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When Summer ends - Louis Tomlinson

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Mensaje por mimi94 Lun 11 Mar 2013, 5:48 am

me enamorado por fin vuelven a estar juntos como esta novela me produce tantas sensaciones? me encanta de verdad!
mimi94
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Mensaje por 1DemiLovaCB Lun 11 Mar 2013, 1:25 pm

Mslistie escribió:MUAJAJAJAJAA. Por fin. Poooooooor fin. *-* Buah, en serio, estoy enamorada de este personaje. Es tan sumamente perfecto que... ogh.
Síguela, SÍGUELA. *-*

LO SÉ!!! Su verdadero nombre es Will, que no es mucha diferencia porque Louis tambien es Will klasjdkasjdk no importa ahorita subo
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Mensaje por 1DemiLovaCB Lun 11 Mar 2013, 1:51 pm

Capitulo 27


Me besó duro, empujándome contra el lado de su coche, apretando su cuerpo contra el mío. Al instante envolví mis brazos alrededor de él con fuerza para que no pudiera alejarse de mí. Su beso era casi desesperado, como si estuviera decidido a compensar al completo las seis semanas sin mí en ese momento. No es que me importara. Yo estaba a favor de recuperar el tiempo perdido también, mi cuerpo iba a fuego lento y el único que podía ayudarme a salir de mi estado de frustración era él.

Sin embargo, probablemente no era una idea brillante tener una sesión de exhibición completa fuera de su edificio. Me había dicho que la Srta. Teller vivía en su calle. Sería muy malo para ambos si nos viera.

Mientras él chupaba mi labio inferior pidiendo entrar, alejé a regañadientes mi boca de la de él. Pero, obviamente, no estaba contento con eso, porque mientras yo movía la cabeza hacia atrás, él movía la suya hacia adelante y me besó de nuevo. Me reí tontamente contra sus labios y finalmente suspiró y se alejó, haciéndome un mohín en tono de broma.

—Lección uno: haces todo lo que un profesor quiere, lo que incluye besarme cuando te lo pida. Y nada de estos disparates de alejarse —bromeó, sonriendo burlonamente hacia mí.

Me reí de nuevo y puse los ojos en blanco.

—Sólo pensé que tal vez deberíamos llevar esto dentro por si alguien nos ve —expliqué, encogiéndome de hombros.

Presionó su frente contra la mía.

—Supongo. Y nosotros realmente, realmente necesitamos hablar —dijo sin aliento, alejándose de mí y tomando mi mano.

Sonreí y entrelacé nuestros dedos, dejándolo que me llevara hacia su apartamento. Cada paso me ponía más y más excitada porque quería yacer justo entre sus brazos para siempre.

Se detuvo frente a su puerta y me miró como disculpándose. Se me ocurrió cuál era probablemente la razón de su mirada de disculpa—. Tu casa es un desastre, ¿verdad? —pregunté, tratando de no reírme.

—En mi defensa, no sabía que ibas a venir —respondió, haciendo una mueca.

Me acerqué a él y rocé la nariz contra la suya ligeramente.

—Louis, sé que eres un vago. De hecho me gusta eso, prueba que eres humano y no un capullo super sexy. Todo el mundo tiene defectos y disfrutar viviendo en una pocilga es obviamente el tuyo.

Me sonrió. —¿Crees que soy super sexy?

Le sonreí ampliamente. —El maestro más sexy que jamás he visto.

Se rio y abrió la puerta, tomando mi mano e invitándome a pasar. El lugar era justo como lo recordaba, desordenado, sucio y atestado, pero me encantó. Sonreí y me acerqué más a él, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, mirando directamente a sus ojos mientras la felicidad se arremolinaba alrededor de mi cuerpo.

—Me encanta tu apartamento —confesé.

Sonrió. —Y a mí me encanta que estés en mi apartamento.

Tiré de su boca hasta la mía, deseosa de continuar donde lo dejamos afuera. Me besó durante un par de segundos, pero luego se apartó de mí, sonriendo un poco tímidamente.

—Chloe, vamos a hablar un poco. —Me guió hasta el sofá y se sentó. Un ceño preocupado marcaba su frente.

Sonreí y asentí, sentándome a su lado y sosteniendo su mano fuertemente. Él jugaba con mis dedos, un poco incómodo.

—Louis, ¡escúpelo! —me reí, poniendo los ojos en blanco.

—Está bien, quiero estar contigo —comenzó.

Sonreí abiertamente mientras mi corazón brincaba en mi pecho.

—Bueno, eso es bastante bueno teniendo en cuenta que quiero estar contigo también.

Inclinó la cabeza y me besó suavemente, con sus ojos fijos en los míos.

—Podríamos tener muchos problemas por esto. Hay un par de opciones para nosotros y qué hacer respecto a esto. —Frunció el ceño, y asentí para que continuara—. Podemos estar juntos y ocultarlo, o esperar hasta después de que termines el instituto.

Sonreí y me acerqué más a él en el sofá.

—¿Esperarías por mí? —bromeé, jugando con el cuello de su camiseta.

Envolvió su brazo alrededor de mi cintura y sonrió con tristeza.

—Estaba pensando en invitarte a salir el día de tu graduación. Tuve la gran idea de bañarte en tulipanes y ponerme de rodillas, sosteniendo una bolsa de comida mexicana y suplicarte por otra oportunidad —admitió, rozando el costado de mi cara con su mano.

Mordí mi labio. Ese era en realidad un plan increíblemente dulce. No parecía como si estuviera bromeando, así que tal vez realmente lo habría hecho.

—¿Habría habido totopos en la bolsa? —le pregunté, tratando de mantener una cara seria.

Sonrió. —Absolutamente y dip de crema agria.

—Entonces, sin duda te habría dado otra oportunidad —me reí cuando me sonrió. Mi corazón latía tan rápido que apenas podía mantenerme quieta. Me había perdido esto, esta rutina fácil, el coqueteo, y las sonrisas. Todo lo que siempre fue tan fácil con Louis.

—Así que entonces vamos a esperar hasta después que termines el instituto. Todo será más fácil entonces y los nueve meses pasarán muy rápido. Bueno, espero que sí —dijo, riendo con inquietud.

¿Quiere esperar? Yo no quiero eso de ninguna manera. Ahora que lo había besado otra vez no quería volver a estar lejos de él de nuevo.

—Louis, no quiero esperar. ¿En serio tú quieres esperar? —le pregunté, rogándole con los ojos que dijera que él tampoco podía estar lejos de mí un solo segundo.

Él frunció el ceño.

—Por supuesto que no quiero esperar, Chloe. Dios, no quiero esperar en absoluto. Pero tú dijiste —empezó, pero lo interrumpí poniendo mi mano sobre su boca.

—No más malentendidos. Quiero estar contigo ahora, Louis. Estoy totalmente loca por ti y estas últimas seis semanas han sido horribles. Vamos a estar juntos, pero mantenerlo en secreto. Eso es lo que quiero —le dije con firmeza, dominando la situación por primera vez.

Él se echó a reír.

—¿De dónde viene esta explosión repentina de confianza? Me gusta —bromeó, moviendo las cejas. Me sonrojé como de costumbre y él pasó su dedo por mi mejilla luciendo extremadamente orgulloso de sí mismo—. Muy bien, genial. Vamos a mantenerlo en secreto entonces.

—Creo que tendrás que decírselo a Amy, si no ella lo averiguará de todas maneras.

Asentí y me mordí el labio. Amy iba a volverse loca cuando se enterara.

—Amy me ha dicho que aún te gustaba, pero yo no le creí. Obviamente ella me va a decir «te lo dije» cuando se lo cuente.

—Chica lista. Pensé que estaba haciendo un trabajo bastante decente ocultándolo. Bueno, lo estaba haciendo bien hasta que ese mierdecilla de Oliver continuaba insistiendo en tocarte... —se interrumpió, frunciendo el ceño.

Me retorcí en mi asiento. —Louis, no quería estar con Olly, tú lo sabes, ¿verdad? Estaba molesta por nuestro rompimiento y entonces tú empezaste a ver a la señorita Teller, así que sólo traté de seguir adelante. Y, lo admito, eso comenzó porque yo estaba tratando de vengarme de ti por seguir adelante tan pronto con ella.

Él suspiró. —Sé que estabas molesta y está bien. Sin embargo yo no estaba viendo a la señorita Teller, te lo prometo. Nunca ocurrió nada con ella, ni con nadie más y jamás lo haría porque estoy enamorado de otra persona. —Sus ojos se clavaron en los míos, haciendo que mi piel se calentara. ¿Está cada vez más caliente aquí, o sólo soy yo?

Lo besé, sin saber qué decir. Me había equivocado acerca de él y la señorita Teller todo el tiempo y debido a eso yo había salido con Olly. Claro, sólo fue por unos días, pero aún así lo hice y no podía sentirme peor por ello. Él me devolvió el beso, haciendo un pequeño gemido en la parte posterior de la garganta que definitivamente elevó la temperatura en la habitación otro grado.

Poco a poco me tendí de espaldas, tirando de él sobre mí, besándolo profundamente. Pasé mi mano bajo su pecho. Deslizándola bajo su camiseta maravillándome sobre los duros músculos de su estómago.

Él se apartó rápidamente y puso su mano sobre la mía, deteniéndome de desplazarla más arriba bajo sus ropas.

—Chloe, me estás volviendo loco —susurró, sus ojos hurgaban por mi cuerpo lentamente. Rodó hacia un lado alejándose de mí, yaciendo a mi lado.

Sonreí. Él siempre me hizo sentir tan hermosa todo el tiempo. No tenía idea de lo que veía en alguien como yo alguien como Louis, pero claramente veía algo que le gustaba y ese pensamiento hacía que mi corazón se hinchara en mi pecho. Volví a besarlo de nuevo, pero él negó con la cabeza.

—Tenemos que establecer algunos límites y tenemos que hacerlo rápido antes de que pierda el control —dijo rápidamente.

Le miré confundida. —¿Eh?

Me miró con un poco de dolor. —Estoy listo para estar juntos y mantenerlo en secreto porque te extrañaría como un loco si esperáramos, pero... soy un adulto y tu maestro, por lo que es necesario que haya algunas líneas que no crucemos.

¿Líneas que no crucemos? Por favor, dime que no se está refiriendo a lo que creo que se está refiriendo.
De repente me volví muy consciente de que él apenas si me había tocado, cada vez que lo había tocado, él se había alejado. Cada vez que las cosas estaban un poco calientes él lo había detenido.

—¿Qué significa? —presioné, rezando para que no lo dijera.

Me miró con complicidad. —Sabes de lo que estoy hablando, Chloe. Me refiero a tus costumbres pervertidas —bromeó, moviendo mi nariz ligeramente.

Puse los ojos en blanco. Genial, bueno, eso es simplemente genial, él va a dejarme frustrada por nueve meses. Perfecto. Suspiré y lo miré dudosamente. ¿Realmente sería capaz de esperar durante nueve meses hasta que terminara el instituto? El brillo en sus ojos cuando me miraba y la forma en que me besó ciertamente no decían que quisiera esperar por una relación física.

—Entonces, ¿qué tipo de cosas son aceptables para ti? —le pregunté, resistiendo la tentación de hacer un puchero y gemir como una niña pequeña. No entendía de verdad por qué quería esperar, nadie sabría si lo llevábamos más lejos. Suspiró y delineó el lado de mi cara con su mano—. Bueno, no puedo dejar de besarte, así que besar es definitivamente aceptable —murmuró, presionando con sus labios los míos suavemente por un segundo—. Simplemente no quiero andar manoseándote o algo así. Si sólo nos mantuviéramos sobre la ropa, sin tocar piel.

Di un grito ahogado. —¿Me estás tomando el pelo? —estaba llevando esto fuera de toda proporción. ¡No es necesario que lo llevemos tan lejos!

Suspiró. —Chloe, vamos, esto es difícil para mí. Soy un adulto y técnicamente tú no lo eres. Ni siquiera debería estar tumbado aquí contigo, o besarte. El contacto físico es una especie de concesión —explicó, mirándome con disculpa.

—Louis, nadie sabrá qué tan lejos lo llevemos. Estamos manteniéndolo en secreto para todo el mundo, no diré nada a Amy de lo que pase. Los únicos que lo sabremos seremos tú y yo. No hay ninguna razón para contenernos y estar frustrados por los próximos nueve meses —lo miré suplicante.

—Chloe, yo lo sabré y tú lo sabrás. No puedo dormir con una menor de edad de nuevo, es diferente hacerlo cuando no lo sabía, pero sabiéndolo no puedo quitarle importancia a la violación del reglamento sobre un estudiante mío. Entiéndelo, por favor, no quiero hacerlo. —Me miró disculpándose mientras continuaba—. Los nueve meses pasarán muy rápido, lo prometo... —se detuvo, con sus ojos fijos en los míos, rogándome que le entendiese.

