfrutar era su presente, junto a mí. Sentí una punzada en mi pecho cuando imaginé lo peor.
Quizá con tratamiento ella pueda volver a…; ¿A quién quiero mentirle? no estoy preparado para lo peor y probablemente nunca lo esté.
No quiero verla sufrir, porque si ella sufre yo sufriré, me siento más tranquilo y alterado a la vez.
Bien Louis, esto es lo que tú querías ¿no?, saber la verdad, ¡Ahí la tienes!
Mi subconsciente a veces no es de gran ayuda.

¿Y si también me salgo de la escuela? ¿Y si sólo me dedico a hacerla feliz? ¿Y si nos escapamos muy lejos de aquí y no volvemos nunca? quizá el único que jamás me lo perdonaría sería Niall, no puedo arrebatarle a su mejor amiga, el ha sido el único que la ha apoyado siempre, eso sería injusto.
Bien, también puedo robarme a Niall, los tres cabemos en mi coche.

Desaparecer sin dejar rastro, cambiarnos el nombre, crear una nueva vida lejos de todo. Miles de locuras dentro de mi cabeza que me hacían dudar de la extraña lógica de mi sentido común.
Mi madre me matará cuando se entere de esto, pero después me ayudará yo estoy seguro de ello.

A las diez de la mañana me di cuenta de que Harry seguía roncando, y no era un ronquido común y corriente, éste podía resonar en los cristales de su habitación.

Necesito dinero, necesito planear todo antes de cometer la locura mayor. Si sus padres o Niall me matan después de esto, estoy seguro de que moriré feliz, total… todos algún día vamos a morir, ¿Y qué mejor que morir haciendo lo que más te gusta? amándola.

OMG !! :lloro: QUE SEAN FELICES JUNTOS !! :(L): :hug: :enamorado:
Hola linda o/ soy tu nueva lectora y
déjame decirte que me encanto la nove :')
es genial !! :imdead: ... No recuerdo la hora a la que la empece
a leer pero son las 4 am en México y apenas me dormiré por
quedarme a leerla jajajaja
SIGUELA (Eres muuuuuy muy buena escritora) :corre: :aah:
Cuidate xx :bye:

Esperé a que Harry se despertara. Su familia se había ido, una salida familiar: todos excepto Harry, decidió quedarse conmigo para que lo pusiera al tanto de todo y así lo hice, sé que... debo callar pero Harry siempre ha sido mi confidente en todo y estoy seguro de que el no diría una sola palabra. Se quedó completamente serio.
—Wow, nunca me imaginé—Fue todo lo que pudo decir.
—Tardé un rato para procesarlo—Comenté. —Ahora estoy más que seguro de lo que quiero hacer.
— ¿Qué quieres hacer?
—Tú tendrás que ayudarme, no es algo sencillo.
— ¿Qué es lo que vas a hacer? —Repitió, ésta vez con fastidio.
—Tú sabes lo que voy a hacer—Harry sonrió ampliamente y sus ojos estaban completamente abiertos.
— ¡Esto es una locura!—Rozó su cabello con sus manos.
—Ya lo sé, te advertí que lo era, pero vas a ayudarme, ¿cierto?
—Niall te lo impedirá.
—No me importa Niall, no tiene por qué enterarse, tu no vas a decírselo.
—Odio que me pongas en ésta situación… o sea, Sheryl no es normal y nadie lo sabe, su familia es multimillonaria y nadie lo sabe, tú planeas llevártela lejos y nadie lo sabe… una de dos: o me muero por retener tanta información sin compartir o me voy preso a la cárcel por no confesar nada.
—Estás alucinando, Harry—Solté una carcajada, pero yo me sentía igual de tenso. —Si te pregunta alguien sólo di que te peleaste conmigo y ya no me hablas hace semanas.
— ¡Oh claro! ¿No se te ocurre algo mejor? —Bufó. Era obvio que estaba siendo sarcástico. — ¿Y qué si a ustedes les ocurre algo? ojalá y no… pero no sabemos.
—No sucederá nada, mantendremos contacto, te llamaré todos los días y a mi mamá también.
—Claro, ¿Sabes qué? mejor ve y pídele permiso a tu mami—Se burló. —Y luego vienes a confirmarme todo lo que estás diciendo.

(…) (…) (…)
Estúpido Harold, algún día me va a pagar todas las que me hace; claro que va a pagármelas: encubriéndome.
Reí internamente.
Dos semanas habían pasado, en las cuales yo ya no iba a la escuela pero mi mamá pensaba que sí; yo estuve trabajando tiempos completos y horas extras, Harry y mi mamá también me prestaron una gran cantidad de dinero. Claro todo esto a espaldas de Sheryl. Le hablaba por teléfono todas las noches antes de dormir, pero ella no sospechaba nada, excepto Niall quien pensaba que yo ya me había echado para atrás y pensaba dejarla en cualquier momento.
Eso nunca va a suceder.
Ése dinero no me duraría mucho, pero era una suma muy alta, o bien… algo más grande de lo que yo tenía en mis planes, todo se está tornando de un color perfecto, el viento está a mi favor.

Mi mamá se opuso al principio pero no le quedó de otra más que ‘darme la bendición’ ya que yo tenía más de dieciocho años y podía ir a donde quisiera, ahora que lo pienso no sé cuántos años tiene ella. Supongo que debe tener… dieciocho, ¡oh! eso espero.

Un viernes por la noche, mis maletas ya estaban listas, todo el mundo en casa ya estaba dormido. Éramos yo y mi celular en mis manos, ansioso por que marcara en él ese número tan familiar al que ya estaba acostumbrado. Estoy nervioso.
No sé qué ocurrirá después de ésta locura.
Ni siquiera puedo conciliar el sueño y mi estómago está sufriendo todas mis estúpidas emociones.
Finalmente marqué el número de Sheryl.

