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The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Yo quiero maratón!!!!!
Por habernos abandonado tanto tiempo !!!!!!
Por habernos abandonado tanto tiempo !!!!!!
Julieta♥
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
HOlA Chicas!!! me demore un poco porq como Julieta pidio maraton me demore mas en editar asiq les edite un mini-maraton de 3 capitulos :aah:
Asiq espero los guste estos capitulos!!! pero no les voy a adelantar mucho mejor leanlos :enamorado:
Capitulo 5
_________
—¡OH, vamos, será divertido! —me aseguró Leann por enésima vez.
Fruncí el ceño a su espalda mientras ella bajaba del coche. De alguna manera se las había arreglado para arrastrarme al campo de Mason. Cuando me pidió salir con ella esta noche había pensado que se refería a ver una peli y quizás ir de compras. No había pensado que se referiría a llevarme al campo.
Dejé de hacer aburridos agujeros en su espalda y eché un vistazo al camión estacionado de Joe. No había sabido nada de él desde que lo había dejado con
Nicole en su caravana. Al principio esperaba un mensaje de texto o una llamada, pero después de veinticuatro horas me di cuenta de que no tendría noticias de él. Nicole no parecía muy contenta con mi presencia allí. Debería haber previsto esta reacción.
—Vamos _______. —Leann abrió mi puerta y me sonrió. Su cabello castaño corto y rizado rebotaba mientras agitaba su brazo hacia el campo—. Hay una vida fuera de Nick Jonas. Te prometo que la hay —bromeó mientras se ajustaba las gafas que se le habían deslizado por la nariz. Sólo Leann podía hacer que las gafas parecieran chic.
—Lo sé. —No tenía idea de lo consciente que estaba de eso—. Pero llegar al campo sin Nick parece no tener sentido. Me refiero a que Noah estará aquí pronto y seré la tercera rueda.
—Tonterías. Noah estará al tanto de nuestros datos. —Ella me dedicó una sonrisa y tiró de mí hacia el claro.
La hoguera y la música estaban ya bombeando. El olor de la madera de nogal quemada llenaba el aire nocturno. Los diferentes grupos se reunieron en torno a la iluminación del claro, mientras que algunas parejas ya estaban haciendo su camino hacia la intimidad de las sombras en interior de los árboles.
Yo caminaba junto a Leann escuchando su charla continua sobre el nuevo camión que Noah había comprado. Había estado intentando con tanto esfuerzo ignorar lo que me rodeaba y a todo el mundo a mi alrededor, que me tomó por sorpresa cuando Leandro se sentó en un tronco y me atrajo a su lado.
—Miren a quién saqué de su escondite —anunció Leann al grupo.
—_______ Vive —dijo Ryan Mason desde el otro lado del fuego y trató de pavonearse ante nosotras. Su consumo de alcohol sin embargo lo hizo parecer más bien un mal paso de baile.
—Perderse esa cara bonita por aquí —dijo Ryan en broma con un gesto para que Leann se moviera y así pudiera tomar su lugar junto a mí—. No veo cómo es eso. Tú sólo vienes por aquí cuando está Nick. ¿No hay amor para mí? —Él se inclinó hacia mí y me miró de reojo.
Podía oler la cerveza en su aliento y sabía que ya había consumido una copa de más. Esta era una típica reacción de Ryan a la bebida. Él coqueteaba con todo el mundo.
—Esto es un tipo de lugar para parejas y mi otra mitad no está cerca. —Forcé una sonrisa en mis labios para permanecer en el lugar. Él pasó el brazo alrededor de mi cintura y me acercó a su lado.
—Puedo arreglar eso para ti, dulce corazón. Voy a deshacerme de esa perra con la que estoy si me prometes que me seguirás hacia aquellos árboles.
Eché un vistazo a Leann buscando su ayuda y todo lo que conseguí fue una salvaje expresión de pánico de sus ojos. Ella comenzó a escanear la multitud. Sabía que estaba buscando a Noah para que acudiera al rescate.
—Hum, está bien Ryan —le dije y comenzó a ponerse de pie. Yo no fui lo suficientemente rápida porque él tenía las dos manos en mi cintura y tiraba de mí hacia su regazo antes de que pudiera escapar. Mi corazón latía y luché contra el impulso de gritar.
—Deja que _______ se vaya. Si Nick se entera de esto te va a matar. —La demanda de Leann cayó en oídos sordos. Ryan se rió entre dientes y pasó su mano por mi pierna. Le di una bofetada y luché para levantarme de nuevo.
—Nick no está aquí —dijo sosteniéndome firmemente en el lugar.
—Hombre Ryan, déjala ir —exclamó Kyle Jacobson mientras trotaba hacia nosotros.
Por suerte, la voz de Ryan había llamado la atención de Kyle. Estiró la mano para tomar la mía y me levantó.
Ryan se echó a reír.
—Sólo me estaba divirtiendo un poco. Ella es la única pieza de culo respingón que no he tenido nunca en esta ciudad. Nick la mantiene toda para sí mismo.
Kyle me apretó la mano.
—El único culo por el que tienes que estar preocupado es el tuyo. Una vez que Nick se entere de esto te va a dar una buena paliza cuando te agarre.
Ryan se puso de pie y se tambaleó un poco demostrando lo mucho que había bebido.
—¡Ah! yo sólo me estaba divirtiendo un poco. No le hice daño. Toda esa dulce belleza virgen está todavía en su lugar. Vete ahora y corre pequeña hija de predicador —exclamó Ryan mientras yo gateaba de nuevo hacia el coche de Leann. No me giré para comprobar si ella me estaba siguiendo. Sólo sabía que tenía que escapar.
Llegué a su coche y tiré de la manija sólo para encontrarlo cerrado. Las lágrimas que había estado reteniendo corrían por mi cara. Tomé una bocanada profunda de aire dejando que el resto de las lágrimas cayeran libres. Por qué el comportamiento de Ryan me sentó tan mal, no estaba segura. No era como si realmente me hubiera hecho daño. Mi estómago dio un vuelco y apreté las dos manos contra él rezando para no enfermar. Nick había sido mi escudo durante tanto tiempo que no sabía cómo reaccionar ante situaciones como esa. Odiaba ser tan ingenua.
La _______ mala hubiera sabido qué hacer. Se me escapó un sollozo y apoyé la frente contra la ventana fría de la puerta del coche. Dos brazos se deslizaron alrededor de mi cintura y me empecé a girar cuando el olor del jabón Irish
Spring llegó a mi nariz.
—Soy yo. Ahora estás a salvo. —Con el sonido de la voz de Joe se me escapó un sollozo y me di la vuelta para arrojarme en sus brazos.
—Lo siento, no estaba allí. Llegué demasiado tarde. Pero te juro que
Ryan Mason nunca se acercará a ti otra vez. —Sus palabras me hicieron llorar más fuerte y me aferré a su camiseta enterrando mi cabeza en su pecho.
—Shhh está bien ____. Déjame llevarte al camión antes de que alguien venga en busca de cualquiera de nosotros —me susurró al oído.
Dejé que me llevara a su camioneta y me pusiera en el interior.
—Le dije a Leann que cuidaré de ti —dijo mientras se metía en la camioneta. Me sequé la cara y asentí con la cabeza.
—Gracias. Yo le dije que venir aquí era una mala idea. Este no es lugar para mujeres solteras. —Traté de hacer que mi voz sonara clara pero no pude.
Joe subió al camión, luego se inclinó y abrió la guantera. Fue entonces cuando me di cuenta de la sangre que cubría sus nudillos. Jadeando le cogí la mano.
—¡Oh Dios Mío!
Una risa baja vibró en su pecho mientras tomaba el trapo que había sacado de la guantera y se limpiaba la sangre de la mano.
—No es mi sangre ____ —me tranquilizó. Poco a poco solté su muñeca y le dejé terminar la limpieza de lo que supuse era la sangre de Ryan—. Como ya he dicho, Ryan no se acercará a ti otra vez.
Asentí con la cabeza. No estaba segura de lo que tenía que decir. Nunca había tenido a alguien que peleara por mí antes. Era una sensación extraña. El calor corriendo por encima de mí mientras miraba los nudillos un poco raspados de Joe quedar limpios fue sorprendente. Al parecer, me gustaba la idea de él partiéndole la cara a Ryan.
—Siento no haberte llamado —me dijo.
Arranqué la mirada de la mano de Joe y lo miré a los ojos. La expresión de preocupación en ellos tiró de mi corazón.
—No tienes que pedir disculpas. No tengo ninguna razón para esperar que me llames. Sólo espero que el venir aquí no cause problemas entre tú y Nicole.
Vale, era una mentira, pero él no lo sabía.
—No importa lo que ella diga. Tomo mis propias decisiones.
Quería preguntarle qué quería decir con ese comentario, pero no dije nada.
—¿Quieres ir a casa ahora? —me preguntó.
No quería ir si me podía quedar con él, pero la verdad sólo causaría más problemas.
—Hum, bueno, no tengo adonde ir.
Joe me miró y una sonrisa pícara salió de sus labios. No podía dejar de sonreír en respuesta.
—¿Qué tal una partida de billar?
—¿Billar?
—Sí, billar. Hay un pequeño lugar fuera de los límites de la ciudad donde voy a jugar al billar.
Asentí con la cabeza poco a poco antes de admitir:
—No sé cómo jugar al billar.
Él hizo una mueca.
—Estaba esperando que dijeras eso.
Joe entró en el pequeño estacionamiento de grava de un bar. Motos, golpeados camiones viejos y algunos antiguos modelos de coches deportivos llenaban el limitado espacio.
Miré por encima de Joe.
—Este es un bar.
Él se rió y se inclinó sobre mí para abrir la puerta del camión.
—Sí princesa, lo es. La cerveza y el billar van de la mano. ¿A dónde creías que íbamos?
Esto sonaba como una mala idea. En realidad, sabía que era una mala idea. Dudé mientras Joe se bajaba del camión. Dio la vuelta y se detuvo en mi puerta tendiéndome la mano.
—Vamos ____. Te prometo que nadie de aquí te va a morder.
Tragué saliva nerviosamente y metí mi mano en la suya. Quería vivir un poco y esto era sin duda vivir un poco.
—Vamos a hacerlo —le dije sonriéndole.
Me apretó la mano antes de llevarme dentro.
Una banda tocaba una versión muy mala de Sweet Home Alabama en un escenario pequeño mientras entrábamos. El humo de cigarrillo, la cerveza y perfume barato se combinaron para hacer un olor desagradable. Luché contra la urgencia de cubrir mi nariz. Los hombres grasientos con estómagos que colgaban sobre sus pantalones vaqueros, tatuajes en los brazos y malas mujeres que buscaban posada en sus brazos o en contra de ellos mientras bailaban, llenaban el lugar. Joe soltó mi mano y me pasó el brazo alrededor de la cintura.
Inclinó la cabeza hacia abajo y me susurró:
—Tengo que mostrar posesión aquí con el fin de mantener a los demás lejos de ti.
No tenía ninguna queja, así que asentí con la cabeza y me apreté contra él.
—¿No van a echarnos? Somos menores de edad.
Joe se echó a reír y me llevó a una mesa de billar vacía.
—Nop. —Le echó un vistazo más al bar y le dio a alguien una leve inclinación de cabeza, luego agarró dos palos de billar y me entregó uno.
—Ahora es el momento en que te enseño a jugar billar.
El brillo maligno en sus ojos me hizo querer estar de acuerdo con todo lo que pidiera.
—Joe, ¿qué haces trayendo a la hija del predicador aquí? —preguntó una señora con el pelo largo y negro y apenas alguna ropa mientras ponía una cerveza delante de él.
Ella volvió su mirada hacia mí y vi unos familiares ojos castaños que me miraban con preocupación. Esta era Honey Jonas, la madre de Joe. Había visto atisbos de ella cuando había aparecido en contadas ocasiones para recoger a
Joe de donde Nick. Pero en realidad nunca había hablado con ella. Era hermosa, incluso con todo el maquillaje espeso y la ropa barata.
—Mamá ¿Recuerdas a _________? —dijo Joe antes de tomar un trago de su cerveza.
Le sonreí a pesar de que me estaba estudiando como si fuera un extraño animal en el zoológico.
—Hola, señora Jonas. Es bueno verla de nuevo.
Ella ladeó la cabeza y un mechón de pelo largo y oscuro cayó sobre su hombro.
—¿Desde cuándo la dulce novia de Nick empezó a frecuentar un bar en los barrios bajos?
Me tensé y le eché un vistazo a Joe.
—Mamá es suficiente. _______ y yo somos amigos. Lo hemos sido durante la mayor parte de nuestra vida. Le hago compañía mientras Nick está fuera de la ciudad Honey me miró de arriba abajo antes de volverse hacia Joe y sacudió la cabeza.
—Sí, eso es lo que quieres decirte a ti mismo hijo, pero no eres estúpido y por su bien espero que ella no lo sea tampoco. —Luego tocó la mejilla de Joe con la mano y se volvió para caminar de regreso a la barra.
—Trae una Coca-Cola para ____ —le gritó. Ella levantó la mano en el aire y movió sus uñas como una forma de reconocimiento.
—Lo siento por ella, pero no es una gran fan de los padres de Nick y cualquier cosa relacionada con ellos es inmediatamente cuestionable. Ella se va a calentar después de que te conozca.
