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Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
O W N :: Archivos :: Canceladas
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Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
owww
qe hermoso mi kevoO
x eso lo amo tantoooo
siguela xfiss
amo tu nove :)
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Resulta un poco deprimente que haya tantas visitas y tan pocos comentarios... :S Espero no tener que cancelarla. Chicas, muchísimas gracias por seguir ahí. Sara, yo no se mucho de foros, pero si tienes algún problema, consúltalo conmigo en este tema :)
Como ya he dicho antes en mi otra novela, España a ganado y como estoy contenta y me he acordado, también subo capítulo aquí.
Una vez más, gracias por seguir apoyándonos.
¡Un besazo! ^^
Eché un último vistazo a la casa. No quería olvidarme nada, aunque, la verdad, tampoco había mucho de lo que olvidarse. Mis pertenencias no eran muchas y en mi cartera solo llevaba el documento de identidad y un par de dólares. Pero sabía muy bien, que al echar la llave a la puerta, todo cambiaría.
No creo mucho en Dios, pero he de admitir que di las gracias mirando hacia arriba cuando supe quién estaba al otro lado del teléfono. Me quedé un poco sorprendida de que alguien en Los Ángeles supiera mi nombre, y mucho menos mi teléfono.
Se presentó como Leonard Gheller, director del colegio privado más prestigioso de Florida.
- ¿Qué puedo hacer por usted? –le pregunté.
- Quisiera saber si está usted disponible.
- ¿Perdón? –vale, me quedé flipando. Puede que yo fuese muy mal pensada, pero me pareció que se estaba declarando o algo así.
- Deseo contar con usted en mi colegio.
Respiré aliviada.
- ¿Me está ofreciendo trabajo?
- Así es, señorita.
- Y… ¿puedo preguntar de qué? De cocinera, ¿tal vez? O.. ¿muchacha de la limpieza?
- No, por supuesto que no –me dijo entre risas-. Mi intención es que forme parte de mi profesorado.
- ¿YO? ¿Profesora? ¿De qué? –cada palabra que escuchaba de ese hombre me sorprendía aún más.
- De arte, por supuesto.
- Pero… si yo no…
- Usted es la persona más adecuada para el puesto. Demás, apuesto a que le gustará volver a ver su cuadro.
- ¿Mi cuadro? ¿De qué habla?
- Hablo de su obra, “Sombras”. Ahora mismo preside el salón de actos.
- ¿”Sombras”?
Por fin empecé a encajar las cosas. Aquél hombre era el comprador que había agado quince mil dólares por mi cuadro. ¡Y quería que trabajase en su prestigioso colegio!
- ¿Qué me dice? ¿Acepta?
- ¡Sí, por supuesto!
Un trabajo, con un sueldo fijo… apenas recordaba cuándo había sido la última vez que tuve una cosa así. Es más, creo que nunca habia tenido nada así. Mis trabajos siempre habían sido en épocas de navidad en unos grandes almacenes, o como camarera los fines de semana por la noche, en un pub muy de moda en California.
Cuando estaba sola, me las apañaba muy bien con ese dinero, pero al llegar Ryan, me costaba bastante poder llegar a fin de mes. Pero aquello ya sería agua pasada. El futuro nos deparaba algo mejor en Los Ángeles.
5 meses después…
Acuné la taza de café entre mis manos intentando que la temperatura del café me calentase las manos. Acababa de llegar a la sala de profesores y aún estaba en proceso de recuperar mi temperatura natural. La calefacción acababa de ser encendida, así que tampoco hacia mucho su función básica aún. De repente, la puerta se abrió y entraron en tropel profesores y profesoras de todos los cursos quitándose hasta tres prendas de ropa.
- Madre mía – exhalo Joyce derrumbándose en la silla conjunta a la mía -. Maldito cambio climático.
- Y eso lo dice alguien que ayuda a que siga avanzando… - me reí sin quitar la vista del reportaje sobre nuevas tecnologías que me daban escalofríos solo de pensar en ellas.
- Y aquí tenemos a la defensora del medio ambiente – se burló.
- Podemos, por favor, ¿no empezar con el mismo tema de siempre? – intervino James.
- Estoy a favor de él – dijo Sasha ¿quizás por que era su marido?
- A mi no me digáis – levanté las manos como si de un atraco se tratase -. Hoy he venido en son de paz.