Sheryl versión.
Terminé de escribir lo que alguna vez comencé: la carta. Ésa carta que va dirigida a Louis y espero nunca tenga que llegar a sus manos. Mi celular sonó lo cual me hizo dar un respingo, lo tomé rápidamente y contesté antes de que siguiera sonando y despertara a mis padres y a Chris.
— ¿Hola? —Susurré.
—Hola… princesa—Mi corazón se detuvo, ésta es la primera vez que me llama princesa, él y cualquier persona. Nunca nadie me había llamado así. La sonrisa de estúpida abarca todo mi rostro.
—Louis—Digo su nombre tiernamente, ya que es lo único que ésta boba tiene la habilidad de decir sin trabarse.
—Tengo que decirte algo rápido—Susurraba.
— ¿Por qué susurras? —Susurré entre risitas.
—Tú también lo haces.
—No quiero despertar a mis papás.
—Bueno, la intención es mutua—No podía verlo pero puedo apostar que él también sonreía al teléfono, somos unos locos chiflados.
— ¿Qué es lo que tienes que decir?
—Oh sí, bueno… eh… yo… eh…— ¿Es mi imaginación o el señor ‘el amor apesta pero he tenido mil novias’ se estaba quedando sin palabras?
—Suéltalo—Dije en voz alta pero aún así no dejaba de ser un susurro.
—Mañana pasaré por ti para dar un paseo—Dijo por fin. —Quiero que alistes una maleta porque será un paseo largo y… nadie debe de enterarse, ni Niall.
— ¿Qué? ¿Qué estás queriendo decirme?
—Te voy a secuestrar mañana—Su voz se tornó un poco más gruesa. —Así que mañana finge que no sabes nada para que mi ego crezca—Bromeó.
— ¡Debes estar bromeando! —Mis ojos se abrieron de par en par, no podía creerlo.
—Nop, no lo hago, mañana a las tres de la mañana.
— ¿¡Tan temprano!?
—Nadie debe enterarse—Gruñó. —Ahora duerme, te veo dentro de unas horas.
—Louis esto es una locura.
—Lo sé, he pensado esto desde hace días.
—No debemos pensarlo, sólo vivirlo.
—Duerme bien, linda… nos vemos mañana.
—Está bien, adiós.

Esperé en la línea un tiempo considerable para que Louis colgara pero aún no se escuchaba el sonido de que lo había hecho.
— ¿Sigues ahí? —Comenté.
— ¡Cuelga, Sheryl!
— ¿Yo? si yo no quiero colgar, eres tú el que quiere colgar, entonces cuelga tú.
—No, cuelga tú.
—Louis William Tomlinson, cuelga—Tardé en darme cuenta que estábamos haciendo ese típico juego de noviazgos tan embarazoso que nunca en mi vida imaginé que iba a vivir, ¡dios! si mi ‘yo’ de hace un año me viera probablemente se burlaría de mí, estúpida chica cursi.
—No, cuelga tú—Su voz era tan dulce, quería seguir oyéndola por horas.
—Los dos al mismo tiempo.
—Está bien, a la cuenta de tres.
—Uno—Dije yo.
—Dos…
— ¡Tres!
— ¡Espera! —Dijo Louis al mismo tiempo al que yo dije ‘tres’. Esperé. —Te quiero mucho, Sheryl.
—Yo te quiero más.
—No, no es verdad.
—Sí lo es.
—Ah ya dejemos de pelear—Louis rió. —No puedo creer que estemos haciendo esto, ¿ves como me tienes? ¿Qué me hiciste?
Decía pero su risa no dejaba de oírse como una hermosa melodía.
—Está bien—Reí. —Ahora si voy a colgar.
—Bye, cariño.
—Adiós… yotequieromás—Dije rápidamente y colgué para no tener que escucharlo contradecirme, ésta vez yo gané.

Awwwwww que tierno Lou :3 morii con el capitulo:) siguela pronto hermosa :)

No pude dormir ésa noche, ni siquiera cerré los ojos por un momento. Cuando menos lo pensé el reloj marcó las tres de la mañana, yo me encontraba sentada en mi cama con una maleta con poca ropa a mi lado. Tantas cosas pasaban por mi cabeza, ¿Qué pasará después? Ahora lo único que no quería hacer era pensar.
3: 05 am.
Mi celular comenzó a vibrar, era un ...mensaje. Lo abrí.

“Buenos días, estoy afuera
Louis =) x”

Mi corazón latió rápidamente, me asomé por la ventana y efectivamente, estaba Louis con su celular recargado en el coche, se veía poco porque estaba obscuro, ahora ¿cuál era el siguiente paso?
Tener que bajar todas esas escaleras en completo silencio, oh ¿Y si alguien me ve con la maleta? sólo tengo una oportunidad. Una.
No contesté. Tomé una bocanada de aire y de puntillas caminé hasta las escaleras, tomé mis llaves y bajé lo más rápido que pude. No olvidé dejar una nota en la mesa de la cocina y luego, salí.
Cerré la puerta con mucho cuidado para evitar que hiciera ruido alguno. Luego me giré y observé a Louis quien tenía una sonrisa en sus labios al igual que yo. Me hizo unas señas con la mano de que me acercara y así lo hice, silenciosamente.
Lo abracé.
—Alguien puede vernos—Susurró mientras se separaba lentamente. —Será mejor que nos vayamos cuanto antes—Besó mi frente y corrió hasta la puerta del auto donde se encontraba el volante.
Entré al coche y acomodé la maleta en los asientos de atrás.
La tensión entre nosotros se sentía demasiado, yo no pude respirar adecuadamente hasta que logramos llegar a carretera, desde entonces no hablé, pero al menos sabía que estábamos a salvo.

