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Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
{2/4}
- ¿Cómo sabes…?
- El cotilleo está a la orden del día – sonrió encogiéndose de hombros -. Pero, si quieres hablar… Ya sabes que yo no soy del tipo de jovencitas que les gusta su música ni se mueren por sus huesos. A mí me tira más Jason Mraz. Pero he de reconocer que el chico está de muy buen ver.
- Desde luego – musité, con los ojos cerrados.
- Si quieres hablar, solo tienes que pedírmelo ¿lo sabes, verdad?
- Claro – esbocé un tercio de sonrisa.
Me levanté en busca de mi bolso, que estaba aún en la entrada. Rebusqué en su interior hasta encontrar el monedero y sacar 60 dólares. Se los tendí a Rhonda, que se quedó atónita.
- Loree… no he hecho ni la mitad del turno.
- ¿Y qué? Es sólo dinero, Rhonda. Créeme, el dinero no lo es todo, no es la felicidad, ni es el orgullo de ver a tu pequeño despertarse por las mañanas. Hay cosas más importantes.
Cuando se marchó me di una larga ducha para ahogar esos estúpidos pensamientos que me atormentaban e intentaban volverme loca, pero no conseguí que ninguno de ellos se fuese por el desagüe trayéndome la paz que necesitaba. Pero el resultado fue nulo también en esa ocasión. De forma sigilosa me acerqué a la habitación de Ryan. Estaba en penumbra pero oía su respiración lenta y acompasada. Le di un beso de buenas noches y me dirigí a mi habitación.
Me fue imposible conciliar el sueño esa noche. Pasaban trece minutos de las ocho de la mañana. De costado, boca arriba, boca abajo… no había manera de poder pegar ojo. De ninguna de las formas. A la preocupación de Kevin se había sumado el tema de la prensa: si Rhonda ya estaba enterada por las revistas del corazón o por el medio que fuese, ¿estaba entonces todo el país o el mundo entero al tanto? Desde luego no había vuelto a ver una cámara cegándome para preguntarme sobre los preparativos de mi supuesta boda con el mayor de los Jonas, lo cual me extrañaba bastante. Claro que tampoco llegaría a afectarme que no lo hicieran: mi vida de “persona corriente” ya era demasiado dura como para que andarán siguiéndome y haciéndome preguntas impertinentes sobre como era mi vida “conyugal” con Kevin en el caso de que alguien les ventilase otra mentira como una catedral. Aquél era un pro bastante favorable que debía añadir a la lista de <<consecuencias de Kevin>>. Para colmo de males, Rhonda se había dejado el móvil y yo no sabía cómo reaccionar en caso de que de sonase, nunca se me había dado bien hacer funcionar aquellos aparatejos.
Para mi suerte picaron a la puerta con los nudillos. Supe que era ella que venía en busca de su medio para vivir. Lo recogí de la mesa y anduve hasta la puerta. Ni siquiera miré por la mirilla y abrí la puerta con media sonrisa.
- Ya decía yo que… - mi voz se disolvió en el aire hasta quedar reducida a nada -. ¿Qué haces aquí?
- Necesitamos hablar.
- Creí que lo habíamos dejado todo hablado…
- Puede que no haya querido entenderlo – citó mi frase de anoche. Levantó una ceja -. ¿Puedo entrar?
Maldije interiormente ser demasiado débil. Le dejé espacio entre la puerta y yo con un suspiro. Seguía sin tener buen aspecto, lo que era de esperar, supongo que yo tampoco debía de tenerlo por que me examinó para cerciorarse de que estaba bien.
Nunca había sido de aquellas, pero de pronto me percaté de cómo iba vestida: aquel pijama rosa no me hacía mucha justicia. Llevaba dibujado una especie de Piolín de imitación en la parte de arriba. Inmediatamente las mejillas se me encendieron dándoles un ligero toque rosado. Y es que era imposible no sentirse así viéndole a él recién duchado, afeitado y vestido de manera impecable.
- Bienvenido a mi humilde morada… - comenté con sarcasmo -. Siéntate, por favor. ¿Quieres algo?
Negó con la cabeza sentándose en el sofá. Se quitó la chaqueta y la dejó reposar sobre su regazo. Me miró intensamente, tanto, que tuve que coger una silla y sentarme en ella hasta que se me pasase el efecto gelatina.
El ambiente era tenso. Demasiado. Y tampoco parecía muy prometedor. Corríamos serio peligro de acabar como antes, aunque ninguno de los dos quisiera eso.
- ¿Puedes, por favor, dejar de mirarme así? – pidió con voz amable.
- No te miró de ninguna forma.
- Claro que lo haces – se echó hacia adelante en su postura -. Es como si tuvieras miedo.
No tenía miedo. Si acaso, estaba intimidada. Puede que también un poco temerosa por lo que me fuera a decir: aún no me había hecho a la idea de que aquello podía truncarse en un abrir y cerrar de ojos. Evidentemente sabía que aún no lo estaba del todo.
- Voy a contártelo todo – suspiró.
- No – negué con la cabeza -. No hace falta, Kevin. Antes te oponías, tiene que ser algo tan reservado para ti, que entiendo que es algo tuyo y quieres guardarlo para ti y no compartirlo.
- Quiero hacerlo, de verdad – repuso -. Quiero confiar en ti y quiero dejar de sentirme mal por ocultarte una parte de mi pasado. Es cierto que quiero olvidarlo para siempre, pero quizás, después de esto, tú puedas ayudarme.
Esbozó una pequeña y letal sonrisa que me desarmó por completo, que derribó los muros que aún estaban en su primera fase de construcción para no dejarle tocar de nuevo mi corazón, pero todo había quedado reducido a propósitos insignificantes. Vi en sus ojos la sinceridad y la necesidad de contármelo.
- Está bien – suspiré, dándome por vencida.
- ¿Cómo sabes…?
- El cotilleo está a la orden del día – sonrió encogiéndose de hombros -. Pero, si quieres hablar… Ya sabes que yo no soy del tipo de jovencitas que les gusta su música ni se mueren por sus huesos. A mí me tira más Jason Mraz. Pero he de reconocer que el chico está de muy buen ver.
- Desde luego – musité, con los ojos cerrados.
- Si quieres hablar, solo tienes que pedírmelo ¿lo sabes, verdad?
- Claro – esbocé un tercio de sonrisa.
Me levanté en busca de mi bolso, que estaba aún en la entrada. Rebusqué en su interior hasta encontrar el monedero y sacar 60 dólares. Se los tendí a Rhonda, que se quedó atónita.
- Loree… no he hecho ni la mitad del turno.
- ¿Y qué? Es sólo dinero, Rhonda. Créeme, el dinero no lo es todo, no es la felicidad, ni es el orgullo de ver a tu pequeño despertarse por las mañanas. Hay cosas más importantes.
Cuando se marchó me di una larga ducha para ahogar esos estúpidos pensamientos que me atormentaban e intentaban volverme loca, pero no conseguí que ninguno de ellos se fuese por el desagüe trayéndome la paz que necesitaba. Pero el resultado fue nulo también en esa ocasión. De forma sigilosa me acerqué a la habitación de Ryan. Estaba en penumbra pero oía su respiración lenta y acompasada. Le di un beso de buenas noches y me dirigí a mi habitación.
Me fue imposible conciliar el sueño esa noche. Pasaban trece minutos de las ocho de la mañana. De costado, boca arriba, boca abajo… no había manera de poder pegar ojo. De ninguna de las formas. A la preocupación de Kevin se había sumado el tema de la prensa: si Rhonda ya estaba enterada por las revistas del corazón o por el medio que fuese, ¿estaba entonces todo el país o el mundo entero al tanto? Desde luego no había vuelto a ver una cámara cegándome para preguntarme sobre los preparativos de mi supuesta boda con el mayor de los Jonas, lo cual me extrañaba bastante. Claro que tampoco llegaría a afectarme que no lo hicieran: mi vida de “persona corriente” ya era demasiado dura como para que andarán siguiéndome y haciéndome preguntas impertinentes sobre como era mi vida “conyugal” con Kevin en el caso de que alguien les ventilase otra mentira como una catedral. Aquél era un pro bastante favorable que debía añadir a la lista de <<consecuencias de Kevin>>. Para colmo de males, Rhonda se había dejado el móvil y yo no sabía cómo reaccionar en caso de que de sonase, nunca se me había dado bien hacer funcionar aquellos aparatejos.
Para mi suerte picaron a la puerta con los nudillos. Supe que era ella que venía en busca de su medio para vivir. Lo recogí de la mesa y anduve hasta la puerta. Ni siquiera miré por la mirilla y abrí la puerta con media sonrisa.
