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Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
heeeeeeeeeeeeeeeeey
sube capiiiiiiiiiiiiiiii
pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz :sad: :lol!:
sube capiiiiiiiiiiiiiiii
pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz :sad: :lol!:
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
hey x q no la has seguido??
siguela pliiz [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
siguela pliiz [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Bien, creo que acabáis de daros cuenta de que soy una despistada total y completa. Espero que en las próximas actualizaciones mejore y suba más a menudo. Muchísimas gracias por comentar y leer. ¡Os queremos!
Sentía su pérdida, pero también estaba asustada por lo que me había podido tocar por su parte. Habíamos perdido el contacto, pero supe que su novio la había dejado y que estaba pasando por problemas económicos de gran trascendencia. Por aquellos tiempos yo tampoco podía desperdiciar dinero. Bueno, por aquellos tiempos… y por estos, nunca me he podido permitir grandes lujos.
-Flashback-
Su abogado, Philip, un hombre de mediana edad me había citado en su buffet de abogados. Me hizo pasar a su despacho con una sonrisa amable pero que a la vez denotaba preocupación y empecé a impacientarme más de lo que ya lo estaba. Para colmo aquel hombre no parecía dispuesto a desprender una palabra hasta después de mentalizarse como es debido. “Esto va a ser muy fuerte” pensé en el acto. De repente, aunque en la Costa Este era pleno invierno y los radiadores al máximo no parecían hacer gran cosa, sentía esa sensación de estar ardiendo, necesitada de quitarme toda la ropa de encima.
Suspiró, dejándose caer sobre la silla y me miró con paciencia.
- Por favor, dígame lo que pasa – rogué con el corazón en un puño-. Por muy duras que sean las circunstancias o incluso lo que tenga que hacer. No se quede callado, ¡sáqueme de dudas!
- No es fácil, señorita Cahill – comenzó -. Su hermana sabía que esto iba a suceder tarde o temprano y preparó una carta para usted, escrita de su puño y letra. Obviamente, su contenido es secreto hasta que la destinataria la reciba – sacó un sobre de papel reciclado, que no abultaba mucho por su tamaño, del cajón de su mesa y me miró-. Habrá cosas que no podrá entender o tan si quiera asimilar en un momento como este, pero podemos ayudarla.
No esperé mucho para rasgarla y encontrar un papel de un tamaño reducido al del sobre. Descubrí que las manos me temblaban pero no me fue impedimento para reconocer la letra de mi hermana. Limpia, de caligrafía grande y torcida.
Querida Loree –rezaba la carta-. Las circunstancias de la vida han hecho que hoy me encuentre postrada en una cama, escribiéndote estas líneas. No se nada de ti desde el dia en que nos separaron hace ahora nueve años, pero mi corazón me dice que sigues viva. Tu has sido la única persona buena que he conocido en mi vida, a parte de nuestros padres, ¿aún los recuerdas? Yo cada día. He de pedirte algo muy importante para mi, algo que sin duda cambiará tu vida y la de él. Pero no puedo hacer otra cosa, no quiero que él también pase por lo que nosotras tuvimos que pasar. No soportaría marcharme de este mundo sabiendo que la personita que ahora mismo duerme a mi lado, fuese de un lado a otro con personas desconocidas.
Por favor, Loreena, mi pequeña Loree, ayúdale a ser feliz y a convertirse en un buen hombre.
Con cariño, Amy.
Miré, sin comprender nada de aquello, al hombre que estaba frente a mí.
- No entiendo… - musité mirando a Philip a los ojos -. ¿De que… está hablando? – dado el caso se me hacía difícil hablar -. ¿Que… que significa… todo esto?
- Su hermana tuvo un hijo, señorita Cahill – sentí que me faltaba el aire -. Su última voluntad era que lo cuidara usted.
- ¿Y-yo? – tartamudeé una vez más.
- En caso de que usted lo rechazara, la custodia pasaría a manos de servicios sociales, quien se encargarían de encontrarle una casa de acogida.
De otro cajón sacó una fotografía y la dejó frente a mí. La cogí y al instante mis latidos se aceleraron, más de lo que ya lo estaban. Me hacían daño. Sobre el regazo de mi hermana descansaba su pequeño y ambos sonreían a la cámara, ajenos a lo que el cruel destino les había preparado para separarlos para siempre.
- Es usted la viva imagen de su hermana, señorita Cahill.
Se me encogió el corazón. Yo era la única familia que le quedaba y él la mía ahora que estaba sola en el mundo. No podía permitir que hiciesen algo así a esa criatura que no tenía culpa de nada, y tampoco mi hermana era su causante. No tuve dudas, ni remordimientos a la hora de responder. Autoritaria, me levanté de mi silla en el acto.
- Quiero verle.
No tardamos mucho en llegar a la residencia en la que miles de niños esperaban por ser adoptados. Sentí un vacío en el pecho, pensando que alguno de ellos quizás pudo sentirse como yo cuando tenía un poco más que su edad.
Philip habló con la directora antes de que nos llevasen a la habitación de Ryan. A través de su cristal pude divisar su cabellera negra, su perfil de facciones finas y dulces, de ángel. Dejé de reprimir mis lágrimas y acaricié el cristal, como si estuviese tocándole a él. Y de repente me miró. Dejó sus juguetes de lado y parpadeó, como si fuese un reflejo.
- ¿Quiere entrar? – me ofreció la señora Williams.
- Sí, por favor – mi voz sonó a súplica.
Me acerqué a él con cautela y me agaché a su lado. Era increíble, pero sentí una conexión al instante.
- Hola – sonreí intentando no sollozar a causa del pronunciado llanto, para no asustarle.
- ¿Mamá…?
Aquella simple palabra me partió el alma y presa de un impulso le abracé, cobijándole entre mis brazos y supe que ya no lo soltaría jamás.
Lo cogí en brazos y me planté frente al abogado y la directora.
- Me lo llevo de aquí.
- Ha hecho lo correcto, señorita Cahill – asintió con una sonrisa noble Philip.
- Lo sé.
-Fin del flasback-
Aquellos días tratamos de adaptarnos con éxito a nuestra nueva vida conjunta. Visité la tumba de mi hermana, lloré sobre ella y le agradecí por no haberme dejado sola. Pasé por algunos sitios en lo que ella solía pasear y pude sentirla a mi lado, alentándome a conocer más sobre su pasado.
