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Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
DIJISTE QUE NO NOS ABANDONARIAS, PERO PORFA, NO DEJES TANTO TIEMPO SIN COMENTAR=(
gabby
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
AAAAAAAH YO QUIERO CAPITULO!!!!!!!!!
ANDALE
SUBE CAPITULO
SIGUELA!!
SIGUELA!!
SIGUELAaa
SUBE CAPITULO!!!1111
SIGUELAAAA
ANDALE!!
SII??
SIGUELA!
PRONTITO
ANDALE
SUBE CAPITULO
SIGUELA!!
SIGUELA!!
SIGUELAaa
SUBE CAPITULO!!!1111
SIGUELAAAA
ANDALE!!
SII??
SIGUELA!
PRONTITO
Invitado
Invitado
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Patty acaba de recordarme por twitter que suba por que no lo hago desde Abril. Dado que tengo bastante escrito aún pondré un buen cacho para recompensar peeeeeeero mi ausencia en la nove es por que mi compañera Melissa y yo hemos dejado de escribir. No tenemos ningún problema pero, obviamente, tenemos que hablar sobre retomarlo por que al parecer nuestra inspiración se ha ido de vacaciones por un buen tiempo. Al menos la mía. No os preocupéis, iré informándoos de lo que suceda y tranquilas que NO VAMOS A DEJARLA SIN ACABAR.
¡Os queremos y sentimos la espera!
Sin saber cómo, me encontraba mordiéndome las uñas debido al nerviosismo. Todo estaba acabado, Joe se iba a enterar de la verdad. Tal vez debía alegrarme, no tendría que esconder nada a Kevin, ni a nadie.
- ¿Quiere sentarse? –pregunté temblando. Joe nos miraba disimuladamente.
- Si es tan amable… así podremos hablar mejor sobre el motivo de mi visita.
Aparté los libros, hice una pila de ellos y los dejé sobre la mesa de cristal que estaba frente al sofá. Lancé una mirada a Joe de sobrentendidos, lo suficientemente clara, pero el no pareció comprenderla mucho. Volvieron mis ganas de abofetearle.
- ¡Muévete, Joe! – le insté en un susurro nervioso -. Salúdala y ofrécele una taza de café. Insiste si no quiere.
- ¡Pero si yo no se hacer café! – inquirió, hablando del mismo modo.
- ¡Pues ya es hora de que aprendas!
- ¡Hola! – saludó él, ofreciéndole su mano -. Soy Joe.
- Encantada, Jacinta – respondió la mujer con una inclinación de cabeza y una sonrisa siempre muy profesional.
- ¿Le apetece una taza de café o alguna otra cosa?
- No, gracias, no quiero molestar.
- ¡No es ninguna molestia! – añadió él con un exagerado gesto con la mano -. Enseguida vengo. ¿Dónde está el café? – me preguntó en un murmullo.
- En el tercer armario por la derecha, arriba. La leche esta en la nevera y la cafetera la verás nada más entrar.
Entró enfurruñado en la cocina, como un niño de diez años a quién le han ordenado limpiar su habitación y lo hace ha regañadientes.
- ¿Quiere que le esperemos? – preguntó la mujer, señalando hacia la cocina.
- No, no, podemos empezar nosotras. Dígame, ¿hay algún problema con la custodia de Ryan?
- En absoluto. Déjeme explicarle para que venimos: las leyes gubernamentales nos obligan a mantener contacto con la familia que ha adoptado a un niño y, al mismo tiempo, nos exigen hacer revisiones cada cierto período de la familia para ver la evolución del pequeño, el ambiente en el que se cría, si se adapta… Ya sabe. Es un trámite sin importancia.
- Oh... Pues, ahora mismo Ryan no está…
La sonrisa que ostentaba desapareció, pero se recompuso muy rápido.
- Está bien, no hay ningún problema – dijo, volviendo a rehacer una sonrisa aristocrática -. Entonces hablemos de usted.
- ¿De mí?
- Voy a serle sincera, señorita Cahill.
No me gustó como sonó eso.
