Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)

aww qe pasaraa??
no nos dejes asii
qe pasara en ese reencuentro??


siguelaa!!!

nooooo
que mala eres!!!!!!!!!
:(
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!
pliiiiiz!!!!!!!


Su novela es buena!!!

¡Página 5! Nos alegramos de que las grandes lectoras nos hayan hecho llegar hasta aquí. ¡Muchísimas gracias, chicas! *_________* ¡Os queremos!


Kevin sonreía, miraba y guiñaba el ojo a todas con las que cruzaba la mirada y me sentía una estúpida por que no me lo hiciese a mí también. Paseó su mirada de un lado a otro del teatro hasta la otra punta justo donde nos encontrábamos nosotras y fue cuando nuestras miradas se cruzaron un instante. Pareció no reconocerme al principio, pero luego volvió a mirar en mi dirección con una mirada tan penetrante que me estremecí. Él pareció perder el ritmo y dejó de tocar un instante pero el sonido del resto de la banda eclipsó cualquier error. Se incorporó como pudo, perdiéndose un poco entre los acordes hasta que cogió nuevamente el ritmo de la canción que no tardó en finalizar.

Me miró con más calma y me sonrió de forma amplia y, como era de esperar, le correspondí al gesto. Joe se acercó a su lado y acaparó su atención, sospeché, espetándole el fallo que había cometido.

Joyce y Sasha se giraron hacia mi, casi incrédulas y con la mirada interrogante.

- Es cosa nuestra o… ¿el chico de la guitarra blanca ha perdido el hilo de la canción cuando te estaba mirando fijamente?
- Esta claro que es cosa vuestra. ¿De quien va a ser si no?
- Venga ya, Loree – interrumpió Sasha -. ¿Te crees que no nos hemos dado cuenta de que te has maquillado más de lo normal?
- ¿Y que hay de malo en eso? – conseguí cuestionar sin que me temblase la voz.
- Llevas aquí cinco meses y no hemos conocido a alguien que se asemeje a tu gusto – barbotó Joy -. Le conoces, ¿verdad?

Me vi obligada a confesar que sí, que lo conocía y que, además, me atraía. Pero solo lo hice para que dejaran de darme la lata. Bueno, vale, también para que se callasen de una vez. A mitad de la segunda canción empecé a seguir el ritmo con las manos, aplaudiendo, pero sin llegar a exagerar como lo hacían mis dos compañeras que incluso podían dar vergüenza ajena. La música era rockera, pero no excesivamente de mi gusto, con lo cual me sentí aliviada cuando acabaron, porque sentía que la cabeza podía estallarme en cualquier momento. A lo mejor es que no estaba acostumbrada al vaivén de guitarras, a los altavoces a toda marcha o a todo junto a la vez.

Pero no acabó ahí la cosa. Más calmado el ambiente, se inició una ronda de preguntas que duró media hora y cuando finalmente todo acabó, Sasha y Joyce me aconsejaron que fuese a hablar con él, si es que la enorme plantilla de seguridad me dejaba pasar. Al principio me negué, por supuesto, pero luego lo pensé dos veces evitándome una tercera.

No me equivoqué en absoluto al saber que me costaría. Les sacaron por la parte de atrás pero por más que busqué a Kevin no le vi con lo cual me di por vencida.

- ¿Buscas a alguien?

Escuchar su voz fue como pequeño goteo de alivio. Un tanto avergonzada, y exaltada por volver a tenerle cerca de mí, me di la vuelta. Ostentaba una sonrisita dulce, pero de apariencia dura. Me costó no sentirme intimidada con aquel gesto. ¡Cómo tuve que contenerme para abrazarle!

- Lo hacía, pero ese alguien me ha encontrado antes – respondí, logrando que no me temblase la voz.

Sentía que podía volverme adicta a su sonrisa. No esperé que lo hiciese, pero me abrazó cálidamente, como un amigo lo haría con una amiga.

