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When Summer ends - Louis Tomlinson
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
mimi94 escribió:llegar a casa y encontrarte con 3 capitulos es lo mejor pero no me dejes asi que pasara se sabara la verdad o no se centraran en el plan de sam
me encanta la novela de verda!!
ahorita subo!! descubrí que no tenía tarea pero me daba flojera abrir todo de nuevo pero ahora no tengo nada que hacer así que...
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
Capitulo 35
Chloe, toma asiento —ordenó el director Sherman, señalando el asiento vacío al lado de Louis.
Esbocé una sonrisa falsa y asentí, sentándome.
—¿Estoy metida en algún problema? ¿Fallé alguna tarea o algo en cálculo? —pregunté, mirando a Louis de reojo. ¡Oh, Dios, contrólate, Chloe!
—Sólo quiero hacerte algunas preguntas —dijo el director Sherman, sonriendo de modo tranquilizador, pero la sonrisa no le llegó a los ojos. Tragué saliva y traté de conservar mi expresión neutra mientras asentía, pretendiendo que no tenía idea del por qué me había llevado ahí en primer lugar—. Está bien, alguien vino hoy temprano y me reportó algo bastante inquietante y es mi deber investigar la denuncia.
Fruncí el ceño mientras mi mano se cerraba en un puño apretado sobre mi pierna. De verdad iba a golpear a Erika en la cara la próxima vez que la viera.
—¿Denuncia? No comprendo —repliqué, fingiendo inocencia.
Louis y yo habíamos previsto esto una y otra vez; sabíamos que esto podría pasar una vez que Erika empezara a comprender el hecho de que no estábamos jugando su juego. En el fondo todavía esperaba que hubiera una buena persona dentro de ella en algún lado; supongo que estaba equivocada al esperarlo después de todo. Habíamos ensayado lo que debía decir si esto sucedía. Debía acatarme al plan de que estaba saliendo con el hermano de Louis y nada más. Todo saldría bien… si sólo pudiera evitar que mis manos continuaran sudando.
—Sí, una acusación bastante seria con respecto al señor Tomlinson y tú. —El director Sherman frunció los labios y se recostó en su silla, mirándome intensamente.
—¿El señor Tomlinson y yo? No lo entiendo —mentí, mirando a Louis como si le estuviera pidiendo una aclaración.
Louis me sonrió tristemente y miró al hombre bajito con entradas al otro lado del escritorio.
—Bueno, Chloe, otra estudiante afirma que vio al señor Tomlinson y a ti en una situación comprometedora el jueves pasado al final de las clases —continuó el director Sherman—. Ella afirma que os vio besándoos y tocándoos, en el aula del señor Tomlinson.
Resoplé y miré a Louis con disgusto fingido.
—¡Pero, por favor! ¡Es viejo! —me burlé, mirándolo con desprecio.
Louis se echó a reír y sacudió la cabeza.
—Gracias, Chloe, eso me hace sentir muy bien —dijo, riéndose entre dientes aún.
Sonreí.
—Como sea —agité la mano hacia él despectivamente. Volví a mirar al director quién parecía estar evitando sonreír—. Estoy saliendo con alguien más. De hecho es el hermano del señor Tomlinson, Sam. Hemos estado saliendo por cuatro meses más o menos, bueno, rompimos por un par de semanas pero entonces le di celos al salir con Oliver Hawk así que regresamos otra vez. Pero, ¿por qué alguien diría que estaba besando a Louis? Eso es… —Mi voz se fue apagando, fingiendo confusión y disgusto—, asqueroso —concluí.
El director Sherman se inclinó hacia delante en su silla, apoyando los codos en el escritorio, pensativo.
—Tengo una responsabilidad con mi escuela y mis estudiantes de investigar a conciencia cualquier reclamo o acusación que llega a mi oficina. Debo admitir que estaba un poco impactado al oír esto hoy en la mañana, no he escuchado ni siquiera los más mínimos rumores de esto antes de esta reunión así que no sabía exactamente qué sentir al respecto —dijo, asintiendo al mismo tiempo como si estuviera pensando sobre ello mientras hablaba.
Fruncí el ceño.
—¿Sentir sobre qué? No lo entiendo. ¿Estoy en alguna clase de problema por salir con el hermano de Louis? —pregunté, siguiendo la corriente de que simplemente no entendía de qué estaba siendo acusada.
El director negó con la cabeza.
—No, Chloe. La denuncia es que estás manteniendo una relación ilegal con tu maestro —dijo, mirándome como si fuera estúpida. Eso era exactamente lo que quería que pensara, quería que pensara que era estúpida y que en realidad no era lo suficientemente lista para tener una relación secreta con Louis, que no era lo suficientemente inteligente para llevar a cabo ese plan con Sam. Quería que me subestimara.
Jadeé y me paré, negando con la cabeza.
—¡Eso es estúpido! ¿Louis y yo? No estoy siendo mala pero para ser honesta ni siquiera hablaría con él si no fuera por Sam, como que tengo que hablarle por salir con su hermano. No tenemos nada en común precisamente, es decir, ¡él es un nerd matemático, por Dios santo! —vociferé, señalando a Louis. Lo escuché resoplar protestando, pero no reaccioné a ello, me disculparía después. Ya lo había llamado viejo así que imaginé que bien podría poner toda la carne en el asador y llamarlo nerd también.
—Siéntate, Chloe. Como dije es mi trabajo investigar estas cosas. Esto es solamente una reunión no oficial para determinar ambos lados de la historia. Ninguno de los dos está en problemas por algo hasta el momento. No hay pruebas aparte de la afirmación de una chica, y por lo que el Sr. Tomlinson ya me ha dicho sobre su hermano y tú, no parece haber un problema. Sólo no comprendo por qué una estudiante vendría e inventaría una acusación seria como ésa sin ser infundada.
El director Sherman señaló la silla de nuevo, indicándome que me sentara.
Me senté en la silla y fruncí el ceño.
—¡Pues eso es simplemente estúpido! De todos modos, ¿quién fue la que lo dijo? ¿Por qué alguien inventaría algo así? ¡Es de muy mal gusto! Quizás sólo quieren meterme in problemas o algo —sugerí, pareciendo dolida y disgustada. Era en momentos como éste que deseaba ser una actriz y pudiera hacerme llorar en el momento justo, sería impresionante si simplemente pudiera echarme a llorar y lanzarme al piso y lamentarme sobre lo injusto que era que alguien me odiara lo suficiente como para intentar meterme en problemas.
El director Sherman movió la cabeza lentamente.
—No estoy en libertad de revelar a la persona que hizo la imputación —se volvió hacia Louis y ladeó la cabeza hacia un lado—. ¿Cuál es su relación con Chloe, fuera de clases?
Louis se encogió de hombros con toda tranquilidad.
—Está saliendo con mi hermano; la he visto algunas veces fuera del instituto, pero sólo con Sam. No estaba al tanto de que eso fuera contra las reglas —indicó, frunciendo el ceño. Parecía que su estrategia era el enfoque de estar molesto, como si estuviera enojado por ser acusado de hacer algo mal.
—¿Pero nunca ha estado a solas con Chloe? —aclaró el director Sherman.
El ceño de Louis se intensificó.
—Bueno, he estado a solas en la sala con ella si eso es a lo que quiere llegar, pero no por una gran cantidad de tiempo. Ella es la novia de mi hermano menor. Si estamos en casa de mis padres al mismo tiempo, o vamos a la misma fiesta entonces la veo, pero no es como si pasáramos el tiempo juntos o algo así. En realidad no salgo tanto con mi hermano —mintió, encogiéndose de hombros. No pude evitar sentirme impresionada por él y sus dotes de actuación. Lo estaba haciendo realmente bien, estaba evidentemente arreglándoselas mucho mejor bajo presión de lo que lo estaba haciendo yo. Con discreción me limpié las palmas sudorosas en las piernas de mis jeans y traté de mantener estable el latido de mi corazón.
El director Sherman apartó la vista de Louis y me miró.
—Cuéntame cómo conociste al hermano del Sr. Tomlinson, Chloe.
Tragué saliva. Vale, aquí es dónde se podía poner un poco difícil. Todos habíamos quedado de acuerdo en apegarnos a la historia tanto como fuera posible para que los detalles no se confundieran o se perdieran con el tiempo, así que básicamente todo lo que había pasado con Louis estaba pretendiendo que había pasado con Sam en su lugar. Lo que quería decir que estaba a punto de ser reprendida por escabullirme en un club siendo menor de edad.
—Bueno, fue cerca del comienzo del verano, me escabullí en un club usando una identificación falsa con… —me detuve y elegí las palabras con cuidado no deseando meter a ninguna de mis chicas en problemas también—, algunas amigas. Conocí a Sam ahí y nos caímos bien, y eso fue todo. Salimos por apenas un mes cuando me dejó. Estaba dolida así que comencé a ver a este chico del instituto tratando de hacer sentir celoso a Sam. Mi plan funcionó, volvimos y hemos estado juntos como debe ser de nuevo durante las últimas ocho semanas. —Revolví todas las palabras juntas, intentando sonar como una inmadura chica de diecisiete años, con un poco de suerte, me haría parecer incluso más tonta de manera que el director Sherman simplemente desestimaría por ser demasiado estúpida como para mantener algo con un maestro.
El director elevó una ceja.
—¿Te metiste a un club? —cuestionó, sin parecer impresionado.
Asentí.
—Sí, pero fue en el verano y no en tiempo de escuela, así que no puede darme una detención por eso, ¿o sí? —pregunté, tratando de parecer asustada.
Él negó con la cabeza.
—No puedo, pero no deberías hacer eso, Chloe. Cosas peligrosas suceden en lugares como ése cuando no eres vigilada adecuadamente. Hay reglas ahí por una razón que sabes. Espero que no vuelvas a hacer algo como eso de nuevo —reprendió, mirándome severamente.
Negué con la cabeza rápidamente.
—No, a Sam no le gusta que vaya a lugares como ese de todos modos —mentí.
Él asintió, aparentemente satisfecho con mi respuesta.
—De acuerdo. Así que, partiendo desde ahí entonces, ¿cuándo fue la primera vez que conociste al Sr. Tomlinson?
Me mordí el labio, fingiendo pensar.
—Lo conocí en una fiesta a la que fui con Sam un par de semanas después de que volvimos —mentí.
Luego chasqueé los dedos y negué con la cabeza como si acaraba de recordar algo y me volví a mirar a Louis—. Espera, de hecho te conocí antes de eso también, en la boda de Kaitlin. Fue el día siguiente al que conocí a Sam en el club. En realidad esa fue nuestra primera cita; no una muy buena a la que llevar a una chica, una boda familiar, pero aun así me divertí. Sam es divertidísimo.
Suspiré con añoranza mientras pensaba en la boda y en bailar con Louis toda la noche. El director Sherman parecía estar anotando todo lo que se había dicho, garabateando rápidamente en un bloc de notas.
Me estaba sintiendo más y más segura a cada segundo. Los hombros del director Sherman parecían estar relajándose y su postura no era tan rígida y acusatoria como antes, se estaba creyendo la mentira por completo.
—¿Cuándo fue que descubriste que el Sr. Tomlinson iba a ser tu maestro? —preguntó, girando el cuello sobre los hombros, probablemente tratando de aliviar algo de la tensión que tenían.
Me encogí de hombros.
—No hasta que lo vi en clase. En realidad no hablamos mucho antes así que no me di cuenta de que iba a estar enseñando en mi instituto. Fue un poco incómodo al principio, aunque ahora está bien —dije, sonriéndole a Louis pero sólo en un modo amistoso.
—¿Hay personas que pueden corroborar tu relación con Sam? —inquirió el director Sherman, mirándome esperanzado.
Fruncí el ceño.
—Claro. Amy lo conoce. Um… él no ha conocido a mis padres todavía porque mi papá, bueno, puede volverse un poco sobreprotector así que no quiero asustarlo alejándolo de mí o algo así —señalé, estremeciéndome. Aquí era dónde se ponía peliagudo, el probarlo, porque ninguno de mis otros amigos había conocido a Sam para nada o había oído de él—. Vino al instituto a recogerme el otro día y habló con el señor Young y el señor Bentley —añadí, fingiendo que no era algo gran cosa.
El director Sherman pareció exhalar un suspiro de alivio cuando mencioné a los maestros. Mi suposición sería que eso hacía todo más fácil de comprobar para él y le facilitaría su trabajo. En definitiva ahora parecía mucho más feliz con ello. Sonrió.
—¿Y qué día fue eso? —quiso saber, garabateando de nuevo en su bloc.
Me encogí de hombros.
—No lo sé. Eh, un día de la semana pasada. ¿Qué importa de todos modos? —pregunté. ¡Oh, por Dios, esto estaba saliendo maravillosamente! ¡Debía comprarle algo a Sam para agradecerle por esto!
El director Sherman ahora sonrió más cómodamente.
—Sólo sería práctico saber para que así pueda verificar con los otros maestros.
Fruncí el ceño y asentí, simulando pensar.
—No recuerdo qué día fue. Si está tan desesperado por saberlo, ¿por qué no revisa el libro de visitantes? Ahí estará anotada la fecha, ¿no? —sugerí.
Su quedó con la boca abierta ligeramente, otra sonrisa tirando de las esquinas de su boca.
—Libro de visitantes, ¿realmente entró al instituto?
Asentí.
—Claro. Fuimos a hablar con Louis sobre la cena de aniversario de sus padres el sábado por la noche y luego la señorita Teller entró mientras estábamos hablando y nos fuimos a los bolos —aclaré, encogiéndome de hombros.
El director Sherman miró a Louis.
—¿La Srta. Teller también fue un testigo? —inquirió, luciendo como si acaraban de quitarle diez toneladas de los hombros.
Louis asintió.
—Bueno, sí. Llevo a Caroline a casa todos los días después de clase. Habló con Sam y Chloe cuando vino a encontrarse conmigo —agregó con indiferencia.
Tenía ganas de hacer un bailecito feliz en medio de la oficina, todo iba saliendo a la perfección. Se lo estaba creyendo por completo y Will no iba a tener problemas, no iba a ser expulsada y Erika iba a recibir un golpe en esa bonita cara suya la próxima vez que la viera. ¡Todo estaba en orden en el mundo!
—Espero que los dos comprendan que debía investigar esto. Después de todo es mi deber asegurar el bienestar de todos los estudiantes dentro de mi instituto. Tendré que verificar lo que han dicho pero si las historias coinciden entonces todo lo que puedo hacer es disculparme por traerlos aquí —dijo el director Sherman, pareciendo incómodo.
No dije nada, sólo intenté evitar que la feliz sonrisa de suficiencia se esbozara en mi rostro. Louis se recargó hacia delante en su silla.
—Entiendo, Richard, sé cómo funciona. Sólo espero que no esté en mi registro que hemos tenido esta reunión. Una falsa acusación de esta magnitud podría tener un efecto perjudicial en mi carrera como profesor —señaló Louis.
Sentí mis ojos agrandarse por la sorpresa. Nunca había escuchado hablar así a Louis antes, siempre sonaba tan joven cuando hablaba, pero cuando pronunció ese discurso con todas esas largas palabras, de hecho estaba bastante sorprendida por lo mucho que había sonado como un maestro de cálculo.
El director Sherman negó ferozmente con la cabeza.
—Es sólo una reunión amistosa para averiguar ciertos detalles, nada va a aparecer en el registro de ninguno pueden estar seguros de eso. Y si se comprueba que estas acusaciones son falsas, entonces la persona que hizo la acusación será castigada como corresponde por causar problemas —dijo severamente.
Sentí que mi corazón se me subía a la garganta; ¿Erika iba a estar en problemas por mentir? En realidad me sentí un poco culpable por ello, porque técnicamente aunque era una mega-perra, no estaba mintiendo sólo para meternos en problemas.
Louis asintió y sonrió agradecido.
—Perfecto.
Bueno, basada en su sonrisa, ¡obviamente no se sentía culpable por meter a esa bruja chantajista en líos! El director Sherman se aclaró la garganta.
—Sin embargo, no puedo decir que en realidad estoy muy feliz por toda esta situación. Una estudiante saliendo con el hermano de un profesor siempre va a dejar espacio para que las cosas salgan mal. Por ejemplo, —tomó un expediente que tenía mi nombre en él y lo hojeó—, tus calificaciones en cálculo han mejorado considerablemente este año, Chloe. Uno podría argumentar que el Sr. Tomlinson ha sido paciente contigo porque estás saliendo con su hermano —insinuó, levantando una ceja y mirándonos a Louis y a mí de hito en hito.
Fruncí el ceño con enfado. Estaba extremadamente ofendida por su comentario.
—De ninguna manera. ¡He trabajado duro para subir ese promedio! Sinceramente me ofende la acusación de que él me está dando pase libre. Tengo un tutor, estudio al menos dos veces a la semana con él. ¡Merezco esa calificación y creo que es malo de su parte insinuar que él está siendo paciente conmigo por Sam! —grité, enojada.
El director Sherman levantó las manos inocentemente.
—No lo estoy insinuando, simplemente estoy probando lo que acabo de decir acerca de que hay sitio para que las personas insinúen ciertas cosas si tienes una relación cercana con un profesor. Siempre va a haber alguien que sugiera que hay favoritismos. Sólo para que pueda probar que es un error antes de que sea siquiera sugerido como una cuestión, ¿quién es tu tutor? —preguntó, mirándome, su pluma colocada sobre su bloc de notas de nuevo lista para anotar.
Crucé los brazos en mi pecho, todavía ofendida. Trabajé condenadamente duro en mi cálculo, y no voy a dejar que un hombrecito casi calvo me diga que la estoy llevando calmada en esto.
—Nick Golding —gruñí.
El director Sherman lo anotó. Ahora casi tenía una página completa de citas y cosas que habíamos dicho.
Asintió.
—Creo que eso es todo. El timbre está a punto de sonar en unos cuantos minutos. Investigaré esto rápidamente porque no quiero que nada cuelgue sobre nuestras cabezas de esta manera. Tan pronto como haya terminado de hablar con los otros maestros, les avisaré. Mientras tanto, si pudieran simplemente tratar de mantenerse separados el uno del otro en lo que esto se lleva a cabo, sé que esto será difícil dada la naturaleza de la relación, pero esperemos tenga todo esto resuelto para mañana —pidió, sonriendo casi pidiendo disculpas mientras se paraba, señalando el fin de la reunión.
Louis se levantó y estrechó su mano y yo tomé mi mochila del suelo. Esto fue mucho más fácil de lo que pensé que sería. De hecho había sido una mentirosa bastante buena; estaba más que orgullosa de los dos, Louis y yo. Aceché fuera de la puerta, sin esperar a Louis; no podía esperarlo por ahí para hablar con él precisamente después de que acababan de darnos indicaciones de permanecer alejados el uno del otro.
En lugar de dirigirme de nuevo a su clase, fui a mi casillero, tomé los libros que necesitaría para la sesión de estudio con Nick de esa noche. Hmm, ¿debería hablarle a Nick de Louis, sólo para tener a alguien más para respaldar nuestra historia? Puedo pedirle a Nick que mienta y pretenda que conoce y ha escuchado de Sam también… En realidad es una gran idea. Quería muchísimo a Nick y sabía que se enfadaría al principio pero que lo superaría y me ayudaría. Era así de adorable y siempre podía contar con él en una situación difícil.
