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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"El diablo En Invierno" (Nick & tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Nueva lectora! :cheers: me llamo Sara.
Me encanta esta nove enserio qe si! :P
Me encanta esta nove enserio qe si! :P
#Cassie Jonas Horan
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
A Year Without Rain escribió:Nueva lectora! :cheers: me llamo Sara.
Me encanta esta nove enserio qe si! :P
Biienvenida Sara graxx x leerla & x pasar de pag!.
Niñas ya por ahi Javi's me habia dicho algo
sobre un maraton....¿QUIEREN MARATON?
Comenten & diganme si lo qieren & tendremos maraton
las qiero grax x leerla :D
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
YourBiggestFan escribió:A Year Without Rain escribió:Nueva lectora! :cheers: me llamo Sara.
Me encanta esta nove enserio qe si! :P
Biienvenida Sara graxx x leerla & x pasar de pag!.
Niñas ya por ahi Javi's me habia dicho algo
sobre un maraton....¿QUIEREN MARATON?
Comenten & diganme si lo qieren & tendremos maraton
las qiero grax x leerla :D
HEHE, YO LO DIJE! WIII!!
Y SI YO LO DIJE MI RESPUESTA ES OBVIA, NO? XDÉ
MARATÓN
MARATÓN
MARATÓN
MARATÓN
MARATÓN!
XOXO
JAVI'S JONAS
Y SI YO LO DIJE MI RESPUESTA ES OBVIA, NO? XDÉ
MARATÓN
MARATÓN
MARATÓN
MARATÓN
MARATÓN!
XOXO
JAVI'S JONAS
JaviOfJonas
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
lovely last escribió:claro que queremos maraton
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Aww qe Geniial
Si MARATON EN LAS DOS!!!!
MARATON MARATON!
Si MARATON EN LAS DOS!!!!
MARATON MARATON!
#Cassie Jonas Horan
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
Speak•Now escribió:MARATONNNNNNNNNNNNNNNN!!!!!!!!!!
#Cassie Jonas Horan
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
MARATON 1/5
Capitulo 10 (Parte 1 & 2)
Cuando ______ volvió a la habitación de su padre por la
noche, supo que le había llegado la hora. Estaba pálido como la cera, tenía los
labios azulados y sus atormentados pulmones ya no podían inspirar aire
suficiente. Ojalá pudiese respirar por él. Le cogió una mano helada y le frotó
los dedos para hacerlos entrar en calor.
—Papá —murmuró mirándolo con una triste sonrisa y acariciándole el pelo apelmazado—.
Dime qué hacer. Dime qué quieres.
El le dirigió una mirada tierna y cariñosa, mientras sus labios, apenas
visibles en su arrugada cara, esbozaban una sonrisa.
—Joe... —susurró.
—Sí, lo llamaré. —Y añadió en voz baja—: Papá, ¿Joe es hermano mío?
Él suspiró, haciendo que se le marcaran las arrugas alrededor de los ojos.
—No, cielo. Aunque me habría gustado. Es un buen chico...
______ se agachó para besarle una mano y luego se incorporó. Se acercó deprisa
al tirador y llamó varias veces.
—¿Sí, milady? —dijo la criada que apareció con inusual prontitud.
—Llame al señor Miller —ordenó ______, y pensó en avisar también a Nick, pero
su padre no había preguntado por él. Y la idea de la presencia fría y cerebral
de Nick, tan discordante con las emociones que ella sentía... No. Había algunas
cosas para las que podía apoyarse en él, pero ésa no era una de ellas—. Deprisa
—murmuró a la criada, y regresó junto al lecho del moribundo.
A pesar de sus esfuerzos por ofrecer una apariencia tranquila, su miedo debía
de traslucirse, porque su padre le tomó la mano y tiró débilmente para que se
acercara más.
—______ —susurró—. Voy a reunirme con tu madre, ¿sabes? Va a dejarme abierta la
puerta de atrás para que pueda colarme en el cielo.
______ rió a pesar de las lágrimas que le llenaban los ojos.
Joe entró en la habitación. Iba despeinado y, cosa rara en él, desaliñado, como
si se hubiera vestido deprisa. Aunque parecía tranquilo y sereno, tenía los
ojos húmedos cuando miró a ______. Esta se levantó y se alejó de la cama.
—Tienes que inclinarte para oírlo —dijo con voz ronca después de tragar saliva
para poder hablar.
Joe lo hizo y le tomó las manos, como ______ había hecho.
—Padre de mi corazón —dijo en voz baja—, queda en paz con todas las almas que
dejas atrás. Y sabe que Dios te recibirá en tu nueva vida.
Jenner le susurró algo y el muchacho agachó la cabeza, frotando las manos del
anciano para tranquilizarlo.
—Sí—respondió Joe, aunque por la tensión que ______ captó en sus hombros, no le
había gustado lo que su padre le había pedido—. Me ocuparé de que se haga.
Jenner se relajó y cerró los ojos. Joe se apartó de la cama y se acercó a
______.
—Tranquila —murmuró el joven gitano al notar que ella temblaba—. Mi abuela
siempre decía que no debes negarte a iniciar un nuevo camino, ya que no sabes
qué venturas te esperan en él.
______ intentó consolarse con estas palabras, pero se le empañaron los ojos y
se le hizo un nudo en la garganta. Se sentó junto a su padre, lo rodeó con un
brazo y le puso una mano en el pecho. Su respiración agitada se calmó y emitió
un sonido tenue, como si agradeciera su contacto. Cuando ______ notó cómo la
vida se le iba escapando a su progenitor, sintió la confortante mano de Joe en
el brazo.
En la habitación reinaba un doloroso silencio. ______ casi
podía oír los latidos de su corazón. Nunca había visto la muerte de cerca y
tener que perder a la única persona que la había querido de verdad, le
provocaba espanto. Dirigió los ojos llorosos hacia la puerta y vio a Nick, con
expresión impenetrable, y de repente fue consciente de que, pese a todo,
necesitaba que estuviera ahí. La observaba fijamente, y algo en su mirada la
tranquilizó.
Un suave suspiro salió de los labios de Ivo Jenner, y ya no hubo nada más.
______ comprendió que todo había terminado. Apretó una mejilla contra su cabeza
y le cerró los ojos.
—Adiós —susurró mientras sus lágrimas caían sobre el pelo de su padre.
Pasado un momento, Joe la ayudó a incorporarse.
—______ —murmuró el joven—. Ahora tengo que... tengo que arreglar el cadáver.
Ve con tu marido.
______ asintió e intentó moverse, pero tenía las piernas paralizadas. Joe le
apartó el pelo de la cara y le dio un beso dulce y casto en la frente. Se alejó
de él y avanzó a trompicones hacia su marido, que se adelantó y le tendió un
pañuelo. ______ lo aceptó agradecida. Demasiado consternada para ver o
importarle dónde iban, se secó los ojos y se sonó la nariz mientras Nick la
sacaba al pasillo. La rodeó con un brazo y la sujetó por la cintura con la otra
mano.
—No dejaba de sufrir —le susurró con naturalidad—. Ha sido lo mejor para él.
—Sí—logró responder ella, aturdida—. Sí, claro.
—¿Te dijo algo?
—Mencionó a mi madre. —La idea le hizo aflorar nuevas lágrimas, pero sus labios
esbozaron una sonrisa torcida—. Dijo que ella iba a ayudarle a colarse por la
puerta de atrás del cielo.
Nick la llevó a su habitación. ______ se dejó caer en la cama y, tras sonarse
con el pañuelo, se acurrucó de costado. No había llorado nunca así, sin
sollozar. La tristeza le salía por la garganta y la presión de la pena en el
pecho no se reducía. Fue vagamente consciente de que alguien corría las
cortinas y de que Nick pedía a una criada que llevara una jarra de vino y otra
de agua fría a la habitación.
Aunque Nick permaneció en el cuarto, no se acercó a ella, sino que se paseó de
un lado para otro, hasta que al final se sentó en una silla junto a la cama.
Era evidente que no quería acunar a ______ mientras lloraba, que rehuía esa
intimidad emocional. Podía compartir con él su pasión, pero no su dolor. Aun
así, no tenía ninguna intención de irse.
Después de que la criada llevara el vino y el agua, Nick apoyó a ______ en las
almohadas y le dio una copa llena. Mientras ella bebía, tomó un paño mojado en
agua fría y se lo puso con cuidado sobre los ojos hinchados. Su actitud era
cariñosa y extrañamente solícita, como si atendiera a un niño pequeño.
—Los empleados —farfulló ______ al cabo—. El club. El
entierro...
—Yo me encargaré de todo —dijo Nick con calma—. Cerraremos el club y dispondré
los preparativos del entierro. ¿Quieres que avise a alguna amiga tuya?
______ sacudió la cabeza.
—Las pondría en un compromiso. Y no me apetece hablar con nadie.
—Comprendo.
Nick se quedó con ella hasta que hubo tomado una segunda copa de vino. Al
comprender que estaba esperando que le diera pie para irse, dejó la copa vacía
en la mesita de noche y dijo con voz ronca:
—Ahora descansaré un poco. No hace falta que te quedes conmigo, cuando hay
tantas cosas que hacer.
Tras evaluarla con la mirada, Nick se levantó de la silla.
—Llámame cuando te despiertes —pidió.
Tumbada en la cama, medio piripi y adormilada, se preguntó por qué la gente
decía siempre que la muerte de un ser querido era más fácil cuando tenías
tiempo para prepararte. No le parecía nada fácil. Y esas mismas personas podían
haber añadido que su dolor debería ser menor ya que apenas había conocido a su
padre. Pero eso lo aumentaba. Tenía tan pocos recuerdos para consolarse, tan
poco tiempo pasado juntos. Junto con la tristeza, tenía una lúgubre sensación
de privación, y debajo de todo eso, incluso una leve rabia. ¿Era tan poco digna
de amor que por eso había tenido tan poco en la vida? ¿Carecía de algún don
esencial para atraer a los demás?
Consciente de que sus pensamientos estaban derivando hacia la autocompasión,
cerró los ojos y soltó un suspiro tembloroso.
Cuando Joe salió de la habitación de Ivo Jenner, se encontró con St. Jonas en
el pasillo.
—Si a mi esposa la consuelan los trillados sermones gitanos, no tengo
inconveniente en que se los recites —le soltó éste, ceñudo y con una nota de
arrogancia en la voz—. Ahora bien, si vuelves a besarla otra vez, por muy
platónica que sea la manera en que lo hagas, te convertiré en un eunuco.
El hecho de que St. Jonas pudiera mostrar unos celos ridículos cuando el
cadáver de Ivo Jenner todavía estaba caliente podría haber indignado a muchas
personas. Joe, sin embargo, observó al autocrático vizconde con un interés
especulativo.
—Si la hubiera querido de ese modo —dijo Joe, midiendo deliberadamente su
respuesta para ponerlo a prueba—, ya la habría tenido.
Un destello de advertencia en los ojos azules de St. Jonas reveló fugazmente un
oscuro sentimiento que no admitiría jamás. Joe nunca había visto nada parecido
al deseo que St. Jonas sentía por su mujer. Ante ella, St. Jonas prácticamente
vibraba como un diapasón.
—Es posible querer a una mujer sin desear acostarse con ella —señaló Joe para
tranquilizarlo—. Pero parece que usted no lo cree así. ¿O acaso está tan
obsesionado con ella que no entiende que pueda haber alguien que no sienta lo
mismo que usted?
—No estoy obsesionado con ella —le espetó St. Jonas.
Joe apoyó un hombro contra la pared y lo miró a los ojos.
