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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por ElitzJb Mar 23 Abr 2013, 6:29 pm

oh dios me encantaron todos esos capitulos tenes q colocar mas okis
ElitzJb
ElitzJb


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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por ElitzJb Vie 03 Mayo 2013, 6:51 pm

siguela cariño
ElitzJb
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por ElitzJb Miér 12 Jun 2013, 8:35 pm

aun en la espera de mas ...
ElitzJb
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Jue 13 Jun 2013, 8:00 am

si puedo la sigo hoy, y hare un maraton!
aranzhitha
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Dom 16 Jun 2013, 10:37 pm


CAPITULO 36


Estaba jodido. Nick se dio cuenta de lo que significaba la extraña sensación de algo derritiéndosele en el pecho cuando levantó el cuerpo laxo de _____ en brazos y dio un paso hacia atrás de la combinación de sillón taburete que habían utilizado.
Las reglas eran siempre claras. Siempre lo habían sido. Podía participar en las tiernas emociones que las mujeres de Joe sentían por él, pero no podía poseerlas. No podía reclamar parte de sus corazones para sí mismo. Hasta que llegó _____ , no lo había deseado.
Ahora, mientras Joe hacía el esfuerzo de ponerse de pie y acomodar el cojín, Nick acunaba el cuerpo tierno y desnudo de la esposa de otro hombre y sintió los primeros retorcijones de arrepentimiento.

—La llevaré hasta la bañera. —Nick no esperó a que Joe se la quitase de los brazos. Maldición, no sabía si podría soportar que Joe se la quitase ahora. No hasta que se hubiera empapado a sí mismo de ese sentimiento, le hubiera permitido ingresar
en la mente e implantarse allí para siempre en sus recuerdos. No quería olvidarlo.

—Subiré en unos minutos —expresó Joe, impasible—. Guardo las sales de baño debajo del gabinete.
Había un ritual con ello. Cuidar de la mujer que les permitía compartir los cuerpos de esa manera. Era un ritual que Joe había comenzado con la primera mujer que había tomado con la asistencia de otro hombre. Era un ritual que Nick había aceptado de muy buena gana cuando él y Joe habían comenzado a compartir las amantes.
O, mejor dicho, cuando Joe había comenzó a compartirlas. Nick había aprendido al principio de su amistad que Joe tenía una forma de atraer a las mujeres gentiles y comprensivas, mientras que Nick siempre parecía espantarlas. Caminó por la casa y subió las escaleras, sintiendo la pequeña mano de ______ acariciándole el pecho. Ella pensaba que él era Joe. Estaba aún perdida en la embriagadora secuela de los poderosos orgasmos que la habían atravesado el cuerpo.
No sabía quién la sostenía. No podría saberlo o no habría estado acariciándola tan gentilmente de otro modo. Cuando dio un paso dentro de la habitación que ella compartía con Joe, Nick no pudo evitar fijar la mirada en la atmósfera pacífica y cálida mientras atravesaba el lugar.
La oscura madera tradicional estaba suavizada con detalles de la presencia femenina. El floreado edredón sobre la cama, el jarrón de flores secas sobre la cómoda. Había una impresión de la vista aérea de la granja y los pastizales en derredor sobre un muro. Una imagen de un hada de un vuelo en otro. Una bata de seda violeta yacía a los pies de la cama; un osito de peluche que él sabía que Joe le había obsequiado estaba en un extremo del tocador.
En esa habitación, el hecho de que ella y Joe eran el uno para el otro no podía quedar más demostrado. Y el hecho de que él no tenía lugar allí nunca lo había golpeado con tanta fuerza como ahora
Apretó la mandíbula y caminó hacia el baño, moviendo la preciosa carga en sus brazos al sentarse en el borde de la gran bañera. Hijo de puta. Joe había instalado una tina lo suficientemente grande para que cupieran cinco personas. Era fácilmente del tamaño del jacuzzi en la terraza detrás de la casa.
Mientras regulaba la temperatura del agua, besó la cabeza de ______ cuando ella comenzó a moverse.

—Tranquila —murmuró él—. Necesitas un baño caliente, después podrás dormir.

—Tengo hambre —masculló ella.
Nick sonrió socarronamente por el revelador comentario. Había quemado suficientes calorías en los orgasmos que había tenido con él y Joe que tenía todo el derecho de estar hambrienta. Maldición, él mismo tenía un hambre de mil demonios.

—Te daremos de comer después de que te remojes durante un rato. —Hizo una mueca al presionar la mejilla contra la cabellera de la mujer, cerrando los ojos brevemente antes de reprimir el arrepentimiento.
Él era el tercero. No se podía permitir olvidarse de ello. Joe y _____ eran la unidad; él solo estaba allí para agregar un poco de diversión durante un rato.
¿Dónde demonios había tenido la cabeza cuando fue allí pensando que sería como todas las otras veces anteriores? Diversión y juegos. Risas y placer. No había anticipado sentirse afectado por la calidez y el espíritu generoso de ______ , pero en los últimos dos días, se había sentido más que afectado.

—¿Te encuentras bien, Nick? —le preguntó ella en voz baja, reclinándose sobre el hombre mientras volcaba las sales en el agua y
controlaba la temperatura.

—Simplemente me aseguro de que el agua no esté demasiado caliente. —Cerró los ojos una vez más, solo para volver a abrirlos al escuchar movimientos en la puerta del baño.
Joe estaba de pie allí, vestido con los vaqueros, el pecho y los pies desnudos, los ojos grises, pensativos. Su mejor amigo. Y Nick estaba haciendo más que solo desear sexualmente a su esposa.

—Dijo que tiene hambre. —Vislumbró una sonrisa en Joe, brillando rápidamente antes de girar y depositar a _____ en el agua humeante de la tina.

—Me estoy muriendo de hambre. —Ella se acomodó en el agua con un suspiro de extremo éxtasis.

—¿Qué deseas, amorcito? —Joe ingresó al cuarto sin hacer ruido, arrodillándose en el escalón de la tina para inclinarse hacia dentro y besarla sobre los hinchados labios.
Le tomó la mejilla con la mano mientras dedos delgados se enroscaron contra la nuca, Nick se sintió más intruso de lo que se había sentido jamás en su vida. Y se había sentido así a menudo.

—Quiero pizza —la escuchó murmurar cuando Joe se echó hacia atrás, abrazando el borde de la tina con los brazos mientras le acariciaba la mejilla con la punta de los dedos.

—Tú descansa. Yo ordenaré tu favorita —le prometió Joe suavemente, en voz baja, íntima, al inclinarse hacia adelante y besarla en la frente—.Nick puede lavarte la espalda —terminó de manera juguetona.

—Debería ofrecerme un completo masaje de espalda. —La risa de _____ fue baja, juguetona, compungida—. No creo que pueda caminar derecha por un tiempo.

—Te cargaremos. —Joe se puso de pie y le echó una mirada a Nick—. Iré a pedir la pizza. ¿Estás bien para quedarte aquí?
Nunca hay que dejar sola a una mujer después de hacer añicos la impresión anterior que tenía del placer. Hay que abrazarla. Malcriarla. Mantenerla confortable.
Joe sabía cómo hacerlo, y en el transcurso de los años, le había enseñado a Nick.

—Yo me encargaré de ella. —La miró fugazmente, observándola relajada en el agua y Joe se puso de pie.