- Estoy también aquí por que me han pedido un informe de cómo es su vida desde que tiene a Ryan.
- Discúlpeme, pero no la entiendo – contesté, lo cual era totalmente cierto.
- ¿Sabe quien es Jack Matthews?
- ¿Jack Matthews? – repetí. Me daba la impresión de parecer una lela ante sus ojos, pero mi cerebro tardaba en recopilar toda la información. Sentía que a cada frase que pronunciaba me echaban jarras de agua encima, impidiéndome centrar mi atención en el asunto.
¡Estaba siendo investigada! “Inspira, expira, inspira, expira” me exigí a mi misma para intentar mantener el control que parecía estar escapándose de mis dominios. Un enorme estruendo llegó de la cocina, dando una pequeña tregua a esa incomodidad que se había formado en el comedor y que era tan densa como el humo de un paquete de cigarrillos encendidos todos a la vez.
- Joe, ¿estás bien? – cuestioné.
- ¡Estoy bien! – nos hizo saber desde el otro lado de la pared.
Alcé los ojos al cielo. Él estaba bien, pero… ¿cómo estaría la cocina? Preferí no pensar en eso.
- No se preocupe – le dije -. Siga con lo que estaba diciéndome.
- Hablábamos de Jack Matthews – pausó, para rebuscar algo en su maletín de cuero negro -. Jack Matthews es el propietario de una importante empresa dedicada a la alta tecnología y que además cotiza en bolsa.
- Discúlpeme, pero no la entiendo. ¿Qué tiene que ver ese hombre conmigo?
- Él es… el padre de Ryan.
- ¿El padre de… Ryan? ¿Estuvo con mi hermana? Entonces, ¿qué significa esto? ¿Ahora quiere la custodia de Ryan? Pues, señorita Adams, déjeme que le diga que lucharé por la custodia de mi sobrino, aunque por ello tenga que dejarme la piel en los tribunales y gastarme una fortuna en abogados. Y si está investigándome por eso, dígaselo. No pienso rendirme tan fácilmente – golpeé la mesa por un impulso, exteriorizando parte de lo que sentía.
Pero, ¿a quién iba a engañar? Estaba aterrorizada. Y sumamente cabreada. ¿Cómo, después de casi tres años, quería ganarse la custodia si había dejado a mi hermana casi en la miseria sin hacer nada? Aquella dichosa mujer había nombrado un trabajo en el que no parecía tener problemas para llegar fin de mes y sin embargo había dejado que mi hermana siguiera adelante con el embarazo, en solitario. No le conocía (y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo), pero le odiaba.
- No se trata de eso… exactamente.
¿Exactamente? ¿Qué quería decir con “exactamente”? Quería quitarme a Ryan o no. ¿Por qué había aparecido ahora? ¿Justo en este momento? Y no me refería precisamente a ese tal Jack Matthews, sino a la tipa que estaba sentada frente a mí, mirándome por encima de sus gafas minuciosamente mientras me sonreía falsamente.
- Entonces… ¿de qué se trata?
- El señor Matthews luchará por hijo, es evidente. Pero quiere hacerlo sin perjudicar a Ryan. Desea saber cómo se encuentra con usted y si es capaz de ofrecerle los cuidados que él necesita y que sin duda, su padre puede darle.
Me sonreía falsamente. Hay cientos de días y de semanas, ¿por qué tuvo que escoger precisamente el día que se encontraba Joe en casa? ¡Ahora él lo largaría todo! Kevin dejaría de hablarme y Nick se saldría con la suya. Mi vida estaba acabada. Me quedaría sin hijo y sin novio.
¿Por qué los problemas siempre vienen de dos en dos? Hay personas (como yo), que no sabemos afrontarlos a la vez. Puede que en los culebrones que solía ver mi abuela, la protagonista hubiera tenido una aventura con su ex cuñado, se hubiera quedado embarazada de un violador que la atacó al salir del trabajo, hubiera dado a luz gemelos, que después venderían a su peor enemiga y encima de todo…. Ella tuviera fuerzas para triunfar en las pasarelas.