- ¿Y podemos saber por qué? – cuestionó Joy mirándome de manera curiosa. Le saqué la lengua.
- Sinceramente, no lo sé. Puede que sea por el día, o simplemente por que estoy de muy buen humor.
- ¿Puedes darnos un poco a las demás?
- Por el día dudo que sea, ¿no lo ves?
- Me encantan los días así –admití tras un sorbo de café -. Más para estar por casa y leer un buen libro y mucho mejor para pintar. No es lo mismo, pero algo es algo.
- Pues que suerte tienes – comentó Sasha profiriendo un suspiro -. Yo dudo que hoy sea un día tranquilo. Me tocará lidiar con fans desesperadas que no podrán dejar de menear su culo del asiento por que viene su grupo favorito.
- Oí eso hace tiempo, pero ni siquiera se de que va.
- No te pierdes mucho – dijo James quitándole hierro al asunto -. Unos muchachos hechos a base de estereotipos formados por féminas de entre 14 y 17 años, explotados hasta la saciedad, que son máquinas de hacer dinero gracias a las jovencitas de hoy en día. Todo un manjar para las cuentas corrientes de las discográficas y sus magnates. En fin…
- Mi sobrina está loca por ellos. No es que sean feos, pero hay que ver más allá del físico, no se si me entendéis…
- Si Joyce, te entendemos. Por eso tú estabas loquita por los Beatles en su época álgida y más aún por John Lennon… - dijo con sorna Sasha.
- John Lennon era una gran mezcla de talento y atractivo como nunca ha habido nadie. Y eso no me lo puedes negar – replicó apuntándola con el dedo.
- Bueno… - interrumpí, cambiando el tema de conversación-. ¿A que hora es el concierto ese?
- Es un mini concierto – me corrigió Sam que acaba de entrar por la puerta -. Y tampoco se puede llamar así a una pequeña actuación en el salón de actos de una escuela.
- Me siento ignorada – musitó Joyce, con pesadez fingida -. Así que os dejo hablar de temas más actuales mientras yo leo algo de interés.
- Vale… ¿a qué hora es, entonces? Si tengo un rato libre me paso para controlar a la multitud.
- ¿Multitud? Nunca has ido a un concierto de adolescentes, ¿verdad? – preguntó Sam -. Nunca vas a querer saber lo que es eso después de hoy. Todas las hormonas correteando por ahí, llenas de pensamientos impuros… Repugnante – finalizó.
- No me voy a perder esta magnífica oportunidad – exclamé -. ¿A qué hora decís que es?
- A las 12.30 – concluyó Joyce.
- ¿No os digo yo que hoy es mi día? Tengo esas horas libres.
- Yo tengo que ir por obligación. A veces odio ser profesora de música – se quejó Joyce.
- Yo no tengo inconveniente en ser profesora de arte. Es más, lo adoro. Así que aquí una servidora se va a dar un par de clases antes de la hora prevista. ¡No puedo esperar a que llegue la hora! – me las apañé bien para hacer un gesto de adolescente colegiala y todos se rieron.
Como ya he dicho antes en mi otra novela, España a ganado y como estoy contenta y me he acordado, también subo capítulo aquí.
Una vez más, gracias por seguir apoyándonos.
¡Un besazo! ^^
Eché un último vistazo a la casa. No quería olvidarme nada, aunque, la verdad, tampoco había mucho de lo que olvidarse. Mis pertenencias no eran muchas y en mi cartera solo llevaba el documento de identidad y un par de dólares. Pero sabía muy bien, que al echar la llave a la puerta, todo cambiaría.
No creo mucho en Dios, pero he de admitir que di las gracias mirando hacia arriba cuando supe quién estaba al otro lado del teléfono. Me quedé un poco sorprendida de que alguien en Los Ángeles supiera mi nombre, y mucho menos mi teléfono.
Se presentó como Leonard Gheller, director del colegio privado más prestigioso de Florida.
- ¿Qué puedo hacer por usted? –le pregunté.
- Quisiera saber si está usted disponible.
- ¿Perdón? –vale, me quedé flipando. Puede que yo fuese muy mal pensada, pero me pareció que se estaba declarando o algo así.
- Deseo contar con usted en mi colegio.
Respiré aliviada.
- ¿Me está ofreciendo trabajo?
- Así es, señorita.
