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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
PaolaStylinson escribió:Oh dioss escribes grandiosooo siguelaaaaaaaaaaa!!!:)
Gracias :) aunque es una adaptacion asique no es todo mio :/ Mañana subo el 11 y 12 ;)
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
ATENCION
Chicas si les gusta la novela porfavor comenten, si nadie la lee no vale la pena seguir adaptandola!
Gracias a las que se toman el tiempo para comentar :)
Chicas si les gusta la novela porfavor comenten, si nadie la lee no vale la pena seguir adaptandola!
Gracias a las que se toman el tiempo para comentar :)
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Capitulo -11
—Hola. —Se pone de cuclillas, limpiándose las manos contra los vaqueros. Las tiene un poco sudadas.
—¿Ibas a la biblioteca?
—No —contesta Willow, negando con la cabeza—. Hoy no trabajo.
—Ah, ¿has venido a ver a tu hermano, entonces?
—Yo... no. —Casi le entra la risa. Ha hecho todo lo posible para evitar a Louis desde que presenció aquella escena en la cocina a medianoche.
—Vale. —Liam piensa unos instantes—. ¿Has venido solamente a leer? Yo también lo hago a menudo. Me resulta mucho más fácil avanzar trabajo aquí que en el instituto.
—Mientras le explica esto, Liam se sienta junto a ella. Deja la mochila en el césped y, usándola como almohada, se estira protegiéndose la cara del sol con una mano.
Willow no sabe qué responder. Está demasiado ocupada intentando planear cómo escaparse para poder acudir a su cita con la cuchilla.
—¿Bulfinch? —Liam coge el libro—. Debes estar haciendo Héroes y Mitos. Yo también la hice el año pasado. —Empieza a pasar las páginas, echando una ojeada—. Me gustó, aunque tampoco te creas que era mi clase favorita. O sea, los mitos griegos son de lo mejor que hay, pero Bulfinch... un poco soso, ¿no crees? —Su sonrisa brilla bajo el
sol—. ¿Quién la da este semestre?
Habla con una facilidad increíble, como si ya hubieran tenido miles de conversaciones.
Como si fueran amigos.
Debería sentarse y hablar con él. No hay ninguna razón para no hacerlo. La
conversación que tuvieron en el depósito había estado bien, antes de que se fuera por otros derroteros. ¿Por qué no pueden hablar de Bulfinch, del instituto o de otras cosas?
Pero Willow ya ha decidido que hablar con él es demasiado peligroso. Recuerda el otro día... ¿cómo puede saber que cuando acaben de hablar, cuando se desnude ante él, no le corresponderá con algún comentario torpe y doloroso como el de la chica del laboratorio?
No. No habrá más charla. Ni sobre Bulfinch ni sobre ninguna otra cosa.
Tiene otras cosas que hacer.
—Perdona. Yo.. .Yo no puedo hablar ahora. Tengo como un poco de prisa —dice Willow mientras recoge sus cosas.
—¡Venga, quédate! Si te vas, tendré que ponerme a trabajar y me apetece más perder el tiempo. Mira —Liam se incorpora, apoyándose sobre un codo—, si te quedas y me cuentas algo, te invito a un capuccino en el lugar del que te hablé. —Coge una de las asas de su mochila y tira de ella.
—¡No puedo! —contesta Willow nerviosa. Estira en dirección opuesta, pero Liam es más fuerte y se tropieza con él. —¡Eh! ¡Cuidado! —Liam suelta la bolsa y se incorpora para cogerla. La agarra con fuerza y Willow no puede reprimir una mueca de dolor cuando le aprieta las heridas, que todavía están abiertas.
—¿Te ocurre algo? —Liam la mira extrañado.
—No. —Willow estira el brazo rápidamente, pero el daño ya está hecho. Ha tocado las heridas antes de que tuvieran tiempo de cicatrizar y la sangre está traspasando la tela de la camisa. Willow no le mira, solo intenta caminar lo más rápido posible. Ni siquiera
le importa en qué dirección va.
—¡Eh! —Liam se levanta. Esta vez le pone la mano en el hombro para que se gire y le mire a la cara—. ¡Estás sangrando!
Willow no sabe qué decir. Se ha quedado helada.
—Eso tiene muy mala pinta. —Liam observa la camisa empapada de sangre, cómo la tela blanca se cubre de rojo.
Me parece que no lo ha entendido, piensa Willow, aliviada. ¿Es posible que no relacione la sangre que le sale del brazo con la herida de la pierna de ayer?
Si pudiera pensar en alguna excusa creíble para justificar las heridas. Si no estuvieran en un lugar tan revelador. No había sido difícil disimular con el corte de la pierna.
Claro, si hubiera pensado en otra excusa, una caída, un accidente, cualquier cosa que no fuera afeitarse porque... en fin, con las piernas puede pasar, pero... nadie se afeita los brazos. ¿Qué explicación tendría para las heridas de los brazos?
Liam está cada vez más desconcertado cuando mira la sangre. Levanta la mirada hacia Willow con una mirada inquisitiva.
Vaya, una lástima, piensa Willow. No piensa responder. Aparta la mano sin pensar en el dolor. Por desgracia, al hacer eso, la bolsa se le cae de las manos al suelo y todo el contenido se desparrama por el suelo.
—¡No! —grita Willow mientras Liam se agacha para ayudarla a recoger las cosas. ¿Por qué tiene que ser tan educado? Piensa en empujarlo, zarandearlo o incluso algo tan bestia como darle una patada en la espinilla, cualquier cosa con tal de apartarlo de sus
cosas, solo para asegurarse que está bien lejos de su cargamento.
Willow le embiste para recuperar su tesoro, pero es demasiado tarde. Liam ha llegado primero. Tiene unas cuchillas en la mano. Se levanta y se las devuelve, junto con un par
de bolígrafos, una goma y el resto de sus pertenencias.
Willow no se lo puede creer. Las ha encontrado y aún así no lo pilla. No encuentra ninguna conexión entre la sangre que le sale del brazo y la cuchilla sucia que le acaba de pasar.
Se siente tan aliviada que no puede evitarlo y se echa a reír. Liam parece confuso unos instantes: al fin y al cabo, no es divertido que se le haya caído la bolsa. Pero él es un chico comprensivo. Su cara dibuja poco a poco una sonrisa y estalla en una carcajada.
Willow piensa en la pinta que deben hacer: como una joven pareja de enamorados.
Eso la hace reír incluso más. ¿Quién podría imaginar al verles que ella ríe porque él no comprende el significado de lo que tiene entre las manos?
—¡Eh! —dice Liam de repente—. Yo uso la misma marca. —Se queda mirando las cuchillas y para de reír. Willow se da cuenta de que debería haberse ido corriendo, de que lo ha subestimado, de que él, finalmente, la ha pillado.
Capitulo -12
—¡Eh! —La voz de Liam no puede esconder el pánico. Willow sabe que debería haberse ido, pero está como clavada al suelo. Su mente funciona a toda velocidad, pero no se le ocurre nada que decir, no logra encontrar la manera de garantizar que el no se vaya de la boca.
—¡Eh! —exclama Liam una vez más. Le sube la manga y le mira el brazo. Willow se pone roja como un tomate. No podría sentir más vergüenza ni estando desnuda y con él mirándole los pechos. Puede sentir sus ojos, como se llenan de la terrible visión de las cicatrices viejas que se confunden con las nuevas, la sangre que se extiende por su
brazo, las heridas mal curadas.
Levanta los ojos y la mira a la cara con una expresión entre susto y repulsión. Willow le devuelve la mirada. Liam, al igual que ella, no dice ni una palabra. Y no hay ni que planteárselo. Simplemente no hay nada que decir. Willow deja caer el brazo. Lo peor ya ha pasado. Quizás ahora la deje marcharse. Después de todo ¿qué puede hacer él?
Pero al volverlo a mirar, Willow ve cómo ese terror que hay en los ojos de Liam se convierte en determinación. Se da cuenta de que, efectivamente, hay una cosa que él puede hacer, que tiene toda la intención de hacer, algo tan terrible que a Willow le
flaquean las piernas solo de pensarlo.
Puede explicárselo a Louis.
Liam se gira repentinamente y echa a correr a través del césped. Willow, sin dudarlo, se lanza tras él. Pero él es rápido, mucho más de lo que ella pueda llegar a ser. Cruza la entrada de la universidad, sube la escalera corriendo. En cuestión de segundos llegará
al edificio de antropología, y ella aún no lo ha alcanzado.
Willow quiere pegarle un grito para hacerle parar, pero tiene miedo de atraer sobre ellos más atención todavía. La gente ya ha empezado a girarse para mirarlos.
En cualquier caso, se ha quedado sin aliento y además ¿de qué serviría gritar? Gotas de sudor le atraviesan la espalda, y el corazón le late con tal fuerza que realmente teme que le pueda estallar, pero eso no es nada, nada, en comparación con la desesperación
que la invade al pensar en lo que está a punto de ocurrir. No puede permitir que Liam acabe con su secreto. No puede permitir que él le quite la única cosa que le ofrece algo de consuelo.
Un grupo de estudiantes sale del edificio de antropología cuando él está llegando a la entrada. Están hablando y riendo y bloquean la entrada. Willow no puede creerse la suerte que está teniendo. Liam se queda parado frente a la puerta, no puede hacer
nada aparte de esperar a que se muevan.
Cuando los estudiantes finalmente despejan la entrada Willow consigue alcanzarle.
Liam abre la puerta pero ella le está pisando los talones. El sube la escalera de dos en dos. Willow se lanza tras él, extendiendo los brazos frenéticamente decidida a alcanzarle, a detenerle, a evitar como sea que logre su objetivo.
Willow consigue cogerle de la camisa. Estira, pero él es más fuerte y ella le suelta temiendo romper la tela. En ese momento, él se da la vuelta. A lo mejor está sorprendido de lo fácilmente que ella ha abandonado, o quizá le sorprenda lo absurdo, lo enfermizo que resulta que una persona que no tiene ningún problema en mutilar su
propio cuerpo no sea capaz de destruir una camisa. Se quedan quietos en la escalera, respirando aceleradamente, sin decirse nada, midiéndose las fuerzas. Entonces, Liam vuelve a darse la vuelta. Esta vez Willow es suficientemente rápida como para cogerle
la mano pero, aunque ella estira con todas las fuerzas, él logra avanzar. Con la otra mano, Willow se aferra a la barandilla y sus pies se enganchan al suelo como si fueran de plomo pero es inútil: él no da su brazo a torcer y lo único que ella puede hacer es caminar con él.
Cuando llegan al cuarto piso, todavía van cogidos de la mano. Liam se para un instante frente a la puerta de la oficina de Louis. Mira a Willow en silencio.
—Por favor, no le digas nada —le ruega Willow, al sentir como él duda—. Por favor.
Pero no le da tiempo de suplicar más porque, incluso antes de que Liam pueda llamar a
la puerta, esta se abre mostrando a Louis tras ella. Con un gesto, les hace pasar al departamento.
—¡Vaya, hola! —Louis les mira con una gran sonrisa.
Los dos están sonrojados y respiran con intensidad, de pie, cogidos de la mano.
Es evidente, por la expresión de su cara, que ha malinterpretado totalmente la situación.
—Ahora mismo no puedo estar por vosotros —dice unos segundos después—. Tengo que devolver un par de llamadas. Si no os sabe mal esperar... —Sin embargo, no se mueve un ápice. No puede ocultar una sonrisa bobalicona al verlos cogidos de la mano.
Willow casi no puede respirar, siente que va a desmayarse. Pero ni siquiera teme por sí misma. La idea de tener que abandonar su vicio es bastante dura. Pero la idea de que Liam se lo explique todo a Louis, de ver desaparecer esa sonrisa, es mucho peor.
Hace meses que su hermano no está tan contento.
De repente, a Willow se le ocurre una idea. Ya sabe cómo salvarse; el alivio que siente es tan fuerte que le fallan las fuerzas.
—Será un segundo —dice finalmente Louis. Cierra la puerta de la oficina, dejando a Willow y a Liam a solas.
Liam se derrumba en el suelo. Su mano y la de Willow siguen unidas y Willow se ve arrastrada tras él. Este es el único momento en el que ella tiene el control. Ahora sabe lo que debe hacer.
—¿Has visto lo contento que se ha puesto? —le susurra Willow al oído de Liam—. Se ha pensado que estábamos, ya sabes, juntos.
—¿Y? —contesta Liam con rudeza.
—¿No lo comprendes? —prosigue Willow—. Piensa que estamos juntos, que estoy mejorando. No se le veía tan feliz desde... en fin, probablemente desde el accidente.