Asentí de mala gana. Supongo que el tiempo pasaría con la suficiente rapidez; yo aún podría llegar a pasar tiempo con él y besarlo. Tal vez la espera lo haría mejor a largo plazo; me di cuenta de que se sentía incómodo teniéndome tan cerca de él.

—Bueno, sí, supongo, si eso es lo que quieres puedo estar de acuerdo —lo estuve de mala gana.

Sonrió agradecido. —Gracias. Sinceramente, te amo, Chloe. Tan pronto como seas mayor de edad y hayas terminado el instituto te juro que no habrá nada en este mundo que me impida estar contigo una y otra vez. Voy a hacer que valga la pena esperar, lo prometo... eso si aún me quieres entonces por supuesto —bromeó, delineando mi labio inferior con su dedo, haciéndome la boca agua.

Ni siquiera me molesté en contestar el comentario «si aún quieres», que no justificaba una respuesta, ya que era tan descabellado. Bien, así que dijo nada de tocar la piel, ¿significaba que lo podía tocar encima de la ropa?

—¿Louis?

—¿Mmm? —murmuró, besando un lado de mi cuello ligeramente, haciéndome inclinar la cabeza hacia atrás para darle un mejor acceso.

—Dijiste nada de piel, ¿verdad? ¿Así qué sobre la ropa está bien? —susurré roncamente.

Él gimió contra mi cuello. —No lo sé, Chloe, supongo que sí.

Lo volví sobre su espalda, poniéndome a horcajadas sobre él. Podía sentir lo excitado que estaba escaleras abajo y eso estaba haciéndome doler el cuerpo entero.

—Creo que sobre la ropa es un buen compromiso —le susurré, besándolo apasionadamente.

Él gimió, y el sonido hizo que mi corazón comenzara a galopar en mi pecho. Sus manos bajaron por mi espalda, pero se detuvo justo antes de llegar a mi trasero y no pude evitar sentirme un poco frustrada al respecto. Me besó tan fieramente como yo lo estaba besando. Inconscientemente apreté las caderas contra él, haciendo disparar por mi cuerpo una pequeña explosión de placer. Él gimió en mi boca y se apoderó de mis caderas, inmovilizándolas cuando traté de hacerlo de nuevo.

Alejé sus manos, entrelazando nuestros dedos.

—Esto es sobre la ropa —susurré, empujando contra él de nuevo, amando cómo de íntimamente nos estábamos rozando.

Él gimió. —Chloe, follar en seco no es realmente lo que quería decir —empezó, pero empujé contra él más fuerte haciéndo que callara y me mirara con lujuria. ¡Oh sí, definitivamente le gusta esto!—.

Nosotros... esto no es... yo... —tartamudeó, mirándome angustiado.

—Hay mejores cosas que podrías estar haciendo con tu boca que hablando, Louis —susurré, rozando mis labios sutilmente sobre los suyos.

Sus manos me soltaron, enredó una en mi cabello en la nuca, jalando mi boca hacia la suya rudamente.

Sonreí contra sus labios mientras envolvía su otro brazo alrededor de mí, rodándome sobre mi espalda, me besaba como si fuera la última cosa que haría. Su beso fue increíble, cada terminación nerviosa estaba en llamas al igual que mi tembloroso cuerpo. Me hizo sentir tan especial sólo por lo mucho que me deseaba también. Este increíble chico me deseaba, de todas las que pudo elegir, me eligió a mí. Yo nunca daría su amor por sentado, jamás.

—Te amo, Louis—murmuré sin aliento. Se echó hacia atrás y sonrió—. También te amo —susurró. Su respiración era tan irregular como la mía.

La sesión de manoseo era con cada segundo más y más caliente, pero él ni una vez trató de traspasar la línea invisible que había dibujado. Sin embargo yo sí lo hice. Mis manos parecían tener mente propia.
Cuando una de mis manos le bajó la parte de atrás de sus vaqueros para que así pudiera apretarle el trasero, él me la retiró rápidamente, presionando su cara en un lado de mi cuello, frotando su nariz a lo largo de la piel ahí.

—Eso fue travieso, señorita Henderson —susurró, mordiendo mi cuello ligeramente.

—Entonces deme un castigo luego, señor Tomlinson—bromeé, riendo.

Él se rió y se retiró ligeramente, situándose por encima de mí mientras apartaba el pelo de mi cara con suavidad.

—En serio, encima de la ropa, por favor —suplicó. Me consolé con el hecho de que parecía que odiaba este acuerdo tanto como lo hacía yo.

Asentí. —Sobre la ropa —estuve de acuerdo, levantando la cabeza y besando sus labios suavemente.

Él asintió y besó la punta de mi nariz antes de levantarse, tomar mis manos y tirar de mí para sentarnos.

—Voy a ordenar la comida —afirmó.

Me sonrió y asintió. —Tú haz eso y yo elegiré una película para ver.

Me miró con tanta dulzura, tan tiernamente que hizo que mi corazón se acelerara en el pecho —Prefiero verte a ti.

Me reí ante su intensa mirada.

—Entonces tú puedes verme y yo veré la película —bromeé, moviendo su nariz como me hacía siempre a mí. Se quedó allí mirándome con una sonrisa de satisfacción en el rostro—. ¿Qué estás esperando? ¡Fuera, ve a pedir la comida! —Ordené, agitando la mano hacia la puerta bromeando.

—Te amo, Chloe —dijo casualmente, antes de girar y dirigirse a la cocina a buscar el menú.

Mi corazón se derritió en un charco. En serio, no estaba acostumbrada a esa frase saliendo de su boca, cada vez que la decía yo quería saltar de alegría. Suspiré contenta, desplomándome en el sofá con una tonta sonrisa en mi cara. Nueve meses se estaban sintiendo como mucho tiempo, pero estaba bastante segura de que él cedería sobre eso en algún momento. Alguien como Louis no podría esperar tanto tiempo para el sexo. Al menos, esperaba que no fuera capaz de esperar de todos modos, porque estaba segura como el infierno de que yo no quería hacerlo.

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Mensaje por Mslistie Lun 11 Mar 2013, 2:47 pm

AJKHDNAJKDNHAJDAKKADNKAMDSKLANDJADNJA.
Dios, teniendo a alguien como Louis así, yo le violaría. No podría aguantar sin sexo. Dudo que aguante, OGH, NO.
Este capítulo me ha puesto los pelos de punta al imaginarme la escena.... 8) Entre otras cosas.
Me encanta. SUBE PRONTO D:
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Mensaje por 1DemiLovaCB Lun 11 Mar 2013, 5:36 pm

Capitulo 28


Esa noche pasó volando. El sábado fue el más feliz que había tenido en mucho tiempo.
Sólo descansar en el apartamento de Louis, sujetar su mano, y hablarle como solíamos fue increíble. Seguimos nuestra vieja rutina tan fácilmente que fue casi mágico. El único problema era que las horas que pasé con él no parecieron suficientes; la noche terminó muy pronto. Me dejó en casa con un beso corto y una de sus hermosas sonrisas. Me tomó horas dormirme esa noche, todo lo que podía oír era a él diciéndome que me amaba.

El domingo, tenía que salir y encontrarme con Amy para que pudiéramos ir de compras para su cita con Ryan. Estaba ridículamente entusiasmada por ello, tan feliz que ni siquiera pude decir una palabra durante casi toda la hora que estuvimos recorriendo el centro comercial, probando cada vestido bonito que había. Sonreí con conocimiento y la dejé hablar sobre él; le había gustado durante tanto tiempo que no quería interrumpirla con mis felices noticias.

Después de contestar mi veinteavo mensaje de Louis, Amy frunció el ceño y miró mi teléfono.

—¿Con quién te mensajeas? ¿Con Nick? —preguntó, sujetando una minifalda corta de la que inspeccionó cada centímetro antes de ponerla en el estante, negando con la cabeza.

Sonreí y tomé aliento.

—Louis —la corregí, mirando como su boca caía abierta por la sorpresa.

Ella agarró mi brazo y me atrajo más cerca.

—¿Louis? ¿Cómo el Señor profesor Caliente con el que solías salir? —siseó con los ojos muy abiertos.

Me reí.

—¿Conoces a algún otro Louis?

Sus uñas se hundieron en mi frente, haciendo fruncir.

—Oh Dios, tú... él... ¿qué?

Sonreí y quité su agarre de mi brazo.

—Volvimos. ¡Pero no puedes decírselo a nadie! —dije seriamente.

Ella abrió y cerró la boca un par de veces, y me reí de lo tonta que parecía. Enrojecí y miré por toda la tienda rápidamente para asegurarme de que nadie más estaba allí porque sabía que iba a tener un ataque en exactamente cinco... cuatro...tres... dos...

—¡Oh Dios mío, Chloe! —gritó mientras agarraba mis hombros y me zarandeaba con emoción.

Me reí y negué, llevando los dedos a mis labios.
—¡Shhh! —instruí—. ¡Tienes que calmarte, Amy! Tenemos que mantenerlo en secreto, ¡así que silencio! —Hice una mueca mientras una señora cerca nos miraba con curiosidad antes de girarse y salir de la tienda, murmurando bajito algo sobre nosotras «tramando algo malo».

Amy apretó la mano sobre su boca, sin dejar de verse muy emocionada mientras asentía.

—Cuéntame —murmuró, las palabras apenas perceptibles a través su mano.

Suspiré soñadora y comprobé que nadie estaba escuchando una vez más antes de contárselo todo. Le conté sobre el paintball y cómo me había perseguido porque quería lanzarme una bola de pintura. Le hablé de lo que dijo acerca de tratar de mantenerse alejado de mí, que me dijo que me amaba cuando me dio un beso. Le dije que fui a su casa la noche anterior, y que hablamos y vimos una película. Le dije cómo nos pusimos de acuerdo para ver a donde llegábamos pero que lo íbamos a mantener en secreto hasta que me graduase.

Todo el tiempo que estuve hablando ella sólo escuchaba con los ojos muy abiertos y su mano se cerraba con fuerza sobre su boca, haciendo ruiditos chirriantes de vez en cuando. Cuando terminé de contárselo por fin, me sentí como si un peso hubiera sido quitado de mis hombros. No me di cuenta de lo bien que se sentía contárselo a alguien más, tener a alguien más que supiera que Louis me amaba lo hacía un poco más real. Su mano lentamente se apartó de su boca, ella se veía tan feliz que todo su rostro estaba iluminado.

—¡Oh, Chloe, te dije que todavía le gustabas! ¡Te lo dije! ¿No te lo dije? —Ella sonaba emocionada.

Me eché a reír y asentí.

—Sí continúa, restregándomelo, y termina todos los comentarios de ¡«te lo dije»! —bromeé, riendo.
Ella se echó a reír y me abrazó.

—¡Estoy tan feliz por ti, pero ten cuidado! Si alguien se entera de... —se detuvo, encogiéndose. Me estremecí pensando en la cantidad de problemas que él tendría, incluso yo sería expulsada, no es que me molestara porque valía la pena totalmente, pero no podía soportar la idea de que él estuviera en problemas por mi culpa.

—Lo sé. Por favor, no digas nada, ¿de acuerdo? —le pregunté, rogándole.

—Por supuesto que no, ¿realmente necesita pedirlo? —se burló, agitando su mano con desdén.

Me reí y vinculé mi brazo con el suyo.

—Vamos, vamos a conseguirte un vestido rompedor para tu cita y luego vamos a tener a nuestros hombres soñados.

Para el resto de la tarde de compras, susurramos acerca de Louis, lo caliente y lo dulce que era y lo dulce de que me comprase flores anoche. Ella me sonrió cuando le dije que no había nada entre él y la señorita Teller, y cuando dije que él estaba celoso de Olly, ella me lanzó la mirada de 'te lo dije' otra vez.
En el momento en que encontramos el vestido perfecto, eran casi las cinco, así que nos dirigimos a su casa para conseguir la lista para su cita. Volví a mi casa una vez que la hubo recogido y encontré Nick sentado en el sofá, charlando con facilidad con mis padres.

Me dejé caer a su lado y sonreí.

—Sabes que no vives aquí, ¿verdad? —bromeé, empujando su hombro con el mío.

—Sí, tu madre está cocinando a propósito para mí esta noche, —cantó, sonriendo alegremente—. Traje mis libros de cálculo, pensé que podríamos hacer una lectura inicial para la próxima semana.

Gemí en voz alta. El tema era cada vez más fácil, la idea de hacerlo en un domingo por la noche no era una perspectiva especialmente atractiva para mí. Ya sabía que no vería esta noche Louis; estaba trabajando en el club para pagar las entradas que consiguió para mí.

Suspiré y asentí.

—Sí, supongo. ¿Quieres escuchar música o algo? Podemos estudiar después de la cena —ofrecí, asintiendo con la cabeza hacia la escalera.

Mi padre se aclaró la garganta.