- Y… ¿puedo preguntar de qué? De cocinera, ¿tal vez? O.. ¿muchacha de la limpieza?
- No, por supuesto que no –me dijo entre risas-. Mi intención es que forme parte de mi profesorado.
- ¿YO? ¿Profesora? ¿De qué? –cada palabra que escuchaba de ese hombre me sorprendía aún más.
- De arte, por supuesto.
- Pero… si yo no…
- Usted es la persona más adecuada para el puesto. Demás, apuesto a que le gustará volver a ver su cuadro.
- ¿Mi cuadro? ¿De qué habla?
- Hablo de su obra, “Sombras”. Ahora mismo preside el salón de actos.
- ¿”Sombras”?
Por fin empecé a encajar las cosas. Aquél hombre era el comprador que había agado quince mil dólares por mi cuadro. ¡Y quería que trabajase en su prestigioso colegio!
- ¿Qué me dice? ¿Acepta?
- ¡Sí, por supuesto!
Un trabajo, con un sueldo fijo… apenas recordaba cuándo había sido la última vez que tuve una cosa así. Es más, creo que nunca habia tenido nada así. Mis trabajos siempre habían sido en épocas de navidad en unos grandes almacenes, o como camarera los fines de semana por la noche, en un pub muy de moda en California.
Cuando estaba sola, me las apañaba muy bien con ese dinero, pero al llegar Ryan, me costaba bastante poder llegar a fin de mes. Pero aquello ya sería agua pasada. El futuro nos deparaba algo mejor en Los Ángeles.
5 meses después…
Acuné la taza de café entre mis manos intentando que la temperatura del café me calentase las manos. Acababa de llegar a la sala de profesores y aún estaba en proceso de recuperar mi temperatura natural. La calefacción acababa de ser encendida, así que tampoco hacia mucho su función básica aún. De repente, la puerta se abrió y entraron en tropel profesores y profesoras de todos los cursos quitándose hasta tres prendas de ropa.
- Madre mía – exhalo Joyce derrumbándose en la silla conjunta a la mía -. Maldito cambio climático.
- Y eso lo dice alguien que ayuda a que siga avanzando… - me reí sin quitar la vista del reportaje sobre nuevas tecnologías que me daban escalofríos solo de pensar en ellas.
- Y aquí tenemos a la defensora del medio ambiente – se burló.
- Podemos, por favor, ¿no empezar con el mismo tema de siempre? – intervino James.
- Estoy a favor de él – dijo Sasha ¿quizás por que era su marido?
- A mi no me digáis – levanté las manos como si de un atraco se tratase -. Hoy he venido en son de paz.
- ¿Y podemos saber por qué? – cuestionó Joy mirándome de manera curiosa. Le saqué la lengua.
- Sinceramente, no lo sé. Puede que sea por el día, o simplemente por que estoy de muy buen humor.
- ¿Puedes darnos un poco a las demás?
- Por el día dudo que sea, ¿no lo ves?
- Me encantan los días así –admití tras un sorbo de café -. Más para estar por casa y leer un buen libro y mucho mejor para pintar. No es lo mismo, pero algo es algo.
- Pues que suerte tienes – comentó Sasha profiriendo un suspiro -. Yo dudo que hoy sea un día tranquilo. Me tocará lidiar con fans desesperadas que no podrán dejar de menear su culo del asiento por que viene su grupo favorito.
- Oí eso hace tiempo, pero ni siquiera se de que va.
- No te pierdes mucho – dijo James quitándole hierro al asunto -. Unos muchachos hechos a base de estereotipos formados por féminas de entre 14 y 17 años, explotados hasta la saciedad, que son máquinas de hacer dinero gracias a las jovencitas de hoy en día. Todo un manjar para las cuentas corrientes de las discográficas y sus magnates. En fin…
- Mi sobrina está loca por ellos. No es que sean feos, pero hay que ver más allá del físico, no se si me entendéis…
- Si Joyce, te entendemos. Por eso tú estabas loquita por los Beatles en su época álgida y más aún por John Lennon… - dijo con sorna Sasha.
- John Lennon era una gran mezcla de talento y atractivo como nunca ha habido nadie. Y eso no me lo puedes negar – replicó apuntándola con el dedo.
- Bueno… - interrumpí, cambiando el tema de conversación-. ¿A que hora es el concierto ese?
