Scars (One Direction) TERMINADA

Simplemente vamos a olvidarlo - me dije - Vamos a olvidar que esto pasó. Es demasiado doloroso, demasiado reciente, aún está muy fresco en mi mente, es más fácil hacer como si no hubiera pasado.
Si no pienso en ello no sucedió y si no sucedió, puedo seguir mi vida como de costumbre.

Prólogo

Me sentía aprisionada, la oscuridad me rodeaba y no podía respirar, había algo presionando mi pecho, traté de moverme pero no pude. De pronto un dolor me atravesó, traté de detenerlo pero me fue imposible… Me sentí sangrar, mordí mi labio para no gritar, estaba asustada, el pánico estaba alojado en mi pecho y lo único que quería era correr lejos. Tan lejos que nadie fuera capaz de encontrarme…

De pronto pestañee y ya no había nada presionándome, todo estaba oscuro aún, pero ya no me parecía aterrador, volví al sendero del parque y retomé mi camino a casa. Las luces de afuera aún estaban prendidas y las de la ventana de mi mamá también, despejé mi cabello de mi rostro e inspiré.

¿Conoces ese sentimiento en el que sientes como que toda tu vida acaba de perder sentido? Bueno, yo me sentía exactamente así.

Todo estaba perfecto hasta hace unos pocos momentos. Pero hay ciertas cosas que son imposibles de controlar, que no dependen de uno, sino que de algo más. Ahora tengo cicatrices, y no son de las buenas. Son de las dolorosas, son de aquellas que quisieras borrar. Son de las que quieres deshacerte, olvidar.

Crucé el umbral de mi casa y me dirigí hacia mi habitación, murmuré un buenas noches a mi mamá mientras pasaba por fuera de su puerta y me encerré en mi propia pieza. No prendí las luces, dejé que la oscuridad me empapara; me sentía adormecida y falta de luz en el interior. Me deslicé por la pared y apreté mis piernas, apoyé mi cabeza en las rodillas y dejé que mi pelo cubriera los hilos de luz que se filtraban del exterior, un sollozo débil se escapó de mi garganta y cubrí mi boca con una de mis manos. Los acontecimientos de la noche se suscitaron uno por uno y me forcé a olvidarlos: simplemente vamos a olvidarlo me dije, vamos a olvidar que esto pasó, es demasiado doloroso, demasiado reciente, aún está muy fresco en mi mente, es más fácil hacer como si no hubiera pasado. Si no pienso en ello no sucedió y si no sucedió, puedo seguir mi vida como de costumbre.

Pero lo cierto es que, la idea de seguir mi vida como si nada hubiera pasado no se sentía correcta, no se sentía ni siquiera tentadora.

Me arrastré a mi cama como pude, y traté de dormir, las imágenes parecían grabadas a fuego en mi mente, pero finalmente el cansancio me venció y me sumergí en un sueño lleno de sobresaltos y pesadillas.

Capítulo 1



Abrí los ojos y me di cuenta que me había quedado dormida con la ropa puesta, la noche anterior no lo había notado. Me enderecé con cuidado, me dolía todo el cuerpo; me sentía como si me hubieran molido a golpes… Quizás de alguna forma lo hizo…

Caminé hacia la puerta de mi pieza y me miré en el espejo, mi cabello castaño estaba desordenado y pegado a mi rostro, mi cara estaba manchada, mis ojos rojos e hinchados, ni siquiera se notaba el color azul porque hasta mis pupilas estaban dilatadas.

Despejé el pelo de mi cara, pero seguía luciendo como si me hubieran dado una paliza, mi ropa estaba desgarrada, llena de suciedad y hojas aplastadas. Suspiré ante la visión de mí misma y me dirigí al baño para darme una ducha; al pasar por fuera de la puerta de mi mamá noté que ya se había ido a trabajar. Es enfermera y por suerte hoy le tocaba el turno de día.