¿Es que quieres borrarle esa sonrisa de la cara? —No piensa rendirse—. ¿Qué crees que vas a lograr con esto? Esto puede matarle.
¿Liam le dira o no a Louis acerca de Willow? Mañana lo sabran...
Hola chicas, ¿como andan? Aca les dejo otros dos capitulos, espero que les gusten :)
PORFAVOR COMENTEN, sino voy a pensar en cancelarla por mas que no quiera :/
—Hola. —Se pone de cuclillas, limpiándose las manos contra los vaqueros. Las tiene un poco sudadas.
—¿Ibas a la biblioteca?
—No —contesta Willow, negando con la cabeza—. Hoy no trabajo.
—Ah, ¿has venido a ver a tu hermano, entonces?
—Yo... no. —Casi le entra la risa. Ha hecho todo lo posible para evitar a Louis desde que presenció aquella escena en la cocina a medianoche.
—Vale. —Liam piensa unos instantes—. ¿Has venido solamente a leer? Yo también lo hago a menudo. Me resulta mucho más fácil avanzar trabajo aquí que en el instituto.
—Mientras le explica esto, Liam se sienta junto a ella. Deja la mochila en el césped y, usándola como almohada, se estira protegiéndose la cara del sol con una mano.
Willow no sabe qué responder. Está demasiado ocupada intentando planear cómo escaparse para poder acudir a su cita con la cuchilla.
—¿Bulfinch? —Liam coge el libro—. Debes estar haciendo Héroes y Mitos. Yo también la hice el año pasado. —Empieza a pasar las páginas, echando una ojeada—. Me gustó, aunque tampoco te creas que era mi clase favorita. O sea, los mitos griegos son de lo mejor que hay, pero Bulfinch... un poco soso, ¿no crees? —Su sonrisa brilla bajo el
sol—. ¿Quién la da este semestre?
Habla con una facilidad increíble, como si ya hubieran tenido miles de conversaciones.
Como si fueran amigos.
Debería sentarse y hablar con él. No hay ninguna razón para no hacerlo. La
conversación que tuvieron en el depósito había estado bien, antes de que se fuera por otros derroteros. ¿Por qué no pueden hablar de Bulfinch, del instituto o de otras cosas?
Pero Willow ya ha decidido que hablar con él es demasiado peligroso. Recuerda el otro día... ¿cómo puede saber que cuando acaben de hablar, cuando se desnude ante él, no le corresponderá con algún comentario torpe y doloroso como el de la chica del laboratorio?
No. No habrá más charla. Ni sobre Bulfinch ni sobre ninguna otra cosa.
Tiene otras cosas que hacer.
—Perdona. Yo.. .Yo no puedo hablar ahora. Tengo como un poco de prisa —dice Willow mientras recoge sus cosas.
—¡Venga, quédate! Si te vas, tendré que ponerme a trabajar y me apetece más perder el tiempo. Mira —Liam se incorpora, apoyándose sobre un codo—, si te quedas y me cuentas algo, te invito a un capuccino en el lugar del que te hablé. —Coge una de las asas de su mochila y tira de ella.
—¡No puedo! —contesta Willow nerviosa. Estira en dirección opuesta, pero Liam es más fuerte y se tropieza con él. —¡Eh! ¡Cuidado! —Liam suelta la bolsa y se incorpora para cogerla. La agarra con fuerza y Willow no puede reprimir una mueca de dolor cuando le aprieta las heridas, que todavía están abiertas.
—¿Te ocurre algo? —Liam la mira extrañado.
—No. —Willow estira el brazo rápidamente, pero el daño ya está hecho. Ha tocado las heridas antes de que tuvieran tiempo de cicatrizar y la sangre está traspasando la tela de la camisa. Willow no le mira, solo intenta caminar lo más rápido posible. Ni siquiera
le importa en qué dirección va.
—¡Eh! —Liam se levanta. Esta vez le pone la mano en el hombro para que se gire y le mire a la cara—. ¡Estás sangrando!
Willow no sabe qué decir. Se ha quedado helada.
—Eso tiene muy mala pinta. —Liam observa la camisa empapada de sangre, cómo la tela blanca se cubre de rojo.
Me parece que no lo ha entendido, piensa Willow, aliviada. ¿Es posible que no relacione la sangre que le sale del brazo con la herida de la pierna de ayer?
Si pudiera pensar en alguna excusa creíble para justificar las heridas. Si no estuvieran en un lugar tan revelador. No había sido difícil disimular con el corte de la pierna.
Claro, si hubiera pensado en otra excusa, una caída, un accidente, cualquier cosa que no fuera afeitarse porque... en fin, con las piernas puede pasar, pero... nadie se afeita los brazos. ¿Qué explicación tendría para las heridas de los brazos?
Liam está cada vez más desconcertado cuando mira la sangre. Levanta la mirada hacia Willow con una mirada inquisitiva.
Vaya, una lástima, piensa Willow. No piensa responder. Aparta la mano sin pensar en el dolor. Por desgracia, al hacer eso, la bolsa se le cae de las manos al suelo y todo el contenido se desparrama por el suelo.
—¡No! —grita Willow mientras Liam se agacha para ayudarla a recoger las cosas. ¿Por qué tiene que ser tan educado? Piensa en empujarlo, zarandearlo o incluso algo tan bestia como darle una patada en la espinilla, cualquier cosa con tal de apartarlo de sus
cosas, solo para asegurarse que está bien lejos de su cargamento.
Willow le embiste para recuperar su tesoro, pero es demasiado tarde. Liam ha llegado primero. Tiene unas cuchillas en la mano. Se levanta y se las devuelve, junto con un par
de bolígrafos, una goma y el resto de sus pertenencias.
Willow no se lo puede creer. Las ha encontrado y aún así no lo pilla. No encuentra ninguna conexión entre la sangre que le sale del brazo y la cuchilla sucia que le acaba de pasar.
Se siente tan aliviada que no puede evitarlo y se echa a reír. Liam parece confuso unos instantes: al fin y al cabo, no es divertido que se le haya caído la bolsa. Pero él es un chico comprensivo. Su cara dibuja poco a poco una sonrisa y estalla en una carcajada.
Willow piensa en la pinta que deben hacer: como una joven pareja de enamorados.
Eso la hace reír incluso más. ¿Quién podría imaginar al verles que ella ríe porque él no comprende el significado de lo que tiene entre las manos?
—¡Eh! —dice Liam de repente—. Yo uso la misma marca. —Se queda mirando las cuchillas y para de reír. Willow se da cuenta de que debería haberse ido corriendo, de que lo ha subestimado, de que él, finalmente, la ha pillado.
Capitulo -12
—¡Eh! —La voz de Liam no puede esconder el pánico. Willow sabe que debería haberse ido, pero está como clavada al suelo. Su mente funciona a toda velocidad, pero no se le ocurre nada que decir, no logra encontrar la manera de garantizar que el no se vaya de la boca.
—¡Eh! —exclama Liam una vez más. Le sube la manga y le mira el brazo. Willow se pone roja como un tomate. No podría sentir más vergüenza ni estando desnuda y con él mirándole los pechos. Puede sentir sus ojos, como se llenan de la terrible visión de las cicatrices viejas que se confunden con las nuevas, la sangre que se extiende por su
brazo, las heridas mal curadas.
Levanta los ojos y la mira a la cara con una expresión entre susto y repulsión. Willow le devuelve la mirada. Liam, al igual que ella, no dice ni una palabra. Y no hay ni que planteárselo. Simplemente no hay nada que decir. Willow deja caer el brazo. Lo peor ya ha pasado. Quizás ahora la deje marcharse. Después de todo ¿qué puede hacer él?
Pero al volverlo a mirar, Willow ve cómo ese terror que hay en los ojos de Liam se convierte en determinación. Se da cuenta de que, efectivamente, hay una cosa que él puede hacer, que tiene toda la intención de hacer, algo tan terrible que a Willow le
flaquean las piernas solo de pensarlo.
Puede explicárselo a Louis.
Liam se gira repentinamente y echa a correr a través del césped. Willow, sin dudarlo, se lanza tras él. Pero él es rápido, mucho más de lo que ella pueda llegar a ser. Cruza la entrada de la universidad, sube la escalera corriendo. En cuestión de segundos llegará
al edificio de antropología, y ella aún no lo ha alcanzado.
Willow quiere pegarle un grito para hacerle parar, pero tiene miedo de atraer sobre ellos más atención todavía. La gente ya ha empezado a girarse para mirarlos.
En cualquier caso, se ha quedado sin aliento y además ¿de qué serviría gritar? Gotas de sudor le atraviesan la espalda, y el corazón le late con tal fuerza que realmente teme que le pueda estallar, pero eso no es nada, nada, en comparación con la desesperación
que la invade al pensar en lo que está a punto de ocurrir. No puede permitir que Liam acabe con su secreto. No puede permitir que él le quite la única cosa que le ofrece algo de consuelo.
Un grupo de estudiantes sale del edificio de antropología cuando él está llegando a la entrada. Están hablando y riendo y bloquean la entrada. Willow no puede creerse la suerte que está teniendo. Liam se queda parado frente a la puerta, no puede hacer
nada aparte de esperar a que se muevan.
Cuando los estudiantes finalmente despejan la entrada Willow consigue alcanzarle.
Liam abre la puerta pero ella le está pisando los talones. El sube la escalera de dos en dos. Willow se lanza tras él, extendiendo los brazos frenéticamente decidida a alcanzarle, a detenerle, a evitar como sea que logre su objetivo.
Willow consigue cogerle de la camisa. Estira, pero él es más fuerte y ella le suelta temiendo romper la tela. En ese momento, él se da la vuelta. A lo mejor está sorprendido de lo fácilmente que ella ha abandonado, o quizá le sorprenda lo absurdo, lo enfermizo que resulta que una persona que no tiene ningún problema en mutilar su
propio cuerpo no sea capaz de destruir una camisa. Se quedan quietos en la escalera, respirando aceleradamente, sin decirse nada, midiéndose las fuerzas. Entonces, Liam vuelve a darse la vuelta. Esta vez Willow es suficientemente rápida como para cogerle
la mano pero, aunque ella estira con todas las fuerzas, él logra avanzar. Con la otra mano, Willow se aferra a la barandilla y sus pies se enganchan al suelo como si fueran de plomo pero es inútil: él no da su brazo a torcer y lo único que ella puede hacer es caminar con él.
Cuando llegan al cuarto piso, todavía van cogidos de la mano. Liam se para un instante frente a la puerta de la oficina de Louis. Mira a Willow en silencio.
—Por favor, no le digas nada —le ruega Willow, al sentir como él duda—. Por favor.
Pero no le da tiempo de suplicar más porque, incluso antes de que Liam pueda llamar a
la puerta, esta se abre mostrando a Louis tras ella. Con un gesto, les hace pasar al departamento.
—¡Vaya, hola! —Louis les mira con una gran sonrisa.
Los dos están sonrojados y respiran con intensidad, de pie, cogidos de la mano.
Es evidente, por la expresión de su cara, que ha malinterpretado totalmente la situación.
—Ahora mismo no puedo estar por vosotros —dice unos segundos después—. Tengo que devolver un par de llamadas. Si no os sabe mal esperar... —Sin embargo, no se mueve un ápice. No puede ocultar una sonrisa bobalicona al verlos cogidos de la mano.
Willow casi no puede respirar, siente que va a desmayarse. Pero ni siquiera teme por sí misma. La idea de tener que abandonar su vicio es bastante dura. Pero la idea de que Liam se lo explique todo a Louis, de ver desaparecer esa sonrisa, es mucho peor.
Hace meses que su hermano no está tan contento.
De repente, a Willow se le ocurre una idea. Ya sabe cómo salvarse; el alivio que siente es tan fuerte que le fallan las fuerzas.
—Será un segundo —dice finalmente Louis. Cierra la puerta de la oficina, dejando a Willow y a Liam a solas.
Liam se derrumba en el suelo. Su mano y la de Willow siguen unidas y Willow se ve arrastrada tras él. Este es el único momento en el que ella tiene el control. Ahora sabe lo que debe hacer.
—¿Has visto lo contento que se ha puesto? —le susurra Willow al oído de Liam—. Se ha pensado que estábamos, ya sabes, juntos.
—¿Y? —contesta Liam con rudeza.
—¿No lo comprendes? —prosigue Willow—. Piensa que estamos juntos, que estoy mejorando. No se le veía tan feliz desde... en fin, probablemente desde el accidente.
¿Es que quieres borrarle esa sonrisa de la cara? —No piensa rendirse—. ¿Qué crees que vas a lograr con esto? Esto puede matarle.
¿Liam le dira o no a Louis acerca de Willow? Mañana lo sabran...