Pero yo no…
- ¿Duda usted de que yo no le esté dando a Ryan todo lo que necesita? –Dije ofendida-. Me vine a Los Ángeles precisamente para poder darle todo lo mejor.
- Sí, ya me han informado de que trabaja usted como profesora de arte en un colegio muy prestigioso… ¿Cuánto le pagan? –la mujer estaba preparada para apuntar en su bloc de notas.
- Lo suficiente para tener a Ryan bien alimentado, con ropa de buena calidad y sano.
- Bien… -dijo la mujer mientras anotaba algo. Me dio la sensación de que no estaba escribiendo nada de lo que yo le había dicho.
- ¿Vive con alguien?
- Supongo que se está refiriendo a alguien más, aparte de Ryan.
La mujer asintió con la cabeza.
- Mire, no pretendo ofenderla con mis preguntas, ni incomodarla aunque usted pueda pensar lo contario – siguió diciendo cuando entró Joe con tres tazas de café y la cafetera en una bandeja -. No se si lo sabrá, pero las adopciones normalmente se conceden más a matrimonios para establecer así una relación resistente en el ámbito del pequeño. Siempre en estos casos la figura paterna o de la materna (en ausencia de tal) es vital para así evitar que tenga episodios traumáticos futuros, sobre todo dependiendo de algún problema psicológico anterior. Gracias – le sonrió cuando acabó de servírselo.
- De nada. ¿Cómo lo prefiere? ¿Con leche?
- Sí, con un chorrito de leche. No se preocupe por el azúcar, yo lo tomo con sacarina – sacó un botecito de su bolso donde habían pequeñas pastillas y echó dos a la taza -. Ya sabes, para cuidar la figura…
Quizás habría sido mejor si yo le hubiera hecho el café y le hubiese añadido una pequeña cucharadita de arsénico. Pero no podía por que no tenía.
Joe le devolvió la sonrisa y se volvió hacia mí.
- ¿Quieres tú una, cariño? – me preguntó.
- ¿Cariño? – repetimos la mujer y yo, patidifusas.
- Te tiemblan las manos, y te sorprendes cuando te digo cariño. Será mejor que te sirva uno bien cargado – me guiñó un ojo y se apresuró a prepararme uno a la vez que dictaba en alto lo que hacía -. Medio vaso de café y el otro medio de leche y tres azucarillos. Marchando.
Lo dejó encima de los libros que había sobre la mesilla de cristal frente al sofá y me besó la frente de un modo que me resultó extraño. Se sentó a mi lado y me cogió la mano.
- ¿Están juntos? – preguntó la mujer, bebiendo un poco de su café que al parecer no le gustó por la mueca que esbozó
- Sí –se adelantó a decir Joe. Mi corazón comenzó a latir como si fuera el carnaval de Río y hubiera cien bongos sonando al ritmo de Carlinhos Brown.
- Estábamos juntos ya por entonces, pero decidimos formalizar la relación. Las cosas hay que hacerlas bien hechas, ¿verdad, cielo? –Joe me miró haciendo ojitos, mientras me acariciaba la mano. Yo sólo pude sonreír como una tonta.
La cosa se estaba liando demasiado y lo peor, es que ya no había marcha atrás. No quería que me quitasen a Ryan, y si para que el niño se quedara conmigo, tenía que fingir que estaba casada con Joe (¡Dios mío, casada con Joe!), lo haría.
- ¿En qué trabaja usted? –preguntó la mujer con la misma mirada que antes me había “regalado” a mi.
- Soy músico.
- Hum…
Ese “Hum” no me gustó nada. La mujer comenzó a tomar notas. Yo miré a Joe por el rabillo del ojo, con la intención de pegarle un codazo en las costillas. ¿La razón? Su mano en mi rodilla.
- ¿Qué tal se lleva con el niño?
- Joseph es un padre estupendo. Ryan y él se divierten mucho juntos – pude decir después de quitar su mano muy delicadamente.
- ¿Cómo se conocieron?
- En el colegio –dije al mismo tiempo que Joe decía “En el parque”.
- ¿En el colegio…. O en el parque? –la mujer sonrió malvadamente.
