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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:35 pm

CAPITULO 42 Parte 2



Que Dios la ayudase: como él quería, ella se estaba desmoronando. Joe observaba cómo los ojos de ______ comenzaron a vidriarse, luego descendieron hasta donde Nick estaba atendiéndole los pezones con un abandono seductor.
Amplias manos masculinas le tomaron los senos, levantando el primero, luego el otro hacia el maléfico látigo que tenía como lengua, luego hacia la boca que mamaba. Los pezones se oscurecieron, volviéndose color cereza en lugar del inocente rosado que tenían antes de la excitación. La delicada punta desapareció en los labios de Nick al tiempo que las mejillas se hundieron profundamente. Joe sabía lo que le complacía a su mujer, así como él sabía después de observar a su amigo repetidas veces cómo él atormentaba los tiernos pezones sensibles.

La lengua le daba latigazos. ______ se arqueaba con cada golpe de la lengua contra los extremadamente sensibles pezones. Estaba temblando ahora, estremeciéndose, las uñas creaban marcas en los duros músculos de los desnudos y tensos hombros de Nick.
Unos gemidos se escaparon de los labios de ella cuando él comenzó a bajarle por el torso. Le ensartó varios besos a lo largo de la piel resbaladiza por el sudor. Una piel tersa que brillaba llena de vida y humedad. La lengua lamió la levemente salada esencia de ______ , causándole sacudidas cuando le empujó hacia abajo con las manos.
Joe hizo una mueca de dolor por las crecientes ansias, la mano aferrándose más fuerte sobre el asta del pene al ver a ______ empujando a Nick hacia los suaves dobleces entre las piernas

A ella le encantaba que le lamiesen la vagina. Mantenía los suaves rizos que la protegían recortados a la altura perfecta para que estuvieran suaves, pero que no afectaran el placer que Joe sentía cuando le proporcionaba sexo oral. Nick lo apreciaría, aunque Joe sabía que eventualmente él la presionaría para que se depilara el pequeño monte regordete. Algo que Joe había pospuesto, esperando, sabía él, la llegada de Nick.
El amigo se dirigió más abajo, abriendo las piernas de ella un poco más, encajando los hombros entre ellas y revelando los brillantes rizos a la vista de Joe.

Nick levantó la mirada, con una pregunta en ellos. Joe hizo una mueca de dolor ante la creciente lujuria. El observar eso, el tener la posibilidad de ver el placer de _______ , el saber que la intensidad era mayor por lo extremo del acto, le aumentaba aún más su propio placer.
Él podría observarla. Medir la reacción de ella. Verla sucumbir y saber que el placer que recibía era mayor que el que él podría darle solo. Él no la estaba compartiendo. La estaba entregando.
Asintió con un movimiento de cabeza en dirección a Nick finalmente respondiendo la pregunta en los ojos del otro hombre. Habían hecho eso mismo tantas otras veces anteriormente que Joe sintió un dejo de diversión al ver que el otro hombre le pedía permiso para continuar a esas alturas de las circunstancias.

Pero una vez otorgado el permiso, Nick no vaciló. Con los pulgares separó los suaves dobleces, revelando la brillante carne rosada color perla, saturada de dulce almíbar femenino. Era espeso, más dulce que el caramelo, resbaladiza, y Joe supo que el aroma fresco y suave volvería loco a Nick .
Al otro hombre le encantaba besar conos. Amaba el sabor, la textura, y el calor excitante que hallaba solo entre los suaves muslos y los excitados dobleces. Bajó la cabeza, aunque se aseguró de que Joe pudiese ver cada lengüetazo, cada promesa que le daba a la trémula carne.

El clítoris de ______ estaba hinchado ahora, brillando casi rojo por el fervor encendido azotándole el cuerpo. Nick lo bordeó lentamente, luego cerró los labios sobre él y succionó con una gula delicada mientras llevaba una mano hacia abajo.
—¡Oh, Dios! ¡Nick! —gritó ______, con la cabeza dando latigazos de un lado al otro antes de abrir los ojos violentamente, tensionarse y dirigirle la mirada Como si acabara de caer en la cuenta de que había gritado el nombre de otro hombre.
Nick no aminoró las caricias. Joe observó la batalla en el rostro de su mujer, la batalla por volver a mirarlo contra la necesidad de cerrar los ojos y permitirse volar.
—Relájate —le susurró, acercándose a ella, arrodillándose junto a la cama para tocarle la mejilla, el dedo pulgar sobrevolándole los labios—. Déjame ver cómo te relajas. No importa el nombre de quien tú grites, pequeña. Ambos estamos aquí.
Las caderas de ______ se sacudieron, se arquearon Joe apretó los dientes contra las ansias que le partían el alma en dos. Sabía lo que significaba. Los dedos de Nick estaban en ella, acariciándola por dentro, follándola con lentos y dulces movimientos al tiempo que ella comenzaba a sacudirse por la necesidad de obtener su alivio.

—Sé lo que te está haciendo —le dijo cuando ella lo miró, indefensa—. Está follando ese fruncido coño, los dedos lo están colmando, quemándose por la manera en que los aprietas.

Los labios de ella se separaron por el sofocante placer cuando él volvió a bajar la vista sobre ella. Los ojos de Nick estaban cerrados, la lengua bailaba alrededor del tenso clítoris, lamiendo, succionando el acalorado almíbar con los labios hasta que se le pegó a ellos con brillante dulzura.
Joe se inclinó hacia la cama, los brazos detrás del cuello de ella, llevándole la cabeza hacia el pecho mientras continuaba mirando. Observando la vagina más dulce del mundo llenarse de crema por la boca de Nick Observando mientras el clítoris desaparecía en el otro hombre y, segundos después, ella gritó su nombre, sacudiéndose, meneándose mientras Joe la sostenía junto a él, sintiendo el orgasmo recorriendo el cuerpo de su mujer.

—Lo necesito. —Nick se arrodilló de un tirón y enterró el pene entre los frágiles dobleces de la carne resbaladiza de _____ .

Nick separó las piernas de ella un poco más, abriendo los labios regordetes para revelar la carne rosada oscura abrazándole la punta del pene. Con un brazo, Joe sostenía a______ junto a él mientras se masajeaba el pene con la otra mano. Hijo de perra, tendría suerte si aguantaba a que ella tuviera otro orgasmo. Tendría suerte de durar hasta que Nick estuviese completamente enterrado en ella.
Él estaba afanado en enterrarle el miembro, mientras la punta desaparecía, luego emergía, resbaladiza y brillante con los jugos internos antes de desaparecer una vez más.
Los pequeños y afilados dientes de______ le mordieron el pecho mientras él observaba a Nick zambulléndose un poco más profundamente con cada penetración.

—Ah, Dios. Ella está muy estrecha, maldición —exhaló ruidosamente Nick—. Muy caliente. Muy ceñida. Que Dios me ayude. —La empaló más profundo. Empujó hacia atrás, los dulces jugos colgando del pene como pequeñas hebras de satén húmedo antes de
penetrarla una vez más.
Parecía durar una eternidad. Con cada zambullida en ella, los dedos de Joe apretaban más el pene, ahogándolo, sintiendo el calor abrasador del coño solo con los recuerdos.

aranzhitha
aranzhitha


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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:38 pm

CAPITULO 42 Parte 3

Nick sintió que se le balanceaba el alma. Fijó la mirada en donde estaba penetrando a ______ , apenas enterrado a medias, y estuvo listo para su orgasmo. Podía sentir el líquido preeyaculatorio brotando de la punta del pene antes de detenerse repentinamente. Miró fijo a la desnuda longitud de la erección que aún no había enterrado en ella antes de desviar la mirada hacia Joe con brusquedad.
El darse cuenta de que no llevaba condón se tradujo en un brillo triste y divertido en la mirada de su amigo. Nick tragó en seco, tenso. Dios. Si tenía que liberarse y enfundarse, perder la sensación de latigazos en su pene, moriría.

—Estoy protegida —dijo _____ sin aliento—. No voy a quedarme embarazada. Las caderas de Nick dieron una sacudida, llevando la completa longitud dentro de ella al sentir él un placer agonizante y apretado tensarle los cojones y desgarrarle la columna vertebral.

—¡Ah, mierda! —gruñó él.

Estaba condenado. Un muerto en vida. Negó con un movimiento de cabeza, luchando contra el increíble poder del placer que le sacudía hasta el alma.

—¿Es como estar dentro de un sueño, no es así? —dijo Joe en voz baja, áspera—. Un maléfico sueño tan caliente, tan abrasador, que sabes que si te despiertas, morirás.
Las manos de Nick apretaron los muslos de _____ mientras luchaba por respirar ante el ondulante y apretado placer que le recorría desde el pene hasta el pecho.

Debajo de él, ella se arqueaba, gritaba su nombre, los jugos le calentaban el cono hasta que él juró que ambos entrarían en combustión de placer. Era muy bueno, él estaba muy movilizado, y aun así no podía quedarse quieto. Se retiró de una sacudida, la volvió a atravesar, observando cómo los hinchados dobleces del cono se separaban, luego se cerraban alrededor del pene, sintiendo el agarre como una prensa de los músculos internos de ella acariciándolo. Luego, él estaba moviéndose, zambulléndose con más fuerza, ubicándose sobre ella mientras Joe se echaba hacia atrás, atrayéndola a sus brazos, sintiendo las uñas clavarse en la carne al comenzar a bombear en ella.

______ enroscó las piernas alrededor de la cintura de él, arqueó la cadera, la vagina se estrechó —ah, Dios, estaba tan estrecha— y un segundo después él sintió el cielo. Sintió cómo ella se aferraba a él, pequeños músculos apretando y acariciándole el pene mientras se enterraba una y otra vez. Sintió el ceñido canal latir, apretar, luego explotar a su alrededor.