- Es un mini concierto – me corrigió Sam que acaba de entrar por la puerta -. Y tampoco se puede llamar así a una pequeña actuación en el salón de actos de una escuela.
- Me siento ignorada – musitó Joyce, con pesadez fingida -. Así que os dejo hablar de temas más actuales mientras yo leo algo de interés.
- Vale… ¿a qué hora es, entonces? Si tengo un rato libre me paso para controlar a la multitud.
- ¿Multitud? Nunca has ido a un concierto de adolescentes, ¿verdad? – preguntó Sam -. Nunca vas a querer saber lo que es eso después de hoy. Todas las hormonas correteando por ahí, llenas de pensamientos impuros… Repugnante – finalizó.
- No me voy a perder esta magnífica oportunidad – exclamé -. ¿A qué hora decís que es?
- A las 12.30 – concluyó Joyce.
- ¿No os digo yo que hoy es mi día? Tengo esas horas libres.
- Yo tengo que ir por obligación. A veces odio ser profesora de música – se quejó Joyce.
- Yo no tengo inconveniente en ser profesora de arte. Es más, lo adoro. Así que aquí una servidora se va a dar un par de clases antes de la hora prevista. ¡No puedo esperar a que llegue la hora! – me las apañé bien para hacer un gesto de adolescente colegiala y todos se rieron.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
AAAAAAAAHHH!!!!!!!!!!!1
ME ENCANTOOOOOOO
POR FAVOOOR NO LA CANCELES
LAS QUE NO LEEN LA NOVE
SE PIEERDEN DE MUCHOOOOO ENSERIOOOO
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!
PLIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ :cheers:
ME ENCANTOOOOOOO
POR FAVOOOR NO LA CANCELES
LAS QUE NO LEEN LA NOVE
SE PIEERDEN DE MUCHOOOOO ENSERIOOOO
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!
PLIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ :cheers:
always in my heart.
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Ay noooooooooooo no no la podes cancelar!!!!!!!!!!!! chicas que entran aqui y no comentan si les gusta esta novela comenten para que no se vaya!
Cristal_Urbaez
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Tal vez yo sea culpable de todas esas visitas y tan pocos comentarios. Te comenté que les he dicho a varias amigas que la lean? Y ellas están peor aún que yo de ignorantes como para postear un mensaje. Igual.. yo me armé de valor para hacerlo. Intenta dejarme sin novela y me viajo a España solo para darte un buen golpe en la cara :@: Jk. Me siento feliz, al fin novela! Y Ole! enhorabuena!, Felicidades España, campeón del mundo! Que va a pasar en el concierto? ya quiero más! Un Abrazo a las 2~
DangerAngel
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
DangerAngel escribió:Tal vez yo sea culpable de todas esas visitas y tan pocos comentarios. Te comenté que les he dicho a varias amigas que la lean? Y ellas están peor aún que yo de ignorantes como para postear un mensaje. Igual.. yo me armé de valor para hacerlo. Intenta dejarme sin novela y me viajo a España solo para darte un buen golpe en la cara :@: Jk. Me siento feliz, al fin novela! Y Ole! enhorabuena!, Felicidades España, campeón del mundo! Que va a pasar en el concierto? ya quiero más! Un Abrazo a las 2~
:) al menos tu tienes el valor de escriibir comentario
Cristal_Urbaez
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
no se te ocurra dejarla
xqe sino moriria :(
amo tu nove
MyGuitarHerok2 ♥
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
MyGuitarHerok2 escribió:
no se te ocurra dejarla
xqe sino moriria :(
amo tu nove
Cristal_Urbaez
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
cristal the baby of kevin escribió:MyGuitarHerok2 escribió:
no se te ocurra dejarla
xqe sino moriria :(
amo tu nove
Cristal_Urbaez
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
acabo de leer tu nove y es genial
no te desanimes la verdad que al principio tendras pocas que comenten pero cmo es buena pronto tendras muchas lectoras que comenten
siguela
mas cap
mas cap
no te desanimes la verdad que al principio tendras pocas que comenten pero cmo es buena pronto tendras muchas lectoras que comenten
siguela
mas cap
mas cap
Invitado
Invitado
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Ohhh vamos chicas! u__u' me tienen sufriendo D: Ya suban novela que me muero ME MUERO de ganas de leer D :sad: Me vuelvo emo si no suben(?) okno.. pero ya!! me destroza los nervios no saber que onda con Kevin ToT
DangerAngel
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Ya estoy de vuelta, disculpad el retraso. Acabo de llegar de ver Eclipse (por fin) y no me ha parecido taaaaan genial como los tráilers, pero ha estado entretenida y el cine tenía aire acondicionado, lo cual nos ha venido de maravillas a mí y mi amigo. Hace un calor en España espantoso. Bueno, voy de dejar de hablar dandoós las gracias una vez más por involucraros tanto para que no cancele la novela. Y cada día estoy más convencida de que no lo haré :) ¡Gracias por todo! Y bienvenida a la nueva lectora <33333
Mis clases no eran las mejores, ni las más divertidas aunque tampoco de las más aburridas según me habían dicho. Estaban en un nivel intermedio, con lo cual tenía por lo menos, un cinco de media de los alumnos hacia mí. La mayoría de ellos consideraba que estaba en su onda y es que tener veintitrés años a veces facilitaba las cosas, aunque la escuela lo facilitaba todo. Digamos mejor el título de la escuela y su director y fundador que se había portado maravillosamente bien conmigo.