—¿Vosotros dos no habíais roto? —interrogó, mirando con severidad a Nick.

Me eché a reír y asentí.

—Sí, papá. Sólo somos amigos, puede gustarte Nick aún, no te preocupes —le contesté, besando la parte superior de su cabeza mientras salía.

—Está bien. Quiero saber si tengo que cambiar de nuevo al modo padre sobreprotector, calabaza, —dijo él, sonriendo y guiñándome un ojo.

Rodé los ojos, me moría por hablarle de Louis. Me gustaría traerle a casa para que Louis conociera a mis padres, era probable que mi padre le asustara, se ponía bastante intenso cuando llevaba a nuevos novios.

Le gustaba probarlos, ver lo mucho que les gustaba y llevarlos a sus límites. Si pasaban la prueba, luego era fácil con ellos, como con Nick. Si ellos no lo hacían bien en la prueba, después él se lo pondría difícil hasta que se fueran, como Olly probablemente habría hecho con el tiempo, si no hubiéramos roto ya.

Agarré la mano de Nick y lo empujé hacia las escaleras, sólo queriendo tener una conversación normal sobre algo que no fuera Louis o estar saliendo. Cuanto más lo pensaba, más extrañaba a Louis. Necesitaba una distracción y Nick serviría perfectamente.

Se dejó caer en la cama mientras me acercaba a mi colección de DVDs.

—¿Quieres ver una película en lugar de escuchar música? —pregunté, hojeando los títulos, nada romántico por lo que mi mente no vagaría a Louis otra vez. Elegí Transformers, a Nick le gustaba. Bueno, de todos modos le gustaba Megan Fox, y yo no era contraria a Shia LeBeouf así que fue una elección perfecta.

Me acomodé en la cama a su lado, poniendo mi cabeza en su pecho, usándolo como una almohada cuando empezamos a ver la peli. A mitad de camino, mi teléfono móvil comenzó a sonar. Lo señalé perezosamente en el lado próximo a Nick.

—¿Respondes por mí? —pregunté. Estaba medio dormida por todo el tiempo que había terminado pensando en Louis la última noche antes de finalmente quedarme dormida—. Di que les llamaré, sea quien sea —murmuré, saludando con desdén.

Nick sonrió y cogió el teléfono, respondiendo por mí.

—¿Hola? Er, ¿puede volver a llamar? Ella está un poco ocupada ahora... si bien, se lo diré. —Nick cerró el teléfono y lo puso de nuevo a su lado. Bostecé y tiré de la manta sobre mis pies, decidida a aprovechar una siesta antes de la cena, cuando Nick habló de nuevo—: Fue un tío llamado Louis, parecía muy enojado por algo. Le dije que le llamarías.

Me levanté. ¿Louis? ¡Qué está haciendo llamándome, debería estar en el trabajo! ¿Enojado? ¿Por qué sonaría enojado? Agarré mi teléfono, haciendo reír a Nick cuando prácticamente caí encima de él en mi afán. Mi corazón estaba latiendo fuera de mi pecho. ¿Iba algo mal? ¿No estaba trabajando y quería verme o algo así? El último pensamiento hizo un tirón de sonrisa en las comisuras de mi boca mientras marcaba su número, haciendo caso omiso de Nick que me miraba con curiosidad. Obviamente, quería saber quién era Louis, yo no conocía a ningún otro Louis, por lo que probablemente él tampoco.

Louis respondió casi de inmediato. Nick tenía razón, sonaba un poco enojado mientras gruñía un:

—Hey.

—¡Eh, tú, ¿qué pasa? Pensé que estabas trabajando esta noche. —Me mordí el labio.

—Sí, sólo pensé en llamar y decir hola. No he hablado contigo en todo el día, pero estás demasiado ocupada para hablarme sin embargo, así que genial —contestó un poco demasiado rápido.

—No estoy ocupada, Nick y yo estamos viendo una película antes de estudiar. No tenía ganas de hablar con nadie. No me di cuenta de que eras tú; de lo contrario habría contestado —dije, frunciendo el ceño un poco. ¿Estaba celoso de Nick? Oré con cada hueso de mi cuerpo que no, no podía soportar a tipos controladores o posesivos y lo odiaría si fuera así.

—Oh. Bueno, sí bueno. Pensé que no querías hablar conmigo —murmuró Louis. Podía imaginar la cara que tendría en estos momentos, la mirada de chico perdido con un mohín. Sonreí.

—Por supuesto que quiero hablar contigo, tonto. Sólo pensé que no eras tú. ¿No estabas trabajando? —le pregunté, recostándome contra la cabecera.

—Sí, lo estoy. Te echaba de menos. Estoy en mi descanso, así que quería decir hola —respondió, sonando más feliz ahora. Dejé escapar un suspiro de alivio porque no fuera celoso, simplemente estaba molesto porque pensaba que no quería hablar con él.

—Bueno, entonces, hola —contesté, sonriendo felizmente. Él se echó a reír. Suspiré contenta con el sonido, cerrando los ojos mientras tranquilamente hablaba con él durante unos diez minutos, manteniéndole entretenido mientras estaba en su descanso. Nick se sentó allí, mirando la película y mensajes de texto de su móvil hasta que terminé.

Cuando colgué el teléfono, me miró con curiosidad.

—¿Novio nuevo?

Asentí con la cabeza y me mordí el labio.

—Sí. Es pronto, así que no quiero hablar de ello y estropearlo —mentí, retorciéndome un poco incómoda. No quería mentirle a Nick, pero no podía tener a otra persona que supiera la verdad. Él asintió, pareciendo satisfecho con mi respuesta, se acomodó para ver el final de la película hasta que mi madre nos llamó a cenar.

Las siguientes semanas pasaron tan rápido que apenas podía mantenerme al día con ellas. Amy y yo fuimos a ver a Daniel Masters. Estábamos todavía hablando de él dos semanas más tarde; le debía a Louis un serio gracias por eso, que poco a poco le fui pagando con besos, sin embargo, como acordamos.

Él era el novio más adorable que nadie hubiera tenido. Tan dulce que a veces me sorprendía que fuera posible. Lo veía todos los sábados y domingos.

Se metió de nuevo en el modo de cita inventiva que teníamos antes, pero ahora teniendo un poco más de cuidado de a dónde íbamos. La mejor cita que había tenido era lo que él llamaba —«croquet a ciegas», que se jugaba en un campo con una linterna cada uno. Era casi imposible jugar en la oscuridad, por lo que me reí más de lo que me había reído en mucho tiempo, sobre todo cuando él se cayó otra vez, arrastrándome hacia abajo con él y después, tuvimos una especie de sesión de rodar en el barro . Lo vi un par de noches entre semana también, pero se limitaban generalmente a una comida para llevar y DVD en su casa. Debido a que mis padres imponían toque de queda, no teníamos tiempo para ir a la ciudad para ir al cine o a cenar y volver antes de las once.

Todo funcionaba a la perfección. Durante las horas de escuela no era más que un maestro para mí, no me singularizaba en absoluto, tal vez me sonreía un poco más de la cuenta, pero no me dejaba librarme de mi tarea o cualquier cosa que fuera un rollo. Tenía por lo menos la esperanza de obtener un trato preferencial, aunque él había dejado claro que eso no sucedería. ¡Louis y su maldita moral!

Físicamente no nos dejaba hacer nada más que besos y el ocasional toque a través de la ropa.

Yo podía ver lo mucho que le dolía detenerme cuando me pasaba un poco, así que trataba muy duramente de ceñirse a sus límites, pero era difícil. Nos las arreglábamos, pero me sentí un poco más feliz al final de cada día, porque con el paso del tiempo, significaba un día menos que tenía que esperar para poner mis manos sobre su cuerpo.

Cada día sentía que mi amor por él crecía un poco más. Cuanto más tiempo pasaba con él, más le quería. Me sentía como si no pudiera tener suficiente de su tiempo y atención, por suerte parecía que él sentía lo mismo. Muchas veces lo atrapaba simplemente mirándome mientras yo veía una película, pensando que no sabía lo que estaba haciendo. Simplemente nos tumbaríamos uno al lado del otro, sin hablar, sólo con él jugando con un mechón de mi cabello, una sonrisa satisfecha en su rostro. Era dulce, fácil y tan malditamente romántico que hacía que mi corazón se acelerase en mi pecho.

Yo no podía estar más feliz de que él fuera mío, claro que era difícil estar con él mientras lo manteníamos en secreto a todo el mundo cuando lo único que quería hacer era gritar a los cuatro vientos que estaba enamorada, pero el tiempo estaba pasando, poco a poco, pero pasando.
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Mensaje por mimi94 Mar 12 Mar 2013, 2:47 am

me encantaa ! el capitulo que me encanto fuel el de paintball es el mejor me encanta estoy enamorada de louis quiero un novio asii haha :DD
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Mensaje por Mslistie Mar 12 Mar 2013, 3:19 am

asiklndajklkadlakmdkamdka.
Dius, siempre pongo lo mismo, pero es que es tan.... *-*
Todo es tan bonito que no quiero que acabe nunca D:
Mslistie
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Mensaje por Ainhoa Mar 12 Mar 2013, 11:49 am

NUEVA LECTORA!!!
ME ENCANTA!! YA QUIERO QUE LA SIGAS!!
PERDONA, SOY UNA MAL EDUCADA ME LLAMO AINHOA TENGO 12 AÑOS Y SOY DE ESPAÑA. LLEVO DESDE EL SABADO LEIENDO TU NOVELA Y JUSTO AHORA HE LLEGADO A LA PAGINA NUMERO 5 JAJAJA SOY UNA LENTA EN LEER.

PD: TIENES TWITTER, FACEBOOK O INSTAGRAM??
Ainhoa
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Mensaje por ''BeautifulGirl'' Mar 12 Mar 2013, 12:45 pm

new reader me encanto tu nove
siguela pronto
kisses
''BeautifulGirl''
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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 12 Mar 2013, 12:46 pm

Ainhoa escribió:NUEVA LECTORA!!!
ME ENCANTA!! YA QUIERO QUE LA SIGAS!!
PERDONA, SOY UNA MAL EDUCADA ME LLAMO AINHOA TENGO 12 AÑOS Y SOY DE ESPAÑA. LLEVO DESDE EL SABADO LEIENDO TU NOVELA Y JUSTO AHORA HE LLEGADO A LA PAGINA NUMERO 5 JAJAJA SOY UNA LENTA EN LEER.

PD: TIENES TWITTER, FACEBOOK O INSTAGRAM??

BIENVENIDA!! Que bueno que te guste :) Ainhoa yo soy Chiara y aquí estan todas mis cuentas :) http://ddontcatchmecb1d.tumblr.com/nav
Stay tune porque ahorita subo un cap :D
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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 12 Mar 2013, 2:01 pm

Capitulo 29

En la mañana del jueves Louis me llevó al instituto.

Lo había estado haciendo todos los días durante las últimas cinco semanas; le había dado a la señorita Teller la excusa de que necesitaba llevar a su mamá a trabajar y por eso no podía acercarla más.

Todavía la llevaba a su casa, pero las mañanas eran mías, al menos por los quince minutos de viaje, en cualquier caso. Todos los días me recogía y luego me dejaba al final de la calle del instituto, así que podíamos pasar unos minutos juntos antes de comenzar el día de clase. Cuando subí a su jeep, se estremeció y me miró suplicante.

—Preciosa, por favor, deja de usar faldas en el instituto —rogó, con los ojos recorriendo mis piernas, una expresión de dolor en su rostro.

Me reí y rodé los ojos. Casi nunca llevaba faldas, pero lo hacía en los días en los que sabía que lo vería después de clase, con la esperanza de que pudiera ser capaz de seducirlo un poco más de lo normal. No era que hubiera funcionado, pero nunca se sabía, tal vez un día la visión de un poco de piel lo empujara más al borde.

—Oh, déjalo, Louis. Me pondré lo que quiera —le contesté, sonriendo con la mirada.

Él suspiró y encendió el coche, con las manos apretando el volante un poco demasiado para ser cómodo. Me esforcé en no ruborizarme cuando lo sorprendí, varias veces, mirando furtivamente mis piernas. Me reí, ni siquiera era una falda de zorra. Era sólo una falda de mezclilla, cortada un poco por encima de la rodilla. En realidad era bastante respetable, en mi opinión.

—¿Aún vas a salir con Sam mañana por la noche? —preguntó Louis.

Asentí.

—Sip —le contesté, marcando la «p».

Casi pude oírlo poner los ojos en blanco, pero mantuvo su mirada firmemente en la carretera.
—¿Dónde te lleva esta vez? —preguntó.

Me reí y puse mi mano sobre su pierna, apretándole la rodilla ligeramente y haciendo que sus manos apretaran el volante aún más.

—Deja de comportarte como un bebé porque salgo con tu hermano pequeño. Somos amigos y aunque tú no me crees cuando te lo digo, no pasamos toda la noche chismeando sobre ti —le dije, luchando por no sonreír.