- En el parque del colegio –dijo Joe-, ella acababa de llegar al centro y bueno… su belleza me cautivó. Más tarde, me enamoraría de su pasión por el arte.
Bien… en ese momento no sabía qué pensar. Bueno sí, había subestimado a Joe. Era un gran actor. Jacinta puso cara de malas pulgas, sabiendo que por ahí no había salida.
- Y… ¿cuánto tiempo llevan juntos?
Esa vez fuimos más cautos a la hora de responder: nos miramos y yo misma me dispuse ha hablar.
- Pues aunque nos conocimos en el parque del colegio, tardamos mucho en darnos cuenta de lo que sentíamos. Realmente somos como almas gemelas reencontradas. Aquello fue todo un milagro.
- ¿A qué se refiere?
- Pues…. Como usted bien sabe –dije antes de que Joe hablase más de la cuenta y lo echase todo a perder-, yo vivía en Florida, y por casualidades de la vida, me topé con Kev… ¡Joe! Me topé con Joe en… una boda y poco tiempo después, como cosa del destino, me ofrecieron un trabajo en el mismo colegio donde él se encontraba.
Joe asentía todo lo que yo decía mientras comentaba cosas como: “Así es” o “Exacto”. Jacinta apuntaba y se disponía a formular la siguiente pregunta. Mis glándulas salivares se olvidaron de fabricar ese líquido que mantenía mi boca hidratada y no paraba de beber agua.
- ¿Cuántos años lleva usted trabajando, señor…. –Jacinta miró su bloc de notas- Jonas?
- Desde los quince años –dijo Joe sin advertir mi pisotón en todo su pie.
- ¿Le admitieron como profesor con quince años? Pero…
- ¡Oh! ¿Se refería a los años que llevo como profesor? Discúlpeme, yo pensé que me preguntaba por los años que llevo en la música. Siempre me ha gustado, y con quince años empecé en un grupo… -ahí sí que notó mi segundo pisotón- con los chicos del barrio. Ya sabe… ensayos en el garaje… cosas de críos –Carraspeó-. Llevo cinco años en el colegio.
- ¿Podrían mostrarme sus contratos de trabajo?
Una cosa en mi corazón hizo algo como: “¡Alerta, alerta!”
- ¿Contratos de trabajo? – dije casi tartamudeando.
¡Os queremos y sentimos la espera!
Sin saber cómo, me encontraba mordiéndome las uñas debido al nerviosismo. Todo estaba acabado, Joe se iba a enterar de la verdad. Tal vez debía alegrarme, no tendría que esconder nada a Kevin, ni a nadie.
- ¿Quiere sentarse? –pregunté temblando. Joe nos miraba disimuladamente.
- Si es tan amable… así podremos hablar mejor sobre el motivo de mi visita.
Aparté los libros, hice una pila de ellos y los dejé sobre la mesa de cristal que estaba frente al sofá. Lancé una mirada a Joe de sobrentendidos, lo suficientemente clara, pero el no pareció comprenderla mucho. Volvieron mis ganas de abofetearle.
- ¡Muévete, Joe! – le insté en un susurro nervioso -. Salúdala y ofrécele una taza de café. Insiste si no quiere.
- ¡Pero si yo no se hacer café! – inquirió, hablando del mismo modo.
- ¡Pues ya es hora de que aprendas!
- ¡Hola! – saludó él, ofreciéndole su mano -. Soy Joe.
- Encantada, Jacinta – respondió la mujer con una inclinación de cabeza y una sonrisa siempre muy profesional.
- ¿Le apetece una taza de café o alguna otra cosa?
- No, gracias, no quiero molestar.
- ¡No es ninguna molestia! – añadió él con un exagerado gesto con la mano -. Enseguida vengo. ¿Dónde está el café? – me preguntó en un murmullo.
- En el tercer armario por la derecha, arriba. La leche esta en la nevera y la cafetera la verás nada más entrar.
Entró enfurruñado en la cocina, como un niño de diez años a quién le han ordenado limpiar su habitación y lo hace ha regañadientes.
