Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)

por **Kevonita** Miér 31 Mar 2010, 11:46 am

Holaaa :)
Antes que nada ¡bienvenidas nuevas lectoras! Es un honor teneros aquí. Mi amiga también me pide que os dé la bienvenida y os agradezca el apoyo así que... ¡¡¡¡muchas gracias!!!! Siento no colgar mucho últimamente. Tengo problemillas y a veces es difícil. Espero que lo entendáis. :) Un besazo!

*~*~*

¿Por qué no cambiarán un poco las tradiciones de las bodas? Lo digo más que nada, porque siempre, los padrinos, han de dar un pequeño discurso. Y eso de hablar en público… lo llevaba realmente mal. La noche anterior, había intentado escribir algo que fuera significativo y a la vez corto, pero no se me ocurrió nada. Y ahora estaba allí, escuchando el magnífico brindis de Kevin (él si se lo había preparado, llevaba una pequeña chuleta y creo que fui la única que se dio cuenta), que iba a dejarme en ridículo (aún más, pues ya todos se habían enterado de nuestro baño en la fuente).

En fin, él se sentó después de recibir aplausos. ¿Y yo qué iba a recibir? Seguramente un trozo de sushi en toda la frente. El caso es que me armé de valor y esto fue lo que salió:

“En primer lugar, quisiera agradecer a Caroline que pensara en mí para representar este papel en el día más importante de su vida. Aún recuerdo cómo nos conocimos. Aquél día fue un poco caótico, porque… supongo que ya todos sabréis que Carol la arma allí adónde va. Ella visitó una de mis exposiciones, y no se cómo se las arregló, para jugar al dominó con todos los lienzos que había expuestos. (La gente comenzó a reírse, ojalá y fuera por la anécdota y no porque estuviera haciendo el ridículo). Tal vez penséis que yo nunca querría ser amiga de una chica que acababa de destrozar todos mis cuadros, pero sí, lo hice… después de que me los comprase todos, claro. (Todos volvieron a reírse, incluido Kevin. Tuve que dejar de mirarle para no perderme en el discurso). En fin, Andrew, sólo espero que no tengas muchas cosas de valor rociadas por la casa, si no, yo en tu lugar les haría un buen seguro. Pero supongo, que si Carol no tuviera esa peculiaridad de llevarse por delante todo lo que pilla, no sería ella. Yo la quiero así, y le pido a Dios que tú también la quieras por siempre y para siempre.”

Alcé mi copa con todos los demás. Después, me dispuse a esperar el sushi, pero al contrario de lo que yo pensaba, Carol se acercó a mí y me abrazó. Todos aplaudieron, incluido él.

Una pequeña lágrima recorrió mi mejilla al ver a la pareja bailar por primera vez como marido y mujer. Unos minutos después, alguien me tapó aquella imagen. Incliné mi cara un poco hacia arriba para ver quién era. Kevin me sonrió y extendió su mano.

- Lo siento, pero no se me da bien bailar.
- Tranquila, yo te ayudaré.
- Pero…
- Somos los padrinos, hay que bailar.

Puse mi mano sobre la suya y le acompañé hasta la pista de baile. Miré hacia el suelo, intentando seguir sus pies. Pero aquello no empezaba bien. Se quejó un poco por el pisotón que le acababa de dar.

- Lo siento.
- No pasa nada. Empecemos otra vez.

Volví a mirar sus pies. El me agarró la barbilla haciendo que le mirase a los ojos.

- No mires abajo. Mantén tus ojos fijos en mi, siente la música y déjate llevar.

Sonrió. Seguro que podía escuchar los latidos de mi corazón, estaba bombardeando mi pecho de tal forma que creí que saldría despedido. Fue un profesor de baile magnífico, pudimos acabar el baile sin ningún accidente grave. Cerré los ojos por un momento, creyendo que caminaba sobre una nube. La música era perfecta, y llegué a pensar que no había nadie más allí. Lástima que sólo fuera por unos minutos, porque aquella canción tan maravillosa terminó y todos los invitados se unieron para formar una larga fila de bailarines.