Sonreí para mí misma.
— ¿Qué es tan gracioso? — Louis me miraba de reojo.
—Nada, estoy feliz.
—Yo también lo estoy, pero también soy consciente de que esto es una estupidez, una locura.
—Será mejor que te calles antes de que me arrepienta—Lo interrumpí.
—Okay, okay.
Louis versión.

Vivíamos en una ciudad pequeña, así que tuve que manejar hasta Londres que quedaba a pocas horas, aproximadamente tres para de ahí tomar un vuelo, ¿O acaso Sheryl cree que saldremos de picnic?
Reí. Ésta vez ella me miraba extraño.
Justo en carretera vimos un cartel gigantesco: “¡Bienvenidos a Londres!”
— ¡Londres! —Dijo con un tono más alto de voz, abrió sus ojos de par en par pidiendo una explicación.
—Oh no, no vamos a quedarnos aquí—Musité divertido.
— ¿No? ¿Por qué no? me gusta Londres.
—No, no nos quedaremos—Sonreí victorioso. —Es una sorpresa.
— ¿Qué sorpresa? odio tanto misterio.

Orillé el coche al lado de la carretera y lo apagué. Luego finalmente luego de tres horas pude observar el rostro de Sheryl, ella estaba molesta, emocionada y confundida a la vez, sus ojos lo reflejaban.
— ¿Qué haces? —Gruñó.
—Hace tres horas que no te veo, quería observarte.
—Louis, deja de hacer eso—Se sonrojó. Seis de la mañana y el sol apenas comenzaba a salir.
— ¿Hacer qué?
—Eso con tus ojos—Se cubrió el rostro con sus manos. — ¡Basta!
— ¿Puedo besarte? —Sonreí tímido.

No dijo ni una sola palabra pero se acercó a mí y…

(…) (…) (…)

Diez horas y media para que llegáramos a nuestro destino. Mi padrastro tenía una casa aquí así que no sería problema el lugar donde nos quedaríamos, aunque presiento que esto es un poco más escandaloso a lo que la tranquila Sheryl está acostumbrada.

—Amor— ¿Amor? nunca le había dicho así y me sonrojé, que estúpido. Luego me di cuenta que no me escuchó.
—Sher, cariño, despierta, el avión aterrizó.

Ella gruñó.
—Cinco minutos más.
—Es lo que quisiera—No pude evitar reír. —Anda, despierta, cuando lleguemos a casa podrás dormir todo lo que quieras.
— ¿A casa? —Abrió sus ojos de par en par. Luego se puso de pie y corrió hacia la puerta del avión, creo que olvidaba que me llevaba con ella.
Luego retrocedió el paso y caminó hacia mí quien intentaba salir de los asientos incómodos del avión con una almohada, y el suéter de ella.
—Louis—Dijo con tensión.
—Sheryl—La imité.
— ¿¡Las Vegas!?

Sonreí y tomé su mano para bajar del avión, ella probablemente quiera estrangularme, cortarme en pedacitos y venderme en un puesto de tacos justo ahora.
Tragué saliva.
Recogimos nuestras maletas, o más bien yo las recogí. Un chico se ofreció a llevarlas hasta un taxi.
Ella estaba enojada conmigo, oh no.

Subimos al taxi.
—Sheryl—Toqué su rodilla pero ella tomó mi mano y la apartó.
— ¿Qué?
—Estás enojada, ¿verdad?
—No.
—Sí lo estás.
—Sí.
— ¿Vas a hablarme con puros monosílabos?
—Sí.
— ¿Hasta cuándo?
—Navidad.
Reí, pero me callé en el momento que me di cuenta que para ella no era divertido. Entonces hice lo mismo y me moví hacia mi ventana para ver lo bello que era Las Vegas.
La diferencia de horario era extrema, aquí era de noche y las luces iluminaban toda la ciudad, sobre todo el tan característico “Welcome to Las Vegas”.

(…)
Llegamos hasta donde iba a ser nuestro hogar, creo que no hemos comenzado para nada bien.
Las maletas estaban ahí sobre el césped del jardín principal, aún no habíamos entrado. Mientras yo pagaba al taxista ella se sentó sobre las maletas con sus brazos cruzados y su mirada a otro lugar excepto a donde estuviera yo. Tan característico de ella molesta.
El taxista se fue, entonces estábamos nosotros dos solos. Ni siquiera vecinos había cerca de nosotros.
Tomé sus manos con fuerza, intentó alejarme pero no pudo. La acerqué a mí y la abracé.
—Suéltame—Decía mientras golpeaba mi pecho, pero lo único que eso provocaba en mí era querer apegarla más y más.
—No. Y más te vale que dejes de golpearme, si no…
— ¿Si no, qué? —Bufó.
—Te besaré a la fuerza.
— ¡Te odio!
—Yo también te odio, por hacer mi vida tan miserable cuando no estás junto a mí—Besé su frente. —Sólo disfruta lo que tenemos ahora—Susurré a su oído.
—Esto debió haber sido una fortuna, Louis no es correcto quedarnos aquí.
—No pienses en eso, por favor. Me tienes y te tengo, no necesitamos nada más.