- Ya decía yo que… - mi voz se disolvió en el aire hasta quedar reducida a nada -. ¿Qué haces aquí?
- Necesitamos hablar.
- Creí que lo habíamos dejado todo hablado…
- Puede que no haya querido entenderlo – citó mi frase de anoche. Levantó una ceja -. ¿Puedo entrar?
Maldije interiormente ser demasiado débil. Le dejé espacio entre la puerta y yo con un suspiro. Seguía sin tener buen aspecto, lo que era de esperar, supongo que yo tampoco debía de tenerlo por que me examinó para cerciorarse de que estaba bien.
Nunca había sido de aquellas, pero de pronto me percaté de cómo iba vestida: aquel pijama rosa no me hacía mucha justicia. Llevaba dibujado una especie de Piolín de imitación en la parte de arriba. Inmediatamente las mejillas se me encendieron dándoles un ligero toque rosado. Y es que era imposible no sentirse así viéndole a él recién duchado, afeitado y vestido de manera impecable.
- Bienvenido a mi humilde morada… - comenté con sarcasmo -. Siéntate, por favor. ¿Quieres algo?
Negó con la cabeza sentándose en el sofá. Se quitó la chaqueta y la dejó reposar sobre su regazo. Me miró intensamente, tanto, que tuve que coger una silla y sentarme en ella hasta que se me pasase el efecto gelatina.
El ambiente era tenso. Demasiado. Y tampoco parecía muy prometedor. Corríamos serio peligro de acabar como antes, aunque ninguno de los dos quisiera eso.
- ¿Puedes, por favor, dejar de mirarme así? – pidió con voz amable.
- No te miró de ninguna forma.
- Claro que lo haces – se echó hacia adelante en su postura -. Es como si tuvieras miedo.
No tenía miedo. Si acaso, estaba intimidada. Puede que también un poco temerosa por lo que me fuera a decir: aún no me había hecho a la idea de que aquello podía truncarse en un abrir y cerrar de ojos. Evidentemente sabía que aún no lo estaba del todo.
- Voy a contártelo todo – suspiró.
- No – negué con la cabeza -. No hace falta, Kevin. Antes te oponías, tiene que ser algo tan reservado para ti, que entiendo que es algo tuyo y quieres guardarlo para ti y no compartirlo.
- Quiero hacerlo, de verdad – repuso -. Quiero confiar en ti y quiero dejar de sentirme mal por ocultarte una parte de mi pasado. Es cierto que quiero olvidarlo para siempre, pero quizás, después de esto, tú puedas ayudarme.
Esbozó una pequeña y letal sonrisa que me desarmó por completo, que derribó los muros que aún estaban en su primera fase de construcción para no dejarle tocar de nuevo mi corazón, pero todo había quedado reducido a propósitos insignificantes. Vi en sus ojos la sinceridad y la necesidad de contármelo.
- Está bien – suspiré, dándome por vencida.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
{3/4}
- Conocí a Danielle en las Bahamas, cuando tenía dieciocho años. Me enamoré perdidamente de ella cuando la vi pasear con una flor en el pelo por la playa. Me las ingenié para hablar con ella después de haberla seguido un buen rato. Descubrimos por casualidad que ambos éramos de Wycoff, New Jersey, solo que yo no había vivido mucho allí por que mis padres se trasladaban de zona constantemente por asuntos de trabajo. Por aquel entonces ya habíamos formado la banda pero ella desconocía de su existencia lo que para mí era un punto extra en el caso de que llegase a haber algo más que una amistad: sabría que no era por el grupo, que además, aún no había alcanzado la fama mundialmente ni muchísimo menos.
Cuando volvimos de esas vacaciones mantuvimos el contacto, sobretodo por que nuestras familias habían congeniado muy bien. No pude creer que aceptase ser mi novia cuando se lo pedí tras días de agonía pensando que diría que no – se sonrió ante el recuerdo, pero inmediatamente volvió su semblante serio-. Pero entonces nuestra fama alcanzó niveles máximos y ella siguió a mi lado, dándome todo su apoyo. Creí… más bien, malinterpreté nuestra relación: pensé que si había sido capaz de aguantar dos años los contratiempos de la fama no era solo por pura suerte. Y me decidí a tomar el paso más importante de mi vida: le pedí matrimonio. Ella era la indicada, mi corazón lo sabía. Y fui el hombre más feliz cuando pronunció “Sí” cincuenta millones de veces. No se produjo ningún síntoma de enfriamiento, a menos que yo estuviese tan ciego de felicidad para no verlo. Y allí estaba yo, parado como un estúpido en el altar, escuchando a la gente murmurar y mirar hacia atrás todo el rato por ver si aparecía ella, más nervioso que nunca. Vi a su madre y un mínimo goteo de paz se instaló en mí, solo que no era la expresión de una mujer feliz, si no todo lo contrario. Me llevó a un lado de la iglesia y me dijo que ella no iba a aparecer, que se había dado cuenta de pronto de que no era lo que quería y que lo sentía mucho. ¡Que lo sentía mucho! Me quedé en shock, esperando que alguna idea me golpease, me hiciese moverme de allí, o me hiciese reaccionar, pero mi cerebro bloqueó cualquier orden haciéndome enloquecer. Quería gritar, quería romper aquella horrorosa decoración de los bancos que antes me había maravillado por que ambos habíamos escogido con todo nuestro amor… obviamente el de ella fingido. Me quedé destrozado. No quería ver que ella no iba a volver por más que la anhelase hasta dolerme el alma… Ver que toda esa gente sentía pena por mí dolía más. Por Dios, ¡si no estaba segura podíamos haberla aplazado! Me daba igual esperar y más aún si era por ella.
Después de eso, las horas parecían días y estos interminables meses en los que me era imposible encontrar la luz a un túnel que se me antojaba sin salida. Era desesperante. Sólo mucho tiempo después, cuando mis hermanos se cansaron de ver como desperdiciaba mi vida, empecé a salir y no solo para ir al baño. Me resigné a que nada iba a volver a ser como antes, por mucho más que yo lo soñase cada noche aunque solo así fuese feliz…
- Kevin… -intenté recopilar toda aquella información en mi mente lo más rápido posible.
- Pero llegaste tú y por fin le encontré un nuevo sentido a mi vida. Pude dejar de soñar con el pasado, para tenerte a ti en mis pensamientos.
Ambos nos quedamos mirándonos sin decir nada durante unos segundos. Luego comencé a reírme.
- La próxima vez procura no darme tanta información de golpe. Mis neuronas se han saturado. Por Dios Kevin, mientras hablabas creía que ibas a asfixiarte.
- Yo también, pero sabía que si paraba, tal vez no pudiera continuar contándotelo todo.
Se inclinó hacia mí, más todavía. Agarró mi barbilla y me acercó a sus labios lentamente. Saboreé sus labios nuevamente, dejándome invadir por aquella sensación placentera a la que me transportaban. Acarició mi pelo que estaba hecho un asco y, como aquella tarde en el estudio de grabación, colocó una mano en mi nuca alargando un poco más el beso hasta que la falta de aire nos obligó a separarnos, pero no mucho. Supe que había vuelto a ruborizarme por la sonrisa que afloró de sus comisuras y le devolví el gesto algo, tímida de mi reacción.
Callados durante unos minutos, contemplé sus rasgos: cejas gruesas y pobladas de su mismo color de pelo, diminutas y casi invisibles pecas que solo se podían ver bien de cerca y granitos por la zona de la barba a causa del afeitado. Me detuve maravillada en su color de ojos. En definitiva, todo en él era perfecto.
- ¿Ocurre algo? – quiso saber cuando se hubo dado cuenta del escrutinio al que le estaba sometiendo.
- ¿Qué? ¡No!
Me miró ceñudo, con la mirada divertida.
- Eres más reservado que un mejillón ¿lo sabías?
Se echó a reír tan alegre que no pude evitar seguirle.
- ¿De dónde has sacado esa expresión? – cuestionó.
- Es lo que se llama lectura sofisticada – bromeé-. Vale, lo reconozco, de un libro de Diana Palmer, me gustó mucho y te quedaba que ni pintada. Oye… Siento todo lo que te dije anoche… - murmuré.
- No tienes por qué: al fin y al cabo, era todo cierto. Eso que dijiste del lema de mi vida era la pura verdad. Solo que cuando te vi alejarte en el taxi me di cuenta de que me aferraba a algo que no necesitaba, y tú me habías liberado.
- Me alegro mucho de ello, de verdad – afirmé con una sonrisa.
Kevin se quedó callado, mirándome.
- Bueno, ¿sólo has venido a hacer tu monólogo?
- No. Hoy voy ha hacer todo lo que tú quieras.