- ¿Alguien puede definirme en pocas palabras el estilo de la pintura abstracta y también conocido como el arte abstracto? – pocas manos se alzaron ante mi pregunta -. Marc.
- El arte abstracto deja de considerar justificada la necesidad de la representación figurativa y tiende a sustituirla por un lenguaje visual autónomo, dotado de sus propias significaciones.
- Te lo has aprendido del libro, lo cual es una proeza viniendo de ti.
Las carcajadas se instalaron en el ambiente.
- Tenía que intentarlo – respondió con una sonrisa.
- ¿Alguna otra definición que no provenga del libro o de Wikipedia? Y con eso me refiero a algo dicho con vuestras propias palabras.
- La abstracción es un lenguaje no figurativo – explicó Steve desde el fondo de la clase. Uno de mis alumnos más aventajados -. De la realidad se toma lo esencial y se abstrae lo secundario.
- Fenomenal, señor McClone. ¿Alguien más podría definírmelo en otras palabras? – se oyó algún carraspeo -. Vamos chicos, no es tan difícil. Imaginad que un día vienen unos niños pequeños a clase que quieren estudiar lo mismo que vosotros. Y os preguntan que es el concepto abstracto. ¿Qué responderíais para que lo entendieran bien?
- Las obras abstractas carecen de figuraciones y se abandonan más a masas de colores mezclados – explicó Jamie.
- Eso ha estado muy bien también. Pero, ¿de forma más simple?
Restregué una mano por mi cara dándome cuenta de que intentar prolongar más aquello sería una perdida de tiempo.
- ¿Qué voy a hacer con vosotros? – pregunté dirigiéndome a mi mesa. Me incliné sobre el libreto de calificaciones -. Señorita Harrison, señor McClone, tienen un punto positivo.
Se escucharon murmullos de inconformidad y bufidos de estrés.
- Vosotros os lo habéis buscado – repliqué -. Y Marc, no cuenta que te leas la definición del libro – dije cuando lo vi con la mano alzada -. ¿Qué os pasa hoy? Normalmente sois un poco más aplicados. Un poco solo ¿eh? Quedan tres minutos para que acabe la clase, id recogiendo. Para el próximo día quiero que vengáis con más ganas. ¿Entendido?
Ni siquiera se molestaron en contestarme. Sonó el timbre que anunciaba el cambio de clase para los alumnos y el fin de mis clases hasta las cuatro de la tarde, que tendría la última. Me encaminé a mi departamento y en el camino me encontré un sinfín de técnicos de sonido, con maletas cargadas de herramientas corriendo de un lado a otro.
- ¡Ey Joyce! – la llamé.
Joyce era menuda, rechoncha, de pelo largo castaño y ojos chispeantes y siempre llenos de alegría. Tenía 43 años y un hijo de veinte que estudiaba en una universidad extranjera con lo cual vivia sola con su marido.
- ¡Hola! – se dio la vuelta -. ¿Vas a la cafetería? Tengo un hambre lobuna, así me harías un gran favor acompañándome.
- Iba a ir, solo tengo que dejar estos trabajos y los libros en mi despacho. ¿Si me puedes esperar un momento…?