Me sentía estúpido como para mostrarle a Sheryl la casa, ya que ni yo mismo la conocía por dentro, tengo un vago recuerdo de haber estado aquí: en mis sueños.
... Ella en el momento que entró corrió hacia una de las habitaciones y se durmió, sólo así. Mi dormilona.
Yo me dediqué a explorar cada rincón, era una casa no muy grande pero tampoco pequeña, es excelente para dos personas como nosotros. Y claro, su decoración era un poco al estilo de los años 50, todo me parecía fenomenal, ya que no estoy acostumbrado a éstas cosas y claramente no podría decir si Sheryl lo está, nunca he entrado a su casa. Nunca.
Me pregunto el por qué… quizá nunca se ha dado la oportunidad. Oh la imagen de Niall se me viene a la mente en estos momentos, es insoportable que ni lejos me deje de molestar.
A estas horas todo el mundo debe de saber que huimos. Aún no sé la edad de Sheryl ¡Qué mal novio soy!
Si mandan a la policía y ella tiene diecisiete me meterán preso.

¡Tranquilo, Louis! tú la amas y ella te ama: ésta es mi forma de darme el pésame.
Luego de eso sonrío como idiota, quién diría que yo estaría aquí haciendo locuras por amor, vaya, yo pensaba morir solo, mi madre también esperaba eso de mí.
Marqué a Harry.
— ¿Louis? ¿Eres tú?
—Sí, el mismo. Llamo para avisarte que llegué hace rato.
—Bien, ¿Qué tal el viaje?
—Estuvo bien; incómodo pero bien—Sonreí. —Sheryl está durmiendo ahora y yo conociendo la casa.
—Me alegro por ustedes, aquí todo es una locura, Louis, ¡T-o-d-o!
— ¡Wow! ¿Qué ha ocurrido en nuestra ausencia?
— ¿De verdad quieres saberlo? —Dijo en tono burlón.
—No, no quiero saberlo—Admití. —Arruinaría quizá todo el viaje.
— ¿Cuándo piensan volver? no sé si pueda guardar silencio durante tanto tiempo.
— ¡No, Harry! No puedes hacerme esto, aguanta un poco o harás que me arrepienta de haberte contado alguna vez.
—Tranquilo bro, era solo un comentario. La verdad—Suspiró. —No puedo creer todo esto.
— ¿Qué no puedes creer?
—Lo que haces, ahora eres un imbécil enamorado, esa chica te trae loco, ¡Loco! —Alzó la voz.
—Aparte, no quiero que te ofendas pero, no sé cómo puedes andar con ella si sabes que… bueno… no durará mucho.

Sus palabras me partieron el corazón en mil pedazos, oh Harry ¿Qué has hecho? No estaba enojado, estaba destrozado.
—La amo—Dije con dificultad. —Tengo que dejarte.
—Louis, lo siento.
—No te preocupes—Colgué para luego dejar que las lágrimas corrieran por mis mejillas, oh Sheryl, ¿Por qué la vida es tan injusta?
Tú iluminaste mi vida cuando llegaste, creo que lo menos que puedo hacer es iluminarte la tuya, hacer de tu vida algo grandioso, lo que siempre has soñado. Aunque, no asimilo que algún día…

— ¿Louis? —Su voz femenina me sacó de mis pensamientos, limpié mis lágrimas rápidamente y giré mi cuerpo para verla: despeinada, soñolienta y bostezando se acercó a mí.
—Sher—La abracé. Luego se sentó sobre mis piernas y rodeó mi cuello con sus brazos. — ¿Ya descansaste?
—Sí, un poco—Sonrió. —Tú no has dormido nada, creo que deberías descansar, ha sido un día muy largo.
No respondí, ante mi silencio ella siguió hablando.
— ¿Cómo te miras en un par de años? —Sus ojos llenos de ternura perforaban lo más profundo de mí, oh babe. Sé lo que esto significa, sé lo que quiere saber.
—Yo… me veo junto a ti.
— ¿Y si a mi lado no tuvieras futuro? —Bajó la mirada. Yo intenté alzarla de nuevo con mi mano en su mentón.
—En aquel momento será mi presente. No hay nada antes de ti y te aseguro que no habrá nada después.
—No estoy segura.
—Sheryl, «te amo por encima de todo aquello que no podemos ver, por encima de lo que no podemos conocer». ¿Te ha quedado claro?
— ¿Federico Moccia? —Sonreí asintiendo. — ¿Me amas?
—Más que a mi vida.
— ¿Y por qué nunca me lo habías dicho?
—Porque, tenía miedo y porque no lo sentía, no hasta hoy. Nunca he tenido tantas ganas de compartir mi vida con alguien hasta que te conocí, siento que es mi deber protegerte.
—Yo también te amo.
—Lo sé.
La besé fugazmente pero luego ella me devolvió el beso a un nivel mayor, todo iba bien hasta que el sonido de su estómago interrumpió nuestro momento romántico.
— ¡Mira nada más quién tiene hambre!
—Oh Oliver—Dijo entre dientes. —Guarda silencio, por favor.
— ¿Oliver?
—Sí—Se sonrojó. —Larga historia pero… mi estómago… se llama Oliver.
— ¿¡Qué!? —Reí a carcajadas. — ¡Eres la persona más chiflada que conozco!
—Tienes el privilegio de conocerme—Frunció el ceño.
—Entonces, creo que deberíamos pedir algo porque, obviamente no hay nada en la alacena, antes de que «Oliver» vuelva a protestar.
—Oliver dice que está de acuerdo—Reí.