No estaba segura de ser lo suficientemente valiente como para conocer a Honey
Jonas. Me recordaba a una versión para adultos de Nicole. En lugar de compartir esos pensamientos, me limité a asentir. Joe sonrió y se acercó por detrás de mí.
—Ahora, para tu primera lección de billar. Vamos a hacer una serie de rondas de práctica antes de que realmente juguemos. —Joe dirigió su palo hacia abajo y asintió con la cabeza al que estaba en mi mano—. Vas a golpear la bola blanca hacia las otras bolas y romperlas —explicó.
Tomé el palo, me incliné sobre la mesa y traté de recordar todas las veces que había visto a la gente jugar al billar en la televisión. Antes de que pudiera pensar demasiado, el cuerpo caliente de Joe se cerró detrás de mí. Su mano cubría la mía haciendo que me mareara. Me tomó un segundo recordar respirar.
—Esta es la parte que he estado esperando —murmuró en mi oído mientras ajustaba mis manos en el palo. El calor de su cuerpo me daba ganas de acurrucarme contra él. Traté de mantener la concentración, pero podía sentir su aliento cálido en mi oído y su cadera estaba tocando mi trasero. Su pecho apenas rozaba mi espalda.
—Estás temblando, _____ —susurró.
No sabía cómo responder. No podía echarle la culpa a tener frío. Estaba en el interior de un bar demasiado caliente en el medio del verano.
—Ahora, estás lista para hacer el tiro.
Su voz envió escalofríos a mi cuerpo y temía que si asentía con la cabeza mirando hacia él me tiraría en sus brazos. En cambio, dejé que me guiara para hacer el tiro. Un montón de pelotas de colores rodaron sobre la mesa, pero me parecía que no podía concentrarme.
—Buen trabajo, tenemos que decidir qué pelota queremos que se hunda y preparar tu siguiente tiro.
Cerré los ojos y respiré estabilizándome mientras él se ponía de pie y salía de la proximidad de mi cuerpo. Me enderecé, rezando porque mis rodillas no cedieran bajo mi peso.
La mirada de Joe hizo que mis mejillas se sonrojaran. Una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios y de repente quería saber cómo se sentirían sus labios presionado contra los míos. No podía apartar mis ojos de ellos. Incluso cuando su sonrisa se desvaneció seguí mirando a su boca.
—Vas a tener que dejar de hacer eso, ____ —susurró Joe con voz ronca y redujo el espacio entre nosotros, presionando su cuerpo contra el mío. Me las arreglé para sacudir mi fascinación por sus labios y lo miré a los ojos. Miraba hacia mí con un brillo hambriento que no estaba acostumbrada a ver. Pero me gustó. Me gustó mucho.
—_____, estoy esforzándome mucho para ser bueno. Ser bueno no es lo mío, pero Nick es importante para mí. Por favor, recuerda que tengo mis límites y que estudies mi boca como si quisieras un trozo me pone peligrosamente cerca del borde de esos límites.
Tragué saliva nerviosamente asintiendo con la cabeza. No podía hablar por el momento porque estaba bastante segura de que le pediría que siguiera adelante con lo que él podría estar considerando.
Dejé escapar un suspiro de frustración y luego me di la vuelta para hacer frente a la mesa de billar.
—Ahora, de vuelta a los negocios. Parece que las de color tienen mejor sistema así que tú puedes ser color y yo seré rayas. Tu bola roja está en el mejor lugar. La tienes casi en el bolsillo para meterla en la esquina de allá, y la bola blanca está muy cerca de ella. Así que vuelve a tu posición.
Me las arreglé para mantenerme enfocada en lo que él me estaba diciendo hasta que se trasladó una vez más detrás de mí para corregir la forma en que estaba sujetando el palo.
—Lenta y fácil ____.
Tomé una respiración profunda y estabilizadora y golpeé la bola blanca. Le di directamente a la bola roja y la bola roja se hundió en el agujero.
—¡Lo hice! —chillé y giré a mi alrededor tirando mis brazos alrededor del cuello de Joe. No fue hasta que sus brazos me rodearon y dio un tufillo muy sabroso del olor de su jabón que me di cuenta de que esto no había sido un acierto.
—Sí, lo hiciste —dijo riéndose, luego besó la parte superior de mi cabeza.
Me obligué a soltar mis manos y a dar un paso atrás lejos de él.
—Bien, ¿Ahora a cuál le doy? —pregunté sonriendo hacia él como si mi corazón no latiese a toda velocidad en mi pecho por su abrazo.
Él estudió la mesa y asintió con la cabeza.
—La azul está en un buen lugar.
Dos juegos después logré encontrarle el truco al juego. Joe resultó estar muy entretenido mirando la mesa de juego.
Nunca me había dado cuenta de que un hombre inclinado sobre una mesa de billar pudiera ser tan sexy, pero después de ver a Joe había decidido que este era un juego sexy. Aparte del hecho de que inclinó su cuerpo alto y musculoso sobre la mesa y una pequeña mueca aparecía entre sus ojos cuando se concentraba, lo que me daba más ganas de besarlo, él también hizo toda una inclinación de cadera apoyada en la mesa mientras me esperaba para tomar una foto como si estuviera modelando para una revista.
—No puedo decidir si me gusta la ____ que necesitaba mi ayuda o la ____ que lo tiene bajo control. Por un lado puedo llegar a tocarte y salirme con la mía. Pero por otro puedo llegar a ver cómo te inclinas sobre la mesa y tengo que decir que es una vista muy caliente para mí.
Mantuve mi mirada en la mesa en lugar de mirarlo a los ojos. Al oírle llamarme caliente me dieron ganas de sonreír como una idiota. No quería que tuviese la oportunidad de ver mi reacción a sus palabras.
—Se está haciendo tarde. ¿Estás lista para marcharte? —preguntó Joe.
Me acerqué a él y le entregué el palo de billar.
—Probablemente debería irme —le contesté.
Él asintió con la cabeza, tomó los palos y los guardó. Miré hacia abajo a la única cerveza que había bebido durante la noche y me di cuenta de que estaba siendo cuidadoso por mí.
—Veo que miras la cerveza, si quieres comprueba que todavía está por la mitad.
Sonriendo negué con la cabeza.
—Te creo.
Tomó mi mano y me condujo hacia la salida.
—Nos vemos mamá —gritó al pasar al lado de su madre, que llevaba una bandeja llena de jarras de cerveza.
Su mirada se movió de él a mí. Ella sonrió recordándome a Joe.
—Muy bien, tengan cuidado en el camino a casa —respondió ella.
No me esperaba ese tipo de respuesta de Honey Jonas. No parecía ser el tipo de madre que diría que tuviera cuidado, sobre todo porque le sirvió cerveza a su
hijo. La mano de Joe se deslizó alrededor de mi cintura y me acercó hacia él de nuevo.
—Estás para hacerte mirar por parte de algunos hombres borrachos. Sólo intento mantenerlos alejados —dijo en voz baja a medida que salíamos a la calle.
Decirle que no me importaba estar pegada a su lado, no parecía una buena idea, así que mantuve la boca cerrada.
Una vez que nos abrochamos el cinturón, estudié el camino hasta el bar donde había pasado el último par de horas. No era tan temible como había pensado que un bar sería. Después de que había empezado a jugar al billar, me había olvidado de todos los demás en el lugar.
Joe sacó su camión a la carretera de dos carriles que conducía a la ciudad. Las luces del estacionamiento se desvanecieron en la distancia mientras nos dirigíamos más lejos del bar y más cerca de mi casa. No estaba dispuesta a ir a casa todavía. Esta noche había sido la más divertida que jamás había tenido en una cita. Aunque no fue una cita realmente. Me reía cuando estaba con Joe, mucho más que lo que he hecho en cualquier otro momento. Me había olvidado lo divertido que era Joe. Tal vez por eso siempre lo elegía para escabullirme con
él cuando era niña. Nick siempre nos mantenía a raya y yo lo amaba, pero Joe siempre me levaba a la emoción.
—Gracias por esta noche. Realmente me divertí.
—Me di cuenta. Me gustó ver que te divertías. Eres increíble cuando dejas que el muro a tu alrededor caiga.
—¿Muro? —le pregunté girándome para encararlo.
Él no dijo nada al principio. Pero mantuve los ojos fijos en él, esperando.
—Tu pared perfecta. La que mantienes para que todo el mundo vea. La que usas para ocultar a la chica que conozco por debajo. La chica que quiere reír y divertirse. Perfecto no es divertido ____.
Dejé a la niña mala con Joe, porque sabía que él no la iba a rechazar o reprender. Él sabía que una parte de mí no se presentaba a nadie más. Claro que la abuela siempre me animó a tomar mis propias decisiones y aceptar mi verdadero yo, pero aún se conserva la parte realmente mala de mí oculta, incluso para ella. Quería discutir con él y tirar de la pared en mí para bloquear su visión interior, pero no pude. Lo necesitaba para poder ser yo. Nadie más que la abuela alguna vez me dejó estirarme y extender mis alas. Joe siempre había sido la única persona que me aceptaba como soy.
Asentí con la cabeza y fijé los ojos de nuevo en la carretera de delante de nosotros.
—No puedo ser esa chica todo el tiempo. Mis padres, Nick, la gente en esta ciudad, todos esperan a la buena chica. No puedo hacerles ver este lado de mí. Pero se siente tan bien dejarla suelta. Aunque sólo sea por un poco de tiempo. Así que, gracias.
No miré hacia atrás para ver su reacción, no era necesario. Su mano buscó la mía y la sostuvo. No eran necesarias las palabras porque él lo entendía.
Asiq espero los guste estos capitulos!!! pero no les voy a adelantar mucho mejor leanlos :enamorado:
Capitulo 5
_________
—¡OH, vamos, será divertido! —me aseguró Leann por enésima vez.
Fruncí el ceño a su espalda mientras ella bajaba del coche. De alguna manera se las había arreglado para arrastrarme al campo de Mason. Cuando me pidió salir con ella esta noche había pensado que se refería a ver una peli y quizás ir de compras. No había pensado que se referiría a llevarme al campo.
Dejé de hacer aburridos agujeros en su espalda y eché un vistazo al camión estacionado de Joe. No había sabido nada de él desde que lo había dejado con
Nicole en su caravana. Al principio esperaba un mensaje de texto o una llamada, pero después de veinticuatro horas me di cuenta de que no tendría noticias de él. Nicole no parecía muy contenta con mi presencia allí. Debería haber previsto esta reacción.
—Vamos _______. —Leann abrió mi puerta y me sonrió. Su cabello castaño corto y rizado rebotaba mientras agitaba su brazo hacia el campo—. Hay una vida fuera de Nick Jonas. Te prometo que la hay —bromeó mientras se ajustaba las gafas que se le habían deslizado por la nariz. Sólo Leann podía hacer que las gafas parecieran chic.
—Lo sé. —No tenía idea de lo consciente que estaba de eso—. Pero llegar al campo sin Nick parece no tener sentido. Me refiero a que Noah estará aquí pronto y seré la tercera rueda.
—Tonterías. Noah estará al tanto de nuestros datos. —Ella me dedicó una sonrisa y tiró de mí hacia el claro.
La hoguera y la música estaban ya bombeando. El olor de la madera de nogal quemada llenaba el aire nocturno. Los diferentes grupos se reunieron en torno a la iluminación del claro, mientras que algunas parejas ya estaban haciendo su camino hacia la intimidad de las sombras en interior de los árboles.
Yo caminaba junto a Leann escuchando su charla continua sobre el nuevo camión que Noah había comprado. Había estado intentando con tanto esfuerzo ignorar lo que me rodeaba y a todo el mundo a mi alrededor, que me tomó por sorpresa cuando Leandro se sentó en un tronco y me atrajo a su lado.
—Miren a quién saqué de su escondite —anunció Leann al grupo.
—_______ Vive —dijo Ryan Mason desde el otro lado del fuego y trató de pavonearse ante nosotras. Su consumo de alcohol sin embargo lo hizo parecer más bien un mal paso de baile.
—Perderse esa cara bonita por aquí —dijo Ryan en broma con un gesto para que Leann se moviera y así pudiera tomar su lugar junto a mí—. No veo cómo es eso. Tú sólo vienes por aquí cuando está Nick. ¿No hay amor para mí? —Él se inclinó hacia mí y me miró de reojo.
Podía oler la cerveza en su aliento y sabía que ya había consumido una copa de más. Esta era una típica reacción de Ryan a la bebida. Él coqueteaba con todo el mundo.
—Esto es un tipo de lugar para parejas y mi otra mitad no está cerca. —Forcé una sonrisa en mis labios para permanecer en el lugar. Él pasó el brazo alrededor de mi cintura y me acercó a su lado.
—Puedo arreglar eso para ti, dulce corazón. Voy a deshacerme de esa perra con la que estoy si me prometes que me seguirás hacia aquellos árboles.
Eché un vistazo a Leann buscando su ayuda y todo lo que conseguí fue una salvaje expresión de pánico de sus ojos. Ella comenzó a escanear la multitud. Sabía que estaba buscando a Noah para que acudiera al rescate.
—Hum, está bien Ryan —le dije y comenzó a ponerse de pie. Yo no fui lo suficientemente rápida porque él tenía las dos manos en mi cintura y tiraba de mí hacia su regazo antes de que pudiera escapar. Mi corazón latía y luché contra el impulso de gritar.