- ¿Quiere que le esperemos? – preguntó la mujer, señalando hacia la cocina.
- No, no, podemos empezar nosotras. Dígame, ¿hay algún problema con la custodia de Ryan?
- En absoluto. Déjeme explicarle para que venimos: las leyes gubernamentales nos obligan a mantener contacto con la familia que ha adoptado a un niño y, al mismo tiempo, nos exigen hacer revisiones cada cierto período de la familia para ver la evolución del pequeño, el ambiente en el que se cría, si se adapta… Ya sabe. Es un trámite sin importancia.
- Oh... Pues, ahora mismo Ryan no está…
La sonrisa que ostentaba desapareció, pero se recompuso muy rápido.
- Está bien, no hay ningún problema – dijo, volviendo a rehacer una sonrisa aristocrática -. Entonces hablemos de usted.
- ¿De mí?
- Voy a serle sincera, señorita Cahill.
No me gustó como sonó eso.
- Estoy también aquí por que me han pedido un informe de cómo es su vida desde que tiene a Ryan.
- Discúlpeme, pero no la entiendo – contesté, lo cual era totalmente cierto.
- ¿Sabe quien es Jack Matthews?
- ¿Jack Matthews? – repetí. Me daba la impresión de parecer una lela ante sus ojos, pero mi cerebro tardaba en recopilar toda la información. Sentía que a cada frase que pronunciaba me echaban jarras de agua encima, impidiéndome centrar mi atención en el asunto.
¡Estaba siendo investigada! “Inspira, expira, inspira, expira” me exigí a mi misma para intentar mantener el control que parecía estar escapándose de mis dominios. Un enorme estruendo llegó de la cocina, dando una pequeña tregua a esa incomodidad que se había formado en el comedor y que era tan densa como el humo de un paquete de cigarrillos encendidos todos a la vez.
- Joe, ¿estás bien? – cuestioné.
- ¡Estoy bien! – nos hizo saber desde el otro lado de la pared.
Alcé los ojos al cielo. Él estaba bien, pero… ¿cómo estaría la cocina? Preferí no pensar en eso.
- No se preocupe – le dije -. Siga con lo que estaba diciéndome.
- Hablábamos de Jack Matthews – pausó, para rebuscar algo en su maletín de cuero negro -. Jack Matthews es el propietario de una importante empresa dedicada a la alta tecnología y que además cotiza en bolsa.
- Discúlpeme, pero no la entiendo. ¿Qué tiene que ver ese hombre conmigo?
- Él es… el padre de Ryan.
- ¿El padre de… Ryan? ¿Estuvo con mi hermana? Entonces, ¿qué significa esto? ¿Ahora quiere la custodia de Ryan? Pues, señorita Adams, déjeme que le diga que lucharé por la custodia de mi sobrino, aunque por ello tenga que dejarme la piel en los tribunales y gastarme una fortuna en abogados. Y si está investigándome por eso, dígaselo. No pienso rendirme tan fácilmente – golpeé la mesa por un impulso, exteriorizando parte de lo que sentía.
Pero, ¿a quién iba a engañar? Estaba aterrorizada. Y sumamente cabreada. ¿Cómo, después de casi tres años, quería ganarse la custodia si había dejado a mi hermana casi en la miseria sin hacer nada? Aquella dichosa mujer había nombrado un trabajo en el que no parecía tener problemas para llegar fin de mes y sin embargo había dejado que mi hermana siguiera adelante con el embarazo, en solitario. No le conocía (y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo), pero le odiaba.
- No se trata de eso… exactamente.
¿Exactamente? ¿Qué quería decir con “exactamente”? Quería quitarme a Ryan o no. ¿Por qué había aparecido ahora? ¿Justo en este momento? Y no me refería precisamente a ese tal Jack Matthews, sino a la tipa que estaba sentada frente a mí, mirándome por encima de sus gafas minuciosamente mientras me sonreía falsamente.
- Entonces… ¿de qué se trata?