- ¿Cómo? –dije nerviosa.
- Que soy todo tuyo, en compensación por el disgusto de antes.
- Sigo sin entenderte… -desde luego que no, mi cabeza había formado algunas imágenes de Kevin siendo… mío. No, aquello no podía ser a lo que él se estaba refiriendo.
- Que iré donde tú quieras. Seré tu recadero personal, pero sólo por hoy ¿eh? No lo tomes por costumbre.
- Muy bien, ve tomando nota. Te vas a arrepentir de escoger el día de hoy para ser mi “recadero”.
- Podré soportarlo…
- Vale, primero tengo que tender la ropa, en dos horas habré de recogerla, ir a la compra, pasarme por la farmacia a por otro chupete para Ryan, aunque tengo que ir pensando en algún plan para que se olvide de él; recoger el material de arte para la próxima clase. Después tengo que ingeniármelas para entretener a Ryan y que así me deje preparar el desayuno…y todo esto porque la niñera me ha dejado tirada para ir a la boda de su hermana. ¿Te lo puedes creer? ¡Me ha dejado tirada para ir a una boda! –terminé exhausta. Tenía la sensación de que había estado corriendo los cien metros lisos.
- Muy bien… -dijo Kevin sacando su teléfono móvil.
- ¿Vas a apuntarlo en el móvil?
- No. Voy a hacer una llamada. –Buscó en su agenda telefónica y pulsó una tecla-. ¿Maya? Soy Kevin, necesito que me hagas un favor.
¿Maya? ¿Quién era Maya? ¿Sería alguna de sus ligues? O puede que fuese la novia de alguno de sus hermanos.
- Vamos, perezosa. ¡No me puedo creer que aún estés en la cama! – contestó sonriéndose -. Oh, discúlpame por ser madrugador una vez en mi vida – pausa para escuchar a la chica del otro lado de la línea a la que empezaba a tener celos -. Te cuento: una… amiga ha tenido un contratiempo de última hora y necesito que vengas a su casa para cuidar a su hijo. – respondió -. Es inofensivo total, te lo aseguro. Además, estoy seguro que te llevarás muy bien con él. Tiene solo dos años. Tráete el portátil y le pones El Rey León, acabará por tener tus mismos gustos, ya verás – echó una carcajada -. ¡No te estoy etiquetando de infantil! Vamos, vamos… Te llevaré al concierto ese de Leona Lewis…
No quería que obligara a nadie a que viniese para que luego la pudiese chantajear con el concierto de una cantante. Además, parecía que a ella no le apetecía mucho. No hace falta decir que además me había presentado como una amiga, lo cual no me había parecido nuevo aunque tampoco iba a decir algo que no éramos. Novios. Por que no lo éramos por mucho que yo lo desease. Tendría que esperar a conocer a Maya para sacar mis propias conclusiones en vez de las equivocadas.
Metida en mis pensamientos me fui a la habitación de Ryan. Desde abajo le había escuchado llorar.
Abrí la puerta despacio, el pequeño estaba de pie, aferrado a los barrotes de su cuna. En cuanto me vio, su berrinche disminuyó.
Lo cogí en brazos y le limpié las lágrimas. Me di media vuelta para salir de allí, pero Ryan comenzó a señalar hacia su cuna.
“Cómo no” pensé mirando hacia donde su pequeño dedo índice señalaba. Me agaché y cogí su chupete. Se lo di y automáticamente lo succionó.
Kevin continuaba colgado al teléfono añadiendo más cosas a su oferta. Al parecer a la chica no le bastaba con asistir de gorra al concierto de su cantante favorita.
- Conocí a Danielle en las Bahamas, cuando tenía dieciocho años. Me enamoré perdidamente de ella cuando la vi pasear con una flor en el pelo por la playa. Me las ingenié para hablar con ella después de haberla seguido un buen rato. Descubrimos por casualidad que ambos éramos de Wycoff, New Jersey, solo que yo no había vivido mucho allí por que mis padres se trasladaban de zona constantemente por asuntos de trabajo. Por aquel entonces ya habíamos formado la banda pero ella desconocía de su existencia lo que para mí era un punto extra en el caso de que llegase a haber algo más que una amistad: sabría que no era por el grupo, que además, aún no había alcanzado la fama mundialmente ni muchísimo menos.
Cuando volvimos de esas vacaciones mantuvimos el contacto, sobretodo por que nuestras familias habían congeniado muy bien. No pude creer que aceptase ser mi novia cuando se lo pedí tras días de agonía pensando que diría que no – se sonrió ante el recuerdo, pero inmediatamente volvió su semblante serio-. Pero entonces nuestra fama alcanzó niveles máximos y ella siguió a mi lado, dándome todo su apoyo. Creí… más bien, malinterpreté nuestra relación: pensé que si había sido capaz de aguantar dos años los contratiempos de la fama no era solo por pura suerte. Y me decidí a tomar el paso más importante de mi vida: le pedí matrimonio. Ella era la indicada, mi corazón lo sabía. Y fui el hombre más feliz cuando pronunció “Sí” cincuenta millones de veces. No se produjo ningún síntoma de enfriamiento, a menos que yo estuviese tan ciego de felicidad para no verlo. Y allí estaba yo, parado como un estúpido en el altar, escuchando a la gente murmurar y mirar hacia atrás todo el rato por ver si aparecía ella, más nervioso que nunca. Vi a su madre y un mínimo goteo de paz se instaló en mí, solo que no era la expresión de una mujer feliz, si no todo lo contrario. Me llevó a un lado de la iglesia y me dijo que ella no iba a aparecer, que se había dado cuenta de pronto de que no era lo que quería y que lo sentía mucho. ¡Que lo sentía mucho! Me quedé en shock, esperando que alguna idea me golpease, me hiciese moverme de allí, o me hiciese reaccionar, pero mi cerebro bloqueó cualquier orden haciéndome enloquecer. Quería gritar, quería romper aquella horrorosa decoración de los bancos que antes me había maravillado por que ambos habíamos escogido con todo nuestro amor… obviamente el de ella fingido. Me quedé destrozado. No quería ver que ella no iba a volver por más que la anhelase hasta dolerme el alma… Ver que toda esa gente sentía pena por mí dolía más. Por Dios, ¡si no estaba segura podíamos haberla aplazado! Me daba igual esperar y más aún si era por ella.
Después de eso, las horas parecían días y estos interminables meses en los que me era imposible encontrar la luz a un túnel que se me antojaba sin salida. Era desesperante. Sólo mucho tiempo después, cuando mis hermanos se cansaron de ver como desperdiciaba mi vida, empecé a salir y no solo para ir al baño. Me resigné a que nada iba a volver a ser como antes, por mucho más que yo lo soñase cada noche aunque solo así fuese feliz…
- Kevin… -intenté recopilar toda aquella información en mi mente lo más rápido posible.
- Pero llegaste tú y por fin le encontré un nuevo sentido a mi vida. Pude dejar de soñar con el pasado, para tenerte a ti en mis pensamientos.
Ambos nos quedamos mirándonos sin decir nada durante unos segundos. Luego comencé a reírme.
- La próxima vez procura no darme tanta información de golpe. Mis neuronas se han saturado. Por Dios Kevin, mientras hablabas creía que ibas a asfixiarte.
- Yo también, pero sabía que si paraba, tal vez no pudiera continuar contándotelo todo.
Se inclinó hacia mí, más todavía. Agarró mi barbilla y me acercó a sus labios lentamente. Saboreé sus labios nuevamente, dejándome invadir por aquella sensación placentera a la que me transportaban. Acarició mi pelo que estaba hecho un asco y, como aquella tarde en el estudio de grabación, colocó una mano en mi nuca alargando un poco más el beso hasta que la falta de aire nos obligó a separarnos, pero no mucho. Supe que había vuelto a ruborizarme por la sonrisa que afloró de sus comisuras y le devolví el gesto algo, tímida de mi reacción.
Callados durante unos minutos, contemplé sus rasgos: cejas gruesas y pobladas de su mismo color de pelo, diminutas y casi invisibles pecas que solo se podían ver bien de cerca y granitos por la zona de la barba a causa del afeitado. Me detuve maravillada en su color de ojos. En definitiva, todo en él era perfecto.
- ¿Ocurre algo? – quiso saber cuando se hubo dado cuenta del escrutinio al que le estaba sometiendo.
- ¿Qué? ¡No!
Me miró ceñudo, con la mirada divertida.
- Eres más reservado que un mejillón ¿lo sabías?
Se echó a reír tan alegre que no pude evitar seguirle.
- ¿De dónde has sacado esa expresión? – cuestionó.