Anna agarró a Kevin y tiró de él para que se uniera a la gente. El padre de Carol intentó que yo también me uniese, pero pude escaparme. Lo digo literalmente. Me escapé. Recogí mi ropa mojada y me fui hacia el coche lo más rápido que pude. Tenía que salir de allí. Arranqué sin pensar, puse la música lo más alto que pude y conduje hasta casa peleándome conmigo misma. Paré frente a la puerta del garaje, estuve más de quince minutos allí dentro, con el coche en marcha. Comenzó a sonar la siguiente canción “Just a dream”, muy oportuna. Pero eso es lo que había sido, un sueño. No podía obsesionarme con un sueño.

por **MyGuitarHerok2 ♥** Miér 31 Mar 2010, 1:01 pm

Wolas!!!
me encanto
qe lindo cap, tienes qe seguirla

xqe sali huyendo??
solo fue un sueño???

siguela cuando puedas...
me encanta tu nove si qe si!!!

te cuidas, bye...

i kevin jonas

por **Yezziiqiithaa_28** Dom 04 Abr 2010, 4:07 pm

[b]ho,a soe nueva
lectora me facino tu nove
esta supper leenda
me facino plis siguela prontto
va...???

tt qoeedas

besiittos

baaeezz

por Invitado Sáb 10 Abr 2010, 7:34 am

AAAAAAAAW AME EL CAP :L
KEVO ES DIVINO :L COMO SIEMPRE
SEGUILAAAAA LORE ! :D

por **mariely_jonas** Miér 14 Abr 2010, 2:11 pm

woooooooooooow

woooooooooooooooooow

wooooooooooooooooooooooooooooooooow

me facina tu novela woow sigula plis prontooo

por **always in my heart.** Dom 18 Abr 2010, 2:06 pm

holaaaa
soy nueva lectoraaaaa

sigueeeeeelaaaaaaaaaaa esta hermozizima me encanto el video de presentacion y todo
sigueeeeeeeeeeeelaaaaaaaaaaaaaaaaa pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiz

por **always in my heart.** Lun 26 Abr 2010, 2:00 pm

heyy
hace mucho que no subes
sube rapidoooooooooooooo
pliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiizzzzzzzzzzzz
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
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siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela

por **Kevonita** Lun 26 Abr 2010, 3:06 pm

Ups :oops: Perdón, perdón, perdón, perdóóóóóón! ¡Olvidé completamente actualizar esta novela! Entenderé de veras que queráis matarme pero... Entonces no podré colgar... XDDD ¿Me dejáis viva? Lo agradecería :D
En fin, bienvenidas a las nuevas lectoras! Me hace mucha ilusión veros! :D
Aquí va un nuevo cacho! Gracias por todo y perdón por la espera :S

Tirada sobre la cama, miraba cada llamada que recibía de Carol. Pobre, seguramente estaría preocupada. Le mentí diciendo que me había llamado un galerista muy importante y por eso me tuve que marchar tan rápido y sin avisar.

La realidad era muy diferente. ¿Por qué me fui? Porque sentí miedo. Miedo de mí misma, miedo de lo ocurría a mi alrededor, miedo de lo ocurría en mi interior, miedo de aquellos ojos que penetraron en mí sin permiso…

Me concentré en la pintura. Estuve tres semanas sin salir de casa. Había lienzos por todas partes, pinturas y pinceles en cada rincón. Mi paleta ya no admitía más mezclas de colores y mi cabeza ya no soportaba el olor a aguarrás.

Miré a mi alrededor, la casa estaba hecha un desastre, y yo aún más. Me duché y me lavé el pelo tres veces luchando contra la pintura que tenía incrustada. Me pareció mentira, pero creo que adelgacé un par de kilos en ese tiempo, porque los vaqueros que estuve a punto de tirar, me quedaban como un guante. Me calcé unas botas de cuero marrones (no sin esfuerzo) y me recogí el pelo con varias orquillas en forma de mariposa.

Escuché mi nombre, la chica del Starbucks me conocía muy bien. Me encantaban los chocolates que preparaba y sus cafés con leche me ayudaban a mantenerme despierta cuando necesitaba estarlo.
Cogí mi chocolate y me senté en una de las mesas. La vista desde mi mesa era espectacular, el parque que había enfrente parecía tener vida propia. Los ancianos hablaban entre ellos sentados en un banco, seguramente de sus batallas en la guerra o de lo que habían cambiado los tiempos. Algunas mujeres paseaban con sus carritos de bebés, mientras controlaban a sus hijos más mayores que jugaban en los toboganes. Pronto aquellos árboles se quedarían sin hojas, y aquél flujo de personas menguaría.
Metida en mis pensamientos di un sorbo a mi taza, la campanilla de la puerta de la cafetería sonó. Un joven de pelo rizado entró. Hizo su pedido y esperó unos minutos. La campanilla volvió a sonar. Otro chico se asomó desde la puerta.