Una vez que tuve mis libros salí a los terrenos de la escuela durante los últimos cinco minutos. Me senté en una de los bancos y saqué mi teléfono, decidiendo mandarle un mensaje de texto a Sam y decirle lo que había pasado. Intercambiamos algunos mensajes; me mandó un par de mensajes insinuantes y me indicó que los dejara en mi teléfono como una evidencia extra de nuestra relación. Mientras pensaba en ello, rápidamente borré todo lo que Louis me había mandado alguna vez. Fue un poco doloroso borrar todos los mensajes de “Te amo” y eso que me había mandado, pero estaba bastante segura de que recibiría un montón más una vez que todo esto hubiera terminado y hubiera terminado la escuela.
Tan pronto como sonó el timbre, Amy me llamó para ver dónde estaba. Menos de un minuto después vino echa un rayo hasta donde estaba yo y me envolvió en un abrazo, hablando tan rápido que apenas podía entender lo que decía.
—¡He-estado-tan-preocupada-por-ti! Dime todo lo que pasó con el director Sherman, ¿estás en problemas? —lo dijo todo con una sola respiración. Me reí de ella mientras la empujaba hacia los bancos y hablábamos en susurros muy bajos sobre todo. Pareció relajarse a la mitad de la historia; obviamente ella pensó que lo habíamos hecho bien también.
—Sabes, ahora que ya no le debes nada a Erika, deberíamos hacerle algo a ella. Como cubrir su casa con papel higiénico, o pintar su auto con pintura en aerosol —dijo, frotándose las manos juntas con un destello malicioso en los ojos.
Sonreí con el pensamiento de hacer eso. De verdad me gustaría hacerle eso, pero tenía el presentimiento de que ella iba ya suficientes problemas.
—Sólo veamos si la castigan por mentir primero —señalé, poniendo los ojos en blanco por la maldad que podía ver brillar por su rostro. Oh, sí, definitivamente necesitaba mantener separados a Sam y Amy. ¡Dos genios malvados juntos podría ser algo malo en todos los sentidos!
Mi móvil sonó así que lo saqué. Un nuevo mensaje, de Louis.
Lo hiciste muy bien ahí dentro. Estoy tan orgulloso de ti, preciosa. Llámame cuando llegues a casa después de lo de Nick. Te amo.
Sonreí y oprimí responder:
Gracias, tú también estuviste genial. Deberías revisar tu teléfono y borrar todo lo que te envié alguna vez, sólo para estar seguros. Te amo también, hablamos luego X.
Mi teléfono sonó de nuevo casi inmediatamente:
Bien pensado, X
Me senté con Amy por un poco más de tiempo antes de que Nick saliera buscándome. Nos encaminamos a su auto y me mordí el labio, considerando todo detenidamente. ¿Debería contarle a Nick también y pedirle su ayuda? Cielos, debería haberle preguntado a Amy qué pensaba, ella sabría si debía hacerlo o no.
Nick frunció el ceño y me miró por el rabillo del ojo.
—¿Está todo bien, Chloe? Estás un poco callada —observó, sonando preocupado. Sonreí. Probablemente él no sabía que me habían sacado de clase para ir a ver al director; no tomaba cálculo conmigo.
—Sí, eh, todo está bien… —Hice una mueca porque mis palabras no sonaban nada creíbles, incluso para mis propios oídos. Claramente él no se lo creyó tampoco. Me miró con una ceja levantada, esperando a que le contara la verdad. Nick siempre era bueno detectando mis mentiras; lo había conocido el tiempo suficiente.
—¿Oh, en serio? —dijo sarcásticamente.
Suspiré y nos estacionamos fuera de su casa. Negué con la cabeza y evité mirarlo, sin en realidad querer hacerle esto, pero sentía que tenía que hacerlo, para tener algo más de apoyo. Si se suponía que estaba toda acaramelada con Sam, ¿entonces no debería estar alardeando sobre ello con más de un amigo? Si el director investigaba esto como debería, entonces quizás encontraría un poco raro que no hubiera hablado con nadie más acerca de Sam.
—De hecho, necesito contarte algo —mascullé, deseando que el suelo se abriera y me tragara. Se giró en su asiento y me miró con curiosidad, esperando a que continuara—. Aquí no, vamos adentro, ¿sí? —señalé hacia la casa. No dijo nada, sólo se bajó, tomando nuestras mochilas del asiento trasero y caminando hacia la casa, esperándome en la puerta.
Inhalé profundo y lo seguí a la casa, rezando porque estuviera haciendo lo correcto. Dejó nuestras bolsas en la puerta y me miró con expectación. Me dirigí hacia la sala y me senté en el sofá, apoyando la cabeza en mis manos. Está bien, esto es más difícil de lo que pensaba. ¿Va a pensar que Louis hizo algo malo por estar conmigo? ¿Y si piensa que es un pedófilo o algo así y se rehúsa a ayudarme? ¿Y si exige que rompa con Louis o se lo dirá a mis padres? Cielos, ¿en verdad necesito tanto su ayuda?
Se puso en cuclillas frente a mí y tomó mis manos, mirándome con preocupación grabada en su rostro.
Mi inquietud comenzó a retroceder mientras lo miraba. Este era Nick, dulce, cariñoso y digno de confianza. Era uno de mis mejores amigos, sin embargo me estaba poniendo frenética por contarle del amor de mi vida. Ahora mismo estaba siendo estúpida.
—¿Sabes que he estado viendo a un tío? —comencé, frunciendo el ceño y preguntándome cómo decir «oye, he estado durmiendo con nuestro profesor». No podía precisamente sólo soltarlo así como así.
Él asintió.
—Sí, Louis, ¿cierto?
Me estremecí. Vaya, qué suerte que esté hablando con él de esto, porque si no lo hubiera hecho y el director Sherman le hubiera preguntado el nombre de mi novio, ¡entonces Louis y yo estaríamos perdidos en ese preciso momento!
—Eh… sí —suspiré y cerré los ojos, decidiendo sólo lanzarme—. Estoy en problemas.
Jadeó, y su agarre en mis manos se apretó hasta el punto del dolor.
—¿Qué demonios? ¿Estás embarazada? ¿Ese idiota te embarazó? ¡Jesús, Chloe! ¿Qué vas a hacer? Está a tu lado, ¿no? No te está abandonando para que te encargues tú sola de esto, ¿o sí? Si es así yo voy a… —Su voz se fue apagando, murmurando una serie de palabrotas entre dientes mientras se levantaba, arrastrándome con él sin soltar mis manos.
Sentí que me quedaba con la boca abierta por la sorpresa de su pequeño arranque. ¿Cómo demonios pensó que estaba embarazada a partir de eso? Vaya, este chico sí que tiene imaginación.
—Nick, yo… —Empecé pero él me cortó, tomando mi rostro entre sus manos, mirándome con fiereza.
—No debes preocuparte. Estarás bien. Me aseguraré de ello, te lo prometo. Todo está bien. Te cuidaré. Siempre estaré aquí para ti, no escaparé como ese idiota —declaró, jalándome dentro de un abrazo demoledor.
Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas por cuán dulce era; era una chica muy afortunada de tener a alguien como él en mi vida. No pude evitar la risita tonta que escapó de mis labios por la demencia de la situación. No he tenido sexo en meses y sin embargo aquí estaba, embarazada, abandonada y siendo consolada por mi exnovio. Esto tenía que ser una de las cosas más extrañas que me habían pasado alguna vez. Lo hice retroceder y negué con la cabeza, sonriendo porque tenía a uno de los mejores chicos en el mundo como mi amigo.
—No estoy embarazada, Nick —le conté, observando cómo fruncía el ceño y me miraba confundido.
—Pero dijiste…
Sonreí y tomé su mano.
—Dije que estaba en problemas. No estoy embarazada —confirmé.
Pareció exhalar un suspiro de alivio mientras se dejaba caer en el sofá y cerraba los ojos.
—Bueno gracias a Dios por ello. Estaba imaginándonos casándonos y a mí cambiando pañales a las dos de la mañana mientras tenía tres trabajos sólo para mantenernos —farfulló, su rostro relajándose conforme hablaba.
Me senté a su lado. ¿Por qué pensaría eso de todos modos?
—¿Qué? ¿Por qué te verías a ti mismo haciendo eso? —pregunté, riéndome tontamente de nuevo por lo loco que era él.
Se encogió de hombros.
—No dejaría que te hicieras cargo tú sola. Nos casaríamos y me haría cargo de ti y del bebé —indicó como si no fuera para tanto.
Sentí cosquillear mis entrañas por la emoción; estaba abrumada por una ola de amor por él, no de la clase que sentía por Louis, sino más como un amor fraternal. Quería muchísimo a Nick y siempre lo haría, habíamos pasado por mucho y cada una de las cosas sólo nos unía más. Lo abracé con fuerza, hundiendo mis dedos en sus hombros mientras intentaba no llorar.
—Tienes que ser el chico más dulce, más adorable del mundo, Nick Golding —retrocedí, y me sonrió suavemente—. ¿En verdad harías eso por mí? —pregunté, mordiéndome el labio por lo considerado y desinteresado que era.
Asintió.
—Claro que lo haría, eres mi mejor amiga y siempre lo serás. —Limpió mis lágrimas con el dorso de uno de sus dedos y me miró con curiosidad—. Está bien, así que si no voy a ser un padrastro, entonces cuéntame sobre ese problema en el que de verdad estás metida.
Retrocedí conforme la realidad se hacía presente. Todavía debía decir las palabras y salir de ello.
—Está bien, conocí a Louis en verano. Terminamos por un par de semanas cuando el instituto comenzó, pero luego volvimos hace dos meses. Ya sabes todo eso.
Asintió.
—¿Sí? —confirmó, su tono de voz instándome a decir más.
Tragué saliva. Aunque ahora estaba menos preocupada, Nick estaba dispuesto a arruinar su vida para ayudarme si estaba embarazada; seguro me ayudaría al decir un par de mentiritas si fuera necesario.
—Louis es un poco mayor que yo. Tiene veintidós años en realidad y cuando nos conocimos él no se dio cuenta de la edad que yo tenía, y no se lo dije porque pensé que sabía. Y… y…
—¿Y? —apremió.
—Estoy completamente enamorada de él, Nick. Él también me ama, esto no es una aventura solamente o algo así, vamos completamente en serio. Necesito que lo sepas antes de que lo diga. —Lo miré, pidiéndole con los ojos que no se alterara.
Él asintió, pareciendo un poco triste por alguna razón.
—Sé que lo amas, Chloe, puedo verlo. Ni siquiera una vez me miraste del modo en que lo haces cuando hablas de él; he sabido desde hace un tiempo que estás enamorada de ese tío.
Parecía un poco lastimado y fui golpeada por una ola de arrepentimiento por no poder amar a Nick del modo que obviamente quería que lo hiciera. Deseé haberlo hecho. Deseé poder hacerlo feliz y darle lo que quería porque Dios sabía que se lo merecía. Sonrió pero la sonrisa no llegó a sus ojos. Creo que era una sonrisa forzada para que no supiera lo mucho que lo estaba lastimando, pero era demasiado tarde, ya lo había visto y él no podía ocultarlo de mí ahora. Supe en ese momento que Nick no me había olvidado, que era probablemente la razón por la cual no estaba saliendo con otras chicas. Ese pensamiento me rompió el corazón porque nunca quise lastimarlo, nunca. Quería que fuera feliz, pero simplemente no estábamos bien juntos, nunca lo estuvimos. En el fondo, los dos lo sabíamos, pero supongo que él aún deseaba algo diferente.
—¿Y bien? —Salté cuando su voz atravesó mis desvaríos mentales. Sacudí la cabeza para despejarla un poco y lo miré; obviamente él aún estaba esperando a que mi «problema» fuera expuesto.
—Louis es, bueno, él es… —Respiré profundo—. Él es nuestro profesor de cálculo —tartamudeé débilmente.
Nick se levantó de un salto del sofá, mirándome como si estuviera loca, pero el brillo acusador, duro en sus ojos me dijo que creía lo que había dicho. Tragué saliva y esperé por su reacción.
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
mimi94 escribió:me encanta !! cuantos años tienes??
17 :)
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
gracias yo tengo 18 :) !
esta novela me ha enganchando estoy todo el día haber si subes otro capitulo por favor sube cuando puedas pero que sea pronto please :))
esta novela me ha enganchando estoy todo el día haber si subes otro capitulo por favor sube cuando puedas pero que sea pronto please :))
mimi94
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
Capitulo 36
Él es qué? —gritó, sacudiendo la cabeza con incredulidad—. ¿El Sr. Tomlinson? ¿Es una maldita broma? ¿Un profesor? Dime que es una broma, Chloe, por el amor de Dios, ¡esto es una locura!
Tragué saliva, inmediatamente lamentando mi decisión de contarle. Sobre el enojo que pude ver en su rostro, también pude ver mucho daño. Odiaba el hecho de hacerle daño, Nick no merecía ser herido.
—Nick, cálmate —le supliqué, dándole mi mejor cara persuasiva.
Frunció el ceño y sacudió su cabeza otra vez, sus manos aferradas a su cabello.
—¿Hablas en serio? ¿De verdad estás saliendo con el maldito profesor?
Asentí con la cabeza confirmándole.
—Sí, lo amo —susurré, mirándolo con un tono de disculpa.
Me miró con escepticismo.
—¿Lo quieres? ¿Cómo se puede amar a un hombre que saldría con una menor de edad? Sólo eres un maldita menor pero él es el que está a cargo de proteger y cuidar el bienestar del estudiante. ¡Se está aprovechando de ti! —Me gritó, mirándome como si yo fuera estúpida.
Podía sentir la ira hirviendo dentro de mí, poniéndome de pie también. —¡No se está aprovechando de mí! ¿Puedes controlarte un minuto y dejar que te lo explique? —dije, alzando mis manos con exasperación.
Se rió sin humor. —Claro, adelante, dime algo que me haga creer que este tipo no es un maldito pervertido que está abusando de su posición en el instituto para acosar a menores de edad —gruñó sarcásticamente.
Mi mano se moría de ganas de abofetear su cara porque le estaba faltando el respeto a Louis, pero contuve mi ira. Sabía que Nick sólo estaba diciendo esas cosas porque estaba preocupado por mí. Él me estaba defendiendo.
Él no conocía mi voluntad ni la forma en que lo hice. La mayoría de las personas vería nuestra relación a través de los ojos de Nick y yo tenía que tener en cuenta que sólo estaba tratando de ayudarme.
—Cuando lo conocí en verano no le dije qué edad tenía. Empezamos a salir y pensó que yo era mayor. Cuando nos dimos cuenta de que era mi profesor y que yo sólo tenía diecisiete años, él lo rompió inmediatamente; me dijo exactamente lo mismo que tú me acabas de decir. No es un mal tipo, Nick. Por favor, sólo cálmate y escúchame un minuto —le rogué.
Su rostro se suavizó un poco. Yo sabía que él no estaría enfadado conmigo para siempre, podía confiar en Nick para que cuidara mi espalda, solo debía calmarse una vez que hubiese superado el shock inicial.
—Si él no es un chico malo, entonces ¿por qué diablos está saliendo con una de sus estudiantes? Está enfermo, toda esta situación es enferma e ilegal —replicó él, cruzando sus brazos sobre su pecho defensivamente.
Sentí mi barbilla temblando mientras las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Odiaba que la gente pudiera pensar eso de Louis. Cerré los ojos y negué con la cabeza.
—No puedes elegir de quién te enamoras —susurré con tristeza.
Una lágrima resbaló por mi cara. El gruño. —No llores, sabes que odio cuando lloras —gimió, envolviendo su brazo alrededor de mí y me abrazó. Presioné mi cara en el hueco de su cuello e hice un par de respiraciones profundas, tratando de calmarme mientras él acariciaba mi espalda. Podía sentir todos sus músculos amontonados y tensos, probablemente debido a la situación y la dirección de la conversación en la que estábamos.
—Nick, por favor no pienses mal de él. Es un buen tipo, él me hace muy feliz. La edad es sólo un número después de todo. En un par de años los cinco años que nos llevamos no serán nada. Sólo trata de ver esto desde mi punto de vista, ¿por favor? —Le rogué contra su cuello.
Suspiró. —Chloe, no me gusta nada esta situación. Si él es un gran tipo, entonces él debe esperar hasta que termines el instituto, él debería haber esperado hasta que se hiciera legal para que pudieran estar juntos. Está mal —susurró, me sujetó con fuerza cuando me fui a apartar.
Negué con la cabeza. —Él quería esperar, yo no —le dije, hundiendo mis dedos en su espalda, deseando que entendiera—. Nick, por favor, eres uno de mis mejores amigos y necesito que me entiendas.
Suspiró y se echó hacia atrás, ahuecando mi cara en sus manos. Él sólo estaba mirándome, su mirada suave y como de costumbre, su mandíbula estaba apretada y tensa. Era evidente que no le gustaba en absoluto. El silencio era ensordecedor mientras él sólo me miraba como si fuera a escoger sus palabras con cuidado. Decidí romper la tensión y decir algo primero.
—No es sólo una aventura, lo amo. Realmente quiero que vosotros os llevéis bien, porque eres importante para mí, tu opinión es muy importante para mí, y quiero que realmente lo aceptes. ¿Por favor? —le susurré, dándole mi mejor cara. Esta cara siempre convencía a Nick, él nunca podía estar enfadado conmigo o negarme cualquier cosa.
Suspiró y cerró los ojos. —¿Va en serio contigo? —preguntó en voz baja.
Sentí que mi cuerpo tenso se comenzó a relajar, ya que asentí con confianza.
—Sí, es en serio —confirmé.
Él asintió, su rostro triste. —Sabes que debido a que él es un hombre viejo ya, estará gris pronto, ¿no? —Bromeó, una sonrisa tirando de la comisura de su boca.
Me reí con alivio. La intensa situación había terminado, el Nick cariñoso estaba de vuelta. Asentí.
—Sí, le voy a teñir el cabello —estuve de acuerdo, siguiendo el juego.
Él se rió y abrió los ojos mirándome un poco exasperado.
—Consigues meterte en algunas situaciones de mierda, ¿no? ¿No estás satisfecha con tu aburrida vida? —Se burló, clavándome un dedo en las costillas.
Me reí y me alejé de él, sentándome en el sofá y tirando de él hacia abajo conmigo.
—Ni siquiera has oído la peor parte de todo, esto es sólo arañar la superficie —le dije.
Frunció el ceño, mirándome un poco preocupado mientras esperaba a que le dijera de qué estaba hablando. Le conté todo: cómo Louis y yo regresamos, como lo descubrió Erika, y su chantaje, mientras él siseaba una serie de insultos de nuevo. Le dije sobre el plan de Sam, las tareas de recuperación de la inversión que había hecho y de mi reunión con el director. Todo el tiempo se quedó sentado allí, escuchando, mirándome fijamente. Cuando terminé, él dejó escapar un gran suspiro y se dejó caer en su silla.