Louis odiaba el hecho de que me llevara bien con su hermano y que saliera con él algunas noches de viernes. No era que estuviera celoso de Sam ni nada por el estilo, sino que pensaba que su hermano me estaba contando secretos y cosas de su infancia, disminuyéndolo todo el tiempo. Por supuesto, no ayudaba que Sam le dijera que hacía eso, sólo para hacerlo sentir paranoico.

Me sonrió de lado. —Oh, preciosa, sé que lo haces porque no puedes evitar pensar y hablar de mí todo el tiempo.

Me eché a reír y me incliné sobre el asiento, luchando con el cinturón de seguridad para poder plantarle un beso en la mejilla.

—En realidad, sí lo hacemos, pero no quiero que te preocupes por lo que me diga. Eras un chico muy divertido y lo que hiciste con la planta de interior de tu madre…

Me interrumpí, riendo. Su rostro giró bruscamente hacia mí, con una expresión conmocionada, pareciendo que había olvidado por completo que estaba conduciendo.

—¡Mira la carretera! —le ordené, riendo incontrolablemente.

Esa era una de las muy pocas cosas que Sam me había dicho, pero en realidad no hablábamos mucho sobre Louis, después de todo. Generalmente hablábamos del instituto, de sus conquistas pasadas o sus fracasos, o sólo veíamos una película. Nunca había pasado nada excitante.

Louis frunció el ceño y miró de nuevo a la carretera.

—Chloe, no creo que debas pasar más tiempo con mi hermano, él es una mala influencia para ti —dijo, sonando un poco malhumorado al respecto.

—Psss, lo que sea —le contesté, moviendo desdeñosamente la mano.

Gimió y me miró derrotado, pero con una sonrisita tirando las comisuras de su boca. Creo que le gustaba cuando lo enfrentaba y le decía que no, no estoy segura de por qué, pero casi parecía un poco orgulloso de mí o algo así.

Llegamos al final de la calle del instituto y aparcó detrás de la tiendita que había en la esquina, para que yo pudiera caminar el resto del trayecto. Sus ojos recorrieron mis piernas otra vez cuando apagó el motor.

—Realmente estoy odiando esa falda —gimió, sacudiendo la cabeza.

Puse mala cara. —¿De verdad? ¿Y si me la quito? —pregunté, llevando mis manos al botón del frente como para abrirlo.

—¡Vaya mierda! ¡No! —Casi gritó cuando sus manos fueron hacia mí, empujando mis manos contra mi estómago—. Chloe, por favor… ¿Sabes lo difícil que es para mí? Ha pasado mucho tiempo desde que…y yo… yo solo…hombre, esta falda, es sólo que… —Se interrumpió y besó un lado de mi cuello, provocando un cosquilleo por todo mi cuerpo. Gemí ante la sensación de sus labios en mi piel e incliné mi cabeza hacia un lado mientras me mordía el cuello suavemente—. Quiero hacerte un chupetón —murmuró.

Sonreí y asentí. ¡Me encantaría! Como un pequeño distintivo de Louis que yo podría usar por unos pocos días. Nadie sabía que yo estaba saliendo con alguien, así que sería bueno tener conmigo una especie de recordatorio de él por un rato.

—Está bien —reí, retorciendo mis manos para liberarlas y envolverlas alrededor de su cuello. Me volví en mi asiento, enfrentándolo.

Me sonrió mientras empujaba el cierre de mi cinturón de seguridad para liberarme de las ataduras.

Tenía un brillo perverso en los ojos, que yo no acababa de entender.

—Realmente no puedo, la gente lo verá y hará preguntas al respecto —susurró, atrayéndome más cerca mientras se movía en su asiento ligeramente.

Pude notarme poniendo mala cara; él sonrió y besó mi labio inferior, introduciéndolo en su boca, antes de mordisquearlo y hacerme gemir sin aliento.

—No importa, mentiré —susurré, aferrando su nuca con mi mano y guiando su boca a mi cuello otra vez.

Rió contra mi piel, su aliento caliente me puso la piel de gallina.

—¿Qué tal si hago uno donde nadie lo pueda ver? —propuso. Su boca viajó un poco más abajo, su nariz rozando mi clavícula. Di un grito ahogado mientras me apretaba contra su pecho, antes de tumbarme sobre los asientos y situarse encima de mí. Cuando no respondí, me apretó la cintura suavemente, como una sugerencia.

Asentí. —Sí, donde quieras —contesté atragantándome con la voz ronca.

Me sonrió con malicia. Di un grito ahogado al sentir su mano deslizándose por mi pantorrilla, dirigiéndose más arriba, hasta que llegó al borde de mi falda. Cuando su mano no se detuvo allí, clavé mis dedos en su espalda y me mordí el labio. Su mano rozó mi trasero, sólo una vez, dejando un rastro de calor que quemó mi piel. Todo el tiempo estuvo mirando mis ojos, su respiración superficial, su cuerpo tenso.

Y entonces se alejó de mí. Estaba a punto de protestar y alcanzarlo para atraerlo hacia mí, cuando lo sentí empujar mi falda hasta mis caderas. Tragó saliva con fuerza con los ojos apretados y sus hombros se pusieron rígidos. Yo sólo lo observaba, incapaz de respirar, incapaz de moverme, mientras él me miraba.

¿Qué demonios se había metido en él? Abrí la boca para preguntarle, pero él llevó mi pierna a un lado, se inclinó hacia delante y presionó sus labios en el interior de mi muslo.

Jadeé y me incorporé a medias para poder ver lo que estaba haciendo, cuando lo sentí chupar fuertemente en mi piel. Estallé en pequeñas risitas, su mano apretaba mi muslo y sus ojos se encontraron con los míos mientras chupaba un poco más fuerte. Después de unos segundos lo dio por hecho, se apartó y lo miró, asintiendo con satisfacción. Se movió como flotando encima de mí otra vez, con una sexy sonrisa en los labios, que me hizo enrojecer como loca.

—Hazlo en la otra pierna también —susurré, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.

Sonrió y negó con la cabeza, besándome suavemente.

—Lo haré en la otra pierna mañana. Con una condición —negoció.

Envolví mis piernas alrededor de su cintura y tiré de él más cerca de mí. Esto era sin duda lo más caliente que me había sucedido en mucho tiempo, sin embargo, aún quería más.

—¿Cuál es esa condición? —pregunté, apretando mis piernas alrededor de él con más fuerza. Me besó de nuevo durante un minuto antes de responder. Sus manos seguían sujetando firmemente la parte superior de mis muslos, acariciando con un dedo el borde de las bragas que yo llevaba—. Deja de llevar estas malditas faldas al instituto —susurró en mi oído, mordiendo suavemente el lóbulo de mi oreja. Me eché a reír, y él se retiró para mirarme.

—Me gusta usarlas. Si no las llevara hoy, está claro que esto no habría pasado. —Moví las piernas un poco, frotando mi pantorrilla sobre su trasero.

Negó con una sonrisa en su rostro que me demostraba que él odiaba y amaba la falda al mismo tiempo.

Si no fuera su alumna y no fuera menor de edad, ¡apuesto a que me pediría que viviera con esta falda!

—¡Fuera de mi coche, señorita Henderson! —gruñó, deslizando su nariz por mi mejilla.

Suspiré dramáticamente. —Está bien. Nos vemos más tarde, señor Tomlinson.

Suspiró y se incorporó moviéndose para que yo pudiera desenvolver mis piernas de su cintura. Alcanzó mi mochila del asiento trasero y me lo ofreció. Lo tomé y le sonreí con gratitud, tirando de mi falda mientras saltaba del coche. Le sonreí y cerré la puerta, echando mi mochila por encima del hombro.

Estaba a punto de empezar a caminar, cuando la ventana del pasajero se abrió.

—Te amo, Chloe. Quedan cerca de siete meses ahora —me dijo.

Sonreí y me mordí el labio mientras asentía.

—Lo sé. También yo te amo.

Él, sonriendo, arrancó el coche.

—Es mejor que te pongas en marcha. Si llegas tarde tendrás una detención. —Me guiñó un ojo y retrocedió del lugar, dejándome riendo y poniendo los ojos en blanco.

Me dirigí al instituto, divisando inmediatamente a Amy besándose con Ryan contra su casillero.

Sonreí mientras silenciosamente abría el mío y sacaba los libros que necesitaba para la mañana, tratando de no molestarlos. Ellos lo estaban llevando grandiosamente las últimas cinco semanas. Se estaban poniendo bastante serios también, él se reunía con ella y la acompañaba a las clases y llevaba sus libros.
Era dulce. Ella estaba feliz al respecto y también me hacía feliz verla con el hombre de sus sueños. El único que seguía soltero era Nick.

Eché un vistazo por el pasillo y lo vi de pie con un grupo de chicos y chicas. Encajaba con todos fácilmente, era un tipo encantador y yo sabía que gustaba a un montón de chicas. Él nunca parecía molestarse por ninguna de ellas. Sólo necesitaba encontrarle una buena chica que cuidara de él y lo apreciara, porque honestamente Nick era increíble. Me dirigí hacia él y hundí el dedo en sus costillas, haciéndolo saltar.

Se echó a reír y puso el brazo alrededor de mis hombros, introduciéndome en el grupo mientras reanudaban la conversación sobre la tarea de biología, haciéndome desear haberme pegado a Amy y Ryan en lugar de eso. Finalmente, después de escucharlos hablar durante lo que parecieron horas sobre la disección del cerebro de una oveja, sonó la campana, salvándome de vomitar mi desayuno.

Amy y Ryan se acercaron a mí, tomados de la mano y de repente me sentí un poco celosa de ella. Claro que tenía a Louis y todo, pero nunca podíamos caminar tomados de la mano como ellos y realmente era un poco triste. No podríamos hacerlo por un largo tiempo, incluso después de que hubiera dejado el instituto, las cosas seguirían un poco tensas algún tiempo. Alejé los celos pensando en el momento caliente entre nosotros en el coche. Lo vería esa noche también. Siempre llevaba a la señorita Teller a su casa, luego vendría derecho a recogerme a mí. Hmm, tal vez pudiera convencerlo de que me diera un chupetón en la otra pierna esa noche, en lugar de tener que esperar a mañana. Entonces recordé que ni siquiera lo vería mañana, vería a Sam. Esa fue probablemente la razón porque lo dijo; probablemente estaba pensando que yo estaría tan ansiosa por ello que cancelaría la salida con su hermano. Muy astuto, Louis, muy astuto.

Sonreí para mis adentros y me arrastré detrás de la amante pareja, sintiendo náuseas cuando se dieron besos de despedida en el vestuario del gimnasio. Cuando Ryan salió corriendo para su clase, Amy se volvió hacia mí con una expresión soñadora en su cara que me hizo poner los ojos en blanco y sonreír mientras enlazaba mi brazo con el de ella, arrastrándola para cambiarnos por la ropa de gimnasia.

Al llegar la hora del almuerzo, me sentía muy hambrienta. Me había saltado el desayuno esa mañana porque el proceso de «elección de la falda» me había tomado unos minutos extra. Tomé una bandeja y me puse en la fila.

Mientras estaba allí de pie eligiendo un sándwich, alguien vino y se puso junto a mí, un poco demasiado cerca para mi comodidad. Fruncí el ceño y me moví ligeramente hacia delante para conseguir un poco de espacio extra, pero la persona se movió para adelante también, presionando su costado contra mí.

Con el ceño fruncido miré alrededor para descubrir la apuesta cara de Louis. Tragué saliva y me esforcé en ocultar mi ridícula felicidad sólo porque él estaba en la misma habitación que yo.

—Hola, señorita Henderson, ¿cómo está hoy? —me preguntó sonriendo, probablemente porque sabía exactamente qué efecto provocaba en mis entrañas.

Me mordí el labio y vi que el señor Young estaba en la fila detrás de él.

—Estoy bien, gracias, señor. ¿Cómo está?

De mala gana quité mis ojos de él y traté de elegir un sándwich, pero no podía estar quieta, de pie a su lado, el costado de su cuerpo presionando contra el mío.

—Estoy bien hoy. Esperando la noche, tengo algunos planes. ¿Tienes tú algo planeado para esta noche? —preguntó, ladeando la cabeza, fingiendo estar interesado mientras tomaba una botella de agua.

Me reí un poco incómoda.

—Eso depende de la cantidad de tareas que me asignen hoy. ¿Está usted pensando en darnos la lección completa hoy, señor Tomlinson? —repliqué. Elegí un sándwich al azar y me moví a lo largo de la fila, agarrando una bolsa de patatas sin mirarlas. Se echó a reír y sacudió la cabeza para quitar el pelo de sus ojos y yo traté de no mostrar ninguna reacción, a pesar de que ese pequeño movimiento hizo que mi corazón palpitara el doble.