- ¿Cómo has estado? – me preguntó.
- Bien, ya ves. No me puedo quejar – reí -. Y veo que tu tampoco.
- Nunca me quejo. Solo necesito descansar un poco. Uno ya no es tan joven como antes y no aguanta tanto.
- Hablas como si fueses un abuelo de la tercera edad – me burlé.
- Pues casi que ya lo soy.
- ¡No digas tonterías!
- ¡No lo hago! – dijo -. Veo que conseguiste un buen trabajo.
- Sí. ¿Sabes el hombre aquel con el que te hiciste pasar por mi agente? – asintió -. Pues resulta que a los pocos días me llamó para ofrecerme trabajo de profesora. No me pude negar, además de que le daba una vida mejor a Ryan.
- Me alegro de que te vaya bien. ¿Ryan también lo está?
- Sí, sí. No se si soy yo o es que lo veo enorme. También esta aquí estudiando y de hecho, me gusta poder verlo a cualquier hora -No quise contarle mi vida, seguro que él no lo habría soportado-. ¿Te ha ido bien estos meses a ti?
- Todo lo bien que le puede ir a una persona. Hemos estado de gira y ahora, finalmente, tenemos un descanso merecido.
- Entonces vais a estar por Los Angeles…


Nunca pensé que sería capaz de preguntar algo tan directo como si quería que quedásemos después de mis clases, como tampoco me esperé ese <<sí>> de su respuesta. Deseché miles de conjuntos de mi armario aquella tarde. No eran modernos y tampoco dejaban mucho a la imaginación aunque no estaba buscando eso precisamente. Quise dar la impresión de no haberme pasado horas y horas buscando algo apropiado y más tiempo aún para maquillarme. ¿Qué me estaba pasando? ¡Yo no era así!

:D :D :D :D :D :D :D :D Hey kevin...

reencuentro, YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY Soy la persona más feliz en el universo(?) ajuaaa! aww awww quiero más :lol:

NENA SORRY POR NO SEGUIR LEYENDO
PERO TUBE UNOS INCOMBENIENTES
PERO ESTOY DE REGRESO Y
TU NOVE VA INCREIBLE TIENES KE SEGUIRLE KE MAS BA A PASAR KN MY KEIN????



:lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!:

Pocos comentarios... Muchas visitas... Pero seguimos agradeciendo milloned de veces a las que nos comentáis y leéis. ¡GRAAAAAAAAAAAAAACIAS!


Habíamos quedado debajo de mi casa. Cuando salí por el portal y me lo encontré apoyado sobre un coche, con las manos en los bolsillos y unas Ray Ban de aviador, me estremecí por segunda vez aquel día.

- Bueno, y… ¿adónde vamos? –me dijo después de caminar un buen rato en silencio.
- No lo sé –dije sonriendo.
- ¿No lo sabes? ¡Pero si fuiste tú quien me invitó! –sus risas sonaban en mis oídos como música celestial.
- Ya lo sé, pero lo dije tan… tan de repente que ni siquiera me paré a pensar.
- ¿Te arrepientes?
- ¡No, para nada! Pero… debes estar pensando que soy una idiota, ¿no?
- No, para nada.
- Nos quedamos mirándonos fijamente. Él carraspeó y comenzó a caminar de nuevo.
- Bueno, ya que tú no sabes hacia dónde ir… decidiré yo.
- Me parece una buena idea.
- Compramos helados y paseamos por un precioso parque.
- En fin, no se anda de ti, aparte de que pintas, tienes un hijo y ahora trabajas como profesora.
- ¿Quieres saber más? –pregunté sorprendida-. ¡Pero si ya lo sabes todo! Esa es toda mi vida. En cambio yo sí que no se nada de ti.
- Muy bien. ¿Qué quieres saber?
- A ver… los otros dos chicos… ¿son tus hermanos de verdad?
- Sí. –dijo sonriendo.
- Vale. Bueno lo preguntaba porque… los nombres de los grupos a veces no tienen nada que ver con los cantantes y…
- ¿Sabes? Me resulta extraño que a estas alturas no te hayas empapado ya de nuestra biografía en internet. La mayoría de las personas que conocemos, al segundo día ya lo saben todo de nosotros –me cortó.
- A mi me gusta averiguarlo personalmente. Tal vez tú me puedes dar más detalles de los que puede dar un buscador.
- Eso tenlo por seguro. Siguiente pregunta.
- ¿Cuántos años tienes?
- Veinticinco. Cumplo los veintiséis el cinco de noviembre. ¿Y tú?
- El dos de diciembre.
- ¿Cuántos?
- ¡Eso no se pregunta!