Arreglé los papeles de la custodia en dos días y volvimos a California. Ryan se acomodó perfectamente al clima, al cambio horario y a mi casa.
Tuve que pagar parte de las deudas de mi hermana pero el tribunal me concedió, por mi situación, poder pagar a plazos.
Sentía su pérdida, pero también estaba asustada por lo que me había podido tocar por su parte. Habíamos perdido el contacto, pero supe que su novio la había dejado y que estaba pasando por problemas económicos de gran trascendencia. Por aquellos tiempos yo tampoco podía desperdiciar dinero. Bueno, por aquellos tiempos… y por estos, nunca me he podido permitir grandes lujos.
-Flashback-
Su abogado, Philip, un hombre de mediana edad me había citado en su buffet de abogados. Me hizo pasar a su despacho con una sonrisa amable pero que a la vez denotaba preocupación y empecé a impacientarme más de lo que ya lo estaba. Para colmo aquel hombre no parecía dispuesto a desprender una palabra hasta después de mentalizarse como es debido. “Esto va a ser muy fuerte” pensé en el acto. De repente, aunque en la Costa Este era pleno invierno y los radiadores al máximo no parecían hacer gran cosa, sentía esa sensación de estar ardiendo, necesitada de quitarme toda la ropa de encima.
Suspiró, dejándose caer sobre la silla y me miró con paciencia.
- Por favor, dígame lo que pasa – rogué con el corazón en un puño-. Por muy duras que sean las circunstancias o incluso lo que tenga que hacer. No se quede callado, ¡sáqueme de dudas!
- No es fácil, señorita Cahill – comenzó -. Su hermana sabía que esto iba a suceder tarde o temprano y preparó una carta para usted, escrita de su puño y letra. Obviamente, su contenido es secreto hasta que la destinataria la reciba – sacó un sobre de papel reciclado, que no abultaba mucho por su tamaño, del cajón de su mesa y me miró-. Habrá cosas que no podrá entender o tan si quiera asimilar en un momento como este, pero podemos ayudarla.
No esperé mucho para rasgarla y encontrar un papel de un tamaño reducido al del sobre. Descubrí que las manos me temblaban pero no me fue impedimento para reconocer la letra de mi hermana. Limpia, de caligrafía grande y torcida.
Querida Loree –rezaba la carta-. Las circunstancias de la vida han hecho que hoy me encuentre postrada en una cama, escribiéndote estas líneas. No se nada de ti desde el dia en que nos separaron hace ahora nueve años, pero mi corazón me dice que sigues viva. Tu has sido la única persona buena que he conocido en mi vida, a parte de nuestros padres, ¿aún los recuerdas? Yo cada día. He de pedirte algo muy importante para mi, algo que sin duda cambiará tu vida y la de él. Pero no puedo hacer otra cosa, no quiero que él también pase por lo que nosotras tuvimos que pasar. No soportaría marcharme de este mundo sabiendo que la personita que ahora mismo duerme a mi lado, fuese de un lado a otro con personas desconocidas.
Por favor, Loreena, mi pequeña Loree, ayúdale a ser feliz y a convertirse en un buen hombre.
Con cariño, Amy.
Miré, sin comprender nada de aquello, al hombre que estaba frente a mí.
- No entiendo… - musité mirando a Philip a los ojos -. ¿De que… está hablando? – dado el caso se me hacía difícil hablar -. ¿Que… que significa… todo esto?
- Su hermana tuvo un hijo, señorita Cahill – sentí que me faltaba el aire -. Su última voluntad era que lo cuidara usted.
- ¿Y-yo? – tartamudeé una vez más.
- En caso de que usted lo rechazara, la custodia pasaría a manos de servicios sociales, quien se encargarían de encontrarle una casa de acogida.
De otro cajón sacó una fotografía y la dejó frente a mí. La cogí y al instante mis latidos se aceleraron, más de lo que ya lo estaban. Me hacían daño. Sobre el regazo de mi hermana descansaba su pequeño y ambos sonreían a la cámara, ajenos a lo que el cruel destino les había preparado para separarlos para siempre.
- Es usted la viva imagen de su hermana, señorita Cahill.
Se me encogió el corazón. Yo era la única familia que le quedaba y él la mía ahora que estaba sola en el mundo. No podía permitir que hiciesen algo así a esa criatura que no tenía culpa de nada, y tampoco mi hermana era su causante. No tuve dudas, ni remordimientos a la hora de responder. Autoritaria, me levanté de mi silla en el acto.
- Quiero verle.
No tardamos mucho en llegar a la residencia en la que miles de niños esperaban por ser adoptados. Sentí un vacío en el pecho, pensando que alguno de ellos quizás pudo sentirse como yo cuando tenía un poco más que su edad.
Philip habló con la directora antes de que nos llevasen a la habitación de Ryan. A través de su cristal pude divisar su cabellera negra, su perfil de facciones finas y dulces, de ángel. Dejé de reprimir mis lágrimas y acaricié el cristal, como si estuviese tocándole a él. Y de repente me miró. Dejó sus juguetes de lado y parpadeó, como si fuese un reflejo.
- ¿Quiere entrar? – me ofreció la señora Williams.
- Sí, por favor – mi voz sonó a súplica.
Me acerqué a él con cautela y me agaché a su lado. Era increíble, pero sentí una conexión al instante.
- Hola – sonreí intentando no sollozar a causa del pronunciado llanto, para no asustarle.
- ¿Mamá…?
Aquella simple palabra me partió el alma y presa de un impulso le abracé, cobijándole entre mis brazos y supe que ya no lo soltaría jamás.
Lo cogí en brazos y me planté frente al abogado y la directora.
- Me lo llevo de aquí.
- Ha hecho lo correcto, señorita Cahill – asintió con una sonrisa noble Philip.
- Lo sé.
-Fin del flasback-
Aquellos días tratamos de adaptarnos con éxito a nuestra nueva vida conjunta. Visité la tumba de mi hermana, lloré sobre ella y le agradecí por no haberme dejado sola. Pasé por algunos sitios en lo que ella solía pasear y pude sentirla a mi lado, alentándome a conocer más sobre su pasado.
