Lo Desconocido | Zayn Malik |

Abrió la puerta de una patada y entró con la chica inconsciente en sus brazos. La había desmayado para no soportar gritos y golpes. La miró de reojo y le acarició la mejilla, luego la recostó en la cómoda cama. La miró unos minutos más. Besó su frente y salió de la alcoba.
Unos minutos después la señorita ya estaba despierta y llena de energía. Observó el lugar, confundida. Pronto recordó lo que había ocurrido horas antes, frunció el ceño. No sabía que hacer. No sabía donde estaba.
Ya había anochecido, en el cielo comenzaron a aparecer estrellas. Observaba cada una de ellas, con atención.
Pronto escuchó la puerta abrirse y vio al azabache acercarse hacia ella. Retrocedió lo que pudo hasta encontrarse con la dura madera de las paredes. La chica se tensó con su tacto. La había abrazado. La había rodeado con sus tibios brazos con ternura. El chico se inclinó y la miró fijo a sus ojos, intentando descubrir los secretos de sus verdosos ojos. No podía, estos permanecían opacos, sin brillo. El chico se acostó aún rodeando a la chica de aquella cabellera reluciente. Se acomodó en el colchón y llevó a la chica a sus brazos. La ojiverde no respondía a sus acciones, no hacia nada para evitar su tacto. Le gustaba sentir su tibia piel con la suya. El moreno obligó a la chica y mirarlo a los ojos. Esos ojos. Color cobre, penetrantes, capaces de hipnotizar a cualquier chica, pero en ella no funcionaba ni iba a funcionar. Esos ojos, que la observaban con curiosidad y ternura. Los ojos de la chica no eran nada comparados con los del ojimiel.
El chico se acercó y besó su frente, mostrando cariño, ella no lo evitó. Le gustaba, le gustaba sentir sus labios en su piel, le gustaba que la mirara con curiosidad o como la abrazaba. Zayn cerró sus ojos al igual que ella, quedando ambos dormidos. Ella, inconscientemente abrazó al moreno haciendo que este se sorprendiera.

La castaña observaba las aves revolotear por el aire, acostada en la copa de un árbol; tan sola. No conocía la civilización, ella vivía en una pequeña cabaña en el medio de un hermoso bosque. El viento movía sus las ondas de su cabello, tapando sus dos hermosos ojos café. La tranquilidad abundaba en el bosque donde la joven vivía. Bajo de su árbol favorito y se dirigió a su tan querida cabaña. Adentro ya no había nada, le habían robado, volteó su mirada y se encontró a 3 hombres. Que voltearon la vista a ver a la castaña. La ojicafe salió a correr por todo el bosque, pero ellos la perseguían. Sus piernas ya no podían más. Cuando los perdió de vista, se sentó en un tronco. Pronto, sintió que la abrazaban, pero suavemente. Intentó escaparse cuya acción no logró. Volteó la vista para encontrarse con unos hermosos ojos azules, que lo observaban atentamente. Ella lo alejó lo más que pudo ya que él la abrazaba y ni la dejaría ir. Aquel la levantó con ayudas de los otros 3. Mientras la castaña forcejeaba ellos la sostenían con facilidad. Soltó un grito ahogado que captó la atención de los chicos. Le habían dejado graves marcas en su cintura por lo fuerte que la sostenían. La dejaron sentada y observaron las marcas. Afortunadamente no eran demasiado graves. Pequeñas lágrimas salían por sus ojos café, que fueron levemente retiradas por el rubio.
-Déjenme-. Susurró.
-Lo lamento-. Dijo el ojicafé
-Por favor-. Los miró rogando.
-Lo lamento-. Repitió y el rubio la cargó y ella se quedó dormida.