Creaste mi mundo [Liam Payne&LorenaWoodson]

Mi padre Hendrick pudo resolver todo con la policía y podía estar libremente, todos los hechos apuntaban a que solo lo hizo por defensa, no hubo necesidad de un juicio, llegaron a un acuerdo mutuo. Además mi padre sabía muchas cosas de la policía. Así que ¿un chantaje? Tal vez, pero lo mejor que me pudieron haber dicho es que mi padre no iba a ir preso y que Michael en estos momentos se debería estar pudriendo en el infierno.

Deslicé el suave cepillo por mi ondulado cabello, una y otra vez. Estaba nerviosa por la cena que había organizado mi padre para esta noche. En total éramos cinco, Zayn junto a Perrie –que ya se habían reconciliado–, por supuesto mi padre y Liam, y por último está servidora.

Debo admitir que tengo los nervios a millón y no sé cómo actuar, inhalo y exhalo profundamente y luego dos toques se escucharon en la puerta, le hago pasar.

– ¿Nerviosa? –Pregunta Zayn divertido, mientras yo sonrío. Me coloco los aretes que me había regalado Perrie. Hace rato cuando llegó, me quedé un buen tiempo hablando con ella, me dijo que me había extrañado y me dio este lindo obsequio.

– Algo –confesé.

– Liam es el tipo de chico con el que todo padre, quiere ver juntado con su hija. Como dicen por ahí: El indicado.

– ¿Sabes algo, Zayn? –Me volteo–. Eres un gran amigo. Te quiero.

Sentí unos fuertes brazos alrededor de mi espalda y le devuelvo el gesto. Tocaron de nuevo la puerta y escuchamos a Perrie diciéndonos que la cena estaba lista. Estaba ansiosa por probar un plato de mi padre, creo que si él no se hubiera decidido a ser militar, lo más seguro es que estuviera trabajando de Chef, en uno de los mejores restaurantes de Irlanda.

Se me hace agua la boca de tan solo imaginármelo. Me suelto lentamente de Zayn y ambos salimos del cuarto en dirección al comedor. Desde esta distancia me pegaba el olor a Boxty, un exquisito platillo de la comida Irlandesa. Al bajar las escaleras fui distinguiendo unas risas de la cocina.

El corazón me dio un vuelco, porque conocía exactamente quienes eran. A lo mejor mi padre hacía uno de sus tantos chistes y Liam se reía por ellos. Mi padre suele ser muy gracioso, a lo mejor por eso se la pasa tan contento con Niall. Ambos son unos payasos.

Camino hacia la cocina, con la ayuda de Perrie y escucho que mi padre le dice a Zayn que nos vayamos sentando. Estaba tranquilo, a comparación de cómo estaba yo. Zayn hace caso y Perrie me lleva hasta la silla. Le agradezco y me siento, esperando por la comida. Al lado mío se sienta Liam, ese olor natural de él, se reconoce de aquí a Pekín. Me toca la pierna, lo que hace estremecerme.

– Creo que la he embarrado con tu padre –dice en voz baja y no respondo–. Le he tratado de contar un chiste… creo que no le pareció gracioso –me eché a reír por de bajito.

– Solo sé tú mismo, relájate –le sonreí, pero la que no estaba relajada aquí, era yo.

Mi padre se acercó a la mesa y comenzó a repartir la comida. Liam y Zayn se ofrecieron a ayudarlo Pero con lo terco que es mi padre, no lo aceptó. Bendecimos la comida y luego nos dispusimos a comerla. Todo era silencioso, parecía un velorio, en vez de una cena. Metí otro pedazo en mi boca y me sobresalto al escuchar la voz de mi padre hablándome. Reacciono tarde.

– Hey Lorena, tienes que decirnos algo ¿no es así?

– Ehmm… bueno. Ustedes ya se conocen, pero no formalmente. Papá él es mi novio, Liam –le toco el hombro, ellos son mis amigos Zayn y su novia Perrie. Liam, chicos, el es mi hermoso padre.

– Espero que me estés diciendo hermoso de verdad y no para meterte por de bajito.
Todos rieron y yo me ruboricé.

– Bueno –continuó hablando–, cuéntame de ti, los estudios –no sé si mi papá no sabía nada de él o se hacía el loco.

– Ahorita no estoy estudiando, trabajo en una banda, junto con Niall, Zayn y otros dos.