- Claro, pero no tardes. Siento un agujero en el estómago que me pide a gritos que lo llene antes de que me de una lipotimia o peor, acabe desnutrida.
Me reí como respuesta. Siempre tenía comentarios ingeniosos con los que saltar. Dejé los libros sobre la mesa, y los trabajos a un lado, y salí disparada para encontrarme otra vez con ella.
- Te dije que fueras rápido –me inquirió -. No que lo hicieses a paso de tortuga.
- He caminado lo más rápido posible.
- Se nota.
En cuanto llegamos a la sala de profesores dejé que se lanzara a la máquina expendedora mientras yo me hacía un simple café para tomar. Últimamente estaba empezando a considerarme a mi misma una adicta a la cafeína.
- ¿Cómo han ido las clases? – pregunté en general.
- Un auténtico descontrol – comentó Diane, la profesora de matemáticas -. ¿Qué tienen esos chicos? Quiero decir, mucho dinero, fama, atractivo y todo eso, sí. Pero ahí se acaba el cuento, estoy segura. Muy probable es que toda esa inteligencia sea un farol.
- ¿Quiénes son? – pregunté, dando un trago a mi café
- Los Jonas Brothers – dijeron todos al unísono.
No se si fue por la impresión o no, lo único que se, es que se me fue por el otro lado y acabé expulsando líquido negro hasta por la nariz a la vez que tosía como si tuviese una fuerte gripe. Los demás me acorralaron en un círculo: unos preocupados por si estaba bien y otros para darme fuertes golpes en la espalda. Me quise morir de la vergüenza.
En cuanto me dejaron respirar aire puro, salí de allí con el corazón a mil pulsaciones por minuto. Volvería a verle, a respirar el mismo aire que él e incluso, puede que me viera. Quizás, pensándolo así, parecía un poco de obsesión pero nada más lejos de la realidad. Había días en lo que me encontraba pensando en él o simplemente me preguntaba como le iría, pero jamás pensé en que podíamos volver a vernos. La encontraba una posibilidad muy remota, vamos.
Corrí otra vez a mi despacho y me acentué el maquillaje pero sin querer realzarlo demasiado, no quería destacar por eso. Quedaban apenas 15 minutos para que su pequeño show para unas cuantas privilegiadas comenzara y los gritos ya llegaban hasta el cuarto de baño del profesorado. Empezaba a ponerme histérica, como las jovencitas, justo de las cuales hacía unas horas, me reía. Ahora ya no me parecía aquello tan gracioso.
Anduve con la máxima prudencia hasta el salón de actos, ya que las piernas me temblaban como si fuese gelatina y me hice paso entre chicas jóvenes. Cuando entré aquello más bien parecía una discoteca o más propio de un desfile de modelos, todas poniéndose bien la falda del uniforme y retocándose el maquillaje (como había hecho yo), preguntándose unas a otras si se veían bien. Había total ausencia de público masculino, excepto los del equipo de seguridad del instituto que parecía que se había concentrado allí.
Me puse al lado de Joyce y Sasha, que estaban de pie. Tras preguntarme si ya me había recuperado y yo afirmarles que sí cincuenta veces, las luces se apagaron y dejaron en tensión el ambiente que se llenó de chillidos ensordecedores de todas las presentes.
Como si fuese una obra de teatro el telón subió y descubrió a tres muchachos que tocaban con fuerza sus guitarras eléctricas, que saltaban y cantaban y que iban acompañados de su banda. Joe en el centro, con el pelo más corto que la última vez, Nick en el lado izquierdo, su corte de pelo se hacía bastante visible y Kevin en el derecho, muy cerca de nosotras, deslumbrando con su insólita belleza.
Joy y Sasha bailaban al ritmo de la música, desmelenándose y parecía que no les importaba hacer el ridículo mientras yo aún seguía mirando a Kevin, embelesada. Joe se movía de un lado a otro del escenario arrastrando con él el pie del micrófono y causando la locura a cada centímetro que recorría. Sus hermanos seguían en sus posiciones iniciales para hacerle los coros. Nadie estaba sentado en sus asientos. Las fans estaban de pie, coreando a voz en cuello las canciones de sus artistas y gritando más de una vez que querían hijos suyos.
Golpeé el hombro de Joyce cuando conseguí salir de mi estado de shock.
- ¿No se suponía que era un acústico? – chillé.