(…)

Sheryl versión.
Después de haber acabado con dos pizzas sólo nosotros dos, nos acostamos en el sofá a ver televisión, todo parece ser perfecto, Louis y yo mirando televisión, abrazados, en Las Vegas, sin interrupciones ni sermones, sólo nosotros dos.
Luego recordé el gran estorbo que soy, ¿Qué estoy haciendo? Louis está enamorándose de mí, si no es que ya lo está tanto como yo de él.
¡Esto está mal! —Vaya, ¿hasta qué horas pensabas darte cuenta? —Responde mi subconsciente. Él saldrá lastimado más que yo si se da cuenta de todo lo que no quiero que sepa, pero yo soy una estúpida, ¿cómo pude dejar esto ir tan lejos?
— ¿Qué tanto piensas? —Susurra Lou a mi oído.
—Nada, nada—Miento. Estoy recostada sobre su pecho, Louis rodea mi cintura con su brazo.
—Amor, ¿cuántos años tienes? —Dice tímido, oh Louis.
— ¿Te cambia la vida saberlo? —Bromeo. —Tengo quince—Vuelvo a bromear, Louis me mira con los ojos abiertos como platos.
—Tranquilo, tengo dieciocho, ¿Por qué la pregunta? —Finalmente suspira aliviado.
—Mis pensamientos me mataban con la idea de que iría preso por tráfico de menores.
Reí. Louis estaba haciendo muchas cosas por mí cuando yo… hacía prácticamente: nada.

(…)
Antes de dormir definitivamente, me entró la curiosidad de encender mi celular, hace casi doce horas que lo había apagado, o un poco más de tiempo. Louis estaba tomándose un baño, yo estaba recostada en la cama. En el instante que lo encendí entró una llamada.
Contesté. Algo que nunca debí haber hecho.
— ¿Hola?
— ¿¡Se puede saber en dónde mierda te has metido!? —La voz fría, seca y de un Niall totalmente furioso se hizo presente. No respondí, estaba nerviosa ¿Qué iba a decirle? ¿Le iba a mentir a mi mejor amigo?
— ¡Contéstame, maldita sea!
—Lo siento, Niall… tengo que colgar, estoy bien, no te preocupes…
— ¡No vayas a colgarme, Sheryl! No te atrevas a colgarme.
—Lo siento—Susurré.
— ¡Respónd…—Colgué, lo dejé a media palabra, oh ahora estará más furioso de lo que ya está.
Apagué el celular, por lo menos ahora sabe que me encuentro bien.

karlix belieber escribió:SIENTO NO COMENTAR MUY SEGUIDO!!!!
ME SIENTO UNA PESIMA LECTRA :(
SIGUELA CUANDO PUEDAS AME EL CAPITULO...

Pesima lectora!!! '¡???? claro q no :) nunca pienses eso te quiero y gracias por leerla cuídate besos

XD

AAAAAAAAAAAAAHH!!! :wut:
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH! :wut:
estoy tan sentrada en tu novela que cada que me voy a dormir me la empiezo a imaginar y a fantasear con algo asi!!!
:amor: TEQUIEROO!!! no lo olvides porque silo olvitas hay tabla :muere:
I see u...
sigue pronto :ilusion:

Louis entró a la habitación con un short sin camisa y una toalla con la cual se secaba el cabello, me ignoró rotundamente y fue directo al espejo. Me crucé de brazos divertida.
—Ni creas que no te estoy viendo—Louis me observaba por medio del espejo.
Reí.
... Louis saltó a la cama y me cubrió con sus brazos, olía tan bien recién bañado y estaba muy fresco.

(…)

A la mañana siguiente, Louis rentó un coche, o eso es lo que quiero pensar ya que me dijo que no hiciera preguntas; y me llevó a un lugar realmente glorioso para mí y aburrido para él.

Era un lugar enorme, ¡Una biblioteca! pero, ésta era una biblioteca real, una gigantesca como las que aparecen en las películas, ¡Estamos en una biblioteca de Las Vegas! debo estar soñando.
Miré asombrada a Louis.
—Tú odias esto—Susurré a su oído.
—Sobreviviré—Susurra. —Ahora ve y escoge los que tú quieras, yo estaré esperando aquí.
— ¿Hablas enserio?
—No podría decirlo más enserio—Sonrió y luego me besó los labios de manera tierna. —No te tardes demasiado que te extraño.

Me alejé lo suficiente como para que nuestras manos se soltaran debido a la distancia.
—Ya te extraño—Dijo mímicamente con sus labios. Sonreí como estúpida enamorada y corrí hacia mi sección favorita: novelas románticas.
Conforme caminaba por los enormes pasillos de la biblioteca me encontré con clásicos de William Shakespeare hasta de los autores más actuales como Becca Fitzpatrick.
Luego llegué a la sección de thrillers, un libro que desde hace mucho tiempo había robado mi atención: El psicoanalista de John Katzenbach.

Giré el libro para ver el precio y ¡Dios! estaba más caro de lo que yo esperaba, rápidamente lo volví a poner en su lugar, luego, una presencia sentí tras de mí.
— ¿Te gusta ese libro? —Maldita sea, la voz de Louis.
—No, en realidad sólo estaba viéndolo.
—Hasta miraste el precio—Rió. —Tómalo, amor… si no te lo llevas me sentiré mal.
—En verdad no me llama la atención—Rodeé su cintura con mis brazos. —Vámonos.
— ¿Te irás con las manos vacías? —Hizo un puchero. —Estás hiriendo mis sentimientos, Birdwistle.
—No, no—Besé la comisura de su boca. —Te adoro, Louis. Nunca olvides eso.
—Lo tengo muy presente—Besó mi frente. —Yo te adoro más.

Tomó mi mano y salimos de la biblioteca, juro que volveré por ese libro cuando Louis esté distraído.
—Un día de éstos tenemos que ir a los famosos casinos de aquí—Murmuré.
—Claro, si quieres salir sin un solo peso—Louis rodó sus ojos.

(…)
Luego de una tarde un poco aburrida ya que no conocíamos nada y no sabíamos a donde ir volvimos a casa, Louis estaba preparando algo de comida ¿Quién lo diría? mientras yo sólo lo observaba ya que me dijo que no hiciera ni el intento de ayudar.