—Claro que lo está. Cualquiera lo ve.
—Otra palabra y seguirás los pasos de Egan—gruñó St. Jonas arrugando el ceño.
Joe levantó las manos en gesto de excusa.
—Entendido. Por cierto, las últimas palabras de Jenner fueron sobre Bullard.
Existe un legado económico para él en el testamento y Jenner quería que lo
recibiera.
—¿Por qué dejaría dinero a Bullard? —preguntó St. Jonas entornando los ojos.
Joe se encogió de hombros.
—No lo sé. Pero yo, de usted, cumpliría la última voluntad de Jenner.
—Si no lo hiciera, ni él ni nadie podría hacer nada al respecto.
—Pero correría el riesgo de que su fantasma atormentado rondara el club para
siempre.
—¿Fantasma? —St. Jonas le lanzó una mirada incrédula—. No hablas en serio,
¿verdad?
—Soy gitano —contestó Joe con naturalidad—. Claro que hablo en serio.
—Sólo medio gitano. Lo que me lleva a suponer que la otra mitad tendrá una
pizca de cordura y sensatez.
—La otra mitad es irlandesa —indicó Joe.
—Dios nos ampare —resopló St. Jonas, y se marchó sacudiendo la cabeza.
Capitulo 10 (Parte 1 & 2)
Cuando ______ volvió a la habitación de su padre por la
noche, supo que le había llegado la hora. Estaba pálido como la cera, tenía los
labios azulados y sus atormentados pulmones ya no podían inspirar aire
suficiente. Ojalá pudiese respirar por él. Le cogió una mano helada y le frotó
los dedos para hacerlos entrar en calor.
—Papá —murmuró mirándolo con una triste sonrisa y acariciándole el pelo apelmazado—.
Dime qué hacer. Dime qué quieres.
El le dirigió una mirada tierna y cariñosa, mientras sus labios, apenas
visibles en su arrugada cara, esbozaban una sonrisa.
—Joe... —susurró.
—Sí, lo llamaré. —Y añadió en voz baja—: Papá, ¿Joe es hermano mío?
Él suspiró, haciendo que se le marcaran las arrugas alrededor de los ojos.
—No, cielo. Aunque me habría gustado. Es un buen chico...
______ se agachó para besarle una mano y luego se incorporó. Se acercó deprisa
al tirador y llamó varias veces.
—¿Sí, milady? —dijo la criada que apareció con inusual prontitud.
—Llame al señor Miller —ordenó ______, y pensó en avisar también a Nick, pero
su padre no había preguntado por él. Y la idea de la presencia fría y cerebral
de Nick, tan discordante con las emociones que ella sentía... No. Había algunas
cosas para las que podía apoyarse en él, pero ésa no era una de ellas—. Deprisa
—murmuró a la criada, y regresó junto al lecho del moribundo.
A pesar de sus esfuerzos por ofrecer una apariencia tranquila, su miedo debía
de traslucirse, porque su padre le tomó la mano y tiró débilmente para que se
acercara más.
—______ —susurró—. Voy a reunirme con tu madre, ¿sabes? Va a dejarme abierta la
puerta de atrás para que pueda colarme en el cielo.
______ rió a pesar de las lágrimas que le llenaban los ojos.
Joe entró en la habitación. Iba despeinado y, cosa rara en él, desaliñado, como
si se hubiera vestido deprisa. Aunque parecía tranquilo y sereno, tenía los
ojos húmedos cuando miró a ______. Esta se levantó y se alejó de la cama.
—Tienes que inclinarte para oírlo —dijo con voz ronca después de tragar saliva
para poder hablar.
Joe lo hizo y le tomó las manos, como ______ había hecho.
—Padre de mi corazón —dijo en voz baja—, queda en paz con todas las almas que
dejas atrás. Y sabe que Dios te recibirá en tu nueva vida.
Jenner le susurró algo y el muchacho agachó la cabeza, frotando las manos del
anciano para tranquilizarlo.
—Sí—respondió Joe, aunque por la tensión que ______ captó en sus hombros, no le
había gustado lo que su padre le había pedido—. Me ocuparé de que se haga.
Jenner se relajó y cerró los ojos. Joe se apartó de la cama y se acercó a
______.
—Tranquila —murmuró el joven gitano al notar que ella temblaba—. Mi abuela
siempre decía que no debes negarte a iniciar un nuevo camino, ya que no sabes
qué venturas te esperan en él.
______ intentó consolarse con estas palabras, pero se le empañaron los ojos y
se le hizo un nudo en la garganta. Se sentó junto a su padre, lo rodeó con un
brazo y le puso una mano en el pecho. Su respiración agitada se calmó y emitió
un sonido tenue, como si agradeciera su contacto. Cuando ______ notó cómo la
vida se le iba escapando a su progenitor, sintió la confortante mano de Joe en
el brazo.
En la habitación reinaba un doloroso silencio. ______ casi
podía oír los latidos de su corazón. Nunca había visto la muerte de cerca y
tener que perder a la única persona que la había querido de verdad, le
provocaba espanto. Dirigió los ojos llorosos hacia la puerta y vio a Nick, con
expresión impenetrable, y de repente fue consciente de que, pese a todo,
necesitaba que estuviera ahí. La observaba fijamente, y algo en su mirada la
tranquilizó.
Un suave suspiro salió de los labios de Ivo Jenner, y ya no hubo nada más.
______ comprendió que todo había terminado. Apretó una mejilla contra su cabeza
y le cerró los ojos.
—Adiós —susurró mientras sus lágrimas caían sobre el pelo de su padre.
Pasado un momento, Joe la ayudó a incorporarse.
—______ —murmuró el joven—. Ahora tengo que... tengo que arreglar el cadáver.
Ve con tu marido.
______ asintió e intentó moverse, pero tenía las piernas paralizadas. Joe le
apartó el pelo de la cara y le dio un beso dulce y casto en la frente. Se alejó
de él y avanzó a trompicones hacia su marido, que se adelantó y le tendió un
pañuelo. ______ lo aceptó agradecida. Demasiado consternada para ver o
importarle dónde iban, se secó los ojos y se sonó la nariz mientras Nick la
sacaba al pasillo. La rodeó con un brazo y la sujetó por la cintura con la otra
mano.
—No dejaba de sufrir —le susurró con naturalidad—. Ha sido lo mejor para él.
—Sí—logró responder ella, aturdida—. Sí, claro.
—¿Te dijo algo?
—Mencionó a mi madre. —La idea le hizo aflorar nuevas lágrimas, pero sus labios
esbozaron una sonrisa torcida—. Dijo que ella iba a ayudarle a colarse por la
puerta de atrás del cielo.
Nick la llevó a su habitación. ______ se dejó caer en la cama y, tras sonarse
con el pañuelo, se acurrucó de costado. No había llorado nunca así, sin
sollozar. La tristeza le salía por la garganta y la presión de la pena en el
pecho no se reducía. Fue vagamente consciente de que alguien corría las
cortinas y de que Nick pedía a una criada que llevara una jarra de vino y otra
de agua fría a la habitación.
Aunque Nick permaneció en el cuarto, no se acercó a ella, sino que se paseó de
un lado para otro, hasta que al final se sentó en una silla junto a la cama.
Era evidente que no quería acunar a ______ mientras lloraba, que rehuía esa
intimidad emocional. Podía compartir con él su pasión, pero no su dolor. Aun
así, no tenía ninguna intención de irse.
Después de que la criada llevara el vino y el agua, Nick apoyó a ______ en las
almohadas y le dio una copa llena. Mientras ella bebía, tomó un paño mojado en
agua fría y se lo puso con cuidado sobre los ojos hinchados. Su actitud era
cariñosa y extrañamente solícita, como si atendiera a un niño pequeño.
—Los empleados —farfulló ______ al cabo—. El club. El
entierro...
—Yo me encargaré de todo —dijo Nick con calma—. Cerraremos el club y dispondré
los preparativos del entierro. ¿Quieres que avise a alguna amiga tuya?
______ sacudió la cabeza.
—Las pondría en un compromiso. Y no me apetece hablar con nadie.
—Comprendo.
Nick se quedó con ella hasta que hubo tomado una segunda copa de vino. Al
comprender que estaba esperando que le diera pie para irse, dejó la copa vacía
en la mesita de noche y dijo con voz ronca:
—Ahora descansaré un poco. No hace falta que te quedes conmigo, cuando hay
tantas cosas que hacer.
Tras evaluarla con la mirada, Nick se levantó de la silla.
—Llámame cuando te despiertes —pidió.
Tumbada en la cama, medio piripi y adormilada, se preguntó por qué la gente
decía siempre que la muerte de un ser querido era más fácil cuando tenías
tiempo para prepararte. No le parecía nada fácil. Y esas mismas personas podían
haber añadido que su dolor debería ser menor ya que apenas había conocido a su
padre. Pero eso lo aumentaba. Tenía tan pocos recuerdos para consolarse, tan
poco tiempo pasado juntos. Junto con la tristeza, tenía una lúgubre sensación
de privación, y debajo de todo eso, incluso una leve rabia. ¿Era tan poco digna
de amor que por eso había tenido tan poco en la vida? ¿Carecía de algún don
esencial para atraer a los demás?
Consciente de que sus pensamientos estaban derivando hacia la autocompasión,
cerró los ojos y soltó un suspiro tembloroso.
Cuando Joe salió de la habitación de Ivo Jenner, se encontró con St. Jonas en
el pasillo.
—Si a mi esposa la consuelan los trillados sermones gitanos, no tengo
inconveniente en que se los recites —le soltó éste, ceñudo y con una nota de
arrogancia en la voz—. Ahora bien, si vuelves a besarla otra vez, por muy
platónica que sea la manera en que lo hagas, te convertiré en un eunuco.
El hecho de que St. Jonas pudiera mostrar unos celos ridículos cuando el
cadáver de Ivo Jenner todavía estaba caliente podría haber indignado a muchas
personas. Joe, sin embargo, observó al autocrático vizconde con un interés
especulativo.
—Si la hubiera querido de ese modo —dijo Joe, midiendo deliberadamente su
respuesta para ponerlo a prueba—, ya la habría tenido.
Un destello de advertencia en los ojos azules de St. Jonas reveló fugazmente un
oscuro sentimiento que no admitiría jamás. Joe nunca había visto nada parecido
al deseo que St. Jonas sentía por su mujer. Ante ella, St. Jonas prácticamente
vibraba como un diapasón.
—Es posible querer a una mujer sin desear acostarse con ella —señaló Joe para
tranquilizarlo—. Pero parece que usted no lo cree así. ¿O acaso está tan
obsesionado con ella que no entiende que pueda haber alguien que no sienta lo
mismo que usted?
—No estoy obsesionado con ella —le espetó St. Jonas.
Joe apoyó un hombro contra la pared y lo miró a los ojos.
—Claro que lo está. Cualquiera lo ve.
—Otra palabra y seguirás los pasos de Egan—gruñó St. Jonas arrugando el ceño.
Joe levantó las manos en gesto de excusa.
—Entendido. Por cierto, las últimas palabras de Jenner fueron sobre Bullard.
Existe un legado económico para él en el testamento y Jenner quería que lo
recibiera.
—¿Por qué dejaría dinero a Bullard? —preguntó St. Jonas entornando los ojos.
Joe se encogió de hombros.
—No lo sé. Pero yo, de usted, cumpliría la última voluntad de Jenner.
—Si no lo hiciera, ni él ni nadie podría hacer nada al respecto.
—Pero correría el riesgo de que su fantasma atormentado rondara el club para
siempre.