Se quedó mirándome. Mi corazón no había parado de bombear a toda máquina desde que vi a Kevin. Pero poco a poco iba cogiendo más confianza y hablaba con más naturalidad.

- ¿Entonces cómo se cuántos años tienes?
- No lo sabrás.
- Sí que lo sabré. Tarde o temprano. Además, yo también tengo mis contactos. No olvides que soy el mejor amigo del marido de tu mejor amiga.
- Menudo trabalenguas.

Comenzamos a reírnos. Varios niños pasaron corriendo entre nosotros. Uno de ellos llevaba un globo con forma de delfín.

- ¿No oyes música? –me dijo Kevin agarrándome de un brazo. Sentí como una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
- ¿Qué? No… no oigo nada…

¡Claro! ¡Cómo iba a oír algo! La emoción que había sentido al tener su mano sobre mi brazo me hizo perder completamente el hilo de la conversación.

- ¡Que sí, que sí! –dijo tirando de mí.

Pues sí, tenía razón. Se escuchaba música, la cual provenía de una pequeña feria.

- ¡Es una feria! –Kevin no podía evitar su emoción y yo apenas podía evitar mis ganas de reír. ¿Cómo podía ser que un hombre de 25 años se enloqueciera con una feria? -¡Vamos!
- ¿Adónde?
- ¿Adónde va a ser? ¡Al tiovivo!

Ya no pude más, exploté de la risa.

- ¡Estás loco! Yo no pienso montar ahí.
- ¿Por qué?
- Porque…

¿Debía decirle que tomé miedo a los caballos desde que una vez, a mis cinco años, en la granja de unos amigos de mis padres me mordiera una de las “bestias”? Sí, ya se que un tiovivo no es igual, pero desde aquél día mi fobia a los caballos se fue acrecentando, por eso estaba incluido el tiovivo.

- Porque está repleto de niños pequeños, nosotros somos muy mayores y… el hombre de la taquilla tiene pinta de padecer una enfermedad contagiosa.

Se quedó parado mirándome con una sonrisa incrédula.

- ¡Tienes miedo! No me lo puedo creer…
- Yo no tengo miedo de nada.
- Excepto de un inofensivo tiovivo. Venga, vamos. –volvió a tirar de mí.

Yo me incliné un poco hacia atrás, haciendo fuerza hacia el lado contrario de donde Kevin tiraba.
- Pero… ¿Y si se pone a girar demasiado deprisa y ese hombre de pinta moribunda no puede pararlo y salimos disparados hacia la atracción de las barcas?
- Vale, ya sé algo más de ti. Has visto demasiadas veces las películas de Destino Final.
- Pues… tal vez, pero… puede ocurrir, ¿no? –dije desesperada. Él me negó riéndose.
. Loree… -comenzó, pero luego se calló. Noté ternura en sus ojos-. Está bien, nos alejaremos de esta “trampa mortal”.

Dimos varias vueltas rodeando todas las atracciones. Kevin me miraba de vez en cuando y yo, avergonzada por mi actitud, rehuía aquellos ojos. Estuvimos echando un vistazo a un puesto de velas y adornos hechos con cristal. Aquél puesto nos dejó un poco colocados por el olor a incienso.

- ¡Hola! – una mujer parapetada bajo una especie de disfraz se interpuso en nuestro camino. Inconscientemente, agarré a Kevin del brazo situándome a su lado tras el susto inicial. Lo solté rápidamente, como era de esperar.
- Hola – respondimos ambos.
- ¿Queréis que os lea el futuro? – preguntó, intentando poner su mejor cara de enigma bajo las visibles arrugas y la cantidad de maquillaje que llevaba.