Hola chicas, ¿como andan? Aca les dejo otros dos capitulos, espero que les gusten :)
PORFAVOR COMENTEN, sino voy a pensar en cancelarla por mas que no quiera :/
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
uh NO que no se lo diga pero que Willow deje de cortarse!!! me encantaron los capis!!! :)
{Maru.}
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Willow DEJA DE CORTARTE!!! ajj le dira?? siguelaaaaaaaaaaaa:) xxxx
king.kylie
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Maru gime escribió:uh NO que no se lo diga pero que Willow deje de cortarse!!! me encantaron los capis!!! :)
jaja gracias :) ahora subo!
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
PaolaStylinson escribió:Willow DEJA DE CORTARTE!!! ajj le dira?? siguelaaaaaaaaaaaa:) xxxx
jaja ahora la sigo :)
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Capitulo -13
Por unos instantes Willow se pregunta si todo esto es realmente cierto. No le cabe ninguna duda de que ha perdido el amor de su hermano, pero eso no significa que él no vaya a hacer todo lo que está en su mano para cuidarla a ella. Eso no significa que verla con Liam no le haya animado al pensar que su hermana estaba logrando tirar hacia delante su vida. Y, sobre todo, eso no significa que la posibilidad de enterarse de algo terrible respecto a su hermana no vaya a destruir su mundo un poco más. Willow no puede permitir que Liam haga algo así.
Pero Liam no parece estar tan seguro como lo estaba hace unos minutos. Mira a Willow y enseguida se vuelve, mirando al infinito.
—Eso le matará —repite enérgicamente.
—Pero servirá de algo. Vas a... —La voz de Liam se apaga. Es obvio que no puede aunar fuerzas para pronunciar las palabras.
—¿Suicidarme? —Willow acaba la frase por él—. No, lo mío no va de eso.
—Perfecto. —Liam la mira indignado—. Solo vas a mutilarte. Tienes razón, eso es mucho mejor.
—Mejor o peor, ¿qué m*erda te hace pensar que contárselo a mi hermano me va a hacer parar?
—¿No es así?
—Ni de lejos. —La voz de Willow suena como un latigazo—. Lo único que vas a conseguir es trastocarle tanto que... Bueno, no sé lo que puede pasar, no tengo ni idea, pero sí algo terrible, créeme. Ha pasado por muchas cosas. ¿Cuánto más va a aguantar? ¿Y de qué va a servir todo esto? Te lo digo en serio: que se lo cuentes no me va a hacer parar.
—¿Y que se supone que tengo que hacer entonces?
Liam la mira enfadado.
—No me importa lo que hagas. Pero no puedes decírselo.
Willow oye cómo se abre la puerta de la oficina de Louis. Se apoya contra la pared e intenta parecer calmada.
—Bueno, ¿para qué queríais verme? —pregunta Louis.
Liam se levanta. Está un poco inestable y se coge a Willow con más fuerza de la que piensa.
Willow está totalmente quieta. Ha hecho lo que ha podido. A partir de ahora, depende de Liam.
—Quería... —Liam se para a mitad de frase y mira a Willow y a Louis—. Quería saber si ya tienes listos los programas para el próximo semestre —logra decir entre dientes.
No está mal.
Willow mira a Liam con cierto respeto. No es que le importe lo que le diga a Louis, siempre que no la deje tirada, pero aun así, no cree que ella hubiera sido capaz de improvisar una excusa tan plausible.
En ese instante toma conciencia de la importancia de sus palabras.
No la ha dejado tirada.
Siente un alivio tan grande que las piernas le flaquean. Si Liam no la estuviera cogiendo con tanta fuerza, habría caído al suelo.
—Vaya, debo decirte que tienes una imagen de mí algo imprecisa si piensas que ya tengo el próximo semestre preparado —dice Louis riendo—. Casi no puedo ni llevar este semestre al día. Pero pasa y te explicaré algunas ideas que tengo en mente y tal vez pueda darte un par de consejos para otras clases que te pueden interesar. Mi hermana me ha dicho que quieres estudiar antropología el año que viene.
Willow mira al techo y empieza a silbar una melodía para disimular.
Pero Liam no parece enterarse mucho de lo que le dice Louis. Está claro que aún no se ha recuperado de todo lo que le acaba de ocurrir.
—Me parece genial —continúa Louis. Se sienta en su mesa y les invita con un gesto a que se sienten en el sofá—. De todos modos, aunque estés pensando en especializarte deberías probar asignaturas de otros departamentos.
Hace una pausa y empieza a hojear los papeles que están dispersos por su escritorio.
Willow se sienta junto a Liam en el sofá. Nunca se había sentido tan incómoda y no ve el momento de que termine esta reunión improvisada.
—Hum, oh, sí, supongo que tienes razón. —Liam está haciendo un esfuerzo evidente para calmarse—. Pero ya sabes, el año pasado hice un par de asignaturas aquí... las tuyas, que me gustaron mucho, y después un curso básico de redacción de textos. Me sabe mal decirlo pero fue una pérdida de tiempo total. Solo lo hice porque mi instituto recomienda que para hacer clases aquí empieces con eso... —Se vuelve hacia Willow— . Si al final decides hacer algo aquí el semestre que viene, seguramente tendrás que...
—Sí, bueno. No creo que ese tipo de cosas sea lo más adecuado para Willow en este momento —le interrumpe abruptamente Louis.
Willow se siente un poco como si le acabaran de dar una bofetada. No es que tenga un deseo especial de hacer asignaturas extra, pero le duele oír a su hermano hablar de ella como si no estuviera allí. No le acaba de gustar cómo ha sonado eso de adecuado; está claro que a Louis le resulta mucho más fácil hablar sobre el futuro de Liam.
Quizás haya superado lo de estar celosa de su sobrina de seis meses, pero Liam no está exento de sus tonterías. Le mira con resentimiento.
—¿Sabes qué? —prosigue Louis—. Pensaba que tenía mis apuntes por aquí pero me los debo haber dejado en casa. ¿Por qué no me das tu dirección de correo electrónico?
En cuanto consiga aclararme con todo esto, te mandaré lo que tengo.
—Perfecto, gracias. Mmm... Bueno, espero verte el próximo semestre... —Liam se levanta del sofá, y Willow sale tras él de la oficina de Louis.
—Joder, joder, joder —murmura por lo bajo Liam, abriendo la puerta del edificio con una fuerte patada.
Se ha hecho de noche. Mientras atraviesan de nuevo el campus, una ligera brisa juega con el pelo de Willow. Con todo lo que acaba de ocurrir, resulta relajante y Willow está contenta de no hacer nada aparte de disfrutar de esa sensación. Está demasiado exhausta para hablar, demasiado exhausta para pensar. Sin embargo, Liam no parece tener esos problemas. —¿Qué estoy haciendo? —repite una y otra vez—. ¡No puedo creerme toda la farsa que acaba de ocurrir! Debo estar igual de loco que tú. —Liam se para y la mira con una expresión entre indignada y escéptica.
—Has hecho lo correcto —insiste Willow cansada. —Al menos déjame llevarte al servicio médico para estudiantes —dice Liam—. Es totalmente confidencial...
—No.
—¡Pero no puedo dejarte así! No puedes ponerme en este aprieto.
—Yo no te he puesto en ningún aprieto —contesta Willow fríamente. Acelera el paso.
Casi han llegado al parque.
—Sí, sí que lo has hecho —contesta Liam, testarudo—. No puedo olvidarme de esto. ¿Y si tú...?
—Ya te he dicho que no tengo ninguna intención de suicidarme.
—¿Y se supone que así lo arreglas todo? —Se sientan en un banco—. ¿Rajarte la piel a tiras es guay siempre que no te mueras?
—Supongo que lo que quería decir es que tú no tienes de qué preocuparte, no tienes que...
—¡Perfecto! —le interrumpe Liam a media frase—. Yo no tengo de qué preocuparme.
—No necesito algo así —continúa después de unos instan-tes—. Si no se lo cuento a tu hermano, entonces ¿qué? ¿Se supone que tengo que vigilarte? ¡No puedo! Estoy haciendo clases aquí, iba a empezar a buscar un trabajo. ¡Maldita sea! Tengo otras cosas. ¡Ahora estoy enganchado contigo!
Willow se pone tensa al oírle.
—¡No, en absoluto! ¡Ya te lo he dicho!
—¿Que no? —La mira enfadado—. Vale, vamos a dejar las cosas claras. Tú no quieres que le diga nada a tu hermano...
Willow asiente con fervor.
—Vale, perfecto, haces que te lo prometa y ahora esperas que simplemente me vaya por donde he venido. ¿Me tomas el pelo? Es posible que tenga mejores cosas que hacer, pero eso no significa que te necesite en mi conciencia.
De repente a Willow se le ocurre una idea.
—Si me acuesto contigo —dice—, ¿me dejarás en paz?
Liam se queda en silencio unos segundos y luego la mira. Se le ve totalmente tranquilo.
Tal vez todo lo ocurrido en las últimas horas ha sido tan inquietante que ahora es inmune a cualquier otra cosa. La observa con atención, y Willow tiene La horrible sensación de que él está pensando si ella es lo suficientemente buena como para que valga la pena aceptar la oferta.
¿Y qué va a hacer ella si acepta?
Willow se siente cada vez más intranquila. El corazón le late con tanta fuerza como cuando le perseguía corriendo a través del campus. No puede creerse lo que acaba de hacer. ¿Realmente estaría dispuesta a sacrificar...?
Pero, después de todo, ¿sería muy diferente que con la cuchilla?
Hola chicas, ¿como estan?
Lose soy la peor por dejarla ahi pero me tengo que ir y prefiero releer los caps para ver si estan bien adaptados... Espero que les guste :)
COMENTEN!
Por unos instantes Willow se pregunta si todo esto es realmente cierto. No le cabe ninguna duda de que ha perdido el amor de su hermano, pero eso no significa que él no vaya a hacer todo lo que está en su mano para cuidarla a ella. Eso no significa que verla con Liam no le haya animado al pensar que su hermana estaba logrando tirar hacia delante su vida. Y, sobre todo, eso no significa que la posibilidad de enterarse de algo terrible respecto a su hermana no vaya a destruir su mundo un poco más. Willow no puede permitir que Liam haga algo así.
Pero Liam no parece estar tan seguro como lo estaba hace unos minutos. Mira a Willow y enseguida se vuelve, mirando al infinito.
—Eso le matará —repite enérgicamente.
—Pero servirá de algo. Vas a... —La voz de Liam se apaga. Es obvio que no puede aunar fuerzas para pronunciar las palabras.
—¿Suicidarme? —Willow acaba la frase por él—. No, lo mío no va de eso.
—Perfecto. —Liam la mira indignado—. Solo vas a mutilarte. Tienes razón, eso es mucho mejor.
—Mejor o peor, ¿qué m*erda te hace pensar que contárselo a mi hermano me va a hacer parar?
—¿No es así?
—Ni de lejos. —La voz de Willow suena como un latigazo—. Lo único que vas a conseguir es trastocarle tanto que... Bueno, no sé lo que puede pasar, no tengo ni idea, pero sí algo terrible, créeme. Ha pasado por muchas cosas. ¿Cuánto más va a aguantar? ¿Y de qué va a servir todo esto? Te lo digo en serio: que se lo cuentes no me va a hacer parar.
—¿Y que se supone que tengo que hacer entonces?
Liam la mira enfadado.
—No me importa lo que hagas. Pero no puedes decírselo.
Willow oye cómo se abre la puerta de la oficina de Louis. Se apoya contra la pared e intenta parecer calmada.
—Bueno, ¿para qué queríais verme? —pregunta Louis.
Liam se levanta. Está un poco inestable y se coge a Willow con más fuerza de la que piensa.
Willow está totalmente quieta. Ha hecho lo que ha podido. A partir de ahora, depende de Liam.
—Quería... —Liam se para a mitad de frase y mira a Willow y a Louis—. Quería saber si ya tienes listos los programas para el próximo semestre —logra decir entre dientes.
No está mal.
Willow mira a Liam con cierto respeto. No es que le importe lo que le diga a Louis, siempre que no la deje tirada, pero aun así, no cree que ella hubiera sido capaz de improvisar una excusa tan plausible.
En ese instante toma conciencia de la importancia de sus palabras.
No la ha dejado tirada.
Siente un alivio tan grande que las piernas le flaquean. Si Liam no la estuviera cogiendo con tanta fuerza, habría caído al suelo.
—Vaya, debo decirte que tienes una imagen de mí algo imprecisa si piensas que ya tengo el próximo semestre preparado —dice Louis riendo—. Casi no puedo ni llevar este semestre al día. Pero pasa y te explicaré algunas ideas que tengo en mente y tal vez pueda darte un par de consejos para otras clases que te pueden interesar. Mi hermana me ha dicho que quieres estudiar antropología el año que viene.