Tenía intención de retirarse. Tenía intención de reprimir su propio orgasmo para acabar sobre las sábanas, pero ella lo pilló con la guardia baja. Gritando su nombre, con los brazos abrazándolo fuerte, los duros pezones quemándole el pecho mientras el cono le quemaba a lo largo de la extensión del pene. Antes de poder contenerse, se derramó en ella. Bombeando con fuerza y desesperación mientras chorro tras chorro de semen le llenaba la dispuesta carne. El jadeó su nombre, presionó los labios contra el cuello, cerró los ojos con fuerza, y rezó por un milagro. Un milagro porque se estaba enamorando de la esposa de su mejor amigo.
Notó el desgarrado gruñido de Joe junto a él y supo que su amigo había encontrado su propio alivio. Nick colapso, apenas capaz de sostener su propio peso con los codos. Tenía que esforzarse para dejar de susurrar el nombre de______ en su cuello.
Tenía que esforzarse para empujar muy profundo sus propias emociones fracturadas, debajo de la ahora rajada muralla que había erguido una vez alrededor de su corazón. . Tenía que esforzarse para recordar que él estaba allí solo por diversión. Eso era todo. Eso era. Solo por diversión.
aranzhitha
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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:39 pm

CAPITULO 43

_______ fijó la mirada en la pantalla del ordenador, el programa se abrió, el código que estaba intentando finalizar, y exhaló un suspiro de cansancio antes de bajar la vista y masajearse la frente.
No tenía ni la más mínima esperanza de poder concentrarse en lo que estaba haciendo. Los eventos de la noche anterior le jugueteaban en la mente. Como sombras en una oscura tarde de verano, susurrándole por encima del recuerdo de su propio placer, la excitación que le recorrió el cuerpo, el éxtasis estremecedor, las emociones... Eso no estaba sucediendo.
______ cerró los dedos en el cabello mientras apretaba los labios con fuerza, luchando contra la confusión que se gestaba en su interior.

Nada de todo aquello tenía sentido. Estaba segura de que eso no era lo que se suponía que fuese. Se suponía que sería divertido, ¿no es así? Joe no tenía intenciones de prolongarlo indefinidamente. No tenía intenciones de que ella sintiera interés por otra persona que no fuese él. Pero ella comenzaba a interesarse, y eso no era aceptable. Era traición. Negó con un movimiento de cabeza, obligándose a volver la atención al programa, al trabajo para el cual había sido contratada, en lugar de concentrarse en el embrollo que su marido estaba logrando con sus emociones.

Al levantar la mirada, vio el ordenador de Nick, la delgada conexión uniéndolo con el ordenador de ella, corriendo programas dentro de programas y buscando y rastreando cualquier mensaje entrante o correo electrónico. Nick le había dicho de manera bastante específica que se mantuviera desconectada y que dejara que el programa hiciera su trabajo. No querían que el acosador contactara con ella de ningún modo. Querían asegurarse de que no tuviera acceso a ella. Que no tuviese manera de encontrarla. De hostigarla.

—Mantente lejos del ordenador, ______ . —Joe entró en la oficina por cuarta vez en una hora, con la voz firme al clavar ella la mirada en el ordenador.

—Tengo trabajo que hacer. —Guardó el trabajo y cerró el programa antes de fijar la vista en la sala de chat minimizada y los programas de mensajería instantánea que ella usualmente utilizaba en un día normal de trabajo.
Estaba conectada a dos conferencias de foro abiertas, aunque su barra de mensajes estaba en modo ausente. Los programas de comunicación privados estaban abiertos, como también otra sala de chat. Pero ______ no estaba allí. En cambio, estaba observando el ordenador portátil con enfado.

—El Playboy se deleita aterrorizando a las esposas de las víctimas —repitió Joe.

—No le des acceso y tendrá que cambiar sus tácticas, y así será más fácil atraparlo —completó ella, irritada—. Lo sé, Joe
Se alejó del escritorio, se enderezó, y lo rodeó.

—Simplemente no puedo quedarme aquí mirando una pantalla de ordenador en blanco, y no puedo soportar trabajar preguntándome qué demonios está sucediendo en mis conferencias. —Escuchó la ira en su propio tono de voz incluso al darse cuenta de que no tenía intenciones de reprimirla más.

—Bueno, está bien. —La tomó entre sus brazos cuando ella pasó junto a él.
Desde atrás, la envolvió con toda la extensión y calidez del cuerpo, y ______ deseó que fuese reconfortante. Deseó poder encontrar un poco de paz dentro de la confusión que se le enroscaba en la mente.

—Demasiadas cosas, demasiado rápido —susurró ella desgarrada, con las manos aferradas a las muñecas de su marido al tiempo que se inclinaba hacia atrás sobre él, tratando de absorber su fortaleza, de aferrarse a ella.

—Lo sé. —Le besó la coronilla de la cabeza y la sujetó para darle seguridad. Pero ella había descubierto que podía encontrar los mismos sentimientos que encontraba en Joe en los brazos de otro hombre.
______ se puso rígida al pensar en aquello, de repente desesperada por escaparse de él, desesperada por limpiarse la mente de su aroma y su calidez para encontrarle sentido a las emociones que parecía no poder manejar.

—No lo sé, Joe. —Separándose del abrazo, levantó una mano para detenerlo, sintiendo que él se estiraba para tomarla de nuevo entre sus brazos, sintiendo que su propia debilidad era aplastante—. No sabes lo que siento. Y no sabes lo frustrante que es. ¿Cómo podrías saberlo? No es a ti a quien ese maldito utiliza como marioneta para probarte.

—¿Y crees que ver cómo te destruye no me destruye a mí también? —La voz más profunda, más áspera—. Eres mi esposa, ______ .

—¿Lo soy? —Giró hacia él, respirando con dificultad, la ira y la frustración hervían en su interior—. ¿Soy tu esposa o un juguete del que te cansaste de jugar, Joe? Personalmente, estoy comenzando a sentirme cada vez más como un juguete.
Ella vio cómo flexionó la mandíbula, la manera en que los ojos comenzaron a fermentar con la turbulencia de emociones que repentinamente hervía debajo de la superficie.

—Nunca has sido un juguete, ______ —le contestó—. Y no puedes negar que has encontrado algo que habías estado buscando tú misma cuando Nick se unió a nuestra cama. No nos menosprecies a ambos al negarlo.

Quería mentir. Quería gritarle la negación en el rostro y arremeter contra él por las emociones que ya no podía entender. Quería hacerle pagar por la confusión que sentía en el corazón y en la cabeza. Entonces, él rió, encendiendo una mecha de ira que le recorrió el cuerpo, la arrogancia en la expresión; la sensualidad cómplice y la seguridad en los ojos le enviaron llamaradas a la cabeza que amenazaron con convertirse en un gran incendio de furia.

—______ , está bien —la voz era más gentil—. Has estado sentada aquí, sola, pensando, recordando, sabes que no puedes escapar de ello, y sé que estás asustada.

—Apretó la mandíbula y suavizó la expresión—. Nada ha cambiado.

—¡Eso no es verdad! —Comenzó a elevar el tono de voz.

—¿Qué ha cambiado, entonces? —preguntó él—. Dime de qué manera es diferente _____ . Lo mejoraré.

—¡Todo! —gritó ella—. Esto... esto es demasiado, Joe.

—¿Qué es demasiado,______ ? ¿La emoción? ¿La necesidad? ¿Descubrir que hay más en nosotros de lo que habías imaginado? Siempre lo has sabido. Si no hubiera sido así, no habrías comenzado con las presiones cuando notaste que no estabas obteniendo todo de mí—le dijo con ferocidad.
Los ojos de Joe. Si hubieran estado enfadados, si él hubiera estado enfadado, ella podría haber luchado. Pero no podía contra la gentileza o la verdad que él le hizo reconocer. Que era más de lo que ella se había imaginado. Más placer, más ansias, más emoción que ella hubiese querido perder.
—Mírate —le dijo él, entonces—. Tus ojos están casi verdes por el calor en tu interior. Me pones tan condenadamente duro que apenas puedo respirar cuando intentas luchar contra lo que sé que ambos deseamos.
Él caminó hacia adelante. ______ hacia atrás.

Quería rogarle que se detuviera, quería rogarle que la tomase. Quería gritar de frustración y gemir de placer. —Basta, Joe. —Ella se detuvo. Negándose a replegarse cuando él se plantó frente a ella, con la cabeza ladeada en su dirección, mirándola con una pequeña curva en los labios, casi una sonrisa, llena de complicidad.
Ese era el Joe que le robaba el alma. Gentil y amoroso. Comenzaba a recordar que había presentido la profundidad de su sexualidad durante el principio de la relación, había presentido los secretos que le escondía. Y los había ignorado. Había hecho a un lado su propia cautela y le había permitido que se escondiera de ella. Tenía tanta culpa como él, aunque aceptar los hechos no le resultaba tan fácil.
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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:40 pm

CAPITULO 44

Sin embargo, no tenía problemas en aceptar a Joe, y lo sabía. Era ella misma. Era el darse cuenta de que no sería un juego. Que no era simplemente un episodio interesante en sus vidas. Iba a cambiarlos por completo.

—Mírate el rostro —dijo él con voz suave—. ¿Tienes idea de lo que me provoca el ver esa batalla rugiendo en tus ojos? ¿El verte aprendiendo de ti misma, _____ ?

—¿Aprendiendo de mí misma? No estoy aprendiendo de mí misma, Joe Me estoy destruyendo.
Giró y se marchó de la habitación, dejándolo antes de revelar más de lo que quería, más de lo que cualquiera de los dos podría manejar. Sin embargo, al escapar de Joe, se topó de frente con Nick . Vestido con ceñidos vaqueros y sin camisa, desnudo y reclinado sobre la encimera de la cocina sosteniendo una taza de café recién hecho, la mirada inquisidora al observarla; luego desvió la vista detrás de ella, hacia Joe.