—Deja que _______ se vaya. Si Nick se entera de esto te va a matar. —La demanda de Leann cayó en oídos sordos. Ryan se rió entre dientes y pasó su mano por mi pierna. Le di una bofetada y luché para levantarme de nuevo.
—Nick no está aquí —dijo sosteniéndome firmemente en el lugar.
—Hombre Ryan, déjala ir —exclamó Kyle Jacobson mientras trotaba hacia nosotros.
Por suerte, la voz de Ryan había llamado la atención de Kyle. Estiró la mano para tomar la mía y me levantó.
Ryan se echó a reír.
—Sólo me estaba divirtiendo un poco. Ella es la única pieza de culo respingón que no he tenido nunca en esta ciudad. Nick la mantiene toda para sí mismo.
Kyle me apretó la mano.
—El único culo por el que tienes que estar preocupado es el tuyo. Una vez que Nick se entere de esto te va a dar una buena paliza cuando te agarre.
Ryan se puso de pie y se tambaleó un poco demostrando lo mucho que había bebido.
—¡Ah! yo sólo me estaba divirtiendo un poco. No le hice daño. Toda esa dulce belleza virgen está todavía en su lugar. Vete ahora y corre pequeña hija de predicador —exclamó Ryan mientras yo gateaba de nuevo hacia el coche de Leann. No me giré para comprobar si ella me estaba siguiendo. Sólo sabía que tenía que escapar.
Llegué a su coche y tiré de la manija sólo para encontrarlo cerrado. Las lágrimas que había estado reteniendo corrían por mi cara. Tomé una bocanada profunda de aire dejando que el resto de las lágrimas cayeran libres. Por qué el comportamiento de Ryan me sentó tan mal, no estaba segura. No era como si realmente me hubiera hecho daño. Mi estómago dio un vuelco y apreté las dos manos contra él rezando para no enfermar. Nick había sido mi escudo durante tanto tiempo que no sabía cómo reaccionar ante situaciones como esa. Odiaba ser tan ingenua.
La _______ mala hubiera sabido qué hacer. Se me escapó un sollozo y apoyé la frente contra la ventana fría de la puerta del coche. Dos brazos se deslizaron alrededor de mi cintura y me empecé a girar cuando el olor del jabón Irish
Spring llegó a mi nariz.
—Soy yo. Ahora estás a salvo. —Con el sonido de la voz de Joe se me escapó un sollozo y me di la vuelta para arrojarme en sus brazos.
—Lo siento, no estaba allí. Llegué demasiado tarde. Pero te juro que
Ryan Mason nunca se acercará a ti otra vez. —Sus palabras me hicieron llorar más fuerte y me aferré a su camiseta enterrando mi cabeza en su pecho.
—Shhh está bien ____. Déjame llevarte al camión antes de que alguien venga en busca de cualquiera de nosotros —me susurró al oído.
Dejé que me llevara a su camioneta y me pusiera en el interior.
—Le dije a Leann que cuidaré de ti —dijo mientras se metía en la camioneta. Me sequé la cara y asentí con la cabeza.
—Gracias. Yo le dije que venir aquí era una mala idea. Este no es lugar para mujeres solteras. —Traté de hacer que mi voz sonara clara pero no pude.
Joe subió al camión, luego se inclinó y abrió la guantera. Fue entonces cuando me di cuenta de la sangre que cubría sus nudillos. Jadeando le cogí la mano.
—¡Oh Dios Mío!
Una risa baja vibró en su pecho mientras tomaba el trapo que había sacado de la guantera y se limpiaba la sangre de la mano.
—No es mi sangre ____ —me tranquilizó. Poco a poco solté su muñeca y le dejé terminar la limpieza de lo que supuse era la sangre de Ryan—. Como ya he dicho, Ryan no se acercará a ti otra vez.
Asentí con la cabeza. No estaba segura de lo que tenía que decir. Nunca había tenido a alguien que peleara por mí antes. Era una sensación extraña. El calor corriendo por encima de mí mientras miraba los nudillos un poco raspados de Joe quedar limpios fue sorprendente. Al parecer, me gustaba la idea de él partiéndole la cara a Ryan.
—Siento no haberte llamado —me dijo.
Arranqué la mirada de la mano de Joe y lo miré a los ojos. La expresión de preocupación en ellos tiró de mi corazón.
—No tienes que pedir disculpas. No tengo ninguna razón para esperar que me llames. Sólo espero que el venir aquí no cause problemas entre tú y Nicole.
Vale, era una mentira, pero él no lo sabía.
—No importa lo que ella diga. Tomo mis propias decisiones.
Quería preguntarle qué quería decir con ese comentario, pero no dije nada.
—¿Quieres ir a casa ahora? —me preguntó.
No quería ir si me podía quedar con él, pero la verdad sólo causaría más problemas.
—Hum, bueno, no tengo adonde ir.
Joe me miró y una sonrisa pícara salió de sus labios. No podía dejar de sonreír en respuesta.
—¿Qué tal una partida de billar?
—¿Billar?
—Sí, billar. Hay un pequeño lugar fuera de los límites de la ciudad donde voy a jugar al billar.
Asentí con la cabeza poco a poco antes de admitir:
—No sé cómo jugar al billar.
Él hizo una mueca.
—Estaba esperando que dijeras eso.
Joe entró en el pequeño estacionamiento de grava de un bar. Motos, golpeados camiones viejos y algunos antiguos modelos de coches deportivos llenaban el limitado espacio.
Miré por encima de Joe.
—Este es un bar.
Él se rió y se inclinó sobre mí para abrir la puerta del camión.
—Sí princesa, lo es. La cerveza y el billar van de la mano. ¿A dónde creías que íbamos?
Esto sonaba como una mala idea. En realidad, sabía que era una mala idea. Dudé mientras Joe se bajaba del camión. Dio la vuelta y se detuvo en mi puerta tendiéndome la mano.
—Vamos ____. Te prometo que nadie de aquí te va a morder.
Tragué saliva nerviosamente y metí mi mano en la suya. Quería vivir un poco y esto era sin duda vivir un poco.
—Vamos a hacerlo —le dije sonriéndole.
Me apretó la mano antes de llevarme dentro.
Una banda tocaba una versión muy mala de Sweet Home Alabama en un escenario pequeño mientras entrábamos. El humo de cigarrillo, la cerveza y perfume barato se combinaron para hacer un olor desagradable. Luché contra la urgencia de cubrir mi nariz. Los hombres grasientos con estómagos que colgaban sobre sus pantalones vaqueros, tatuajes en los brazos y malas mujeres que buscaban posada en sus brazos o en contra de ellos mientras bailaban, llenaban el lugar. Joe soltó mi mano y me pasó el brazo alrededor de la cintura.
Inclinó la cabeza hacia abajo y me susurró:
—Tengo que mostrar posesión aquí con el fin de mantener a los demás lejos de ti.
No tenía ninguna queja, así que asentí con la cabeza y me apreté contra él.
—¿No van a echarnos? Somos menores de edad.
Joe se echó a reír y me llevó a una mesa de billar vacía.
—Nop. —Le echó un vistazo más al bar y le dio a alguien una leve inclinación de cabeza, luego agarró dos palos de billar y me entregó uno.
—Ahora es el momento en que te enseño a jugar billar.
El brillo maligno en sus ojos me hizo querer estar de acuerdo con todo lo que pidiera.
—Joe, ¿qué haces trayendo a la hija del predicador aquí? —preguntó una señora con el pelo largo y negro y apenas alguna ropa mientras ponía una cerveza delante de él.
Ella volvió su mirada hacia mí y vi unos familiares ojos castaños que me miraban con preocupación. Esta era Honey Jonas, la madre de Joe. Había visto atisbos de ella cuando había aparecido en contadas ocasiones para recoger a
Joe de donde Nick. Pero en realidad nunca había hablado con ella. Era hermosa, incluso con todo el maquillaje espeso y la ropa barata.
—Mamá ¿Recuerdas a _________? —dijo Joe antes de tomar un trago de su cerveza.
Le sonreí a pesar de que me estaba estudiando como si fuera un extraño animal en el zoológico.
—Hola, señora Jonas. Es bueno verla de nuevo.
Ella ladeó la cabeza y un mechón de pelo largo y oscuro cayó sobre su hombro.
—¿Desde cuándo la dulce novia de Nick empezó a frecuentar un bar en los barrios bajos?
Me tensé y le eché un vistazo a Joe.
—Mamá es suficiente. _______ y yo somos amigos. Lo hemos sido durante la mayor parte de nuestra vida. Le hago compañía mientras Nick está fuera de la ciudad Honey me miró de arriba abajo antes de volverse hacia Joe y sacudió la cabeza.
—Sí, eso es lo que quieres decirte a ti mismo hijo, pero no eres estúpido y por su bien espero que ella no lo sea tampoco. —Luego tocó la mejilla de Joe con la mano y se volvió para caminar de regreso a la barra.
—Trae una Coca-Cola para ____ —le gritó. Ella levantó la mano en el aire y movió sus uñas como una forma de reconocimiento.
—Lo siento por ella, pero no es una gran fan de los padres de Nick y cualquier cosa relacionada con ellos es inmediatamente cuestionable. Ella se va a calentar después de que te conozca.
No estaba segura de ser lo suficientemente valiente como para conocer a Honey
Jonas. Me recordaba a una versión para adultos de Nicole. En lugar de compartir esos pensamientos, me limité a asentir. Joe sonrió y se acercó por detrás de mí.
—Ahora, para tu primera lección de billar. Vamos a hacer una serie de rondas de práctica antes de que realmente juguemos. —Joe dirigió su palo hacia abajo y asintió con la cabeza al que estaba en mi mano—. Vas a golpear la bola blanca hacia las otras bolas y romperlas —explicó.
Tomé el palo, me incliné sobre la mesa y traté de recordar todas las veces que había visto a la gente jugar al billar en la televisión. Antes de que pudiera pensar demasiado, el cuerpo caliente de Joe se cerró detrás de mí. Su mano cubría la mía haciendo que me mareara. Me tomó un segundo recordar respirar.
—Esta es la parte que he estado esperando —murmuró en mi oído mientras ajustaba mis manos en el palo. El calor de su cuerpo me daba ganas de acurrucarme contra él. Traté de mantener la concentración, pero podía sentir su aliento cálido en mi oído y su cadera estaba tocando mi trasero. Su pecho apenas rozaba mi espalda.
—Estás temblando, _____ —susurró.
No sabía cómo responder. No podía echarle la culpa a tener frío. Estaba en el interior de un bar demasiado caliente en el medio del verano.
—Ahora, estás lista para hacer el tiro.
Su voz envió escalofríos a mi cuerpo y temía que si asentía con la cabeza mirando hacia él me tiraría en sus brazos. En cambio, dejé que me guiara para hacer el tiro. Un montón de pelotas de colores rodaron sobre la mesa, pero me parecía que no podía concentrarme.
—Buen trabajo, tenemos que decidir qué pelota queremos que se hunda y preparar tu siguiente tiro.
Cerré los ojos y respiré estabilizándome mientras él se ponía de pie y salía de la proximidad de mi cuerpo. Me enderecé, rezando porque mis rodillas no cedieran bajo mi peso.
La mirada de Joe hizo que mis mejillas se sonrojaran. Una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios y de repente quería saber cómo se sentirían sus labios presionado contra los míos. No podía apartar mis ojos de ellos. Incluso cuando su sonrisa se desvaneció seguí mirando a su boca.
—Vas a tener que dejar de hacer eso, ____ —susurró Joe con voz ronca y redujo el espacio entre nosotros, presionando su cuerpo contra el mío. Me las arreglé para sacudir mi fascinación por sus labios y lo miré a los ojos. Miraba hacia mí con un brillo hambriento que no estaba acostumbrada a ver. Pero me gustó. Me gustó mucho.
—_____, estoy esforzándome mucho para ser bueno. Ser bueno no es lo mío, pero Nick es importante para mí. Por favor, recuerda que tengo mis límites y que estudies mi boca como si quisieras un trozo me pone peligrosamente cerca del borde de esos límites.
Tragué saliva nerviosamente asintiendo con la cabeza. No podía hablar por el momento porque estaba bastante segura de que le pediría que siguiera adelante con lo que él podría estar considerando.
Dejé escapar un suspiro de frustración y luego me di la vuelta para hacer frente a la mesa de billar.
—Ahora, de vuelta a los negocios. Parece que las de color tienen mejor sistema así que tú puedes ser color y yo seré rayas. Tu bola roja está en el mejor lugar. La tienes casi en el bolsillo para meterla en la esquina de allá, y la bola blanca está muy cerca de ella. Así que vuelve a tu posición.
Me las arreglé para mantenerme enfocada en lo que él me estaba diciendo hasta que se trasladó una vez más detrás de mí para corregir la forma en que estaba sujetando el palo.
—Lenta y fácil ____.
Tomé una respiración profunda y estabilizadora y golpeé la bola blanca. Le di directamente a la bola roja y la bola roja se hundió en el agujero.
—¡Lo hice! —chillé y giré a mi alrededor tirando mis brazos alrededor del cuello de Joe. No fue hasta que sus brazos me rodearon y dio un tufillo muy sabroso del olor de su jabón que me di cuenta de que esto no había sido un acierto.
—Sí, lo hiciste —dijo riéndose, luego besó la parte superior de mi cabeza.
Me obligué a soltar mis manos y a dar un paso atrás lejos de él.