- Es lo que se llama lectura sofisticada – bromeé-. Vale, lo reconozco, de un libro de Diana Palmer, me gustó mucho y te quedaba que ni pintada. Oye… Siento todo lo que te dije anoche… - murmuré.
- No tienes por qué: al fin y al cabo, era todo cierto. Eso que dijiste del lema de mi vida era la pura verdad. Solo que cuando te vi alejarte en el taxi me di cuenta de que me aferraba a algo que no necesitaba, y tú me habías liberado.
- Me alegro mucho de ello, de verdad – afirmé con una sonrisa.
Kevin se quedó callado, mirándome.
- Bueno, ¿sólo has venido a hacer tu monólogo?
- No. Hoy voy ha hacer todo lo que tú quieras.
- ¿Cómo? –dije nerviosa.
- Que soy todo tuyo, en compensación por el disgusto de antes.
- Sigo sin entenderte… -desde luego que no, mi cabeza había formado algunas imágenes de Kevin siendo… mío. No, aquello no podía ser a lo que él se estaba refiriendo.
- Que iré donde tú quieras. Seré tu recadero personal, pero sólo por hoy ¿eh? No lo tomes por costumbre.
- Muy bien, ve tomando nota. Te vas a arrepentir de escoger el día de hoy para ser mi “recadero”.
- Podré soportarlo…
- Vale, primero tengo que tender la ropa, en dos horas habré de recogerla, ir a la compra, pasarme por la farmacia a por otro chupete para Ryan, aunque tengo que ir pensando en algún plan para que se olvide de él; recoger el material de arte para la próxima clase. Después tengo que ingeniármelas para entretener a Ryan y que así me deje preparar el desayuno…y todo esto porque la niñera me ha dejado tirada para ir a la boda de su hermana. ¿Te lo puedes creer? ¡Me ha dejado tirada para ir a una boda! –terminé exhausta. Tenía la sensación de que había estado corriendo los cien metros lisos.
- Muy bien… -dijo Kevin sacando su teléfono móvil.
- ¿Vas a apuntarlo en el móvil?
- No. Voy a hacer una llamada. –Buscó en su agenda telefónica y pulsó una tecla-. ¿Maya? Soy Kevin, necesito que me hagas un favor.
¿Maya? ¿Quién era Maya? ¿Sería alguna de sus ligues? O puede que fuese la novia de alguno de sus hermanos.
- Vamos, perezosa. ¡No me puedo creer que aún estés en la cama! – contestó sonriéndose -. Oh, discúlpame por ser madrugador una vez en mi vida – pausa para escuchar a la chica del otro lado de la línea a la que empezaba a tener celos -. Te cuento: una… amiga ha tenido un contratiempo de última hora y necesito que vengas a su casa para cuidar a su hijo. – respondió -. Es inofensivo total, te lo aseguro. Además, estoy seguro que te llevarás muy bien con él. Tiene solo dos años. Tráete el portátil y le pones El Rey León, acabará por tener tus mismos gustos, ya verás – echó una carcajada -. ¡No te estoy etiquetando de infantil! Vamos, vamos… Te llevaré al concierto ese de Leona Lewis…
No quería que obligara a nadie a que viniese para que luego la pudiese chantajear con el concierto de una cantante. Además, parecía que a ella no le apetecía mucho. No hace falta decir que además me había presentado como una amiga, lo cual no me había parecido nuevo aunque tampoco iba a decir algo que no éramos. Novios. Por que no lo éramos por mucho que yo lo desease. Tendría que esperar a conocer a Maya para sacar mis propias conclusiones en vez de las equivocadas.
Metida en mis pensamientos me fui a la habitación de Ryan. Desde abajo le había escuchado llorar.
Abrí la puerta despacio, el pequeño estaba de pie, aferrado a los barrotes de su cuna. En cuanto me vio, su berrinche disminuyó.
Lo cogí en brazos y le limpié las lágrimas. Me di media vuelta para salir de allí, pero Ryan comenzó a señalar hacia su cuna.
“Cómo no” pensé mirando hacia donde su pequeño dedo índice señalaba. Me agaché y cogí su chupete. Se lo di y automáticamente lo succionó.
Kevin continuaba colgado al teléfono añadiendo más cosas a su oferta. Al parecer a la chica no le bastaba con asistir de gorra al concierto de su cantante favorita.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
{4/4}
- Te prestaré el coche durante una semana… está bien, dos semanas. ¡Trato hecho! Te espero en el número seis de la calle. Está bien, señorita remilgos, iré a por ti.
- Una chica dura de pelar, ¿eh? –comenté mientras lograba sujetar con firmeza a Ryan. Éste inclinaba su cuerpo hacia delante con los brazos estirados, pidiendo a Kevin que lo cogiera.
- Bastante, pero qué le vamos a hacer. Es mejor que meter a una desconocida.
Bien, dijo desconocida. Por lo que ella era una conocida. Pero… ¿cómo de conocida? ¿Era una amiga de la infancia, su prima, su ex novia, su niñera particular? El caso es que parecía tener mucha confianza con ella. Has de tenerla con una persona con la cuál estás dispuesto a dejarle tu apreciado coche durante dos semanas.
-Además, me debe unos cuantos favores – sonrió encogiéndose de hombros. Luego, extendió los brazos y me quitó a Ryan de las manos para irse encantado con él -. En fin, se que te he dicho que hoy solo estoy disponible para ti, pero siempre hay algún contratiempo, ya lo ves. Iré a buscarla y vuelvo en un momento.
- ¿Vas a llevarte al niño?
- Sí, así podrás empezar a hacer las tareas de tu lista.
- Pero… aún no ha desayunado y está en pijama.
- Da igual y por lo del desayuno no te preocupes. Creo que con el chupete tendrá el estómago engañado durante al menos una hora. Volveremos antes de eso.
Debo admitir que me habría gustado que Ryan hubiera hecho pucheritos cuando estaba saliendo por la puerta, pero ni siquiera me miró. Iba demasiado entretenido con las cosquillas que Kevin le iba haciendo. Al menos podía quedarme tranquila de que mi sobrino no iba a llorar preguntando por mí, estaba en buenas manos.
Me puse a recoger todos sus juguetes rápidamente y subí a darme una ducha. Debía estar un mínimo presentable para la…. Lo que fuese de Kevin.
Me arreglé el pelo como mejor pude, y me enfundé en unos vaqueros negros. La camisa que cogí sin apenas mirarla me quedaba algo ancha, así que cogí un corpiño de cuero negro para disimular un poco.
Al final el conjunto no estaba tan mal como yo pensaba. Miré el reloj, me había demorado más de la cuenta. Kevin debía de estar a punto de llegar y la casa seguía hecha un desastre. No tenía tiempo de andarme con tonterías, cogí toda la ropa sucia que había esparcida por el baño y la habitación de Ryan y la metí en un cesto que seguidamente “escondí” en el armario que había bajo la escalera.
En la cocina, los platos de la noche anterior seguían rondando por allí, así que los metí en el lavavajillas y lo puse en funcionamiento. Con un poco de suerte, estarían limpios antes de que llegara la “visita”.
El salón era el único rincón que parecía estar en orden. Sólo tuve que recolocar un poco el sofá y quitar de en medio algunos cuadernos de bocetos.
Exhausta me senté y miré a mí alrededor pensando que tal vez debería recibir visitas más a menudo, así mi casa no estaría tan desordenada.
Bostecé justo en ese preciso instante en el que noté que el sueño me reclamaba. De buena gana me habría ido a la cama si no fuese por el día que me esperaba y, además, por que a Kevin se le había antojado llevarse a mi sobrino e invitado (o más bien, forzado y chantajeado) a su amiga, novia, ex novia o lo que fuese a cuidar de éste cuando se había ofrecido a mí todo el día. Pues no empezaba muy bien que digamos. Furiosa por estar celosa de alguien que ni siquiera conocía de nada, pero que en esos momentos tampoco me importaba, me levanté a regañadientes del sofá al suponer que eran ellos los que habían picado al timbre. Efectivamente así era. Abrí la puerta poniendo una ficticia y enorme sonrisa en mi cara, que ninguno de los dos se percató de lo buena actriz que era al interpretar el papel de mejor falsa de la historia.
- Disculpa el retraso – dijo él cuando pareció percatarse de mi presencia. Le echó una mirada paciente a su acompañante a lo que ella le respondió con otra llena de ternura que casi me hizo hervir la sangre -. Tenía que vestirse. Y con eso me refiero a ducharse, maquillarse, peinarse y vestirse, esta vez de verdad.