—¿Está todo bien?
¿No podía mantener la boca cerrada, no? —Todo está bien.
O todo estaría bien si no tuviese los pechos hinchados y sensibles, si el sexo no estuviera caliente y resbaladizo con la calidez de las ansias recorriéndole el cuerpo. Si pudiera quitarse de la mente la imagen y el recuerdo de él arrodillado entre sus piernas, entrando en ella, estirándola, y quemándola en el vientre cuando se zambullía en su interior.
Si pudiera olvidar que había sentido el semen llenándola, llevándola más alto, y empujando su propio orgasmo más allá de los límites soportables.

—Todo está bien, Nick. —Joe prestó su voz para la afirmación, lo cual solo la enojó aún más. _____ atravesó la cocina y se dirigió vigorosamente hacia la puerta. Tenía que escapar de ellos. Escapar. Debía escapar antes de humillarse a sí misma. Antes de rogarles que la tomasen.
«No puedo vivir de esta manera», se dijo a sí misma cuando se apresuró hacia las escaleras. No podía sentirse dividida entre su marido y otro hombre. No podía permitir que sus propias emociones la destruyeran así, porque con Dios de testigo, ella acabaría destruyéndolos a todos.

—No _____ . —Joe la atrapó en el primer escalón—. No huyas de esto, pequeña.
La tenía sujeta con delicadeza, tirando de ella hacia los muslos y elevándola en el aire cuando estuvo a punto de escapar.

—Joe, por favor... —susurró ella, notando que estaba muy excitada. Podía sentirlo. Olerlo. Se sentía debilitada.

—¡No! —No podía. No otra vez. No podía permitir que las insidiosas emociones que le trepaban por el cuerpo copasen posiciones. Y lo harían. Una instancia más en que el esposo le permitiera a otro hombre tomarla y perdería la batalla que podía sentir gestándose en su interior.

—¿Simplemente, no? —le susurró al oído; le hablaba y la agarraba de manera tan gentil que le minó la fortaleza.
Podía sentirlo detrás de ella, grueso y erecto, presionando contra las nalgas mientras le acariciaba el cuello con los labios con una acalorada demanda.
Cerró los ojos cuando la necesidad comenzó a abrumarla. Sintió a Joe que la alzaba, sosteniéndola en brazos mientras comenzaba a subir las escaleras.
—Lo prometiste —le susurró contra el cuello.

—Prometí amarte y protegerte —murmuró—. ¿Realmente quieres que te deje marchar, ______ ?
La colocó sobre la cama con gentileza segundos después, pero cuando la frenética mirada de _____ se dirigió por encima del hombro de su marido, no vio a Nick. No vio el rostro oscuro del hombre cuyos ojos la perseguía con sombras. Al menos, conocía algunos de los demonios de Joe. Partes de la brutalidad de su pasado. Había vivido suficiente tiempo en Scotland Neck, así que, lo que Joe no le había contado, lo habían hecho otros.
Conocía su dolor. Conocía su necesidad de consuelo cuando los demonios se apoderaban de él. Nick la golpeó más profundo, con más fuerza, por el simple hecho de que ella sabía muy poco de él.

—¿Qué le estamos haciendo a nuestro matrimonio, Joe? —Pero ella no se movía; no estaba intentando escapar. En cambio, observaba con embelesada atención mientras él se desvestía con celeridad.

—Profundizándolo _____. Fortaleciéndolo —le susurró con sensualidad, quedándose inmóvil de pronto y mirándola en silencio mientras ella cogía el dobladillo de su camisa y se la quitaba de un tirón por encima de la cabeza.
Lo necesitaba. Necesitaba de su marido. Necesitaba saber que el deseo era tan agudo —no, más agudo, más ardiente— que lo que había sido con Nick. Necesitaba saber que no perdería los sueños que había tejido, que no perdería al hombre que amaba.
Mientras él la observaba, _____ sintió las ansias elevarse en su interior, más calientes, más fuertes. Se movió con rapidez hacia el borde de la cama, con las piernas colgando, al tiempo que los dedos se dirigieron hacia el botón de presión y la cremallera de los pantalones cortos.

—Te estás quedando atrás, Joe —ella exhaló imperiosamente mientras echaba una mirada a la erección que le estiraba la bragueta de los vaqueros.
Ella se estaba quitando los pantalones por las piernas y arrodillándose frente a él cuando Joe se arrancó el cinturón. Corrió los dedos de su marido a un lado con frenética necesidad, tironeó del broche de metal, luego le bajó la cremallera.
La tela se deslizó por las piernas junto con los calzoncillos, dejando la gruesa y pesada extensión de su pene ante la ávida mirada de su esposa.

—Solo nosotros —le rogó ella, atrapando la acalorada longitud de la carne masculina con las dos manos y lamiéndole con la lengua la oscura cresta profundamente ruborizada mientras levantaba la vista hacia él.
Él desvió la mirada hacia el rostro de ______ mientras entrelazaba los dedos en la cabellera.

—Somos los únicos dos aquí —le aseguró antes de deslizar los dedos más profundo en la cabellera. Una mueca de dolor le tomó posesión del rostro cuando ella le acarició la hinchada cabeza del pene con nada más que la lengua.
______ lo miró, luchando por aferrarse a su control cuando las puntas de los dedos de él le acariciaron la mejilla suavemente.

—Solo nosotros —dijo ella con desesperación al levantar la mirada.
—Sí, solo nosotros
lo miró desesperada al tiempo que la boca cubrió una vez más la cabeza del pene, llenándose la garganta con su carne. Debería haberse sentido nerviosa, asustada. Debería haberse puesto de pie y decirle que se masturbara, en cambio. Pero no pudo hacerlo. No pudo porque lo necesitaba tanto como él.
Se inclinó hacia atrás, se relamió los labios lentamente antes de dibujar una línea sobre los montículos de los senos con los dedos, para luego fijar la mirada sobre los tensos y duros pezones mientras él la observaba.

—¿Así? —le susurró ella sin aliento con la necesidad de provocar, de tentar.
Eso le agradaba a ella. Los dedos rodearon los duros pezones, agregando una pesada presión, acariciándolos con la fuerza suficiente como para enrojecer las erectas puntas.
Los ojos de Joe se dilataron cuando ella inspiró ruidosamente. Él deslizó la mano en la cabellera antes de envolver los dedos de la otra mano alrededor de la base de la erección.
Ella supo que se avecinaba. Lo sintió quemándole los pezones al tiempo que se los pellizcaba con erotismo; lo sintió retorcerse en el vientre y derramar un calor líquido en la entrepierna.
—¿Cómo lo prefieres? —La voz era ronca. Salvaje.

—Así. —Apretó los dedos alrededor de los pezones hasta que se sintió como si le estuvieran mordisqueando las tensas puntas con los dientes, provocando que los labios se separaran indefensos de placer.

Un movimiento que Joe aprovechó por completo. Con la mirada aún clavada en los atrapados pezones, hundió la cabeza del pene en la boca.
Unas vertiginosas llamas de placer le explotaron en el cuerpo cuando Joe se inclinó sobre el brazo, los labios bajaron a juguetear con los pezones otra vez mientras los dedos se movían dentro de ella, mimándola profundamente, acariciándola, quemándola en la mente.


Última edición por aranzhitha el Miér 11 Dic 2013, 3:42 pm, editado 1 vez
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 9 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:41 pm

CAPITULO 45

Había otras cosas que ardían dentro de ______ , también. Luego del feroz, abrasador calor, supo que algo salvaje, algo indómito, estaba creciendo. A pesar de la gentileza, la emoción de su marido, ella ardía aún más. Hubo un tiempo en que estaba feliz con permitir que Joe dirigiera el acto sexual; ahora, se tensaba contra él, necesitaba establecer su propia dominancia.
Joe reía con sus movimientos, ignorando el crudo grito de ______ cuando le quitó los dedos de la entrepierna mientras la giraba con destreza, doblándole el cuerpo sobre el colchón de la cama.

—Bien, esa sí que es una bella vista. —La mano acarició la redondeada curva de las nalgas, acariciándola, causándole temblores por la sumisión de la postura.

—Eres un pervertido —lo acusó sin aliento.

—Oh, cariño, no tienes idea de cuánto —murmuró él, la endurecida voz le acarició los sentidos mientras ella se corcoveaba contra el cuerpo del marido. ______ pudo sentir el calor familiar y abrasador envolviéndola cuando la mano de Joe la cogió por detrás del muslo, le levantó la pierna hasta que el pie estuvo apuntalado en el marco de madera de la cama alta antes de sentir el pene ejerciendo presión sobre los calientes y húmedos dobleces de su sexo.

—Este es el coño más dulce del mundo —gruñó detrás de ella al tiempo que ______ se quedaba sin aliento por el placer que sentía.
Él estaba estirándola, afanándose en su interior con movimientos pesados y débiles que la impulsaban a gritar su nombre.

—¿Te agrada esto, _____ ? —Se inclinó sobre ella, los labios se dirigieron hacia el oído mientras con la erección le presionaba más profundo en su interior

—. ¿Sientes lo apretado y caliente que está tu coño a mi alrededor? ¿Lo dulce y húmeda que estás?
Podía sentirlo. Podía sentir cada centímetro del pene latiendo dentro de ella, estirándola. La amplia cabeza le separaba la carne, abriendo camino para el pesado tallo detrás para llenarla. Y ella no podía hacer nada para apresurarlo El puro impacto de la posición de sumisión combinado con la fuerza poderosa detrás de ella no deberían haberla calentado más. Sin embargo, así lo hacía. Podía sentir los jugos acumulándose y fluyendo, volviéndola más resbaladiza, facilitándole el camino al tiempo que se echaba hacia atrás hasta que solo la amplia cresta permanecía enterrada en ella.
Un segundo después, se zambulló. _____ se arqueó, gritando su nombre, intentando retorcerse debajo de él mientras el increíble placer amenazaba con explotar dentro de ella. Quería que le explorase dentro. El nudo de tensión que se le acumulaba en el vientre era agonizante, el placer de construirlo hasta que lindaba con el dolor, hasta que la necesidad del orgasmo le atravesaba la mente.