Finalmente sirvió la comida: spaghetti, estaba totalmente ilusionado al momento de que yo diera el primer bocado, esto estaba delicioso, realmente esperaba terminar comiéndomelo a la fuerza.
— ¿Y bien?
— ¡Está delicioso!
—Sólo lo dices porque no quieres herirme.
—Louis, no empieces con tonterías y déjame comer—Gruñí y seguí comiendo.

(…)
La mañana siguiente.
Louis me llevó vendada a un lugar al cual desconozco completamente, siento miedo, no puedo entender nada.
Cuando bajamos del coche el me dijo que esperara y no me moviera mientras el platicaba con un muchacho y que luego regresaríamos para ‘divertirnos’ quisiera saber su definición de ‘diversión’.

Luego de un tiempo Louis volvió y susurró a mi oído.
— ¿No tienes ningún tipo de fobia o pánico? — ¿Qué? ¿Por qué me estaba preguntando esto?
—N… no, bueno, a los insectos.
— ¿A las alturas?
—No.

Entonces destapó mis ojos, estábamos en una pista de lo que parecía ser un aeropuerto pero no era así, luego se acercó a nosotros un muchacho con una sonrisa encantadora, al parecer ya había hablado con Louis.
—Señor Tomlinson, vaya a prepararse dentro de unos minutos le daré indicaciones a su novia y lo seguirá.

Louis besó mi mejilla.
— ¿De qué se trata todo esto? —Dije con la boca abierta.
—Ya lo verás—Louis salió corriendo a no sé dónde y el muchacho me veía de una forma graciosa, no sé qué demonios ocurre, pero tengo miedo de enterarme.
—Usted es la señorita…
—Birdwistle—Contesté automáticamente. —Sheryl—Dije con nerviosismo.
—Bien Sheryl, ya estoy temiendo la actividad que vamos a llevar a cabo, estás pálida.
—Estoy pálida porque no sé qué hago aquí.
— ¿De verdad? —Rió. —Bueno, hmm… vas a pasar hacia allá—Señaló un lugar donde había más personas con trajes extraños. —Y te van a poner el equipo, por favor no te quites nada. Y no tengas miedo, yo seré tu acompañante en el aire, así que todo estará bien.
— ¿Acompañante en el aire? —Me quedé sin aliento simplemente.
—Sí, practicaremos paracaidismo.
— ¿¡Qué!?

Sheryl, si querías una oportunidad para huir… esa era. Me dije a mí misma.
—No, estás loco, yo no voy a practicar paracaidismo.
—El señor Tomlinson ya está casi listo, no lo dejarías plantado.
—Oh, ¡Qué bah! dile que me enfermé del estómago y tuve que salir corriendo.

Jajaj que graciosa siguelaa

Luego llegó Louis, con un traje bastante grueso y extraño, me miraba con una sonrisa malévola, deseaba golpearlo para que la quitara de una vez por todas.
—Supongo que ya sabes—Sonrió aún más, ¿Es eso posible? veo que sí.
—Supones bien—Lo fulminé con la mirada. El chico puso su mano sobre mi espalda y con pequeños empujones me dirigió al lugar donde iban a prepararme.
En realidad las personas me vistieron, yo no moví ni un músculo, mientras lo hacían yo sólo los observaba, estaba ahí pero al mismo tiempo no lo estaba, mi mente se encontraba en un transe, a punto de llegar a Japón.

Lo que tenía entendido es que nos tiraríamos en pareja, ¡Já! tirarse en pareja, que divertido, si lo miras desde otro ángulo, ¡Ah que estoy pensando!
—En el aire abre tus brazos, estiras tu cuerpo y…—Una chica muy gruñona intentaba sacarme de mis pensamientos. — ¿Estás escuchándome?
—Sí—Murmuré.
—Bien.

Todo lo que parecía ser el “equipo” caminaban hacia lo que era la avioneta, Louis me alcanzó y nosotros íbamos detrás de ellos. Tomó mi mano.
— ¿Nerviosa?
—Sí, un poco, Louis ¿Por qué haces esto?
— ¿Recuerdas las primeras pláticas que tuvimos? me dijiste que te gustaría ser un ave y sentirte libre—Se sonrojó.
—Louis—No podía esconder la ternura en mi tono de voz. —¿Estás hablando enserio?
—Siempre hablo enserio—Besó mi mejilla.
—Subamos al avión.

Miles de sensaciones dentro de mí, el primer paso que di dentro de la avioneta sentí que mis piernas me hacían una mala jugada, temblaban, oh ya era muy tarde para retractarse.
Nos sentamos y nos pusieron cinturones, el avión se elevó en pocos minutos y los rostros amables de todas las personas se centraban en mí, no imagino lo mucho que se burlan de nosotros.
—Estira los brazos y las piernas, no lo olvides— esas frases inundaban mi mente, ¿Y si no sirve el paracaídas?

El chico que conocí antes, amarró con cinturones y otras cosas su cuerpo a mí, mientras otras personas lo ayudaban, era el momento, Louis y la chica estaban listos ya. Se pararon en la esquina de la puerta del avión la cual ya estaba abierta.
Se tirarían ellos dos y otro más que llevaba una cámara, supongo que para tomar unas cuantas fotos.
Louis no estaba nervioso, estaba emocionado al igual que yo, pero yo aún tenía ganas de desaparecer.
—Bien, nos vemos en tierra—Dijo la chica, entonces, ¡Se lanzaron! no puedo creer, sentí un nudo en mi estómago, estábamos muy alto, quiero desaparecer ¡Ya!
— ¿Lista? —Sonrió.
—No, pero… hagámoslo—Traté de sonar segura, pero me di cuenta que no lo logré cuando soltó una carcajada, apenas podía escuchar su voz.
—No olvides lo que te dijeron, en el aire no podré escuchar nada de lo que dices.
Efectivamente, fue lo último que pude escuchar.
Saltamos, oh dios mío, no tuve tiempo ni siquiera de pensar, estiré las piernas y los brazos, ¡estábamos volando! me sentía exactamente como Louis me había recordado: como un ave, no tengo idea si estaba gritando ya que no se escuchaba nada, ésta adrenalina que sentía era muy diferente a todas las que había sentido alguna vez.
Esto es un sueño, no puede ser verdad. Mis padres ni muertos me dejarían practicar algo así, oh vaya.