—¿Fantasma? —St. Jonas le lanzó una mirada incrédula—. No hablas en serio,
¿verdad?
—Soy gitano —contestó Joe con naturalidad—. Claro que hablo en serio.
—Sólo medio gitano. Lo que me lleva a suponer que la otra mitad tendrá una
pizca de cordura y sensatez.
—La otra mitad es irlandesa —indicó Joe.
—Dios nos ampare —resopló St. Jonas, y se marchó sacudiendo la cabeza.
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
MARATON 2/5
Capitulo 10 (parte 3 & 4)
Con los preparativos del funeral, la confusión en el club y
la necesidad de restaurar el edificio, Nick debería haber estado demasiado
ocupado para interesarse por su mujer. Sin embargo, ______ pronto supo que
preguntaba con frecuencia a las criadas cuánto había dormido, si había comido,
y por sus actividades en general. Al enterarse de que no había desayunado ni
almorzado, ordenó que le llevaran una bandeja a su habitación con una escueta
nota adjunta.
Milady:
De aquí a una hora me devolverán esta bandeja para que la examine. Si hay algo
que no hayas comido, yo mismo me encargaré de administrártelo por la fuerza.
Que aproveche,
St. Jonas
Para satisfacción de Nick, ______ acató la orden. Sin embargo, se preguntó si
la nota estaba motivada por la preocupación o por simples ganas de intimidarla.
No obstante, poco después Nick no puso reparos en pagar a una modista el doble
de lo normal para que le confeccionara tres vestidos de luto a una velocidad
encomiable. Por desgracia, la selección de telas fue del todo inadecuada.
En el primer año de luto, las mujeres estaban obligadas a llevar sólo crespón,
una tela apagada, rígida y de urdimbre retorcida. A nadie le gustaba, porque el
crespón era, por una parte, peligrosamente inflamable y, por la otra, tendía a
arrugarse y deshilacharse con la lluvia. Nick, sin embargo, había encargado un
vestido de terciopelo, otro de batista y un tercero de cachemira.
—No puedo ponérmelos —dijo una ceñuda ______ mientras alisaba los vestidos con
las manos. Los había extendido sobre la cama.
Nick le había subido los vestidos en persona apenas fueron entregados en el
club. Ahora estaba en una esquina de la cama, apoyado con indiferencia contra
el pilar tallado. Salvo la camisa blanca, vestía completamente de negro.
Naturalmente, se veía guapísimo, ya que la oscuridad de las prendas
proporcionaba un contraste exótico con el brillo dorado de su piel y sus
cabellos. No por primera vez, ______ pensó con ironía si sería posible que un
hombre tan atractivo tuviera un carácter decente; sin duda lo habían consentido
desde la infancia.
—¿Qué tienen de malo los vestidos? —preguntó Nick mirándolos—. Son negros, ¿no?
—Pues sí, pero no son de crespón.
—¿Quieres llevar crespón?
—Por supuesto que no. Nadie quiere. Pero si la gente me ve llevar cualquier
otra cosa, habrá muchas habladurías.
—______ —replicó Nick con una ceja arqueada—, te fugaste de tu casa para
casarte con un conocido calavera y estás viviendo en un club de juego. ¿A
cuántas habladurías más crees que puedes dar pie?
______ dirigió una mirada dudosa al vestido que lucía, uno de los tres que
había llevado consigo la noche que huyó de casa de los Maybrick. Aunque las
criadas y ella se habían esmerado por limpiarlo, la lana marrón estaba manchada
y se había encogido en aquellos puntos en que se había mojado y enlodado. Y
rascaba. Quería ponerse algo limpio y suave. Alargó la mano hacia el terciopelo
negro y lo acarició con los dedos, de modo que dejó en él un rastro brillante.
—Debes aprender a ignorar lo que diga la gente —murmuro Nick, y se acercó.
Situado tras ella, le puso las manos en los hombros, lo que la sobresaltó un
poco—. Así serás más feliz. Las habladurías sobre los demás suelen ser ciertas,
pero nunca lo son si se refieren a uno mismo —añadió divertido.
Cuando notó que Nick le recorría la hilera de corchetes de la espalda del
vestido, ______ se puso tensa.
—¿Qué estás haciendo?
—Te ayudo a cambiar de vestido.
—No quiero. Ahora no. Yo... ¡Oh, no, por favor!
Pero él le puso una mano en el vientre para que no se moviera mientras la
seguía desabrochando con la otra. En lugar de presentar una batalla poco digna,
______ se sonrojó y se quedó quieta.
—De... desearía que no me trataras de manera tan displicente —comentó, y notó
que se le erizaban las zonas que iban quedando al descubierto.
—«Displicente» implica indiferencia —replicó Nick, y le pasó el vestido por las
caderas hasta dejarlo en el suelo—. Y no es ése mi caso, cariño.
______ se estremeció al quedarse en ropa interior.
—No estaría de más cierto respeto —dijo—. Sobre todo después de... después
de...
—No necesitas respeto. Necesitas consuelo y apoyo, y puede que un buen revolcón
en la cama conmigo. Pero como te niegas a eso, te daré un masaje en los hombros
y algunos consejos.
Dicho esto, le puso las manos en los hombros, desnudos salvo por los tirantes
de la camisola, y empezó a masajearle los tensos músculos con amplios arcos
descritos con los pulgares en la parte superior de la espalda. ______ gimió e
intentó soltarse, pero su marido la hizo callar y siguió masajeándola con
pericia.
—No eres la misma de hace unos días —murmuró—. Ya no eres la florero del baile,
una virgen, y tampoco la niña indefensa que vivía bajo el yugo de los Maybrick.
Eres una vizcondesa con una fortuna considerable y un marido caradura. ¿No te
basta?
______ sacudió la cabeza, cansada y confundida. A medida que Nick le aliviaba
la tensión de la espalda, el control de sus emociones parecía desvanecerse.
Temía romper a llorar, así que guardó silencio, cerró los ojos y se concentró
en mantener una respiración regular.
—Hasta ahora te has pasado la vida intentando complacer a los demás —prosiguió
Nick—. Con muy poco éxito, por cierto. ¿Por qué no intentas complacerte a ti
misma, para variar? ¿Por qué no vives según tus propias normas? ¿Dónde te ha
llevado seguir las convenciones sociales?
______ se planteó las preguntas, y siseó de placer cuando Nick encontró un
punto particularmente dolorido.
—Me gustan las convenciones —dijo al cabo—. No tiene nada de malo ser una
persona corriente.
—No. Pero tú no eres corriente, o nunca habrías recurrido a mí en lugar de
casarte con tu primo Eustace.
—Estaba desesperada.
—Esa no fue la única razón —objetó Nick con apenas un susurro—. También te
apetecía hacer una maldad.
—¡No es verdad!
—Disfrutaste acorralando a un calavera infame en su propia casa con una oferta
irrechazable. No trates de negarlo; ahora te conozco lo suficiente como para
saberlo.
A pesar de su dolor y preocupación, ______ no pudo evitar sonreír.
—Puede que lo disfrutara por un momento —admitió—. Y desde luego disfruté
pensando en lo furiosa que se pondría mi familia cuando se enterara. —Su
sonrisa se desvaneció cuando añadió con aire taciturno—: ¡Cómo detestaba vivir
con ellos! Ojalá mi padre me hubiera tenido aquí, con él. Podía haber pagado a
alguien para que me cuidara...
—¡Por las barbas de Neptuno! —exclamó Nick—. ¿Por qué iba a querer tu padre a
una niña en su mundo amoral?
—Porque era familia suya. ¡Porque era lo único que tenía!
Nick negó con la cabeza.
—Los hombres no piensan así, cariño. Tu padre supuso correctamente que sería
mejor para ti vivir lejos de él. Sabía que no te casarías nunca si no te
criabas de un modo respetable.
—Pero si hubiera sabido cómo me tratarían los Maybrick, cuánto me
maltrataban...
—¿Por qué supones que tu padre no habría hecho lo mismo? —repuso Nick—. Era
boxeador, caramba. No es que fuera famoso por su dominio de sí mismo. Podrías
haber conocido con todo detalle el mapa de su palma si lo hubieras visto más a
menudo.
—¡Te equivocas completamente! —exclamó ______ con vehemencia.
—Cálmate —murmuró Nick, y cogió el vestido de terciopelo—. Como te dije, yo jamás
aprobaría pegar a una mujer por ningún motivo. Pero el mundo está lleno de
hombres que no tienen este escrúpulo concreto, y es probable que tu padre fuera
uno de ellos. Discútelo, si quieres, pero no seas tan ingenua como para poner a
Jenner en un pedestal, cariño. En el contexto de este mundillo (jugadores,
bribones, tramposos, delincuentes y timadores) era un hombre bastante decente.
Estoy seguro de que ése le habría parecido un panegírico adecuado. Levanta los
brazos.
Le pasó con habilidad el vestido por la cabeza y tiró de la prenda hasta que le
cayó elegantemente sobre las caderas. Después la ayudó a pasar los brazos por
las mangas.
—Esta vida no es para ti —prosiguió—. Deberías estar en alguna finca de campo,
sentada en una manta tendida en el césped y comiendo fresas con nata. Dando
paseos en carruaje. Visitando amistades. Algún día deberías dejarme que te
diera un hijo. Sería algo en lo que ocuparte. Y así tendrías algo en común con
tus amigas, quienes sin duda ya habrán empezado a procrear.
Sorprendida por la tranquilidad con que le hacía la sugerencia, ______ dirigió
la mirada hacia su atractivo rostro, tan cercano al de ella. Era como si
acabara de proponerle comprar una muñeca. ¿Era realmente tan insensible como
parecía?
—¿Te interesarías por tu hijo? —logró preguntarle después le tragar saliva
varias veces.
—No, encanto. Estoy tan poco hecho para tener una esposa y una familia como tu
padre. Pero me encargaría de que tuvierais de todo. —Un brillo pícaro le asomó
a los ojos—. Eso sí, me dedicaría con entusiasmo a engendrar hijos, aunque no a
criarlos —comentó mientras le abrochaba el vestido. Y añadió—: Piensa qué
quieres. Hay pocas cosas que no puedas tener, siempre y cuando te atrevas a
alcanzarlas.
Capitulo 10 (parte 3 & 4)
Con los preparativos del funeral, la confusión en el club y
la necesidad de restaurar el edificio, Nick debería haber estado demasiado
ocupado para interesarse por su mujer. Sin embargo, ______ pronto supo que
preguntaba con frecuencia a las criadas cuánto había dormido, si había comido,
y por sus actividades en general. Al enterarse de que no había desayunado ni
almorzado, ordenó que le llevaran una bandeja a su habitación con una escueta
nota adjunta.
Milady:
De aquí a una hora me devolverán esta bandeja para que la examine. Si hay algo
que no hayas comido, yo mismo me encargaré de administrártelo por la fuerza.
Que aproveche,
St. Jonas
Para satisfacción de Nick, ______ acató la orden. Sin embargo, se preguntó si
la nota estaba motivada por la preocupación o por simples ganas de intimidarla.
No obstante, poco después Nick no puso reparos en pagar a una modista el doble
de lo normal para que le confeccionara tres vestidos de luto a una velocidad
encomiable. Por desgracia, la selección de telas fue del todo inadecuada.
En el primer año de luto, las mujeres estaban obligadas a llevar sólo crespón,
una tela apagada, rígida y de urdimbre retorcida. A nadie le gustaba, porque el
crespón era, por una parte, peligrosamente inflamable y, por la otra, tendía a
arrugarse y deshilacharse con la lluvia. Nick, sin embargo, había encargado un
vestido de terciopelo, otro de batista y un tercero de cachemira.