Willow mira al techo y empieza a silbar una melodía para disimular.
Pero Liam no parece enterarse mucho de lo que le dice Louis. Está claro que aún no se ha recuperado de todo lo que le acaba de ocurrir.
—Me parece genial —continúa Louis. Se sienta en su mesa y les invita con un gesto a que se sienten en el sofá—. De todos modos, aunque estés pensando en especializarte deberías probar asignaturas de otros departamentos.
Hace una pausa y empieza a hojear los papeles que están dispersos por su escritorio.
Willow se sienta junto a Liam en el sofá. Nunca se había sentido tan incómoda y no ve el momento de que termine esta reunión improvisada.
—Hum, oh, sí, supongo que tienes razón. —Liam está haciendo un esfuerzo evidente para calmarse—. Pero ya sabes, el año pasado hice un par de asignaturas aquí... las tuyas, que me gustaron mucho, y después un curso básico de redacción de textos. Me sabe mal decirlo pero fue una pérdida de tiempo total. Solo lo hice porque mi instituto recomienda que para hacer clases aquí empieces con eso... —Se vuelve hacia Willow— . Si al final decides hacer algo aquí el semestre que viene, seguramente tendrás que...
—Sí, bueno. No creo que ese tipo de cosas sea lo más adecuado para Willow en este momento —le interrumpe abruptamente Louis.
Willow se siente un poco como si le acabaran de dar una bofetada. No es que tenga un deseo especial de hacer asignaturas extra, pero le duele oír a su hermano hablar de ella como si no estuviera allí. No le acaba de gustar cómo ha sonado eso de adecuado; está claro que a Louis le resulta mucho más fácil hablar sobre el futuro de Liam.
Quizás haya superado lo de estar celosa de su sobrina de seis meses, pero Liam no está exento de sus tonterías. Le mira con resentimiento.
—¿Sabes qué? —prosigue Louis—. Pensaba que tenía mis apuntes por aquí pero me los debo haber dejado en casa. ¿Por qué no me das tu dirección de correo electrónico?
En cuanto consiga aclararme con todo esto, te mandaré lo que tengo.
—Perfecto, gracias. Mmm... Bueno, espero verte el próximo semestre... —Liam se levanta del sofá, y Willow sale tras él de la oficina de Louis.
—Joder, joder, joder —murmura por lo bajo Liam, abriendo la puerta del edificio con una fuerte patada.
Se ha hecho de noche. Mientras atraviesan de nuevo el campus, una ligera brisa juega con el pelo de Willow. Con todo lo que acaba de ocurrir, resulta relajante y Willow está contenta de no hacer nada aparte de disfrutar de esa sensación. Está demasiado exhausta para hablar, demasiado exhausta para pensar. Sin embargo, Liam no parece tener esos problemas. —¿Qué estoy haciendo? —repite una y otra vez—. ¡No puedo creerme toda la farsa que acaba de ocurrir! Debo estar igual de loco que tú. —Liam se para y la mira con una expresión entre indignada y escéptica.
—Has hecho lo correcto —insiste Willow cansada. —Al menos déjame llevarte al servicio médico para estudiantes —dice Liam—. Es totalmente confidencial...
—No.
—¡Pero no puedo dejarte así! No puedes ponerme en este aprieto.
—Yo no te he puesto en ningún aprieto —contesta Willow fríamente. Acelera el paso.
Casi han llegado al parque.
—Sí, sí que lo has hecho —contesta Liam, testarudo—. No puedo olvidarme de esto. ¿Y si tú...?
—Ya te he dicho que no tengo ninguna intención de suicidarme.
—¿Y se supone que así lo arreglas todo? —Se sientan en un banco—. ¿Rajarte la piel a tiras es guay siempre que no te mueras?
—Supongo que lo que quería decir es que tú no tienes de qué preocuparte, no tienes que...
—¡Perfecto! —le interrumpe Liam a media frase—. Yo no tengo de qué preocuparme.
—No necesito algo así —continúa después de unos instan-tes—. Si no se lo cuento a tu hermano, entonces ¿qué? ¿Se supone que tengo que vigilarte? ¡No puedo! Estoy haciendo clases aquí, iba a empezar a buscar un trabajo. ¡Maldita sea! Tengo otras cosas. ¡Ahora estoy enganchado contigo!
Willow se pone tensa al oírle.
—¡No, en absoluto! ¡Ya te lo he dicho!
—¿Que no? —La mira enfadado—. Vale, vamos a dejar las cosas claras. Tú no quieres que le diga nada a tu hermano...
Willow asiente con fervor.
—Vale, perfecto, haces que te lo prometa y ahora esperas que simplemente me vaya por donde he venido. ¿Me tomas el pelo? Es posible que tenga mejores cosas que hacer, pero eso no significa que te necesite en mi conciencia.
De repente a Willow se le ocurre una idea.
—Si me acuesto contigo —dice—, ¿me dejarás en paz?
Liam se queda en silencio unos segundos y luego la mira. Se le ve totalmente tranquilo.
Tal vez todo lo ocurrido en las últimas horas ha sido tan inquietante que ahora es inmune a cualquier otra cosa. La observa con atención, y Willow tiene La horrible sensación de que él está pensando si ella es lo suficientemente buena como para que valga la pena aceptar la oferta.
¿Y qué va a hacer ella si acepta?
Willow se siente cada vez más intranquila. El corazón le late con tanta fuerza como cuando le perseguía corriendo a través del campus. No puede creerse lo que acaba de hacer. ¿Realmente estaría dispuesta a sacrificar...?
Pero, después de todo, ¿sería muy diferente que con la cuchilla?
Hola chicas, ¿como estan?
Lose soy la peor por dejarla ahi pero me tengo que ir y prefiero releer los caps para ver si estan bien adaptados... Espero que les guste :)
COMENTEN!
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Oh por Dios esta Willow si que esta loca jaja mmm Liam aceptara? seguila pronto besos!!!
{Maru.}
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Maru gime escribió:Oh por Dios esta Willow si que esta loca jaja mmm Liam aceptara? seguila pronto besos!!!
Willow atrevida(? jaja mañana la sigo, beso
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Capitulo -14
—¿Puedo preguntarte algo? —dice finalmente.
—Sí —asiente Willow—. Está segura de que va a preguntarle si es virgen o si alguna
vez...
—¿Estás mal de la cabeza?
Sí.
—No, lo digo en serio —continúa sin esperar la respuesta—. ¿Estás mal de la cabeza?
Además —continúa, dando una patada a una piedra—, ¿quién dice que yo sienta eso
por ti?
Willow se siente aliviada y humillada a la vez. Nunca se le había ocurrido que él tuviera
que sentir algo para querer acostarse con ella.
—Bueno, yo solo pensaba que, ya sabes, tú eres...
—Cállate —le interrumpe—, ahora mismo.
Los dos se quedan un rato en silencio. Él aparta la mirada y mira hacia delante. Willow
no sabe muy bien qué hacer ahora. Quizá debería simplemente levantarse e irse a
casa, pero justo cuando está pensando esto, Liam se gira de nuevo con otra pregunta.
—¿Por qué lo haces? —pregunta—. ¿Podrías al menos explicarme esto? ¿Por qué?
—¿Qué te hace pensar que yo quiera hablar de esto contigo? ¿Qué te hace pensar que
yo sienta eso por ti? —dice Willow imitando sus palabras. Quiere inyectar todo el
veneno que pueda en su voz. Se siente avergonzada y humillada por la locura de su
oferta y lo fácilmente que él la ha rechazado.
—¡Total! ¡Hace un momento estabas dispuesta a acostarte conmigo! —Liam sacude la
cabeza ante la absurdidad de todo este asunto. Por primera vez Willow se da cuenta
de que él todavía la está cogiendo de la mano. Y, aunque la acaba de humillar, aunque
acaba de hacerla sentir como una idiota, no quiere soltarse.
—¿Qué se supone que debo hacer contigo? —Liam habla en voz alta, pero es evidente
que no se está dirigiendo a ella—. Iba a ser un semestre genial. No puedo pasar el
rato... ¡Dios! ¡Yo no quiero esto! —murmura con indignación.
Willow no puede evitar reírse. ¿Es que ella sí que lo quiere?
—¿Qué es tan divertido? —Se vuelve hacia ella—. ¿Te parece divertido?
Willow se encoge de hombros.
—Claro, mis padres están muertos, es tronchante.
Liam le mira avergonzado por unos instantes.
—¿Cómo...? ¿Te importaría explicarme...? ¿Cómo ocurrió exactamente? ¿Cuándo fue?
No es la primera vez que le preguntan eso. La respuesta nunca es fácil, pero Willow le
agradece el tacto con el que ha formulado la pregunta.
—Fue... Yo estaba... Yo conducía. Ocurrió hace unos siete meses. —Willow expone los
hechos sin rodeos.
—¿Ya tenías el carnet? —Liam frunce el ceño.
—¿Eh...? —Willow hace el mismo gesto. No era la respuesta que esperaba—. No, tenía
un permiso provisional. ¿Por qué?
—Bueno...
—Mira —le interrumpe Willow—. En realidad no quiero hablar de esto, ¿vale? Es muy
duro para mí. —Sacude la cabeza lo ridículamente inadecuada y suave que suena su
expresión.
—De acuerdo, lo comprendo. —Le coge de la muñeca y observa la sangre que empieza
a secarse—. Entiendo que sea duro para ti, pero no creo que esta sea la mejor manera
de solucionarlo.
—Cuando estés en mi lugar ya me dirás lo que debo hacer. —Willow aparta el brazo
con fuerza y la sangre vuelve a brotar de las heridas.
—Ten cuidado, ¿vale? —le suelta Liam. Se pone a buscar algo en su mochila—. Aquí
está. —Saca una caja de tiritas, una botella de agua oxigenada y una caja de algodón.
Willow le mira inquisitivamente. Una cosa es que ella lleve ese tipo de cosas en la
mochila pero...
—Estoy en el equipo de remo —explica Liam—. Salimos al río tres veces por semana. En
cualquier caso, me salen un montón de ampollas de remar y lo último que necesito es
que me entre agua sucia en una herida abierta.
Willow asiente. ¿Debería limpiarse delante de él? ¿Prolongar este encuentro que no le
ha traído más que angustia? Lo más inteligente sería levantarse y huir corriendo. Dejar
el trabajo en la biblioteca, evitarle en el pasillo, no volver a verle nunca más.
—Venga, tú misma —dice, señalando los vendajes.
Por alguna razón la idea de curarse delante de él le resulta embarazosa, es algo tan
privado e íntimo como el mismo hecho de cortarse. ¡Total! Inconscientemente repite
las palabras de Liam en su interior. ¡Hace un momento estabas dispuesta a acostarte con él!
Con un suspiro, abre la botella de agua oxigenada y vierte un poco sobre el algodón.
Willow debería ser una experta en este tipo de cosas a estas alturas, pero parece que
está teniendo dificultades. Por una parte, ella es diestra, y esta herida está situada en
una parte del brazo derecho que resulta difícil alcanzar con la mano izquierda, y por la
otra... Todo lo ocurrido esta tarde ha acabado con ella. Está completamente agotada.
Frota un par de veces la herida con el algodón antes de dejarlo caer sobre su regazo.
Cierra los ojos y se da por vencida. Está demasiado cansada.
Willow está recostada en el banco, piensa en si debería quedarse dormida allí mismo,
e intenta con todas sus fuerzas olvidar lo ocurrido en la última hora. En ese momento,
siente la mano de Liam en su brazo.
Y ahora, ¿qué?
Abre los ojos, preguntándose qué está él haciendo ahora. ¿Se avecina otra discusión?
¿Un sermón sobre su falta de higiene? Pero parece que esta vez Liam pasa de discutir.
Está totalmente concentrado en el brazo y examina las heridas que ella misma se ha
provocado. Ella le mira con los ojos entreabiertos. Él vuelve a coger el algodón y con
suavidad le limpia la herida. Tiene unas manos bonitas, grandes y suaves. Willow no
logra recordar cuál fue la última vez que alguien la tocó así. De hecho, él está siendo mucho más cuidadoso que ella cuando se desinfecta algunas de las heridas más recientes. Con destreza, le venda las heridas y le baja la manga.
Durante todo este rato, los dos han estado en silencio. Y ahora, aunque Willow siente que debería darle las gracias, no solo por lo que acaba de hacer, sino por haberle guardado el secreto, no logra encontrar las palabras adecuadas. Parece que Liam también quiere decir algo, pero no sabe qué decir ni cómo. Así que ambos se quedan ahí sentados mirándose en silencio. La noche va llegando y se apodera de todo a su alrededor.