– ah claro, nada más me falta por conocer uno.

– Louis –le dice Liam.

– Sí, ustedes son One…

– Direction –le completo para ayudarlo.

– ¿Qué tal les ha ido?

– Bueno, ahora estamos de vacaciones.

– Cuéntame más de ti ¿o piensas seguir siendo cantante toda tu vida? No sé, algún sueño.

– ¡Papá!

– ¿Qué dije?

– Yo no lo veo de malo –intervino Perrie–, si él quiere seguir siendo cantando que lo sea, a lo mejor ese es su sueño y lo está cumpliendo.

– Sí –comentó mi padre–. En ningún momento dije que era incorrecto –se rió– ¿Y tú linda? ¿También cantas? –Perrie admitió y mi padre prosiguió con lo que decía–. Explícame algo Lorena ¿por qué tú no cantas? eres la única que falta.

Todos se rieron y yo en ese momento quería ahorcar a mi padre o que la tierra me tragara.

– No sé –contesto fríamente.

– Porque ya que todas sus novias cantan –otra vez volvieron a reírse.

– Eleanor no canta –repliqué.

– ¿Quién es Eleanor? –Me paré de la silla instintivamente y el bullicio de carcajadas de hacía un instante había sido reemplazado por un silencio incómodo–. Hija disculpa, siéntate. solo era broma.

Liam me acarició la espalda y me volví a sentar, respirando profundamente.




Acostada pensaba en miles de cosas, para ver si así agarraba el sueño. Han pasado dos horas desde que me había molestado con mi padre. Después de que me parara de la silla molesta y de que Liam me convenciera que me sentara de nuevo, siguió molestándome, él lo hacía en broma, pero yo me lo tomaba muy en serio. Lo bueno era que Liam trataba de calmarme. Lo malo, era que me decía paranoica y exagerada. Y pienso que no lo soy, mi papá puede bromear y todo, pero todo tiene un límite y a veces él lo sobrepasa.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando tocan la puerta. Me extraño y pregunto quién es. A los segundos se escucha su dulce voz y lo hago pasar.

Entra silenciosamente y tranca la puerta, se escuchan unos pasos y luego siento como la cama se va hundiendo lentamente, mientras él se sienta. Hago lo mismo, colocándome en posición de indio, frente a él. Quito mi coleta y me peino el cabello con las manos, vuelvo a colocármela, para apretarla un poco más y quedar mejor peinada.

Pasa una mano en mi rodilla y me habla acerca de mi actitud hace rato, lo que hace molestarme un poco, porque esa es mi manera de ser y sí, me afectaron los chistes de Hendrick. No quería llamarlo ni padre, ni papá, ni mucho menos papi, solo Hendrick. Mucho amor no necesitaba él de mí, para lo molesta que estaba en estos momentos. Le pedí a Liam que me dejara tranquila con respecto a eso y se calló.

– Liam, no quiero discutir contigo, no me gusta.

– Ok, no te hablaré más de eso… y vine fue para verte hasta que te quedaras dormida y luego contemplarte mientras sueñas –eso me puso el corazón chiquitito.

– Te quiero, Liam. –Encuentro con mi mano la suya y la subo por su brazo, hasta llegar a su hombro, para quedarse postrada en su nuca. Una vez allí, lo atraigo hacia mí y uno sus gruesos labios con los míos.

Nuestras bocas se mueven lentamente, mientras lo aprieto más contra mí. Siento una descarga de adrenalina increíble.

Nos separamos para tomar un respiro y siento como se va acomodando en la cama. Toma de mi cintura con fuerza y eso hace que me levante un poco para acercarme hacia él, su otra mano se pone en la parte superior de mi espalda y con mi mano nuevamente puesta en su nuca, lo tiro y lo tumbo, de tal manera que quedara sobre mí.

Jamás había llegado tan lejos con él y se sentía único e inexplicable, apoyó sus codos a los lados de mi cuello y supe que me miraba fijamente, con su mano derecha acaricio mis cabellos. Estábamos en completo silencio. Lo único que podía escucharse era el estremecedor sonido de nuestras respiraciones agitadas.

Besó mi frente y dejó por un buen rato sus labios. Esos labios que tanto me encantaba besar, morder, todo.

Entonces comprendí algo que jamás pensé que iba a comprender: No hace falta ver a una persona para enamorarse. Porque el corazón no ve, siente.