- Vamos, Nick. No tenemos todo el día.

El joven que estaba apoyado en el mostrador, ni se inmutó. El muchacho de la puerta fue empujado hacia el interior del local por otro chico más. Éste parecía nervioso. Pegué otro sorbo a mi taza, mirándoles disimuladamente.

- ¿Se puede saber qué haces? ¿Por qué me has empujado?
- Dentro de unos minutos lo sabrás.
El último chico que había llegado se asomó a la calle y volvió a entrar muy deprisa. Mientras esperaban, noté que se quedó mirándome. Al principio dudó, pero luego se acercó hacia donde yo estaba.
- Esto… -comenzó dubitativo- ¿Loree?
- ¿Sí? –dije un poco asustada. Un joven desconocido sabía mi nombre. ¿Por qué?
- Soy yo, Kevin. –Éste se quitó las gafas oscuras- ¿Me recuerdas?
- Sí, el padrino de boda, ¿no? –dije como si nada. ¡Claro que lo recordaba! ¡No había podido dejar de pensar en todo ese tiempo! Y él… ¡también recordaba mi nombre!
- Exacto. ¿Qué haces por aquí?
- Vivo unas casas más arriba. Suelo venir a menudo por aquí. ¿Y tú?
- Yo he venido a por unos cafés, con mis hermanos. –miró hacia atrás, señalando a los dos jóvenes que cogían sus vasos.
- Muy bien.

Intentaba parecer tranquila, como si no me hubiera acordado de él desde el día de la boda.

- Te fuiste sin despedirte. –dijo de repente, sentándose en mi mesa.
- Ya, bueno… es que… me surgió algo.
- Nada malo, ¿no?
- No, no. Fue por cuestiones de trabajo.

Una joven se levantó de una de las sillas del local, sacó de su bolso un papel y un bolígrafo. Se acercó a nosotros y se puso al lado de Kevin. Éste la miró, sonrió y cogió el papel para después firmárselo. Yo me quedé mirándolos a ambos, no entendí nada. Después, la muchacha sacó su cámara de fotos digital y se hizo una foto con él.

- ¿Una amiga? –le pregunté una vez se hubo marchado hacia donde estaban sus hermanos.
- No… bueno…
- Tranquilo, no tienes por qué darme explicaciones.
- Él sonrió sin decir nada. Después de un minuto, no pude aguantar.
- ¿A qué te dedicabas? –me moría de curiosidad. No creo que fuese constructor ni nada de eso, a la gente trabajadora normal no le pedían autógrafos.
- Soy músico.
- Ah… ¿Trabajas en una orquesta o algo así?
- No exactamente…
- Kevin, tenemos un problema. –dijo uno de sus hermanos, acercándose a nosotros.
- ¿Qué problema?

El joven no dijo nada. Tan sólo señaló por la ventana. Un numeroso grupo de chicas se acercaban con rapidez hacia el lugar donde nos encontrábamos. Kevin se levantó tan deprisa que tiró la silla.

- ¿Ocurre algo? –pregunté sin inmutarme.

Los hermanos hablaban entre sí. El más joven se acercó a la puerta y echó el pestillo. Yo los miraba sin comprender, pero no me atreví a hacer ninguna pregunta. Aquella forma de actuar… era un tanto extraña. Kevin le preguntó a Mariah, la camarera de la cafetería, si había alguna otra salida. Ésta le dijo que podrían salir por el almacén.

- ¿Tu casa está muy lejos de aquí? –me preguntó Kevin.
- ¿La conoces? –le preguntó su hermano.
- Ella es la chica que conocí en la boda de Andrew.
- Ooooh, ésta es la chica que andabas bus… -se calló, debido al pisotón que le propinó Kevin-. Encantado, soy Joe –el chico me estrechó la mano.
- Dime, ¿tu casa está muy lejos de aquí? –me volvió a preguntar Kevin, nervioso.
- ¿Por qué quieres saberlo? –dije, desconfiada.
- Necesitamos que nos escondas allí unas horas.
- Ah, no. De eso nada. –me levanté cogiendo mi bolso.
- ¿Por qué?
- Ni siquiera te conozco. No pienso meter a tres desconocidos en mi casa.
- ¿Desconocidos? –preguntó el chico de rizos rubios. Parecía sorprendido.
- Kevin, ¿no le dijiste nada?
- No, no pude y…
- ¿Podríais dejar de actuar como si no estuviera aquí? –dije algo malhumorada. Los gritos de la gente que había en la calle nos impedía hablar sin dar voces.
Kevin comenzó a rebuscar en el revistero que había sobre el mostrador. Cogió una revista y me la dio.
- Ya entiendo… -dije mirando la portada de la revista “Rolling Stone”.
- Por favor. –me suplicó Kevin.