—Guau, no estabas bromeando cuando dijiste que estabas en problemas. El plan parece tonto, sin embargo este tipo, Sam, es un genio del mal, como tú dijiste. —Él estuvo de acuerdo, asintiendo.
Sonreí ante la idea de Sam. Todavía le debía muchas gracias.
—Sí, pero hay algo que me falta decirte. —Pestañeé hacia él preguntándome si querría ayudarme.
Parecía parecerle bien conmigo saliendo con Louis, bueno, «parecerle bien» no era exactamente la palabra correcta, había dejado de burlarse cuando mencioné su nombre ahora, de todos modos, lo tomé como una buena señal.
—¿Qué? —preguntó él.
Respiré hondo. —Testigos.
Levantó una ceja. —No lo entiendo, Chloe. —Me indicó, riéndose de su propia broma.
Sonreí débilmente. —Estaba esperando que me apoyaras un poco y le dijeras al director que has oído hablar de Sam. No le tienes que decir que lo conoces ni nada, sólo que sabes que nosotros salimos y que él es el hermano de Louis.
Hice una mueca, esperando por su reacción.
Él frunció el ceño. —Mira, Chloe, yo entiendo que quieras salir con este chico, es tu elección pero, ¿cómo os puedo ayudar, si tenéis una relación ilegal que yo no apruebo? —respondió, mirándome con tono de disculpa.
Mi corazón se hundió. Realmente pensé que iba a ayudarme.
—Nick, hace menos de diez minutos estabas dispuesto a casarte conmigo porque pensabas que yo estaba embarazada, pero ¿ni siquiera puedes decir una mentira para ayudarme a no meterme en problemas? —le pregunté, en voz baja.
Él gruño y cerró los ojos; se quedó callado por un rato, obviamente pensando en lo que acababa de decir. Por fin habló:
—Sí, tienes razón, sería un hipócrita si no te ayudo. Me hubiera casado contigo, hubiera dedicado mi vida a ti y al bebé que no era mío, supongo que lo menos que puedo hacer es decir una pequeña mentira. —Estuvo de acuerdo.
La felicidad estalló dentro de mí. Grité y me lancé sobre él, abrazándolo con fuerza.
—Gracias —chillé emocionada. Todo estaba listo ahora; si el director le preguntaba a mis dos mejores amigos, entonces ambos le dirían que sabían acerca de Sam.
Nick se rió, pareciendo un poco sorprendido mientras me daba palmaditas en mi espalda.
—Relájate, Chloe. No es como si yo fuera a darle al hombre viejo mi bendición. Él tiene que trabajar para que yo lo apruebe —dijo, riéndose.
Sonreí y me aparté para mirarlo. Por voluntad propia ganaría la aprobación de Nick una vez que llegara a conocer más a Louis; probablemente serían buenos amigos porque ambos eran increíbles. Le besé la mejilla afectuosamente.
—Sabes que eres un amigo increíble, ¿verdad? —dije, sonriéndole agradecida.
Él asintió y rodó sus ojos. —Si, lo sé. ¿Qué tal si me muestras lo agradecida que estás preparándome la cena? ¡Me muero de hambre! —bromeó, apartándome de él, asintiendo hacia la cocina.
—Siempre estás muerto de hambre, creo que tienes gusanos —me burlé, guiñándole un ojo mientras me levantaba.
—Oye, ¡yo no tengo gusanos! —exclamó con falso horror—. Son serpientes —añadió, acariciando su estómago y sonriendo. Me eché a reír y lo tomé de la mano, tirando de él hacia la cocina para elegir lo que quería comer para la cena. Realmente tenía unas personas increíbles en mi vida, era de verdad una chica con suerte.
[...]
Esa noche no pude dormir. Después de estudiar con Nick, me llevó a casa y de inmediato me llamó Louis y hablé con él hasta bien pasada la medianoche. Estaba cansada, pero no podía relajarme lo suficiente para dormir. No podía dejar de preocuparme, tratando de pensar en cualquier error que tuviera el plan. Estaba bastante segura de que teníamos todo cubierto, no había CCTV (cámaras de seguridad) en las aulas, así que nadie nos había visto besándonos. Nunca hicimos nada en el pasillo donde había cámaras, nadie sospechaba nada.
Lo que más me preocupaba eran los trabajos que hice para Erika. ¿Y si ella tenía algún material de mí en su casa o algo así? Ella podría mostrárselo al director y luego se preguntarían por qué yo estaba en su casa haciendo tareas para ella. Estaba bastante segura de que ella no iría por ese camino, aunque, ¿no estaría ella en más problemas si admitiera que me chantajeó? De todos modos, si fuera a hacer eso, diría que me pagó por hacer todas sus tareas. Sería su palabra contra la mía y quedaría mal ante los ojos del director porque esperaba que todos los maestros nos respaldaran.
Apagué mi alarma incluso antes de que sonara y me senté en el borde de la cama, acunando mi dolor de cabeza en mis manos. Estaba agotada, pero al mismo tiempo muy excitada y nerviosa, como con adrenalina o algo así. Era como un oxímoron (contradicción), los dos sentimientos dentro de mí se enfrentaban uno contra el otro, una parte de mí quería caer en la cama y dormir para siempre, la otra parte de mí quería que corriera al instituto y ver lo que estaba sucediendo.
Me vestí lentamente, matando un poco el tiempo y luego empujé mi comida alrededor de mi tazón no queriendo comer nada en caso de que me hiciera sentir enferma. Mi estómago ya estaba lleno de mariposas, posiblemente no entraría ni una más. Mi teléfono móvil sonó en mi bolso, así que lo saqué esperando que fuera Amy, no lo era, era Louis. Sonreí y contesté con voz cansada.
—Hola, preciosa. Me dijeron que faltaste porque realmente estás mal y me preguntaba si podría ir un poco más temprano hoy a tu casa —me preguntó.
Sonreí alegremente. Me encantaría estar unos minutos más con él esa mañana. Necesitaba que envolviera sus brazos a mi alrededor y me dijera que me amaba en persona, en lugar de hacerlo a través del teléfono.
—¿A qué hora estás pensando? —pregunté, mirando mi reloj. Eran justo antes de las ocho, él no solía recogerme hasta las ocho y media.
—Cuando estés lista, estoy afuera, te espero —respondió.
Me reí. —Eres impaciente —me burlé, sonriendo como una idiota y tirando mi Lucky Charms sin tocar, al cesto de basura.
—Siempre —confirmó, riendo.
Agarré mi mochila y le grité a mi mamá que me iba temprano y luego me dirigí hacia la puerta rápidamente. Prácticamente corrí hacia su jeep, tan emocionada de verlo que mi cuerpo estaba comenzando a sentir un hormigueo y pinchazos. Subí a su auto y suspiré con satisfacción mientras él me sonreía.
Su hermosa sonrisa iluminó mi día y me hizo olvidar lo cansada que estaba. Su sonrisa me hizo sentir que todo estaba bien en mi mundo. Haría cualquier cosa por esa sonrisa. Todo esto era sólo un pequeño punto en el horizonte, algo que recordaríamos y nos reiremos un día; por lo menos, eso esperaba de todos modos.
—Buenos días —susurró, su mirada recorrió mi cara—. Te ves como si no hubieras dormido bien.
Me eché a reír y me acerqué más a él en el asiento, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.
—¿Eso fue una forma educada de decir me veo horrible esta mañana? —le pregunté, fingiendo estar ofendida.
Él sonrió y sacudió la cabeza lentamente, trazando con su dedo mi mejilla ligeramente.
—Para mí nunca te ves horrible. Sólo te ves como si necesitaras un par de horas para dormir, tal vez deberías dormir en mi casa esta noche. Parece que siempre duermes bien en mi cama —murmuró, rozando ligeramente su nariz con la mía.
Mis entrañas bailaron de alegría con la idea de pasar la noche con él. Me mordí el labio y asentí.
—Tu cama es más confortable que la mía —susurré, siguiendo el juego.
Él asintió. —Estoy de acuerdo entonces. Te paso a recoger alrededor de las tres y media —sugirió.
Sonreí ante la idea. —Louis, sólo deja de hablar y ¡bésame ya! —Se lo ordené, tratando de parecer severa.
Sonrió. —Sí, Srta. Henderson —dijo, chocando sus labios con los míos. Sonreí contra sus labios y presioné mi cuerpo al suyo, sintiendo todo. Todo lo que estaba pasando en este momento, todo lo que me estaba estresando y que me hacía perder el sueño, todo valía la pena. Él lo valía totalmente.
Se apartó y me miró con curiosidad. —¿Desayunaste? —preguntó. Negué con la cabeza, mordiendo mi labio. Él sonrió—. Genial. Vamos a ir a esa cafetería donde hacen los pasteles que te gustan —sugirió alegremente.
Asentí agradecida. —Está bien, pero voy a salir corriendo a conseguir los pasteles y comeremos en el coche —me comprometí.
Estaba un poco alejado de la ciudad y era temprano, así que nadie debía de estar allí, pero no valía la pena tomar el riesgo, no cuando estábamos ya en un gran problema.
Puso en marcha el motor, poniendo el coche en la vía y entonces tomó mi mano. —Lo que quieras, preciosa.
La mañana era casi dolorosa. Cada segundo se sentía como una hora, cada hora se sentía como un día.
En todo lo que podía pensar era en el director preguntando y haciendo sus investigaciones. Erika estaba alrededor caminando, sonriéndome con satisfacción, haciendo comentarios, del tipo «gusto de volver a veros», pero sólo los ignoré.
Nick, Dios bendiga su corazón, estaba a mi lado e hizo un par de comentarios sarcásticos hacia ella, parecía muy ofendida por ello. Yo silenciosamente me pregunté si tenía razón, ¿era Erika atractiva para Nick? Incluso si lo fuera, no iba a ir ninguna parte con él. Él realmente la odiaba, ahora más que nunca.
En el medio de mi clase de español alguien llegó con una nota y se la entregó a la profesora. Ella inmediatamente se acercó a la parte delantera de mi escritorio y me miró con curiosidad.
—Al director le gustaría verte, Chloe —dijo, señalando hacia la puerta.
Oh Dios, por favor, ¡que todo esté bien!
Asentí tragando mi miedo y metiendo mis libros en mi mochila. Amy me susurraba una y otra vez que todo estaba bien, que todo estaba funcionando a la perfección.
El director se había acercado a Amy esta mañana, preguntándole por Sam. Ella confirmó todo, incluso poniéndose a sí misma en problemas al decirle que ella era una de las que estuvo en el club conmigo y que conoció a Sam esa noche también. Había alentado al director Sherman para que hablara con Nick también y sobre lo que me contó él, esa reunión había ido bien también. Nick le había dicho que yo sólo hablaba de Sam, sin parar y que estaba completamente enamorada de él, pero que él no lo había conocido todavía.
Cuando ya había guardado todo, me dirigí a la oficina y tomé un par de respiraciones profundas, recuperando mi confianza. Mientras me dirigía a la puerta de la oficina y levantaba la mano para tocar, se abrió antes de que mi mano pudiera hacer contacto con la puerta. Louis se dirigía fuera de la oficina, el director Sherman detrás de él, obviamente viéndolo salir educadamente. Los dos estaban sonriendo.
Tragué saliva. ¡Sí, están sonriendo! Esa es una buena señal. Por favor, que esto haya sido arreglado.
—Oh, Chloe, gran sincronización. Entra —dijo el director Sherman entusiasmado.
Miré a Louis curiosamente mientras se volvía para mirar al hombrecillo calvo.
—Gracias por tener todo solucionado tan rápido, Richard. Es agradable saber que hay una red de apoyo aquí, algo como esto podría haber sido desastroso si no se hubiera manejado de la manera profesional y oportuna como lo hiciste —él indicó.
¡Caramba! Allí está el profesional Louis de nuevo, usando grandes palabras.
El director Sherman sonrió cálidamente y Louis se dispuso a salir, dando un paso a un lado para que yo pudiera pasar más.
—Besa culos —le susurré en voz tan baja, que el envejecido director no habría sido capaz de escucharme.
Oí reír a Louis mientras cerraba la puerta detrás de mí, dejándome en la oficina a mi suerte con el director. Quería rogarle que volviera y tomara mi mano, en lugar de eso, decidí dejar de comportarme como una niña y actuar como una adulta y me dirigí hacia la silla libre, sentándome y mirando al director Sherman expectante.
Él sonrió. —Está bien, Chloe, espero que sepas por qué estás aquí. Te dije que iba a investigar la denuncia que se hizo y lo he hecho. Como seguro estabas esperando, la acusación ha sido falsa —dijo con una sonrisa casi de disculpa.
Sentí un espasmo en mi pierna. Junté mis pies frenándome de saltar sobre su escritorio y hacer un baile feliz. Hice mi mejor esfuerzo para mantenerme controlada mientras asentía con confianza.
—Por supuesto que lo era, era simplemente estúpido. —Me burlé, rodando mis ojos para lograr un efecto dramático.
Él asintió. —Siento mucho que hayáis sido arrastrados por todo esto. No estoy seguro de si solo fue una broma inofensiva o si la denuncia fue hecha con maliciosa intención, pero ten por seguro que el denunciante será tratado adecuadamente. No seré amable con quienes desperdician mi tiempo, especialmente con los que inventan mentiras acerca de uno de mis maestros jóvenes más prometedores. —Frunció el ceño con enojo y sentí una oleada de tristeza por Erika. Ella estaba en serios problemas por la expresión de su rostro.
—¿Qué significa eso? —le pregunté, queriendo saber cuál sería su castigo, pero al mismo tiempo no queriendo saber realmente.
Suspiró y tomó su pluma, golpeándola en el escritorio inconscientemente. El sonido rítmico comenzó a volverme loca casi de inmediato.
—Ella ya ha sido suspendida del instituto por una semana. Va a ser despojada de su papel de jefa de animadoras, pero le he permitido permanecer como parte del equipo porque no quiero que el equipo sufra. Tomlinson estuvo de acuerdo con que el castigo era suficiente. Él ha sido muy comprensivo y atento acerca de todo el asunto. Tienes suerte de tener un maestro talentoso y brillante —dijo, sonriendo con cariño.
¡Caramba, Louis hizo una gran impresión en este instituto!
Sonreí y me encogí de hombros. —Soy afortunada de que él tenga un hermano tan maravilloso —contesté, sonriendo ante el pensamiento de Sam. Esa declaración tuvo más significado de lo que el director sabía.
Él sonrió y me miró un poco desconcertado, como si yo fuera esa estúpida chica de la escuela que no termina de entender que acaba de esquivar una bala. Confíe en mí, yo entiendo todo.
—Bien, bien, gracias por tu tiempo y probablemente deberías ir a clase. ¿Necesitas una nota para explicar por qué llegas tarde? —preguntó, abriendo cajón por cajón, obviamente en busca de papel.
Negué con la cabeza y sonreí.
—No, está bien: tengo clase con el Sr. Tomlinson en estos momentos. Creo que va a entender porqué se me hizo tarde —me reí.
El director Sherman también se río. —Probablemente estás en lo cierto. —Él se levantó, señalando el final de la reunión así que agarré mi mochila y me puse de pie también—. Gracias de nuevo por ser tan cooperativa, sé que esta investigación no tuvo que haber sido fácil para ti —dijo, sonriendo amablemente.
Me encogí de hombros. —Está bien. En realidad fue bastante gracioso. Sam rió durante horas cuando le dije que la gente pensaba que yo estaba saliendo con su estudioso hermano —mentí, fingiendo disgusto al final. Se echó a reír, mirándome como si dijera «eres una pequeña chica tonta», sonriendo de nuevo—. Oh, ¡espera! Me dijo que fue quitado el puesto de jefa de las porristas. ¿Eso quiere decir que era Erika Dennison la que trató de meterme en problemas? —le pregunté, ya sabiendo la respuesta.
Él sonrió con tristeza. —Sí, pero te agradecería si lo dejaras así. Ella ha sido castigada y reprendida. Si tú tienes algún problema con ella cuando regrese después de su suspensión, por favor ven a mí, no trates de resolver cualquier cosa o buscar venganza. Si seguís teniendo problemas, voy a tener que tratarlo como un incidente distinto y las dos estaréis en problemas, ¿entiendes? —preguntó, mirándome con severidad.
Asentí. Ahí va mi fantasía de golpearla en la cara.
—Está bien —Estuve de acuerdo de mala gana. Me colgué la mochila por encima de mi hombro y prácticamente salté a clase de cálculo.
Sentí como si me hubiesen quitado un peso de encima. Ahora que todo se había solucionado me sentía como si pudiera respirar de nuevo correctamente. No me di cuenta cuan estresada me había puesto.
Louis me sonrió cuando entré en su clase. Capté la mirada de Amy y asentí. Una sonrisa se extendía a través de su cara mientras parecía relajarse también. Me abrí paso a través de las filas de asientos y elegí uno vacío, tratando desesperadamente de no sonreír como una idiota que acababa de ganar la lotería. Cuando sonó la campana final, guardé todo y me fui sin decir nada a Louis. No lo necesitaba; ya habíamos hecho nuestros planes para esa noche. Él iba a recogerme en mi casa en media hora. ¡Supongo que vamos a celebrar esta noche!
A medida que llegaba a mi casillero, mi móvil vibró en mi bolsillo. Lo agarre, esperando una llamada de Louis ,así que ni siquiera me molesté en mirar el identificador de llamadas mientras atendía.
—Hola novio —susurré, sonriendo como una loca.
Oí la risa del otro lado de la línea. —Hola novia —contestó Sam.
Me sonrojé y rodé los ojos. No conseguiría que lo olvidara pronto.
—Hola, Sambo.
—Bombón —dijo, con tono de advertencia. Me eché a reír. Él odiaba que lo llamara así. Para ser honesta, si él no lo odiase tanto yo probablemente no lo haría. Su reacción a ello era demasiado buena para dejarla pasar—. Estoy fuera, ven a buscarme —me ordenó con pereza.
Fruncí el ceño, confundida. ¿Está fuera?
—¿Eh? —Me encogí de hombros ante Amy, que me miraba con curiosidad, le hice un gesto con la boca que Sam estaba fuera—. Está bien, entonces sólo déjame tomar mis libros. ¿Qué estás haciendo aquí de todos modos?
Él se echó a reír. —Sólo deja las preguntas y trae tu bonito trasero aquí. Estoy aburrido de esperar ya y algunas de estas chicas están empezando a desnudarme con sus ojos, sabes lo consciente que soy de mi persona, cuando la gente me mira —bromeó.
Me reí y agarré mis libros del casillero. Enlazando mi brazo con el de Amy, saliendo por las puertas delanteras y desconectando la línea. Sam estaba allí de pie, apoyado contra el costado de su coche, luciendo caliente como de costumbre. En realidad no estaba mintiendo cuando dijo que algunas de las chicas lo miraban, realmente lo estaban haciendo. No podría culparlas exactamente, los chicos Tomlinson eran agradables a la vista.
Sonreí mientras caminaba y él se movía, sacando un enorme ramo de tulipanes rojos por detrás de su espalda, sosteniéndolos para mí. Di un grito ahogado y lo miré sorprendida. ¿Por qué él iba a comprarme flores? Y, ¿cómo sabía cuáles eran mis favoritas?