—La dejaré en tus manos. —Joe le dio una palmada en el hombro al salir del baño. Nick recorrió con la mirada la humeante intimidad del lugar. Allí, la influencia de ______ se sentía más. Estaba más suavizada que la alcoba, con los gabinetes y el lavabo de mármol gris pizarra y varios estantes angostos que sostenían montones de productos femeninos: jabones, lociones y perfumes. Sabía que debajo del gabinete había un sistema de gaveta empotrado que contenía el maquillaje. Colgando en un muro interior, estaba el secador de cabello y un surtido de rizadores.
Unas puertas francesas daban a un balcón que ocupaba la extensión de la habitación y el baño, los visillos gris pálido cubiertos con cortinas más oscuras gris perla estaban corridos ahora.

—Estás demasiado interesado en los muros del baño —dijo ella con un dejo de incertidumbre—. Estaré bien sola.
Nick giró la cabeza con un movimiento brusco, fijando la vista en el agua lamiéndole los senos antes de permitirse encontrarle la mirada en los amplios ojos de color almendra.


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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Dom 16 Jun 2013, 10:44 pm


CAPITULO 37


Negó con un lento movimiento de cabeza al arrodillarse en el escalón más bajo que llevaba al borde.

—Ni loco. —Tomó la esponja de baño y cogió una botella de gel de baño del amplio borde del fondo y la enjabonó lentamente—. Encargarme de ti será un privilegio para mí.

—Debería estar totalmente avergonzada —dijo ella al tiempo que él la cogía de la mano y tiraba de ella hacia él para poder alcanzarle la espalda—. Nunca he hecho el amor con nadie además de Joe hasta ahora.
Él observó, embelesado, cómo las burbujas se juntaban en la espalda de ella, y luego las palabras le golpearon en el pecho. Hacer el amor. ¿Había hecho el amor él alguna vez hasta ahora?

—Pero, ¿lo disfrutaste? —murmuró mientras le acariciaba los hombros con la esponja.
Ella suspiró profundamente.

—Mucho. Demasiado. Estoy segura de que debería sentirme avergonzada o algo a estas alturas.

—¿No tienes la energía para hacerlo? —Los labios de Nick se curvaron en una sonrisa.

—No lo sé. —La voz fue reflexiva al tiempo que le devolvió la mirada, los cortos mechones de cabello le colgaban sobre las mejillas y el cuello cuando levantó la vista hacia él—. Quizás debería tener más miedo por no sentirme así. Los bonitos ojos estaban colmados de confusión. Estaban de color almendra ahora, la mezcla de marrones y verdes claros que él amaba tanto. Pero antes, los ojos de ______ habían destellado con fuego esmeralda, como gemas suspendidas dentro de un fondo de terciopelo marrón.
Nick negó con la cabeza la sugestión cautelosa.

—No hay razón para sentirse asustada, cariño. Joe te ama, tú sabes eso. Nada de lo que pasó esta noche cambió eso. Yo simplemente estoy aquí para ayudarle a darte un poco más. Eso es todo.
Una fugaz arruga contrajo el entrecejo de ______

—Y, ¿qué obtienes tú de esto, Nick?
¿Qué obtenía él? Una oportunidad de ser amado, al menos en la periferia del amor. Una oportunidad de sentirse vivo como nunca se había sentido antes de conocerla.

—Más placer del que tú puedes imaginar, ______ —le aseguró en voz baja. Más placer del que él mismo había creído posible. La oscuridad de su pasado y una vida de soledad se retiraban cuando ella estaba cerca.

—¿Suficiente placer para quedarte un rato más? —La pregunta de Joe lo obligó a darse vuelta de una sacudida, casi con culpa.

—Nunca se sabe. —Nick sonrió, introduciendo un poco de sentido de humor que no sentía—. El director no tiene apuro en que vuelva a ocupar mi escritorio ahora.

—A Nick le agrada caerle a golpes a los delincuentes. —Joe echó una mirada a su esposa, con la expresión de los ojos seguros y confiados de su lugar en el alma de su esposa—. Estoy intentando convencerlo de tomarse unas vacaciones cuando acabe la suspensión hacia finales de esta semana.
Nick observó la comunicación silenciosa entre marido y mujer. Ese lazo que les permitía leerse el uno al otro. A verse sin decir palabra.
—Deberías —_____ estuvo de acuerdo en voz baja, girando la cabeza lentamente para encontrar la mirada de Nick.

Ella no dijo nada más. En cambio, lo tomó de la muñeca, tenía aún la esponja sin apretar en la mano, y se la llevó hacia su hombro.
Nick no podía hablar. No había necesidad de hablar. Consciente de la presencia de Joe detrás de sí, hizo lo que había hecho una decena de veces en el pasado: le dio un baño a la mujer que habían compartido. A diferencia de aquellas otras veces, él no provocó ni bromeó. No había ánimo de provocaciones esa noche. Nada acerca de qué bromear. Eso era más serio de lo que él jamás hubiera imaginado que sería.
Ella le había dado un obsequio que le sacudió hasta el alma, y no podía explicar siquiera de qué se trataba con exactitud. La lavó completa, aun yendo más allá, hasta ignorar el rubor que parecía quemarle en todo el cuerpo cuando él presionaba ligeramente con la esponja entre las piernas. Mientras le daba el baño, Nick observó el placer lánguido que la cubría, la embriagada sensualidad que comenzaba a florecer en las mejillas de la mujer una vez más.
Después de enjuagarla, él dio un paso hacia atrás, mirando fugazmente a Joe al reclinarse contra el marco de la puerta, clavándole la mirada con una gentil curva de sonrisa y una expresión que Nick nunca había visto a su amigo utilizar con nadie más que con ______ .

—Vamos, princesa. —Joe tomó la toalla antes de que Nick pudiese alcanzarla y caminó hasta la tina—. Vamos a vestirte antes de que llegue la pizza.

Nick dio unos pasos hacia atrás, observando a Joe sacar a su esposa de la bañera y envolverle el cuerpo con la toalla. La secó con lentitud, desparramándole besos sobre los hombros cuando se inclinó hacia él, evidentemente deleitándose con las caricias de su esposo.
Su esposo. Ella pertenecía a otro hombre, y él no podía olvidar eso. No quería cambiar eso, pero tenía que hacer el esfuerzo consciente de recordarlo.
La suave risa que soltó cuando Joe la alzó en brazos y la llevó fuera de la habitación le acarició los sentidos. Derritió algo rígido y tenso en su corazón y rasgó el escudo que resguardaba su alma.

—Vamos, Nick, la pizza llegará pronto —gritó Joe—. Preferiría que estemos vestidos y al menos haciendo cuenta que estamos presentables cuando llegue.
Maldición. Vida de pueblerinos. Joe debería haberse quedado en Virginia. Ahora Nick tendría que involucrarse de cerca y personalmente con los habitantes dementes y amantes del campo de ese pequeño pueblo para averiguar dónde se estaban originando los rumores contra ______ . Y él sí que lo averiguaría.
Algo oscuro y vengativo ardió en su interior en ese momento. Ni loco permitiría que una bruja mezquina y celosa le diese tal golpe a
_____ . Delia Gray deseaba a Joe; se había enterado de eso más temprano ese día. Incluso ahora, quince años después, la impulsaban el odio y la lujuria.