Arreglé los papeles de la custodia en dos días y volvimos a California. Ryan se acomodó perfectamente al clima, al cambio horario y a mi casa.
Tuve que pagar parte de las deudas de mi hermana pero el tribunal me concedió, por mi situación, poder pagar a plazos.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
que BEATIFUL capi!!!!
waaaaaaa
me encaaaantooooo
este capi me lleno de ternuraaa!!!!
waaaaaaa
amo tu noveeeeeee
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
pliiiiz
pliiiiz
pliiiiz
pliiiiz
pliiiiiz
pliiiiiiz
pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
que BEATIFUL capi!!!!
waaaaaaa
me encaaaantooooo
este capi me lleno de ternuraaa!!!!
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amo tu noveeeeeee
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
aww me encanto el cap,
lo amee...
la spera vale la pena...
siguela cuando puedas...
xfis
cuidate, bye...
i kevin jonas
lo amee...
la spera vale la pena...
siguela cuando puedas...
xfis
cuidate, bye...
i kevin jonas
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Aquí vuelvo, disculpándome una vez más por tardar tanto en colgar. Soy demasiado despistada para estas cosas. En fin, solo quería daros las gracias de nuevo por seguir ahí pese a soy un completo desastre... ¡GRAAAACIAS!
Desde la cocina donde estaba picando la verdura para hacerle un puré escuchaba las risas de mi sobrino mezcladas con los hermanos. Al final se habían ganado su confianza y casi sin esfuerzo alguno.
Trituré todo el contenido con la ayuda de la batidora, lo volqué en el plato y volví al comedor.
- ¿Os lo pasáis bien? – pregunté como una estúpida -. No respondáis, ya veo que sí.
- ¿Vas a darle de comer?- preguntó Joe.
- Sí.
- Entonces es hora de que nos vayamos – intervino Kevin, quien, de un momento a otro parecía estar deseoso de querer irse. Me hizo sentir mal, para que voy a negarlo. Sólo que, supe actuar y poner una falsa sonrisa en mi cara, como si no me hubiese dado cuenta de nada.
- No creo que tengáis muchos problemas ya.
- Han pasado casi dos horas, eso esperamos – concluyó Nick extendiéndome la mano -. Gracias por todo Loree.
- No hay de qué, ha sido un placer.
- El placer ha sido nuestro – exclamó Joe también tendiéndome la mano.
Sonreí ante su guiño de ojo y su hermano mayor acabó presionándole con la mirada para que se apartara.
- No tengo mucho más que decir, Loree, verdaderamente esto no se agradece con palabras.
- Entonces has tenido suerte de que no sea de las que se aprovechan y te pida un coche – sonrió -. Tranquilo, no ha sido nada.
- Bueno, pues cuídate, quiero decir, cuidaos. Ambos.
- Gracias. Vosotros también.
Se despidieron de Ryan y se marcharon dejando un vacío en la estancia. No recordaba lo que era tener con quien conversar. Era frustrante.
Senté al pequeño sobre mis rodillas.
- Tranquilo – musité-, ya no volveremos a verles más. -Inmediatamente (e involuntariamente), resbaló una lágrima por mi mejilla sin que pudiera evitarlo.
***
Intentaba que Ryan abriera la boca para darle una cucharada de comida cuando sonó el timbre.
Un joven repartidor, con algunos granos en la cara y aparato dental, me acercó un enorme ramo de rosas acompañado por una tarjeta.
“Gracias por lo de ayer. Fue muy importante para nosotros, que confiaras y nos ayudaras a salir de aquél lio. Pudimos observar que tus flores estaban ya más que muertas, así que esperamos que éstas alegren unos días ese rincón tan especial lleno de fotografías. Que tengas un buen día. Kevin, Joe y Nick Jonas”.
Inevitablemente mi boca dibujó una sonrisa. Me acerqué al rincón especial al que se habían referido los chicos en su nota. Allí estaban todos los recuerdos que tenía de mi infancia. Mis padres y mi hermana. Ya nada quedaba de aquella familia, excepto Ryan y yo.
Quité las margaritas ya marchitas y puse en el jarrón de cristal las preciosas rosas blancas que me habían enviado. Fue todo un detalle por su parte.
Pero aquél instante de felicidad se desvaneció al recibir la visita de mi casero. Un anciano irritante que cada mes me recordaba mi mísera existencia en esta vida y lo mal que lo pasaba para llegar a fin de mes.
- Le prometo que le pagaré la semana que viene sin falta. –le dije nerviosa. Aquél discurso debía sabérselo de memoria.
- Ya me debe tres meses. –dijo enfadado.
- ¿Tres meses? –estaba sorprendida. Aquél tiempo se me pasó volando, y no pensé que debía tanto-. Por favor, le prometo que le pagaré la semana que viene. He tenido algunos problemas últimamente y no he podido pintar mucho.
- Por su bien espero que lo que dice sea verdad.
Ryan comenzó a llorar y corrió hacia mí, asustado. Lo cogí en brazos bajo la atenta mirada del hombre.
- No sabía que tuviera un hijo… ¿El padre vive aquí con usted?
- No, él no es…
No me dejó explicarme. Lo único que hizo fue volver a recordarme la deuda que tenía y se marchó dando un buen portazo que abrió una brecha en la pared. Menos mal que la casa era suya…
Ryan apoyó su cabeza en mi hombro, cansado de llorar.
- Tenemos que hacer algo, peque. Hay que sacar dinero de donde sea.
Dejé al niño en el suelo, rodeado de sus juguetes favoritos y me puse a preparar algunos lienzos. Mi única salvación era montar una exposición, pero para eso se necesitaban muchos, muchos cuadros.
Desde la cocina donde estaba picando la verdura para hacerle un puré escuchaba las risas de mi sobrino mezcladas con los hermanos. Al final se habían ganado su confianza y casi sin esfuerzo alguno.
Trituré todo el contenido con la ayuda de la batidora, lo volqué en el plato y volví al comedor.
- ¿Os lo pasáis bien? – pregunté como una estúpida -. No respondáis, ya veo que sí.
- ¿Vas a darle de comer?- preguntó Joe.
- Sí.