—No puedo ponérmelos —dijo una ceñuda ______ mientras alisaba los vestidos con
las manos. Los había extendido sobre la cama.
Nick le había subido los vestidos en persona apenas fueron entregados en el
club. Ahora estaba en una esquina de la cama, apoyado con indiferencia contra
el pilar tallado. Salvo la camisa blanca, vestía completamente de negro.
Naturalmente, se veía guapísimo, ya que la oscuridad de las prendas
proporcionaba un contraste exótico con el brillo dorado de su piel y sus
cabellos. No por primera vez, ______ pensó con ironía si sería posible que un
hombre tan atractivo tuviera un carácter decente; sin duda lo habían consentido
desde la infancia.
—¿Qué tienen de malo los vestidos? —preguntó Nick mirándolos—. Son negros, ¿no?
—Pues sí, pero no son de crespón.
—¿Quieres llevar crespón?
—Por supuesto que no. Nadie quiere. Pero si la gente me ve llevar cualquier
otra cosa, habrá muchas habladurías.
—______ —replicó Nick con una ceja arqueada—, te fugaste de tu casa para
casarte con un conocido calavera y estás viviendo en un club de juego. ¿A
cuántas habladurías más crees que puedes dar pie?
______ dirigió una mirada dudosa al vestido que lucía, uno de los tres que
había llevado consigo la noche que huyó de casa de los Maybrick. Aunque las
criadas y ella se habían esmerado por limpiarlo, la lana marrón estaba manchada
y se había encogido en aquellos puntos en que se había mojado y enlodado. Y
rascaba. Quería ponerse algo limpio y suave. Alargó la mano hacia el terciopelo
negro y lo acarició con los dedos, de modo que dejó en él un rastro brillante.
—Debes aprender a ignorar lo que diga la gente —murmuro Nick, y se acercó.
Situado tras ella, le puso las manos en los hombros, lo que la sobresaltó un
poco—. Así serás más feliz. Las habladurías sobre los demás suelen ser ciertas,
pero nunca lo son si se refieren a uno mismo —añadió divertido.
Cuando notó que Nick le recorría la hilera de corchetes de la espalda del
vestido, ______ se puso tensa.
—¿Qué estás haciendo?
—Te ayudo a cambiar de vestido.
—No quiero. Ahora no. Yo... ¡Oh, no, por favor!
Pero él le puso una mano en el vientre para que no se moviera mientras la
seguía desabrochando con la otra. En lugar de presentar una batalla poco digna,
______ se sonrojó y se quedó quieta.
—De... desearía que no me trataras de manera tan displicente —comentó, y notó
que se le erizaban las zonas que iban quedando al descubierto.
—«Displicente» implica indiferencia —replicó Nick, y le pasó el vestido por las
caderas hasta dejarlo en el suelo—. Y no es ése mi caso, cariño.
______ se estremeció al quedarse en ropa interior.
—No estaría de más cierto respeto —dijo—. Sobre todo después de... después
de...
—No necesitas respeto. Necesitas consuelo y apoyo, y puede que un buen revolcón
en la cama conmigo. Pero como te niegas a eso, te daré un masaje en los hombros
y algunos consejos.
Dicho esto, le puso las manos en los hombros, desnudos salvo por los tirantes
de la camisola, y empezó a masajearle los tensos músculos con amplios arcos
descritos con los pulgares en la parte superior de la espalda. ______ gimió e
intentó soltarse, pero su marido la hizo callar y siguió masajeándola con
pericia.
—No eres la misma de hace unos días —murmuró—. Ya no eres la florero del baile,
una virgen, y tampoco la niña indefensa que vivía bajo el yugo de los Maybrick.
Eres una vizcondesa con una fortuna considerable y un marido caradura. ¿No te
basta?
______ sacudió la cabeza, cansada y confundida. A medida que Nick le aliviaba
la tensión de la espalda, el control de sus emociones parecía desvanecerse.
Temía romper a llorar, así que guardó silencio, cerró los ojos y se concentró
en mantener una respiración regular.
—Hasta ahora te has pasado la vida intentando complacer a los demás —prosiguió
Nick—. Con muy poco éxito, por cierto. ¿Por qué no intentas complacerte a ti
misma, para variar? ¿Por qué no vives según tus propias normas? ¿Dónde te ha
llevado seguir las convenciones sociales?
______ se planteó las preguntas, y siseó de placer cuando Nick encontró un
punto particularmente dolorido.
—Me gustan las convenciones —dijo al cabo—. No tiene nada de malo ser una
persona corriente.
—No. Pero tú no eres corriente, o nunca habrías recurrido a mí en lugar de
casarte con tu primo Eustace.
—Estaba desesperada.
—Esa no fue la única razón —objetó Nick con apenas un susurro—. También te
apetecía hacer una maldad.
—¡No es verdad!
—Disfrutaste acorralando a un calavera infame en su propia casa con una oferta
irrechazable. No trates de negarlo; ahora te conozco lo suficiente como para
saberlo.
A pesar de su dolor y preocupación, ______ no pudo evitar sonreír.
—Puede que lo disfrutara por un momento —admitió—. Y desde luego disfruté
pensando en lo furiosa que se pondría mi familia cuando se enterara. —Su
sonrisa se desvaneció cuando añadió con aire taciturno—: ¡Cómo detestaba vivir
con ellos! Ojalá mi padre me hubiera tenido aquí, con él. Podía haber pagado a
alguien para que me cuidara...
—¡Por las barbas de Neptuno! —exclamó Nick—. ¿Por qué iba a querer tu padre a
una niña en su mundo amoral?
—Porque era familia suya. ¡Porque era lo único que tenía!
Nick negó con la cabeza.
—Los hombres no piensan así, cariño. Tu padre supuso correctamente que sería
mejor para ti vivir lejos de él. Sabía que no te casarías nunca si no te
criabas de un modo respetable.
—Pero si hubiera sabido cómo me tratarían los Maybrick, cuánto me
maltrataban...
—¿Por qué supones que tu padre no habría hecho lo mismo? —repuso Nick—. Era
boxeador, caramba. No es que fuera famoso por su dominio de sí mismo. Podrías
haber conocido con todo detalle el mapa de su palma si lo hubieras visto más a
menudo.
—¡Te equivocas completamente! —exclamó ______ con vehemencia.
—Cálmate —murmuró Nick, y cogió el vestido de terciopelo—. Como te dije, yo jamás
aprobaría pegar a una mujer por ningún motivo. Pero el mundo está lleno de
hombres que no tienen este escrúpulo concreto, y es probable que tu padre fuera
uno de ellos. Discútelo, si quieres, pero no seas tan ingenua como para poner a
Jenner en un pedestal, cariño. En el contexto de este mundillo (jugadores,
bribones, tramposos, delincuentes y timadores) era un hombre bastante decente.
Estoy seguro de que ése le habría parecido un panegírico adecuado. Levanta los
brazos.
Le pasó con habilidad el vestido por la cabeza y tiró de la prenda hasta que le
cayó elegantemente sobre las caderas. Después la ayudó a pasar los brazos por
las mangas.
—Esta vida no es para ti —prosiguió—. Deberías estar en alguna finca de campo,
sentada en una manta tendida en el césped y comiendo fresas con nata. Dando
paseos en carruaje. Visitando amistades. Algún día deberías dejarme que te
diera un hijo. Sería algo en lo que ocuparte. Y así tendrías algo en común con
tus amigas, quienes sin duda ya habrán empezado a procrear.
Sorprendida por la tranquilidad con que le hacía la sugerencia, ______ dirigió
la mirada hacia su atractivo rostro, tan cercano al de ella. Era como si
acabara de proponerle comprar una muñeca. ¿Era realmente tan insensible como
parecía?
—¿Te interesarías por tu hijo? —logró preguntarle después le tragar saliva
varias veces.
—No, encanto. Estoy tan poco hecho para tener una esposa y una familia como tu
padre. Pero me encargaría de que tuvierais de todo. —Un brillo pícaro le asomó
a los ojos—. Eso sí, me dedicaría con entusiasmo a engendrar hijos, aunque no a
criarlos —comentó mientras le abrochaba el vestido. Y añadió—: Piensa qué
quieres. Hay pocas cosas que no puedas tener, siempre y cuando te atrevas a
alcanzarlas.
Invitado
Invitado
Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
MARATON 3/5
CAPITULO 11(PARTE 1,2,3&4)
Si ______ sentía algo agradable por su marido, desapareció rápidamente a la mañana siguiente, cuando Nick salió del club antes del mediodía en dirección al local de madame Bradshaw. Una vez terminados los preparativos del funeral de Ivo Jenner, que se celebraría al día siguiente, Nick había concentrado su atención en las cuestiones profesionales relativas al club. El Jenner's estaría cerrado quince días, durante los cuales un batallón de carpinteros, albañiles y pintores se ocuparían de reformar el edificio.
Ya había empezado a hacer cambios importantes en los procedimientos del club, incluido el ascenso de Joe al puesto de factótum. En vista del linaje mixto del joven, era seguro que la decisión sería polémica. Todo el mundo creía que los gitanos eran unas personas engañosas y de manos largas. Que Joe fuera el responsable de cobrar y pagar grandes sumas de dinero, y de arbitrar sobre la legalidad de una jugada, sería considerado como pedirle a un gato que vigilara un nido de polluelos. El poder del cargo era tal que nadie, ni siquiera Nick, podría cuestionar sus fallos sobre el juego. Sin embargo, Joe era una figura conocida y querida, y Nick estaba dispuesto a apostar que su popularidad induciría a los miembros del club a aceptarlo en su nueva posición. Además, ninguno de los otros treinta empleados estaba remotamente cualificado para dirigir la sala do juegos.
Ahora que las prostitutas de la casa se habían ido, era imprescindible hacer algo para que, cuando el club volviera a abrir, los miembros tuvieran acceso a compañía femenina. Para disgusto de ______, Joe había coincidido con Nick en que un acuerdo con madame Bradshaw sería una solución excelente. Naturalmente, Nick sería el encargado de hacer una oferta a la famosa madama. Conociendo el infame apetito sexual de su marido, ______ temía que su visita a madame Bradshaw incluiría mucho más que una mera negociación empresarial. Nick no había yacido con nadie desde su breve estancia en Gretna Green. Sin duda, estaría ansioso de satisfacer sus deseos con una mujer servicial.
______ se dijo repetidas veces que le daba igual. Nick podía yacer con diez mujeres, con cien, con mil, y le daría igual. En caso contrario, sería una *******. Nick era tan fiel como un gato callejero que vaga por ahí y se aparea con todas las gatas que se le cruzan.
Furiosa pero bajo una apariencia estoica, se cepilló y recogió el pelo trenzado en un intrincado moño ante el espejito que había sobre el tocador. Al dejar el cepillo, su alianza de oro destelló y la leyenda grabada en gaélico pareció burlarse de ella.
—Mi amor es tuyo —susurró con amargura, y se quitó el anillo. No tenía sentido llevar alianza en esa farsa de matrimonio.
Iba a dejarlo en el tocador pero se lo pensó mejor y se lo metió en el bolsillo, decidida a pedirle a Joe que lo guardara en la caja fuerte del club. Cuando iba a salir de la habitación, alguien llamó a la puerta. No podía tratarse de Nick, porque éste nunca se tomaba la molestia de llamar. Al abrir la puerta, se encontró con los rasgos fuertes de Joss Bullard.