Suspiré, dejé la revista sobre la mesa y nos fuimos directos a la salida del almacén.

por **Yezziiqiithaa_28** Lun 26 Abr 2010, 3:34 pm

holaa neennaa
estta supper too
noovvee me facino
please siguela
pronntto....

bessiittooss

baaeezzz

por **always in my heart.** Lun 26 Abr 2010, 5:27 pm

wooooooooow me encaaaaaaaaaaaaaaaaantoooooooooooooooooooooooooooooooooo

siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
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siguela
siguela
siguela
siguela
siguela

por **MyGuitarHerok2 ♥** Miér 28 Abr 2010, 4:05 pm

ahhh qe bueno qe la seguiste
pense qe la habias abandonado
hehe, pero qe gusto me da qe hayas
puesto cap.
me encanto...
siguela cuando puedas, te cuidas, bye...

i

kevin jonas

por **Magui** Miér 28 Abr 2010, 10:00 pm

Ehy Loree! que ha sucedido, no subes ni acá ni allá, eres malvada Lore, :crybaby: <sigue por favor, no nos hagas esto.
Ya sabes que te quiero, ya sabes que eres una excelente, que digo excelente, excelentísima escritora, y también sabes que esta nove es hermosa, siiiguela please. Ahora también sabes que la tienes que seguir YA!!. Así que ha seguirla se ha dicho!!!
Te quiero Lore
Abraxo

por **Kevonita** Miér 12 Mayo 2010, 10:23 am

¡Hola chicas! Disculpas una vez más por tardar en subir, pero siempre lo olvido completamente... :S Bienvenidas nuevas lectoras :D Gracias por leernos! ^^ A ver si se anima más gente. ¡Gracias por todo!

~*~*~

Corrimos todo lo que pudimos hasta llegar a las puertas de mi casa, que no había dejado en muy buen estado. Pero, ¿qué queréis que os diga? Yo no había elegido y suplicado para que viniesen, si no todo lo contrario. Claro que a una le avergüenza cuando alguien desconocido entra en casa y la ve en su máximo esplendor, o sea se, como yo la había dejado.
Me afané por quitar algunos cacharros de en medio para que cuando se fueran no pensasen directamente en llamar a la brigada de limpieza y acabaran por pensar que tenía el síndrome de Diógenes.

- Es bastante… artístico – proclamó Joe.

Artístico era una idea que yo asemejaba con un nuevo corte de pelo para él. No lo llegué a decir, claro esta.

- Normalmente no está así – me apresuré a mentir.

Sus ropas eran tan impecables que me daba apuro invitarles a sentarse en el sofá. No me sorprendería que declinasen mi oferta diciendo caballerosamente que <<prefer>>. Finalmente lo hice y me sorprendió de grata manera no ver caras de asco ni remilgos a la hora de hacerlo. O de verdad estaban complacidos o eran unos actores de grandísima categoría.

- ¿Queréis un vaso de agua, una bebida isotónica, champán de las navidades pasadas, vino de cocinar? También puedo ofreceros algo de picar aunque me temo que la fecha de caducidad puede ser un problema – me encogí de hombros.
- Nos conformaremos con un vaso de agua – se apresuró a decir el que parecía más joven. Estaba serio.
- Claro.

Crucé el pasillo, pasando de largo aquel espejo que una pone en esos sitios por mera cuestión de decoración, aunque, por una sola vez, lo encontré útil. Quizás puede ser difícil de asimilar, pero yo no era de esas que a cada tres segundos están mirándose para estar perfecta a cada hora, incluso para irse a dormir. Quiero decir que yo no soy de esas, pero tampoco tengo nada en contra de las que lo hacen. La cuestión es que retrocedí hasta ver mi reflejo para comprobar que no estaba demasiado horripilante tras la carrera. Solo algún mechón que otro se había escapado del recogido e intenté peinarlo un poco con los dedos, devolviéndolo a su sitio. Tampoco era muy aficionada a la laca, sobretodo porque perjudicaba el medio ambiente.