¿Ducharse? Como le hubiera dado por jugar a los médicos en la ducha con ella delante de Ryan iba a enterarse de lo que valía un peine. ¿¡Cómo se atrevía!? No es que estuviera sacando conclusiones precipitadas, pero me estaba poniendo enferma la complicidad de sus miradas. Él no llevaba el pelo húmedo, pero nadie te dice que no hubieran intercambiado las tornas para jugar esta vez a los peluqueros.
- A todo esto, ella es Maya – la presentó con una gran sonrisa.
Era mona, lo bastante como para que le gustase. Ya no me cabía la menor duda. No era muy menuda como en realidad solían serlo las asiáticas, y tampoco estaba muy pálida, si no todo lo contrario. Tenía mofletes rechonchos, ojos achinados y no es que su pelo fuese el más liso del mundo lo que me extrañó en comparación con sus vecinos japoneses.
- Apuesto a que nos has echado de menos –dijo Kevin soltando a Ryan en el suelo.
- Qué gracioso.
No pude evitar mirarla de arriba abajo de nuevo. Me mordí el labio para no empezar a preguntar como un detective privado. Pero me moría de ganas de saber qué clase de relación tenían.
- Es mi hermana –me susurró Kevin al oído mientras nos dirigíamos al salón.
Seguramente había notado mis celos hacia la chica. Pero… ¿quién no los iba a notar? Si hasta un ciego-sordomudo sabría hasta por mi forma de respirar que sentía unas ganas enormes de coger a la chinita por los pelos y sacarla de mi casa a rastras.
Le miré furtivamente a él y luego a ella.
- Perdona… Maya. ¿Nos disculpas un momento? Tengo que hablar con él –mi cara dibujó una sonrisa falsa, pero en voz tuvieron que notar que no estaba muy contenta.
Agarré a Kevin de un brazo y tiré de él hasta la cocina.
- ¿Qué te parece? –me preguntó con una amplia sonrisa.
- ¿Te crees que soy idiota? –le pregunté ofendida.
- ¿Perdona? –sin duda, Kevin no tenía ni idea a qué venía ese cambio de humor en mí.
- Si no querías decirme que es una ex novia tuya, vale. Lo acepto. Pero no pretendas que me trague que esa… china es tu hermana.
- ¿Crees que yo te engañaría?
- Pues sí, de hecho… lo estas haciendo ahora mismo. ¿Qué, te daba vergüenza admitir que has salido con esa…. –me contuve, pero me costó horrores- chica, que os lleváis de maravilla y que ella está encantada de hacerte… favores?
- Loree, no es lo que piensas.
- ¿Ah, no? Tengo ojos en la cara, ¿sabes? Y yo no veo ningún rasgo asiático en ti. Sin embargo, ella parece la hija de Jackie Chan.
- ¿Piensas que los rasgos nos impiden ser hermanos?
Iba a continuar con mi charla, pero aquello me dio qué pensar.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Digo, que porque tenga parecido con Jackie Chan, no le quita que sea mi hermana.
Miré por el cristal de la puerta de la cocina. Maya jugaba con Ryan.
- ¿Es adoptada?
- Más o menos.
- ¿La tenéis secuestrada?
- No digas tonterías.
- Es que no sé qué significa eso de ser más o menos adoptada.
- Su padre murió, y mi padre prometió que cuidaría de ella y de su madre en su ausencia. –dijo Kevin de carrerilla.
- Vale… ahora lo pillo. ¿Por qué no me lo has dicho antes?
- ¡Porque no parabas de hablar! ¿Sabes? Te pones muy divertida cuando estás celosa.
- ¿Celosa yo? ¿De quién? ¿De ella? Kevin, por favor… tan sólo me preocupaba por la persona que iba a cuidar de mi sob…. Hijo, de mi hijo en mi ausencia.
- Ya… Claro… - dijo poniendo una sonrisa de autosuficiencia en su cara que estaba dándome ganas de estrangularle allí mismo -. Nadie en su sano juicio vería que te salían chispas por los ojos…
- Bueno, no vamos a empezar a discutir por lo que me salía o no…
Salí de la cocina evitando su mirada. Sinceramente, me moría de la vergüenza. Mi comportamiento no había sido del todo adecuado con respecto a la chica. Seguramente mi imagen ante ella había sido penosa y si Kevin había sido capaz de darse cuenta de mi ataque de celos morunos, ella seguramente también.
Ryan parecía haber echo buenas migas con ella también. Me senté en el brazo del sofá a su lado y ella me regaló una sonrisa calibrada.
- Parece que tú también le gustas – le dije con voz queda devolviéndole el gesto que ella no pudo ver por que estaba más pendiente del chiquillo al que miraba con adoración.
-Me gustan mucho los niños - admitió ella mirándome con una sonrisa.
- Pues parece que lo notan al instante, por que creo que se ha encariñado contigo.
- Bueno Loree… - dijo Kevin poniéndome una mano en el hombro -. ¿Lista para hacer unas cuantas tareas de la casa? Venga, ¿dónde está la ropa que hay que lavar? Empecemos con lo más fácil.
-Esto… Emm…
No sabía cómo salir del apuro y estaba claro que no iba a dejar al descubierto que para dar buena impresión había escondido la ropa en el armario de las escaleras, sería la típica situación de una comedia.
- Si… La puse a lavar yo antes – mentí -. Así ya me quitaba una tarea de la lista.
- Fenomenal – dio una palmada -, entonces tienes que decirme el modelo de tu lavadora. ¡Es ultra silenciosa!
- Lo que más me urge ahora es ir a recoger el material para las clases y todo eso…
- Pues pongámonos en marcha – me ayudó a incorporarme -. Maya, ya sabes: si el pequeño diablillo hace algo, llámame.
- ¡No lo llames así! – exclamó ella, fulminándolo -. Míralo, si es más bien un angelito dulce y tan tranquilo…
Sí, claro, eso mismo habían dicho las tres niñeras anteriores a Rhonda. Ryan podía transformarse en el mismísimo Diablo de Tanzania cuando lo dejaba con personas desconocidas que no eran precisamente de su agrado.
Como ya me había acicalado antes, solo tuve que recoger el bolso.
- Bien, nos vamos – anunció Kevin.
- Maya, ¿seguro que vas a estar bien? – pregunté no muy convencida-. No me malinterpretes. No es que no confíe en ti, si no en él.
- Tranquila, Loree. Me las apañaré – dijo con convicción. Me sentía mal por haberla tratado con tanta aspereza al principio. A saber que había pensado de mí…
Le envié una mirada a Kevin que parecía el ser más tranquilo de la tierra y él me respondió con otra cargada de suficiencia, como queriendo decir “¿no te lo había dicho?”.
- Es cierto – dijo en cambio -. Deberías haber visto lo que hacía con Frankie cuando se ofrecía a cuidarlo.
- ¿Qué hacía?
- Nada. Jugaba con él, como hace todo el mundo con los niños pequeños para entretenerles. ¿Quieres dejar de preocuparte? Además, se ha comido medio Bollicao, ahora empezará a reposarlo.
Pues menos mal. Había olvidado completamente hacerle el desayuno.
- No tardaremos en todo caso – sonreí-. Hasta luego, cielo – le dije a Ryan que tuvo la reacción de cómo quien oye llover.
Kevin me tuvo que arrastrar fuera de casa.
- No te preocupes por él – me aconsejó -, está en buenas manos. No habría propuesto a Maya si no supiera que es capaz.
- Precisamente me preocupa que Ryan la haga enloquecer y quiera tirarse por la ventana del segundo piso. Ya sabes como es: le das mano y te coge el brazo entero. Además, ya lo viste, casi te destroza el estudio. Cuesta mucho controlarle últimamente.
- Tú como siempre exagerando –dijo abriendo la puerta del coche.
- Ya ves, no me gusta cambiar.
- Buena chica –comentó montándose en él.
- Te prestaré el coche durante una semana… está bien, dos semanas. ¡Trato hecho! Te espero en el número seis de la calle. Está bien, señorita remilgos, iré a por ti.
- Una chica dura de pelar, ¿eh? –comenté mientras lograba sujetar con firmeza a Ryan. Éste inclinaba su cuerpo hacia delante con los brazos estirados, pidiendo a Kevin que lo cogiera.
- Bastante, pero qué le vamos a hacer. Es mejor que meter a una desconocida.
Bien, dijo desconocida. Por lo que ella era una conocida. Pero… ¿cómo de conocida? ¿Era una amiga de la infancia, su prima, su ex novia, su niñera particular? El caso es que parecía tener mucha confianza con ella. Has de tenerla con una persona con la cuál estás dispuesto a dejarle tu apreciado coche durante dos semanas.
-Además, me debe unos cuantos favores – sonrió encogiéndose de hombros. Luego, extendió los brazos y me quitó a Ryan de las manos para irse encantado con él -. En fin, se que te he dicho que hoy solo estoy disponible para ti, pero siempre hay algún contratiempo, ya lo ves. Iré a buscarla y vuelvo en un momento.