Pensé en lo que tenía que hacer ese día, pero no pude recordar… Considerando que el día anterior había pedido los libros que necesitaba en la biblioteca, supuse que tendría que avanzar en ese trabajo. Después de todo representaba el 40% de mi nota final.

Salí de la ducha y me vestí ligero, a diferencia de otros días en esta época, el día se veía fresco e incluso el sol se había asomado por detrás de las múltiples nubes. Me puse una camiseta, unas panties negras, una polera larga gris que me llegaba hasta la mitad del muslo y una chaqueta negra. Agarré mi mochila y me la colgué al hombro, el día estaba perfecto para caminar hacia la biblioteca de la ciudad, ahí sí que podría trabajar en paz.
Salí de la casa y cerré la puerta con llave, me volteé a enfrentar el parque frente al que mi casa estaba ubicada y sufrí un pequeño ataque de pánico. Empecé a sentir que me costaba respirar, me faltaba el aire…

Rápidamente caminé hacia el final de la calle e hice lo que no había hecho en años: Bordeé el parque, en vez atravesarlo para acortar camino hacia el centro de la ciudad.

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Habían pasado unos días ya y la sensación aún persistía, pensé… realmente creí que podría olvidarla, obviarla, no sé pero era imposible, parecía estar conmigo siempre… Quizás era parte de mí ahora.

Caminando por los conocidos pasillos de mi escuela me sentí como nunca, intimidada. Yo suelo juntarme con alguno de los chicos más populares y sí, supongo que soy una de ellos también. Así que por primera vez en mi vida sentí como no encajaba, siendo que antes no imaginaba otra forma de recorrerlos.

Estaba alcanzando mi casillero cuando alguien puso su brazo entorno a mis hombros y me tensé, me asusté tanto que no pude evitar que mi respiración se acelerara y que me alejara completamente de quien se encontraba a mi lado. En un segundo estaba de pie junto a mi casillero y enfrentándome al chico que me había abrazado.

Con alivio observé a Harry devolverme la mirada con asombro, mientras mi corazón se ralentizaba saqué los libros que necesitaba para la primera clase y lo miré con una sonrisa tensa.

-Whoa – dijo él levantando las manos – Estás tensa el día de hoy – agregó caminando a mi lado justo como hacía cada mañana desde que teníamos 8.
-Um, sí – dije tratando de mantener mi sonrisa aunque todo lo que quería hacer era volverme pequeña y echarme a llorar – No dormí muy bien anoche.
-Eso fue porque yo no estaba allí – río él alegremente.

En condiciones normales yo le habría pegado un manotazo y luego me habría reído, pero hoy no era un día normal, de hecho no estaba segura de que algún día volviera a ser normal.

Harry había dejado de reír inmediatamente después de que se dio cuenta de que yo no me estaba riendo con él, justo ahora me miraba con el ceño fruncido.

-¿Estás bien? – me preguntó preocupado y sin dejar de fruncir el ceño.
-Oh, por supuesto – mentí sonriendo y esperando que no notara nada extraño y que me creyera.

Suspiré aliviada cuando él pareció creerme, sin embargo y aunque parloteó sin parar sobre la chica con la que saldría el próximo fin de semana, no había dejado de lanzarme miradas llenas de preocupación.

Cuando llegamos a mi salón, me despedí rápidamente de él y poco menos corrí hacia mi aliento mi asiento habitual, Harry me miró confundido por unos momentos más, y luego prosiguió su camino hacia su propia clase.

Inspiré lentamente, sabiendo que tendría que hacer un mejor trabajo, para que él no sospechara nada. Pero no podía imaginar cómo lo iba a hacer, él era quien mejor me conocía, ya había notado que algo andaba mal. No estaba segura de que iba a hacer para evitar que indagara sobre esto.
Tampoco estoy segura de por qué no le estaba contando, quizás tenía que ver con el hecho de que decirlo lo haría real y yo tan solo no quería pensar más en ello. Realmente estaba intentando con todas mis fuerzas no acordarme, pero los recuerdos parecían filtrarse en mi mente a cada segundo.