Estaba cubierta por la purpurina que desprendía aquel traje rosa y llevaba una especie de bindi entre las cejas, como el que suelen utilizar las mujeres, típico de la India.

Kevin iba a responder, pero quise retarle a que se lo hicieran a él.

- ¡Oh! ¡El siempre ha querido que le leyesen el futuro! – dije emocionada.
- ¿He querido? – se inclinó hacia mí para preguntármelo entre dientes.
- Por supuesto que sí. Siempre lo has dicho. Haber que nos dice esta mujer.
- Déjame ver tu mano – le pidió amablemente la mujer.

Podría haber sido desconsiderado y haberse echado a reír como estaba deseando hacerlo, pero su buena educación no se lo permitió. Se escudó sobre una sonrisa halagadora.

- No, no. No creo en esas cosas – escondió su mano detrás de la espalda.
- Pues deberías, dicen muchas verdades – cogió su brazo, tirando de él hasta que consiguió ponerlo frente a ella -. Tienes que extender la palma, muchacho. Con el puño cerrado no veo nada.
- Venga, Kev – le animé.

Obedeció a regañadientes y la señora me sonrió complacida. Rozó con la yema de los dedos las líneas de su mano y le miró.

- Vaya… Tienes un futuro interesante… ¿Ves esta línea de aquí? – señaló una que bajaba en dirección a la muñeca. Asintió -. Es la línea de la vida. Es muy extensa, significa que tu vida será larga. Pero revela más cosas. Tendrás mucha felicidad, pero encontrarás muchos obstáculos para alcanzarla, sin embargo, aquí dice que lo conseguirás. Habrá mucho amor en tu vida también… Serás afortunado en este campo. Sin embargo… - le miró con preocupación, escudriñando en busca de algo. Yo la miré desconcertada, deseosa de oír el porqué de su reacción -. Oh, cariño…
- ¿Qué pasa? – pregunté intrigada.

o.o que le tiene el futro a kevin!

Quiromancia!! esto se pone cada vez más interesante!! awwwwww no sean malas quiero más más más mas Y Que Lore se suba al tiovivo :risa: Gracias por subir novela muchachas :3


~SariOut :arrow:

quue
que va a pasar????
que es lo que dice su mano =????
aaaaaaaaaaaaaa

no lo soporto ke diceee pero ya ke siguee????

pliss no dejes ke muera de desespero por saberlo!!!!

qe pasara con mi kevo??
xqe la dejas asi??

hehe siguelaa!!!

Dudo muchísimo que Loree se suba al tío vivo pero... ¿queréis saber que es lo que ha visto la bruja en la mano de Kevin? ¡Ahora mismito lo podréis leer! Chicas, como siempre (sé que me repito), gracias por vuestro apoyo y vuestros comentarios. ¡Os queremos!



- Vaya… Tienes un futuro interesante… ¿Ves esta línea de aquí? – señaló una que bajaba en dirección a la muñeca. Asintió -. Es la línea de la vida. Es muy extensa, significa que tu vida será larga. Pero revela más cosas. Tendrás mucha felicidad, pero encontrarás muchos obstáculos para alcanzarla, sin embargo, aquí dice que lo conseguirás. Habrá mucho amor en tu vida también… Serás afortunado en este campo. Sin embargo… - le miró con preocupación, escudriñando en busca de algo. Yo la miré desconcertada, deseosa de oír el porqué de su reacción -. Oh, cariño…
- ¿Qué pasa? – pregunté intrigada.

Me fulminó con la mirada, le respondí encogiéndome de hombros.

- Al parecer, ha habido problemas anteriores que le han hecho ganar miedo y desconfianza en sí mismo… - contestó la mujer, volviéndose a concentrar en su mano tras haberme mirado -. Algo que le hizo mucho daño y aún, con el paso de los años no ha conseguido superar ese temor.
- Oh, vaya… – en el acto preferí haber callado.
- Muy bien, creo que ya he tenido bastante. Gracias – dijo con una bonita sonrisa de cortesía.

Apartó la mano y la señora se quedó ahí, mirándonos. No entendí muy bien lo que quería hasta que Kevin sacó su cartera y le dio 20 dólares.