- ¿Vas a llevarte al niño?
- Sí, así podrás empezar a hacer las tareas de tu lista.
- Pero… aún no ha desayunado y está en pijama.
- Da igual y por lo del desayuno no te preocupes. Creo que con el chupete tendrá el estómago engañado durante al menos una hora. Volveremos antes de eso.
Debo admitir que me habría gustado que Ryan hubiera hecho pucheritos cuando estaba saliendo por la puerta, pero ni siquiera me miró. Iba demasiado entretenido con las cosquillas que Kevin le iba haciendo. Al menos podía quedarme tranquila de que mi sobrino no iba a llorar preguntando por mí, estaba en buenas manos.
Me puse a recoger todos sus juguetes rápidamente y subí a darme una ducha. Debía estar un mínimo presentable para la…. Lo que fuese de Kevin.
Me arreglé el pelo como mejor pude, y me enfundé en unos vaqueros negros. La camisa que cogí sin apenas mirarla me quedaba algo ancha, así que cogí un corpiño de cuero negro para disimular un poco.
Al final el conjunto no estaba tan mal como yo pensaba. Miré el reloj, me había demorado más de la cuenta. Kevin debía de estar a punto de llegar y la casa seguía hecha un desastre. No tenía tiempo de andarme con tonterías, cogí toda la ropa sucia que había esparcida por el baño y la habitación de Ryan y la metí en un cesto que seguidamente “escondí” en el armario que había bajo la escalera.
En la cocina, los platos de la noche anterior seguían rondando por allí, así que los metí en el lavavajillas y lo puse en funcionamiento. Con un poco de suerte, estarían limpios antes de que llegara la “visita”.
El salón era el único rincón que parecía estar en orden. Sólo tuve que recolocar un poco el sofá y quitar de en medio algunos cuadernos de bocetos.
Exhausta me senté y miré a mí alrededor pensando que tal vez debería recibir visitas más a menudo, así mi casa no estaría tan desordenada.
Bostecé justo en ese preciso instante en el que noté que el sueño me reclamaba. De buena gana me habría ido a la cama si no fuese por el día que me esperaba y, además, por que a Kevin se le había antojado llevarse a mi sobrino e invitado (o más bien, forzado y chantajeado) a su amiga, novia, ex novia o lo que fuese a cuidar de éste cuando se había ofrecido a mí todo el día. Pues no empezaba muy bien que digamos. Furiosa por estar celosa de alguien que ni siquiera conocía de nada, pero que en esos momentos tampoco me importaba, me levanté a regañadientes del sofá al suponer que eran ellos los que habían picado al timbre. Efectivamente así era. Abrí la puerta poniendo una ficticia y enorme sonrisa en mi cara, que ninguno de los dos se percató de lo buena actriz que era al interpretar el papel de mejor falsa de la historia.
- Disculpa el retraso – dijo él cuando pareció percatarse de mi presencia. Le echó una mirada paciente a su acompañante a lo que ella le respondió con otra llena de ternura que casi me hizo hervir la sangre -. Tenía que vestirse. Y con eso me refiero a ducharse, maquillarse, peinarse y vestirse, esta vez de verdad.
¿Ducharse? Como le hubiera dado por jugar a los médicos en la ducha con ella delante de Ryan iba a enterarse de lo que valía un peine. ¿¡Cómo se atrevía!? No es que estuviera sacando conclusiones precipitadas, pero me estaba poniendo enferma la complicidad de sus miradas. Él no llevaba el pelo húmedo, pero nadie te dice que no hubieran intercambiado las tornas para jugar esta vez a los peluqueros.
- A todo esto, ella es Maya – la presentó con una gran sonrisa.
Era mona, lo bastante como para que le gustase. Ya no me cabía la menor duda. No era muy menuda como en realidad solían serlo las asiáticas, y tampoco estaba muy pálida, si no todo lo contrario. Tenía mofletes rechonchos, ojos achinados y no es que su pelo fuese el más liso del mundo lo que me extrañó en comparación con sus vecinos japoneses.
- Apuesto a que nos has echado de menos –dijo Kevin soltando a Ryan en el suelo.
- Qué gracioso.
No pude evitar mirarla de arriba abajo de nuevo. Me mordí el labio para no empezar a preguntar como un detective privado. Pero me moría de ganas de saber qué clase de relación tenían.
- Es mi hermana –me susurró Kevin al oído mientras nos dirigíamos al salón.
Seguramente había notado mis celos hacia la chica. Pero… ¿quién no los iba a notar? Si hasta un ciego-sordomudo sabría hasta por mi forma de respirar que sentía unas ganas enormes de coger a la chinita por los pelos y sacarla de mi casa a rastras.
Le miré furtivamente a él y luego a ella.
- Perdona… Maya. ¿Nos disculpas un momento? Tengo que hablar con él –mi cara dibujó una sonrisa falsa, pero en voz tuvieron que notar que no estaba muy contenta.
Agarré a Kevin de un brazo y tiré de él hasta la cocina.
- ¿Qué te parece? –me preguntó con una amplia sonrisa.
- ¿Te crees que soy idiota? –le pregunté ofendida.
- ¿Perdona? –sin duda, Kevin no tenía ni idea a qué venía ese cambio de humor en mí.
- Si no querías decirme que es una ex novia tuya, vale. Lo acepto. Pero no pretendas que me trague que esa… china es tu hermana.
- ¿Crees que yo te engañaría?
- Pues sí, de hecho… lo estas haciendo ahora mismo. ¿Qué, te daba vergüenza admitir que has salido con esa…. –me contuve, pero me costó horrores- chica, que os lleváis de maravilla y que ella está encantada de hacerte… favores?
- Loree, no es lo que piensas.
- ¿Ah, no? Tengo ojos en la cara, ¿sabes? Y yo no veo ningún rasgo asiático en ti. Sin embargo, ella parece la hija de Jackie Chan.
- ¿Piensas que los rasgos nos impiden ser hermanos?
Iba a continuar con mi charla, pero aquello me dio qué pensar.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Digo, que porque tenga parecido con Jackie Chan, no le quita que sea mi hermana.
Miré por el cristal de la puerta de la cocina. Maya jugaba con Ryan.
- ¿Es adoptada?
- Más o menos.
- ¿La tenéis secuestrada?
- No digas tonterías.
- Es que no sé qué significa eso de ser más o menos adoptada.
- Su padre murió, y mi padre prometió que cuidaría de ella y de su madre en su ausencia. –dijo Kevin de carrerilla.
- Vale… ahora lo pillo. ¿Por qué no me lo has dicho antes?
- ¡Porque no parabas de hablar! ¿Sabes? Te pones muy divertida cuando estás celosa.
- ¿Celosa yo? ¿De quién? ¿De ella? Kevin, por favor… tan sólo me preocupaba por la persona que iba a cuidar de mi sob…. Hijo, de mi hijo en mi ausencia.
- Ya… Claro… - dijo poniendo una sonrisa de autosuficiencia en su cara que estaba dándome ganas de estrangularle allí mismo -. Nadie en su sano juicio vería que te salían chispas por los ojos…
- Bueno, no vamos a empezar a discutir por lo que me salía o no…
Salí de la cocina evitando su mirada. Sinceramente, me moría de la vergüenza. Mi comportamiento no había sido del todo adecuado con respecto a la chica. Seguramente mi imagen ante ella había sido penosa y si Kevin había sido capaz de darse cuenta de mi ataque de celos morunos, ella seguramente también.
Ryan parecía haber echo buenas migas con ella también. Me senté en el brazo del sofá a su lado y ella me regaló una sonrisa calibrada.
- Parece que tú también le gustas – le dije con voz queda devolviéndole el gesto que ella no pudo ver por que estaba más pendiente del chiquillo al que miraba con adoración.
-Me gustan mucho los niños - admitió ella mirándome con una sonrisa.
- Pues parece que lo notan al instante, por que creo que se ha encariñado contigo.
- Bueno Loree… - dijo Kevin poniéndome una mano en el hombro -. ¿Lista para hacer unas cuantas tareas de la casa? Venga, ¿dónde está la ropa que hay que lavar? Empecemos con lo más fácil.
-Esto… Emm…
No sabía cómo salir del apuro y estaba claro que no iba a dejar al descubierto que para dar buena impresión había escondido la ropa en el armario de las escaleras, sería la típica situación de una comedia.
- Si… La puse a lavar yo antes – mentí -. Así ya me quitaba una tarea de la lista.
- Fenomenal – dio una palmada -, entonces tienes que decirme el modelo de tu lavadora. ¡Es ultra silenciosa!