Usualmente yo era una burbuja rebosante de felicidad, pero ya no me sentía como yo misma…

Era como que algo se había roto de forma definitiva dentro de mí, algo que no podía ser reparado, era como cuando te haces una herida y aunque sane, nunca volverá a ser lo mismo, siempre vas a tener la cicatriz para que te recuerde que no podrás volver atrás.

Intentar ser mi yo de antes iba a ser muy difícil, especialmente con Harry estando siempre a mi lado. Él y yo nos habíamos hecho amigos cuando mi mamá y yo nos mudamos a Manchester hace nueve años. Mi padre había muerto recientemente de cáncer y mi mamá pensó que partir de cero en un lugar nuevo nos haría extrañarlo un poco menos. O al menos no habría tantos lugares que nos recordaran a él, o tantas memorias asociadas.
El primer día de clase en mi nueva escuela yo estaba tan asustada, que cuando mi mamá me fue a dejar, me quedé parada por horas en la entrada esperando que nadie notara que estaba allí.

Aún no había asimilado bien la muerte de mi papá y esperaba que apareciera en cualquier momento, pero no fue él quien apareció, sino que fue Harry. Les habían dado un tiempo de descanso y mientras jugaban a las escondidas, resultó que él intentó esconderse donde yo me encontraba. Sin decirme ninguna palabra tan solo me tomó de la mano y no me soltó más hasta que mamá vino a buscarme.

Al día siguiente y por los próximos años, nunca había dejado de acompañarme a mis clases y nunca había dejado de ser mi amigo. Había estado conmigo en mis peores momentos, como cuando reviví el luto por mi padre a los 13 años y no quería salir de las casa, ni ir a la escuela. Él se había quedado conmigo mientras yo lloraba la muerte de mi papá como si hubiera ocurrido recientemente.

También estuvo a mi lado cuando los chicos se empezaron a interesar en mí, antes solo era la desgarbada, demasiado alta y flacucha Amelia, pero luego me convertí en la alta y delgada “podría-ser-modelo” Amelia y súbitamente pasé a ser el centro de atención para los chicos, lo que trajo como consecuencia que mis, ya de por si escasas, amigas terminaran dejándome finalmente. Harry también estuvo allí para aconsejarme con quien salir y para cumplir el rol de “amiga” que nunca tuve, ya sea por ser tan cercana a él, o por mi propio rostro.

Siempre había sido Harry, mi mejor amigo, mi hermano y ahora no podía contarle, no podía decirle. Él siempre era tan protector, tan preocupado por mí, tan honesto y abierto; y por una vez yo no podía serlo con él. Me rompía aún más el no poder decirle, pero era por mejor… No “remover las aguas” me permitiría seguir adelante.

Suspiré y traté de poner atención a la clase, sorprendentemente eso me hizo olvidar lo otro por un momento y comencé a tomar notas furiosamente. Lo que hiciera falta para olvidar, yo lo haría.

Capítulo 2

One, two, three, many mistakes
Bright, bright lights

Para cuando llegó la hora de almorzar estaba un poco más tranquila, el prestar atención en clases y tomar muchos apuntes realmente servía, desviaba mi concentración a algo más. Nunca he sido una mala estudiante, pero tampoco soy la primera del curso, tan solo soy… Era una adolescente normal, no queriendo estar en clases, escabulléndome a veces, pero haciendo mis deberes al final del día.

Entré al comedor sintiéndome un poco mareada sobre tener que ver a Harry y al resto de los chicos, los observé sentados en nuestra mesa usual junto a un gran ventanal y mi estómago se retorció debido al nerviosismo, tomé una escasa ensalada y me acerqué a la mesa.

-¡Hey A! – me gritó Harry antes de que siquiera llegara hasta él, y me agitó un brazo como si no nos hubiéramos sentado en la misma mesa por cuatro años.
Una vez que finalmente estuve sentada junto a él, se inclinó y me susurró:
-¿Eso es todo lo que vas a comer? – pestañeé y le devolví la mirada fijamente, otra vez tenía su ceño fruncido y me estaba mirando con preocupación.
-No tengo mucha hambre – murmuré corriendo la mirada – debe ser la falta de sueño.