Joe le había hablado acerca de ella y de varios miembros mas de esa bonita comunidad. Acerca de cómo se habían mantenido al margen y en silencio cada vez que el viejo Jonas lo molía a golpes a su hijo y humillaba públicamente a su esposa. Cómo habían rumoreado y convirtiendo la vida de la madre de Joe en un infierno peor del que ya era.
Le sorprendía sobremanera cómo Joe había reunido valor dentro de sí para regresar allí, ser sociable y educado con esa maldita gente. Sacudió la cabeza, salió del cuarto de baño y atravesó la habitación. Por el rabillo del ojo pudo ver a Joe vistiendo a ______ . Colocando otro par de esos pantalones sueltos por las piernas, besándole el vientre mientras empujaba la banda elástica justo sobre los huesos de la cadera.

La intimidad que conectaba a los dos le provocaba apretar los dientes con unas ansias que no tenían nada que ver con la lujuria y todo que ver con una amenaza para su alma.
Desnudo, excitado, caminó por el pasillo hasta su propia habitación, deteniéndose abruptamente al escuchar un ruido mínimo en la planta baja.

Nick regresó con sigilo a las sombras del vestíbulo, fijando la vista escaleras abajo y entrecerrando los ojos. Ahí estaba de nuevo, casi imperceptible, como el aire que resbala sobre un siniestro susurro.
Regresó por donde había venido, introduciéndose rápidamente a la habitación y echándole a Joe una dura mirada de advertencia cuando los ojos de su amigo se posaron en él con un movimiento brusco.

Joe cubrió con fuerza la boca de _____ cuando ella comenzó a emitir una pregunta de sorpresa. Nick estaba poniéndose un par de pantalones del armario de Joe, subiéndolos por las piernas al tiempo que hacía un ademán con la mano en dirección a su amigo para que tomara un arma.


aranzhitha
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Dom 16 Jun 2013, 10:46 pm


CAPITULO 38


— ¡Quédate en silencio! —le dijo Joe a ______ moviendo los labios al tiempo que indicaba el rincón de la habitación que la mantendría escondida de la entrada.

Ella caminó hacia atrás, abriendo los ojos de par en par mientras un temblor le sacudía el cuerpo. Ellos habían hablado sobre eso: si había problemas, ella se aseguraría de no estorbar a Joe con su inexperiencia.
En silencio, mientras Nick se subía la cremallera de los vaqueros, él abrió de un tirón la gaveta del tocador y sacó dos pistolas Glock con cargadores extras. Rápidamente, cargó la tercera, una versión más pequeña, y caminó hasta donde _____ estaba abrazando el muro. Le colocó el arma en las manos, señaló el seguro, y luego indicó hacia el suelo. Ella se acostó sobre la alfombra.
Joe giró sobre los talones, llamó la atención de Nick y señaló la puerta. Salieron raudos de la habitación, con las armas a los hombros, los cuerpos preparados. Habían transcurrido tres años desde que había dejado la Agencia, pero Joe no había olvidado el escalofrío del peligro que sentía recorriéndole la espalda. Siguiendo las señas que Nick le hacía con la mano, caminaron hacia las escaleras, Joe cubriéndole las espaldas al comenzar a bajar. No podía escuchar lo que fuera que Nick había escuchado, pero podía sentirlo. Alguien había entrado en la casa.

Nick levantó una mano, indicando con el dedo hacia la sala donde acababan de darle a ______ el placer que él había soñado con darle.
Joe escuchó cuidadosamente, pero lo único que oyó fue el tictac del reloj fuera de la habitación y el silencio de la casa en penumbras. Nick estaba tenso, escuchando al colocarse pegado contra el muro. Hizo un rulo con el dedo para indicar que ingresaría agachado y con velocidad. Joe tomó coraje y se ubicó en el lado opuesto de la escalera y asintió con un mudo movimiento de cabeza como respuesta a la mirada de Nick.
El amigo se movió con rapidez, lanzándose a la sala antes de que Joe se agachara y rodara hacia el lado opuesto de la puerta. Levantó el arma, los sentidos vivos con el silencio que llenaba la habitación. No había nada más que silencio. Recorrió con la mirada la habitación pobremente iluminada. Al principio, no parecía haber nada fuera de lugar hasta que fijó los ojos en el sillón y el acolchado taburete donde ______ había estado recostada. Había sido movido. Las prendas de ella estaban a unos centímetros de donde habían estado, y las bragas habían desaparecido. El encaje blanco que había estado húmedo con los sensuales fluidos.

—______ —siseó él, girando y corriendo escaleras arriba. Sintió el pecho tensionarse por el repentino terror; el miedo le latía en la mente al tiempo que la adrenalina le recorría el cuerpo. Entró raudo en la alcoba, deteniéndose brusca y furiosamente al ver a _______ . Estaba de pie en el rincón, la espalda pegada al muro mientras miraba fijamente a las puertas francesas que daban al balcón.
Ella estaba fuera de la línea de fuego, pero sostenía el arma con las dos manos y apuntaba al cerrojo de la puerta. De manera amenazante, con intenciones siniestras, el cerrojo de bronce giró.
Joe no pensó. Disparó.

—¡Hijo de puta! —bramó, corriendo hacia las destrozadas puertas al tiempo que ______ gritó y Nick se arrojó a través del vidrio. A continuación, Joe se agachó, con el arma elevada al tiempo que se oyeron los furiosos ladridos de Winston en la planta baja.

—¡Winston, abajo! —gritó él al aferrarse a la barandilla y saltar sobre el pasamanos.
Golpeó el suelo y rodó, acabando detrás de la pesada fuente de cemento que estaba unos metros más allá. Notó que Nick rodó hacia el otro extremo, cubriéndose detrás del añoso cornejo que crecía junto a la casa y daba al balcón.
Una motocicleta cobró vida con un rugido frente a la casa, e incluso al tiempo que Joe enterró los talones y corrió hasta la entrada principal sabía que era demasiado tarde.

—¡Maldito! ¡Jodido hijo de puta! —gruñó cuando vio las luces de la motocicleta sucia perderse en la lejanía.
Apuntando, vació el cargador en la distancia, la ira latiendo en la sangre al tiempo que escuchó a Nick maldecir detrás de él.

— ¡Hijo de puta! —Golpeó el lado de su camioneta—. ¡Maldito!

—Joe . —Nick corrió a su lado—. Se fue, hombre.

—______ —Joe giró y corrió a la casa, listo para patear la puerta principal en lugar de detenerse para abrirla cuando de repente se abrió.
Levantó el arma y apuntó directamente al horrorizado rostro de ______ al tiempo que Nick maldijo con violencia tras él.

—¡Maldita seasl Maldita seas. ¡Te dije que te quedaras en tu lugar! —le gritó Joe al pálido rostro bañado en lágrimas al tomarla de los hombros y empujarla dentro de la casa.

El terror era una entidad que le poseía el cuerpo a Joe, La ira le golpeó la mente al presionarla contra el muro, clavándole la mirada en los amplios y horrorizados ojos mientras se retraía de sacudirla.

—¿Qué parte de quedarte en tu lugar no entiendes, ______? —gritó él—. ¡Podría haberte volado la maldita cabeza!

—Déjala, Joe —dijo Nick con una voz peligrosa, cogiendo a Joe de las muñecas—. Maldición, le estás haciendo daño. Déjala.
Fue lanzado hacia atrás al tiempo que Nick se colocaba entre él y su esposa.