Capitulo -15
Willow observa a su hermano mientras se come los cereales. Louis tiene una taza de
café en una mano y una revista académica en la otra. Se le ve totalmente absorto en la
lectura, pero está a punto de acabar el artículo y a Willow le aterra lo que va a ocurrir
cuando acabe.
Sabe perfectamente que va a sacar el tema de ayer por la tarde. Le hará todo tipo de
preguntas sobre Liam. Querrá saber si hay algo entre ellos.
Willow no ha visto a su hermano desde que ella y Liam irrumpieron en su oficina ayer
por la tarde. Louis tuvo que ir después a una conferencia y llegó a casa cuando ella ya
estaba durmiendo. «Buenos días» y «el café está caliente» han sido las únicas palabras
que han intercambiado, pero ella sabe que tarde o temprano sacará el tema de la
escena de ayer.
Con seguridad, Louis deja la revista sobre la mesa y se gira hacia ella con expresión
seria.
—Entonces, ¿qué hay entre tú y Liam? ¿Os veis a menudo? Por lo que recuerdo de él es
buena persona, y también muy responsable...
Es como si su vida se hubiera convertido en el argumento de una novela del siglo XIX.
Ella es una joven huérfana que vive en la habitación de la criada, en la buhardilla. Y en
este momento su hermano está a punto de preguntarle si las intenciones de Liam son
honradas.
¿Y qué será lo próximo? ¿El hospicio?
Willow sabe que él espera una respuesta. Tal vez deba decirle simplemente lo que él
espera oír. Al fin y al cabo, ¿no era esto lo que ella estaba buscando el otro día, algo
que le hiciera feliz? ¿Por qué no seguirle el rollo? ¿Montarse una historia? Ya lo ha
hecho antes. Después de todo, ¿le había dicho algo Liam sobre querer estudiar
antropología por Louis? Pero esta vez es más duro separar la verdadera razón por la
que estaban juntos y lo que Louis cree.
—No, no es que nos veamos mucho —contesta un poco después—. A veces va por el
campus, a las clases de las asignaturas que se matriculó, y me lo he encontrado una o
dos veces por allí. Eso es todo. O sea, que no te emociones demasiado, ¿vale?
—Ya veo —contesta Louis lentamente.
Le ha salido un tono más tajante del que ella pretendía. Su última intención era
disgustar a Louis aún más. Solamente quería que dejara de entrometerse. Willow evita
su mirada y esconde la cara tras el bol de cereales. Pero puede sentir los ojos de Louis
clavados en ella antes de que él vuelva a concentrarse en su desayuno.
Willow se siente fatal, pero ¿qué puede hacer? Por suerte, cuando Paola, vestida para
ir al trabajo, entra con Isabelle en brazos, la atención de Louis se desvía.
—Nos vamos —dice Paola, y le da un beso a Louis en la mejilla.
—Oh, escucha, Pao. —Louis levanta la mirada—. ¿No habrás visto unos números
antiguos del American Anthropology? No los encuentro por ninguna parte. ¿No sabes
dónde puedo haberlos dejado?
—Sí claro. ¿No los guardabas en tu estudio?
Un incómodo silencio llena la habitación cuando todos piensan en el hecho de que
Louis ya no tiene un estudio.
—Sí, sí, es verdad —contesta Louis.
—En ese caso, los metimos en cajas cuando vaciamos las estanterías para Willow.
Pusimos las cajas debajo de su cama, ¿te acuerdas?
Paola le da un beso a Isabelle, escondiendo la cara entre el cabello de su hija. Es un
gesto natural, pero Willow se pregunta si no lo hará para evitar su mirada.
—Es cierto, lo había olvidado. —Louis se levanta y se coloca la revista bajo el brazo—.
Iré a buscarlo.
Paola le lanza un beso de camino a la puerta.
—Hasta luego, Willow —le dice de espaldas.
—Hasta luego —responde Willow.
Oye cómo Louis sube la escalera y empieza a sacar cajas de debajo de su cama. No
tiene nada de lo que preocuparse. Debajo de la cama es territorio seguro.
Pero ¿y si Louis no se limita a ese área?
Willow empieza a sentir un sudor frío que le recorre el cuerpo. Que no haya escondido
nada debajo de la cama no significa que no lo haya hecho debajo del colchón.
Siguiendo los estereotipos, Willow no ha hecho nada diferente a cualquier otra chica
de su edad. La diferencia es que ella no ha escondido precisamente cartas de amor.
Imagina la cara que pondrá Louis si encuentra su escondite. No es que haya
demasiada cosa, solo unas cuantas cuchillas viejas, algo sucias, junto a algunos trapos
que ha usado para cortar las hemorragias. Sin embargo, el significado que encierran
esas cosas es demasiado evidente.
Claro que debería subir arriba y asegurarse de que su hermano no encuentra nada de
todo eso. Pero por alguna razón no tiene energía ni voluntad suficientes para
levantarse de la silla. Por un segundo piensa en la posibilidad de quedarse abajo, esperando que el destino decida por ella. Quizás eso sea lo mejor. Al fin y al cabo, es solo cuestión de tiempo. ¿Puede confiar realmente en que Liam vaya a guardarle el secreto?
Willow piensa en la posibilidad de una vida sin la cuchilla, en la reacción que tendrá su
hermano si encuentra sus cosas. La simple idea le hace salir disparada. Sube la escalera
de dos en dos y se para en la puerta de su habitación prestada, casi sin aliento. Mira
cómo su hermano va sacando una a una las cajas de cartón que hay bajo su cama.
Hasta ahora las cosas van bien. Él está ocupado buscando entre libros y revistas. Es
evidente que no tiene ningún interés en mirar debajo del colchón.
Willow pasea frente al espejo, mirando el reflejo de Louis. Se da cuenta de que su
hermano ha dejado la revista que estaba leyendo sobre la cómoda y se pone a pasar las páginas sin demasiado interés: parece que es un volumen dedicado a los ritos
funerarios de la antigua Grecia. Willow está a punto de volver a dejarlo cuando se
encuentra con un papel doblado entre las páginas. Le llama la atención al ver el
membrete de su instituto.
Eso solo puede significar una cosa. Deben de haberle citado. Alguien debe haber
descubierto algo sobre ella. Le tiemblan las manos. Sin dejar de vigilar el espejo,
despliega el papel y se pone a leer.
Pero no es nada de eso. Se trata nada más de una carta genérica escrita a todos los
padres de alumnos de su curso. Cada padre o tutor debe pedir una cita para
informarse de los cursos de preparación para los exámenes, la orientación para la
universidad, bla, bla...
La misma porquería de la que estaban hablando Maru v compañía el otro día. Nada
importante.
Willow se siente tan aliviada que se olvida por unos segundos de las verdaderas
implicaciones de la carta. Está claro que no tiene ninguna importancia para ella. Nada
le podría importar menos que el que Louis tuviera que ir a una de esas aburridas reuniones con los profesores.
Pero ¿y Louis? Ese no era el plan. Él debería estar haciendo ese tipo de cosas por Isabelle, por su hija. Él no necesita un ensayo general. Está segura de que Louis le odia por haberle traído esa carga a su vida. Si no fuera así, ¿no se lo habría comentado? Al
fin y al cabo, el instituto es uno de los pocos temas de conversación que puede tener
con ella. Willow vuelve a dejar la carta en la revista, avergonzada de haber pensado primero en ella.
Hola aca les dejo dos caps :) espero que les gusten!
COMENTEN PORFAVOR!
—¿Puedo preguntarte algo? —dice finalmente.
—Sí —asiente Willow—. Está segura de que va a preguntarle si es virgen o si alguna
vez...
—¿Estás mal de la cabeza?
Sí.
—No, lo digo en serio —continúa sin esperar la respuesta—. ¿Estás mal de la cabeza?
Además —continúa, dando una patada a una piedra—, ¿quién dice que yo sienta eso
por ti?
Willow se siente aliviada y humillada a la vez. Nunca se le había ocurrido que él tuviera
que sentir algo para querer acostarse con ella.
—Bueno, yo solo pensaba que, ya sabes, tú eres...
—Cállate —le interrumpe—, ahora mismo.
Los dos se quedan un rato en silencio. Él aparta la mirada y mira hacia delante. Willow
no sabe muy bien qué hacer ahora. Quizá debería simplemente levantarse e irse a
casa, pero justo cuando está pensando esto, Liam se gira de nuevo con otra pregunta.
—¿Por qué lo haces? —pregunta—. ¿Podrías al menos explicarme esto? ¿Por qué?
—¿Qué te hace pensar que yo quiera hablar de esto contigo? ¿Qué te hace pensar que
yo sienta eso por ti? —dice Willow imitando sus palabras. Quiere inyectar todo el
veneno que pueda en su voz. Se siente avergonzada y humillada por la locura de su
oferta y lo fácilmente que él la ha rechazado.
—¡Total! ¡Hace un momento estabas dispuesta a acostarte conmigo! —Liam sacude la
cabeza ante la absurdidad de todo este asunto. Por primera vez Willow se da cuenta
de que él todavía la está cogiendo de la mano. Y, aunque la acaba de humillar, aunque
acaba de hacerla sentir como una idiota, no quiere soltarse.
—¿Qué se supone que debo hacer contigo? —Liam habla en voz alta, pero es evidente
que no se está dirigiendo a ella—. Iba a ser un semestre genial. No puedo pasar el
rato... ¡Dios! ¡Yo no quiero esto! —murmura con indignación.
Willow no puede evitar reírse. ¿Es que ella sí que lo quiere?
—¿Qué es tan divertido? —Se vuelve hacia ella—. ¿Te parece divertido?
Willow se encoge de hombros.
—Claro, mis padres están muertos, es tronchante.
Liam le mira avergonzado por unos instantes.
—¿Cómo...? ¿Te importaría explicarme...? ¿Cómo ocurrió exactamente? ¿Cuándo fue?
No es la primera vez que le preguntan eso. La respuesta nunca es fácil, pero Willow le
agradece el tacto con el que ha formulado la pregunta.
—Fue... Yo estaba... Yo conducía. Ocurrió hace unos siete meses. —Willow expone los
hechos sin rodeos.
—¿Ya tenías el carnet? —Liam frunce el ceño.
—¿Eh...? —Willow hace el mismo gesto. No era la respuesta que esperaba—. No, tenía
un permiso provisional. ¿Por qué?
—Bueno...
—Mira —le interrumpe Willow—. En realidad no quiero hablar de esto, ¿vale? Es muy
duro para mí. —Sacude la cabeza lo ridículamente inadecuada y suave que suena su
expresión.
—De acuerdo, lo comprendo. —Le coge de la muñeca y observa la sangre que empieza
a secarse—. Entiendo que sea duro para ti, pero no creo que esta sea la mejor manera
de solucionarlo.
—Cuando estés en mi lugar ya me dirás lo que debo hacer. —Willow aparta el brazo
con fuerza y la sangre vuelve a brotar de las heridas.
—Ten cuidado, ¿vale? —le suelta Liam. Se pone a buscar algo en su mochila—. Aquí
está. —Saca una caja de tiritas, una botella de agua oxigenada y una caja de algodón.
Willow le mira inquisitivamente. Una cosa es que ella lleve ese tipo de cosas en la
mochila pero...
—Estoy en el equipo de remo —explica Liam—. Salimos al río tres veces por semana. En
cualquier caso, me salen un montón de ampollas de remar y lo último que necesito es
que me entre agua sucia en una herida abierta.
Willow asiente. ¿Debería limpiarse delante de él? ¿Prolongar este encuentro que no le
ha traído más que angustia? Lo más inteligente sería levantarse y huir corriendo. Dejar
el trabajo en la biblioteca, evitarle en el pasillo, no volver a verle nunca más.
—Venga, tú misma —dice, señalando los vendajes.
Por alguna razón la idea de curarse delante de él le resulta embarazosa, es algo tan
privado e íntimo como el mismo hecho de cortarse. ¡Total! Inconscientemente repite
las palabras de Liam en su interior. ¡Hace un momento estabas dispuesta a acostarte con él!
Con un suspiro, abre la botella de agua oxigenada y vierte un poco sobre el algodón.
Willow debería ser una experta en este tipo de cosas a estas alturas, pero parece que
está teniendo dificultades. Por una parte, ella es diestra, y esta herida está situada en
una parte del brazo derecho que resulta difícil alcanzar con la mano izquierda, y por la
otra... Todo lo ocurrido esta tarde ha acabado con ella. Está completamente agotada.
Frota un par de veces la herida con el algodón antes de dejarlo caer sobre su regazo.
Cierra los ojos y se da por vencida. Está demasiado cansada.
