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Mensaje por Mslistie Lun 04 Mar 2013, 5:52 pm

Oh, joder, cada vez me gusta más.
Este libro voy apuntarmelo a mi lista, me derrite completamente, y más al imaginar que es Louis. aklsmkalmskalmska. Me encanta.
<3
Mslistie
Mslistie


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 When Summer ends - Louis Tomlinson - Página 2 Empty Re: When Summer ends - Louis Tomlinson

Mensaje por 1DemiLovaCB Lun 04 Mar 2013, 7:46 pm

Capitulo 7

Hoy estuvimos jugando al fútbol, así que me cambié a unos pantalones de deporte y una camiseta, me puse unas zapatillas y salí a las canchas de cemento que estaban situadas en la parte de atrás del instituto.

No me gustaban los deportes; era un poco propensa a los accidentes. No era patosa o algo así, no me caía todo el tiempo, pero generalmente terminaba haciéndome daño si había que participar en algún tipo de juego físico. Hoy no fue una excepción. Hice una entrada al mismo tiempo que un tío de mi clase, y terminé cayendo de narices al suelo. Afortunadamente puse las manos delante y no me caí de bruces totalmente, pero terminé raspándome bastante las dos palmas. Siseé de dolor y me impulsé hacia arriba para sentarme.

Oliver, el tío al que le había entrado, vino inmediatamente, agachándose a mi lado.

—¡Caray! ¿Estás bien, Chloe? —preguntó, disculpándose con la mirada.

Asentí y dejé que tirará de mí hacia arriba para ponerme de pie. Me ardían las manos. Las volví para ver que estaban sangrando por un montón de pequeños cortes y rasguños, había suciedad mezclándose con la sangre y también lo que parecían un par de piedrecitas bajo la piel.

—Estoy bien, Olly, no te preocupes, esto es algo normal para mí —dije con desdén mientras usaba mi camiseta para sacudir algo de la suciedad de mis manos.

El señor Andrews, el profesor de gimnasia, vino y reinició el partido para que la gente dejara de mirarme embobada

—Ve a lavarte las manos, Chloe, quizá deberías ir a ver a la enfermera para que comprobara que salga toda la tierra —sugirió, haciendo una mueca de dolor al ver mis palmas.

Asentí y me dirigí al despacho de la enfermera, sentándome allí mientras ella me limpiaba las manos con algodón y usaba unas pinzas para sacar un par de piedrecitas antes de frotarme las palmas con una crema antiséptica rosa de olor nauseabundo. Después de que terminara fui derecha al vestuario, cambiándome la ropa de gimnasia en lugar de volver a salir a jugar.

El resto de la mañana pasó tan rápido que apenas pude seguir el ritmo. Por qué será que cuando estás ansioso por algo, el tiempo tarda una eternidad en pasar, pero cuando no quieres que llegue algo, no le lleva nada de tiempo. Es como si el tiempo me estuviera torturando o algo así.

Cuando la campana del almuerzo sonó, agarré mi bolsa y me dirigí a la clase de Louis. La puerta ya estaba abierta, pero afortunadamente él aún no estaba allí. Me metí y paseé hacia los pupitres del fondo de la habitación. Elegí el que estaba cerca de la ventana y saqué mi iPod. Forcé a mi mente a pensar en cualquier otra cosa que no fuera él. Cerré los ojos y puse las manos en el pupitre, con las palmas hacia arriba, esperando que dejaran de picarme pronto.

Un par de canciones más tarde, mi música se detuvo inesperadamente. Abrí de golpe los ojos para ver a Louis merodeando delante de mí, con el ceño fruncido.

Me burlé y me quité los auriculares de las orejas, tirándolos sobre la mesa con enfado.

—No me lo digas, no se me permite escuchar música en tus castigos —escupí con sarcasmo.

Sonrió con tristeza.

—Puedes escuchar música. Sólo quería saber que les pasó a tus manos —dijo en voz baja, señalándolas con la cabeza.

Apreté mis manos en puños. ¿Por qué de pronto está siendo agradable conmigo? No puede estar en plan «esto nunca sucedió» y gritarme en un instante y luego ser agradable al siguiente. No es justo.

—Eso no es de su incumbencia, señor Tomlinson.

Me puse de nuevo los auriculares en los oídos, con demasiada dureza como para estar cómoda, y encendí la música tan alto que hizo a mis orejas zumbar. Nos miramos el uno al otro durante unos pocos segundos y luego apartó la mirada y puso algo sobre mi pupitre, antes de caminar hacia la parte frontal de la habitación y dejarse caer en su silla. Observé mientras sacaba un fichero y empezaba a escribir, ignorándome completamente.

Miré abajo, hacia lo que había puesto en mi pupitre para ver que era un sándwich de queso y cebolla en vinagre, una botella de zumo de naranja y un melocotón. Mis favoritos. ¡Maldición! ¿Por qué está haciendo esto por mí? Si no puedo estar con él entonces tiene que ser un capullo para que pueda superarlo. Si sigue siendo amable conmigo, nunca seré capaz de seguir adelante. Le miré de nuevo para decir gracias, pero él ni siquiera estaba mirándome mientras se sentaba con rigidez, garabateando en su carpeta.

Bajé un poco la música y agarré la comida, comiéndola rápidamente. Miré el melocotón y suspiré. No se pueden comprar en la cafetería, así que debía haberlos traído de su casa. Me fijé en el reloj, mirando la manecilla de los segundos pasar tan despacio que parecía como si fuera hacia atrás. ¡Maldito tiempo estúpido! La mañana pasó demasiado rápido porque no quería venir aquí y ahora le está llevando una eternidad terminar.

Finalmente sonó la campana. Él todavía no levantaba la mirada mientras yo ponía de nuevo mi iPod en mi bolsa y recogía el envase vacío del sándwich. Caminé hacia su escritorio y lo tiré en la basura. Su mano era un puño apretado, pero no levantó la vista hacia mí mientras permanecía allí de pie.

—¿Cuánto te debo por la comida? —pregunté con calma cuando estaba claro que él no iba a hacerme caso. Deseé que me mirara; quería desesperadamente ver sus preciosos ojos.

—Nada, olvídalo. —Negó con la cabeza y continuó con sus planes de lecciones que tenía desperdigados por toda la mesa. Guau, dos días y ya tiene un escritorio desordenado...

—Oh, bueno, humm... gracias —murmuré incómoda—. Ya sabes, deberías intentar mantener tu escritorio un poco más ordenado, la gente podría pensar que eres un dejado. Quizá podrías pagarle a un novato para que lo limpiara por ti. —Me giré para irme, escuchándole reír en voz baja tras de mí. No me paré; sólo quería salir y dirigirme a mi siguiente clase.

Cuando llegué a mi clase de español me deslicé en el asiento al lado de Amy.

—Ey, ¿cómo fue el castigo con el señor Buenorro? —me preguntó, mirándome con celos.

Me encogí de hombros y me desplomé en mi asiento, deseando que el día se hubiese terminado ya. Esta mañana me preparé para un encuentro con él, ya había tenido dos y tenía una hora entera de mi peor asignatura por delante. La vida era cruel.

Dos horas más tarde estaba siendo llevada a ciegas por el pasillo por Amy.

—En serio, ven a babear por el nuevo profesor cachondo. Te sacará de la cabeza a ese tonto que tienes por ex —insistió. Suspiré, deseando poder contarle y que entendiera por qué era esa exactamente la razón por la que no quería ir a cálculo.

Me paré fuera de su clase.

—No, voy a saltármela, me duele la cabeza. Tan solo consígueme cualquier tarea que me pierda, ¿vale? —dije, meneando la cabeza. No podía soportar verle nunca más; ya estaba física y emocionalmente cansada. Mi falta de sueño de la última noche me estaba pasando factura haciendo que me escocieran los ojos.

—No estás enferma, sólo quieres irte a casa y hacer pucheros por ese idiota que de todas formas no te merece. Que le jodan; puedes conseguir algo mejor que un camarero vago. Una pequeña dosis del profesor Buenorro te espabilará. Y si el sonido de su voz sexy no lo hace entonces te apuesto a que podría hacer desaparecer tu dolor de cabeza con sólo una de esas encantadoras sonrisitas. —Movió las cejas alegremente hacía mí.

Gruñí y agité mi cabeza en protesta.

—Definitivamente me la salto.

Alguien aclaró su garganta detrás de nosotros. Salté, mirando rápidamente para ver a Louis de pie, detrás nuestra con una expresión divertida en su cara.

—Damas, ¿es esta una discusión privada acerca de lo bueno que estoy o puede unirse cualquiera? —preguntó, sonriendo con suficiencia mientras Amy se ponía roja como un tomate y se reía nerviosa—. Y nada de saltarse la clase, señorita Henderson —añadió. Sus preciosos ojos se encontraron con los míos pareciendo atraparme con su mirada. No podía apartar la vista mientras contenía la respiración en mi garganta. Sus ojos eran cálidos y alegres y tan sumamente parecidos a los de mi lOUIS, que incluso me dolían las entrañas.

Amy agarró mi brazo y tiró de mí hacia el interior del aula antes de que pudiera decir nada en absoluto.

—Eso fue muy embarazoso, ¡no puedo creer que escuchara todo eso! —siseó en mi oído. Me reí por lo bajo con pesimismo. Conociendo a lOUIS probablemente le gustaba oír que la gente pensaba que estaba bueno. Giré rápidamente los ojos hacía él para ver una pequeña sonrisa en su cara mientras se dirigía a su escritorio.

Éramos las últimas en entrar por culpa de toda la discusión de fuera, así que las mesas estaban bastante llenas. Había dos asientos vacíos, uno en la primera fila cerca de Oliver y el otro en la última fila cerca de una chica que, honestamente, no tenía un olor muy agradable. Sopesé mis opciones y decidí que iría al fondo, así no tendría una buena vista de Louis.

—Voy al fondo —dijo Amy rápidamente casi como si huyera de mí, su cara todavía ardiendo por el bochorno.

Gruñí en voz baja y me encaminé al asiento junto a Oliver en la parte delantera. Me sonrió con calidez.

Saqué mi cuaderno y mi bolígrafo, mirando furtivamente a Louis mientras se sentaba en la cabecera de su escritorio luciendo todo sexy y seductor sin ni siquiera intentarlo.

—Bien, chicos y chicas, ayer todos tuvisteis un pase libre pero hoy me temo que tenéis que trabajar algo. —Sonrió perversamente mientras se levantaba y se aproximaba al portátil de su escritorio. Después de apretar unos pocos botones, una serie de complicadas ecuaciones aparecieron en la pizarra electrónica—.
Muy bien, obviamente tengo las notas de la señora Patterson sobre lo que aprendisteis el último semestre, pero no sé en qué nivel estáis todos porque cada uno aprende de forma diferente. En la pizarra veréis unas ecuaciones. Quiero que encontréis los dominios de las funciones. Haced un intento con los problemas de la pizarra, no os olvidéis de mostrar vuestros resultados, y luego echaré un vistazo y veré hacia dónde tenemos que ir a partir de aquí —instruyó—. Tomaos el tiempo que necesitéis. Por favor, no os ayudéis unos a otros; necesito saber el nivel de cada persona de forma que pueda prestarle la cantidad de ayuda correcta. —Miró severamente alrededor de la clase.

Refunfuñé y abrí mi cuaderno mirando a la pizarra. ¿Tengo que encontrar el dominio de qué? Maldición, ¿por qué no escuché correctamente? Me giré hacia Oliver que ya estaba garabateando algo en la primera ecuación.

—Olly, ¿tenemos que encontrar el dominio de qué? —susurré, mostrándole mi cara de «estoy perdida».

Se rió por lo bajo y se inclinó hacia mí.

—Funciones, es como la respuesta a la pregunta. Toma la primera, por ejemplo, tienes que encontrar el valor de F. Ignora todo lo demás después de eso, la verdadera pregunta es ¿«F» es igual a...? Entonces haz la ecuación para encontrar cuál es la respuesta. —Se encogió de hombros como si eso tuviera un perfecto sentido. Intenté con todas mis fuerzas no mirarle fijamente y preguntarle si estaba hablando en inglés.

Sip, ¡estoy totalmente perdida y completamente jodida!
—Oh, bien, sí, lo pillo, gracias. —Mentí, asintiendo despacio y volviendo de vuelta a mi cuaderno en blanco, ahora incluso más confusa.

—Sin problema. Por cierto, ¿cómo van las manos? —susurró.

Las levanté para enseñárselas.

—Bien, realmente, parecen peor de lo que están.

Se inclinó acercándose y sostuvo mi mano, mirándola de cerca.

—Me siento mal por ello. Ey, sabes qué, quizá podría sacarte por ahí el viernes y compensártelo —sugirió, pareciendo un poco incómodo.

Me retorcí en mi asiento.

—Esto, Olly, eso ha sido muy amable pero de verdad que mis manos están bien. No tienes que compensarme por nada, además, fue un accidente.

Se rió en voz baja.

—Vale, esa no era la verdadera razón por la que preguntaba, realmente quería pedirte salir y pensé que sería una buena excusa —admitió, sonriendo tímidamente.

¡Oh, no! ¿Cómo puedo decir que no de forma agradable?
—Humm... Yo, esto... Yo... —Tartamudeé.

—Señor Hawk, ¿podría ligar con chicas fuera de mi clase? —dijo Louis bruscamente delante nuestra.

Olly saltó de vuelta a su asiento, soltándome la mano como si fuera carbón caliente.

—Sí, claro, lo siento, señor. —Agarró su bolígrafo y empezó a escribir otra vez.

Miré a Louis y sonreí agradecida. Él no me sonrió de vuelta, sólo se fue y se sentó en su escritorio, reclinándose en su silla y empujándola hacia atrás con las dos piernas y con las manos detrás de la cabeza. Tuve una súbita necesidad de tirarle algo de forma que saltara y se cayera de la silla. Sería algo increíblemente divertido y estaba segura de que se reiría, bueno, si estuviéramos solos se reiría, pero probablemente no enfrente de una clase llena de estudiantes suyos.

Suspiré y miré de vuelta a la pizarra, decidiéndome a empezar. Las ecuaciones parecían completos jeroglíficos para mí y estaban haciendo que mi dolor de cabeza empeorase. Cerré los ojos y me froté la frente, preguntándome si realmente necesitaba terminar la secundaria o si podría simplemente dejarlo y nunca más volver a ver una ecuación. Quizá conseguir un trabajo de limpiadora o algo.

Algo golpeó mi pupitre provocando un ruidoso estrépito. Alcé la cabeza de golpe, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

—¡Mierda! —grité, estupefacta.

Alcé la mirada para ver a Louis allí de pie riéndose históricamente, con su puño en mi pupitre. ¿Qué diantres? Podía oír a otra gente riéndose a carcajadas así que miré alrededor para ver que la clase entera se estaba riendo de mí. ¡Oh, Dios mío!, ¿estaba dormida?

—¿La estoy aburriendo, Señorita Henderson? —preguntó Louis, levantando una ceja como burla hacia mí.

Se giró y se fue, chocando los cinco con Tom a su paso.

—Y vigila tu lenguaje —añadió, todavía riéndose.

¡Menudo estúpido!
—Sí, ríete. Eso fue para desternillarse, buen trabajo. —Le devolví con sarcasmo. Se dio la vuelta y me sonrió, la alegre, juvenil sonrisa que yo conocía tan bien.

—Lo sé, a veces me parto de risa conmigo mismo. Quizá tengo que mejorar y hacer mi clase más interesante para mantenerte despierta.

—Siempre puedes quitarte la camiseta —gritó una chica desde el fondo. Todos, excepto yo, se rieron.

—Nah, porque ninguna de vosotras, chicas, podríais hacer ninguna tarea —bromeó Louis y se encogió de hombros con chulería, ganándose chocar otros cinco con el tío que tenía al lado.

Puse los ojos en blanco y bajé la mirada a mi cuaderno; no había hecho siquiera el primer problema de la pizarra. Gruñí y garabateé un montón de letras y números para tener algo que entregar. Oliver me pasó otros cinco folios de papel, que obviamente pertenecían a la gente de mi fila. Metí el mío por el medio del montón y lo puse en el borde de mi pupitre de forma que pudiera pasarlo hacia el fondo de la clase.

Tan pronto como sonó la campana, la gente comenzó a levantarse.

—Chicos, si pudierais leer el capítulo uno de vuestros libros de texto para mañana, por favor —gritó Louis mientras la gente empezaba a enfilar la salida del aula.

Amy vino a mi pupitre, riéndose perversamente.

—No me puedo creer que te quedaras dormida. ¿Cómo diablos puedes dormirte en su clase? Sólo mirarle es suficiente para mantenerte despierta. Es muy divertido. —Suspiró, mirándole con esa mirada de ensoñación en sus ojos. Fruncí el ceño. Me estaba matando poco a poco ver a todas las chicas mirarle así. ¿Por qué demonios no podían simplemente desistir?

—Tremendamente divertido —murmuré, recogiendo las tareas y yendo hacia el escritorio de Louis para poder dejarlas en su bandeja.

—Señorita Henderson, ¿podríamos tener unas palabras? —solicitó.

Miré a Amy, que me lanzó una mirada de lástima y se encaminó a la salida. Afortunadamente me esperaría junto a mi taquilla y me llevaría a casa porque realmente hoy no tenía energía para caminar durante cuarenta y cinco minutos.

Louis la observó mientras salía. Tan pronto como se cerró la puerta me miró con preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó en voz baja.

Asentí y cambié de posición mi pesada cartera sobre mi hombro.

—Sí, estoy perfectamente.

—Pareces cansada.

—Guau, gracias, antes solía ser un «estás preciosa», ahora sólo parezco cansada. Es realmente amable, gracias —solté enfadada.

Suspiró y meneó la cabeza, claramente molesto.

—Sólo estaba preocupado, eso es todo, no hace falta ponerse de mala leche por eso.

—¿Hemos terminado con la preocupación? ¿Me puedo ir?

Mientras me giraba para irme me agarró la muñeca haciéndome parar, le dio la vuelta a la mano y miró la palma.

—Por favor, cuéntame qué ha pasado —dijo en voz baja, mirándome con la carita de cachorrito que siempre había funcionado conmigo. Sus ojos se clavaron en los míos haciéndome sentir ligeramente liviana.

—Me caí jugando al fútbol, no es gran cosa —dije, encogiéndome de hombros. Todo mi cuerpo estaba hormigueando con la necesidad de que me abrazara, me besara y me dijera que todo estaría bien y que me quería.

Asintió, pareciendo digerir la información durante un par de segundos.

—Vale, gracias. Deberías irte —señaló, soltando mi muñeca. Me quedé allí de pie mirándole durante unos segundos antes de sentir las lágrimas aguijoneando mis ojos, así que me di la vuelta y prácticamente salí corriendo del aula.

Corrí por el pasillo hasta mi taquilla. Amy estaba esperando por mí, sonriendo con lástima.

—¿Otro castigo? —preguntó levantando la nariz.

¿Otro castigo? ¿De qué iba esto?
—No, ¿por qué iba a estar castigada?

—Te dormiste en su clase y luego le hiciste un comentario sarcástico y ni siquiera te disculpaste —explicó, mirándome como si fuera estúpida.

Oh. Realmente, sí, supongo que debería estar castigada por eso. Hmm, quizá sintió que eran suficientes castigos durante el almuerzo para la primera semana del semestre. Me encogí de hombros.

—Me gané un sermón sobre eso pero ningún castigo. —Mentí.

Enlazó su brazo con el mío.

—Bueno, eso está fatal; me encantaría estar castigada con él, más oportunidades de mirar esa cara. —Se abanicó la cara con dramatismo. Mi cólera alcanzó su punto máximo inmediatamente porque otra persona sentía atracción hacia mi ex-novio.

—¡No está tan alucinantemente bueno! —Solté enfadada.