- Entonces es hora de que nos vayamos – intervino Kevin, quien, de un momento a otro parecía estar deseoso de querer irse. Me hizo sentir mal, para que voy a negarlo. Sólo que, supe actuar y poner una falsa sonrisa en mi cara, como si no me hubiese dado cuenta de nada.
- No creo que tengáis muchos problemas ya.
- Han pasado casi dos horas, eso esperamos – concluyó Nick extendiéndome la mano -. Gracias por todo Loree.
- No hay de qué, ha sido un placer.
- El placer ha sido nuestro – exclamó Joe también tendiéndome la mano.
Sonreí ante su guiño de ojo y su hermano mayor acabó presionándole con la mirada para que se apartara.
- No tengo mucho más que decir, Loree, verdaderamente esto no se agradece con palabras.
- Entonces has tenido suerte de que no sea de las que se aprovechan y te pida un coche – sonrió -. Tranquilo, no ha sido nada.
- Bueno, pues cuídate, quiero decir, cuidaos. Ambos.
- Gracias. Vosotros también.
Se despidieron de Ryan y se marcharon dejando un vacío en la estancia. No recordaba lo que era tener con quien conversar. Era frustrante.
Senté al pequeño sobre mis rodillas.
- Tranquilo – musité-, ya no volveremos a verles más. -Inmediatamente (e involuntariamente), resbaló una lágrima por mi mejilla sin que pudiera evitarlo.
***
Intentaba que Ryan abriera la boca para darle una cucharada de comida cuando sonó el timbre.
Un joven repartidor, con algunos granos en la cara y aparato dental, me acercó un enorme ramo de rosas acompañado por una tarjeta.
“Gracias por lo de ayer. Fue muy importante para nosotros, que confiaras y nos ayudaras a salir de aquél lio. Pudimos observar que tus flores estaban ya más que muertas, así que esperamos que éstas alegren unos días ese rincón tan especial lleno de fotografías. Que tengas un buen día. Kevin, Joe y Nick Jonas”.
Inevitablemente mi boca dibujó una sonrisa. Me acerqué al rincón especial al que se habían referido los chicos en su nota. Allí estaban todos los recuerdos que tenía de mi infancia. Mis padres y mi hermana. Ya nada quedaba de aquella familia, excepto Ryan y yo.
Quité las margaritas ya marchitas y puse en el jarrón de cristal las preciosas rosas blancas que me habían enviado. Fue todo un detalle por su parte.
Pero aquél instante de felicidad se desvaneció al recibir la visita de mi casero. Un anciano irritante que cada mes me recordaba mi mísera existencia en esta vida y lo mal que lo pasaba para llegar a fin de mes.
- Le prometo que le pagaré la semana que viene sin falta. –le dije nerviosa. Aquél discurso debía sabérselo de memoria.
- Ya me debe tres meses. –dijo enfadado.
- ¿Tres meses? –estaba sorprendida. Aquél tiempo se me pasó volando, y no pensé que debía tanto-. Por favor, le prometo que le pagaré la semana que viene. He tenido algunos problemas últimamente y no he podido pintar mucho.
- Por su bien espero que lo que dice sea verdad.
Ryan comenzó a llorar y corrió hacia mí, asustado. Lo cogí en brazos bajo la atenta mirada del hombre.
- No sabía que tuviera un hijo… ¿El padre vive aquí con usted?
- No, él no es…
No me dejó explicarme. Lo único que hizo fue volver a recordarme la deuda que tenía y se marchó dando un buen portazo que abrió una brecha en la pared. Menos mal que la casa era suya…
Ryan apoyó su cabeza en mi hombro, cansado de llorar.
- Tenemos que hacer algo, peque. Hay que sacar dinero de donde sea.
Dejé al niño en el suelo, rodeado de sus juguetes favoritos y me puse a preparar algunos lienzos. Mi única salvación era montar una exposición, pero para eso se necesitaban muchos, muchos cuadros.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
AWWWW
mis jonas siempre tan lindos^^
me encantooooo
el capii!!!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!
pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz :cheers: :cheers: :cheers:
mis jonas siempre tan lindos^^
me encantooooo
el capii!!!
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!
pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz :cheers: :cheers: :cheers:
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
ame el cap :D
siguela cuando puedas
cuidate, bye...
siguela cuando puedas
cuidate, bye...
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Lore me tienes comiéndome las uñas, por favor sube novela! tengo varias semanas de haberla encontrado y tengo que felicitarte! hace mucho que no me gustaba ninguna wn por la forma en la que narraban, te mereces mi ovación :cheers: Y Por Favor.. POR FAVOR sube novela, que me tienes desesperada entrando a todas horas del día a ver que pasa con el bebé y con Kevin :cyclops: Un Saludo enorme Lore!
DangerAngel
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Wooow! Gracias chicas por todo el apoyo. DangerAngel (lo siento, no se como te llamas), bienvenida! Siempre da gusto tener nuevas lectoras que digan esas cosas taaaan bonitas sobre nosotras, pero no olvides que escribimos dos personas Norah (que no esta en este foro) y yo. Además, te confieso que ella es la que mejor escribe y escribió todo el asunto de la boda del principio. ¡Gracias por el apoyo a todas! Aquí va un capítulo larguito. ¡Un besazo! ¡Os quiero!
P.D: Cristal, soy Lore, de Univisión y me tienes en tu msn! XDDDD (KKKK)
“Recuerdos. Exposición de pinturas de Loreena Cahill”.
Ese era el cartel colgado a las puertas del salón número seis del museo. Me había gastado los pocos ahorros que me quedaban en alquilar aquella sala para exponer mis pinturas. Pero no tenía elección, era el único lugar donde conseguiría vender algún cuadro.
Vale, en mi interior rezaba por vender más de “algún” cuadro. Exactamente treinta y dos.
Si conseguía venderlos por una buena cifra, no tnedría que preocuparme del alguiler, ni de la guardería, del gas, la calefacción, la luz, el agua, los impuestos, los pañales y la comida en un año por lo menos.
Empecé a preocuparme por la opinión de la gente. ¿Y si todos pensaban igual que Kevin? Tal vez nadie quisiera ver uno de mis cuadros colgado en su salón. Si era así… estaba perdida.
Me tomé tres tilas en una hora. Miraba cómo la gente entraba y salía de la saba y observaba las pinturas colgadas en la pared.