Willow está recostada en el banco, piensa en si debería quedarse dormida allí mismo,
e intenta con todas sus fuerzas olvidar lo ocurrido en la última hora. En ese momento,
siente la mano de Liam en su brazo.
Y ahora, ¿qué?
Abre los ojos, preguntándose qué está él haciendo ahora. ¿Se avecina otra discusión?
¿Un sermón sobre su falta de higiene? Pero parece que esta vez Liam pasa de discutir.
Está totalmente concentrado en el brazo y examina las heridas que ella misma se ha
provocado. Ella le mira con los ojos entreabiertos. Él vuelve a coger el algodón y con
suavidad le limpia la herida. Tiene unas manos bonitas, grandes y suaves. Willow no
logra recordar cuál fue la última vez que alguien la tocó así. De hecho, él está siendo mucho más cuidadoso que ella cuando se desinfecta algunas de las heridas más recientes. Con destreza, le venda las heridas y le baja la manga.
Durante todo este rato, los dos han estado en silencio. Y ahora, aunque Willow siente que debería darle las gracias, no solo por lo que acaba de hacer, sino por haberle guardado el secreto, no logra encontrar las palabras adecuadas. Parece que Liam también quiere decir algo, pero no sabe qué decir ni cómo. Así que ambos se quedan ahí sentados mirándose en silencio. La noche va llegando y se apodera de todo a su alrededor.
Capitulo -15
Willow observa a su hermano mientras se come los cereales. Louis tiene una taza de
café en una mano y una revista académica en la otra. Se le ve totalmente absorto en la
lectura, pero está a punto de acabar el artículo y a Willow le aterra lo que va a ocurrir
cuando acabe.
Sabe perfectamente que va a sacar el tema de ayer por la tarde. Le hará todo tipo de
preguntas sobre Liam. Querrá saber si hay algo entre ellos.
Willow no ha visto a su hermano desde que ella y Liam irrumpieron en su oficina ayer
por la tarde. Louis tuvo que ir después a una conferencia y llegó a casa cuando ella ya
estaba durmiendo. «Buenos días» y «el café está caliente» han sido las únicas palabras
que han intercambiado, pero ella sabe que tarde o temprano sacará el tema de la
escena de ayer.
Con seguridad, Louis deja la revista sobre la mesa y se gira hacia ella con expresión
seria.
—Entonces, ¿qué hay entre tú y Liam? ¿Os veis a menudo? Por lo que recuerdo de él es
buena persona, y también muy responsable...
Es como si su vida se hubiera convertido en el argumento de una novela del siglo XIX.
Ella es una joven huérfana que vive en la habitación de la criada, en la buhardilla. Y en
este momento su hermano está a punto de preguntarle si las intenciones de Liam son
honradas.
¿Y qué será lo próximo? ¿El hospicio?
Willow sabe que él espera una respuesta. Tal vez deba decirle simplemente lo que él
espera oír. Al fin y al cabo, ¿no era esto lo que ella estaba buscando el otro día, algo
que le hiciera feliz? ¿Por qué no seguirle el rollo? ¿Montarse una historia? Ya lo ha
hecho antes. Después de todo, ¿le había dicho algo Liam sobre querer estudiar
antropología por Louis? Pero esta vez es más duro separar la verdadera razón por la
que estaban juntos y lo que Louis cree.
—No, no es que nos veamos mucho —contesta un poco después—. A veces va por el
campus, a las clases de las asignaturas que se matriculó, y me lo he encontrado una o
dos veces por allí. Eso es todo. O sea, que no te emociones demasiado, ¿vale?
—Ya veo —contesta Louis lentamente.
Le ha salido un tono más tajante del que ella pretendía. Su última intención era
disgustar a Louis aún más. Solamente quería que dejara de entrometerse. Willow evita
su mirada y esconde la cara tras el bol de cereales. Pero puede sentir los ojos de Louis
clavados en ella antes de que él vuelva a concentrarse en su desayuno.
Willow se siente fatal, pero ¿qué puede hacer? Por suerte, cuando Paola, vestida para
ir al trabajo, entra con Isabelle en brazos, la atención de Louis se desvía.
—Nos vamos —dice Paola, y le da un beso a Louis en la mejilla.
—Oh, escucha, Pao. —Louis levanta la mirada—. ¿No habrás visto unos números
antiguos del American Anthropology? No los encuentro por ninguna parte. ¿No sabes
dónde puedo haberlos dejado?
—Sí claro. ¿No los guardabas en tu estudio?
Un incómodo silencio llena la habitación cuando todos piensan en el hecho de que
Louis ya no tiene un estudio.
—Sí, sí, es verdad —contesta Louis.
—En ese caso, los metimos en cajas cuando vaciamos las estanterías para Willow.
Pusimos las cajas debajo de su cama, ¿te acuerdas?
Paola le da un beso a Isabelle, escondiendo la cara entre el cabello de su hija. Es un
gesto natural, pero Willow se pregunta si no lo hará para evitar su mirada.
—Es cierto, lo había olvidado. —Louis se levanta y se coloca la revista bajo el brazo—.
Iré a buscarlo.
Paola le lanza un beso de camino a la puerta.
—Hasta luego, Willow —le dice de espaldas.
—Hasta luego —responde Willow.
Oye cómo Louis sube la escalera y empieza a sacar cajas de debajo de su cama. No
tiene nada de lo que preocuparse. Debajo de la cama es territorio seguro.
Pero ¿y si Louis no se limita a ese área?
Willow empieza a sentir un sudor frío que le recorre el cuerpo. Que no haya escondido
nada debajo de la cama no significa que no lo haya hecho debajo del colchón.
Siguiendo los estereotipos, Willow no ha hecho nada diferente a cualquier otra chica
de su edad. La diferencia es que ella no ha escondido precisamente cartas de amor.
Imagina la cara que pondrá Louis si encuentra su escondite. No es que haya
demasiada cosa, solo unas cuantas cuchillas viejas, algo sucias, junto a algunos trapos
que ha usado para cortar las hemorragias. Sin embargo, el significado que encierran
esas cosas es demasiado evidente.
Claro que debería subir arriba y asegurarse de que su hermano no encuentra nada de
todo eso. Pero por alguna razón no tiene energía ni voluntad suficientes para
levantarse de la silla. Por un segundo piensa en la posibilidad de quedarse abajo, esperando que el destino decida por ella. Quizás eso sea lo mejor. Al fin y al cabo, es solo cuestión de tiempo. ¿Puede confiar realmente en que Liam vaya a guardarle el secreto?
Willow piensa en la posibilidad de una vida sin la cuchilla, en la reacción que tendrá su
hermano si encuentra sus cosas. La simple idea le hace salir disparada. Sube la escalera
de dos en dos y se para en la puerta de su habitación prestada, casi sin aliento. Mira
cómo su hermano va sacando una a una las cajas de cartón que hay bajo su cama.
Hasta ahora las cosas van bien. Él está ocupado buscando entre libros y revistas. Es
evidente que no tiene ningún interés en mirar debajo del colchón.
Willow pasea frente al espejo, mirando el reflejo de Louis. Se da cuenta de que su
hermano ha dejado la revista que estaba leyendo sobre la cómoda y se pone a pasar las páginas sin demasiado interés: parece que es un volumen dedicado a los ritos
funerarios de la antigua Grecia. Willow está a punto de volver a dejarlo cuando se
encuentra con un papel doblado entre las páginas. Le llama la atención al ver el
membrete de su instituto.
Eso solo puede significar una cosa. Deben de haberle citado. Alguien debe haber
descubierto algo sobre ella. Le tiemblan las manos. Sin dejar de vigilar el espejo,
despliega el papel y se pone a leer.
Pero no es nada de eso. Se trata nada más de una carta genérica escrita a todos los
padres de alumnos de su curso. Cada padre o tutor debe pedir una cita para
informarse de los cursos de preparación para los exámenes, la orientación para la
universidad, bla, bla...
La misma porquería de la que estaban hablando Maru v compañía el otro día. Nada
importante.
Willow se siente tan aliviada que se olvida por unos segundos de las verdaderas
implicaciones de la carta. Está claro que no tiene ninguna importancia para ella. Nada
le podría importar menos que el que Louis tuviera que ir a una de esas aburridas reuniones con los profesores.
Pero ¿y Louis? Ese no era el plan. Él debería estar haciendo ese tipo de cosas por Isabelle, por su hija. Él no necesita un ensayo general. Está segura de que Louis le odia por haberle traído esa carga a su vida. Si no fuera así, ¿no se lo habría comentado? Al
fin y al cabo, el instituto es uno de los pocos temas de conversación que puede tener
con ella. Willow vuelve a dejar la carta en la revista, avergonzada de haber pensado primero en ella.
Hola aca les dejo dos caps :) espero que les gusten!
COMENTEN PORFAVOR!
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
jaja sabia que Liam no iba a aceptar me gustaron los Capis seguila besos!!!
{Maru.}
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Maru... escribió:jaja sabia que Liam no iba a aceptar me gustaron los Capis seguila besos!!!
jaja era medio obvio, gracias mañana subo :)
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Perdon por no poder subir en todo el finde :/ estuve de viaje, asi que les dejo maraton de 4 caps :)
Maraton 1/4
Capitulo -16
—Louis, lo siento —dice Willow, girándose de espaldas al espejo.
—¿Que lo sientes? —Contesta con el ceño fruncido mientras husmea entre las cajas—.
¿El qué?
—Bueno... —A Willow se le corta la voz. ¿Qué le puede decir? ¿Perdón por arruinarle
la vida? ¿Perdón por haber cogido el coche aquella noche? ¿Qué podría decirle que
expresara lo que siente?
¡A lo mejor bastaría con preguntarle si le gustaría comprarse un gato!
Bastaría con decir que siente que tenga que aguantar una reunión padre-profesor con
quince años de antelación. Eso podría ser algo por lo que pedir perdón sin sonar
demasiado melodramática. Claro, si no fuera porque se supone que ella no sabe nada.
Hablar con su hermano cada vez se parece más a atravesar un campo de minas. Tiene
que ir con cuidado si no quiere poner el pie en una de las trampas.
—¡Eh, mira esto! —exclama Louis mientras mete la mano en una de las cajas y saca un
pequeño volumen azul—. Lo había olvidado —murmura, sacándole el polvo del lomo.
Willow puede ver que es uno de los libros de su padre. Louis lo deja en el suelo y
vuelve a meter las cajas bajo la cama.
—Perdona —se levanta—, ¿decías algo?
—No, nada —responde Willow con tristeza. Recoge el jersey y la mochila que están
sobre la silla. Es hora de irse si no quiere llegar tarde al instituto. Se para un instante
en la puerta y mira a Louis—. No tengo nada que decir.
Al menos eso es verdad.
Willow sabe que, para alguien que no sepa nada, ella parece una alumna ideal. Su
mano recorre la hoja a toda velocidad cuando toma apuntes, palabra por palabra, de
lo que dice la profesora. Ha perfeccionado tanto su técnica de fingir que hasta parece
prestar atención cuando en realidad su mente está a miles de kilómetros de aquí. No
es solo eso, sino que también sabe cuándo asentir fervientemente para mostrar un
sincero interés.
Pero el hecho es que no ha escuchado ni una palabra. Ni una en todo el día. Podría
haber estado perfectamente en otro planeta.
A Willow no le pueden preocupar cosas como los verbos irregulares o la mitología
griega. Su mente está en otra parte. Sigue debatiéndose entre el alivio de que Louis no
haya encontrado sus cosas y el miedo a que Liam la delate.
No lo ha visto por ninguna parte. Bueno, eso tampoco tiene nada de especial teniendo
en cuenta que no van a ninguna clase juntos, pero aun así... Necesita hablar con él.
Tiene que saber qué le depara el futuro. Todavía no ha acabado de digerir el hecho de
que alguien más conozca su secreto.
Si tiene que elegir a alguien para que sepa su secreto, supone que Liam es mejor que,
digamos, Claudia, con la que comparte clase de historia. Pero eso no quita que el
estómago le dé un vuelco cada vez que piensa que él sabe lo suyo.
Willow levanta la mirada cuando el resto de sus compañeros se levanta y empieza a
recoger sus libros. Debe de haber tocado el timbre.
¡Punto positivo! Willow no puede evitar sonreír. Imagina lo superaplicada que debe
parecer en estos momentos, sentada en su silla, acabando de escribir...
Bueno, ya es suficiente. Cierra el cuaderno con contundencia y lo guarda en su
mochila. Ha logrado sobrevivir un día más en el instituto sin ponerse en evidencia.
Vaya, al menos es algo.