—Bien, ¿Ahora a cuál le doy? —pregunté sonriendo hacia él como si mi corazón no latiese a toda velocidad en mi pecho por su abrazo.
Él estudió la mesa y asintió con la cabeza.
—La azul está en un buen lugar.
Dos juegos después logré encontrarle el truco al juego. Joe resultó estar muy entretenido mirando la mesa de juego.
Nunca me había dado cuenta de que un hombre inclinado sobre una mesa de billar pudiera ser tan sexy, pero después de ver a Joe había decidido que este era un juego sexy. Aparte del hecho de que inclinó su cuerpo alto y musculoso sobre la mesa y una pequeña mueca aparecía entre sus ojos cuando se concentraba, lo que me daba más ganas de besarlo, él también hizo toda una inclinación de cadera apoyada en la mesa mientras me esperaba para tomar una foto como si estuviera modelando para una revista.
—No puedo decidir si me gusta la ____ que necesitaba mi ayuda o la ____ que lo tiene bajo control. Por un lado puedo llegar a tocarte y salirme con la mía. Pero por otro puedo llegar a ver cómo te inclinas sobre la mesa y tengo que decir que es una vista muy caliente para mí.
Mantuve mi mirada en la mesa en lugar de mirarlo a los ojos. Al oírle llamarme caliente me dieron ganas de sonreír como una idiota. No quería que tuviese la oportunidad de ver mi reacción a sus palabras.
—Se está haciendo tarde. ¿Estás lista para marcharte? —preguntó Joe.
Me acerqué a él y le entregué el palo de billar.
—Probablemente debería irme —le contesté.
Él asintió con la cabeza, tomó los palos y los guardó. Miré hacia abajo a la única cerveza que había bebido durante la noche y me di cuenta de que estaba siendo cuidadoso por mí.
—Veo que miras la cerveza, si quieres comprueba que todavía está por la mitad.
Sonriendo negué con la cabeza.
—Te creo.
Tomó mi mano y me condujo hacia la salida.
—Nos vemos mamá —gritó al pasar al lado de su madre, que llevaba una bandeja llena de jarras de cerveza.
Su mirada se movió de él a mí. Ella sonrió recordándome a Joe.
—Muy bien, tengan cuidado en el camino a casa —respondió ella.
No me esperaba ese tipo de respuesta de Honey Jonas. No parecía ser el tipo de madre que diría que tuviera cuidado, sobre todo porque le sirvió cerveza a su
hijo. La mano de Joe se deslizó alrededor de mi cintura y me acercó hacia él de nuevo.
—Estás para hacerte mirar por parte de algunos hombres borrachos. Sólo intento mantenerlos alejados —dijo en voz baja a medida que salíamos a la calle.
Decirle que no me importaba estar pegada a su lado, no parecía una buena idea, así que mantuve la boca cerrada.
Una vez que nos abrochamos el cinturón, estudié el camino hasta el bar donde había pasado el último par de horas. No era tan temible como había pensado que un bar sería. Después de que había empezado a jugar al billar, me había olvidado de todos los demás en el lugar.
Joe sacó su camión a la carretera de dos carriles que conducía a la ciudad. Las luces del estacionamiento se desvanecieron en la distancia mientras nos dirigíamos más lejos del bar y más cerca de mi casa. No estaba dispuesta a ir a casa todavía. Esta noche había sido la más divertida que jamás había tenido en una cita. Aunque no fue una cita realmente. Me reía cuando estaba con Joe, mucho más que lo que he hecho en cualquier otro momento. Me había olvidado lo divertido que era Joe. Tal vez por eso siempre lo elegía para escabullirme con
él cuando era niña. Nick siempre nos mantenía a raya y yo lo amaba, pero Joe siempre me levaba a la emoción.
—Gracias por esta noche. Realmente me divertí.
—Me di cuenta. Me gustó ver que te divertías. Eres increíble cuando dejas que el muro a tu alrededor caiga.
—¿Muro? —le pregunté girándome para encararlo.
Él no dijo nada al principio. Pero mantuve los ojos fijos en él, esperando.
—Tu pared perfecta. La que mantienes para que todo el mundo vea. La que usas para ocultar a la chica que conozco por debajo. La chica que quiere reír y divertirse. Perfecto no es divertido ____.
Dejé a la niña mala con Joe, porque sabía que él no la iba a rechazar o reprender. Él sabía que una parte de mí no se presentaba a nadie más. Claro que la abuela siempre me animó a tomar mis propias decisiones y aceptar mi verdadero yo, pero aún se conserva la parte realmente mala de mí oculta, incluso para ella. Quería discutir con él y tirar de la pared en mí para bloquear su visión interior, pero no pude. Lo necesitaba para poder ser yo. Nadie más que la abuela alguna vez me dejó estirarme y extender mis alas. Joe siempre había sido la única persona que me aceptaba como soy.
Asentí con la cabeza y fijé los ojos de nuevo en la carretera de delante de nosotros.
—No puedo ser esa chica todo el tiempo. Mis padres, Nick, la gente en esta ciudad, todos esperan a la buena chica. No puedo hacerles ver este lado de mí. Pero se siente tan bien dejarla suelta. Aunque sólo sea por un poco de tiempo. Así que, gracias.
No miré hacia atrás para ver su reacción, no era necesario. Su mano buscó la mía y la sostuvo. No eran necesarias las palabras porque él lo entendía.
zai
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Capitulo 6
________
Me desperté para encontrar a mamá sentada en el borde de la cama. Aun cuando mi visión todavía era borrosa por dormir, era difícil no ver sus ojos rojo sangre y los círculos negros debajo.
—Mamá —pregunté, deseando alcanzarla y consolarla. La niña dentro de mí estaba aterrorizada de ver a mi mamá tan obviamente triste.
—Buenos días, corazón. Lamento si te desperté pero quería hablar contigo antes de que papá regrese a casa.
Inmediatamente mi estómago se desplomó.
—_______, cariño, la abuela ha fallecido.
Todos los otros pensamientos abandonaron mi mente.
—¿Qué?
Mamá soltó un pequeño sollozo y tomó una de mis manos. Su pequeño apretón no me consoló.
—Anoche la abuela se fue a dormir. Cuando papá llego esta mañana para asegurar su calentador de agua antes de que fuera a la iglesia, la encontró en la cama. Fue un infarto.
Sacudí mi cabeza sin creer lo que mamá me estaba diciendo. Todavía tengo que estar soñando. Esto no puede estar pasando. Tenía planes con la abuela. Hay tantas cosas que todavía tenemos que hacer.
—Cariño, sé que eras cercana a la abuela. Esto es difícil para todos, pero sé que especialmente para ti. Está bien si lloras, estoy aquí y te sostendré.
Nunca había pensado que mi abuela moriría. Ella era una parte de mi vida. Mi escape del mundo en el que vivía diariamente. Ella me entendía de una manera en que mis padres nunca harían. Mi abuela no esperaba que fuera perfecta, como hacían mis padres y Nick. Estando con ella era libre. Era como cuando estaba con Joe.
Podía ser yo misma y sabía que me amaba. Un vacío se asentó dentro de mí mientras lágrimas resbalaban por mi cara. Todavía la necesitaba. ¿Cómo pudo irse?
Acababa de verla. Me dijo que nadie podía ser tan perfecto como Joe sin camiseta. Nos reímos juntas. Acababa de tener su pedicura.
¿Cómo puede estar muerta? No estaba preparada para morir. Las uñas de sus pies eran rosa brillante. Estaba preparada para tener algo de diversión. Teníamos planes para ir a ver películas juntas.
Los brazos de mamá me envolvieron en un abrazo. Toda mi vida había encontrado consuelo en sus brazos pero ahora sólo me sentía entumecida. Mi abuela no estaría aquí para el día de mi boda. Nunca tomaríamos juntas aquel crucero o iríamos a bucear a las Bahamas. No estaría aquí para, algún día, hacerles galletas a mis hijos.
¿Dónde encontraría un escape de la presión de mi vida? ¿Cómo podría vivir sin ella?
________,
De nuevo, siento los retrasos de mis correos electrónicos. Después de un día entero de senderismo, choqué cuando regresaba a la cabina. Estoy combatiendo el cansancio, por eso puedo escribirte.
Hoy Cade y yo tomamos un sendero que ni mi madre ni mi hermana querían probar, entonces papá se quedó con ellas. Era realmente empinado en algunas zonas. Era genial. La vista a la que finalmente llegamos era impresionante y Cade vio a su primer oso negro. Creo que le tomó una docena de fotos.
Pelea hasta el final. Tu aburrimiento está a mitad de camino. Estaré en casa en veinte días.
Te amo,
Nick.
Nick,
Hey....
No quería decirle por la pantalla de la computadora que mi abuela había muerto. No podía decirle sobre lavar el auto con Joe o jugar al billar en el bar. Mi visión estaba nublada por llorar y tomarla con la computadora era la última cosa que quería hacer. Borré mi respuesta, agarré mi monedero y me dirigí al coche. Podía mentirme a mi misma y decir que no sabía a donde iba, que sólo necesitaba alejarme y conducir. Pero en el fondo sabía exactamente a donde iba.
Estacioné mi Jetta afuera del granero de los Jackson. Joe no estaba en casa, pero su madre le echó un vistazo a mi cara afligida y me dijo donde podía encontrarlo.
Escuché el tractor antes de verlo. Mis pies empezaron a caminar siguiendo el sonido. Necesitaba que alguien me ayudara a olvidar la horrible verdad. No necesitaba un estúpido correo electrónico contándome sobre cataratas y osos.
Necesitaba a alguien aquí y la primera persona que vino a mi mente fue Joe. Él no me diría que todo estaba bien. Él no trataría de calmarme como a un niño. Lo necesitaba.
En el minuto en que me vio caminando a través del campo, paró el tractor. Sus ojos se posaron en mí y empecé a correr. Podía sentir la humedad en mi cara por las lágrimas mientras corría hacia él. Bajó de un salto justo antes de que lo alcanzara.
Joe me atrapó cuando me arrojé en sus brazos. Las lágrimas silenciosas se transformaron en sollozos por primera vez desde que mi mamá me había dicho que mi abuela murió. Él no me preguntó. Sabía que no lo haría. Esperaría hasta que estuviera lista.
Joe
Atraje a ________ a mi regazo mientras me sentaba debajo de un viejo roble. Sus brazos apretaban mi cuello mientras sollozaba lastimosamente contra mi pecho.
Estaba asustado de preguntar qué estaba mal. En cambio, la sostuve y esperé. Mi pecho dolía tanto con cada sollozo que era complicado respirar hondo. Sentarse aquí esperando que se calme lo suficiente para decirme a quién tenía que darle una paliza por hacerla llorar, no era fácil. Un sollozo sacudió su cuerpo y la acuné con más fuerza contra mí. Mi corazón se contraía con cada estremecimiento de su cuerpo. Incluso cuando éramos pequeños no me gustaba verla triste. La única vez que un chico hirió sus sentimientos en el patio de juegos reaccioné empujando la cara del chico en la tierra. Estuve dos días suspendido, pero valió la pena. Nadie la molestó de nuevo. Ellos lo sabían mejor.
Sus sollozos poco a poco comenzaron a disminuir a pequeños lloriqueos. Miré fijamente como levantaba la cabeza de mi pecho sudoroso. Sus grandes ojos verdes me miraron y mi pecho palpitó por la estrechez. Si alguien la lastimó, lo mataría. Si Nick causó esto, lo pagaría. Primo o no, nadie tiene permitido hacer a _______ llorar.
—Anoche mi abuela tuvo un ataque al corazón —susurró.
No esperaba eso.
—Lo siento, bebé.
—Sólo sostenme —contestó.
La sostendría por siempre si pudiera.
Con cuidado quité el pelo atrapado en su cara por las lágrimas y lo metí detrás de sus orejas. Ella miró hacia abajo y se tensó cuando, finalmente, se dio cuenta que me faltaba la camiseta. Mi pecho estaba empapado no sólo con sudor, sino con sus lágrimas. Empecé a decir algo pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta cuando su mano se movió por mi pecho y suavemente comenzó a borrar las gotas de humedad.
Dejé de respirar. Sabía que estaba mal dejarla hacer eso, pero no podía importarme menos. Se movió en mi regazo hasta que se sentó a horcajadas sobre mí. Dejé a mis manos caer sobre su cintura mientras continuaba tocando mi pecho. Mi corazón empezó a golpear contra mis costillas con tanta fuerza, que sabía que ella podía sentirlo. Necesitaba parar esto.
—Joe —dijo.
Dejé de mirar sus manos sobre mi pecho y miré fijamente su cara. Había una pregunta en sus ojos, podía verlo.
—Sí —dije con voz estrangulada.
Sus manos me dejaron y tomé una respiración profunda para aliviar mis pulmones privados de oxigeno, suspiré cuando me di cuenta que había dejado de volverme loco con sus inocentes caricias. Un aliento profundo se atoró en mi garganta cuando la parte de arriba salió. Sin apartar los ojos de mí, dejó caer su pequeño top en la hierba a su lado. Había pensado que nada podría ser más sexi que ______ en bikini, estaba equivocado. _______ en un sostén de encaje blanco era, de lejos, la cosa más sexi que jamás había visto.
—____, bebé, ¿qué estás haciendo? —le pregunté en un susurro ronco. Traté de forzarme a levantar la vista y mirar su cara para saber en qué estaba pensando pero no podía dejar de ver de sus pechos.