—Sal de mi camino, maldición. —Se movió empujando a su amigo, para tomar a su mujer, con el fin de asegurarse de que estuviese viva incluso si estaba más enfurecido que nunca.
Nunca había estado tan furioso en su vida. Nunca tan aterrado como estaba al pensar que el maldito se había escabullido hacia la planta superior y casi la atrapa, indefensa.

—¡No hasta que te calmes! —Nick le gritó—. Está aterrada, cojones. No empeores las cosas.

—Casi la mato, maldición. —Empujó a Nick, luego miró fijamente a la arrugada forma de ______.

—Dios. ______ Pequeña.
Ella estaba sollozando en silencio contra el muro, el rostro escondido en las manos, los hombros encorvados contra la fuerza de la violencia que recorría veloz la habitación.
La tomó de los hombros y la giró hacia él con suavidad. Con mucha suavidad. Las manos le rozaron el cabello, los hombros, los brazos contrayéndose a su alrededor al tiempo que él cerró los ojos para encerrar la humedad que repentinamente los colmó.

—______ pequeña —le susurró al oído—. Lo lamento, ah, Dios. Amorcito, casi te mato, ______, me hubiera muerto. ¿Sabes eso? —La besó en la frente al tiempo que ella tembló en sus brazos, los sollozos le rasgaban el cuerpo—._______, me hubiera muerto, no podría vivir, pequeña, no podría vivir... —Él no podía vivir sin ella.
______ enroscó los brazos alrededor del cuello de su marido, sosteniéndolo con fuerza a medida que los sollozos se volvieron más ruidosos, y los temblores empeoraron.

—Te tengo. —Se inclinó sobre ella, protegiéndola, consciente de que Nick se acercaba, las manos tocando la espalda de su mujer, presionándola más cerca de Joe mientras le proporcionaba protección por detrás. Estaba rodeada. Nadie podía tocarla ahora. Nada podía tocarla. Pero algo, alguien casi lo había hecho.

—¡Lo lamento! —gritó ella—. Escuché el motor alejándose. Escuché los disparos. Tenía miedo, Joe. Mucho miedo...

—Nunca, nunca más, _______ —le ordenó con voz ronca, temblorosa de miedo y dolor—. Júramelo. Nunca más. Te escondes. No enfrentas nada. Especialmente no a mí sin advertencia. Nunca más, ______.

—Nunca. —Negó con un movimiento de cabeza, el cuerpo le temblaba—. Oh, Dios, Joe ¿Qué está sucediendo? ¿Qué está pasando?
Levantó la mirada, miró sobre su hombro a Nick. El amigo levantó la mano, y entre los dedos tenía las bragas de encaje blanco que habían desaparecido de la habitación.

—Debajo del balcón —dijo Nick con una mímica de los labios.

—No lo sé aún, cariño —le contestó a _____ , echándole a Nick una dura mirada cuando puso la prenda fuera de la vista.
Acariciándole la espalda, le miró el pálido rostro, los ojos lo recorrieron rápidamente en busca de heridas. —¿Estás bien?

—Estoy bien. —Sorbió, las manos recorrían los hombros, el pecho, y el vientre del marido; era evidente que se estaba asegurando de que él también estuviese bien— . Simplemente aterrada. Joe , ¿quién sería tan estúpido?

—No lo sé aún. —La atrajo hacia sus brazos una vez más, observando a Nick regresar a la sala y mirar alrededor—. No lo sé, pero lo voy a averiguar


aranzhitha
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Dom 16 Jun 2013, 10:48 pm

mañana subo mas, mi compu anda muy lenta ahora
aranzhitha
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por TejónQuisquilloso Miér 24 Jul 2013, 4:33 pm

Holaaaa!! New Reader here!! Por favor dime que la vas a seguir y no la abandonaras por que realmente AMO está nove, además cada vez se está ponendo mejor y sería una lástima que no la siguieras, es tan distinta a las otras que me hice adicta
SIGUELA PORFAS!!
TejónQuisquilloso
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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por JOA STYLES FOREVER 1D Miér 11 Dic 2013, 1:01 pm

La
persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya
que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia
imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

*
Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que
dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A
la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu
deseo. Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te
sucederá, o esto no sucederá jamás...
JOA STYLES FOREVER 1D
JOA STYLES FOREVER 1D


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Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu) - Página 8 Empty Re: Placeres Prohibidos (Joe, Nick y Tu)

Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:25 pm

CAPITULO 39 Parte 1



La casa era una maldita escena del crimen. No le permitían ingresar más allá de la puerta de la sala. Debía permanecer fuera del camino, pero debía quedarse cerca, y estaba más asustada de lo que había estado jamás en su vida.
______ estaba sentada en las escaleras, la caja de pizza sin tocar a su lado, medio vaso de vino sujeto entre las dos manos mientras Nick y Joe buscaban huellas digitales en la sala. No habían llamado al sheriff. Llamaron al jefe de Nick. Luego, comenzaron a investigar.
Ella no tenía ni idea de que Joe guardaba todo el equipamiento que tenía de sus días en la Agencia. Pero sí lo tenía. Guardadas en una gran bolsa de marinero en el ático estaban las cosas que ella no había intentado reconocer ni entender cuando él trató de explicarle un poco de eso. Lo único que entendía era que parecía tener conexión con un viejo caso de Joe.
Finalmente, se había tomado la copa de vino y encaminado a las escaleras, donde Joe había dejado la pizza después de recibirla del muchacho del reparto. Un muchacho que ni llegó a bajarse de la camioneta. Joe lo había esperado en la entrada con el dinero y lo envió de vuelta antes de regresar a la casa dando grandes zancadas, ordenarle que comiera, para luego reunirse con Nick en la sala.
Podía escuchar las voces de los hombres y había logrado entender parte de la conversación. Algo acerca de las bragas debajo del balcón. Alguien le había robado las bragas.
Se rastrilló el cabello con los dedos, bebió otro sorbo de vino y se puso de pie. Se dirigió cuidadosamente hacia la puerta, notando las cautelosas miradas que le propinaban Nick y Joe cuando los miró.

—¿ Creen que él es la razón por la cual me han estado faltando tantas cosas últimamente? —preguntó ella al fin, cayendo en la cuenta de que debería haber mencionado los otros artículos antes.
Ambos hombres se helaron, las miradas se agudizaron, las expresiones se volvieron salvajes.

—¿Cómo qué? —Joe preguntó con tono peligroso.

—Pues... mi peine. ¿Recuerdas?
Asintió con rudeza con un movimiento de cabeza.

—Lo único que mencionaste fue un peine.

—También la botella de mi perfume favorito. El vestido que llevé la semana pasada a la reunión en Virginia. La estilográfica grabada que me obsequiaste en Navidad. Simplemente cosas pequeñas, Joe.
La mandíbula se le tensó peligrosamente.
—¿Qué más?
______ arrugó el entrecejo.

—Eso es todo lo que noté.

—¿Durante cuánto tiempo ha estado sucediendo esto? —preguntó Joe con brusquedad—. ¿Y por qué razón no me lo habías dicho?
Ella se encogió de hombros en actitud de defensa.


—He estado ocupada. Creí que los había cambiado de lugar hasta que comencé a buscar el vestido ayer por la noche. Lo iba a mencionar pero... —Se aclaró la garganta—. Sucedieron cosas.
—Joe, cualquiera podría haber averiguado que estabas investigando ese caso antes de irte —murmuró Nick, apenas audible para ella.
—¿Qué caso?
______ notó la dura mirada que Joe le echó a su amigo cuando ella cuestionó el comentario.
—Joe, ¿no crees que es un poco tarde para protegerme aquí? —espetó con frustración—. No soy una niña, tampoco soy imbécil. Es un acosador, ¿no es así?
Era una de las peores pesadillas para cualquier mujer.
—Mierda —gruñó Joe al pasarse los dedos por el desaliñado cabello—. Maldita sea.