Intentaba pasar desapercibida (como siempre), me ponía frente a los cuadros como si no fuese la artista que los había pintado, y así podía escuchar mejor las opiniones de los visitantes.
Algunos pensaban que eran fantásticos y otros que nunca habían visto una cosa igual. No supe a qué se referían exactamente. Podría ser que lo mío fuese un talento innato o que jamás comparían una birria como aquella.
Un hombre de mediana edad se detuvo frente a un lienzo que había titulado como “Sombras” y no se movió de allí en un buen tiempo. Estuve incluso a punto de zarandearlo, temiendo que tuviera narcolepsia y se hubiera quedado dormido allí mismo. Pero no, cambió de posición y se puso a mi lado.
- Mi más sincera enhorabuena, señorita. Su cuadro me ha intrigado y llenado de emociones que creía haber perdido. ¿Cuánto vale?
- ¿Cuánto vale… el qué, señor? ¡Oh, sí! El cuadro… -me sorprendí tanto de que alguien se interesara por mi arte después de estar allí todo el día que parecía que tenía el cerebro recién desconectado-. Pues…. Esto… ¿cuánto me daría por él?
Ya estaba desesperada, y aunque me hubiese dicho que me pagaba la comida de Ryan de una semana, yo hubiera aceptado.
- Ese cuadro vale quince mil dólares. –dijo alguien detrás de nosotros. No me hizo falta darme la vuelta para saber de quién se trataba.
- ¿Quién es usted? –preguntó el hombre.
- Kevin Jonas, agente de la señorita Cahill. ¿Está interesado en el cuadro?
Yo observaba a los dos sin poder hablar. Primero, porque estaba conmocionada por la idea de que alguien, ¡al fin! Se interesaba por uno de mis cuadros. Segundo, porque se había nombrado una cantidad infinitamente impensable para mí. Y tercero, porque la simple presencia de Kevin hacía que mi sangre se congelase y mi cerebro dejara de funcionar.
Pensé que debería demandarlo por intento de asesinato hacia mi persona pero… él no tenía ni idea de que causaba ese efecto en mí.
Mientras mi cabeza volvia a emitir órdenes a mis pulmones para que volvieses a tomar aire, Kevin ya estaba cerrando el trato con aquél hombre.
- Toma, es tuyo. –me dijo acercándome un cheque por valor de quince mil dólares, una vez el hombre se hubo marchado.
- Gra… gracias. –dije intentado poner mi lengua en funcionamiento.
- De nada. Aunque… ahora que lo pienso, podría haberle sacado más. Ese cuadro lo vale.
- ¿Qué haces aquí?
- Bueno, iba camino al aeropuerto cuando lei tu nombre en la pancarta de afuera y me dije: ¡Vaya, una exposición de cuadros abstractos que hay que girarlos para entenderlos! –sonrió y pude ver sus perfectos dientes-. Pero entré y me encontré algo muy distinto…
- ¿Decepcionado?
- Un poco. –volvió a sonreír. Esta vez no pude evitar hacer lo mismo-. He de admitir que me había hecho a la ida de las pinturas cúbicas y los lienzos coloreados con las manos…
- Nunca me he manchado un solo dedo pintando. –comenté admirando de nuevo el cheque.
- Me gusta la exposición. Sobre todo aquél cuadro de allí –Kevin señaló la pintura que había frente a nosotros.
“Qué casualidad” pensé. Justamente era uno de los cuadros que él me había inspirado. Pero eso no iba a decírselo, claro.
- ¿Cómo se llama?
- Música silenciosa.
- ¿Cómo puede ser la música… silenciosa?
- Bueno, hay veces que escuchamos música, pero sólo atendemos al sonido, y no vemos más allá.
- No lo entiendo muy bien…-se pasó la mano por el cuello- pero tú eres la artista.
No, no lo entendía, pero yo sí. Aquél cuadro reflejaba todo lo que yo pensaba sobre Kevin. Sentía que bajo su apariencia alegre y sus modales caballerosos, guardaba algo que deseaba mantener en silencio.
- Bueno, ¿cómo está Ryan?
- ¿Ryan? Está muy bien, gracias por preocuparte. Está con la hija de una vecina, que me ha hecho el favor cuando le he suplicado por duodécima vez que lo cuidase. Además, he añadido unos cuantos billetes para hacerla cambiar de opinión… - suspiré. Por el rabillo del ojo vi como sonreía -. ¿Y tus hermanos que tal están? Espero que nos os pillara ninguna fan más.
- Creo que deberían estar comiendo, porque nadie nos reconoció por la calle. Nuestra estrategia funcionó.
- ¿Estrategia? – quise saber, curiosa.
- Es fácil. Para no llamar la atención… Quiero decir, como con Joe llamamos mucho la atención, decidimos ir por caminos separados para que no sospechase la gente (en caso de lo que lo hicieran).
- No es de las mejores que he escuchado – reí-. Yo, de haber sido vosotros, habría cogido un taxi y me habría ahorrado sospechas.
- ¡Oh, vaya! – se llevó una mano a la frente -. No lo había pensado…
- No importa, pero para la próxima ya sabes.
Nos quedamos sin saber que decir, sumidos en un silencio incómodo. Miré hacia todos los lados, intentando sacar un tema de conversación coherente, pero se me hacía dificultoso al tenerle delante. Anulaba mis sentidos y era frustrante, intimidatorio y pacífico al mismo tiempo. Bueno, no se si me explico.
Seguía entrando gente con vestimentas tan elegantes que sentía que estaba fuera de lugar y eso que era mi exposición.
- Te diré una cosa – interrumpió mis pensamientos -. Puede que toda esta gente esté hasta arriba de dinero, pero se necesita mucho aplomo para que eso no se les suba a la cabeza.
- ¿Cómo sabes…?
- Digamos… que sé lo que es pasar por eso. Pero no dejes que nadie te haga sentir inferior, o les seguirás el juego y acabarán sintiéndose mejor y por encima de ti.
Aquello era material prometedor de primera categoría y yo me interesaba en las personas que me rodeaban, intentando estar a la altura de las expectativas pero, aquella gente parecía oler que sólo eran ropas comunes. Y Kevin seguía allí, apoyándome, a mi lado, como si no le importasen los comentarios de los demás.