Aunque no podía decirse que Bullard cayera mal entre los demás empleados, no gozaba ni mucho menos de la popularidad de Joe. Era una lástima para Bullard, ya que, como él y Joe Miller tenían edades parecidas, solían compararlos. Y era injusto comparar a la mayoría de hombres con el atractivo Joe, cuyo encanto pícaro y humor mordaz le valían el favor de los empleados y los clientes del club. Para empeorar las cosas, Bullard era un hombre arisco, insatisfecho con su vida y envidioso de todos los que tenían más que él. Como le costaba ser cortés incluso con ella, ______ lo trataba con una mezcla de educación y cautela.
Los ojos duros e inexpresivos de Bullard se clavaron en los suyos.
—Una visita pregunta por usted en la entrada de atrás, milady.
—¿Una visita? —______ frunció el ceño y se le hizo un nudo en el estómago. ¿Sus tíos habrían averiguado por fin su paradero? La noticia de la muerte de Jenner, el cierre temporal del club v su presencia ahí debían de haber corrido deprisa por Londres—. ¿Quién? ¿Qué nombre le dio?
—Señora Hunt, milady.
Annabelle. Oír el nombre de su querida amiga hizo que el corazón se le acelerara de alivio e ilusión, aunque apenas daba crédito a que Annabelle se hubiese atrevido a ir a un club de juego.
—Muy bien —dijo—. Por favor, llévela a la sala de visitas de mi padre.
—Pidió que usted bajara a la puerta de atrás, milady.
—Oh.
Qué extraño. Una chica con la educación entre algodones de Annabelle no podía querer reunirse con ella en la parte trasera del club. Preocupada, se dirigió deprisa al encuentro de Annabelle. Con Bullard pisándole los talones, bajó los dos largos tramos de escalera a toda velocidad sujetando la barandilla a intervalos. Cuando llegó abajo, el corazón le palpitaba debido a la agitación. Abrió la pesada puerta...
... y retrocedió sobresaltada cuando, en lugar de la figura esbelta de Annabelle Hunt, se encontró con el corpachón de tío Peregrine.
______ quedó en blanco. Le dirigió una mirada asombrada que duró una fracción de segundo y dio un paso atrás, presa del terror. Peregrine había estado siempre más que dispuesto a usar los puños para hacerla obedecer. No importaba que ahora fuera lady St. Jonas y, por tanto, estuviera legalmente fuera de su alcance. Su tío se vengaría de todas formas, empezando por darle una paliza.
______ se volvió para huir, pero, para su asombro, Bullard se movió para impedirle el paso.
—Me paga un soberano —se justificó—. Es lo que gano en un mes.
—¡No! —exclamó ______, a la vez que lo empujaba—. Le pagaré lo que quiera, pero no deje que me atrape.
—Jenner quiso que viviera con sus tíos —soltó con desden el taimado joven—. No la quería aquí. Nadie la quiere.
______ protestó a gritos, pero Bullard la empujó hacia su tío que sonreía triunfalmente.
—Ya está. Tal como me pidieron—dijo con brusquedad Bullard al hombre que estaba detrás de Peregrine y que ______ reconoció como su tío Brook—. Y ahora, páguenme lo acordado.
Algo incómodo y avergonzado por la vil transacción, Brook le entregó el soberano.
Peregrine sujetó a ______ con tanta fuerza que la dejó indefensa como un conejo cogido por el pescuezo. Su rostro rubicundo traslucía una enorme rabia.
—¡No vales nada, so estúpida! —le espetó a la vez que la zarandeaba—. Si no fuera porque todavía nos sirves de algo, me desharía de ti como la basura que eres. ¿Cuánto tiempo creías que podrías esconderte de nosotros? Te costará muy cara tu rebeldía, te lo prometo.
—Bullard, deténgalo, por favor —gimió ______, que forcejeaba y se retorcía mientras Peregrine la arrastraba hacia un carruaje que esperaba en la calzada—. ¡No!
Pero Bullard no movió un dedo. Se limitó a observarlo todo desde el umbral con mirada resentida. ______ no entendía qué había hecho para que la despreciara tanto. ¿Por qué no había nadie que la ayudara? ¿Por qué no acudía nadie a sus gritos? Defendía su vida a arañazos y codazos, aunque el vestido le limitaba la lucha. Estaba perdida.
—¡Ríndete, maldito demonio! —exclamó Peregrine, furioso por su resistencia.
Con el rabillo del ojo, ______ vio llegar a un chico de las cuadras y detenerse vacilante.
—¡Ve a buscar a Joe! —le gritó ______. Peregrine le cubrió la boca y la nariz con la mano pero ella se la mordió con tanta fuerza que la retiró con un alarido enfurecido—. ¡Joe! —chilló de nuevo, antes de que la silenciaran con un violento bofetón en la oreja.
Peregrine la empujó hacia Brook, cuya cara delgada daba vueltas ante sus ojos.
—Métela en el carruaje —ordenó Peregrine mientras se envolvía la mano ensangrentada con un pañuelo.
______ se revolvía contra Brook, que la empujaba sin miramientos hacia el vehículo. Logró darle un golpe de refilón en la nuez de Adán, haciendo que se tambaleara y la soltara. Peregrine la sujetó rápidamente y la lanzó contra el costado del carruaje. ______ se golpeó la cabeza contra los paneles lacados y vio un estallido de estrellitas y un dolor punzante le atravesó el cráneo. Aturdida, apenas pudo forcejear débilmente mientras la metían en el vehículo.
Para su asombro, su primo Eustace estaba esperando dentro, como un ballenato al que hubieran depositado en el asiento. La retuvo contra su grasiento cuerpo y le rodeó el cuello con un rollizo y fuerte antebrazo.
—Ya te tengo, maldita bruja —jadeó—. Rompiste tu promesa de casarte conmigo. Pero mis padres me dijeron que voy a tener tu fortuna, y van a conseguirlo, no lo dudes.
—Ya estoy casada —resolló ______, asfixiada en la montaña de carne humana que parecía envolverla como si un exótico animal marino la estuviera engullendo.
—Eso no importa. Tu matrimonio se anulará. Así que, ya ves, tu plan para fastidiarme no ha funcionado —aseguró Eustace con tono de niño caprichoso—. No tendrías que haberme fastidiado de esta manera, ¿sabes? Mi padre dijo que podré hacer lo que quiera contigo después de casados. ¿Qué te parecería una semana encerrada en un armario?
______ no pudo reunir aire suficiente para contestar. Eustace la oprimía con sus pesados brazos contra su pecho y su fofa barriga (que asco ). Mientras se debatía, los ojos se le llenaron de lágrimas de dolor y desesperación.
El zumbido que le anegaba los oídos le impidió escuchar los gritos y maldiciones procedentes del exterior. De repente, la puerta del carruaje se abrió y alguien se asomó dentro. ______ se retorció para ver quién era. El poco aire que le quedaba le abandonó el cuerpo en un tenue sollozo al percibir el conocido brillo de una cabellera dorada.
Era Nick, pero esta vez nada indiferente ni sereno, sino hecho una furia. Fijó unos ojos coléricos en Eustace, a quien la respiración empezó a traquetearle bajo la papada.
—Suéltala —ordenó Nick con voz ronca de rabia—. Ahora mismo, rata de alcantarilla, si no quieres que te rebane el cuello.
Eustace pareció advertir que Nick se moría de ganas de cumplir la amenaza y soltó a ______, que se arrastró hacia su marido mientras tomaba aliento desesperadamente.
—Ni... Nick —balbuceó—. A... ayúdame, no pe... permitas que m... me lleven.
—No lo haré —le aseguró mientras la rodeaba con un brazo y le acercaba brevemente los labios al cabello para añadir—: Tranquila, cariño. Ya estás a salvo.( Lindo♥ ) —A pesar del tono suave, ______ sintió los temblores de rabia que le recorrían el cuerpo.
Nick dirigió una mirada asesina a Eustace, que intentaba desplazar su cuerpo de cetáceo hacia el otro extremo del asiento.
—La próxima vez que te vea —le advirtió con una serenidad escalofriante—, sean cuales sean las circunstancias, te mataré. No habrá ley, ni arma, ni el mismo Dios, que pueda impedirlo. Así que si valoras tu vida, no vuelvas a cruzarte en mi camino.
Mientras Eustace se estremecía de miedo, Nick sacó a ______ del vehículo. La muchacha, que seguía esforzándose por respirar, se aferró a él y echó un vistazo alrededor. Al parecer, Joe había sido advertido del altercado, pues mantenía a sus dos tíos a raya. Brook estaba en el suelo y Peregrine se tambaleaba hacia atrás con una expresión de sorpresa.
______, tambaleante una vez en el suelo, ocultó la cara en el hombro de su marido. Nick estaba que echaba humo literalmente, ya que el aire frío se convertía en vapor al tocar su piel acalorada. La sometió a una inspección breve pero minuciosa pasándole las manos con suavidad por los brazos y escrutándole la cara.
—¿Estás bien, ______? Mírame, cariño. ¿Te han lastimado?
—No. —Lo miró aturdida—. Mi tío Pe... Peregrine es muy fuerte —susurró.
—Yo me encargaré de él —le aseguró y, acto seguido, llamó a Joe—. ¡Miller! Ven y ocúpate de mi mujer.
El joven se acercó a ______ con pasos largos y rápidos.
______ dirigió una mirada inquieta a Nick.
—No pasa nada —la tranquilizó su marido sin mirarla, ya que tenía los ojos puestos en el corpachón de Peregrine—. Ve con Miller.
______ se mordió el labio, tomó el brazo del joven y permitió que éste se la llevara a un lado.
—Muy amable de su parte que nos visite, tío —ironizó Nick—. Supongo que ha venido a felicitarnos, ¿verdad?
—He venido a buscar a mi sobrina —gruñó Peregrine—. Es la prometida de mi hijo. ¡Su matrimonio ilícito es papel mojado!
—Es mi esposa —espetó Nick.
—Haré que anulen el matrimonio —replicó Peregrine.
—Eso sólo sería posible si el matrimonio no se hubiera consumado. Y le aseguro que...
—Contamos con un médico que certificará que sigue siendo virgen.
—Ja —exclamó Nick con peligrosa afabilidad—. ¿Sabe qué imagen daría eso de mí? Me he esforzado por cultivar mi fama de seductor. Que me aspen si permito que una falsa declaración de impotencia la eche a perder. —Se quitó la chaqueta y la lanzó a Joe, que la atrapó al vuelo. La mirada mortífera de Nick no se desvió en ningún momento de los rasgos lívidos de Peregrine—. ¿Se le ha ocurrido que ahora mismo su sobrina podría estar encinta?
—Eso tendría fácil remedio.
Sin comprender del todo a qué se refería su tío, ______ se acurrucó más entre los brazos protectores de Joe y sintió cómo éstos se tensaban.
—No te preocupes —le susurró el joven mientras miraba ceñudo a Peregrine.
Nick se soliviantó aún más al oír las palabras de Peregrine, pero se contuvo.
—Qué bonito —dijo, y sus ojos parecían cristal fragmentado—. La mataría antes de dejarla ir con ustedes.
Peregrine pareció perder todo vestigio de autocontrol y arremetió contra él con un rugido.
—¡Acabaré contigo si es necesario, hijo de pu*ta jactancioso!
______ inspiró hondo cuando en el último instante Nick se aparto ágilmente y su tío pasó como un toro enfurecido.
—Est*úpido —murmuró Joe—. Tenía que haberle puesto la zancadilla.