- ¡Nadie dijo que lo fuese! ¡Tú simplemente lo diste por sentado! – me respondió de igual manera.
- Ya lo puedes jurar… - murmuré sin que yo no me oyera casi, a causa del volumen.
Mis clases no eran las mejores, ni las más divertidas aunque tampoco de las más aburridas según me habían dicho. Estaban en un nivel intermedio, con lo cual tenía por lo menos, un cinco de media de los alumnos hacia mí. La mayoría de ellos consideraba que estaba en su onda y es que tener veintitrés años a veces facilitaba las cosas, aunque la escuela lo facilitaba todo. Digamos mejor el título de la escuela y su director y fundador que se había portado maravillosamente bien conmigo.
- ¿Alguien puede definirme en pocas palabras el estilo de la pintura abstracta y también conocido como el arte abstracto? – pocas manos se alzaron ante mi pregunta -. Marc.
- El arte abstracto deja de considerar justificada la necesidad de la representación figurativa y tiende a sustituirla por un lenguaje visual autónomo, dotado de sus propias significaciones.
- Te lo has aprendido del libro, lo cual es una proeza viniendo de ti.
Las carcajadas se instalaron en el ambiente.
- Tenía que intentarlo – respondió con una sonrisa.
- ¿Alguna otra definición que no provenga del libro o de Wikipedia? Y con eso me refiero a algo dicho con vuestras propias palabras.
- La abstracción es un lenguaje no figurativo – explicó Steve desde el fondo de la clase. Uno de mis alumnos más aventajados -. De la realidad se toma lo esencial y se abstrae lo secundario.
- Fenomenal, señor McClone. ¿Alguien más podría definírmelo en otras palabras? – se oyó algún carraspeo -. Vamos chicos, no es tan difícil. Imaginad que un día vienen unos niños pequeños a clase que quieren estudiar lo mismo que vosotros. Y os preguntan que es el concepto abstracto. ¿Qué responderíais para que lo entendieran bien?
- Las obras abstractas carecen de figuraciones y se abandonan más a masas de colores mezclados – explicó Jamie.
- Eso ha estado muy bien también. Pero, ¿de forma más simple?
Restregué una mano por mi cara dándome cuenta de que intentar prolongar más aquello sería una perdida de tiempo.
- ¿Qué voy a hacer con vosotros? – pregunté dirigiéndome a mi mesa. Me incliné sobre el libreto de calificaciones -. Señorita Harrison, señor McClone, tienen un punto positivo.
Se escucharon murmullos de inconformidad y bufidos de estrés.
- Vosotros os lo habéis buscado – repliqué -. Y Marc, no cuenta que te leas la definición del libro – dije cuando lo vi con la mano alzada -. ¿Qué os pasa hoy? Normalmente sois un poco más aplicados. Un poco solo ¿eh? Quedan tres minutos para que acabe la clase, id recogiendo. Para el próximo día quiero que vengáis con más ganas. ¿Entendido?
Ni siquiera se molestaron en contestarme. Sonó el timbre que anunciaba el cambio de clase para los alumnos y el fin de mis clases hasta las cuatro de la tarde, que tendría la última. Me encaminé a mi departamento y en el camino me encontré un sinfín de técnicos de sonido, con maletas cargadas de herramientas corriendo de un lado a otro.
- ¡Ey Joyce! – la llamé.
Joyce era menuda, rechoncha, de pelo largo castaño y ojos chispeantes y siempre llenos de alegría. Tenía 43 años y un hijo de veinte que estudiaba en una universidad extranjera con lo cual vivia sola con su marido.
- ¡Hola! – se dio la vuelta -. ¿Vas a la cafetería? Tengo un hambre lobuna, así me harías un gran favor acompañándome.
- Iba a ir, solo tengo que dejar estos trabajos y los libros en mi despacho. ¿Si me puedes esperar un momento…?
- Claro, pero no tardes. Siento un agujero en el estómago que me pide a gritos que lo llene antes de que me de una lipotimia o peor, acabe desnutrida.
Me reí como respuesta. Siempre tenía comentarios ingeniosos con los que saltar. Dejé los libros sobre la mesa, y los trabajos a un lado, y salí disparada para encontrarme otra vez con ella.
- Te dije que fueras rápido –me inquirió -. No que lo hicieses a paso de tortuga.
- He caminado lo más rápido posible.
- Se nota.