Si la felicidad era dinero y el creer que estaban unos por encima de otros, no la quería.
Kevin pasó una mano por mi espalda y la frotó cariñosamente con una sonrisa que consiguió darme fuerzas para aguantar lo que quedaba de velada. Un agradable escalofrío me recorrió el cuerpo, pero logré controlarlo para que no se notase.
- Vale, está bien, está bien. Entiendo – agitó las manos y empezó a quitarse la chaqueta que iba a juego con el traje.
- Kevin, por favor, ¿qué haces? – Murmuré entre dientes, quizás estaba demasiado cerca de él -. Nos están mirando todos.
- Es demasiado fácil decir las cosas – asintió -. También hay que sentirlas.
Me tendió la prenda para que se la sujetase mientras él seguía a su aire. Se desabrochó la pajarita, se quitó la camisa impoluta de los pantalones y se revolvió los rizos con las manos.
- Demonios – masculló con tono fingido -. Aún no logro sentirme como creo que lo haces tú.
Empezó a desabrocharse los botones de la camisa, pero le frené a tiempo. Para ser sinceros, me habría encantado saber que más iba a hacer, para poder observar con la conciencia tranquila todo lo que quisiese mostrar, pero tampoco quería que me diese allí en medio un amago de infarto. Era demasiado joven y, por lo visto, una pintora con futuro (según comentarios de la gente).
- Vale, ya está – procuré no echarme a reír -. Creo que con este resultado casi final (si no llega a ser porque lo paralicé), ya deberías estar sobrepasando mi sentimiento de inferioridad.
- Oh, pues no es así. Si me dejaras…
- Yo pienso que es suficiente.
No lo pensaba, claro que no, pero tenía que hacer creer que sí o acabaría despelotado allí enmedio. Y estaba segura de que, por como lo miraba alguna señora, pensarían que era un cuadro y estarían dispuestas a llevárselo.
Quise llorar de la emoción. Nadie había cometido semejante locura por mí y menos para hacerme sentir bien.
Aquella sonrisa que había mostrado toda la noche y por la cual yo tampoco había dejado de sonreír desapareció cuando miró su reloj.
- Debería irme, Loree… - me hizo saber sin mirarme -. Que te vaya bien lo que queda de noche.
Sin él se me iba a hacer cuesta arriba, que era todo lo contrario a lo que me estaba deseando.
- Adelante – le animé con una sonrisa fingida maravillosamente bien -. El deber te espera.
- Eso y mi familia – se rió.
Me estaba dejando como quien dice, con la miel en los labios sin que yo pudiese hacer nada.
- Cuídate, ¿vale?
- Siempre lo hago. Y espero que tú también – nunca supe como pude guardar la compostura y no caer desmayada allí mismo.
Me dio un beso en la mejilla y me dejó anhelando más. Su loción para después del afeitado danzó por mi nariz, dejándome un tanto aturdida.
- Gracias por todo. Por haber venido esta noche, por ayudarme, por las flores… - enumeré con los dedos.
- No hay de qué.
Me guiñó un ojo y le seguí con la vista hasta que le perdí.
- Gracias por ser como eres… - susurré sin que llegara a saberlo. Probablemente nunca sabría que yo lo pensaba.
Me quedé desconcertada por el remolino de sensaciones desconocidas que estaba sintiendo, aquel hormigueo constante que se había adueñado de mí cuando sus labios se habían posado en mi mejilla durante aquel corto periodo de tiempo. Me sentí como una colegiala con su primer amor.
- Disculpe señorita – dijo el encargado de la sala rompiendo mi burbuja -. Acaba de vender otro cuadro.
- ¡Eso es magnífico! – exclamé, para nada emocionada con el tono que había interpretado.
- La verdad es que sí. Está siendo todo un éxito su exposición. Hacía tiempo que algo así no ocurría. Con una principiante, quiero decir. La felicito.
- Gracias – musité -. ¿Cuál es el que se ha vendido?
- “Música silenciosa”. No podemos darle el nombre del comprador por que lo ha hecho anónimamente – prosiguió -. Pero le ha salido por 25.000 dólares.
- ¿25.000 dólares? – pregunté incrédula.
Empecé a pensar que había sido un tremendo error ponerlo a la venta. Ese cuadro tenía más valor sentimental que monetario. Era, simplemente, demasiado personal para venderlo.
- Discúlpeme – le dije cuando ya se alejaba para hablar con otros posibles compradores -. ¿Habría alguna posibilidad de devolverle el dinero al comprador? Para que no se lo lleven.
- Mucho me temo que ya no se puede hacer nada. Pero estará en buenas manos. No se preocupe.
Que fácil era decirlo. Lo observé a lo largo de la noche, antes de ver como se lo llevaban al acabar la velada.
P.D: Cristal, soy Lore, de Univisión y me tienes en tu msn! XDDDD (KKKK)
“Recuerdos. Exposición de pinturas de Loreena Cahill”.
Ese era el cartel colgado a las puertas del salón número seis del museo. Me había gastado los pocos ahorros que me quedaban en alquilar aquella sala para exponer mis pinturas. Pero no tenía elección, era el único lugar donde conseguiría vender algún cuadro.
Vale, en mi interior rezaba por vender más de “algún” cuadro. Exactamente treinta y dos.
Si conseguía venderlos por una buena cifra, no tnedría que preocuparme del alguiler, ni de la guardería, del gas, la calefacción, la luz, el agua, los impuestos, los pañales y la comida en un año por lo menos.
Empecé a preocuparme por la opinión de la gente. ¿Y si todos pensaban igual que Kevin? Tal vez nadie quisiera ver uno de mis cuadros colgado en su salón. Si era así… estaba perdida.
Me tomé tres tilas en una hora. Miraba cómo la gente entraba y salía de la saba y observaba las pinturas colgadas en la pared.
Intentaba pasar desapercibida (como siempre), me ponía frente a los cuadros como si no fuese la artista que los había pintado, y así podía escuchar mejor las opiniones de los visitantes.
Algunos pensaban que eran fantásticos y otros que nunca habían visto una cosa igual. No supe a qué se referían exactamente. Podría ser que lo mío fuese un talento innato o que jamás comparían una birria como aquella.