- Lo que más me urge ahora es ir a recoger el material para las clases y todo eso…
- Pues pongámonos en marcha – me ayudó a incorporarme -. Maya, ya sabes: si el pequeño diablillo hace algo, llámame.
- ¡No lo llames así! – exclamó ella, fulminándolo -. Míralo, si es más bien un angelito dulce y tan tranquilo…
Sí, claro, eso mismo habían dicho las tres niñeras anteriores a Rhonda. Ryan podía transformarse en el mismísimo Diablo de Tanzania cuando lo dejaba con personas desconocidas que no eran precisamente de su agrado.
Como ya me había acicalado antes, solo tuve que recoger el bolso.
- Bien, nos vamos – anunció Kevin.
- Maya, ¿seguro que vas a estar bien? – pregunté no muy convencida-. No me malinterpretes. No es que no confíe en ti, si no en él.
- Tranquila, Loree. Me las apañaré – dijo con convicción. Me sentía mal por haberla tratado con tanta aspereza al principio. A saber que había pensado de mí…
Le envié una mirada a Kevin que parecía el ser más tranquilo de la tierra y él me respondió con otra cargada de suficiencia, como queriendo decir “¿no te lo había dicho?”.
- Es cierto – dijo en cambio -. Deberías haber visto lo que hacía con Frankie cuando se ofrecía a cuidarlo.
- ¿Qué hacía?
- Nada. Jugaba con él, como hace todo el mundo con los niños pequeños para entretenerles. ¿Quieres dejar de preocuparte? Además, se ha comido medio Bollicao, ahora empezará a reposarlo.
Pues menos mal. Había olvidado completamente hacerle el desayuno.
- No tardaremos en todo caso – sonreí-. Hasta luego, cielo – le dije a Ryan que tuvo la reacción de cómo quien oye llover.
Kevin me tuvo que arrastrar fuera de casa.
- No te preocupes por él – me aconsejó -, está en buenas manos. No habría propuesto a Maya si no supiera que es capaz.
- Precisamente me preocupa que Ryan la haga enloquecer y quiera tirarse por la ventana del segundo piso. Ya sabes como es: le das mano y te coge el brazo entero. Además, ya lo viste, casi te destroza el estudio. Cuesta mucho controlarle últimamente.
- Tú como siempre exagerando –dijo abriendo la puerta del coche.
- Ya ves, no me gusta cambiar.
- Buena chica –comentó montándose en él.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Esperamos que os guste y disfrutéis leyéndola tanto como nosotras disfrutamos escribiéndola.
¡Un beso enoooooorme! <3
¡Un beso enoooooorme! <3
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
owww.!!!!
me encaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantoooooooooooo =3
y ademas me dijo "Buena Chica" 8)
xD
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :D
me encaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantoooooooooooo =3
y ademas me dijo "Buena Chica" 8)
xD
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :D
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
SI que lo difrute & me ENCANTOOOO ENSERIO ME ENCANTARON LOS CAP que dificil es pensar eso de Daniella.. pero bueno me las ingenie & me lo imagina xd Siguela pronto:*
Géne!
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Loreloveskevin escribió:{3/4}
- Que soy todo tuyo, en compensación por el disgusto de antes.
- Sigo sin entenderte… -desde luego que no, mi cabeza había formado algunas imágenes de Kevin siendo… mío. No, aquello no podía ser a lo que él se estaba refiriendo.
waaa me encanto esooo
kevin es mio solo mio
muajajaja
aww qe lindo seria =D
me super encanto el maraton
stuvo super
peri siguela pronto
no nos dejes con la duda plis!!
weno cuidate xfis =D
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Oh por dios, amo tu novela, dios!! dios! siguela! Mueroooooo! :P
Invitado
Invitado
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Queridas lectoras;
A Norah y a mí nos complace informaros a todas que tenemos un nuevo tráiler, muchísimo mejor que el primero y el doble de perfecto. ¿Queréis verlo? ¡Aquí está! Pero nos gustaría agradecer a Amy su trabajo y su atención y todo lo que ha echo por nosotras. Ella es la creadora de este vídeo, así que pasaos y echadle un vistazo a su canal de Youtube que no tiene desperdicio: AmyHaleJonas
¡Gracias por tu ayuda, Amy! (una vez más no viene mal, ¿no?) :D
A Norah y a mí nos complace informaros a todas que tenemos un nuevo tráiler, muchísimo mejor que el primero y el doble de perfecto. ¿Queréis verlo? ¡Aquí está! Pero nos gustaría agradecer a Amy su trabajo y su atención y todo lo que ha echo por nosotras. Ella es la creadora de este vídeo, así que pasaos y echadle un vistazo a su canal de Youtube que no tiene desperdicio: AmyHaleJonas
¡Gracias por tu ayuda, Amy! (una vez más no viene mal, ¿no?) :D
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Y aquí va un nuevo capítulo :)
¡Gracias por vuestros comentarios, chicas! Nos ayudan a seguir adelante :)
¡Os queremos!
[Continuación]
- Tú como siempre exagerando –dijo abriendo la puerta del coche.
- Ya ves, no me gusta cambiar.
- Buena chica –comentó montándose en él.
Nada más montarme en el coche, pulsé el botón de la radio. Después de hacerlo me pareció que me había tomado demasiada confianza, al fin y al cabo, no era mi coche. Aunque me sirvió para averiguar el tipo de música que le gustaba a Kevin, a parte de la que él componía, claro estaba.
- ¿Te gusta Carrie Underwood? –pregunté sorprendida al reconocer la canción que estaba sonando.
- Sí –dijo sonriendo.
- ¡Es una de mis cantantes favoritas! Por no decir que es la mejor. ¿Qué canción…? –dije eufórica.
- Just A Dream –dijo sin dejarme terminar la pregunta.
- Vale… me has leído la mente. Eso no vale.
- Ojalá pudiera hacerlo.
- Pudieras hacer… ¿qué?
- Leerte la mente.
- ¿Para qué? Soy una persona muy predecible. Todos saben perfectamente lo que voy a decir antes de decirlo. Sin embargo tú…
- ¿Yo?
- Sí, a mí me es imposible saber lo que vas a hacer o decir.
- Bueno… porque no tienes el don.
Reí en mi interior y me quedé mirándolo anonadada.
- Vas a conseguir que me sonroje –dijo mirándome de reojo.
Mi vista se fue rápidamente a la carretera, y la que se sonrojó fue mi cara. No fui capaz de volver a mirarle. Estuve más de diez minutos sin hablar.
- Parece que ha pasado un ángel… -dije al final, ya no aguantaba más aquél silencio.
- No creo…
- ¿Por qué?
- Porque el único ángel que conozco va sentado a mi derecha.
- ¿Te propones sacarme los colores?
- ¿Lo consigo?
- Sí.
Aparcó justo al lado de un muelle abarrotado de personas que entraban y salían.
- ¿Has venido alguna vez aquí? –me preguntó abriéndome la puerta del coche. Iba a decirle que yo era una chica moderna y que no hacía falta que se comportara así conmigo, pero a una parte de mí, supongo que a la romántica y conservadora, le encantó que Kevin hiciera aquello.
- No. Y a decir verdad… tampoco se muy bien dónde estamos.
- Esto que ves –señaló a toda la gente que había frente a nosotros-, es la playa de Santa Mónica. Uno de mis lugares favoritos.
- Me sorprende que te guste este lugar tan plagado de gente –dije mientras nos adentrábamos entre la multitud.
- Bueno, el muelle siempre está así, pero aún nos quedan muchas cosas por ver, y te aseguro que te marcharás de aquí con un buen sabor de boca.
- ¿Vas a besarme? –le dije riéndome. Él se paró frente a mí y me miró muy de cerca.
- Sólo si tú quieres… -me susurró.
¡Por Dios! ¡Lo estaba pidiendo a gritos! Mirar alrededor y saber que él estaba ahí conmigo compartiendo un paseo por una maravillosa playa con una feria sobre un muelle era todo lo que una mujer podía desear.
Carraspeé y continué caminando. Pude escuchar una pequeña risita a mis espaldas. Desde luego, aquél día Kevin se había propuesto ponerme el corazón a mil por hora.
- No vayas tan deprisa, Loree. O nos perderemos.
- Bueno, pues si nos perdemos, podrás encontrarme en la noria –salí corriendo, escuchando cada vez menos las voces de Kevin.
No sabía que tenía tantos reflejos, pero lo cierto es que me salvé de chocarme de bruces con unas cuantas personas. Miraba de vez en cuando hacia atrás para comprobar si Kevin me seguía, pero lo había perdido completamente de vista.