- Gracias – dijo con una sonrisa bien grande -. Eres muy afortunada por tenerle.
- Oh no… No, no es mío. Quiero decir, que no…
- Hacéis una pareja encantadora – interrumpió. Pellizcó mis mofletes haciéndome un daño considerable y se largó a molestar a otra pareja que paseaba por allí.
- Genial… - mascullé volviéndome hacia Kevin, que se reía -. No se qué te parece tan gracioso.
- Es que lo ha sido, reconócelo. Además, te ha dado de tu propia medicina. Así aprenderás a no meterme en situaciones como estas, porque te arrastraré conmigo – dijo y siguió su camino. Corrí detrás para alcanzarle-. ¿Qué tal andas de puntería? –me preguntó.
- Mal, horrible. Yo no soy de esas que donde pone el ojo pone la bala.
- Pero seguro que sí eres de las que la sigue la consigue –me sonrió-. En fin, veo que voy a tener que conseguirme yo solito ese peluche.

Miré hacia donde él había dirigido su mano. Kevin se refería aun perro de color negro casi tan grande como yo.

Compró varios tickets y se dispuso a disparar.

- No imaginaba esta faceta tuya… -le comenté cuando vi cómo se colocaba para lanzar su primer tiro.
- ¿Qué faceta?
- La de cazador experto.
- Aún hay muchas cosas que no conoces de mí.

Disparó y falló.

- Qué pena. –dije conteniéndome la risa. Él me miró por el rabillo del ojo y se volvió a poner en posición.

Disparó dos veces seguidas, y acertó ambas. Cerré mi boca disimuladamente. Aquello había sido increíble. Incluso el feriante se quedó pasmado.

- Tome. –le dijo el hombre dándole una enorme jirafa.
- No, no. Yo quiero aquél peluche de allí. –Kevin señaló el perro.
- Pero… usted ha ganado el mejor premio de todo mi puesto… este peluche vale más que aquél.
- Ya, pero yo quiero aquél.
- Como quiera…

Apenas podía verle la cara por culpa de la magnitud del muñeco. Al llegar a la puerta de mi apartamento, lo dejó en el suelo.

- Por fin, creía que no llegaríamos nunca. ¿De qué rellenarán estas cosas? –por su frente había algunos rastros de sudor.
- Tengo entendido que cogen los restos de colchones viejos y los trituran. –bromeé. Kevin hizo un gesto de asco-. Es broma.
- Menos mal, porque es para ti.
- ¿Qué? –necesitaba escucharlo una segunda vez, porque la primera no me lo creí.
- El peluche, que lo he ganado para ti.
- ¿En serio? –seguía sin creérmelo.
- Claro.
- ¡Gracias! Me encantan los perros.
- A mí también. Es mi animal favorito.
- Bueno… tengo que entrar. Ryan estará poniendo de los nervios a la niñera.
- Pero si es un niño majísimo. ¿Por qué tiene tan mala fama con las niñeras?
- Porque se porta bien sólo con la gente que le gusta. –recordé que Ryan había estado muy tranquilo con Kevin y sus hermanos. Eso era buena señal. Mi sobrino era como una especie de radar para las buenas personas.
- Entonces… ¿nosotros le gustamos?
- ¿Se portó bien cuando os dejé con él?
- No lo sé. ¿Cómo se suele portar con la gente que no le gusta?
- Digamos que… el correcaminos no tiene nada que ver a su lado.
- ¡Oh, pues entonces le caímos genial!

Comencé a reírme por la forma en la que se expresaba y los gestos que hacía.

- ¿Sabes una cosa? –me dijo en un tono un poco más serio.
- ¿Qué?

Se acercó un poco más a mí, como si fuera a contarme un secreto.

- Me gusta tu risa.

Yo tragué saliva. Kevin se acercó y me dio un beso en la mejilla. Después se alejó hasta llegar a su coche. Se despidió con la mano y se marchó a toda velocidad.

O.O me encanta!!!!!!!!!!!

ohh i a mi me encanta
la suya!!!! ♥

siguela!!!