Un hombre de mediana edad se detuvo frente a un lienzo que había titulado como “Sombras” y no se movió de allí en un buen tiempo. Estuve incluso a punto de zarandearlo, temiendo que tuviera narcolepsia y se hubiera quedado dormido allí mismo. Pero no, cambió de posición y se puso a mi lado.
- Mi más sincera enhorabuena, señorita. Su cuadro me ha intrigado y llenado de emociones que creía haber perdido. ¿Cuánto vale?
- ¿Cuánto vale… el qué, señor? ¡Oh, sí! El cuadro… -me sorprendí tanto de que alguien se interesara por mi arte después de estar allí todo el día que parecía que tenía el cerebro recién desconectado-. Pues…. Esto… ¿cuánto me daría por él?
Ya estaba desesperada, y aunque me hubiese dicho que me pagaba la comida de Ryan de una semana, yo hubiera aceptado.
- Ese cuadro vale quince mil dólares. –dijo alguien detrás de nosotros. No me hizo falta darme la vuelta para saber de quién se trataba.
- ¿Quién es usted? –preguntó el hombre.
- Kevin Jonas, agente de la señorita Cahill. ¿Está interesado en el cuadro?
Yo observaba a los dos sin poder hablar. Primero, porque estaba conmocionada por la idea de que alguien, ¡al fin! Se interesaba por uno de mis cuadros. Segundo, porque se había nombrado una cantidad infinitamente impensable para mí. Y tercero, porque la simple presencia de Kevin hacía que mi sangre se congelase y mi cerebro dejara de funcionar.
Pensé que debería demandarlo por intento de asesinato hacia mi persona pero… él no tenía ni idea de que causaba ese efecto en mí.
Mientras mi cabeza volvia a emitir órdenes a mis pulmones para que volvieses a tomar aire, Kevin ya estaba cerrando el trato con aquél hombre.
- Toma, es tuyo. –me dijo acercándome un cheque por valor de quince mil dólares, una vez el hombre se hubo marchado.
- Gra… gracias. –dije intentado poner mi lengua en funcionamiento.
- De nada. Aunque… ahora que lo pienso, podría haberle sacado más. Ese cuadro lo vale.
- ¿Qué haces aquí?
- Bueno, iba camino al aeropuerto cuando lei tu nombre en la pancarta de afuera y me dije: ¡Vaya, una exposición de cuadros abstractos que hay que girarlos para entenderlos! –sonrió y pude ver sus perfectos dientes-. Pero entré y me encontré algo muy distinto…
- ¿Decepcionado?
- Un poco. –volvió a sonreír. Esta vez no pude evitar hacer lo mismo-. He de admitir que me había hecho a la ida de las pinturas cúbicas y los lienzos coloreados con las manos…
- Nunca me he manchado un solo dedo pintando. –comenté admirando de nuevo el cheque.
- Me gusta la exposición. Sobre todo aquél cuadro de allí –Kevin señaló la pintura que había frente a nosotros.
“Qué casualidad” pensé. Justamente era uno de los cuadros que él me había inspirado. Pero eso no iba a decírselo, claro.
- ¿Cómo se llama?
- Música silenciosa.
- ¿Cómo puede ser la música… silenciosa?
- Bueno, hay veces que escuchamos música, pero sólo atendemos al sonido, y no vemos más allá.
- No lo entiendo muy bien…-se pasó la mano por el cuello- pero tú eres la artista.
No, no lo entendía, pero yo sí. Aquél cuadro reflejaba todo lo que yo pensaba sobre Kevin. Sentía que bajo su apariencia alegre y sus modales caballerosos, guardaba algo que deseaba mantener en silencio.
- Bueno, ¿cómo está Ryan?
- ¿Ryan? Está muy bien, gracias por preocuparte. Está con la hija de una vecina, que me ha hecho el favor cuando le he suplicado por duodécima vez que lo cuidase. Además, he añadido unos cuantos billetes para hacerla cambiar de opinión… - suspiré. Por el rabillo del ojo vi como sonreía -. ¿Y tus hermanos que tal están? Espero que nos os pillara ninguna fan más.
- Creo que deberían estar comiendo, porque nadie nos reconoció por la calle. Nuestra estrategia funcionó.
- ¿Estrategia? – quise saber, curiosa.
- Es fácil. Para no llamar la atención… Quiero decir, como con Joe llamamos mucho la atención, decidimos ir por caminos separados para que no sospechase la gente (en caso de lo que lo hicieran).
- No es de las mejores que he escuchado – reí-. Yo, de haber sido vosotros, habría cogido un taxi y me habría ahorrado sospechas.
- ¡Oh, vaya! – se llevó una mano a la frente -. No lo había pensado…
- No importa, pero para la próxima ya sabes.
Nos quedamos sin saber que decir, sumidos en un silencio incómodo. Miré hacia todos los lados, intentando sacar un tema de conversación coherente, pero se me hacía dificultoso al tenerle delante. Anulaba mis sentidos y era frustrante, intimidatorio y pacífico al mismo tiempo. Bueno, no se si me explico.
Seguía entrando gente con vestimentas tan elegantes que sentía que estaba fuera de lugar y eso que era mi exposición.
- Te diré una cosa – interrumpió mis pensamientos -. Puede que toda esta gente esté hasta arriba de dinero, pero se necesita mucho aplomo para que eso no se les suba a la cabeza.
- ¿Cómo sabes…?
- Digamos… que sé lo que es pasar por eso. Pero no dejes que nadie te haga sentir inferior, o les seguirás el juego y acabarán sintiéndose mejor y por encima de ti.
Aquello era material prometedor de primera categoría y yo me interesaba en las personas que me rodeaban, intentando estar a la altura de las expectativas pero, aquella gente parecía oler que sólo eran ropas comunes. Y Kevin seguía allí, apoyándome, a mi lado, como si no le importasen los comentarios de los demás.
Si la felicidad era dinero y el creer que estaban unos por encima de otros, no la quería.
Kevin pasó una mano por mi espalda y la frotó cariñosamente con una sonrisa que consiguió darme fuerzas para aguantar lo que quedaba de velada. Un agradable escalofrío me recorrió el cuerpo, pero logré controlarlo para que no se notase.