Sabía que esto de comer poco era inusual en mí, por lo general comía casi a la par de Niall, uno de nuestros amigos, y él sí que comía bastante. No pensé que Harry se diera cuenta, pero al parecer lo hizo y realmente no sabía que excusa darle ¿Falta de sueño? No voy a poder usarla por siempre. Por suerte, la llegada de Niall lo distrajo, pero que notara que tenía menos comida que de costumbre, debía significar que había estado observándome y el pensamiento de Harry sospechando no me causó gracia.
Me concentré en lo que Niall estaba diciendo, había un chico a su lado, tenía el cabello castaño y peinado hacia arriba, como si hubiera pasado sus manos por él (aunque podía ser a propósito) y ojos oscuros y amables. Estaba sonriendo mucho, parecía estar feliz de estar aquí. Él extendió su mano y la estrechó con todos fuertemente, cuando fue mi turno pareció contenerse, debido probablemente a que era la única chica en la mesa, y estrechó mi mano con suavidad.

Finalmente Niall se sentó y empezó a atacar su comida, el chico (cuyo nombre no escuché) se sentó también, justo enfrente de mí. Mientras comía interactuaba con los demás, Zayn y Louis (nuestros otros dos amigos) lo miraban con diversión, como si estuvieran a punto de hacerle una broma. Usualmente habría participado de esa mirada y de la futura broma, una para asegurarme de que no se les fuera la mano (aunque Zayn suele ser cuidadoso) y dos porque realmente valía la pena. Además su usual víctima es Harry. Con Niall casi no se meten porque es muy despistado y muchas veces no se percata de que le estaban haciendo una broma.

De pronto la voz de Harry me sacó de mis pensamientos, lo miré fijamente con el tenedor sujeto en mi mano.

-Amelia, Liam te ha hecho una pregunta – me dijo mirándome con preocupación – Levanté la vista de mi comida sin tocar y los vi a todos mirarme con expresiones risueñas, a todos menos Harry.
-Te pregunte que por qué no estás comiendo – me indicó el chico, que aparentemente se llamaba Liam. Lo miré tratando de sonreír y respondí con soltura (o al menos intenté que sonara así):
-No tengo mucha hambre el día de hoy…
-Sí has estado bastante apagada – indicó Louis pensativo.
-Sí – agregó Niall tragando rápidamente – Ella usualmente está riendo y hablando a la par con nosotros – se encogió de hombros y siguió comiendo.
-Solo estoy cansada chicos, fue una mala noche - les dije tratando de aparentar tranquilidad, pero con mi corazón latiendo a mil por hora.
-¿Tan malo fue? – preguntó Louis con una sonrisa conocedora, la cual en circunstancias normales habría sido divertida y le habría devuelto la broma con otra de doble sentido, pero estas no eran circunstancias normales por lo que suprimí un escalofrío y me concentré en destruir mi ensalada con el tenedor.

Cuando la conversación se hubo reanudado levanté la vista de mi ensalada y miré a mis amigos, Liam parecía encajar con ellos, cada vez que reía sus ojos se achinaban de lo emocionado que estaba. Era un buen reemplazo para la antigua yo o al menos me lo parecía. Me detuve en todos sus rostros por unos segundos, ninguno de ellos me estaba prestando atención, hasta que miré a Zayn, sus ojos se encontraron con los míos y vi algo oscuro atravesar su mirada, me sonrió amablemente y siguió conversando.

Un escalofrío me atravesó cuando el pensamiento de Zayn, o cualquiera de ellos sospechando se coló en mi mente. Lo desestimé tratando de enfocarme en la historia que Harry estaba contando, pero si alguien era lo suficientemente observador y podía llegar a descubrir lo que yo estaba tratando de ocultar con mi vida, ese era Zayn.