—Tócame —susurró. El hecho de que era la chica de Nick parecía no importar más. No podía decirle que no. Demonios, no podía decirle que no.
Tracé una línea desde su clavícula hasta la cima de su escote. Ella jadeó en voz alta y se dejó caer en mi regazo aplicando presión a mi pene. Iba a enviarme en un loco frenesí si lo mantenía. Como si pudiera leer mis pensamientos y quisiera ponerme a prueba, movió su trasero en mi regazo.
—Oh, maldita sea —gemí antes de tomar su cara y atraer su boca a la mía. En el momento en que mi boca tocó la suya, mi mundo empezó a girar. No podía tener suficiente. Le quité el sostén y tenía mis manos llenas en minutos.
El fuerte gemido de placer que escapó de su boca casi me envió por el borde.
Perdí mi virginidad a los trece y ha habido muchas chicas desde entonces pero nada me preparó para este sentimiento. ______ envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y presionó su pecho desnudo contra el mío haciéndome estremecer por primera vez en mi vida. Besé un camino desde su boca hasta su oído, luego hacia abajo a su cuello. Había cruzado la línea besándola y tocándola. Necesitaba parar esto.
—Por favor, Joe —suplicó y se sentó sobre sus rodillas ofreciendo sus pezones duros y rosados a mi boca increíblemente ansiosa.
Yo era débil y estaba más encendido de lo que había estado en toda mi vida.
Alrededor de una hora después, la sostuve mientras se sentaba acurrucada sobre mi regazo. Estaba esperando que el terror de lo que había hecho se arrastrara sobre mí. Sin embargo, tener a ______ en mis brazos no ayudaba a trabajar en el remordimiento que debería sentir. En cambio, finalmente, me sentí vivo.
__________
Abrí la puerta del auto y miré hacia Joe. Mi corazón latía salvajemente ante su visión. Quería ir todo el camino, pero él me detuvo. Una sonrisa tiró de mis labios porque yo sabía que no me había parado porque estuviera mal. O porque no quería. Había parado solamente porque no teníamos protección. Joe había estado tan loco como yo. Me había mirado con esos hermosos ojos avellana sin seguir escondiendo sus sentimientos.
—¿Puedes salir esta noche? —me preguntó mientras daba un paso hacia mí, lo suficientemente cerca para tocar mi cintura. La piel donde su mano rozó, se estremeció con anticipación.
—Sí, aunque será tarde. Tengo que ir a lo de mi abuela. La gente estará trayendo comida y todas esas cosas. Necesitaré verte para animarme. Hazme olvidar. Me escurriré por mi ventana si tengo que hacerlo.
Se acercó más y lo miré bajar su boca hacia la mía. Justo como antes la tierra cayó a mis pies con el roce de sus labios. Me aferré a sus hombros asustada de caer si me soltaba. Rompió el beso y movió su boca hasta mi oído. Me estremecí y me acerqué más.
—Mándame un mensaje de texto cuando estés lista y te encontraré en el parque detrás de tu casa —susurró, luego retrocedió.
Me agarré de la puerta como apoyo antes de asentir y entrar a mi auto.
—¿A dónde te escapaste anoche? —me susurró Leann mientras se dejaba caer en el escalón a mi lado.
Había decidido esconderme en las escaleras una vez que la casa de mi abuela se llenó de personas. Me estaban sofocando. Leann estaba aquí con su madre y yo lo apreciaba, pero no estaba de humor para hablar. Estudié su expresión para ver si tenía alguna idea de que Joe me había llevado a jugar al billar antes de llevarme a casa. Le envié un mensaje de texto para hacerle saber que volvía a casa porque me dolía la cabeza y lo dejé ahí.
—Joe se ofreció a llevarme a casa, entonces me fui. No estaba de humor para pasar el rato después de lo de Ryan.
Ella se inclinó hacia mí, golpeándome con su hombro.
—Niña, tendrías que haber visto el caos sangriento que Joe hizo en la cara de
Ryan. Él lo golpeó. Estaba enfadado.
Rodé mis ojos ante sus palabras, escondiendo la emoción que sentí de tener a Joe todo posesivo con migo.
—No ruedes los ojos. No tienes idea de lo enfadado que estaba, golpeando la cara de Ryan. Le advirtió que lo mataría si volvía a mirar en tu dirección.
Abrí mi boca para responder cuando el olor del intenso perfume de una mujer mayor flotó sobre mí.
—______, cariño, lo siento. —La señora Murphy, una de las mujeres de la iglesia que mi abuela siempre decía que necesitaba usar más maquillaje para cubrir sus ojeras y menos perfume porque estaba contaminando la atmósfera, se paró enfrente de mí y extendió sus manos.
Todos querían abrazarme como si un abrazo fuera a hacerme sentir mejor. El hábito de la señora Murphy de bañarse en perfume barato me causaba dolor de cabeza. Entonces, le di una palmadita en la mano con torpeza esperando que no la agarrara y me acercara hasta sus brazos. Podía ver el pañuelo de papel usado que tenía agarrado y estaba horrorizada de tener que tocarlo o que me tocara.
—Gracias señora Murphy —respondí.
Ella esnifó y tocó sus ojos con el pañuelo.
—Es tan difícil de creer. Me refiero a que estuvo en la reunión auxiliar de señoras el lunes. Es horrible, sólo horrible.
No necesitaba esto. Por qué la gente pensaba que quería escuchar sobre la última vez que vieron a mi abuela estaba más allá de mí. Estaba tratando de olvidar.
Quería fingir que mi abuela y yo íbamos a acurrucarnos juntas en la hamaca cuando todos se fueran y hablaríamos de cosas graciosas que vimos o alguien dijo.
No necesitaba los detalles de la última vez que cada uno de aquí vio a mi abuela
viva.
—Gracias Señora Murphy. Ashton está llevando las cosas lo mejor que puede. Ella aprecia sus palabras pero no está lista para hablar de eso todavía. —Las palabras de Leann eran perfectas. La señora Murphy me envió una última mirada triste y cabeceó antes de dirigirse hacia alguien con quien pudiera hablar.
—Gracias —dije inclinándome hacia Leann.
Ella envolvió mis hombros con su brazo.
—Para eso están los amigos.
Asentí y apoyé mi cabeza sobre su hombro. La extrañaría este año en la escuela.
Nunca tuve demasiadas amigas. Crecí con los chicos Jonas como mis dos mejores amigos. No era buena relacionándome con chicas. Leann había sido mi primera amiga, en mi primer año. Había sido estudiante de segundo y me tomó bajo sus alas.
—¿Qué voy a hacer este año sin ti?
—Tienes un príncipe encantador. Lo harás bien. Además, sólo estaré a una llamada de distancia. —Las lágrimas ardían en mis ojos. Había perdido a mi abuela y ahora perdería a Leann. Mi mundo estaba cambiando tan rápido. Realmente necesitaba a Joe ahora. Él le daría sentido a todo. Me escucharía quejarme y sentirme miserable y no intentaría hacerme mirar el lado positivo. Envuelta en sus brazos era donde quería estar. No aquí con un montón de gente en la casa de mi abuela y con una cocina llena de guisos y pasteles.
—Voy a ver una película con Leann —dije tan pronto como entré en la casa.
El último de los visitantes en la casa de mi abuela finalmente se había ido dejándonos más comida de la que podríamos comer en un año. Puse la cacerola con patatas dulces que tenía en las manos en el bar y me di la vuelta para mirar a mis padres.
—¿Irás a ver una película tan tarde? —me preguntó papá frunciendo el ceño mientras colocaba varias tartas que había llevado al interior.
—Es una función de media noche para películas de vampiros o algo así. Ella no quiere ir sola y yo necesito alejar mi mente de las cosas.
Mi mamá que parecía estar mejor esta noche que en la mañana, sonrió.
Parecía complacida de que no estuviera planeando acostarme en la cama y llorar.
Me pregunto cómo se sentiría si supiera que en cambio estaba planeando ir a los brazos del chico más malo de la ciudad y llorar en ellos. No podía preocuparme por lo que ella o papá pensarían. Quedarme aquí mirando los ojos tristes de papá y la sonrisa indecisa de mamá sólo me causaría más dolor. Cuando estaba con Joe, podía olvidar por un momento.
—Está bien. Sal y diviértete un poco. Has estado mucho tiempo sola desde que
Nick se fue. No es bueno estar sola todo el tiempo. —Me animó mamá. Papá no parecía ser capaz de decir mucho por hoy. Mirarlo me causaba un dolor que me abría el pecho y yo estaba intentando aguantar. Le eché un vistazo a mamá.
—Lo sé. Sólo necesitaba acostumbrarme a Nick fuera. No me había dado cuenta cuanto tiempo pasaba con él hasta que se fue.
A mamá le gustó mi respuesta. Ella amaba a Nick pero siempre me recordaba que no era una buena idea una relación tan seria a esta edad. Todavía tenía la universidad por delante. La culpa de lo que estaba haciendo con Joe disminuyó más cuando miré a mamá con una sonrisa. Le estaba mintiendo sobre con quien estaba y lo que estaría haciendo pero indirectamente estaba haciendo lo que ella quería.
Normalmente papá me diría que tuviera cuidado y que estuviera en casa a las once. Hoy, siguió en silencio. Perdido en su propio mundo de dolor. Les dirigí una última sonrisa y me encaminé hacia la puerta.
________
Me desperté para encontrar a mamá sentada en el borde de la cama. Aun cuando mi visión todavía era borrosa por dormir, era difícil no ver sus ojos rojo sangre y los círculos negros debajo.
—Mamá —pregunté, deseando alcanzarla y consolarla. La niña dentro de mí estaba aterrorizada de ver a mi mamá tan obviamente triste.
—Buenos días, corazón. Lamento si te desperté pero quería hablar contigo antes de que papá regrese a casa.
Inmediatamente mi estómago se desplomó.
—_______, cariño, la abuela ha fallecido.
Todos los otros pensamientos abandonaron mi mente.
—¿Qué?
Mamá soltó un pequeño sollozo y tomó una de mis manos. Su pequeño apretón no me consoló.
—Anoche la abuela se fue a dormir. Cuando papá llego esta mañana para asegurar su calentador de agua antes de que fuera a la iglesia, la encontró en la cama. Fue un infarto.
Sacudí mi cabeza sin creer lo que mamá me estaba diciendo. Todavía tengo que estar soñando. Esto no puede estar pasando. Tenía planes con la abuela. Hay tantas cosas que todavía tenemos que hacer.
—Cariño, sé que eras cercana a la abuela. Esto es difícil para todos, pero sé que especialmente para ti. Está bien si lloras, estoy aquí y te sostendré.
Nunca había pensado que mi abuela moriría. Ella era una parte de mi vida. Mi escape del mundo en el que vivía diariamente. Ella me entendía de una manera en que mis padres nunca harían. Mi abuela no esperaba que fuera perfecta, como hacían mis padres y Nick. Estando con ella era libre. Era como cuando estaba con Joe.
Podía ser yo misma y sabía que me amaba. Un vacío se asentó dentro de mí mientras lágrimas resbalaban por mi cara. Todavía la necesitaba. ¿Cómo pudo irse?
Acababa de verla. Me dijo que nadie podía ser tan perfecto como Joe sin camiseta. Nos reímos juntas. Acababa de tener su pedicura.
¿Cómo puede estar muerta? No estaba preparada para morir. Las uñas de sus pies eran rosa brillante. Estaba preparada para tener algo de diversión. Teníamos planes para ir a ver películas juntas.
Los brazos de mamá me envolvieron en un abrazo. Toda mi vida había encontrado consuelo en sus brazos pero ahora sólo me sentía entumecida. Mi abuela no estaría aquí para el día de mi boda. Nunca tomaríamos juntas aquel crucero o iríamos a bucear a las Bahamas. No estaría aquí para, algún día, hacerles galletas a mis hijos.
¿Dónde encontraría un escape de la presión de mi vida? ¿Cómo podría vivir sin ella?
________,
De nuevo, siento los retrasos de mis correos electrónicos. Después de un día entero de senderismo, choqué cuando regresaba a la cabina. Estoy combatiendo el cansancio, por eso puedo escribirte.
Hoy Cade y yo tomamos un sendero que ni mi madre ni mi hermana querían probar, entonces papá se quedó con ellas. Era realmente empinado en algunas zonas. Era genial. La vista a la que finalmente llegamos era impresionante y Cade vio a su primer oso negro. Creo que le tomó una docena de fotos.
Pelea hasta el final. Tu aburrimiento está a mitad de camino. Estaré en casa en veinte días.
Te amo,
Nick.
Nick,
Hey....
No quería decirle por la pantalla de la computadora que mi abuela había muerto. No podía decirle sobre lavar el auto con Joe o jugar al billar en el bar. Mi visión estaba nublada por llorar y tomarla con la computadora era la última cosa que quería hacer. Borré mi respuesta, agarré mi monedero y me dirigí al coche. Podía mentirme a mi misma y decir que no sabía a donde iba, que sólo necesitaba alejarme y conducir. Pero en el fondo sabía exactamente a donde iba.
Estacioné mi Jetta afuera del granero de los Jackson. Joe no estaba en casa, pero su madre le echó un vistazo a mi cara afligida y me dijo donde podía encontrarlo.