—Si vosotros, chicos, acabáis con todo en la clase, no debería ser demasiado malo —respondió él, agarrando su comida. Sonreí. El señor Young comenzó a hablar con Louis entonces, así que me escapé hacia la caja registradora para pagar. Estaba tomando un par de servilletas en la última mesa cuando Louis se detuvo junto a mí otra vez. Gemí en voz baja. De hecho, me gustaría que se mantuviera lejos en las horas de clase, era una tortura ser capaz de hablar con él apropiadamente o simplemente tocarlo de alguna manera.

—Preciosa, ¿por qué compras un sándwich de ensalada de jamón? —susurró, señalando con la cabeza hacia abajo a mi bandeja mientras tomaba algunas servilletas también. Fruncí el ceño y miré mi bandeja.

¿No lo había hecho, verdad? Leí la etiqueta y me estremecí, rechazándola instantáneamente. Odiaba el jamón. Era su culpa por distraerme y hacerme sentir incómoda mientras yo estaba eligiendo. Se rió y puso su sándwich de queso en mi bandeja, tomando el mío de jamón en su lugar.

Me guiñó un ojo y se fue antes de que pudiera abrir la boca para preguntarle qué estaba haciendo. ¡Por Dios, era tan dulce! Suspiré soñadoramente y lo vi esperar que el señor Young terminara de pagar su almuerzo antes de que los dos salieran de la cafetería. Me sentía como caminando por una nube cuando llegué a la mesa de almuerzo de mis amigos.

Traté de concentrarme en lo que estaban diciendo, alguien estaba planeando una fiesta para dentro de un par de semanas, pero no pude pensar en otra cosa que en Louis. Mi mente derivó hacia nuestro momento en el coche y apreté los muslos pensando en su boca en mi piel. Una docena de fantasías comenzaron a jugar en mi cabeza, las cosas que quería hacer con él o que él me hiciera. Poco más de siete meses, y entonces todo sería más fácil. Sólo siete, ¡yo podía hacerlo!

Sonó la campana y salté. Había comido solo la mitad de mi almuerzo porque había estado soñando despierta, así que tragué rápidamente el resto, siguiendo a mis amigos hasta los casilleros para buscar los libros para el resto de la tarde.

Cuando llegó la hora de la clase de Louis, yo estaba sonriendo como una idiota, lo mismo que de costumbre. Me reía de cómo todas las chicas arreglaban su cabello, volvían a aplicarse maquillaje y se desabrochaban un poco las camisas antes de dirigirse a su aula. Todavía había algunos rumores sobre él y la señorita Teller, pero otro rumor que había estado circulando recientemente era que Louis era gay.

Algunas de las animadoras lo habían comenzado cuando él ni se inmutó cuando estaban coqueteando con él en sus uniformes de porristas. No estaba segura de si Louis sabía o no este rumor, supuse que no, porque no me había dicho nunca nada al respecto y yo de ninguna manera iba a lanzarle una bomba como esa.

Los rumores no impedían que las chicas coquetearan con él, sin embargo. Algunos de sus intentos fueron lamentables. Casi sentía lástima por ellas cuando él solo se encogía de hombros o las ignoraba.
No me sentía celosa. Pensé que lo estaría, viéndolas coquetear con mi novio, pero, por alguna razón, sabía que no tenía por qué sentir celos de ellas. Yo era a quien él quería, podría haber elegido a cualquier chica pero me había elegido a mí, así que no tenía por qué preocuparme porque una zorra tratara de hablar con él.

Cuando entré en el aula, las luces estaban ya muy bajas y había un proyector colocado al frente. Fruncí el ceño y me senté al lado de Amy. Cuando me agaché para sacar algo de mi mochila, alguien chocó contra el respaldo de mi silla, haciendo que mi pecho golpeara el borde de la mesa y dejándome sin respiración.

Me volví molesta hacia la otra persona, sólo para ver a Erika Dennison y un par de chicas sonriendo cuando empujó de nuevo mi silla mientras se movía a lo largo de la fila detrás de mí. ¡Uf, qué bruja maldita!

—Oooops, qué mal —ronroneó Erika sarcásticamente.

No dije nada al respecto, sólo desvié la mirada. No necesitaba tener problemas con ella. Erika había tomado una instantánea aversión a Amy cuando recién comenzamos el instituto y como nosotros éramos amigas, obviamente yo no le gustaba demasiado. Hizo que nuestro primer año fuera una miseria. A medida que fuimos creciendo, ella se volvió más y más bonita y su buena apariencia aumentaba a la par de su maldad. La odiaba con pasión, pero ella parecía estar fuera de nuestro camino este año, principalmente porque Amy y yo ignorábamos sus intentos diarios de molestarnos. De ninguna manera me iba a poner a mí misma en su radar nuevamente.

Encontré la mirada de Amy y ella dijo silenciosamente «perra», señalando con la cabeza, discretamente, en dirección de Erika. Yo sólo asentí con la cabeza y puse los ojos en blanco.

—Ahora, chicos y chicas, vamos a echar una mirada al desarrollo de la serie infinita y la historia de la teoría. Tendremos una breve visión global con el proyector, porque he encontrado estas diapositivas increíbles escondidas en la parte trasera del bloque de matemáticas ¡y no hay ninguna razón para desaprovecharlas! —dijo Louis alegremente mientras se frotaba las manos emocionado.

Resistí el impulso de toser y llamarlo friki por lo bajo y me limité a sonreír y sacar mis apuntes. ¿Cómo podía un tipo tan increíble sonar tan excitado por unos números? Eso no debería ser correcto. Tal vez debería estar un poco preocupada, me había enamorado de un empollón de las matemáticas. Me reí un poco en voz baja y él me miró levantado una ceja.

—¿Todo bien, señorita Henderson? —me preguntó.

Asentí rápidamente.

—Absolutamente, esperando con ansias aprender acerca de la serie infiel —respondí.

Se echó a reír sacudiendo la cabeza.

—La serie infinita, no infiel.

Me reí también.

—Oh. Voy a callarme y dejar que continúe con la lección —declaré, sonriéndole.

Él asintió, sonriendo hacia mí. —Creo que sería lo mejor.

Me reí en voz baja y tomé la notebook mientras él encendía el proyector, con el aspecto de un niño en una tienda de caramelos. No comenzó demasiado mal, aprendimos de un tipo en la India, en el siglo XIV quien por primera vez formuló la teoría. Pero cuanto más avanzaba, más perdida me sentía. Tan pronto cifras y símbolos comenzaron a aparecer en la pantalla, mi cerebro parecía simplemente negarse a entender.

No tenía nada que ver con la manera en que enseñaba Louis en absoluto, era sobre mí y mi incapacidad para entender los temas de cálculo. Simplemente no tenía el hemisferio derecho para este tipo de cosas, lo mismo que para la ciencia. Yo era más el tipo de chica de inglés y arte.

No me molestaba no entender este tipo de cosas, siempre y cuando me graduara y después nunca mirara una ecuación de nuevo. Bueno, a menos que Louis las indicara o algo para sus clases mientras yo estuviera con él. Tan pronto como pensé eso, mi cerebro derivó hacia nosotros en los años venideros… él corrigiendo los trabajos de sus estudiantes mientras yo andaba alrededor observándolo.

Suspiré soñadoramente y me di cuenta de que el proyector estaba apagado y él hablaba de nuevo.

Tragué saliva y traté de concentrarme en sus palabras, en lugar de la forma en que movía las manos cuando hablaba o cómo se veía su trasero en los pantalones vaqueros cuando estaba escribiendo en la pizarra. Hmmm, tal vez era su culpa que yo tuviera un problema con su clase. Claramente no podía concentrarme con él a mi lado.

Nos puso un trabajo para que lo comenzáramos y lo que no hubiéramos hecho lo terminaríamos como tarea. Fruncí el ceño y atraje el libro de texto hacia mí, tratando de leer más, pero fracasando miserablemente. Estaba bastante segura de haber leído el mismo párrafo cuatro veces y todavía se veía como si hubiera sido escrito en un idioma extranjero.

Louis se detuvo junto a mí, poniendo su mano en la mesa, junto a la mía, la punta de sus dedos tocando los míos.

—¿Todo bien? Puedo explicarlo de nuevo —ofreció en voz baja.

Negué con la cabeza. —Está bien. Lo leeré más tarde y si tengo algún problema le haré saber —respondí ruborizada, en realidad no quería esa atención especial delante de los demás.

—Bien, sabe que estoy siempre aquí para usted, señorita Henderson. —Me sonrió, dándole un doble significado. Sonreí y asentí sin atreverme a mirarlo a los ojos porque sabía que me iba a sonrojar. Por suerte alguien le solicitó ayuda, así que no hice de mí una tonta, para variar.

Cuando sonó la campana todo el mundo se levantó, guardando sus libros. Ya había metido el mío en mi mochila a punto de seguir a Amy, cuando Louis me llamó.

—Señorita Henderson, ¿cree que podría tener unas palabras con usted?

Amy me sonrió. —Te espero en las taquillas —sugirió.

—De acuerdo, gracias —le sonreí con gratitud. Louis generalmente no me detenía después de clase, por lo que era probable que quisiera hablar de la noche. De repente empezó a preocuparme que fuera a cancelar o algo. No lo había visto apropiadamente desde el lunes, así que realmente esperaba que no lo hiciera.

Amy se fue y cerró la puerta detrás de ella, así que me volví hacia Louis que estaba ordenando papeles.

—¿Qué pasa? —le pregunté, dirigiéndome hacia él, encaramándome en el borde de su escritorio y cruzando los tobillos.

Suspiró, dando un paso hacia mí. —Maldita sea, esas piernas han estado rondando mi mente todo el día —murmuró, pasando una mano por encima de mi cadera hasta llegar a la parte inferior de la falda, sus dedos cosquilleando sobre la piel justo por encima de mi rodilla. Tragué saliva y aferré su camisa, acercándolo aún más a mí.

—Bien pensamientos de tu boca sobre mis piernas han estado rondando mi mente todo el día —contesté, mi voz apenas más alta que un susurro porque estaba emocionada por su contacto. Sonrió y se apretó contra mí, su cara a centímetros de la mía.

—Eres demasiado caliente para expresarlo con palabras, preciosa —gimió. Sus ojos recorrieron mis labios por una fracción de segundo, haciéndome jadear mientras todo mi cuerpo se volvía piel de gallina.

Sonrió y tomó mi cara con una de sus manos, rozando mi nariz con la suya.

¿Pero qué diablos le pasaba hoy? En primer lugar en el coche, ¿y ahora estaba haciendo esto en el instituto? Me había besado un par de veces en el instituto, pero excepto unas pocas indiscreciones, nos habíamos esforzado por mantener nuestra relación fuera de los terrenos del instituto.

—Mi mamá me llamó luego del almuerzo —susurró mientras mordisqueaba ligeramente mis labios. ¿Su mamá? Genial, definitivamente estaba cancelando lo de esta noche, a juzgar por el comienzo de la conversación. Su mamá probablemente le pediría que hiciera algo por ella, o algo por el estilo. Fruncí el ceño y apreté los labios a la vez, por lo que su mano se trasladó a mi nuca, sus dedos enredándose en mi pelo. Se retiró después de unos segundos y llevó su frente junto a la mía y yo nada más esperaba que me cancelara esta noche y me dijera que terminaría por verme el sábado en su lugar—. Ella está planeando una cena sorpresa para mi papá el sábado por la noche. Es su aniversario, y quiere una cena en familia — murmuró, besándome otra vez.

Asentí, sin romper el beso. Así que me estaba dejando fuera el sábado, en vez de esta noche. Agarré los lados de su camisa, presionando mi cuerpo contra el suyo. Se apartó para dejarnos respirar, yo sonreí.

—Está bien, pero aun así te veré el domingo, ¿no? No vas a cancelar los dos días, ¿verdad? —le pregunté, tratando de no poner mala cara porque me faltaría un día de su compañía. Hmm, tal vez debiera cancelar con Sam mañana, así podríamos pasar el rato en su lugar.

Él se rio en voz baja. —No me dejaste terminar —bromeó, besando la punta de mi nariz—. Mamá quiere que tú vayas también.

Tragué saliva. De repente me sentí entusiasmada y aterrada a la vez. Le había hablado a sus padres todo sobre mi siendo su alumna, de que estábamos saliendo. Al parecer, les había dicho todo cuando primero rompimos, porque seguían preguntando por mí todo el tiempo. No parecía importarles en lo más mínimo, según Louis, sino que sólo les gustaba verlo feliz. Yo sólo los había visto una vez, en la boda de su hermana y me habían parecido realmente agradables. Tenían que ser grandes personas si tenían dos chicos tan increíbles como Louis y Sam.

Por lo que había oído hablar de Kaitlin, ella era agradable también, pero sólo había hablado con ella durante unos minutos el día de su boda, así que realmente no sabía mucho de ella después de todo.