En cuanto llegamos a la sala de profesores dejé que se lanzara a la máquina expendedora mientras yo me hacía un simple café para tomar. Últimamente estaba empezando a considerarme a mi misma una adicta a la cafeína.
- ¿Cómo han ido las clases? – pregunté en general.
- Un auténtico descontrol – comentó Diane, la profesora de matemáticas -. ¿Qué tienen esos chicos? Quiero decir, mucho dinero, fama, atractivo y todo eso, sí. Pero ahí se acaba el cuento, estoy segura. Muy probable es que toda esa inteligencia sea un farol.
- ¿Quiénes son? – pregunté, dando un trago a mi café
- Los Jonas Brothers – dijeron todos al unísono.
No se si fue por la impresión o no, lo único que se, es que se me fue por el otro lado y acabé expulsando líquido negro hasta por la nariz a la vez que tosía como si tuviese una fuerte gripe. Los demás me acorralaron en un círculo: unos preocupados por si estaba bien y otros para darme fuertes golpes en la espalda. Me quise morir de la vergüenza.
En cuanto me dejaron respirar aire puro, salí de allí con el corazón a mil pulsaciones por minuto. Volvería a verle, a respirar el mismo aire que él e incluso, puede que me viera. Quizás, pensándolo así, parecía un poco de obsesión pero nada más lejos de la realidad. Había días en lo que me encontraba pensando en él o simplemente me preguntaba como le iría, pero jamás pensé en que podíamos volver a vernos. La encontraba una posibilidad muy remota, vamos.
Corrí otra vez a mi despacho y me acentué el maquillaje pero sin querer realzarlo demasiado, no quería destacar por eso. Quedaban apenas 15 minutos para que su pequeño show para unas cuantas privilegiadas comenzara y los gritos ya llegaban hasta el cuarto de baño del profesorado. Empezaba a ponerme histérica, como las jovencitas, justo de las cuales hacía unas horas, me reía. Ahora ya no me parecía aquello tan gracioso.
Anduve con la máxima prudencia hasta el salón de actos, ya que las piernas me temblaban como si fuese gelatina y me hice paso entre chicas jóvenes. Cuando entré aquello más bien parecía una discoteca o más propio de un desfile de modelos, todas poniéndose bien la falda del uniforme y retocándose el maquillaje (como había hecho yo), preguntándose unas a otras si se veían bien. Había total ausencia de público masculino, excepto los del equipo de seguridad del instituto que parecía que se había concentrado allí.
Me puse al lado de Joyce y Sasha, que estaban de pie. Tras preguntarme si ya me había recuperado y yo afirmarles que sí cincuenta veces, las luces se apagaron y dejaron en tensión el ambiente que se llenó de chillidos ensordecedores de todas las presentes.
Como si fuese una obra de teatro el telón subió y descubrió a tres muchachos que tocaban con fuerza sus guitarras eléctricas, que saltaban y cantaban y que iban acompañados de su banda. Joe en el centro, con el pelo más corto que la última vez, Nick en el lado izquierdo, su corte de pelo se hacía bastante visible y Kevin en el derecho, muy cerca de nosotras, deslumbrando con su insólita belleza.
Joy y Sasha bailaban al ritmo de la música, desmelenándose y parecía que no les importaba hacer el ridículo mientras yo aún seguía mirando a Kevin, embelesada. Joe se movía de un lado a otro del escenario arrastrando con él el pie del micrófono y causando la locura a cada centímetro que recorría. Sus hermanos seguían en sus posiciones iniciales para hacerle los coros. Nadie estaba sentado en sus asientos. Las fans estaban de pie, coreando a voz en cuello las canciones de sus artistas y gritando más de una vez que querían hijos suyos.
Golpeé el hombro de Joyce cuando conseguí salir de mi estado de shock.
- ¿No se suponía que era un acústico? – chillé.
- ¡Nadie dijo que lo fuese! ¡Tú simplemente lo diste por sentado! – me respondió de igual manera.
- Ya lo puedes jurar… - murmuré sin que yo no me oyera casi, a causa del volumen.
Kevonita
Re: Inspírame [Kevin Jonas] (CANCELADA)
Kevin COF COF me ahogo COF el? Como? COFF! el cafe COFF COFF! xDD awwwwwww las amo chicas, gracias por no defraudarme *O* son mis heroinas!!
DangerAngel
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