Fruncí el ceño, un poco desconcertada mientras caminaba hacia él. La gente estaba parada observándonos. Un chico ardiente estacionado en la zona de prohibido estacionar, sosteniendo un ramo de flores, no era algo que sucedía todos los días en nuestro instituto.
Cuando llegué hasta él, sonrió y me entregó las flores.
—De Louis —susurró, dando un paso más cerca de mí.
Sentí que mi corazón se aceleró un poco porque Louis le había pedido a su hermano dármelas. Aww, es tan malditamente adorable. De repente me di cuenta de por qué Sam estaba aquí, más testigos para nuestra relación falsa. Yo sólo deseaba que Louis me hubiese dicho que había arreglado esto, así no hubiese estado tan sorprendida.
—Eso es muy dulce, gracias, Sam —dije efusivamente, pasando mi dedo a lo largo de los pétalos, simplemente derritiéndome por dentro de lo adorable que era mi novio.
De pronto Sam envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me acercó más a él. Dejé escapar un jadeo de sorpresa, cuando dio un tirón hacia adelante y me estrellé contra su pecho, apenas logrando mover mis flores fuera del camino a tiempo. Él sonrió y chocó sus labios contra los míos, besándome por cuarta vez.
Gemí contra sus labios pero no traté de alejarme. Si éste era el plan de Louis entonces yo tenía que aceptarlo. Confiaba en Louis completamente así que si él le pidió a Sam que me besara delante de un montón de estudiantes entonces lo dejaría.
Cuando por fin se apartó, le sonreí torpemente.
—Preferiría que Louis me diese ese regalo en persona —bromeé en voz baja, sabiendo que no había nadie lo suficientemente cerca para escuchar nuestra conversación.
Sam se echó a reír. —No, eso era de mi parte —respondió, encogiéndose de hombros.
¿Qué diablos? ¿Louis no le había dicho que me besara? Golpeé su brazo y jadeé.
—Sam —exclamé, sacudiendo mi cabeza sorprendida de que acabara de besarme de nuevo.
Él se rió y me sonrió con malicia. —¡Tú sabes que me encanta fastidiar a mi hermano! Él va con su impresionante tonalidad roja, es increíble —afirmó, riendo mientras me daba una palmada en el brazo—. Relájate, bombón, no es como si yo quisiera besarte. Cielos, quiero decir, necesito un poco de enjuague bucal o algo para matar todos los gérmenes de Louis que acabas de pasarme. —Él fingió un escalofrío para dar un efecto dramático.
Cerré los ojos y me reí en voz baja mientras me llevaba a su coche. Sam era realmente muy divertido y simplemente no pudo resistir la oportunidad de burlarse de la vida de su hermano.
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
Capitulo 37
La siguiente semana fue una semana normal.
En realidad se sentía tan extraña, porque aunque mi vida no había sido normal durante tanto tiempo yo estaba esperando que algo malo fuera a suceder, que alguna ex-novia celosa de Louis saliese de la nada y le dijese que estaba embarazada o que alguien más nos pillara y le dijera al director de nuevo. Yo estaba aún esperando por Nick para aplastar la guarrada que saliera acerca de Louis de «abusar de su posición de autoridad para acosar a las jóvenes», pero nada de eso sucedió.
Nick habló con Louis, sin embargo, en privado, Louis me había contado esa noche lo que le había comentado. Al parecer, Nick le había dicho lo importante que era yo para él y cómo él no quería verme herida, cómo no le gustaba la situación, pero le gustaba lo feliz que era.
Puedo imaginar que hubo algunas amenazas involucradas en esa conversación también, pero Louis no entró en detalles acerca de eso conmigo. Con todo, Nick parecía mucho más a gusto con él, supuse que sólo sería cuestión de tiempo antes de que fueran amigos. Los dos eran grandes personas y tenían personalidades impresionantes, probablemente acabarían siendo compañeros de copas o algo, bueno, cuando Nick tuviera edad suficiente para beber de todos modos.
La gente hablaba sin parar sobre Erika, sin embargo. No se podía caminar por el pasillo el día siguiente a su suspensión, sin que alguien mencionara su nombre. La especulación comenzó inmediatamente acerca de por qué había sido suspendida y degradada de capitana de las animadoras.
Louis me dijo esa noche que a Erika no se le permitió decir a nadie el verdadero motivo porque eso sería echar más leña a «un rumor falso», así que estábamos bastante fuera de eso por el momento. Si ella decidía que quería difundir las noticias alrededor del instituto acerca de Louis y yo entonces, habría más problemas para ella, el director había sido al parecer muy claro acerca de eso. Porque nadie sabía la verdad sobre su suspensión, las conjeturas estaban poniéndose bastantes salvajes.
Algunas de ellas eran realmente indignantes. Oí que una chica propagó que Erika tuvo una crisis nerviosa, que se había comido un tarro entero de mayonesa y luego se desnudó e hizo un baile en el escritorio del director.
Otra era que había tenido una cirugía de nariz mal hecha y que todo esto era una conspiración, que no estaba realmente suspendida en absoluto, solo estaba a la espera de que la hinchazón bajara.
El otro chisme que andaba en los pasillos era: Mi novio sexy. El mismo que me había recogido del instituto con un montón de tulipanes. Todo el mundo quería saber todos los detalles sobre Sam. Cuando se supo que era hermano de un profesor —y no cualquier profesor, sino del más caliente que el instituto hubiera tenido alguna vez— la gente literalmente se volvió loca.
Yo estaba siendo perseguida para obtener información sobre Louis; querían saber todo sobre él. Si había conocido a su novia, si estaba viendo con la señorita Teller; ¿era gay? ¿Se lo había revelado a sus padres, sin embargo? es decir ¿salió del closet?, ¿donde era que vivía?.
Las preguntas eran interminables y en realidad un poco hostigadoras. Louis sin duda tenía un montón de chicas fanáticas en la escuela. Tuve una gran semana, pero era sólo una cuestión de tiempo antes de que «ella» regresara. Yo estaba horrorizada.
No tenía ni idea de lo que ella iba a hacer o decir. Ella iba a odiarme aún más ahora, yo definitivamente volvería a estar en su radar. Sentí un montón de cosas yendo mal en mi vida de nuevo, como solían ser.
Notas pegadas en mi espalda, mi armario lleno de barro, mis libros desapareciendo.
Había tenido que ocuparme de todo eso de su parte antes, supuse que tendría manejarlo de nuevo.
Cuando ese terrible lunes por la mañana llegó por fin, di un paso vacilante en el instituto. El brazo de Nick estaba firme alrededor de mi hombro para apoyarme.
Él me recogió esa mañana en vez de Louis porque no quería que yo fuese caminando a clase por mi cuenta el primer día de regreso de Erika. Me mordí el labio mientras con la mirada recorría mi entorno, pero no pude ver ninguna conmoción ni nada. Si ella estuviera ya aquí, ¿entonces no habría personas rodeándola, pidiendo detalles y explicaciones?
Miré a Nick.
—¿Crees que tal vez sus ricos padres estaban tan avergonzados por su comportamiento, que la enviaron a un internado privado en alguna parte muy lejos, para terminar su último año? —pregunté, sonriéndole esperanzada.
Él se rió y negó.
—¿Desde cuándo has sido tan afortunada?
Suspiré y cerré los ojos, dejándole guiarme hacia mi casillero.
Puse mi combinación y abrí vacilante, dando un paso hacia atrás, esperando montones de estiércol caer en mis zapatos.
Pero no había nada allí, nada inusual en lo más mínimo.
¿Ella no viene hoy? ¿Tal vez tengo los días mezclados y ella volvería mañana? ¿Tal vez estaba enferma? Dejé escapar un suspiro de alivio, pero obviamente lo hice demasiado pronto.
Los susurros brotaron de todos a mi alrededor, la gente dejó lo que estaba haciendo y miraban hacia el pasillo mientras diez personas iban caminando por él, disparando preguntas una tras otra a la chica en el centro del grupo. Tragué saliva mientras sus ojos se encontraron con los míos. Había algo duro, glacial en su mirada que envió escalofríos por mi espina dorsal.
¡Wow, y ella me llama la princesa de hielo!
Su mandíbula apretada y mi corazón se dejó caer en mi estómago. Sus largas piernas la hacían casi deslizarse por el pasillo hacia mí. Era como una escena de una película donde el malo hace su entrada y todos se apartan para ellos, mientras mantienen sus ojos clavados en su pobre víctima.
Sí, esa pobre víctima era yo, y yo estaba más que un poco intimidada por su entrada, tal vez esa era su intención, no estaba segura. Oh Dios, por favor no dejes que me acuse en el medio del pasillo y empiece todo esto de nuevo. Por favor, no dejes que haya más problemas para Louis. Puedo hacer frente cualquier cosa que pueda tirarme a mí, siempre y cuando ella no lo involucre más.
Ella estaba ignorando todos a su alrededor mientras le preguntaban dónde había estado y si alguno de los rumores eran ciertos. Me di cuenta con cierta satisfacción que su cabello había perdido definitivamente ese hermoso brillo que solía tener, ahora era una rubia aburrida. Contuve una sonrisa y me pregunté cuánta de la tintura-champú para el cabello le quedaba antes de que se acabara y el pelo retornara a su brillo normal.
Nick se acercó a mi lado y se inclinó para susurrar en mi oído, sentí su aliento acariciar mi mejilla, pero no escuché lo que decía. Era como si todo lo demás hubiera desaparecido gradualmente en el fondo, excepto ella y yo.
No podía oír la conmoción que estaba segura sucedía a mi alrededor. Todo lo que podía era centrarme en su cara malvada mientras me miraba fijamente. Se detuvo frente a mí y tomé la oportunidad de hablar antes que ella.
—Hola, Erika, ¿dónde has estado? La gente decía que te fuiste de vacaciones —triné yo, fingiendo confianza. La miré de arriba abajo, obviamente—. No luces muy bronceada, ¿llovió todo el tiempo?
Ella se burló de mí y no se molestó en contestar mi comentario, sólo movió la mano en un gesto desdeñoso a la pandilla de chicas pendientes en torno a ella suplicando su atención. Mi mente vagamente registró que todos se fueron de inmediato. Sabía que no irían muy lejos, aunque estarían esperando para hablar con ella tan pronto como terminase de limpiar el piso con mi cara. Giró la cabeza y miró a mi izquierda, apretando su mandíbula, su ojo haciendo un pequeño tic y empezando a suavizarlo levemente, antes de que sintiera un brazo deslizarse alrededor de mi hombro y los ojos de
Erika inmediatamente ardieron de nuevo.
—Solo vete, Nick. Quiero hablar con ella en privado, tenemos asuntos pendientes —ordenó Erika, mirando a Nick que estaba de pie junto a mi protectoramente.
Él se echó a reír.
—¿Crees que me voy alejar porque haces ese sucio gesto con la mano? —Enseñó su dedo del medio—. Sí vale, lo que tú digas, cariño —se burló, rodando los ojos. Se volvió hacia mí—. ¿Quieres salir de aquí? Hay un mal olor persistente en esta área.
Ella hizo lo que sonó como un gruñido de frustración y agarró mi brazo.
—Quiero hablar contigo, ¡ahora! —susurró, con voz amenazante y hostil.
Me sacudí de su aprisionamiento. Mi mano se cerró en un puño mientras yo quería desesperadamente llevar a cabo esa fantasía que en una ocasión había tenido donde rompía su cara en los casilleros. Me erguí todo lo que pude y tiré mis hombros hacia atrás mientras hablaba. —Tú y yo no tenemos nada que decirnos la una a la otra.
Ella resopló y me miró con incredulidad clara en su rostro. A juzgar por la conmoción que había transparente en sus facciones, estaba obviamente esperando que me disculpara o suplicara y humillara por su perdón por haberla metido en problemas. Estaría esperando un largo tiempo si eso era lo que estaba esperando de mí.
Se inclinó más cerca de mí, sus labios tirando hacia atrás de una manera amenazante, mostrando su perfecto esmalte, dientes blancos como perlas que apuesto que habrían costado a su papá una fortuna.
—Oh, creo que tenemos mucho de qué hablar. Ahora, ¿vamos a hacer esto en privado, o en medio del pasillo? —escupió.
Tragué saliva. El veneno de su voz era realmente pavoroso, pero si ella me ponía un dedo encima entonces daría tantos golpes como recibiría. Me exprimí el cerebro, tratando de recordar las lecciones que Nick me había dado un par de años atrás, de legítima defensa y cómo lanzar un golpe decente. No quería ser una Bella Swan y romperme un hueso mientras rompía la cara de Erika. Tal vez debería haber recibido un curso de repaso de Nick por supuesto, lista para este momento.
Asentí hacia los baños. Si ella iba a hacerlo de este modo entonces yo más bien preferiría hacerlo en privado. Tal vez no le importaba meterse en más problemas, tal vez sólo quería llegar a la verdad.
Aunque sólo fuera un rumor podría arruinar la carrera de Louis, una acusación como esa no sería fácilmente olvidada.
—¿Los baños? —sugerí.
Asintió y giró sobre sus talones de diez centímetros, pavoneándose allí, lanzando su pelo sobre su hombro con un movimiento de cabeza. Hice una mueca y miré a Nick en busca de apoyo.
Probablemente era afortunada de que Amy no estuviera aquí porque probablemente habría arrojado el primer golpe a ciencia cierta, tenía un temperamento más ardiente que el mío.
Nick sonrió de modo tranquilizador.
—¿Quieres que vaya? —ofreció, mirando como si realmente quisiera.
Me eché a reír. —Siempre tuviste una cosa con el baño de las chicas —bromeé.
Él se rió y asintió. —Es un lugar mágico. —Se inclinó y me besó en la mejilla, inclinándose a mi oído—. Sólo dile que hizo un comentario embarazoso y entonces le preguntas en cuántos problemas se puso por mentir —susurró.
Le sonreí y me retiré de sus brazos. No podía evitar desear que Louis estuviese aquí conmigo. Necesitaba un abrazo de él, una sonrisa, una caricia de su mano, cualquier cosa. Él siempre había tenido una presencia calmante a su alrededor que me vendría muy bien ahora mismo. Tomé un profundo respiro y seguí a Erika al baño de chicas.
Cuando llegué allí, ella inmediatamente giró la cerradura de la puerta para que nadie más pudiera entrar con nosotras. Vi cómo ella puso su bolso de Gucci en el mostrador, moviéndolo ligeramente hasta que estuvo feliz con ello.
Probablemente estaba preocupada acerca de que se dañara; probablemente costaría lo suficiente como para reacondicionar los destartalados baños de la escuela.
—Bueno, ¿tienes algo que decirme? —espetó, con los ojos duros y acusadores.
Levanté una ceja.
—Claro que tengo, pero nada de muy buen gusto —ofrecí, encogiéndome de hombros, sonriéndole dulcemente. No había modo de que yo estuviera causando problemas. Ella me está incitando, tratando de conseguir que le golpeara o algo, así podía ir y denunciarme. ¡Bruja estúpida!
Frunció el ceño.
—¡No puedo creer que te has salido con la tuya! Tú eres la que hace algo ilegal y yo soy la que tiene suspensión —vociferó, lanzando sus manos arriba con exasperación. Brevemente me compadecí de ella, tenía razón, todo lo que estaba diciendo era verdad, sin embargo se metió en problemas por ello. Pero la culpa se desvaneció cuando ella se burló y me condujo a hablar—. ¿Qué ve un tipo como él en una chica como tú de todos modos? Quiero decir, mírate —susurró ella, recorriendo sus ojos por mi cuerpo lentamente, con una desagradable mueca en su cara.
—No eres nada especial, pero sin embargo te besó.
Me estremecí bajo su escrutinio. ¿Realmente lucía tan mal que tenía que mirarme con tanto odio y asco? Sé que no soy la chica más guapa por los alrededores, pero no estoy tan mal, sin duda. Siempre fui feliz con sólo ser yo, ¿no debería ser suficientemente?, sin duda no parecía pensarlo.
—¿Por qué me odias tanto? —le pregunté, moviendo la cabeza en confusión. No tenía idea de lo que había he hecho para que le disguste como lo hacía, ella siempre tuvo un problema conmigo y Amy.
—¡Porque lo tienes todo! —gritó ella, frunciendo el ceño hacia mí.
Di un paso atrás por el veneno en su voz, sonaba realmente aterradora cuando gritó de esa manera. La miré con curiosidad, tratando de averiguar su comentario.
¿Lo tengo todo? Ella es la que tiene el papá rico que le da todo lo que pide, ropa de diseño, la última tecnología, caballos, coches brillantes —a pesar de que ahora debe oler a carne rancia—. ¿Qué posiblemente podría tener, que ella no tuviera? Ella es la maldita Erika Dennison. Vive como una princesa.
—¿Yo... qué? —fruncí el ceño, ella debía haber perdido el sentido de la realidad de algún modo. Se apartó de mí, con los hombros caídos mientras caminaba hacia el lavabo y agarraba el borde firmemente.
—Tú tienes todo, y ni siquiera lo ves. Siempre he estado celosa de ti, ¡tú y la estúpida Amy Clarke! Ugh, siempre estuvieron juntas en el instituto, cada año se volvieron más y más cercanas y yo todo lo que conseguí eran amigos falsos que querían usarme por un poco de popularidad y el estatus de mis padres.
Tus padres vienen a los paridos del instituto, ellos se interesan en ti, se preocupan por ti, pero mi familia prefiere tirar el dinero en mí que pasar un minuto en mi presencia —murmuró, en voz tan baja que tenía que esforzarme para oírla.
Espera, ¿está celosa de mí? ¿de Amy y de mí?
Ella se rio, pero sin sentido del humor. Cogió una toalla de papel de un lado y puso bajo la llave de agua, mojándola antes de secar sus ojos, comprobando su maquillaje. Jugueteó con su bolso, moviéndolo de nuevo, más cerca de mí por alguna razón, probablemente por miedo de mojar la pequeña y carísima cosa. Se volvió hacia mí y movió la cabeza. Su sonrisa parecía un poco ¿triste...?
—Vosotros os encontrasteis desde el primer día de instituto. Recuerdo estar sentada en el quinto grado y ver cómo vosotras os reíais de una broma privada, mientras que yo siempre luché para hacer buenas amigas que no me apuñalasen por la espalda o me dejaran ante la visión de un chico guapo. Resopló ruidosamente y me quedé allí como un idiota, no saber qué diablos decir—. Todos los chicos acudían a vosotras, debido a su capacidad de reír y bromear. Luego, a medida que fuisteis creciendo, les gustaba vuestro estúpido cabello color miel y ojos marrones. Yo odiaba nunca haber tenido nada parecido a lo que vosotras teneis. Entonces vino... Nick —dijo ella, su barbilla temblaba cuando dijo su nombre. Supe en ese mismo momento que yo tenía razón, ella sentía algo por él.
—¿Te gusta Nick? —le pregunté con voz débil. Ella resopló y sacudió la cabeza un poco con demasiada fuerza.