Una expresión de dolor cruzó su cara, así que al momento me sentí fatal. Sabía que no debería tomarla con ella; estaba siendo una amiga leal e intentando sacar de mi cabeza a mi ex-novio. No era su culpa que justamente me estuviera restregando por la cara lo cachondo que era ese ex-novio.

—Lo siento, Amy, no debería seguir pagando esto contigo. Simplemente no quiero seguir hablando de tíos buenos, me recuerda a Louis. —Mentí, esperando que eso tuviera sentido.

Sonrió con tristeza.

—Vale, no hay problema. —Se rindió—. Ahora mismo, señorita, nos vamos a ir a hacer una terapia de compras y te voy a comprar el más grande y más empalagoso pedazo de tarta de chocolate que encuentre. —Sonrió maliciosamente y tiró de mí saliendo del instituto hacia su coche.


Chiara:
No puse imagen porque ya me aburrí de buscar imagenes y no encontraba una para este capitulo. buenas noches :P
1DemiLovaCB
1DemiLovaCB


http://fireflydem.tumblr.com || http://gottabedem.tum

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 When Summer ends - Louis Tomlinson - Página 2 Empty Re: When Summer ends - Louis Tomlinson

Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 05 Mar 2013, 1:47 pm

Capitulo 8

Casi dos horas después habíamos terminado con las compras y fuimos a tomar un aperitivo a la cafetería del centro comercial. Sinceramente, traté de no pensar en Louis mientras miraba las tiendas, pero él seguía volviendo a mi mente. Cada vez que veía una bonita camisa pensaba en comprársela o cuando un chico, con pelo castaño, pasaba caminando, yo miraba a ver si era él. Realmente estaba obsesionada.

Justo cuando terminábamos con nuestro pastel alguien me tocó en el hombro. Mis ojos se posaron en Amy quien miraba detrás de mí con una sonrisa coqueta. Me di la vuelta, para mirar detrás y vi a Sam, el hermano de Louis, estaba parado ahí sonriéndome.

—Hola, Chloe.

—Oh… um hola, Sam —lo saludé con incomodad. Mis ojos se posaron en Amy nuevamente mientras trataba de ocultar mi preocupación. ¿Sabrá Sam que Louis y yo terminamos? ¿Y si accidentalmente decía algo sobre que es un maestro frente a Amy?

—¿Cómo has estado? Hace tiempo que no te veía.

Sonrió con ese descaro que hacía que todas las chicas se derritieran. Me recordaba tanto a la sonrisa de Louis que hacía que mi estómago doliera.

—He estado bien. —Mentí—. Er, Sam, esta es Amy. Vamos al instituto juntas —la presenté, poniendo pleno énfasis en la palabra instituto, secretamente tratando de decirle que no mencionara nada frente a ella—. Amy, este es Sam, el hermano de Louis. —Agité una mano entre los dos.

—Hola, encantada de conocerte —dijo Amy, sonriendo coquetamente.

Sam activó su encanto asesino, sus ojos parecían brillar mientras la veía apenas con interés contenido.

—Y es sin duda un placer conocerte — respondió él guiñándole el ojo—. Y, ¿vas a dejarme aquí de pie todo el día o vas pedirme que me siente?

Respiré con el aliento entrecortado, deseando que esta reunión terminara. Era como caminar sobre cascaras de huevos.

—Cierto, siéntate —ofreció Amy, palmeando el asiento junto a ella.

Él le sonrió y se sentó allí antes de girarse hacia mí. —¿Así que tú y Louis terminaron, eh? —dijo ladeando la cabeza y mirándome curiosamente.

Trague saliva. —Sí —confirmé, encogiéndome de hombros tratando de fingir como que no me iba a suicidar con el tenedor de plástico.

El frunció el ceño. —Es una pena, se os veía muy bien juntos.

—¿Podemos hablar de otra cosa? —espeté. Inmediatamente me arrepentí. Ahí estoy desquitándome con otros otra vez—. Lo siento, hoy estoy de mal humor; no dormí muy bien anoche así que me estoy desquitando con todos.

—¿Por qué no lo hiciste? ¿Necesitas algún voluntario para ayudarte a dormir? Porque definitivamente yo me apunto a eso. —Bromeó, sonriendo y levantando las cejas sugestivamente.

Me eche a reír a pesar de la incomodidad de la situación.

—Cállate, coqueto, que acabo de terminar con tu hermano. No creo que sea tan rápida para coger a otro engreído, presumido y pervertido de cabello castaño. —Le saqué la lengua. Él se río en voz baja.

Amy se inclinó, recogiendo del suelo su bolso y las bolsas de las compras.

—Chloe, es mejor que nos vayamos, necesito llegar a casa, tengo que hacer de niñera, de mi hermano esta noche —calló un momento, disparándome una mirada de arrepentimiento.

Asentí y me levanté con mi mochila.

—Encantada de verte Sam.

Él asintió con la cabeza.

—Si te apetece salir en algún momento. Como amigos. Ver una película o algo. Avísame —dijo sonriendo simpáticamente.

Miré a Amy en busca de ayuda, pero no fue de mucha ayuda porque ella estaba asintiendo vigorosamente, diciéndome que aceptara. Reflexioné unos cuantos segundos. Sam era un chico agradable, me encontré con él y Louis unas cuantas veces y nos llevábamos bien. No pasaría nada porque saliéramos. Al menos tendría a alguien con quien hablar acerca del hecho de que Louis es mi maestro. De hecho Sam era el único con quien podría hablar del asunto.

—Um, si está bien. Como amigos entonces, no estoy interesada en algo más —le aclaré.

Él resopló y rodó los ojos. —¿Qué te hace pensar que estoy interesado en algo? —se burló, mirándome con una mueca de disgusto mientras fingía un estremecimiento.

Me eché a reír. Me recordaba tanto a Louis... los dos tenían el mismo humor. Sam sonrió y sacó su teléfono móvil, pasándomelo. Apunté mi número y se lo di.

—Vamos, Amy. Nos vemos, Sam.

Mientras caminábamos, Amy me miró con los ojos muy abiertos.

—Guau, él está muy bueno. Delicioso —exageró. Asentí y me encogí de hombros. Sam era realmente guapo, hasta yo podía ver eso—. ¿Se parece a Louis? —preguntó ella secamente mientras nos dirigíamos a las máquinas de pago del estacionamiento.

Respiré profunda y resoplé con fuerza.

—Sí, un poco, Aunque Louis es mucho más guapo, me molesta tenerlo que admitir. —Me encogí de hombros. Mi teléfono sonó en mi bolso. Lo saqué para ver un mensaje de un número desconocido.

Solo decirte que puedes hablar conmigo sobre Louis, si lo necesitas. Te llamo durante la semana y nos ponemos de acuerdo para ver una película.
Sam.


Sonreí y le mandé un mensaje con un gracias. Amy estaba observando curiosamente. —Mi madre me pregunta a qué hora llegaré a casa. — Mentí, deslizando mi teléfono en mi bolsillo.

Esa noche me tumbé en mi cama para hacer la tarea. Deliberadamente dejé Cálculo para el final así podía tomarme mi tiempo con el capítulo que debíamos leer. Leí todo tres veces, pero seguía sin tener mucho sentido para mí. Me quedé dormida con el libro sobre mi pecho.

Al día siguiente no vi a Louis en toda la mañana por lo cual estaba agradecida, pero todavía tenía que pasar el castigo de la hora del almuerzo. Esperemos que, igual que ayer, él me ignore, eso lo haría más fácil. Había traído un libro para leer el día de hoy así que al menos no tendría que estar mirando el reloj.

Cuando la campana sonó al final de la mañana, me despedí de mis amigos y caminé de mala gana a su aula. Él no estaba allí, así que me dirigí a la parte trasera y saqué mi iPod y el libro.

Un poco después vi un movimiento delante de mí y levanté la vista justo cuando Louis estaba girando la silla de la mesa frente a la mía. Se acomodó en la silla y me miró expectante.

De mala gana apagué mi iPod. —Creí que habías dicho que podía escuchar música —murmuré, frunciendo el ceño.

—Sí, puedes, solo quería hablar contigo acerca del trabajo que hiciste en la clase ayer. —Se encogió de hombros, sin dejar de mirarme.

Gruñí. —Estaba dormida; no hice nada, escribí algo que entregar —lo dije defensivamente—. Adivino que está todo mal.

Él negó con la cabeza, sus ojos brillaban. —De hecho no, estaba correcto y quería hablar contigo acerca de unirte al equipo de Mathlete.

—¿De verdad? —exclamé, sorprendida.

—No, todo estaba mal —declaró, riéndose—. Eres tan ingenua.

Me reí y me sonroje por mi estupidez. —No es gracioso.

—Hablando en serio, el semestre pasado tú tuviste de compañero a alguien. ¿Tienes algún problema con Cálculo? —preguntó, inclinando su cabeza de maestro hacia atrás.

Gemí. —Sí, sinceramente no puedo hacerlo. Sólo podrías reprobarme ahora y ambos nos ahorraríamos el esfuerzo —sugerí esperanzada. Entonces no tendría que venir a su clase.

Él negó con la cabeza con firmeza. —¿Qué tal si consigues un tutor? Me ofrecería a hacerlo, pero no creo que eso sea lo apropiado. —Frunció el ceño, como si lo pensara.

—Mirando los trabajos de ayer encontré una chica que se llama Erika Dennison y que es muy buena en eso. —Él movió la cabeza para quitar el cabello de sus ojos. Me mordí el labio para no hacer ningún sonido. Lo adoraba cuando hacía eso, era malditamente sexy.

De repente me di cuenta de lo que había dicho. ¿Erika Dennison dándome clases particulares? La odiaba. Ella nos había molestado a Amy y a mí cuando empezamos el instituto. Era una perra a quien le gustaba hacer que la gente viviera en un infierno. No podía tenerla a ella haciéndolo y sabiendo que yo era mala en algo; seguramente se aseguraría que todos supieran lo mala que era. Me avergonzaría a propósito.

—No, ella no, por favor —le supliqué.

Él soltó un gran suspiro. —Bueno, otro que podría ayudarte seria Oliver Hawk, pero no creo que esa sea una buena idea tampoco. —El frunció el ceño, como si estuviera un poco molesto por algo.

Porque esa no era tan mala idea.

—Definitivamente prefiero a Oliver, aunque él trató de explicármelo todo ayer y aun así no le entendí.

Una ola de humillación me golpeó. Dios, soy tan estúpida ¿Por qué la asignatura que peor se me daba tenía que impartirla él?

Apuesto que se está preguntando qué es lo que vio en mí… pero por otra parte él no tenía ningún sentimiento por mí, probablemente lo que vio en mí fue un rollo fácil.

—Bueno, viendo que ya tenemos una semana, te puedo ayudar durante esta semana y luego podemos ver cómo te va, ¿te parece bien? —dijo sonriendo amablemente.

—De hecho, prefiero simplemente suspender. —Negué con la cabeza con rechazo. No podría estar tan de cerca de él, era demasiado doloroso.

—¿Qué significa eso?

Suspire. —Sólo necesito que te mantengas alejado de mí; no puedo estar hablando contigo todo el tiempo. Déjame seguir adelante con esto y lo solucionaré de alguna manera. No necesito tu ayuda —contesté, poniéndome los auriculares nuevamente.

Parecía un poco dolido cuando encendí la música y la puse más alta. Sin tratar de hablarme otra vez, se levantó y colocó una pequeña bolsa de papel marrón en mi mesa, antes de irrumpir en su escritorio sin mirarme.

Vacilante, miré dentro de la pequeña bolsa. Dentro había un envoltorio con ensalada de pollo, chips de tortilla y un bote de salsa de crema agria que tenía el nombre de Old Giuseppe a un lado. Ese era el nombre del restaurante mexicano donde me llevó en nuestra primera cita real. Maldición, él es tan malditamente adorable. ¿Trajo esto para mí? Tal vez este era su almuerzo. Levanté la mirada para verlo comiendo de una envoltura con el suyo así que obviamente no era de él. ¿Por qué está siendo así? No compraría al almuerzo para otro estudiante, así que ¿por qué lo estaba haciendo conmigo?

Suspiré y quité la envoltura, deseando que las cosas fueran diferentes y que yo fuera mayor o el fuera más joven. Cualquier cosa. Lo que fuera que hiciera que esta situación dolorosa mejorara. La única cosa que no deseaba era que nunca lo hubiera conocido. Nunca desearía eso, yo tuve el verano perfecto con él y estaba agradecida por cada segundo que pasó.

Mi bolsillo vibró, saqué mi teléfono y vi un número desconocido parpadeando en la pantalla. Miré a Louis preguntándome qué haría si contestaba mi teléfono. Joder, ¿qué más podía él hacer?

Contesté rápidamente.

—Hola —susurré, hundiéndome hacia abajo en mi asiento tratando de pasar desapercibida.

—Hola, Chloe. Soy Sam.

—Ah, hola, um, este no es un buen momento —susurré, cerrando mis ojos.

—¿En serio? Creí que sería tu hora del almuerzo —contestó, sonando un poco asombrado.

—Lo es, pero tengo castigo.

Él se río. —Oh sabía que eras una chica mala —bromeó—. Pero espera, ¿quién demonios te castigo en el almuerzo en la primera semana de instituto? Eso es cruel.

—Cierto, es cruel. Fue tu hermano. Tengo para toda la semana.

Él soltó una carcajada. —¿Estás ahí con él, ahora mismo? Eso es demasiado divertido. Guau, hablo para importunar.

Una arruga se alineó en mi frente. —Que te jodan, no hay nada ni remotamente gracioso acerca de esta situación —contesté enojada.

—Guau, Chloe, cálmate. Lo siento, solo estaba bromeando. Escucha, solo llamaba para ver cómo quedamos para lo de la película. Su voz era de disculpa por lo que sentía que mi molestia desaparecía.

—Si vas a seguir haciendo eso, entonces no estoy tan segura de querer salir contigo. —Repliqué, haciendo un mohín aún cuando sabía que él no podía verme.

—Bueno, eso está muy mal. Te recojo del instituto el viernes. ¿Terminas a las tres en punto, correcto? —preguntó.

¿Viernes? Aun no estoy lista para salir. Prefiero enroscarme en la cama y comer chocolate todo el fin de semana.

—¿Qué? No, no quiero ir el viernes.

Él río enigmáticamente. —Bueno tiene que ser el viernes porque echaré un polvo el sábado.

—Eres un cabrón —bromeé.

—Sí, pero ser un cabrón es mucho más divertido. Bien entonces, a las tres en punto el viernes.

—Sam, no —dije entre dientes él colgaba.

—Maldita sea —gemí y deje caer más o menos el teléfono en la mesa, deseando que la tierra se abriera y me tragara, sacándome de mi miseria.

—¿Era una llamada de emergencia? —pregunto Louis, con voz áspera.

—No, era una llamada de consuelo sexual —bromeé, esperando que él riera. No lo hizo. En su lugar, se levantó de su escritorio y caminó hacia mí, agarró mi teléfono de la mesa y lo metió en su bolsillo.

—Las llamadas personales no se permiten en el instituto a menos que sean una emergencia —replicó, encogiéndose de hombros y caminando de nuevo a su escritorio—. Lo puedes recuperar al final del día.

—¿Me estás tomando el pelo? ¿Disfrutas molestándome? ¿Por qué estás haciendo esto, Louis? En serio, te has convertido en un ¡maldito idiota! —Exclamé, saltando de mi asiento y metiendo enojada mis cosas en mi mochila, saqué diez dólares de mi bolsillo, caminé hacia su escritorio y los dejé caer de golpe—. Esto por el almuerzo.

Él me miró. —Aún te queda media hora de castigo.

—Pues repórtame, maldita sea —espeté, mirándolo nuevamente. Él no dijo nada más así que me di la vuelta y salí, dirigiéndome a la cafetería, encontrando a mis amigos sentados aún conversando en el almuerzo. Amy me miró confundida mientras caminaba hacia ellos.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar castigada?

—Me siento mal, me voy a casa —mentí, encogiéndome de hombros. De ninguna manera iba a ver a ese estúpido otra vez el día de hoy, si lo hiciera probablemente lo abofetearía, eso o lo besaría. No podría hacer exactamente ninguna de esas cosas en una clase llena de estudiantes.

—¿Te encuentras mal? ¿No estarás embarazada verdad? —bromeó Amy, mirándome con una mueca de horror en su cara.

—Sí, ¿cómo diablos lo adivinaste? Estoy solo de tres meses, debería notarse ya —bromeé, tocando y sobando mi estómago.

Vi a Nick sacudirse en su asiento, su cuerpo entero se tensó mientras me miraba con los ojos muy abierto. Me eche a reír—. Relájate, estaba bromeando. —Le guiñé un ojo juguetonamente.

Él suspiró y masajeó la parte trasera de su cuello. —Dios me asustaste.

—Lo siento, Nick. —Me reí—. ¿Amy, ¿puedes, esta tarde hacerme un favor? No tengo mi teléfono, ha sido confiscado así que no te molestes en mandarme un mensaje de texto u otra cosa.

Me encogí de hombros y cambié mi pesada mochila a mi otro hombro.

—¿Quién te lo confiscó? —preguntó, Emily frunciendo el ceño y agarrando su móvil como si fuera a desaparecer. Emily era una de esas personas que creía que estabas indefensa sin un teléfono.

Probablemente tendría un leve ataque al corazón si no lo tuviera con ella todo el tiempo.

—El chico nuevo —murmuré sin querer decir su nombre.

Toda la gente en la mesa se rió. Emily me miró con los ojos entrecerrados.

—¿Qué pasa contigo? Ese chico es impresionante, divertido, inteligente y es justo también, pero parece que vosotros no os entendéis bien. Todos los demás lo adoran; él es la mejor cosa que le ha pasado a este instituto desde que se deshicieron del pastel de carne de los jueves —reflexionó ella, moviendo la cabeza y mirándome un poco desconcertada.

Y ahí estaba ella defendiéndolo otra vez. —¿En serio? Guau, deberías decírselo, estoy segura de que te ganarías una de esas oh tan sexys sonrisas —conteste sarcásticamente, rodando los ojos. ¿Cómo puede él venir aquí y tener a todos comiendo de la palma de su mano tan rápido? Era totalmente molesto.

—Los veo mañana, les dije sobre mi hombro mientras me volteaba y salía.

Justo cuando llegué a la puerta de la entrada alguien me agarró de la mano, haciendo que me dolieran un poco por los arañazos de ayer. Me volví furiosa, esperando ver a Louis ahí diciéndome que tendría que regresar al castigo o algo. No era él, era Nick.

—¿Cómo vas a casa? —preguntó, mirándome preocupado.

Me encogí de hombros en respuesta. —Caminando.

Él suspiró y puso su brazo alrededor de mi hombro. —Te llevo a casa. No puedes irte caminando a tu casa si estas enferma. —Me llevó hacia su coche. Sonreí, no queriendo admitir que estaba fingiendo. No quería caminar a casa. Sabía que era egoísta pero me gustaba su compañía, él me quitaba de la mente a Louis por un rato, porque él no hablaba acerca de lo guapo que era, todo el tiempo, como hacia Amy.

Me llevó a casa en silencio. Cuando se detuvo, me miró curiosamente. —¿De verdad no estas embarazada, cierto? —pregunto, haciendo una mueca.

Le sonríe y rodé los ojos. —Nick, no estoy embarazada, era una broma, no particularmente graciosa pero una broma. Deja de estresante —le aseguré, sonriendo disculpándome—. ¿Quieres entrar y hacerme compañía? —le pregunté esperanzada. De otra manera tendría que entrar y encontrar alguna otra manera de distraerme yo sola.

—Mientras prometas no vomitarme encima, como la otra vez.

Me eché a reír. En nuestra tercera cita no me sentía particularmente bien, pero no quería cancelarla así que aun así fui y terminé vomitando en sus pies, en medio de un cine lleno.

—Oh, Nick, estoy sorprendida de que aún me hables —dije aun riéndome.