- El señor Matthews luchará por hijo, es evidente. Pero quiere hacerlo sin perjudicar a Ryan. Desea saber cómo se encuentra con usted y si es capaz de ofrecerle los cuidados que él necesita y que sin duda, su padre puede darle.
Me sonreía falsamente. Hay cientos de días y de semanas, ¿por qué tuvo que escoger precisamente el día que se encontraba Joe en casa? ¡Ahora él lo largaría todo! Kevin dejaría de hablarme y Nick se saldría con la suya. Mi vida estaba acabada. Me quedaría sin hijo y sin novio.
¿Por qué los problemas siempre vienen de dos en dos? Hay personas (como yo), que no sabemos afrontarlos a la vez. Puede que en los culebrones que solía ver mi abuela, la protagonista hubiera tenido una aventura con su ex cuñado, se hubiera quedado embarazada de un violador que la atacó al salir del trabajo, hubiera dado a luz gemelos, que después venderían a su peor enemiga y encima de todo…. Ella tuviera fuerzas para triunfar en las pasarelas.
Pero yo no…
- ¿Duda usted de que yo no le esté dando a Ryan todo lo que necesita? –Dije ofendida-. Me vine a Los Ángeles precisamente para poder darle todo lo mejor.
- Sí, ya me han informado de que trabaja usted como profesora de arte en un colegio muy prestigioso… ¿Cuánto le pagan? –la mujer estaba preparada para apuntar en su bloc de notas.
- Lo suficiente para tener a Ryan bien alimentado, con ropa de buena calidad y sano.
- Bien… -dijo la mujer mientras anotaba algo. Me dio la sensación de que no estaba escribiendo nada de lo que yo le había dicho.
- ¿Vive con alguien?
- Supongo que se está refiriendo a alguien más, aparte de Ryan.
La mujer asintió con la cabeza.
- Mire, no pretendo ofenderla con mis preguntas, ni incomodarla aunque usted pueda pensar lo contario – siguió diciendo cuando entró Joe con tres tazas de café y la cafetera en una bandeja -. No se si lo sabrá, pero las adopciones normalmente se conceden más a matrimonios para establecer así una relación resistente en el ámbito del pequeño. Siempre en estos casos la figura paterna o de la materna (en ausencia de tal) es vital para así evitar que tenga episodios traumáticos futuros, sobre todo dependiendo de algún problema psicológico anterior. Gracias – le sonrió cuando acabó de servírselo.
- De nada. ¿Cómo lo prefiere? ¿Con leche?
- Sí, con un chorrito de leche. No se preocupe por el azúcar, yo lo tomo con sacarina – sacó un botecito de su bolso donde habían pequeñas pastillas y echó dos a la taza -. Ya sabes, para cuidar la figura…
Quizás habría sido mejor si yo le hubiera hecho el café y le hubiese añadido una pequeña cucharadita de arsénico. Pero no podía por que no tenía.
Joe le devolvió la sonrisa y se volvió hacia mí.
- ¿Quieres tú una, cariño? – me preguntó.
- ¿Cariño? – repetimos la mujer y yo, patidifusas.
- Te tiemblan las manos, y te sorprendes cuando te digo cariño. Será mejor que te sirva uno bien cargado – me guiñó un ojo y se apresuró a prepararme uno a la vez que dictaba en alto lo que hacía -. Medio vaso de café y el otro medio de leche y tres azucarillos. Marchando.
Lo dejó encima de los libros que había sobre la mesilla de cristal frente al sofá y me besó la frente de un modo que me resultó extraño. Se sentó a mi lado y me cogió la mano.
- ¿Están juntos? – preguntó la mujer, bebiendo un poco de su café que al parecer no le gustó por la mueca que esbozó
- Sí –se adelantó a decir Joe. Mi corazón comenzó a latir como si fuera el carnaval de Río y hubiera cien bongos sonando al ritmo de Carlinhos Brown.
- Estábamos juntos ya por entonces, pero decidimos formalizar la relación. Las cosas hay que hacerlas bien hechas, ¿verdad, cielo? –Joe me miró haciendo ojitos, mientras me acariciaba la mano. Yo sólo pude sonreír como una tonta.