—Dios, me encanta follarte —Joe le susurró al oído—. Sentir que me aprietas el pene, tu coño chupándolo en ti y ondeando alrededor como el puño más ceñido.
La voz era áspera y gutural, las manos menos que gentiles mientras la sostenía, las caderas incrementando la velocidad, el poder. El pene se zambullía en ella, ingresaba por el apretado tejido, mimaba y acariciaba, quemándola con la fuerza de su pasión mientras que la suya propia la quemaba por dentro.
______ no pudo controlarlo. Se sentía estirada hasta que el placer y el dolor se combinaron, hasta que la necesidad de alivio la tuvo con los puños apretando las sábanas debajo de su cuerpo.
—Joe, por favor—jadeó ella, apenas capaz de respirar.
Él se estaba moviendo más profundo ahora, con más fuerza, la respiración áspera detrás de ella mientras ______ sentía que el vientre comenzaba a mecerse con los temblores de advertencia de un orgasmo.
—Muy dulce y caliente —volvió a gruñir, bombeándola con más velocidad—.
Muy ceñida y dulce.
El calor lo envolvía y latía a través y alrededor de ella.

—Me encanta follarte —gimió—. Sueño con follarte. Me provoca dolor no follarte.

Gritaba por él ahora, incoherente, perdida en un mundo que se centraba en las zambullidas en ella, los dedos deslizándose sobre la cadera y hurgando en la entrepierna.
El nudo hinchado del clítoris latía y pulsaba al tiempo que los dedos de él lo rodeaban, recibiendo las caricias mientras el sudor le empapaba la piel y la demanda de alivio le latía en las venas.
Los dedos acariciaron, el pene se enterró, y en cuestión de segundos, ______ sintió la quemazón que comenzaba a explotarle en todo el cuerpo. Primero en el clítoris. Una exquisita sensación de ardor manó del tenso nudo de terminaciones nerviosas y le separó de un tirón la mente del cuerpo. Hizo eco en el vientre, luego hacia adentro en la vagina, luego en todo el cuerpo al tiempo que una explosión más fuerte, más profunda la atravesó.
Se corcoveó debajo de él, intentando gritar, intentando escapar de la intensidad, del poder del orgasmo, hasta que la violencia del placer le atravesó la mente y le giró los sentimientos en un torbellino. Volando. Estaba volando, elevada y arrojada a un mundo de colores de caleidoscopio y un éxtasis al que nunca lograba acostumbrarse.
Débilmente, sintió las últimas zambullidas traspasarle el cuerpo antes de que Joe volcara su alivio en ella con un gruñido masculino desgarrador y la sensación de los dientes de él en el hombro. Ambos estaban temblando, sacudiéndose, luchando por recobrar el aliento y los sentidos al tiempo que Joe la rodeó con los brazos y la llevó sobre la cama antes de estirarse completamente a su lado.

______ flotaba a la deriva en una neblina de placer, reprimiendo el pequeño y molesto recordatorio de que ellos, de hecho, habían estado solos.

—¿No es lo mismo ahora, verdad? —le susurró al oído, con satisfacción y oscura sabiduría colmándole la voz—. Sabes la diferencia. La sientes. Y la extrañas.
Ella abrió los ojos, la mirada captó inmediatamente los paneles de madera que cubrían el hueco que había quedado tras los destrozos de las puertas francesas.

—Puedo vivir sin eso. —La voz fue calma, reflexiva. Porque había oído esas mismas palabras de boca de Joe antes incluso de marcharse de Virginia.
¿Qué iban a hacer cuando Nick se fuera? No podía quedarse por siempre. Tenía una vida, sus intereses personales, y algún día se enamoraría. ¿En qué lugar le dejaría eso entonces?

—Es diferente —dijo ella finalmente, con la voz baja, pensativa—. Pero no podría hacer esto nuevamente. —Sabía eso con certeza—. Cuando Nick se marche, todo terminará.
Ella esperaba una discusión. En cambio, sintió la sonrisa en los labios de él que estaban apoyados sobre el hombro.

—Cuando Nick se marche, se acabará —estuvo de acuerdo él.
______ rodó, mirándolo fijamente a los ojos con el ceño fruncido.

—Estoy hablando en serio, Joe.

—Sé que sí, ______ . —Le tomó la mejilla con la palma de la mano—. Nunca imaginé o consideré la idea de compartirte con nadie más. Y nunca lo haré.

—¿ Por qué Nick?
Él negó con un movimiento de cabeza.

—Porque nos viene bien a los dos —dijo finalmente.
Y eso era todo lo que ella iba a obtener de él. Estaba tan condenadamente cerrado a hablar de ese tema que ______ sentía como si estuviera caminando sola entre las sombras, tanteando el camino en esta nueva y extraña relación.

—Te amo, Joe—le dijo al girar y levantarse de la cama antes de volver a dirigirle la mirada—. Te amo más que a mi propia vida, pero estás comenzando a preocuparme.

—¿De qué manera estoy comenzando a preocuparte, ______ ? —Giró sobre la espalda, seductoramente desnudo, poderosamente sensual, con la sonrisa arrogante en los labios provocando una arruga en el entrecejo de ______ .

—Porque estás jugando. —Se inclinó hacia adelante, apoyó las palmas de las manos sobre la cama, y lo miró directamente a los ojos—. No me llevará mucho tiempo lograr entender este nuevo lado que estás mostrando, esposo mío. Y cuando lo haya comprendido, esta pequeña batalla sexual que has comenzado se nivelará. Te lo prometo.
Los ojos cafés de Joe se encendieron con desafío y humor.

—Espero con ansias ese momento —dijo arrastrando las palabras con una sensual sonrisita de suficiencia—. No tienes ni idea de cuánto espero ese momento.
Ella abrió la boca para hacerle saber lo poco que le agradaba la arrogancia cuando el suave trino del timbre la interrumpió.

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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:44 pm

CAPITULO 46

_____ dio una sacudida hacia atrás al tiempo que Joe súbitamente se levantó de la cama y cogió los vaqueros, colocándoselos con rapidez.

—Quería tomar una ducha —dijo ella colmada de pena mientras cogía sus prendas y se dirigía presurosa al cuarto de baño.
La resbaladiza calidez del sexo aún le cubría los muslos, recordándole de los excesos de los momentos pasados. Se aseó rápidamente antes de vestirse y regresar al dormitorio, donde Joe la esperaba con impaciencia.

—Es Maxine —le informó al echar una mirada hacia el exterior por el extremo de las cortinas hacia la entrada.

—¿Maxine? —______ se colocó las sandalias.

—Nick le ha abierto la puerta. —Joe suspiró, con expresión compungida—. Será mejor que regresemos a la planta baja.
Ella lo miró con un dejo de preocupación.

—¿Qué hará Nick?
Él bufó.

—Con Nick , nunca se sabe. Todo depende de con qué humor se encuentre
____ ingresó a la sala detrás de Joe para ver que Maxine Bright no había llegado sola. Estaba acompañada por su silencioso esposo, Liam.
No era rudo ni de carácter fuerte, y no era del todo apuesto. Pero los calmos ojos azules y la cálida sonrisa eran estables y dignos de confianza. Y la reputación de consentir a Maxine era legendaria.
Un metro ochenta de altura, esbelto más que musculoso, pero con una gracia masculina sorprendente, Liam Bright era el completo opuesto de la esposa. Hasta que _____ lo conoció, lo había imaginado serio, acartonado y pretencioso, con ese cabello castaño prolijamente peinado que estaba perdiendo, ojos celestes y labios cuidadosamente controlados.
Cuando conoció realmente a la pareja, llegó a notar que Liam tenía una astucia maliciosa y calma, y que era la perfecta contraparte para la vivaz esposa.

—Ahí estás. —De un salto, Max se puso de pie del sillón donde ella y Liam habían estado sentados conversando con Nick—. Hemos estado hablando con tu invitado. —Giró hacia su esposo con una sonrisa socarrona—. ¿ Por qué nunca traes de visita a amigos tan buenos mozos?

—Porque te conocen —resopló él—. Tú los aterrorizas.
_____ reprimió la risa ante el ceño fruncido del bello rostro de Max y el pequeño mohín que hizo con los labios.

—Pagarás por eso, Liam—le advirtió.
Él hizo una mueca, aunque estaba al borde de la risa en la mirada.

—Estoy seguro de que sí, Maxine.
Se puso de pie para recibir la mano extendida de Joe

—Joe—Saludó con un movimiento de cabeza a ______ —. _____ que agradable verte. Espero que no seamos una molestia. Se suponía que Maxine los telefonearía antes de llegar aquí. —Le echó a su mujer una mirada de ira en broma.

—Oh, querido. ¿Lo olvidé? —Maxine parpadeó con inocencia—. Qué malos modales los míos.
Joe rió.

—Siempre eres bienvenida, Max. Veo que has conocido a Nicholas.

—Claro que sí —dijo Maxine arrastrando las palabras—. Estoy impresionada,Joe. Es de hecho encantador.

—¿Qué esperabas? —Joe rió al tiempo que Nick se puso de pie también.

—Pues bien, según Delia, tu invitado era un cruce entre un pitbull y un ogro.

Por supuesto, tenía que verlo por mí misma. —El tono de voz denotaba pura risa amigable, pero _____ oyó la ira debajo—. ¿Y pueden imaginarse? —Giró hacia el esposo, mirándolo a los cautelosos ojos—. Nos debemos de haber perdido la orgía, cariño. ¿Crees que deberíamos regresar luego?
La expresión de Liam se tensó durante un instante antes de regresar hacia
Joe con diversión atribulada.

—Prometió comportarse.