—Yo también algunas veces. —Rodó los ojos y salió del coche, esperándome a que llegara a su lado antes de deslizar su brazo nuevamente alrededor de mis hombros y llevándome al interior.

Mi madre aún no estaba en casa. Trabajaba hasta las cuatro en punto así que teníamos la casa para nosotros solos. Nick me llevó hacia el sofá e hizo que me sentara. —Iré a hacerte alguna cosa y luego podemos ver una película —dijo, sonriendo y caminando hacia la cocina como si fuera el dueño del lugar.

Apoyé la cabeza hacia atrás en el sofá, en silencio intentando detener mi mente y no pensar en Louis otra vez. Después de un par de minutos Nick regresó y colocó una tostada y una taza de té de menta delante de mí antes de dirigirse hacia el reproductor de DVD.

—Gracias. —Le sonreí.

Se dejó caer en el sofá junto a mí mientras yo mordía la tostada, no queriéndolo realmente, pero no quería ofenderlo después de que se tomó la molestia de hacerlo para mí. Cuando la película empezó, sonreí. Era Love Actually, mi favorita. Me acurruqué a su lado y suspiré. ¿Por qué no podía enamorarme de alguien como Nick? Un dulce y adorable chico que estaba loco por mí y lo más importante, de mi edad.

Después de la película hablamos un poco. Volvimos hablar acerca de mis clases, mi corazón se hundió, sabiendo que él pronto mencionaría a Louis. —¿Y cómo llevas cálculo este semestre? ¿Crees que necesitarás ayuda otra vez? —pregunto. Él sabía cuánto lo había odiado la última vez; me había quejado con él.

—No lo creo; el chico nuevo dijo que debería conseguir un tutor. Sugirió a Erika, ¿puedes creértelo? A ella de todas las personas. —Me quejé, molesta ante la idea.

—Si necesitas un tutor puedo ayudarte. Digo, no soy un completo genio o algo parecido, pero me las arreglo lo suficientemente bien —se ofreció, encogiéndose de hombros.

—Me estás tomando el pelo. ¿Harías eso por mí? —pregunté, mirándolo esperanzada.

Él sonrió, levantando un dedo. —Con una condición.

Detuve mi respiración, rezando para que no fuera a preguntarme si íbamos a salir de nuevo o algo así.
Realmente me gustaba que fuéramos amigos y no quería que las cosas se pusieran delicadas.

—Está bien, ¿qué es? —pregunté nerviosamente.

Él me sonrió. —Lo haremos en mi casa y como paga tú puedes cocinar para mí en esas noches. Al menos dos veces a la semana.

Sonreí y lancé mis brazos alrededor de su cuello, abrazándolo fuertemente; cocinaría para él si me lo pidiera aun sin que me diera clases particulares. —Definitivamente es un trato —acordé felizmente. Él me devolvió el abrazo y de repente alguien tocó la puerta. Eché un vistazo al reloj para ver que eran más de las tres. ¿Quién diablos será? No estoy esperando a nadie.

Salté, pero Nick instantáneamente me sentó de nuevo en el sofá, haciéndome cosquillas en los costados.

Grité y me reí mientras trataba de luchar con él para soltarme. Él rió y finalmente se detuvo.

—Supuestamente estás enferma, ¿recuerdas? Sabía que estabas fingiendo —dijo, entrecerrado los ojos juguetonamente.

Me reí mientras él se levantaba e iba hacia la puerta. Descansé mi cabeza hacia atrás y escuché para ver quién era y qué es lo que querían. —Oh hola, señor, um… ¿qué está haciendo aquí? —preguntó Nick, sonando confuso.

¿Señor? ¿Qué es todo eso? Me levanté y caminé hacia la puerta. Justo cuando llegaba a la esquina, escuché su voz.

—Bueno, tengo el teléfono de la señorita Henderson. Dije que ella podría recupéralo al final del día, pero sus amigas dijeron que se fue a casa, enferma. Sé lo importante que es un móvil para una chica —contestó Louis. Su voz sonaba extremadamente incómoda y un poco molesta.

Oh que día, ¿él había venido a mi casa? ¿Qué diablos estaba haciendo? Doblé la esquina para ver a Nick ahí parado medio bloqueando la puerta, su brazo en el marco mientras miraba a Louis. El lenguaje de su cuerpo no era de bienvenida.

Parecían estar midiéndose el uno al otro de forma extraña. Louis estaba definitivamente enfadado; lo podía ver por la manera como apretaba la mandíbula.

—Ella está enferma; se lo daré —dijo Nick, tendiendo la mano hacia el teléfono.

—Me gustaría comprobar que está bien. Estaba un poco rara en clase —contestó Louis con severidad, utilizando un tono de voz de maestro que ni siquiera sabía que tenía.

Respiré profundo y me acerqué por detrás de Nick, levantado su brazo y dando un paso delante de él.

La cara de Louis se suavizó cuando me vio. Nick dio un paso más cerca y presionó su pecho contra mi espalda, con sus manos descansando en mis hombros. La postura de Louis pareció cambiar instantáneamente, sus hombros se tensaron nuevamente. El aire estaba cargado de incomodidad mientras nos miramos el uno al otro, sin hablar.

Nick quebró el silencio. —El señor Morris trajo tu teléfono.

Asentí y tendí la mano. —Es muy amable por su parte, señor, pero pudo haberlo guardado hasta mañana.

Traté de mantener mi voz suave y amistosa en frente de Nick.

Louis colocó el teléfono en mi mano, ladeando su cabeza, mirándome fijamente. —También quería comprobar que usted estaba bien después de la hora del almuerzo.

—Estoy bien. —Me giré hacia Nick—. Um, ¿crees que podrías hacer un poco de té? Tengo mucha sed —pregunte incómodamente. Él frunció el ceño y asintió, alejándose. Volví a mirar a Louis para ver una sonrisa en su cara mientras observaba cómo Nick se retiraba—. ¿Qué es lo que realmente quieres? —pregunté suavemente, cerrando la puerta detrás de mí para que no pudiera oír la conversación Nick.

—Como dije, solo quería darte tu teléfono y comprobar que estabas bien. Te veías bastante molesta cuando saliste corriendo —fijo en voz baja, ladeando su cabeza a un lado y mirándome con avidez.

—Estoy bien. —Me encogí de hombros con indiferencia—. Como puede ver, tengo compañía, así que gracias por traerme el teléfono, señor Morris y lo veré mañana en la hora del castigo —dije con mi voz más desagradable.

Resopló, entrecerrando los ojos. —Sí noté que tenías compañía. ¿Remplazándome ya? —preguntó, levantando una ceja desafiándome.

Jadeé. Hombre, está empezando a cabrearme más y más.

—¿Eso es algún tipo de broma? —espeté, apretando los puños e ignorando el escozor de los pequeños arañazos en mis palmas mientras la piel se estiraba, probablemente empezarían a sangrar nuevamente.

—Es solo una observación.

—Nick y yo somos amigos y eso no es de tu incumbencia.

Miré de nuevo hacia el pasillo, asegurándome que Nick no estuviera ahí escuchando algo de esto.

—¿Sí? Eso no fue lo que escuché, oí que solíais salir pero que terminasteis al empezar el verano —replicó Louis apretando su mandíbula mientras sus penetrantes ojos grises se endurecían acusadoramente.

¿Por qué diablos estaba mirándome así? Esto no era de su maldita incumbencia aunque empezara a salir con Nick otra vez. Él fue el que rompió conmigo, no al revés.

—Eso no tiene nada que ver; nosotros éramos amigos antes que estuviéramos juntos. ¿De dónde sacas esa mierda? —pregunté molesta.

Se encogió de hombros, relajando su mandíbula. —Oí cosas. Tú no estabas en clase así que la gente empezó a especular cosas de porqué fuiste vista dejando la escuela con tu ex-novio.

—Bueno como dije, eso no es de tu incumbencia. Gracias por el teléfono. —Di un paso atrás, para entrar y cerrarle la puerta en las narices.

Antes siquiera de que pudiera volverme, metió el pie, manteniendo la puerta abierta. —Lo siento te estoy lastimando —dijo en voz baja, mirando mis manos.

Me burlé de eso. —No lo sientes. Deja de mentir. Tú probablemente estés enfadado porque tendrás que buscar sexo de ahora en adelante. Ya no estará tan a mano cuando tú lo quieras. Oh, por cierto, ya arreglé mis asuntos del tutor; Nick me ofreció su ayuda.

Pateé su pie haciendo que lo retirase hacia atrás. Le cerré la puerta en las narices, ignorado su expresión de sorpresa.

Me incliné contra ella, incapaz de respirar. Oí palabrotas al otro lado de la puerta, unos segundos después oí el golpe de la puerta del coche. Me retiré de la puerta y me fui hacia la cocina. Nick estaba apoyado contra el mostrador esperando que la tetera hirviera. Me encogí de hombros, luchando con la necesidad de llorar otra vez.

—¿Estás bien? —preguntó, girando torpemente y envolviéndome en un abrazo.

Asentí, esperando que mi voz saliera.

—Sí, estoy bien. ¿Te quieres quedar a cenar esta noche? —pregunté esperanzada.

Sonrió. —Claro que sí, la comida de tu madre es mucho mejor que la tuya, sin ofender —contestó, tirándome hacia atrás y sonriéndome. Golpeé su brazo, fingiendo enojo.

—Ouch, tranquila con el gancho de derecha, Rocky Balboa —bromeó.
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Mensaje por CarrotLov Mar 05 Mar 2013, 2:03 pm

1DemiLovaCB escribió:
CarrotLov escribió:
1DemiLovaCB escribió:
CarrotLov escribió:Bueno, me encanta la adaptacion
Me presento como primera y fiel lectora no fantasma por el resto de la novela *se para derecha*(?)
Me encanta la novela y bueno espero que la sigas porque tambien me encanta los capitulos largos, si soy algo lenta para leer no me vas a creer que la nvoela la empece a leer a las 9 y media y ahora son las 12 menos 20 c:
Zoy ezpezial:$(?)
Bueno espero que la sigas ajdh :D

Yaaayy alguien que escribió jfdskfjdsfkjdf Hola!!! Gracias por leer :B Mas tarde o quizás mañana escriba el otro kjfsdf No sabes cuanto me hizo fangirlear este libro ;) Que tengas un lindo dia.

Pd: De donde eres? Acá en Perú son las 10:43 am recién
Es de un libro, que genial*-* ajksds
Yo soy de Argetina, ahora es de tarde y son las seis menos cuarto, hay mucha diferencia creo xD akjdsh bueno recien termine de leer lor otros capitulos Y ME ENCANTARON.
Cambien quería preguntar ¿Que paso con las novela de "El chico de al lado"? estaba tan genial kjad

ohh la leías? *-*
bueno, me aburrí de escribir, la pag. que la tenía como en word bloqueo casi todos los capitulos a parte que casi nadie comentaba, me aburrí, pero es muy bonita, léela es de Meg Cabot tambien.
No, no sabia que era de un libro, me encantan tu capitulos largos:3
Leerla? Me encantaria klhasd
CarrotLov
CarrotLov


http://nightinme.tumblr.com/

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Mensaje por Mslistie Mar 05 Mar 2013, 3:26 pm

Me tiene tan metida esta novela que los capítulos se me hacen cortísimos. D:
Sube cuando puedas. <3
Mslistie
Mslistie


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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 05 Mar 2013, 6:38 pm

Capitulo 9


El resto de la semana pasó casi lo mismo. Evitaba a Louis siempre que era posible. Si veía que venía por el pasillo o algo así me excusaba hacia el baño más cercano o aula. Los castigos a la hora del almuerzo estuvieron bien, no me los quitó así que solo me senté hasta atrás del aula escuchando música y leyendo. Lo ignoré completamente, como él hizo conmigo...

No me compró el almuerzo otra vez; a propósito me hice un sándwich para poder regresárselo si lo hiciera.

Sus clases eran horribles. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Apenas si entendí algo y me sentí al borde todo el tiempo mientras las chicas babeaban y coqueteaban con él como locas. No me dio preferencia, pero tampoco me ignoró, solo me trató como a cualquier otro estudiante en su clase.

Excepto que quizás obtuve menos sonrisas. De hecho, ahora que lo pienso, no obtuve sonrisas en absoluto, pero fue probablemente porque tampoco le di ninguna. Nick y yo nos reuniríamos el sábado para ayudarme a estudiar.

Hoy era viernes y tenía previsto reunirme con Sam en cualquier momento. Mientras la campana sonaba señalando el final del día, recogí mis libros y me quedé esperando que Amy recogiera su cabello en una cola de caballo.

—Así que esta noche es la gran cita —dijo con entusiasmo, agitando las cejas.

Casi podía sentir la mirada de Louis taladrando en un lado de mi cabeza. Por el rabillo del ojo podía verlo parado ahí, observándome. Todo su cuerpo parecía tenso.

—No es una cita —contesté rotundamente, mis manos empezaban a sudar porque Louis estaba mirándome fijamente.

—Vas a al cine con un chico, es una cita —contestó, agitando la mano con desdén. Negué con la cabeza y abrí la boca para protestar, pero ella habló otra vez interrumpiéndome—. Debería ser una cita de todos modos, porque maldición, me lo haría con ese chico sin pensar y tú deberías también. Te ayudaría a sobreponerte del Sr. Perfecto si saltaras sobre su hermano. Dejarías de poner tan mala cara —bromeó.

Jadeé.

—¡Amy! —susurré, agarrándola del brazo y arrastrándola más cerca para decirle que se callara la maldita boca. Demasiado tarde. Escuché un estruendo en la dirección de Louis y volteé para ver que había caminado hacia el escritorio, golpeando las sillas y dejado caer la pila de libros que llevaba. Su mandíbula apretada, se miraba furioso.

—¿Está usted bien, Sr. Tomlinson? ¿Necesita una mano? —ofreció Amy, sonriendo seductoramente.

—Eh… Este… No, está bien. Gracias por ofrecerse señorita Clarke —rechazó educadamente.

Decidí que tenía que irme antes de que pudiera arrastrarme a un lado.

—Me tengo que ir —murmuré, mirando solo a Amy—. Te llamo y nos reunimos el domingo.

La abracé rápidamente, antes de pasar por la puerta dejándola para que terminara de recoger sus libros.

—¡Chloe, espera! —llamó Louis.

Me detuve en seco. Esa era la primera vez que me llamaba Chloe desde que descubrimos que era mi maestro. El sonido hizo que mi estómago revoloteara a pesar de que me enojé conmigo misma por dejarlo tener ese poder sobre mí. Me volví a mirarlo, no queriendo ver realmente su cara enojada otra vez.

—De hecho podría necesitar algo de ayuda, ¿quizá me puedes dar una mano? —pidió, aunque sus ojos decían algo totalmente diferente.

—Yo le ayudaré, Sr. Tomlinson —interrumpió Amy—. Chloe tiene una cita caliente.

Me empujó hacia la puerta con una sonrisa pícara y un guiño. No había duda de que estaba emocionada por unos cuantos minutos a solas con Louis.

Louis frunció el ceño.

—Pero yo… Yo… Claro, está bien, sí, gracias, señorita Clarke.

Me despedí con la mano de Amy y me encaminé hacia la puerta. Me sentí culpable por no quedarme y aclararle a Louis que esto no era una cita y que no iba a «saltar sobre su hermano» como Amy lo había hecho parecer. Pero una vez más, debería saber que nunca dormiría con su hermano de todas maneras.

Debería saberlo porque primeramente, no soy del tipo de chica que se acuesta con alguien en la primera cita, y segundo, nosotros acabábamos de terminar, por lo tanto no lo haría de todas maneras, especialmente no con su hermano.

Me dirigí hacia mi casillero rápidamente, agarrando el resto de los libros que necesitaría para hacer mi tarea el fin de semana. Me quedé cerca del casillero, perdiendo tiempo. Cuando no pude retrasarlo más, caminé fuera de la puerta delantera, silenciosamente deseando no haber acordado esto. Solo quería irme a casa, cambiarme a unos pantalones de chándal y relajarme. Esperando que Sam ni siquiera apareciera…

Mi esperanza se desvaneció tan pronto como levanté la vista y vi un jeep negro estacionado justo a la orilla del camino. Mi corazón se hundió cuando lo vi encaramado detrás de la llanta. Sonrió cuando me vio y encendió el coche; puse una sonrisa falsa y abrí la puerta.

—Hola —lo saludé con falsa felicidad, deslizando mi mochila en el asiento trasero.

—Hola, Chloe, ¿buen día? Oh-oh, alerta de hermano mayor —dijo, mirando sobre mi hombro justo cuando estaba a punto de subirme. Me volví para ver a Louis saliendo del edificio. Podía ver que apenas contenía la furia construyéndose con cada paso que daba hacia nosotros.

Se detuvo justo detrás de mí.

—Chloe, me gustaría tener unas palabras con mi hermano, por favor —gruñó, ni siquiera me miraba.

Estaba mirando a Sam con tanta ira que me sorprendí de que no hubiera muerto por tanto veneno.

Agarré su brazo fuertemente haciendo que me mirara. Sus ojos encontraron los míos. Me estremecí un poco por la dureza en ellos.

—Déjalo. Ignora a Amy, esto no es una cita —le aseguré. Miré alrededor viendo que la mayoría de la gente ya se había ido así que afortunadamente casi no había nadie.

Él no contestó; sino que agarró mi brazo y me arrastró detrás de su cuerpo, poniéndose entre el auto y yo mientras se inclinaba para hablarle a su hermano.

—No te atrevas. Te lo advierto Sam. Tienes que irte ahora mismo —espetó enojado; todo su cuerpo tenso y en alerta.

Sam solo se rió.

—Relájate, no quiero tus sobras. —Rodó los ojos.

—Sam —dijo su nombre como una advertencia, sus manos apretándose en puños.

Maldita sea, ¿Louis va a golpear a su hermano? Agarré su muñeca rápidamente, apartándolo del auto.
—¡Basta! Vamos a salir solo como amigos. De todas maneras esto no es de tu maldita incumbencia y no tengo ningún interés en tu hermano. ¡Te estás comportando como un niño malcriado, discutiendo por un juguete con el que ya ni siquiera quieres jugar! —reprendí. Podía sentir la picazón en los ojos y sabía que iba a llorar otra vez. Necesitaba irme.

Su rostro se suavizó mientras me miraba suplicante.

—Chloe —susurró. Su ojos se clavaron en los míos haciendo que mi corazón latiera más rápido.

Negué con la cabeza.

—Voy a salir con un amigo; que tenga un buen fin de semana, Sr. Tomlinson —dije ácidamente mientras me subía al coche.

Justo cuando iba a cerrar la puerta y hacer una salida dramática él la agarró, jalándola y mirando a Sam con advertencia.

—Recuerda que es una menor, Sam —advirtió.

Sam rio.

—¿Te refieres a como lo hiciste tú? —bromeó.

Louis abrió la boca, probablemente para una contestación furiosa basada por la mirada en su cara, así que levanté una mano y lo corté.

—Por el amor de Dios, calmaos o me voy a casa. No estoy de humor para esto hoy. Sólo creced —reprendí, cruzando los brazos y mirando por el parabrisas.

—Bien —resopló Louis—. Que se divierta señorita Henderson. Hablaremos después, Sam. —Cerró la puerta con tanta fuerza que hizo que todo el coche temblara.

—Guau, alguien está celoso —murmuró Sam, riéndose mientras saludaba burlonamente a Louis.

—No está celoso, solo no le gusta la idea de alguien tocando algo que él tenía. ¡Que idiota! ¿Qué diablos vi en él de todos modos? Él no me quiere, ¿pero no puedo divertirme? Maldita sea es tan… Tan… ¡Uff! ¡Ni siquiera tengo la palabra correcta! Molesto tendrá que ser por ahora hasta que pueda pensar en algo más fuerte —vociferé.

Sam se rió de mí mientras arrancaba del estacionamiento, dirigiéndose al cine.