Willow se dirige hacia la doble puerta de entrada con el resto de estudiantes. Es la
hora de su turno en la biblioteca. Con las prisas de la salida, se choca con otra chica
que va en dirección opuesta.
—Perdona —se disculpa Willow mientras las dos intentan desembarazarse la una de la
otra.
—¡ Ah! No te preocupes. Escucha, ¿puedo hacerte una pregunta?
Willow la mira con cautela. ¿Qué puede querer peguntarle esta chica, una total
desconocida para ella?
Tal vez lo único que quiera saber es cuál sería la manera más fácil de matar a sus padres, o quizás esté pensando en comprarse mi patito.
—Necesito... Si me pudieras ayudar... —continúa la chica, con cierta impaciencia—.
Soy...
—¿Disculpa? —interrumpe Willow, totalmente sorprendida por la pregunta. La idea de
que alguien pueda necesitar su ayuda es tan novedosa, tan seductora, que la deja fría.
—Voy un poco perdida. Soy nueva aquí y se supone que he quedado con... Mira, tú ya
te conoces todo esto. ¿Sabes dónde está la biblioteca?
¿Que yo me conozco todo esto?
Bueno, sí que sé dónde está la biblioteca.
¿Debería acompañarla? Ella también va hacia allí. Puede resultar algo incómodo, pero
será mejor que mostrarle el camino y caminar detrás de ella todo el rato.
A lo mejor no está mal que vayan juntas. Después de todo esta chica no sabe nada de
ella, aparte de que también es nueva. Y no solo eso, sino que además ha hecho
parecer a Willow la persona más competente del pasillo.
—Sí, de hecho, yo también voy en esa dirección —dice Willow un momento después.
Echa a caminar hacia la salida, seguida por la otra chica.
Quizá debería preguntarle qué va a hacer en la biblioteca, podríamos...
—¿La biblioteca está en otro edificio?
—¿Eh?
—¿Cómo es que hemos salido a la calle? —le pregunta la otra chica con cierta
irritación en su voz. La expresión de su cara es mucho menos amigable que hace unos
minutos.
—¿Estás buscando la biblioteca? —Un chico bastante mono pasa tranquilamente junto
a ellas. Parece interesado en la acompañante de Willow—. Está ahí detrás —dice,
señalando el edificio.
—Gracias, ya me imaginaba que no estaría fuera.
Los dos se quedan mirando a Willow.
¡Claro! No se refería a esa biblioteca.
Willow no puede creerse que acabe de cometer un error tan tonto. Al oír la palabra
«biblioteca» había penado que...
—Yo... Mira, pensaba que te referías a... Yo trabajo en la biblioteca de la universidad y
simplemente...
—¿Eres bibliotecaria? —Es evidente que el chico no lo dice en un tono positivo y a la
chica se le escapa una risita—. Ven, te indico el camino —le dice el chico. Willow
observa cómo el chico aguanta la puerta abierta.
¿Era demasiado pedir pasar el día sin ponerme en evidencia?
—¡Willow!
Y ahora, ¿qué?
Se gira y ve a Liam junto a las barras donde la gente deja las bicicletas. Maru está a su
lado.
Willow les saluda con cautela. Lo que acaba de ocurrir la ha hecho sentirse insegura, y
desea con todas sus fuerzas que Liam y Maru no se hayan enterado de nada. Se
pregunta por qué él la estará llamando. Y ¿qué está haciendo con Maru? No debería
sorprenderse tanto de que se conozcan: los dos son alumnos de último curso y este es un instituto pequeño. Pero no deja de inquietarle. Tal vez los dos hayan estado
hablando sobre su obsesión por los gatos; tal vez hayan estado hablando de algo peor.
¿Será Maru su novia o algo así?
No es que a Willow le importe eso.
—¿Vas a la biblioteca? —le grita Liam a lo lejos.
¿Está bromeando?
—¿A cuál? —pregunta Willow mientras se dirige hacia ellos.
—A la de la universidad —responde Liam con sencillez—. ¿Te acompañamos? Maru
también va en esa dirección. Ya os conocéis, ¿verdad?
—Claro —asiente Maru.
Willow la mira de reojo. La otra chica la mira con afabilidad, tal vez aburrimiento, pero
nada más allá de eso.
Aun así, ¿es todo tan inocente como parece? ¿Cómo puede saber que los dos no han
estado intercambiando información, contrastando historias, tal vez?
Willow se siente muy tensa. No acaba de entender por qué Liam quiere acompañarla al
campus. Claro que estaba esperando el momento de volver a hablar con él, pero no
piensa hacerlo ahora. No con público.
—Vale —contesta finalmente después de un momento. Mira el aparcamiento de
bicicletas, deseando ver ahí la suya. Entonces, tendría la excusa perfecta para no tener
que unirse a ellos, pero tal y como están las cosas, no se le ocurre ninguna manera de
escaquearse. Una gota de sudor le baja por la espalda.
—No sabía que trabajaras en la biblioteca —dice Maru cuando finalmente se ponen a
andar juntos. Saca de su mochila unas gafas de sol—. Eso sí que es un puntazo. ¿Cómo
lo conseguiste? Pensaba que tenías que ser universitario. O sea, que debes tener algún
enchufe o algo así para conseguir un trato especial como ese...
¿Enchufe? No exactamente. Después de matar a mis padres, la facultad relajó un poco las normas. Una especie de premio de consolación.
—¡ Ah! Casi me olvido —interrumpe Liam. Su tono de voz es suave, pero un poco fuera
de lugar y Maru lo mira sorprendida—. No vendré a clase de historia mañana —
continúa—. ¿Me podrás pasar los apuntes?
—Sí, claro —contesta Maru encogiéndose de hombros.
—Gracias —dice Liam—, te lo agradezco.
Willow no está muy segura de lo que acaba de pasar. ¿Es su imaginación o Liam acaba
de salir en su ayuda? ¿Ha evitado que Maru le haga preguntas dolorosas?
—Bueno. —Willow carraspea—. ¿Cómo es que vais hacia arriba? —Le gusta como ha
sonado eso. Un poco aburrido, sí, pero mucho mejor que lo de los gatos.
—Voy a pedir información sobre unas prácticas —dice Maru mientras cruzan la calle y
se dirigen hacia el parque—. Preferiría buscar un trabajo normal o algo así, por el
dinero. Pero ¿unas prácticas en la universidad? Ese es el toque final de mi expediente.
—Yo tengo que consultar unos libros en la biblioteca —dice Liam—. Además de devolver el Tristes.
Maraton 1/4
Capitulo -16
—Louis, lo siento —dice Willow, girándose de espaldas al espejo.
—¿Que lo sientes? —Contesta con el ceño fruncido mientras husmea entre las cajas—.
¿El qué?
—Bueno... —A Willow se le corta la voz. ¿Qué le puede decir? ¿Perdón por arruinarle
la vida? ¿Perdón por haber cogido el coche aquella noche? ¿Qué podría decirle que
expresara lo que siente?
¡A lo mejor bastaría con preguntarle si le gustaría comprarse un gato!
Bastaría con decir que siente que tenga que aguantar una reunión padre-profesor con
quince años de antelación. Eso podría ser algo por lo que pedir perdón sin sonar
demasiado melodramática. Claro, si no fuera porque se supone que ella no sabe nada.
Hablar con su hermano cada vez se parece más a atravesar un campo de minas. Tiene
que ir con cuidado si no quiere poner el pie en una de las trampas.
—¡Eh, mira esto! —exclama Louis mientras mete la mano en una de las cajas y saca un
pequeño volumen azul—. Lo había olvidado —murmura, sacándole el polvo del lomo.
Willow puede ver que es uno de los libros de su padre. Louis lo deja en el suelo y
vuelve a meter las cajas bajo la cama.
—Perdona —se levanta—, ¿decías algo?
—No, nada —responde Willow con tristeza. Recoge el jersey y la mochila que están
sobre la silla. Es hora de irse si no quiere llegar tarde al instituto. Se para un instante
en la puerta y mira a Louis—. No tengo nada que decir.
Al menos eso es verdad.
Willow sabe que, para alguien que no sepa nada, ella parece una alumna ideal. Su
mano recorre la hoja a toda velocidad cuando toma apuntes, palabra por palabra, de
lo que dice la profesora. Ha perfeccionado tanto su técnica de fingir que hasta parece
prestar atención cuando en realidad su mente está a miles de kilómetros de aquí. No
es solo eso, sino que también sabe cuándo asentir fervientemente para mostrar un
sincero interés.
Pero el hecho es que no ha escuchado ni una palabra. Ni una en todo el día. Podría
haber estado perfectamente en otro planeta.
A Willow no le pueden preocupar cosas como los verbos irregulares o la mitología
griega. Su mente está en otra parte. Sigue debatiéndose entre el alivio de que Louis no
haya encontrado sus cosas y el miedo a que Liam la delate.
No lo ha visto por ninguna parte. Bueno, eso tampoco tiene nada de especial teniendo
en cuenta que no van a ninguna clase juntos, pero aun así... Necesita hablar con él.
Tiene que saber qué le depara el futuro. Todavía no ha acabado de digerir el hecho de
que alguien más conozca su secreto.
Si tiene que elegir a alguien para que sepa su secreto, supone que Liam es mejor que,
digamos, Claudia, con la que comparte clase de historia. Pero eso no quita que el
estómago le dé un vuelco cada vez que piensa que él sabe lo suyo.
Willow levanta la mirada cuando el resto de sus compañeros se levanta y empieza a
recoger sus libros. Debe de haber tocado el timbre.
¡Punto positivo! Willow no puede evitar sonreír. Imagina lo superaplicada que debe
parecer en estos momentos, sentada en su silla, acabando de escribir...
Bueno, ya es suficiente. Cierra el cuaderno con contundencia y lo guarda en su
mochila. Ha logrado sobrevivir un día más en el instituto sin ponerse en evidencia.
Vaya, al menos es algo.
Willow se dirige hacia la doble puerta de entrada con el resto de estudiantes. Es la
hora de su turno en la biblioteca. Con las prisas de la salida, se choca con otra chica
que va en dirección opuesta.
—Perdona —se disculpa Willow mientras las dos intentan desembarazarse la una de la
otra.
—¡ Ah! No te preocupes. Escucha, ¿puedo hacerte una pregunta?
Willow la mira con cautela. ¿Qué puede querer peguntarle esta chica, una total
desconocida para ella?
Tal vez lo único que quiera saber es cuál sería la manera más fácil de matar a sus padres, o quizás esté pensando en comprarse mi patito.
—Necesito... Si me pudieras ayudar... —continúa la chica, con cierta impaciencia—.
Soy...
—¿Disculpa? —interrumpe Willow, totalmente sorprendida por la pregunta. La idea de
que alguien pueda necesitar su ayuda es tan novedosa, tan seductora, que la deja fría.
—Voy un poco perdida. Soy nueva aquí y se supone que he quedado con... Mira, tú ya
te conoces todo esto. ¿Sabes dónde está la biblioteca?
¿Que yo me conozco todo esto?
Bueno, sí que sé dónde está la biblioteca.
¿Debería acompañarla? Ella también va hacia allí. Puede resultar algo incómodo, pero
será mejor que mostrarle el camino y caminar detrás de ella todo el rato.
A lo mejor no está mal que vayan juntas. Después de todo esta chica no sabe nada de
ella, aparte de que también es nueva. Y no solo eso, sino que además ha hecho
parecer a Willow la persona más competente del pasillo.
—Sí, de hecho, yo también voy en esa dirección —dice Willow un momento después.
Echa a caminar hacia la salida, seguida por la otra chica.
Quizá debería preguntarle qué va a hacer en la biblioteca, podríamos...
—¿La biblioteca está en otro edificio?
—¿Eh?
—¿Cómo es que hemos salido a la calle? —le pregunta la otra chica con cierta
irritación en su voz. La expresión de su cara es mucho menos amigable que hace unos
minutos.
—¿Estás buscando la biblioteca? —Un chico bastante mono pasa tranquilamente junto
a ellas. Parece interesado en la acompañante de Willow—. Está ahí detrás —dice,
señalando el edificio.
—Gracias, ya me imaginaba que no estaría fuera.
Los dos se quedan mirando a Willow.
¡Claro! No se refería a esa biblioteca.
Willow no puede creerse que acabe de cometer un error tan tonto. Al oír la palabra
«biblioteca» había penado que...
—Yo... Mira, pensaba que te referías a... Yo trabajo en la biblioteca de la universidad y
simplemente...
—¿Eres bibliotecaria? —Es evidente que el chico no lo dice en un tono positivo y a la
chica se le escapa una risita—. Ven, te indico el camino —le dice el chico. Willow
observa cómo el chico aguanta la puerta abierta.
¿Era demasiado pedir pasar el día sin ponerme en evidencia?