—Sí, lo hice. —Maxine dirigió la mirada hacia _____ —. ¿Dónde demonios has estado? No has asistido a la reunión de ayer por la noche y Delia le está diciendo a todo el mundo a lo largo y ancho del pueblo que es porque estás teniendo orgías aquí, y evidentemente toda la maldita Agencia del FBI donde trabajaba Joe está participando. En serio, ______ . No me invitaste.
—Debería haberlo hecho. —______ negó con un movimiento de cabeza, con burla—. Pero sabes cómo es, Max. Tenía que probarlos yo primero antes de presentártelos a ti. Sé que eres bastante quisquillosa.
Los ojos verdes de Max brillaron con alegría al tiempo que una ola de risas manó de su garganta.

—Soy muy quisquillosa. —Le echó una mirada provocadora a su marido antes de dirigirse hacia ______ —. Discutamos sus delicadas cualidades mientras Joe y Nick entretienen a Liam. —Miró a Joe con expresión de advertencia—. Sé amable con él, o no jugará conmigo luego. No me agradaría eso.

—Sí, Maxine. —Joe estaba obviamente conteniendo la risa—. Seré amable con sus delicadas sensibilidades.

—Hazlo. —Maxine asintió con un movimiento de cabeza mientras que arrastraba a _____ fuera de la habitación—. Y recuerda, se sonroja con facilidad. No lo avergüences.
_____ no pudo evitar sonreír al tiempo que Maxine la arrastraba por el vestíbulo hacia la cocina, antes de soltarle el brazo y dirigirse hacia el refrigerador.

—¿Sabes,_______ ? —le comentó mientras retiraba una bebida del interior y le quitaba el tapón—. Vamos a tener que tener una pequeña charla acerca de la mejor manera de aplacar los rumores. Esconderte en casa no resulta.

—No tenía ni idea de que hubiera rumores, Max. —Miró fijamente a su amiga, divertida y preocupada a la vez.
Maxine estaba furiosa debajo de la diversión. Tenía que ser la única persona que ______ conocía que podía estar contenta y enfadada al mismo tiempo.

—Cientos. —Max se desplomó sobre una silla de la cocina y le devolvió la mirada con una sonrisa socarrona—. Todas esas orgías te llevan tiempo, imagino.

—¿En verdad está diciendo que tenemos orgías? —______ se estremeció.

—No sé si ella comenzó el rumor o simplemente lo está impulsando. —Max se encogió de hombros, entonces—. Pero se está abriendo camino en el comité de caridad y, de seguro, en todo el pueblo también. Por suerte, nadie lo está tomando en serio. ¿Qué ha sucedido con este mundo? Diez años atrás, todos nos habríamos horrorizado como corresponde ante la sola idea y te hubiéramos puesto en la lista negra inmediatamente.

—El progreso. Imagínate. —______ rió al sentarse frente a su amiga—. Quizás las orgías ya no son lo suficientemente divertidas.

—O demasiado dóciles —contestó Max de un golpe; el dejo de ira se dejaba oír en la voz una vez más—. Delia se está volviendo un problema, _____ . Se las ha ingeniado incluso para sorprenderme. ¿Sabes que está intentando que te echen del comité?

—Ha estado intentado hacer eso desde mi primer año aquí. —______ se encogió de hombros al encajar la pierna bajo el trasero sobre la silla y apoyar el codo sobre la mesa—. Vamos, Max, es inofensiva. Simplemente está celosa.

—¿Celosa, dices? —espetó Max—. Te lo juro, se le puso duro el pezón cuando hablaba de la inmoralidad dentro de las filas del comité, y si no se mojó las bragas ceñidas de encaje cuando decía las palabras trío sexual y orgía, entonces no sé nada de lenguaje corporal.

—Max hizo una pausa—. Ambas sabemos que conozco el lenguaje corporal, ¿no es verdad?

—Sí, conoces el lenguaje corporal —agregó _____ .

—Fue soez. —Max se estremeció en broma—. Estaba de pie en el podio durante la reunión ayer por la noche humedeciéndose al pensar en herirte a ti y a Joe. La mujer es rabiosa.

—Es triste. —_____ volvió a encogerse de hombros—. Firmé el contrato; me recibieron el dinero. No pueden sacarme del comité y toda esa mezquina mierda no me afecta.

—______ , ¿podría tener algún tipo de evidencia? —Max le preguntó con suavidad, entonces—. A mí no me interesa lo que hagas en tu propia casa, y si estás follándote a esos dos machotes delgados y malos aquí, entonces más poder para tu energético trasero porque tienes mucha más resistencia de lo que tendré yo jamás. Pero Delia está demasiado confiada en que puede lograr que voten para echarte.

—Delia siempre ha estado demasiado confiada pero no ha tenido éxito nunca

—le aseguró _____ —. Está haciendo mucho ruido, Max, y el ruido es algo que es mejor ignorar. Eventualmente, se cansará, como siempre, y se apagará.

—No puedes continuar faltando a las reuniones. —Max negó con un movimiento de cabeza—. Prométeme que no lo harás más. Tienes que enfrentarlas, querida. Sé lo difícil que es, maldición. Vive un infierno por mi culpa y lo sé. Pero no puedo ser alguien que no soy y ser feliz. Por eso sé que no puedes esconderte.

—No me estoy escondiendo de los rumores —le aseguró.
—_____ escúchame. —Max se inclinó hacia adelante, con los verdes ojos compasivos—. Eres una de mis mejores amigas y te conozco. Sé lo que me contaste acerca de tu pasado con tu padre, y sé cómo hieren los rumores. Tú te estás escondiendo.
—No de los rumores. —_____ exhaló ruidosamente el instante en que las palabras salieron de su boca.
Maldición. Lo último que hizo fue darle una pista a Max cuando estaba en modo protectora. La mujer era como una loba madre protectora cuando se trataba de sus amigas.

—Entonces, ¿de qué? —Max arrugó el entrecejo—. ¿Qué demonios sucede, ______ ?

—_____ ha enganchado a un acosador, Max. —dijo Joe desde el umbral de la puerta al tiempo que él, Nick y Liam ingresaron a la habitación.
El silencio llenó la cocina.
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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:46 pm

CAPITULO 47

Liam caminó alrededor de la mesa, retiró una silla de lado de su esposa y tomó asiento junto a ella, rodeándola con el brazo al tiempo que Joe se sentó junto a ______ y Nick se dirigió al refrigerador.

—Joe acaba de explicármelo todo, Max —le dijo Liam con la voz suave mientras Max lo miraba horrorizada—. Es un viejo caso en el que Joe estaba trabajando. Lo ha seguido hasta aquí.
Nick colocó tres cervezas sobre la mesa al tiempo que _____ miró a Max. Luego, echó una mirada enfadada y de desaprobación a Joe .

—Yo podría haber manejado esto, Joe .

—Oh, escuchen a la Mujer Maravilla aquí. —Max extendió la mano sobre la de _____ al tiempo que los ojos verdes le brillaron llenos de humedad—. Podrías haberlo manejado. Entonces, que Dios te bendiga el corazón.
______ se estremeció. No era nunca nada bueno cuando ese comentario salía de la boca de Max.

—Pero, Max...

—No me vengas con «Pero, Max»,_____ Jonas —le espetó—. Me alegra que lo estés manejando bien por ti misma porque, honestamente, acabo de sentir que mi corazón se me iba al estómago y no está en absoluto cómodo enterrado allí. ______ torció los labios. Así era Max, dramática hasta el final.

—Podría haber manejado el decírtelo yo misma —explicó _____ —.Joe y Nick
se están encargando de todo, Max. Todo estará bien.

—Esa perra, Delia —dijo Max entre dientes—. Es una víbora, aspirante a prostituta, que no puede escaparse del ojo de águila de su suegrita. Sabes que está haciendo todo esto porque quiere meterse en los pantalones de Joe, ¿verdad?

—Que lo intente, si quiere. —______ se encogió de hombros—. Solo que no puedo prometer que le quede una mano entera cuando haya acabado con ella. Max resopló al tiempo que una risa involuntaria le quemaba en la garganta.

—No me hagas reír, _____ . Estoy demasiado horrorizada como para encontrarle el lado divertido a todo esto.
Luego, la mirada giró hacia Nick mientras él tomaba asiento del otro lado, junto a _____ .

—Me agradaba más la idea del trío —suspiró Max, volviendo a mirar a _____
con tristeza—. Suena mucho más divertido.
Ella no tenía idea de cuánto más divertido era, en efecto.

—Joe, ¿podemos ayudar de alguna manera? —Liam le preguntó, luego.

—Manténganse alejados —le advirtió Joe —. No quiero que encuentre otra víctima donde poner su atención, Joe. Y mantengan los ojos abiertos. No me agrada la manera en que este rumor del trío se disparó de repente. Vean si pueden averiguar dónde comenzó.

—Puedo averiguar eso. —Max fulminó a Joe con la mirada—. Confía en mí, Delia no puede guardar un secreto, y sé que ella está detrás de esto. Averiguaré dónde comenzó, o si lo hizo ella misma.
Y Max podía hacerlo. La mujer era una dínamo. Podía abrir los ojos verdes con inocencia ingenua y posar como la despistada belleza sureña con el exacto toque de realismo. Realismo falso, pero funcionaba.

—Mira lo que puedes averiguar para mí, Max. —Joe asintió con un movimiento de cabeza cuando ______ le clavó la mirada—. Y no comentes nada acerca del acosador. Quisiera mantener esto en secreto, si podemos.
Eso era todo lo que se necesitaba. Maxine podía dar la apariencia de frivola, despistada, pero eso escondía una mente afilada como una navaja y una lealtad profunda como los océanos.

—Por supuesto que lo mantendremos en secreto. —Max miró a Joe fijamente como si él hubiera perdido la cabeza—. ¿Crees que deseo que Delia Gray se entere de esta información? Encontraría al maldito y lo ayudaría.

—Max —Joe la reprendió con gentileza.