A continuación Nick logró a duras penas bloquear el puño inmenso de Peregrine y lanzarle un violento derechazo a la mandíbula. A pesar de lo fuerte que fue el golpe, no pareció afectar demasiado al corpulento hombre. Horrorizada, ______ presenció cómo ambos intercambiaban una serie de puñetazos y golpes rápidos. Aunque Nick era mucho más ágil, Peregrine logró asestarle unos golpes fortísimos que lo hicieron tambalear hacia atrás.
Los empleados del club empezaron a salir y a alentar a Nick, mientras los transeúntes corrían hacia el inusitado espectáculo. Alrededor de los contendientes se formó un círculo de gente que animaba y jaleaba.
______ apretó el brazo de Miller.
—Joe, haz algo —suplicó.
—No puedo.
—Sabes pelear. Mi padre siempre dijo que...
—No —repuso Joe con gravedad—. Esta pelea es suya. Si interviniese ahora, parecería que tu marido no es capaz de tumbar a tu tío.
—¡Es que no lo es! —______ se estremeció al ver cómo Nick se tambaleaba tras encajar otra combinación brutal de Peregrine.
—Lo subestimas —aseguró Joe mientras Nick se recuperaba—. Así, eso es. Excelente gancho de derecha. Y buen juego de pies, también. Los hombres de su tamaño no suelen moverse tan rápido. Debería intentar... —De repente Nick tumbó a Peregrine con un súbito izquierdazo directo a la mandíbula—. ¡Bravo! —exclamó Joe—. Tiene potencia y precisión, sólo le falta un poco de instrucción.
Reducido a una figura que gemía en el suelo, Peregrine ya no tuvo fuerzas para levantarse.
Los empleados del club comprendieron que la pelea había terminado y se acercaron a Nick para felicitarlo y palmearle la espalda, sorprendidos de la enjundia de su nuevo patrón. Nick recibió los dudosos elogios con una expresión irónica mientras supervisaba cómo cargaban a su oponente en el carruaje.
Joe hizo que ______ se volviera hacia él.
—Dime cómo empezó todo —le pidió con premura—. Ahora, antes de que venga tu marido.
______ le explicó rápidamente cómo Bullard la había engañado y entregado a sus tíos a cambio de un soberano. Lo contó todo mezclado, tartamudeando, pero Joe lo entendió.
—Muy bien —murmuró inexpresivamente—. Yo me ocuparé de Bullard. Tú cuida de St. Jonas. Te necesitará. Los hombres quedan de lo más tonto después de una buena pelea.
______, confundida, sacudió la cabeza.
—¿Tonto? ¿Cómo? No entiendo.
—Ya lo entenderás —aseguró el gitano con un brillo divertido en los ojos.
En ese momento Nick llegó a su lado, nada contento de ver a ______ en brazos de Joe.
—Quiero saber qué diablos pasó —soltó furioso a la vez que recuperaba a su mujer con manos posesivas—. Me voy dos horas una tranquila mañana de domingo y, cuando vuelvo, me encuentro el maldito club patas arriba...
—Ella se lo explicará —dijo Joe, ya que alguien había captado su atención en el patio de la cuadra—. Excusadme, he de atender un asunto.
Y sin más, se alejó con presteza.
CAPITULO 11(PARTE 1,2,3&4)
Si ______ sentía algo agradable por su marido, desapareció rápidamente a la mañana siguiente, cuando Nick salió del club antes del mediodía en dirección al local de madame Bradshaw. Una vez terminados los preparativos del funeral de Ivo Jenner, que se celebraría al día siguiente, Nick había concentrado su atención en las cuestiones profesionales relativas al club. El Jenner's estaría cerrado quince días, durante los cuales un batallón de carpinteros, albañiles y pintores se ocuparían de reformar el edificio.
Ya había empezado a hacer cambios importantes en los procedimientos del club, incluido el ascenso de Joe al puesto de factótum. En vista del linaje mixto del joven, era seguro que la decisión sería polémica. Todo el mundo creía que los gitanos eran unas personas engañosas y de manos largas. Que Joe fuera el responsable de cobrar y pagar grandes sumas de dinero, y de arbitrar sobre la legalidad de una jugada, sería considerado como pedirle a un gato que vigilara un nido de polluelos. El poder del cargo era tal que nadie, ni siquiera Nick, podría cuestionar sus fallos sobre el juego. Sin embargo, Joe era una figura conocida y querida, y Nick estaba dispuesto a apostar que su popularidad induciría a los miembros del club a aceptarlo en su nueva posición. Además, ninguno de los otros treinta empleados estaba remotamente cualificado para dirigir la sala do juegos.
Ahora que las prostitutas de la casa se habían ido, era imprescindible hacer algo para que, cuando el club volviera a abrir, los miembros tuvieran acceso a compañía femenina. Para disgusto de ______, Joe había coincidido con Nick en que un acuerdo con madame Bradshaw sería una solución excelente. Naturalmente, Nick sería el encargado de hacer una oferta a la famosa madama. Conociendo el infame apetito sexual de su marido, ______ temía que su visita a madame Bradshaw incluiría mucho más que una mera negociación empresarial. Nick no había yacido con nadie desde su breve estancia en Gretna Green. Sin duda, estaría ansioso de satisfacer sus deseos con una mujer servicial.
______ se dijo repetidas veces que le daba igual. Nick podía yacer con diez mujeres, con cien, con mil, y le daría igual. En caso contrario, sería una *******. Nick era tan fiel como un gato callejero que vaga por ahí y se aparea con todas las gatas que se le cruzan.
Furiosa pero bajo una apariencia estoica, se cepilló y recogió el pelo trenzado en un intrincado moño ante el espejito que había sobre el tocador. Al dejar el cepillo, su alianza de oro destelló y la leyenda grabada en gaélico pareció burlarse de ella.
—Mi amor es tuyo —susurró con amargura, y se quitó el anillo. No tenía sentido llevar alianza en esa farsa de matrimonio.
Iba a dejarlo en el tocador pero se lo pensó mejor y se lo metió en el bolsillo, decidida a pedirle a Joe que lo guardara en la caja fuerte del club. Cuando iba a salir de la habitación, alguien llamó a la puerta. No podía tratarse de Nick, porque éste nunca se tomaba la molestia de llamar. Al abrir la puerta, se encontró con los rasgos fuertes de Joss Bullard.
Aunque no podía decirse que Bullard cayera mal entre los demás empleados, no gozaba ni mucho menos de la popularidad de Joe. Era una lástima para Bullard, ya que, como él y Joe Miller tenían edades parecidas, solían compararlos. Y era injusto comparar a la mayoría de hombres con el atractivo Joe, cuyo encanto pícaro y humor mordaz le valían el favor de los empleados y los clientes del club. Para empeorar las cosas, Bullard era un hombre arisco, insatisfecho con su vida y envidioso de todos los que tenían más que él. Como le costaba ser cortés incluso con ella, ______ lo trataba con una mezcla de educación y cautela.
Los ojos duros e inexpresivos de Bullard se clavaron en los suyos.
—Una visita pregunta por usted en la entrada de atrás, milady.
—¿Una visita? —______ frunció el ceño y se le hizo un nudo en el estómago. ¿Sus tíos habrían averiguado por fin su paradero? La noticia de la muerte de Jenner, el cierre temporal del club v su presencia ahí debían de haber corrido deprisa por Londres—. ¿Quién? ¿Qué nombre le dio?
—Señora Hunt, milady.
Annabelle. Oír el nombre de su querida amiga hizo que el corazón se le acelerara de alivio e ilusión, aunque apenas daba crédito a que Annabelle se hubiese atrevido a ir a un club de juego.
—Muy bien —dijo—. Por favor, llévela a la sala de visitas de mi padre.
—Pidió que usted bajara a la puerta de atrás, milady.
—Oh.
Qué extraño. Una chica con la educación entre algodones de Annabelle no podía querer reunirse con ella en la parte trasera del club. Preocupada, se dirigió deprisa al encuentro de Annabelle. Con Bullard pisándole los talones, bajó los dos largos tramos de escalera a toda velocidad sujetando la barandilla a intervalos. Cuando llegó abajo, el corazón le palpitaba debido a la agitación. Abrió la pesada puerta...
... y retrocedió sobresaltada cuando, en lugar de la figura esbelta de Annabelle Hunt, se encontró con el corpachón de tío Peregrine.
______ quedó en blanco. Le dirigió una mirada asombrada que duró una fracción de segundo y dio un paso atrás, presa del terror. Peregrine había estado siempre más que dispuesto a usar los puños para hacerla obedecer. No importaba que ahora fuera lady St. Jonas y, por tanto, estuviera legalmente fuera de su alcance. Su tío se vengaría de todas formas, empezando por darle una paliza.
______ se volvió para huir, pero, para su asombro, Bullard se movió para impedirle el paso.
—Me paga un soberano —se justificó—. Es lo que gano en un mes.
—¡No! —exclamó ______, a la vez que lo empujaba—. Le pagaré lo que quiera, pero no deje que me atrape.
—Jenner quiso que viviera con sus tíos —soltó con desden el taimado joven—. No la quería aquí. Nadie la quiere.
______ protestó a gritos, pero Bullard la empujó hacia su tío que sonreía triunfalmente.
—Ya está. Tal como me pidieron—dijo con brusquedad Bullard al hombre que estaba detrás de Peregrine y que ______ reconoció como su tío Brook—. Y ahora, páguenme lo acordado.
Algo incómodo y avergonzado por la vil transacción, Brook le entregó el soberano.
Peregrine sujetó a ______ con tanta fuerza que la dejó indefensa como un conejo cogido por el pescuezo. Su rostro rubicundo traslucía una enorme rabia.
—¡No vales nada, so estúpida! —le espetó a la vez que la zarandeaba—. Si no fuera porque todavía nos sirves de algo, me desharía de ti como la basura que eres. ¿Cuánto tiempo creías que podrías esconderte de nosotros? Te costará muy cara tu rebeldía, te lo prometo.
—Bullard, deténgalo, por favor —gimió ______, que forcejeaba y se retorcía mientras Peregrine la arrastraba hacia un carruaje que esperaba en la calzada—. ¡No!
Pero Bullard no movió un dedo. Se limitó a observarlo todo desde el umbral con mirada resentida. ______ no entendía qué había hecho para que la despreciara tanto. ¿Por qué no había nadie que la ayudara? ¿Por qué no acudía nadie a sus gritos? Defendía su vida a arañazos y codazos, aunque el vestido le limitaba la lucha. Estaba perdida.
—¡Ríndete, maldito demonio! —exclamó Peregrine, furioso por su resistencia.
Con el rabillo del ojo, ______ vio llegar a un chico de las cuadras y detenerse vacilante.
—¡Ve a buscar a Joe! —le gritó ______. Peregrine le cubrió la boca y la nariz con la mano pero ella se la mordió con tanta fuerza que la retiró con un alarido enfurecido—. ¡Joe! —chilló de nuevo, antes de que la silenciaran con un violento bofetón en la oreja.
Peregrine la empujó hacia Brook, cuya cara delgada daba vueltas ante sus ojos.
—Métela en el carruaje —ordenó Peregrine mientras se envolvía la mano ensangrentada con un pañuelo.
______ se revolvía contra Brook, que la empujaba sin miramientos hacia el vehículo. Logró darle un golpe de refilón en la nuez de Adán, haciendo que se tambaleara y la soltara. Peregrine la sujetó rápidamente y la lanzó contra el costado del carruaje. ______ se golpeó la cabeza contra los paneles lacados y vio un estallido de estrellitas y un dolor punzante le atravesó el cráneo. Aturdida, apenas pudo forcejear débilmente mientras la metían en el vehículo.