—¡De ninguna manera! ¡Como si fuera posible! No es más que, uf, es tan frustrante y... ¡no! —dijo ella, cruzando los brazos sobre el pecho defensivamente.
Contuve una sonrisa. Para citar a la Reina Gertrudis y a Shakespeare: La dama protesta demasiado, me parece.
Asentí. —Sólo quería asegurarme, pensé que era un poco de eso. Quiero decir, Nick no es lo suficientemente bueno para estar contigo, ¿verdad? Él es simplemente el viejo Nick Golding, nada especial —mentí, observando su reacción hacia mí.
Su rostro se arrugó y se veía un poco enojada por un segundo en lo que yo había dicho. Tuve la fuerte la sensación de que iba a estar en desacuerdo conmigo, pero entonces la mirada desapareció para ser remplazada por el famoso ceño de Erika. Sus ojos se posaron en su bolso de nuevo mientras hablaba.
—Lo que sea, yo no estoy aquí para hablar de él —dijo ella, agitando su mano con desdén antes de lanzar su pelo sobre su hombro—. Quería hablar contigo acerca de en cuántos malditos problemas me metí por decir la verdad acerca de tu pequeña aventura sórdida con el Sr. Profesor SEXY.
Un pensamiento súbito me golpeo. ¿Estaba tratando de engañarme para admitirlo o algo así? No me sorprendería si resultara que el bolso caro que seguía cambiando de lado, tuviera una cinta grabadora allí o algo así.
La pequeña taimada...
Incliné mi cabeza hacia un lado y sonreí.
Bien, ¡dos pueden jugar a ese juego!
—¿En serio? ¿Por qué estás tratando de meternos a él y a mí en problemas? No entiendo lo que te he yo hecho a ti para que quieras mentir al director y meter a Louis en problemas también —le contesté, levantando una ceja.
Ella frunció el ceño. —Yo no estaba mintiendo y ambas lo sabemos.
Negué con la cabeza y suspiré.
—Mira, nada me encantaría más que para romper ese caro trabajo de nariz tuyo por inventar estas mentiras ridículas acerca de mí y un maestro. Erika, esto es enfermizo —le dije, haciéndome la tonta.
Esperaba que ella sí tuviera un maldito grabador de cinta para coger todas estas cosas, si estaba pensando que yo iba a meter la pata, entonces no sabía lo que le esperaba. No había manera de que yo dejara que el amor de mi vida se metiera en problemas porque una esnob niña rica estuviera celosa de que yo tuviera grandes amigos mientras ella solo tenía seguidores. Si no fuese tan perra en primer lugar entonces tendría amigos normales. Demonios, si ella hubiera querido sentarse con nosotros en el quinto grado, entonces Amy y yo le habríamos dejado, todo lo que tenía que hacer era mostrar un poco de interés
Creo que le habíamos pedido una vez que comiera con nosotras, y ella nos dijo que prefería sacarle las pulgas al conejo de clase antes que ser vista con dos perdedoras como nosotras.
—¿Enfermizo? ¿Enfermizo? Estás malditamente enferma por salir con un maestro —gritó ella.
Me reí de ella. Estaba frustrada por que su pequeño plan no estuviera funcionando, lo podía ver en su ojos.
—No estoy saliendo con un maldito profesor. ¡Estoy saliendo con su hermano pequeño! ¿No has oído eso esta semana? Oh, espera, por supuesto que no habías oído eso, estuviste suspendida por inventar mentiras maliciosas —le respondí, sonriéndole.
Dio un paso hacia mí, su cara era como un trueno.
—Puta —escupió. Sus ojos eran salvajes, como un animal enfurecido o algo así y de hecho un poco atemorizante Sin embargo, me mantuve firme, no había manera de que la dejase intimidarme, si ella quería pegarme entonces yo iba a dar tanto como recibiese, eso era seguro.
—Si me tocas voy a arrancarte ese aburrido pelo rubio tuyo —afirmé. Sus ojos centellearon mientras una mano al instante se deslizó hacia su cabello, alisándolo hacia abajo.
—Por cierto, ¿lo teñiste mientras estuviste fuera? Si es así, entonces no estoy muy segura de que ese color te vaya bien —bromeé, tratando de no reírme.
Dio un paso más cerca de mí, con el rostro a centímetros del mío.
—Vas a tener lo tuyo, princesa de hielo. Será mejor que cuides tu espalda porque voy a vengarme de ti por haberme conseguido suspender, lo juro —gruñó ella.
Se dio la vuelta y se dirigió de nuevo al bolso que había dejado a un lado. Saqué mi teléfono móvil de mi bolsillo, rezando para que mi engaño funcionara.
—Erika, espero que sepas que acabo de grabar toda la conversación completa. Si algo me pasa, a mis amigos, o incluso al hermano de mi novio, entonces voy a llevar esa amenaza que acabas de hacer al director. No creo que esté muy feliz de escuchar que estás continuando con tu campaña maliciosa contra mí —mentí—. Ya me ha dicho que si me dabas problemas al volver, entonces yo debía de ir a él de inmediato.
¡Oh mierda, por favor no me pidas reproducir la grabación, por favor no me pidas reproducir la grabación! Cara de póker, Chloe. ¡Puedes hacerlo, no des marcha atrás!
Su boca se abrió en shock mientras miraba el teléfono en mi mano. Tragué saliva, rezando porque ella me creyese. Parecía estar sopesando sus opciones, pensándolo, sin embargo, pude ver frustración y la ira en su rostro claramente, parecía que quisiera arrancarme la cabeza y tirarla por el inodoro o algo así.
—Tú, pequeña —comenzó, pero la interrumpí con un movimiento de mi mano.
—Ahora, ahora, cuida tu lenguaje. No queremos tenerte maldiciendo en la cinta demasiado, ¿verdad? —bromeé mientras empujaba el teléfono a mi bolsillo. Le sonreí ante su aire de suficiencia. Esto es impresionante, ella ha caído totalmente. Me acerqué a ella—. Lo digo en serio. Si comienzas a tratar de molestarme o intimidarme de nuevo como solías hacerlo, o incluso empiezas a hostigar a Louis o mis amigos, entonces voy a llevar esta amenaza al director. Entonces tú puedes decir adiós a tu educación en este instituto —afirmé, usando las palabras que una vez ella me había dicho.
Su boca se cerró de golpe, sus hombros se pusieron rígidos cuando me miró fijamente.
—Te odio —gruñó.
Asentí.
—Lo sé, pero deberías tratar de no jugar a la víctima todo el tiempo, Erika, no es bueno para ti. Ya sabes, si intentas un poco más el ser amable con las personas, tu vida cambiaría. Si vas a través de la vida odiando a la gente, entonces te odiarán, trata de compartir un poco de compasión de vez en cuando, te sorprenderías de lo lejos que te lleva. —Lo dije en serio; no estaba burlándome de ella ni nada. Ella convirtió su vida en lo que era, ella fue la que obligó a toda la gente amable a salir de su vida por meterse con ellos y ser una perra celosa rencorosa. Si era amable con la gente, entonces podría tener buenos amigos, en lugar de los que estaban dando vueltas a su alrededor siguiéndola en ese momento.
Cogió su bolso y se dirigió a la puerta, golpeando su hombro contra el mío mientras me pasaba, casi me derribó.
—¡Sólo quédate en el infierno lejos de mí! —ordenó, obviamente eligiendo hacer caso omiso de mi consejo.
Me encogí de hombros. —El placer es mío —estuve de acuerdo.
Sin decir una palabra, ella abrió la puerta y salió. En cuestión de segundos se abrió la puerta nuevamente y ambos, Amy y Nick, entraron con preocupación en sus rostros. Sonreí débilmente y me encogí de hombros.
—Está bien —les aseguré. Amy sonrió y me acercó en un abrazo. Miré por encima del hombro a Nick, estaba allí de pie con una sonrisa en su cara, sus ojos desplazándose rápidamente por todo el cuarto de baño. Me eché a reír y rodé mis ojos—. ¿Tan bueno como recordabas? —le pregunté a él.
Él se rió y se frotó la parte de atrás de su cuello torpemente.
—La última vez que estuve aquí fue sin duda muy mágico —indico, guiñándome un ojo burlonamente.
Me ruboricé y sacudí la cabeza, sabiendo que la última vez que estuvo aquí conmigo habíamos tenido una muy intensa sesión de besuqueos. No pasó mucho tiempo antes de que nos separásemos. Él sonrió y asintió girando hacia la puerta—. Vamos, entonces vamos a salir de aquí antes de que me saquen los mocos a golpes Louis y Ryan por estar en los cuartos de baño con sus perras —bromeó, haciendo un guiño a nosotros en broma.
Todos nos echamos a reír por su comentario, Nick siempre sabía cómo aligerar el estado de ánimo y alegrarme.
Amy le dio una palmada en la parte posterior de la cabeza, mientras nos dirigíamos hacia la puerta, yo ignoré a las personas que miraban con curiosidad. Me mordí el labio con preocupación.
¿Erika dijo algo cuando salió? ¡Oh, por favor no dejes que haya dicho nada! Me volví a Donna, la chica que estaba más cerca mirándome.
—¿Qué le pasa a todo el mundo? —le pregunté, rezando fuese cualquier otra cosa que Louis y yo.
Ella se encogió de hombros.
—¿Te dijo por qué estaba suspendida? ¿Qué es lo que quiere? —preguntó ella, levantando una ceja con curiosidad.
Dejé escapar un suspiro de alivio y sonreí. Ella no había dicho nada, estábamos a salvo.
—Estábamos solo hablando de nuestro proyecto de historia. Ella quería saber cómo continuamos porque se perdió la semana pasada, así que no sabía dónde estábamos ni nada. Y no, no dijo por qué fue suspendida.
Mentí, cruzando los dedos para que sonara convincente. Donna parecía creerlo, frunció el ceño luciendo un poco decepcionada cuando asintió.
—Oh, bueno, supongo que lo sabremos tarde o temprano —dijo fácilmente mientras se volvió y se dirigía a sus amigos que también estaban esperando ansiosamente el chisme acerca de Erika.
Tragué saliva, en silencio esperando que nadie se hubiera encontrado fuera. Con las amenazas del director cerniéndose sobre su cabeza, no se le permitía decir nada a nadie, así que mientras Louisl y yo no tuviéramos un desliz y admitiésemos nada, entonces estábamos prácticamente libres de peligro.
Apenas unos meses más y luego mi carrera escolar habría terminado y podríamos poner todo este desorden detrás de nosotros. Todo lo que tendría que preocuparme entonces sería decirle a Amy que no podría ir a la universidad en Nueva York con ella como estaba previsto.
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
Chicas sólo quedan 5 capítulos y el epilogo y esta pequeña adaptación termina :(
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
nooo :( es uno de los mejores libros que he leido no queiro que se acabe!!
yo te queria pedir una maraton para el lunes porque estere de vacaciones a Paris y no podre leer pero nose si quiero porque se que se acabara pronto entonces joo :( quiero mas !!
yo te queria pedir una maraton para el lunes porque estere de vacaciones a Paris y no podre leer pero nose si quiero porque se que se acabara pronto entonces joo :( quiero mas !!
mimi94
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
sigue porfa no me dejes con sabor a poco please !! quiero irme de viaje con algun capitulo mas!!
mimi94
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
Capitulo 38
Preciosa, lo único que tienes que hacer es solicitar tu admisión para la universidad de tus sueños! —demandó Louis mirándome con severidad, usando esa voz de maestro que tenía.
Suspiré y puse la cabeza entre las manos. Estábamos tendidos en su cama, con mis papeles para la universidad esparcidos por todas partes. Nos encontrábamos justo en medio de una dolorosa conversación sobre cuál universidad escoger. Y no era una conversación fácil. Louis estaba seriamente cabreado conmigo.
Negué sin mirarlo y enterré la cara en las sábanas.
—No —murmuré.
Él gimió frustrado.
—¡Chloe por el amor de dios, no hagas esto! Has tenido el corazón en esa universidad desde siempre, tú misma lo dijiste, así que sólo rellena el papel ¿Qué daño puede hacer? —preguntó, envolviendo con un brazo mi cintura y jalándome hacia él.
Suspiré dramáticamente, simplemente no me estaba escuchando. ¿Qué caso tenía llenar ese papel si no tenía ninguna intención de ir, incluso aunque me aceptaran? No había una maldita posibilidad de que lo dejara para irme a Nueva York. Estaba a horas de distancia y no podría estar lejos de él durante tanto tiempo. Casi nunca lo vería; los fines de semana no serían suficientes para mí.
—¿Cuál es el punto? ¡Ya no quiero ir! Me quiero quedar aquí, así voy a estar más cerca de ti —gemí enterrando la cara en su pecho. No quería mirarlo, sabía la cara que pondría en este momento, la de cachorrito de ojos suplicantes, no quería verlo porque necesitaba mantenerme firme. Claro que esa universidad había sido importante para mí, pero ahora que lo tenía a él, todo lo demás parecía menos importante. ¿Por qué debería ir y hacerme infeliz a mí misma? Pero no estaba viendo mi punto.
—Chloe, solo llena el papel para pedir tu admisión, es lo que quieres, después… —comenzó, pero lo interrumpí antes de que pudiera terminar.
—No— dije terminante.
Él me acarició suavemente la nuca, su cuerpo tenso. Era evidente que no le gustaba esta conversación tampoco.
—Preciosa, ¿puedes mirarme? —preguntó en voz baja.
—No. —Él se echó a reír
—¿Y eso por qué?
Suspiré.
—Porque sé que vas a hacer esa cosa con los ojos y me convencerás de algo que no quiero —me quejé con voz ahogada, aún tenía la cara apretada contra su camiseta.
—¡Preciosa, solo mírame! no quiero tener esta conversación con la parte superior de tu cabeza —dijo exasperado, tratando de moverme de mi escondite.
Gemí de frustración y me senté a su lado, de mala gana arrastré los ojos hasta su rostro. Tenía justo la expresión que me imaginé.
—Ves, ahí está esa cara. ¡Lo sabía! —dije agitando mi mano en su rostro a manera de ejemplo.
Me sonrió y ambos nos echamos a reír.
—A veces eres una tonta, Srta. Henderson —bromeó agarrando mi cintura y tirando de mí hacia abajo.
Ahora estaba tumbada sobre él.
Puse los brazos a ambos lados de su cabeza y sonreí. Era tan increíble, y lo amaba tanto; un pequeño sacrificio en mi educación no era nada considerando lo que podría lograr a cambio, estando con él.
Lo estuve pensado durante los últimos dos meses y estaba totalmente segura de que eso era lo que quería. Iría a la universidad local y haría el mismo curso. Claro, echaría de menos a Amy con locura, pero podría ver a Nick todo el tiempo, así que tendría un buen amigo cerca. Y por supuesto lograría ver al hombre de mis sueños todos los días, lo cual era el factor decisivo aquí.
Todo había sido perfecto durante los dos últimos meses. Erika se había retirado por completo, incluso, ni siquiera quería hablar conmigo. Claro que todavía me odiaba, era obvio por la forma en que me miraba, pero no le había dicho nada a nadie. Sam y yo habíamos mantenido la farsa de las citas. Me recogía un par de veces a la semana y me llevaba a casa de Louis, luego o bien pasaba el rato con nosotros o nos dejaba, así podíamos tener privacidad. Sam era increíble, todavía era un cachondo sin remedio, pero eso solo lo hacía aún más especial para mí.
Louis estaba siendo Louis: dulce, reflexivo, generoso, amoroso, estaba siendo el increíble novio que siempre era. No habíamos salido mucho, ni siquiera a la ciudad más cercana, porque no nos queríamos arriesgar. Los únicos lugares que frecuentábamos eran su casa, la casa de sus padres, o íbamos a alguna de las fiestas de sus amigos, pero solo si Sam venía también por si alguien nos veía, entonces podía fingir que estaba con él.
Pero el solo hecho de pasar tiempo con Louis hacía que mi corazón se dispara en el pecho. No importaba qué hiciéramos o a donde fuéramos, amaba cada segundo que estaba con mi novio. Nos evitábamos el uno al otro como a la peste en el instituto, incluso ni hablábamos a menos que se tratara de su clase, o con otras personas alrededor. No dejábamos nada al azar y eso estaba dando frutos. Habían pasado dos meses desde el incidente de Erika, el director ni siquiera nos había mirado dos veces desde entonces.
Estábamos en una buena racha y ésta era la recta final. Solo tres meses más de escuela y luego ya no sería ilegal que saliéramos. Yo estaba por cumplir los dieciocho años en un par de semanas, así que ya no tendría que sentirse culpable porque fuera una menor. Al parecer era lo que él estaba esperando.
El último obstáculo por superar: terminar esta estúpida conversación sobre las relaciones a larga distancia.
Durante la última media hora se la había pasado enumerando las formas en las que podíamos hacer que funcionara: siempre contaríamos con Skype, mensajes de texto, llamadas telefónicas, emails y todo lo demás que dejó caer sobre mí para tratar de convencerme. Sin embargo, para mí nada de eso era suficiente, quería ser capaz de tocarlo cada vez que quisiera. Quería ser capaz de dormirme en sus brazos y abrazarlo después de un día pesado. Quería mirar a los ojos al hombre que amaba cuando habláramos, no a una estúpida webcam.
—¿Podemos dejar de hablar sobre esto por el momento? —supliqué, haciéndole un mohín. Frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—Mira, solo llena la aplicación para la universidad. Hazlo por mí. Si te aceptan, lo hablaremos. No tienes que tomar una decisión en este momento ¿de acuerdo? Si aplicas tendrás otra opción y en un par de meses, si ya te has hartado de mí, no te hará feliz haber tirado la oportunidad de ir a la universidad de tus sueños —declaró mirándome directamente a los ojos, con las manos sosteniendo mi rostro para que no pudiera apartar la mirada.
Sentí que el corazón se aceleraba. ¿Estaba tratando de que aplicara porque quería que me fuera? ¿Estaba esperando que me fuera para estar separados un tiempo? Tal vez quería romper conmigo y pensaba que sería más fácil si nos alejáramos, debido a la distancia.
—Louis, ¿realmente es eso? Tú no quieres que me vaya, ¿no? Porque... ya sabes —me encogí de hombros no queriendo saber la respuesta.
Me miró con curiosidad.
—Ya sabes, ¿qué?
Suspiré.
—Que solo quieras que me vaya para que no estemos juntos mucho tiempo. ¿Te estoy presionando o algo así? Es ésta una manera sutil de decirme que… —Me interrumpió con un beso. Le devolví el beso presionando mi cuerpo contra él, amando la sensación de sus labios sobre los míos.
Él rompió el beso y me frunció el ceño sacudiendo la cabeza.
—¿Realmente te volviste loca, preciosa? ¿Debo empezar a preocuparme porque has perdido la cabeza? —bromeó juguetonamente. Lo miré con curiosidad sin saber de qué estaba hablando. Se rió y pasó una mano por mi rostro—. Olvida esos pensamientos ahora mismo, ¿de acuerdo? Si te fueras te extrañaría más que nada, ni siquiera sabría cómo salir adelante. Sin duda, tendría que empezar a trabajar en el club de nuevo para poder pagar la factura del teléfono. Estaría llamándote todo el tiempo. Lo único que quiero es que vayas a la universidad que has soñado, pero no quiero tener que estar lejos de ti. Si no me hubieras conocido te irías para hacer lo que siempre quisiste hacer con tu mejor amiga.