Miré a Louis un poco insegura de qué decir. Me parecía un poco extraño ser llevada a su casa a conocer a su familia cuando no tenía ninguna posibilidad de hacer lo mismo con él, al menos por algunos meses.

—¿En serio? —murmuré.

Él sonrió para tranquilizarme. —Va a reservar en algún restaurante un poco fuera de la ciudad para que nadie nos vea juntos. Seremos sólo nosotros, mis padres, mi hermana y su marido y Sam. Vas a estar bien. Si quieres, tomaré tu mano toda la noche para darte apoyo moral —me ofreció levantando una ceja, pareciendo tan excitante que me dejó sin aliento.

—Sería un poco raro cuando quiera cortar mi comida —bromeé, haciéndole reír—. Louis, ¿realmente ellos me quieren allí?

Él sonrió y me besó de nuevo suavemente.

—Por supuesto que sí, preciosa. Eres mi chica. Vamos en el mismo paquete ahora tú y yo. —Sus ojos estaban fijos en los míos y me di cuenta de cuánto significaba para él esa cena familiar. Deseché todos mis nervios y asentí mordiéndome el labio.

—Está bien, claro que me encantaría encontrarme con tu familia de nuevo —le dije, tratando de no mostrar cuán atemorizante me resultaba. No era sólo que me diera miedo conocer a su familia, sino que era un poco raro. Sabían que era menor de edad y su alumna y sin embargo todavía querían que saliera con ellos para la cena de aniversario.

Me sonrió felizmente antes de besarme de nuevo. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y no lo dejé apartarse esta vez. Cuando su lengua rozó mi labio inferior, ansiosamente le di acceso y presioné todo mi cuerpo estrechamente contra él. Gimió con el fondo de su garganta y antes de que supiera lo que sucedía, me empujó contra la pared, con las manos corriendo por mi cuerpo mientras me besaba desesperadamente.

Todo mi cuerpo se sentía como si me hubiera muerto he ido al cielo, mientras él subía mi falda ligeramente, masajeando con las manos mis muslos desnudos. Di un grito ahogado y besó mi cuello, mordiendo suavemente la piel antes de regresar a mi boca. El beso fue tan ardiente que mis rodillas se sentían débiles. Me apretó contra la pared más fuerte mientras levantaba mis pies del suelo, guiando mis piernas alrededor de su cintura y me besaba como si pudiera devorar mi alma.

No me había besado así durante mucho tiempo. Parecía que había perdido por completo toda su moderación. Este era el tipo de cosas que él no permitía en absoluto que pasara, a pesar de lo mucho que le rogase. Mi corazón estaba latiendo como loco y una pequeña parte de mí sabía que debíamos detenernos. Él se arrepentiría de esto si lo dejaba seguir adelante… pero no podía hallar las palabras para detenerlo. Necesitaba esto, ambos lo necesitábamos, de otra manera acabaríamos enloqueciendo.

Enterré mis manos en su pelo y quité mi boca de la suya para poder respirar, pero sus labios no dejaron mi piel, viajaron por mi cuello dejando una estela ardiente a su paso. Gemí su nombre y nos apartamos de la pared, volviendo a su escritorio de nuevo. Me puso por encima de los papeles que estaba corrigiendo antes.

Me sujeté a él con fuerza mientras se echaba ligeramente hacia atrás. Abrió la boca para hablar y sentí que mi corazón se hundía. Había recuperado la compostura de nuevo y me iba a decir que teníamos que parar. Sus ojos estaban tan emocionados que contuve la respiración. Podía sentir su cuerpo apretado contra el mío y sabía que físicamente él no quería parar, podía sentir la evidencia de ello.

—Te amo, Chloe —susurró, besándome de nuevo. Sus manos recorrían mi cuerpo otra vez, una deslizándose bajo mi camisa, la otra agarrando mi trasero mientras presionaba su entrepierna contra la mía.

Espera, ¿no se detiene? Sentí crecer la felicidad de que sus manos estuvieran por fin en mí después de cinco largas semanas de jugar a la indiferencia. Mis dedos temblaban cuando comencé con los botones de su camisa, empujándola fuera de sus hombros mientras le besaba el pecho.

De repente oí un grito.

—¡Oh, Dios mío! —gimió una voz de chica.

Tragué saliva y Louis y yo nos volvimos para ver a Erika Dennison de pie en el umbral, su boca abierta en estado de shock, mirándonos atacarnos uno al otro sobre el escritorio como una pareja de animales.





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Mensaje por Mslistie Mar 12 Mar 2013, 2:43 pm

DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS.
PERO COMO PUEDES DEJARLO AHÍ!!!???
DIOS, QUE MAL, QUE MAAAAAAAAAAAAAL. D: ¿Y ahora qué? Louis y Chloe a tomar por culo D:
Dios, le van a echar, le meteran en la cárcel y su relación terminará. DDD:
Mslistie
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Mensaje por mimi94 Mar 12 Mar 2013, 3:22 pm

ohh! los han pillado no puede ser siguela ya no podre esperar hasta mañana tengo que leer mas porfa sigue y si puede ser con bastantes capitulos hehe me encata creo que me repito demasiado en los comentarios que te dejo pero es una de las mejores novelas que he leido en toda mi vida de verdad!
mimi94
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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 12 Mar 2013, 5:13 pm

Capitulo 30


Mientras la miraba sentí como el color de mi cara se borraba. ¿Por qué ella? Categóricamente me odiaba. ¿Por qué tenía que ser ella la que nos pillase? Se me cayó el alma a los pies mientras que una sonrisa lenta dibujaba sus labios. ¡Oh Dios, por favor que esto sea un sueño! ¡Por favor dime que esta clase fuera tan aburrida que me dormí y estoy teniendo ahora mismo una pesadilla!

—¿Qué demonios? —Con el ceño fruncido movió la cabeza, como si intentase resolver algún problema.

Louis no se había movido y seguía pegado a mí, sujetándome contra la mesa, sus manos permanecían exactamente en el mismo lugar que estaban dos minutos antes que ella entrase en el cuarto. ¿Qué hacemos ahora? ¡Louis se va a meter en muchos problemas, a mí me expulsarán, nuestras vidas quedaran destruidas y todo por mi culpa! ¿Por qué tuve que llevar esta estúpida falda corta y tentarlo? ¿Por qué tuve que llamar su atención y ser una maldita coqueta en el horario escolar? Soy tan idiota, ¡y ha sido mi culpa el provocar esta situación!

De nuevo tragué saliva y abrí la boca para intentar hablar; no tenía ni idea de lo que iba a decir, así que esperaba que algo coherente saliese de mi boca. Sin embargo lo que salió fue:

—Yo... nosotros... no.... no es.... de ninguna manera... —Podría pegarme a mí misma. Louis seguía sin moverse, es como si estuviese congelado. Ni siguiera estaba segura de si aún respiraba, pero una cosa tenía clara, ¡tenía que quitarse encima de mí y empezar a encontrar excusas de por qué me estaba besando y de por qué estaba casi sin camisa!

Le empujé el pecho, haciendo que se pusiese derecho, pero continuaba situado entre mis piernas, boquiabierto. Sus ojos estaban de par en par y su cuerpo tenso. ¡Jesús, espabila Louis! Me levanté rápidamente, tirando de mi falda y de la parte superior, poniendo todo en orden mientras me sonrojaba.

—Señorita Dennison, no es lo que parece —se defendió Louis, sacudiendo la cabeza mientras salía del aturdimiento y comenzaba a abotonar su camisa.

Ella se rió en voz baja. —Oh, esto no tiene precio. Volví para recoger mi libro y me encuentro con esto. Es demasiado bueno para ser verdad —Erika reflexionó, sonriendo con satisfacción—. Señor Tomlinson, pienso que podría haber conseguido algo mejor. Quiero decir, mírela, ¡por Dios, es Chloe! —Me miró lentamente de arriba a abajo, asqueada y mis ojos se llenaron de lágrimas, pero de ninguna manera iba a dejar que salieran de mis ojos delante de ella.

Una enfadada expresión cruzó la cara de Louis.

—¡Basta! —espetó Louis.

Ella sonrió dulcemente y se giró para recoger su libro que estaba encima de la mesa. No sabía qué hacer o que decir; sólo podía pensar en que todo esto era por mi culpa. Louis irá a la cárcel por mi culpa.

Ella agarró el libro y se dirigió hacia la puerta. —Bueno, ha sido un placer haberte conocido —gorjeo ella, riendo silenciosamente.

Tragué el nudo que se me estaba formando en la garganta. Ella se lo iba a contar a alguien, ¡e iba a ocasionar un montón de problemas a ambos! Brevemente consideré mis opciones. La podía dejar ir y podríamos fingir que ella mentía. La podía agarrar, darle una tremenda paliza, después cortarla en pedacitos y esconderla en alguna parte. Podría rogarle que no dijera nada. O simplemente podría admitir la verdad y, podríamos fingir que fue una locura del momento, una indiscreción que sólo ha ocurrido en esta ocasión.

Personalmente no me gustaba ninguna de estas opciones. Me inclinaba más bien por cortarla en pedacitos, pero no creía que Louis estuviera de acuerdo con ello. Por lo tanto decidí por rogar e intentar pedir su lado compasivo, si es que tenía uno.

—¡Erika, por favor! —grité con desesperación. Ella se paró y se me quedó mirando, elevando una ceja mientras yo continuaba—. Por favor no digas nada; todo esto es culpa mía, todo.

Louis negó con la cabeza. —No, Chloe, yo he sido… —Empezó a decir, pero yo fingí que no había dicho nada y continué hablando.

—Lo empecé yo, simplemente le besé. Ha sido culpa mía —le mentí, rogándole con mis ojos.

—Cuéntaselo al director. —Erika se encogió de hombros y abrió de un tirón la puerta, saliendo como un huracán.

Me giré a Louis; sentía el latido de mi corazón en la garganta, lágrimas escocían en mis ojos.

Cariñosamente me cogió la cara con sus manos.

—Ni se te ocurra cargar con la culpa de esto; juro por Dios, Chloe, que si lo haces me voy a cabrear mucho contigo. Si alguien tiene que cargar con la culpa, ¡soy yo! —dijo él gravemente.

Tragué saliva y quité sus manos de mi cara. Aún no había tirado la toalla; quizás conseguiría convencerla en no decir nada. Le aparté con un empujón y salí corriendo por la puerta, ignorando como me llamaba por mi nombre mientras corría. Sabía que no podía seguirme inmediatamente; todavía tenía que abrocharse la camisa y no podía andar por los pasillos con la camisa como estaba.

Corrí como un rayo y visualicé a Erika paseando tranquilamente por el corredor. No tenía ninguna prisa; tenía la cabeza bien levantada mientras se encaminaba al despacho del director.

Me acerqué corriendo a ella y la agarré del brazo, haciendo que se parase mientras la miraba desesperadamente.

—¿Por favor? ¡Por favor no le causes problemas! Todo ha sido culpa mía, me eché encima de él, nada de esto es culpa suya. ¿No le hagas sufrir por algo que he hecho yo, ¿por favor? —rogué. Sentía nauseas, mis manos temblaban y todo mi cuerpo estaba frío.

Ella me sonrío con satisfacción. —¿Es culpa tuya?

Asentí rápidamente, y me enjuagué la lágrima traidora que se deslizaba por mi cara.

—Sí —susurré.

Se tocó con el dedo la barbilla, su larga uña pintada de rojo tocando sus labios mientras hacía un puchero, meditando sobre ello.

—¿Entonces, que valor le pones? —preguntó ella, ladeando la cabeza.

¿Qué cuanto valor le pongo? ¿Para mantenerse callada pedía dinero o algo así? Mentalmente calculé cuánto dinero tenía, así como cuantos ahorros tenía en la cuenta corriente.

—No... No sé. ¿Creo que podría reunir un par de cientos de dólares? —Ofrecí, encogiendo los hombros confusa. Podría obtener el dinero de Louis; seguramente tendría más que esa cantidad.

Ella soltó una carcajada. —No quiero tu dinero, princesa de hielo. ¿Qué otra cosa me puedes ofrecer? —siseo ella con desprecio.

Fruncí el ceño y sacudí la cabeza. ¿Qué más puede haber que le pueda ofrecer?

—No… no sé. ¿Qué es lo que quieres? —pregunté en voz baja. Paseé la mirada a mí alrededor.

Afortunadamente no había nadie en el pasillo ya que la gente se había ido ya a casa. Amy me estaría esperando a la vuelta de la esquina en la calle. Quizá la podría pegar un grito y llamarla, ¡apuesto lo que sea a que Amy me ayudaría con el plan de cortar a Erika en pedacitos!

Me miró detenidamente. —Bien, definitivamente no quiero los trapos que llamas ropa —se mofó con una mirada despreciable en la cara—. No estoy muy segura. ¿Qué te parece si lo pienso? —Ofreció ella.