La cosa se estaba liando demasiado y lo peor, es que ya no había marcha atrás. No quería que me quitasen a Ryan, y si para que el niño se quedara conmigo, tenía que fingir que estaba casada con Joe (¡Dios mío, casada con Joe!), lo haría.
- ¿En qué trabaja usted? –preguntó la mujer con la misma mirada que antes me había “regalado” a mi.
- Soy músico.
- Hum…
Ese “Hum” no me gustó nada. La mujer comenzó a tomar notas. Yo miré a Joe por el rabillo del ojo, con la intención de pegarle un codazo en las costillas. ¿La razón? Su mano en mi rodilla.
- ¿Qué tal se lleva con el niño?
- Joseph es un padre estupendo. Ryan y él se divierten mucho juntos – pude decir después de quitar su mano muy delicadamente.
- ¿Cómo se conocieron?
- En el colegio –dije al mismo tiempo que Joe decía “En el parque”.
- ¿En el colegio…. O en el parque? –la mujer sonrió malvadamente.
- En el parque del colegio –dijo Joe-, ella acababa de llegar al centro y bueno… su belleza me cautivó. Más tarde, me enamoraría de su pasión por el arte.
Bien… en ese momento no sabía qué pensar. Bueno sí, había subestimado a Joe. Era un gran actor. Jacinta puso cara de malas pulgas, sabiendo que por ahí no había salida.
- Y… ¿cuánto tiempo llevan juntos?
Esa vez fuimos más cautos a la hora de responder: nos miramos y yo misma me dispuse ha hablar.
- Pues aunque nos conocimos en el parque del colegio, tardamos mucho en darnos cuenta de lo que sentíamos. Realmente somos como almas gemelas reencontradas. Aquello fue todo un milagro.
- ¿A qué se refiere?
- Pues…. Como usted bien sabe –dije antes de que Joe hablase más de la cuenta y lo echase todo a perder-, yo vivía en Florida, y por casualidades de la vida, me topé con Kev… ¡Joe! Me topé con Joe en… una boda y poco tiempo después, como cosa del destino, me ofrecieron un trabajo en el mismo colegio donde él se encontraba.
Joe asentía todo lo que yo decía mientras comentaba cosas como: “Así es” o “Exacto”. Jacinta apuntaba y se disponía a formular la siguiente pregunta. Mis glándulas salivares se olvidaron de fabricar ese líquido que mantenía mi boca hidratada y no paraba de beber agua.
- ¿Cuántos años lleva usted trabajando, señor…. –Jacinta miró su bloc de notas- Jonas?
- Desde los quince años –dijo Joe sin advertir mi pisotón en todo su pie.
- ¿Le admitieron como profesor con quince años? Pero…
- ¡Oh! ¿Se refería a los años que llevo como profesor? Discúlpeme, yo pensé que me preguntaba por los años que llevo en la música. Siempre me ha gustado, y con quince años empecé en un grupo… -ahí sí que notó mi segundo pisotón- con los chicos del barrio. Ya sabe… ensayos en el garaje… cosas de críos –Carraspeó-. Llevo cinco años en el colegio.
- ¿Podrían mostrarme sus contratos de trabajo?
Una cosa en mi corazón hizo algo como: “¡Alerta, alerta!”