Luego sentí como si jalaran mi cuerpo hacia arriba, el paracaídas se había abierto ya, ¿Tan pronto?

Lo más difícil de todo es aterrizar, donde debes tener mucha fuerza en tus piernas para caer bien y no fracturarte algo, aunque, el chico el cual aún no sé su nombre hizo todo el trabajo.
Louis estaba tirado en el césped mirándonos. Nos quitamos el cinturón que nos unía y corrí hacia él.
— ¿Te gustó?
—Me encantó—Lo ayudé a levantarse tomándolo de las manos.
— ¿Cómo te sentiste? —Dijo llegando hasta mí dándome un beso en la nariz.
—Como un ave—Reí. —A veces eres impredecible.
—Dijiste que no te gustaban las cosas normales—Recordó, oh Louis que memoria tienes.

(…)
Cuando menos lo pensé llevábamos una semana en Las Vegas, una semana viviendo con Louis y saliendo a bares y fiestas como también a lugares tranquilos y yo aún no podía conseguir ése maldito libro, si sacaba algo de dinero del banco seguramente mis padres sabrían en donde me encuentro.
¡Qué inteligente eres, Sheryl! vaya, y ahora que recuerdo, ya no tengo médico el cual me revisaba, ¿qué voy a hacer si me pongo mal? probablemente yo me desmaye como siempre y Louis muera de culpa. Esto está mal, estoy hundiendo a una persona al mismo hoyo al que he de caer en algún momento.
¿Voy a decirle? ¿Tengo que decirle? claro que merece saberlo después de esto, pero no estoy lista para despedirme de él, me odiará por hacerlo todo más largo, por enamorarse de mí cuando el mismo admitió que prefería lastimar a ser lastimado con tal de no dejar a nadie entrar a su corazón.
Si supiera que acaba de dejar entrar a la persona que tiene la mayor capacidad de lastimar de la que él se puede imaginar.

Me encontraba mirando un programa en la televisión clásica estilo, los años cincuenta, como toda la casa. Seguía pensando en las mil y un razones por las cuales Louis debería alejarse de mí cuando él se sentó a mi lado.
Besó mi mejilla fugazmente y miró al televisor.
— ¿Qué miras?
—Una película, no sé cómo se llama.
— ¿Te sucede algo, linda? —Su voz dulce me hacía sentir protegida, intentaba ahuyentar todos esos pensamientos que no me dejaban simplemente vivir mi presente, como siempre lo deseé.

Ahora comprendo a mis padres, ellos no querían que saliera lastimada y quién lo diría, ahora seremos dos, no sólo yo.
—No, nada—Sonreí lo más que pude aunque, en realidad no fuera lo suficiente.
—Si te sucede, dime.
—En verdad nada, Louis no insistas.

Se giró completamente hacia mí y comenzó a picar mis costillas causando cosquillas, mi punto débil.
— ¿Vas a decirme?
—No, Louis ¡Basta! —Decía entre carcajadas, odiaba las cosquillas, siempre terminaba golpeando a la persona que me hacía cosquillas. —Vas… a salir… herido.
—No dejaré de hacerte cosquillas hasta que me digas qué te tiene mal.
— ¡Está bien! Te… diré… deja de… hacerlo—Louis se detuvo, victorioso, no habría estado tan feliz si no se hubiera detenido antes de que lo golpeara. Me reincorporé intentando respirar.

Obviamente no voy a decirle todo esto que tengo dentro, nunca va a salir al menos que sea demasiado necesario.
—Me duele la cabeza—Mentí. —Eso es todo.
—Oh, Sheryl—Cruzó de brazos. —No te creo ni la primera palabra de la oración, pero bueno, si no quieres decirme tus razones tendrás.
— ¡Te digo la verdad!
—Todo el tiempo—Dijo sarcásticamente, se bajó del sofá y caminó hacia la cocina.

(…)
Al día siguiente, todo parecía ser tan normal y aburrido, Louis se había ido desde la mañana porque cuando desperté no estaba en ningún rincón de la casa, pero últimamente lo había observado hablando por teléfono todos los días y en cada momento que podía.
¿Qué estará sucediendo? ¿Se habrá enamorado de otra chica? ¿Va a dejarme? ¿Se vio a escondidas con ella hoy?
¡No sé ni que pensar! él ha estado tan distante, hipotéticamente hablando.
(…)

El tiempo transcurrió, dos horas, tres horas, mi mente estaba matándome, ¿Qué no podía callarse tan siquiera un par de segundos?
Yo estaba con un pantalón de mezclilla, blusa holgada y mi cabello recogido, algo totalmente hogareño.
No me encontraba hábil para hacer algo ya que mi mente sólo se dedicaba a decirme “Busca a Louis”, “ ¿Dónde está Louis?”.

— ¡Guarda silencio! —Me dije a mí misma. Ya había comenzado a delirar. Luego, sentí un pequeño dolor en el pecho, oh, no de nuevo por favor. No ahora, no, no, no.
Siempre era así, y ningún médico cerca de mí, voy a arruinar todo el viaje a Louis por mi estúpida enfermedad.
Como siempre, estropeando las cosas, señorita Birdwhistle.
Luego, no sé si comenzó a temblar el piso o es que yo estaba mareándome, lo cual es más usual la segunda opción. Me acerqué a una silla y me sujeté de ella ¿Qué demonios…?
Respira, respira, todo estará bien.
Cerré mis ojos con fuerza, luego de diez horribles minutos todo se calmó, mi respiración seguía agitada y mis nervios a mil por hora, no ha sucedido nada, estoy a salvo.