La cocina tampoco relucía muy limpia. Cacharros amontonados por aquí y por allí, esperando ser lavados antes de oxidarse. Seguramente Aggie y Kim, del programa “Que asco de casa” se pelearían por limpiarla, y a decir verdad, no me opondría.

De puntillas, logré coger dos vasos y el tercero parecía resistirse así que sólo me quedaba un método: subirme a la encimera. Y así lo hice.

- ¿Has estudiado ballet o pasaste parte de tu vida andando de puntillas?

Me sobresaltó de tal manera que dejé caer el vaso sin querer, sus reflejos se activaron antes que los míos, interceptándolo en el aire.

- ¡Menudo susto me has dado! – reclamé, evitando que el corazón se me subiese a las amígdalas, su sola presencia causaba ese efecto en mí. Aquellos ojos verdes me escrutaban con curiosidad y algo más que tampoco sabría describir muy bien.
- Discúlpame, no era mi intención.
- No importa. ¿Querías algo?
- No, bueno, sí. No sé – concluyó un tanto avergonzado -. Tardabas y pensé que, o te había pasado algo, o necesitabas ayuda. Descarté la primera al no oír estruendo y chillidos.

Y ahora se preocupaba por mí, haciéndome sentir mal por haberle hablado y tratado como lo había hecho.

- Pues acertaste con la segunda opción – confesé con una risita -. ¿Podrías…?
- Claro.

Cogió los dos vasos y yo tomé el otro más una botella fresca que había sacado de la nevera.

- Hice ballet de pequeña – confesé cuando íbamos hacia el comedor. Me sonrió -. Estuve cuatro años con esa actividad extraescolar pero… - se me hizo un nudo en la garganta – tuve contratiempos y lo dejé.
- Vaya…
- Tampoco me gustaría retomarlo ahora – confesé -. Me gusta a lo que me dedico ahora mismo y no tengo que recibir órdenes de cómo poner un pie allí, si estoy en la postura correcta o si no tengo movimientos fluidos.

Echó una pequeña carcajada. A decir verdad, cuando un hombre sabe o conoce cualidades de una persona solo por su forma de caminar o de gesticular, gana cierto encanto.

El ambiente que había en el comedor era igual que el que habíamos dejado. Tenía ese silencio incómodo que todo el mundo odia. Sus dos hermanos me miraban intentando descifrarme o por lo menos conocer algo de mí, a la vez que yo me hacía la desentendida y me limitaba a mirar al mayor del clan por el rabillo del ojo, quien solo se miraba los pies, preso también de la tensión.

Llegados a ese punto, agradecí que mi móvil rompiese todas esas sensaciones y matarlas al instante.

Volqué el contenido de mi bolso en la mesa para no detenerme a buscarlo minuciosamente. Aquel método funcionó, lo encontré en dos segundos.

- ¿Sí? – respondí sin mirar el número.
- Hola, ¿hablamos con la señorita Loree Cahill?
- La misma. ¿Ocurre algo?
- Le llamamos de la guardería Little Kids. Le informamos que debería haber pasado a recoger a Ryan Simons hace 30 minutos.
- ¡Oh mie**a, Ryan! – exclamé llevándome la mano a la boca -. Ahora mismo estoy allí.
- ¿Ocurre algo? – preguntó preocupado Kevin.
- Tengo que irme, estais en vuestra casa. No tardo.

De camino al centro, con una velocidad moderada, pensé en cómo había podido ser tan estúpida para olvidarme de mi sobrino. Y me pregunté una vez más cómo, a mis veintitrés años, podía sentirme tan azorada como cuando tienes quince y estás al lado del chico que te gusta hecha un flan, como me ocurría a mí con Kevin.

Pero las cuestiones se evaporaron de mi mente cuando estacioné el coche en doble fila y entré como un huracán en la escuela para niños. La mujer que había en recepción, de unos cincuenta y tantos años y pelo canoso, me miró de mala manera cuando le expliqué que me había olvidado de recoger a mi sobrino y se fue despotricando cosas por lo bajo, sobre lo olvidadizas que son las madres jóvenes y sobre todo primerizas. Añadió también que a las que les suceden cosas así había que cobrarles más para hacerlas escarmentar.

No tardó en regresar acompañada de la profesora y Ryan en sus brazos, medio adormilado. Sentí alivio al ver que estaba bien y no se había preocupado o llorado mucho. Ni siquiera se había enterado, diría yo y al instante deshice mis propias conclusiones de que el niño sufriría lo indecible viendo que su tía-madre no iba a recogerlo. De nada servía tranquilizarme con eso de: “su cerebro aún no está desarrollado para hacer esas conjeturas”, pero con algo tenía que torturarme.