Mentalmente hice una danza de alegría, al saber que no nos iba a entregar inmediatamente, al querer pensarlo, me daría más tiempo para poder reunir más dinero o alguna otra cosa.

—Por favor Erika, no se lo digas a nadie. Haré todo lo que quieras, sólo no le causes problemas —susurré, intentando no volver a llorar.

Ella sonrió dulcemente, pero sus ojos eran duros.

—¿Harías cualquier cosa? —Su voz sonaba cruel y desagradable, sintiendo un hormigueo recorrer mi espina dorsal. Tragué saliva y asentí en acuerdo. Por alguna razón sabía que me iba a arrepentir al hacer ese comentario—. Para empezar, quiero ese dinero que me has ofrecido, me lo traes cuando vengas mañana. —Metió la mano en su bolso, sacando los libros de historia y de inglés; empujándolos contra mi pecho—. Haz mis tareas, están previstas para mañana, no quiero sacar menos que una B, ¡así qué no te hagas la lista queriendo dejarme en un mal lugar mañana en clase! —siseó ella, haciendo un gesto de despedida con la mano.

Dinero y hacer los deberes, bien eso lo puedo hacer.

—No diré nada, porque de hecho el Sr. Tomlinson me gusta, es un buen profesor. Pero entérate bien, Chloe; no me gustas y tu engreída, sencilla buena apariencia atrae la atención de los chicos más populares. Un paso fuera de la línea, cualquier cosa que te niegues hacer a por mí, y me iré directamente al despacho del director a informarle sobre ti.

Tragué saliva y asentí. —Bien, pero por favor no digas nada a nadie, ni siguiera a tus amigos, ¿por favor? —pedí, mirándola esperanzada.

Sonrió a algo que estaba detrás de mi hombro. Me di la vuelta y vi a Louis caminando por el pasillo, su cara consternada, pero obviamente estaba intentando no mostrar ninguna emoción. Ella se inclinó más cerca de mí.

—Es tan caliente. ¿Qué tal besa? Quizá le pruebe —susurró, aún con los ojos clavados en Louis.

Sentí como mis manos se aferraban a los libros que sujetaba. El simple pensamiento de ella cerca de él, me quemaba la sangre. ¿Qué iba a hacer si ella chantajeaba a Louis y le obligaba a besarla, o alguna otra cosa? ¿Pero no lo haría, verdad que no?

Louis se paró a mi lado. —¿Es posible que todos hablemos sobre eso? —preguntó él, mirando esperanzado a Erika.

Ella sonrió y se encogió de hombros. —Ya está todo solucionado. Chloe y yo hemos estado hablando sobre ello y, he decidido no decir nada sobre el asunto... por ahora. El malicioso brillo en sus ojos mostraba que estaba disfrutando tenernos a ambos en sus manos.

Louis pasaba la mirada entre una y otra, claramente sorprendido por su revelación. En verdad, se veía como una persona que ya había aceptado su destino y que se encontraba en graves problemas. La miraba como si ella hubiese sugerido que un cerdo volaba por encima de nuestras cabezas o algo parecido.

—¿De verdad? —Tragó saliva.

Ella asintió. —Sí, pero señor Tomlinson, para que lo sepa, desde ahora yo seré el as de su clase y no tendré que entregar ninguna tarea —dijo ella, levantando desafiante la ceja.

Él frunció el ceño y me miró acusador, como si yo hubiese accedido a ello; evidentemente no estaba para nada de acuerdo con la idea. Asentí alentadoramente, rogándole con mis ojos para que estuviese de acuerdo con ello. Respiró profundamente y se frotó la nuca, viéndose extremadamente enfado.

—Bien —refunfuño finalmente.

—¿Louis?

Todos nos volteamos para ver cómo se acercaba la señorita Teller por el pasillo, sus rizos perfectos oscilando mientras venía hacía nosotros. Erika se inclinó muy cerca de mi oído.

—Creo que su novia estaría muy cabreada si se enterara de lo que estabais haciendo sobre la mesa, ¿no te parece? —susurró ella.

Me aparté horrorizada, enfadada e intentando matarla con mis ojos. Lo bueno sobre su declaración era, que me creyó cuando dije que sólo le había besado, sin percatarse todavía de todo. Me sentía increíblemente agradecida.

—Eh... hola —Louis murmuró cuando la señorita Teller se paró junto a nuestro grupo, sonriendo con dulzura.

—Hola chicas, ¿qué estáis haciendo todavía aquí? ¿Todavía no estáis hartas de este sitio? —preguntó la Srta. Teller, sonriendo.

Yo encogí los hombros y abrí la boca para responder, pero Erika habló primero.

—Estábamos hablando con el Sr. Tomlinson sobre la extra tutoría que ha estado ofreciendo a Chloe después de clase. Me preguntaba si podría participar en ellas, ya sabe, aumentar mi calificación y todo eso —dijo Erika, enroscando un mechón de su cabello en un dedo y, con una conocedora sonrisa en sus labios.

Louis frunció el ceño en su dirección; sonreí para mis adentros al saber lo mucho que odiaba esa sugerencia.

—No creo que necesite una tutoría extra, Srta. Dennison, como ya sabe, es la número uno en mi clase — replicó incómodo.

La Srta. Teller sonrió, volviéndose a Louis. —¿Estás listo para irnos? Sé que tenías que ir a algún sitio importante, me dijiste que debías partir lo antes posible.

Me mordí el labio. «Tenía que ir a algún sitio importante», esa era yo. Louis miró indeciso a Erika y a mí, preguntándome calladamente qué hacer.

—No estoy seguro si hemos terminado de hablar, Caroline. ¿Quizá deberías esperarme en el auto? —sugirió él, hurgando en su bolsillo y entregándole sus llaves.

Erika cambió de postura. —Hemos terminado de hablar. De todas formas me tengo que ir. Le veo mañana Sr. Tomlinson, Srta. Teller —dijo ella, cogiéndome del brazo y dándome la vuelta rápidamente. Sonreí y con la cabeza le dije adiós a Louid y permití que Erika me guiase por el pasillo—. Mantén libre el sábado. Tienes que hacer algunas labores para mí. Mi coche necesita un servicio y también tengo unos zapatos que necesitan una limpieza. —Ella se encogió de hombros y me soltó el brazo, mirando su mano con hostilidad, como si acabase de tocar algo sucio.

Casi me ahogo con mi incredulidad. ¿Limpiar su coche y hacer sus quehaceres? ¿Sería una broma? —¿De verdad? —pregunté, rezando que lo retirara riendo y que me dijera que sólo estaba bromeando.

Pero no estaba bromeando.

—Completamente.

¡Qué bruja! —Bien, pero luego se acaba, ¿no? —pregunté.
Ella rió. —Oh no, princesa de hielo, tu culo es mío ahora. Quieres que guarde tu secreto, entonces harás lo que yo te diga, cuando yo te diga. Ahora serás mi zorra personal.

Mi mano se cerró en un puño, y noté como aumentaba mi mal humor. Normalmente no era una persona violenta. La agarré del pelo y estrellé su cara tan fuerte como pude contra la taquilla, oyendo satisfecha el crujido de su nariz, mientras que gritaba y se la sujetaba con las manos.
Entre sus manos se derramaba la sangre estropeando su top.

—¿Chloe?

Pestañeé un par de veces y miré a Erika; me estaba mirando fijamente como si esperase que dijera algo.

Oh, ¿Estaba soñando despierta? Ella chasqueó un par de veces los dedos delante de mi cara, mirándome molesta con cada segundo que pasaba.

—Estaba diciendo, que me dieras tu número móvil, ¡así te mando un mensaje de texto con el pedido para mi desayuno! —gruñó ella, agitando con impaciencia su teléfono móvil delante de mi cara. Agarre el teléfono que me estaba ofreciendo y grabé mi número. Debería actuar como en mi sueño y romperle la cara.

Le devolví el teléfono. Inmediatamente se dio la vuelta sobre sus caros zapatos de tacón de aguja y se fue dando zancadas, dejándome ahí parada viéndola partir con el ceño fruncido en mi cara. Nunca en mi vida había deseado el mal a nadie, pero si saliese del edificio y escuchara que una estampida de una manada de vacas extraviadas la arrollaran, me partiría en una carcajada.

Suspiré y cabeceé. ¿En qué maldito lío me había metido? Desde ahora en adelante iba a convertir mi vida en un infierno y todavía me quedaban seis meses para terminar el instituto. Aunque se suponía que no importaba mucho; haría cualquier cosa con tal de proteger a Louis, incluso si fuese necesario, le besaría los pies durante los próximos meses. Todo acabaría bien, en cuanto se aburriese de jugar conmigo, las cosas volverían a su lugar. Una pequeña parte dentro de mí sabía que no era totalmente cierto.

Cambié de postura los libros que tenía entre mis brazos y me dirigí a donde sabía que me esperaba Amy.

Cuando la vi apoyada contra los casilleros, mordiéndose con impaciencia las uñas, suspiré aliviada.
Cuando llegué a su lado, dejé caer al suelo todos los libros de Erika, sin importarme que se desordenaran las hojas. Tiré de mi amiga y me abracé a ella, necesitando consuelo.

Le llevó unos segundos en componerse del aturdimiento y entonces me devolvió el abrazo.

—¿Qué ha pasado? —preguntó rápidamente.
Di un quejido y negué con la cabeza.

—Te lo contaré en el coche. —No podía contarle nada estando todavía en el instituto, de ahora en adelante no tomaré más riesgos.

Ella asintió, frunciendo el ceño y mirándome con preocupación mientras se agachaba para recoger los libros del suelo.

—¿Por qué tienes los libros de Erika? —preguntó, frunciendo el ceño al libro de historia que mantenía en su mano y que llevaba el nombre escrito en la portada.

—Amy, hablaremos de ello en el coche —dije con un gemido, cerrando mis ojos deseando despertar y que todo esto fuese una horrible pesadilla. Ella asintió y nos dirigimos en silencio a su coche. Apenas me encontraba dentro del coche cuando ella se dio la vuelta hacía mí, queriendo obviamente una explicación.

Descansé mi cabeza en mis manos.
—Mientras que estaba con Louis en el aula, Erika entró —expliqué, odiándome de nuevo por haber llevado esa estúpida falda y alentarlo. ¿Por qué no le frené? ¿Antes de dejarnos llevar, por qué ninguno de los dos pensó en cerrar la puerta con llave? ¡Todo hubiese salido bien, si nos hubiésemos calmado un poco y separado el tiempo suficiente para cerrar la maldita puerta con llave!

Amy me miró con los ojos de par en par.

—¿Qué es lo que estabais haciendo? —preguntó ella, su voz apenas superior a un susurro.

Gemí de nuevo. ¡Oh Dios, esto es tan malo! ¿Dónde estaba el gran agujero en donde meterme cuando lo necesitaba?

—A punto de hacerlo —admití.

Ella dio un grito ahogado. —Mierda, Chloe. ¿Qué vas a hacer ahora? ¡Ambos vais a tener muchos problemas! —Gritó, mirándome honorificada—. Vas a ser expulsada y a él lo van a despedir... y, oh Dios mío, ¿y si lo mandan a la cárcel?

Negué con la cabeza; jamás permitiría que sucediese. Si todo saliera a la luz diría que fui yo quien le besó y que el correspondió, ninguno de nosotros admitiríamos nada más que un beso. Lo más que podría pasar es que le despidieran. Nunca permitiría que fuese a la cárcel por mi culpa, jamás.

—He hecho algo verdaderamente estúpido —dije quejosa, moviendo mi cabeza incrédula por el acuerdo sin fin que llegué con Erika.

—¿Qué? —preguntó Amy, agarrando mi mano apretándola con dulzura.

—He hecho un trato con el demonio.

Nos condujo a casa a paso de tortuga, pero sinceramente estaba agradecida de que no condujese demasiado rápido, ya que apenas miraba la carretera. Le conté todo. Louis y yo metiéndonos mano sobre la mesa, que Erika entró cuando estaba casi sin camisa, le conté sobre los tratos y acuerdos que hice con ella. Durante todo el rato ella siguió conduciendo, mirándome con la boca abierta, conmocionada e incrédula.

Cuando aparcamos frente a mi casa, ella de pronto se volvió hacia mí. —¡Maldita sea, odio a Erika, maldita Dennison! ¿Sabes lo que deberíamos hacer? ¡Deberíamos ir a su casa y secuestrar su gato y mandarle pequeñas notas de rescate! —Refunfuño ella, dando con su mano un golpe sobre el volante. Me reí de su disparatado plan. —¿Es que tiene un gato? —pregunté, moviendo la cabeza.

Amy frunció el ceño. —No lo sé —Reconoció ella—. Bien, podríamos encontrar algo de ella para pedir rescate. ¿Quizá podríamos robar su teléfono móvil y enviar un montón de textos malintencionados a sus amigos?