—Estabas trabajando en un caso de un acosador antes de mudarnos aquí, ¿no es así? —La voz le tembló con la pregunta—. El caso que llevó al ataque de la contable en Alejandría.
Él asintió con un corto movimiento de cabeza.

—Le llamamos el Playboy. Hasta ese ataque, no había herido a ninguna de sus víctimas. Jugaba con ellas. O más específicamente, jugaba con sus amantes y esposos.
Ella negó con un movimiento de cabeza, confundida.
—¿Qué quieres decir?

—Se concentraba en mujeres cuyos maridos o amantes estuviesen en el campo de la investigación. Policías, guardaespaldas, investigadores privados. Como si estuviese probándose a sí mismo con ellos. Les robaba cosas personales, para luego comenzar a devolverlos a lugares donde ellas supieran que no los habían dejado. Era un desafío. Ponía a los hombres en alerta, comenzaba a estar más y más cerca y provocarlos con la noción de que podía atacar en cualquier momento.
—¿Entonces atacó a una de ellas?

—El marido era un investigador privado. Se escabulló dentro de la casa, se las ingenió para dejarlo inconsciente de un golpe, y luego atacó a la mujer. Luego, simplemente desapareció.
—Hasta ahora. —Respiraba entrecortadamente y el estómago se le contraía.

—Debió de averiguar quién estaba investigando el caso con el FBI —continuó Joe bruscamente—. No creo que le resultara muy difícil. Yo interrogué a tres de las siete víctimas.
—Y averiguó que estabas casado —susurró ella—. Te está desafiando.

—Ha desafiado a los hombres equivocados.
______ se estremeció ante la sonrisa fría y asesina que curvó los labios de su marido. Y no se le escapó el plural al final de la declaración. Los hombres equivocados.
Giró la mirada hacia Nick y se le cortó la respiración. Si Joe se veía frío y asesino, Nick entonces, se veía helado. Los ojos eran como escarcha de invierno, la expresión despiadada.
—¿Qué van a hacer?
—Vamos a atrapar a ese maldito —Joe le aseguró, la voz suave como la seda pero con un dejo de violencia al girar hacia Nick—. ¿Aún tienes ese programa de rastreo en tu ordenador portátil?
Nick asintió con un movimiento de cabeza.

—Conéctalo con el ordenador en la oficina de ______ por la mañana —Joe ordenó—. Le pondré a trabajar en ese programa que instaló en mi portátil y veremos qué podemos sacar de allí. Quiero que llames al director, dile lo que está sucediendo, que envíen los archivos aquí por mensajería nocturna. Esta vez, este maldito es mío.

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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:27 pm

CAPITULO 39 Parte 2



—Podemos hacer todo esto por la mañana, Joe —dijo Nick en voz baja, indicando hacia ______ con un ademán de la cabeza—. Está exhausta, y apuesto que aún no ha comido.
______ negó con un rápido movimiento de cabeza.

—No tengo hambre. Primero quiero saber qué está sucediendo.

—Estás demasiado cansada como para entender algo de esto,______ . Y nosotros estamos demasiado cansados para seguir con esto ahora, maldición —suspiró Joe, atravesando la habitación al tiempo que Nick comenzaba a empacar el equipamiento—. Tenemos las huellas de aquí y de la puerta del balcón. Mañana las enviaremos a la Agencia y veremos si se volvió descuidado.
—No puedo dormir. —_______ negó con un rápido movimiento de cabeza, aterrorizada con solo pensar en intentar dormir.

—Vas a comer primero. —La rodeó con el brazo, y la calidez del cuerpo comenzó inmediatamente a colarse en ella—. Luego, vamos a cerrar con llave todas las puertas, colocar algunas alarmas, y meternos en la cama de Nick. Nosotros tomaremos turnos para escuchar y tú dormirás.
Ella volvió a negar con la cabeza.

—Coge la pizza, Nick. Comeremos en la cocina. Necesito volver a revisar al perro.

—¿Winston? —Ella echó una mirada en dirección a él con preocupación.

—Solo quiero asegurarme de que no esté herido. Acabo de recordar que intentó atacar a ese maldito.
Debería de haber pensado en el perro antes. Si algo le sucedía al chucho, ______ estaría desconsolada durante días.

—Quédate aquí,______ —La llevó hasta una silla de la cocina y se inclinó hacia ella, mirándola directamente a los ojos—. Aquí. No te muevas. ¿Está claro?
Ella se estremeció, los labios en un mohín de rebeldía.

—______ . No me provoques ahora.
Ella apretó los dientes.

—Bien. Pero será mejor que te des prisa.
—Joe, el perro está junto a la puerta —Nick le informó—. Lo voy a dejar entrar el tiempo suficiente para controlarlo.
Joe giró, observando a Nick abrir la puerta y hacer un chasquido con los dedos al perro para que entrase. Vacilante, mirando la habitación con cautela, la mezcla de pastor se agachó y entró sigilosamente en la cocina. Nick cerró la puerta y pasó las manos con cuidado sobre el gran cuerpo del animal, controlando que no hubiese heridas ni signos de dolor.

—Está bien. —Nick abrió la puerta.
Sin embargo, Winston no tenía intenciones de irse tan fácilmente como había entrado. Quejándose, se volvió a agachar y caminó más adentro de la habitación.

—Déjalo que se quede —ordenó ______ a ambos. La voz no estaba rogando ni preguntando. Era una demanda.
Joe miró fijamente al animal. Estaba seguro de que si le permitía quedarse en la casa esa noche, nunca podría sacarlo de allí de nuevo.
—_______ ...

—Olvídalo,Joe. No voy a dejar a Winston afuera con un loco idiota para que le pegue tiros al azar. Se queda en la casa.
El perro desapareció bajo la mesa, la cabeza se asomaba en el regazo de ______ al tiempo que volvió a gimotear, los ojos marrones eran adorables.
—Demonios.

—Acéptalo —susurró ella—. No permitiré que salga herido.

—De acuerdo, se queda en la casa.
El echó una mirada irónica a Nick mientras _____ abría la caja de la pizza y le daba al perro una porción de salami, champiñones y doble queso.

—Y se queda, se queda, se queda. —Nick sonrió socarronamente al cerrar la puerta con llave y arrastrar una silla de la mesa antes de tomar otra porción de pizza y empujarla hacia _______ —. Ahora come. Y no te quejes. —Elevó un dedo cuando ella comenzó a hacer justamente eso—. Come o llevaré personalmente al chucho al garaje y lo encerraré allí. A diferencia de Joe, a mí no me rompe el corazón ver que no consigues lo que quieres.
Ella entrecerró los ojos.

—No soy una malcriada.

—Claro que lo eres, cariño. —Él sonrió, obligando a Joe a contener la risa—. Te ha malacostumbrado peor que a un perro de Navidad, y así es como te ama más. Pero yo no. —Se reclinó en la silla con pereza—. Soy un capullo. Puedo soportarlo. Pelea conmigo todo lo que quieras, sé cómo darte una zurra y lograr que te agrade.
Joe se tensó, pero no de ira como debía de haberlo hecho. El pensar en observar a Nick darle una de sus azotainas eróticas al redondeado culito de ______ era suficiente para excitarlo a pesar de la amenaza que acababan de evitar.