- Gracias – musité, cogiéndole entre mis brazos.
- No es nada – sonrió la chica, de forma agradable -. Que pase un buen día.

Lo senté en la sillita de seguridad en la parte de atrás y le puse el chupete para que siguiese durmiendo un poco más, hasta que llegásemos a casa. Antes hice unas paradas para comprar potitos, pañales y leche en polvo.

Zarandeé a Ryan, quien abrió sus ojitos marrones y sonrió con inocencia.

- Hola campeón – susurré -. Ya estamos en casa.

Abrió los brazos, invitándome por las buenas a que lo cogiera porque no tenía muchas ganas de andar y así lo hice. Cada vez pesaba más. En las escaleras del porche lo dejé en el suelo y juntos entramos en casa. Los chicos parecían no haberse movido de su sitio desde que yo me había ido. Ryan se escondió detrás de mis piernas, intimidado por la presencia de tres extraños y no me dejaba moverme con facilidad.

- Eh, puedes salir de ahí detrás – le dije con sorna -. Son amigos, no te harán nada.

Pero él seguía sin fiarse. Les miró con desconfianza. Ellos parecían haberse quedado boquiabiertos también, pero no dijeron nada y acabaron disimulándolo bastante bien.
Me agaché a su lado de cuclillas, quedando aún así una cabeza por encima de él y lo agarré por su delgada cintura.

- Mira: ellos son Kevin, Joe y Nick – a medida que los nombraba iba señalándoles -. ¿Por qué no vas y les chocas los cinco?
- ¡Wow! ¿Sabes chocar los cinco? – preguntó Joe, imitando a la perfección estar sorprendido -. Nosotros no sabemos… podrías enseñarnos ¿verdad?

El pequeño, aún sin tenerlas todas consigo, me miró.

- Vamos, tú sabes – le animé -. ¿Quieres que probemos nosotros primero?

Tras hacerles la demostración, se volvió hacia ellos. De perfil sus mejillas parecían abultar más a causa del chupete que estaba enganchado con un clip en su jersey Nike.

- Venga, enséñaselo – le incité con una palmadita cariñosa en el trasero protegido por el pañal.

Se acercó con cautela por si acaso mordían y le daba tiempo a escapar. Me quedé fascinada al ver la manera en la que lo trataban, con tanto cariño y amabilidad, la gran mayoría de veces no era propio de gente que sale en la revista Rolling Stone.

- Hola, campeón – saludó el más joven no tan serio como antes.

Hizo lo mismo con Joe y quise presenciar como lo hacía con Kevin, quien, con astucia, esquivó la mano de Ryan y puso cara de pena.

- Vaya… Creo que no lo he entendido muy bien – musitó -. ¿Me podrías enseñar?
- Sí – se aventuró a decir por primera vez y él le sonrió.
- Voy ha… ha hacerle… hacerle la comida – tartamudeé.

Está bien. Confieso que no podía seguir mirando aquella escena que habría engañado a cualquiera que no le conociera. Le encantaban los niños, se notaba a quilómetros de distancia, justamente igual que a mí, sólo que yo estaba en proceso de afrontar nuestro futuro juntos.

Las cosas no fueron fáciles cuando supe que mi hermana, a la que no veía desde hacía años y vivía en la otra punta del país, había muerto a causa de un tumor cerebral cuando estaba en su fase terminal. Su abogado se puso en contacto conmigo para comunicarme algo de suma importancia, algo que no podía contarme por teléfono, en cuanto pudiera, debía coger el primer vuelo a Long Island.
Cuatro horas después de esa llamada estaba metida en un avión hacia dicho destino con millares de preguntas e inquietudes, todas sin solución.

por **MyGuitarHerok2 ♥** Miér 12 Mayo 2010, 3:17 pm

ahhhh!!! me encanto, lo amee
valio la pena sperar,
aww mi kevo tn hermoso como siempreee
x eso lo amo tanto hehe...

weno siguela cuando puedas,
cuidate, bye....

i kevin jonas

por **always in my heart.** Miér 12 Mayo 2010, 5:40 pm

AAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!!
AME EL CAP
ME ENCANTO
DEFINITIVAMENTE
VALIO LA PENA ESPERAR :D

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :D :D :D :D :D

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