Puse los ojos en blanco. ¿En primer lugar, cómo nos podríamos apoderar de su teléfono?

—Amy, vamos a tomarlo con calma y ver lo que pasa. Espero que después de un par de semanas se aburra de jugar conmigo y escoja a otra víctima para torturar —sugerí, tratando de convencerme al mismo tiempo.

Ella frunció el entrecejo, era obvio que no le gustaba la idea de aceptar su abuso.

—La odio —aseguró ella.

Asentí y la volví a abrazar.

—Yo también. Mira, es mejor que me vaya, tengo que ir a hacer pis, antes de que llegue Louis a recogerme —dije en voz baja.

Después de lo sucedido, ¿aún vendría Louis a buscarme? ¿Me culparía por haberme puesto la falda, y no quiera nada conmigo ahora porque nos han descubierto? ¿Si él rompiera conmigo, sería capaz de superarlo? No creo que pudiera afrontarlo muy bien. Seguramente ahora mismo estará muy cabreado conmigo por alentar que pasara. Posiblemente me odiaría y no quisiera saber nada más de mí.

—Bien, si necesitas ayuda con sus deberes me llamas, ¿vale? —se ofreció, indicando los libros con la cabeza que estaban en el asiento trasero del coche.

Gemí frustrada. ¿Cómo demonios podría hacer esta noche sus deberes de inglés e historia, mi propio trabajo, y también ver a Louis? ¡No existían suficientes horas en el día para llevar a cabo todo!
—Gracias Amy, eres la mejor amiga que cualquiera desearía ¿lo sabes verdad? —dije con efusión, mirándola con gratitud.

Ella asintió, apartándose de la cara un mechón de su largo cabello.

—Lo sé. Tú también lo eres.

Suspiré y me bajé del auto, entrando a la casa corriendo. En cuanto estuve en la soledad de mi habitación, inmediatamente me quité la estúpida falda, tirándola enfadada a la basura. Me puse un chándal ancho y me senté en el borde de mi cama jugando con mi móvil. Louis estaba a punto de llegar.

¿Me llamará para decirme que no le era posible venir o simplemente no se presentaría?
Tenía ganas de llorar. Todo esto era un caos, decidirá que no merecía la pena arriesgar su carrera por una estúpida chica de instituto y seguro romperá la relación. Miré los libros de Erika, decidiendo comenzar con sus deberes de inglés.

Me dejé caer sobre la cama y saqué mi iPod, poniéndome los auriculares y subiendo el volumen lo más alto posible que pude aguantar mientras leía lo que tenía que hacer. No estaba tan mal, afortunadamente ya había estudiado todo esto el semestre pasado, estaba en inglés avanzado, por lo tanto sus deberes eran pan comido. Tomé mi libreta y empecé a descomponer el poema, anotando todos los mensajes ocultos y prestando especial atención a los simbolismos, tal como se suponía debería hacer ella.

De pronto algo pesado se apretó contra mi espalda, estrujándome el estómago contra la cama. Me sobresalté y dejé escapar un grito, mientras intentaba levantarme, pero me estaban sujetando firmemente con su peso corporal. Pude sentir las vibraciones de risas, resonando contra mi espalda pero no pude escuchar nada por el volumen tan alto de la música que sonaban en mis oídos.

Me moví intentando sacármelo de encima, entrando en pánico, pero uno de los auriculares fue arrancado de la oreja y pude oír una risa familiar. Tragué saliva y miré por encima de mi hombro, mi corazón volvió al latido normal cuando me di cuenta de que sólo era Louis. Estaba sonriendo de oreja a oreja, mientras seguía tumbado encima de mí, apretándome contra la cama.

¿Qué demonios estaba haciendo aquí? ¿Y por qué me está sonriendo? ¿No debería odiarme por haber arruinado su vida?

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Y cómo has podido entrar a mi casa? —pregunté frunciendo el ceño, sin dejar que las emociones me sobrepasaran.

Dulcemente me besó la mejilla, rodando fuera de mí para acostarse a mi lado. Mientras me miraba, una de sus manos jugaba con mi pelo.

—He venido a buscarte, por supuesto —respondió él como si fuese un hecho obvio—. Te llamé al móvil pero no cesaba de sonar y saltaba el contestador. Y respecto a cómo entré, sabía que tus padres no se encontraban todavía en casa y dejaste sin cerrar con llave la puerta de entrada.

Me di la vuelta para encararle. ¿Ha venido a buscarme? ¿A pesar de todo lo que pasó hoy, aún seguía queriendo verme esta noche?

—¿Has venido a buscarme? ¿Por qué? —pregunté, mi voz se quebró, tan cerca de las lágrimas.

Él frunció el ceño, con la mirada algo confusa. —Bueno, pensé que teníamos una cita esta noche —respondió él, mirándome un poco preocupado. No pude contener por más tiempo mis emociones.

Me eché a llorar. Él dio un grito ahogado y me abrazó estrechamente, acariciando con su mano mi espalda, consolándome.

—¿Qué pasa, preciosa? —susurró él.

Lloré mucho más fuerte cuando lo escuché llamarme por mi apodo cariñoso. ¿Cómo iba a superarlo cuando me dejara por segunda vez? Esto ya era bastante doloroso y todavía no había dicho las palabras que sabía que saldrían en cualquier momento de su boca.

—¿Chloe? —Me separó un poco de él, tomando mi cara entre sus manos para poder mirarme—. ¿Por qué estas llorando?

Tragué saliva y el secó las lágrimas con sus dedos, mientras se deslizaban por mis mejillas.

—Pensé que ya no querrías verme más. Pensaba que me odiarías después de lo que sucedió. Todo ha sido por mi culpa. Lo siento tanto, Louis —susurré, moviendo mi cabeza, pidiendo disculpas con mi mirada.

Aún más confuso frunció el entrecejo. —Chloe, jamás te odiaría. Y no fue por tu culpa, sino mía. Fui yo el que te besó; fui yo el que nos empujó sobre la mesa, yo soy el adulto, tenía que haber tenido más juicio, haberme controlado más. —Quitó con un beso, una lágrima aislada, que caía por mi mejilla.

—¡Ha sido culpa mía... la falda... y ahora Erika! —Lloré, perdiendo otra vez el control.

Él suspiró y volvió a apretarme contra su pecho, acunándome dulcemente.

—Todo está bien. Tal como ella me ordenó la aprobaré y todo estará bien. Con respecto a la culpa de la falda... era una falda muy sexy, preciosa, pero mucho antes de escoger y ponerte esa falda hoy, ya estaba perdiendo mi auto control. Tarde o temprano hubiese sucedido, cada día que pasaba me era más difícil apartar mis manos de ti —dijo él, disculpándose con la mirada.

Tragué saliva. —¿No me culpas?

Negó con ferocidad. —La culpa es mía, preciosa. Todo es culpa mía y, eso es lo que contaremos si saliese todo esto a la luz. ¿Vale? —dijo con dureza.

Fruncí el ceño y abrí la boca para protestar, pero él debió saber que estaba a punto de discutir con él porque se rió y apretó sus labios contra los míos, silenciándome antes de poder articular palabra. Me rodó sobre la espalda, medio encima de mí y me besó profundamente mientras que yo me aferraba a él como si se me fuese la vida en ello. Cuando se apartó, me encontraba jadeando.

Él sonrió y me besó la punta de la nariz.

—Entonces vamos, ¿estás lista? —preguntó él, levantándose, ayudándome a levantarme de la cama.

Miré hacia los deberes de Erika que estaban sobre la cama con una mueca. En realidad necesitaba acabarlos, lo que significaba no poder salir esta noche de aquí. —No creo que pueda. Tengo que terminar sus deberes para mañana y también tengo que hacer los míos... —disminuyendo la voz, haciendo un puchero.

—¿De quién tienes que hacer los deberes? —preguntó él, frunciendo el ceño a los papeles sobre la cama.

Suspiré con tristeza. Supongo que él no sabía sobre todo el acuerdo «Eres mi zorra personal» que hice con el diablo. Lo único que sabía era que se mantendría callada a cambio de aprobarle cálculo.
Me senté recta y fruncí el ceño. Él se sentó a mi lado, cogiendo mi mano.

—Ella me dijo que debía de hacer sus deberes, también este sábado tengo que lavarle el coche y algunos otros recados —le dije, encogiéndome de hombros.

—¿Qué demonios? —gruñó, levantándose de la cama abruptamente, su cara dura y enfadado.

Tragué saliva. —Dije que haría cualquier cosa y lo haré. No permitiré que te ocasione ningún problema, dentro de un par de semanas se aburrirá y entonces nos dejará en paz. Quizá tenga que pedirte prestado algún dinero, pero desde luego te lo devolveré —dije en voz baja.

—¿Te está chantajeando? ¡Esa pequeña zorra! —siseó él.

Solté una carcajada. —¡Ese lenguaje, Sr. Tomlinson! ¡No puede hablar de esa manera de una estudiante! —bromeé, intentando aligerar el mal humor.

Él levantó una ceja. —Estoy seguro de que tampoco debería de enamorarme de una estudiante, así que pienso que he defraudado a la enseñanza —contestó él, sonriéndome con satisfacción.

Mi corazón se derritió un poco cuando dijo que estaba enamorado de mí. —Tú no has defraudado la enseñanza; sólo eres joven y no sabes controlar tus hormonas. —Di palmaditas en la cabeza condescendientemente; sonriendo—. No te preocupes nene, pronto crecerás.

Él río y me envolvió entre sus brazos; empujándome sobre la cama, sujetándome, soplando en mi cuello, haciendo cosquillas en mis costados, haciéndome gritar y chillar debajo de él.

Pasados unos minutos él se echó para atrás y apoyó su frente contra la mía.

—Lamento todo esto, preciosa. Espero que pienses que merezco la pena. ¿Te arrepientes de estar conmigo? —preguntó silenciosamente, mirándome un poco inseguro.

Moví la cabeza y envolví mis piernas alrededor de su cintura, atrayéndole más cerca, acariciándole el cabello con mis manos.

—Louis te quiero. Jamás me arrepentiré de nada que implique tenerte en mi vida. Todo esto pronto pasará y la vida volverá a su normalidad. Lo único que tenemos que recordar es que jamás haremos nada en el terreno escolar. —Le miré con seriedad.

El accedió moviendo la cabeza.

—Definitivamente. —Me volvió a besar, recorriendo con su mano mi costado, agarrando la cintura de mi pantalón de chándal—. ¿Quizá también, deberías dejar de ponerte faldas en el instituto, así no tendré que luchar contra el impulso de atacarte cada vez que estás a unos pasos de mi?

Me reí tontamente y me sonrojé mientras hundí mi cara en el hueco de su cuello, asintiendo.

—Si, las tiraré todas —le aseguré.

Él se echó hacia atrás y sonrió, moviendo la cabeza. —No las tires, me gustan. Solamente no las uses en el instituto. ¿De acuerdo?

Yo asentí y atraje de nuevo su boca hacía la mía, besándolo dulcemente.

—De acuerdo —murmuré contra sus labios.

Me besó durante unos cuantos minutos más y después se retiró, se levantó y se quedó sentando junto a mí, levantándome también. Posó su mirada sobre los papeles que había desparramado sobre mi cama.

—¿De verdad estás haciendo sus deberes? —preguntó, frunciendo el ceño enfadado.

Suspiré y asentí. —Sí, por lo tanto no creo que pueda ir contigo. Tengo que terminar los dos de ella y también debo acabar con los míos. —Le sonreí disculpándome.

Movió la cabeza, cogió todos los papeles y los libros, apilándolos. —Te vienes a mi casa; no le voy a permitir que arruine nuestros planes. Te ayudaré a hacer sus deberes y también los tuyos y entonces seguramente tendremos tiempo para nosotros y pedir comida a domicilio o algo así.

Le miré agradecida. No pude impedir que saliera de mi boca la palabra —Aww. ¡Es tan adorable!

Él puso los ojos en blanco como si supiese lo que estaba pensando y me agarró la mano, poniéndome de pie.

—Vámonos, antes de que lleguen a casa tus padres —sugirió él.

Asentí y me miré notando mis anchos pantalones de chándal. ¡Vaya, estoy hecha un desastre!

—Sólo me tengo que cambiar —dije, corriendo hacía mi ropero.

Él rió y tiró de mi mano para detenerme.

—No te cambies, me gusta el pantalón de chándal —dijo él, moviendo las cejas de arriba a abajo, mirando los pantalones, mientras que me recorría lentamente.

Le golpeé el brazo. —¡Louis que chico más raro eres! —Le regañé bromeando.

—Sí, pero me quieres —contestó él confiado.

Puse los ojos en blanco. —Sí claro.
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Mensaje por 1DemiLovaCB Mar 12 Mar 2013, 5:14 pm

Me encataría subir el otro pero espero a mi amiga para ver Harry Potter. Si es que no viene subo el otro :P
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