—¿Vas a dejarlo que me hable en esos términos? —le preguntó a Joe con incredulidad, girando para observarlo con ojos entrecerrados.
Joe no pudo evitar sonreír.

—Él puede lograr que acabes mientras te da una zurra. ¿Qué crees?

—Creo que ambos son unos pervertidos —le contestó ella con brusquedad. Joe arqueó una ceja marrón sorprendido al correr una silla de la mesa y sentarse.

—¿Lo acabas de notar ahora, querida?
Ella lo miró con intención antes de virar la mirada hacia Nick, Joe vio la expresión pensativa en los ojos de ella, la manera en que enfocaba, como si estuviese viendo más profundamente de lo que ellos pudieran saber.

—No —contestó ella al fin, regresando la vista a su marido, con una pequeña sonrisa misteriosa—. Ya lo sabía.
Y ese era un pensamiento que causaba miedo.

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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:28 pm

CAPITULO 40



Horas más tarde, Joe estaba sentado en el sillón reclinable frente a la cama de un metro y medio por dos donde Nick sostenía a ______ . Había algo extrañamente íntimo en la manera en que su amigo envolvía el cuerpo alrededor de ______ después de que Joe se hubo retirado de la cama. Algo que Joe no había notado antes con las otras mujeres con las que habían pasado la noche juntos. Nick la sostenía como él mismo lo hacía. La rodeaba. Estaba encerrada en la curva del cuerpo, la camisa suelta y los pantalones de algodón no hacían nada para disipar la erótica y sensual vista de Nick envuelto muy ceñidamente junto a ella.
Todos estaban vestidos con prendas cómodas. Nick llevaba pantalones de entrenamiento y una camisa gris. Joe tenía aún los vaqueros, una camisa y zapatillas deportivas.
Estaban preparados, aunque las probabilidades eran que estuviesen preparados para nada. Pero ______ se había negado a desvestirse. El crudo miedo que había colmado los ojos cuando él lo sugirió lo impulsó a no insistir más. Observó con curiosidad cuando Nick se movió, llevando a ______ más cerca de él, la cabeza ubicada debajo de la barbilla de Nick, presionándole el estómago con la mano, llevándola más cerca contra sus muslos.

«Debería estar celoso», Joe pensó. Nadie había nunca abrazado a ______ de esa manera excepto él mismo. Y era un observador lo suficientemente suspicaz como para notar el hecho de que su amigo la sostenía de una manera en que nunca antes había sostenido a una mujer en presencia de Joe
Se frotó la mejilla con el dedo, pensativo, preguntándose el porqué de su falta de celos, su falta de sensación de posesión. Era como un perro con su hueso cuando se trataba de otros hombres estando alrededor de______ . Sabía el poder de su sensación de posesión cuando ella estaba involucrada y sabía que debería preocuparle el hecho de que ahora estaba ausente.

«¿Qué maldito problema hay con eso?», se preguntó. Estaba sentado allí, observando a otro hombre abrazar a su mujer, y estaba tan excitado como cuando había observado a Nick dándole sexo oral más temprano esa misma noche.
Exhaló ruidosamente y fijó la mirada sobre la ventana de cortinas pesadas, en profunda reflexión. Durante los pasados diez años, Nick había sido casi exclusivamente el único tercero que había traído a la cama con sus amantes. Por alguna razón, parecía proveer del perfecto contrapunto que Joe había estado buscando para sus mujeres. Joe se preocupaba por ellas; Nick las deseaba.

Dominancia gentil y poder oscuro, eso era lo que ellos proveían como equipo a las amantes que compartían. Eran compañeros en la Agencia, el equipo perfecto para las investigaciones que realizaban. También eran el equipo perfecto para las mujeres que compartían. Y ahora, la mujer que amaban.
Lo comprendió lentamente al regresar la mirada a la cama. Nick estaba comenzando a interesarse por _____, y Joe no había previsto eso. Pero tampoco le producía arrepentimiento, ni lo preocupaba. Especialmente ahora. Ella estaba protegida de maneras que él solo no podría haberlo hecho, y durante los pasados años se había preocupado por eso. Proveerla de la protección que necesitaría si una de sus investigaciones privadas se las ingeniaba para regresar y acecharlo como estaba sucediendo en ese momento.
El Playboy era bueno. Condenadamente bueno. Y hasta ahora había eludido a todos los oficiales de la ley que habían investigado los casos individuales. Y con cada golpe sucesivo, se estaba volviendo más y más violento.

—La protegeremos, Joe. —La voz de Nick fue un suave susurro, lo suficientemente bajo como para no molestar a ______ —. No se escapará esta vez.

Joe volvió a fijar la vista en su compañero, viendo mucho más de lo que él apostaba que Nick creía que podía ver. Joe podía sentir la emoción en el otro hombre, la misma reacción feroz ante _______ que Joe había conocido desde el primer día que vio a su mujer. No había manera de quitarle los ojos de encima a ella. No había posibilidad de evitar el efecto que ella tenía sobre un hombre una vez que la tocaban. Solo quedaba el conocimiento certero de que la vida no sería la misma sin ella.

—Sí, la protegeremos —estuvo de acuerdo Joe, sintiendo una ira ardiente gestándose en él una vez más. Esa noche había estado condenadamente cerca.

—Tienes que entrenarla para que trabaje con nosotros —dijo Nick entonces—. Enseñarle cómo protegerse a sí misma y cómo respaldarnos.

—Enseñarle a quedarse en su sitio —masculló Joe.

—Nunca va a quedarse quieta. Lo sabes perfectamente bien. Eres su esposo. Su corazón. Ella no se quedará en su sitio más que tú. Piensa en eso.
Joe hizo una mueca tensa; sabía que tenía razón.

—Hará lo que le indiques, pero nunca te permitirá que la encierres. Lo dejó demostrado esta noche, y todos casi pagamos por ello. Enséñale, Joe . O lo haré yo.
Joe miró fijo a su amigo a través de la oscuridad de la habitación, percibiendo la sombra del cuerpo junto al de _______y el brillo en los ojos.
No se oía nada afuera más que los sonidos de la noche. Detrás de la puerta cerrada con llave de la habitación, Winston montaba guardia, un aviso temprano en caso de que alguien quisiera entrar en la casa otra vez. Pero aún se preguntaba por qué el animal no había dado alarma antes. La pregunta y la determinación en la voz de Nick lo punzaron.
______ era lo suficientemente inteligente, en control, como para respaldarlos si tenía el entrenamiento adecuado. Pero no había tiempo para entrenarla correctamente.

—Haremos turnos para cubrirla —dijo finalmente en voz baja—. Le enseñaremos lo que podamos. Pero esto no será fácil, Nick, lo presiento. Tuvo su oportunidad ayer por la noche y se salió con la suya. Volverá a actuar pronto.

—Y va en aumento —Nick murmuró—. El siguiente movimiento podría ser completamente diferente a los que ha hecho antes. Tenemos que mantenerla dentro de la casa. Mantener las ventanas cerradas.
Joe dejó caer la mirada sobre ______ . ¿Durante cuánto tiempo podría mantenerla fuera de la vista y aun así atraer al acosador?