La puerta se abrió, estaba justo frente a ella con ambas manos sobre una silla, Louis me observó y traté de cambiar mi rostro espantado por uno alegre. Recuerda, Sheryl, aquí no sucede nada. Sigue fingiendo que estás bien.

—Amor—Corrió hacia mí. — ¿Estás bien?
—Sí, ¿Por qué lo preguntas?
—Tus manos—Las tomó. —Estás temblando.
—No sucede nada Louis, sólo que… me asusté, es todo.
—Deja de poner excusas, me importas, dime qué es lo que pasa.
—Louis, tranquilízate, no sucede nada.
— ¿Estás segura que te sientes bien?
—Me siento perfectamente.
— ¿Tan bien como para ir conmigo ahora a la librería?
— ¿A la librería? —Sonreí.
—Sí, he estado buscando un libro por todos lados y ahora que recuerdo, estaba en ésa librería a la que fuimos hace días.
—A ti no te gusta leer.
—Sí me gusta leer—Frunció el ceño, aún tomaba mis manos.
— ¿Desde cuándo? es un milagro.
—Te lo diré cuando estemos allá—Me guiñó el ojo, soltó una de mis manos pero la otra no y me llevó hasta su coche.

Louis se dedicó a conducir en silencio hasta la hermosa librería gigantesca que se encontraba a unas calles de nuestra casa. Nuestra, ¡Qué bien se escucha eso!
Es que, aunque suene cursi, yo veo una vida al lado de Louis, el primer chico que se ha fijado en mí, quisiera creer que me querrá a pesar de mis defectos, aunque, sé que no es así.
¡Mis pensamientos al ataque de nuevo!
Llegamos a la enorme librería, que en lugar de librería o biblioteca parecía oficina de negocios internacional. Una vez dentro, si no encontrabas lo que buscabas varias personas había a tu disposición para pedir tu libro en otro lugar y traértelo lo antes posible.
Entramos.

— ¡Toma el libro que quieras! —Louis musitó. —Hablo en serio.

Louis versión.
Sólo espero que tome el libro correcto, de no ser así todo este plan se irá a la basura, ¡Qué nervios!
Ella me miró risueña, como si supiera lo que me traía entre manos, desde la mañana estoy aquí negociando con los trabajadores de ésta librería.
La chica pelirroja llamada, hmm Melody, es la que acompañará a Sheryl a escoger el mismo libro que estuvo a punto de llevarse la última vez, la tratará de convencer de que es el mejor libro y se lo entregará. Aquí mismo acaban de sellarlo con un plástico, todo se ve tan natural.
—Buenas tardes, ¿Puedo ayudarlos en algo? —Se acercó ¿Melody? a nosotros con una sonrisa, me guiñó el ojo en señal de que el plan había comenzado, pero creo que Sheryl alcanzó a verla, ya que me tomó fuerte del brazo como diciéndome: “En la casa me las pagarás”.

—Sí, mi novia tiene interés en un libro.
—Yo no…
—Sí lo tienes, no mientas, querida—No lo estropees, Sheryl.
—Bien, si es tan amable de acompañarme, ¿señorita…?
—Birdwhistle.

Sheryl versión.
Birdwhistle, para ti, soy Birdwhistle, maldita resbalosa. ¡Seguramente es ella! ha de ser ésta pelirroja despampanante la que trae a Louis de un ala. ¡Le guiñó el ojo en mi cara! es una maldita, ¿celos? creo que es la primera vez en mi vida que los experimento así, no puedo creer todo esto, toda mi tristeza se ha convertido en rabia, como si su cabello fuera tan natural, ¡está teñido, por Dios!
Y puedo asegurar que se operó el busto, esas no deben ser reales.
—Me dijo su novio que estaba interesada en comprar el libro de “El psicoanalista”. — ¿Qué? ¿Y ésta resbalosa cómo lo sabe? ¿En qué momento Louis se lo dijo si acabamos de llegar? ¡Oh seguro! se han de haber visto en la mañana cuando Louis no estaba.
—Sí—Me limité a sonreír, aunque quisiera interrogarla, creo que aquí no era el mejor lugar.
—Es un libro muy bueno, yo lo he leído tres veces y no me canso de leerlo.
—Ya no me llama tanto la atención—Ignoré su comentario.
—Se lo recomiendo muchísimo, es uno de los mejores libros que he leído, diría que es el mejor pero el número uno para mí es La Biblia.

¡Já! ahora resulta que es una santa, oh no puedo parar de reír dentro de mí, debo ser fuerte y no carcajearme en su rostro.
— ¿En serio? tienes cara de libros eróticos—Dije al fin. Tiene cara de estrella pornográfica. Maldita. Resbalosa.

Louis interrumpió nuestra gráfica conversación, lo sé porque rodeó mi cintura con sus brazos y besó mi mejilla.
— ¿Ya encontraste algo? —Susurró a mi oído.
—Sí, voy a llevarme éste libro—Se lo arrebaté de las manos a… la pelirroja y se lo mostré, Louis sonrió como si su vida dependiera de esa compra.
— ¡Qué bien! —Luego miró sonriente a… la pelirroja y ella le regresó el gesto.

Compramos el libro, o más bien Louis lo compró, lo cual me hacía sentir incómoda ya que, gastaba el dinero en cosas materiales que no son necesarias. Creo que por un momento olvidé a la pelirroja. La detesto.