No podía dejar de pensar en él durante todo el camino. La reacción de Louis fue tan molesta. ¿De dónde diablos sacaba él que puede decirme con quién podía salir? Y ese comentario que le hizo a Sam acerca de que recordara que era menor, Dios, ¿de verdad pensaba que me iba a acostar con él? ¿Qué tipo de persona creía que era yo? Realmente no me conocía. El último pensamiento fue el que me hirió más.

—Tierra a Chloe —bromeó Sam, riéndose y agitando una mano frente a mi cara.

Irrumpí de nuevo a la realidad. Oops, ¿había estado hablándome?

—Lo siento, Sam, ¿qué? —pregunté, sonriendo en disculpa.

Suspiró y movió la cabeza con exasperación.

—Pregunté si estabas planeando bajar del coche o si tengo que encontrar un autocine o algo así. Miré alrededor para ver que estábamos estacionados fuera del cine. Me eché a reír avergonzada de estar tan perdida en mis pensamientos que ya había conducido todo el camino sin darme cuenta. Rodé los ojos, agarrando la manija de la puerta y saliendo del coche.

Sam caminó a mi lado y echó su brazo alrededor de mis hombros.

—Vamos entonces, vamos a conseguirte un poco de ánimos. No te he visto una verdadera sonrisa desde que rompisteis —sugirió, mirándose un poco triste por el asunto.

A medida que entrabamos al vestíbulo, se detuvo y maldijo por lo bajo. Una rubia desteñida en una apretada y muy corta falda, miraba enojada mientras caminaba hacia nosotros, mirándolo a él. Hmm, ¿de qué se trata todo esto?

—¡Sam Tomlinson! Se suponía que tenías que llamarme hace tres semanas. ¿Qué pasó? ¿Estabas demasiado ocupado con una nueva zorra? —espetó furiosa. Su voz era un poco chillona, lo que me hizo hacer una mueca por lo alto que hablaba. Su mirada de odio se volvió hacia mí, así que di un paso alejándome de él rápidamente haciendo que su brazo cayera de mis hombros.

Sam se encogió de hombros.

—Perdí tu número.

—¿Perdiste mi número? ¡Lo guardé en tu móvil! —replicó ella, sus fosas nasales se dilataban mientras que su voz de alguna manera se hacía más aguda.

—Oh, bueno en ese caso perdí mi móvil —contestó Sam, riéndose en voz baja.

Joder, ¡de verdad es un hombre-puto!


Ella le frunció el ceño.

—¿No tenías ninguna intención de llamare, no?

Sam se encogió de hombros, pareciendo indiferente.

—Te dije de antemano que no estaba interesado en nada. Tú fuiste la que dijo que llamara, no al revés.

Ella dio un paso adelante rápidamente y antes que me diera cuenta de lo que estaba pasando, la palma de su mano conectó con el lado de su cara. Un sonoro chasquido atrajo la atención de cada persona en el vestíbulo. Jadeé.

Nunca había visto a nadie hacer eso en la vida real, solo en las películas. Era de hecho bastante divertido y mucho más fuerte de lo que pensé que sería. Ella se volvió hacia mí y levantó la mano otra vez, iba a golpearme también. ¡Oh, infiernos no!

—Si me tocas te voy a arrancar las extensiones baratas con mis propias manos —le advertí.

Ella me frunció el ceño de nuevo y prácticamente podía ver su cerebro trabajando. Obviamente estaba sopesando sus opciones en cuanto si quería correr el riesgo o no.

—Lo que sea, él te lastimará más de lo que yo puedo de todas maneras —espetó, burlándose de Sam otra vez antes de salir corriendo por la puerta delantera, moviendo el cabello sobre su hombro melodramáticamente. Un par de chicas corrieron rápidamente tras ella, diciéndole lo estúpida que era yo y la pérdida de tiempo que era Sam.

Miré a Sam con la boca abierta en sorpresa. Levantó una mano y se frotó la cara ligeramente, me eché a reír. Me reí tan fuerte que tenía lágrimas en los ojos. Él también estaba riendo mientras continuaba frotándose el rostro con una mueca de dolor.

—¿Sabes qué? Casi valió la pena obtener una bofetada. Te animó al final, ¿eh? —dijo agitando las cejas cuando finalmente me calmé.

Sam tomó mi mano, y me llevó hacia la taquilla, comprando dos entradas para la siguiente película.

Estaba en lo correcto. Eso definitivamente tenía que animarme… Y lo hizo el tono rojizo en un lado de su cara.

—¿Estás bien, Sam? —pregunté, tratando de no reírme otra vez. —Él asintió y rodó los ojos.

—Gracias por preocuparte, aunque eso tendría que haber venido antes que tu risa histérica para que realmente significara algo.

Contuve otra carcajada.

—Sí, tal vez tengas razón. ¿Quién diablos era esa chica de todos modos? ¿En serio, ese es el tipo de chicas que te ligas? —levanté la nariz. No era exactamente una mujer de categoría o algo así. Su piel tenía un tinte naranja desagradable y su pelo estaba desteñido al punto de parecer que se partiría con un viento fuerte.

Él se encogió de hombros.

—Es alguien que conocí en una fiesta —contesto—. Y no, no es usualmente mi tipo, pero había poca variedad esa noche. No me quería ir a casa solo, eso no es divertido. —Me dio un guiño juguetón, sonriendo.

—Realmente eres una mujerzuela —reprendí—. Espero que uses protección porque en serio, ella era… ¡Puaj!

—¿Celosa? —preguntó, sonriéndome.

Asentí y di un paso más cerca de él, poniendo la mano en el lado opuesto de su cara al de la bofetada.

—Absolutamente estoy celosa. Mi mano se ajusta muy bien aquí; dejaría una bonita marca. Apuesto que abofeteo más fuerte que ella.

Me superó otro ataque de risa mientras recordaba el sonido y la expresión de sorpresa en el rostro de Sam cuando la mano conectaba con su mejilla.

Él se echó a reír, y nos fuimos a conseguir unas palomitas de maíz y bebidas antes de dirigirnos a la sala de cine. La película no fue muy buena, pero aún así la disfruté. Sam y yo nos tiramos palomitas uno al otro comportándonos como niños, ganándonos las miradas de la gente que nos rodeaba.

Definitivamente estaba agradecida por haberme hecho venir con él.

Cuando terminó, fuimos por una pizza antes de que me dejara en casa. Fue agradable. Relajado y de hecho un poco divertido. No hablamos de Louis para nada por lo cual estuve agradecida. Hablamos de otras cosas como la universidad y su familia, cosas fáciles.

—Entonces, ¿quizá la próxima semana podamos quedar otra vez? —sugirió cuando aparcaba fuera de mi casa.

Le sonreí.

—Claro, si quieres.

Sam era de hecho un chico excepcional, y yo definitivamente nos veía siendo grandes amigos.

—Está bien, bueno quizá la próxima vez podríamos hacer algo un poco menos público, hay menos oportunidades de conseguir ser abofeteado otra vez —dijo, sonriendo con maldad y haciéndome reír otra vez.

—Tal vez si dejaras de dormir por ahí y no llamar conseguirías no ser abofeteado —repliqué mientras saltaba del coche.

—No, una bofetada de vez en cuando, vale totalmente la pena. —Movió las cejas.

—Como sea, zorra, llámame luego, ¿vale? —Me reí.

Asintió en acuerdo así que cerré la puerta, girándome para entrar en la casa.

Él bajó la ventana.

—Sabes, esta es la primera vez que he acordado llamar a una chica y de hecho lo digo en serio —murmuró, riendo mientras caminaba por el camino hacia la puerta.

Me giré a mirarlo y sonreí.

—Bueno, entonces me siento honrada —contesté sarcásticamente. Me despedí con la mano y entré. Mis padres estaban sentados en el sofá viendo la televisión; me dejé caer junto a mi madre.

—Hola, cariño, ¿pasaste un buen rato? —preguntó, sonriendo.

Me encogí de hombros.

—Sí, estuvo bien.

Su sonrisa se hizo más amplia.

—Eso está bien, Chloe. Es agradable verte sonreír otra vez. Has estado tan decaída toda la semana.

—Sí, supongo —murmuré incómodamente. No quería hablar acerca de Louis y ella iba a sacar el tema, lo podía ver venir. Me levanté rápidamente—. Estoy un poco cansada. Me voy a la cama, buenas noches chicos. Oh, Nick viene a recogerme por la mañana y voy a ir a su casa a estudiar durante el día —les dije, cambiando el tema antes de que mencionara a Louis.
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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 05 Mar 2013, 6:41 pm

maratoooonnnn de tres :B
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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 05 Mar 2013, 7:00 pm

Capitulo 10


Un líquido frío cayó en mi mejilla. Cerré mis ojos más fuerte, limpiando mi rostro.

Otra gota aterrizó en mi frente, luego otra en mi nariz. Suspiré, pensando de pronto que el techo tenía goteras o algo así. Me senté tan rápido que mi cabeza comenzó a dar vueltas. La risa histérica que me llegó desde la izquierda me hizo saltar y chillar por el shock. Giré para ver a Nick sentado en el borde de mi cama, un vaso de agua en su mano.

—Buenos días, bella durmiente —canturreó él alegremente.

Yo hice un sonido gutural mientras lentamente procesaba todo.

—¿Me tiraste agua? —lo acusé, limpiando mi cara de nuevo.

Él se rió —No comiences con el drama, fueron cinco gotas de agua.

Rodé mis ojos. —¿Qué estás haciendo aquí de todos modos? Y, ¿cómo entraste aquí? —pregunté, sofocando un bostezo.

—Dijimos a las diez y tu madre me dejó subir —explicó él, asintiendo hacia mi reloj-alarma. Yo pestañeé un par de veces y miré hacia los rojos números brillantes mientras los enfocaba. 10:06.

—¡Oh! Mierda. Lo siento —me disculpé, rápidamente saliendo de la cama y dirigiéndome hacia mi armario por algo de ropa para el día

Ojeé hacia atrás a Nick para ver que él estaba observando a cualquier lado menos a mí y estaba incómodamente sentado en mi cama. Fruncí el entrecejo, preguntándome de qué se trataba eso, luego me di cuenta de que estaba vistiendo sólo una de las camisetas que él había dejado en mi casa antes de que rompiéramos. Muy a menudo dormía con ella, pero supuse que apenas cubría mi trasero.

—Nick, no es nada que no hayas visto antes —dije sacudiendo mi cabeza y riendo.

—Sí, bueno es un poco distinto ahora. Me refiero a que no se supone que te mire ahora —contestó ruborizándose levemente.

Rodé mis ojos y continué sacando algo de ropa. —¿Tengo tiempo para una ducha? —pregunté, suavizándolo con una cara de cachorrito completándola con el labio fruncido.

Él respiró dramáticamente. —Sí, lo que sea, sabía que debí haber llegado a las 10:30. Estaba pensando que habrías cambiado y estarías lista a tiempo, para variar. —Bromeó él. Su mirada estaba firmemente fija en sus uñas, como si fueran la cosa más importante que hubiese visto en su vida.

—Nunca se sabe, siempre hay una primera vez para todo. —Levanté los hombros y me dirigí hacia mi baño para la ducha más rápida de todos los tiempos.

Quince minutos después estaba vestida y lista. Levanté mi cabello mojado en un moño desordenado y salimos. Charlamos fácilmente mientras él conducía. Nick siempre tenía algo que decir, ésa era una de las cosas que me encantaban de él. Detuvo el auto en el estacionamiento del supermercado y me sonrió abiertamente.

Miré a todos lados, confundida. —¿Qué estamos haciendo aquí? Pensé que iríamos a estudiar.

—Nosotros estudiaremos, pero tú vas a cocinar. Quiero algo bueno, así que, puedes venir y decirme qué comprar. —Se deslizó fuera del auto y se dirigió hacia mi lado, abriendo la puerta para mí.

Lo seguí hacia el supermercado y tomé un carrito de compras.

—Entonces, ¿qué quieres comer? —pregunté.

—No lo sé, ¿qué tal algo de Chili o cualquier cosa? —sugirió él exaltado. Sonreí y asentí. Él siempre elegía eso, debí haberlo sabido.

Lo seguí arriba y abajo por los pasillos mientras él elegía cosas al azar de los estantes: champú, desodorante, cosas para el día a día. Estaba totalmente aburrida. La próxima vez que él se detuvo hice una mueca y balanceé mi pierna hacia el lado del carro, escalando rápidamente sobre él. Él solía hacer esto conmigo, empujándome en el carro, haciendo carreras por los pasillos, bueno, hasta que fue atrapado por el grupo de seguridad del supermercado.

—Eres tan infantil —me reprimió riéndose.

Yo asentí, sonriendo ampliamente sin vergüenza. Él sonrió maliciosamente y empujó el carrito hacia adelante haciéndonos correr por el pasillo. Nick saltó tras de mí, ambos riéndonos histéricamente.

Mientras llegábamos al final él se bajó y detuvo el carro bastante antes del fin del pasillo en caso de que alguien viniera dando la vuelta. Seguridad ante todo, como siempre con Nick.

Conseguimos el resto de las compras. Nick nombró lo que quería de cada pasillo y yo trataba de tomarlos mientras pasábamos. Aunque la mayor parte del tiempo con el resultado de golpear las cosas.

Todo el tiempo estuve riendo como loca.

—¡Eh, deténganse! —gritó alguien airadamente.

Nick inmediatamente tiró el carro para detenerlo.

—¡Ups! Bueno esa diversión no duró tanto —murmuró, riendo callado y sacudiendo su cabeza.

Yo sonreí y me puse de pie en el carro mientras un guardia de seguridad venía caminando por el pasillo, mirándonos fijamente.

—¿Qué diablos hacen ustedes? Les he advertido sobre esto anteriormente —acusó sacudiendo su cabeza.

Nick asintió mirándolo con arrepentimiento mientras ponía uno de sus brazos en la parte superior de mis piernas y el otro en mi espalda, levantándome fuera del carro y poniéndome de pie.

—Lo siento, señor. No pasará nuevamente —dijo él, luciendo extremadamente reprimido.

El rostro del hombre se suavizó. Nick tenía ese tipo de cara con la que simplemente no podías mantenerte enojado. Cuando él quería podía parecer un niñito perdido y sentías tu enojo derretirse literalmente. Sería como golpear a un cachorrito enfermo o algo así. Lo había sacado de algunas discusiones conmigo en el pasado. Él era endemoniadamente un buen actor.

—Ok, bueno, que no los vea haciendo esto nuevamente. —El tipo nos reprendió sacudiendo su cabeza de forma desaprobadora.

—Absolutamente, no nos verá, señor —prometió Nick manteniendo su cara de cachorrito.

Mordí mi labio tratando de copiar su expresión. Obviamente no logré hacerlo, porque la cara del hombre se endureció mientras me miraba.

—Y usted señorita, no debe subir a los carros. Es peligroso entre otras cosas, puede herirse a sí misma o a alguien más —reprendió.

¡Whoa! ¿Por qué me estoy llevando todo el castigo? ¡Realmente necesito aprender la expresión de Nick!
—Sí, señor, lo siento —me disculpé. Él asintió y se fue caminando, mirándonos extremadamente agradado consigo mismo por haber solucionado un problema.

Tan pronto como volteó la esquina Nick estalló en risas. —Cada maldita vez que venimos a la tienda tu terminas metiéndonos en problemas —me acusó, enterrando su dedo en mis costillas.

Me reí tontamente y lo empujé. —Necesitas enseñarme esa cara, juro que es la mejor expresión del mundo. —Sacudí mi cabeza, mirándolo asombrada.

Se rió maliciosamente. —O no, esa es mi marca registrada «rostro que saca de problemas». Me tomó un largo tiempo desarrollarla. —Deslizó sus brazos sobre mis hombros, guiándonos por la tienda para que pudiéramos completar las compras.

Media hora después finalmente llegamos a su casa. Mientras caminábamos vi a su padre sentado en una esquina tomando su desayuno. Su rostro se levantó cuando me miró.

—Hola, Chloe, mucho tiempo sin verte, dulzura. —Sonrió feliz abiertamente.

Lo abracé como saludo. —¡Hola Trevor! —Me encantaba el padre de Nick, era realmente un buen tipo.

No compartíamos mucho tiempo de todos modos, realmente sólo los fines de semana. Él trabajaba mucho ya que era el único sostenedor de la familia.

—Chloe cocinará esta noche —anunció Nick excitado.

Una sonrisa dividió la cara de Trevor. —Siempre has sido una buena chica. —Él palmeó mi cabeza mientras tomaba una lata de soda y se dirigía hacia el recibidor.

Rodé mis ojos y salté sobre el mostrador mientras miraba a Nick vaciar las bolsas de compras. Él lanzó un paquete de azúcar.

—Vacía eso en el pote de azúcar.

Rezongué. —¿Qué, soy tu esclava o algo? —bromeé con él, fingiendo molestia mientras lo ponía abajo en el mostrador y cruzaba mis brazos teatralmente.

Vi una sonrisa tirando del borde de sus labios. —¿Quieres que te ayude o no? —me chantajeó, levantando una ceja arrogantemente hacia mí.

Levanté una ceja de vuelta. —¿Quieres Chili o no? —contra ataqué.

Él se rió. —Chloe, puedo comprar Chili por el camino si tú te rehúsas a hacerlo. Si yo me rehúso a enseñarte tendrías que ir arrastrándote hacia Erika. —Sonrió altaneramente, confiado.

¡Maldición, tiene razón! Supongo que ganó esta ronda.

—Bien, pero sólo para que lo sepas: voy a escupir en tu comida —bromeé con él.

Él se rió y encogió los hombros. —Increíble, siempre sabe mejor cuando haces eso.

Reí y puse el azúcar en el pote mientras él ordenaba todo lo demás. Tomó dos vasos y una caja de zumo y siguió hacia el pasillo. Tomé dos manzanas de la bolsa que acababa de traer y salté del mostrador.
Mientras caminaba hacia su cuarto comencé a sentirme nerviosa. Estaba bien estar de vuelta en su casa, pero estar en su dormitorio sería un poco extraño para mí. Pasábamos mucho tiempo ahí porque su padre casi nunca estaba. Su cuarto guardaba un montón de recuerdos para ambos.

Pretendí que no me importaba mientras entraba en el dormitorio. El calor subió a mi rostro cuando miré su cama de dos plazas. ¡Maldición Chloe deja de sonrojarte!

—¿Quieres hacerlo en la cama o en el escritorio? —preguntó, sonriendo malicioso.

Reí como tonta. —Cualquiera de los dos está bien para mí, según recuerdo —bromeé. Inmediatamente me arrepentí.

Estalló en risas y sacudió su cabeza.

—Eso es sucio Chloe y estoy avergonzado de admitir que salí contigo. —Levantó su nariz, haciéndome reír incluso más—. Vamos acomodémonos en la cama, así no me entumezco mientras te hago la tutoría.

Sonreí y me dirigí hacia la cama, sentándome con las piernas cruzadas y mordisqueando mi manzana, en tanto él sacaba sus libros, papeles y lápices. Él se acomodó sobre su estómago, hojeando sus libros.

—Entonces, ¿con qué exactamente tienes problemas? —preguntó, sonriendo altanero mirando las páginas.

Encogí mis hombros. —Cálculo.

Él arrugó su nariz. —Eso ya lo sé, obviamente, pero con qué parte.

—Nick, solo con toda la estúpida materia, sólo no la entiendo. —Lo miré desesperanzada. Me observó y tomó mi mano tirándome abajo, junto a él; tomó la manzana de mi mano y la lanzó al basurero—. ¡Ey, no había terminado con eso! —Lloriqueé haciendo pucheros.

—Chloe, si necesitamos repasar toda la materia entonces debemos empezar ella; de otro modo estaremos aquí toda la noche —explicó, empujando un lápiz y un lote de papeles en mi dirección.