—Él sabe que estamos en guardia ahora —murmuró Joe —. Si es inteligente, y sabemos que sí lo es, esperará y observará.

—También nosotros. —La voz de Nick era muerte pura—. Esta vez, lo atraparemos. Esa vez lo atraparían. Joe se restregó el rostro con las manos antes de ponerse de pie y quitarse los vaqueros. El resto de la noche estaría tranquila, podía sentirlo. Él estaba exhausto y Nick estaba despierto ahora.

—Dame dos horas —le dijo a su compañero mientras se arrastraba hasta la cama y abrazaba a ______ .
Ella masculló adormilada pero se acurrucó contra el pecho de su marido como una pequeña gatita somnolienta y volvió a dormirse.

—Dormiré por la mañana —Nick le dijo en voz baja al salir de la cama—. Anda, descansa, amigo. Tú eres el que ha estado fuera de juego por tres años, no yo.
Hubo un dejo de diversión en la voz de Nick que provocó una sonrisa en los labios de Joe . Sí, él había estado fuera de juego, pero no estaba tan oxidado como Nick lo estaba acusando de estar.

—Aún puedo patearte el trasero —le aseguró Joe, Nick se estiró con pereza.

—Espero que puedas sostener esa aseveración, amigo mío, porque esta semana estaremos entrenando.
Joe sonrió al apoyar la cabeza más profundamente en los cojines, abrazando, protegiendo a ______ con los brazos mientras se quedaba dormido. Confiaba en Nick para que le cubriera las espaldas. Pero aún más, estaba comenzando a darse cuenta de que confiaba en Nick para que cuidase las espaldas de su mujer, lo cual era infinitamente más importante.

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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:33 pm

CAPITULO 41



La mañana siguiente, envuelta en la toalla y fresca de la ducha, ______ salió del baño de Nick con todas las intenciones de ir al propio antes de vestirse. Tenía todo lo imprescindible en su baño, las lociones y perfumes y el suave maquillaje que llevaba durante el día. Pero el instante en que salió del baño, supo que no iría a ningún lado durante un rato.
Se enfrentó a los dos hombres que habían traspasado barreras que no sabía que tenía la noche anterior. Esos hombres que la habían tocado con una pasión y unas ansias que ella no había anticipado, luego la habían protegido durante la noche con una dedicación que la dejó impresionada.
Fijó la mirada en su marido al tiempo que él se quitaba la oscura camisa, revelando los músculos del pecho delicadamente esculpidos con el leve desparramo de vellos oscuros allí
En el otro extremo de la cama, Nick hizo lo mismo. No era tan musculoso como Joe, pero la mata de cabello era un poco más densa, el duro cuerpo era esbelto y compacto.
Una cicatriz que no había notado la noche anterior le cruzaba del pecho hasta los abdominales. La maléfica marca en contraste con la piel oscura bronceada por el sol le recordó la peligrosa carrera que él y Joe habían elegido.
Mirándolos a ambos fugazmente, aferró las manos a la toalla que le cubría el cuerpo y se aclaró la garganta con un dejo de vacilación.

—Estoy un poco dolorida —dijo ella sin aliento, el trasero fruncido por el débil dolor que le había quedado después de los excesos de la noche anterior.

—Hay otras maneras. —Joe habló en voz baja, pero nada podía disimular las ansias en ella. Le daba una tonalidad áspera al tono, una fuerza dominante que le provocó un temblor que le recorrió la espalda.
Desvió la mirada hacia Nick . Él la había abrazado mientras dormía, ella lo sabía. Recordaba haberse movido y despertado varias veces y sentir los brazos del hombre a su alrededor, oler su aroma envolviéndola.

—En este tipo de relaciones todo se basa en la confianza,_______ —dijo Nick entonces, acercándose, los párpados pesados sobre los ojos azules—. No hay recriminaciones y nunca las habrá. Nada de culpas. Nada de presiones. Si quieres detenerte, entonces solo tienes que decirlo.

—¿Y si lo digo? —preguntó con curiosidad.

—Entonces doy un paso atrás. —Se encogió de hombros al moverse lentamente alrededor de ______ , deteniéndose cuando estuvo a sus espaldas—. Es así de simple. Y cuando vuelvas a estar lista, solo tienes que decirlo.

Volvió a fijar la mirada en su marido. Nick podría dar un paso atrás, pero ella podía ver las llamas ardiendo en los ojos de Joe . Se estaba dando cuenta de que cuando se trataba de esas ansias en particular, él era una persona resuelta. ______ pudo ver el placer en los ojos de su esposo cuando las manos de Nick le acariciaron los hombros. Eran callosas, pero no tan ásperas como las de Joe . Aun así, sin embargo, le rasparon la piel al rozarlas sobre los hombros y por los brazos hacia los codos. Allí, le empujó los brazos hacia atrás, forzándola a soltar la toalla y enroscarlas alrededor del cuello del hombre en su lugar.

—Maldición, eres hermosa —gruñó Joe, observando. Observando cómo Nick lentamente le quitaba la toalla del cuerpo ______ dio un gritito ahogado cuando el aire fresco de la habitación y la acalorada sensación que le provocaba la mirada de Joe sobre los recientemente erectos pezones le envió una oleada de placer indefenso que le recorrió todo el cuerpo.
Joe no se movió de donde estaba de pie, pero las pequeñas flexiones y ondulaciones de los músculos cuando se quitó los pantalones de gimnasia y reveló la erección dura como el acero que había debajo era demasiado excitante. Enroscó los dedos en la base, los bíceps flexionándose al apretar la mano alrededor del pene.

—Quiero observarlos, ______, a ti y a Nick. Quiero ver el placer cubriéndote el rostro, el cuerpo. Quiero observar lo que siempre estoy demasiado embriagado de placer para ver cuando te estoy tomando.
Ella abrió los ojos más ampliamente cuando las manos de Nick se deslizaron hacia la cintura antes de posarse sobre el vientre. Los brazos de ______ comenzaron a caerse del cuello del hombre.

—Déjalos allí —gruñó Nick, la dulce voz firme y resuelta—. No muevas los brazos. Quédate donde él pueda verte.

—Joe . —El nombre del marido fue una protesta susurrada. Joe negó con un lento movimiento de cabeza, observaba a su mujer con los párpados semicerrados sobre los ojos de color gris acero.

—Solo siente, ______ —dijo—. Solo permíteme observar. Déjame ver tu placer. ¿ Sabes lo alto que vuelo cuando te veo desmoronarte? ¿Cuándo veo el placer elevarse más y más hasta que te encuentras indefensa bajo una ráfaga de éxtasis?
______ estaba temblando. Podía sentir las sacudidas recorriéndole el cuerpo, indefensa debajo de la sorprendente marea de ansias que esas palabras evocaban. ¿Cómo alguien podría negar la mirada en sus ojos? La posesión estaba allí. _______ tenía la sensación que una vez que Nick se marchara de sus vidas, lo que tenían ahora nunca volvería a suceder. Ardientes ansias flameaban en la expresión de Joe. Sea por la razón que fuera, él necesitaba eso. De la misma manera que otros
hombres necesitaban un beso, necesitaban palabras de amor, Joe necesitaba eso. Era una clase de afirmación para él. Y planteaba preguntas que ______ sabía que eventualmente tendría que preguntar.
Y había amor. Podía ver el amor que sentía por ella brillando más fuerte que nunca. No había manera de que ella pudiese negarlo. Podía ser que estuviera permitiéndole a otro hombre acariciarle el cuerpo, pero en ese momento podía sentir a Joe acariciándole el alma.