Sentí que mi cuerpo se relajaba. Sólo estaba siendo el tierno y considerado Louis de siempre, no trataba de deshacerse de mí en absoluto. Acaricié su nariz con la mía.
—Si no te hubiera conocido, todavía estaría buscando a mi Señor Perfecto —le susurré, besándolo de nuevo.
Lo sentí sonreír contra mis labios, me aparté y me senté a horcajadas sobre su estómago.
—¿Crees que soy perfecto? —preguntó con mirada arrogante, deslizando un dedo por mi pierna lentamente, haciendo que mis hormonas se revolucionaran. Me reí y sacudí la cabeza.
—No realmente. Eres un sucio nerd de las matemáticas —contesté, sonriendo ante la cara que puso—, roncas, dejas levantada la tapa del inodoro y no sabes cocinar. No Sr. Tomlinson, no creo que seas del todo perfecto —bromeé, acariciando con la lengua sus labios.
Me dio una sonrisa de suficiencia y me agarró la cintura, me empujó contra la cama y rodó hasta quedar encima de mí, aplastando todos los papeles de la universidad debajo de nosotros. Me inmovilizó.
—Bueno, tú eres muy limpia. Siempre dejas el asiento del inodoro abajo y tengo que subirlo de nuevo. Comes en el desayuno repugnantes cereales y apestas en matemáticas —respondió apretándose más contra mí—, pero todas esas cosas son las que te hacen perfecta a mis ojos, preciosa.
—Aww Louis, eso es muy tierno —gemí.
Él sonrió.
—Me encantan todas esas cosas. Amo todo de ti, incluso las cosas malas —susurró él—. Espera, en realidad hay una cosa que no me gusta de ti —dijo frunciendo el ceño pensativo. Hice una mueca y esperé que me dijera que era una llorona, inmadura o algo así. Sus ojos se clavaron en los míos mientras hablaba de nuevo.
—Siempre te pones un maldito montón de ropa.
Me eché a reír mientras él le fruncía el ceño a mi camiseta.
—¡Eres un pervertido! Deberíamos inventar un día a la semana en el que no lleváramos ropa. Simplemente estar todo el día desnudos. Podríamos llamarlo Sábado Desnudo o algo así —sugerí, envolviendo los brazos con fuerza alrededor de su cuello.
—Fines De Semana Desnudos sería mejor —dijo sonriendo alegre y excitado.
Sonreí y asentí.
—Fines De Semana Desnudos sería definitivamente mejor. Voy a revisar mi agenda y veré si puedo apuntarlo para la próxima semana —bromeé acariciando su cabello.
—Genial —susurró, besándome suavemente. Suspiré con satisfacción y cerré los ojos, disfrutando el lujo de estar en los brazos de este hombre. Todavía no me acostumbraba, creo que nunca lo haría y esperaba no darlo por sentado jamás. Se separó del beso y puso su frente contra la mía.
—Rellena la la solicitud a la universidad de tus sueños —rogó, pegando su nariz a la mía—, solo rellénala. Nada más. Si te aceptan y sigues pensando que no quieres ir, no vayas. Solamente no desperdicies la oportunidad. Por favor.
Acepté de mala gana. Sin embargo, no tenía ninguna duda, si me aceptaban, iba a rechazar el puesto. No iba a mudarme a Nueva York. Eso era definitivo. Sin importar que me pusiera su cara de cachorrito. Pero si llenando el papel ponía fin a esta conversación, lo haría. No me haría daño. Solo tenía que rellenar dos formularios y escribir un par de ensayos. No volveríamos a hablar de eso.
Estaba sobre mí, con el cuerpo relajado y los hombros flojos, con una hermosa sonrisa cruzando su rostro.
—Gracias, preciosa —susurró, besándome otra vez. Envolví las piernas alrededor de su cintura con fuerza, aplastando su cuerpo contra el mío. Mi emoción alcanzó su punto máximo cuando su peso me aplastó hacia abajo en el suave colchón.
Con las manos recorría su cuerpo deslizándome bajo su camiseta, los dedos trazando su espalda mientras continuaba besándome como si pudiera devorar mi alma. Cada beso, literalmente, hacía que mis dedos se crisparan de éxtasis. Hermoso. El beso, una poesía. Era afortunada.
—Así que, acerca de este fin de semana desnudo...— dijo con voz apagada, ahuecando mi cara y besando la punta de mi nariz.
Sonreí. ¿Hablaba en serio? ¡Estaba bromeando cuando lo sugerí! ¡Apuesto a que el maldito pervertido me hará cumplirlo! ¿En qué me había metido?
—¿Qué pasa con eso? —pregunté, la voz apenas funcionaba mientras la mente divagaba sobre su cuerpo, me imaginaba su perfección mostrándose durante cuarenta y ocho felices horas. En realidad, esperaba que llegáramos hasta el final.
Louis suspiró.
–—Me temo que va a tener que empezar el sábado en la noche. Hay algo que tengo que hacer durante el día, así que no puedo verte —dijo encogiéndose de hombros mientras se levantaba, sentándose a mi lado en la cama.
Fruncí el ceño ante su comentario. Louis y yo siempre pasábamos el sábado juntos. ¿Qué era eso que tenía que hacer que no podría verlo?
—¿En serio? ¿Qué te traes entre manos? —pregunté, tratando de no sonar como una novia obsesiva solo porque estaba ocupado un día. Sin mí.
Sonrió y se encogió de hombros.
—Tengo algunas compras que hacer. Una chica que conozco cumplirá años pronto así que tengo que comprarle un regalo.
Espera, ¿me estaba dejando de lado para ir a comprarme un regalo de cumpleaños? ¡Bueno, eso apestaba! Hice una mueca y me senté también, moviéndome para poder sentarme en su regazo, frente a él.
—¿Qué pasa si esa chica no quiere nada para su cumpleaños? —repliqué, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.
Rió y pellizco mi nariz, rodando sus ojos juguetonamente.
—Mala suerte para ella, supongo.
Suspiré dramáticamente.
—Louis, no tienes que comprarme nada. No quiero que te gastes tu dinero en mí —insistí haciendo un mohín de nuevo. De verdad no quería que me comprara un regalo, su tiempo y compañía eran más de lo que podría desear.
Pasó la mano por mi espalda, deteniéndose cuando llegó a mi trasero, una de sus manos empujó hacia abajo la parte trasera de mis jeans, acariciando con el dedo a través de mi ropa interior, lo que hizo que todo el cuerpo doliera de necesidad.
—Voy a comprarte un regalo, preciosa. No todos los días tu novia cumple dieciocho años. Es un cumpleaños especial, uno que debes recordar siempre. Quiero darte algo que puedas usar y recordar también —explicó encogiéndose de hombros—. ¿Hay algo que quieras mucho para tu cumpleaños? Quiero decir, sé lo que quiero darte, pero si tienes en mente algo en especial, puedo regalártelo también.
Me miró con curiosidad.
Todo su discurso sobre lo especial de mi cumpleaños y como lo recordaría siempre, me hizo querer solamente una cosa. Si había algo que haría de mi cumpleaños una fecha especial, era él. Todo él.
Seguí la línea de su mandíbula con el dedo mientras me preguntaba cómo expresarlo sin sonar como una ninfómana o algo así.
—En realidad hay una cosa que quiero. Y tú eres el único que puede dármela. —Me hice la interesante besando la base de su garganta.
—¿Y qué es eso? —gruñó con voz ronca. Me moví hacia arriba para mordisquearle el borde de la mandíbula. Su agarre apretándose sobre mí.
—Chloe, mierda, me encanta cuando haces eso —se quejó sin aliento. Sonreí con orgullo y besé su oreja, mordiendo suavemente el lóbulo antes de hablar.
—Quiero pasar mi cumpleaños contigo. Quiero una noche en la que nos olvidemos de todo, una noche donde pongamos todo a un lado y seamos solo Louis y Chloe. Quiero una noche donde no haya límites. Eso es lo único que quiero para mi cumpleaños —susurré.
Gimió y me eché hacia atrás para mirarlo con curiosidad, rezando para que aceptara. Si había algo que haría mi decimoctavo cumpleaños especial, sería tener cada parte de Louis, cuerpo, mente y espíritu.
—Eso… —comenzó frunciendo el ceño, luciendo como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado.
La decepción me dolió en la boca del estómago, sabía que estaba a punto de decir que no. Realmente no podía culparlo pues no era eso lo que habíamos acordado. Ya habíamos estirado las reglas mucho más de lo que debíamos y aquí estaba yo, empujándolas un poco más. Estaba siendo egoísta por preguntarlo. Debería reflexionar en lo que le estaba pidiendo. Seguro que no quería volver a exponerse a sí mismo, así que realmente no debería haber preguntado. Sacudí la cabeza con aire de culpabilidad.
—Lo siento, olvídalo. No debería haberlo pedido— murmuré, ruborizándome por la vergüenza de haberme lanzado de esa forma. Suspiró y puso su dedo debajo de mi barbilla levantándome la cabeza, de modo que tuve que mirarlo. Sus ojos grises buscaron los míos y ninguno de los dos habló durante un par de minutos. Me perdí en ese hermoso color, eran fascinantes.
—De acuerdo —susurró al fin, asintiendo lentamente.
Jadeé mirándolo con los ojos muy abiertos. ¿Qué demonios? ¿Lo escuché bien? ¿Acaba de estar de acuerdo en hacer el amor conmigo? Wow, algo está muy mal si tengo que sobornar a mi novio para que duerma conmigo. Toda esta situación estaba ligeramente equivocada. Usualmente era al revés, el chico le pedía a la novia dar el siguiente paso. Supongo que somos especiales... o tal vez soy una pervertida como él siempre dice. Me reí ante la ridícula situación en la que estábamos, me mordí el labio tratando de contenerme, probablemente me veía como una loca. Todavía no le había dicho nada a cambio y Louis lucía un poco confundido ahora.
Negó con la cabeza y sentí que me ardía la cara.
—Está bien. Lo siento, no debí haberlo pedido. Vamos a esperar hasta después de la graduación —dije tímidamente.
Sonrió, con los ojos recorriendo mi rostro lentamente, como si quisiera memorizar cada parte
—¿Crees que no quiero estar contigo, Chloe? Por supuesto que sí. Estar contigo me vuelve loco; a veces deseo tanto hacerte el amor que duele. Eres tan hermosa que acabas con mi cordura —susurró enmarcando y acariciando mi rostro con sus pulgares—. Quiero hacer que tu cumpleaños sea especial; si eso es lo que quieres, entonces eso es lo que haremos.
Acarició mi rostro otra vez antes de presionar sus labios contra los míos tan ligeramente que apenas pude sentirlos.
La felicidad me consumía mientras los pensamientos de hacer el amor con él empezaban a correr por mi mente. ¡Pero faltaban tres malditas semanas para mi cumpleaños! Wow, eso se sentía como un mundo de tiempo ahora que sabía lo me esperaba.
—¿En serio? —pregunté, solo necesitaba que me lo confirmara una vez más, para estar segura de que no había vuelto a deslizarme en otra de mis fantasías sobre Louis. Asintió.
—Sí, preciosa. Quiero darte todo por tu cumpleaños, si soy yo lo que quieres, entonces me tendrás —susurró con ojos brillantes de amor y adoración haciendo que el corazón me estallara en el pecho. Le di un beso en agradecimiento.
—Eso es todo lo que quiero. Solo a ti —confirmé y me sonrió.
—De todas maneras tendré ocupado el próximo sábado —afirmó dejándonos caer en la cama de nuevo, lado a lado, envolviéndome en sus brazos con fuerza—. Y tengo una condición —agregó—, si vamos a tener una noche, también quiero el día. El día entero contigo. Tu cumpleaños es el sábado, quédate conmigo desde el viernes por la noche para poder despertar contigo.
Oh mierda, eso no podía ser, mis padres no permitirían que durmiera fuera y no poder verme en mi cumpleaños.
—Louis, no puedo. Por mi padres. Voy a tener que pasar tiempo con ellos también. —Frunció el ceño.
—A las diez entonces. Puedes desayunar con ellos, y luego pasar el día conmigo.
Gemí y negué con la cabeza.
—Louis, normalmente mi mamá hace algo para el almuerzo, hace un montón de pasteles y postres, y terminamos comiendo comida chatarra para el almuerzo. Es como una tradición —expliqué con una mirada de disculpa. No podía romper con la tradición, mis padres se enfadarían. Si pudiera lo invitaría al almuerzo, pero su estúpido trabajo lo hacía imposible, una vez más.
Él suspiró y presionó su frente contra la mía.
—Muy bien, te recojo después de comer, pero no más tarde —replicó disparándome su mirada más seria.
Sabía que no habría problema. Asentí y me encogí de hombros. Podría convencer a mis padres para que me dejaran salir en la tarde y en la noche, siempre y cuando no rompiera la tradición del almuerzo, estaba segura de que no les importaría. Les diría que iba a ir de compras con Amy y luego íbamos a salir en la noche así que me quedaría a dormir en su casa. Louis sonrió—. Genial, pero para que lo sepas, éste es el último cumpleaños en el que no despertaré contigo. ¿De acuerdo?
¡Joder, me encantaba como sonaba eso!
—Diablos sí —suspiré. Me acurruqué más en su pecho y suspiré con satisfacción —. Te amo.
Besó la parte superior de mi cabeza, los papeles para la universidad debajo de nosotros esparcidos sobre la cama, pero a ninguno de los dos le pareció importante.
—Yo también te amo Chloe. Más que a nada.
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
Capitulo 39
Así que, chicas, ¿creéis que van a comprar mucho hoy? —preguntó mamá, poniendo más pastel de chocolate en mi plato, mirando de mí hacia a Amy con curiosidad.
Gemí y negué con la cabeza, frotando mi estómago hinchado.
—Mamá, ¡no puedo comer más!
Gemí, mirándola con ojos suplicantes. Ya me había comido dos rebanadas de pastel de chocolate, un plato de bagatela, un merengue cremoso mezclado con bayas en él y un brownie de chocolate casero doble. De verdad que había comido lo suficiente para enviar a mi cuerpo en un estado de coma por azúcar.
Amy sonrió y tiró de mi plato hacia ella.
Amaba mi tradición de cumpleaños y nunca se perdió un almuerzo con los Henderson cuando llegaba el cumpleaños.
—Desperdiciar no, no quiero —gorjeó ella, metiéndose en ello. Rodé los ojos y me recosté en la silla, mirando mi panza hinchada. Espero no sentirme hinchada todo el día cuando esté con Louis. Tan pronto como mis pensamientos se volvieron hacia Louis sentí a mi rostro esbozar una sonrisa y mis manos comenzaron a sudar un poco. Hoy era mi cumpleaños, ya era legalmente una adulta y estaba ansiosa por recoger el regalo de cumpleaños que me había prometido. Mi noche con él, sin límites, sin reglas, sólo puro e incorruptible placer.
Iba a ser increíble.
Me encogí de hombros y sonreí a mamá. Por lo que a ella se refería, Amy y yo salíamos después del almuerzo y ya no volvería a casa hasta mañana en la noche.
Todo había sido preparado y montado. Habíamos dicho a mis padres que Amy y yo íbamos de compras hoy a la ciudad, luego veríamos un espectáculo y entonces me quedaría en su casa. Nick se había presentado temprano en la mañana, para que pudiera participar en nuestra tradición de «quien puede comer la mayoría de postre sin vomitar».
—Yo podría comprar algunas cosas si vemos algo —mentí, sabiendo que no iba de compras en absoluto.
—¿Estás tomando el dinero de tu cumpleaños? ¿Tal vez veas algo que quieras comprar para la universidad? —sugirió mamá con una sonrisa un poco triste. Ella ya había admitido que no esperaba ansiosa el verme dejar mi hogar.
Asentí, pero sabía que no iba a gastar nada de los $ 150 que obtuve por mi cumpleaños de varios familiares.
—Claro, me lo llevo, nunca se sabe. —Me encogí de hombros, esperando que mi rubor no me delatara.
Mi padre gimió y empujó su plato lejos, poniendo su frente sobre la mesa, pero agarrando el hombro de Nick, apretándolo suavemente.
—Tú ganas, Nick. Tú ganas —gruñó, con su voz amortiguada por la mesa.
Todos nos echamos a reír cuando Nick se puso de pie e hizo una pequeña reverencia, sonriendo con orgullo. Creo que el muchacho ha estado pasando hambre hasta el último día sólo para asegurarse de que este año vencería a mi padre y comiendo exageradamente.
—¡Sabía que iba a ganar por lo menos un año! —chirrió Nick, sonriendo como un idiota.
Mi padre levantó la cabeza de la mesa y lo miró.
—El año que viene voy a superar mi record de nuevo. No hay dos años de lucha para ti —afirmó, pero su voz no era muy confiada debido al hecho de que era apenas un susurro.
Le sonreí y rodé los ojos, mirando el reloj en la pared. Cuanto antes termináramos con este pequeño almuerzo, más pronto me podría ir y encontrarme con mi guapísimo novio. Le había dicho que lo llamaría cuando hubiéramos finalizado, pero él había insistido en esperar en su auto en el estacionamiento de la tienda donde normalmente estacionábamos en las mañanas. Amy me llevaría para que se viera como si estuviera con ella en lugar de con Louis.
Ya era casi una hora después de lo que él dijo que nos encontraríamos. Sabía que estaría allí a las doce y media, ya era la una y cuarto. Miré a Amy sin poder hacer nada mientras ella seguía comiendo su torta, con una expresión enfermiza en su rostro, arrojándose bocados como si tuviese dos años.
—Amy. ¿No crees que sería mejor irnos ahora a comprar? —le pregunté, casi suplicándole con mis ojos.
Ella frunció el ceño y miró con nostalgia hacia su pastel, metiéndose los últimos tres bocados de una cucharada, apenas podía cerrar la boca mientras asentía.
—Uhum umm prontmmr —murmuró, casi ahogándose en su pastel mientras hablaba con la boca llena.
Mi madre chasqueó la lengua.
—Amy Clarke, ¿dónde están tus modales? —la regañó, pero se echó a reír al mismo tiempo.
Amy sonrió tímidamente, todavía masticando. Me empujé apartándome de la mesa y empecé a recoger los platos de todos.
Una mano sobre la mía me detuvo, miré hacia arriba para ver a mamá sonriendo.
—Vamos, yo me ocuparé de esto. Vete y ten un gran día —dijo en voz baja.
Le sonreí agradecida y la abracé con fuerza.
—Gracias, mamá. Te quiero.
—Yo también, ahora vamos. Comportaos esta noche, no se permiten fiestas sólo porque sea tu cumpleaños —advirtió. Pero luego sonrió y me guiñó un ojo—. Al menos no dejes que tu padre lo sepa, y asegúrate de ser cuidadosa.