- ¿Contratos de trabajo? – dije casi tartamudeando.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
QUE BUENO QUE VOLVISSTE!!!!=)
YA QUIERO QUE KEVIN Y JOE Y TODO EL MUNDO SEPA LA VERDAD SOBRE RYAN!! ESTA MENTIRA SOLO SE ESTA HACIENDO MAS GRANDE=( AQUI SERA DONDE VA A EMPEZAR ALGO CON JOE=?? NOOO! YO QUIERO A KEVIN:'( JAJAJAJ QUE DRAMATICA ME PONGO PERO ESQUE YA QUIERO SABER QUE PASARAA! PORFA SIGUEE=)
YA QUIERO QUE KEVIN Y JOE Y TODO EL MUNDO SEPA LA VERDAD SOBRE RYAN!! ESTA MENTIRA SOLO SE ESTA HACIENDO MAS GRANDE=( AQUI SERA DONDE VA A EMPEZAR ALGO CON JOE=?? NOOO! YO QUIERO A KEVIN:'( JAJAJAJ QUE DRAMATICA ME PONGO PERO ESQUE YA QUIERO SABER QUE PASARAA! PORFA SIGUEE=)
gabby
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Nueva lectora porrfaaaaaaaaaa D: siguela no nos dejes asi :( T_T no please quiero saber todo lo que pasara o_o que pasa con Joe poque se atrevio a actuar por Loore D: omg que intriga de please no te olvides dijiste que no nos invas a abandonar :l te creere una traidora si no u_u
Invitado
Invitado
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Oh por dios tienes que seguirla...hahah cuando se decubra toda la verdad se va armar la grande..siguelaaaaaaaa
JB&1D2
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
siguela por favor.. no seas malita & no nos hagas sufrir si?
la van a seguir cierto?
no nos dejen asi..queremos saber que pasa con la historia
un beso(:
la van a seguir cierto?
no nos dejen asi..queremos saber que pasa con la historia
un beso(:
StayStrongLovato
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
¡Hola, chicas!
¿Qué tal? Espero que estéis bien.
Antes que nada, para que no haya confusiones, sigo siendo LorelovesKevin con un nuevo nick que me gusta más y es más corto :)
Llevo más de un año sin actualizar y por desgracia, estoy haciéndolo ahora mismo para deciros que voy a cancelar la novela con toda la tristeza del mundo.
La verdad es que tanto Melissa como yo teníamos muchas esperanzas puestas aquí y estoy tomando esta decisión por ambas porque apenas hablamos y mucho menos escribimos. Me gustaría daros buenas noticias en un futuro próximo diciendo que al menos voy a hacerle un final exprés y es lo que espero que oigáis de mí en unos meses, pero, por el momento, voy a pedir que la traspasen a la sección de "Novelas no terminadas".
Me parece innecesario tenerla aquí ocupando sitio y, sobretodo, manteniéndoos con la esperanza de que vamos a terminarla. Sé que dije que no íbamos a dejarla sin acabar y lamento que esto sea así.
Ha sido un gran placer escribir esto para lectoras tan dedicadas como vosotras y que sin duda espero tener en próximas novelas si es que algún día ven la luz. Así que en mi nombre y en el de Melissa, GRACIAS A TODAS. DE VERDAD. OS ADORO, Y GRACIAS POR VUESTRO APOYO.
¿Qué tal? Espero que estéis bien.
Antes que nada, para que no haya confusiones, sigo siendo LorelovesKevin con un nuevo nick que me gusta más y es más corto :)
Llevo más de un año sin actualizar y por desgracia, estoy haciéndolo ahora mismo para deciros que voy a cancelar la novela con toda la tristeza del mundo.
La verdad es que tanto Melissa como yo teníamos muchas esperanzas puestas aquí y estoy tomando esta decisión por ambas porque apenas hablamos y mucho menos escribimos. Me gustaría daros buenas noticias en un futuro próximo diciendo que al menos voy a hacerle un final exprés y es lo que espero que oigáis de mí en unos meses, pero, por el momento, voy a pedir que la traspasen a la sección de "Novelas no terminadas".
Me parece innecesario tenerla aquí ocupando sitio y, sobretodo, manteniéndoos con la esperanza de que vamos a terminarla. Sé que dije que no íbamos a dejarla sin acabar y lamento que esto sea así.
Ha sido un gran placer escribir esto para lectoras tan dedicadas como vosotras y que sin duda espero tener en próximas novelas si es que algún día ven la luz. Así que en mi nombre y en el de Melissa, GRACIAS A TODAS. DE VERDAD. OS ADORO, Y GRACIAS POR VUESTRO APOYO.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Hola!!!! Años sin pasarme por acá!!! Aquí ando reportándome espero que estés de lo mejor y que sigas pronto tu hermosa nove!!! Cuídate bye!!!! xoxo……
BrendaSanty13
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