Escuché el tractor antes de verlo. Mis pies empezaron a caminar siguiendo el sonido. Necesitaba que alguien me ayudara a olvidar la horrible verdad. No necesitaba un estúpido correo electrónico contándome sobre cataratas y osos.
Necesitaba a alguien aquí y la primera persona que vino a mi mente fue Joe. Él no me diría que todo estaba bien. Él no trataría de calmarme como a un niño. Lo necesitaba.
En el minuto en que me vio caminando a través del campo, paró el tractor. Sus ojos se posaron en mí y empecé a correr. Podía sentir la humedad en mi cara por las lágrimas mientras corría hacia él. Bajó de un salto justo antes de que lo alcanzara.
Joe me atrapó cuando me arrojé en sus brazos. Las lágrimas silenciosas se transformaron en sollozos por primera vez desde que mi mamá me había dicho que mi abuela murió. Él no me preguntó. Sabía que no lo haría. Esperaría hasta que estuviera lista.
Joe
Atraje a ________ a mi regazo mientras me sentaba debajo de un viejo roble. Sus brazos apretaban mi cuello mientras sollozaba lastimosamente contra mi pecho.
Estaba asustado de preguntar qué estaba mal. En cambio, la sostuve y esperé. Mi pecho dolía tanto con cada sollozo que era complicado respirar hondo. Sentarse aquí esperando que se calme lo suficiente para decirme a quién tenía que darle una paliza por hacerla llorar, no era fácil. Un sollozo sacudió su cuerpo y la acuné con más fuerza contra mí. Mi corazón se contraía con cada estremecimiento de su cuerpo. Incluso cuando éramos pequeños no me gustaba verla triste. La única vez que un chico hirió sus sentimientos en el patio de juegos reaccioné empujando la cara del chico en la tierra. Estuve dos días suspendido, pero valió la pena. Nadie la molestó de nuevo. Ellos lo sabían mejor.
Sus sollozos poco a poco comenzaron a disminuir a pequeños lloriqueos. Miré fijamente como levantaba la cabeza de mi pecho sudoroso. Sus grandes ojos verdes me miraron y mi pecho palpitó por la estrechez. Si alguien la lastimó, lo mataría. Si Nick causó esto, lo pagaría. Primo o no, nadie tiene permitido hacer a _______ llorar.
—Anoche mi abuela tuvo un ataque al corazón —susurró.
No esperaba eso.
—Lo siento, bebé.
—Sólo sostenme —contestó.
La sostendría por siempre si pudiera.
Con cuidado quité el pelo atrapado en su cara por las lágrimas y lo metí detrás de sus orejas. Ella miró hacia abajo y se tensó cuando, finalmente, se dio cuenta que me faltaba la camiseta. Mi pecho estaba empapado no sólo con sudor, sino con sus lágrimas. Empecé a decir algo pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta cuando su mano se movió por mi pecho y suavemente comenzó a borrar las gotas de humedad.
Dejé de respirar. Sabía que estaba mal dejarla hacer eso, pero no podía importarme menos. Se movió en mi regazo hasta que se sentó a horcajadas sobre mí. Dejé a mis manos caer sobre su cintura mientras continuaba tocando mi pecho. Mi corazón empezó a golpear contra mis costillas con tanta fuerza, que sabía que ella podía sentirlo. Necesitaba parar esto.
—Joe —dijo.
Dejé de mirar sus manos sobre mi pecho y miré fijamente su cara. Había una pregunta en sus ojos, podía verlo.
—Sí —dije con voz estrangulada.
Sus manos me dejaron y tomé una respiración profunda para aliviar mis pulmones privados de oxigeno, suspiré cuando me di cuenta que había dejado de volverme loco con sus inocentes caricias. Un aliento profundo se atoró en mi garganta cuando la parte de arriba salió. Sin apartar los ojos de mí, dejó caer su pequeño top en la hierba a su lado. Había pensado que nada podría ser más sexi que ______ en bikini, estaba equivocado. _______ en un sostén de encaje blanco era, de lejos, la cosa más sexi que jamás había visto.
—____, bebé, ¿qué estás haciendo? —le pregunté en un susurro ronco. Traté de forzarme a levantar la vista y mirar su cara para saber en qué estaba pensando pero no podía dejar de ver de sus pechos.
—Tócame —susurró. El hecho de que era la chica de Nick parecía no importar más. No podía decirle que no. Demonios, no podía decirle que no.
Tracé una línea desde su clavícula hasta la cima de su escote. Ella jadeó en voz alta y se dejó caer en mi regazo aplicando presión a mi pene. Iba a enviarme en un loco frenesí si lo mantenía. Como si pudiera leer mis pensamientos y quisiera ponerme a prueba, movió su trasero en mi regazo.
—Oh, maldita sea —gemí antes de tomar su cara y atraer su boca a la mía. En el momento en que mi boca tocó la suya, mi mundo empezó a girar. No podía tener suficiente. Le quité el sostén y tenía mis manos llenas en minutos.
El fuerte gemido de placer que escapó de su boca casi me envió por el borde.
Perdí mi virginidad a los trece y ha habido muchas chicas desde entonces pero nada me preparó para este sentimiento. ______ envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y presionó su pecho desnudo contra el mío haciéndome estremecer por primera vez en mi vida. Besé un camino desde su boca hasta su oído, luego hacia abajo a su cuello. Había cruzado la línea besándola y tocándola. Necesitaba parar esto.
—Por favor, Joe —suplicó y se sentó sobre sus rodillas ofreciendo sus pezones duros y rosados a mi boca increíblemente ansiosa.
Yo era débil y estaba más encendido de lo que había estado en toda mi vida.
Alrededor de una hora después, la sostuve mientras se sentaba acurrucada sobre mi regazo. Estaba esperando que el terror de lo que había hecho se arrastrara sobre mí. Sin embargo, tener a ______ en mis brazos no ayudaba a trabajar en el remordimiento que debería sentir. En cambio, finalmente, me sentí vivo.
__________
Abrí la puerta del auto y miré hacia Joe. Mi corazón latía salvajemente ante su visión. Quería ir todo el camino, pero él me detuvo. Una sonrisa tiró de mis labios porque yo sabía que no me había parado porque estuviera mal. O porque no quería. Había parado solamente porque no teníamos protección. Joe había estado tan loco como yo. Me había mirado con esos hermosos ojos avellana sin seguir escondiendo sus sentimientos.
—¿Puedes salir esta noche? —me preguntó mientras daba un paso hacia mí, lo suficientemente cerca para tocar mi cintura. La piel donde su mano rozó, se estremeció con anticipación.
—Sí, aunque será tarde. Tengo que ir a lo de mi abuela. La gente estará trayendo comida y todas esas cosas. Necesitaré verte para animarme. Hazme olvidar. Me escurriré por mi ventana si tengo que hacerlo.
Se acercó más y lo miré bajar su boca hacia la mía. Justo como antes la tierra cayó a mis pies con el roce de sus labios. Me aferré a sus hombros asustada de caer si me soltaba. Rompió el beso y movió su boca hasta mi oído. Me estremecí y me acerqué más.
—Mándame un mensaje de texto cuando estés lista y te encontraré en el parque detrás de tu casa —susurró, luego retrocedió.
Me agarré de la puerta como apoyo antes de asentir y entrar a mi auto.
—¿A dónde te escapaste anoche? —me susurró Leann mientras se dejaba caer en el escalón a mi lado.
Había decidido esconderme en las escaleras una vez que la casa de mi abuela se llenó de personas. Me estaban sofocando. Leann estaba aquí con su madre y yo lo apreciaba, pero no estaba de humor para hablar. Estudié su expresión para ver si tenía alguna idea de que Joe me había llevado a jugar al billar antes de llevarme a casa. Le envié un mensaje de texto para hacerle saber que volvía a casa porque me dolía la cabeza y lo dejé ahí.
—Joe se ofreció a llevarme a casa, entonces me fui. No estaba de humor para pasar el rato después de lo de Ryan.
Ella se inclinó hacia mí, golpeándome con su hombro.
—Niña, tendrías que haber visto el caos sangriento que Joe hizo en la cara de
Ryan. Él lo golpeó. Estaba enfadado.
Rodé mis ojos ante sus palabras, escondiendo la emoción que sentí de tener a Joe todo posesivo con migo.
—No ruedes los ojos. No tienes idea de lo enfadado que estaba, golpeando la cara de Ryan. Le advirtió que lo mataría si volvía a mirar en tu dirección.
Abrí mi boca para responder cuando el olor del intenso perfume de una mujer mayor flotó sobre mí.
—______, cariño, lo siento. —La señora Murphy, una de las mujeres de la iglesia que mi abuela siempre decía que necesitaba usar más maquillaje para cubrir sus ojeras y menos perfume porque estaba contaminando la atmósfera, se paró enfrente de mí y extendió sus manos.
Todos querían abrazarme como si un abrazo fuera a hacerme sentir mejor. El hábito de la señora Murphy de bañarse en perfume barato me causaba dolor de cabeza. Entonces, le di una palmadita en la mano con torpeza esperando que no la agarrara y me acercara hasta sus brazos. Podía ver el pañuelo de papel usado que tenía agarrado y estaba horrorizada de tener que tocarlo o que me tocara.
—Gracias señora Murphy —respondí.
Ella esnifó y tocó sus ojos con el pañuelo.
—Es tan difícil de creer. Me refiero a que estuvo en la reunión auxiliar de señoras el lunes. Es horrible, sólo horrible.
No necesitaba esto. Por qué la gente pensaba que quería escuchar sobre la última vez que vieron a mi abuela estaba más allá de mí. Estaba tratando de olvidar.
Quería fingir que mi abuela y yo íbamos a acurrucarnos juntas en la hamaca cuando todos se fueran y hablaríamos de cosas graciosas que vimos o alguien dijo.
No necesitaba los detalles de la última vez que cada uno de aquí vio a mi abuela
viva.
—Gracias Señora Murphy. Ashton está llevando las cosas lo mejor que puede. Ella aprecia sus palabras pero no está lista para hablar de eso todavía. —Las palabras de Leann eran perfectas. La señora Murphy me envió una última mirada triste y cabeceó antes de dirigirse hacia alguien con quien pudiera hablar.
—Gracias —dije inclinándome hacia Leann.
Ella envolvió mis hombros con su brazo.
—Para eso están los amigos.
Asentí y apoyé mi cabeza sobre su hombro. La extrañaría este año en la escuela.
Nunca tuve demasiadas amigas. Crecí con los chicos Jonas como mis dos mejores amigos. No era buena relacionándome con chicas. Leann había sido mi primera amiga, en mi primer año. Había sido estudiante de segundo y me tomó bajo sus alas.
—¿Qué voy a hacer este año sin ti?
—Tienes un príncipe encantador. Lo harás bien. Además, sólo estaré a una llamada de distancia. —Las lágrimas ardían en mis ojos. Había perdido a mi abuela y ahora perdería a Leann. Mi mundo estaba cambiando tan rápido. Realmente necesitaba a Joe ahora. Él le daría sentido a todo. Me escucharía quejarme y sentirme miserable y no intentaría hacerme mirar el lado positivo. Envuelta en sus brazos era donde quería estar. No aquí con un montón de gente en la casa de mi abuela y con una cocina llena de guisos y pasteles.
—Voy a ver una película con Leann —dije tan pronto como entré en la casa.
El último de los visitantes en la casa de mi abuela finalmente se había ido dejándonos más comida de la que podríamos comer en un año. Puse la cacerola con patatas dulces que tenía en las manos en el bar y me di la vuelta para mirar a mis padres.
—¿Irás a ver una película tan tarde? —me preguntó papá frunciendo el ceño mientras colocaba varias tartas que había llevado al interior.
—Es una función de media noche para películas de vampiros o algo así. Ella no quiere ir sola y yo necesito alejar mi mente de las cosas.
Mi mamá que parecía estar mejor esta noche que en la mañana, sonrió.
Parecía complacida de que no estuviera planeando acostarme en la cama y llorar.
Me pregunto cómo se sentiría si supiera que en cambio estaba planeando ir a los brazos del chico más malo de la ciudad y llorar en ellos. No podía preocuparme por lo que ella o papá pensarían. Quedarme aquí mirando los ojos tristes de papá y la sonrisa indecisa de mamá sólo me causaría más dolor. Cuando estaba con Joe, podía olvidar por un momento.
—Está bien. Sal y diviértete un poco. Has estado mucho tiempo sola desde que
Nick se fue. No es bueno estar sola todo el tiempo. —Me animó mamá. Papá no parecía ser capaz de decir mucho por hoy. Mirarlo me causaba un dolor que me abría el pecho y yo estaba intentando aguantar. Le eché un vistazo a mamá.
—Lo sé. Sólo necesitaba acostumbrarme a Nick fuera. No me había dado cuenta cuanto tiempo pasaba con él hasta que se fue.
A mamá le gustó mi respuesta. Ella amaba a Nick pero siempre me recordaba que no era una buena idea una relación tan seria a esta edad. Todavía tenía la universidad por delante. La culpa de lo que estaba haciendo con Joe disminuyó más cuando miré a mamá con una sonrisa. Le estaba mintiendo sobre con quien estaba y lo que estaría haciendo pero indirectamente estaba haciendo lo que ella quería.