—¡Willow!
Y ahora, ¿qué?
Se gira y ve a Liam junto a las barras donde la gente deja las bicicletas. Maru está a su
lado.
Willow les saluda con cautela. Lo que acaba de ocurrir la ha hecho sentirse insegura, y
desea con todas sus fuerzas que Liam y Maru no se hayan enterado de nada. Se
pregunta por qué él la estará llamando. Y ¿qué está haciendo con Maru? No debería
sorprenderse tanto de que se conozcan: los dos son alumnos de último curso y este es un instituto pequeño. Pero no deja de inquietarle. Tal vez los dos hayan estado
hablando sobre su obsesión por los gatos; tal vez hayan estado hablando de algo peor.
¿Será Maru su novia o algo así?
No es que a Willow le importe eso.
—¿Vas a la biblioteca? —le grita Liam a lo lejos.
¿Está bromeando?
—¿A cuál? —pregunta Willow mientras se dirige hacia ellos.
—A la de la universidad —responde Liam con sencillez—. ¿Te acompañamos? Maru
también va en esa dirección. Ya os conocéis, ¿verdad?
—Claro —asiente Maru.
Willow la mira de reojo. La otra chica la mira con afabilidad, tal vez aburrimiento, pero
nada más allá de eso.
Aun así, ¿es todo tan inocente como parece? ¿Cómo puede saber que los dos no han
estado intercambiando información, contrastando historias, tal vez?
Willow se siente muy tensa. No acaba de entender por qué Liam quiere acompañarla al
campus. Claro que estaba esperando el momento de volver a hablar con él, pero no
piensa hacerlo ahora. No con público.
—Vale —contesta finalmente después de un momento. Mira el aparcamiento de
bicicletas, deseando ver ahí la suya. Entonces, tendría la excusa perfecta para no tener
que unirse a ellos, pero tal y como están las cosas, no se le ocurre ninguna manera de
escaquearse. Una gota de sudor le baja por la espalda.
—No sabía que trabajaras en la biblioteca —dice Maru cuando finalmente se ponen a
andar juntos. Saca de su mochila unas gafas de sol—. Eso sí que es un puntazo. ¿Cómo
lo conseguiste? Pensaba que tenías que ser universitario. O sea, que debes tener algún
enchufe o algo así para conseguir un trato especial como ese...
¿Enchufe? No exactamente. Después de matar a mis padres, la facultad relajó un poco las normas. Una especie de premio de consolación.
—¡ Ah! Casi me olvido —interrumpe Liam. Su tono de voz es suave, pero un poco fuera
de lugar y Maru lo mira sorprendida—. No vendré a clase de historia mañana —
continúa—. ¿Me podrás pasar los apuntes?
—Sí, claro —contesta Maru encogiéndose de hombros.
—Gracias —dice Liam—, te lo agradezco.
Willow no está muy segura de lo que acaba de pasar. ¿Es su imaginación o Liam acaba
de salir en su ayuda? ¿Ha evitado que Maru le haga preguntas dolorosas?
—Bueno. —Willow carraspea—. ¿Cómo es que vais hacia arriba? —Le gusta como ha
sonado eso. Un poco aburrido, sí, pero mucho mejor que lo de los gatos.
—Voy a pedir información sobre unas prácticas —dice Maru mientras cruzan la calle y
se dirigen hacia el parque—. Preferiría buscar un trabajo normal o algo así, por el
dinero. Pero ¿unas prácticas en la universidad? Ese es el toque final de mi expediente.
—Yo tengo que consultar unos libros en la biblioteca —dice Liam—. Además de devolver el Tristes.
Mrs. Styhorapaylikson
Re: Willow - (Liam payne y Willow Tomlinson) [TERMINADA]
Maraton 2/4
Capitulo -17
—¡Oh, Dios! ¿Todavía estás enganchado con el libro mohoso ese? —Maru niega con la
cabeza—. ¡Estás obsesionado!
—¡Pero si es un libro genial! —exclama Willow. Está un poco sorprendida por la
intensidad de su respuesta y, por la cara que tiene, Maru también, pero Liam sonríe.
—Oh, ¿lo conoces? —Maru se ajusta las gafas de sol—. No sabía que era tan famoso.
O sea, a Liam le gustan todos estos libros oscuros que nadie más conoce. Es como que
dices, ¿por qué? Pero supongo que a ti también te van todas esas cosas, ¿no? ¿Qué
era? ¿Antropología?
—Yo... Sí —dice Willow, sin fuerzas. Se alegra de ver que solo quedan unas cuantas
calles para llegar al campus. Las cosas no están yendo tan mal como el otro día pero,
aguantar sin hacer ni decir ninguna tontería... en fin, es una presión.
—Aunque ese tipo de cosas son las que hacen que tu expediente destaque —continúa
Maru, pensativa—. Ya sabes, haber leído cosas que no son obligatorias.
Willow no puede evitar encontrar todo eso un poco ridículo. Está segura que, para
Maru, la antropología no es más que un toque para adornar su curriculum.
—O sea, ir a clases de antropología —sigue hablando Maru, como si estuviera leyendo
los pensamientos de Willow— es muy original.
Willow se pregunta qué hubiera hecho su padre ante este comentario.
Quiere cambiar de tema, pero ¿cómo? No se le ocurre nada que pueda ser apropiado o
interesante. Quizá simplemente debería decir algo desagradable. Decirle a la chica que
la encuentra aburrida. O mejor aún, atemorizarla con historias de gente con
expedientes inmaculados que no pudieron entrar en ninguna de sus primeras
opciones.
Eso serviría.
Sin embargo, Willow no quiere ser mala. Solo quiere hablar con Maru de algo
diferente.
—¿Cómo es que te llamó la atención? —Pregunta Maru, mirando a Willow—. O sea,
¿qué es lo que te hizo interesarte por el tema? —Si se está dando cuenta de la cara de
desesperación que se le pone a Willow, no se nota mucho—. ¿Alguien te dijo...?
Pero, de repente, Liam les interrumpe, incluso más bruscamente que antes.
—Oh, pero ¿qué más da? —dice, como aburrido—. Hablemos de otra cosa. Bueno, ¿de
qué van las prácticas esas? —pregunta, cuando ya están dejando atrás el parque.
A Willow le sorprende lo hábilmente que sabe cambiar di tema Liam. Lo fácilmente que
evita situaciones en las que ella podría decir algo de lo que se pudiera arrepentir. Es la
segunda vez que ha acudido en su ayuda justo en el momento en que las cosas
empezaban a ponerse feas.
No podría ser más considerado, ni más atento. Después de todo, ella no es más que
una pesada carga, alguien que se ha metido en su camino justo cuando iba a tener un
semestre genial.
Willow recuerda cómo le curó las heridas.
Sin pensarlo, extiende el brazo y le toca la manga, apenas le roza. Él no se hubiera
dado ni cuenta si no la hubiera estado mirando. Al principio se le ve algo confuso. Es
evidente que no sabe muy bien cómo interpretar el gesto, pero un segundo después le
dedica una media sonrisa. Willow se da cuenta de que Maru los está mirando y aparta
la mano.
—Bueno, pues hay dos tipos de prácticas. —Si a Maru le ha extrañado que Willow
tocara a Liam, no está dejando que se note—. Unas son para trabajar en el centro de
salud para mujeres, que es la que más me interesa, y las otras son para hacer una
investigación bastante sencilla para un profesor de literatura comparada. Es un trabajo
muy básico, y de todos modos, nunca le daría el trabajo a una alumna de instituto. Sin
embargo, creo que puede escribirme una buena recomendación y eso ya es algo, ¿no?
—Sí, claro. —Willow intenta prestar atención a lo que está explicando Maru. Es
posible que no pare de hacer preguntas incómodas pero, aun así, Willow le agradece
que no saque a relucir el episodio del otro día en los jardines del instituto. Lo menos
que puede hacer ahora es escucharla.
—Tiene sentido —continúa Willow—, porque, por lo que yo sé...
—¡Eh! —Esta vez es Maru la que interrumpe—. ¡Mira eso! —Coge a Willow del brazo,
la coge con auténtica fuerza justo por el lugar donde lleva la venda, y la arrastra hasta
el escaparate de una droguería.
—Eso es exactamente a lo que me refiero. —Maru engancha la cara al escaparate—.
Es el color en el que estaba pensando, ¿no es genial? —Se saca las gafas de sol y señala una pirámide hecha de cajas de tinte.
—Sí, claro —murmura Willow. El escaparate también le ha llamado la atención, pero
no por las cajas de Caoba Rojizo. Willow está mucho más interesada en el montón de
la izquierda. El que anuncia las ofertas especiales en material de oficina.
Los recambios de cúter están a muy buen precio.
¿Es su imaginación, o Liam la mira con cara rara?
Willow vuelve a mirar las cajas de Caoba Rojizo.
—Creo que ese color te puede quedar genial —dice con absoluta sinceridad.
—Gracias. —Maru está encantada con el cumplido.
—¿Y Niall quiere que te pongas pelirroja? —pregunta Liam.
—Lo único que parece importarle de verdad es que los dos vayamos a la misma
facultad —dice Maru, volviéndose a poner las gafas—. O sea, está tan preocupado por
otras cosas que seguramente ni se dará cuenta si me tino el pelo. —Se aparta del
escaparate.
—¿Niall? —pregunta Willow con indiferencia mientras llegan a las puertas del
campus.
—Mi novio —sonríe Maru.
—Le conoces, Willow —señala Liam—. ¿Te acuerdas, conmigo, en el campus?
—¡Oh! ¿Aquel era tu novio? —Willow piensa por unos instantes—. Bueno, yo os dejo
aquí —dice cuando llegan a la escalera de mármol que conduce a la biblioteca.
—Sí, yo también. —Liam se para—. Oye, Maru, gracias por lo de la clase de historia de
mañana, ¿vale?
—¡Claro! —Maru les hace un gesto a los dos mientras se aleja, dejándolos solos.
—¡Buena suerte con las prácticas! —le grita Willow—. Mejor será que me dé un poco
de prisa —dice, volviéndose hacia Liam. Sus miradas no acaban de encontrarse. Se
siente un poco confundida al sentir que Liam está pendiente de ella. Se lo agradece,
pero...
Tendría que ser de piedra para que no le afectara esa preocupación. Sin embargo... Sin
embargo, él tiene todo el poder del mundo sobre ella, podría hacer añicos su vida si
quisiera, y eso la asusta.
—Llegaré tarde al trabajo. —Empieza a subir la escalera.
—Llamé a tu hermano.
Willow se queda helada. Se vuelve hacia Liam con terror en la mirada.
—Tranquila —dice Liam. Se apoya en la barandilla con los brazos cruzados. Él sí que
está tranquilo—. He cumplido con mi promesa, no le he dicho nada. Solamente le
pregunté cuándo trabajabas. Quería asegurarme de verte hoy. Tú y yo tenemos cosas
de que hablar.
Así que esa era la razón para querer acompañarla. Debería haberse imaginado que él
también quería hablar con ella. No debe encontrarse con una situación así todos los
días. Aun así, Willow no puede evitar ponerse nerviosa al pensar en lo que le debe
querer decir. El corazón le va a cien por hora, y se sienta en un escalón, ajena a los
estudiantes que pasan junto a ellos.
—¿Estás bien? —le pregunta Liam. De repente se le nota preocupado. Tiene la misma
cara que cuando descubrió las heridas y, ahora que lo ve de cerca, Willow se da cuenta
de que su actitud despreocupada no es más que una pose. Va despeinado y le han
salido ojeras. Es raro que no se haya dado cuenta de esto mientras caminaban juntos.
—Una pregunta un poco tonta. —Liam se ríe mientras se le acerca—. Lo último que
debes estar tú es bien.
Willow no le contesta, pero se da cuenta de que, a pesar de su apariencia desaliñada,
el aliento de Liam es fresco, como de manzana.
—¿Por qué...? Bueno, quiero decir... ¿por qué no se lo dijiste? —logra balbucear.
—Porque te prometí que no lo haría —responde Liam con sencillez—. Pero eso no
significa que no piense que debo hacerlo, o que no vaya a hacerlo. Tenemos que
hablar, decidir algunas normas básicas. —Extiende el brazo y la levanta—. Venga, dile a
la bruja de Hamilton que necesito ayuda en el depósito. Allí tendremos un poco de
privacidad. —La empuja hacia el interior del edificio y pasan junto al guarda de
seguridad.
Willow sonríe ante esa descripción de la señorita Hamilton pero, al entrar, resulta que
no está tras el mostrador. Willow ficha y saluda al empleado de turno antes de girarse
de nuevo hacia Liam.
Mrs. Styhorapaylikson
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