—Sabes que es verdad. —Max hizo un mohín en dirección a su marido—. Y _____ lo sabe también. Delia haría cualquier cosa con tal de tener la ocasión de meterse en la cama de Joe—Giró hacia él—. ¿Por qué simplemente no le diste un poco de amor antes de marcharte del pueblo hace quince años en lugar de dejarla en suspenso?
Liam bajó la mirada y negó con un movimiento de cabeza, incapaz de controlar el temblor de los hombros provocados por la risa.
Joe le devolvió la mirada con melancólica burla.

—¿Y eso de qué me habría valido?

—Bueno. —Max agitó la mano alegremente—. Todos sabemos lo poco experimentados que son los niñatos de dieciocho años. No te habría dirigido la mirada dos veces cuando regresaras.

—Max —gruñó Liam en protesta.

—Liam, tienes suerte de que nadie te haya robado la esposa antes de mudarte aquí y rescatar al resto de la población masculina —rió Joe

—Tengo suerte que nadie la haya asesinado —gruñó Liam, aunque tenía la expresión llena de orgullo, con los ojos encendidos de amor cuando miraba a su mujer—. Vamos, gatita salvaje. Hagamos como sugiere Joe y vayámonos de aquí.

—Tienes que asistir a la reunión de mañana por la noche —dijo Max en casi una orden a _____ , levantándose de la silla y ensartándola con una mirada de águila—.
Otras personas acabarán viniendo aquí a verte si no lo haces. Simplemente yo fui elegida para dar el primer golpe.
______ la miró con sorpresa.

—Cariño, tienes amigas aquí. —Max negó con un movimiento de cabeza ante la sorpresa de _____ —. Más amigas de lo que crees. He recibido cinco llamadas telefónicas desde que no asististe a la reunión, y una de ellas provino de la vieja dragona, la señora Victoria Gray misma. Y, confía en mí, ella normalmente no telefonea para ver cómo está alguien.

—Allí estaré —prometió _____ , poniéndose de pie al tiempo que Max rodeaba la mesa—. Y cuídate.

Cuando se despidieron y _____ aceptó un feroz abrazo de su amiga, se quedó atrás mientras que Joe escoltaba a la pareja hasta la puerta y caminaba hasta el coche con ellos.
Detrás de ella, sintió a Nick, lo suficientemente alejado como para mantener la decencia, pero lo suficientemente cerca como para recordarle la calidez y la fortaleza de su cuerpo.

—Voy a tener que asistir a esa maldita reunión —dijo ella entre dientes—. Realmente no quiero tener que lidiar con Delia Gray esta semana.
Estaba aún demasiado en carne viva, demasiado consciente de la verdad atrás del rumor. Hubiera preferido mucho más esconderse en la casa y hacer de cuenta que el mundo exterior había dejado de existir.

—No puedes esconderte por siempre.
____ giró sobre los talones, encontró los oscuros ojos azules, vio la caída del cabello negro sobre la frente y la sensual caída de las gruesas pestañas sobre los brillantes ojos.
_____ introdujo las manos en los bolsillos de los pantalones cortos antes de rodearlo y regresar a la cocina.

—No estoy de humor para discutir contigo. Ya lo he hecho con Joe y una vez al día es suficiente.

—_____ ¿estoy hiriéndote?
Giró hacia él con rapidez. Estaba de pie bajo el marco de la puerta, observándolo con mirada calculadora, expresión fría, casi amenazadora.

—¿Tú quieres herirme, Nick?

—No quiero herirte. Si todo esto te está hiriendo, me marcharé.

—No me estás hiriendo. —Confundiéndola, sí. Haciéndola cuestionarse a sí misma, sí. Pero no era dolor. Sin embargo, se preguntó si el dolor aparecería si él se marchaba.

—Necesito regresar al trabajo. —Ella negó con un movimiento de cabeza cuando él dio un paso hacia adelante—. Simplemente necesito alejarme de ti y de Joe. Solo por un rato. Solo... solo por un rato.
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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:46 pm

CAPITULO 48

Al día siguiente, _____ estaba sentada en el garaje, extendida sobre el viejo sofá que ella y Joe habían descartado el año anterior, y trabajaba en el programa de datos que aún estaba retocando en el ordenador de Joe.
Podría haber trabajado mucho más efectivamente en su oficina, pero Joe se negó a permitirle que trabajase allí sola, y él y Nick estaban ocupados haciendo «práctica de combate». Aunque más parecía que estaban ocupados intentando matarse el uno al otro.
Solo con unas almohadillas en las rodillas y codos y cascos ligeramente acolchados en las cabezas, arremetían el uno contra el otro con puñetazos, patadas, y fuertes gruñidos masculinos en el centro de la colchoneta que Joe había desplegado en el suelo de cemento.

Ella hizo una mueca cuando Joe soltó un duro puñetazo en el vientre de Nick, luego cerró los ojos cuando éste plantó un golpe a doble puño en la espalda de
Joe de manera que casi lo tira al suelo.
Llevaban en eso más de una hora, y ninguno de los dos parecía sonsacar lo mejor del otro aún. Joe era más musculoso. El pesado trabajo en la granja que hacía a diario le había modelado un físico sólido y musculoso. Nick era alto, pero ni tan amplio ni tan fuerte. Compensaba la falta con velocidad y adaptabilidad, sin mencionar que golpeaba con puñetazos dirigidos con precisión hacia las partes más débiles del cuerpo de Joe
______ tenía la sensación de que no tendría que preocuparse por el sexo porque estarían demasiado doloridos para moverse.
Habían estado en eso intermitentemente durante los pasados dos días. Empujándose, desafiándose, retándose, sacando sus agresiones en lo que ellos llamaban «preparación» hasta que pudieran descargarse con el acosador, quien había decidido comenzar a enviar correos electrónicos con fanática intensidad.
Los petulantes retos que había enviado a Joe y Nick eran insanos. Declaraba a ambos hombres incompetentes, incapaces de protegerla. Que ella necesitaba un hombre mejor preparado para asegurar su bienestar porque era obvio que Joe no podía hacerlo. Dejaba en evidencia que sabía de la relación que se estaba gestando entre ella y los dos hombres.
Durante los pasados dos días, había habido más de seis correos electrónicos, e incluso ahora el programa de rastreo de Nick se estaba abriendo camino en la señal intermitente de Internet que el acosador utilizaba para enviarlos.

La cuenta de correo era de un buzón anónimo, y el origen se escondía en alojamientos web en todo el mundo. Y mientras Nick intentaba rastrearlo, los correos electrónicos escalaban en nivel de agresividad hasta el punto que ahora estaban reprendiendo a Joe y a Nick por la relación sexual con ella.
Ante ese pensamiento, se ensombreció, intentando aplacar la molestia inquietante que se movía en su interior. No era que tener sexo con dos hombres juntos la estuviese molestando; creía que esa parte la estaba manejando bastante bien. Sin embargo, lo que sí le había comenzado a inundar el cuerpo con nerviosismo era el darse cuenta de que algo más que solo sexo estaba creciendo entre ella y Nick.
Durante los pasados días, empezó a notar una hebra de sentimiento, una emoción que había sentido por primera vez entre ella y Joe durante las primeras semanas de cortejo. Crecía entre ella y Nick ahora, aunque no parecía quitarle fortaleza al vínculo que tenía con Joe.

Estaba segura de que Joe no deseaba que eso sucediera. ¿Podría él hacerlo? Siempre había parecido tan posesivo respecto a ella, tan resuelto a evitar que otros hombres le invadieran su atención, que ahora repentinamente la estaba confundiendo.
Estaba juntando a Nick con ella, dándole a otro hombre todas las oportunidades de tocarla cuando le viniera en gana, incluso hasta el punto de que Joe usualmente encontraba el orgasmo con su mano o enterrado en su boca en lugar de en el interior de su cuerpo.
Negando con un movimiento de cabeza, desvió la atención de vuelta a los ajustes finales que le estaba haciendo al programa que Joe estaba utilizando para barrer Internet, los foros y las salas de chat en busca del acosador. Las palabras claves se ajustaban con regularidad, y la habilidad de procesamiento del programa estaba ahora trabajando al ciento diez por ciento de eficiencia y velocidad. No iba a terminar la ronda de barrido en una noche, pero lo haría ahora mucho más rápidamente que antes.
Asignó al programa para que trabajase de fondo en el ordenador portátil y levantó la mirada al tiempo que Joe y Nick se desplomaban, jadeando, sobre la colchoneta, obviamente declarando un empate una vez más.

—Ustedes dos acabarán matándose el uno al otro —les dijo al colocar el ordenador a un lado y ponerse de pie—. Me agotan con solo mirarlos.
Giraron las cabezas para observarla durante un largo rato antes de gruñir y desviar la mirada una vez más.
_____ se reclinó en el sofá y los observó con una sonrisa.

—¿Cuánto tiempo más seguirán con esto hasta que finalmente se den cuenta de que son un par igual?

—Eso no es verdad —dijo Nick entre dientes—. Yo soy más rápido que él.

—Mentira —gruñó Joe—. Yo soy más fuerte.

—Sí, sí, sí, y vosotros dos son malos como perros de la calle y el doble de astutos. Ahora, vayan a bañarse para que yo pueda preparar el almuerzo. Tengo hambre y estoy cansada de verlos cómo se golpean mutuamente.
Distraídamente, acarició el pelaje del bastante grande Winston cuando él apoyó la cabeza sobre su regazo ahora que el ordenador había sido colocado a un lado.

—Incluso agotan a Winston.
Joe giró la cabeza una vez más para observar al perro con los ojos entrecerrados.

—Condenado chucho. Nunca saldrá de la casa ahora, ¿no es verdad?

—Probablemente no. —Ella le sonrió consolándolo. Él prefería tener a las mascotas fuera y no en la casa—. Alégrate que al parecer esté enseñado.
Joe gruñó como respuesta antes de ponerse de pie y observar a Nick hacer lo mismo.

—Nunca deberías haber permitido que el maldito perro ingresara en la casa — se quejó él.
Nick simplemente negó con un movimiento de cabeza. No había dicho mucho durante los pasados últimos días, meditabundo en su ordenador y llevando adelante varias reuniones en línea con agentes de la Agencia en las oficinas de D. C.
_______ se puso de pie. Winston le copió el movimiento, trotando tras ella al tiempo que se dirigía a la puerta.