Tres horas y media después y con mi frente presionaba entre mis brazos. —¡No puedo más! Me duelen los ojos, me duelen las manos y me duele el cerebro —lloriqueé

—Vamos, lo estás haciendo increíble, sólo quedan dos —indicó Nick, enterrándome su codo en mis costillas por centésima vez.

—¿Por favor? —supliqué, girando mi cabeza y mirándolo con mi cara de cachorrito.

—¿Realmente has tenido suficiente? —Me miró luciendo un poco derrotado.

—O demonios sí, no puedo mirar otra ecuación sin gritar —confirmé asintiendo entusiasta.

Él frunció el entrecejo pero se empujó hasta quedar sentado. —Bien entonces, dejemos los últimos dos. Puedes hacerlos después de la cena. Todavía necesitamos repasar la tarea; apenas hemos cubierto lo que ha estado sucediendo en clase durante toda esta semana. —Me miró con una advertencia por lo que solté un gran gemido de frustración.

—Oh, hombre, ¿en serio? Pensé que estábamos casi listos. —Quería llorar, realmente tenía sentido la forma en que estaba explicando, pero yo simplemente no podía lidiar con algo más. Esto era demasiado para tomarlo todo de una sola vez.

Sonrió disculpándose. —Nada de terminar. Nos queda fácilmente un par de horas.

Yo lo miré. —Muchas gracias por hacer todo esto para mí. Has gastado todo el sábado ayudándome y realmente lo aprecio. —Lo abracé fuerte. Él era realmente adorable. Tenía suerte de tenerlo como amigo, estaba tan feliz de que al parecer habíamos vuelto a la zona de amistad después de haber salido juntos, de otra manera lo hubiese extrañado.

—De nada, de todos modos, ¿qué te parece si me pagas ahora? Me muero de hambre. —Saltó sobre sus pies y tomando mi mano me levantó también.

Reí y lo seguí a la cocina, ambos estirando nuestros músculos mientras caminábamos. Trevor sonrió travieso hacia nosotros mientras pasábamos por la sala de estar.

—¿Estudiaron mucho? —preguntó.

—Sí, montones en realidad. No estamos cerca de terminar en todo caso —contestó Nick, ignorando la desacreditación obvia de su padre; claramente no creía que habíamos estado estudiando ahí.

—Ok, está bien —respondió Trevor, tomando otro sorbo de su debida—. Ey Chloe, tu blusa está al revés —dijo justo cuando yo entraba por la puerta de la cocina.

Me aclaré la garganta y miré hacia abajo, mortificada de haber estado en público con mi ropa por el lado equivocado. Pude oír a Trevor riéndose hasta las lágrimas mientras yo me daba cuenta de que mi blusa estaba bien.

—Estudiando… claro. —Él hizo una mueca sarcástica, sacudiendo su cabeza y haciendo rodar sus ojos. Lo miré con los ojos agrandados, sonriendo avergonzada mientras mi cara parecía haber estallado en llamas.

Nick sacudió su cabeza y tomó mi mano, tirando de mil últimos pasos hacia la cocina.

—Ignóralo.

Me sonrojé incluso más. —¿Ignorarlo? Nick él piensa que estuvimos allí teniendo sexo —siseé, tratando de esconderme en la esquina para qué Trevor no pudiera verme.

Él encogió sus hombros. —Hace unos meses lo habríamos estado haciendo, se está basando en eso. ¿Por qué diablos te sonrojas tanto? No parecía preocuparte que él pensara eso cuando realmente estamos teniendo sexo —dijo él sonriendo calladamente.

—Sí, pero no sabía que lo hacíamos entonces —contesté.

—Oh, él sabía, confía en mí. Me daba un sermón sobre sexo seguro casi cada noche. —Asintió lentamente, mirándome mientras digería esa información.

¡No podía creer que todo el tiempo que le decíamos a su padre que habíamos estado escuchando música, mirando televisión o haciendo tareas mientras salíamos él supiera lo que realmente estábamos haciendo! ¡Oh Dios! ¿Cómo lo miraría a los ojos de ahora en adelante?

—Cálmate Chloe, estás siendo estúpida, estábamos realmente estudiando ahora. No tienes razón para estar avergonzada. —Rodó sus ojos y se dirigió al refrigerador, sacando la carne molida y lanzándola en mi dirección. Volví a la realidad justo para tomar el paquete antes de que cayera al suelo—. Buena atrapada, ahora, ¡vamos! Mantén tu parte del trato y hazme algo de comer. ¡Podría comerme un caballo! —Él acarició su estómago como si estuviera herido.

Yo reí. Es tan tontito algunas veces. —Bien, supongo. Solo asegúrate de decirle que no estábamos haciendo nada, ¿ok?

Él asintió. —Cualquier cosa que te haga feliz.

[...]

Luego de la cena volvimos directamente a estudiar. Estaba tan aburrida que podría llorar. ¿Cómo en toda la tierra Louis podría haber estudiado esto en la Universidad? Ni siquiera me dio la impresión de ser un chico de Cálculo, él es tan… divertido. Para el tiempo que logramos hacer la tarea eran casi medianoche y mis ojos ardían del esfuerzo.

—¿Te quieres quedar aquí esta noche? —ofreció Nick, encogiendo sus hombros mientras recogía los libros que habíamos estado usando.

Sonreí. —Seguro, si está bien con tu padre. —Nos habíamos puesto de acuerdo para salir en la mañana de todos modos, ya que él quería un nuevo par de zapatillas, por eso parecía tonto que me fuera a casa sólo para que me recogiera en unas cuantas horas más.

—Iré a preguntar. Aunque no le importará, tú sabes eso. —Levantó un hombro mientras se dirigía fuera de la habitación. Sabía que él estaba en lo correcto, a su padre no le importaría para nada.

Trevor era fácil de llevar y adoraba a Nick. Confiaba en él completamente. Mientras salíamos me quedé a pasar la noche algunas veces… aunque, por supuesto, mis padres pensaban que yo dormía en la habitación de invitados.

Saqué mi móvil y llamé a mamá para decirle que me quedaría. Sabía que aún estaba despierta, esperándome que llegara a casa. Mis padres eran aves nocturnas los fines de semana se quedaban despiertos hasta tarde. Nick volvió mientras aún estaba al teléfono con mi madre y asintió señalando que su padre había dicho que sí. Sacó una camiseta y la tiró en mi regazo para qué me la pusiera. Sonreí agradecida y terminé la conversación con mi madre.

Una vez que ella asintió y que le aseguré que éramos sólo amigos, desconecté la llamada. Sonreí a Nick.

—Gracias, sabes que me quedaré con ésta, ¿cierto? —pregunté, sacudiendo la camiseta frente a él. Me encantaba vestir camisetas para dormir y el par que había dejado en mi casa estaban un poco gastadas ahora. Él miró y tomó la camiseta de mis manos, sacando una diferente y entregándomela en vez de la anterior.

—¿Qué tiene de malo la anterior? —pregunté riéndome.

—Es mi camiseta de la suerte. No puedo darte ésa, me ayuda con las chicas. —Sonrió irónicamente hacia mí.

Reí y observé cómo la doblaba y la metía dentro del armario. —Ah, ¿no estabas usando esa camiseta cuando me invitaste a salir? —pregunté curiosamente.

Él estaba vistiendo definitivamente una azul cielo, lo recuerdo específicamente porque fue la primera vez que lo vi como algo más que un amigo. Estaba como grabado en mi memoria.

Él sonrió abiertamente. —Sí, camiseta de la suerte —confirmó.

Sacudí la cabeza y caminé hacia el baño para cambiarme. Cuando volvía a su cuarto estaba haciendo una cama en el suelo con un par de sábanas extra y almohadas. Sonreí culpable porque el planeara dormir en el suelo en su propia casa. Sabía que no me dejaría a mí dormir en el suelo… ése no era su estilo.

—Puedes dormir en la cama conmigo si quieres, confío en ti —ofrecí, riendo mientras subía a la cama fría.

Él frunció el cejo incómodo. —Mmm... ¿Eso no sería un poco raro?

Encogí mis hombros. —Sólo si nosotros lo hacemos raro. No es como si algo fuera pasar, solo estaremos compartiendo una cama después de todo. Comparto la cama con Amy todo el tiempo —dije casualmente. Sabía que era diferente pero no quería que él durmiera en el suelo. Estaba completamente bien con eso; era sólo dormir después de todo.

—Es un poco diferente con dos chicas compartiendo la cama —murmuró, tomando su almohada del suelo luciendo aún un poco indeciso.

—No me importa. Si piensas que es raro entonces duerme en el piso.

Me miró y me tiró su almohada. Yo me reí tontamente mientras me daba en la cara.

—Ok, bueno, pero no me arrincones en la noche —bromeó, mirándome de manera amonestante.

Sonreí. —Trataré duramente no hacerlo.

Se rió y fue apagar las luces; era como de la cama, abrazándome contra la fría noche. Sentí la cama hundirse y supe que él estaba en ella, pero él se mantenía en el otro lado, sin hacer ningún movimiento para acercarse, justo como sabía que haría. Siempre ha sido adorable, no como la mayoría de los hormonales chicos de diecisiete serían con una chica en su cama.

Estaba temblando suavemente, entonces me acerqué a él, presionando contra su lado y usando su calor corporal para mantenerme caliente. Él se rió.

—Pensé que habíamos acordado no arrinconarnos —dijo juguetonamente. Yo reí y apreté mi fría nariz contra su hombro—. ¿Tienes frío? —Volviéndose y levantando sus brazos para que pudiera acurrucarme más cerca de él.

—Sí —murmuré.

Él envolvió sus brazos alrededor mío y me abrazó más cerca de su cuerpo. Me estaba apretando ahora, por lo que comencé a sentirme más confortable.

—¿Chloe? —susurró luego un par de minutos.

—¿Sí?

—La próxima semana es el aniversario de la muerte de mi madre… —anunció, con su voz temblando de tristeza.

Lo abracé fuerte. Ya lo sabía pero no quería mencionarlo a menos que él lo hiciera. No quería molestarlo. Su cuerpo entero estaba tenso y apretado.

—Sí, lo sé —dije tranquilamente.

—¿Me estaba preguntando si, cuando vaya al cementerio, podrías venir conmigo? —preguntó esperanzado.
Sonreí con tristeza. Nick odiaba ir al cementerio. Realmente se sentía alterado ahí, entonces sólo iba en el aniversario de su muerte o en su cumpleaños. Cada vez, yo iba con él y lo sostenía mientras él lloraba.

—Por supuesto que iré —susurré. Sentí una lágrima caer por mi mejilla. Me alteraba pensar en él alterado, era descorazonador ver este adorable chico con un dolor como ese, pero lo haría porque él lo necesitaba. Yo era la única persona a la que él se había abierto con lo de su madre. Actuaba como si todo estuviera bien con todos los demás, como si no lo afectara, incluso con su padre.

—Gracias —murmuró.

—No necesitas agradecerme. Estoy aquí para ti, tú sabes eso. —Lo abracé más fuerte y traté desesperadamente de no llorar mientras oía como se alteraba. Su cuerpo temblaba suavemente mientras él lloraba en silencio en mis brazos—. Shh, está todo bien —lo conforté, sin saber qué más decir.

Habían pasado tres años desde que ella murió, pero él aún la extrañaba como un loco. Siempre deseé haberla conocido antes de que muriera. Juzgando por la forma en que Nick y su padre hablaban de ella, era una mujer asombrosa. Él se quedó dormido luego de unos momentos y yo cerré mis ojos necesitando dormir también.

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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 05 Mar 2013, 7:25 pm

Capitulo 11


Por la mañana decidí que necesitaba dejar de estar tan afectada por Louis, después de todo, nosotros no nos habíamos ni siquiera comprometido para largo. Me sentía estúpida por estar tan afectada por algo tan trivial después de ver a Nick llorar por su madre. Eso era verdadero dolor, era algo que afectaba, no una relación que apenas había comenzado. No había nada que yo pudiese hacer sobre Louis ahora, claro que me encantaría verle otra vez y tenerle besándome y abrazándome.

Estaría mintiendo si dijese que no quisiera que él me dijera que estaba equivocado y que podíamos estar juntos. Antes de que todo esto sucediese yo estaba loca por él, y podía verme enamorándome perdidamente. Si las cosas hubieran continuado como iban, podría decir que habría sido el amor de mi vida, pero ahora había terminado y necesitaba dejar de estar tan obsesionada con ello.
Sería difícil viéndole cada día, pero necesitaba intentarlo y distanciarme de él un poco y comenzar a verle sólo como mi profesor.

[...]

Cuando Amy metió su coche en la plaza de aparcamiento el lunes por la mañana, me sentía mucho más positiva de lo que lo había estado la pasada semana. La detención en el almuerzo había terminado, así que era solo su clase lo que debía superar, pero aun así decidí centrarme en el trabajo en vez de derretirme por él. El aniversario de la muerte de la madre de Nick dio a la situación un nuevo punto de vista para mí e hizo que, de algún modo, mis problemas pareciesen menores.

Seguí a Amy al vestíbulo y paramos delante de nuestras taquillas, cogiendo los libros de la mañana. De la nada alguien me agarró desde atrás. Mi corazón se tambaleó y chillé del susto saltando en el aire. Me giré y vi a Nick riendo.

—¡Qué gracioso! —murmuré, golpeándole en el estómago con mi cuaderno.

Él sonrió y echó su brazo sobre mi hombro.

—Lo siento, no he podido resistirme.

Eché una ojeada a sus pies para ver si llevaba sus nuevas zapatillas que elegimos ayer.

—¿Te quedan bien? —pregunté señalándolas.

Ayer había sido divertido. Era fácil —natural— tener a Nick alrededor, y aunque desperté tendida junto a él por la mañana, eso, de todos modos, no nos había hecho sentirnos nada incómodos. Deseé calladamente poder sentir algo más por él, pero no lo hacía. No había ninguna chispa. Yo quería de verdad a Nick, pero no de ese modo, no como una novia debería. No estaba segura de haberlo hecho.

Pensé que le amaba así en aquel entonces, pero después de estar con Louis y saber qué se siente al estar en ese tipo de relación, hacía que lo que Nick y yo tuvimos pareciese algo inmaduro y sólo un poco de diversión.

Él asintió. —Sí —confirmó—. Tengo un par de entrenamientos después de clase esta semana, pero puedo encajar las clases el miércoles y el jueves. —Ladeó su cabeza.

—Formidable —sonreí.

El timbre sonó y él se apartó de mí. —Chicas las veo en la comida —dijo mientras se dirigía en la dirección opuesta a donde era la primera clase mía y de Amy.

Cuando él escapó levanté la mirada vi a Louis mirándome. Un ceño arrugaba su frente. Cogí mi último libro y caminé con Amy hacia el gimnasio. Cuando nos cruzamos con Louis, sonreí intentando ser educada.

—Buenos días, Sr. Tomlinson —saludé intentando sonar segura de mí misma aunque mi estómago tenía mariposas.

Él se movió incómodamente sobre sus pies. —Buenos días, chicas. ¿Tuvieron un buen fin de semana? —Él sonrió, pero me parecía forzada, no como las fáciles sonrisas que normalmente adornaban su cara.

Amy se paró junto a él, lo cual quería decir que yo tenía también que parar. Él estaba increíblemente atractivo con sus jeans y su jersey azul claro. Su colonia llenó mis pulmones haciendo que el ritmo de mi corazón subiese. ¡Santo Dios, huele como para comérselo! ¡Vaya! Fingir que estoy bien es más duro de lo que pensé.

—Estuvo bien, nada de especial —respondió Amy, encogiéndose de hombros.

Louis volvió su atención hacia mí.

—¿Y usted, señorita Henderson? ¿Cómo fue la cita del viernes por la noche con el ex hermano? —Sus inquisitivos ojos grises taladrando los míos.

—No fue una cita —aclaré—, pero fue bien, gracias. —Intenté no enfadarme otra vez. La última vez que le había visto fue en el aparcamiento el viernes por la noche y él había lanzado una mirada de odio y enfado a Sam.

—¿Cómo sabe que era con su ex hermano? —preguntó Amy bruscamente.

Louis le sonrió con suficiencia.

—Si recuerdo bien dijiste algo sobre recuperar a su ex pasando por encima de su hermano.

Ella sonrió avergonzadamente. —No es el estilo de Chloe. —Me dio un codazo de broma en las costillas—. Aunque él sea caliente como el infierno —añadió, guiñándome un ojo.

Fruncí el ceño y apreté la mano de Amy intentando tirar de ella. —Basta de hablar de mi inexistente vida sexual. Vamos a clase antes de que lleguemos tarde.

—Señorita Henderson, ¿cree que podríamos tener unas palabras en la hora de la comida? Después de que haya comido va bien —chilló Louis cuando nos marchábamos. Susurré asintiendo—. Claro.

Genial, otro sermón sobre no quedar con su hermano. Justo lo que me faltaba.

[...]

La mañana pasó rápidamente. Incluso me las arreglé para pasar toda la clase de gimnasia sin lesionarme.

Cuando sonó el timbre de la comida me dirigí a la cafetería cogiendo un sándwich de atún y mirando entre las bebidas intentando encontrar un zumo de naranja, pero no había ninguno. Fruncí el ceño y en su lugar cogí un zumo de manzana haciendo pucheros mientras iba a la caja a pagar.

Después de pagar di la vuelta, sólo para darme de frente con Louis. Miró mi bandeja ceñudo.

—Pensaba que te gustaba el zumo de naranja —murmuró. Encogí los hombros—. Así es pero se han agotado.

Él sonrió y puso sus ojos en blanco. —Toma, preciosa.

Puso su botella de zumo de naranja en mi bandeja y a cambio cogió mi zumo de manzana. Sonrió y se volvió para marcharse sin decir nada más, dejándome asombrada viéndole marchar.

¿Preciosa? ¿A qué demonios venía eso? ¿Por qué me ha llamado así? ¡Toda la semana ha estado llamándome rotundamente: Señorita Henderson! Caray, ese tío es jodidamente complicado a veces. Quizá debería preguntárselo cuando vaya a hablar con él. Suspiré cuando me dejé caer en la mesa con mis amigos. Intenté con fuerza escuchar sobre qué estaban hablando, pero mi condenada mente mantenía mis pensamientos concentrados en Louis, aunque yo no quisiera.
Apenas comí nada, sólo destrocé mi sándwich y piqué un poco. Puse mala cara. Supongo que no lo puedo aplazar más. Hora de recibir otro sermón sobre Sam.

Suspiré y puse mi destrozado sándwich en mi bandeja. —Chicos, mejor voy a ver qué quiere el señor Tomlinson.

Amy meneó sus cejas. —Quizá quiere encerrarte en su pequeño despacho y aprovecharse de ti —bromeó.

Me reí con incredulidad. Las posibilidades de que eso sucediese eran bien escasas—. Nunca se sabe —bromeé, poniendo mis ojos en blanco. Tiré mi comida a la basura y me dirigí a su aula. En realidad me sentía un poco nerviosa. No quería discutir con él otra vez, pero sabía que iba a sacar el tema de Sam y lo que sucedió el viernes después de clase.

Estaba sentado a la mesa, escribiendo, cuando llegué. Golpeé en la puerta y su cabeza se alzó para mirarme.

—¡Hola! —Sonrió, una buena sonrisa además, una de esas que solía recibir de él ¿Por qué está haciéndome esto? Esta mañana he decidido hacer un verdadero esfuerzo para dejarle ir y entonces, ¿él empieza a sonreírme y a llamarme «Preciosa» otra vez? La vida no es justa.

—¡Hola!, ¿querías verme? —miré alrededor incómoda.

Él asintió. —¡Sí!, cierra la puerta. —Frunció el ceño y se recostó en su silla.
S
uspiré, ¡sabía que esto iba a ser algún tipo de sermón! Cerré la puerta y caminé cuidadosamente hasta su mesa, esperando que me gritara o me ordenase alejarme de Sam. Fruncía el ceño, pareciendo mirar a cualquier parte menos a mí cuando él dijo:

—Sólo quería disculparme por lo que dije el viernes con Sam. No debería haberlo hecho y estoy realmente arrepentido.