Normalmente papá me diría que tuviera cuidado y que estuviera en casa a las once. Hoy, siguió en silencio. Perdido en su propio mundo de dolor. Les dirigí una última sonrisa y me encaminé hacia la puerta.
zai
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Capitulo 7
Anduve el pequeño tramo de mi casa al parque. No quise que mi auto quedara en la plaza de estacionamiento para que todos lo vean. No les tomaría mucho darse cuenta de que Joe estuvo estacionado ahí antes y ahora mi auto vacío estaba en su lugar. Nadie esperaba que la hija del predicador pecara, pero seguro les encantaría atraparme en ello. No es que esto fuese un pecado exactamente. Bueno, mentir a mis padres lo fue, pero Joe era primo de Nick y… mi amigo. Estoy bastante segura de que algunos de los lugares donde Joe me había tocado y besado esta tarde cayeron en la categoría de pecado, pero no me atreví a preocuparme. En el momento en que llegué al parque me había convencido a mi misma de nuestra inocencia.
El parque estaba desierto a excepción de una camioneta Chevy. Corro al lado del pasajero y subo antes de que alguien pudiera llegar. Joe se ríe de mí y los latidos de mi corazón vuelven a su ritmo.
—Me gusta mucho cuando te pones vestidos de verano —dijo antes de arrancar el camión y sacarlo a la calle. Miro hacia abajo al corto dobladillo en el vestido de tirantes celeste que había elegido y un cosquilleo de anticipación me recorre todo el cuerpo.
—No volveré por la ciudad. Ven aquí —dijo acariciando el lugar junto a él. Me acomodo lo más cerca que puedo sin que mis piernas toquen la palanca de cambios—. Eso no es lo suficientemente cerca. Pásate eso —dijo. Lo miro y aparta los ojos de la carretera un momento para encontrarse con mi mirada. Mi corazón hace un pequeño vuelo contra mi pecho. Muevo una pierna sobre la palanca de cambios y la deslizo hasta que mi muslo está en contra del suyo. De repente me mareo cuando su mano se posa en la palanca de cambios entre mis rodillas.
—¿Hasta que hora puedo tenerte esta noche? —preguntó rompiendo mis pensamientos.
—Oh, um, ellos no dijeron nada pero normalmente no salgo tan tarde. Les dije que iba a ver una película de medianoche. —El cambió de marcha, entonces descansa su mano sobre mi muslo. Estaba empezando a entender por qué a él le gustaban los vestidos de verano.
—Bien, tenemos tiempo para ir a la bahía —respondió.
Yo no había estado en la bahía en años. Nick nunca quiso conducir por ese camino. Dijo que el agua era desagradable, pero siempre pensé que era hermoso.
—Pensé que era mejor si no pasábamos el rato por aquí.
Asentí porque sabía a que se refería. El no parecía preocupado por el hecho de que estaba haciendo cosas que no debería con la novia de su primo. Eso me recordó la imagen que yo había tenido de Joe los últimos años. Jugó a su favor. El sexi rebelde que toma lo que él quería. Salvo que la imagen ya no parecía exacta. Me había sostenido hoy sin lugar a dudas, mientras que yo lloraba y babeaba sobre él.
Había dejado de trabajar sólo para consolarme. Alguien con motivos egoístas no lo haría. Además, si lo que estábamos haciendo significaba que tenía un corazón negro, entonces yo también lo tenía.
—Estas frunciendo el ceño ¿Qué pasa por tu cabeza? —preguntó. Pensé en mentirle ya que me estaba convirtiendo en una regular mentirosa, pero no podía mentirle a él también. Esto era algo que tenia que hablar antes… mucho antes de que nosotros fuéramos por esta dirección.
—Como se que estoy haciendo algo mal y me siento culpable, pero ninguna de estas cosas importa lo suficiente como para hacer que me detenga.
La mano de Joe salió de mi muslo y volvió a la caja de cambios. Estudié su mano grande y bronceada preguntándome cómo era justo para alguien haber obtenido todas las partes de su cuerpo perfectas. Su agarre de la palanca de cambios era tan fuerte que el color moreno de su piel palidecía un poco. Quise extender la mano y calmarlo. Hacer que la tensión desapareciera, pero teníamos que hablar de esto. Él no dijo nada más o hizo un movimiento para tocarme. Un nudo enfermo de temor se instaló en mi estomago mientras esperaba para ver si giraba y me llevaba de vuelta. Le había recordado lo malo que era lo que estábamos haciendo y no trataba bien con ello. Amaba a Nick y yo nunca hubiera imaginado que le haría algo como esto a su primo. Yo no soy mucho mejor. Se suponía que debía querer a Nick y lo hago, pero no de la forma en que debería. Mientras el silencio se prolongaba, esperaba que Joe diera vuelta el camión para llevarme de regreso al parque, pero se mantuvo en dirección a la bahía. Después de unos minutos, cuando estoy segura de que no va a dar la vuelta, me relajo y espero. Joe nos lleva por un camino de tierra y a través de los arbustos y las malas hierbas puedo ver un espacio abierto más adelante. Era completado con un muelle. Joe dio vuelta la camioneta y retrocedió de modo que la parte de atrás quedara frente al agua.
—¿Dónde estamos? —pregunto.
—Es una parcela que un amigo posee. Lo compró para construir cuando salga de la universidad —respondió y alcanzó la puerta para abrirla. Empezaba a deslizarme, entonces podría salir por el otro lado, cuando su mano toca mi pierna haciéndom temblar antes de mirarlo.
—Espera aquí. Voy a arreglarlo allí atrás, entonces te sujetaré y te llevaré. La hierba es alta y puede haber serpientes en ella.
Asentí con la cabeza y lo vi saltar en la hierba. Las serpientes eran algo preocupante, pero la idea de él llevándome causaba otras ideas en mi cabeza manteniéndome ocupada mientras esperaba. A los pocos minutos estaba de vuelta de pie fuera de la puerta abierta. Torció sus dedos para que vaya hacia él. Me acerco hasta que estoy lo suficientemente cerca para que me agarre bajo piernas y me lleve. En el momento en que me toma repentinamente me preocupo de que pudiera ser demasiado pesada. Traté de no pensar en mi peso, pero no suelen haber chicos que me recojan y me lleven alrededor. Por suerte mi peso no parece ser un problema ya que me llevó alrededor del camión y me dejó dentro de la cama con facilidad. Él había extendido varios edredones y un par de almohadas.
Un refrigerador se encontraba en el rincón más alejado. Me arrastro hasta la mitad y me siento. Joe se sitúa en la puerta trasera mirándome. Las sombras de la luz de la luna protegen sus ojos por lo que no puedo estar segura de lo que está pensando.
—¿Vienes? —le pregunto casi asustada de su respuesta.
—Sí, me deje llevar por la vista un poco —respondió.
Un escalofrió de anticipación me recorre cuando él avanza lentamente dentro de la cama en la camioneta. De rodillas frente a mí, se acercó, tomó mi pie y lo puso en su muslo vestido de jean. Fascinada vi como desabrochaba mi sandalia y la colocaba al lado del refrigerador. Puso mi pie de vuelta sobre la manta y con la misma atención lenta y cuidadosa quitó el otro zapato. Una vez que mis dos pies estaban descalzos levanta la mirada para encontrarse con mis ojos.
Una pequeña sonrisa tira de la comisura de sus labios.
—Me gustan las uñas de color rosa —replicó mirando a mis pies. Mi tonto corazón golpeó violentamente contra mi pecho y solté una risita nerviosa.
—Es algodón de azúcar. El color, digo. —Ni siquiera puedo hacer frases coherentes.
—Me gusta el algodón de azúcar. Esos dedos del pie tuyos no pueden ser más dulces sin embargo.
Su cálida mano aprieta el pie más cercano a él mientras se traslada para sentarse a mi lado. Ninguno de nosotros habló mientras mirábamos el agua quieta.
Yo nunca había estado tan nerviosa en mi vida.
Joe se reposicionó a mi lado y luego se apoyó en las almohadas detrás de nosotros. Me vuelvo un poco para mirar hacia él. ¿Acaso quiere que me acueste también? Metiendo un brazo detrás de su cabeza y extendiendo el otro a su lado Joe me sonríe como si pudiera leer mi mente.
—Ven aquí —dijo.
Rápidamente me deslizo y me acurruco junto a él apoyando la cabeza en su pecho.
Hay una paz en sus brazos que nunca había experimentado con Nick. Es como si hubiera vuelto a casa después de años de búsqueda.
—Yo quiero a Nick, ____ —dice Joe silenciosamente. Sonaba como si estuviese tratando de convencerme de esto—. En toda mi vida nunca le he envidiado nada. Ni a su padre. Ni a su madre. Ni su dinero. Ni siquiera sus habilidades atléticas. — Se detiene y toma una respiración entrecortada.
Mi corazón duele por él. Le aprieto la mano apoyada en su estomago en un puño para llegar a alcanzarlo y calmarlo como a un niño.
—Hasta que un día vi del otro lado del campo de fútbol como él te tomó y te besó en la boca. No fue su primer beso. Yo podría haber tenido sólo catorce años, pero me di cuenta, de alguna manera había quedado fuera de un secreto. Quise plantar mi puño en su cara y arrancarte de sus brazos. Cuando di un paso hacia él sus ojos se encontraron con los míos y vi las súplicas silenciosas pidiendo perdón o aceptación. No estaba seguro de eso. Lo único que sabía era que ahora eras de Nick. Mi mejor amigo se había ido. Lo odié y envidié por primera vez ese día. El finalmente había ganado un premio que yo creía mío.
Cerré los ojos contra las lágrimas que amenazan con extenderse por mis mejillas.
Quería decirle que nunca me había sentido mareada cuando Nick me daba un beso o como la tierra no se movía por su tacto. En cambio me quede en silencio sabiendo que no podía. A pesar de que Joe era lo que yo quería, sabía que nunca podría tenerlo. Estas dos últimas semanas eran todo lo que teníamos. Nick llegaba a casa y yo estaría con él de nuevo. No había otra opción.
Me volteo y me apoyo en mi codo hasta que estoy mirando fijamente a sus ojos sombríos. Podía sentir su corazón latiendo rápidamente debajo de mi mano.
—Eres mi mejor amigo Joe. Nunca me has tratado o mirado de ninguna manera, sino como un amigo. Una vez que comencé a cambiar y todos comenzamos a tener noción del sexo opuesto nunca pareció importarte que yo fuera una niña. A Nick sí. Tal vez porque no había sido mi socio en el crimen. Tal vez porque la conexión que tuve con él no había sido la misma que tuve contigo. Pero el me veía como una chica. Creo que en el fondo yo estaba esperando por ti, pero cuando me besó, supe que nunca serías tú. Yo no era la ideal para ti.
Joe alargó la mano y cubrió un lado de mi cara.
—Yo era muy consciente de que eras una chica, ____. Yo tenía miedo porque la única persona en el mundo que conocía todos los secretos que alguna vez había tenido también resultó ser la chica más hermosa que jamás había conocido. Mis sentimientos por ti daban miedo como el infierno.
Me incliné y besé el ceño entre sus cejas.
—En este momento. Aquí mismo. Soy tuya. No de Nick. No es él a quien yo quiero. En este momento, al único que quiero es a ti. —Elegí mis palabras con cuidado para que ambos entendiéramos lo que quería decir.
Me toma por la cintura y mueve su cuerpo así quedo completamente encima de él.
Bajé mi boca a la suya y suspiré mientras sus manos encuentran el borde de mi vestido y la cálida presión de sus palmas recorre mis muslos. Esta noche me entregaría a Joe porque es lo que quería. Él era el chico malo de la ciudad y yo era la hija del predicador. No se suponía que suceda de esta manera.
—____, te amo. Mal, muy, muy mal. Pero te mereces algo mejor que esto.
Me inclino y lo beso una vez más antes de retirarme lo suficiente como para susurrar:
—¡No hay nada mejor que esto, Joe!
Con sus manos cubrió mi trasero y me deslizó para que pudiera sentir su evidente excitación contra el calor entre mis muslos.
—Por favor, Joe —grito sin estar segura de lo que estoy pidiendo, pero sabiendo que necesito más.
—Agárrate de mi, bebé. Voy a ser cuidadoso contigo. —La necesidad áspera en su voz sólo me hace desesperar más.
Anduve el pequeño tramo de mi casa al parque. No quise que mi auto quedara en la plaza de estacionamiento para que todos lo vean. No les tomaría mucho darse cuenta de que Joe estuvo estacionado ahí antes y ahora mi auto vacío estaba en su lugar. Nadie esperaba que la hija del predicador pecara, pero seguro les encantaría atraparme en ello. No es que esto fuese un pecado exactamente. Bueno, mentir a mis padres lo fue, pero Joe era primo de Nick y… mi amigo. Estoy bastante segura de que algunos de los lugares donde Joe me había tocado y besado esta tarde cayeron en la categoría de pecado, pero no me atreví a preocuparme. En el momento en que llegué al parque me había convencido a mi misma de nuestra inocencia.
El parque estaba desierto a excepción de una camioneta Chevy. Corro al lado del pasajero y subo antes de que alguien pudiera llegar. Joe se ríe de mí y los latidos de mi corazón vuelven a su ritmo.
—Me gusta mucho cuando te pones vestidos de verano —dijo antes de arrancar el camión y sacarlo a la calle. Miro hacia abajo al corto dobladillo en el vestido de tirantes celeste que había elegido y un cosquilleo de anticipación me recorre todo el cuerpo.