Caminé hacia atrás unos pasos y al darme la vuelta me tropecé con un cuerpo alto y bien formado de músculos.
- ¿Creíste que me despistarías?
- Esto… Precisamente estaba buscándote para ofrecerte una vueltecita en la noria – sonreí ampliamente por mi buena respuesta improvisada.
- No me lo creo.
- ¿Dudas de mí? – enarqué una ceja, haciéndome la ofendida.
- Si – asintió.
- Vaya, vaya, vaya… – repliqué, siguiéndole el juego -. Si no confiamos el uno en el otro… ¿a dónde esperamos que llegue esta… lo que sea? No es una buena forma de empezar una relación…
Pasó una mano por mi espalda, acercándome a él de forma peligrosa, pero se detuvo a escasos centímetros de mis labios. Arqueé un poco la espalda, intimidada.
- Te confiaría mi vida si fuese preciso – murmuró.
Estaba tan cerca que el barullo no me impidió escucharle con claridad. Me sentí fascinada, maravillada. Sin darme cuenta había contenido la respiración más de lo necesario.
- ¿Lo dices en serio? – pregunté, necesitada de aire.
- Completamente – asintió.
Sentí que podía perderme en la inmensidad de sus ojos verdes y, a decir verdad, no me importaba en absoluto. Sonrió, no supe muy bien por qué si por mi expresión embobada al contemplarle o por que también hubo algo que le gustó de mí.
Se separó de mí despacio, como sin querer hacerlo.
¡Gracias por vuestros comentarios, chicas! Nos ayudan a seguir adelante :)
¡Os queremos!
[Continuación]
- Tú como siempre exagerando –dijo abriendo la puerta del coche.
- Ya ves, no me gusta cambiar.
- Buena chica –comentó montándose en él.
Nada más montarme en el coche, pulsé el botón de la radio. Después de hacerlo me pareció que me había tomado demasiada confianza, al fin y al cabo, no era mi coche. Aunque me sirvió para averiguar el tipo de música que le gustaba a Kevin, a parte de la que él componía, claro estaba.
- ¿Te gusta Carrie Underwood? –pregunté sorprendida al reconocer la canción que estaba sonando.
- Sí –dijo sonriendo.
- ¡Es una de mis cantantes favoritas! Por no decir que es la mejor. ¿Qué canción…? –dije eufórica.
- Just A Dream –dijo sin dejarme terminar la pregunta.
- Vale… me has leído la mente. Eso no vale.
- Ojalá pudiera hacerlo.
- Pudieras hacer… ¿qué?
- Leerte la mente.
- ¿Para qué? Soy una persona muy predecible. Todos saben perfectamente lo que voy a decir antes de decirlo. Sin embargo tú…
- ¿Yo?
- Sí, a mí me es imposible saber lo que vas a hacer o decir.
- Bueno… porque no tienes el don.
Reí en mi interior y me quedé mirándolo anonadada.
- Vas a conseguir que me sonroje –dijo mirándome de reojo.
Mi vista se fue rápidamente a la carretera, y la que se sonrojó fue mi cara. No fui capaz de volver a mirarle. Estuve más de diez minutos sin hablar.
- Parece que ha pasado un ángel… -dije al final, ya no aguantaba más aquél silencio.
- No creo…
- ¿Por qué?
- Porque el único ángel que conozco va sentado a mi derecha.
- ¿Te propones sacarme los colores?
- ¿Lo consigo?
- Sí.
Aparcó justo al lado de un muelle abarrotado de personas que entraban y salían.
- ¿Has venido alguna vez aquí? –me preguntó abriéndome la puerta del coche. Iba a decirle que yo era una chica moderna y que no hacía falta que se comportara así conmigo, pero a una parte de mí, supongo que a la romántica y conservadora, le encantó que Kevin hiciera aquello.
- No. Y a decir verdad… tampoco se muy bien dónde estamos.
- Esto que ves –señaló a toda la gente que había frente a nosotros-, es la playa de Santa Mónica. Uno de mis lugares favoritos.
- Me sorprende que te guste este lugar tan plagado de gente –dije mientras nos adentrábamos entre la multitud.
- Bueno, el muelle siempre está así, pero aún nos quedan muchas cosas por ver, y te aseguro que te marcharás de aquí con un buen sabor de boca.
- ¿Vas a besarme? –le dije riéndome. Él se paró frente a mí y me miró muy de cerca.
- Sólo si tú quieres… -me susurró.
¡Por Dios! ¡Lo estaba pidiendo a gritos! Mirar alrededor y saber que él estaba ahí conmigo compartiendo un paseo por una maravillosa playa con una feria sobre un muelle era todo lo que una mujer podía desear.
Carraspeé y continué caminando. Pude escuchar una pequeña risita a mis espaldas. Desde luego, aquél día Kevin se había propuesto ponerme el corazón a mil por hora.
- No vayas tan deprisa, Loree. O nos perderemos.
- Bueno, pues si nos perdemos, podrás encontrarme en la noria –salí corriendo, escuchando cada vez menos las voces de Kevin.
No sabía que tenía tantos reflejos, pero lo cierto es que me salvé de chocarme de bruces con unas cuantas personas. Miraba de vez en cuando hacia atrás para comprobar si Kevin me seguía, pero lo había perdido completamente de vista.
Caminé hacia atrás unos pasos y al darme la vuelta me tropecé con un cuerpo alto y bien formado de músculos.
- ¿Creíste que me despistarías?
- Esto… Precisamente estaba buscándote para ofrecerte una vueltecita en la noria – sonreí ampliamente por mi buena respuesta improvisada.
- No me lo creo.
- ¿Dudas de mí? – enarqué una ceja, haciéndome la ofendida.
- Si – asintió.
- Vaya, vaya, vaya… – repliqué, siguiéndole el juego -. Si no confiamos el uno en el otro… ¿a dónde esperamos que llegue esta… lo que sea? No es una buena forma de empezar una relación…
Pasó una mano por mi espalda, acercándome a él de forma peligrosa, pero se detuvo a escasos centímetros de mis labios. Arqueé un poco la espalda, intimidada.
- Te confiaría mi vida si fuese preciso – murmuró.
Estaba tan cerca que el barullo no me impidió escucharle con claridad. Me sentí fascinada, maravillada. Sin darme cuenta había contenido la respiración más de lo necesario.
- ¿Lo dices en serio? – pregunté, necesitada de aire.
- Completamente – asintió.
Sentí que podía perderme en la inmensidad de sus ojos verdes y, a decir verdad, no me importaba en absoluto. Sonrió, no supe muy bien por qué si por mi expresión embobada al contemplarle o por que también hubo algo que le gustó de mí.
Se separó de mí despacio, como sin querer hacerlo.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
AAWWWW ^^ que BELLO que bello que romantica
wwaaaaaaaaa t.t grito de emocion
tienes que seguirla pronto.. dudo que pueda durar mucho tiempo esperando otro capitulo o.o waaa que pasara en esta cita!! quiero sabes
siguela pronto
besos&cuidate
wwaaaaaaaaa t.t grito de emocion
tienes que seguirla pronto.. dudo que pueda durar mucho tiempo esperando otro capitulo o.o waaa que pasara en esta cita!! quiero sabes
siguela pronto
besos&cuidate
Géne!
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
waaaa
me rete-encannto!!!
aww mi kevo
qe lindo ess ♥
i el video sta super genial
pero una preguntita
xqe sale musho joe??
va a pasar algo con el o qe??
weno siguela pronto xfis!!!
me rete-encannto!!!
aww mi kevo
qe lindo ess ♥
i el video sta super genial
pero una preguntita
xqe sale musho joe??
va a pasar algo con el o qe??
weno siguela pronto xfis!!!
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
dios!!!!! muero!!!! q capitulos tan hermosos!!!!!
creo q me dio un infarto leyendos todos @.@
siguela esta genial!!!!!!!
un beso
chau!! ;D
creo q me dio un infarto leyendos todos @.@
siguela esta genial!!!!!!!
un beso
chau!! ;D
estrella...lunatika
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
AHHHHHHHH
SIUELAAAAAAAAAAAAAAAAA PLIIIIIIIIIIIIIIIZ :D
PD:
ME ENCANTO EL TRAILER!!!! =D
SIUELAAAAAAAAAAAAAAAAA PLIIIIIIIIIIIIIIIZ :D
PD:
ME ENCANTO EL TRAILER!!!! =D
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
moe limda!!!!!!!!!!!!!
aca tenes una nueva lectoraa amiga!!!!!!!!!!!!!!xD
moe limda!!!!!!!!!!!!!
aca tenes una nueva lectoraa amiga!!!!!!!!!!!!!!xD
Invitado
Invitado
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