Espera, ¿se está disculpando por ello? Qué dulce.

—¿Por qué lo hiciste, entonces? —pregunté confusa. Eso me había estado fastidiando todo el fin de semana. Si Louis era realmente tan buen tío yo no podía comprender por qué había comenzado de repente a actuar todo el tiempo como un estúpido.

Suspiró y agitó su cabeza. —Sin motivo. Sólo enloquecí un poco porque sé cómo es Sam. Creo que una chica como tú, no debería mezclarse con alguien como él.

Me senté en la esquina de su mesa y miré al techo. —¿Una chica como yo?

—Sí, inocente, dulce, adorable. Tú eres demasiado buena para los gustos de Sam. Usa a las chicas. No quiero que eso te ocurra a ti —dijo en voz baja. Su pierna tocó accidentalmente la mía, y sentí dentro burbujear la excitación, como cuando él estaba cerca.

—No soy inocente —sonreí coquetamente.

El rió. —Oh lo sé. —Me sonrió a sabiendas. Sonreí y me sonrojé cuando pensamientos de cuánto sabía él bombardearon mi cerebro—. Sonrojada otra vez, eso es muy lindo. —Agitó su cabeza, su cara dulce y tierna cuando me miraba.

No sabía qué decir así que no dije nada. Sentada allí mirándole. Sus hermosos ojos grises abrasando los míos; tenía tantas ganas de besarle que a duras penas pude quedarme aún sentada.

Él suspiró y apartó la mirada. —Entonces, ¿cómo van las clases? —preguntó, obviamente quería cambiar el tema de nuestros hábitos sexuales.

Me encogí de hombros. —Sí, bien en realidad, creo que irá bien. Nick va a darme clases particulares dos días a la semana.

—Está bien. Si necesitas más ayuda o algo entonces puedo repasar algunas cosas, pero tendremos que hacerlo en la biblioteca en las comidas o algo así.

Él fruncía el ceño pareciendo un poco irritado por algo.

—¿Por qué en la biblioteca?

—Porque no me gusta estar a solas contigo.

Se levantó, recogiendo sus papeles bruscamente.

A él, ¿no le gusta estar a solas conmigo?
—¿Por qué no? —pregunté.

Suspiró y me miró como si yo fuese tonta. —¿Tienes qué preguntar? —espetó sarcásticamente.

Los pelos de mi nuca se pusieron de punta por su tono. —Obviamente, si no, ¡no lo hubiera hecho! —contesté.

Suspiró dramáticamente. —Olvídalo. Ve a disfrutar del resto de tu tiempo libre antes de que suene el timbre. Tengo que preparar y poner este escrito en la pizarra de todas formas. —Se encogió de hombros y fue hacia la pizarra electrónica detrás de su mesa, cogiendo un rotulador y comenzando a escribir algún tipo de ecuación que se parecía ligeramente a algo sobre lo que habíamos estado trabajando Nick y yo.

Pero me negué a dejarlo así. Esta era la primera vez que hablábamos como era debido. Estaba harta preguntándome qué pasaba por su estúpida cabeza.

—¿Por qué no te gusta estar a solas conmigo? —pregunté, agarrando su brazo y tirando suavemente, intentando que me mirase otra vez.

Se giró tan rápido que me hizo saltar. Su brazo rodeando mi cintura mientras me movía tanto que mi espalda fue apretada contra la pizarra. Apretó su cuerpo contra el mío; su cara tan cerca de la mía que gemí. Su respiración entraba a través de mis labios haciendo mi boca agua. Apenas podía respirar.

Su mano rozó ahuecada el lateral de mi cara mientras movía lentamente su cara hacia la mía.

¡Oh Dios mío, va a besarme! La excitación burbujeó haciendo palpitar mi estómago.

—Éste es el porqué —balbuceó. Su boca estaba tan cerca que sus labios rozaron los míos cuando habló.

Me quedé sin aliento y cerré los ojos, tan emocionada que pensé que me rompería. De pronto la presión y la calidez de su cuerpo estaban ausentes. Obligué a mis ojos a abrirse, confundida con lo que había sucedido. Louis estaba a un paso de mí con sus manos agarrando su pelo. Tenía una dolorida y enfadada mirada en su rostro—. Tienes que irte.

—¿Por qué? —susurré un poco herida. No quería irme. Él estaba tan cerca, y le necesitaba.

—Porque necesito que te vayas. Tengo cosas que hacer. —Su tono era firme y definitivo mientras caminaba hacia la puerta de la clase y tiró de ella para abrirla. No me miró mientras esperaba silenciosamente a que me marchase.

Sentí mis ojos escocer por las lágrimas otra vez, entonces salí atropelladamente de la clase. Estúpido imbécil, excitarme para decepcionarme así. Realmente necesito dejarle ir y dejar de pensar así en él. No es el más ardiente, el tío más serio con quien me he encontrado alguna vez. Ummm, quizá si me lo digo a menudo, empezaré a creérmelo.

[...]

Estuve pensativa el resto de todas las clases de la tarde acerca de lo que Louis era. «Éste es el porqué» dijo. ¿Quiso decir que era porque quería besarme o porque él sabía lo que sentía por él y no quería animarme? No podía sacarme de la cabeza lo cerca que estuvo y cómo sus suaves labios habían rozado los míos muy ligeramente. Mi mente volaba a los besos que compartiríamos y a su sabor. Suspiré y sacudí mi cabeza, intentando concentrarme en lo que estaba diciendo la profesora de español y en la tarea en la que suponía que se estaba trabajado justo entonces, pero fue inútil. Mi tonto traidor cerebro se negaba a centrarse en otra cosa que en Louis.

Cuando el timbre señaló el final de clase gemí. No con todo el mundo alrededor al menos, me encantaría hablar con él sobre nosotros y hacerle decirme qué demonios quería decir tratándome así.

¿Aún querría estar conmigo aunque yo sea una estudiante? ¿Era eso lo que quiso decir?

—Chloe, ¿vienes o no? —Amy rió golpeando mi codo que estaba sujetando mi cabeza. Mi cabeza cayó rápidamente. Me las arreglé para sujetarme antes de que mi barbilla golpease la mesa. Rió enloquecida y agitó su cabeza—. Enferma de amor Chloe, es tan divertido.

Exasperada puse los ojos en blanco. —Vamos entonces, vamos a probar y ver si las habilidades de Nick con las clases particulares son peores que yo cocinando para él. —Enlacé mi brazo con el suyo y fuimos tranquilamente a clase.

—Entonces, ¿no hay nada entre vosotros dos? ¿Sólo amigos? —aclaró, mirándome con curiosidad.

—Sólo amigos —confirmé.

Suspiró, mirándome con tristeza. —Es una pena porque él siempre era tan dulce contigo.

—Sé que lo era, pero no podía funcionar y no podía dejarle seguir adelante sabiéndolo —admití. Amy y yo habíamos hablado mucho sobre ello antes de que yo rompiese con él. Ella pensaba que debería haber continuado con él, que el amor a veces crece. Ella pensaba que debería haber seguido viéndole y que me enamoraría con el tiempo. Sin embargo no habría sido capaz de hacerle eso. Nick ya estaba loco por mí y quedarme con él por la posibilidad de enamorarme no habría sido justo para él de ningún modo.

Merecía algo mejor que eso.

—Y tú, ¿qué cuentas? ¿Hablaste con Ryan ya? —pregunté, sabiendo que si traía a colación su largo encaprichamiento cambiaría para hablar de él y cambiaría el tema de mi vida amorosa.

Suspiró soñadoramente. —No, no todavía. ¿Le has visto esta mañana? ¡Guau!, él está tan bien de azul. Creo que el azul es su color. —Movió su cabeza, riendo.

Reí y puse los ojos en blanco. —Pensaba que dijiste que le favorecía más el negro.

Sonrió abiertamente. —Lo hice, ayer. Debo admitir que el chico está bien con cualquier color. Cualquier color que lleve es mi color favorito del día.

Amy estaba loca por Ryan Everett desde primer curso, pero nunca le había hablado ni una vez. Para empeorarlo, cuando fuese que él estaba cerca ella parecía derretirse en un tembloroso charco a sus pies y la hacía parecer de algún modo una idiota.

—A nadie le quedan bien todos los colores, estás siendo parcial —dije, entornando los ojos. Bueno en realidad, pensando en ello, todavía no he visto a Louis con un color que no le vaya.

La empujé dentro de la clase y eché una ojeada. Llegamos más tarde de lo normal, pero Louis todavía no estaba allí.

—Vamos, cojamos sitio. —Miré entorno y vi dos sitios juntos, pero otra vez estaban delante. ¡Maldita sea, no quiero sentarme delante siempre en sus clases! ¿Por qué, oh por qué el aula de español tiene que estar en el otro lado de la escuela y así todos los sitios buenos están cogidos para cuando llego?

—Hay dos sitios —cantó Amy, yéndonos a la primera fila.

Me senté y saqué los libros, rezando para que esta hora pasase sin problemas. Estaba esperando que de verdad todo el tiempo que Nick y yo pasamos juntos el sábado valiese la pena y al menos yo pudiese entender vagamente de qué iba hoy.

Louis entró un par de minutos más tarde. Inmediatamente sentí arder mi cara mientras recordaba lo cerca que él había llegado a estar de mí a la hora de la comida. Dejó su portátil en la mesa y miró a la clase.

Cuando sus ojos encontraron los míos. Le vi sonreír con satisfacción. Probablemente divertido con que estaba sonrojada ya otra vez, no hay duda.

—Bien entonces, clase, quiero que todos vosotros hoy os juntéis por parejas con la persona a vuestro lado y vamos a hacer un proyecto de presión y cómo las matemáticas pueden ser usadas para predecir con exactitud los resultados de ciertas situaciones, incluso algunas científicas. Las matemáticas, no son sólo números, pueden ser usadas como la base de un montón de cosas en la vida —dijo, sonriendo de oreja a oreja. Obviamente le divertían este tipo de cosas.

Gemí suavemente, cuando él empezó a hablar de hacer un cohete a partir de una botella de soda vacía y globos y eso. Repasó cómo obtener la formula exacta para la cantidad de presión por pulgada cuadrada que haría elevarse la botella en el aire y aterrizar en el objetivo. Cada pareja debería darle ciertas variaciones, como una mayor o menos distancia a la que la botella tenía que viajar, así cada fórmula sería diferente.

Por lo visto, si hacíamos bien esto contaría también como parte del proyecto de ciencias. Me senté en silencio, sintiendo hundirse mi corazón. No tenía ningún sentido, y tenía la sensación de que estaría llamando a Nick sobre ello un montón la semana siguiente.

Miré a Amy con una expresión de impotencia, pero movió la cabeza indicando que ella tampoco lo tenía. No nos sería útil asociarnos, porque sería como un ciego llevando a otro ciego. Miré a mi otro lado y avergonzada. Erika la friki Dennison. ¡Guau! ¿Podía la vida hundirme aún más que en este momento?

—Tenéis un par de clases para trabajar sobre ello. Al final de la semana quiero que presentéis vuestros resultados a la clase y cómo llegasteis a la ecuación. Hasta haremos demostraciones prácticas en el exterior —dijo Louis entusiasmado, frotando sus manos alegremente. Bien, mi estúpida pregunta de si la vida podía empeorar ha sido respondida, y la respuesta es que demonios que si puede alucinar.

—Tú y yo entonces, princesa de hielo —dijo Erika, mofándose de mí con desprecio cuando Amy formó pareja con Jessica a su otro lado. Era una buena pareja para ella. Jessica estaba un poco chiflada pero era realmente maja, así que ellas al menos se divertirían intentando sacar esto adelante.

—¡Genial! No puedo esperar —mentí fingiendo simpatía. Con suerte si lo intento de verdad, de verdad intentar ser agradable con ella, ella será amable conmigo.

—No me des la lata hablándome, sé que te la sopla así que yo haré el trabajo y tú puedes ponerte conmigo en la presentación y estar guapa. ¡Espera!, olvidaba que no serás capaz de hacerlo, en realidad tendrías que ser buena para el trabajo. Um, me temo que tendré que hacer también esa parte —se mofó, mirándome por encima y levantando su nariz.

Mi mano instintivamente se cerró en un puño. Estaba a punto de chocarlo contra su cara cuando Louis se cruzó.

—Erika, necesito que ayudes a Martin. —Señaló con la cabeza hacia el fondo de la clase donde Martin estaba sentado. ¡Guau! Pobre Martin. Inmediatamente, Erika se puso en pie y cogió sus libros moviéndose hacia él. Ella parecía más que aliviada al no tener que trabajar conmigo.

Busqué alrededor a alguien más, pero ya estaban todos emparejados. Espera, pero entonces no tendré un compañero, noté, entrando en pánico porque no tenía la menor idea de cómo empezar con este trabajo.

—La ayudaré yo, señorita Henderson. —Louis sonrió bondadosamente. ¿Qué demonios? ¿Qué era todo eso de: «no me gusta estar a solas contigo»? mierda, ¿entonces? Quita mi compañera, así, ¿puedo emparejarme con él?

—Tricia Marshall está ausente hoy, cuando vuelva puede tenerla como compañera; sólo le ayudaré hoy —añadió Louis encogiéndose de hombros como si no fuese un gran trato.

Asentí sin respiración. Estaba agradecida por no tener que trabajar con Erika, pero al mismo tiempo, preferiría trabajar con ella que con él. Hacía malditamente difícil estar cerca de él a veces con su buena arrogancia y su divertida personalidad. Guau, va a ser una hora divertida... ¡No!

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 When Summer ends - Louis Tomlinson - Página 2 Empty Re: When Summer ends - Louis Tomlinson

Mensaje por mimi94 Miér 06 Mar 2013, 7:50 am

me encanta la novela y me encanta que los capítulos sean tan largos y ademas que subas tan seguido tu gran admiradora de verdad me encanta la novela
solo me encanta todo :)
mimi94
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 When Summer ends - Louis Tomlinson - Página 2 Empty Re: When Summer ends - Louis Tomlinson

Mensaje por 1DemiLovaCB Miér 06 Mar 2013, 1:40 pm

Capitulo 12

Vamos por nuestras cosas entonces, ¿a menos que quieras mirar el teorema primero? —preguntó Louis, levantando una ceja cuando se sentó en el asiento de Erika.

—¿No podrías solo decirme la ecuación? —respondí, poniendo mala cara.

Rió y negó con su cabeza. —Podría, pero entonces tú no aprenderías, ¿así que cuál es el punto en esto?

—Bien, ¿dónde está el punto en aprender qué presión hace volar una botella de soda en el aire de todos modos? Difícilmente podría usar esto en la vida real; ¿qué maldita clase de empleo voy a tener que requiera que yo sepa esa tontería? —vociferé.

Él se rió silenciosamente. —Eres demasiado graciosa cuando estás nerviosa, pero al menos no estás sonrojándote. —Levantó una ceja y me sonrió con satisfacción, con lo que por supuesto inmediatamente me hizo sonrojar—. Oh allí está. —Él rió antes de levantarse del asiento y dirigirse a la mesa de enfrente para recoger todo el equipo que necesitábamos para hacer el experimento.

La hora pasó bastante rápido, y de hecho fue muy divertido. Louis bromeaba y en realidad hizo mucho del trabajo por mí, por lo cual yo estaba agradecida. Le observé pegándolo todo junto y añadiendo el líquido, midiendo todo con exactitud, hablando de la presión dentro de la botella y cómo el aire comprimido aumentaría. Parecía que se divertía mientras apuntaba números y letras con una sonrisita en su cara. ¡Se veía tan malditamente caliente ahora mismo!

—Bien, ven y haz esta parte. —Hizo señas para que tomara la botella. La tomé vacilante no queriendo hacer nada realmente, yo era feliz dejándole hacer todo, pero supongo que tenía que aportar algo—. Bien, ahora quiero que viertas esto despacio, entonces, cuando diga, vas a colocarle rápido la tapa. Las dos sustancias comenzarán a reaccionar inmediatamente entonces tienes que ser rápida con la tapa. —Me sonrió con satisfacción mientras se paró detrás de mí.

—¿Reaccionar inmediatamente, qué significa eso? —pregunté ya que comencé a verter el polvo blanco que él mencionó que era el bicarbonato de sodio en el líquido amarillento-marrón con olor fétido que ya estaba en la botella—. ¿Qué es lo que hay aquí de todos modos? —pregunté, arrugando mi nariz. Esto se parecía un poco a la orina.

—Vinagre —contestó él. Asentí y vertí el resto del polvo de un solo golpe en vez de lentamente como él dijo—: Mejor ponle la tapa. —Louis se rió detrás de mí ya que esto comenzó a burbujear rápidamente.

—¡Oh mierda! ¿Qué está haciendo? —pregunté mientras agarraba la tapa… pero no fui lo suficientemente rápida.

Louis se rió y agarró la botella colocando su mano sobre la abertura justo cuando parecía que iba a explotar. Esto rociaba espuma amarillenta apestosa por todas partes. Se parecía un poco como una botella de champán cuando la agitas. Grité mientras que se rociaba por todas partes de mi camisa y jeans.

La gente estaba aullando y escondiéndose bajo sus escritorios, riéndose mientras la botella siguió rociando. Esto se estaba yendo por todas partes; entró en mi boca y mojó mi cabello. Giré y enterré mi cara en el pecho de Louis mientras eso se seguía rociando en mi espalda. Yo podía oírle muerto de risa, y no pude menos que reírme también.

Cuando finalmente paró me salí de la seguridad de su cuerpo. Mi cabello goteaba y apestaba asqueroso.

Louis estaba empapado también. Me sonreía con suficiencia, rodando sus ojos.

—¿Qué parte de «verterlo lento» no entendió, señorita Henderson?

Miré hacia atrás al escritorio e hice un gesto adolorido. Todo estaba empapado, las notas que yo había estado tomando mientras él trabajaba, el suelo, había espuma hasta en el techo. Me miré hacia abajo y sacudí la humedad lejos de mis manos mientras que goteaba de mis dedos. Yo parecía que acababa de salir de una fiesta de espuma de vinagre.

—Mierda. Lo siento mucho —mascullé, mirándolo atrás disculpándome.

Dirigió una mano por su cabello, alborotándolo y sacudiendo gotas de vinagre de él. Él se rió tímidamente.

—Yo también hice eso cuando estaba aprendiendo, y cuide su lenguaje. —Me sonrió con satisfacción burlonamente haciéndome reír.

La campana sonó así que él miró hacia atrás a la clase, quiénes reían y agarraban sus mochilas, dispuestos a irse.

—Chicos, aseguraos de poner vuestros nombres en los cohetes y colocarlos a un lado. Trabajareis en ellos mañana de nuevo. Tal vez sería una buena idea para la gente que trabaja cerca de la señorita Henderson traer un cambio de ropa —bromeó Louis, dándome un codazo antes de irse al cuartito fuera de su aula.

Hice rodar mis ojos por su insulto. Amy vino entonces, sacudiendo espuma de su brazo.

—Me alegro tanto de haberme movido un poco así, sólo alcanzó mi brazo ¡Diablos como apestas! —Ella rió, arrugando su nariz.

Puse mi mano en mi nariz y la olfateé estremeciéndome ya que pareció que el olor acre quemaba el interior de mi nariz. Wow ella tenía razón. Asqueroso.

—Adivino que no me llevarás en tu coche —reflexioné, pero la miré con esperanza.

Ella hizo rodar sus ojos. —No sería como que la mejor amiga si te dejara varada toda mojada ahora, ¿o sí?

Sonreí agradecidamente, pero Louis entró y me lanzó un paño. —Señorita Henderson, usted puede quedarse y ayudarme a limpiar su desorden. Los encargados de limpieza de la escuela no tocarán esto. —Agitó su mano a los charcos y espuma por todas partes.

—Bien —fruncí el ceño y me di la vuelta a Amy—. Caminaré, no me esperes.