—No volveré por la ciudad. Ven aquí —dijo acariciando el lugar junto a él. Me acomodo lo más cerca que puedo sin que mis piernas toquen la palanca de cambios—. Eso no es lo suficientemente cerca. Pásate eso —dijo. Lo miro y aparta los ojos de la carretera un momento para encontrarse con mi mirada. Mi corazón hace un pequeño vuelo contra mi pecho. Muevo una pierna sobre la palanca de cambios y la deslizo hasta que mi muslo está en contra del suyo. De repente me mareo cuando su mano se posa en la palanca de cambios entre mis rodillas.
—¿Hasta que hora puedo tenerte esta noche? —preguntó rompiendo mis pensamientos.
—Oh, um, ellos no dijeron nada pero normalmente no salgo tan tarde. Les dije que iba a ver una película de medianoche. —El cambió de marcha, entonces descansa su mano sobre mi muslo. Estaba empezando a entender por qué a él le gustaban los vestidos de verano.
—Bien, tenemos tiempo para ir a la bahía —respondió.
Yo no había estado en la bahía en años. Nick nunca quiso conducir por ese camino. Dijo que el agua era desagradable, pero siempre pensé que era hermoso.
—Pensé que era mejor si no pasábamos el rato por aquí.
Asentí porque sabía a que se refería. El no parecía preocupado por el hecho de que estaba haciendo cosas que no debería con la novia de su primo. Eso me recordó la imagen que yo había tenido de Joe los últimos años. Jugó a su favor. El sexi rebelde que toma lo que él quería. Salvo que la imagen ya no parecía exacta. Me había sostenido hoy sin lugar a dudas, mientras que yo lloraba y babeaba sobre él.
Había dejado de trabajar sólo para consolarme. Alguien con motivos egoístas no lo haría. Además, si lo que estábamos haciendo significaba que tenía un corazón negro, entonces yo también lo tenía.
—Estas frunciendo el ceño ¿Qué pasa por tu cabeza? —preguntó. Pensé en mentirle ya que me estaba convirtiendo en una regular mentirosa, pero no podía mentirle a él también. Esto era algo que tenia que hablar antes… mucho antes de que nosotros fuéramos por esta dirección.
—Como se que estoy haciendo algo mal y me siento culpable, pero ninguna de estas cosas importa lo suficiente como para hacer que me detenga.
La mano de Joe salió de mi muslo y volvió a la caja de cambios. Estudié su mano grande y bronceada preguntándome cómo era justo para alguien haber obtenido todas las partes de su cuerpo perfectas. Su agarre de la palanca de cambios era tan fuerte que el color moreno de su piel palidecía un poco. Quise extender la mano y calmarlo. Hacer que la tensión desapareciera, pero teníamos que hablar de esto. Él no dijo nada más o hizo un movimiento para tocarme. Un nudo enfermo de temor se instaló en mi estomago mientras esperaba para ver si giraba y me llevaba de vuelta. Le había recordado lo malo que era lo que estábamos haciendo y no trataba bien con ello. Amaba a Nick y yo nunca hubiera imaginado que le haría algo como esto a su primo. Yo no soy mucho mejor. Se suponía que debía querer a Nick y lo hago, pero no de la forma en que debería. Mientras el silencio se prolongaba, esperaba que Joe diera vuelta el camión para llevarme de regreso al parque, pero se mantuvo en dirección a la bahía. Después de unos minutos, cuando estoy segura de que no va a dar la vuelta, me relajo y espero. Joe nos lleva por un camino de tierra y a través de los arbustos y las malas hierbas puedo ver un espacio abierto más adelante. Era completado con un muelle. Joe dio vuelta la camioneta y retrocedió de modo que la parte de atrás quedara frente al agua.
—¿Dónde estamos? —pregunto.
—Es una parcela que un amigo posee. Lo compró para construir cuando salga de la universidad —respondió y alcanzó la puerta para abrirla. Empezaba a deslizarme, entonces podría salir por el otro lado, cuando su mano toca mi pierna haciéndom temblar antes de mirarlo.
—Espera aquí. Voy a arreglarlo allí atrás, entonces te sujetaré y te llevaré. La hierba es alta y puede haber serpientes en ella.
Asentí con la cabeza y lo vi saltar en la hierba. Las serpientes eran algo preocupante, pero la idea de él llevándome causaba otras ideas en mi cabeza manteniéndome ocupada mientras esperaba. A los pocos minutos estaba de vuelta de pie fuera de la puerta abierta. Torció sus dedos para que vaya hacia él. Me acerco hasta que estoy lo suficientemente cerca para que me agarre bajo piernas y me lleve. En el momento en que me toma repentinamente me preocupo de que pudiera ser demasiado pesada. Traté de no pensar en mi peso, pero no suelen haber chicos que me recojan y me lleven alrededor. Por suerte mi peso no parece ser un problema ya que me llevó alrededor del camión y me dejó dentro de la cama con facilidad. Él había extendido varios edredones y un par de almohadas.
Un refrigerador se encontraba en el rincón más alejado. Me arrastro hasta la mitad y me siento. Joe se sitúa en la puerta trasera mirándome. Las sombras de la luz de la luna protegen sus ojos por lo que no puedo estar segura de lo que está pensando.
—¿Vienes? —le pregunto casi asustada de su respuesta.
—Sí, me deje llevar por la vista un poco —respondió.
Un escalofrió de anticipación me recorre cuando él avanza lentamente dentro de la cama en la camioneta. De rodillas frente a mí, se acercó, tomó mi pie y lo puso en su muslo vestido de jean. Fascinada vi como desabrochaba mi sandalia y la colocaba al lado del refrigerador. Puso mi pie de vuelta sobre la manta y con la misma atención lenta y cuidadosa quitó el otro zapato. Una vez que mis dos pies estaban descalzos levanta la mirada para encontrarse con mis ojos.
Una pequeña sonrisa tira de la comisura de sus labios.
—Me gustan las uñas de color rosa —replicó mirando a mis pies. Mi tonto corazón golpeó violentamente contra mi pecho y solté una risita nerviosa.
—Es algodón de azúcar. El color, digo. —Ni siquiera puedo hacer frases coherentes.
—Me gusta el algodón de azúcar. Esos dedos del pie tuyos no pueden ser más dulces sin embargo.
Su cálida mano aprieta el pie más cercano a él mientras se traslada para sentarse a mi lado. Ninguno de nosotros habló mientras mirábamos el agua quieta.
Yo nunca había estado tan nerviosa en mi vida.
Joe se reposicionó a mi lado y luego se apoyó en las almohadas detrás de nosotros. Me vuelvo un poco para mirar hacia él. ¿Acaso quiere que me acueste también? Metiendo un brazo detrás de su cabeza y extendiendo el otro a su lado Joe me sonríe como si pudiera leer mi mente.
—Ven aquí —dijo.
Rápidamente me deslizo y me acurruco junto a él apoyando la cabeza en su pecho.
Hay una paz en sus brazos que nunca había experimentado con Nick. Es como si hubiera vuelto a casa después de años de búsqueda.
—Yo quiero a Nick, ____ —dice Joe silenciosamente. Sonaba como si estuviese tratando de convencerme de esto—. En toda mi vida nunca le he envidiado nada. Ni a su padre. Ni a su madre. Ni su dinero. Ni siquiera sus habilidades atléticas. — Se detiene y toma una respiración entrecortada.
Mi corazón duele por él. Le aprieto la mano apoyada en su estomago en un puño para llegar a alcanzarlo y calmarlo como a un niño.
—Hasta que un día vi del otro lado del campo de fútbol como él te tomó y te besó en la boca. No fue su primer beso. Yo podría haber tenido sólo catorce años, pero me di cuenta, de alguna manera había quedado fuera de un secreto. Quise plantar mi puño en su cara y arrancarte de sus brazos. Cuando di un paso hacia él sus ojos se encontraron con los míos y vi las súplicas silenciosas pidiendo perdón o aceptación. No estaba seguro de eso. Lo único que sabía era que ahora eras de Nick. Mi mejor amigo se había ido. Lo odié y envidié por primera vez ese día. El finalmente había ganado un premio que yo creía mío.
Cerré los ojos contra las lágrimas que amenazan con extenderse por mis mejillas.
Quería decirle que nunca me había sentido mareada cuando Nick me daba un beso o como la tierra no se movía por su tacto. En cambio me quede en silencio sabiendo que no podía. A pesar de que Joe era lo que yo quería, sabía que nunca podría tenerlo. Estas dos últimas semanas eran todo lo que teníamos. Nick llegaba a casa y yo estaría con él de nuevo. No había otra opción.
Me volteo y me apoyo en mi codo hasta que estoy mirando fijamente a sus ojos sombríos. Podía sentir su corazón latiendo rápidamente debajo de mi mano.
—Eres mi mejor amigo Joe. Nunca me has tratado o mirado de ninguna manera, sino como un amigo. Una vez que comencé a cambiar y todos comenzamos a tener noción del sexo opuesto nunca pareció importarte que yo fuera una niña. A Nick sí. Tal vez porque no había sido mi socio en el crimen. Tal vez porque la conexión que tuve con él no había sido la misma que tuve contigo. Pero el me veía como una chica. Creo que en el fondo yo estaba esperando por ti, pero cuando me besó, supe que nunca serías tú. Yo no era la ideal para ti.
Joe alargó la mano y cubrió un lado de mi cara.
—Yo era muy consciente de que eras una chica, ____. Yo tenía miedo porque la única persona en el mundo que conocía todos los secretos que alguna vez había tenido también resultó ser la chica más hermosa que jamás había conocido. Mis sentimientos por ti daban miedo como el infierno.
Me incliné y besé el ceño entre sus cejas.
—En este momento. Aquí mismo. Soy tuya. No de Nick. No es él a quien yo quiero. En este momento, al único que quiero es a ti. —Elegí mis palabras con cuidado para que ambos entendiéramos lo que quería decir.
Me toma por la cintura y mueve su cuerpo así quedo completamente encima de él.
Bajé mi boca a la suya y suspiré mientras sus manos encuentran el borde de mi vestido y la cálida presión de sus palmas recorre mis muslos. Esta noche me entregaría a Joe porque es lo que quería. Él era el chico malo de la ciudad y yo era la hija del predicador. No se suponía que suceda de esta manera.
—____, te amo. Mal, muy, muy mal. Pero te mereces algo mejor que esto.
Me inclino y lo beso una vez más antes de retirarme lo suficiente como para susurrar:
—¡No hay nada mejor que esto, Joe!
Con sus manos cubrió mi trasero y me deslizó para que pudiera sentir su evidente excitación contra el calor entre mis muslos.
—Por favor, Joe —grito sin estar segura de lo que estoy pidiendo, pero sabiendo que necesito más.
—Agárrate de mi, bebé. Voy a ser cuidadoso contigo. —La necesidad áspera en su voz sólo me hace desesperar más.
zai
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Ohhhhhh!!!!!!!!! :twisted:
Siiiiiii!!!!!!!!!!
La rayis va a estar con joe!!!!!!!
Síguela mujer como la dejas ahí no seas cruel
Quiero saber q sigue !!!!!!!!!!
Siiiiiii!!!!!!!!!!
La rayis va a estar con joe!!!!!!!
Síguela mujer como la dejas ahí no seas cruel
Quiero saber q sigue !!!!!!!!!!
Julieta♥
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
:calor: :calor: :calor: GUUUAAUUUU!!!!
SII AGARRATE DE JOEEEE!!!! :ilusion: COMO QUISIERA SER ELLLAAAA!!!!
EJEJEJEJEJJE
Y BUENO ES FEO PERDER A ALGUIEN MUY PEGADO A TI!!!!!!..... AAAAAAAAIIII SIGUELA PORFIIISS
SII AGARRATE DE JOEEEE!!!! :ilusion: COMO QUISIERA SER ELLLAAAA!!!!
EJEJEJEJEJJE
Y BUENO ES FEO PERDER A ALGUIEN MUY PEGADO A TI!!!!!!..... AAAAAAAAIIII SIGUELA PORFIIISS
chelis
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Donde andas
Por q nos abandonas !!!!!
Yo quiero capppp
No seas cruel!!!!!!
Por q nos abandonas !!!!!
Yo quiero capppp
No seas cruel!!!!!!
Julieta♥
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Hola chicas!!!!
perdon por desaparecer :(
pero estoy con los finales de la facultad y no tengo mucho timpo para editar capis y eso :wut:
aparte siento que esta nove no les gusta tanto :misery:
Pero si quieren la sigo pero me van a tener que tener paciencia y en cuanto pueda les subo :)
:bye:
perdon por desaparecer :(
pero estoy con los finales de la facultad y no tengo mucho timpo para editar capis y eso :wut:
aparte siento que esta nove no les gusta tanto :misery:
Pero si quieren la sigo pero me van a tener que tener paciencia y en cuanto pueda les subo :)
:bye:
zai
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
OOOOKIISSSS!! ME GUSTA TU OPTIMISMOOOO!!!!
JAJAJA Y DESCUIDA ESPERARE UN CAAPIISS
JAJAJA Y DESCUIDA ESPERARE UN CAAPIISS
chelis
Re: The Jonas Boys (Joe y tu) [TERMINADA]
Como puedes decir eso!!!!
A mi me encanta esta nove!!!!
Y quiero o más bien necesito q la sigas!!!!
Por favor!!!!!!
A mi me encanta esta nove!!!!
Y quiero o más bien necesito q la sigas!!!!
Por favor!!!!!!
Julieta♥
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