Me eché a reír y me sonrojé mientras asentía, besando a mi papá en la mejilla y agarrando mi bolso de viaje que había preparado. Nick nos acompañó al coche de Amy, abrazándome fuertemente.
—Nos vemos el lunes —trinó él.
Asentí y sonrío feliz. Yo estaba literalmente en la cima del mundo justo ahora y probablemente se veía en mi cara.
—Nos vemos, Nick. Gracias por el CD, y felicidades por haberle dado finalmente una paliza a mi padre en comer pastel —bromeé.
Él se río y buscó en los bolsillos, cargando una rebanada de pastel de cada bolsillo.
—Como que hice un poco de trampa —estallé en carcajadas y él se encogió de hombros como si no fuera gran cosa—. Hey, tenía que ganar este año, podría no haber otra oportunidad contigo dejándonos para irte a la gran manzana —dijo, tirando la tarta en la cuneta al lado del coche.
Me mordí el labio. Quería decirle que no me iba a ir, se veía tan triste, pero él estaba tratando, obviamente, de ocultarlo, pero necesitaba mantenerlo en secreto por un poco más de tiempo, tenía que darle la noticia a Amy antes de poder decírselo a Nick.
—No te preocupes, no voy a decírselo —prometí, arrastrándolo hacia mí en un abrazo.
Él me abrazó fuertemente antes de ir hacia atrás y abrir la puerta del pasajero para mí.
—Romeo te está esperando —bromeó, poniendo los ojos en blanco juguetonamente.
Me acerqué de puntillas y lo besé en la mejilla antes de subir al coche, casi bailando con emoción.
Apenas podía mantenerme quieta mientras Amy conducía al lugar de reunión que habíamos acordado.
Mantuve mis ojos en el reloj. ¿Y si él había decidido que había esperado durante mucho tiempo, el suficiente y se fue a casa de nuevo? ¿Él realmente esperaría una hora por mí?
El viaje parecía ser interminable. Traté de distraerme charlando con Amy sobre sus planes para el fin de semana, pero no podía concentrarme en sus palabras, mi mente seguía agitada volviendo de nuevo a Louis.
Louis. Louis. Louis. Era como si él fuera la única cosa importante en el mundo ahora.
Al doblar la esquina en el estacionamiento lo vi de inmediato. Estaba sentado en su coche, la cabeza contra el reposacabezas, los pies sobre el tablero de instrumentos. Obviamente había estado esperando por mí todo el tiempo. Me mordí el labio mientras le observaba, hasta que vio el coche. Una lenta sonrisa se extendió por su rostro lo que hizo que mi corazón estallase en mi pecho. No había hablado con él toda la mañana. Le dije que no llamara en caso de que personas estuviesen alrededor mío o algo porque a mi familia le gustaba amontonarse alrededor cuando teníamos un cumpleaños. Por supuesto que no había sido capaz de resistirse a enviarme un texto de feliz cumpleaños sin embargo, el cual estaba ya en mi teléfono tan pronto como desperté.
Se bajó del coche y empezó a caminar hacia mí, tirando de la puerta abierta del coche antes de que Amy siquiera tuviera la oportunidad de poner el freno de mano. Desabroché mi cinturón de seguridad justo a tiempo para que me sacara del coche, me presioné contra él y me besó apasionadamente.
Me reí en su boca. ¡Alguien estaba un poco solitario esta mañana! O tal vez solo estaba tan emocionado por esta noche como yo. Cuando rompió el beso, puso su frente sobre la mía, sus ojos brillando de felicidad.
—Feliz cumpleaños, preciosa —susurró.
Suspiré y envolví mis brazos alrededor de su cuello, acercándolo más a mí.
—Gracias. ¿Estuviste esperando mucho? —le pregunté, sonriendo como disculpándome—. Lo siento. Todo el asunto del almuerzo duro más tiempo de lo normal. Debería haber llamado cuando estábamos saliendo de mi casa.
Él sonrió y negó con la cabeza.
—Pero entonces tú hubieras llegado aquí antes que yo porque tu casa está más cerca que la mía. No se puede tener una chica esperando en su cumpleaños, ¿verdad? Además, no he estado aquí tanto tiempo, dijo él, agitando la punta de la nariz juguetonamente como siempre lo hacía.
—¿Una hora no es tanto tiempo? —reflexioné, alzando mis ojos.
—No cuando sé que estoy esperando por ti. Tú vales la pena esperar, respondió él, con los ojos fijos en mí, haciendo que mis piernas se sintieran un poco débiles.
Amy hizo un fuerte ruido falso de náuseas en el coche, así que Louis dio un paso atrás y se inclinó hacia abajo, mirando al coche.
—Hey, Amy, ¿todo bien? Podría conseguirte una bolsa para el mareo si comiste demasiado pastel —bromeó.
Ella se echó a reír.
—Es sólo la conversación empalagosa la que me está haciendo sentir un poco mareada. —Prácticamente podía oír la sonrisa de satisfacción en su voz.
Me reí y aparté a Louis de vuelta hacia mí.
—Ignórala, está celosa —bromeé, agitando la mano con desdén—. ¿Estamos listos para irnos ya? —Mordí mis labios con excitación.
Él asintió y abrió la puerta de atrás, agarrando mi bolso de viaje. Se echó a reír cuando lo sacó, me miraba con una ceja levantada.
—¿Planeas una mudanza o qué? —preguntó mientras pretendía que mi bolsa era pesada.
Hmm, creo que fui un poco exagerada cuando empacaba. Él se negó a decirme a dónde íbamos esta noche, dijo que íbamos a salir a cenar en alguna parte, así que me traje tres opciones de conjuntos.
Uno de los conjuntos era muy elegante, es decir, un vestido negro con lentejuelas alrededor del busto que caía cerca de mi rodilla. Eso sería si íbamos a algún sitio elegante y respetable. El conjunto dos era otro vestido, un poco más apropiado y el largo llegaba a mitad del muslo.
Amy dijo que había necesidad de uno más en caso de ir a un lugar un poco más «cachondo», su palabra, no la mía.
Entonces el traje tres era una bonita falda negra y el combo superior de color azul por si estábamos haciendo algo más informal. Por encima de todo yo tenía mi nueva lencería sexy, el maquillaje y la ropa para el día siguiente.
Me encogí de hombros.
—No me dijiste dónde íbamos, así que tuve que empacar opciones —repliqué.
Amy chasqueó la lengua en señal de burlona desaprobación.
—Los hombres simplemente no entienden la importancia de vestirse para la ocasión. Deberías haber dicho simplemente lo que tenía que usar, Louis —le reprendió juguetonamente.
Él se rio y envolvió su brazo alrededor de mí estrechándome muy cerca hacia su lado.
—Aww, y allí estaba yo muy emocionado de que mi novia quisiera venir a vivir conmigo, ahora estoy un poco decepcionado —bromeó, haciéndome un guiño mientras yo le daba un codazo en las costillas.
Le sonreí a Amy.
—Gracias por traerme. Nos vemos el lunes y si mis padres llaman, sólo diles que estoy en el cuarto de baño y yo les devuelvo la llamada —la instruía. No tenía necesidad de revisar el plan, mis padres pensaron que me alojaba en casa de Amy o de Nick cada fin de semana, cuando en realidad yo estaba con mi sexy maestro en su casa. Todos sabíamos el simulacro y la forma de evitar problemas.
—¡Que tengas un buen día y noche y mañana! —llamó, sonriéndome a sabiendas. Ella como que había adivinado que esto era algo así como una gran ocasión por lo nerviosa que yo había estado y cómo cuidadosamente había elegido mi ropa interior para la fecha, y me acicalaba para un increíble momento de mi vida.
—Lo haré y gracias por el suéter. Sonreí con gratitud y se volvió agitando la mano mientras se retiraba.
Me volví de nuevo a Louis que sonreía un poco nervioso por alguna razón. Hmm, me pregunto si estaba nervioso acerca de nosotros durmiendo juntos, ha pasado un largo tiempo desde que hemos hecho en realidad el acto.
—¿Estás listo? —Suspiró y se acercó más a mí, tomando mi mano en la suya, haciendo que un calor familiar recorriese todo mi cuerpo.
—No puedo creer que finalmente tengas dieciocho. Gracias a Dios por los pequeños favores —dijo riendo—. Entonces, yo quería darte mi regalo más tarde, ¿si te parece bien?
Sonreí y levanté una ceja hacia él sugestivamente.
—No esperaba que me lo des justo en el medio del estacionamiento, Louis, ronroneé, pasando mi mano libre hasta su pecho. Cerró su los ojos e hizo un pequeño sonido, un gemido que hizo que mi cuerpo hormiguease todo de la emoción. No respondió, sólo dejó escapar un suspiro grande y luego se volvió y se dirigió hacia su coche, tirando de mí junto con él. Me sonrió y empujó mi mano libre en la parte posterior bolsillo de sus vaqueros. Suspiré contenta.
Cuando llegamos al coche, abrió la puerta para mí y sonrió.
—Por lo tanto, se supone que debo llevarte a casa de mis padres por un momento, quieren verte en su cumpleaños. ¿Eso está bien para ti? —preguntó, mirándome como disculpándose. Asentí y se encogió de hombros, acomodándome en mi asiento.
—Por supuesto. No me importa lo que hagamos hoy. Mientras esté contigo voy a tener el mejor cumpleaños de mi vida —le confirmé. Él se rio y apretó sus labios contra los míos.
—Vaya, no somos melosos a la edad de dieciocho años —bromeó, sonriéndome.
Puse los ojos en blanco y agarré la parte delantera de su camisa, tirando de él hacia mí bruscamente.
—Sólo cállate y bésame —ordené, estrechando los ojos hacia él, tratando de lucir como experta. Aunque probablemente no lo había jalado con fuerza pues Louis era definitivamente el fuerte de nuestra relación, los dos lo sabíamos, pero yo apreciaba que estuviese dispuesto, siempre jugando conmigo.
—Cualquier cosa por la chica del cumpleaños —susurró, besándome con fuerza.
Pasamos casi tres horas en la casa de sus padres. Podía ver la mirada de dolor en el rostro de Louis.
Desesperadamente quería irse, pero yo estaba realmente disfrutando lo mismo que siempre hacía cuando los visitaba. Sam era divertido, como de costumbre, haciéndome reír y burlándose de la vida de Louis cada vez que tenía la oportunidad.
Fui testigo de un juego de lucha más entre los hermanos Tomlinson, que terminó siendo ambos regañados por su madre como niños de tres años de edad, mientras me sentaba allí riéndome.
Johanna era encantadora. Me llevaba muy bien con ambos padres, pero ella era como una segunda madre para mí. Sentí que la conocía y era muy cómodo estar en torno a ella, que podía ser yo misma en lugar de tener que fingir ni nada. Me sentí tan gusto descansando en su sofá con Louis, como lo haría si estuviera en mi propio salón.
Solo era una más de la familia.
Cuando por fin dejamos la casa, eran casi las cinco de la tarde. Yo tenía mis brazos llenos de regalos, que iban desde computadora portátil para la universidad, a pendientes, a una cámara digital. Sam siendo Sam, me compró un diario y me pidió que lo llenara con cosas «no relacionadas a Louis» y luego lo dejara leerlo.
Suspiré con satisfacción mientras nos alejábamos de la casa. Hoy tenía que ser el mejor cumpleaños.
No había hecho gran cosa, pero estar con Louis era increíble. Lo único que podía hacer que lo que había pasado fuera mejor si Louis hubiera estado para el almuerzo tradicional —en casa—. Apostaría que podría haber pateado el trasero de mi padre en el concurso de alimentación y no habría tenido que hacer trampa. El año que viene me gustaría ver si estaba en lo cierto.
Mientras estábamos en coche por la carretera Louis de repente se detuvo y apagó el motor.
Miré alrededor con curiosidad preguntándome qué estaba haciendo, pero no tenía ni idea de dónde estábamos. Era sólo una calle al azar por lo que yo podía ver.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunté.
Él sonrió.
—Quiero llevarte a un lugar, pero quiero que sea una sorpresa así que tienes que llevar esto.
Metió la mano en la parte trasera del coche antes de regresar de nuevo a mí y sacando una bufanda de punto gris invierno.
Me eché a reír, un poco sorprendida.
—¿En serio? Creí que íbamos a cenar esta noche —inquirí, un poco perdida en cuanto a lo que estaba pasando por su cabeza.
Él se echó a reír.
—Así es. —Fruncí el ceño y miró la hora en su tablero del reloj. 17:42.
—Bueno, ¿a dónde vamos ahora, entonces? Quiero decir, ¿a qué hora vamos a comer esta noche y esas cosas?, porque quiero cambiarme primero. No puedo ir a la cena de este modo —repliqué, agitando mi mano en los pantalones vaqueros y el top negro liso con cuello en V que llevaba puesto.
Él se echó a reír.
—Cariño, no te estreses. Hay mucho tiempo para todo. No estoy seguro de por qué tendrías que cambiarte, sin embargo, esos son mis vaqueros favoritos —comentó. Se inclinó y dejo una hilera de besitos al lado de mi cuello, mientras su mano trazaba mi pierna desde mi rodilla hasta la parte superior de mi muslo, haciendo que mi cuerpo temblase y mis ojos se cerraran involuntariamente.
En silencio, deseaba que el tiempo pasara más rápido.
Ni siquiera quería ir a cenar, lo único que quería era lo que sucedería después, cuando volveríamos a su casa.
Quería la intimidad y la cercanía; quería renovar el vínculo que había desaparecido durante los últimos seis meses.
—Sí, te gusta todo de mis jeans ajustados —murmuré sin aliento mientras él mordisqueaba mi clavícula.
Se echó a reír, y su aliento soplando a través de mi piel dándome la sensación de un hormigueo.
—Muy cierto —confirmo él. Besó mi cuello una vez más antes de jalar y estirar la bufanda entre sus manos, sonriéndome tranquilizador—. Da la vuelta a tu cabeza y vamos a seguir adelante. No te preocupes, preciosa, tendremos tiempo de sobra para comer y esas cosas esta noche. —Suspiré y me mordí el labio antes de voltearme en mi asiento, haciéndole colocar la venda improvisada sobre mis ojos.
La ató con fuerza en la parte trasera de mi cabeza. Yo sonreí y toqué la tela suave con la punta de mis dedos, empujándolo fuera de mi nariz para poder respirar adecuadamente. Louis agarró mis hombros y me volvió de nuevo hacia él, ajustando la bufanda hasta que estuvo contento con ello.
—Perfecto—afirmó, antes de capturar mis labios en un beso suave.
Me sonrió y se echó hacia atrás, jugando con mis dedos, volando mi cabeza tratando de pensar en alguna parte a la que él quisiera llevarme como sorpresa. Tenía que ser en algún lugar remoto, ya que, literalmente, no tomó riesgos en absoluto con la gente viéndonos salir. Así que yo sabía que no era el centro comercial, o un juego de pelota o cualquier cosa poblada por el estilo.
El único lugar que se me ocurrió era el campo que en una ocasión me llevó demasiado para una cita, una de las mejores noches de mi vida que tuvimos bailando en la oscuridad con sólo las luces de los coches brillando. De hecho, esperaba que fuera allí, esperaba que yaciéramos en el capó de su coche y escuchando algunas canciones de amor cursi mientras él me abrazaba con fuerza.
Cuando el coche se detuvo estaba tan temerosa que me sentía un poco enferma. Habíamos estado conduciendo por unos cuarenta minutos desde que insistió en que me vendase los ojos. ¿Dónde diablos me está llevando? esto no puede ser nuestro campo, ¿verdad? Estaba a sólo diez minutos, a lo sumo. A menos que haya conducido alrededor un par de veces, para que no tuviera idea de donde me encontraba, tal vez estaba tratando de engañarme o algo.
Me mordí el labio cuando escuché la puerta abrirse y a él titubeante con algo en la parte posterior de la auto, tal vez sacando algo del maletero o poniendo algo ahí dentro. Cuando la puerta se abrió un minuto después me sobresalté y se rio en voz baja.
—Aquí, toma mi mano, preciosa. —Su mano se cerró alrededor de la mía. Fruncí el ceño detrás de la venda. ¿No iba a dejar que viera aún? ¿Dónde demonios estamos?
—¿Por qué no puedo ver aún? —me quejé, haciendo pucheros.
Algo rozó mis labios a la ligera, apenas tuve tiempo de darme cuenta de que él me había besado antes de apartarse nuevamente.
—Porque quiero ver al completo efecto de la sorpresa. Esto se supone que es romántico —respondió él, dándole un pequeño tirón a mi mano, señalando que quería que yo saliera del coche.
Salí y dejé que me guiara ciegamente a donde sea que él considerase «romántico». El viento azotaba mi pelo alrededor de la cara, haciéndome encorvar mis hombros contra el leve frío. Hmm, realmente debería haber traído una chaqueta. Se detuvo y soltó mi mano. Sonreí, pensando que había llegado al destino deseado, pero en vez de sacar la venda, él cubrió con algo mis hombros.
Me aferré a la suave tela y tiré de él lo más cerca que pude, oliendo el hermoso olor familiar pero varonil que era solamente de mi novio. Obviamente me había dado su sudadera. Sonreí y tiré de ella hacia mi cara, aspirando su olor. Él se rio y me cogió la mano de nuevo.
—Acosadora, —bromeó, haciéndome caminar de nuevo tirando de mí con delicadeza.
Caminamos durante unos minutos más.
El terreno era un poco irregular bajo mis pies, yo tenía zapatillas de deporte, así que no tenía idea de si estábamos en la hierba o tierra, pero era desigual, así que sabía que estábamos sin duda fuera de carretera. Se detuvo otra vez, me hizo caminar detrás de él.
Soltó mi mano y me agarró los hombros.
—Quédate ahí. No te muevas —me dio instrucciones, su tono voz severo.
—¿Acabas de usar la voz de maestro en mí? —bromeé, sacando la lengua como un niño de cinco años.
Él se rio y apretó sus labios en los míos, besándome apasionadamente antes de alejarse de mí, dejándome sola y agarrándome la sudadera con capucha alrededor mío con fuerza contra el viento leve.
Podía escucharlo ir a tientas a mi lado. Me quedé allí con paciencia, esperando que me dijera que estaba bien que me moviera. Con total honestidad, yo querría que este momento durara para siempre, mi cumpleaños fue increíble hasta ahora y yo quería que durara para siempre, por lo que él podía tomar todo el tiempo que quisiera.
Algo frío rozó mis labios mientras el olor de fresas frescas golpeó mi nariz. Se me hizo agua la boca y oí un pequeño gemido que me di cuenta surgió de mí.
—Abre —susurró, besando mi mejilla suavemente. Abrí la boca y la fresa helada se metió entre mis dientes. Instintivamente la mordí, el dulce jugo golpeando mis papilas gustativas.
Sus labios se cerraron sobre los míos, tan pronto como había tragado la baya, el sabor era casi embriagador con sus labios presionados contra los míos. El lamió la esquina de mi boca, donde probablemente había un poco de zumo.
Mis sentidos parecían haber aumentado con los ojos vendados.
Los expertos siempre decían que, si se pierde un sentido, entonces los otros se vuelven más fuertes.
Sin duda eso hizo el gusto más fuerte, yo nunca había probado nada más delicioso en mi vida.