—Puedo llevarle a casa si usted quiere —ofreció Louis mientras que pasaba el paño sobre el escritorio, mojándose con el lío que yo había hecho.

Amy sonrió abiertamente. —Genial. Tengo que hacer de niñera otra vez directamente después de la escuela así que no tengo tiempo para esperar.

Noté con alguna medida de insatisfacción que Amy pasaba sus ojos sobre el cuerpo de Louis. Fruncí el ceño, echando un vistazo en su dirección para ver que su camiseta estaba mojada y se pegaba un poco a su pecho, mostrando sus músculos. —Te veré mañana entonces, Chloe.

—Adiós, Sr. Tomlinson —llamó Amy, agitando su mano sobre su hombro mientras salía veloz.

—La veo mañana, señorita Clarke —contestó él distraído, todavía secando la espuma.

Me volví atrás de la mesa y miré a Louis disculpándome. —¿En verdad hiciste esto cuando estabas haciendo este experimento? —pregunté con curiosidad.

Asintió. Una sonrisa maliciosa se estiró despacio a través de su cara. —Sí, pero lo mío fue hecho a apropósito, y apunté la botella hacia las animadoras.

Me reí tontamente. —Pervertido. —Era un típico comentario de Louis—. ¿Sabías que esto me pasaría a mí?

Él sonrió abiertamente y asintió. —Diablos sí, te dije vértelo despacio y ten la tapa lista. Yo sabía que no tendrías la paciencia de verterlo lento. ¿Por qué crees que me escondí detrás de ti? —bromeó, levantándome una ceja.

Me reí y sacudí mi cabeza.

—Estúpido.

Él hizo una reverencia como si fuera un elogio y rió.

—¿Tienes cinco dólares? —preguntó él de repente, cavando en su bolsillo.

Afecté a mi cabeza. No llevaba nada de dinero encima hoy. —No, ¿Por qué?

—Debe de haber un estudiante de primer año al que podamos pagarle para hacer esto —bromeó él.

Estallé en carcajadas y fui al fregadero en su cuarto fuera del aula y enjuagué mi paño para poder continuar con la limpieza. Tomó aproximadamente veinte minutos liberarnos de toda la espuma, pero aun así, el aula entera olía a vinagre.

Limpiamos en silencio; eché ojeaditas a su cuerpo mientras él limpiaba la mesa. Miré la manera en que sus bíceps se doblaban y tensaban, la forma en que su camiseta subía un poco, exponiendo su estómago cuando él se paró sobre el escritorio y se estiró para limpiar el lío del techo. Sentí mi aliento atrapado en mi garganta ya que imaginaba recorrer con mi lengua por todo su abdomen esculpido. Estaba tan pérdida en mi propio mundo que no me percaté que estaba de pie allí sin movimiento, contemplándole como una completa idiota.

—Chloe, no puedes mirarme así —murmuró Louis, viéndose afligido mientras que brincó fuera de la mesa aterrizando elegantemente sobre sus pies.

Me sonrojé, pero no alejé mi mirada de él, no podía. Le deseaba tanto. —¿Por qué no? —desafié, y luego inmediatamente me sentí estúpida.

Él frunció el ceño. —Porque soy tu profesor y eres menor. Tenemos que olvidar lo que pasó y sólo comportarnos como profesor y estudiante.

—¿Y si la estudiante está loca por su profesor? —rebatí, mordiendo mi labio mientras que mis hormonas parecían apoderarse de mi boca. Ups, ¿por qué diablos dije eso?

Entonces la estudiante tiene que guardárselo para ella. —Él sacudió su cabeza y entró pavoneándose al cuartito al lado de su aula.

Suspiré y me senté en el borde del escritorio mientras el rechazo me inundaba otra vez. ¿Por qué me puse en esa situación, por qué le dije eso? ¿Realmente me gusta sentirme rechazada? ¿Tal vez soy masoquista y me gusta el dolor de ser humillada?

Él salió un par de minutos más tarde en una camiseta limpia y seca. Me lanzó un suéter. Sonreí agradecidamente. Mordía mi labio mientras me miré hacia abajo, estaba empapada hasta los huesos, no podría sólo ponérmelo encima de mi camiseta porque arruinaría su suéter. Puse el suéter en el escritorio y agarré la orilla de mi camiseta, jalándolo sobre mi cabeza quedándome sólo con mi sujetador.

Cuando alcé la vista a Louis él estaba de pie sólo allí mirándome. Una mirada de deseo estaba clara a través de su rostro haciendo mi cuerpo hormiguear por todas partes y a mi estómago sentir mariposas.

Sonreí maliciosamente. —Louis, no puedes mirarme así —bromeé, usando las palabras que él me había dicho.

Asintió despacio, sin quitar sus ojos de mi cuerpo. ―Lo sé.

Sonreí abiertamente y bajé el suéter por mi cabeza, interrumpiendo su mirada lujuriosa. Me sentí un poco mejor de saber que no era sólo yo la que sentía esta atracción. No importaba si quiera que su atracción por mí fuera sólo sexual, y no la conexión que sentía hacia él. Me agradaba que le gustara mi cuerpo, aun si eso era todo lo que le gustara de mí.

Él suspiró profundamente y miró lejos. —Venga entonces te llevaré a casa. —Se dio vuelta y caminó hacia la puerta. Agarré mi mochila y mis notas arruinadas y lo seguí detrás. Cuando me puse a su lado él miró abajo a mis notas y sonrió—. ¿Podrás leerlo?

Me encogí de hombros. —No sé, con suerte se secarán bien, y podré copiarlos en papel de mejor olor. —Arrugué mi nariz al fuerte olor de vinagre que nos seguía a ambos por el vestíbulo.

Él se encogió de hombros. —Si no puedes leerlos entonces yo podría ayudarte a escribir algo más.

—¿En la biblioteca a la hora del almuerzo, verdad? —Bromeé, riéndome tontamente.

—Sí, creo que eso es una idea buena —sonrió él abiertamente con timidez.

Le seguí afuera a su coche y miré dentro con una sonrisa en mi cara. Era un desorden otra vez. Parecía que la cosa de mantener limpio el coche sólo duró mientras estábamos saliendo, y ahora regresó a sus viejos hábitos.

—Buen trabajo con el coche, cerdo.

Él rió. —¿Quieres caminar a casa, o terminaste de insultar mis habilidades de limpieza? —Me sonrió con satisfacción retadoramente.

—Terminé con los insultos; no quiero caminar a casa. ¿Quieres que me quite los jeans para no no arruinar tu asiento? —Ofrecí, mirando hacia mis jeans todavía húmedos.

Él negó con su cabeza rápidamente. —No, definitivamente déjate los jeans puestos. Está bien, sólo entra.

Caminó hacia su lado mientras yo agarré el par de latas de soda de mi asiento y los puse en el suelo junto con los papeles y envolturas de caramelo. Lancé mi mochila a la parte de atrás y me senté mirando el desastre en el suelo, riéndome con incredulidad.

—¿Louis, cómo diablos puedes comer toda esta chatarra y todavía mantenerte en forma? —pregunté, haciendo señas al suelo. Había allí fácilmente diez diferentes envolturas de caramelo vacío desechadas desordenadamente.

Él se encogió de hombros despreocupadamente. —Tengo mucho tiempo libre así que ejercito mucho. Todavía doy las clases en la pista de esquí así que eso también es como una forma de ejercicio.

Sonreí por ello. —¿Has comenzado alguna pelea de bolas de nieve últimamente? —pregunté. Sonreí abiertamente ya que recordé nuestra primera cita apropiada. Todavía una de las mejores noches de mi vida.

Él se rió. —No, no hay chicas rebeldes allí a las que les guste ser golpeadas con nieve. Además, tengo que echar a la gente que comienza luchas de nieve, está contra reglas de la compañía.

—¿Así que si yo fuera allí una noche mientras estás trabajando, y comienzo una guerra de nieve, me echarías? —Puse en duda, sonriendo con satisfacción en él.

Él sonrió abiertamente. —No, pero podrías perder por una paliza.

Me reí ante el desafío de su voz. Si mi memoria no me fallaba, Louis disfrutó de aquella noche casi tanto como yo. Bien, yo pensaba en ese entonces que lo hizo de todos modos.

—Tal vez sí. —Le meneé mis cejas.

Estábamos casi en mi casa ahora, y yo estaba un poco decepcionada. Esta era la primera vez que él había estado así conmigo desde que rompimos. No quería que se terminara. Había tenido una semana sin él, y yo no quería otra. Aunque no dependía de mí, él fue el que rompió conmigo y no al revés, así que yo no tenía ninguna opción en el asunto para mí decepción.

Se detuvo fuera de mi casa y paró el motor, dándose la vuelta para estar enfrente de mí. Tenía el rostro ligeramente afligido otra vez. ¿Él tampoco quiere que este momento se termine? ¿O son sólo ilusiones de mi parte?

Se inclinó por el hueco entre los asientos, hurgando atrás por mi mochila. Cuando se enderezó estaba mucho más cerca de mí por como él estaba inclinado. Sus ojos se engancharon con los míos haciendo a mi cuerpo entero arder de la excitación. De repente sentí como si alguien hubiera soltado cien mariposas en mi estómago. Su aliento soplaba a través de mi rostro haciendo mis labios hormiguear con la necesidad de tenerlo presionado a mí.

Él no se alejó, sólo se quedó allí mirándome, como yo lo miraba a él. Oh, Louis, por favor bésame. No me importaba que fuera un profesor, o que yo fuera una menor. Cuando algo es lo correcto tú sólo lo sientes y definitivamente lo sentía, mi cuerpo entero lo sentía. Él era el único para mí. El único que me enloquecería y me haría reír aun cuando yo estuviera triste. Él era el único que quisiera que me abrazara cuando llorara, el único al que quisiera llamar cuando tuviera noticias felices. Él era el único.

Apenas podía respirar. Quise lanzar mis brazos alrededor de su cuello y aplastar mis labios contra los suyos. Quería que me abrazara y me dijera que buscaríamos alguna manera, que él lo resolvería porque él me quería tanto como yo a él.

Me miraba dulce, tiernamente, justo como él solía mirarme. Podía sentir que mi corazón se estrellaba en mi pecho mientras que sus ojos miraron veloz a mis labios una fracción de segundo antes de volver a los míos. Sus cautivantes ojos grises me atraparon en su intensa mirada mientras que comenzó despacio a aproximar poco a poco su rostro más cerca del mío. Sonreí y avance también.

Justo cuando nuestros labios estaban a unos centímetros mi teléfono sonó. Louis brincó hacia atrás rápidamente en su propio asiento, que casi se apretó contra la puerta en un intento de estar más lejos de mí. Fruncí el ceño mientras que mi corazón se hundía hasta mis dedos del pie. Tan cerca, sin embargo tan lejos. Su rostro se endureció de nuevo y yo sabía que el momento había terminado. No conseguiría otra posibilidad porque él no me quería. Eso fue sólo la tensión sexual que chispeó. Eso era todo lo que yo era para él, algo de diversión con lo que podría entretenerse y darse un gusto.

—Deberías ir adentro y contestar eso. —Volteó al parabrisas y arrancó el coche antes de agarrar el volante tan fuertemente que sus nudillos estaban blancos.

Suspiré y asentí. No dejaría que esto me molestara de nuevo. Tenía que aferrarme a la comprensión que había tenido durante el fin de semana, cosas peores pasan a la gente todo el tiempo y ellos se las apañan.

Nuestro rompimiento no era una tragedia, era sólo algo desafortunado, pero era parte de la vida. El desamor era algo que superarías con el tiempo. Sólo recé por poderlo olvidar pronto porque este dolor era casi insoportable.

—Gracias por traerme. —Agarré mi bolso y salí trepando del coche sin mirar su estúpido guapo rostro otra vez cuando me dirigí hacia dentro. No me molesté en contestar mi móvil, ya llamaría a quienquiera que fuera. No quería hablar con la persona que arruinó mi beso con Louis. Técnicamente no era su culpa, pero yo no podía menos que estar un poco enojada con quienquiera que fuera.

Mis padres no estaban en casa, así que me fui directamente arriba y me dirigí a la ducha para lavarme y quitarme el olor a vinagre. Cuando estuve de pie bajo el agua de la ducha reviví el momento en el coche.

¿Me hubiera besado si mi teléfono no hubiera sonado? ¿Si él me hubiera besado eso significaría que podríamos estar juntos, o él sólo le habría restado importancia justo después como si fuera un desliz? Tal vez me habría besado y comprendido que yo era la única a la que quería también, y me hubiera pedido otra oportunidad. Estuve de pie bajo el agua durante una buena media hora sólo representando «lo que podría haber sido» en mi cabeza.
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Mensaje por Mslistie Miér 06 Mar 2013, 3:03 pm

Lo que me extraño es el cambio tan rápido de la protagonista con Louis en las clases de cálculo. :/
Pero por todo lo demás, es genial, perfecto. Necesito más capítulos. Buah. No puedo esperar hasta mañana D:

<3
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Mensaje por 1DemiLovaCB Miér 06 Mar 2013, 3:50 pm

Mslistie escribió:Lo que me extraño es el cambio tan rápido de la protagonista con Louis en las clases de cálculo. :/
Pero por todo lo demás, es genial, perfecto. Necesito más capítulos. Buah. No puedo esperar hasta mañana D:

<3

Descuida escribiré un capitulo más cuando termine mi tarea -lo hago sólo para dejarlas con más intriga-. creepygusta
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Mensaje por 1DemiLovaCB Miér 06 Mar 2013, 5:26 pm

Capitulo 13


Me fue difícil conciliar el sueño esa noche. Solo pensaba en lo cerca que sus labios habían estado de los míos, en cómo su boca se había inclinado en esa pequeña y sexy sonrisa que parecía ser solo para mí. Nunca lo había visto sonreír así para nadie más.

Eso significaba algo, ¿no es cierto? Durante el trascurso de mi noche de insomnio me convencí de que, de alguna manera, eso significaba algo. Él sentía algo más que simple atracción sexual. Tenía que ser así.

Decidí seguir adelante con la decisión que había tomado el fin de semana, peores cosas ocurren cada minuto de cada día alrededor del mundo y esto no debería preocuparme más. Al mismo tiempo decidí que necesitaba intentarlo y trabajar en ello. Si él sentía algo por mí, valía la pena.

Necesitaba hablar con él y ver exactamente que estaba ocurriendo en esa cabeza tan sexy. Si él me decía que sólo era atracción sexual entonces lo dejaría y seguiría adelante, si quería más que eso, tendríamos que trabajar la situación. Me rehusé a seguir confundida.

Él necesitaba admitirlo o irse. Eso era todo. Sabía que no podría dejar de pensar en él de la noche a la mañana, pero si no me quería, haría todo lo posible por olvidarlo.

A la mañana siguiente, después de la desvelada y de sopesar mis opciones, me sentía horrible y me veía peor. Ninguna cantidad de corrector iba a cubrir las ojeras, así que no me molesté en disimularlas. Me puse la primera ropa que vi en el armario y bajé las escaleras para esperar a Amy.

Cuando oí su claxon caminé lentamente al automóvil. Sabía que me torturaría con el tema de Louis, lo hacía todas las mañanas. Contuve la respiración mientras subía al auto, pero fue inevitable. Durante los quince minutos que duró el trayecto me leyó la cartilla una y otra vez acerca de salir con otra persona.

Insistía en que el ideal era Oliver Hawk, aparentemente había escuchado que yo le gustaba y quería invitarme a salir. Hasta sugirió que volviese a acostarme con Nick en un intento de sacarme del culo a mi ex: esas fueron sus palabras exactas. Solo sonreí y asentí, no quería más confrontaciones sobre el tema. No podía tomar una decisión firme hasta que no hablara con Louis.

Cuando llegamos a la escuela, inventé la excusa de que iba a la oficina, pero en vez de eso, me dirigí a su aula de clases. Ya está. De una vez por todas voy a averiguar qué quiso decir ayer. Solo tenía una oportunidad, una sola oportunidad. Si él me quería, lo tendría que admitir.

A pesar de estar caminando en dirección a su aula de clases comencé a dudar de mi misma. ¿Qué veía un chico como Louis en una chica como yo? Louis es impresionante, divertido, inteligente, cariñoso y cuando estuvimos juntos era el mejor novio. ¿Qué diablos tenía yo para mantenerlo interesado? Nada, esa es la respuesta. No soy suficientemente buena para él. Voy a parecer una completa idiota haciendo esto, como una tonta colegiala enamorada de su maestro. Woow, ¡apesto! Quería dejar de caminar pero mis estúpidas piernas seguían, paso tras paso, por su propia voluntad.

Me detuve frente a su aula y tomé una respiración profunda tratando de calmar mis nervios, de tener el coraje para continuar con este plan tan tonto. ¡Sé valiente Chloe! Justo cuando estaba a punto de entrar, oí una carcajada. Me detuve en seco y miré a escondidas a la señorita Teller, la maestra de teatro, de pie muy cerca de Louis. Estaba riendo y acomodando su cabello sobre el hombro mientras le sonreía seductoramente. No podía ver qué estaba haciendo él porque estaba de espaldas a mí, pero no tenía ninguna duda de que disfrutaba de la atención.

La señorita Teller era preciosa y muy joven para ser maestra; tendría 26 años, más o menos. La mayoría de los chicos de la escuela estaban encaprichados con ella y no podía culparlos. Ella era alta, de figura atlética, largo cabello rubio, ojos enormes azules y unos pechos más grandes que el promedio que no le importaba enseñar, con sus reveladoras y provocativas camisas.

Sentí que hervía de celos cuando ella puso una mano en el antebrazo de Louis.

—Eso fue divertido. Realmente haces interesante este lugar Louis —ronroneó mirándolo a través de sus pestañas.

—Estoy seguro que este lugar era bastante interesante antes de que yo llegara —contestó Louis encogiéndose de hombros.

Noté que él no quitó el brazo para alejarse de su mano. Tuve la urgencia de entrar y arrancarle el brazo de esa mano.

—¿Quieres que nos encontremos hoy a la hora del almuerzo y salgamos a comer fuera? —preguntó sonriéndole seductora.

¡Oh dios, por favor di que no!

—Lo siento pero no puedo ir, tengo muchas cosas que hacer —contestó.

Dejé escapar un suspiro de alivio, pero en el fondo reconocí que no la había rechazado, solo dijo que tenía muchas cosas que hacer.

No había dicho «No gracias, no me interesa».

—Está bien, no te preocupes. ¿Estás libre después de clase? —dijo mirándole esperanzada.

—Si claro, te lo había dicho ¿recuerdas?

Oh dios ¿iba a verla después de clase? ¿Había rechazado el almuerzo pero iba a salir con ella después? Wow, eso dolía. Sentí que el corazón comenzaba a latir más rápido. Realmente había terminado conmigo y la pequeña escena de ayer había sido solamente un error. ¡Maldición, estúpida cara de tonta! ¿Estaba haciendo esto a propósito para herirme? ¿Dándome esperanzas para destrozarme otra vez?

—Genial —sonrió la señorita Teller.

—Vamos a encontrarnos aquí o donde quieras. —Louis se encogió de hombros de manera casual.

De repente me di cuenta que la conversación iba a terminar y yo estaba frente a la puerta escuchando.

En ese momento, la atención de la señorita Teller estaba fija en Louis, pero en el momento en que se volviera podría verme y saber que yo había estado escuchando su pequeña charla.

Me moví hacia la esquina tratando de no escuchar más. No podía oír aquel flirteo, era demasiado doloroso. Me dolía el cuerpo de la tensión. Ella salió del aula y sonrió para sí misma mientras se alejaba.

Se veía muy bien con esa falda negra. De repente me sentí increíblemente mal vestida con los vaqueros y el suéter demasiado grande. A ella, todos los chicos le sonreían mientras pasaba y se volvían para ver su trasero.