Para su asombro, su primo Eustace estaba esperando dentro, como un ballenato al que hubieran depositado en el asiento. La retuvo contra su grasiento cuerpo y le rodeó el cuello con un rollizo y fuerte antebrazo.
—Ya te tengo, maldita bruja —jadeó—. Rompiste tu promesa de casarte conmigo. Pero mis padres me dijeron que voy a tener tu fortuna, y van a conseguirlo, no lo dudes.
—Ya estoy casada —resolló ______, asfixiada en la montaña de carne humana que parecía envolverla como si un exótico animal marino la estuviera engullendo.
—Eso no importa. Tu matrimonio se anulará. Así que, ya ves, tu plan para fastidiarme no ha funcionado —aseguró Eustace con tono de niño caprichoso—. No tendrías que haberme fastidiado de esta manera, ¿sabes? Mi padre dijo que podré hacer lo que quiera contigo después de casados. ¿Qué te parecería una semana encerrada en un armario?
______ no pudo reunir aire suficiente para contestar. Eustace la oprimía con sus pesados brazos contra su pecho y su fofa barriga (que asco ). Mientras se debatía, los ojos se le llenaron de lágrimas de dolor y desesperación.
El zumbido que le anegaba los oídos le impidió escuchar los gritos y maldiciones procedentes del exterior. De repente, la puerta del carruaje se abrió y alguien se asomó dentro. ______ se retorció para ver quién era. El poco aire que le quedaba le abandonó el cuerpo en un tenue sollozo al percibir el conocido brillo de una cabellera dorada.
Era Nick, pero esta vez nada indiferente ni sereno, sino hecho una furia. Fijó unos ojos coléricos en Eustace, a quien la respiración empezó a traquetearle bajo la papada.
—Suéltala —ordenó Nick con voz ronca de rabia—. Ahora mismo, rata de alcantarilla, si no quieres que te rebane el cuello.
Eustace pareció advertir que Nick se moría de ganas de cumplir la amenaza y soltó a ______, que se arrastró hacia su marido mientras tomaba aliento desesperadamente.
—Ni... Nick —balbuceó—. A... ayúdame, no pe... permitas que m... me lleven.
—No lo haré —le aseguró mientras la rodeaba con un brazo y le acercaba brevemente los labios al cabello para añadir—: Tranquila, cariño. Ya estás a salvo.( Lindo♥ ) —A pesar del tono suave, ______ sintió los temblores de rabia que le recorrían el cuerpo.
Nick dirigió una mirada asesina a Eustace, que intentaba desplazar su cuerpo de cetáceo hacia el otro extremo del asiento.
—La próxima vez que te vea —le advirtió con una serenidad escalofriante—, sean cuales sean las circunstancias, te mataré. No habrá ley, ni arma, ni el mismo Dios, que pueda impedirlo. Así que si valoras tu vida, no vuelvas a cruzarte en mi camino.
Mientras Eustace se estremecía de miedo, Nick sacó a ______ del vehículo. La muchacha, que seguía esforzándose por respirar, se aferró a él y echó un vistazo alrededor. Al parecer, Joe había sido advertido del altercado, pues mantenía a sus dos tíos a raya. Brook estaba en el suelo y Peregrine se tambaleaba hacia atrás con una expresión de sorpresa.
______, tambaleante una vez en el suelo, ocultó la cara en el hombro de su marido. Nick estaba que echaba humo literalmente, ya que el aire frío se convertía en vapor al tocar su piel acalorada. La sometió a una inspección breve pero minuciosa pasándole las manos con suavidad por los brazos y escrutándole la cara.
—¿Estás bien, ______? Mírame, cariño. ¿Te han lastimado?
—No. —Lo miró aturdida—. Mi tío Pe... Peregrine es muy fuerte —susurró.
—Yo me encargaré de él —le aseguró y, acto seguido, llamó a Joe—. ¡Miller! Ven y ocúpate de mi mujer.
El joven se acercó a ______ con pasos largos y rápidos.
______ dirigió una mirada inquieta a Nick.
—No pasa nada —la tranquilizó su marido sin mirarla, ya que tenía los ojos puestos en el corpachón de Peregrine—. Ve con Miller.
______ se mordió el labio, tomó el brazo del joven y permitió que éste se la llevara a un lado.
—Muy amable de su parte que nos visite, tío —ironizó Nick—. Supongo que ha venido a felicitarnos, ¿verdad?
—He venido a buscar a mi sobrina —gruñó Peregrine—. Es la prometida de mi hijo. ¡Su matrimonio ilícito es papel mojado!
—Es mi esposa —espetó Nick.
—Haré que anulen el matrimonio —replicó Peregrine.
—Eso sólo sería posible si el matrimonio no se hubiera consumado. Y le aseguro que...
—Contamos con un médico que certificará que sigue siendo virgen.
—Ja —exclamó Nick con peligrosa afabilidad—. ¿Sabe qué imagen daría eso de mí? Me he esforzado por cultivar mi fama de seductor. Que me aspen si permito que una falsa declaración de impotencia la eche a perder. —Se quitó la chaqueta y la lanzó a Joe, que la atrapó al vuelo. La mirada mortífera de Nick no se desvió en ningún momento de los rasgos lívidos de Peregrine—. ¿Se le ha ocurrido que ahora mismo su sobrina podría estar encinta?
—Eso tendría fácil remedio.
Sin comprender del todo a qué se refería su tío, ______ se acurrucó más entre los brazos protectores de Joe y sintió cómo éstos se tensaban.
—No te preocupes —le susurró el joven mientras miraba ceñudo a Peregrine.
Nick se soliviantó aún más al oír las palabras de Peregrine, pero se contuvo.
—Qué bonito —dijo, y sus ojos parecían cristal fragmentado—. La mataría antes de dejarla ir con ustedes.
Peregrine pareció perder todo vestigio de autocontrol y arremetió contra él con un rugido.
—¡Acabaré contigo si es necesario, hijo de pu*ta jactancioso!
______ inspiró hondo cuando en el último instante Nick se aparto ágilmente y su tío pasó como un toro enfurecido.
—Est*úpido —murmuró Joe—. Tenía que haberle puesto la zancadilla.
A continuación Nick logró a duras penas bloquear el puño inmenso de Peregrine y lanzarle un violento derechazo a la mandíbula. A pesar de lo fuerte que fue el golpe, no pareció afectar demasiado al corpulento hombre. Horrorizada, ______ presenció cómo ambos intercambiaban una serie de puñetazos y golpes rápidos. Aunque Nick era mucho más ágil, Peregrine logró asestarle unos golpes fortísimos que lo hicieron tambalear hacia atrás.
Los empleados del club empezaron a salir y a alentar a Nick, mientras los transeúntes corrían hacia el inusitado espectáculo. Alrededor de los contendientes se formó un círculo de gente que animaba y jaleaba.
______ apretó el brazo de Miller.
—Joe, haz algo —suplicó.
—No puedo.
—Sabes pelear. Mi padre siempre dijo que...
—No —repuso Joe con gravedad—. Esta pelea es suya. Si interviniese ahora, parecería que tu marido no es capaz de tumbar a tu tío.
—¡Es que no lo es! —______ se estremeció al ver cómo Nick se tambaleaba tras encajar otra combinación brutal de Peregrine.
—Lo subestimas —aseguró Joe mientras Nick se recuperaba—. Así, eso es. Excelente gancho de derecha. Y buen juego de pies, también. Los hombres de su tamaño no suelen moverse tan rápido. Debería intentar... —De repente Nick tumbó a Peregrine con un súbito izquierdazo directo a la mandíbula—. ¡Bravo! —exclamó Joe—. Tiene potencia y precisión, sólo le falta un poco de instrucción.
Reducido a una figura que gemía en el suelo, Peregrine ya no tuvo fuerzas para levantarse.
Los empleados del club comprendieron que la pelea había terminado y se acercaron a Nick para felicitarlo y palmearle la espalda, sorprendidos de la enjundia de su nuevo patrón. Nick recibió los dudosos elogios con una expresión irónica mientras supervisaba cómo cargaban a su oponente en el carruaje.
Joe hizo que ______ se volviera hacia él.
—Dime cómo empezó todo —le pidió con premura—. Ahora, antes de que venga tu marido.
______ le explicó rápidamente cómo Bullard la había engañado y entregado a sus tíos a cambio de un soberano. Lo contó todo mezclado, tartamudeando, pero Joe lo entendió.
—Muy bien —murmuró inexpresivamente—. Yo me ocuparé de Bullard. Tú cuida de St. Jonas. Te necesitará. Los hombres quedan de lo más tonto después de una buena pelea.
______, confundida, sacudió la cabeza.
—¿Tonto? ¿Cómo? No entiendo.
—Ya lo entenderás —aseguró el gitano con un brillo divertido en los ojos.
En ese momento Nick llegó a su lado, nada contento de ver a ______ en brazos de Joe.
—Quiero saber qué diablos pasó —soltó furioso a la vez que recuperaba a su mujer con manos posesivas—. Me voy dos horas una tranquila mañana de domingo y, cuando vuelvo, me encuentro el maldito club patas arriba...
—Ella se lo explicará —dijo Joe, ya que alguien había captado su atención en el patio de la cuadra—. Excusadme, he de atender un asunto.
Y sin más, se alejó con presteza.
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Re: "El diablo En Invierno" (Nick & tu)
MARATON 4/5
CAPITULO 12 (PARTE 1 & 2)
Joe encontró a Joss Bullard junto a la cuadra. Bullard respiraba con dificultad y tenía los ojos desorbitados. Jamás habían sido amigos. Su relación había sido la de hermanos enfrentados que vivían bajo el mismo techo, con Jenner como figura paternal. De niños, habían jugado y se habían peleado juntos. De adultos, habían trabajado el uno al lado del otro. Tras las muchas muestras de afecto que Jenner le había dispensado a Bullard, Joe no habría esperado una traición tan baja. Sentía una mezcla de confusión y rabia, y sacudió despacio la cabeza mientras lo miraba fijamente.
—No sé por qué lo hiciste —empezó—. ¿Qué creías que ibas a ganar con ello?
—Gané un soberano —replicó Bullard—. Y valía la pena para librarse de esa ******* tartamuda.
—¿Estás loco? —repuso Joe con rabia—. ¿Qué te pasa? Se trata de la hija de Jenner. ¡No deberías haberlo hecho ni a cambio de mil libras!
—Ella nunca hizo nada por Jenner —replicó Bullard con dureza—.Y tampoco por el club. Pero viene al final para ver cómo la palma y se lo queda todo. ¡Maldita sea esa zorra y también el cabrón de su marido!
Joe lo escuchó, pero no logró entender el motivo de sus celos. A un gitano le costaba comprender que alguien sintiera resentimiento por cuestiones materiales. El dinero sólo daba el placer pasajero de gastarlo. En la tribu nómada a la que Joe había pertenecido hasta los doce años, a nadie se le ocurría siquiera desear más de lo que necesitaba. Un hombre sólo podía llevar un traje o montar un caballo cada vez.
—Es la única hija de Jenner —dijo—. Lo que le haya dado o no, no es asunto nuestro. Pero no hay nada peor que traicionar la confianza de alguien que depende de tu protección. Ayudar a que alguien se la lleve contra su voluntad...
—¡Volvería a hacerlo! —aseguró Bullard, y escupió en el suelo entre ambos.
Joe lo observó y se percató de su mal aspecto. Estaba pálido y tenía los ojos apagados.
—¿Estás enfermo? —le preguntó—. Si es así, dímelo. Hablaré con St. Jonas por ti. Quizá consiga que...