- Vale, está bien, está bien. Entiendo – agitó las manos y empezó a quitarse la chaqueta que iba a juego con el traje.
- Kevin, por favor, ¿qué haces? – Murmuré entre dientes, quizás estaba demasiado cerca de él -. Nos están mirando todos.
- Es demasiado fácil decir las cosas – asintió -. También hay que sentirlas.
Me tendió la prenda para que se la sujetase mientras él seguía a su aire. Se desabrochó la pajarita, se quitó la camisa impoluta de los pantalones y se revolvió los rizos con las manos.
- Demonios – masculló con tono fingido -. Aún no logro sentirme como creo que lo haces tú.
Empezó a desabrocharse los botones de la camisa, pero le frené a tiempo. Para ser sinceros, me habría encantado saber que más iba a hacer, para poder observar con la conciencia tranquila todo lo que quisiese mostrar, pero tampoco quería que me diese allí en medio un amago de infarto. Era demasiado joven y, por lo visto, una pintora con futuro (según comentarios de la gente).
- Vale, ya está – procuré no echarme a reír -. Creo que con este resultado casi final (si no llega a ser porque lo paralicé), ya deberías estar sobrepasando mi sentimiento de inferioridad.
- Oh, pues no es así. Si me dejaras…
- Yo pienso que es suficiente.
No lo pensaba, claro que no, pero tenía que hacer creer que sí o acabaría despelotado allí enmedio. Y estaba segura de que, por como lo miraba alguna señora, pensarían que era un cuadro y estarían dispuestas a llevárselo.
Quise llorar de la emoción. Nadie había cometido semejante locura por mí y menos para hacerme sentir bien.
Aquella sonrisa que había mostrado toda la noche y por la cual yo tampoco había dejado de sonreír desapareció cuando miró su reloj.
- Debería irme, Loree… - me hizo saber sin mirarme -. Que te vaya bien lo que queda de noche.
Sin él se me iba a hacer cuesta arriba, que era todo lo contrario a lo que me estaba deseando.
- Adelante – le animé con una sonrisa fingida maravillosamente bien -. El deber te espera.
- Eso y mi familia – se rió.
Me estaba dejando como quien dice, con la miel en los labios sin que yo pudiese hacer nada.
- Cuídate, ¿vale?
- Siempre lo hago. Y espero que tú también – nunca supe como pude guardar la compostura y no caer desmayada allí mismo.
Me dio un beso en la mejilla y me dejó anhelando más. Su loción para después del afeitado danzó por mi nariz, dejándome un tanto aturdida.
- Gracias por todo. Por haber venido esta noche, por ayudarme, por las flores… - enumeré con los dedos.
- No hay de qué.
Me guiñó un ojo y le seguí con la vista hasta que le perdí.
- Gracias por ser como eres… - susurré sin que llegara a saberlo. Probablemente nunca sabría que yo lo pensaba.
Me quedé desconcertada por el remolino de sensaciones desconocidas que estaba sintiendo, aquel hormigueo constante que se había adueñado de mí cuando sus labios se habían posado en mi mejilla durante aquel corto periodo de tiempo. Me sentí como una colegiala con su primer amor.
- Disculpe señorita – dijo el encargado de la sala rompiendo mi burbuja -. Acaba de vender otro cuadro.
- ¡Eso es magnífico! – exclamé, para nada emocionada con el tono que había interpretado.
- La verdad es que sí. Está siendo todo un éxito su exposición. Hacía tiempo que algo así no ocurría. Con una principiante, quiero decir. La felicito.
- Gracias – musité -. ¿Cuál es el que se ha vendido?
- “Música silenciosa”. No podemos darle el nombre del comprador por que lo ha hecho anónimamente – prosiguió -. Pero le ha salido por 25.000 dólares.
- ¿25.000 dólares? – pregunté incrédula.
Empecé a pensar que había sido un tremendo error ponerlo a la venta. Ese cuadro tenía más valor sentimental que monetario. Era, simplemente, demasiado personal para venderlo.
- Discúlpeme – le dije cuando ya se alejaba para hablar con otros posibles compradores -. ¿Habría alguna posibilidad de devolverle el dinero al comprador? Para que no se lo lleven.
- Mucho me temo que ya no se puede hacer nada. Pero estará en buenas manos. No se preocupe.
Que fácil era decirlo. Lo observé a lo largo de la noche, antes de ver como se lo llevaban al acabar la velada.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
awwww kevin no puede ser mas bello!!!!!!!!!!!!!!!! :D :D :D :D :D :D :D :D :D porfa dime que el fue el que compro el cuadro
Cristal_Urbaez
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
awwww
quien habra comprado el cuadro???
:¬w¬: creo que yo se...
espero y no me equivoque :S
waaaaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaa
y pz quiero mandarle mis felicitaciones a la otra escritora
y ati tambien claro!!
pero waaaaaaaaaaa
escriben genial!!!!
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :lol!:
quien habra comprado el cuadro???
:¬w¬: creo que yo se...
espero y no me equivoque :S
waaaaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaa
y pz quiero mandarle mis felicitaciones a la otra escritora
y ati tambien claro!!
pero waaaaaaaaaaa
escriben genial!!!!
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :lol!:
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Gracias por la Bienvenida, Mi Nombre es Sara para lo que se necesite :hi:
Muy bien, Norah & Loree mis respetos señoritas, me tienen picada en la novela.. y creo que ya se lo contagie a un par de amigas xD! Jajaja! El suspenso es masivo con ver quien compró el cuadro +o+ y.. oh vamos Kevin es un angel , necesito más para satisfacer mi naturaleza curiosa. Por cierto, si alguien me dice como se utiliza esta cosa se lo agradeceré.. porque solo sirvo para comentar xD!
~Un abrazo muchachas :)
Muy bien, Norah & Loree mis respetos señoritas, me tienen picada en la novela.. y creo que ya se lo contagie a un par de amigas xD! Jajaja! El suspenso es masivo con ver quien compró el cuadro +o+ y.. oh vamos Kevin es un angel , necesito más para satisfacer mi naturaleza curiosa. Por cierto, si alguien me dice como se utiliza esta cosa se lo agradeceré.. porque solo sirvo para comentar xD!
~Un abrazo muchachas :)
DangerAngel
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