Mis manos temblaban por los celos y la sorpresa. ¿Por qué demonios estaba tan sorprendida con esto? La señorita. Teller era hermosa y una mujer realmente encantadora. ¿Por qué no iba a querer salir con ella? En el trascurso de la noche me había hecho ilusiones de estar de nuevo juntos. Tal parecía que no tendría esa oportunidad. Ya Louis se había buscado a alguien mejor y más adecuado para él.

El sonido de la puerta al cerrarse atrajo mi atención. Miré hacia arriba justo cuando él salía de su aula de clases. No tuve oportunidad de escapar antes de que me viera. Apreté los puños enojada, traicionada.

Por alguna razón sentía que me había engañado, a pesar de no ser así. Quería golpearlo y gritarle frente a todos para que supiera que me había hecho sentir como un pedazo de carne barata.

Él me miró, sorprendido por un momento, y se acercó preocupado.

—¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? —preguntó inclinándose para mirarme. Sus ojos encontraron los míos mientras su calidez y olor me rodeaban. El estómago se me revolvió.

—Estoy bien —murmuré tratando de parecer despreocupada, pretendiendo que sus planecitos con la caliente maestra de teatro no me afectaban en lo más mínimo.

Me volví para irme, pero él tomó mi mano y me detuvo. Cuando no soltó mi puño, me volteé para mirarle con curiosidad. Eché un vistazo a nuestras manos y traté de ignorar el estremecimiento que atravesaba mi cuerpo por el hecho de que me estuviera tocando.

—¿Se le permite tocar así a una estudiante señor Tomlinson? —susurré.

Frunció el ceño extrañado y me soltó rápido la mano.

—¿Qué ocurre? —Su voz tenía un tono molesto por mi comentario.

—¿Tiene que ocurrir algo malo? —pregunté cambiando mi pesada mochila de hombro.

—Te ves preocupada, tus manos están temblando y tus ojos tienen ese pequeño tic que haces antes de llorar —afirmó cruzando los brazos sobre el pecho y haciendo que los músculos de su antebrazo se tensaran.

Me odié a mí misma por el repentino deseo de tener esos brazos envolviéndome. ¡Concéntrate Chloe!

—¿Un tic? —Me quedé pensando en su comentario. Mis ojos no hacían un tic antes de llorar.

—Siempre te pasa antes de que comiences a llorar —dijo encogiéndose de hombros.

—¿Cómo puedes saber eso? —pregunté sintiéndome estúpida y decidiendo que ese tic tenía que irse para siempre.

—Películas tristes.

Wow, si había notado esas pequeñeces, realmente me prestaba atención cuando salíamos. Sonrió. Sentí que mi rabia se disolvía, así que tuve que luchar para mantenerla. Me rehusaba a olvidar esto. Me había herido y no quería olvidar; tenía roto el corazón.

—Estoy bien, no ha pasado nada malo. Solo estoy cansada —murmuré mirando ansiosa el pasillo hacia el gimnasio, deseosa de escaparme a mi primera clase.

—¿No dormiste bien? —preguntó moviendo la cabeza para apartar el cabello de los ojos.

¡Dios, me encanta cuando hace eso! Quizá le pida que se corte el pelo un poco más corto para que deje de hacer eso frente a mí. Abrí la boca para contestar, pero el timbre sonó alto sobre nuestras cabezas. ¡Gracias Dios!

—Me tengo que ir. —Sonreí y di la vuelta para irme. No me detuvo esta vez y me sentí agradecida.

Su contacto había tenido un gran efecto sobre mi cuerpo y no quería que fuera así. ¡Maestro estúpido, arrogante, engreído!

El resto de la mañana transcurrió lenta. Traté de no pensar. Me concentré en las clases y cada vez que pensaba en Louis y la señorita Teller me daba una cachetada mental y me enfocaba de nuevo en la clase.

Hasta logré terminar mi clase de gimnasia sin golpearme, algo que me sorprendió. Tal vez solo era cuestión de centrarme.

A la hora de almuerzo me senté con el grupo de amigos y los escuché planear una salida para ver la película del sábado por la noche. Definitivamente yo quería ir. No había hecho nada desde que Louis y yo nos separamos. Aparte de la salida con Sam el viernes, solo me había dedicado a sentarme y estar triste.

Oliver se sentó junto a mí sonriendo nervioso.

—Hey Olly, ¿buen fin de semana? —le pregunté mientras terminaba mi zumo.

—Sí, fue bueno, ¿y el tuyo? —preguntó ofreciéndome sus patatas.

Tomé un par y me encogí de hombros.

—Realmente no hice mucho, estudiar y salir de compras. Nada del otro mundo.

—Sí, eso es bueno… quiero decir, no que no hayas hecho nada emocionante, solo que es bueno no tener complicaciones y… —Se interrumpió, frunciendo el ceño.

Movió la cabeza y levantó los ojos para mirarme.

—Me preguntaba si querías salir y hacer algo el viernes por la noche. —Se veía realmente incómodo.

¡Oh no! ¿Me estaba invitando a salir otra vez? Es por eso que estuvo mirándome toda la primera clase.
Tragué saliva cuando noté que toda la mesa se quedó en silencio al oír su invitación. Wow, ¡hablando de cosas incómodas! ¿Cómo puedo rechazarlo con gentileza? Me rompí la cabeza para buscar rápidamente una excusa.

—Lo siento pero no puedo, ya tengo planes para el viernes. —Me relajé. No era mentira realmente, Sam me había sugerido hacer algo el viernes, pero no teníamos un plan definido. Ya había rechazado a Oliver dos veces y no me invitaría otra vez; así sería mucho más fácil.

—Oh, bien, sí. Está bien. —Fruncía el ceño mirando a cualquier parte que no fuera yo.

De repente, me sentí terrible. Toda la mesa lo había visto estrellarse y quemarse.

—¿Te gustaría ir al cine con nosotros el sábado? Estamos organizándolo. Esperaba que incluirlo en nuestros planes lo haría sentirse un poco mejor.

Se le iluminó la cara con una amplia sonrisa.

—¿Si? Me encantaría.

¡Ay no! ¿Pensará que esto es una cita o algo parecido? Sabe que lo invito como amigo ¿o no?

—Somos cerca de ocho personas las que vamos, creo —añadí de inmediato para que supiera que este plan era entre amigos.

Todavía sonriendo asintió.

—Suena bien.

El timbre zumbó y todos nos fuimos a nuestras respectivas clases; Amy se colgó de mi brazo saltando de gusto.

—Ah ¡tienes una cita con Olly! —dijo emocionada.

Fruncí el ceño. No era una cita.

—Amy, todos vamos. No es una cita.

Ella se encogió de hombros.

—Parece una cita. Tal vez deberías decirle que pase por ti, y si te lo pasas bien, podrías quedarte con él al finalizar la noche. —Amy movió las cejas divertida.

Puse los ojos en blanco sin molestarme en contestar.

Un par de horas más tarde, otra vez tocaba la clase de Louis. Por favor, que hoy venga Tricia, por favor, por favor repetía en la mente una y otra vez mientras caminaba hacia su clase, hasta crucé los dedos y puse las manos en los bolsillos para que nadie los viera. No quería tener que trabajar nuevamente con él, no después de lo de esa mañana; no podría portarme civilizadamente después de conocer sus planes con la señorita Teller.

—Hey Chloe —Olly me llamó mientras Amy y yo entrabamos al salón de clases. Sonreí y él nos saludó desde su banca donde Jessica, la compañera de equipo de Amy, estaba sentada. Que bien ¡otra incomoda hora! Amy se sentó junto a Jess mientras yo me sentaba al otro lado de Olly y su pareja, dejando un asiento vacío para Tricia por si decidía honrarnos con su presencia el día de hoy.

—Hey, ¿sabes si Tricia vino hoy? —pregunté mirando su lugar vacío.

—Sí, la vi esta mañana —contestó Olly.

Sentí como si se me fuera un peso de los hombros, no tendría que trabajar con Louis hoy. Sonreí ampliamente cuando Tricia entró y resistí la tentación de brincar de mi silla y abrazarla. Le hice señas con entusiasmo.

—Hey, disculpa, quedaste atrapada conmigo como pareja —le dije dándole unas palmaditas al escritorio que estaba justo a mi lado.

—¿Atrapada? ¿Para qué? —preguntó sonriendo confusa mientras se sentaba junto a mí.

—Estúpido proyecto científico de Cálculo, que no tiene nada que ver con nuestras vidas fuera de estas paredes —contesté encogiéndome de hombros.

Ella rió, aunque todavía aturdida—. Suena impresionante.

Louis caminó hacia nosotros y le sonrió a Tricia.

—Hola, estás de regreso. La señorita Henderson podrá ponerte al tanto de lo que te perdiste ayer, pero si alguna tiene problemas, decidme. Sonrió amablemente y Tricia parecía derretirse a sus pies mientras lo miraba soñadora. Después puso unas hojas frente a mí.

—Ayer dejaste tus notas aquí. —Sin esperar una respuesta, se dio la vuelta y se alejó.

Dejé mis notas... ¿Qué significaba esto? Yo no dejé mis notas, estaban en mi mochila, probablemente haciendo que todos mis libros olieran a vinagre porque no me molesté en copiarlas en papel limpio.
Miré los papeles que había puesto en mi pupitre y estaban escritos por él. Fruncí el ceño y los miré rápidamente. Había re-escrito todo lo que habíamos hecho ayer para mí. Ah ¡Eso era tan adorable!
Suspiré y rodé mis notas hacia Tricia, decidiendo que debería ponerla al tanto del estúpido cohete.

La clase transcurrió sin incidentes. Nuestro cohete estaba medio hecho por Louis ayer por lo que no tuvimos que hacer mucho, solo trabajar con la cantidad de sustancia que generaría la presión necesaria.

Durante toda la clase trabajamos y casi lo terminamos gracias a las notas que Louis había escrito. Cuando él pasó para verificar como íbamos, le sonreí agradecida. Me guiñó un ojo y continuó como si nada hubiera pasado. Mi corazón dio un brinco. Este corazón estúpido y traidor.

Solo quedaban cinco minutos para terminar la clase. Tricia y yo pretendíamos estar ocupadas. Habíamos hecho todo lo que se requería, así que el resto de la semana solo tendríamos que trabajar en la presentación, que no sería muy difícil debido a las notas tan detalladas que Louis me había dado. Alguien llamó a la puerta del salón de clases y entró. Gruñí para mis adentros cuando vi la cabeza rubia. No había un cabello fuera de lugar y se veía clásica e impecable a pesar de que era el final del día. La señorita Teller.

Cada chico en la clase dejó lo que estaba haciendo para mirarla con lujuria. Ella le sonrió a Louis y se dirigió hacia él moviendo las caderas mientras caminaba. ¿Hacia eso a propósito o la sensualidad era natural? Sentí cómo crecían mis celos cuando él le devolvió la sonrisa.

—Hey, todavía es temprano —la saludó señalando el reloj de la pared.

—Sí. Tengo la hora libre, solo vine a decirte que tengo que hablar con la maestra de costura sobre el vestuario de la obra. No me tardaré mucho, pero podrían ser un par de minutos. ¿Está bien? —preguntó ansiosa, poniendo su cara más vulnerable y necesitada.

Vete de aquí, estúpida mujer. Sentí mis piernas moverse, pero me forcé a quedarme en mi asiento. Lo que realmente quería hacer era ir y explotar el proyecto de vinagre en su cara. Eso le borraría la seductora sonrisa…

—Seguro, no te preocupes, no me iría sin ti. —Sonrió y ella soltó una risa.

Oh Dios, ¡realmente rió! ¿Esta mujer no tiene vergüenza? Estaba coqueteando con un maestro frente a su clase.
—Bueno. Te buscaré aquí en cuanto termine. —Ella se dio la vuelta moviendo el cabello mientras se dirigía a la puerta, dejando a todos los chicos con la boca y los ojos abiertos.

El timbre sonó y miré a Louis. No parecía preocupado por lo que había sucedido frente a mí.

Probablemente no le pasó por la mente que yo pudiera estar preocupada por esto. ¿Cómo puede en un minuto, pasar de atento y adorable a un completo idiota? Olly me sonrió. Entonces decidí que podría pagarle con la misma moneda. Vamos a ver si te gusta Louis. Probablemente no le molestaría, ya me había dicho que no tenía ningún sentimiento hacia mí. Idiota.

Agarré el cohete que Tricia y yo teníamos en nuestro escritorio y seguí a Olly hasta el lugar donde nos estaba aguardando. Louis estaba parado allí acomodando los cohetes para hacerles espacio a todos.

Esperé hasta que estuviera lo suficientemente cerca de él para que escuchara, antes de dirigirme a Olly.

—Hey, te quería preguntar si podías recogerme el sábado —le dije sonriendo amablemente.

Sentí un poco de culpa al usar así a Olly sabiendo que yo le gustaba, pero para ser honesta, tal vez sí me podría ayudar a continuar con mi vida después de todo.

Él sonrió—. Seguro que sí.

—Bien. Quizá podamos comer algo antes de encontrarnos con todos, ¿qué te parece? —sugerí, inclinándome hacia él mientras hablaba.

Su sonrisa fue aún más grande.

—Me gusta. Quizá podríamos ir al restaurante mexicano que abrió recientemente.

Me reí y sacudí la cabeza.

—No, un restaurante mexicano no sería bueno para la primera vez. —Me encogí de hombros sabiendo que Louis estaba escuchando.

Sus hombros estaban rígidos y había movido el mismo cohete cuatro veces. Estaba de espaldas a mí y me hubiera gustado ver su rostro para saber qué pensaba.

—Quizá podríamos ir en otra ocasión —contestó Olly con una sonrisa infantil.

Me reí y puse los ojos en blanco.

—Y ¿quién dice que te gustará volver a salir conmigo? Quizá nuestra cita sea un desastre. —Bromeé.

—Espero que sí. —Movió las cejas con ánimo sugestivo.

Contuve un gemido. ¿Está bromeando? Un coqueteo sexual como éste no funcionará en absoluto. Abrí la boca para hacer un ingenioso comentario acerca de contar gallinas o algo parecido, pero Louis, con cara de enojo, casi me arrancó el cohete de las manos.

—¿Podrías terminar esta discusión fuera de mi aula de clases?

Fingí sorpresa.

—Oh Dios, no sabía que usted estaba aquí señor Tomlinson —mentí mirándole con ojos muy abiertos.

Su ceño se hizo más pronunciado.

—Obviamente, de lo contrario hubiera dejado esta insinuante conversación para el pasillo, ¿no? —contestó sarcástico, cruzando los brazos defensivamente sobre el pecho.

Wow, lo consideraría definitivamente cabreado. Toda esa melancolía y ceño fruncido lo hacía ver súper sexy. Traté desesperadamente de no imaginar mi cuerpo presionando contra el suyo y mi lengua sobre su cuello mientras subía para morder el borde de su mandíbula de la forma que a él le gustaba, para oírlo gemir mi nombre. ¡Concéntrate Chloe! ¡Oops… flotaste en el espacio por un segundo!

—Absolutamente. Disculpe señor Tomlinson —le dije mirándolo y tratando de no reír por la forma en que su cuerpo estaba tenso y alerta.

Por el aspecto que tenía, realmente no le gustó oírme coquetear. Bueno, él había empezado. Olly estaba sonriendo tímidamente así que golpeé su brazo.

—Nos metiste en problemas —lo regañé sonriendo mientras daba una rápida mirada al escritorio donde Amy estaba esperando por mí con una sonrisa en la cara.

—Lo siento, fue mi culpa —dijo sonriendo.

Bromeando puse los ojos en blanco. Eché una rápida mirada hacia donde estaba Louis de camino a recoger mi mochila. Olly cogió su mochila y salió del aula con uno de sus amigos, guiñándome el ojo cuando pasó por mi pupitre.

Amy se rió tan pronto él salió del aula.

—¿Tengo que esperar que mi cita apeste?

Ella sonrió negando con su cabeza.

—Es malo para flirtear.

Me reí y coloqué mis libros en la mochila.

—Lo sé, dímelo a mí. Pero eso fue súper sexy. Realmente me atrapó y me hizo querer estar con él. —Bromeé poniendo los ojos en blanco.

Ella se rió con ganas.
—Lo sé, ¿quién le dice eso a una chica? Un fallo de proporciones épicas.

—Quizá nunca haya hablado anteriormente con una chica. —Me puse la mochila al hombro y seguí a Amy hacia la puerta.

—Señorita Henderson, ¿podemos hablar un momento, por favor? —dijo Louis cuando estaba a punto de salir.

Suspiré y me volví hacia Louis. Todavía estaba de pie con los cohetes. Su actitud arrogante se había desvanecido. En realidad se veía algo lastimado y comencé a sentirme estúpida por lo que hice y por hacerlo sentir mal. Me volví hacia Amy.

—Te veré en el auto.

Ella asintió y salió del aula. Me detuve y coloqué mi mochila en el pupitre más cercano antes de enfrentar a Louis. Hmm quizás debería disculparme. Estuve un poco exagerada, pero ¿lo estuve realmente? Él me dejó, no yo; no debería preocuparme por sus sentimientos. Él había planificado una cita con la maestra caliente; yo solo estoy siguiendo sus pasos y haciendo lo que todo el mundo sugirió que debería hacer.

—¿Qué demonios fue eso? —dijo bruscamente frunciendo el ceño con enojo.

Respiré profundo, iba a disculparme cuando la señorita Teller entró al salón sonriendo alegremente.

—Hola Chloe —saludó al verme.

—Hola. ¿Cómo ha estado? —pregunté fingiendo ser amistosa. No me permití llorar mientras ella caminaba hacia Louis.

Él le sonrió, todavía tenso y enojado pero obviamente tratando de ocultarlo.
—Estoy bien. ¿No estás tomando la clase de teatro este año? —preguntó sentándose a hojarascas en uno de los pupitres, la pose sexy, la falda forzada un poco hacia arriba por la postura.

—No este año, a menos que pueda cambiarla por Cálculo —sugerí encogiéndome de hombros.

Realmente, en este momento, cambiaría cálculo por cualquier cosa.

Ella sonrió—. No creo que los responsables de la materia permitan ese cambio.

No quería estar allí y escucharlos flirtear. Miré hacia la puerta.
—¿Ya hemos terminado señor Tomlinson? ¿Puedo retirarme? —pregunté esperanzada, sabiendo que no podría hablar con la señorita Teller sentada allí.

Él me miró por unos segundos antes de asentir y suspirar.
—Sí, hemos terminado, se puede retirar.

Prácticamente salí corriendo del aula hacia mi casillero intentando alejarme rápido de los dos. Amy estaba esperándome ahí, me miró extrañada, a la expectativa. ¿Por qué me miraba así?

—¿Qué?

Ella resopló e hizo una mueca burlona, me miró como si yo fuera una retrasada mental.

—¿Qué quería el profesor? ¿Estás en problemas o algo así?

¿Eeh? ¿Qué digo ahora?
Negué con la cabeza.

—No, me estaba ofreciendo su ayuda ya que Tricia no vino ayer, por si acaso la necesitáramos —mentí.

Torcí el gesto. Odio el hecho de mentirle a mi mejor amiga, pero no podía decirle la verdad porque no quería que supiera lo que pasaba con Louis. Nadie podía saberlo. No quería meterlo en problemas.

—Eso es un detalle de su parte. Parecéis llevaros mejor, no estáis chocando tanto como sucedió la semana pasada —sugirió ella cerrando su casillero.

—Sí, eso creo. —Suspiré y la seguí hasta su auto. Se termina un día más, solo faltan otros 10 meses y medio y entonces dejaré el instituto y nunca más tendré que ver el hermoso rostro de Louis.

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Mensaje por Mslistie Miér 06 Mar 2013, 6:13 pm

OOOOOOOOGH. En serio, me puede todo esto.
Quiero una historia así con un Louis. Madre mía, con solo imaginarlo... Pff.
Estoy deseando que pasa después con la mujerzuela esta de teatro.
Sube pronto. *-*
<3
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