—¡Maldito seas! Estaré mejor sin ti, basura gitana. Estaré mejor sin ninguno de vosotros.
Aquel odio violento no dejaba lugar a dudas. No tenía arreglo. La única duda era si llevarlo al club o dejar que huyera. Al recordar el brillo despiadado en los ojos de St. Jonas, Joe pensó que el vizconde podría matar a Bullard, lo que conllevaría sufrimiento a todo el mundo, sobre todo a ______. No; sería mejor dejarlo ir.
Con los ojos clavados en la cara chupada de aquel hombre al que conocía desde hacía tantos años, Joe sacudió la cabeza, perplejo y enfadado. Su gente lo llamaba «pérdida del alma»: la esencia de un hombre quedaba atrapada en algún reino sombrío de otro mundo. Pero ¿cómo le había pasado a Bullard? ¿Y cuándo?
—Será mejor que te mantengas alejado del club —murmuró—. Si St. Jonas te ve...
—St. Jonas puede pudrirse en el infierno —gruñó Bullard, y le lanzó un golpe rápido.
Joe esquivó el puño y saltó hacia un lado. Entornó los ojos al ver cómo el otro se volvía y huía. El relincho nervioso de un caballo bayo atado a un palo cercano lo distrajo. Pensativo, se acercó y acarició el suave cuello del animal. Sus anillos de oro brillaron a la luz de la tarde.
—Era un insensato —dijo al caballo en voz baja para tranquilizarlo.
Se le escapó un suspiro al pensar en algo más: «Jenner le dejó un legado, y yo prometí cerciorarme de que lo recibiera. ¿Qué debo hacer ahora?»
Nick llevó a ______ al club, cuyo silencio resaltaba tras el incidente del callejón. A ______ le costó seguir las largas zancadas de su marido y, para cuando llegaron a la sala de lectura de la planta baja, jadeaba. Los estantes empotrados de caoba estaban llenos de tomos encuadernados en piel. También había diarios y revistas dispuestos en soportes especiales. Nick la hizo entrar y cerró la puerta tras ellos.
—¿Te lastimaron? —preguntó con brusquedad.
—No. —______ intentó contenerse, pero las palabras le salieron en un arranque de resentimiento—: ¿Por qué estuviste tanto rato fuera? ¡Te necesitaba y no estabas aquí!
—Había treinta empleados para protegerte. ¿Por qué bajaste? Deberías haberte quedado arriba hasta comprobar quién te llamaba.
—Bullard me dijo que era Annabelle Hunt. Y entonces, cuando vi que eran mis tíos, Bullard no me dejó volver a entrar en el club. Me empujó hacia ellos.
—Dios mío —soltó Nick con los ojos desorbitados—. Voy a despedazar a ese *******.
—Y mientras todo esto pasaba —prosiguió ______, colérica—, tú estabas en la cama con una prostituta. —En cuanto lo dijo, se percató de que, para ella, éste era el quid de la cuestión, más importante aún que la traición de Bullard o la intentona de sus tíos. Lo que en realidad la indignaba era que Nick la hubiese engañado tan pronto.
—No es así —replicó él.
—No me mientas —le espetó ______, y la rabia mutua cargaba el aire—. Sé que sí.
—¿Por qué estás tan segura?
—¡Porque estuviste en el local de madame Bradshaw más de dos horas!
—Estaba hablando de negocios. ¡Hablando, ______! Si no lo crees, allá tú. Si me hubiera acostado con alguien, te garantizo que estaría mucho más relajado de lo que estoy.
Al ver los ojos de Nick, tan duros como un estanque helado, ______ empezó a serenarse. No le quedaba más remedio que creerlo: era evidente que su acusación lo había ofendido.
—Ya —murmuró.
—¿Ya? ¿Es lo único que vas a decir?
—Supongo que no debería haber sacado conclusiones precipitadas. Pero conociendo tu pasado, pensé que...
Sus malas excusas parecieron acabar con el escaso dominio que conservaba Nick.
—¡Pues te equivocaste! Por si no te has dado cuenta, estoy tan ocupado que no tengo un solo minuto de descanso en todo el día. No tengo tiempo para ningún revolcón. Y si lo tuviera... —Se detuvo de golpe. Cualquier parecido con el elegante vizconde que ella había visto de lejos en el salón de lord Kevin había desaparecido. Estaba despeinado, magullado y furioso. Respiraba con dificultad—. Si lo tuviera... —Se interrumpió de nuevo, con el rostro encendido.
Ella vio el instante exacto en que perdía el control. Alarmada, intentó dirigirse hacia la puerta, pero al punto él la sujetó e inmovilizó contra la pared. El olor a lino húmedo de sudor y a hombre excitado anegó las fosas nasales de ______.
CAPITULO 12 (PARTE 1 & 2)
Joe encontró a Joss Bullard junto a la cuadra. Bullard respiraba con dificultad y tenía los ojos desorbitados. Jamás habían sido amigos. Su relación había sido la de hermanos enfrentados que vivían bajo el mismo techo, con Jenner como figura paternal. De niños, habían jugado y se habían peleado juntos. De adultos, habían trabajado el uno al lado del otro. Tras las muchas muestras de afecto que Jenner le había dispensado a Bullard, Joe no habría esperado una traición tan baja. Sentía una mezcla de confusión y rabia, y sacudió despacio la cabeza mientras lo miraba fijamente.
—No sé por qué lo hiciste —empezó—. ¿Qué creías que ibas a ganar con ello?
—Gané un soberano —replicó Bullard—. Y valía la pena para librarse de esa ******* tartamuda.
—¿Estás loco? —repuso Joe con rabia—. ¿Qué te pasa? Se trata de la hija de Jenner. ¡No deberías haberlo hecho ni a cambio de mil libras!
—Ella nunca hizo nada por Jenner —replicó Bullard con dureza—.Y tampoco por el club. Pero viene al final para ver cómo la palma y se lo queda todo. ¡Maldita sea esa zorra y también el cabrón de su marido!
Joe lo escuchó, pero no logró entender el motivo de sus celos. A un gitano le costaba comprender que alguien sintiera resentimiento por cuestiones materiales. El dinero sólo daba el placer pasajero de gastarlo. En la tribu nómada a la que Joe había pertenecido hasta los doce años, a nadie se le ocurría siquiera desear más de lo que necesitaba. Un hombre sólo podía llevar un traje o montar un caballo cada vez.
—Es la única hija de Jenner —dijo—. Lo que le haya dado o no, no es asunto nuestro. Pero no hay nada peor que traicionar la confianza de alguien que depende de tu protección. Ayudar a que alguien se la lleve contra su voluntad...
—¡Volvería a hacerlo! —aseguró Bullard, y escupió en el suelo entre ambos.
Joe lo observó y se percató de su mal aspecto. Estaba pálido y tenía los ojos apagados.
—¿Estás enfermo? —le preguntó—. Si es así, dímelo. Hablaré con St. Jonas por ti. Quizá consiga que...
—¡Maldito seas! Estaré mejor sin ti, basura gitana. Estaré mejor sin ninguno de vosotros.
Aquel odio violento no dejaba lugar a dudas. No tenía arreglo. La única duda era si llevarlo al club o dejar que huyera. Al recordar el brillo despiadado en los ojos de St. Jonas, Joe pensó que el vizconde podría matar a Bullard, lo que conllevaría sufrimiento a todo el mundo, sobre todo a ______. No; sería mejor dejarlo ir.
Con los ojos clavados en la cara chupada de aquel hombre al que conocía desde hacía tantos años, Joe sacudió la cabeza, perplejo y enfadado. Su gente lo llamaba «pérdida del alma»: la esencia de un hombre quedaba atrapada en algún reino sombrío de otro mundo. Pero ¿cómo le había pasado a Bullard? ¿Y cuándo?
—Será mejor que te mantengas alejado del club —murmuró—. Si St. Jonas te ve...
—St. Jonas puede pudrirse en el infierno —gruñó Bullard, y le lanzó un golpe rápido.
Joe esquivó el puño y saltó hacia un lado. Entornó los ojos al ver cómo el otro se volvía y huía. El relincho nervioso de un caballo bayo atado a un palo cercano lo distrajo. Pensativo, se acercó y acarició el suave cuello del animal. Sus anillos de oro brillaron a la luz de la tarde.
—Era un insensato —dijo al caballo en voz baja para tranquilizarlo.
Se le escapó un suspiro al pensar en algo más: «Jenner le dejó un legado, y yo prometí cerciorarme de que lo recibiera. ¿Qué debo hacer ahora?»
Nick llevó a ______ al club, cuyo silencio resaltaba tras el incidente del callejón. A ______ le costó seguir las largas zancadas de su marido y, para cuando llegaron a la sala de lectura de la planta baja, jadeaba. Los estantes empotrados de caoba estaban llenos de tomos encuadernados en piel. También había diarios y revistas dispuestos en soportes especiales. Nick la hizo entrar y cerró la puerta tras ellos.
—¿Te lastimaron? —preguntó con brusquedad.
—No. —______ intentó contenerse, pero las palabras le salieron en un arranque de resentimiento—: ¿Por qué estuviste tanto rato fuera? ¡Te necesitaba y no estabas aquí!
—Había treinta empleados para protegerte. ¿Por qué bajaste? Deberías haberte quedado arriba hasta comprobar quién te llamaba.
—Bullard me dijo que era Annabelle Hunt. Y entonces, cuando vi que eran mis tíos, Bullard no me dejó volver a entrar en el club. Me empujó hacia ellos.
—Dios mío —soltó Nick con los ojos desorbitados—. Voy a despedazar a ese *******.
—Y mientras todo esto pasaba —prosiguió ______, colérica—, tú estabas en la cama con una prostituta. —En cuanto lo dijo, se percató de que, para ella, éste era el quid de la cuestión, más importante aún que la traición de Bullard o la intentona de sus tíos. Lo que en realidad la indignaba era que Nick la hubiese engañado tan pronto.
—No es así —replicó él.
—No me mientas —le espetó ______, y la rabia mutua cargaba el aire—. Sé que sí.
—¿Por qué estás tan segura?
—¡Porque estuviste en el local de madame Bradshaw más de dos horas!
—Estaba hablando de negocios. ¡Hablando, ______! Si no lo crees, allá tú. Si me hubiera acostado con alguien, te garantizo que estaría mucho más relajado de lo que estoy.
Al ver los ojos de Nick, tan duros como un estanque helado, ______ empezó a serenarse. No le quedaba más remedio que creerlo: era evidente que su acusación lo había ofendido.
—Ya —murmuró.
—¿Ya? ¿Es lo único que vas a decir?
—Supongo que no debería haber sacado conclusiones precipitadas. Pero conociendo tu pasado, pensé que...
Sus malas excusas parecieron acabar con el escaso dominio que conservaba Nick.
—¡Pues te equivocaste! Por si no te has dado cuenta, estoy tan ocupado que no tengo un solo minuto de descanso en todo el día. No tengo tiempo para ningún revolcón. Y si lo tuviera... —Se detuvo de golpe. Cualquier parecido con el elegante vizconde que ella había visto de lejos en el salón de lord Kevin había desaparecido. Estaba despeinado, magullado y furioso. Respiraba con dificultad—. Si lo tuviera... —Se interrumpió de nuevo, con el rostro encendido.
Ella vio el instante exacto en que perdía el control. Alarmada, intentó dirigirse hacia la puerta, pero al punto él la sujetó e inmovilizó contra la pared. El olor a lino húmedo de sudor y a hombre excitado anegó las fosas nasales de ______.
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