—Quiero observarlo tomándote, _______.

Un gemido sin aliento se le escapó de los labios cuando las manos de Nick la acariciaron más arriba, las palmas de las manos tomándola por debajo de las curvas de los senos tan sensibles e hinchados. Los levantó como si fuesen una ofrenda antes de friccionar con las yemas de los dedos sobre las puntas con precisión acalorada. ______ sintió que se le aflojaron las rodillas. Un fuego se le balanceaba en las venas. Luego, rápidamente, él la giró, la levantó en brazos, y la depositó con cuidado en el centro de la cama.

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Mensaje por aranzhitha Miér 11 Dic 2013, 3:34 pm

CAPITULO 42 Parte1



Observó a Nick quitarse los pantalones del cuerpo, la erección rebotando libre, con la punta humedecida y enrojecida de lujuria. El pene de Joe era un poco más ancho, el de Nick era un poco más largo. Ambos hombres estaban perfectamente dotados con la habilidad sexual para utilizarlo con eficacia.
Entrecerrando los ojos e intercalando miradas entre uno y otro hombre, ______ arqueó la espalda sobre la cama al deslizar las manos sobre el vientre y más abajo cuando el dolor acalorado en la entrepierna comenzó a incrementarse.

—Podrías venir con nosotros —le susurró a su marido.
No estaba segura de cómo se sentía acerca de todo eso, Joe meramente observando mientras otro hombre la acariciaba, la besaba, la poseía. No podía controlar sus propias reacciones, no podía controlar el erotismo que se gestaba en su interior al atisbar la aprobación en la mirada de su esposo.

—Quiero observar —murmuró—. Quiero ver cómo te dejas llevar por el placer. Cómo te ves cuando no refrenas nada.
_______ se humedeció los labios, nerviosa.

—Solo he hecho eso contigo, Joe

—Y yo estoy aquí —le aseguró, acercándose a la cama al tiempo que Nick se inclinaba a su lado.

—No es lo mismo. —Dio una sacudida cuando los labios de Nick le rozaron el hombro, la lengua lamiéndole la piel y enviándole una lanza de sensación eléctrica a través del cuerpo.
Solo había reaccionado así con Joe. Ahora, bajo la mirada del marido, el cuerpo respondía a otro hombre, las llamaradas de sensación le partían el cuerpo en dos, arañándole las terminaciones nerviosas con ansias violentas.
Y él no la acariciaba como Joe. Los labios eran un poco más ásperos, la lengua igual de aventurera, pero la textura le raspaba más que la de su esposo. Eso no le evitaba la reacción, ni los gemidos por la sensualidad que le recorría el cuerpo.

—No se supone que sea igual —le susurró mientras Nick se inclinaba sobre ella, los dedos cogiéndola de la mandíbula, girándola para que lo observase—. Se supone que ha de ser más caliente, más intenso. Se supone que te vuelves débil por la necesidad, ______ . Se supone que te vuelves húmeda y salvaje. Eso es lo que quiero ver.
Eso es lo que necesito ver. La verdad de la declaración estaba en la mirada, en la voz demasiado colmada de ansias. Ella sintió el pecho ceñirse con un repentino flechazo de dolor. ¿Qué había sucedido en el pasado del marido que había causado eso? De seguro algo más oscuro y malicioso que lo que él le había contado hasta ese momento.
Volvió a dirigir la mirada hacia Nick, indefensa.

—Sssh —susurró él, como si pudiera ver en su interior, como si pudiera ver el repentino terror que crecía en ella por el marido—. No hay dolor, aquí. Solo placer.

¿Solo placer? ¿Un placer que provenía de la necesidad de escapar del dolor? Las manos de ______ se levantaron, le acariciaron el rostro, las puntas de los dedos rozando los altos pómulos, la oscura frente, luego en la cabellera demasiado crecida.
El cabello casi tan negro como el de Joe, pero con tonalidades marrón oscuro entremezcladas. No tenía la sedosa suavidad como la cabellera de su esposo, era más áspero, aunque no tan grueso.
Vio cómo se le tensó la expresión al sentir la caricia, una luz casi desesperada colmándole la mirada antes de cerrar los ojos rápidamente durante un largo segundo. Cuando los volvió a abrir, se había ido, pero las ardientes ansias permanecían allí. En la mirada y en el beso.
El beso la cogió desprevenida. Era como Joe solía besarla. Sin pedir disculpas. Sin preguntar. Sin la gentileza natural que llegaba después de tres años de matrimonio. Era el beso de un hombre que no pedía perdón por los deseos y no daba excusas.

—¿Te agrada eso, no es verdad,______ ? —susurró Joe—. Veo cómo te besa. Te agrada que te tomen los labios.
No podía negarlo. No podía afirmarlo. Estaba demasiado ocupada luchando contra la reacción que amenazaba con inundarla por completo.

—No luches contra esto, amorcito. —La voz de Joe era un gruñido bajo, áspero, de crecientes ansias—. Déjame ver tu placer. Tu necesidad. Ríndete ante ella.

Ella gimoteó cuando Nick le mordisqueó los labios, los acarició con la lengua, y le enterraba los dedos en el cabello para sostenerle la cabeza en el lugar. Estaba restringiéndole los movimientos, pero no la reacción. De dónde brotaba, ella no estaba segura. Desde alguna parte interna más oscura de su alma que se revelaba en la extremidad de tomar a otro hombre mientras su esposo lo azuzaba. En permitir que su propia sensualidad se liberara, permitirle gobernar en lugar de preocuparse por cómo él la vería por dejarse gobernar por ella.

Los brazos de ______ rodearon los hombros de Nick, los dedos jugaron con la larga cabellera, dando tironcitos, tirando de los labios de él más cerca mientras su lengua hacía contacto con la de él.
Como si hubiera arrojado una cerilla en gasolina, la reacción de Nick explotó sobre ella. Los músculos se tensaron y flexionaron, el pene dio una sacudida contra la cadera, y una larga pierna se entrelazó con las de ella.
De repente, la ardiente necesidad la azotaba a su alrededor, a través de ella, sobre ella. Separó los labios aún más, tomando el beso y devolviéndolo, llevándolo dentro de ella antes de regresarlo.
Los labios y las lenguas batallaban en una danza de erótico fervor. Las manos acariciaban la piel sensible. Las de él eran más amplias, tomándole los senos, pellizcándole los pezones; las de ella eran más pequeñas, acariciándole la espalda, entrelazándose en el cabello, sintiendo los músculos ondear en los hombros

_______ le arañó la piel con las uñas, y él gimió en respuesta. Se separó de los labios, enhebrándole acalorados besos por el cuello al tiempo que ella se arqueaba y en silencio rogaba por más.
Se obligó a abrir los ojos cuando los labios de Nick se dirigieron hacia los senos, solo para gemir con creciente deseo acalorado. Joe estaba aún de pie junto a la cama, acariciándose el pene lentamente, la mirada oscura, la expresión nublada de placer y aprobación. Con una plétora de amor al encontrarse su mirada con la de ella, y con una comprensión maléfica y carnal, los ojos de Joe descendieron hasta donde la lengua de Nick estaba lentamente dibujando círculos alrededor del pezón, enviando un azote de fuego desnudo a despellejarle las terminaciones nerviosas.

aranzhitha
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