—Vayan y báñense —les dijo a los hombres.
El perro pasó frente a ella, andando por el corto pasillo llevando la delantera al entrar a la casa, con las orejas levantadas como en búsqueda de ruidos extraños.
_______ sabía de la pequeña pistola que tenía en el bolsillo del vestido que llevaba ese día y sabía que toda la cautela no sería nunca suficiente, ni siquiera en su propia casa.

—Espera aquí. —Joe la tomó del brazo cuando se acercaba a la entrada de la sala y se colocó frente a ella
Tenía el arma en la mano, y cuando echó una mirada tras de sí, vio que Nick cargaba una también.

—Esta casa está equipada con tantas malditas alarmas y trampas que temo quedar atrapada en una yo misma —resopló ella—. Dudo que alguien vaya a escabullirse dentro.
Seguramente no se escabullirían en su habitación por un largo tiempo. Joe y Nick habían clavado planchas de contrachapado sobre las puertas francesas hasta que las nuevas puertas llegaran en los próximos días.

—Mejor estemos seguros —murmuró él mientras Nick los rodeaba de costado y comenzaba una cuidadosa y silenciosa inspección de la casa.
______ simplemente negó con un movimiento de cabeza, aunque los siguió sin emitir sonido hasta que estuvieron de nuevo en la cocina.

—Tengo que encargarme de las provisiones —dijo Joe al tiempo que cogía prendas limpias del cuarto de lavado y caminaba hacia la ducha adyacente—. No tardaré. Tenia a raya, Nick.
______ giró con cuidado hacia el amigo, enarcando una ceja con expresión burlona.

—Haré lo mejor que pueda. —Un dejo de diversión le teñía la voz, pero la mirada no tenía mucho de divertida.
______ cogió una olla y la colocó sobre la cocina antes de dirigirse al refrigerador y tomar la carne asada que había colocado allí a descongelar la tarde pasada y unas verduras del cajón de las hortalizas.

Mientras Joe se duchaba, ______ cortó la carne en trozos antes de colocarlos en la olla, cubrirlos con agua y ponerlo todo en el hornillo.
Cuando se hubo encargado de eso, comenzó a cortar y picar los vegetales para la sopa que tenía planeado preparar.
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 9 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:47 pm

CAPITULO 49

—Eres una buena cocinera —Nick anunció de repente detrás de ella, provocándole girar la cabeza rápidamente para echarle una mirada por encima del hombro.
Él tenía los ojos fijos en ella, meditabundos, la expresión muy similar a cuando Joe debatía un problema.

—Gracias.

—¿Tu madre te enseñó a cocinar?
______ hizo una pausa en la preparación de los vegetales, bajó la vista al apio que estaba desatando antes de que una sonrisa triste se le dibujara en los labios.

—Mi madre era una excelente cocinera.
Sí que lo había sido. La perfecta ama de casa, buena madre y esposa hasta que la vida se le fue al infierno.

—Tú te le pareces —dijo él, entonces.
_____ quedó helada, luego giró lentamente hacia él.

—Te investigué cuando noté con cuánta velocidad Joe se estaba enamorando de ti. —No había disculpas en la expresión, simplemente una mirada inquisidora y meditabunda.

—Fantástico —masculló ella—. Gracias por avisármelo. —Habría estado mejor sin esa información.

—Tú eres mejor que los errores que ellos cometieron. —Se inclinó hacia atrás contra el muro con pereza, aunque la expresión del rostro no cambió—. Debió de ser difícil.

—¿Qué es lo que debió de ser difícil? ¿No malversar fondos cuando tuve la oportunidad? ¿Mantenerme alejada del licor cuando las cosas se complicaron? Perdón, Nick pero no fue muy difícil. —Cortaba el apio en rodajas con brutales golpes—. De hecho, fue bastante fácil.

—Tenías dieciocho años cuando tu madre se suicidó. Tu padre murió de un ataque al corazón un año después en prisión. Por lo que sé, la comunidad donde vivías te dio la espalda.
Sí. Así lo hicieron. Habían hablado y chismorreado y convertido su vida en un infierno al darle la espalda y susurrar cada vez que la veían.
—Sobreviví.

—Hermoso —dijo él con calma.
—¿Qué quieres lograr con todo esto, Nick ? —Dejó el cuchillo con cuidado antes de girar hacia él y mirarlo directamente a los ojos—. ¿Torturas a tus amantes por pura diversión o es un bono extra?
La mirada de Nick se encendió en llamas. Puntos brillantes de destellante excitación de repente le llenaron los ojos mientras la miraba de arriba abajo.
—¿Eres tú mi amante?
______ parpadeó, sorprendida. Había cierta oscuridad en el tono de él que la obligó a dar un paso hacia atrás, una feroz repentina vena de posesión en la voz.

—Soy la esposa de Joe—susurró ella—. Pero diría que de lo que ha estado sucediendo aquí estos últimos días me convierte en tu amante también. Por ahora.
Los labios de él se arquearon con un dejo de dureza.

—Sí. Por ahora.
La tensión que manaba de él era lo suficientemente densa como para cortarle la respiración.

—¿Y tú? —Ladeó la cabeza con curiosidad—. ¿Cómo lo llamarías tú?
—Un desastre —declaró de repente, arrastrando los dedos por el cabello y quitándose la banda elástica que lo sujetaba en la nuca. Le enmarcaba el rostro ahora, caía más largo que el de Joe, y le daba una apariencia más dura y salvaje.

—Estoy de acuerdo contigo, entonces. —Volvió la atención a las verduras, deseando que el corazón se calmase, que el pulso dejara de ahogarla con las pulsaciones feroces y pesadas que podía sentir en la garganta.

—Entonces, ¿por qué lo permites? —gruñó él, de repente—. Estás durmiendo con el mejor amigo de tu esposo. Ni siquiera lo estás engañando, _____ . Lo estás dejando que te empeñe como si fueras su camisa favorita.
—¡Maldito seas! —Ella giró sobre los talones, sosteniendo el cuchillo fuerte con la mano, y con la furia recorriéndole el cuerpo—. Si no te agrada, entonces empaca tu mierda y vete. Yo no te invité aquí. No les pedí a ti ni a Joe que comenzaran con esta debacle, y no permitiré que ninguno de ustedes me culpen por esto.
La maldición fue abrasadora cuando él giró dándole la espalda y caminó por la habitación.

—No lo merecías. Lo lamento.
—Realmente no lo merecía —le espetó ella—. Y puedes guardarte tus disculpas. Si pueden salir de tu maldita boca, entonces, hazte cargo de lo que dices.
Giró sobre los talones hacia ella.
—Lo lamento.

—No quiero tus disculpas —le informó con disgusto—. Déjame decirte algo, Nick , para que lo entiendas. La misma explicación que le di a Joe hace años. Solo porque estás aquí, solo porque estás compartiendo nuestra cama, no te da derecho a escupir mierda por tu boca y excusarte con unas disculpas. Vuelve a cometer ese error y te vas.
Él entrecerró los ojos.
—¿Me iré, no?

—Maldición, claro que te irás —le informó—. Toda esa cosa de lobo macho superhombre es muy excitante. Es incluso bonita, a veces. Pero puedes llevarte esa actitud a otra parte, porque no voy a soportarla.
Y hablaba en serio. Nick observó los ojos enfadados, el rubor subiéndole por las mejillas, y habría sonreído si ella no hubiera estado sosteniendo el cuchillo como un arma en lugar de como una herramienta. La mirada se dirigió allí.
—¿Vas a utilizar eso?
—No me extrañaría que no lo hiciera. —Joe ingresó a la cocina, los ojos grises destellando de diversión pero también con un dejo de ira—. ¿Qué has hecho para enojarla?

—Nada. —______ giró y comenzó a atacar los vegetales, como Nick sospechaba que ella quería atacarle la cabeza.

—Dije algo estúpido —respondió él en su lugar—. Parece que no está dispuesta a aceptar mis disculpas.
Fijó la mirada en Joe, mirándolo a su amigo a los ojos, sabiendo que había actuado injustamente con ________ incluso cuando las primeras palabras habían salido de su boca.

—Es mala para eso. —Joe se encogió de hombros—. Me echó de mi propio piso a las dos de la mañana antes de que incluso comenzáramos a dormir juntos.
Nick observó a Joe deslizarse hacia ella, rodeándola con el brazo, con la boca en el oído, susurrándole algo que provocó un resoplido de risa al tiempo que lo empujó para alejarlo con una mirada colmada de exasperación y diversión.

—Vete de aquí —ordenó ella—. Y llévatelo contigo. Apuntó en dirección a Nick con el cuchillo por encima del hombro.
—Él se queda —Joe le informó con voz firme—. No te dejaré sola aquí.

Ella le fulminó con la mirada por encima del hombro.

—Por mí, que haya un derramamiento de sangre.

—Asegúrate de que pueda pelear después. —Joe se encogió de hombros—. Si es lo suficientemente tonto como para incitar a una mujer que lleva un cuchillo, entonces se merece todo lo que venga a continuación.
Sin embargo, le echó a Nick una mirada de advertencia. El amigo cruzó los brazos sobre el pecho y lo miró a los ojos fríamente antes de arrugar el entrecejo por la sonrisa de complicidad que Joe le propinó.

—Los dejaré que peleen, entonces. —Le dio una palmada a ______ en el trasero, alejándose de un salto cuando ella le cacheteó la mano.
Aún riendo, se puso la camisa, la abotonó y la colocó dentro de los vaqueros antes de ponerse las botas.

—Estaré en los establos y en el granero —les informó a ambos—. Les di permiso a los peones para marcharse hace unas horas y quiero asegurarme de que todo esté funcionando correctamente antes de esta noche.
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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:49 pm

CAPITULO 50

—Te dije que lo cancelaría, Joe —dijo ______ entre dientes.