Y Liam me ha hecho sentir miles de cosas, amor, ternura, alegría. Él es todo lo que jamás había soñado. Él es la persona que construyó lo que había perdido cuando murió mi madre: La esperanza.

Esto jamás me había sucedido y estaba segura de una cosa. Esta perdidamente enamorada de Liam Payne.

Me enamoré de su rápida y dulce voz, me enamoré de su tierna sonrisa, me enamoré de la suavidad de su cabello, me enamoré de sus actos, me enamoré de sus lentos y delicados besos, me enamoré de su forma de ser, de su humildad. Me enamoré de sus caricias y de su forma de comprender la vida, me enamoré de sus palabras, me enamoré de la forma con que aprieta mi mano con la suya, me enamore de las veces en que se molesta, me enamoré de la forma en la que me protege. Me enamoré de sus gruesos brazos que me rodean cuando los necesito. Simplemente, me enamoré de él.

Sonrío inevitablemente y Liam se quita de encima de mí, para acostarse a mi lado, pasa una mano por debajo de mi cuello y yo coloco mi cabeza en su pecho. Quería decírselo, quería gritarle a los cuatro vientos que lo amaba, pero algo me frenó a hacerlo.

– Yo no te quiero Lorena, yo te amo –soltó de repente y yo me quedé temblando sin saber que responder. Besó mi frente y entonces no dijo más nada.

Me quedé allí, pensando en lo que me había dicho hasta que logré conciliar el sueño.




Al día siguiente todo era un alboroto. Estaban arreglando todo en la casa para darle la bienvenida a Harry. Me ofrecí a ayudarles, pero lo único que me pidieron fue que me quedara sentada sin moverme. No tuve más remedio que aceptar y me tocó quedarme tranquilita, sentada en el mueble y sin molestar.

Me dispuse a recordar la noche anterior y me mordí los labios inconscientemente. Recordaba los besos y las caricias; y recordé como me había quedado dormida en sus brazos, que mágicamente en la mañana no estaban, había amanecido sola y no era un sueño lo ocurrido, en los sueños no se siente el contacto físico tan fuerte, como lo sentí yo con él ayer. Así que comprendí que pudo haber sido el hecho de prevenir que mi padre nos viera y que no le diera tiempo para responder, porque de inmediato le estaría clavando un golpe.

Río al pensarlo y la voz chillona de Perrie me asusta, me llevo la mano al pecho.

– Disculpa –se ríe–, quería saber cómo estabas.

– Mucho mejor –respondí–, gracias a ustedes por todo.

Sus brazos me rodearon y me sentí profundamente aliviada.

Luego de que acomodaran todo, se suponía que se estaban escondiendo para cuando llegara Harry, junto a Niall y Louis.

Todo estábamos aquí esperándolos, inclusive Eleanor.

Sentimos como unos pasos se acercaron a la puerta y me puse tensa. Por un lado quería salir corriendo y guindarme de Harry, pero sabía que por más que quisiera no podía. Todavía estaba muy delicado como para que recibiera un golpe mal dado.

Tocaron la puerta y alguien, quienquiera que sea, se acerca para abrirla. Reconocí esa voz perfectamente, a la vez me parecía tan lejana y luego tan cerca. Me paré de tal manera que quedara al descubierto, ya que estaba atrás de un mueble con Perrie.

Unos pasos corriendo y luego unos pequeños bracitos se engancharon en mi cuello y lo elevé, era él, era el niño que había conocido en la piscina, pero ¿cómo me habían encontrado?

– Pudimos localizarlos –contesta Liam y yo me dedico a abrazar al pequeño. Su madre llega a mi lado y también me rodeó con sus brazos.

– Todo este tiempo estuvo preguntando por ti –me dijo.

Estaba tan contenta, tan satisfecha, me sentía completa.

– ¡Viene Harry! –Advierte Zayn y todo nos pusimos de nuevo en nuestros lugares.

– A la cuenta de tres –exclamé entusiasmada–. ¡1 2 y… 3! –Finalmente grité cuando se abrió la puerta y todos salieron de sus lugares y festejaron.

– ¡Bienvenido a casa! –Dijimos al unísono como lo habíamos planeado, ya el pequeño –y a la vez no tanto– había vuelto.

– Son los mejores –lo escuché decir suavemente, pero eso no me importaba, el hecho era que estaba vivo, estaba hablando y lo más seguro, es que en estos momentos estuviera sonriendo.