Mientras él me besaba lo sentí remover torpemente el nudo en la parte de atrás de mi cabeza, desatando la bufanda.
Yo lo besé con fiereza, aferrándome a las presillas de sus pantalones vaqueros para que no pudiera tirar de mí.
Sentí el suave material que se apartó de los ojos, pero en lugar de tirar hacia atrás y abrir los ojos me apreté a él con más fuerza, saboreando los últimos segundos antes de que el beso se rompiera. Yo atesoraba cada uno de los besos de Louisl, trataba cada uno como si fuera el último en caso de que él nunca me bendijese con otro.
Se retiró y me besó la punta de la nariz.
—Puedes abrir los ojos, preciosa —susurró.
Sonreí mientras me lastimaba tener los ojos abiertos, haciendo una mueca ligeramente ante el brillo repentino después de estar en la oscuridad durante tanto tiempo. Lo primero que vi fue su cara, a centímetros de la mía, una sonrisa hermosa en sus labios.
Sus ojos grises ardían en los míos y mantenían tal pasión que casi me golpeaban de soslayo.
A regañadientes arrastré los ojos de él, hacia mi entorno.
La emoción creció por encima de mí, mi corazón literalmente dolía así como mi estómago temblaba.
Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba lo que había hecho.
Romántico no era la palabra para describir esta escena, se parecía más a la perfección. Era el epítome de todas las cosas románticas y espectaculares.
Estábamos en la parte superior del punto de ruptura, el más alto punto de la ciudad. Estábamos en el borde del acantilado, había puesto una manta con unos cuantos cojines dispersos alrededor también. Un manojo de tulipanes rojos puestos en el borde de la manta, ya en su propia agua. Una cesta de picnic descansaba en el centro tapada, podía ver la caja de fresas en la parte superior. Podía ver también la mayoría de mis comidas favoritas allí, me mordí el labio mientras una lágrima caía por mi cara porque este tipo especial había hecho tanto esfuerzo, sólo para mí.
—¿Quieres sentarte? —preguntó, apartándose de mí y sobre la manta, asintiendo con la cabeza para que me sentara en primer lugar. Si hubiera habido una silla, él la habría sacado para mí, Louis era un poco chapado a la antigua, pero su padre era exactamente igual por lo que yo había presenciado. El dicho era sin duda justo en su familia, «de tal palo, tal astilla».
Me senté en un extremo de la manta y contemplé la espectacular vista de la ciudad.
Era hermosa, nunca había estado realmente aquí antes y eso lo hizo aún más especial para mí, porque lo hacía con Louis. Vi como sacaba caja tras caja de cartón de comida, vasos, platos y cubiertos. Había pensado en todo. Cuando sacó una botella de champán levanté una ceja.
—¿Te das cuenta de que no tengo la edad suficiente para beber todavía? —bromeé.
Él se echó a reír.
—Sí, un cumpleaños a la vez. Sólo pensé que podríamos tomar un vaso para ver la puesta de sol. Tú no tienes que hacerlo si no quieres.
—Traje alternativas... —inclinó la cesta para que yo pudiera ver lo que quedaba dentro y me eché a reír cuando vi una botella de batido de plátano, mi favorita por supuesto, y una botella de Dr. Pepper.
—Tendré la opción por el momento. Tal vez voy a tomar el champán más tarde, si nos vamos a quedar aquí para ver la puesta de sol — reflexioné, encogiéndome de hombros.
¿Cómo conseguí tener tanta suerte de tener a alguien como Louis?
De verdad, de verdad que no lo merecía.
Él sonrió y me sirvió un vaso de batido de leche y tomó una Pepsi para sí. Le ayudé a abrir todas las cajas de comida, maravillada cómo él parecía tener hecho todos y cada uno de mis favoritos.
—¿Tú hiciste todo esto? —le pregunté con curiosidad, mirando a la ensalada de pasta con cautela.
No era exactamente el mejor cocinero.
Él se rio y sacó un tenedor en la pasta, tomando un par de piezas, y luego lo levantó a mi boca. Cuando abrí mi boca en silencio recé, él no me daría comida intoxicada. Me quedé agradablemente sorprendida por el sabor, que era delicioso.
—Mi madre hizo la mayoría. Creí que fue mejor ir a lo seguro y no lamentarlo más tarde, con los dos estando vomitando —admitió, riéndose tímidamente.
Me levanté en mis rodillas y me moví para poder besarlo, sonriéndole con gratitud.
—Gracias. Fue todo lo que yo dije, era todo lo que había que decir, por lo menos esperaba que él supiera lo agradecida que estaba, porque no podía encontrar las palabras para expresarme mejor que eso. Estaba literalmente sin habla por él y su consideración.
Comimos y se echó a reír, hablar y coquetear.
Todo fue perfecto. A medida que el viento se levantó, el sacó otra manta, envolviéndola alrededor de mis hombros. Cuando no podía comer un bocado más empacó todo en el cesto, antes se volvió hacia mí con una gran sonrisa en su rostro.
Lo miré con curiosidad, preguntándome qué había causado esa expresión. El tendió una mano hacia mí, abriendo el puño para revelar un cuadro negro pequeño del tamaño de la palma de su mano. Había una cinta roja pegada en la parte superior.
Cerré los ojos y sonrió cuando sacudí mi cabeza hacia él.
—En realidad, no deberías haberme comprado nada.
Rodó sus ojos.
—Yo lo quería, así que solo cállate —dijo él, moviendo su mano más cerca de mí, en silencio diciéndome que tomara el regalo y lo abriera.
Lo tomé de su mano, disfrutando del suave, aterciopelado tacto de la caja en mis manos. Me mordí el labio con entusiasmo, sabiendo que era una caja de joyería y que él ya había dicho que quería darme algo que pudiese conservar. Estaba tan emocionada que apenas recordaba cómo respirar. Voy a llevar esto, sea lo que sea, todos los días y pensaré en Louis.
—No te estás volviendo más joven —bromeó, riendo y acercándose más a mí para que sus piernas estuvieran al lado de las mías. Metió las manos bajo mis tobillos y movió mis piernas acomodándolas de manera tal que estaban rodeándole prácticamente alrededor de su cintura.
Su rostro estudiando cada centímetro del mío mientras sus manos descansaban en la parte superior de mis muslos, apretándolos suavemente como una provocación. Sonreí y abrí la cajita.
Mi aliento estaba atrapado en la garganta.
Dentro de la caja había un pequeño brazalete de oro encantador.
Los enlaces eran delicados y complejos, había un dije pequeño encantador colgando de un lado.
Extendí una mano temblorosa y froté con la punta de los dedos a través del brazalete, dándole la vuelta para poder verlo mejor. De repente me di cuenta del pequeño encanto que tenía.
Era el signo de Pi, el símbolo de las matemáticas. Me mordí el labio y lo miré con asombro. Creo que el dije era algo personal para él, el tipo de simbolismo de algo que amaba, entonces sería como si yo usara su signo de algún modo. Fue hermoso.
—Esto es increíble, muchas gracias —dije con voz ronca.
Las lágrimas agruparon en mis ojos, pero traté de no dejarlas caer.
Él sonrió e inclinó la cabeza hacia un lado.
—¿Te gusta?
Me incliné hacia adelante y presioné mis labios a los suyos, lo besé con gratitud, saboreando una lágrima salada por lo que había perdido la lucha conmigo misma para no llorar.
—Me encanta.
Le susurré contra sus labios. Agarré la cajita firmemente en mi mano para que no se cayera. Estaba ya enamorada de este pequeño brazalete y una vez que estuviera en mi cuerpo nunca me lo quitaría. Me sonrió felizmente.
—Bien. Quería que tuvieras algo que pudieras conservar. Estoy muy contento de que te guste. —Pasó la mano contra mi cara, secándome las lágrimas suavemente antes de besar mi frente—. Te amo, preciosa.
Cerré los ojos y agarré la parte delantera de su camisa, presionándome contra él, apretando las piernas alrededor de su cintura, solo maravillada de que este tío en realidad era mío. Era demasiado increíble para mí, sin duda.
—También te amo. Muchas gracias, Louis. Es simplemente hermoso —suspiré, besando el costado de su cuello. Me eché hacia atrás y se la tendí a él—. ¿Me lo pones? —pedí con ganas de tener la increíble pulsera en mi brazo lo más rápido posible.
Él sonrió y quitó el brazalete de la caja, desabrochándolo y envolviéndolo alrededor de mi muñeca.
Sonreí al sentir el frío oro contra mi piel. El pequeño símbolo Pi colgado en mi muñeca, brillando bajo los últimos rayos del sol.
Me besó otra vez hasta que sentía literalmente como mis entrañas se conviertan en papilla. Yo era un desorden tembloroso y lo único que me mantenía erguida eran sus brazos que me abrazaban apretadamente mi cintura. Él rompió el beso y sonrió. Se apoderó de mi muñeca y acercándola, examinó mi pulsera, jugando con el pequeño dije en él, tocándolo con un poco nerviosismo.
—Este dije se ve un poco solitario —murmuró él, besando la parte interior de la muñeca, en el lugar de mi pulso. Mi piel se erizó con placer ante esa minúscula y pequeña muestra de afecto.
Sonreí y rocé mi mano libre por su frente, apartando el pelo de su ojos para que pudiera verlo mejor.
—Me gusta sólo tener ese dije allí. Es perfecto. Un símbolo de matemáticas, de mi novio nerd de las matemáticas —bromeé, riendo mientras me mordió la muñeca.
Puse la mano en su regazo y se enderezó, mirándome con suavidad.
—De hecho, me compré otro dije para ponerlo allí también —susurró, arrastrando sus dedos sobre la muñeca ligeramente, haciendo que mi estómago empezara a revolotear.
¿Él me compró algo más?
—¿Lo hiciste? Louis, no deberías haberme dado nada en absoluto, esto fue ya demasiado —protesté, sacudiendo la cabeza. No necesitaba que gastara su dinero en mí en absoluto. No es que no amase la pulsera, porque lo hacía, pero no necesitaba cosas caras de él.
Suspiró y se echó hacia atrás, buscando a tientas en los bolsillos de su vaquero. Sacó algo, mirándolo con cierta ansiedad. Miré la pequeña bolsa de terciopelo negro que tenía en su mano, él estaba jugando con el cordel que mantenía cerrada la parte superior.
Le escuché tragar saliva y empecé a ponerme nerviosa.
Louis nunca es de esta manera, es siempre tan seguro, ¿por qué esta tan nervioso de repente? Estaba a punto de preguntarle qué le pasaba, cuando tomó mi mano y le dio la vuelta, con la palma mirando hacia arriba. Desató la cuerda, inclinando la bolsa hasta mi mano. Cayendo hacia mí un anillo de oro y diamantes en miniatura, un dije para mi brazalete, pero se trataba de un anillo.
Mi boca se abrió. Era hermoso.
—Louis, esto es... me detuve, mis ojos estaban llenos de lágrimas de nuevo.
Él pareció respirar profundamente mientras recogía el pequeño dije, jugueteando con el broche al que estaba unido.
—Quería que tuvieras esto porque... bueno, es algo así como un anillo de promesa y me preguntaba si lo usarías —preguntó, con voz un poco ronca. Él estaba mirando el dije, pareciendo el evitar mi mirada.
¿Un anillo de promesa? ¿Qué se suponía que significaba eso?
—¿Un qué? —Me mordí el labio e incliné ligeramente la cabeza para que yo pudiera ver su mejor cara.
Cuando vi su expresión me sentí aún más confusa. Él miraba aterrorizado, genuinamente asustado por algún motivo.
¿Qué me estoy perdiendo aquí?
Él tragó saliva de nuevo, levantando la mirada para encontrarse con la mía de nuevo.
—Un anillo de promesa. Como que yo te prometo un día remplazar ese anillo con uno de verdad. Es como un compromiso, pero sin el título —explicó—. Yo te amo, preciosa, siempre te amaré y si las cosas fueran diferentes, si tú fueras mayor y no mi alumna y las cosas fueran más fáciles, eso no sería un anillo de promesa, sería la cosa real. —Sus hermosos ojos buscaban los míos, en busca de algún tipo de respuesta.
Espera, ¿está hablando de un anillo de compromiso? ¿Si las cosas fueran diferentes, el me daría un anillo de compromiso? Oh, Dios mío, ¿qué diablos puedo decir a eso? ¡Eso es tan jodidamente romántico!
—¿En serio? —murmuré, mirando de él al pequeño dije de anillo de diamante que puso de nuevo en el centro de mi palma.
Él asintió con la cabeza.
—De verdad —confirmó—. ¿Llevarás mi anillo, preciosa? Sólo necesito que sepas cuán serio soy con lo nuestro. Quiero pasar mi vida contigo, Chloe, y un día, cuando menos te lo esperas, voy a remplazar este pequeño dije, con un anillo que vaya en tu dedo. Todo lo que quiero de ti esta noche es que me digas si te has preguntado en algún momento por nuestro futuro, si considerarías hacerme uno de los tipos más afortunados del mundo.
¡Santo cielo, él está pensando seriamente en nosotros casados en algún momento en el futuro! Dijo «nuestro futuro», me encantan esas dos palabras juntas. No es mi futuro, o su futuro, sino nuestro. La cabeza me daba vueltas un poco, mi corazón chocando contra mis costillas. Todo mi cuerpo estaba en llamas con entusiasmo mientras yo asentía, sonreía como una idiota.
—Me encantará usar tu anillo de promesa —acepté, tratando de no dejar que la ridícula felicidad que sentía por dentro, escapara de mí.
Antes de saber lo que había sucedido se puso en pie de un salto ovacionando al aire por encima de su cabeza con ambas manos.
—¡SIIIIII! ANOTACIÓN! ¡Vamos! —gritó alegremente como si esto fuera una especie de celebración de fútbol. Yo casi esperaba que el agitase la camisa sobre su cabeza y corriese alrededor cantando Somos los campeones.
Me dio un ataque de risa al ver a mi maestro supuestamente maduro, casi bailando en el lugar mientras sonreía como un idiota.
Ni siquiera parecía avergonzado de haber sido sorprendido haciéndolo.
—Eres un idiota —bromeé entre risas.
Él sonrió y asintió, poniéndose de nuevo delante de mí, con los ojos todavía bailando de emoción.
—Sí, pero este empollón tonto de matemáticas acaba conseguir a la chica de sus sueños— respondió él, sonriéndome.
Yo, literalmente, me arrojé a él, envolviendo mis brazos apretados alrededor de su cuello mientras presionaba mi frente contra la suya. Yo no sabía qué decir. ¿Qué palabras podía utilizar para describir este sentimiento? No sabía los suficientes superlativos para describirlo. Así que me conformé con dos pequeñas palabras, esperando expresar mis sentimientos.
—Te amo. —Me besó suavemente, sus manos ahuecando mi cara.
—Te amo demasiado —susurró él contra mis labios.
Me estremecí, pero no fue por el aire frío o el viento que azotaba mi pelo en mi cara. Me aparté y abrí la mano, sosteniendo el pequeño dije hacia él.
—¿Me lo vas a poner entonces? —le pregunté en voz baja.
Su sonrisa se hizo aún más grande mientras lo sujetaba por el lado opuesto de la pulsera al pequeño símbolo Pi.
—Ahora eres mía —se jactó, sonriéndome Me reí, y decidida a robar una frase de una película.
—Louis, me tuviste en el hola. Siempre he sido tuya.
Él suspiró feliz.
—Y siempre lo serás.
Nos sentamos en la cima del acantilado por un rato, hablando y bebiendo champán. Escuchando la música en el pequeño reproductor que había traído hasta aquí. Cuando el sol comenzó a bajar sobre la ciudad. Miré con asombro como la colores bailaban en el cielo, lo que hacía que todo se viera hermoso. Deseé haber traído mi nueva cámara del coche para poder tomar un par de fotos de ello.
Louis estaba aún frente a mí, de espaldas a la puesta del sol.
—¿Por qué no te sientas aquí a mi lado?, te estás perdiendo la vista —sugerí, acariciando la manta a mi lado.
Él sonrió.
—Estoy buscando a la más bella cosa aquí. La vista no puede volverse mejor que esto —respondió, con los ojos rastrillando sobre mi cara lentamente.
Sentí una emoción incontrolable, ¡Oh mi Dios! ¡Eso era increíble!
—Cursi. —Yo respiraba. Mi corazón latía demasiado rápido para ser saludable.
—En verdad —respondió él, acercándose a mí lentamente. Se movió tan cerca que tenía que acostarse sobre mi espalda. Él se cernía sobre mí, pero no me tocaba.
Tragué con fuerza. Su proximidad me hacía perder todos los pensamientos coherentes.
—Cursi. —Una sonrisa se torció en la esquina de su boca que yo deseaba seguir con mi dedo.
—Romántico.
Louis estaba tan cerca ahora que podía sentir el calor de su cuerpo saliendo de él en oleadas, mi cerebro estaba un poco confuso, no podía pensar en nada que decir en absoluto. Envolví mis brazos alrededor de su cuello mientras acercaba su boca a la mía. Estaba tan cerca que casi podía saborear el champán en su respiración, ya que soplaba a través de mis labios. Él se cernía sobre mí, mirándome a los ojos como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo.
—Tú ganas —le susurré, guiando su boca más cerca de la mía.
Él se rio en voz baja:
—Siempre, porque te tengo a ti. Por lo tanto, siempre seré el ganador.
¿Vaya, este chico podía hacerme volar más alto?
Sabía la respuesta a esa pregunta, sin embargo, y la respuesta era: diablos sí que puede. Apreté mis brazos alrededor de su cuello.
—Louis, hazme el amor ahora. —Mi voz era entrecortada y ronca a causa de las emociones y sentimientos que se estrellaban a través de mi cuerpo.
Él sonrió y recorrió con sus dedos a través de mi mejilla suavemente. Yo sabía que el trazaría la línea por donde me ruborizaba, él siempre parecía enorgullecerse por el hecho de causar tal reacción en mí.
—Eso sería un placer para mí —bromeó.
Sonrió antes de inclinar la cabeza y capturar mis labios en el beso más hermoso que jamás había sentido en mi vida. Aquel beso transmitía tanto sentimiento, tanto amor y tantas palabras no dichas que casi no podía ni siquiera hacer frente a ello. La sensación de aquel beso casi me hacía llorar de nuevo. Pero no lo hizo, quedo ahí, ese beso fue seguido por otro,, y otros como él mientras me hacía el amor. Ninguno de los dos prestó atención alguna a lo que seguro sería una hermosa puesta de sol que estaba sucediendo detrás de nosotros.
Sólo 3 caps :wut: no quiero que termine
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
ohh!! me encantado he llorado de felcidadd me encantaa!!
mimi94
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
mimi94 escribió:ohh!! me encantado he llorado de felcidadd me encantaa!!
¿Cuando regresas? no pienso escribir hasta que regreses
1DemiLovaCB
Re: When Summer ends - Louis Tomlinson
CUANDO VAS A PONER CAPITULO!!!!!!! QUIERO CAPITULO!! YA QUIERO LEER ESTA NOVELA!!
Ainhoa
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