—Tiene una reunión con el comité de caridad esta noche durante una hora o dos —Joe le dijo a Nick—. Nosotros iremos con ella.

—No va a funcionar —espetó ella.

—Nos quedaremos en la camioneta y te esperaremos allí. No irás sola y tampoco vas a perdértela. Esperas por esta reunión todo el año ______ No vas a permitir que el veneno de Delia te lo arruine.

—Y tú te quejas de la reunión durante todo el año —arguyó ella—. Puedes evitarla esta vez.
—¡Maldición, claro que lo haré! —Joe le lanzó con el ceño fruncido. La interacción era interesante, feroz; sin embargo, Nick podía detectar el respeto y el lazo entre ellos. Joe y _____ habían crecido con los años. Le provocaba dolor. Le hacía desear querer ser parte de ello incluso cuando sabía que eso nunca sucedería.
—______ , no voy a dejar que este cobarde te robe esto. La voz de Joe de repente se suavizó al mirar fijamente al perfil de su esposa.

—Iremos a esta reunión y luego cenaremos en el pueblo. No nos vamos a esconder.

—Delia estará allí.
Nick vio que _____ cerraba el puño con fuerza sobre la encimera.

—Delia estará allí, ¿y qué? No voy a hacer de cuenta que no me folio a mi mujer por esa perra. Sácate esa idea de la cabeza. Si en quince años ella no ha aceptado el hecho de que entre ella y yo no sucederá nada, entonces puedes estar segura de que no lo entenderá ahora, y puedes seguir con tu vida.
Miró por encima del hombro a Nick. —Ella será descortés.

—Entonces Victoria y yo tendremos una pequeña charla acerca de la naturaleza de la Agencia y qué cosas exactamente ella no quiere que mis amigos investiguen. —
Joe se encogió de hombros, entonces—. ¡Qué problema! ¿Quieres esconderte por el resto de tu vida de gente como ella ?
______ maldijo entre dientes, lo que provocó que Joe levantara las cejas y sonriera.

—Esa es mi chica. Regresaré en un momento. Cuidado con Nick . Es un gallina, pero sabe cómo protegerte.

—Gracias por la referencia —gruñó Nick

—De nada, hombre. —Levantó la mano e introdujo el código de la alarma antes de abrir la puerta trasera, llamando a Winston para que lo siguiera saliendo de la casa.
Nick se movió tras él, volvió a meter el código y giró lentamente para enfrentar a ______ .
Estaba arrojando los vegetales en un gran recipiente con agua, aún dándole la espalda; el cuchillo yacía sobre la encimera, de modo inofensivo.

—¿Realmente utilizarías el cuchillo? —le preguntó.
La mirada que le propinó no fue un cumplido. Fue la mirada que una mujer le daba a un hombre que consideraba menos que imbécil.

—No. No utilizaría el cuchillo contigo.

—Joe parecía preocupado porque lo harías.

—Porque Joe sabe que le pegaré por ser un idiota —espetó ella—. No manejo muy bien a los hombres grandes y fuertes cuando se comportan como estúpidos.

—Me estaba comportando como un estúpido —estuvo de acuerdo él. Ella le devolvió la mirada en silencio, la expresión arrugada con cansado reconocimiento.

—Quizás lo merecía —finalmente susurró ella al girar hacia el fregadero, humedeció un paño y comenzó a limpiar la encimera.
No lo merecía. Merecía un hombre que reconociera el tesoro que tenía. Un tesoro que no debía ser compartido. —¿Por qué lo dices?
Él observó cómo inspiró profundo antes de girar para enfrentarlo.

—Sabía del Club de Sinclair antes de contraer matrimonio con Joe. —Se encogió de hombros, con el paño aferrado en la mano—. Después de enterarme de que era miembro, quizás permití que mis fantasías se tejieran a su alrededor demasiado.
Nick sintió su propia expresión estremecerse

—¿Qué estás diciendo?

—Yo sabía de ti y de Joe—le soltó ella, iracunda—. Escuché los rumores de ustedes dos, luego escuché los rumores de que era miembro del club. Joe no me forzó
a esto, Nick. Joe no me ha hecho tener fantasías al respecto. Y no me empeñó como una camisa vieja. Sabía lo que estaba haciendo.

—¿Tenías fantasías conmigo? —Eso le había caído por sorpresa. No lo había visto desde los primeros meses después de la boda con Joe, y él se había asegurado de solamente coquetear con ella durante ese tiempo.

—A veces. —Movió los hombros a la defensiva—. Mira, Nick, amo a Joe. Con el corazón y con el alma. Él es mi vida...
Se detuvo repentinamente, mordiendo el labio inferior con los dientes al girarse con velocidad. —¿Pero?

—Sabía que ésta era una parte de él cuando contraje matrimonio —dijo ella suavemente—. Presentía que era una parte que no podría dejar atrás.
Admitir eso fue algo que le había resultado a ______ muy difícil de hacer durante los pasados días. Mirando en su interior y viendo que sabía que ese camino se avecinaba, se hubiera permitido darse cuenta o no, pero no había sido fácil.

—Eres demasiado buena para esto.
______ pudo escuchar la ira en la voz. Al igual que Joe, él la escondía bien. Salía con una áspera brusquedad que podía haber sido muchas otras emociones. Pero era ira. Ira y odio a sí mismo.

—No te engañes. —Arrojó el paño en el fregadero antes de girar hacia él y mirarlo directo a los ojos—. Y no conviertas esto en algo que no es. No soy la delicada hada que Joe insiste en querer ver. Tengo mis propias necesidades también, Nick, y no voy a negarlas. No sé si son las ansias de Joe que me vuelven salvaje, o simplemente las mías ante su aceptación. Sea cual sea la razón, no voy a castigarme, o a Joe, por esto. Y, definitivamente, no voy a culparte a ti. Nunca he ido por caminos que a otros les resultaban cómodos y no voy a comenzar a hacerlo ahora.

—Eso no es del todo cierto —indicó él con un tono de humor—. No se te conoce por ser un comodín, ______ . No tendrías la sólida reputación que tienes en los negocios si eso fuera verdad.
_______ se quitó el cumplido de encima.

—No cambia la verdad. Sabía que ésto se avecinaba. Como también sabía que serías tú quien él escogería cuando trajera a alguien más a nuestra cama.

—¿Y cómo sabías eso?
Ella vio el ceño fruncido, la nota de ira en los ojos, pero vio algo en él que había visto en Joe cuando lo conoció. Estaba tan perdido por dentro como lo había estado Joe.

—Porque eres como un hermano para él —le dijo con gentileza—. Te ha extrañado estos tres años. Ha extrañado el trabajar contigo. Entrenar contigo. Joe no confía en muchas personas, ¿sabes? Nick se movió, un poco incómodo.

—Sí, lo sé.

—Y tampoco tú —indicó ella—. He estado entre ustedes dos durante tres años mientras he intentado encontrar el equilibrio con Joe y con quién y qué soy yo en este matrimonio. No puedo ser la chica buena todo el tiempo. Quería serlo. Creí que podía.

—Has contraído matrimonio con un hombre que te permite ser libre —dijo él.

—Quizás demasiado libre. —Ella negó con un movimiento de cabeza ante tal pensamiento—. Cualquiera que sea la razón, Nick, no creo que me estés obligando a hacer esto. Acepto quién soy y lo que soy. Eso es algo que tú deberías hacer también. Preferiría que me llamaras prostituta en lugar de culpar a Joe por algo que él no comenzó.

—Nunca digas eso de nuevo —le gruñó Nick de repente, cruzando rápidamente por la habitación, llegando a ella y tomándola entre sus brazos mientras la fulminaba con la mirada, unas llamas de ira lamiéndole los ojos azules—. Nunca utilices esa palabra en referencia a ti misma otra vez o, que Dios me ayude, te daré unos azotes en el trasero con tanta fuerza que no los olvidarás por un largo tiempo.
_______ miró a Nick totalmente sorprendida. La sujetaba fuerte con los brazos, sosteniéndola pegada contra su cuerpo rígido, con la erección presionándole en el estómago, demandante.

Y ella estaba excitada. El pánico comenzó a consumirla. Joe no estaba allí, y Nick la estaba abrazando. Los dedos se enterraban en la cabellera, tironeándola hacia atrás, la cabeza del amigo descendió, y Joe no estaba allí.

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Mensaje por Strength. Lun 23 Dic 2013, 1:38 am

Holi nueva lectora ps hare una breve introduccion de quien soy bla Me llamo Paula la gente me dice Penny tebgo 14 soy de ecuador vivo en venezuela plis continua ?
Strength.
Strength.


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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 9 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por 'dannii'† Miér 08 Ene 2014, 12:36 pm

DOBABES!! *O*
continua parfavar! No puedes dejarla de repente asi nomas... Que crees que esto es el colegio o que pets!? A no verdad :3
Esta chidisimaaaa <3
Pues esque Joe y Nicky hermoso ufffffffffff (pos se muere de calentura)
Espero estes excelente, sube cuando puedas que aquí estaré esperando... Aunque no te pueda ver, aunque no te pueda ver... Como olvidar a Alex hubago :33
BYEEEEE CUCHI
'dannii'†
'dannii'†


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Mensaje por Vas happenin? Mar 21 Ene 2014, 9:01 pm

siguela!!!!
Vas happenin?
Vas happenin?


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Mensaje por Vaalen Jonas Jue 23 Ene 2014, 11:49 am

Hoola! Nueva Lectora!!! Por favor seguila!!! me encanta! :)  :aah:
Vaalen Jonas
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Mensaje por AleMonster1D! Jue 06 Feb 2014, 12:43 pm

Nueva lectora!   Aaaah la rayis y sus confusiones sentimentales lo extrañe mucho (Esta es la primera novela que leo en mucho tiempo, y la amooooo :D) Saludoos y siguela pronto
AleMonster1D!
AleMonster1D!


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